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Minimal art

Antecedentes

 Arte concreto (período de entre guerras): tendencia abstracta que


revindica la objetividad y la autonomía de su lenguaje plástico, para
crear una nueva realidad fuera de toda referencia o evocación de lo real.
Se excluye la subjetividad. La obra debe ser concebida y conformada en
la mente, antes de su ejecución.
 Pintura abstracta norteamericana: cuadro como objeto que comparte el
espacio físico con el observador (combines paintings de Rauschemberg,
target y flag paintings de Johns); Blaks paintings de Stella donde se
acentúa el “anti-ilusionismo” y se marca el carácter de objeto, negando
cualquier referencia a la representación. “Lo que ves es lo que ves”.
Hard – Hedge painting, amplias áreas de color claramente delimitadas
sobre superficies planas, énfasis en lo intelectual e intencionado.

Rasgos principales

 Lenguaje de formas reducidas o puras (geométricas), carácter serial,


método de composición no relacional, uso de nuevos materiales
industriales prefabricados o rudimentarios y aplicación de procesos
industriales de elaboración. Uso de la electricidad, lámparas
fluorescentes y tubos de neón. Uso de colores planos industriales
 La obra se refiere a sí misma, no permite referencia ninguna a otras
imágenes.
 Repetición como expresión del concepto de infinito.
 Carencia de gestualidad y de tema para lograr una factura impersonal.
 Despojo de todo adorno decorativo, se remite a las relaciones del
espacio circundante: efecto de la luz, expansión del volumen.
Eliminación de las relaciones internas de la escultura, traslado del centro
de atención al espacio y los espectadores.
 Eliminación del ilusionismo de la escultura tradicional a favor de la
percepción inmediata de la obra.
 Experiencia y percepción concretas de cada obra en su contexto
concreto. Objeto artístico en vez de obra de arte.
 Gran escala: la instalación total como foco de atención por sobre los
elementos individuales. Escultura como lugar. Inter-relación con
espacios públicos.
 Concepción de la obra en función del espacio de exposición: obra
intransferible. Interacción con el entorno
 Cambio del rol del espectador: debía percibir un objeto que compartía su
mismo espacio vital y llenar de significado el proceso de esa percepción.
 Rol fundamental de las instrucciones para realizar el objeto.
 Estética de la limpieza que ejemplifica los valores de la clase media.
Minimal Art

En 1965, el teórico y artista Donald Judd, publicó un artículo en la revista Specific


Objects en el que exponía las razones por las que abandonaba la pintura en favor de la
escultura como soporte para expresar sus ideales de absoluta objetividad. Ese mismo
año, Richard Wollheim empleaba por vez primera el término “minimal” para referirse
a las obras creadas según estos principios desde 1962. Esta tendencia tiene sus
orígenes en ciertas obras de Constantin Brancusi, Alexander Rodchenko y Vladímir
Tatlin en las que ya aparecía la idea de repetición como expresión del concepto de
infinito.

A principios de la década de 1960 surgió una generación de artistas radicales que


adoptaron la escultura como medio para exponer sus ideas; entre sus principales
exponentes estaban Donald Judd, Robert Morris, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt y
Richard Serra. Crearon una serie de obras, que definían como estructuras o sistemas,
en las que el predominio de las formas geométricas elementales y de los materiales
más rudimentarios era absoluto.
La obra minimalista insiste, de forma metódica, en manifestarse mediante formas
puras, poco expresivas, carentes de gestualidad y de tema tratando de lograr la factura
impersonal, como reacción contra la preeminencia del expresionismo abstracto .
Para conseguir la reducción formal deseada, el objeto minimalista - de un estilo
puritano y estricto - se despoja de todo adorno decorativo y se remite a las relaciones
del espacio circundante que se resaltan ya sea por el efecto específico de la luz sobre
el material, como por la expansión del volumen.
Las obras del minimal art se relacionan con diversas experimentaciones escultóricas y
pictóricas en las que se da una fuerte base geométrica, el uso de colores industriales
planos y las formas elementales.
La primera ambición de las obras minimalistas fue la de combatir la parte de
ilusionismo que se daba en la escultura tradicional; se eliminó cualquier posible
interpretación ulterior a favor de la sola percepción inmediata de la obra, imperando el
orden, la simpleza y la claridad. El artista minimal sitúa sus referentes creativos en el
propio objeto artístico alejándose de esta manera de toda interferencia con el mundo
exterior. Otras características de estas obras son la gran escala, la concepción de la
obra en función del propio espacio interior donde tenía que exponerse, la relación
espacial objeto-sujeto, el uso preferente de formas reductibles y primarias
consideradas como un todo, el sistema modular que imprime rigidez y uniformidad a
la composición y, así mismo, la participación de una metodología serial, que permite
que los elementos se dispongan unos cerca de otros dando lugar a una continuidad y
sucesión de los mismos. Son estas características las que confieren a las obras una
poética rígida, fría, de una gran claridad estructural a la que se une la del color
pretendiendo que el espectador dedique mas tiempo a reflexionar sobre la obra que a
contemplarla.
Debido a que esos objetos no presentaban virtualmente ningún incidente y en
apariencia tampoco complejidad los espectadores los encontraron inertes, estériles y
aburridos. Cuando estudiamos un objeto con tan poca atracción visual como un cubo
de acero, nuestro interés estético tiende a virar de las relaciones internas a las
externas; por ejemplo, a la relación entre nuestro concepto ideal y mental de “cubo”,
la forma y la iluminación constantemente alteradas del cubo mientras lo
contemplamos y nos movemos a su alrededor.
Otro aspecto a tener en cuenta es la relación entre el objeto artístico y el espacio
negativo de su ubicación arquitectónica. Gradualmente, los minimalistas fueron
creando una escultura que se ajustase a galerías determinadas, en consecuencia la
instalación total se transformó en el foco fundamental de atención en vez de los
elementos individuales que la componían. Como resultado las exposiciones de arte se
hicieron intransferibles y dependieron de la capacidad del artista para repetirlas. La
mayoría de las obras minimalistas eran fabricadas por compañías industriales que
trabajaban siguiendo las instrucciones del artista haciendo evidente la
“despersonalización” y carencia de cualquier gesto o huella particular; por esta razón,
y en este contexto se prefiere el término “objeto de arte” que “obra de arte”. Para los
minimalistas el rol de las instrucciones era el equivalente a la partitura en música. En
apariencia los “objetos” del minimal art se parecen mucho al moblaje modular, a los
aparatos caseros y a las formas austeras de la arquitectura “funcional”. Al ejemplificar
“lo Standard”, la repetición y la repetibilidad, reflejan fielmente el carácter de la
sociedad industrial de occidente. Igualmente la popularidad de los procesos
sistemáticos y de los pedidos en serie del arte norteamericano de la década de los
sesenta evoca la lógica de las ciencias aplicadas y la administración de empresas. La
estética del minimalismo es una “estética de la limpieza” que ejemplifica los valores de
aseo y seguridad de la clase media. Durante la segunda parte de los sesenta la
hegemonía de esta estética comenzó a declinar ya que los artistas comenzaron a
escapar de la espiral del reduccionismo que rápidamente produjo telas en blanco y
objetos mudos.
CARL ANDRE

Entre 1958 y 1966 elaboró las bases de su carrera artística partiendo de esculturas de
madera, concebidas para exponerlas en el suelo que se implicaban con su entorno.
Le interesaba la escultura como “Lugar”. Esta concepción de “Escultura como lugar”
puede parecer extremadamente moderna, pero muestra al mismo tiempo
características ancestrales. En muchas de las esculturas para exteriores de Andre se
pueden reconocer reminiscencias de la sencillez elemental de los monumentos del
paleolítico.

“Steel-magnesium plain”

Cuando empezó a exponer hacia mediados de la década del 60 no se entendió


fácilmente el radical acercamiento de Carl Andre a la escultura; la mayoría de los
visitantes de la primera muestra en solitario del artista, ni siquiera se atrevieron a
entrar en la galería: todo el suelo estaba cubierto de losas de cemento excepto en
algunas áreas desnudas que dejaban entrever el piso de madera; el espectador tendría
que caminar sobre las losas para entrar en la galería, pero para el público de 1967 eso
era demasiado pedir.
STEPHEN ANTONAKOS

Comenzó su carrera artística de forma autodidacta a finales de 1940, a mediados de


los ’50, empezó a usar materiales encontrados que combinaba en ensamblajes
tridimensionales. A principio de los años sesenta, descubrió la luz de neón que se
convirtió en su medio primario; durante esa década sus “Esculturas Fluorescentes”
participaron en muchas e importantes muestras colectivas.

“Blue box”

Muchos de los trabajos de Antonakos se centran en la especial relación entre la


escultura y la arquitectura en espacios públicos. El artista deja que las finas líneas
fluorescentes se muevan ondulantes a través de construcciones antiguas o modernas.
Las grandes y elaboradas instalaciones de neón que Antonakos utilizaba para edificios
públicos y espacios exteriores significó el descubrimiento de elementos nuevos que
eran capaces de reestructurar el entorno y no se quedaban en la simple decoración.
LARRY BELL

En 1962 había desarrollado un método único para el revestimiento de vidrio al vacío


que permitía en la producción de superficies de cristal transparente altamente
reflectantes. La obra de Bell mostraba una preferencia por las formas cúbicas
combinaba la complejidad visual del Op Art con la rigidez formal de la escultura
Minimalista. Bell prefería la recepción de varias impresiones simultáneas en un mismo
objeto y demostraba tener una noción mucho más lúdica de la pieza Minimalista.

”Cube nº 2”

Las obras de Bell estaban claramente relacionadas con el espacio en el que se


instalaban o para el que se concebían, es decir definían su propia materialidad en el.
Así interactuaban tanto con el entorno como con el observador, a veces multiplicando
la imagen de ambos, otras veces plegando a uno dentro del otro. Así las esculturas de
este artista cambian constantemente por causa de factores ajenos como la
arquitectura o la naturaleza, que se reflejan en ellas con diferentes tamaños y colores,
dependiendo del lugar en que se encuentran.
RONALD BLADEN

El hecho de ser mayor en edad que la mayoría de los escultores asociados con el
Minimalismo y provenir de un ambiente social culto lo convirtieron en una figura con
autoridad para muchos de ellos, así como para los artistas a los que impartió clases en
la Parson School of the sign. En los años cuarenta estuvo implicado en varios
movimientos políticos y literarios de ideología anarquista que culminaron en la beat
generation. Bladen había sido durante la mitad de su vida un pintor aclamado; por
eso, sus críticas sobre pintura eran valoradas y respetadas tanto como sus opiniones
sobre escultura. La personalidad de Bladen acabo reflejándose en sus esculturas, que
ponían claramente en relieve sus convicciones.

“Three elements”
DAN FLAVIN

Comenzó su carrera como artista a finales de la década de 1950 con cuadros no


figurativos, a principios de los sesenta comienza a experimentar con la luz eléctrica,
especialmente con tubos fluorescentes aprovechando las limitaciones del medio para
extender el concepto de luz, su funcionamiento y la forma en que se percibe. Así,
siguiendo esos simples principios, cambia la configuración del espacio que ocupa la
obra en una forma extremadamente compleja. Cuando delineaba una propuesta para
un lugar específico solía usar combinaciones de tubos dispuestos en series simples que
se apoderaban del espacio de la exposición, por ejemplo, las esquinas perdían su
función, el resplandor de las luces alteraba la percepción del espacio de la habitación,
recubriendo todo con un manto luminoso y pulsante, así mismo los espectadores
experimentaban una metamorfosis en el tono de su piel y se sentían inmersos en una
silenciosa calma.

“Puerto Rican Light


DONALD JUDD

Recibió una sólida formación académica durante las décadas de 1950 y 1960
obteniendo licenciaturas en arte, historia y filosofía, lo que llevo a convertirlo en el
líder teórico del Minimalismo: su ensayo “Specific objets”, publicado en 1965, fue
considerado por muchos historiadores del arte como el primer manifiesto del
minimalismo.
La meticulosa instalación de sus trabajos fue siempre de gran importancia para Judd,
quien se solía quejar de la naturaleza temporal e improvisada de las exposiciones de
las galerías.
En 1964 comenzó a utilizar el plexiglas lo que complico muchísimo la percepción de sus
piezas. A partir de ese momento surgió también el juego entre volúmenes, masas
abiertas y cerradas, entre reflejos transparencias. En esos años, la relativamente
limitada ofertas de tipos de pintura industrial obligaba a Judd y a otros artistas a
restringir en gran medida el colorido de sus obras, lo que sin embargo constituía otras
de las características del arte minimalista: la eliminación del “Toque del artista”. Era el
mundo industrial el que elegía los colores, no el mundo del arte.

“Sin titulo”
SOL LeWiTT

Su obra de los años sesenta debe ser considerada como excepcional ya que sirvió de
puente entre la abstracción formal y el conceptualismo. Entre 1964 y 1967, la
trayectoria artística de LeWiTT se vio sometida a cambios drásticos. Después de haber
abandonado la pintura en 1963, comenzó a construir objetos sueltos en su mayor
parte de madera terciada: estructuras reducidas a la mínima expresión que colgaban
de la pared o se exponían directamente en el suelo. En 1965 desarrollo su primer
modular basado en la forma del cubo. A partir de ese momento decidió pintar todas
sus obras de blanco, la mayoría construidas industrialmente con materiales como el
acero o el aluminio. Un año mas tarde, comenzaba el primero de sus proyectos en
serie con instrucciones precisas de cómo realizarse y abandonaba así el discurso
minimalista, basado en objetos. Con ello se convertía en uno de los primeros artistas
conceptuales de Nueva York.

“Open cube”
ROBERT MANGOLD

Algunos de sus últimos dibujos y pinturas recuerdan lejanamente a los cuadros


abstractos de Frank Stella, con sus piezas centrales cortadas y troqueladas, aunque los
cuadros de Mangold resultan más bien intuitivos, resultado de una investigación
personal.
Como seña de identidades puede señalar el trabajo con lienzos cuyas formas
geométricas aparecen a veces distorsionadas, Rectángulos, cuadrados y círculos. Se
suelen mostrar imperceptibles, desfigurados o recortados; así se pone de manifiesto
una fragmentación de la mirada que tiene su punto de partida en la experiencia del
artista frente al paisaje urbano. Como contraposición el artista asociaba los esbozos
de curvas sinuosas con las vivencias en plena naturaleza.
Ante la cuestión del carácter de objeto de sus obras, Mangold respondió: “Tiendo mas
bien a considerar la pintura como una combinación de superficie y forma mas que
como un objeto.”
Mangold presentaba todos los elementos del cuadro en un hipotético nivel plano pero
conseguía sin embargo la impresión de profundidad espacial. Esto muestra que incluso
en el caso de una disposición clara y objetiva de todos los elementos no se pueden
evitar un resto de ilusionismo en la pintura. Así el artista juega con elementos como la
forma, el color, la línea y la superficie que desde el punto de vista del observador se
transforma continuamente. Las formas en apariencia geométrico-esquemáticas se
unen en los cuadros de Mangold, formando campos ópticos fluidos y continuamente
cambiantes

“disorted square/circle”
ROBERT MORRIS
En 1960 se muda de San Francisco a Nueva York comenzando a construir sus primeras
esculturas reducidas. Al mismo tiempo se matriculó en historia del arte en el Hunter
College; a finales de ese año publicó “Notes on sculpture” en ArtForum, el artículo con
el que se convirtió en el teórico del arte minimalista por excelencia. Fue el primer
artista minimalista en desarrollar una teoría concisa sobre la recepción de su trabajo. A
diferencia de la mayoría de sus colegas de movimiento no se limitó a seguir una única
dirección, sino que exploró diferentes posibilidades, y trabajo simultáneamente con
diversos medios. Debido a sus orígenes como actor y bailarín muchos de sus trabajos
tratan de una forma u otra el proceso de hacer y percibir.
En 1964 ningún otro artista de Nueva York hacia obras de una simplicidad tan
aplastante como las piezas en madera terciada de Morris. Su objetivo manifiesto fue
eliminar todas las relaciones internas innecesarias de la escultura y trasladar el centro
de atención al espacio y a los espectadores.
Al contemplar sus obras, el propio acto de percepción se vuelve reflexivo. Tan simples
como posibles, las estructuras de Morris cambian su apariencia dependiendo de la
perspectiva del público y su situación en el espacio de la galería.

“Sin título (L – beams)”

ROBERT RYMAN
Su obra pretendía sobre todo dejar algo claro: no hay “Pinturas blancas”. Si el
espectador ve simples lienzos en blanco es que no ha entendido su trabajo. Otros
elementos de la composición eran para él la elección del material (telas, PVC, papel) la
decisión de tomar un soporte u otro, la mayor o menor distancia de la pared o la
paleta reducida. El artista adopto el formato cuadrado como forma preferida para sus
obras porque no estaba especialmente interesado en enfatizar una dirección vertical u
horizontal. La figura neutral del cuadrado le servía perfectamente en sus
investigaciones sobre la naturaleza de la pintura. Ryman rechazó el ilusionismo
tradicional del género, el artista prefería presentar el cuadro u objeto en su propia y
simple presencia, desposeído de todo valor representativo o ilusionista. Sus cuadros
son evidencias visuales de variaciones de un tema y su color blanco nunca es el mismo:
a veces se trata de un tono sólido y mate, a veces se alteran las capas opacas y
transparentes; en ocasiones cubre un delgado velo de PVC con gruesas pinceladas,
otras un lienzo de lino sin tensar.
Si observamos sus pinturas colgadas de la pared, parecen similares, sino idénticas,
pero cuando nos acercamos comienza a apreciarse la diferencia.

“Winsor 5”

RICHARD SERRA
Después de haber estudiado en la universidad de California, se graduó en 1961 en
literatura inglesa. Para ganarse la vida comenzó a trabajar en una empresa siderúrgica
de la costa oeste. Después de hacer un master en Yale en 1964, se fue a Europa y en
1966 se muda a Nueva York, donde continúa viviendo y trabajando hasta hoy en día.
Muchas de sus obras provienen de la acción directa del artista al seleccionar material y
explorar posibilidades como la transformación, deformación, perdida de integridad o
el equilibrio físico. Sus esculturas suelen estar hechas de materiales corrientes. Su obra
muestra desprecio por el preciosismo o peor aún, por los acabados perfectos. Existe
también el elemento de peligro potencial de que la obra pudiera llegar a derrumbarse.
Esa precariedad se convirtió progresivamente en una seña de identidad de la obra de
Serra.
En su obra mas reciente, hecha de acero especialmente tratado para resistir la
intemperie, ha cambiado las propiedades de la escultura que inicialmente la inspiraban
para crear obras que muestran increíbles logros de concepción y fabricación. En estos
trabajos lleva su propia estética al límite, ejecutándolos con mayor claridad y habilidad
posibles.

“Sin título”
JO BAER
Como muchos otros artistas de su generación, tenía una sólida formación académica
era licenciada en biología y graduada en psicología fisiológica.
Su pintura revela un profundo conocimiento de la percepción fisiológica como su
fascinación por los mecanismos del fenómeno óptico casi todas las pinturas de la
artista comparten un tema recurrente: una banda de tono negro que marca el
perímetro físico del lienzo, con un estrecho borde interior de un color generalmente
mas claro. La obra de Baer puede considerarse una abstracción de la retina provocada
por los contornos de delicados tonos rojos, verdes o azules que actúan como
obturadores o aberturas. En estos cuadros que usan la luz de una manera no
ilusionista, Baer investiga la materia física de la pintura sobre el lienzo, sin enfatizar
ninguno, de los componentes del proceso sobre los demás. Ningún elemento
(superficie, línea, color) tiene una preeminencia especial sobre los otros, pero cada
uno de ellos comparte la visibilidad objetiva del cuadro.
La pintura de Baer y en general la pintura abstracta reduccionista de ese tiempo
estaban envueltas en varias discusiones sobre la supremacía de una forma de arte
sobres las demás. Los fundamentalistas del minimalismo cuestionaban la relevancia
de la pintura cuando atacaba las nuevas normas del arte impuestas por los escultores
minimalistas. Baer respondía a ese discurso con cuadros que tenían que entenderse
como hechos percibidos por la retina y presentarse ante el espectador para su
terminación visual. Desde la perspectiva de la artista, si había algo pasado de moda,
estaba en la mente, no en el ojo del público.

“Primary Light group: red, green and blue.”


TONY SMITH

Siempre insistió en que su arte no era producto de un cálculo consciente sino que
estaba inspirado en los enigmas y tumultos del inconciente. El afirmaba que su obra
estaba cercana a los sueños. Su obra de principio de 1960 significó un importante
punto de unión entre el expresionismo abstracto y la nueva actitud y significado del
minimalismo. Smith creaba esculturas que interactuaban de manera más efectiva con
los edificios modernos y las galerías. Renunciando al pedestal de una vez por todas;
Smith y los minimalistas ya no necesitaban más que el suelo.
Smith, experimentado arquitecto de la Bauhaus, estaba muy interesado por las formas
arquitectónicas, la geometría, y sus relaciones con la naturaleza.

“Free ride”
ROBERT SMITHSON

Fue el más prolífico artista plástico y escritor de su tiempo. Teorizó de forma extensa
sobre el trabajo de sus contemporáneos, así como sobre su propia concepción del arte.
Las primeras esculturas abstractas estaban basadas en formas cristalinas y
remotamente relacionadas con los objetos no referenciales de los minimalistas.
En 1966 había anunciado la destrucción del objeto minimalista en su ensayo “Entropy
and the new monuments”; desarrollando posteriormente, una estrategia artística que
combinaba distintos medios y formas de presentación, considerada por algunos
entendidos como el principio de la práctica artística posmoderna.

“Mirage nº 1”

ANNE TRUITT
Después de licenciarse en psicología y radicada en Boston, empezó a tomar clases
nocturnas de escultura y a escribir poesía. A lo largo de las décadas del ’40 y del ’50
trabajo en distintos medios y estilos, centrándose sobre todo en el dibujo. La artista
no desarrolló su obra escultórica madura hasta 1961 cuando abrió un taller en
Washington.
Resulta distintiva la racionalidad de su escultura, intentando reflejar de forma
abstracta los estados de la mente y la memoria, los de ella y los del público.

“Knigts heritage”

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