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Bases biológicas de la

conducta y el
comportamiento
humano
Las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano tienen un papel
crucial para entender por qué somos como somos. Estudiar psicología te proporcionará
los conocimientos necesarios para comprender estas bases y saber cómo aplicarlas.

¿Qué son las bases biológicas de la


conducta y el comportamiento?
Las bases biológicas de la conducta aúnan el saber de dos disciplinas. En primer
lugar, toman como base la biología y las actitudes de supervivencia del reino animal. El
segundo elemento relevante es la psicología, más adaptada a la realidad de los seres
humanos.
Los objetivos de estas bases son establecer (o no) relaciones de determinación entre
nuestra naturaleza y las formas de actuar en solitario o en sociedad. Lo que sí es
importante señalar es que, en estos casos, el análisis que se busca es global. Por lo
tanto, e indudablemente, habrá numerosas generalizaciones. 
Este es un punto importante, y es que lo que se busca es realizar medias estadísticas. No
se trata de analizar caso por caso la psicopatología sino, más bien, de entender por qué
actuamos de determinada manera. Y esto sirve para los contextos que consideramos
sanos, pero, también, para los patológicos.

Principales ejes biológicos de nuestra


conducta
Lo cierto es que los condicionantes biológicos son varios y, dependiendo de la persona,
uno u otro tendrá más peso. Aunque el organismo humano es una máquina casi perfecta,
lo cierto es que no siempre funciona igual y, por ello, hay variaciones en función de cada
individuo. Es ahí donde gana importancia la generalización como pauta.
Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las diferentes
vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan nuestras actitudes y
comportamiento son el sistema nervioso, el sistema endocrino y la genética.

El sistema nervioso
La configuración cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso son elementos
fundamentales para entender nuestras acciones. No en vano, los miles de millones de
neuronas de nuestro cerebro accionan nuestros comportamientos, aunque luego puedan
estar influidos por otros factores.
La disciplina encargada de estudiar los factores del sistema nervioso con nuestras
acciones es la neurociencia. Es indudable que las alteraciones o problemas que podamos
tener influyen en el comportamiento. Ahora bien, la actuación del sistema nervioso es,
fundamentalmente, adaptativa.
La gran diferencia del homo sapiens, con respecto a otras especies, está en esa
capacidad de decisión racional. Por lo tanto, la arquitectura de nuestro cerebro influye,
y lo hace decisivamente, en nuestras conductas y comportamiento.

El sistema endocrino
La segregación de hormonas, de la que es responsable el sistema endocrino, también
genera o predispone a determinadas actitudes. Es importante señalar que, en función de
las hormonas que se segreguen, estos cambios serán más o menos permanentes.
Un ejemplo paradigmático es el de la libido. Otras conductas puntuales, generadas
también por la secreción de hormonas, son la mayor o menor pasividad, generadas a su
vez por las neuronas del cerebro. Las depresiones, o la predisposición a las mismas,
tienen mucho que ver con estos mecanismos.
En definitiva, el sistema endocrino puede influir de muchas maneras en cómo nos
comportamos. Esta es la razón por la que convendrá conocer su funcionamiento e
interrelación con otras zonas del organismo.

La genética
La genética ya se ha sugerido, históricamente, como factor que determinaba conductas
de padres e hijos. Sin embargo, es importante señalar que la socialización y la cultura
tienen un peso decisivo.
Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en 2000 ha
permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual que en
determinadas enfermedades, la herencia genética puede influir en los
comportamientos.
Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética, también
denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más, qué genes pueden
influir más o menos en determinadas actitudes o predisposiciones. Si las alteraciones
genéticas influyen en las enfermedades, también lo hacen en nuestros comportamientos.
El estudio, pues, de la genética, tiene una importancia capital en todo lo relacionado con la
conducta.

¿Cómo integrar este saber práctico?


Los análisis deberían ser multidisciplinares para que sean efectivos. Esto es, que este
grupo de factores deben estudiarse en conjunto para tener respuestas completas.
Por ejemplo, hay condicionantes genéticos que, a su vez, influirán en comportamientos del
sistema nervioso y endocrino. Esto hace que un análisis por separado resulte poco útil y
nada realista. Tomar en conjunto todas estas disciplinas permitirá entender mejor las
pautas de conducta. No ha de extrañar, pues, que en los estudios de Psicología se le dé
una importancia creciente a esta cuestión.
Es importante señalar, sin embargo, que, aunque los condicionantes biológicos pesan, el
factor ambiental también lo hace. Esto es, que dónde vivimos influye, y mucho. Otros
elementos, como la procedencia social, también serán determinantes.
Los descubrimientos científicos de las últimas décadas han arrojado luz a cuestiones que,
en el pasado, solo eran especulativas o intuitivas. Entender que, como especie, tenemos
unos condicionantes biológicos al igual que otros mamíferos abre la puerta a una
comprensión mejor en varios ámbitos.
El conocimiento de las bases biológicas de la conducta es vital para diversas ciencias.
Es por ello que, en los estudios de psicología, pasa a ser una materia de estudio central.

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