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SENTENCIA C 728 DE 2009

Se reconoció la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, por


razones religiosas, filosóficas y morales, como un derecho fundamental
derivado del derecho a la libertad de conciencia.

A pesar de este importante pronunciamiento, el cual cambió el precedente que


la Corte venía desarrollando al respecto los últimos diez años, el derecho no se
ha podido materializar efectivamente. Es así como los objetores de conciencia,
con pocas probabilidades de éxito, deben acudir a la acción de tutela para ser
reconocidos como tales. Es decir, que las autoridades competentes
frecuentemente se rehúsan a reconocer este derecho hasta tanto el Congreso
de la República, en un llamado que le hizo la Corte Constitucional en su
sentencia, regule la materia.

SENTENCIA T 018 DE 2012

El pleno de la Corte reconoció la existencia del derecho a objetar, por razones


de conciencia, el deber de prestar servicio militar obligatorio. En efecto, la
sentencia C-728 de 2009 cambió la postura de la jurisprudencia constitucional
sobre la objeción de conciencia en el ámbito militar teniendo en cuenta, de una
parte, que su protección se encuentra avalada en la libertad de conciencia (Art.
18 de la C.P.) y la libertad de religión y de cultos (Art. 19 de la C.P.), y de otra,
que su ejercicio no requiere un desarrollo legislativo específico. el amparo
constitucional a través de la acción de tutela de las convicciones y creencias,
bien sean de carácter religioso, ético, moral o filosófico, que impidan prestar el
servicio militar obligatorio mediante la figura de la objeción de conciencia deben
cumplir con los siguientes requisitos: i) tienen que definir y condicionar la
conducta del objetor mediante manifestaciones externas y comprobables de su
comportamiento; igualmente, deben ser ii) profundas; iii) fijas; y iv) sinceras.

SENTECIA T 430 DE 2013

En conclusión, el Ejército Nacional viola la libertad de conciencia de un joven al


desconocerle la posibilidad de declarase objetor de conciencia a prestar el
servicio militar obligatorio, debido a que el proceso para ejercer tal derecho no
ha sido regulado legislativa y reglamentariamente.

Cuando una autoridad deja de reconocer un derecho constitucional


fundamental, en especial, si ya ha sido reconocido judicialmente y  se ha
indicado que su respeto, protección y garantía no requiere desarrollo normativo
ulterior, comete una violación grave y evidente a la regla de supremacía
constitucional, según la cual ‘la Constitución es norma de normas’ (art. 4, CP)
y, en especial el goce efectivo de los derechos fundamentales, no requiere
desarrollo legal ulterior para ser garantizado.
 

El Ejército Nacional viola la libertad de conciencia y la libertad de religión de un


joven al desconocerle la posibilidad de declarase objetor de conciencia a
prestar el servicio militar obligatorio, aunque haya afirmado a la autoridad
castrense que prestarlo implicaría actuar en contra de las creencias profundas,
fijas y sinceras en que se funda su conciencia, debido a que tal manifestación
es sobreviniente y no se hizo pública al inicio del proceso de incorporación.

Se reitera que la exención para clérigos contemplada en el literal a) del artículo


27 de la Ley 48 de 1993 incluye a los similares jerárquicos de otras religiones o
iglesias, dedicados permanentemente a su culto. No obstante, hasta tanto se
regule el trámite y procedimiento de la condición de objetor de conciencia, es
razonable constitucionalmente, aplicar análogamente el trámite de dicha
excepción para clérigos y religiosos, a personas que presenten una objeción
de conciencia fundada en creencias profundas, fijas y sinceras.

Finalmente, el cobro de una compensación a quienes no prestan el servicio


militar (art. 22, Ley 48 de 1993) es constitucional, siempre y cuando en el caso
concreto no se afecte el mínimo vital de las personas, en especial, en aquellos
casos en que la exención tiene en cuenta precisamente, las condiciones de
urgencia económica del grupo familiar. Cuando ello ocurra, no deja de ser
constitucional el cobro de la compensación económica por la no prestación del
servicio militar, pero los términos y plazos en que se hagan, deben
acomodarse a la situación del núcleo familiar respectivo sin afectar su mínimo
vital en dignidad.

SENTENCIA T 739 DE 2013

Debe recordarse que la carencia actual de objeto se presenta cuando


desaparece la amenaza o afectación del derecho cuya protección se reclama,
de forma que el pronunciamiento del juez pierde su razón de ser, porque no
tendría un objeto jurídico sobre el cual recaer. No obstante, si bien en el
presente asunto el accionante fue declarado exento de prestar el servicio
militar y desincorporado, lo cierto es que la situación de derecho que motivó la
interposición de la tutela aún persiste, pues no se le ha reconocido por el
Ejército Nacional como objetor de conciencia al servicio militar obligatorio, lo
cual difiere de la causal de exención del pago de la cuota de compensación
militar, donde se incluyen a los limitados psíquicos que de acuerdo con el
concepto de la autoridad médica de reclutamiento, presentan una condición
clínica lo suficientemente grave e incapacitante no susceptible de recuperación
por medio alguno. Entonces, en el presente caso, donde solamente fue
superada la situación de hecho que genera la vulneración del derecho
fundamental, se está en presencia de una carencia actual de objeto parcial y
subsiste la presunta violación del derecho, que debe protegerse en todo su
núcleo y esencia, más no de modo fragmentario.

De esa forma, la objeción de conciencia expuesta por el señor José Luis Peña
Rueda está relacionada con su visión de una cultura de no violencia y con
creencias religiosas procuradoras de convivencia pacífica. En ese contexto, las
convicciones y creencias del demandante sí están determinadas por la
pertenencia a una iglesia cristiana. Al respecto, si bien profesar cierto credo no
implica incompatibilidad con la vida militar, es posible que la forma de asumir
los postulados de determinada iglesia sí riña con el deber de prestar servicio
militar obligatorio, como en el caso del peticionario, adscrito a la Iglesia
Cristiana Centro de Alabanza Oasis de Salvación y vinculado con labores de
evangelización.

 En lo relacionado con la neutralidad que debe observar el juez de tutela en la


valoración de diferentes credos, en la sentencia T-263 de mayo 28 de 1998, M.
P. Eduardo Cifuentes Muñoz, se indicó: “En principio, el juez constitucional no
tiene competencia para evaluar los dogmas internos de una determinada
religión o la adecuación de un determinado discurso a tales dogmas. Tampoco
está legitimado para cuestionar la forma como cada credo interpreta el mundo,
ni los calificativos que, en virtud de cada creencia, pueden aplicarse a
determinados hechos, acciones o personas. Una precisa doctrina religiosa
puede considerar oprobioso lo que otra puede estimar valioso y, en esa
disputa, el Estado y, dentro de este, el juez constitucional, debe permanecer
neutral.”

 En ese sentido, es razonable concluir que las creencias del accionante
respecto de la obligación de prestar el servicio militar obligatorio están
respaldadas por manifestaciones externas de su comportamiento, en particular
a partir de las actividades y vivencias con las que asume su fe cristiana.

También es válido asumir como sinceras tales convicciones, que de forma


coherente lo han acompañado durante años, tanto así que no aparecen de
repente para justificar la negativa de ser reclutado, como estrategia hacia
evadir el deber legal de prestar el servicio militar obligatorio.

SENTENCIA T 023 DE 2014

Para la Sala de Revisión se encuentra probado que el accionante realmente


asume las creencias que aduce tener, y que las convicciones que invoca como
constitutivas de la objeción de conciencia presentada, resultan acordes y
congruentes a las actuaciones que en aplicación de ellas ha tenido.

Ahora bien, teniendo en cuenta que en el caso de marras es aplicable la


objeción de conciencia, nos encontramos frente a la configuración de una
exención a la obligación general de prestación del servicio descrito y, por ende,
surge para el actor el deber de pagar una cuota de compensación militar.

Frente a ello, cabe aclarar que para el cobro de la misma, la entidad accionada
habrá de atender a criterios de proporcionalidad, toda vez que las condiciones
y plazos que se impongan deben resultar acordes con la situación económica
actual del agenciado y la de su núcleo familiar, en aras de no afectar su mínimo
vital.

De igual manera, es de tener en cuenta que aun cuando el fundamento para


considerar procedente el cobro de la compensación económica es la
circunstancia de no haber prestado el servicio militar, en el sub examine debe
considerarse que Víctor Mauricio Arboleda Soto ha cumplido con gran parte del
deber constitucional, lo cual implica que resultaría desproporcionado cobrar la
totalidad del monto de la cuota. Por tanto, esta Sala de Revisión reconocerá
que la entidad accionada tiene el derecho a cobrar el valor de la compensación
en razón al tiempo que el demandante no va a prestar el servicio militar, es
decir, si le queda la mitad del servicio, pagará la mitad de la cuota, en tanto que
si solamente le queda una tercera parte de tiempo por prestarlo, solamente
pagará la tercera parte de la misma.

SENTENCIA T 185 DE 2015

Se refirió al caso particular de quienes se encuentran prestando el servicio


militar obligatorio, la jurisprudencia constitucional ha sido enfática en señalar
que, para efectos de demostrar la legitimación en la causa, no basta con que el
padre o la madre del hijo mayor de edad que se encuentre en esta situación,
alegue al momento de la presentación de la acción de tutela, los lazos de
consanguinidad que los une, sino que es necesario que concurran los
siguientes requisitos: (i) que en la solicitud de tutela se haga manifestación
expresa de que se actúa en calidad de agente oficioso y (ii) que se mencione
expresamente, o se infiera del contenido de la acción de tutela, que el titular de
los derechos presuntamente vulnerados no está en condiciones materiales
para promover su propia defensa por encontrarse prestando el servicio militar
obligatorio, que como bien es sabido, implica someterse a condiciones de
concentración y obediencia debida a su superior jerárquico.

La sala, consciente de la omisión legislativa absoluta que reviste la materia de


la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, exhortó al Congreso
para que llenara la laguna jurídica. Así las cosas, la Corte estableció que hasta
tanto esta materia sea regulada por el legislador, las objeciones de conciencia
se deben tramitar de manera imparcial y neutral, ciñéndose a las reglas del
debido proceso. Concatenado a ello, determinó que es viable acudir al
mecanismo tutelar con miras a lograr su protección. La única condición exigible
para la procedencia de la figura en desarrollo es que las creencias que le
sirven de sustento sean serias, sinceras, profundas y fijas, y que las mismas
se vean seriamente lesionadas con la prestación del servicio militar, dado que
tan solo así es viable establecer si el objetor alega realmente su conciencia o
se vale de los beneficios de una garantía fundamental para, de manera
oportunista, evadir el cumplimiento de un deber constitucional.

LEY 1861 DE 2017

Artículo 4°. Servicio Militar Obligatorio. El servicio militar obligatorio es un deber


constitucional dirigido a todos los colombianos de servir a la patria, que nace al
momento de cumplir su mayoría edad para contribuir y alcanzar los fines del
Estado encomendados a la Fuerza Pública. 

Todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las
necesidades públicas lo exijan, para defender la Independencia nacional, y las
instituciones públicas con los beneficios y exclusiones que establece la
presente ley, salvo para quienes ejerzan el derecho fundamental a la objeción
de conciencia.

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