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I. Introducción
II.
FE -Una actitud constante de confianza y dependencia en Dios. También: Confianza; Convicción;
Creencia; Creer; Dependencia; Fe salvadora; Promesa de fe.
III. Cuerpo
A. Job vio al Señor como la fuente de la vida
1. “Jehová dio”.
2. Los padres son solo socios de Dios en el don de dar vida.
3. Toda vida viene del Señor.
4. Job sabía que el tiempo que disfrutó de sus hijos fue por gracia.
a. Todos los años buenos.
b. Todos los días de gozo.
c. Todos los buenos tiempos que disfrutaron juntos.
5. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto (Stg. 1:17).
6. Dios es el gran dador: su más grande don fue su propio Hijo (Jn. 3:16).
C. Job vio el Señor de igual manera sin importar lo que aconteciera en la vida.
1. “Sea el nombre de Jehová bendito”.
2. Es fácil bendecir a Dios cuando todo marcha bien.
3. Job pudo bendecir a Dios cuando todos sus recursos desaparecieron.
4. Job no pudo entender, de manera que hablo por fe.
a. Dios había sido fiel en el pasado.
b. ¿Por qué iba a dudar de la bondad de Dios ahora?
Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa
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extraña os aconteciese,
sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en
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Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu
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de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por
vosotros es glorificado.
Santiago 5:11
He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y
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habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
En la vida de Job, vemos siete pruebas en las cuales siete veces se manifiesta de
manera brillante lo firmemente que se aferra al Señor.
¿Cómo reaccionó Job a esta prueba? ¿Qué dijo, cuando los ataúdes fueron
bajados a la tumba recién excavada? Se postró en tierra, adoró y dijo: "Jehová
dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (vv. 20, 21). El infierno
con Satanás al frente vio con asombro y temor, cómo este siervo del Señor
quedó inquebrantablemente aferrado a su Señor cuando se desmoronó toda su
existencia terrenal. ¡Esto es victoria en la prueba!
Job 2: 7, 8 ¡Cómo habrá clamado Job a su Dios para que le de alivio y sanidad!
Pero la respuesta desde lo Alto no llegó; solamente se escuchaba la risa burlan
del infierno. Muchos pueden testificarlo: Nada estorba tanto la vida interior,
como los tormentos físicos.
Acab -jamás habría tenido un fin tan horrible, si no hubiera sido influenciado por
su esposa Jezabel.
Sansón- jamás habría caído de tal manera bajo el poder del enemigo, si no
hubiera sido sucumbido por la influencia de Dalila.
Le hirió como un rayo, pues amaba a su esposa. Pero su reacción fue divina.
Desde su montón de ceniza, con toda claridad y severidad le dijo en plena cara a
su mujer: "Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado".
Con esto, le volvió la espalda y se aferró aún más resueltamente al Señor. Al
actuar así, practicó ya de antemano al mandamiento del Señor Jesús, que El
expresó en Lucas 14:26: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y
madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida,
no pude ser mi discípulo."
Como anticipo: ¿Fue destruido el matrimonio de Job por su dura actitud? No, al
contrario, fue salvado. El que en la prueba escucha más a carne y sangre que al
Señor, aunque concierne al propio esposo o esposa, al fin y al cabo destruye
justamente por eso la convivencia. La autenticidad de la entrega de Job al Señor
fue probada de esta manera en todas las áreas de la vida: material, familiar,
física y en la felicidad matrimonial. Cuando estos cuatro factores vitales se
derrumbaron en la vida de Job, algo se destacó de manera radiante:
¡Job siguió aferrado a su Señor! El Señor era el Primero en su vida. ¡El oscuro
propósito que Satanás tenía para Job, al fin y al cabo, llevó a la glorificación del
Señor, pues Job siguió aferrado a su Dios!
Pero después que todo se había derrumbado encima de él, la opinión general de
la gente se volvió contra él. Comenzó la conocida "campaña de los cuchicheos", y
la gente se decía: "Algo no anda bien en la vida de este hombre." El capítulo 19:
13-16 habla de esto. Podemos reconocer toda la amarga aflicción de Job por
estas pocas palabras representativas: "...despojado...como extraños se
apartaron de mí...se olvidaron de mi...me tuvieron por extraño...forastero fui
yo...mi aliento vino a ser extraño a mi mujer..." Es como si Job echara a llorar
fuertemente, cuando dice: "Me ha despojado de mi gloria, y quitado la corona de
mi cabeza" (19:9).
Cuanto más Dios guía a un hombre al punto cero, tanto más éste se acerca a
Jesús. ¡El punto cero se llama Gólgota, la cruz! En este punto cero estuvo el Hijo
de Dios. Atravesó los escalones de las pruebas de Job en una dimensión aún
mucho más grande. Cuando estuvo clavado en la cruz su desprendimiento fue
completo.
Dije al principio que están aquí para honrar al Señor. Ahora puedo decir: Para
que el Señor sea honrado en ti por la cada vez más clara revelación del
Cordero en ti. "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando las seguridades
terrenales desaparecen, irrumpe la poderosa seguridad de la fe: "Yo sé que
mi Redentor vive".
Aquí tampoco debemos pasar por alto que en el momento en que la muerte
amenazaba interior y exteriormente desde todos los ángulos a Job, la vida del
Redentor se manifestó cada vez más poderosamente a través de él: "Yo sé que
mi Redentor vive". Aquí se cristaliza finalmente algo maravilloso. Job ya no
poseía nada. Ya no tenía nada en la tierra de lo cual pudiera decir: "es mío". Aún
más triunfalmente exclamó en ese momento: "Yo sé que mi Redentor vive".
Esta quinta prueba debe haber sido aún más difícil, pues los lazos espirituales son más
fuertes que los lazos consanguíneos. Job tenía amigos verdaderamente espirituales, que le
demostraron su amistad llorando amargamente junto con él y sentándose con él en la
tierra por siete días y siete noches: "...porque veían que su dolor era muy grande"
(capítulo 2: 12-13). Esta fue amistad de alta calidad.
Pero luego aconteció algo horrible: Cuando los amigos comenzaron a hablar con Job, si
bien hablaron muy piadosamente, no llegaron a acertar su problema. Carecían de todo
entendimiento acerca de las profundidades a las cuales el Señor había llevado a Su siervo.
Casi lo mataron con sus citas y enseñanzas piadosas, de manera que finalmente Job les
imploró: "Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mi"
(capítulo 19: 21)
¡Qué indeciblemente grande debe haber sido la soledad de Job! Los mejores, los más
íntimos amigos le abandonaron. Pero también aquí se destaca la imagen de Jesús, quien
fue abandonado por Sus mejores discípulos en la hora de la mayor prueba. El que es
guiado paso a paso por Dios hasta el punto cero, al final muchas veces experimenta que
incluso sus mejores hermanos cesan de comprenderlo. También Pablo testificó esto:
"Todos me desampararon" (2 Ti. 4: 16)
¡Qué cerca del Señor Jesús estuvo también Job, como figura profética, en esta reacción!
Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, oró: "Padre, perdónalos..." La reacción de Job
contra sus hermanos incomprensivos y por lo tanto duros de corazón fue la misma: "...él
hubo orado por sus amigos" (cap. 42: 10), y él sacrificó por ellos. Con esto, no solamente
ve al Cordero de Dios en él, sino también el sentir del Cordero, o sea, el sentir sacerdotal.
Esta sexta prueba que entró en la vida de Job fue de carácter totalmente distinto. Fue la
prueba de la Palabra de Dios. ¿Fracasaría Job, al ser confrontado en su situación con la
Palabra castigadora de Dios? ¿No cerraría quizás su corazón? Considera bien: Al
triunfante fin de una prueba, siempre le precede el profundo castigo y juicio de la Palabra
de Dios. Cuando un hijo de Dios que está en una prueba busca demasiado pronto las
palabras consoladoras de Dios, esto demuestra que su sentir es poco espiritual.
Toda prueba exterior, no importa cuán difícil es, purifica la vida de nuestra alma, pero la
Palabra del Señor nos juzga y renueva aún más profundamente (leer He. 4: 12; 1 Pe. 1:
23; Sal. 107: 20; Mt. 8: 8). Es la Palabra de Dios vino a Job por medio de una cuarta
persona, que no se contaba entre los tres amigos. Se llamaba Eliú (cap. 32: 2). Eliú
significa en español "Dios mismo". Eliú dijo: "Espérame un poco, y te mostraré que
todavía hay más que decir en favor de Dios" (cap. 36: 2) Y luego, la Palabra de Dios hirió
a Job como fuerte golpe: "Tú también eres inocente delante de Dios" (comp. cap. 34: 11-
12)
Job se había defendido contra los discursos de los tres amigos, contestándoles
apasionadamente. ¿Cómo reaccionó luego a las declaraciones de Eliú? ¿Cómo reaccionó
Job a la Palabra del Señor? Inclinó la cabeza. Quedó silencioso. Le dio la razón a Dios en
Su Palabra. Si Job se hubiera rebelado contra la Palabra del Señor, si hubiera cerrado su
corazón, no habría podido experimentar la coronación de la prueba. Pero Job se humilló
bajo la Palabra.
Job vio la santa majestad de Dios, y su reacción demuestra una vez más que a través de
todas las pruebas, siguió aferrado fielmente a su Señor. Hasta entonces, Job solamente se
había mirado a sí mismo: "...los ojos que me veían..." (cap. 29: 11).
Pero después, en el punto cero de su vida, pudo ver al Señor: "más ahora mis ojos te ven"
(cap. 42: 5). Entonces Job se derrumbó, en lo más recóndito de su ser, ante la presencia
de Dios. El mismo describió su punto cero: "Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en
polvo y ceniza" (cap 42: 6). Con esto, el Señor había guiado a Job adónde quería tenerlo:
al punto cero -culpable- arrepentido. Job ya no era nada.
Cuando Jesús cerró los ojos y murió, los hombres dijeron: "Ahora ya no es nada". Pero
justamente entonces, la victoria del Señor comenzó a manifestarse poderosamente. Fue
crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios (2 Corintios 13: 4). Si morimos
juntamente con El, viviremos con El. Job había representado esto proféticamente al
aferrarse al Señor en la prueba, pues después recibió tanta más bendición. La vida
irrumpió en él.
En su vacío se derramó la plenitud de Dios. "Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él
hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y
vinieron a él todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y
se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que ellos le dieron una pieza de
moneda y anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero,
porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y
tuvo siete hijos y tres hijas" (cap. 42: 10-13)
¿Por qué te defiendes contra el punto cero? ¿Por qué te resistes al camino hacia el
Gólgota? Dile hoy un sí total al Señor; un sí a tu prueba, sí al camino de la muerte de tu
yo, pues Él "hace maravilloso su consejo y engrandece su sabiduría" Isaías 28: 29) El fin
será glorioso. -
V. Conclusión
A. El amor de Dios es inalterable
1. ¿Han ido las cosas mal para usted?
2. Dios le ama a pesar de sus circunstancias.
B. La Cruz demuestra el amor inmutable de Dios
1. Si usted duda del amor de Dios mire a la Cruz.
2. Cristo murió en la Cruz por nosotros debido a su amor.
C. Dios le ama tal como es y está y quiere salvarle
D. Lleve a Cristo sus pecados esos sueños rotos.