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Vía de administración intravenosa

La vía intravenosa presenta muchas ventajas sobre la vía oral si se


desea que el paciente adquiera rápidamente una concentración del
fármaco con efectos terapéuticos; al no producirse el paso del mismo
por el tracto gastrointestinal, el tiempo necesario para alcanzar el
efecto es mucho menor. Además, existen multitud de medicamentos
que no pueden ser administrados por otra vía, ya que serían
destruidos por los ácidos y enzimas gastrointestinales.

Mucho se ha avanzado, desde el punto de vista tecnológico, desde los


clásicos “goteros” de control totalmente manual, donde el ajuste de la
dosis a infundir era complejo e impreciso hasta las actuales bombas
de infusión TCI , que incorporan modelos farmacocinéticos capaces de
ajustar el flujo de forma automática según la dosis prescrita por el
médico, el tipo de fármaco y los parámetros físicos del paciente (edad,
peso, altura, etc.).

Aunque determinadas terapias o pruebas diagnósticas (por ejemplo, la


gasometría o los cateterismos en la sala de hemodinámica) utilizan
vías arteriales, la vía intravenosa es la más utilizada para la infusión
de fármacos.
Existen dos tipos fundamentales de vías de administración
intravenosa: las vías centrales y las vías periféricas, siendo éstas las
utilizadas de forma más común.

Una vía central es una vía insertada en una vena que comunica
directamente con la aurícula derecha del corazón. Para ello, se inserta
un catéter en una de las venas de mayor calibre (habitualmente la
vena femoral, la subclavia o la yugular interna). Dado el elevado flujo
sanguíneo existente en las vías centrales, este tipo de acceso permite
la infusión de mayor cantidad de fármaco (o de varios fármacos a la
vez, incluso de fármacos incompatibles sin riesgo de que puedan
llegar a precipitar) además de ser la indicada cuando se administran
tratamientos que podrían dañar los vasos periféricos más pequeños,
bien por su elevada osmolaridad, mayor concentración proteica u otros
factores que así lo aconsejen.

Una vía periférica se inserta en una vena superficial de pequeño


calibre de una de las extremidades. En las extremidades superiores se
utilizan las venas cefálica, basílica, braquial y media a la altura del
codo, las venas del antebrazo y las del dorso de la mano. Para la
elección de una u otra se tiene en cuenta el calibre de las mismas, el
tipo de medicación y, en la medida de lo posible, la mayor comodidad
y movilidad del paciente.

En las extremidades inferiores suele utilizarse la vena safena o la


pedia. Suelen utilizarse cuando existen problemas para la utilización
de las extremidades superiores y también en bebés y neonatos, junto
con las venas del cuero cabelludo, debido al pequeño calibre de las
venas del brazo o antebrazo.

Cada tipo de vía requiere de material específico en cuanto a calibre y


tipo de catéter a utilizar. Además, determinados tratamientos,
especialmente en oncología, requieren de sistemas realizados en
materiales desarrollados específicamente para ese fin.

En arcomed disponemos de un amplísimo catálogo de materiales para


la infusión intravenosa en todo tipo de vías, que constituyen el
complemento perfecto para nuestras bombas de infusión y que están
fabricados con los mismos criterios de máxima calidad en los
materiales y respeto por el medio ambiente, tanto en su fabricación
como a la hora de ser destruidos.

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