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1. Limpieza de utillaje.
Recomendaciones para limpiar cuberterías, vajilla y cristalería. Se utilizarán
obligatoriamente lavavajillas siguiendo las siguientes precauciones.
Eliminar los restos de comida que tengan los objetos que vayamos a lavar
mediante cepillado y aclarado.
Agrupar las piezas de forma homogénea.
Utilizar el programa adecuado a las características de los objetos que
vamos a lavar.
Programar temperaturas de 60ºC y 85ºC para lavado y aclarado
respectivamente.
No sobrecargar los cestillos ni los espacios destinados a colocar la vajilla. o
Realizar limpiezas periódicas de la máquina lavavajillas.
Pasar las revisiones periódicas recomendadas por el fabricante y seguir sus
instrucciones de uso.
Recomendaciones para limpiar útiles de cocina y piezas desmontables.
Eliminar los restos de comida mediante un cepillado.
Remojar y enjuagar con agua caliente.
Lavar con agua caliente y detergente.
Aclarar con abundante agua corriente.
Desinfectar los objetos.
Secar preferentemente con aire. Si el secado es manual debe realizarse
con papel de un solo uso o con paños que se laven diariamente.
Recomendaciones para limpiar superficies y equipos que no se limpien con
máquinas específicas.
Barrer para eliminar los residuos sólidos. No se debe utilizar serrín ni
barrer mientras se preparen alimentos.
Las encimeras, campanas fregaderos y similares se lavarán utilizando agua
caliente con detergente y desinfectante.
Se aclararán con abundante agua caliente para que arrastre los restos de
detergente.
Se secarán preferentemente con aire, si se hace de forma manual usar
papel de un solo uso o paños que se laven diariamente.
Sacar las bolsas de basura cerradas herméticamente, limpiar los cubos por
dentro y por fuera y poner bolsas nuevas.
Los suelos se limpiarán con agua caliente con detergente y desinfectante
empleándose a fondo en los rincones.
2. Limpieza de instalaciones.
Los almacenes, despensas, frigoríficos y otras zonas o locales del establecimiento deberán
limpiarse periódicamente y con minuciosidad haciendo hincapié en zonas poco accesibles
como ángulos de paredes y suelos, estanterías y zonas de detrás y debajo de los muebles y
equipos. Para limpiar los equipos de frío y calor se seguirán las instrucciones de los fabricantes.
Recomendaciones para limpiar estas áreas:
Los aseos y los vestuarios tanto de personal como de clientes deben limpiarse diariamente y
mantenerse limpios y desinfectados. Se recomienda no utilizar ambientadores ya que estos
pueden enmascarar la suciedad, deberá reponerse el jabón líquido, el papel higiénico y toallas
de un solo uso o papel además de vaciar las papeleras.
Con respecto a los materiales y equipos de L+D, es importantísimo mantener limpios todos los
útiles parar evitar contagios por microorganismos y evitar el peligro de contaminaciones
cruzadas a los utensilios o zonas que se van a limpiar. Se debe disponer de un local donde
almacenar los materiales y productos de limpieza, este debe estar dotado de agua fría y
caliente, rebosadero y escurridor de paños.
Se entiende por detergente aquellas sustancias que actúan como agentes tensioactivos que
tienen propiedades emulgentes, dispersantes, espumantes y humectantes. Es decir que tienen
la propiedad de reducir la tensión superficial del agua y la de suspender en ella la grasa y la
suciedad de la superficie que se va a limpiar.
Durante el proceso de limpieza es importante utilizar agua caliente. Lo ideal son 80º pero sería
muy difícil de utilizar porque nos podríamos quemar, por eso se recomienda utilizar agua
alrededor de unos 55ºC.
Aunque hoy día existen gran variedad de detergentes adaptados a la dureza del agua, tipo de
suciedad, etc podemos distinguir varios tipos:
Detergentes abrasivos: se suelen utilizar cuando existe suciedad que hay que rascar de
las superficies.
Detergentes alcalinos: se utilizan para la eliminación de las grasas ya que reaccionan
antes estas formando productos jabonosos que ayudan en el proceso de limpieza.
Detergentes ácidos: se utilizan como desincrustantes eliminando la cal.
Detergentes neutros: se utilizan para limpiar superficies con poca suciedad.
Térmico: consiste en utilizar agua entre 65ºC y 80ºC durante más de dos minutos.
Hipocloritos: también denominados lejías, es importante que no se mezclen con
productos amoniacales porque desprenden gases tóxicos. La lejía es un producto muy
corrosivo por lo que no debe emplearse directamente sobre las superficies.
Yodados: destruyen gran cantidad de bacterias pero hay que enjuagar muy bien ya que
son muy corrosivos.
Amonio cuaternario: es poco eficaz ya que no elimina algunos tipos de bacterias.
Álcalis fuertes: poseen una gran capacidad microbiana, además de actuar como
detergentes. poseen un PH superior a 7,0 y absorben la humedad del aire.
Surfactantes anfóteros: poseen muy buenas propiedades detergentes y bactericidas
eliminando mohos y virus.
Derivados fenólicos: tiene gran capacidad bactericida pero pueden desprender
vapores y teñir los alimentos.
Además, tenemos que tener en cuenta que muchos productos tóxicos pueden dañar al
organismo aunque no se noten. Es más, cuando no huelen, no se ven, o no producen
sensaciones inmediatas, pueden ser más peligrosos porque nadie se fija en ellos y no se toman
medidas preventivas.
Son potencialmente peligrosos los productos que, en general, muestran en su etiqueta un
símbolo de color naranja, con los siguientes epígrafes: “explosivo”, “comburente”,
“inflamable”, “irritante”, “nocivo”, “tóxico”, “carcinógeno”, “corrosivo”, “infeccioso”, “tóxico
para la reproducción”, “mutagénico” o “peligroso para el medio ambiente”.