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DE LA RESPONSABILIDAD CULPOSA POR PÉRDIDA O DETERIORO DEL BIEN

ARTÍCULO 2216. En los casos en que la obligación de dar un bien cierto importe la traslación de la
propiedad y se pierda o deteriore en poder del deudor, se observarán las reglas siguientes:

I. Si la pérdida fue por culpa del deudor, éste responderá al acreedor por el valor del bien y
por los daños y perjuicios.
II. II. Si el bien se deteriorare por culpa del deudor, el acreedor puede optar por la rescisión del
contrato y el pago de daños y perjuicios, o por recibir el bien en el estado en que se
encuentre y exigir la reducción del precio y el pago de daños y perjuicios.
III. III. Si el bien se perdiere por culpa del acreedor, el deudor queda libre de la obligación.
IV. IV. Si se deteriorare por culpa del acreedor, éste tiene obligación de recibir el bien en el
estado en que se halle.

ARTÍCULO 2217. La pérdida del bien en poder del deudor se presume por culpa suya, mientras no
se pruebe lo contrario.

ARTÍCULO 2218. Cuando el deber de restituir un bien cierto y determinado procediere de delito o
falta, no se eximirá el deudor del pago de su precio, cualquiera que hubiere sido el motivo de la
pérdida, a no ser que, habiendo ofrecido el bien al que debió recibirlo, éste se haya constituido en
mora de recibir.

ARTÍCULO 2219. El deudor de un bien perdido o deteriorado sin culpa suya, está obligado a ceder
al acreedor cuantos derechos y acciones tuviere para reclamar la indemnización a quien fuere
responsable.

ARTÍCULO 2220. La pérdida del bien puede verificarse:

I. Pereciendo el bien o quedando fuera del comercio.


II. II. Desapareciendo de modo que no se tengan noticias de él o que aunque se tenga
alguna, el bien no se pueda recobrar.

ARTÍCULO 2221. Cuando la obligación de dar tenga por objeto un bien designado sólo por su
género y cantidad, luego que el bien se individualice por la elección del deudor o del acreedor, se
aplicarán, en caso de pérdida o deterioro, las reglas establecidas al respecto en el artículo 2216.
ARTÍCULO 2222. En los casos de enajenación con reserva de la posesión, el uso o el goce del bien
hasta cierto tiempo, se observarán las reglas siguientes:

I. Si hay convenio expreso, se estará a lo estipulado.


II. II. Si la pérdida fuere por culpa de alguno de los contratantes, el importe será de la
responsabilidad de éste.
III. III. A falta de convenio o de culpa, cada interesado sufrirá la pérdida que le corresponda;
en todo, si el bien perece totalmente, o en parte, si la pérdida fuere solamente parcial.
IV. IV. En el caso de la fracción que precede, si la pérdida fuere parcial y las partes no
convinieren en la disminución de sus respectivos derechos, se nombrarán peritos que la
determinen.

ARTÍCULO 2223. En los contratos en que la prestación del bien no importe la traslación de la
propiedad, el riesgo será siempre de cuenta del propietario, a menos que intervenga culpa o
negligencia de la otra parte, o que la ley disponga lo contrario.

ARTÍCULO 2224. Hay culpa o negligencia cuando el obligado ejecuta actos contrarios a la
conservación del bien, y cuando deja de ejecutar los actos que son necesarios para dicha
conservación.

ARTÍCULO 2225. La culpa será grave cuando el obligado a conservar o custodiar un bien ajeno, no
observe la diligencia mínima, que el común de los hombres pone en el cuidado de sus bienes; será
leve, cuando aquél no observe la diligencia media que acostumbra el buen padre de familia en el
cuidado de sus bienes, y será levísima, cuando el deudor no observe la diligencia máxima que
acostumbra el diligentísimo padre de familia en el cuidado de lo suyo.

ARTÍCULO 2226. La calificación de la culpa queda al prudente arbitrio del juez, según las
circunstancias del hecho, del contrato y de las personas.

ARTÍCULO 2227. Si fueren varios los obligados a prestar el mismo bien, cada uno de ellos incurrirá
en responsabilidad, proporcionalmente a sus porciones salvo en los siguientes casos:

I. Cuando cada uno de ellos se hubiere obligado solidariamente.


II. II. Cuando la prestación consistiere en un bien cierto y determinado que se encuentre en
poder de uno de ellos, o cuando dependa de hecho que sólo uno de los obligados pueda
prestar.
III. III. Cuando la obligación sea indivisible.
IV. IV. Cuando por contrato se hayan establecido otras reglas.

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