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Perspectivas y problemas

contemporáneos
de la Ética y la Bioética

José Salvador Arellano Rodríguez


Coordinador

Quetzalcóatl dando a luz a Piltzintecuhtli


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO
Dr. Gilberto Herrera Ruiz
Rector

Dr. Irineo Torres Pacheco


Secretario Académico

Q.B. Magali E. Aguilar Ortiz


Secretaria de Extensión Universitaria

Dra. Margarita Espinosa Blas


Directora de la Facultad de Filosofía

LLME. Verónica Núñez Perusquía


Directora de la Facultad de Lenguas y Letras

Tec. Prof. Ricardo Saavedra Chávez


Coordinador de la Editorial Universitaria

Publicación del Cuerpo Académico en Filosofía Contemporánea de la


Facultad de Filosofía y la Unidad de Bioética, Proyecto Fomix.

José Ramón Montijo González


Diseño Editorial

D.R.© Universidad Autónoma de Querétaro,


Centro Universitario, Cerro de las Campanas s/n,
Código Postal 76010, Querétaro, Qro., México
ISBN: 978-607-513-183-2

Primera edición, Octubre de 2015.


Hecho en México
Made in Mexico
ÍNDICE

Presentación 7

Parte I
Perspectivas teóricas entorno a la ética y la Bioética 13

Bioética y sincretismo argumentativo:


un estudio a la legislación ético- animal
en el estado de Querétaro 15
Luis Eusebio Alberto Avendaño González

Entre la bioética y el bioderecho.


Elementos para la aproximación desde el Estado Constitucional 47
Raúl Ruiz Canizales

Kant o la moral incomprendida 67


Lutz Alexander Keferstein

Parte II
Bioética y sustentabilidad ecológica 89

La Bioética y su relación con la Justicia Socio-Ambiental en


la Sierra Otomí de Querétaro (México) 91
Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita
Rocío Yadira Romero-Meza
Adriana Álvarez-Díaz
Blanca Andrea Ortega-Marín
Relexión Ética en el Desarrollo, Sustentabilidad y Bienestar Social
en Zonas Indígenas Altamente Marginadas, a partir de propuestas
de Desarrollo de Modelos de Producción de Traspatio 127
Romero Zepeda H.
Romero Márquez R. S.
Zamora Velázquez S. S.
Arellano Rodríguez J. S.
Gutiérrez Yurrita P. J.

La corresponsabilidad social como elemento necesario de una


ética de la sustentabilidad 163
José Salvador Arellano Rodríguez

Parte III
Problemáticas contemporáneas del dominio y
control de los cuerpos humanos 179

Mujeres en casa, hombres van a donde quieren:


vida cotidiana y relaciones de género entre la
población indígena Hñähño del estado de Querétaro 181
Jorge Adán Romero Zepeda
Hilda Romero Zepeda

Un êthos nuevo cifrado en el cuerpo 211


Jorge Vélez Vega

Dilemas institucionales entorno al aborto 225


Jorge Adán Romero Zepeda
Hilda Romero Zepeda
El aborto en la religión católica 235
Jorge Adán Romero Zepeda
Hilda Romero Zepeda

El cadáver, regulaciones legales y discusión bioética,


aproximación a Derechos Fundamentales 245
Bernardo García Camino
Manuel Antonio Mureddu González
Presentación

Temas tan variados no se podrían encontrar en este volumen, sin embargo,


están unidos por una simple cualidad, a saber, la relexión, pero aquella que
va de los asuntos éticos a los bioéticos. Tales áreas de relexión han tomado
un revuelo tan importante en las últimas décadas por todo lo que signiica el
siglo XXI, pero más aún, por todo lo que seguimos arrastrando del siglo XX:
el constante desarrollo de la tecnología y la implicación con la vida humana
en tanto relaciones personales, relaciones con otros seres vivos y con el medio
ambiente; la terrible separación entre la ética y la política; los problemas
suscitados al momento de tomar decisiones respecto de la vida en un ambiente
clínico; el problema del desarrollo económico que no necesariamente implica
un desarrollo social ni humano; la aplicación creciente de transgénicos so-
bre el medio; la terrible desigualdad social al interior de los Estados Nación;
el progreso (todavía existe la idea) ligado al problema del calentamiento glo-
bal; el fenómeno de la migración; la crisis producida por la relación entre el
capitalismo y el sistema neoliberal; nuevas formas de violencia que ya no son
expresadas en contra de las Naciones sino al interior de ellas, en contra de sus
propios ciudadanos; la crisis de la seguridad; la guerra contra las drogas, el
narcotráico y su relación con los consumidores; los siempre acalorados deba-
tes sobre el aborto y un largo etcétera.

7
Pareciera que ante esto no podemos hacer mucho y que, como señala el
Maniiesto Última Llamada, si no hacemos algo pronto lo único que nos queda
por hacer será aceptar y soportar la destrucción causada por nosotros mismos.
Así, los nuevos fenómenos que estamos presenciando requieren de toda una
nueva capacidad de relexión por parte de aquellos que estamos tratando de
aprehender precisamente la singularidad de cada fenómeno que, por su propia
particularidad, se encuentra en constante cambio. De esta manera, las respues-
tas ya no pueden ser las que le correspondían a los fenómenos del siglo XX,
aunque encontremos muchas similitudes o simplemente porque sea el mismo
fenómeno. Esto en su diferencia exige irremediablemente una relexión pro-
pia y por el mismo hecho respuestas propias y pertinentes. Es en este sentido
que se han propuesto los diferentes apartados de este volumen, pues se bus-
caba proponer y abordar no sólo teóricamente los fenómenos expuestos, sino
presentar propiamente la relexión sobre temas concretos que tienen que ver
con nuestra propia cotidianidad y con eso que va propiamente de lo ético a lo
bioético.

Es un hito que ya el concepto “bioética” se encuentre deinido por la Real


Academia Española, pues ya se presenta su propio campo de acción, a saber la
relexión sobre los campos o las ciencias de la vida o, para ser más precisos, la
aplicación de la ética a las ciencias de la vida. Es un hito, pero ante todo pro-
blemático, pues abre todo un complejo panorama de dudas sobre los mismos
conceptos que comprende la deinición, ya que nos invita a problematizar al
menos dos cosas, a saber, por un lado: ¿Qué es una ciencia de la vida? ¿Cuáles
son esas ciencias de la vida? ¿En qué campos de acción encontramos a esas
ciencias? ¿Cómo, en su propia singularidad, aprehenden la vida? ¿Qué efectos
políticos tienen esas distintas ciencias?; y por otro lado, la pregunta que se
vuelve más compleja: ¿Qué es la vida? ¿La vida del animal humano es la misma
que la del no humano? ¿Se puede comparar la vida del animal humano con la

8
vida vegetal? Si esto no es así, ¿por qué y con qué intereses y ines? Si aceptamos
que la vida de los no humanos puede ser comparada con la de los humanos,
¿seguiríamos actuando de la misma forma, o sea, seguiríamos alimentándonos
con sus cuerpos o vistiéndonos con sus pieles? Toda una serie de preguntas
se abre al momento de la vida vegetal: ¿Cuáles son las consecuencias de la
aplicación de transgénicos sobre esta vida? ¿Se piensa la vida vegetal sólo en la
medida en que produce efectos positivos o negativos sobre otras especies? ¿Es
aceptable el desarrollo y la producción de la vida vegetal en exceso si se mira
desde la sustentabilidad? Estas y otras muchas preguntas podrían ser las cau-
santes de toda una nueva relexión sobre los temas que aquí se plantean, pero
entendamos que el espectro de la ética y de la bioética ha tenido una apertura
enorme, en la cual debemos incluir nuevos fenómenos que estén sujetos a esas
categorías de la ciencia y de la vida y propiamente a la de las ciencias de la vida.

Ahora, estas categorías de ciencia, vida y ciencias de la vida encuentran su


imbricación con todos esos problemas que ya hemos enlistado más arriba, que
en su clara relación nos pondrían en dura prueba para actuar éticamente. Sin
embargo, no tenemos que quedarnos con la impresión de que eso es imposible,
sino que tenemos que entender que es posible y que mientras relexionemos
sobre ellos lo seguirá siendo. Frente a esto no tenemos que buscar la culpabi-
lización extrema ni siquiera la evitación extrema, pues como lo ha señalado
Michel Foucault en Las relaciones de poder penetran los cuerpos (1992):

Un análisis de este tipo conviene no diluirlo en una culpa-


bilización de tipo individual (como la que se ha practicado so-
bre todo hace algunas decenas de años, en el existencialismo
de autolagelación: todos somos responsables de todo, no exis-
te una injusticia en el mundo de la que en el fondo no seamos
cómplices), tampoco conviene esquivarlo mediante uno de esos

9
desplazamientos que son corrientes hoy en día: todo esto deriva
de una economía de mercado, o de la explotación capitalista, o
simplemente, de esta sociedad podrida (entonces los problemas
del sexo, de la delincuencia, de la locura se reenvían a ‘otra’
sociedad).

Frente a eso, a la culpabilización del individuo o al esquivar los proble-


mas, es que se tiene que relexionar de manera diferente para no caer en esos
extremos cuasi irracionales de la acción moral humana. De esta manera, los
autores de estos artículos no sólo muestran la relexión teórica o sobre los ca-
sos concretos, sino que buscan de alguna manera abordar los fenómenos de
distintas maneras que puedan evadir precisamente esos extremos. Además,
agreguemos que la apertura a la relexión de la ética con su relación particular
con la bioética nos abre un panorama diferente y, como tal, se convierte en
un nuevo enfoque de interpretación de la realidad que pareciera nos rebasa
en todo momento. A esto se debe que la primera parte del volumen tenga un
carácter propiamente teórico, pero que no por esto pierde alguna potencia o
su efectividad propia, sino todo lo contrario, esta parte ayuda propiamente
al ejercicio de la relexión en torno a los problemas que tienen que ver con
la ley y los animales, la relación entre la bioética y el bioderecho, y una expo-
sición kantiana sobre la moral. En la segunda parte los autores se enfrentan
propiamente al gran tema de la sustentabilidad, concepto y realidad que ha
generado diferentes reacciones por su propia acción. Es precisamente en ese
apartado donde la ética con su relexión propia y la bioética entran en acción
para dilucidar los problemas con el concepto de sustentabilidad. Por último,
la tercera parte trata de abordar la realidad del cuerpo pero en su perfecta
relación con la vida, así los temas tratados están relacionados con el aborto,

10
el cuerpo y sus transformaciones frente a los mecanismos de poder, el rol de
la mujer y el hombre en las comunidades indígenas y, donde se desvanece el
concepto vida, el tema sobre el cadáver en relación a sus regulaciones legales.
Después de todo, lo que se espera es que el lector encuentre esa posibilidad
para pensar de otro modo la realidad de hoy, tan abrumadora pero abierta a
las ininitas posibilidades.

Jorge Vélez Vega.


Noviembre 2014. Santiago de Querétaro, Qro.

11
Parte I
Perspectivas teóricas entorno a la
ética y la Bioética

13
Bioética y sincretismo argumentativo:
un estudio a la legislación

ético-animal en el estado de Querétaro

Luis Eusebio Alberto Avendaño González1*

Consideraciones generales

En términos generales, la Bioética trata de vincular juicios y hechos bio-


lógicos. El ser humano es un sujeto ético; es decir, ejerce un albedrío que le
permite distinguir y elegir las consecuencias de sus actos, y a partir de ello
emitir juicios de valor y con ello distinguir el bien del mal. Involucrado por
su entorno, ha ejercido actos tendientes a reconocer y proteger el medio am-
biente, sano y de calidad, así como la creación de conceptos e ideas tales como
la biodiversidad, la biotecnología, la bioseguridad, etc. Bajo estas hipótesis se
incluye «la protección y defensa de los animales» como seres vivos, lo cual
contiene un signiicado también bioético.

Nuestro país, por virtud de las reformas constitucionales de fechas 10 y 11


de junio del año 2011, vio incrementar no sólo un apartado de derechos huma-
nos, sino un catálogo de legislaciones y resoluciones extranjeras, lo cual supo-
ne hallarnos en presencia de un canon “internacionalista”, donde el parámetro
de validez de ambos lo otorguen no sólo el derecho interno sino también las
normas y criterios de interpretación emanados de sentencias, opiniones con-
sultivas e informes de los organismos supranacionales. Entre ellas, la Declara-
1 * Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

15
ción Universal de los Derechos del Animal, adoptada por la Liga Internacional
de los Derechos del Animal a las ligas nacionales ailiadas tras la III Reunión
sobre los Derechos del Animal, celebrada en Londres, del 21 al 23 de septiem-
bre de 1977. La declaración fue proclamada el 15 de octubre de 1978.

A partir de lo anterior, se ha creado un marco jurídico nacional y diversas


normas oiciales que signiican un avance en la materia. Sin embargo, dado el
sistema federal en nuestro país, operan lagunas y antinomias en cuanto a las
posibilidades legislativas en cada una de las entidades federativas. A lo anterior
se suma el hecho de que los argumentos no son consistentes ni las más de las
veces fundados, operando una discrecionalidad total en cuanto a conferir un
tratamiento respetuoso y diferenciado en favor de otras especies diferentes a
las humanas.

Dado el sincretismo argumentativo en relación con la ética animal en el


estado de Querétaro, constituyen objeto de estudio el Decreto por el que se
declara a la iesta de toros Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de Que-
rétaro, y la Ley que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley de
Protección Animal del estado de Querétaro. Ambos ordenamientos no sólo
contradicen la legislación internacional2, sino que además son contradictorios
entre sí, al prever un derecho y un no derecho, es decir, positiva su negación y
contradicción teórica y normativa.

Además del estudio a las consideraciones anteriores, es menester realizar


un breve estudio en cuanto a la naturaleza jurídica de los animales, ya que el
Derecho mexicano decantado positivista considera como sujeto de imputa-
ción normativa, esto es, como único titular de derechos y obligaciones al ser

2 El estudio en Querétaro se ha limitado únicamente a los toros de lidia y a los animales que participan en circos –pero sólo
el tipo de circo terrestre- excluyendo a los animales marinos que suelen aparecer en otros tipos de espectáculos iguales.

16
caliicado como humano3, circunstancia que es conirmada por el pensamiento
de Ferrajoli en cuanto a la selección de sujetos a reconocerles estatus jurídico.

Construcción de un concepto de ética y argumentación animal


a partir de la legislación local

Para el hombre como ser humano el vivir es un problema ético, pero no


para el animal. Los animales están ajustados al medio ambiente donde viven.
El hombre no está ajustado a su entorno, razón por la por la cual debe ajustarse
y justiicarse. A partir de ello, la bioética aporta a la ciencia jurídica la posibili-
dad del tránsito del concepto de “persona” hacia el de “vida” 4. A partir de ello
la bioética animal puede ser deinida como el conjunto de normas éticas que
regulan el comportamiento y las relaciones del hombre con los animales, estu-
diado bajo tres consideraciones: éticas, argumentativas y jurídicas.

a) Consideraciones éticas

Para Paulina Rivero Weber y Ruy Pérez Tamayo (2007), en su libro Ética y
bioética, en la construcción de la bioética el pensamiento de Platón insistía en
tres aspectos que conforman la ética y que deben estar siempre presentes: 1.
Para hablar de ética es necesario deliberar, utilizando la razón y no los senti-
mientos, 2. La ética implica pensar por cuenta propia sin hacer caso de lo que
diga la mayoría (no es una decisión democrática), y 3. La ética requiere que se
asuma un cometido fundamental: nunca ser injustos.
3 El Código Civil del Estado deine dos conceptos: “personas” y “cosas”, pero no trata de “animales”, que no son ni unas
ni otras. Habría que decir que los animales por sí mismos no son sujetos de derechos ni de responsabilidades, pero las
personas sí tenemos responsabilidades hacia ellos. Desde el punto de vista bioético, podemos decir que los animales no
son sujetos morales, pero sí objetos morales. Los problemas éticos no son con otros seres humanos, sino con seres no
humanos, otros que aún no son seres humano se incuso con seres que aún no son seres.

4 La bioética trata de relacionar los juicios de valor con los hechos biológicos, y en ese contexto amplio no hay duda de que
los “derechos de los animales” como seres vivos tienen un claro signiicado bioético. Ejemplo de ello es la experimenta-
ción con animales con ines preponderantemente no cientíicos, como los productos de belleza.

17
b) Consideraciones argumentativas

En términos de Rolando Tamayo y Salmorán (2003), la palabra ‘argumento’


puede usarse para indicar cualquier enunciado que airma algo, y por tanto
niega todo lo que le contradice. Insiste en que la expresión ‘argumento’ es más
o menos sinónima de ‘argumentación’, salvo que mientras argumentación de-
signa también la actividad de argumentar, argumento se reiere a la especíica
estructura discursiva en la cual el argumento se presenta.

En la argumentación el discurso (la forma en que se expresan los argu-


mentos) no busca persuadir (disuadir) o convencer; la idea es proveer un ar-
gumento que, en el caso, no pueda ser vencido, un argumento que no pueda
ser refutado, contra el cual no se pueda proporcionar un contraejemplo: un
argumentum ides. Este argumento cierra la confrontación. La argumentación
no persigue la adhesión a una tesis, sino mostrar un argumento que, ex tunc,
no puede ser vencido5. A partir de las ideas anteriores, es necesario establecer
que si bien se debe argumentar cientíica y jurídicamente, en atención a la
protección de los derechos animales, lo es también el hecho de que sólo pue-
den utilizarse elementos que sean congruentes y que no sean vencidos como
parte de tal consideración. En palabras de Tamayo, es necesario jugar con las
reglas del propio juego. Así, es necesario establecer que no podemos atribuir
conceptos ‘humanos’ a la condición animal, pero sí garantizar su respeto justo
como parte de “la preservación y aprovechamiento de la lora y fauna silvestre,
así como el trato digno y respetuoso a las especies animales, a efecto de evitar
la crueldad en contra de éstas”6.
5 La argumentación no es una yuxtaposición de materiales desordenados, indeinidos en número. Por el contrario, en la
argumentación sólo participan argumentos cuya identidad, conmensurabilidad y oportunidad han sido satisfechas. La
argumentación no es indeinida, la argumentación presupone un ámbito bien determinado, espacial (identidad de los
jugadores), materiales (sólo jugadas del juego), espacial y temporalmente. A este respecto cabe señalar que la argumen-
tación, como los demás juegos, no es sine die, tiene un punto inal. Ibídem

6 Ver Norma Oicial Mexicana de Emergencia NOM-EM-136-ECOL-2002, no es innovativa ya que sólo regula y desarro-
lla el contenido de las leyes. SJF, 9ª. Época, tesis aislada, TCC, Enero 2005.

18
El sincretismo denunciado tiene como propósito airmar que en las relacio-
nes de derecho no sólo se encuentra el hombre, sino también todos aquellos a
los cuales el hombre pueda vulnerar sus derechos fundamentales, encontrando
de este modo que los sujetos del derecho no son exclusivamente hombres, tam-
bién lo son los demás seres vivos y el mundo, puesto que éstos también tienen
derechos fundamentales que deben ser salvaguardados por el derecho, sin que
ello signiique atribuirle conceptos propios del ser humano.

c) Consideraciones jurídicas

La Declaración Universal de los Derechos del Animal, adoptada por la Liga


Internacional de los Derechos del Animal a las ligas nacionales ailiadas tras
la III Reunión sobre los Derechos del Animal celebrada en Londres del 21
al 23 de septiembre de 1977. La declaración proclamada el 15 de octubre de
1978 por la Liga Internacional, las ligas nacionales y las personas físicas que se
asocien a ella, fue aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y posteriormente por la Or-
ganización de las Naciones Unidas (ONU), la cual dispone:

19
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS
DEL ANIMAL7

Artículo 1. Todos los animales nacen iguales ante la Vida y tie-


nen los mismos derechos de existencia. 

Artículo 2

a) Todo animal tiene derecho al respeto.

b) El hombre, en tanto que especie animal, no puede atri-


buirse el derecho de exterminar a otros animales, o de
explotarlos violando este derecho. Tiene la obligación de
poner sus conocimientos al servicio de los animales.

c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los


cuidados y a la protección del hombre.

Artículo 3. Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos


de crueldad. Si es necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser
instantánea, indolora y no generadora de angustia.

Artículo 4

a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene


derecho a vivir libremente en su propio ambiente natu-
ral, terrestre aéreo o acuático, y a reproducirse.

b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga


ines educativos, es contraria a este derecho.
7 Fuente, esta declaración no es de conocimiento general y mucho menos valedera en todas las naciones. En caso de
incluirla en este documento, indicar lo anterior.

20
Artículo 5

a) Todo animal perteneciente a una especie viva tradi-


cionalmente en el entorno del hombre, tiene derecho
a vivir y crecer al ritmo y en las condiciones de vida y
libertad que sean propias de su especie.

b) Toda modiicación de dicho ritmo o dichas condi-


ciones que fuera impuesta por el hombre con ines mer-
cantiles, es contraria a este derecho. 

Artículo 6

a) Todo animal que el hombre ha escogido como com-


pañero tiene derecho a que la duración de su vida sea
conforme a su longevidad natural.

b) El abandono de un animal es un acto cruel y degra-


dante. 

Artículo 7

a) Todo animal de trabajo tiene derecho a una limita-


ción razonable del tiempo e intensidad del trabajo, a
una alimentación reparadora y al reposo. 

Artículo 8

a) La experimentación animal que implique un sufri-


miento físico o psicológico es incompatible con los
derechos del animal, tanto si se trata de experimentos

21
médicos, cientíicos, comerciales, o de cualquier otra
forma de experimentación.

b) Las técnicas alternativas deben ser utilizadas y desa-


rrolladas. 

Artículo 9. Cuando un animal es criado para la alimentación


debe ser nutrido, instalado y transportado, así como sacriicado,
sin que ello resulte para él motivo de ansiedad o dolor. 

Artículo 10

a) Ningún animal debe ser explotado para esparcimien-


to del hombre.

b) Las exhibiciones de animales y los espectáculos que


se sirvan de animales son incompatibles con la digni-
dad del animal. 

Artículo 11. Todo acto que implique la muerte del animal sin
necesidad, es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida. 

Artículo 12

a) Todo acto que implique la muerte de un gran nú-


mero de animales salvajes es un genocidio, es decir, un
crimen contra la especie.

b) La contaminación y la destrucción del ambiente na-


tural conducen al genocidio.

22
Artículo 13

a) Un animal muerto debe ser tratado con respeto. 


b) Las escenas de violencia en las que los animales son
víctimas deben ser prohibidas en el cine y la televisión,
salvo si ellas tienen como in el dar muestra de los aten-
tados contra los derechos del animal. 

Artículo 14

a) Los organismos de protección y salvaguarda de los


animales deben estar representados a nivel guberna-
mental.

b) Los derechos del animal deben ser defendidos por la


ley como lo son los derechos del hombre. 

Las disposiciones internacionales forman parte de las leyes extranjeras


y tratados que México ha incorporado como parte del acuerdo de convencio-
nalidad, y que resultan jurídicamente obligatorias.

Consideraciones en Ferrajoli sobre el concepto de persona

En términos de Kelsen, el sujeto de imputación normativa, es decir, el titular


de derechos y obligaciones, es el ser humano, y en consecuencia los derechos
que reconoce el derecho se circunscriben única y exclusivamente a éste. Aun
cuando el derecho no reconoce como sujetos de derechos y obligaciones a los
animales, por considerarlos ‘cosa’, es decir, objetos inanimados, sí pueden ser
objeto de regulación como parte de la regulación del hombre en relación con
su medio ambiente.

23
Actualmente casi toda la bibliografía iberoamericana, así como las reso-
luciones en materia de dignidad y derechos fundamentales a cargo del Poder
Judicial Federal, suele adscribirse al pensamiento garantista de Ferrajoli (2001)
para deinir a los derechos fundamentales, en los términos siguientes:

Los Derechos Fundamentales constituyen aquellas expecta-


tivas de prestaciones o no lesiones que se atribuyen, de forma
universal e indisponible, a todos en cuanto personas, ciudadanos
y/o capaces de obrar (Ferrajoli, 2001, p. 287) este tipo de dere-
chos, fundamentales, que hacen referencia tanto a aquellos dere-
chos consagrados en las constituciones de los estados respectivos
(perspectiva formal), como los derechos inherentes a la persona
humana (perspectiva material)8.

Son derechos de los “individuos”, según el profesor Ferrajoli, aquellas situa-


ciones de ventaja que el derecho positivo reconoce a las personas en relación a
tres diferentes estatus: persona, capacidad de obrar, y ciudadano. Los Derechos
Fundamentales de los individuos tienen origen en el previo reconocimiento
por parte del derecho objetivo (positivo) de los estatus en cuestión; mas, de he-
cho, sucede que no a todos los individuos se les reconocen, lo que determina,
en consecuencia, que tampoco se les reconozcan determinados derechos que
existen en razón de tales estatus.

Por tanto, el reconocimiento de los estatus de persona, capacidad de obrar


y ciudadanía, así como la combinación de posibilidades de que ellos se reco-

8 Al respecto, el profesor Gregorio Peces-Barba también reiere que los derechos fundamentales encuentran sustento en
un sistema de valores previo (dimensión material) y sólo alcanzan su plenitud cuándo: 1) una norma jurídica los reco-
noce, 2) de tal norma se desprenden un conjunto de facultades o derechos subjetivos y, 3) los titulares pueden contar con
el aparato coactivo del Estado para la protección de tales derechos.

24
nozcan sólo parcialmente, dan origen a una interesante tipología de derechos,
en una perspectiva teórica. Ciudadanía y capacidad de obrar, por el hecho de
que no se reconocen a todos los individuos, pueden dar origen a dos gran-
des divisiones de los derechos. La primera entre derechos de la personalidad
y derechos de ciudadanía, y la segunda entre derechos primarios y derechos
secundarios. La primera denota derechos que pertenecen a todos o sólo a los
ciudadanos, mientras que la segunda se reiere a derechos que pertenecen a
todos o sólo a las personas capaces de obrar, y combinándolas se generan cua-
tro clases de derechos. Los derechos humanos, que son derechos primarios de
las personas, que pertenecen a todos los individuos por el solo hecho de ser
personas, y que incluyen el derecho a la vida y a la integridad física, la libertad
de conciencia, el derecho a la salud y a la instrucción.

Así, sea que nos abracemos a una corriente positiva o natural de los dere-
chos para deinir a los Derechos Fundamentales, los mismos obedecen a un
reconocimiento especíico en un tiempo y lugar determinado; así, los mismos
responden a una vigencia, tienen una edad, son producto de su tiempo y de las
necesidades concretas que desarrollan las sociedades y los individuos dentro
de coordenadas espaciales y temporales determinadas, así como también res-
ponden a una serie de aspiraciones y mutaciones morales, éticas, sociales, cul-
turales, económicas y de carácter eminentemente políticas, consideración que
nos lleva a lo siguiente: En todos los Estados democráticos los Derechos Fun-
damentales se han convertido en una escala de evaluación de la legitimidad de
los poderes públicos. El ejercicio de los Poderes democráticamente conquista-
dos debe corresponderse con una política de respeto y de compromiso con los
derechos; de otra forma los Poderes públicos enfrentarán, cuando menos, un
déicit de legitimidad de ejercicio. Legitimidad que en el estado de Querétaro
ha pretendido garantizarse a través de la legislación en protección a un reco-
nocimiento jurídico en favor de los animales.

25
La ética animal en el estado de Querétaro

El Código Civil en el Estado de Querétaro reconoce en su Título Primero.


De las personas físicas y morales, el catálogo y requisitos a partir del cual se
reconoce la calidad de persona para efectos de su reconocimiento jurídico,
y respecto del cual no incluye a los animales; es decir, la legislación local no
le atribuye una naturaleza jurídica a los seres vivos no humanos -al grado de
no considerarlos, incluso, bienes muebles o inmuebles-, razón por la cual se
desplaza a leyes diferenciadas, o simples reglamentos, la posibilidad de un re-
conocimiento legal.

El caso en estudio plantea que la LVI Legislatura, para el periodo 2012-


2015, o sea, el Congreso actual, ha legislado ignorando los principios generales
que marca la legislación internacional de carácter obligatorio, y a partir de
conceptos propios crea una categoría jurídica diferente en cuanto a la defensa
y trato animal. A saber:

a) El decreto que declara a la iesta brava como patrimonio cultural in-


tangible en el Estado.

26
PODER LEGISLATIVO

LA QUINCUAGÉSIMA SEPTIMA LEGISLATURA DEL ESTA-


DO DE QUERÉTARO, EN EJERCICIO DE LAS FACULTADES
QUE LE CONFIEREN LOS ARTÍCULOS 17, FRACCIÓN XIX,
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE QUE-
RÉTARO Y 81 DE LA LEY ORGÁNICA DEL PODER LEGISLA-
TIVO DEL ESTADO DE QUERÉTARO, Y

CONSIDERANDO

1. Que la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la


Ciencia y la Cultura (UNESCO) deine el patrimonio oral e in-
material como “el conjunto de creaciones basadas en la tradición
de la comunidad cultural expresada por un grupo de individuos
y que reconocidamente responden a las expectativas de la comu-
nidad en la medida en que relejan su identidad cultural y social”.

2. Que según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio


Cultural Inmaterial de 2003, reconocida por el Estado Mexicano
el 27 de octubre de 2005, el Patrimonio Cultural Inmaterial, tam-
bién llamado patrimonio viviente, es la raíz de nuestra diversidad
cultural y su mantenimiento es una garantía para la continuación
de la creatividad; se deine como las prácticas, representaciones,
expresiones, conocimientos y habilidades, así como los instru-
mentos, los objetos y artefactos, los espacios culturales asociados

27
con los mismos, que las comunidades, los grupos y, en algunos
casos, los individuos reconocen como parte de su legado cultural.

3. Que dicho patrimonio cultural inmaterial, transmitido de gene-


ración en generación, es constantemente retomado y adecuado
por comunidades y grupos en respuesta a su entorno, su inte-
racción con la naturaleza y su historia, lo que les proporciona un
sentido de identidad, promoviendo de este modo el respeto por la
diversidad cultural y la creatividad humana.

4. Que en el Coloquio Internacional “La Fiesta de los Toros; Un pa-


trimonio Cultural Inmaterial Compartido” celebrado en Tlaxca-
la en enero de 2012, cuyos participantes fueron provenientes de
Ecuador, España, Francia, México y Venezuela, se realizaron me-
sas de discusión que versaron sobre los componentes, la cultura
de la tauromaquia, el aporte ecológico de las ganaderías bravas, la
realidad actual y la evolución de la iesta y la relexión de los mo-
tivos que justiican su reconocimiento como patrimonio cultural
inmaterial en cada uno de los ocho países con tradición taurina,
que son España, México, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela,
Francia y Portugal, obteniendo como resultado de dicho Colo-
quio, la irma del Protocolo denominado “Declaración Tlaxcala”.
A partir de esa declaración, entidades como Hidalgo, Aguasca-
lientes y Tlaxcala, emitieron las declaratorias para que en esos
Estados se reconozca la iesta taurina como patrimonio cultural
inmaterial y se salvaguarde para el futuro dicha tradición.

5. Que además de lo anterior y aunado a que el Centro Histórico


de nuestro Estado ha sido designado por la UNESCO como Pa-
trimonio Cultural de la Humanidad por su arquitectura colonial,

28
principalmente por el Acueducto, obra que como sabemos es de-
bida a Don Juan Antonio de Urrutia y Arana Pérez de Inoriza y
Echávarry, Marqués de la Villa del Villar del Águila y Caballero
de la Orden de Alcántara; las tradiciones y costumbres arraigadas
desde hace tanto tiempo, deben preservarse y promoverse para
que sigan siendo parte de la identidad de los queretanos.

6. Que la iesta de los toros en Querétaro, junto a otras históricas


costumbres y tradiciones, es producto de la mezcla cultural de
dos sociedades, la española y la mexicana, que se identiican en
una mezcla de gozo y respeto a las iestas y tradiciones.

7. Que en el Estado, la tauromaquia ha sentado sus bases de forma


más sobresaliente que el resto del País, ello con la inclusión de
la crianza, además del desarrollo de los conocimientos cientíi-
cos y empíricos sobre la estética de los toros de lidia. Muestra de
ello, son las ganaderías que han encontrado en nuestra Entidad
las mejores condiciones para la prosperidad de los toros de lidia,
posicionándose como el segundo estado en el País con más gana-
derías y, por lo tanto, con más tradición taurina que el resto; en
este sentido se destacan las 32 principales ganaderías, siendo las
de Antonio Guzmán Barralva, Camino Real, Carlos Castañeda,
Dos Ríos, El Batán, Garifas, Gonzalo Iturbe, Jaral de Peñas, Jor-
ge Haro, José Barba, Julián Hamdam, La Gloria, La Muralla, La
Venta de Romero, La Venta del Refugio, León Sergio González,
Lebrija, Lecumberri Hermanos, Los Cues, Los Encinos, Magda-
lena González, Ordaz, Peña Bernal, Rogelio Rosales, San Martín,
Santa María, Teóilo Gómez, Tepayahualco, Villa Mayor, Villar
del Águila y Xajay entre otras

29
8. Que dichas ganaderías han aportado a la iesta taurina innumera-
bles e inmejorables ejemplares que permiten al torero lucir todo
su esplendor y aunque no se tiene datos exactos para asegurar
desde qué fecha las haciendas de Querétaro se dedicaron a la
crianza de ganado bravo, podemos estar seguros de que esta ac-
tividad debió estar presente desde inales del siglo XVI o inicios
del siglo XVII.

9. Que de acuerdo a datos históricos narrados por el M.V.Z. Carlos


Alberto Vega Pérez, en su obra ¡Yo sé de toros!, es a partir de 1680
cuando Don Juan Caballero y Osio, agregó a los festejos taurinos
la costumbre de donar toros muertos a los conventos, hospitales
y cárceles; además dicha tradición fue acogida por el clero, pues
durante la consagración de la iglesia de la Orden de la Congre-
gación de la Virgen de Guadalupe, en el año de 1680, se lidiaron
varias corridas de toros de la ganadería de Don Juan Caballero
y Osio. Así, también, para conmemorar la entrada del agua de
los socavones a la ciudad, a través del famoso Acueducto, en el
año de 1737, se celebraron varios festejos, entre ellos, corridas
de toros. Posteriormente, en la inauguración de La Alameda, en
el año 1797, también se tuvieron festejos taurinos; estos eventos
se llevaron a cabo en la “Plaza Grande” que estaba ubicada en el
gran atrio de la iglesia de San Francisco, en pleno centro de la
ciudad; luego, años más tarde, enfrente de la entrada principal de
La Alameda, se construyó una plaza ija conocida como “Calle de
la tauromaquia”. Así, pues, para el año de 1870, fue construida la
primera plaza de cal y canto, ubicada en lo que actualmente son
las calles de Andrés Quintana Roo y Avenida del 57, conocién-
dose con el nombre de Plaza de Occidente y fue propiedad del

30
Sr. Silvestre Méndez. Luego, en el año de 1898, fue construida la
famosa Plaza Colón en la actual calle de Zaragoza, entre las ca-
lles de Allende y Colón, plaza que fue escenario de gran cantidad
de corridas de toros, donde las ganaderías queretanas, así como
las de casi todo el País, enviaron sus encierros para que fueran
lidiados por toda la baraja de toreros mexicanos y españoles de
la época. Fue entonces que el 22 de diciembre de 1963, Don Ni-
colás González Jáuregui puso en operación la actual “Plaza Santa
María”, la cual tiene una capacidad para 10,000 espectadores, ade-
más de que es una ediicación de gran belleza arquitectónica. Asi-
mismo, con el ánimo de no quedares atrás, los Hermanos Torres
Landa, inauguraron el 5 de mayo de 1988 la bellísima plaza de
“Provincia Juriquilla”, donde también se han presentado carteles
de magníica importancia.

10. Que aunado a la importancia cultural histórica que tiene la iesta


de los toros en Querétaro, hoy en día es una tradición que debe
perpetuarse.

11. Que actualmente, además de la capital, en el 80% de los muni-


cipios de nuestra Entidad se pueden encontrar sitios adecuados
para llevar a cabo una corrida de toros.

12. Que hoy en día, en Querétaro están surgiendo toreros y criándose


toros de talla internacional; ejemplo de ello el Matador Octavio
García González, mejor conocido como “El Payo” quien al inicio
de la temporada grande de este año, en la Plaza de Toros México,
salió victorioso tras la lidia de un toro producido por una gana-
dería queretana, la de Barralva.

31
13. Que desde el punto de vista económico, es importante reconocer
la contribución de la iesta de los toros al Estado. Es una derrama
importante que contribuye al sostenimiento de muchas familias,
pues de manera indirecta la iesta brava produce empleos para el
personal que labora en restaurantes, valet parking, taxis, hoteles e
incluso para los artesanos que con el objetivo de vender sus pro-
ductos y servicios se acercan a los sitios donde se llevan a cabo las
corridas de toros.

14. Que es indubitable que la tauromaquia representa una parte im-


portante en la cultura queretana, por lo que es de suma importan-
cia que la misma sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de
nuestro Estado.

15. Que de acuerdo a la Constitución Política del Estado de Queréta-


ro, la cultura de los queretanos constituye un bien irrenunciable y
un derecho fundamental, por ello, se deberá proteger el patrimo-
nio y las manifestaciones culturales.

16. Que aunado a lo anterior, las autoridades, con la participación


responsable de la sociedad, promoverán el rescate, la preserva-
ción, el fortalecimiento, la protección, la restauración y la difu-
sión del patrimonio cultural que deine al pueblo queretano, el
cual es inalienable e imprescriptible

Por lo expuesto, la Quincuagésima Séptima Legislatura del Esta-


do de Querétaro expide el siguiente:

32
DECRETO POR EL QUE SE DECLARA A LA FIESTA DE TO-
ROS PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DEL ESTADO
DE QUERÉTARO.

Artículo Primero. La Quincuagésima Séptima Legislatura del


Estado de Querétaro, decreta a la Fiesta de Toros Patrimonio Cul-
tural Inmaterial del Estado de Querétaro.

Artículo Segundo. Que para efecto de mantener y promover el


patrimonio cultural inmaterial de la iesta taurina, se establece el
tercer in de semana del mes de mayo para la celebración de un
festival taurino en Querétaro, que conmemore esta tradición.

TRANSITORIOS

Artículo Primero. Este Decreto entrará en vigor al día siguiente


de su aprobación por el Pleno de la Quincuagésima Séptima Le-
gislatura del Estado de Querétaro.

Artículo Segundo. Remítase el presente Decreto al titular del Po-


der Ejecutivo del Estado, para su conocimiento.

33
Artículo Tercero. Envíese al titular del Poder Ejecutivo del Esta-
do, para su publicación en el Periódico Oicial del Gobierno del
Estado “La Sombra de Arteaga”.

LO TENDRÁ ENTENDIDO EL CIUDADANO GOBERNA-


DOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO Y
MANDARÁ SE IMPRIMA, PUBLIQUE Y OBSERVE.

DADO EN EL SALÓN DE SESIONES “CONSTITUYENTES


1916-1917” RECINTO OFICIAL DEL PODER LEGISLATIVO
DEL ESTADO DE QUERÉTARO, A LOS CATORCE DÍAS DEL
MES DE DICIEMBRE DEL AÑO DOS MIL DOCE.

ATENTAMENTE

QUINCUAGÉSIMA SÉPTIMA LEGISLATURA

DEL ESTADO DE QUERÉTARO

MESA DIRECTIVA

b) Ley que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley de protec-


ción animal del Estado de Querétaro.

34
LIC. JOSÉ EDUARDO CALZADA ROVIROSA,

Gobernador Constitucional del Estado de Querétaro, a los


habitantes del mismo, sabed que:

LA QUINCUAGÉSIMA SÉPTIMA LEGISLATURA DEL ESTA-


DO DE QUERÉTARO, EN EJERCICIO DE LAS FACULTADES
QUE LE CONFIEREN LOS ARTÍCULOS 17, FRACCIÓN II, DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE QUERÉ-
TARO Y 81 DE LA LEY ORGÁNICA DEL PODER LEGISLATI-
VO DEL ESTADO DE QUERÉTARO, Y

CONSIDERANDO

1. Que de acuerdo a lo establecido por el artículo 7o., de la Ley Gene-


ral del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, se otorga a
las Entidades Federativas la facultad de formulación, conducción
y evaluación de la política ambiental estatal, así como la preser-
vación y restauración del equilibrio ecológico en las materias que
no estén expresamente atribuidas a la Federación, entre otras.

2. Que la mencionada Ley reiere, en su artículo 79, fracción VIII,


que para la preservación y aprovechamiento sustentable de la lo-
ra y fauna silvestre se considerarán criterios como “el fomento del
trato digno y respetuoso a las especies animales, con el propósito
de evitar la crueldad en contra de éstas”.

35
3. Que atendiendo a lo dispuesto en el artículo 29 de la Ley General
de Vida Silvestre, “Los Municipios, las Entidades Federativas y la
Federación, adoptarán las medidas de trato digno y respetuoso para
evitar o disminuir la tensión, sufrimiento, traumatismo y dolor que
se pudiera ocasionar a los ejemplares de fauna silvestre durante su
aprovechamiento, traslado, exhibición, cuarentena, entrenamiento,
comercialización y sacriicio”. Del mismo modo, en su numeral
30, menciona que el aprovechamiento de la fauna silvestre se lle-
vará a cabo de manera que se eviten o disminuyan los daños a la
fauna silvestre prohibiendo todo acto de crueldad en contra de la
fauna silvestre.

4. Que conforme al artículo 5 de la Constitución Política del Estado


de Querétaro, toda persona tiene derecho a un medio ambien-
te adecuado para su desarrollo y bienestar integral, siendo obli-
gación de las autoridades y de los habitantes protegerlo. En este
contexto, la protección, la conservación, la restauración y la sus-
tentabilidad de los recursos naturales serán tareas prioritarias del
Estado.

5. Que en términos del artículo 1 de la Ley de Protección Animal del


Estado de Querétaro, es objeto de la misma, entre otros, asegu-
rar las condiciones para el trato digno, el respeto y consideración
para todas las especies animales; promover la cultura de protec-
ción y respeto a la naturaleza y erradicar el maltrato y los actos de
crueldad con los animales.

6. Que las leyes vigentes en la materia, consideran como faltas que


deben ser sancionadas, los actos realizados en perjuicio de un
animal, pudiendo consistir en toda privación de aire, luz, alimen-

36
to, bebida, espacio suiciente o de abrigo contra la intemperie,
que cause o pueda causar daño a un animal, entre otros.

7. Que no obstante lo anterior, la protección y conservación de los


animales en nuestro País continúa rezagada, en este caso, debido
a la presión ejercida por los dueños de los circos que justiican
“la no prohibición de su espectáculo” por el uso necesario de los
animales para entretener a la gente, cuando existen circos de alto
prestigio mundial que no requieren maltratar animales y cam-
biar su conducta para divertir a los espectadores; éstos, incluso,
promueven el desempeño humano a través de diversas manifes-
taciones artísticas, por lo que en nuestro País se podrá continuar
sus presentaciones sin la necesidad de utilizar animales para sus
actos.

8. Que a nivel mundial, países como Suecia, Austria, Costa Rica, In-
dia, Finlandia, Venezuela, Colombia, Bolivia, Canadá, Singapur,
Ecuador, Perú, Estados Unidos, Argentina, Australia e Israel, han
prohibido ya los circos con animales en algunas ciudades y loca-
lidades.

9. Que el compromiso ambiental con los animales es una tarea que


va más allá de la preservación y rescate de especies amenazadas
o en peligro de extinción; incluye también el cuidado y respeto a
aquellos con los que convivimos diariamente, desde los animales
domésticos, hasta los silvestres en cautiverio y aquellos que erró-
nea e innecesariamente usamos en espectáculos públicos.

10. Que una Ley debe ser un relejo del sentir social; por ello es me-
nester reformar la citada Ley de Protección Animal, en favor del

37
respeto y la protección a la vida de los animales silvestres, exóti-
cos y domésticos. Como representantes de la ciudadanía, debe-
mos velar por los intereses y necesidades de la misma, que ma-
yoritariamente clama la prohibición de los circos con animales.

11. Que en el año 2012, el Municipio de Zapopan, Jalisco, se posicio-


nó como el primero que prohibió los circos con animales, al ser
aprobada en sesión del Cabildo, la reforma al artículo 63 del Re-
glamento de Sanidad, Protección y Trato Digno para los Anima-
les, que señala: “Queda estrictamente prohibido el establecimiento
con carácter temporal o permanente de espectáculos y circos con
animales dentro del Municipio de Zapopan, Jalisco, que ofrezca y
utilicen como atractivo principal la explotación, exposición, exhibi-
ción y/o participación de animales cualquiera que sea su especie”.

12. Que en el presente caso, prohibir la utilización de animales vi-


vos en los circos y espectáculos itinerantes requiere, para su cabal
implementación, adecuar y reformar también los procedimientos
de carácter administrativo contenidos en los diversos ordena-
mientos de carácter municipal, ya que los Ayuntamientos serán
los encargados de imponer las multas a quien incumpla con lo
dispuesto en la Ley.

13. Que consecuentemente, resulta obligado reformar la Ley de Pro-


tección Animal del Estado de Querétaro, a efecto de que quede
establecida, la prohibición en todo el Estado, de realizar espectá-
culos circenses, públicos o privados, en los que se utilicen anima-
les vivos; armonizando nuestra legislación con la Ley General del
Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y la Ley General

38
de Vida Silvestre, en relación al de trato digno y respetuoso a la
fauna silvestre y doméstica.

Por lo anteriormente expuesto, la Quincuagésima Séptima


Legislatura del Estado de Querétaro, expide la siguiente:

LEY QUE REFORMA Y ADICIONA DIVERSAS DISPOSICIO-


NES DE LA LEY DE PROTECCIÓN ANIMAL DEL ESTADO
DE QUERÉTARO.

Artículo Único. Se reforman las fracciones XII y XIII del


artículo 3, el último párrafo del artículo 37 y los artículos 82 y
83; y se adiciona una fracción XIV al artículo 3 y un artículo 84
bis a la Ley de Protección Animal del Estado de Querétaro, para
quedar como sigue:

Artículo 3. Para efectos de...

I. a la XI. …

XII. Secretaría: La Secretaría de Desarrollo Sustentable del Estado de


Querétaro;

XIII. Unidades de manejo para la conservación de la fauna silvestre:


Los predios e instalaciones registrados que operen de conformi-
dad con un plan de manejo aprobado, dentro de los cuales se dé
seguimiento al estado del hábitat y de poblaciones o ejemplares
que ahí se encuentren; y

39
XIV. Espectáculo circense: Aquel realizado de manera itinerante den-
tro de una carpa movible, sin espacio físico ijo para su estancia.

Artículo 37. Son conductas crueles…

Se consideran conductas…

I. a la XXII. …

Los espectáculos de tauromaquia, charrería, pelea de ga-


llos y iestas tradicionales locales, no se considerarán como actos
de crueldad o maltrato, para tal efecto del presente artículo, siem-
pre y cuando se realicen conforme a los reglamentos que al efecto
emitan las autoridades municipales competentes.

Artículo 82. Los municipios expedirán el permiso para la


utilización de animales en festividades públicas o análogas. Si las
condiciones de cuidado de los animales se deterioran o se verii-
can infracciones del permisionario que impliquen crueldad hacia
los animales, la autoridad municipal retirará inmediatamente el
permiso y procederá a la cancelación del evento.

Artículo 83. Corresponde a las autoridades federal, es-


tatal y municipal, coordinadas en el ámbito de sus respectivas
competencias, vigilar las condiciones en que se encuentren los
animales destinados a festividades públicas.

Artículo 84 bis. Queda prohibida la celebración y reali-


zación de espectáculos circenses públicos o privados en los cuales
se utilicen animales vivos sea cual sea su especie, con ines de
explotación, exposición, exhibición y/o participación.

40
Se sancionará con el equivalente de cinco mil Veces el
Salario Mínimo General Diario Vigente en la Zona, a quién cele-
bre o realice clandestinamente espectáculos circenses públicos o
privados en los cuales se utilicen animales vivos.

La autoridad municipal hará del conocimiento de la


Delegación estatal de la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente, aquellos circos que incumplan con lo dispuesto en el
presente artículo, a in de que instaure el procedimiento adminis-
trativo correspondiente, en contra de los propietarios o represen-
tantes de los circos y que proceda al aseguramiento precautorio
de los ejemplares rescatados, para trasladarlos a los Centros para
la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre de acuerdo a
las leyes federales aplicables.

TRANSITORIOS

Artículo Primero. Esta Ley entrará en vigor al día siguien-


te de su publicación en el Periódico Oicial del Gobierno del Es-
tado “La Sombra de Arteaga”.

Artículo Segundo. Se derogan todas aquellas disposicio-


nes de igual o menor jerarquía que se opongan a la presente Ley.

Artículo Tercero. Cada uno de Ayuntamientos de los Mu-


nicipios del Estado de Querétaro realizará las adecuaciones y mo-
diicaciones en los reglamentos administrativos.

41
LO TENDRÁ ENTENDIDO EL CIUDADANO GOBERNA-
DOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE QUERÉTARO Y
MANDARÁ SE IMPRIMA, PUBLIQUE Y OBSERVE.

DADO EN EL SALÓN DE SESIONES “CONSTITUYENTES


1916-1917” RECINTO OFICIAL DEL PODER LEGISLATIVO
DEL ESTADO DE QUERÉTARO, A LOS CINCO DÍAS DEL
MES DE DICIEMBRE DEL AÑO DOS MIL TRECE.

ATENTAMENTE

QUINCUAGÉSIMA SÉPTIMA LEGISLATURA

DEL ESTADO DE QUERÉTARO

MESA DIRECTIVA

42
Conclusiones

Hemos dejado en claro que los problemas de la bioética y de la ética animal


deben ser deliberados mediante la razón y no los sentimientos; no constituye
una decisión democrática y requiere un presupuesto fundamental: nunca ser
injustos.

Bajo estas consideraciones, es menester precisar que si bien México ha


modiicado su marco constitucional con la intención de incorporar y recono-
cer el derecho internacional –incluidas las regulaciones en materia de bioética
y ética animal- como propio, y con ello armonizar su legislación nacional y lo-
cal, el tratamiento es progresivo, por lo cual debe transitar por una sensibilidad
y todo un tamiz de ideas, cultura y conceptos en la materia9.

Por cuanto ve a las Entidades Federativas, es necesario que dicha le-


gislación no contenga lagunas ni antinomias que signiiquen un sincretismo
teórico y argumentativo en el reconocimiento y defensa de los animales como
seres vivos, dado que el derecho positivo subsiste en el sentido de conferir el
carácter de sujeto de imputación normativa exclusivamente al ser humano.
Pero dicho ser humano debe estar en concierto con su entorno como principio
ético y bioético en términos constitucionales.

En Querétaro, los esfuerzos por establecer un catálogo que garantice di-


cho respeto transita por ese sincretismo y ambigüedad, dado que la LVI Legis-
latura ha creado legislaciones contradictorias en materia de protección animal,
bajo argumentos carentes de los principios y teoría de la materia. Creando, a
la vez, un derecho y un no derecho positivado. Los argumentos en un primer
9 Barcelona se estableció una política socialmente responsable, relativa a los menores de edad; les prohibieron el acceso a
las corridas, luego elevaron los impuestos hasta la total abolición de las corridas de toros.

43
sentido transitan bajo conceptos “económicos” y “políticos” sobre la necesidad
de proteger la actividad taurina, considerándola como Patrimonio Cultural
intangible, excluyendo cualquier consideración ética en cuanto al tratamiento
y respeto a la condición animal. En un segundo acto legislativo, las reformas a
la Ley de Protección Animal sí crean la aproximación a un concepto de “dig-
nidad” y “respeto” por los animales; sin embargo, en la misma subsiste el pro-
blema de legalidad y de principios, ya que se limita a tutelar exclusivamente a
los animales que forman parte de los espectáculos “circenses itinerantes dentro
de una carpa movible”, sin espacio físico ijo para su estancia y sobre animales
“terrestres” -caballos, elefantes, jirafas- pero omitiendo a otros tipos de anima-
les, como los marinos, que también forman parte de espectáculos análogos.
En el mismo sentido, tales disposiciones marcan que la obligación de caliicar
el maltrato o no animal –sin establecer un catálogo de supuestos- recae en las
autoridades municipales, lo cual trae consigo la contradicción jurídica de que
dos municipios con sólo unos cuantos metros de distancia, permitan por un
lado y prohíban por el otro el mismo tipo de actividad por no considerarla un
deterioro, o implique crueldad hacia los animales.

Por último, dicha ley consiente la celebración de espectáculos tales


como la tauromaquia, charrería, pelea de gallos y iestas tradicionales loca-
les, no considerándolos como actos de crueldad o maltrato, siempre y cuando
se realicen conforme a los reglamentos que al efecto emitan las autoridades
municipales competentes. Es decir, la ley desplaza en favor de los municipios
su reglamentación y obligatoriedad. Las leyes deben ser perfeccionadas y ade-
cuadas a la ética animal, y a la teoría de la materia, debiendo ser ante todo
razonables y justos.

44
Bibliografía

Ferrajoli, L. (2001). Los fundamentos de los derechos fundamentales. Madrid:


Trotta.

Rivero Weber, P; Pérez Tamayo, R. (2007). Ética y bioética en La construcción


de la bioética, México: FCE.

Tamayo y Salmorán, R. (2003). Razonamiento y argumentación jurídica. El


paradigma de la racionalidad y la ciencia del derecho, México: UNAM.

Discos ópticos SCJN.

Código Civil para el Estado de Querétaro.

45
Entre la bioética y el bioderecho.

Elementos para la aproximación desde el


Estado Constitucional

Raúl Ruiz Canizales10*

Contexto

El objetivo prístino de la ciencia fue garantizar el máximo bienestar a la


humanidad. La lógica que imperó en aquel proyecto fue el re-descubrimiento
de la naturaleza para la supervivencia del hombre. No había más interés que
la comprensión del mudo natural, apegado a explicaciones pertenecientes al
mundo natural. Es así que los grandes proyectos cientíicos fueron encamina-
dos a cumplir una promesa: la ediicación de un proyecto capaz de entender al
hombre mismo en su relación con la Naturaleza, pero al mismo tiempo con-
seguir el dominio y descubrimiento de las leyes que rigen ese orden natural.
El hombre-ciencia era observador y protagonista, a la vez. Se trataba de un
individuo cuya actividad se enfocaba a colocar a la ciencia al servicio de la
humanidad. Hasta aquí, la historia de esta cosmovisión parecía plausible. La
racionalidad se basaba en los modelos de explicación-experimentación. No
siempre fue así.

Llegada la ciencia moderna, sobre todo a partir de la irrupción en escena de


Francis Bacon (Novum Organon), se cambia todo: el dominio de la Naturaleza
por medio de una racionalidad instrumental. Es a partir de un ino trabajo
de sistematización del conocimiento cientíico y del llamado al dominio de la
10 * Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

47
Naturaleza, cuando la ciencia toma un giro que marcará a la humanidad para
todo el futuro. Es el fuerte instrumentalismo lo que caracteriza a la ciencia
moderna, pero un instrumentalismo colocado ya no al descubrimiento de las
leyes, sino que se antoja colocado al servicio de la producción para, a su vez,
colocarlo en el mercado. Aparece la lógica de la ganancia. Ahora, incluso, el
concepto ciencia experimentará un cambio signiicativo, pues bajo esa lógica
de mercado lo que ahora se presenta es un nuevo rostro del conocimiento
cientíico: la tecnociencia.

Hoy en día asistimos a una época donde los avances de la tecnociencia han
rebasado, por mucho, la imaginación de nuestros juristas y biotecnólogos de
hace apenas tres décadas. Desde sectores estratégicos como la agricultura, la
guerra, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’ s), pasando
por las estrategias poblacionales desde un referente biopolítico, hasta llegar a
la medicina, la tecnociencia logra —como discurso y práctica— consolidarse
como la actividad única y posible de garantizar el bienestar de la humanidad.

Asimismo, el siglo XX fue el de la ciencia y la tecnología. Como en ningún


otro momento de la historia humana la sociedad se vio directamente inluida
por las espectaculares transformaciones conocidas en los ámbitos cientíicos y
tecnológicos que han abarcado todos los campos: producción, conocimiento,
guerra, comunicaciones, ciudades, agricultura, vida cotidiana, etcétera.

La ciencia se ha convertido en una auténtica fuerza productiva, esencial en


el funcionamiento del capitalismo que, como cualquier otro terreno erigido
por la lógica capitalista, se ha convertido en un producto comercial, que se
compra y se vende en el mercado como cualquier otra mercancía. La organiza-
ción misma de la investigación cientíica pone de presente las transformacio-
nes experimentadas en las últimas décadas: por ejemplo, ha desaparecido el in-

48
vestigador aislado e independiente que trabajaba exclusivamente a nombre del
saber, desinteresadamente y para beneicio de toda la sociedad. Este modelo
(ideal) de cientíico empezó a resquebrajarse con el advenimiento de la revolu-
ción industrial, pero terminaría deinitivamente en el siglo XX, cuando la lógi-
ca capitalista se desplazó por completo hacia la ciencia y la tecnología. Ahora
la ciencia y la tecnología son un negocio como cualquier otro; la perspectiva es
siempre la de obtener ganancias. En ese negocio los cientíicos, investigadores
y auxiliares son parte de la inversión (inversión en “capital humano”, según la
jerga neoliberal) y los conocimientos que de sus actividades se derivan son
mercancías monopolizables por las empresas que han invertido. El ideal de
una “ciencia desinteresada” se difumina cada vez más en el horizonte. No todo
el mundo (países y personas) tienen acceso a los conocimientos —como se
demuestra fácilmente— porque se han convertido en fuente de ganancias, de
poder y de expoliación, como tendencia predominante. La mercantilización de
la ciencia y de la tecnología ha alcanzado tales dimensiones que los primeros
cientíicos difícilmente se imaginaban que los resultados de la investigación
fueran a ser cotizados como cualquier producto de especulación bursátil, ni
que la organización del saber tuviera la inalidad explícita de obtener ganan-
cias.

En este cambiante contexto mercantil, ligado a las transformaciones del ca-


pitalismo contemporáneo, deben ser examinadas las características asumidas
por la ciencia y la tecnología y sus complejas relaciones con la sociedad. No
de otra manera pueden entenderse los efectos contradictorios de las investiga-
ciones cientíicas y de las innovaciones tecnológicas, efectos contradictorios
que se hicieron palpables el 6 de agosto de 1945 con el estallido de la primera
bomba atómica sobre una inerme población japonesa. Ese día, tanto la ciencia
como la tecnología perdieron su inocencia y, en adelante, se hizo casi imposi-

49
ble seguir sosteniendo el argumento de que ambas —con independencia de los
intereses en juego— generan únicamente efectos benéicos para la humanidad.

En los últimos 60 años ha quedado demostrado hasta dónde pueden llegar


ciencia y tecnología, que pueden generar el peor o el mejor de los mundos;
pero, en realidad, eso no ha dependido de ellas, sino de las fuerzas sociales que
estén detrás de las mismas. Además, el vertiginoso cambio de la tecnología y
de la ciencia ha conducido a que desaparezca la distancia que antes las separa-
ba, siendo ahora mucho más coherente hablar de tecnociencia, vocablo con el
que se quiere signiicar que ya no tiene sentido seguir hablando de investiga-
ción puramente cientíica y aplicación práctica de sus resultados en inventos
tecnológicos. La forma como la investigación cientíica está organizada en el
mundo actual ha roto este dique, por la sencilla razón de que se ha colocado en
primer plano la rentabilidad del capital invertido en dicha actividad. ¿Quién
puede creer en estos momentos que la inversión de una empresa multinacional
en la generación de un determinado producto (un medicamento, por ejemplo)
se consagre al apoyo inanciero de cientíicos desinteresados, cuya inalidad
es el puro conocimiento biológico, y se niegue a alcanzar el in propuesto de
lanzar un nuevo producto al mercado con el que se obtendrán millones de
dólares de ganancia?

Justamente, por esta razón, se hace necesario señalar el carácter contra-


dictorio de la ciencia y la tecnología, evidente al examinar sus consecuencias
sociales. ¿Acaso cuando se habla —para indicar un caso concreto— de los es-
pectaculares desarrollos de la biotecnología, pueden solamente considerarse
sus consecuencias positivas, olvidándose de sus efectos negativos, que son una
terrible posibilidad que franquea incluso el terreno de la ciencia icción?

50
Por supuesto que la ciencia y la tecnología tienen un carácter contradicto-
rio en la medida en que son esenciales en cualquier proyecto de organización
social diferente al capitalismo, y que además de ellas no se puede prescindir.

Ahora bien, esto no se detiene ahí. A partir de las últimas tres décadas
se comenzó a escuchar con mayor énfasis el término biotecnología, que no es
otra cosa que la aplicación y dominio de la técnica en el campo de la biología
aplicada tanto en sectores agrícola, armamentista, médico y, particularmen-
te, en el microcosmos de la información genética. Es así que también en esta
disciplina hace acto de presencia la lógica de los dividendos, de la ganancia y
de la búsqueda de mayores y cada vez más amplios sectores de consumidores,
pero sobre de mercados capaces de acceder a los productos de la biotecnología.

Del mismo modo, a partir de hace apenas pocos años (con mayor proli-
feración a partir del año 2000) se ha venido utilizando, indiscriminadamente,
otro término que no es sino la relexión de los temas de la biotecnología, la
tecnociencia, las prácticas y dilemas médicos derivados de la práctica clínica
y sus implicaciones jurídicas. Se trata de vocablo bioderecho. Con este térmi-
no se persigue involucrar un conjunto de temáticas que circundan sin nin-
gún referente teórico común, como lo sería la posibilidad de teorizar sobre el
bioderecho. Sin embargo, los documentos y las escasas ediciones que hasta el
momento existen bajo el título ‘bioderecho’ contemplan las mismas relexiones
que los textos publicados bajo el término bioética. Es decir, se parte de una dis-
ciplina que aún no ha sido delimitada, como si el nombre por sí solo expresara
el alcance mismo del concepto. Se salta el primer paso (el objeto de estudio) y
se parte del segundo (de un abordaje-discusión de las temáticas).

Es por ello que se plantea la exigencia de construir o aportar los elemen-


tos teóricos mínimos para formular lo que pudiera llamarse una teoría del

51
bioderecho. Lo anterior sugiere las siguientes interrogantes: ¿Cuáles serían los
elementos mínimos para construir una teoría del bioderecho? ¿Cuál es el re-
ferente teórico que, de manera más amplia, permite cimentar una teoría del
bioderecho? ¿Qué objeto de estudio puede involucrarse dentro de dichos ele-
mentos? ¿En qué grado permite un referente teórico plasmar los elementos
mínimos para una posible teoría del bioderecho?

II. Posibilidades del bioderecho

En este apartado se persigue describir la evolución y frontera del conocimien-


to con respecto al objeto de estudio, así como señalar las innovaciones teóricas
sobre lo que se ha denominado ‘bioderecho’.

Sobre la necesidad de relexionar sobre una teoría del bioderecho solamente se


cuenta con algunos textos que intentan ubicar las posibles líneas de teorización
para la construcción de esta disciplina. En primer término, me reiero al traba-
jo de Benjamín Gabriel Azerrad y Diego Rodolfo Viegas (1998), quienes hacen
una aproximación a los fundamentos de la teoría crítica como una herramienta
teórica capaz de auscultar la relación de la tecnociencia capitalista y las impli-
caciones de su lógica de mercado en la biotecnología, y el trastocamiento de la
frontera jurídica.

Asimismo, otro trabajo que conviene mencionar es de la autoría del Dr. Mi-
guel Ángel Ciuro Caldani (1998), donde expone cuáles serían las posibles líneas
ilosóicas para la comprensión del horizonte de nuestro estudio “en cuanto a
la relación entre las ideas ilosóicas y el bioderecho”, puesto que el bioderecho
deberá atender —advierte el autor— a las posiciones más abiertas: a la “vida” y al
“derecho”. Para ello expone cuáles son las posibilidades de éxito del bioderecho

52
(o de una posible teoría del bioderecho) según el marco teórico en el que se fun-
damenten: la ilosofía analítica, la ilosofía crítica, el positivismo normativista,
positivismo historicista, los jusnaturalistas racionalistas y la teoría trialista del
mundo jurídico. De este último autor se cuenta también con el ensayo intitulado
Cuestiones axiológicas críticas en el desarrollo del bioderecho, donde el jurista ex-
pone cuál es el estado del arte del derecho con respecto de los avances en materia
de genética humana. A decir del Dr. Ciuro, “el proceso de avance en el dominio
de la genética humana que viene desarrollándose en nuestro tiempo genera la
carencia histórica de normas más importante que se ha producido en toda la
evolución de la humanidad. Se trata de una carencia de normas no sólo en lo
moral, sino en lo jurídico” (Ciuro, 1996, p. 23).

En España se cuenta con dos textos que, si bien no abordan la discusión so-
bre los elementos para una teoría del bioderecho, sí delimitan el alcance de esta
disciplina en construcción. Se trata, primero, de la obra de Andrés Ollero (2006);
el catedrático precisa que el término ‘bioderecho’ no es tan común como el de
‘bioética’, ni son tampoco lo mismo, pues el primero aborda problemas relacio-
nados con la vida humana desde una perspectiva jurídica. Los problemas de la
bioética, asegura el autor, terminan siendo de bioderecho porque la solución se
acaba estableciendo a través de las normas jurídicas, aun cuando a veces nos
quedamos en el debate moral sin percibir que el Derecho tiene su peculiaridad.

Otro texto de este mismo país es del autor Luis González Morán (2006), en
cuyo trabajo intitulado De la bioética al bioderecho. Libertad, vida y muerte, con-
sidera a la bioética como punto de partida, y al bioderecho como punto inicial
de llegada y de posterior desarrollo. El derecho y la bioética —advierte al au-
tor— se necesitan mutuamente y se complementan. El libro consta de tres partes
fundamentales, donde son abordadas las tres grandes cuestiones: libertad, vida
y muerte.

53
En el caso de México fundamentalmente se cuenta con dos textos que par-
ticipan de la misma suerte: parten apresuradamente de los objetos de estudio
de una disciplina que dan por sentada (el bioderecho). El primero de ellos
constituye una compilación de trabajos que van desde la bioética para la inves-
tigación médica, hasta temas relacionados con las adicciones y sus tratamien-
tos. Este trabajo de compilación está a cargo de David Cienfuegos Salgado y
María Carmen Macías Vázquez (2006), pero se puede apreciar que no hay un
capitulado dedicado a la teorización o a los elementos mínimos para teorizar
sobre el bioderecho. La objeción que merece esta obra consiste, lo reitero, en
que se le adjudica el término ‘bioderecho’ a un conjunto de trabajos que dan
por sentado la constitución, por la simple exposición de los temas abordados,
de una disciplina llamada bioderecho. Un segundo texto corresponde a una
publicación de Fernando Flores Trejo (2004), que constituye, en cierta medida,
lo más cercano a los propósitos de este trabajo, pues el autor, en la cuarta parte
de su libro, se dedica a la delimitación y alcance del concepto ‘bioderecho’, y
atinadamente airma que éste, en su especiicidad fenomenológica, está cons-
tituido por la biotecnología, y por ello no duda en explicar que “(…) el biode-
recho constituye una rama cientíica inédita, cuya creación proponemos, en
virtud de su naturaleza interdisciplinaria, al tiempo que surge como respuesta
a los avances del progreso cientíico y tecnológico vinculada con la intrinca-
da problemática de los seres vivientes, originándose un campo primigenio de
análisis a diversas interrogantes de orden biológico y jurídico (…)”. (Flores
Trejo, 2004, p. 167)

Esto es lo que se tiene como evolución y frontera del conocimiento con


respecto al objeto de estudio, que son, como ya ha quedado descrito, los ele-
mentos para una teoría biojurídica.

54
Del hecho de que haya legislaciones de avanzada no se colige que el proble-
ma moral esté resuelto, así como tampoco lo estará con ello el problema jurí-
dico, pues sería ingenuo creer que su solución ha de provenir exclusivamente
de la ley, con lo que se la mistiica. Lo anterior porque, en general, la materia
justiciable es siempre contingente, móvil y variable, por lo que debe atenderse,
siempre y forzosamente —merced a una adecuada lógica jurídica—, a las pe-
culiaridades fácticas propias de cada caso a resolver, y porque, en particular,
de la complejidad propia de las cuestiones bioéticas resulta harto comprobado
que las decisiones demandadas por los múltiples casos especíicos no pueden
venir rígidamente precondicionadas por la ley, o por principios generales, a lo
que cabe acotar que el ordenamiento jurídico no se agota en la ley ni ésta pue-
de ser ya concebida como fuente acabada, omnicomprensiva y perfecta, donde
se prevén todas las soluciones ni mucho menos soluciones correctas derivadas
de conclusiones válidas.

Es por ello que no constituye ninguna novedad que la bioética sea actual-
mente un espacio natural y eminentemente inter y trans disciplinario; es espa-
cio de la ética aplicada de tinte cosmopolita, que ha alcanzado las categorías de
fenómeno cultural, movimiento social y estilo intelectual. Tampoco es nove-
dad que, derivada precisamente de esa naturaleza eminentemente interdisci-
plinaria, el contexto normativo de la bioética no sea sólo ético-ilosóico, sino
también jurídico, constituyendo el bioderecho una dimensión insoslayable (y
de urgente coniguración) necesaria para consolidar la bioética, en la cual el
derecho no se limita a realizar algún simple “aporte” o “contribución”, sino que
su rol es fundamental y el de fundamentar, por la simple razón de que las cues-
tiones bioéticas requieren de una prudente y adecuada respuesta jurídica, en
virtud de que la ética por sí sola no brinda la indispensable seguridad jurídica.

55
Se necesita, hoy en día, contribuir en la aportación de los posibles elemen-
tos que deberían contemplarse en la construcción de una teoría del biodere-
cho, o en el mejor de los casos, de una simple aproximación a una teoría del
bioderecho. Lo anterior tendría que partir de una línea ilosóica que abrace,
de manera crítica, los aspectos que permanecen ocultos en las prácticas tecno-
biológicas y tecnocientíicas, y que tienen que ver con una lógica que en nada
se vincula con las aspiraciones prístinas de la actividad cientíica. Esto consti-
tuye la aportación que, por el momento, puedo ofrecer.

III. Las variables en juego en la construcción del bioderecho

La ciencia moderna aparece en nuestro escenario social como heredera de


un gran proyecto: el proyecto de la Ilustración, cuya premisa principal con-
sistió en desplazar al sujeto como portador del conocimiento; es decir, en un
principio éste se caracterizó por ser un conocimiento subjetivante (que advie-
ne en su singularidad) en el momento mismo en que el sujeto va adquirien-
do conocimiento de lo humano. Esta adquisición comienza, particularmente,
a partir del descubrimiento “fuera de sí” del Otro, el cual se presenta, a un
mismo tiempo, como distinto e igual. Es en este proceso de descubrimiento
cuando en uno, o en el sujeto cognoscente, se inaugura un constante deseo
de interpretar este binomio de diferencia y parecido a la vez. Este proceso de
interpretación del Otro se lleva a cabo mediante un diálogo donde se entabla
un “lazo afectivo”; es decir, de comunicación y de compenetración, un lazo
afectivo en el que “el inconsciente es el discurso del Otro” (Lacan, 1976, p. 140).
Este lazo afectivo se traduce, a su vez, como un “lazo lingüístico” que permite
a los individuos entenderse bajo los propios signiicados que le adjudican. El
conocimiento, se concluye, es subjetivante, dado que en él, y bajo estas condi-

56
ciones, el individuo adviene en su singularidad al ir adquiriendo conocimiento
de lo humano. Es decir, es subjetivante porque permite pensarse en relación a
su mundo y a los otros, y concluir con un juicio que favorece asumir un lugar
para pensar la acción.

De este modo, con el tiempo, el proyecto de la Ilustración (Foucault, 2003,


p. 71-97) y sus herederos tenderán la coartada que habrá de perdurar hasta
nuestros días. La Ilustración argumentó que el conocimiento no estaba en los
sujetos cognoscentes en virtud de sus prejuicios, sino que ahora, para extraer
el conocimiento de la naturaleza, debían sustituirse por la razón. Ahora, el
conocer se reduce a una simple transcripción de la realidad mediante el len-
guaje numérico. La ciencia moderna lo hace “sustituyendo nuestro mundo de
cualidades y percepciones sensibles, mundo en el cual vivimos, amamos y mo-
rimos, por otro mundo: el mundo de la cantidad, de la geometría veriicada,
un mundo en el que hay sitio para todo menos para el hombre” (Prigogine &
Stengers, 1997, p. 59). El sujeto, como se advirtió, es expulsado del proceso de
formación del conocimiento. Ahora es un espectador ajeno. El hombre ya no
pertenece más a la Naturaleza. Se trata del desplazamiento del conocimiento
subjetivante por el conocimiento técnico (Horkheimer & Adorno, 2006, p. 59-
95).

La ciencia y la técnica se han convertido en auténtica fuerza destructiva y


productiva capaz de colocarse, con velocidad inusitada, en el mercado, por-
que siendo resultado de procesos productivos en los que se pone en juego la
capacidad innovadora del conocimiento y participan miles de personas, su
aplicación genera otro tipo de alienación de sociedades, seres humanos y Na-
turaleza. Pero de tal manera se han integrado, que difícilmente puede hablarse
de dos entidades separadas, y es su penetración en todos los terrenos que ha
originado a la tecnociencia, una actividad abiertamente mercantil, integrada a

57
los procesos de valorización del capital y que se desarrolla con la inalidad de
alcanzar elevadas tasas de ganancias. En efecto, como ya se ha advertido,

“(…) vivimos y morimos racional y productivamente. Sabe-


mos que la destrucción es el precio del progreso, como la muerte
es el precio de la vida, que la renuncia y el esfuerzo son los pre-
rrequisitos para la gratiicación y el placer, que los negocios de-
ben ir adelante y que las alternativas son utópicas. Esta ideología
pertenece al aparato social establecido; es un requisito para su
continuo funcionamiento y es parte de su racionalidad”. (Marcu-
se, 1987, p. 172.)

En las últimas décadas las transformaciones del capitalismo en los países de


economía avanzada, principalmente en los Estados Unidos, han acelerado la
modiicación del modelo de la ciencia, terminando así con un modelo “heroi-
co” o neutral. Esta aceleración ha generado una coalición entre los intereses de
la comunidad con los de las empresas capitalistas. Ejemplo de ello se presenta
en los frecuentes casos donde el inanciamiento de la investigación, pese a ser
patrocinada por el sector público, genera resultados que son apropiados frau-
dulentamente por el capitalismo privado; pero son más ilustrativos los casos
donde directamente este último patrocina la investigación —de principio a
in—, con el propósito subyacente de controlar la agenda de investigación y
administrar los resultados. En este sentido, la tan alabada libertad de conoci-
miento de la ciencia occidental, no pasa de ser un eslogan.

La privatización de la ciencia implica que los intereses del mercado preva-


lecen sobre las necesidades de la sociedad en los temas que se investigan y en

58
los productos que se generan11, dando como resultado que sólo se investigue
aquello que produce ganancia. Todo esto implica que la ciencia se ha conver-
tido —en la terminología neoliberal— en un nuevo nicho de mercado, que ha
introducido en su aplicación todos los criterios de rapidez y eicacia típicos del
capitalismo: en lugar del tiempo pausado propio del conocimiento, predomina
la aceleración esquizofrénica de producir rápido y en serie (Marcuse, 1987, p.
173), y los criterios que determinan la calidad de la investigación cientíica es-
tán dictados por la cantidad de patentes que resulten de su actividad. Lamenta-
blemente, el conocimiento cientíico se ha convertido en una nueva mercancía
en la que domina el valor de cambio sobre el valor de uso, y es difícil seguir
pensando que los intereses cientíicos son desinteresados y neutrales.

La biotecnología participa de misma suerte; es decir, la ciencia moderna,


sobre todo de la biología, es el de la justiicación del orden social capitalista,
pues las fuerzas económicas y sociales dominantes de la sociedad determinan,
en un alto grado, lo que la ciencia hace y cómo lo hace. Aún más, esas fuerzas
tienen el poder de apropiarse de ideas cientíicas particularmente convenientes
para la conservación de la vigencia de las estructuras sociales de las cuales ellas
son parte. Por mucho que pretenda estar por encima de la sociedad, la ciencia
—como la Iglesia anteriormente— es una institución social por excelencia, que
releja y refuerza los valores y opiniones dominantes de la sociedad en cada
época histórica. Existe, pues, un soporte ideológico del modo de producción
capitalista y de la ideología liberal en la que se sustenta. La avanzada investiga-
ción sobre las Técnicas de Reproducción Asistida y el Proyecto Genoma Hu-
mano nos indican, cada vez con mayor certidumbre, hasta dónde el hombre
es capaz de llegar con sus innovaciones cientíicas; la aplicación de los nuevos

11 El actual gobierno federal, por ejemplo, ha determinado no invertir ni un solo peso en investigación básica. Con ello, la
agenda de la investigación (por lo menos la biomédica) se le ha endosado a la Iniciativa Privada, cuya agenda no coincide
necesariamente con la del espectro social. En la agenda de la investigación del sector productivo lo necesario se sustituye
por lo conveniente.

59
métodos tiene alcances sorprendentes, observándose efectos positivos y ne-
gativos. Del mismo modo, la facultad de descubrir y utilizar datos genéticos
de los individuos plantea dos interrogantes básicas: ¿cómo deben adquirirse
los datos? y ¿cómo deben utilizarse? A los ines de ordenar el accionar de la
comunidad cientíica, es que en esta oportunidad nos referiremos a tres cien-
cias que deben asociarse: bioética, biotecnología y Derecho. De este modo,
con una visión integradora e interdisciplinaria, el bioderecho debe gestar el
sustento jurídico necesario para afrontar los desafíos del siglo XXI.

Los avances biotecnológicos nos enfrentan al “ancestral” dilema de los lí-


mites del obrar humano —si deben existir y cuáles son—, pero lo cierto es que
la respuesta ética resultante no ha alcanzado —hasta el presente— la profun-
didad, la amplitud y la riqueza que el tema en estudio requiere. De más está
decir que, ante la falta de una estructura de justiicación ética coherente, la
respuesta legal es incompleta, irregular o directamente inexistente. De hecho,
“En los discursos de nuestra tecnociencia fáustica retumban los ecos de ambas
vertientes; no obstante, el materialismo de la genética y las biotecnologías es
sólo aparente, a pesar de su determinismo físico absoluto y de las investiga-
ciones profusamente solventadas por capitales privados y guiadas por el más
prosaico afán de lucro, sobre todo en áreas como la producción de alimentos
transgénicos, la clonación, y la medicina genética” (Sibila, 2005, p.115). Este es,
entonces, el contexto a tomar en cuenta para la dilucidación sobre la necesidad
de teorizar acerca de una nueva disciplina que se antoja más que moderna: el
bioderecho.

Después de haber señalado las características y la evolución que ha expe-


rimentado la ciencia desde su faceta “pura” hasta la faceta tecnocientíica, se
ha insistido en el doble carácter que reviste el hecho de relexionar sobre los
elementos a considerar para la construcción de una teoría del bioderecho. Do-

60
ble carácter porque, por una parte, ya quedó expuesto sobre las posibles líneas
ilosóicas para la comprensión del horizonte de nuestro propósito, y por otra,
la descripción de otros factores que subyacen en el análisis de los componentes
de esta temática. En virtud de lo anterior, todo intento, todo ejercicio “inte-
lectual” encaminado a aportar los elementos hacia una teoría del bioderecho,
debe necesariamente abandonar las siguientes hipótesis mínimas. La prime-
ra, como hipótesis general, sería la tesis de que las categorías conceptuales que
más ampliamente permiten la delimitación de los elementos de una teoría del
bioderecho, son la biopolítica, el biopoder y la bioética. Derivada de la anterior
hipotetización general, se derivan un serie de hipótesis especíicas, las cuales se
expresarían más o menos en los siguientes términos: a) Existe un nexo directo
entre la lógica de dividendos de la tecnociencia y la lógica del mercado de la
biotecnología; b) La lógica de la ganancia de la biotecnología incide con mayor
fuerza en el mercado cuando ésta opera en el deseo de los individuos; c) Los
avances de la tecnociencia y la biotecnología, impulsadas por el principio del
dividendo, genera la carencia histórica de normas jurídicas más importante
que se ha producido en toda la evolución de la humanidad.

Si se aceptan como punto de partida las anteriores hipótesis en el trayecto


hacia la construcción de —o por lo menos— la delimitación de los elementos
de una teoría del bioderecho, estaremos en posibilidades de contar con el ba-
gaje teórico mínimo para la consecución de los siguientes puntos de llegada:

฀ La determinación de cuáles son los elementos conceptuales mínimos


que permitan, en lo futuro, la construcción de una teoría del biodere-
cho, o una teoría biojurídica.

61
฀ La descripción de los elementos subyacentes que dan impulso al surgi-
miento y arraigo de la tecnociencia y nexo con la biotecnología.

฀ La explicación sobre las posibles consecuencias y limitaciones que se


presentan en el plano jurídico para la construcción de una teoría del
bioderecho, o teoría biojurídica.

฀ La descripción del proceso de trasformación que ha experimentado la


creación del conocimiento, desde la antigüedad hasta nuestros días.

฀ El desarrollo las características del conocimiento cientíico y el tecno-


cientíico, y su relación con la lógica del mercado.

฀ La explicación del porqué de la existencia de un nexo directo entre la


lógica capitalista de la tecnociencia y la biotecnología.

฀ La descripción del proceso de imbricación de la lógica de dividendos


de la biotecnología en la esfera biojurídica.

฀ La exposición y descripción de los factores bio-psico-sociales que ga-


rantizan la permanencia y éxito, en el mercado, de los avances tecno-
cientíicos y biotecnológicos en la sociedad posmoderna.

IV. El asunto de la metodología en una teoría del bioderecho

En primer término, se tendría que partir de un estudio de la evolución de la


ciencia como actividad y como discurso para, así, desentrañar los factores que
determinaron su metamorfosis: el tránsito de una actividad colocada al servi-
cio del saber por el saber, hasta la etapa de adquisición de un rostro nuevo de-
rivado de la reducción a una actividad técnica, instrumentalista, cuya raciona-

62
lidad ya ni siquiera está en el sujeto mismo, sino, precisamente, en esa misma
instrumentalidad colocada ahora al servicio de la producción y del mercado.

De este trayecto histórico habría que proyectarse hacia la exposición de


cada uno de los factores que constituyen y dan isonomía propia a la tecno-
ciencia, y el alcance que ésta ha advertido en la sociedad y el mundo del con-
sumo. Asimismo, se tendrían que desmenuzar los componentes de la tecno-
ciencia para, así, imbricarlos en la lógica de la biotecnología, a in de colegir
sobre la existencia de un nexo —o no— entre la lógica de los dividendos y la
biotecnología. De este modo, y apoyados en la contrastación de los efectos de
la tecnociencia y la biotecnología, habría que partir con rumbo hacia la expo-
sición de los elementos y principios mínimos requeridos para la construcción
de una teoría del bioderecho.

A través de un ejercicio interdisciplinario se requeriría, por separado, de las


categorías tales como la biopolítica, el biopoder y la bioética y sus aportaciones
para el análisis de la sociedad moderna y su conexión con las prácticas cien-
tíicas y médicas. Por último, mediante un ejercicio sintético, sería menester
la descripción de los elementos y categorías, así como la línea ilosóica que
hacen posible la construcción de una teoría del bioderecho.

Como podemos observar, los pasos hacia la construcción de una teoría del
bioderecho se antoja una labor altamente compleja, sobre todo cuando se trata
de deinir una metodología apropiada para una tarea de tal envergadura. Lo
descrito en los párrafos precedentes en este apartado, sugieren una estrategia
de acercamiento que permita colocar al centro lo que hasta ahora, en muchas
ocasiones, permanece oculto.

63
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66
Kant o la Moral incomprendida

Lutz Alexander Keferstein12*

Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón, y con toda tu


alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas; este es el man-
damiento primero; el segundo, semejante al primero es: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.

Marcos 12: 30, 3113

he universal dream For those who wish to see hose who


wish to be Must put aside the alienation Get on with the fascina-
tion he real relation he underlying theme.

Neil Peart14

Si hubiésemos de señalar sólo un sistema moral como aquel imposible de


pasar desapercibido tanto para la crítica fácil como para el análisis ilosóico
serio desde su publicación y hasta el día de hoy, nadie nos encararía fácilmente
si nombráramos el kantiano como siendo ese. Ensalzadas tanto como vilipen-

12 * Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro.

13 Evangelio de Marcos, La Sagrada Biblia, traducción autorizada por la Conferencia Episcopal de Colombia, 2 de marzo
de 1992.

14 Limelight, canción popular incluida en el álbum ‘Moving Pictures’, Rush, Polygram Records, Canadá, 1981.

67
diadas, las ideas de Kant en lo general y en particular aquellas referentes a la
moral no han dejado de ser objeto de escrutinio hasta la fecha. A pesar de la
relevancia de su obra, no es poco frecuente encontrar en las argumentaciones
que se escuchan y leen aquellas que, en alarde de simplicidad como quien cre-
yera que al criticar el color de una casa se tiraran sus cimientos, le adjudican a
Kant adjetivos sempiternamente disímbolos. A Kant se le ha llamado “liberal”
y “conservador”, “cristiano” y “ateo”, “cosmopolita” y “adversario de la diver-
sidad”, “Aristotélico”, “deontológico” –la más académica– y la más recurrente,
“formalista”. Mas, ¿qué tan llenos de contenido se encuentran estos juicios que
se dejan caer pesados como somnolientos párpados –con perdón del poeta-
sobre la propuesta kantiana en materia de moral? Una sucinta y cuidadosa re-
construcción de la propuesta del ilósofo de Königsberg nos ayudará sin duda
a contestar esta pregunta.

Con su ilosofía, Kant hace sistema (Kant, I., AA III, p. 538)15. Así, el pru-
siano cree irmemente y, conforme a sus lineamientos, demostrar la existen-
cia de una funcionalidad operacional básica de la razón sin con ello provocar
detrimento en la diferencia existente tanto de sus facultades entre sí como en
la manifestación de los efectos de éstas. Por lo tanto queda claro que en Kant,
si la razón especulativa opera única y llanamente de acuerdo a las formas que
le dan existencia (K.r.V, AA III p. 90 y ss )16, la razón práctica hace lo propio
(Kant, I.. K.p.V., AA V, p. 66.)17 por formar ambas parte de lo que en sí misma
se conoce en la propuesta ilosóica del prusiano bajo el término razón pura
(Kant, I., idem, p. 3 y K.r.V., AA III , p. 8).
15 Bajo tal concepto, en Kant, debe entenderse “la unidad de los diversos conocimientos bajo una idea” (die Einheit der
mannigfaltigen Erkenntnisse unter einer Idee), siendo ésta aquí entendida como “el concepto racional de la forma de un
todo” (der Vernuntbegrif von der Form eines Ganzen) y cuya inalidad es evitar que aquellos “formen una rapsodia”
(Eine Rhapsodie ausmachen). La presente nota aclaratoria se torna necesaria para evitar confusiones con el sentido
político que generalmente conlleva la palabra sistema.

16 Vid. Supra, consideraciones preliminares, p. 18, nota 22, y más especíicamente Kant, I. donde Kant especiica lo que
entiende bajo el concepto forma, categoría o concepto puro del entendimiento.

17 Tanto las del entendimiento como las de la libertad, las categorías son siempre de cantidad, cualidad, relación y moda-
lidad.

68
Ahora bien, si paralela y aunadamente una de las funciones básicas de la
razón especulativa da como resultado el hallazgo y/o generación de patrones
principalmente causales, referidos siempre a objetos entendidos como externos
al sujeto (fenómenos), llamados leyes universales –esto es necesarias y a priori,
y por tanto indiscutiblemente caliicables bajo el adjetivo de objetivas18– (Kant,
I., K.r.V. p. 532), o al menos de su posibilidad, esto es hipótesis y teorías19; la
razón práctica, en consecuencia con el rigor sistemático kantiano, produce un
símil a estos patrones o posibilidades de éstos. En el caso de la razón práctica,
éstos prescriben acciones como medios para la transformación del mundo en
consecución a ines determinados por el sujeto mismo, al tiempo que pueden
determinarlo a llevarlas a cabo (Kant, I., K.p.V., AA V, p. 15). En vez de leyes
naturales, estos patrones serán nombrados principios prácticos, los cuales son
“enunciados que encierran una determinación general de la voluntad; determi-
nación que tiene bajo de sí diversas reglas prácticas”20. De la pretensión de vali-
dez de estas reglas se desprende que éstas pueden ser tanto subjetivas, dado el
caso de que su principio condicionante sólo sea factible de ser aceptado como
deseable por el sujeto cuya razón es el agente formulante; tanto como objetivas,
situación dada cuando aquella posibilidad es factible de serlo por todo ser ra-
cional; ambas situaciones dadas, cabe resaltar, en el entendimiento del sujeto.
En el primer caso se estará hablando de máximas (Maxime), mientras que en
18 Sobre la objetividad, Kant airma que “El criterio para saber si el tener por verdadero es convicción o mera persuasión
es (...) externo, y consiste en la posibilidad de comunicarlo y en comprobar su validez para toda razón humana. En este
último caso parece al menos que la causa de concordancia de todos los juicios residirá, a pesar de la diversidad de sujetos
entre sí, en la comunidad de fundamento, es decir, en el objeto.” En el original: “Der Probirstein des Fürwahrhaltens, ob es
Überzeugung oder bloße Überredung sei, ist also äußerlich die Möglichkeit, dasselbe mitzutheilen, und das Fürwahrhalten
für jedes Menschen Vernunt gültig zu beinden; denn alsdann ist wenigstens eine Vermuthung, der Grund der Einstimmung
aller Urtheile ungeachtet der Verschiedenheit der Subjecte unter einander werde auf dem gemeinschatlichen Grunde, näm-
lich dem Objecte, beruhen“. Vid también Kant, I., K.p.V., AA V, p. 20. Un ejemplo de estas leyes universales (o naturales)
indiscutiblemente objetivas, son las matemáticas y las leyes newtonianas de la física operando en nuestro planeta.

19 Ejemplo de estas dos posibilidades de patrones, lo serían, por un lado, las especulaciones que no cuentan ya sea con el
consenso de la comunidad cientíica, como la fusión nuclear en frío (hipótesis, por otra parte y en este caso, demostrada
como fallida), o con contraparte alguna que le dé validez empírica, como los principios cuánticos de la física (teorías aún
no demostradas como fallidas, pero tampoco comprobadas indiscutiblemente como para alcanzar el status de leyes).

20 En el original: “Praktische Grundsätze sind Sätze, welche eine allgemeine Bestimmung des Willens enthalten, die mehrere
praktische Regeln unter sich hat”. Idem, p. 19.

69
el segundo de leyes prácticas (Gesetze) (Kant, I., K.p.V., AA V, p. 15). En otras
palabras y bajo condiciones que garantizaran infalibilidad, las máximas serían,
pues, reconocidas por la razón del sujeto que las formula como contingentes
(zufällig), mientras que las leyes prácticas lo serían como necesarias (notwen-
dig). Las reglas prácticas –como se dijo arriba, subordinadas a lo determinado
por los principios– se relacionan con la intención o in del sujeto al indicarle
a éste, a un nivel en mayor o menor grado abstracto, los medios para la reali-
zación de aquellos. Paralelamente, ya que el actuar del sujeto libre (absoluta o
relativamente) sólo está determinado por el arbitrio y sus deseos –sean estos
resortes (Triebfeder) quereres, siempre racionales, o anhelos, siempre extraídos
de la sensibilidad–, las reglas prácticas son formuladas como casos imperati-
vos, esto es, enunciados que explícita o implícitamente prescriben un deber
(ein Sollen) que –a no ser por la existencia de causas ajenas en cualquiera de
los dos sentidos antes mencionados– (Kant, I., K.p.V., AA V, p. 15) conectan
de forma causalmente necesaria la voluntad y la acción, aunque no por ello la
materialización de lo deseado por medio de la acción, pues la razón es falible
en sus conclusiones (Kant, I., K.r.V., AA III , p. 262 y ss) y la voluntad en oca-
siones insuiciente (Kant, I., K.p.V., AA V, p. 20 y GMS, AA IV, p. 413). Cabe
mencionar que, además de las “causas ajenas”, un factor más puede impedir el
vínculo voluntad-acción, pues siendo lo ordenado un deber subjetivo éste en
ocasiones entra en conlicto con un principio objetivo:

El imperativo dice, así pues, qué acción posible por mí sería


buena, y representa la regla práctica en relación con una voluntad
que no porque una acción sea buena la hace en seguida, en parte
por que el sujeto no siempre sabe que es buena, en parte porque,
aun cuando lo supiese, las máximas del mismo podrían ser sin

70
embargo contrarias a los principios objetivos de una razón prác-
tica (Kant, I. GMS, AA IV, p. 415)21.

Así, todo imperativo representa una regla práctica buena, mas buena para
algo, siendo entonces relativa y contingente, o buena en sí misma, siendo así,
autónoma y necesaria. Cuando estos imperativos para ser enunciados toman
en consideración sólo al objeto externo del deseo se les denomina hipotéticos
(Kant, I. K.p.V., AA V, p. 20.), esto es, por ser indicadores de medios en rela-
ción a la voluntad, llevan en su formulación además del “deber” un “si” condi-
cional”: “si se desea X se debe Y”. Éstos son por su propia forma pragmáticos
–denotando sagacidad (Klugheit) en el sujeto– y problemáticos –denotando
habilidad (Geschicklichkeit) – (Kant, I., MPC, AA XXVII.1, p. 245 cfr. 255).
Los son, por su parte, categóricos cuando su objeto es la realización de la ac-
ción misma por ser representada como necesaria en sí misma sin referencia
a ningún otro in, eso es, como objetivamente necesaria (Kant, I., GMS, AA
IV, p.414), buena en sí misma (Kant, I. K.p.V., AA V, p. 061). En este caso,
la acción ordenada es en sí misma absolutamente deseable para la razón del
sujeto y es lo que –airma Kant– el sujeto racional reconoce como Ley de la
moralidad (Gesetze der Sittlichkeit) (Kant, I. GMS, AA IV, p. 420). Ahora bien,
el imperativo categórico es único y su formulación, nos comparte el prusiano,
reza el famoso enunciado: “obra sólo según la máxima a través de la cual pue-
das querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal” o bien “obra
como si la máxima de tu acción fuese a convertirse por tu voluntad en una ley
universal de la naturaleza”22. Resulta necesario entender que el imperativo ca-
21 En el original: “ Der Imperativ sagt also, welche durch mich mögliche Handlung gut wäre, und stellt die praktische Regel
in Verhältniß auf einen Willen vor, der darum nicht sofort eine Handlung thut, weil sie gut ist, theils weil das Subject nicht
immer weiß, daß sie gut sei, theils weil, wenn es dieses auch wüßte, die Maximen desselben doch den objectiven Principien
einer praktischen Vernunt zuwider sein könnten”.

22 En el original: “handle nur nach derjenigen Maxime, durch die du zugleich wollen kannst, daß sie ein allgemeines Gesetz
werde” y “handle so, als ob die Maxime deiner Handlung durch deinen Willen zum allgemeinen Naturgesetze werden sollte”.

71
tegórico es una forma abstractísima de la razón práctica moral contenida de
manera implícita en cada uno de los juicios normativos prescriptivos. Dicho
de otra forma, el imperativo categórico nada nos dice de manera concreta e in-
mediata sobre qué acción encuentra la razón como objeto general de su querer,
sino que sólo establece una única condición que ha de cumplir el enunciado
que un actuar prescriba si ha de ser considerado una ley moral. El imperativo
categórico es, por lo tanto, directamente inaplicable en sí mismo a la existencia
cotidiana, y sin embargo indispensable al momento de la regulación legítima
de conductas, pues, en realidad, es la esencia de la moral expresada por Kant
en términos lingüísticos. Mas ¿de qué serviría un principio formal inaplica-
ble? El imperativo categórico comienza, por así decirlo, a descender a un pla-
no concreto paulatinamente, primeramente mediante la nueva formulación
de enunciados con pretensión normativa más concreta, esto es, mediante las
ya mencionadas leyes morales. Ahora bien, ni las leyes morales, ni las reglas
prácticas (para el caso del imperativo hipotético) son en sí mismas concretas,
aunque tampoco conllevan el epíteto abstractísimo. Son, si se me permite la
expresión, simplemente abstractas. Pasar por alto esta distinción trae como
consecuencia las en ocasiones disparatadas interpretaciones y críticas al siste-
ma moral de Kant, que le adjudican una imposibilidad de contraparte práctica
–adjudicándole un formalismo absoluto–. Pues, para el prusiano, resulta claro
que existen, diversos tipos de enunciados prescriptivos que se distinguen entre
sí por su nivel de abstracción o concreción, y su objetividad o subjetividad (au-
tónomo o heterónomo23) (Vid Fig. 1). El nivel de aplicabilidad in concreto de
la ley moral –y por tanto del imperativo categórico– se alcanza con la emisión
de una máxima por parte del sujeto actuante, pues éstas son el principio del

Kant, I. Idem. p. 421. Uso aquí la traducción clásica del imperativo, aclarando que una traducción precisa del término
allgemein no implicaría ‘universalidad’, sino ‘generalidad’. Esta confusión es una fuente frecuente de los abusos en la
interpretación que se le da a la teoría moral kantiana.

23 En el sentido de provenir de la esencia del sujeto o de causas ajenas, tema ya frecuentemente aclarado en este trabajo.

72
obrar24, siempre que éste pueda querer (wollen können) que se convierta en una
ley general o universal (Kant, I. GMS, AA IV, p. 424).

Fig. 1.25

Este poder querer una máxima como ley universal implica entonces una
condición de universalibilidad a ser llenado por el principio del obrar tanto
en el plano lógico como en el plano fáctico. Esto es, para saber si una máxima
es universalizable, ésta no puede 1) contener contradicción interna lógica, 2)
partir de principios contingentes, ni 3) adolecer de imposibilidad fáctica26. La
24 Es así que una máxima, en sí misma, puede relejar neutralidad moral, mas nunca carecer de pretensión de aplicabilidad
y transformación del mundo.

25 Así pues, mientras que el imperativo categórico nos indica lo arriba citado, una ley moral, por usar un clásico ejemplo
kantiano, juzgaría: “debes decir la verdad”, y la máxima congruente a la moral para el caso concreto en que seamos
cuestionados sobre alguna situación (inclusive cuando la vida de alguien corre peligro) sentenciaría: “¡Di la verdad!”.
Lo que los imperativos hipotéticos, sean pragmáticos o problemáticos nos sentenciarían, dependería del in externo que
deseáramos se realizara: ya sea salvar la integridad física del alguien cuya vida corre peligro, la nuestra, o quizá incluso
obtener algún beneicio material por delatar al decir la verdad, por poner un ejemplo. Como sea, se muestra que mien-
tras que los imperativos hipotéticos son contingentes, las leyes prácticas son autónomas y necesarias.

26 Si el lector exigiera en este momento ejemplos concretos de estas tres imposiblidades, se le otorgarían con facilidad,
aunque no por ello incontrovertibles, airmando que, al primer caso, el suicidio –ejemplo dado por el mismo Kant– le
caracterizaría con justeza, pues como el ilósofo de Königsberg airma, una máxima dada por un ser que encuentra su
vida tan desagradable que quiere acabar con ella implica un principio de gozo de vida, lo que convierte la vida en ne-

73
relevancia de la segunda condición de imposibilidad la evidencia Kant a lo
largo de su obra, pues es sólo mediante su cumplimiento que se puede hablar
de leyes objetivamente prácticas, esto es, de la relación de la voluntad consigo
misma en su sentido de facultad elevada de desear –siempre determinada por
la razón– y su facultad de transformar el mundo en consecuencia (Kant, I.
GMS, AA IV, p. 427). En todo enunciado con pretensión de universalibilidad
moral, la objetividad se presenta crucial, pues es ella por la que

… no necesitamos hacer investigación sobre los fundamen-


tos de por qué algo gusta o disgusta, sobre cómo el placer de la
mera sensación se distingue del gusto y si este se distingue de
una complacencia universal de la razón, sobre en qué descansa el
sentimiento de placer y displacer, y -cómo surgen de aquí apeti-
tos e inclinaciones, y de estos máximas por la colaboración de la
razón, pues todo esto pertenece a una doctrina empírica (…) en
la medida en que está fundada sobre leyes empíricas.27 (MPC, AA
XXVII.1, p. 253-254)

Es entonces que, precisamente por su principio de universalibilidad, la mo-


ral de Kant es siempre incluyente, pues no parte de una manera de expresar
moralidad, sino de una forma necesaria de generarla que se encuentra presen-
cesaria aun para la máxima que dijera “suicídate”, al haber contradicción, no podría ser ésta elevada a ley universal. Lo
mismo para el caso de un gobierno que prohibiera a sus ciudadanos asociarse con ines políticos. Ejemplo del segundo
caso sería cualquier máxima heterónomamente dada, como cuando un padre desea privar a su hija de ejercer su derecho
a la sexualidad, bajo un “tú no puedes tener sexo”, o cuando un sistema fomenta la explotación de naciones militar o
económicamente débiles “ustedes nos abren sus recursos” o “no les pagamos aranceles”. Ejemplo del tercer caso nos lo
otorgaría fácilmente cualquier máxima irrealizable como la abstención de alimento en el faquirismo: “no comas”, o un
Estado que teniendo a su pueblo en la miseria le aumentara los impuestos: “aporten los bienes de que carecen”.

27 En el original: “da haben wir nicht nöthig, über die Gründe Untersuchung anzustellen, warum etwas gefällt oder mißfällt,
wie das Vergnügen der bloßen Empindung vom Geschmacke, und ob dieser von einem allgemeinen Wohlgefallen der Ver-
nunt unterschieden sei; worauf Gefühl der Lust und Unlust beruhe, und wie hieraus Begierden und Neigungen, aus diesen
aber durch Mitwirkung der Vernunt Maximen entspringen; denn das gehört alles zu einer empirischen Seelenlehre(…) so
fern sie auf empirischen Gesetzen gegründet ist.” Idem.

74
te en cualquier enunciado normativo, sea ley o máxima congruente. De allí
la necesidad de separar la ilosofía moral de la antropología moral –que, por
cierto, sólo es despreciada por Kant en la ignorancia de sus textos y no en su
pensamiento, como se observará claramente un poco más abajo-. Por lo tanto,
el imperativo categórico lo piensa y formula Kant en su máxima abstracción
pues, es cosa sabida, busca impedir se cuele cualquier tipo de contingencia em-
pírica y a posteriori en un sistema de fundamentación moral sólido, ya que esta
intromisión eliminaría toda pretensión de necesidad de la moral, volviéndola
un sistema relativo, casuístico y contextual bajo cuyo manto podrían justiicar-
se actos auto-referenciales y egoístas, toda vez que sus principios provendrían,
por ser empíricos, del sentimiento del gusto y por tanto de la subjetividad,28. La
moral sería hipotética y no categórica, un mero sistema de posibilidades, ence-
rradas en sí mismas, determinadas por causas ajenas, y no de deberes, lo cual,
por la deinición propia de cualquier sistema moral, kantiano o no, resulta un
absurdo. “Cuando el principio de la moralidad estriba en el egoísmo descansa,
por lo tanto, en un fundamento contingente, ya que las acciones que me reportan
placer o no se basan en circunstancias muy aleatorias” (MPC, AA XXVII.1, p.
253-254). Así, si en lugar de censurar los principios abstractos motivadores
de las acciones humanas, se censuran los actos en si mismos, lo que se tiene
es una elección arbitraria de hechos humanos aceptados o no ya no debido a
la congruencia o contravención del pensamiento moral, sino por favorecer o
perjudicar los intereses subjetivos de quien hizo esa elección. No es pues un
enunciado vacío el que airma que lo único bueno en sí es la buena voluntad
(Kant, I. GMS, AA IV, p. 393).

Ahora bien, suicientemente claro le queda a Kant que si cierto es que la for-
ma del imperativo categórico es abstractísima, una moral, junto con el sistema
que la explica, que se queda en el plano de lo etéreo, lo irrealizado, no pasaría
28 Cfr. Kant, I. Kritik der Urtheilskrat (KU) AA V, p. 203 y 204.

75
de ser una fútil bagatela que tendría que “ser contabilizada entre las icciones”
(Kant, I., MPC, AA XXVII.1, p. 332.) y las tautologías, esto es “aquellas propo-
siciones que no proporcionan los medios en virtud de las cuales puedan ser lle-
vadas a cabo” (Kant, I., MPC, AA XXVII.1, p. 332.); esto precisamente porque
la moral –explica Kant– goza de una conexión necesaria con la voluntad libre
(Kant, I. GMS, AA IV, p. 427) y es por tanto práctica. La moral contiene, enton-
ces, una indefectible constricción (Coactia) a su realización directamente pro-
porcional a la libertad del sujeto (Idem)29. Ahora bien, lo único que motiva30
la voluntad a operar es un in, mismo que no puede llegar a concretarse sino a
través de un medio, esto es, “aquello que contiene meramente el fundamento de
la posibilidad de la acción” (Kant, I. GMS, AA IV, p. 427) que efectuará aquel
y cuyo valor es, por consiguiente, sólo relativo. Los ines, por su parte y en
estricta congruencia con su sistema, tienen que ser objetivos si es que han de
ser considerados morales. Por lo tanto, la voluntad, a diferencia de la facultad
de anhelar, requiere de un algo cuya existencia en sí misma tenga un valor
absoluto, factible de ser un in en sí mismo, que le permita impulsarse al plano
práctico. Kant, siempre honesto, reconoce por primera vez la formulación de
una única presuposición axiomática en su sistema:

Ahora digo yo: el hombre y en general todo ser racional, existe


como in en si mismo, no meramente como medio para el uso a
29 Cfr. MPC, AA XXVII.1, p. 267 y 268. Aunque la invitación queda abierta para que el lector acuda al texto mencionado,
cabe resumirle. En él, Kant distingue obligación (Obligatio) siempre relacionada a un tercero exigente, de la constricción
–un sentimiento de acción representada como necesaria–, siempre proveniente del sujeto que o se mueve patológica-
mente, o se determina por medio de la moral. Así, la constricción moral libera, mientras que la constricción patológica
(vid infra, nota siguiente) y la obligación encadenan.

30 El uso de este verbo no es un accidente. Intencionalmente lo he elegido pues Kant, en numerosas ocasiones, hace refe-
rencia a los motores de la voluntad libre (arbitrium liberum) con el término motiva moralia, mientras que a los de una
facultad de desear determinada por inclinaciones (arbitrium brutum) les llama resortes (Triebfeder o Antriebe). Cada
uno de estos conceptos es general y tiene, típico de Kant, especies distintas entre sí. Mismas que, por cuestiones de
espacio y por no ser esenciales para el buen desarrollo de esta investigación, no serán profundizadas. Sin embargo, vid.
Kant, I., MPC, AA XXVII.1, caps. Coactia Moralis y ss.

76
discreción de esta o aquella voluntad, sino que tiene que ser con-
siderado en ésta y todas sus acciones, tanto las dirigidas a sí mis-
mo como también las dirigidas a otros seres racionales, siempre a
la vez como in. (Kant, I. GMS, AA IV p. 428)31

Axioma que va a dar como resultado una nueva condición abstracta de


moral con la que debe cumplir ya no una máxima, sino toda acción moral, esto
es, el imperativo práctico:

Obra de tal modo que uses a la humanidad tanto en tu persona


como en la persona de cualquier otro siempre a la vez como in,
nunca meramente como medio. (Kant, I. GMS, AA IV p, 429)32

Queda claro entonces que mientras que el imperativo categó-


rico es descriptivo de todo juicio normativo33, el imperativo prác-
tico es prescriptivo para toda acción, pues, condiciona el actuar
al sometimiento de la conducta a un fundamento supremo que
vincula al humano con la dignidad absoluta que permea su exis-
tencia en y por el conjunto al que pertenece y nunca como una
entidad aislada, situación, además, aunque concebible, imposible.
Para Kant, la universalibilidad del imperativo categórico y la ob-
jetividad del fundamento práctico como motivum moralis, garan-
31 En el original: “Nun sage ich: der Mensch und überhaupt jedes vernüntige Wesen existirt als Zweck an sich selbst, nicht
bloß als Mittel zum beliebigen Gebrauche für diesen oder jenen Willen, sondern muß in allen seinen sowohl auf sich selbst,
als auch auf andere vernüntige Wesen gerichteten Handlungen jederzeit zugleich als Zweck betrachtet werden.”.

32 En el original: “Handle so, daß du die Menschheit sowohl in deiner Person, als in der Person eines jeden andern jederzeit
zugleich als Zweck, niemals bloß als Mittel brauchst.”.

33 Entiéndase por consiguiente que Kant no hace recomendaciones del cómo se debe formular un juicio con pretensiones
de normatividad, sino una explicación de cómo se formula. Esta distinción es crucial, pues de haber sido prescriptivo, se
coquetearía con el peligro de una particularidad que se pretende dictadora absoluta de parámetros. Al ser descriptivo,
quedan automáticamente aceptados cualesquiera principios morales; esto es, universalizables –no confundir con máxi-
mas– en tanto que todo juicio normativo implica el imperativo categórico.

77
tizan que lo único que queda excluido de un sistema congruen-
temente moral es aquel sujeto que se entienda, rija y actúe como
una entidad aislada de su entorno social, egoísta en sus intereses
y egocéntricamente autosuiciente, esto es, precisamente, aquello
cuya fundamentación ilosóica achacan algunos investigadores
al gran ilósofo34 descuidada, en el “mejor” de los casos, y desho-
nestamente, en el peor de ellos. La moral de Kant, en resumen, no
es una moral del individuo, sino del hombre racional, sociabili-
zado, con todas sus manifestaciones culturales, viviendo en una
comunidad cuyas máximas son tan válidas como las de cualquier
otra en tanto que cumplan con las condiciones de universalibili-
dad arriba mencionadas. La comunidad directa –y, vis globalis,
hasta el contacto entre diversas comunidades- resulta condición
de posibilidad para el reconocimiento de congruencia moral en
sus contenidos, pues “someter nuestros conocimientos al juicio de
muchas cabezas [es la piedra de toque] (…) de otra manera no
podría saber si me he equivocado o no (…)” (Kant, I. GMS, AA IV
p. 410). Aunadamente, que para Kant el estado de separación de
la comunidad es oprobioso queda claro, pues

… el hombre tiene una tendencia a socializarse (…) pero tam-


bién tiene una fuerte inclinación a individualizarse (aislarse), por
que encuentra simultáneamente en sí mismo la insociable cua-
lidad de querer doblegar todo a su mero capricho (Kant, I., AA
VIII, p. 21)35, la cual no proviene sino del incumplimiento a lo
designado por las leyes morales, esencia de su humanidad, de su
34 Vid. Diaz-Polanco, H., op. cit., p. 53 y 54

35 En el original: “Der Mensch hat eine Neigung sich zu vergesellschaten (…)Er hat aber auch einen großen Hang sich zu
vereinzelnen (isoliren): weil er in sich zugleich die ungesellige Eigenschat antrit, alles bloß nach seinem Sinne richten zu
wollen.”

78
“egoísta inclinación animal (la cual) le induce a exceptuarse a sí
mismo en cuanto puede” (Kant, I., AA VIII,, p. 23)36. Igualmente
enfático resulta el ilósofo de Königsberg al identiicar las cultu-
ras con el valor social del hombre, contraponiéndolo al estado de
barbarie, mismo que por su parte es retratado, ya se ve, como el
individualismo37. Viendo esto mismo en sentido positivo, donde
se hace presente además el papel implícito del aprendizaje moral:

Los hombres se mueven por dos tipos de estímulos. Uno está


tomado de ellos mismos y es el estímulo del egoísmo o del amor
a uno mismo, el otro es el móvil moral, que está tomado de los
demás y supone el estímulo del amor universal a la humanidad
(Kant, I. MPC, AA XXVII.1, p. 422)38.

36 En el original: “so verleitet ihn doch seine selbstsüchtige thierische Neigung, wo er darf, sich selbst auszunehmen.”.

37 Vid. Idem, p. 21

38 (Subrayado y énfasis del autor de este ensayo)

79
Por consiguiente, la diversidad cultural, y la vida en comunidad, como par-
te de las dignas expresiones del ser del hombre y sus facultades racionales39
caben todas en los contornos de validez moral en tanto congruentes con el
principio de universalibilidad. Baste citarle en un contexto concreto y práctico
para corroborarlo:

La religión natural debería constituir el último capítulo de la


moral y ser el colofón de la moralidad, (…) es la moralidad orien-
tada hacia Dios. ¿Qué tipo de religión debe ser colocada como
fundamento de la religión natural? La religión natural es práctica
(…) moralidad y teología unidas coniguran la religión. (…) Un
sacerdote egipcio se construye una imagen corpórea de Dios y,
si se le prohibiera este concepto, se quejaría amargamente pues
antes podía representarse en cierto modo a Dios y ahora no. La
representación que se tenga de Dios resulta indiferente de cara a
la observancia de los deberes, pues basta con que sea un funda-
mento para la moralidad. (Kant I., MPC, AA XXVII. 1, p. 305 y
306)40

Ahora bien, como se presentó arriba, si la moral con sus principios a


priori, proviene necesariamente, por su propia esencia, del pensamiento y fa-

39 ¿O es acaso que alguien se atrevería a decir que la cultura y expresiones comunitarias provienen de los instintos o
sentimientos? Quien así lo hiciera daría fácil pauta para considerar la vida comunitaria cuasi-animalesca. Que las
facultades racionales subordinen a las sensibles tomándolas como medios, en la danza, la pintura, la literatura, los
rituales, etc., para intensiicar la realización de las intenciones dadas por la razón, no quiere decir que estos sean sus
principios constituyentes.

40 En el original: “Die natürliche Religion sollte billig in der Moral den Schluß machen, und das Siegel in der Moralität sein,
(…) ist die Moralität auf Gott angewandt. Welche Religion muß also in der natürlichen Religion zum grunde gelegt werden?
Die natürliche Religion ist praktisch (…) Moralität also un heologie verbunden, machen die Religion aus. (…) So machte
sich ein egyptischer Priester ein feierlichen Bild von Gott, und als man ihm diesem Begrif untersagte, so klagte es weinend,
daß man ihm seinen Gott geraubt hätte, denn vorher hätte e sich doch Gott einigermaßen vorstellen können, jetzt aber
nicht”.

80
cultades cognitivas innatas del humano, Kant no deja por ello inocentemente
de lado el importante, aunque posiblemente propedéutico, papel que la edu-
cación y por lo tanto también el contorno cultural juegan en la generación de
contenido a dicha fundamentación y en la formación del sujeto:

(En referencia a la relación entre la educación y la imputación)


Cuando uno convierte una buena acción en costumbre a base de
repetirla una y otra vez, tanto más imputable le será esa acción.
Esto vale asimismo para las malas acciones. Así pues, los afectos
innatos no son tan imputables como los adquiridos, llevados a la
necesidad mediante la repetición de estímulos (Kant I., MPC, AA
XXVII. 1, p. 292).

Como tampoco deja fuera, contrariamente al parecer de algunos, el


fundamental papel que juega el derecho del ser humano a una existencia fe-
liz en la moral. Pues si bien queda claro que ésta no es una facultad humana
de la felicidad, sino más bien de un tipo tal de constricción que por tener en
cuenta al humano en su relación para consigo y los demás podría en muchas
ocasiones evitarle una realización directa e inmediata de sentimientos de pla-
cer, también lo es que asegurar la propia felicidad es un deber41. ¿Son entonces
estas dos ideas contradictorias en su sistema? Kant señala que la moral, aquí y
propedéuticamente entendida como disciplina, no es una ciencia que enseña
cómo ser felices, sino cómo se ha de llegar a ser digno de ser feliz, sin que esta
búsqueda de dignidad implique por un solo momento la renuncia del hombre
a su in natural (natürliche Zwecke) de la felicidad (Glückseligkeit), lo cual sería
una exigencia contraria a la tercera condición de imposibilidad, pero sí una
abdicación a ponerla como condición del cumplimiento de los mandatos mo-
41 Cfr. GMS AA IV, p. 395 y 399.

81
rales. Así pues no se debe nunca contemplar “la moralidad del hombre por sí
misma, ni la felicidad por sí sola, sino el supremo bien en el mundo, que consiste
en la reunión y concordancia de ambas (situaciones)” (Kant, I. üGTP, AA VIII,
p. 279)42, escenario que, cuando se da en el mundo, sólo se puede entender
como la felicidad universal del mundo entero. Trabajar hacia la realización de
esta meta constituye para Kant, precisamente, la dignidad de ser feliz43.

Ahora bien, existen algunos acertijos que se airma Kant no ha podido re-
solver. Indaguemos al respecto, advirtiendo que si se ha de encontrar la so-
lución se tiene que recordar que, en Kant, la libertad, la voluntad y la moral
tienen una relación simbiótica. La libertad es la condición de la ley moral (ra-
tio essendi moralia), mientras que la moral es la condición que nos permite
adquirir conciencia de la libertad (ratio cognoscendi libertas). Por su parte, la
Voluntad es una forma de causalidad perteneciente a los seres vivos en cuanto
que racionales ya que puede ser operativa independientemente de causas ajenas
determinantes 44” (Kant, I., GMS, AA IV, p. 446); lo cual implica la “facultad
de elegir sólo aquello que la razón reconoce como prácticamente necesario, in-
dependientemente de cualquier inclinación45” (Kant, I., GMS, AA IV, p. 412).
Teniendo esto en mente abordemos los mencionados acertijos.

Primeramente, es recurrente enfrentarse al siguiente cuestionamiento:


¿cómo encontrar legítima cualquier pretensión de encontrar objetos de que-
rer personal como objetos de querer universal sin que se esté coqueteando
con la posibilidad de la intolerancia e imposición? De mostrarse la propuesta

42 En el original: “Weder die Moralität des Menschen für sich, noch die Glückseligkeit für sich allein, sondern das höchste
in der Welt mögliche Gut, welches in der Vereinigung und Zusammenstimmung beider besteht”.

43 Idem.

44 En el original: “Eine Art von Causalität lebender Wesen, so fern sie vernüntig sind da sie unabhängig von fremden sie
bestimmenden Ursachen wirkend sein kann“.

45 En el original: “Ein Vermögen, nur dasjenige zu wählen, was die Vernunt unabhängig von der Neigung als praktisch
nothwendig (…) erkennt”.

82
de Kant al inal y siempre ciertamente auto-referente, y por tanto egocéntri-
ca, no cabría sino aceptar una contradicción interna en su sistema, ya que en
nombre de la autodeterminación y por sus propias condiciones de posibilidad
para considerar una voluntad libre se abriría la posibilidad para justiicar la
imposición de ideas y juicios tanto en el ámbito interno del sujeto46 como en
el ámbito externo del sujeto47. En otras palabras, Kant estaría o: 1) uniendo
también el concepto de voluntad con la posibilidad de la realización del poder
impositivo48: “El formalismo se torna ilosofía ideológica del sistema vigente, re-
lexión ilosóica que parte de la ‘eticidad’ (etnicidad) dominante, hegemónica,
pero que oculta, como Kant, sus supuestos de ‘contenido’ (materiales)” (Dussel
1998, p. 179) ó 2) aceptando la posibilidad de determinación heterónoma
del sujeto 49–lo cual Kant descarta explícitamente–. Sin embargo, el primer
entresijo encuentra su solución a través de mostrar que el considerar a Kant
un “adversario de la diversidad”50, opresor teórico de la libertad y expresiones
culturales de los pueblos no occidentales, tiene su origen más en la errónea
confusión de la propiedad de universalibilidad de los principios morales –pro-
piedad que tiene a la comunidad como condición de posibilidad–, con la del
atributo de pretensión de universalidad51 con que se pretende permear el decir
46 Esto podría resumirse en los enunciados a) “todos quieren o tendrían que querer lo mismo que yo”, que va de la particu-
laridad a la pluralidad; y b) “yo quiero o tengo que querer lo mismo que todos” que, aunque es menos autoritario es aún
más contradictorio para el sistema kantiano que a), pues implica heteronomía. Este último enunciado se dirige de la
pluralidad a la particularidad.

47 Esto hace referencia al momento de la transformación de la realidad y se ejempliica con el siguiente enunciado: c) “ya
que soy libre y racional, transformo el mundo legítimamente conforme a mi querer”.

48 En los enunciados a) y c).

49 En el enunciado b).

50 Vid. Diaz-Polanco, H., op. cit., p. 49.

51 Entiendo por atributo aquella característica contingente que tiene una cosa en tanto que encontrada por el sujeto
cognoscente, como acompañándole. Cualquier adjetivo es, por tanto, un atributo. La carga de la relación atributo-cosa
se encuentra, así, en el sujeto cognoscente y no en la cosa existente. V. g. el enunciado: “La taza es grande” atribuye.
Paralelamente, entiendo por propiedad aquella característica que, sin ser la esencia de la cosa, sí es esencial, por formar
parte inherente de su deinición, concepto o idea. Por tanto, las propiedades son características necesarias e inherentes
al objeto cognoscido cuando éste comprende un sistema cerrado y suiciente en sí mismo. V. g. A) El enunciado “La taza
grande”, señalando una entre varias, expresa propiedad (pues es un concepto en sí mismo que, en este caso, simplemente
sirve para diferenciar un objeto sensible de otros), al igual que, B) cuando se entiende que todo “gigante” (ser de gran

83
del prusiano en referencia al imperativo categórico. Atributo falaz que, claro,
de ser cierto, implicaría el pretendido imperialismo ideológico. Como esto ya
ha sido abordado a detalle en páginas anteriores y apelando al principio del
nemo auditur propriam torpitudinem allegans, nada más hay que decir al res-
pecto. El segundo acertijo, un poco más difícil, pero no imposible de contestar,
radica en la tensión existente entre la determinación heterónoma del sujeto,
misma que se puede entender proviene de causas antropológicas, junto con el
aniquilamiento de la libertad que ella representa. Para resolverlo debe tenerse
presente que la voz alemana fremd –usada por Kant al referirse a las causas
que pueden afectar una voluntad (libre)– tiene dos sentidos: ajeno y extraño.
Kant usa este vocablo en el sentido de ajeno, esto es aquello que no es esencial
al sujeto, pero que, como las inclinaciones, pertenece a él. La solución al acer-
tijo se extrae de leer la parte doctrinal de la moral kantiana52, la cual permite
entender que las causas antropológicas, al momento de la determinación de
los juicios y enunciados normativos por parte del sujeto, no están fuera de su
espectro, ni implican un detrimento necesario de su autonomía. Lo extraño al
sujeto –entendido aquí como persona–, lo externo a él, esto es, las entidades
existentes en su entorno, quienes junto con él conforman y transmiten los usos
y costumbres, forman parte importante del sistema moral de Kant, pues que
para él el contacto con el exterior es el primer paso de todo conocimiento
debe quedar claro desde el primer enunciado de la introducción de la Prime-

tamaño) es grande, pues es una característica que forma parte de la deinición.


Así, ningún atributo puede ser necesario y las propiedades sólo pueden existir en tanto que se reieran a una deinición,
o concepto cerrado. Debido a esto último, se puede considerar que la carga de la relación propiedad-cosa se encuentra
en el objeto cognoscido, sea éste una cosa existente (como la taza grande, que es a su vez un concepto en sí mismo) o
como idea (en el caso del gigante). Confundir en el pensamiento el agente sobre el que cae la carga de la relación, es una
terrible falacia que lleva a airmaciones como “Kant es adversario de la diversidad”. Es, pues, falaz un atributo cuando se
presenta formulado con pretensiones de propiedad.
Cabe destacar, para que no se tome por no pensado, que una propiedad puede entenderse también como una caracte-
rística que le pertenece al objeto en cuanto cosa en sí, pero, desde este punto de vista, por no poder acceder el sujeto al
conocimiento de la cosa en sí, al momento mismo de la enunciación de propiedades no se pueden entender sino como
atributos.

52 Vid. MS, AA VI y MPC, AA XXVII.1.

84
ra crítica53. La enseñanza de juicios normativos junto con su contenido es en
innumerables ocasiones externa, más, primeramente debe todo lector de Kant
entender que ésta puede llegar a ser parte inherente al sujeto, ya que la costum-
bre –cuya relación con la educación es plausible y está dada frecuentemente,
como es evidente y como Kant explícitamente acepta y recomienda54– agiliza
la acción hasta convertirla en necesidad, tornando así al actuante en sujeto de
imputación y responsabilidad moral55; segundamente, el sujeto es factible de
ulterior valoración interna e independiente del juicio externo con pretensión
de validez normativa que le ha sido introyectado y la congruencia que el acto
prescrito tiene con el principio moral, gracias a lo cual puede generar sus pro-
pios juicios y enunciados normativos siempre referidos, claro, a su relación
con el entorno o con él mismo como fenómeno56. Es así que la acción que lleva
a cabo –misma que puede ser resultado de formación social– le pertenece,
sin embargo, siempre a él –por sus propias formas o capacidades cognitivas
innatas, que tienen potencial para reformarla si no la encuentran relejo de
la norma universalibilizable, o en caso contrario aceptarla tal cual es–. Ahora
bien, se podría argumentar que el sujeto carece de dichas formas, y que és-
tas son también resultado de las determinaciones del entorno antropológico,
como gustan de hacerlo en la llamada posmodernidad, pero eso nos llevaría
a una contradicción de términos lógicos digna de paralelo con la primera an-
tinomia descrita por Kant en su Crítica de la razón pura57. Para comprobarlo,
baste el siguiente razonamiento: Sin capacidades cognitivas e intelectuales in-

53 “No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia”. En el original: “Daß alle unsere
Erkenntniß mit der Erfahrung anfange, daran ist gar kein Zweifel”. Kant, I, K.r.V., AA III, p. 27.

54 Vid subcapítulo Sobre los deberes en relación con las distintas edades en Kant, I., MPC, AA XXVII.1, p. 466-470.

55 Vid. Kant, I., idem, AA XXVII.1, p. 292 y ss.

56 Quien piense lo contrario deberá renunciar a toda posibilidad de un mundo distinto, con mejores condiciones de super-
vivencia y convivencia inter-subjetiva, comunitaria, nacional e internacional, pues por simple consecuencia lógica, no
seríamos capaces de revalorar nuestras formas de coexistencia ni con respecto a otros humanos distintos a nosotros –sea
el sujeto entendido como una persona o una comunidad– ni con la naturaleza.

57 Con respecto al principio del mundo. Vid. Kant, I., K.r.V., AA III , p. 294.

85
natas propias del funcionamiento cerebral del humano, no habría abstracción,
relación causa-efecto (en caso de que se deseara, como lo hace Schopenhauer,
argumentar el origen de la Moral en la asociación acto-supervivencia), ni len-
guaje –por mencionar sólo algunas–, requisitos sine qua non para la genera-
ción de actos normalmente aceptados como antropológicos –como rituales,
ceremonias, conductas prescritas– que sean asociados con valoraciones no
inherentes a ellos – y por lo tanto abstracciones en sí mismas–, con lo que los
usos y costumbres ni siquiera hubieran llegado a ver la luz del día. Cualquier
acto que sea valorado más allá de sí mismo (el tabú, las danzas sacras, etc.) re-
quieren de una abstracción, pues es esta misma la valoración. Estas capacida-
des se desarrollan en el sujeto en mayor o menor grado, nadie lo duda y menos
Kant, dependiendo del entorno socio-económico-cultural por el que el sujeto
se vea rodeado, pero la capacidad (Fähigkeit o Krat) cognitiva se encontraba
ya en la formación cerebral genética del mismo58. Si bien es cierto que el padre
de Mozart era músico, también lo es que tuvo hermanos y mascotas. Quede así
respondido el segundo problema.

El tercer problema al que se enfrenta Kant, es aquel que, aceptando ahora


su solidez lógica, la cual hace coherente su argumento pudiendo combatir así
al escéptico59, le revela una incapacidad argumentativa frente al cínico ser que,
admitiendo la existencia y necesidad de la moral se reairma rebelándose ante
ella y rompe con sus prescripciones. Pues, que el sujeto formule imperativos en
lo general, nada nos dice sobre el cumplimiento de los mismos. Un tercer ele-
mento debe fungir como, permitiéndome la expresión, agente catalizador de la
acción. Ésta es la verdadera piedra con la que Kant tropieza invariablemente.
Pues, claro, podrá el cínico no ser libre al no cumplir principios normativos,
58 Con lo cual Dussel fácilmente acordaría, por considerar el kantismo una veta de aprendizaje para la Ética de la Libera-
ción, en tanto que desarrolla como nadie el campo de la validez universal formal. Vid Dussel, E., Ética de la Liberación
(…), p. 172.

59 Dussel mismo concuerda con esto. Vid. Dussel, E. Ética de la Liberación…, pp. 464 y 465.

86
pero eso no parece amedrentarle en su omisión o desprecio de conductas que
se adjudican ser relejo de la normatividad moral. Kant acepta que la razón en
sí misma es insuiciente para poner en marcha las acciones del sujeto, por lo
que requiere de un factor ajeno a la razón que sirva de motor. Ese motor, por
lo tanto, lo acepta Kant, sólo puede provenir de un sentimiento (Gefühl), en
sí mismo bueno, lo suicientemente fuerte como para neutralizar los demás
sentimientos siempre auto-referentes. Este sentimiento humilla las pretensio-
nes egoístas, debilitándolas primero y venciéndolas después. Kant nombra este
sentimiento: respeto (Achtung). Sin embargo, el respeto no es otorgado por la
sensibilidad, sino, extrañamente, por un fundamento intelectual que le otorga
al sujeto la facultad de conocerlo de manera a priori60. El respeto, se concluye,
es pues necesario y universal. Entre más racional se es, más fuerte es este sen-
timiento y más congruentes serán las acciones del sujeto con sus determina-
ciones morales. Pero eso, claro, no le permite a Kant escapar de la circularidad
en que su afán por defender a ultranza la inmaculada dirección moral de la
razón le sitia. Finalmente, la cotidianidad, sin importar la esfera de realización
de los actos, nos muestra que la lógica argumentativa y el conocimiento de las
normas autónomas de la moral no resultan suicientes para que el sujeto tome
la decisión, y actúe en consecuencia, de tornarse en ser moralmente íntegro.
Schopenhauer plantea el problema de una manera clara cuando airma que
“una moral sin fundamentación, es decir, un mero moralizar, no puede surtir
efecto, porque no motiva” (Schopenhauer, A. WWV I, SW II, § 54, p. 434)61
¿Hay solución a este dilema? ¿Cómo argumentar entonces frente al cínico?
Este sigue siendo el problema al que los eticistas seguimos enfrentándonos y
nuestro más claro campo de compromiso ilosóico.

60 Vid. Kant, I., K.r.V. AA III , p. 74.

61 En el original: “Eine Moral ohne Begründung, also bloßes Moralisiren, kann nicht wirken; weil sie nicht motivirt”.

87
Bibliografía

Díaz-polanco, H. (2006). Elogio de la diversidad, S. XXI, México.

Dussel, E. (2000). Ética de la liberación en la edad de la globalización y la


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______Cf. Kritik der praktischen Verunt (K.p.V), AA V.

______ Kritik der Urtheilskrat (KU) AA V.

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______ Mutmaßlicher Anfang der Menschengeschichte (MAMG), AA. VIII.

______ Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht


(IGwA), AA VIII.

______ Über den Gemeinspruch: Das mag in der heorie richtig sein, taugt
aber nicht für die Praxis (üGTP), AA VIII.

______ Moral Philosophie nach dem akademischen Vorlesungen des Herrn


Prof: Kant/ Königsberg im Wintersemester 1784 und 1785/ Georg Lud-
wig Collins (MPC) en Kant´s Vorlesungen, AA XXVII.1.

88
Parte II
Bioética y sustentabilidad ecológica

89
La bioética y su relación con la justicia
socio-ambiental en la Sierra Otomí de
Querétaro (México)

Pedro Joaquín Gutiérrez Yurrita62*


Rocío Yadira Romero Meza
Adriana Álvarez Díaz
Blanca Andrea Ortega Marín

Introducción

La equidad social ha jugado un papel muy importante en el desarrollo de


México como país independiente desde la elaboración de su Constitución po-
lítica en el año 1857. El Artículo 1 establecía que “El pueblo mexicano reconoce
que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales”.
Esta forma de regirse se consolida con la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos (CPEUM) de 1917. Sin embargo, por la vocación social (de
corte eminentemente marxista) con la que nace y se constituye nuestro país,
‘equidad y justicia’ se han asociado a ‘necesidad y eiciencia’ en el uso de los
recursos y se fortalece esta visión dejando más claro el sentido social del Estado
en la reforma constitucional de 2011: “En los Estados Unidos Mexicanos todas
las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y
en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como
de las garantías para su protección”. Más adelante, en el Artículo 2, se apunta:
“Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunida-
62 * Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Instituto Politécnico Na-
cional.

91
des indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía, para:..”
realizar diversas actividades sociales, culturales, ordenación, normativa interna
y distribución de actividades laborales con respecto de las tierras que tiene en
propiedad como pueblo originario.

No obstante, más adelante se especiica que las actividades a las que puede
dedicarse el pueblo mexicano deben ser en beneicio social, y que el aprove-
chamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación --se incluyen
agua y bosque en el mandato constitucional-- debe realizarse con objeto de
hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conserva-
ción, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condi-
ciones de vida de la población rural y urbana (Artículo 27 de la CPEUM, 2013).
Se resalta nuevamente la vocación social-comunista bajo la interpretación de
Trotsky (1936) sobre la célebre frase de Marx (1875) “de cada cual según su
capacidad”, quien la interpreta en el sentido de que el Estado debe permitir
la explotación de un recurso al individuo o al colectivo más eiciente en su
aprovechamiento, siempre que éste sea legal y beneicie a toda la sociedad. Así
las cosas, si una comunidad no tiene preparación especíica para usar el agua
de riego de manera tecniicada y si tampoco cuenta con los instrumentos ade-
cuados para desarrollarla, debe dejar que otros lo hagan, pues de este modo
se incrementa la productividad del Estado. Pero, ¿qué sucede entonces con la
comunidad que cede los derechos de uso de un recurso? ¿se le prepara para que
en el futuro próximo lo pueda usar? ¿se le dan alternativas para que, también,
sus necesidades queden satisfechas? ¿la pérdida de derechos sobre un recurso
natural limitado no conlleva también pérdida de calidad de vida y posibles da-
ños en el entramado social de la comunidad y de sus relaciones con las comu-
nidades aledañas? Ninguna de estas preguntas se han resuelto bajo la ilosofía
socialista, comunista o capitalista, pero pueden vislumbrarse bajo una aproxi-
mación bioética con respecto a los principios de justicia y acceso a la justicia.

92
Y ya que entramos en razón de la justicia, por principio de cuentas diremos
que en México el acceso a la justicia en materia ambiental se obtiene por dos
vías, la administrativa y la jurisdiccional (Cancino, 2014). Para impartir jus-
ticia administrativa el estado ha creado las Procuradurías Ambientales, tanto
federal como las de los estados que la tengan que no son todos –sólo hay 16
procuradurías estatales--. Y la justicia por la vía jurisdiccional se especiica de
manera sucinta en casi todas las leyes ambientales --que son nueve--, pero de
forma más clara en la tipiicación de algunos delitos en el Código Penal Mexi-
cano y en concreto en la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, que vio la
luz hace cerca de un año; sin embargo, como todavía no hay jueces especiali-
zados en la materia y como las entidades federativas no la pueden aplicar, está
bastante abandonada. Y por supuesto, olvida, tajantemente los derechos de los
pueblos indígenas (Peláez y Gutiérrez-Yurrita, 2014).

Si el problema de la exclusión social y del rezago económico de los indí-


genas mexicanos no radica, entonces, en la normatividad mexicana, ni en los
convenios internacionales signados por México, ¿cuál es su causa? ¿por qué
80 % de los 52 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza
multidimensional pertenecen a los grupos étnicos? (INEGI, 2013). Aunque la
pregunta no tiene una respuesta única, ni fácil, pues incluso la causa podemos
ser todos los ciudadanos por avalar una especie de justicia estructural poco
deinida --como menciona Young (2011)-- pero bien catalogada en subtipos
como ‘justicia social’ o ‘justicia agraria’ y últimamente entendida como ‘jus-
ticia ambiental o ecojusticia’ (Gutiérrez-Yurrita, 2008); y por no entender que
la democracia debe ser parte de las políticas públicas a in de fortalecer a las
instituciones democráticas y dar seguridad a que se generen los instrumentos
adecuados para que se cumpla la normatividad de manera equitativa para to-
dos los ciudadanos (Monsiváis, 2013).

93
Profundizando en las causas por las cuales no se aplica la justicia como
predica el mandato constitucional, vuelvo a reiterar que todos podemos ser la
causa, comenzando por la autoridad suprema de este país, el Ejecutivo, sus le-
gisladores y personal judicial, pasando por todos los funcionarios y servidores
públicos y terminando con el ciudadano medio, por carecer de la ética elemen-
tal, aplicada a problemas especíicos relacionados con la vida, la dignidad de la
vida y la conservación de la Naturaleza; esto es, la bioética (Winkler, 1997).
Dentro de los cuatro principios de la bioética, considerados esenciales para
su gestación y futura consolidación como ética aplicada a la medicina o, en
general, a las ciencias biomédicas (autonomía, beneicencia, no maleicencia y
justicia), el que puede aplicarse con mucho rigor al tema de cómo los indígenas
ocupan y usan sus tierras, es el de la justicia (aunque, en otro contexto dife-
rente al clínico, también faltamos a la autonomía de los pueblos, no procura-
mos su beneicio y en muchas ocasiones actuamos con maleicencia en contra
de ellos) (Callahan y Jennings, 2002). Mas sin embargo, dentro de lo amplio
que abarca el concepto de ‘justicia’, en concreto es el de justicia distributiva,
equidad y bienestar individual y social, el que nos atañe en este trabajo, y se
relaciona con el acceso a la justicia y a la información que debe instrumentar
la autoridad para que la justicia pueda ser igual para todos (Ferrer-Lues, 2003).
Y para entender cómo funciona el proceso institucional de equidad social en
un Estado-Nación social y democrático, pondremos como ejemplo un caso
concreto: el de una comunidad indígena mexicana.

94
Antecedentes

La comunidad Hnä-hnü de Xajay es uno de los 10 barrios de San Ildefonso


Tultepec, ubicada al sur del estado de Querétaro, en el corazón de la Repú-
blica mexicana, que se ha constituido como ejido en el año 1938 (SEDESOL,
2012). Sin embargo, a lo largo de su historia ha tenido diversas modiicaciones
en su entorno político y socio-cultural, dado que hasta hace poco más de 15
años era parte del Barrio Hnä-hnü de San José Tenasdá. Conlictos políticos
y sociales lo separaron de Tenasdá. No obstante, su larga historia de convi-
vencia y relación de parentesco han hecho que entre ambas comunidades se
tengan que aprovechar conjuntamente sus recursos naturales, como el agua
que brota en sus tierras comunales y que forma parte de la región boscosa de
la Sierra Otomí. Su forma descuidada y sin planiicación de la explotación de
los recursos naturales por la poca gente que habita en ambas comunidades
--afortunadamente poco intensiva hasta el momento-- han permitido que la
coniguración del paisaje creado sea todavía de alto valor ecológico y cultural
(Gutiérrez-Yurrita et al., 2014).

El mayor de los problemas de los habitantes de Xajay en la actualidad es la


pobreza multidimensional en la que viven, agudizada por la falta de oportu-
nidades para generar riqueza a corto plazo y la carencia de opciones labora-
les, educativas, de servicios sanitarios y de protección civil, por citar algunas
(CONAPO, 2010). Esta situación ha hecho que las Naciones Unidas los tenga
registrados como uno de los pueblos indígenas con menor índice de desarrollo
humano en el mundo (PNUD-CDI, 2010). La falta total de una planeación
articulada para el desarrollo integral de la comunidad se hace evidente en los
malogrados programas de actividades productivas que ha instalado el gobier-
no estatal y en los ineicientes programas de crecimiento económico imple-

95
mentados por la federación (GEQ, 2013). Gran parte del fracaso se debe a la
falta de entendimiento entre comunidad y autoridades, ya que aunque toda la
población de la comunidad entiende y habla algo de español, cerca de 50 % es
monolingüe de un dialecto otomí (el Hnä-hnü), por lo que su nivel de español
es básicamente funcional. Este hecho se agrava cuando los representantes de
la autoridad encargados de llevar los programas sociales y productivos hacia
las comunidades no conocen bien los programas de desarrollo ni se toman el
tiempo para dialogar con los comunitarios, escuchar y atender sus necesidades.
Así, los programas implementados en Xajay son los que quiere la autoridad, no
los que solicita y necesita la comunidad (Gutiérrez-Yurrita et al., 2014).

En síntesis, la ausencia de canales para acceder a legalizar su propiedad de


la tierra, ocupada desde hace centurias, así como a un modo de vida digno, a
la salud, a las oportunidades de crecimiento económico y desarrollo integral,
a la información, a la transparencia administrativa gubernamental, a la toma
de decisiones político-administrativas que competen a la subsistencia de la co-
munidad y a la justicia --es decir, a los derechos humanos fundamentales--,
han culminado en la frustración y a veces en el rechazo de todo proyecto pro-
ductivo auspiciado por el gobierno --municipal, estatal e incluso federal--. El
resultado es más que evidente: pobreza, marginación social, y la declaración
--por parte de los tres niveles de gobierno-- de que los Xajay son un grupo
conlictivo.

Estos desafortunados hechos han agravado la situación socio-económica


de la población local, incrementando la velocidad de los fenómenos migrato-
rios hacia los Estados Unidos o hacia la capital del estado (CONEVAL, 2010).
En cualquier caso, ambos destinos migratorios han dado como consecuencia
la transculturación de la comunidad, favoreciendo el aprendizaje del idioma
español, el spanglish, y que los Hnä-hnü no migrantes adopten pautas de com-

96
portamiento urbano muy alejadas de sus tradiciones, su forma de vida rural
y sus medios económicos y tecnológicos para mantenerlos. El resultado de
esta transgresión cultural es evidente en los sistemas actuales de producción
agrícola y en los productos que cultivan, así como en las prácticas religiosas,
gastronómicas y culturales. Cada vez quieren parecerse más a lo que ven en
televisión, o a lo que les cuentan los migrantes que regresan. Esta mala adecua-
ción de la vida urbana a estilo de vida Hnä-hnü ha sido más contraproducente
que beneiciosa, por las siguientes razones:

1) No ha habido un buen entendimiento de cómo se vive al estilo occidental


en las grandes metrópolis de México, o en las zonas agrícolas y periurba-
nas de ciudades estadounidenses, y con esta mala copia del modelo de vida
exterior se han cambiado algunas prácticas agrícolas y hábitos alimenta-
rios, e incluso se ha llegado a consumir más las sopas ‘ramen’ y las ‘papitas
con chile líquido’ que los frijoles de olla; o los ‘refrescos’ que el agua de
frutas o el agua simple, por citar dos ejemplos.
2) El proceso de transculturización se ha dado sólo por el deslumbramiento
de algunos artefactos tecnológicos que se usan mucho en las ciudades, y
que en el medio rural escasean tanto en cantidad como en centros de ser-
vicio y de repuestos. Tal es el caso de las grandes pantallas de televisión y
las enormes antenas que compran para poder ver, aun con deiciencias en
la señal, algunos programas.
3) Se tiende a adoptar el modo de vida de fuera de la comunidad por con-
siderarlo más exitoso, sin comprender los efectos negativos que conlleva
una sociedad moderna de consumo, lo que se ha traducido en compras de
artefactos inservibles en la comunidad, o en la adopción de modas en el
vestir propias de barrios marginados de los Estados Unidos, más los con-

97
secuentes problemas de adaptación social que culminan en drogadicción,
alcoholismo y violencia callejera e intrafamiliar.
4) La gente de Xajay se percata de sus propias carencias cuando compara su
modo de vivir con el estilo de vida de un americano o de un mexicano en
un barrio de clase media o alta de grandes ciudades cosmopolitas --como
el Distrito Federal, Puerto Vallarta, Mazatlán o Monterrey--. El individuo
de Xajay trans-culturizado se visualiza, entonces, como un ciudadano de
segunda clase, advierte de su grado de marginación económica y exclusión
social, comienza a tener sentimientos de baja estima, se siente humillado,
poco respetado y abandonado por las autoridades nacionales (Bohórquez
Molina et al., 2003). El resultado es el rechazo a su cultura y raíz indígena.

Cuando llega la autoridad a la comunidad indígena y comenta que el agua


debe ir a regar los campos de Tequisquiapan y San Juan del Río por ser más
fértiles; o que no hay recursos para sus demandas de salud; o que no hay apoyo
para actividades productivas, sucede que los ñañúes lo aceptan por ignorancia
y por carecer de documentos contra cuáles comparar. No comprenden que
son actos de injusticia ambiental, el primero, de injusticia social, el segundo, y
de injusticia en general, el tercero. Creen que todo es lo mismo pero con otro
nombre, dado que no hay una normatividad concreta sobre cómo distribuir
los bienes y servicios de la naturaleza. En síntesis, no hay normas de justicia
porque éstas deben ser contextuales y, por tanto, particulares de cada asunto
(Konow, 2003). En todo caso, las personas de la comunidad consideran las dis-
posiciones de la autoridad como normas morales y por ello no cuestionan su
cumplimiento (Rodríguez-López, 2013). Ni la comunidad de Xajay ni la auto-
ridad local y estatal comprenden el concepto de justicia, de ahí que a menudo
confunden lo que es la ‘justicia social’ con la ‘ecojusticia’, y se corrompe todo
el sistema político local y se propicia el deterioro ecológico (Risdell, 2011). En

98
este marco, el objetivo central de este trabajo es el de analizar el concepto de
justicia ambiental --usada como sinónimo de ecojusticia-- y su aplicación en
comunidades originarias de México, y en concreto en la de Xajay, Querétaro.

Metodología

Marco teórico del estudio

El trabajo se dividió en dos fases: la de trabajo de gabinete y la de trabajo


de campo. Ambas, sin embargo, se realizaron simultáneamente, pues se nece-
sitaba su mutua retroalimentación. En el gabinete se revisaron los conceptos
de justicia, derecho ambiental, daño ambiental, responsabilidad civil por daño
ambiental, y todos los principios del derecho ambiental, del derecho indígena
y de los derechos humanos garantizados en la CPEUM. De manera concreta,
por ser un tema especialmente ríspido en esta localidad, se revisaron las leyes
que tienen injerencia en el tema del agua, comenzando por los principios cons-
titucionales y culminando con la estrategia nacional para gestionar el recurso
hídrico denominada ‘Agenda del Agua 20/30’ --esta Agenda ha sido reciente-
mente modiicada por la actual administración Federal, pero lo que nos atañe
ha quedado sin cambios--.

En el trabajo de campo se realizaron dos tipos de visitas a la zona de estu-


dio. La primera fue ir directamente la comunidad para establecer contacto con
la gente. Una vez ganada la conianza del grupo --lo que ocurrió después de
casi 15 meses, con visitas quincenales-- se entrevistó a los involucrados en los
temas del uso del agua, de cómo disponen de sus recursos naturales, de cómo
es su relación con la autoridad local, municipal y estatal, cuál es su régimen
de propiedad de la tierra, etc. Se realizaban, simultáneamente, entrevistas a
las autoridades locales (subdelegado de la comunidad y comisariado ejidal).

99
El segundo tipo de visitas consistió en entrevistar a las autoridades municipa-
les y estatales en sus oicinas: las primeras en el Ayuntamiento de Amealco y
las segundas en las oicinas regionales de San Juan del Río y de Querétaro. Se
revisaron los archivos municipales para conocer cómo se han llevado a cabo
los convenios de distribución del agua en la zona, cómo se han establecido las
prioridades de uso y cómo han luctuado los niveles de captación de agua de la
micro cuenca desde el año 2006 hasta el presente.

Descripción del área de estudio

Xajay es una comunidad localizada al pie de la Sierra Otomí, en la parte sur


del estado de Querétaro, en el municipio de Amealco de Bonil, localizado en
el centro geográico de México (Figura1). La región situada a las faldas de la
sierra, se caracteriza por ser tierra de cultivo, sin agua de riego, y para activi-
dades pecuarias extensivas. Maíz, habas y avena son los cultivos principales.
Guajolotes y borregos son los animales que más crían. La parte media y alta de
la serranía se compone de un bosque mixto de pino y encino, en buen estado
de conservación. En este área hay recarga de acuíferos que se maniiestan en la
supericie a través de varios manantiales estacionales y, al menos, dos perma-
nentes. Por sus barrancas discurren pequeños arroyos en temporada de lluvia,
que pueden almacenarse en represas para su uso posterior en actividades agro-
pecuarias (Gutiérrez-Yurrita et al., 2014).

El pico más alto de la sierra, llamado El Pelón, concentra más agua


para recargar los acuitardos supericiales y alimentar los numerosos arroyos
que descienden por sus laderas en época de lluvia, así como el río permanente
de la comunidad. Se pueden reconocer varios tipos de vegetación que cubren
una supericie aproximada de 800 hectáreas. El primero se localiza en altitudes

100
de 2,400 a 2,800 metros y está dominado por encinos Quercus rugosa, de una
altura entre 10-12 metros, acompañados por otros árboles arbustivos como
Arbutus sp. y Arctostaphylus pungens. Otro tipo de bosque, aunque también
dominado por especies de encinos, ocupa la franja altitudinal desde los 2,800
a 3,200 metros. Este bosque es menos denso que el precedente y más varia-
do, reconociéndose como dominantes árboles de una altura de 15 a 20 me-
tros, como el Quercus laurina y el Quercus candicans. Les acompañan a estas
especies plantas más arbustivas, como Arbutus xalapensis, Clethra mexicana,
Crataegus sp., y diversas herbáceas como Salvia elegans, Solanum sp., Roldana
sp., Cirsium sp., y hacia las zonas de los 3,200 metros de altura es notable la
presencia de poblaciones aisladas de Junniperus monticola y Baccharis conferta
(Gutiérrez-Yurrita et al., 2014)

101
Descripción de la comunidad

Xajay tiene una población de 488 personas, de las cuales 250 son mujeres y
238 hombres (INEGI, 2010). De la población económicamente activa (PEA),
sólo 70 % trabaja actualmente (115 personas: 26 mujeres y 89 hombres). Los
empleos y salarios no son estables y con frecuencia no llegan al salario míni-
mo establecido por la legislación nacional, por lo que aproximadamente 60 %
de esta población se encuentra en los umbrales de pobreza multidimensional.
Esta situación crítica de la comunidad, además del histórico atraso social y
económico de la región, hace que se le designe en las estadísticas nacionales
como altamente marginada (CONAPO, 2010). Las actividades productivas de

102
la gente de Xajay son, además de la agricultura y la ganadería de subsistencia,
el aprovechamiento marginal del bosque, como ramaje y a veces algunos ár-
boles enteros que convierten en leña para calentar el hogar y cocinar. Como
ninguna de estas actividades son lo suicientemente lucrativas para sostener a
las familias, la mayoría de los varones adultos trabajan en los Estados Unidos,
o en la ciudad de Querétaro (Ortega Marín y Gutiérrez-Yurrita, 2013).

Resultados y Discusión

Concepto de justicia ambiental

El concepto de ‘justicia social’ aparece a mediados del siglo XIX, y hace


referencia a la situación de desigualdad latente en el mundo entero (Bernal,
2005). Cuando este concepto se lleva al plano ambiental, en primera instancia
hace referencia a cómo se ordena el territorio para sus usos, bajo la premisa
de que cuando se limita el aprovechamiento de unos recursos por parte de
un grupo social en favor de otro grupo social del mismo sitio, o lejano a él, se
generan conlictos (Gutiérrez-Yurrita, 2008). No obstante, en la búsqueda de
un desarrollo social más igualitario, es cuando se crea un medio de protección
en favor de los más desprotegidos para hacer valer los derechos humanos y
económicos (Risdell, 2011). El propósito es el de tener una sociedad más pare-
ja donde se garanticen condiciones de trabajo y de vida decentes para toda la
población, y el constante incremento productivo de la región (Bernal, 2005).
Sin embargo, esta perspectiva de la justicia productiva y distributiva no con-
templa en parte alguna el que la sociedad menos productiva (sin importar las
razones de la baja productividad en el uso de los recursos naturales) también
tenga resueltas sus necesidades básicas para llevar una vida digna y que sean
respetados sus derechos humanos (Ortega y Gutiérrez-Yurrita, 2014).

103
Bajo este marco conceptual, de una justicia productiva y relacionada con la
distribución de recursos naturales, y siendo que el hombre no puede vivir sin
la naturaleza y subsiste gracias a ella, aparece el concepto de Justicia Ambiental
también llamado Eco-justicia. De manera general, se ha intentado deinir este
tipo de justicia como el tratamiento justo y la participación signiicativa de to-
das las personas independientemente de su raza, color, origen, cultura, educa-
ción o ingreso con respecto al desarrollo y la aplicación de leyes, reglamentos
y políticas ambientales. El concepto de justicia ambiental, a diferencia del de
justicia social, o simplemente del de justicia, es que, de acuerdo con Martínez
(2004a):

Tiene connotaciones distributivas del capital natural.

Evita que la carga ambiental recaiga en un solo grupo de personas.

Hace referencia a cómo se distribuyen los recursos, cómo se distribuye la


responsabilidad por el daño a un bien colectivo y difuso, y a cómo se distribu-
ye la carga de las consecuencias negativas en el patrimonio ambiental. Y este
concepto está íntimamente ligado a la corriente de la administración públi-
ca, llamada ‘ecología política’. Esta corriente política institucionaliza la justicia
ambiental al crear dentro de la SEMARNAT a la Procuraduría Federal de Pro-
tección al Ambiente (PROFEPA) en México y dando lugar a que cada entidad
federativa cree su propia procuraduría ambiental (López, 2014). La PROFEPA,
sin embargo, tiene un concepto de justicia ambiental muy sesgado hacia la
protección de los intereses humanos sobre los naturales, en el sentido de que
sanciona actividades peligrosas para el aprovechamiento y mantenimiento de
los recursos naturales como sostén de nuestras actividades económicas, y para
la salud humana, como ha quedado claro en la desafortunada Ley Federal de

104
Responsabilidad Ambiental y lo precario del mandato constitucional sobre
las acciones colectivas (Anglés, 2014). En el Cuadro 1 se presenta, de manera
comparativa, lo que se tiene establecido como justicia y sus tipos: la ambien-
tal y la social. Para ines de este trabajo, se equipara la justicia agraria con la
justicia social, por cuanto intenta resolver conlictos sociales por la tenencia
de la tierra, y no conlictos ecológicos ni económicos. La legislación agraria
mexicana no tiene la competencia distributiva de los recursos naturales, ni de
ordenación territorial; su ámbito de competencia es la dimensión social de la
esfera agraria y la institución dedicada a la impartición de justicia es la Procu-
raduría Agraria, dependiente de la SEDATU.

Por otro lado, si la política ambiental, en lugar de la política social, es la


que se encarga de analizar las relaciones entre las desigualdades de Poder y la
degradación ambiental (Martínez, 2004b), se traduce en que algunos sectores
de la población, generalmente los excluidos del progreso y que presentan altos
índices de pobreza multidimensional, son lo que sufren, desproporcionada-
mente, los daños al ambiente producidos por sectores sociales más favorecidos
con el desarrollo económico, la generación de riqueza y estándares de vida
alto. Cuando se conjunta la política social con la ecología política, se genera un
nuevo panorama político que tiene como características primordiales la parti-
cipación ciudadana en la deinición de las políticas públicas socio-ambientales,
y se tiende al modelo de gobierno llamado gobernanza. Se redeine, incluso, el
concepto de ‘pobreza’ y sus dimensiones, desafortunadamente para agregarle
unas cuantas más (Boltvink, 2011). Ya no es suiciente con decir que los pobres
multidimensionales no tienen acceso al agua potable, ni a la educación, ni a la
seguridad social, ni a la justicia, y mucho menos a una vivienda digna, al tra-
bajo bien remunerado y a un medio ambiental limpio y saludable, por ejemplo
(Boltvink, 2012). Esto signiica que una ecología política que abogue por una
justicia ambiental --incluso utilizando los nuevos tribunales ambientales y jui-

105
cios orales promovidos por la CPEUM y sus leyes reglamentarias, como la Ley
Federal de Responsabilidad Ambiental-- no pretende solventar las necesidades
de la sociedad (Peláez y Gutiérrez-Yurrita, 2014).

A como vamos, en México parece ser que la política ambiental tampoco


propiciará el acceso a la justicia ambiental y las comunidades indígenas car-
garán con las consecuencias de vivir en paisajes ricos en recursos naturales,
pero intocables para ellos, y sin alternativas productivas armoniosas con su
cultura y su ambiente (Mann y Dickinson, 1978). O por el contrario, tienen la
desgracia de vivir en ambientes totalmente degradados donde se tira la basura
generada en otros sitios y que a los residentes sólo les incrementa su tasa de
morbilidad aguda, padecimientos crónicos, e incluso, de mortalidad (Risdell,
2011).

El acceso a la justicia en Xajay, ¿es un problema social, bioético, o ambos?

El resultado más fehaciente de nuestra investigación, relacionado con el


tópico de la justicia, nos hace pensar que en la comunidad de Xajay no puede
hablarse de justicia ambiental, dado que ni siquiera tienen acceso a la justicia
social y sus necesidades básicas y prerrogativas de derechos humanos no están
cubiertas por ningún tipo de política, sea ésta ambiental, social o agraria (Or-
tega-Marín y Gutiérrez-Yurrita, 2014). Y tan desarraigado está este término en
su vida cotidiana, que no se han planteado que sólo han conocido la injusticia.
Esta falta de discernimiento entre lo justo y lo injusto, ocurre porque no tienen
manera de comparar situaciones claramente deinidas. No existe documento
alguno donde se mencione cómo debe hacerse la distribución de los recursos
naturales, como el agua. Los comunitarios saben de palabra que el agua que se
genera en sus tierras comunales va para los distritos de riego de San Juan del

106
Río y Tequisquiapan, localidades que, en teoría, poseen mejores tierras para
actividades agropecuarias intensivas, e incluso totalmente tecniicadas. Esta
ausencia de documentos sobre distribución del agua no les permite comparar
su situación con la de otras localidades, y su escasa educación, aunada a su
carencia de cultura jurídica y asesoramiento apropiado, les lleva a pensar que
eso es lo justo --aquí también nos encontramos ante otra violación a los dere-
chos humanos fundamentales que es el acceso a la información: esta gente no
entiende la justicia, ni tendrá acceso a la misma si desconoce sus derechos y
cómo exigirlos--. La gente de Xajay sólo sabe que el agua brota de y en sus tie-
rras, y debe ir a regar campos de otros municipios; pero no entienden porqué,
ni cuánta, ni desde cuándo y hasta cuándo… Eso es una indeinición total para
ellos y, por tanto, no saben que esa actitud de las autoridades es un síntoma de
injusticia. Se conjugan las dos corrientes de injusticia: la social y la ambiental,
generando un maelstrom imparable que arrastra a las profundidades consigo
mismo todos los derechos de los pueblos indígenas de México, no sólo los de
Xajay.

La carencia de justicia social en la región acontece porque los residentes


indígenas están excluidos del desarrollo regional; y la injusticia ambiental,
ocurre porque a los moradores de los pueblos originarios les quitan su recur-
so, un recurso que si antes usaban cotidianamente y era lícito, ahora el usarlo
los convertiría en delincuentes --regalo de la normatividad ambiental mexi-
cana--. Este entrelazamiento de la justicia se magniica cuando es también la
comunidad indígena la que lleva la carga de la contaminación producida por
sociedades con mayor desarrollo tecnológico y nivel de vida. ¿Seria un híbrido:
justicia socio-ambiental?

Estas personas, con escaso nivel educativo, no son capaces de entender la


justicia ambiental porque no les han dicho a qué tienen derecho y, por tanto,

107
no saben a qué no tienen derecho, pues no tienen modo de comparar situacio-
nes. Como diría Sfeir-Younis (2009), no saben, no actúan, no tienen. ¿Cómo
decir que una situación es injusta, si no saben lo que es justo? Esa es la pregun-
ta que está en el aire de la comunidad de Xajay. Y al no tener respuesta, por
el momento, no hay manifestación activa por parte de la comunidad ante la
autoridad para que se resarzan sus derechos, se diriman sus conlictos por el
agua y se acceda a la justicia. A lo más que llega la comunidad, es a sentir que
las cosas no están bien, a percibir un cierto grado de trato desigual y a sentirse
relegados de los programas gubernamentales. El resultado es que se tornan
agresivos con toda autoridad y recelosos de los pocos proyectos que les tratan
de imponer, al grado de rechazarlos sistemáticamente sin antes evaluar el be-
neicio que pudieran aportar, de realizarlos bien y en común acuerdo con la
administración pública. Si la comunidad de Xajay no conoce la justicia social,
mucho menos sabe de justicia ambiental.

El problema de injusticia socio-ambiental, como lo hemos planteado con


anterioridad, es producto de la mala conceptualización institucional sobre la
justicia en nuestro país; de la poca conianza que le tenemos a las instituciones;
del poco o nulo interés de los jueces por capacitarse en temas ambientales y,
posiblemente, por sobre todo es culpa nuestra. Sí, de todos los ciudadanos.
Carecemos de sensibilidad hacia los problemas de los ‘sin voz’, porque un indí-
gena que apenas habla el español y vive en casi ignorancia, no tiene voz en las
instancias gubernamentales encargadas de apoyarle con educación y recursos
para mejorar su condición de vida. No es escuchado por nadie, porque a la vez,
es invisible y no se presenta ante las instituciones que deben hacerle justicia
socio-ambiental. La sociedad mexicana es una comunidad carente de moral
solidaria con los desposeídos. Adolecemos los ciudadanos de las capitales de
conciencia social y ambiental; nos preocupa más la moda que la supervivencia
de los indígenas y la biodiversidad, que a la postre, son quienes nos mantie-

108
nen a la moda con la extracción de recursos naturales, su transformación en
las empresas transnacionales y su posterior comercialización en los centros
urbanos. Bioética es la palabra que debemos aprender y el concepto que tene-
mos que aprehender irmemente. La bioética es parte del conocimiento com-
partido entre los seres urbanos y los rurales, es la guía para tener conductas
sustentables, es la razón para participar en la toma de decisiones políticas y
dotar de presencia y voz a los indígenas y personas marginadas por la sociedad
(Acosta et al., 2014). Pero sobretodo, es un problema bioético de la autoridad
porque siendo responsables directos de velar por el bienestar del pueblo, dado
el sentido de nuestra república al considerarse un estado de bienestar social,
no se preocupan por diseñar los instrumentos jurídicos y administrativos para
que los Derechos Humanos sean cumplidos como el mandato constitucional
establece.

En el Cuadro 2 se presenta una síntesis de las principales leyes nacionales


y programas institucionales que tienen que ver con la manifestación de los
derechos humanos en México, y que presentan los elementos jurídicos que
debieran conigurar la justicia en Xajay.

Distribución de recursos (económicos y ambientales)

La justicia ambiental, como la hemos conceptualizado es inexistente en


México, a pesar de los mandatos constitucionales que de manera implícita la
procuran, en especial porque carecemos, como país, de mecanismos eicaces
para que la iscalía federal o estatal puedan instrumentarla. Esta falta de instru-
mentalización es más evidente al hablar de la distribución de los recursos na-
turales y de los servicios ambientales. Los Artículos 25 y 27 de la CPEUM es-
tablecen que es el Estado quien se compromete a velar por el desarrollo social

109
y económico del país, al tiempo que nos indican cómo debe ser el desarrollo
y por tanto, de qué manera deben ser aprovechados nuestros recursos innatu-
ra. Simultáneamente, dichos artículos, tienen estrecha relación otros artículos
constitucionales, también, que garantizan los derechos humanos, como el ac-
ceso a la información, a la participación en la toma de decisiones, al acceso a la
justicia pronta, expedita y gratuita; al derecho del Amparo judicial (Arts. 103 y
107 de la CPEUM) y a otros mecanismos no jurisdiccionales de defensa de la
CPEUM (CNDH 1997). Asuntos todos, que además, por ser parte importante
de los sistemas de producción primaria, deben pasar por unos derechos agra-
rios, culturales, étnicos; creándose el concepto de etnicidades ecológicas como
catapulta para alcanzar una igualdad social basada en la completa eliminación
de la discriminación racial y de los prejuicios sociales por la condición econó-
mica de los pueblos (Parajuli, 1998).

Recordando la región donde se ubica la comunidad de Xajay en la Sierra


Otomí, hay que decir que cuenta con un área boscosa de aproximadamente
545 hectáreas de su exclusiva propiedad para aprovechamiento forestal limi-
tado y condicionado por la autoridad al estar declarada como Área Natural
Protegida desde 1941 (Gutiérrez-Yurrita et al., 2014). Los ñañúes han usado
la madera de los árboles para fabricar durmientes de ferrocarril en la época de
construcción de las vías del tren México D.F. a Querétaro, hace casi 100 años
y revegetaron el bosque exitosamente en la década de los 40’s, pero ¿por qué
ahora no son exitosas las campañas de revegetación? Por la falta de comunica-
ción entre autoridad y comunidad actuales (Álvarez-Díaz et al., 2013a).

La CPEUM manda que debe haber un plan nacional de desarrollo consen-


suado con las comunidades indígenas, que debe ser integral y sustentable (Art.
2 fracción IX). Esto signiica que el plan de desarrollo de México debe contar
con la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas,

110
para formar políticas públicas en el manejo de los recursos naturales y la con-
servación del patrimonio paisajístico (Acosta et al., 2014). Si no se cumplen
estos derechos básicos, difícilmente se llegará a resolver una situación de injus-
ticia. Y desafortunadamente no se cumple en la relación gobierno-gobernados
en Xajay. Por tal motivo, aunque se les propongan proyectos y otorguen apo-
yos económicos de índole social, la población considera que está excluida del
desarrollo del país (Ortega-Marín y Gutiérrez-Yurrita, 2013). Los Xajay no se
sienten parte del crecimiento económico de la región y eso hace que no parti-
cipen proactivamente en la implementación de políticas ambientales o proyec-
tos productivos. La manera en la cual lo toma la autoridad es bastante burda,
no los comprende, los cataloga como conlictivos y potencia su marginación.

Si hace poco más de 25 años Xajay era una comunidad que tenía el privi-
legio de pertenecer a una zona totalmente boscosa, el aumento poblacional y
sobretodo la falta de orientación ambiental y de apoyos a la producción local
(capital intelectual) han deteriorado sus bellos paisajes perdiendo gran parte
de sus recursos naturales (capital natural). Actualmente en Xajay conluyen
los compromisos ecológicos con los sociales, el territorio es rico en patrimo-
nio paisajístico, contradictoriamente, sus habitantes se enfrentan a muchos
problemas y su índice de desarrollo humano es de los más bajos del mundo
(PNUD-CDI, 2010). Si se genera riqueza a corto plazo en la zona, ésta deberá
ser expoliando su capital natural, y a la larga, se tendrá una comunidad cada
vez más pobre dado que ya habrá perdido su patrimonio natural (Gutiérrez-
Yurrita, 2007). El paisaje boscoso de la Sierra Otomí genera riqueza económica
y biológica: alberga una diversidad de seres vivos que en sus procesos ecológi-
cos favorecen los sistemas sociales del hombre, dotándolos de lo que se llama
actualmente, servicios ambientales: cosecha de agua para recargar acuíferos y
llevar agua potable a los núcleos de población; agua corriente supericial para
riego; secuestro de dióxido de carbono (CO2) y producción de Oxígeno (O2)

111
con lo que se minimiza el efecto invernadero regional y se aminoran los efec-
tos del cambio climático por mencionar algunos (Gutiérrez-Yurrita, 2014).
Aunado a esos servicios ambientales, su región posee atributos culturales y
paisajísticos que les permitirían desarrollar otras actividades productivas no
invasivas ni destructivas, como el turismo responsable (Álvarez-Díaz et al.,
2013b). Si a la comunidad se le limita el acceso a ese patrimonio natural, lo
utilizarán de manera desordenada al margen de la ley, y terminará siendo un
erial. Los comunitarios pasarán a ser delincuentes ambientales perseguidos
por la PROFEPA y el rencor de los ñañúes hacia la autoridad y el resto de la
sociedad irá in crescendo.

Los programas sociales y económicos que pretenden desarrollar las auto-


ridades jamás contemplan las necesidades ni las prioridades de la comunidad;
no se preocupan por hacer estudios diagnósticos de la localidad, pero sobre
todo, cuando llegan a otorgar algún recurso económico no explican a los ña-
ñúes la razón del proyecto ni cómo pueden ellos beneiciarse de un programa
gubernamental; la población sólo percibe una imposición de la autoridad. La
autoridad únicamente quiere aplicar los recursos públicos con el in de justii-
car el gasto del erario etiquetado en programas socio-ambientales, y así poder
solicitar más dinero el próximo año. No vaya a ser que cuando llegue el cambio
de gobierno la administración saliente tenga problemas de auditoría por no
poder comprobar gastos. En resumen, la distribución de los recursos econó-
micos en Xajay es:

1. Arbitraria, en cuanto a proyectos.

2. Sesgada, en cuanto a quién se los otorga.

112
3. Confusa, por cuanto no se sabe cuánto es el recurso original y cuánto
otorga la administración pública a cada beneiciado del programa, ni
cuánto de lo destinado a la comunidad se entrega en tiempo y forma,
ni cuánto no se entrega jamás.

Documentación oicial histórica y presente de la distribución de re-


cursos

La gente de la comunidad de Xajay no posee información documental re-


ferente a cómo se debe hacer la gestión del agua que nace en el ejido de San
Ildefonso del cual forman parte. No hay ningún documento de aforo de los
manantiales ni de los arroyos y ríos que nacen en la Sierra Otomí de la comu-
nidad. Únicamente se tienen datos del aforo que actualmente se les permite
usar a algunos ejidatarios para uso agropecuario, el agua de la comunidad para
uso doméstico y la cantidad de agua que se envía a otros distritos de riego.
No hay estudios del nivel de sus acuitardos ni de la calidad de su agua. La
gente de Xajay comenta que hubo, tiempo atrás, muchos años atrás (no saben
precisar bien cuántos años), un documento que les mostraron las autoridades
estatales al comisariado ejidal en donde dice que se tiene que entubar el agua
y canalizarla hacia otras zonas de la región, pero ellos no lo han visto (no son
ejidatarios) y por consiguiente, no lo tienen. Y como no hay buena relación
entre comunidad-autoridad local ni entre comunidad-autoridad municipal,
ese documento no aparece.

Bajo este sombrío panorama, el debate de la justicia y su aplicación en la


comunidad de Xajay es al menos doble. Por un lado está la poca existencia
de una justicia social, y por otro lado, la absoluta desaparición de una justicia
ambiental. En el primer plano, se tiene que los derechos humanos establecidos

113
en la CPEUM y en las declaratorias de las Naciones Unidas, no se cumplen, ni
en un 20 %. No hay acceso jurisdiccional ni tampoco no jurisdiccional a la jus-
ticia. En el segundo término, la distribución de los recursos naturales favorece
los sistemas de producción externos a la comunidad, simplemente porque la
autoridad los considera más productivos. Y toda la carga ambiental producida
por los impactos de las actividades humanas la sobrelleva Xajay.

En síntesis, la justicia que el gobierno desea implementar en Xajay es una


mezcla mal hecha de la justicia social (agraria) y la justicia ambiental; o mejor
dicho, es una “justicia” hecha ex profeso para beneicio de la autoridad, de tal
manera que pueda decir que trata de ayudar a la comunidad pero que ésta
no se deja y que además sabotea los programas que con mucho esfuerzo y
dedicación desarrollan. Es únicamente enmascarar los principios de cada tipo
de justicia para lavarse la cara por tantos años de abandono de estos grupos
sociales. Es una justicia á la carte, pero el cliente no es, desafortunadamen-
te, el campesino, el indígena ni el marginado social, sino la autoridad ejidal,
municipal, estatal e incluso a veces, la federal (Romero-Meza, 2013). Lo que
viene bien a la administración pública en tiempos de elección, se desarrolla,
se permite en ese momento la tala de árboles, la quema de bosque y el saqueo
de la riqueza biológica local. Pero esto, lejos de ser ecojusticia, como lo mane-
ja la propaganda política, es demagogia. Las consecuencias son inmediatas y
desafortunadamente negativas para la comunidad y el patrimonio paisajístico.

114
Conclusiones

1) Un principio de la bioética, compartido con los principios constituciona-


les de México, el de la justicia (equidad para todos), es incumplido por la
sociedad y las autoridades de manera lagrante.
2) Justicia, justicia social y justicia ambiental son tres conceptos diferentes y,
como tales, deben ser usados por la autoridad.
3) La justicia ambiental también llamada ecojusticia tiene dos diferencias
sustanciales con respecto a los otros tipos de justicia: distribuye equitati-
vamente un recurso natural limitado y reparte ponderadamente la carga
ambiental entre los contaminadores y consumidores de un recurso, y los
moradores locales.
4) Xajay tiene grandes posibilidades para desarrollar su aspecto económico
y cultural, pero no se conseguirá hasta contar con los medios y los recur-
sos necesarios para desarrollar plenamente sus actividades agropecuarias
(educación, capacitación, reconocimiento de sus saberes y cultura).
5) Es necesario que cualquier política de desarrollo emane de la participa-
ción de la comunidad y que cada proyecto agropecuario tenga muy claros
sus objetivos y forma de alcanzarlos.
6) No debe haber imposiciones en la comunidad, por parte de la autoridad,
para desarrollar tal o cual actividad; debe haber diálogo entre ambas par-
tes para que se atiendan, de manera deinitiva, los problemas y las necesi-
dades comunitarias
7) Cuando se reconozcan los derechos humanos en Xajay y se llegue a repa-
rar la situación de injusticia que le aqueja, se podrá tener acceso a las di-
mensiones de que carecen ahora (educación, capacitación, salud pública,
apoyo a proyectos productivos, diversiicación de sus actividades genera-
doras de riqueza, etcétera).63*
63 *Agradecimientos: Los autores agradecemos la colaboración de la gente de Xajay, su aceptación a colaborar con nosotros,
enseñándonos su naturaleza, su cultura y dejándonos entrar en sus hogares fue ya en sí un logro para nuestro trabajo,

115
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logro que nos compromete mucho más en ayudar a mejorar su calidad de vida preservando, simultáneamente, su patri-
monio paisajístico. Agradecemos también a las autoridades de la Universidad Autónoma de Querétaro por el apoyo que
nos han brindado para realizar diversas actividades en la comunidad, a través de la Dra. Hilda Romero. Y inalmente,
este proyecto se ha realizado con fondos del IPN apoyando al proyecto SIP del Dr. Gutiérrez-Yurrita y otorgando becas
PIFI a las alumnas Adriana Álvarez-Díaz y Blanca Andrea Ortega-Marín. La alumna Rocío Yadira Romero-Meza realizó
el trabajo con una beca de la Universidad Autónoma del Estado de México, a través del programa de verano de la ciencia
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121
Cuadro 1.
Comparación entre conceptos de Justicia, Justicia social y Justicia ambiental.

Justicia Concepto Objetivos Características


Es la voluntad de conce- ฀ Prever los conlictos ฀ Su aspecto cultural
der a cada quien lo que le sociales de tal forma que depende de la socie-
corresponde, lo que es su puedan tomarse medidas dad.
Derecho. cautelares antes de que
éstos aparezcan. ฀ Su aspecto formal
฀ Es el tratamiento justo y depende de la norma.
la participación signiica- ฀ Crear un ambiente de
tiva de todas las personas equidad social y paz co- ฀ Es jurisdiccional.
General
con independencia de su munitaria.
raza, color, origen, cultu-
ra, educación o ingreso ฀ Dirimir las controversias
con respecto al desarrollo por el uso de un bien
y la aplicación de leyes, común y limitado.
reglamentos y políticas de
un Estado Social de De-
rechos.
฀ En un estado de bienes- ฀ Igualar de hecho a to- ฀ Es de naturaleza
tar, es el derecho a satis- dos los hombres en lo internacional.
facer nuestros derechos tocante a los derechos
humanos. humanos. ฀ Se enmarca en los
Derechos Humanos
฀ Es otorgar igualdad de ฀ Erradicar las limitacio- dado que promueve
oportunidades para que nes que impiden detener la idea de que justicia
los individuos puedan y revertir la pobreza, así social equivale a paz.
Social desarrollar su máximo como alcanzar un modo
potencial; para dignii- de vida seguro, en paz y ฀ Garantiza la equidad
car a las personas; para digno para todos. distributiva de los
que denoten orgullo de bienes y la riqueza
sus raíces y para que se ฀ Eliminar las brechas de de un Estado social
pueda instaurar una paz desigualdad social entre democrático.
mundial. individuos y pueblos
que se hace latente en el ฀ Es jurisdiccional y
mundo entero. administrativa.

122
฀ Es el trato justo de que ฀
Distribuir la riqueza na- ฀ Es de carácter distri-
ninguna persona lleve la tural y la carga ambiental butiva.
carga de los problemas de manera imparcial
ambientales. entre la sociedad. ฀ Convierte de manera
equitativa los ele-
฀ El Derecho de toda per- ฀ Asegurar que las gene- mentos estructurales
sona a un medio ambien- raciones futuras tengan de un ecosistema en
tal sano para su desarro- mejor calidad de vida el patrimonio pai-
llo y bienestar. que la actual, mediante sajístico de los indi-
la protección y restaura- viduos
฀ La justicia ambiental es ción de la integridad de
Am- un derecho que conlleva los sistemas ecológicos. ฀ Se vale del instru-
biental el deber y la responsabi- mento jurídico de
lidad de cuidar el medio ฀ Distribuir los bienes ordenación territo-
ambiental con actitudes naturales de forma rial.
y actividades tendientes equitativa entre toda la
a la sustentabilidad re- población, asegurando ฀ Tiene como base los
gional. que toda ella alcance los principios de pre-
niveles de bienestar que vención, precaución,
proporciona la natura- solidaridad y susten-
leza, sin detrimento de tabilidad.
los derechos de otros
grupos. ฀ Es jurisdiccional y
administrativa.

123
Cuadro 2.

Leyes y programas institucionales relacionados con la justicia


ambiental en materia de distribución de agua en México.

Legislación Contenido
Tierras y las aguas del territorio nacional. El
aprovechamiento de los recursos naturales del país,
Constitución Política de los de interés público en el sentido de que sea equitati-
Estados Unidos Mexicanos. vo, sustentable y ayude al desarrollo del país.

Regula la explotación, uso y aprovechamiento de


aguas nacionales, así como su distribución y con-
trol. Establece la coordinación con los gobiernos de
Ley de Aguas Nacionales. los estados y municipios para administrar los recur-
sos hídricos de la nación.

Protege al sector rural mediante actividades pro-


Ley Agraria. ductivas sustentables y socialmente relevantes.

La preservación y conservación de la diversidad


Ley General del Equilibrio
biológica es la prioridad y su uso tiene que ser bajo
Ecológico y Protección al esquemas de sustentabilidad y solidaridad social.
Medio Ambiente.

Promueve elevar la calidad de vida de todos los


mexicanos especialmente los del medio rural, con
actividades productivas sustentables. Incluye la pla-
Ley del Desarrollo Rural Sus- neación y organización de la producción agrope-
tentable. cuaria, su industrialización y comercialización, y de
los demás bienes y servicios.

124
Establece los tipos de acciones judiciales y admi-
nistrativas dependiendo de los delitos ambientales,
Ley Federal de Responsabili- con la inalidad de asegurar que quien contamine
pague, quien produzca deterioro ambiental lo res-
dad Ambiental. taure, promueve la equidad intra e intergeneracio-
nal mediante el reconocimiento explícito de los bie-
nes colectivos e intereses difusos.
Ley de Acceso a la Informa- Protege el acceso a la información privada de los
ciudadanos y permite que todas las personas tengan
ción. acceso a la información pública.
Promueve la sustentabilidad hídrica con 38 ini-
Agenda del Agua 20/30 elabo- ciativas que llevan como inalidad tener un Méxi-
co con: 1) ríos limpios; 2) cuencas y acuíferos en
rada en 2010 (modiicada por
equilibrio; 3) cobertura universal de agua potable y
la SEDATU en 2013) alcantarillado; y 4) asentamientos seguros frente a
inundaciones catastróicas.
Agenda Nacional de Dere- Instrumento de estudio de los problemas socia-
chos Humanos 2013. les, de las violaciones a esos derechos fundamenta-
les y de la vinculación entre derechos sociales, am-
bientales, económicos.

Figura 1. Localización del área de estudio (consultar archivo anexo en JPG).

125
Reflexión ética en el desarrollo,
sustentabilidad y bienestar social en
zonas indígenas altamente marginadas
a partir de propuestas de desarrollo de
modelos de producción de traspatio

Hilda Romero-Zepeda64*
Rubén S. Romero-Márquez65**
Zamora Velázquez66***
José Salvador Arellano Rodríguez67****
Pedro J. Gutiérrez Yurrita68*****

Introducción

El alto índice de marginación es un problema que afecta a diversas comu-


nidades en los países de Latinoamérica. Con base en la Ley de Desarrollo Ru-
ral Sustentable en México (DOF, 28/01/2011), la Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y en los Programas de Seguridad
y Soberanía Nacional en Nicaragua y Brasil, se establecieron políticas públi-
cas nacionales y latinoamericanas con la inalidad de combatir la pobreza
patrimonial de los pueblos y de sus comunidades indígenas, clasiicadas como
de «alto y muy alto» rezago social. En ello se enmarcan las disposiciones de
orden público dirigidas a promover el desarrollo rural sustentable de los paí-
ses, a propiciar un medio ambiental adecuado y a garantizar la promoción de
la equidad.
64 * Facultad de Ingeniería, Universidad Autónoma de Querétaro.

65 ** Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Querétaro.

66 *** Escuela de Bachilleres, Universidad Autónoma de Querétaro.

67 **** Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro.

68 ***** CIIEMAD, Instituto Politécnico Nacional.

127
El Desarrollo Rural Sustentable es un concepto utilizado a nivel internacio-
nal y nacional y está relacionado con el desarrollo social, económico, político,
educativo y de bienestar de los pueblos que no habitan en las ciudades o gran-
des centros urbanos, en la búsqueda de condiciones adecuadas para alcanzar
las máximas potencialidades de sus habitantes, tomando en cuenta la demo-
grafía de la comunidad (grupos de edad y género, etnicidad y condiciones so-
cio económicas).

A nivel nacional en México, desde el año 2010 el Congreso corrigió y ra-


tiico los lineamientos gubernamentales de la Ley General de Desarrollo Rural
Sustentable, donde lo conceptualiza como el mejoramiento integral del bienes-
tar social de la población y de las actividades económicas fuera de los núcleos
urbanos. Se trata de asegurar, así, la conservación de los recursos naturales,
la biodiversidad y los servicios ambientales del territorio. Asimismo se esta-
blece en nuestra Carta Magna que es una garantía individual de los pobla-
dores mexicanos gozar de un medio ambiente adecuado para desarrollar sus
actividades y mejorar su bienestar social (DOF, 29/07/2010). Se entiende por
bienestar social, en este contexto jurídico, que el Estado debe procurar otor-
gar todas las condiciones para que los pobladores satisfagan sus necesidades
materiales y culturales, como son la seguridad social, alimentación, vivienda,
educación, salud e infraestructura básica.

En especíico, el capítulo XV del Bienestar Social y la Atención Prioritaria


a las Zonas de Marginación de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, establece
en su Artículo 154 que:

… los programas del Gobierno Federal, impulsarán una ade-


cuada integración de los factores del bienestar social como son

128
la salud, la seguridad social, la educación, la alimentación, la vi-
vienda, la equidad de género, la atención a los jóvenes, personas
de la tercera edad, grupos vulnerables, jornaleros agrícolas y mi-
grantes, los derechos de los pueblos indígenas, la cultura y la re-
creación; mismos que deberán aplicarse con criterios de equidad.

Y en su sección III se enfatiza la necesidad de fomentar acciones para redu-


cir el déicit habitacional y productivo en el campo, para inanciar la construc-
ción, ampliación y mejoramiento de viviendas en zonas rurales. Asimismo,
su equipamiento y la construcción de servicios públicos, privilegiando el uso
de materiales regionales y tecnologías apropiadas; el desarrollo de programas
que generen empleo y se complementen con la actividad agropecuaria, dando
especial atención al apoyo de las inmobiliarias ejidales y la creación de reservas
territoriales de ciudades medias y zonas metropolitanas.

En particular, las comunidades indígenas constituyen un grupo poblacio-


nal históricamente excluido del proceso de desarrollo y del disfrute de sus
beneicios (CONAPO, 2005). La marginación indígena está determinada por
una diversidad de factores de índole económico, social, político y cultural, que
atrapan en la pobreza y el rezago social a millones de indígenas diseminados
en gran parte de los países que conforman Latinoamérica. En este sentido, en
México, y con el propósito de identiicar la incidencia de la marginación en
los asentamientos humanos mayoritariamente habitados por población indí-
gena, se deinieron cuatro grupos de localidades: i) indígenas, donde 70 % de
la población de cinco años de edad o más habla alguna lengua indígena, ii) pre-
dominantemente indígenas, donde entre 40 % y menos de 70 % habla alguna
lengua indígena, iii) moderada presencia indígena, donde entre 10 % y menos
de 40 % de sus residentes domina alguna lengua indígena, iv) escasa presencia

129
indígena, donde menos de 10 % es hablante de lengua indígena (CONAPO,
2007). Es interesante recordar que México presenta el doble reto de superar la
pobreza multidimensional de la zona rural, además de preservar y conservar
sus recursos naturales (Gutiérrez-Yurrita, 2007). El potencial de este capital
humano y el capital natural real del país, se sobrepone en el mismo territorio;
esto es, las regiones con mayor pobreza multidimensional son las áreas consi-
deradas como prioritarias para programas de conservación ecológica (Rosillo-
Pantija y Gutiérrez-Yurrita, 2010).

Las áreas rurales de los países en vías de desarrollo están económicamente


deprimidas con relación a los centros urbanos. Ello se traduce en una tenden-
cia hacia la migración, aculturación, cambios de estilos de vida y la aparición
de nuevas enfermedades en coexistencia con enfermedades desarrolladas en
poblaciones con extrema pobreza. La expansión de los macro indicadores de
la economía de algunos países en desarrollo ha llevado aparejado un gran de-
sarrollo industrial y, con ello, una demanda de fuerza de trabajo, tras la cual
ha migrado la población rural como una alternativa para paliar la precariedad
de la economía agraria. Sin embargo, los lujos de población han sido mayo-
res que la demanda real de trabajo. También los desastres naturales (sequía
extrema o grandes inundaciones), la inestabilidad social o la violencia, han
impulsado el movimiento migratorio.

En áreas rurales las distancias entre suministradores y consumidores son


mayores, por lo que la transportación consume mayor tiempo. Las bajas densi-
dades poblacionales, a su vez, hacen menos eiciente la conducción de negocios
para el consumo minorista. Los precios de los bienes y de la tierra (excepto en
áreas agrícolas ricas) tienden a ser más bajos, pero el costo de la construcción
y la transportación es mayor, de modo que se observa lo siguiente:

130
• Una dependencia de la agricultura y de los recursos industriales, y una
necesidad de desarrollo rural al menos para el autoconsumo, como lo
provee la producción pecuaria de pequeñas especies, la silvicultura y
la piscicultura. Frecuentemente, estas áreas son dependientes de las
luctuaciones de precios de sus productos. La economía tiende a ser
estacional.

• En los países considerados con de ‘economía emergente’, poco consoli-


dada, las áreas rurales suelen ser menos desarrolladas que las ciudades
locales. La infraestructura es insuiciente debido a que la inversión es
menos productiva en asentamientos poco densos. La pobreza rural
resulta agravada cuando el área que abarca está apartada de las indus-
trias que pueden proveer de empleo, o cuando la agricultura es débil,
o las condiciones de vida son inestables.

• Las sociedades rurales tienden a ser conservadoras y tradicionales, no


obstante que el desarrollo de las comunicaciones ha reducido su ais-
lamiento y, con ello, los cambios de patrones culturales y de estilos de
vida de sus habitantes.

• La protección ambiental tiene signiicados diversos en las áreas ru-


rales. Si ésta favorece las ventajas de sus habitantes, será acogida fa-
vorablemente; si se percibe como una amenaza a la comunidad con
el cambio de las prácticas agrícolas, sustracción de los recursos, a su
empleo, o como una interferencia a la construcción y el desarrollo de
infraestructura, no será, entonces, favorecida.

La ‘sustentabilidad ambiental’ se reiere a la administración razonada, ei-


ciente y equitativa de los recursos naturales, de manera que sea posible mejo-

131
rar el bienestar de la población actual sin comprometer la calidad de vida de
las generaciones futuras. Uno de los principales retos que enfrenta México y
otros países de Latinoamérica, es el de incluir al medio ambiental como un
elemento de la competitividad y el desarrollo económico y social, transitando,
con ello, hacia la sustentabilidad regional (Bosselmann, 2008). Sin embargo,
y bajo estas condiciones de precariedad, los esfuerzos de conservación de los
recursos naturales y ecosistemas suelen verse obstaculizados por un círculo
vicioso que incluye pobreza, agotamiento de los recursos naturales, deterioro
ambiental y más pobreza (Gutiérrez-Yurrita, 2009). Esto es: una comunidad
explota sus recursos naturales para satisfacer sus necesidades presentes, sin
percatarse si el modelo de aprovechamiento es perdurable. Esto lleva al rápido
agotamiento del recurso, sin haber superado el umbral de pobreza. Y el resul-
tado es abrumador. Ahora se encuentra esa comunidad empobrecida y en un
entorno ambiental deteriorado, y sin opciones de mejora en su calidad de vida
a corto plazo.

La apropiación del modelo de desarrollo que considera a la sustentabilidad


ambiental como un eje transversal de las políticas públicas, con acciones ne-
cesarias para que los proyectos --particularmente los de infraestructura y los
del sector productivo-- posibiliten que la protección del ambiente sea la base
del desarrollo de nuevas actividades económicas en regiones rurales y semiru-
rales, es una prioridad nacional (Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012). En
este sentido las políticas públicas ambientales deben dejar de ser sectoriales y
convertirse simplemente en Políticas Públicas de Estado, y utilizar la susten-
tabilidad ambiental como un medio para alcanzar un in mayor: favorecer el
Desarrollo Humano Sustentable.

132
1. Marginación y desarrollo de los pueblos
La marginación es un fenómeno estructural que se origina por un mode-
lo determinado de desarrollo y que se maniiesta tanto en la diicultad para
propagar el avance técnico en el conjunto de la estructura productiva y en las
regiones del país, como en la exclusión de grupos sociales del proceso de desa-
rrollo y del disfrute de sus beneicios. El resultado de los procesos de margina-
ción es, generalmente, la aparición de conlictos sociales. Empero, la manera
en la cual se maniiestan los conlictos no es la misma, pudiendo ser, al menos,
de dos tipos. El primero es cuando la sociedad participa activamente en la
demanda de los bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades.
Y el segundo, cuando la sociedad no se maniiesta activamente, sino que se
guarda para sí el malestar, hasta que algún día lo deja de reprimir y lo libera,
casi siempre en forma violenta (Mitchell, 1999).

Minimizar la aparición de conlictos sociales y reducir el grado de insatis-


facción social que los genera, es una de las metas de la legislación mexicana. La
Constitución mexicana establece los derechos y deberes de los individuos que
habitan el territorio mexicano, así como de quienes están ‘de paso’. Y el resto de
la normatividad mexicana, como reglamentaria de la propia Constitución, es-
peciican esos derechos y responsabilidades y establecen los instrumentos, me-
canismos y apoyos necesarios a in de alcanzar los objetivos constitucionales,
uno de los cuales es reducir la aparición de conlictos, estableciendo qué puede
hacer un ciudadano y qué no; en dónde pueden desarrollarse ciertas activida-
des y en dónde están prohibidas. Y todo en el marco de que las actividades que
se desarrollen en México deben ser las que dicte el interés público para regular
el interés social (Artículo 27 de la Constitución Política, DOF, 29/07/2010).
Está claro que este aforismo constitucional no se cumple cabalmente por muy
diversas razones, siendo algunas de ellas quién dicta el interés público de una

133
comunidad, bajo qué realidad y perspectivas, y sobre todo cómo puede dictar-
lo si la población está polarizada en cuanto al estado de bienestar social y si la
prioridad de un grupo o individuo es satisfacer mínimamente sus necesidades
básicas de subsistencia.

Al analizar de manera más ainada la aparición de conlictos por temas


ambientales, y cómo afecta la pobreza a la instrumentalización de las políticas
públicas ambientales para menguarlos, se tiene que son dos las actividades hu-
manas las principales causantes: incendios provocados y deforestación. Dichas
acciones fragmentan, degradan y eliminan del todo hábitats naturales y son,
por tanto, las causas mayores del deterioro ambiental y las que nos conducirán
inevitablemente al colapso ecológico y social (al menos, del medio rural).

Muchos estudios demuestran que en México se presentan cambios de uso


del suelo y de vegetación muy rápidos, impactando negativamente sobre espi-
rales de funcionamiento ecológico (hidroperiodo, régimen hídrico, frecuen-
cia de meteoros catastróicos como lluvias torrenciales o radicalización de los
extremos de temperatura, por mencionar los más evidentes) sin que se hayan
realizado los estudios técnicos justiicativos que marca la Ley de Desarrollo Fo-
restal Sustentable (Mas y col., 2002). En las comunidades rurales las activida-
des de uso y manejo del suelo han tenido un sinsentido hacia la conservación
de los bosques, dado que la tasa y el grado de su alteración están llevando a su
territorio hacia la desertiicación (Orozco y col., 2009).

El crecimiento de la población incrementa las necesidades humanas por


alimento, vivienda, vestido y energía. Y se ha estimado que este ritmo de cre-
cimiento, aunado a un modo generalizado de explotación de la Naturaleza,
no permitirá que las futuras generaciones cuenten con la suiciente energía
generada por fotosíntesis para mejorar la calidad de vida que tenemos en este

134
momento (Boege, 2003). Resulta paradójico que el hombre destruye su entor-
no para construir su vivienda, siendo que su entorno es el lugar donde habita;
y aunque tal vez su ambiente no es exactamente donde duerme, sí es donde
está su habitación, entendida ésta como el refugio donde construye su hogar.
Es importante enfatizar este hecho, porque una de las razones más importan-
tes que esgrimen los individuos de las zonas rurales para devastar una tesela
paisajística, es la de construir su casa. Y el tipo de vivienda es un indicador del
grado de pobreza.

En este marco, los cinco indicadores construidos para medir la intensidad


de la marginación social relacionada con las condiciones de la vivienda a nivel
localidad en México, son los siguientes (CONAPO 2007):

• Porcentaje de viviendas particulares sin agua entubada en el ámbito


de la vivienda. La falta de agua entubada dentro de la vivienda, o del
terreno, propicia la utilización del agua en condiciones perjudiciales
para la salud, pues debido a las formas de acarreo y almacenamiento
obliga a los miembros de los hogares a invertir tiempo y esfuerzo físi-
co en el traslado del agua, al tiempo que diiculta el desarrollo de las
labores domésticas.

• Porcentaje de viviendas particulares sin drenaje ni retrete. Su caren-


cia en la vivienda propicia el fecalismo al ras del suelo y aumenta la
vulnerabilidad de sus ocupantes al incrementar el riesgo de contraer
enfermedades transmisibles, como las gastrointestinales, parasitarias
y respiratorias, afectando la calidad de vida de sus habitantes y poten-
cializando la generación de diversos problemas de salud pública.

• Porcentaje de viviendas particulares sin energía eléctrica. La falta de

135
electricidad excluye a la población del disfrute de bienes culturales,
de la participación de los sistemas modernos de comunicación y en-
tretenimiento, así como del uso de aparatos electrodomésticos. Ello
también redunda en el uso de fuentes de energía alternas, con altos
costos ambientales y inancieros.

• Porcentaje de viviendas particulares con piso de tierra. Las viviendas


sin ningún tipo de recubrimiento en el piso limitan las oportunida-
des de las personas para gozar de una vida larga y saludable, y elevan
sensiblemente el riesgo de fallecer en los menores de edad, por con-
tagio de enfermedades gastrointestinales, respiratorias y parasitarias,
principalmente en las localidades donde es más difícil el acceso a los
servicios de salud.

• Porcentaje de viviendas particulares con algún nivel de hacinamiento.


La insuiciencia de espacios al interior de la vivienda compromete la
privacidad de sus ocupantes y propicia la presencia de enfermedades
respiratorias.

136
2. Vivienda Rural Sustentable en Querétaro, como caso de estudio

En años recientes se instaló en el estado de Querétaro la Red de Investiga-


ción e Innovación de la Vivienda Rural Sustentable de Bajo Costo (RIIVSBC)
como una respuesta del gobierno estatal al Plan Nacional de Desarrollo 2007-
2012 en materia de Desarrollo Rural Sustentable. Para ello se vincularon insti-
tuciones educativas, públicas y privadas, en forma consciente y organizada,
gobiernos estatal y municipal, y Centros de Investigación (Rilddi, SEDEA,
SEDESU y SEDIF -Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro-, la Comisión
Nacional para el Reciclado de Aguas Grises, Desarrollo de los Pueblos In-
dígenas, Agencia de Desarrollo Sierra Gorda A. C., SEMARNAT, Gigante
Verde A. C., entre otros). Así, se llevó a cabo un proyecto de 55 viviendas,
incluyendo aspectos de ecotecnias, como el fogón ahorrador de leña, la co-
secha de agua de lluvia, el sanitario ecológico seco y huertos agroforestales.
Se ha trabajado en los barrios y comunidades El Varal, Bothé, Rincón de San
Ildefonso, Cuisillos-Xajay (estos dos últimos en el municipio de Amealco),
catalogados a nivel nacional como zonas de alta y muy alta marginación.

En su reporte, la RIIVSBC indica que, a la fecha, se han llevado a cabo


255 intervenciones en viviendas atendidas con eco-tecnologías, dentro de las
cuales aparece la aplicación de principios de sustentabilidad en producción de
traspatio, con un total de 1,275 beneiciados (RIIVSBC, 2010). Asimismo, la
RIIVSBC, durante el año 2010, reportó un impacto en el mejoramiento per-
manente de la calidad de vida de las personas mediante procesos de investiga-
ción y transferencia de tecnología relacionados con la vivienda sustentable de
bajo costo, cuyos objetivos son: incidir en las políticas públicas de construc-
ción para que se considere integralmente el diseño arquitectónico, materiales
de construcción, energías renovables, eco-tecnologías, procesos productivos y
el uso y aplicación de prácticas sustentables (RIIVSBC, 2010).

137
En el rubro de innovación tecnológica con enfoque ecológico, las tec-
nologías de traspatio han tenido un éxito relativo en virtud de una mala pla-
niicación gubernamental en la comercialización de los productos generados;
así como en la propuesta de factibilidad del proyecto de inversión que gene-
ralmente adopta los modelos tecnológicos de traspatio desarrollados en otras
latitudes sin modiicaciones, con escasos estudios realizados en México donde
se evalúe y valide el modelo importado a las condiciones locales.

Las condiciones socio-ambientales que experimenta nuestro planeta, y


en concreto las zonas más vulnerables, con respecto de las catástrofes naturales
radicalizadas por las actividades humanas (cambio climático, desertiicación,
etc.), han provocado que día con día se soliciten más estudios sobre biotecnias
productivas de traspatio. Dentro de este grupo de tecnología, se encuentra la
acuicultura.

Se espera que la tecnología de traspatio sea, en un futuro cercano (cinco


años), el detonador del desarrollo de las comunidades con mayor atraso social
y pobreza en México y el mundo. Estas nuevas biotecnias, además de proveer
de primera mano a los individuos de las comunidades rurales de una alimenta-
ción realmente nutritiva y balanceada, es respetuosa con el entorno ambiental
por emplear materiales del sitio donde se desarrollará; mano de obra local;
reciclar los subproductos y promover otros cultivos integrados. Asimismo,
mantienen las costumbres populares y tradiciones de la zona. La propuesta
de acuicultura de traspatio ha probado ser generosa, en muchos aspectos, con
las clases populares, ya que es una práctica milenaria en los muy variados y
diversos pueblos de la ahora República Popular China y de los kibutz israelíes.
Y aunque ideológicamente el origen de esos centros agrícolas comunales es
distinto al nuestro, sí persiguen el mismo in: un pueblo no puede ser libre si
no tiene la capacidad para alimentarse por sí mismo, con productos de calidad.
La diferencia del policultivo acuícola chino con nuestra propuesta, está, en

138
gran parte, en el desarrollo tecnológico que se ha propuesto, aunado al di-
seño operativo de la granja. Y la diferencia con el kibutz se halla en el modo
de constituir las diferentes actividades agropecuarias con un trabajo comunal
integrado.

3. Consideraciones al estado de salud y seguridad alimentaria


en comunidades indígenas de México
En la República mexicana, durante los últimos 35 años, se han vivido di-
versos procesos de transición educativos, laborales, sanitarios, agrícolas, eco-
nómicos, políticos, etc., que han condicionado periles poblacionales dife-
renciados. Se ha documentado la coexistencia de megaciudades con elevadas
concentraciones poblacionales, de vías de comunicación y de servicios, al lado
de numerosas poblaciones pequeñas de difícil acceso y alejadas de los centros
de provisión de servicios. Tales poblaciones son catalogadas internacional-
mente como ‘comunidades en extrema pobreza’, y muchas de ellas se localizan
en zonas aledañas donde habita el 5 % de la población mexicana que concentra
80 % de las riquezas nacionales.

La salud poblacional mexicana presenta un peril polarizado, situación que


llega a observarse, incluso, en una misma familia. De manera transversal se de-
sarrollan procesos de transculturación y de migración poblacional, causantes
de modiicaciones en las ocupaciones, usos y costumbres comunitarias, que
derivan en el acceso diferenciado y limitado a recursos de diversa índole, fre-
cuentemente con efectos nocivos para la salud (Romero-Zepeda, 2010).

La salud pública se reiere a la protección y mejora de la condición de las


personas por medio de la acción comunitaria. Se centra en su estado de bien-
estar físico, social y mental (bienestar biopsicosocial) más que en la simple

139
ausencia de una enfermedad o dolencia. De acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud (OMS), la salud pública comprende cuatro áreas funda-
mentales:

1) Fomento de la vitalidad y salud integral.

2) Prevención de lesiones y enfermedades infecciosas y no infecciosas.

3) Organización y provisión de servicios para el diagnóstico y tratamiento de


enfermedades.

4) Rehabilitación de personas enfermas o incapacitadas.

Si bien la esperanza de vida en México aumentó dos años en tan sólo una
década y se ha registrado una disminución de las tasas de mortalidad infantil,
estos índices se mantienen en niveles preocupantes en comunidades indígenas
(ENSANUT, 2006). Los procesos migratorios, dentro y fuera del país, así como
las transferencias internacionales asociadas a cambios globales, han genera-
do avances en pro y en contra de nuestras comunidades: en biotecnología,
informática y telecomunicaciones, movimientos migratorios, importación de
estilos de vida e ideas, variación de estándares ambientales y ocupacionales,
comercio de sustancias nocivas tanto legales como ilegales, distribución de
tecnología médica y, a su vez, transferencia internacional de riesgos, como son
las pandemias de Inluenza, VIH-Sida, tuberculosis, obesidad y diseminación
de agentes patógenos resistentes a los antibióticos.

Los cambios epidemiológicos durante los últimos 40 años se caracterizan


por la persistencia de enfermedades infecciosas, como la neumonía y las dia-
rreas, y el incremento en la ocurrencia de las enfermedades crónico-degenera-

140
tivas y el cáncer. Se ha condicionado la disparidad nutricia con la convivencia
de deiciencias y excesos alimentarios y nutricios en la población mexicana,
lo mismo que el cúmulo de atrasos y problemas emergentes. México no acaba
de encontrar su lugar en el mundo, y aún menos en el sistema sanitario. En
un extremo del espectro epidemiológico se cuentan enfermedades infecciosas
propias de países sin desarrollo (desnutrición, problemas materno-infantiles),
y en el otro, predominan enfermedades no transmisibles y lesiones caracterís-
ticas de los países desarrollados (obesidad, diabetes). (Romero-Zepeda, 2010.)

En el ámbito de la salud mental, las deiciencias de nuestro sistema pú-


blico de salud repercuten en múltiples complicaciones emocionales, lo cual
se maniiesta en la calidad de vida de las personas en edad productiva, en el
incremento de la incidencia de lesiones y accidentes laborales, en el ausentis-
mo y retiro temprano por incapacidad, etc. Se trata de factores con alto costo
social y económico tanto para los trabajadores como para las empresas, pues
suponen salarios caídos o recambio de personal en corto tiempo. Tienen con-
secuencias económicas y de tiempo; requieren la inversión de recursos para la
capacitación y la habilitación de nuevos trabajadores, e implican el desempleo
sistemático de hombres y mujeres, que quedan sin el respaldo del sistema de
seguridad social.

La violencia familiar y de género es otra de las expresiones de la salud


mental en la sociedad, que ahora sale a la luz pública. Hoy sabemos que tiene
impactos sociales múltiples, que van desde el gasto de la atención médica,
psicológica y legal, hasta el ausentismo laboral de los adultos involucrados, el
ausentismo escolar y la disminución en el aprendizaje de los hijos.

El inicio de procesos adictivos en el núcleo familiar hoy se relaciona con la


violencia familiar o con la violencia de género, en sus múltiples expresiones.

141
En la línea de la salud mental, cobra importancia la depresión y el compor-
tamiento bipolar, que frecuentemente se asocia al suicidio, y cuyos episodios
han aumentado en el caso de menores de edad (INEGI, 2006).

Las múltiples transiciones referidas en los párrafos anteriores, conducen a


desafíos comunes en una perspectiva ética de la salud pública: prevención y
planeación oportuna de los efectos provocados por el incremento demográico
y sus correspondientes cambios en la distribución y estructura de la población;
combate a la pobreza, atención a la seguridad alimentaria y contra la malnu-
trición; mejoramiento de la cobertura y calidad de los servicios de atención y
de las capacidades de respuesta institucionales a enfermedades emergentes y
recurrentes. En términos económicos, es bien sabido que la fortaleza de todo
desarrollo sustentable descansa en sus recursos humanos. La afectación en la
salud de éstos repercute en costos económicos e impactan en la calidad, pro-
ductividad y expansión del aparato productivo. En el terreno de la economía
social, su repercusión es doble, inluyendo negativamente en la productividad
comunitaria, si bien las dimensiones con inluencia positiva representan una
contribución cuantitativamente mayor con respecto de las negativas.

Campos-Navarro (2010) contrasta la condición sanitaria de la población


indígena con la del resto de nuestro país, haciendo evidentes sus grandes reza-
gos y los altos índices de morbilidad y mortalidad relacionados con la pobreza
multidimensional. Problemas que se agudizan por la ausencia de un enfoque
intercultural en los programas de salud pública. Campos-Navarro puntualiza
cómo la desnutrición, las enfermedades transmisibles, las diarréicas y respi-
ratorias, así como la muerte materno-infantil, se potencializan debido a los
escasos servicios públicos de que disponen las comunidades indígenas, lo que
a su vez favorece la migración y el consumo de sustancias adictivas, como el
alcohol.

142
La seguridad alimentaria es un tema de análisis multifactorial, mismo que
le llevó a la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus
siglas en inglés) deinir adecuadamente, con participaciones tan importantes
como la surgida a través del ecónomo Amartya Sen, y que, inalmente, queda-
ra como (FAO, 2004):

La seguridad alimentaria, a nivel individual, familiar, nacio-


nal, regional e internacional, implica lograr que la población ten-
ga acceso físico y económico a una alimentación suiciente, sana
y nutritiva, de acuerdo a sus preferencias y que le permita satisfa-
cer sus necesidades nutricias y preferencias alimentarias para una
vida activa y saludable.

Posteriormente, y a partir de dicha deinición, a partir del año 2006 pro-


mueve el derecho a la alimentación en forma individual y bajo el derecho co-
lectivo que implica la soberanía alimentaria.

4. El caso de los barrios indígenas de San Idelfonso, en Amealco de


Bonil. Alimentación y educación en su desarrollo

En la diversidad cultural y étnica que conforma a la Nación mexicana, los


pueblos indígenas constituyen más de 12 millones de personas y más de 60
lenguas indígenas. El estado de Querétaro, como entidad política autó-
noma de relativamente reciente creación, ocupa un territorio pluricultural y
multilingüe. La riqueza cultural de esta región tiene sus inicios en las diversas
sociedades que ocuparon ese territorio antes y después de la Conquista. En
dichos municipios habita poco más del 60 % de los indígenas Ñañhu de la
entidad, y en Tolimán el 25 %.

143
Los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010 en el municipio
de Amealco dados a conocer por el INEGI (2010), apuntan que la población
total es de 62,197 habitantes mayores de dos años de edad, 10 % más de la
población que había en el conteo del año 2005, representando el 3.4 % de la
población estatal. La estructura por género es de 52 % mujeres y 48 % varones
(INEGI, 2010).

En la distribución territorial, el municipio de Amealco tiene una supericie


de 713 km², lo que representa 6.1 % del territorio estatal. Se compone de 159
localidades, de las que destacan por su populosidad y actividad comercial la
cabecera municipal, San Idelfonso Tultepec (Centro) y Santiago Mexquititlán
(Barrio 5º).

Romero-Zepeda y Romero-Márquez (2011) realizaron un estudio sobre ca-


lidad de vida y tipología de la violencia en población otomí del municipio de
Amealco con la participación de 254 mujeres, de las cuales 50.4 % tenía una
edad entre 15 y 34 años, el 30.7 % entre 35 y 44 y el resto entre 45 y 85. Las
participantes provenían de las comunidades El Bothe (9.8 %), Cursillo (11.8
%), El Rincón (10.2 %). La Colonia (0.4 %), La Pini (8.7 %), Mesillas (10.6
%), San Idelfonso (10.2%), Tenazda (9.8 %), Texquedó (6.7 %), Xajay (10.2
%) y Yosphi (11.4 %). Aunque 50.8 % (129/254) declaró hablar el dialecto
indígena otomí, sólo 43.7 % (111/254) se autodescribió como perteneciente a
un grupo indígena.

4.1. Situación de salud en pueblos indígenas


Considerando la baja cobertura de los servicios de salud para los pueblos
indígenas y para la población en general, el gobierno federal, a través del Se-
guro Popular, desde el año 2004 propuso ampliar la cobertura de los progra-

144
mas en materia de salud a in de disminuir las enfermedades de la población
indígena en los municipios con bajo Índice de Desarrollo Humano (IDH) que
no son derechohabientes en otros sistemas de salud (Pérez, 2005).

En parte, es por esta estrategia que el porcentaje de personas ailiadas al


Seguro Popular es mayor en los municipios con altos porcentajes de grupos
indígenas, aunque no vaya dirigido exclusivamente a ellos. A nivel nacional,
en dichos municipios 82 de cada 100 indígenas con acceso a servicios de salud
son beneiciarios del Seguro Popular. Después está el ISSTE (9.7 %), el IMSS
(7.7 %) y PEMEX (0.1 %). (INEGI, 2005.)

En Querétaro prácticamente todas las cabeceras municipales cuentan con


clínicas de salud, atendidas mayoritariamente por el programa ‘Oportunida-
des’ (Pérez et al., 2005). El IMSS atiende al 39.5 % de los indígenas con acceso
a servicios de salud en el estado, el Seguro Popular al 50.4 %, el ISSSTE al 8.1
%, PEMEX al 1.6 % y 0.001 % va a otro servicio médico.

En el estudio realizado por Romero-Zepeda y Romero Márquez (2011)


con respecto a la salud de las mujeres participantes en su estudio del munici-
pio de Amealco, 12.6 % reportó tener alguna enfermedad. El 31.3 % reportó
hipertensión arterial, 15.6 % diabetes mellitus, 10 % cardiopatías congénitas,
6.25 % artritis y 10 % reporto síntomas de migraña. Con base en lo anterior, se
observa que seis de cada 10 mujeres que reportaron enfermedad corresponden
a enfermedades crónicas degenerativas. El rango de años de evolución de su
padecimiento osciló de uno a 20 años; de éste, 50 % cuenta con uno y dos
años de evolución, 71.9 % se amplía hasta cinco años, y 10 % registra
20 años de evolución. Adicionalmente, 83.5 % mencionó que cuenta con ser-
vicios de atención médica y 16.5 % reportó carecer de esta atención. Del total
de personas que indicaron contar con servicios de atención médica, 70.1 % es
atendido por el Seguro Popular, 5.1 % y 2.4 % por el Centro y Casa de Salud,

145
respectivamente, 2.8% por el IMSS, 2.4 % por IMSS ‘Oportunidades’ y 0.8 %
por servicio médico privado.

Dentro de las causas de baja cobertura en estos barrios indígenas, pueden


citarse el bajo presupuesto gubernamental, la dispersión de la población en
localidades con menos de 2,000 habitantes, las barreras culturales y las grandes
diferencias entre la medicina tradicional indígena y la medicina institucional.
Un problema añadido a estas deiciencias médicas en las comunidades indí-
genas, es que los médicos institucionales están concentrados en las ciudades,
estimulados por las formas de vida urbanizada y no están dispuestos a salir
hacia las zonas rurales, y cuando lo hacen ignoran las lenguas indígenas y no
conocen las costumbres de los pueblos. El resultado es que los indígenas pre-
ieran seguir recurriendo a la medicina tradicional.

En cuanto a género, hay más mujeres beneiciarias de los servicios de salud


en Querétaro. Esto es, 51.8 % son mujeres. Una de las posibles causas es que el
Programa ‘Oportunidades’ privilegia la atención a mujeres embarazadas y de
niños menores de cinco años (CDI-PINUD, 2005).

Entre los años 2000-2004 el estado de Querétaro ocupó la posición 13 en


IDH, con los siguientes indicadores:

• 2.19 % en índice de desarrollo humano.

• 3.14 % en índice de salud.

• 3.01 % en índice de educación.

• 0.39 % en índice de ingreso.

146
En cuanto al año 2005, se observa que el logro alcanzado en la dimensión
de salud, ubica al estado de Querétaro en la posición 12 entre las entidades
del país, por arriba de otras entidades con alta población indígena: San Luis
Potosí, Puebla, Michoacán, Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Guerrero
(INEGI, 2005).

4.2. Situación educativa en Querétaro y en los pueblos indígenas


La educación es un elemento primordial para el desarrollo social de cual-
quier comunidad. Se considera prioritaria porque un pueblo ilustrado conoce
y exige sus derechos, valora su pasado y es capaz de construir un futuro basado
en el respeto, la dignidad y el aprecio por las personas.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la media


de escolaridad de los queretanos alcanza 7.5 años, es decir, que en prome-
dio los habitantes concluyeron la educación primaria y un año de secundaria
(Plan Estatal de Desarrollo, Querétaro, 2003). Los indicadores educativos de
cobertura y atención a la demanda de la población queretana muestran un
incremento positivo, ya que está muy cerca de atender al total de la población
infantil con un grado de preescolar. En el caso de la Educación Primaria la
cobertura es casi completa, en tanto que en la Educación Secundaria se tiene
la capacidad de proporcionar el servicio a la demanda total de los niños que
egresan de primaria (Segundo Informe de Gobierno, 2000).

Brindar educación para los pueblos indígenas es un desafío. Siguiendo el


paradigma del desarrollo humano, para otorgar a los pueblos indígenas liber-
tad para elegir sería necesario brindar una educación que los prepare, por un
lado, para el mercado laboral, la cultura occidental y evitar que perciban bajos

147
salario; y por otro lado, mantener su cultura y su lengua. Según una propuesta
del Banco Mundial, es necesario “proveer educación de mayor alcance y mejor
calidad por medio de programas de educación bilingüe y bicultural para redu-
cir la brecha en los años de escolaridad y mejorar la calidad de la educación
(Pueblos indígenas, 2005).

En Querétaro, 9.4 % de los niños y jóvenes indígenas entre 6 y 14 años no


asisten a la escuela y se incrementa a 53.1 % entre los jóvenes indígenas de 15 a
17 años de edad. En los municipios no indígenas 6.5 % de los niños en el rango
de 6 a 14 años no asisten a la escuela, mientras que en municipios con presen-
cia indígena el 11 % no asiste. Entre géneros, destacan dos hechos: primero, la
tasa más baja de inasistencia entre los grupos analizados es la de los hombres
de 6 a 14 años que viven en municipios indígenas; y segundo, la mujer tiene
siempre tasas más altas de inasistencia en todos los municipios. Para el rango
de 15 a 17 años de hombres indígenas que viven en Querétaro, 51.6 % no asiste
a la escuela. Esta proporción es aún mayor para mujeres, pues 54.4 % no asiste
a la escuela (CDI-PNUD, 2005).

Uno de los aspectos más notables de la migración con ines laborales es


el aumento en las tasas de inasistencia de jóvenes entre 15 y 17 años, la cual
es mayor en municipios con presencia indígena que en los demás. Quezada
(2008), en su estudio sobre la migración de los otomíes (Ñañhu), menciona
que aunque el estado cuenta con un saldo de la migración interestatal neto
positivo, emigraron personas en edades productivas (15-24 años).

En cuanto al analfabetismo, la población indígena (PI) de Querétaro pre-


senta rezagos al compararla con la no indígenas (8.1 % Querétaro total, 22.6 %
Querétaro indígena) y está por encima de la media nacional para la PI (25.4 %
de la PI nacional no sabía leer ni escribir, frente al 22.6 % de la PI queretana).

148
A nivel nacional, para mujeres indígenas el analfabetismo fue de 34.5 % y 31.4
% en el periodo 2000-2005, y para hombres 19.6 % y 19.0 %, respectivamente.
En el caso del estado de Querétaro, 29.7 % de las mujeres indígenas eran anal-
fabetas y 14.7 % de los hombres indígenas lo eran, en el año 2005.

En el estado de Querétaro, como a nivel nacional, existe una gran diferencia


entre géneros. La diferencia entre hombres y mujeres fue de 15 % en el 2005 en
Querétaro, lo que coincide con el promedio nacional, pues en todos los muni-
cipios las mujeres tienen índices de analfabetismo mayores. El analfabetismo
se ve reducido entre los años 2000 y 2005 en todos los municipios de Queré-
taro, aunque a distinto ritmo. Para las mujeres se redujo 5 % en municipios
indígenas, 11 % para municipios con presencia indígena y 1.4 % en municipios
con presencia indígena dispersa. En el caso de los hombres, el analfabetismo
se redujo 1 % en municipios indígenas, 6 % en municipios con presencia in-
dígena y 2.3 % en municipios con población indígena dispersa. En suma, en
el estado de Querétaro, al igual que a nivel nacional, la reducción en la tasa de
analfabetismo fue mayor para mujeres que para hombres (CDI-PNUD, 2005).

5.3. Situación educativa en Amealco

En la actualidad Amealco cuenta con dos zonas escolares que atienden la


educación inicial: una zona establecida en la región indígena que comprende
las comunidades de Santiago Mexquititlán y San Idelfonso Tultepec, y otra que
atiende la cabecera municipal y comunidades de su alrededor. En cada zona se
atienden 30 comunidades, por lo que se cuenta con 30 promotores. La atención
que se brinda es para niños menores de cuatro años y sus respectivas madres.
El trabajo de las promotoras consiste en enseñar a las madres de familia cómo
estimular a los niños. Se les brinda atención a las mamás, así como atención y

149
alimentación a los niños. Además, a las madres se les enseña a llevar el registro
del desarrollo del niño y estar al pendiente de que reciban a tiempo sus vacu-
nas. Las promotoras tienen una reunión semanal y hacen visitas domiciliarias
(Instituto Nacional para el Federalismo, 2005).

Respecto al nivel educativo de la población del municipio, se observa que


la población analfabeta de 15 años y más, para el año 2005 fue de 7,097, que
en términos relativos signiica 20.9 %. A nivel sector, la Cabecera y San Miguel
Tlaxcaltepec presentan un porcentaje menor al del municipio (10.86 % y 18.3
%, respectivamente), lo cual se debe a que la primera concentra la mayor parte
del equipamiento educativo del nivel básico y además cuenta con una buena
infraestructura vial en sus localidades aledañas, lo que facilita el acceso. Los
demás sectores arrojan datos mayores al total municipal, siendo el más alto
Santiago Mexquititlán, con 31.31 % en Educación Preescolar (región mestiza).
En esta región existen dos zonas escolares, integradas de la siguiente manera:

฀ Zona 37: Cuenta con 12 planteles, 16 educadores y 445 alumnos.

฀ Zona 40: Cuenta con 12 planteles, 16 educadores y 576 alumnos.

฀ CONAFE (Consejo Nacional de Fomento Educativo).

฀ Educación Preescolar en 47 comunidades, con 50 instructores y 423 alumnos.

฀ Educación Primaria en 18 comunidades, con 27 instructores y 300 alumnos.

฀ Cuenta con albergues indígenas en San Ildefonso Tultepec, con 59 alumnos.

฀ En Santiago Mexquititlán, con 45 alumnos y en Chitejé del Garabato con 42


alumnos.

฀ En cada albergue hay dos instructores de apoyo académico.

150
Educación Primaria (región mestiza). En esta región hay tres zonas escola-
res integradas de la siguiente manera:

฀ Zona 69: 15 escuelas con 56 docentes y 1,870 alumnos.

฀ Zona 25: 16 escuelas con 90 docentes y 2,316 alumnos.

฀ Zona 05: 16 escuelas con 52 docentes y 2,007 alumnos.

฀ En total 47 escuelas, con 198 docentes y 6,193 alumnos.

En esta región indígena hay cuatro zonas escolares integradas por:

฀ Zona 101: 6 escuelas con 43 docentes y 1,107 alumnos.

฀ Zona 102: 5 escuelas con 40 docentes y 1,271 alumnos.

฀ Zona 103: 5 escuelas con 48 docentes y 887 alumnos.

฀ Zona 104: 6 escuelas con 27 docentes y 781 alumnos.

฀ En total, 22 escuelas con 158 docentes y 4,046 alumnos.

A través del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA) se atien-


de en 47 localidades a 1,471 adultos en Educación Primaria y Secundaria, don-

151
de trabajan 82 asesores y cuatro promotores encargados. El Colegio de Bachi-
lleres Plantel 2 cuenta con una población de 680 alumnos distribuidos en 16
grupos, atendidos por 26 docentes. El plantel cuenta con 14 aulas, laboratorio
de idiomas, de física y biología, de informática y varios talleres de música,
danza folklórica y deportes. Por su parte, el CONALEP en la actualidad cuenta
con 200 alumnos y talleres que se imparten sobre industria del vestido, técnico
profesional y técnico en máquinas y herramienta (Beiceño-Sáinz, 2011).

En el estudio realizado por Romero-Zepeda y Romero-Márquez (2011) so-


bre los niveles escolares de las mujeres participantes en el municipio de Ameal-
co, se encontró que 50 % cuenta con Educación Básica (Primaria y Secundaria),
del cual 37.4 % cuenta con primaria. Cabe hacer notar que 21.7 % reporta ser
analfabeto y 26.8 % sabe leer y escribir. Sólo 1.6 % reportó escolaridad a nivel
de carrera técnica o Educación Media Superior (preparatoria). En este rubro el
INEGI reporta que 69.2 % de la población tiene nivel básico, que de cada 100
personas entre 15 y 24 años de edad 97 saben leer y escribir un recado, y que
de cada 100 entre 6 y 11 años, 96 asisten a la escuela (diario Rotativo, 2011).

En México sólo entre 1 % y 3 % de la matrícula de la Educación Superior


es indígena, cosa evidentemente insuiciente frente a la proporción de uni-
versitarios. Las universidades interculturales privilegian el acceso de la pobla-
ción indígena a la Educación Superior. Contribuyen, desde la educación, a la
construcción de un país intercultural donde las relaciones sean más igualita-
rias, solidarias y equitativas a partir del reconocimiento y resigniicación de la
diversidad y de la riqueza de las culturas. El Instituto Intercultural Ñhañhu,
A. C. (IIÑ), es una institución cooperativa, de carácter social y comunitario,
constituida como una asociación civil sin ines de lucro que comprende la for-
mación de profesionistas para las empresas sociales en marcha y para la ges-
tación de nuevas empresas sociales. Como Institución de Educación Superior

152
es la única enfocada hacia la interculturalidad. Es la única institución con un
peril que considera particularmente a jóvenes indígenas en el estado de Que-
rétaro. Recoge los aportes de investigaciones etnolingüísticas de muchos años
en el municipio de Amealco en la región Ñhañhu, gracias al trabajo del Dr.
Ewald Hekking, defensor de la lengua y la cultura en Querétaro, y los integra
--aprovechando y canalizando la labor intelectual y de campo-- dentro de los
planes de estudio.

5.4. Situación nutricional en México y en la zona Ñhañhu


La fuente más importante de información sobre el estado nutricional y ali-
mentario de la población, es lo que se conoce como Encuesta de Alimentación
y Nutrición, donde se levantan algunos datos socioeconómicos y de la alimen-
tación familiar, y se toman indicadores del estado nutricional del grupo más
frágil: el de los niños preescolares (Ávila y col, 1996). La más reciente Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2006) ha sido un elemento fun-
damental para el apoyo gubernamental para la cobertura universal y para la
protección contra un mayor empobrecimiento por enfermedad y carencia de
servicios sanitarios (Frenk, 1996).

El estado nutricio de niños menores de cinco años es el resultado de la in-


gestión alimentaria y el estado de salud, los cuales se determinan por el acceso
a alimentos, servicios de salud, condiciones sanitarias y nivel de educación,
que son consecuencia de factores económicos y sociales.

México tiene una de las más grandes poblaciones indígenas de América.


Alrededor de 8.7 millones de indígenas representan el 8.4 % de la población
total, y de éste 1,3 millones corresponde a niños de 0 a 4 años de edad (INEGI,

153
2000). Cerca del 80 % de la población indígena se localiza en la región sureste
del país, en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Yucatán, Cam-
peche, Veracruz y San Luis Potosí (SEDESOL, 2008).

Las poblaciones indígenas se localizan en los más remotos e inaccesibles


rincones del territorio y viven en condiciones socioeconómicas, de salud y nu-
trición, muy precarias (INI, 1993), por lo que pequeños cambios que afecten
su economía o alteren los factores del medio les provocan desequilibrios en
su salud y estado de nutrición, sobre todo entre los grupos vulnerables, como
son los menores de cinco años y las mujeres embarazadas y en periodo de
lactancia; es decir, su salud está sujeta a las condiciones sociales, económicas y
demográicas que imperen en sus poblaciones (Mason y col., 1984).

De acuerdo con el estudio de evaluación de aspectos nutricionales en ado-


lescentes en la comunidad Beata del municipio de Amealco, Querétaro, entre
los resultados más relevantes se encontró que de 34 adolescentes encuestados,
15 realizan actividad física vigorosa durante más de siete horas a la semana, 14
de ellos ven televisión por lo menos una hora a la semana (no ven más debido a
que sus actividades en el día no les permiten más tiempo frente al televisor), no
tienen acceso a videojuegos, Internet o computadoras, que pudieran provocar
obesidad y sedentarismo. Existe una gran prevalencia de adolescentes sanos.
No se encontraron personas con desequilibrios nutricionales por exceso, sino
al contrario, se observó desnutrición de acuerdo con los indicadores de signos
y síntomas en los individuos estudiados (cabello quebradizo, resequedad de la
piel, baja estatura, entre otras).

154
6. Conclusiones: una perspectiva ética.
La pobreza --reiere Mark Platts-- es lo que personas concretas le hacen a
personas concretas. El tema de la pobreza entre los pueblos indígenas y entre
quienes viven en zonas altamente marginadas, aún se observa como un proble-
ma estadístico donde lo más importante es contabilizar el número de pobres,
traducirlos a porcentajes numéricos, y la menor de las veces realizar algún
tipo de proyecto para justiicar algún programa de gobierno. Sin embargo, en
nuestro país los porcentajes de pobreza siguen siendo escalofriantes. De 2008
al año 2010 la pobreza en México aumentó de 48.8 millones de personas a 52
millones, por lo que pasó de 44.5 % a 46.2 % del total de la población mexica-
na, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (CONEVAL). Lo anterior indica el fracaso o insuiciencia en
los modelos de desarrollo implementados hasta la fecha. El problema amerita
también un enfoque ético. Esto es, que hablar de pobreza incluye hablar sobre
los responsables de la pobreza, pues de lo contrario seguiremos hablando de
ella sin tomar acciones que respondan de manera satisfactoria a la situación
actual en los rubros de salud, educación y alimentación entre las comunida-
des más pobres de nuestro país. Se debe volver a relexionar éticamente so-
bre el concepto mismo de ‘desarrollo’, toda vez que pensamos que el hecho
de construir una carretera o un complejo hotelero afectará favorablemente a
una comunidad; empero, si no se toma en cuenta el impacto ecológico y cómo
afectará al modelo de vida de los pueblos, puede ser contraproducente.

Una perspectiva de análisis puede ser mediante el concepto de ‘responsabi-


lidad ampliada’ propuesto por María José Guerra (Guerra, 2007). La responsa-
bilidad ampliada puede ser entendida como la manera en que la no participa-
ción o el abandono de nuestros deberes que compartimos con los otros y con
la comunidad a la que pertenecemos, nos ha conducido a una situación de de-

155
terioro en todos los ámbitos de la vida. El concepto mismo de ‘responsabilidad’
ha sido tratado más como lo que hemos hecho y no como aquello que hemos
dejado de hacer. Ejemplo de lo anterior es que hemos escrito más discursos de
solidaridad con los pobres, que realizado acciones concretas para aminorar la
pobreza. En México, los únicos que no pagan impuestos son aquellos con más
recursos económicos: recuérdese la venta de Banamex a City Group, el 3 de
agosto del 2001, que signiicó una operación por 12,500 millones de dólares
(130 mil millones de pesos) que no fue gravada por algún tipo de impuesto.
El deterioro económico de los menos favorecidos se vincula a la falta de es-
crúpulos éticos entre las grandes transacciones monetarias de nuestro país y
el mundo.

La airmación “soy una persona responsable” debe pasar a ser una interro-
gante constante sobre “quiénes y de qué somos responsables”. Existe, pues, no
sólo una responsabilidad que le pertenece al sujeto, sino también una respon-
sabilidad ante, con la comunidad y con las generaciones futuras. María José
Guerra señala que debemos tomar en cuenta, siguiendo a Hans Jonas, una
perspectiva sustantiva y no formal; esto es, no se trata de que seamos respon-
sables de nuestros actos y podamos ser juzgados como inocentes o culpables.
Somos responsables de la existencia y cuidado de los objetos (…) Es decir, se
trata de una responsabilidad ante los niños y niñas que están por venir y dar-
les la garantía de un mejor futuro, de condiciones de vida dignas para todos
y, en breve, de que el futuro mismo es posible. Se trata de tener una visión de
responsabilidad ante el paradigma de desarrollo de los pueblos marginados.
Guerra señala que evitar la tragedia es la consigna de una ética de la responsa-
bilidad (en este caso, ante sociedades indígenas altamente marginadas).

El problema de pobreza en los pueblos indígenas lo siguen viendo como un


problema estadístico, en donde lo más importante es contabilizar el número

156
de pobres que hay, sin tomar en cuenta las acciones se deben realizar y que
respondan de manera satisfactoria a la situación actual en los rubros de salud,
educación y alimentación en las comunidades más pobres de nuestro país.

La planeación de los programas de combate a la pobreza no responde a las


demandas ni a las necesidades de los afectados, sino en la mayoría de las veces
a intereses políticos-económicos. No se ha realizado una evaluación constante
que permita medir los alcances de los proyectos que se llevan a cabo.

En cuanto a educación es claro que el analfabetismo es mayor en el caso de


las mujeres que de los hombres. Las mujeres indígenas en Querétaro sufren de
la llamada triple discriminación (por ser mujeres, indígenas y pobres), y es jus-
tamente a partir de dicha situación se encuentran en mayor vulnerabilidad. Sin
embargo, se debe hacer notar que el promedio de escolaridad de la población
hablante de lengua indígena de 15 años y más para el Estado de Querétaro en el
2000 al 2005, se observa una disminución de analfabetismo tanto en hombres
como en mujeres, de la observada a nivel nacional.

Es indispensable la intervención para apoyar las actividades de desarrollo


de estas comunidades, bajo la premisa del respeto a sus costumbres, a su dia-
lecto, tomando en cuenta la diversidad y riqueza de las culturas con los valo-
res y principios que les permiten, construir colectivamente una vida digna,
creativa y emprendedora, con aprendizajes y saberes nuevos, para sustentar
el desarrollo comunitario. La alimentación y, consecuentemente, la educación
nutricional son pilares fundamentales de la salud individual y colectiva de la
población. Es emergente llevar a cabo acciones integrales que atienda tanto la
salud, educación y nutrición en las comunidades indígenas, que son las más
desprotegidas.

157
Finalmente, las ingenierías de biosistemas deberán validarse a través de la
medición de su impacto en el contexto global de desarrollo integral sustenta-
ble en la comunidad en donde se interviene, ya que potencialmente se pro-
pone como una estrategia que permitiría atender los cambios de ocupación
en la población, el apoyo a las actividades desempeñadas por las mujeres en
estas comunidades, y la oportunidad de que a través del autoconsumo de los
productos, la continua capacitación y acercamiento intercultural, así como la
alternativa comercial de venta de excedentes en la producción intensiva de
traspatio, coadyuvando en el desarrollo de los pueblos sin explotar los escasos
ya recursos naturales en estas zonas.

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162
La corresponsabilidad social como
elemento necesario de una ética
de la sustentabilidad

José Salvador Arellano Rodríguez69*

Introducción

El declive de las sociedades y de las culturas se debe, entre otros factores,


al colapso medioambiental, producto directo de las acciones de instituciones y
empresas trasnacionales. Revertir el efecto es tarea no sólo de los sujetos par-
ticulares, sino que hace falta una ética de corresponsabilidad social entre las
distintas esferas que van desde el sujeto individual, los dueños de las grandes
corporaciones empresariales, y los agentes de gobierno.

Jared Diamond publica en el año 2005 Colapso, porqué unas sociedades


perduran y otras desaparecen. En su estudio se pregunta cuáles han sido los
aspectos de deterioro medioambiental, sobre todo por causa del hombre, que
han llevado a la extinción de sociedades o culturas completas. El trabajo de
Jared Diamond es sumamente importante, al momento de brindar una serie
de elementos cruciales que pueden ser puntos de referencia para la sociedad
global actual. El principio de sustentabilidad es uno de los tópicos más soco-
rridos para todo aquel que esté preocupado por el desarrollo, el progreso y la
permanencia de nuestras sociedades contemporáneas. Sin embargo, el pun-
to de partida de análisis de Jared Diamond deja fuera de toda consideración
crítica uno de los elementos más importantes de deterioro medioambiental a
nivel mundial, hoy en día:. las grandes empresas, ahora más conocidas como
multinacionales, trasnacionales, internacionales o posnacionales, son tratadas
69 * Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro.

163
con suma suavidad y benevolencia por el autor de Colapso... El propósito de
este ensayo es profundizar en el elemento ético de las empresas y de los empre-
sarios en cuanto a la responsabilidad del cuidado medioambiental. Centraré
mi propuesta en do momentos: primeramente, enfatizar que todo declive de
las sociedades humanas se debe a la falta de sentido de responsabilidad moral
por parte de actores concretos, y en un segundo momento señalaré algunos
criterios morales que considero relevantes para hacerle frente a la catástrofe
ecológica que hoy enfrenta la humanidad, a nivel global.

1. México ante un eventual colapso medioambiental

Reconociendo que en gran medida el fenómeno del deterioro medioam-


biental a nivel global se inicia catastróicamente apenas en el siglo XX, que co-
menzó siendo el siglo de las guerras y que derivó en un sentimiento de angus-
tia propia de una generación expuesta a las catástrofes mundiales, Gadamer
(1992) apuntaba al pasado siglo como la centuria donde el hombre ha aprendi-
do a convivir con los elementos que lo destruyen, y que aparece también como
un desprecio hacia la moral rigurosa del deber de épocas pasadas, donde el
sujeto cotidiano aún proseguía la estructura de la fe cristiana, la conciencia
nacional del Estado moderno y la moral de la conciencia privada, fruto de la
Ilustración y base de la cultura burguesa.

El siglo XX aparece, para las sociedades desarrolladas de Occidente, como


la época donde se valora, ante todo, el poder vivir acorde a los intereses pro-
pios de cada sujeto. El fenómeno de la globalización económica mundial, au-
nado al creciente desarrollo de la ciencia y la tecnología, la propagación del
ideal de riqueza sin límites y el auge de la era del consumo, son factores que
determinarán el inicio de lo que Jared Diamond denomina como el colapso de

164
la sociedad moderna, provocado por la explotación desmedida de los recursos
materiales del planeta.

Los datos son más que dramáticos, de acuerdo con cifras proporcionadas
por Greenpeace México70. Sólo durante el periodo 2000-2007, en nuestro país
la supericie forestal sustentable se redujo de 8.6 a 6.1 hectáreas. El deterioro
forestal contribuye al 14 % de las emisiones de gases de efecto invernadero,
ocupando con ello el quinto lugar a nivel mundial en deforestación. Greenpea-
ce calcula que por lo menos cada año se pierde una supericie equivalente a 4
veces la supericie del Distrito Federal. En 1950 se tenía registro de 44 especies
de mamíferos marinos; hoy se encuentran extintas dos, y todas en alto riesgo
de desaparecer debido a la explotación desmedida y a la falta de leyes efectivas
y de recursos para regular las actividades mercantiles en los mares mexicanos.
Lo cual es crítico, toda vez que 45.7 % de los mexicanos habita en estados con
zonas costeras, sin mencionar las zonas de alta inseguridad en todo el país,
que inhiben la protección de los recursos naturales. Las actividades turísti-
cas se agravan cada vez más, entre otros factores por la falta de agua potable.
Además, en estados como Quintana Roo, Baja California, Chiapas, Tabasco,
Campeche y Jalisco se ha registrado un crecimiento desordenado. Greenpeace
México señala que tan sólo en el año 2007 se tenían registrados 43 campos de
golf en las entidades del Golfo de California, a pesar de encontrarse, algunas
de ellas, en zonas semidesérticas, donde cada campo de golf utiliza alrededor
de 10,000 litros de agua al día. México, junto con Honduras y el Salvador, son
los países con más destrucción de manglares en los últimos 25 años, a nivel
mundial. De acuerdo con el informe dado a conocer por el Instituto para el
Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU --publicado en el diario El Univer-
sal71--, se calcula que El Salvador ha perdido 40 % de la supericie de manglares
70 Greenpeace, México. Las cifras del desastre ambiental.
En http://www.greenpeace.org/mexico/es/Noticias/2009/Junio/las-cifras-del-desastre-ambien/

71 ‘Advierten sobre destrucción de manglares’. El Universal. Miércoles 14 de noviembre de 2012. En: http://www.eluniversal.

165
debido, sobre todo, a la construcción de complejos hoteleros. La pérdida de
manglares afecta directamente la seguridad alimentaria y económica de los
pobladores locales, al afectar las actividades pesqueras, además de la propia
actividad turística. Greenpeace también señala que debido a la práctica in-
moderada de la producción ganadera, 80 % del territorio mexicano presenta
algún grado de erosión, además de la intromisión de agentes contaminantes
biotecnológicos empleados para la producción de cultivos transgénicos, cuya
amenaza, sobre todo hacia el cultivo de maíz, está aún por verse.

El caso de ‘Monsanto’ en México es de suma importancia analizar debido a


que la forma básica de alimentación de la sociedad se basa en el consumo del
maíz. En mi tesis doctoral (Arellano, 2011) dediqué un apartado especíico
al tema, pues es donde podemos apreciar la responsabilidad indisoluble que
existe entre empresa, gobierno y sociedad civil. Retomaré algunos elementos
que he señalado sobre este tema.

‘Monsanto’ y el maíz transgénico en México

Sabemos que en el maíz transgénico se han introducido genes marcadores


que provocan resistencia a los antibióticos. Estos genes se emplean con la i-
nalidad de veriicar que el gen de interés --un gen modiicado para tener un
insecticida o resistencia a los herbicidas en el maíz-- haya sido efectivamente
incorporado en el organismo modiicado. El maíz transgénico denominado
‘Bt’ contiene un gen resistente a la ampicilina. La ONG Swissaid Ecuador, una
organización internacional de cooperación para el desarrollo sin ines de lucro,
presente en el Ecuador desde el año 1978, declara:

com.mx/articulos/74775.html.

166
Algunas de las plantas transgénicas que se están cultivando
contienen genes de resistencia a antibióticos que pueden ser ab-
sorbidos por los microorganismos del suelo o por las bacterias
patógenas que se encuentran en los intestinos de animales y hu-
manos, haciéndose, por lo tanto, invulnerables a los antibióticos
en cuestión. El gen de resistencia a los antibióticos se encuentra
en todas y cada una de las células de la planta manipulada ge-
néticamente (…) Todos los hallazgos cientíicos hechos hasta la
actualidad demuestran que el gen de resistencia a los antibióticos
puede ser absorbido por las bacterias intestinales de animales y
humanos y por los microorganismos del suelo. Aunque son mu-
chos los genes de resistencia a antibióticos utilizados en las plan-
tas transgénicas, hay cuatro que merecen una especial atención:

• Con una sola mutación del gen de resistencia a la ampicilina


(gen “bla”), los patógenos pueden inactivar a los cefalosporinos
(un grupo de antibióticos de la familia de los betalactámicos), por
lo que adquiere resistencia no solo a la ampicilina, sino también a
otra serie de penicilinas, como la penicilina G, la penicilina V, la
amoxicilina, la propicilina o la fenoximetipenicilina.

• Otros muchos antibióticos de la misma familia podrían tam-


bién verse afectados, como la feneticilina, meticilina, lucoxici-
lina o cloxacilina. Estos antibióticos se encuentran, aún hoy en
día, entre los de más amplia utilización para combatir diversas
enfermedades.72

72 100 Razones para declarar al Ecuador libre de transgénicos, Swissaid, Ecuador, 2009, En: http://www.swissaid.org.ec/
ecuador/global/pdf/TRANSGENICO.pdf (Última revisión: diciembre, 2010), donde se cita como fuente a Ricardo Agui-
lar, extraído del nº 48 de la Revista de Greenpeace, España, http://www.kreonweb.com/ htm (Última revisión: marzo,
2011).

167
Jorge Riechman (2004) advierte además que el ADN de las plantas puede
llegar a prevalecer durante meses en el suelo, lo cual provoca una contamina-
ción de la tierra donde, de manera general, se plantan año con año las mismas
plantas transgénicas, desarrollando microbacterias resistentes a los antibióti-
cos que pueden llegar a los animales y al ser humano.

En el caso de México, la propagación con ines de investigación, dicen,


del maíz transgénico, ha sido autorizada por el Estado73. Paralelamente, sin
detenerse en el problema de la resistencia a los antibióticos por la ingesta de
productos transgénicos, han prohibido la venta directa de antibióticos a los
usuarios desde julio del año 2010, aun cuando la OMS ya lo había solicitado
desde 1997. Lo anterior nos habla de un problema crítico de salud pública,
pues además de la falta de información, la discusión sobre el uso de productos
transgénicos en nuestro país está detenida.

Ha habido varios estudios sobre los efectos no previstos o no deliberados de


los pesticidas (tanto químicos, aplicados como variedades de plantas ‘Bt’ trans-
génicas) sobre insectos no benignos.74 En México se menciona frecuentemente
el caso de la mariposa ‘Monarca’:

Aparentemente el polen de maíz Bt ya ha reducido la pobla-


ción de abejas y probablemente de la mariposa Monarca. En el
verano de 1999 el entomólogo John Losey, de la Universidad de
Cornell, desató una gran controversia mundial, tras la publicación
de un pequeño artículo en la revista Nature sobre sus hallazgos en
73 Reportaje de Julián Sánchez. “Sagarpa autoriza siembra de maíz transgénico: se realizará a través de programa piloto
para el presente ciclo agrícola, luego de que la autorización se dio a la empresa Monsanto.” En: El Universal. Ciudad de
México, martes 8 de marzo de 2011.

74 http://www.gmo-safety.eu/en/safety_science/151.docu.html htm (Última revisión: febrero, 2011).

168
el laboratorio, según el cual las larvas de las mariposas Monarca
morían tras alimentarse de plantas de algodoncillo recubiertas
con polen transgénico. Casi todos los medios de comunicación
del mundo airearon a bombo y platillo los daños ecológicos que
esto supondría, más aún si ello era un ejemplo de lo que podría
ocurrir con otros cultivos transgénicos.75

Aún más problemático es el efecto sobre las abejas, porque son necesarias
para la polinización. Según un artículo en la revista alemana Der Spiegel (2007)
la población de abejas está disminuyendo o desapareciendo –hasta un 70 % en
algunas partes de los Estados Unidos-.76 Walter Haefeker, vice-presidente de
la Asociación Profesionista de Apicultores de Europa, dice que el problema
tiene, o puede tener, varias causas: una es el ácaro varroa, introducido desde
Asia; otra es la práctica de rocío de herbicidas a largo plazo en la agricultura
y la práctica de mono-cultura. Otra causa posible es el uso de ingeniería en la
agricultura. Aunque había mucha especulación al respecto, se desconocen las
causas a ciencia cierta. Este puede ser un caso de causas múltiples. Un estu-
dio de la Universidad de Jena (2001-2004) no encontró ninguna evidencia de
un “efecto tóxico del maíz Bt en poblaciones de abejas sanas”. Pero cuando,
por casualidad, las abejas del estudio sufrieron una plaga de parásitos, murió
un número mayor al normal quizás, según un investigador, debido al debili-
tamiento intestinal causado por los transgénicos. No se sabe, es muy difícil
detectar las interacciones cuando existen causas múltiples. Sin embargo sabe-
mos que es real la crisis del “colapso de la colonia” de las abejas. Lo que es
75 José Antonio Lozano Teruel. “El maíz transgénico y la espina bíida.” La Verdad Digital. S. L. U. Murcia, 2005, http://
allnatural.iespalomeras.net/biotecnologia/alimentos-transgenicos-vegetales.html (Última revisión: diciembre, 2010).

76 Gunther Latsch. “Collapsing Colonies: Are GM Crops Killing Bees?” Der Spiegel, 03/22/2007. En: http://www.spiegel.de/
international/world/0,1518,473166,00.html (Última revisión: diciembre, 2010).

169
un hecho es que el uso masivo de insecticidas ya está generando resistencia en
los insectos que se propone combatir.

Es aquí donde se encuentra el punto clave de las consideraciones éticas que


involucran no sólo a la sociedad civil, como Jared Diamond pretende mostrar,
sino de la relación interdependiente de empresa, sociedad civil y gobierno.
Puesto que los OGMs son producidos por empresas globales existe el grave
problema de que, por medio de patentes, estas empresas puedan mantener el
control mundial de gran parte de los alimentos básicos, entre otros el de los
cereales. Unas pocas empresas ya controlan, de hecho, casi todas las semillas
que producen los pequeños campesinos. Según el Servicio Internacional para
la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA), 90 % de los
productores de cultivos OGMs son de pequeños campesinos de bajos recursos
y sus cosechas son pagadas a bajo costo. La declaración irmada por esta alian-
za, constituida por más de 90 grupos ecologistas, comenta que:

La expansión de los monocultivos de soya provoca problemas


socioeconómicos tales como conlictos por la tierra que condu-
cen a la violación de los derechos humanos, pérdidas de recursos
de subsistencia, expulsión de sus tierras de las comunidades ru-
rales a pequeños granjeros e indígenas. Estas expulsiones efecti-
vamente fuerzan el desplazamiento de la población a zonas ur-
banas pobres, o a zonas naturales que no habían sido utilizadas
previamente; provocan la violación del derecho fundamental de
las comunidades a la alimentación, incrementan la concentración
de la propiedad de las tierras en manos de las grandes compañías
aumentando el desempleo en las zonas rurales cercanas, condi-
ciones de trabajo similares a la esclavitud en las granjas industria-

170
les, la pobreza, la desnutrición, los precios de los alimentos, las
pérdidas de la seguridad alimentaria y la soberanía debido al des-
plazamiento de los cultivos de los alimentos básicos y al aumento
del control de las compañías sobre la producción alimentaria.77

En el caso mexicano, la presión por parte de los productores del vecino


país del norte, y especialmente de la multinacional ‘Monsanto’, ha hecho que se
eleven los niveles de alarma entre la comunidad cientíica y los pequeños pro-
ductores de maíz debido a la intromisión del maíz transgénico en nuestro país,
lo cual compromete la seguridad alimentaria, pues la dieta está básicamen-
te conformada por el consumo de este producto. En el estado de Tamaulipas
(donde se localizan 12 de las 59 razas nativas del maíz registrado en México)
‘Monsanto’ ha establecido su principal foco de producción de maíz transgéni-
co. En una nota publicada en La Jornada, El Consejo Nacional Agropecuario
de investigadores de la UNAM caliicó a las autoridades federales de actuar
con “lentitud (…) burocracia, mala fe y (…) [con] medidas que carecen de
sentido común”, lo que obedece más a la ignorancia de ciertos funcionarios y a
la presión que ejercen las grandes compañías productoras de agroquímicos, lo
cual es una cuestión de seguridad alimentaria para el país.78

Es una obligación moral compartida de todos los actores principales el


preocuparnos por la sustentabilidad de nuestro entorno. El beneicio es, inal-
mente, común: vivir con felicidad.

77 Carta de oposición crítica a la “Mesa redonda sobre Soya Responsable”, Global: Oppose “responsible” soya greenwash,
abril, 2009, http://www.bangmfood.org/take-action/23-take-action/36-letter-of-critical-opposition-to-the-round-table-on-
responsible-soy (Última revisión: diciembre, 2010).

78 Angélica Enciso y Carolina Gómez. “Siembra de maíz transgénico pone en riesgo seguridad alimentaria del país: cien-
tíicos.” Periódico La Jornada. Viernes 18 de marzo de 2011, p. 40.

171
2. Ética de la corresponsabilidad: sociedad civil, empresas, gobierno

Jared Diamond reiere por colapso a “un drástico descenso del tamaño de
la población humana y/o complejidad política, económica y social a lo largo de
un territorio considerable y durante un tiempo prolongado” (Diamond, 2006,
p. 13). Este colapso, acorde con el estudio de Diamond, posee características
que pueden ser registradas de manera objetiva: la deforestación y destrucción
del hábitat; el mal manejo de los recursos hídricos; abuso de caza y pesca;
introducción de especies ajenas al entorno ecológico; crecimiento desmedido
de la población humana y el aumento del impacto per cápita de las personas;
contaminación química irreversible del entorno. Éstas son prácticas no sos-
tenibles que llevan a producir guerras, pobreza, hambruna o enfermedades
masivas, cambio climático, etc. Aunado a lo anterior, las peculiaridades del
avance de desarrollo biotecnológico en la época contemporánea de las últimas
décadas, han introducido nuevos desafíos y nuevos actores en este fenómeno:
la globalización de los efectos en contra del medio ambiente como el daño a la
capa de ozono, los contaminantes provenientes de desechos químicos, el con-
sumo y producción voraz sólo con un referente de tipo económico, la mani-
pulación del genoma humano, entre otros. ¿Qué podemos hacer?, ¿de quiénes
es responsabilidad revertir o, por lo menos, detener el daño causado a nuestro
hábitat?

Diamond señala que, en efecto, las grandes empresas han ocasionado gran-
des daños a los ecosistemas, al igual que otros factores como el cambio climá-
tico natural, los vecinos hostiles y los socios comerciales. Pero con respecto de
las grandes empresas, Diamond sorprende no sólo al señalar los grandes logros
en el cuidado medioambiental en el caso de las empresas petroleras, sino ade-
más deja en claro que la responsabilidad de las buenas prácticas empresariales
y de negocios se encuentra colocada no en los dueños de las corporaciones,

172
sino en los usuarios, en los consumidores, en la sociedad civil en particular:

Cuando el gobierno regula la actividad de modo eicaz, y si el público tiene


conciencia ecológica, las grandes empresas ‘limpias’, desde el punto de vista
medioambiental, pueden ganar en la competencia a las ‘sucias’, pero también
es probable que suceda lo contrario si la regulación establecida por el gobierno
es ineicaz y la opinión pública se desentiende.

A los demás nos resulta fácil y barato echarles la culpa a las empresas por
obtener beneicios perjudicando a otras personas. Pero es poco probable que
esos reproches basten para producir algún cambio. Los reproches ignoran el
hecho de que las empresas no son instituciones benéicas sin ánimo de lucro,
sino iniciativas comerciales que buscan obtener beneicios, y que las compa-
ñías participadas por accionistas están obligadas ante ellos a maximizar los
beneicios, siempre que lo hagan por medios legales. Nuestras leyes pueden
imputar a los directivos de las empresas por algo que se denomina “violación
de la responsabilidad iduciaria” si éstos gestionan deliberadamente una em-
presa en forma que sus beneicios queden mermados (Diamond, 2006, p. 393).

Diamond parece ignorar que dentro de las acciones de muchas empresas


--si bien a veces no ilegales pues las ilegalidad corresponde a las leyes de cada
Estado, sí inmorales-- se encuentran las de engañar y manipular al público,
sobornar a gobiernos enteros o, de plano, muchas de las veces son los mismos
empresarios los que terminan ocupando cargos públicos y diseñando leyes a
conveniencia. El terreno por el cual Diamond no atraviesa el terreno de la
ética, es precisamente uno de los aspectos centrales para la comprensión del
fenómeno del colapso social producido por el daño ecológico de las acciones
humanas. Al dejar la responsabilidad a la sociedad para exigir a las compañías
privadas el respeto del medioambiente, a la justicia social, el respeto a la auto-

173
nomía y dignidad de las personas o a que se responsabilicen en la reparación
de algún daño provocado, Diamond yerra de manera contundente en su pro-
puesta para evitar el daño y el deterioro de la sociedad humana.

Actualmente no podemos hablar de una ética individual o privada de un


sujeto en lo particular, como se comprendía en siglos anteriores. En nuestra
época la ética es, ante todo, social; las acciones irresponsables de algunos pue-
den llegar a repercutir en el mundo entero. Un ejemplo de ello son las acciones
inmorales de personas concretas que se denominan como ‘empresarios’ o ‘go-
bierno’, con resultados dañinos para la sociedad humana global.

Adela Cortina (2002) señalaba esta indisoluble unión de las acciones res-
ponsables entre sociedad, empresa, actividad de negocios, o de gobierno. No
es posible una ética de la empresa sin ética cívica y no es posible una ética cívica
sin una ética de gobierno, agregaría (p. 42-45), y no es posible lo anterior si no
se encuentra de la misma manera interrelacionada con una ética de gobierno.
Las normas morales y principios éticos son para sobrevivir y vivir, vivir con
bienestar. En ese sentido, los derechos humanos no son otra cosa que los dere-
chos morales que todo ser humano posee. Desde esta perspectiva, la discusión
acerca de la llamada ‘tercera generación de derechos humanos’: el derecho a la
paz y a un ambiente ecológico adecuado y sostenible para la vida humana, es
responsabilidad que debe garantizar cualquier acción humana, independien-
temente del lugar, función, labor, credo o profesión que se realice. Suponer lo
contrario, atreverse a decir, como lo reiere Diamond, que únicamente el papel
de una compañía es realizar acciones con ines de lucro, es suponer que las
acciones de un político sólo reieren a mantener el Poder, como Maquiavelo
también lo supone, o decir que las acciones particulares de cada sujeto son sólo
en favor de sí mismo. Con este tipo de supuestos, Adela Cortina da cuenta que

174
ello supondría que no hay lugar para la ética, que no existe ámbito alguno para
obrar bien, con sentido de justicia y responsabilidad.

La ética de la empresa tiene por valores irrenunciables la cali-


dad en los productos y en la gestión y honradez en el servicio, en
el respeto en las relaciones internas y externas de la empresa, la
cooperación por la que conjuntamente aspiramos a la calidad, la
solidaridad al alza, que consiste en explotar al máximo as propias
capacidades de modo que el conjunto de personas pueda bene-
iciarse de ellas, la creatividad, la iniciativa, el espíritu de riesgo
(Cortina, 2002, 43).

Las funciones de la ética cívica, por su parte, giran sobre dos postulados:

1) Criticar por inmoral el comportamiento de personas e ins-


tituciones y organizaciones que violan tales mínimos, y 2) Dise-
ñar desde un esfuerzo conjunto las instituciones y organizaciones
de nuestra sociedad, como es el caso de las empresas (Cortina,
2002, 44).

A lo anterior habría que agregar que tanto la ética cívica como la ética em-
presarial se encuentran interrelacionadas con una ética de buen gobierno. Las
instituciones políticas juegan un papel determinante en esta red de responsa-
bilidad compartida para continuar habitando como sociedades plurales hu-
manas. Es evidente que muchas de las catástrofes históricas que llevan hacia

175
la pobreza extrema y hacia la mortandad de miles de seres humanos, están
íntimamente relacionadas con acciones corruptas de sus gobiernos y no sólo
de “enemigos externos”, como el caso de las conquistas.

Finalmente, la ética del buen gobierno se encuentra sobre la base de fo-


mentar actitudes éticas a quienes ejercen el Poder. No se trata de llevar una
determinada moral de quien gobierna a la sociedad, sino de forjar éticamente
el carácter de los actores políticos. El fenómeno de la corrupción es algo que
prevalece a pesar de los grandes controles administrativos, jurídicos y de vi-
gilancia que las diferentes instituciones de gobierno establecen a in de lograr
un buen ejercicio público. El motivo se debe, sobre todo, como lo indica Diego
Bautista (2010), a que “no hay ningún sistema de control posible ni ningún
antídoto tan eicaz como para impedir totalmente una opción individual [co-
rrupta]” (p. 415). Comúnmente se nos olvida que cuando hablamos de ins-
tituciones y de gobierno estamos hablando de personas concretas, de seres
humanos que poseen convicciones no sólo políticas sino también morales.
Evidentemente, como también lo señala Diego Bautista, cuando señalamos a
algún país que posee buen gobierno, estamos en realidad hablando que está
constituido por personas íntegras, responsables y con sentido de justicia. Va-
rios son los mecanismos empleados para la sensibilización moral del personal
que labora en una determinada institución, desde cursos, lecturas especializa-
das, hasta la contratación de expertos en el área y que sirven como apoyo en
esta ardua tarea de moralizar las funciones públicas. En conclusión, una ética
de la sustentabilidad no es posible si las distintas esferas de acción práctica de
la vida humana no se interrelacionan. El desafío ante un eventual colapso será
el de construir los puentes necesarios entre ética, política y derecho.

176
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177
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se realizará a través de programa piloto para el presente ciclo agrícola,
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178
Parte III
Problemáticas contemporáneas del
dominio y control de los cuerpos
humanos.

179
Mujeres en casa, hombres van a donde
quieren. Vida cotidiana y relaciones
de género entre la población indígena
Hñähño del estado de Querétaro

Jorge Adán Romero Zepeda79*


Hilda Romero Zepeda80**

1. Introducción

El ejercicio de la violencia aplicado de manera sistemática a las mujeres


indígenas Hñähño en el estado de Querétaro, sobre todo en lo que respecta al
espacio intrafamiliar, parte del supuesto de que los espacios simbólicos de las
mujeres otomíes4 se encuentran restringidos al ámbito doméstico, y un factor
preponderante para que se presente esta inequidad es la institucionalización
de la violencia de género. La diicultad que tienen las mujeres viviendo en zo-
nas rurales81 para hacer valer sus derechos en la esfera privada, tiene como
consecuencia que éstas no puedan acceder de manera equitativa a los recursos
y servicios disponibles en la vida pública.

Por otro lado, se reconoce que las mujeres indígenas interpretan las rela-
ciones de género dentro del núcleo familiar como injustas, y aunado a ello las
nuevas generaciones de mujeres exigen una distribución de poder y recursos
entre género, más equitativa.
79 * Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro.

80 ** Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

81 “De acuerdo con los criterios del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), se deine a las
zonas rurales como aquellas que tienen menos de 2,500 habitantes” (Corte, 2008, p. 3).

181
Se asume que la identiicación de la problemática de inequidad en la po-
blación indígena en el espacio rural, por parte de la academia, organismos no
gubernamentales e instituciones oiciales, puede tener como efecto el desa-
rrollo mismo de programas que promuevan la mejora de condiciones de vida
femeninas en el grupo étnico Hñähño (Otomí) en el espacio doméstico.

Así, la pregunta rectora del presente trabajo de investigación es: ¿Cómo


son las relaciones de género dentro del núcleo familiar en la población indí-
gena Hñähño en el estado de en Querétaro? Y con ello relexionar acerca de
las implicaciones desde la perspectiva ética, para la intervención y gestión de
estrategias del derecho humano. Por lo anterior, se establece como objetivo
explorar la existencia de inequidad en las relaciones intrafamiliares en parejas
otomíes de Querétaro, para diseñar programas de intervención institucional
tendiente al fortalecimiento de la identidad individual y comunitaria, la auto-
nomía, y con ello, la dignidad humana de las mujeres indígenas en el espacio
rural. Como hipótesis, se parte de que la violencia institucionalizada de género
reproduce la inequidad en las relaciones intrafamiliares y se agudiza ante con-
diciones de marginación extrema y migración laboral en los grupos indígenas
del estado de en Querétaro.

2. Marco teórico

En las relaciones de género en las comunidades indígenas82 se puede iden-


tiicar el ejercicio de la violencia, de manera sistemática. Por violencia se hace
referencia a todos aquellos actos voluntarios, accidentales u omisiones, que
tengan como resultado un tipo de daño causado, físico, emocional, económi-
82 La deinición operativa de indígena en este texto será: “… poblaciones que habitaban en el país o en una región geo-
gráica… en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que,
cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y
políticas, o parte de ellas” (Quezada, 2008, p. 22).

182
co, o sexual. La violencia es uno de los actos más comunes del ser humano y
está presente en la sociedad en una multiplicidad de formas, de manera ex-
plícita o visible, o sutil e implícita. Se habla de ‘violencia estructural’ debido
a que la misma conformación de la sociedad se organiza de tal modo que la
represión y la explotación se tornan indispensables para reproducir el sistema,
constituyéndose, a su vez, en la moral social especíica y normalizada para su
contexto. Particularmente se hará referencia a la violencia de género intrafa-
miliar a través de las agresiones en las relaciones desiguales de consanguini-
dad o parentesco, que en la mayoría de los casos (94 %) es del hombre hacia
la mujer (esposo, padre, hermano, hijo, tío, suegro, etc.). (Romero-Zepeda y
Landaverde-Trejo, 2011, p. 12)

En las familias indígenas83 la violencia de género se sustenta con base en


tradiciones y costumbres, preceptos morales y religiosos, e incluso por el des-
conocimiento de las mujeres sobre sus derechos (Mejía, 2010). En gran par-
te, esta violencia institucionalizada sobre la mujer dentro del núcleo familiar
Hñähño está presente en la marcada diferencia existente entre la esfera privada
donde se le recluye a la mujer, y la esfera pública, ocupada por el hombre. Por
‘público’ se hace referencia a los espacios simbólicos de acceso al Poder, a los
asuntos de la polis donde los individuos ejercen sus derechos como ciudada-
nos, bajo el escrutinio de la opinión de los demás, que pueden indagar y ana-
lizar los hechos sociales desde diversas aristas. Por ‘privado’ se entiende lo que
se sustrae de las miradas del mundo, los espacios personalizados donde las y
los individuos pueden desenvolverse con naturalidad y, en última instancia, en
los espacios donde se desarrollan los lazos afectivos. Sin embargo, desde una
lectura apoyada por el pensamiento feminista no debe haber una separación
83 La familia rural indígena se particulariza por ser la base de la estructura social de las comunidades indígenas, tenien-
do la unidad doméstica como gama de funciones la producción económica, la representación política, y la formación
ideológico-religiosa. Si bien las familias, en general, se estructuran en torno al parentesco mediante el matrimonio y la
descendencia, entre los indígenas se torna elemento de identidad la residencia (nacimiento dentro de la misma comuni-
dad de sus ancestros). (Oyarce y Popolo, 2009, p. 125; Quezada, 2008, p. 103.)

183
entre las esferas pública y privada, en cuanto, por un lado, las políticas públicas
afectan la vida de la familia, y de manera inversa, las relaciones económicas y
políticas están moldeadas por las desigualdades del poder sexual (Pérez, 2007,
p. 5).

Ahora las mujeres desean rescatar los elementos presentes en la vida co-
tidiana para plantearse cómo es que pueden conectarse con la conformación
de un proyecto de Nación e inluir en la estructura macroeconómica, a nivel
internacional. En este rescate de las experiencias de vida y de las visiones de
sentido común de mujeres concretas, se pone énfasis especial en darle voz a
aquellas mujeres que han sido históricamente invisibilizadas y excluidas de
la toma de decisiones, como es el caso de las mujeres indígenas en condición
de pobreza y pobreza extrema. Dentro del ámbito familiar, se trata de que la
negociación de papeles y recursos se dé bajo condiciones más equitativas de
Poder, por género.

3. Metodología

En las encuestas por muestra aleatoria, se trabajó un universo de estudio


para relejar idedignamente las características del grupo social en conjunto.
Para determinar el tamaño de la muestra, se tomaron en cuenta uno o pocos
atributos de la población (por ejemplo, que sean mujeres, indígenas, y en edad
reproductiva). (Dieterich, 2005, p. 170.) A diferencia de las encuestas basadas
en muestras probabilísticas, donde el criterio de selección de los elementos
entrevistados es la aplicación de fórmulas probabilísticas, en las encuestas ba-
sadas en muestreo intencional la elección de los elementos a considerar surge
de la experiencia del investigador, de acuerdo con sus objetivos de estudio,

184
las singularidades de sus sujetos de estudio, sus recursos materiales y el pre-
tendido alcance de generalidad que se desee. Se espera que en estas muestras
dirigidas se incluyan los casos que resulten lo suicientemente representativos
como para describir el comportamiento de la población en conjunto (Hernán-
dez, 1991, p. 278). A pesar de los beneicios de la encuesta aleatoria, se con-
sideró que esta modalidad de selección de la muestra no resultaba ser la más
adecuada para esta ocasión en particular. La literatura consultada indica que
se han obtenido muy pobres resultados en la obtención de información sobre
relaciones de indígenas mediante el levantamiento de cuestionarios de manera
anónima e impersonal; por ello, se consideró necesario emplear estrategias al-
ternativas para la obtención de información.

La técnica de selección de individuos ‘de bola de nieve’, por otra parte, se


basa en las redes sociales, ya que se parte del uso de algunos contactos de la
comunidad a estudiar en cuestión, para que sean sus integrantes quienes per-
mitan ampliar progresivamente a los sujetos estudiados. Este tipo de muestreo
tiene la ventaja de acceder más fácilmente a la población pues se establece
una relación de conianza con los nuevos participantes, permitiendo estudiar
a personas difíciles de identiicar o abordar temas tabú (Salamanca y Martín-
Crespo, 2007, p. ii). Ateniendo a lo anterior, se solicitó a dos parteras --con las
cuales ya se tenía contacto--, para que ellas fueran quienes citaran a las mujeres
en un lugar y fecha acordada para ser entrevistadas, o bien hicieran el acom-
pañamiento al investigador para llevar a cabo entrevistas domiciliarias. Así, las
parteras fungieron como sujetos iniciadores de la técnica de recolección de in-
formación de bola de nieve, pues ellas representan dentro de las comunidades
indígenas agentes a quienes las mujeres depositan una gran conianza, sobre
todo con respecto de las relaciones dentro del núcleo familiar.

185
4. Resultados

4.1.Actividades de reproducción84

A pesar de que hombres y mujeres suelen vivir en condición de marginali-


dad por su condición étnica, las mujeres acceden a los recursos para satisfacer
sus necesidades básicas y de servicios de manera diferenciada, estando, así,
en situación de doble vulnerabilidad, tanto por su condición de ser indígenas
como por ser mujeres. Entre los pueblos indígenas de México hay actividades
laborales y jornadas de trabajo asignadas, dependiendo de cada sexo (Limas,
2008, p. 4). A nivel nacional, entre los diversos grupos indígenas se presenta
una mayor diferenciación en cuanto al tiempo invertido en actividades do-
mésticas entre hombres y mujeres, con respecto a la población no hablante de
lenguas indígenas, por lo que a través de los indicadores de ‘tiempo libre’ se
comprueba que en este grupo se dan mayores desigualdades de género (Inmu-
jeres, 2010, p. 5). Se puede resaltar que 1 de cada 4 mujeres indígenas considera
que no dispone de tiempo libre, y que casi 85 % de ellas interpreta que apenas
cuenta con tres horas al inal del día para descansar. Así, desde la perspectiva
de estas mujeres, el trabajo del hogar85 es extenuante y sus compromisos para
con la casa y la familia no cesan en ningún momento, o apenas lo hacen (Grá-
ica 1).

84 “Se reiere a las labores domésticas y de cuidados producidos por los miembros del hogar combinando su trabajo no
remunerado con insumos duraderos y no duraderos. Esta producción es consumida por los hogares sin que se efectúe
una transacción de mercado” (INEGI, 2011, p. 6).

85 El término ‘hogar’ se utiliza para designar a la agrupación de individuos que comparten la misma unidad residencial
y se organizan económicamente en común (independientemente de si comparten lazos de consanguíneos). (Quezada,
2008, p. 39.)

186
Para las mujeres indígenas Hñähño el trabajo reproductivo y el trabajo
productivo se entremezclan permanentemente, y se hace difícil identiicar los
límites entre las prácticas económicas y las actividades domésticas. De igual
manera es difícil identiicar entre las actividades de trabajo no remunerado y
las actividades de recreación o esparcimiento, y de ahí que los tiempos libres
los dedican a la fabricación de conservas para el autoconsumo, elaboración
de utensilios domésticos y ropas, o trueque de manufacturas con parientes o
vecinas (Calio y Velasco, 2005, p. 12). Dentro de las responsabilidades de las
mujeres indígenas Hñähño en el hogar están las manualidades, algunas de las
cuales se confeccionan y decoran con elementos típicos del grupo étnico, por
lo que pueden tener demanda entre el turismo, como artesanías, que para la
mujer indígena representan un trabajo de medio tiempo con ingreso remune-
rado (Martínez, 1996, p. 46).

De las mujeres que consideran disponer de tiempo para descansar, en reali-


dad continúan haciendo labores de hogar como cuidar de las y los hijos (11.11
%) y bordar (16.67 %) para confeccionar prendas o blancos para el hogar, o
para artesanías. Sólo 5.56 % de las mujeres entrevistadas realiza actividades
en su tiempo libre, que tienen la potencialidad de llevarse a cabo fuera de su
hogar, como es el caso de la mujer que acude a la iglesia, o la que convive con
gente en otros domicilios (Gráica 2)

La cultura indígena Hñähño crea condiciones de inequidad al educar a las


mujeres para que dependan de los demás y bajo la idea de que deben de cuidar
a otros. Se les inculca la idea de que el cuidado y la formación de los hijos son
una actividad exclusiva de las mujeres, y que los hombres están desligados de
la responsabilidad de atender a los menores (Ecandon, 2003, p. 34). Asimismo,
a nivel nacional, entre la población indígena, en 78.36 % de los casos son las
mujeres las que están al cuidado de los integrantes del hogar, menores de 15

187
años (INEGI, 2012, p. 123). Salvo en los casos donde las mujeres son de edad
muy avanzada, la gran mayoría de las mujeres indígenas (63.89 %) cuidan a los
críos, sean sus hijos, sus nietos, sus sobrinos, o cualquier menor de edad perte-
neciente a la familia extensa86. Las mujeres conseguirán un pequeño descanso
en el cuidado de los menores cuando éstos acudan a la escuela, permitiéndoles
reducir el tiempo dedicado a atender a sus hijos en un 13.9 % (Gráica 3)

A nivel nacional entre la población indígena, en 80.73 % de los casos son las
mujeres las que realizan la limpieza de la vivienda (INEGI, 2012, p. 123). Una
forma de reducir la carga reproductiva dentro del hogar es mediante el uso de
electrodomésticos, pues así se “externalizan” las actividades de reproducción
social con una inversión en tecnología por parte de la unidad económica de
la familia; por ejemplo, una estufa puede reducir hasta tres horas por semana
el tiempo dedicado a proporcionar alimentos (Gammage y Orozco, 2008, p.
26). Sin embargo, factores socioculturales diicultan que las mujeres indígenas
aligeren su carga doméstica mediante el uso de aparatos electrodomésticos,
por la alta marginación que viven, además de que en caso de ocurrir la opor-
tunidad, muchos aparatos requieren que se lean sus instructivos para su uso
(muchos de los cuales, en idioma inglés), y un gran porcentaje de las mujeres
indígenas son analfabetas o analfabetas funcionales, por lo que los adelantos
tecnológicos para el hogar les son sumamente complejos e incomprensibles
(Gutiérrez, 2012, p. 20). Hay que aclarar que el estereotipo de la domesticidad
femenina no es algo exclusivo de las culturas étnicas indígenas, sino que la
ideología del Estado mexicano y los medios masivos de comunicación a nivel
nacional refuerzan esta imagen; por ejemplo, la publicidad de los productos
de limpieza se dirige a las amas de casa (Romero, 2008, p. 31).

86 Por ‘familia extensa’ se entenderá “…aquella que reúne a todos los parientes y personas con vínculos reconocidos como
tales. El concepto se emplea como sinónimo de familia consanguínea. Los vínculos civiles, matrimonio y adopción, al
conferir condición de parentesco, extienden el concepto más allá de la consanguinidad” (Valdivia, 2006, p. 17).

188
En las comunidades indígenas la escasez de recursos hace que la mayoría
de los hogares no cuente con aparatos para facilitarse la preparación de ali-
mentos (refrigerador, licuadora, estufa, horno de microondas, etc.) o resulte
demasiado onerosa la energía requerida para ponerlos a funcionar (gas o luz),
de modo que la mayor parte del alimento lo obtienen de su mismo entorno
y usan leña para realizar la combustión en la cocina. Por ello, la mayoría de
las mujeres indígenas requieren de entre dos y tres horas para preparar sus
alimentos (55.55 %), y un 38.89 % invierte de cuatro a ocho horas en la pre-
paración de los tres alimentos diarios, lo que signiica, por consiguiente, una
mayor carga laboral en el hogar (Gráica 4).

4.2. Socialización de género

Las niñas indígenas son el grupo más vulnerable de la sociedad en México,


pues concentran la subordinación generacional, la desigualdad de género y la
discriminación racial y étnica. Desde la infancia deben de tener claro su divi-
sión de trabajo por sexo y edad, limitándoles su espacio de acción dentro del
hogar y teniendo posibilidades de decisión y representación casi inexistentes
(Sichra, 2004, p. 20). La información estadística a nivel nacional disponible
para evaluar la participación de los menores de 12 años en el trabajo no re-
munerado dentro del hogar es de dudosa iabilidad, pero por lo revisado en
trabajos cualitativos su contribución es importante, sobre todo las niñas que se
desempeñan en el cuidado de los hermanos menores o en la limpieza del hogar
(Pedrero, 2004, p. 428). Desde temprana edad la asignación de roles se da de
manera diferenciada entre la población indígena del medio rural en México. El
27.8 % de las entrevistadas airmó que a las niñas se les inicia en el aprendizaje
de las actividades domésticas, cuando a los niños se les encargan labores en el

189
campo. Es de destacarse que, desde la perspectiva de las mujeres entrevistadas,
16.67 % entendieron que mientras a las mujeres se les encargan labores dentro
del hogar desde la más tierna infancia, los niños no cuentan con ningún tipo
de responsabilidad y pueden dedicarse exclusivamente a jugar (Tabla 1)

Tabla 1.

Responsabilidades infantiles dentro del núcleo familiar de los otomíes del


estado de Querétaro.

Sí hay diferencia No hay diferencia


Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Van a la escuela, hacen 0 0 2 5.56
tareas.
Hacen tareas. 0 0 2 5.56
Van a la escuela. 0 0 2 5.56
Todos se acomiden. 0 0 7 19.44
Tiene sólo hijas mujeres. 0 0 3 8.33
Tiene sólo hijos varones. 0 0 1 2.78
Mujer: en casa. Hombre: 1 2.78 0 0
hacen mandados.
Mujer: limpiar. Hombre: 10 27.78 0 0
juntar basura en el
campo.
Mujer: traer cosas. 6 16.67 0 0
Hombre: nada más juega.
Mujer: casa. Hombre: 2 5.56 0 0
calle.
Total 19 52.78 17 47.22

190
Desde niñas, las mujeres indígenas deben de cumplir con tareas domésticas
predeterminadas, como cuidar de la cocina, cuidar a los hermanos menores,
hacer limpieza, etc., e incluso sus juegos deben de estar orientados a formarlas
en dichas actividades (Calio y Velasco, 2005, p. 8). Las mujeres tienen acotado
sus espacios tanto temporales como físicos en el ámbito del hogar, dirigiendo
todas sus actividades lúdicas, formativas y productivas a ese espacio simbólico
(Huenchuan, 2002, p. 132). Al igual que las responsabilidades infantiles en las
niñas indígenas, los juegos son preparativos de lo que se esperará que sean las
expectativas de vida de los niños. Así, en 50 % de los casos a las y los niños
indígenas se les enseña a crear su perspectiva de género con base en lo que se
espera de ellos: las chicas habrán de orientar sus intereses hacia las relaciones
interpersonales (muñecas), mientras que los hombres encontrarán satisfacción
en objetivar su entorno (carritos). También destacan las respuestas donde a la
niña se le asigna el espacio hogareño para que se desenvuelva, mientras que a
los niños se les pone a su disposición la calle, el espacio público, o el terreno
para recrearse (8.33 %). (Gráica 5.)

En muchas sociedades indígenas la diferencia de género se hace más mar-


cada en cuanto se alcanza la juventud, haciéndose totalmente diferenciadas la
imagen, los modos de comportarse, las tareas y las actividades (Calio y Velas-
co, 2005, p. 3). Desde temprana edad, se prepara a las mujeres indígenas para
estar en casa, tener hijos, hacer el aseo del hogar y tener preparada la comida a
tiempo. Los padres insisten en que las hijas no salgan de la casa ni para asistir
a la iglesia, pues ellas han nacido para estar coninadas en casa preparando
tortillas (Artía, 2003, p. 113).

No obstante, en la actualidad se espera que las jóvenes inviertan menos

191
tiempo en trabajo doméstico cuando asisten durante más tiempo al día y com-
pletan más años académicos en la escuela, redundando en un mayor desa-
rrollo de sus capacidades intelectuales (Gammage y Orozco, 2008, p. 34). En
México, en el año 1970 las mujeres indígenas estudiaban, en promedio, hasta
tercero de primaria; pero para el año 2000 lo hacían hasta primero de secunda-
ria. Aproximadamente la mitad de las mujeres indígenas en México no saben
leer ni escribir. Un gran porcentaje de las mujeres indígenas son analfabetas
o dejaron la escuela por tener que cumplir a las actividades dentro del hogar
(Ecandon, 2003, p. 35).

Sin embargo, la asignación tradicional de roles en los grupos indígenas está


en pleno proceso de transformación, principalmente por la creciente impor-
tancia de la presencia de la mujer en el sistema educativo y por mayor parti-
cipación en el mercado de trabajo (Serrano, 2003, p. 411). Es importante des-
tacar que estas diferencias son interpretadas por las mujeres indígenas (sobre
todo las jóvenes) como injustas y como una forma de discriminación hacia su
persona. Sienten este rechazo por parte de los hombres indígenas de su socie-
dad y por parte del resto de la población no indígena que interactúa con ellas:
maestros, médicos, funcionaros públicos y promotores de desarrollo. No obs-
tante se observan cambios en las nuevas generaciones indígenas, y las jóvenes
tienen una autoestima más alta, una mayor conciencia de su identidad y un
mayor impulso a defender sus derechos (Calio y Velasco, 2005, p. 3).

Al igual que en la infancia, se espera que en la adolescencia las mujeres


se responsabilicen de las labores del hogar, mientras que la obligación de los
hombres es atender el campo (47.22 %). Destaca que en el 5.56 % de los casos,
mientras los deberes de la mujer son para el hogar, en el hombre se les impon-
ga la educación como una forma de orientarlos hacia las labores remuneradas
de mayor caliicación (Tabla 2).

192
Tabla 2.

Compromisos juveniles dentro del núcleo familiar reportado por los grupos
otomíes del estado de Querétaro.

Sí hay diferencia No hay diferencia


Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Escuela, tarea. 0 0 2 5.56
Todos hacen de todo. 0 0 2 5.56
Todos ayudan en el campo. 0 0 2 5.56
Mujer: ayudan en casa. 17 47.22 0 0
Hombre: campo.
Mujer: limpieza. Hombre: 2 5.56 0 0
estudiar.
Mujer: casi no sale de casa. 2 5.56 0 0
Hombre: amigos.
Mujer: aseo. Hombre: hace 2 5.56 0 0
lo que quiere.
Mujer: limpieza. Hombre: 2 5.56 0 0
estudiar.
Total 30 83.33 6 16.67

Desde temprana edad las mujeres indígenas son educadas en la idea de que
el espacio público es sumamente riesgoso para ellas, debido a que otros hom-
bres las pueden acosar sexualmente o engañarlas de muy diversas maneras.
Por ello, deben optar por permanecer en el espacio privado o salir de él, sólo
de manera esporádica y con muchas precauciones (Artía, 2003, p. 100). Para
las mujeres indígenas que inician su edad sexual y reproductiva a temprana
edad, la adolescencia es la traspuerta de lo que serán en poco tiempo sus com-

193
promisos como mujer al frente del hogar. Así, destaca que en un porcentaje
signiicativo las entrevistadas asuman que desde la pubertad y la adolescencia
la mujer indígena debe ser consciente que para ella no habrá diversión y harán
el quehacer en casa, mientras que el joven hombre puede ir a entretenerse a la
plaza (16.67%). (Tabla 3.)

Tabla 3.

Esparcimiento juvenil reportado por los grupos otomíes del


estado de Querétaro.

Sí hay diferencia No hay diferencia


Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Todos trabajan en campo. 0 0 1 2.78
Se pasean en familia todos juntos. 0 0 1 2.78
Van a la cancha a jugar y buscar pareja. 0 0 3 8.33
Mujer: en casa. Hombre: en calle. 12 33.34 0 0
Mujer: sólo quehacer. Hombre: sólo 7 19.44 0 0
trabajo en campo.
Mujer: ve televisión o hace tarea. 5 13.89 0 0
Hombre: en calle.
Mujer: no diversión. Hombre: se va a 6 16.67 0 0
la plaza.
Mujer: quehacer. Hombre: tomar. 1 2.78 0 0
Total 31 86.11 5 13.89

Las mujeres indígenas suelen estar peor pagadas que los hombres indíge-
nas, aun desarrollando las mismas actividades productivas. No sólo eso, sino

194
que también las condiciones laborales de las mujeres indígenas son menos fa-
vorables.

1. Oposición cultural a que las mujeres tengan ingresos propios.

2. Mayores niveles de desempleo en mujeres.

3. Las mujeres indígenas trabajan más, porque el trabajo productivo no


las exenta de su trabajo reproductivo.

4. El trabajo de las mujeres se ubica como de medio tiempo. En México,


70 % de los trabajos de medio tiempo son ocupados por mujeres.

5. Las mujeres suelen ocupar labores de menor remuneración y presti-


gio, muchas veces siendo ellas las empleadas de los hombres.

6. En general, a las mujeres en el medio rural se les paga 30% de lo que


un hombre recibe por el mismo trabajo (González, 2002, p 495).

Se espera que el proceso formativo, en cuanto a la asignación de roles, se


encuentre consolidado para cuando las personas formen vida en pareja. Así,
en las comunidades indígenas se establece que en 41.67 % de los casos, la mu-
jer se dedique a la casa mientras que el hombre al campo; y más concretamen-
te, en 38.89 % de los casos se asume que el hombre trabajará y llevará ingresos
a la casa, mientras que la mujer hará labores en el hogar, donde al no ser re-
tribuidas económicamente no se cuenta como un trabajo. Sólo en un pequeño
porcentaje (8.33 %) el trabajo es realizado por igual, entre el padre y la madre
(Gráica 6).

195
El uso del tiempo libre es un claro relejo de la asignación de roles por
género y de los papeles sexuales socialmente admitidos. Por lo general, a la
mujer se le encomienda el trabajo doméstico y hacerse cargo de las y los niños,
mientras que para el hombre es tradición que haga trabajo extra doméstico
y participe en actividades públicas (Inmujeres, 2003, p. 35). Las mujeres que
salen solas a la calle son reprimidas socialmente de diversas formas. En una
gran mayoría, los hombres indígenas o no, acosan sexualmente a las mujeres
con comentarios de índole sexual, tocando sin consentimiento a las mujeres e
incluso hay violaciones. Las mujeres indígenas parecieran ya haber normaliza-
do estas diferencias y reportan que las mismas mujeres difaman a las mujeres
que salen solas a la calle, airmando que salen a prostituirse o a tener relaciones
sexuales extramaritales (Mejía, 2010). Por tanto, las mujeres que en el mundo
indígena tratan de hacer valer sus derechos de género son fuertemente criti-
cadas, especialmente por sus propias congéneres, siendo así que ellas mismas
son las que reairman su propia dominación y sumisión al hombre (Calio y
Velasco, 2005, p. 3).

Resulta sumamente revelador la incidencia del machismo entre la pobla-


ción indígena, a través de cómo se lleva a cabo el tiempo de esparcimiento
de manera diferenciada en las mujeres y en los hombres. Así, 8.33 % de las
mujeres airma que deben pedir permiso a su pareja para entretenerse; 11.11
% airma que las mujeres nunca paran de trabajar mientras que su pareja se
entretiene tomando; otro 11.11 % airma que las mujeres se quedan en casa
mientras que los hombres ingieren alcohol; e incluso un 13.89 % de los casos
reporta que mientras la mujer se entretiene dentro de la casa, el hombre no
sólo se emborracha sino que acude con prostitutas (Tabla 4).

196
Tabla 4.
Entretenimiento de personas unidas entre los
otomíes del estado de Querétaro.

Sí hay diferencia No hay diferencia


Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Los dos en casa. 0 0 7 19.44
No hay descanso para 0 0 6 16.67
ambos.
Salen juntos a la calle. 0 0 1 2.78
Mujer: hace más 5 13.89 0 0
quehacer. Hombre: sale
a tomar.
Mujer: casa. Hombre: 5 13.89 0 0
con amigos y
prostitutas.
Mujer: casa. Hombre: 4 11.11 0 0
tomar.
Mujer: pide permiso 3 8.33 0 0
al esposo. Hombre: es
libre.
Mujer: sale con 5 13.89 0 0
parientes. Hombre:
futbol.
Total 22 61.11 14 38.89

197
4.3. Roles en la pareja

En los grupos indígenas Hñähño la noción de masculinidad suele estar


asociada con la idea de dominación y toma de riesgos (González, 2002, p. 484).
La inidelidad es una forma de hacer explícito el ejercicio de poder, asumiendo
que la esposa debe de estar de acuerdo, de manera implícita, con la idea de que
el que hombre ejerza su supuesto derecho de mantener relaciones sexuales y
reproductivas con varias mujeres a la vez (Figueroa-Perea, 2010, p. 132). En
la Convención de “Cultura y Derechos Indígenas llevada a cabo en 1995, en
San Cristóbal de las Casas, por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), durante la mesa ‘Situación, derechos y cultura de la mujer indígena’
surgió la inidelidad masculina como un tema de gran malestar y preocupa-
ción entre las mujeres indígenas de México (Hernández, 2000, p. 9). En los
varones indígenas la tendencia a tener relaciones extramaritales es grande, de
modo que 1 de cada 25 hombres casados, o unidos, reconocen tener hijos fuera
del ámbito conyugal (Rodríguez, 2009, p. 12). Conforme transcurren los años,
en el núcleo familiar de la población indígena estudiada se observa que en
la mayoría de los casos se interpreta que esta relación se mantiene constante
(50.0 %). Pero entre las mujeres que airmaron que la relación cambió, la ma-
yoría fue para empeorar: en 11.11 % de los casos el marido la abandonó para
irse a vivir con otra mujer; 5.56% airma que ahora su marido le es iniel; 8.33
% asevera que ya no hay tiempo para convivir en pareja; ahora ella también
tiene que ir a trabajar (16.67 %); su esposo ejerce hacia ella mayor violencia
verbal por medio de regaños y comparaciones (16.67 %). Sólo 5.56 % conside-
ra que su relación ha mejorado (Tabla 5).

198
Tabla 5.

Evolución en las relaciones de pareja entre los grupos


otomíes del estado de Querétaro.

Considera que sí Considera que no


cambian las relaciones cambian las relaciones
de pareja de pareja
Frecuencia Porcentaje Frecuencia Porcentaje
Relación constante. 0 0 18 50.0
El marido la 4 11.11 0 0
abandonó.
El esposo ahora le 2 5.56 0 0
es iniel.
Ya no hay tiempo 3 8.33 0 0
para estar en pareja.
Ahora ella tiene 1 2.78 0 0
que ir también al
campo.
El esposo regaña a 6 16.67 0 0
la esposa más.
La relación ha 2 5.56 0 0
mejorado.
Total 18 50.0 18 50.0

Con respecto a la toma de decisiones importantes para la familia, en Méxi-


co pareciera (al menos de manera declarada) que hay una equidad de poderes
por género, ya que un 50 % airma que el esposo y la esposa deben discutir

199
en plano de igualdad sus preferencias, mientras que en 40 % de los casos se
incluye a toda la familia en la toma de decisiones. Empero, sólo 3 % reconoce
que la mujer sea la que tome la dirección, mientras que 7 % reporta que es el
hombre quien impone su voluntad (Inmujeres, 2003, p. 41). En general, parece
que en México hay más consenso que conlicto en las parejas sobre la toma de
decisiones reproductivas. A pesar de ello, características como el pertenecer a
un medio rural, o a un estrato socioeconómico bajo, hacen que la fecundidad
tienda a ser más por imposición masculina que por acuerdo entre los cónyu-
ges. Del mismo modo, entre los grupos indígenas es frecuente que la responsa-
bilidad (y la sanción por ello) de la adopción de un método anticonceptivo sea
responsabilidad completa de la mujer (Rodríguez, 2009, p. 11).

Con todo y que entre las y los miembros de los grupos indígenas suele
haber expresiones de afecto en la familia extendida y en amplias relaciones de
amistad, hacia el interior de la pareja la comunicación en la intimidad no es
muy frecuente. En general, los indígenas tienen carencia de educación sexual y
esto persiste en gran parte debido a los tabúes que existen para hacer explícito
ese tema. Sin embargo, las organizaciones de mujeres indígenas con frecuencia
han abogado para que no haya violencia sexual dentro de la pareja y que la
toma de decisiones con respecto a la intimidad sea consensuada, así que ésta
es una tendencia lenta pero irme para eliminar los tabúes con respecto al sexo
y hacer de la vida en pareja una actividad más democrática (Calio y Velasco,
2005, p. 19).

Una gran cantidad de parejas pertenecientes a estos grupos indígenas


Hñähño del estado de Querétaro no discuten ni llegan a acuerdos sobre su vida
sexual y reproductiva. Sobre el número de hijos por tener, una mitad aborda
el tema en pareja, mientras otra mitad guarda silencio al respecto. El uso de
anticonceptivos es un tema que se discute de manera consensuada (58.33 %),

200
pero hay parejas en las cuales, al parecer, la mujer hace uso de anticonceptivos
sin el consentimiento de su pareja, tanto por parte de la mujer (8.33 %) como
del hombre (5.56 %). En el caso de las relaciones sexuales, éste pareciera ser un
aspecto que los indígenas de Querétaro más abordan abiertamente (63.89 %).
No obstante, sobresale que 5.56 % de las mujeres airma que el hombre toma la
iniciativa en temas sexuales, con o sin su consentimiento, y que en ningún caso
la mujer se impone al hombre en cuestión sexual (Gráica 7).

Cabe resaltar que en el reporte preparado por Inmujeres (2014) como parte
de los avances ante la ‘Declaración y Plataforma de Acción de Beijing’, se indi-
ca que, como un apoyo a la formación de las mujeres para la erradicación de
la violencia de género e intrafamiliar, se han incorporado a la Ley General de
Acceso de la Mujer a una Vida Libre de Violencia 166 agencias especializadas
de procuración de justicia, 66 refugios para mujeres víctimas de violencia, y
11 centros de justicia para las mujeres, bajo el modelo de concentrar en un
solo lugar a las instancias gubernamentales, judiciales y de la sociedad civil a
in de atender a mujeres víctimas de violencia, aun cuando “queda pendiente
desarrollar un modelo de atención para la violencia contra las mujeres y niñas,
especíicamente orientado a la población indígena, con perspectiva de derechos
humanos e interculturalidad para que las mujeres indígenas puedan acceder a
esos servicios”, así como el desarrollo de programas de atención en “derecho a
la salud de la mujer en todas las etapas del curso de vida, educación integral en
sexualidad, políticas públicas de salud mental con perspectiva de género, aten-
ción a la salud de las mujeres indígenas con servicios de traducción disponibles,
integración de la perspectiva intercultural, particularmente, para la atención del
embarazo parto y puerperio, atención obstétrica y ginecológica para las mujeres
privadas de su libertad, acciones para disminuir la fecundidad y el embarazo en
adolescentes”. (Inmujeres, 2014).

201
5. Derechos Humanos y perspectiva ética
El conocimiento de la problemática de las mujeres indígenas, acompaña-
do del respeto a los valores culturales de los pueblos, obliga a una serie de
relexiones por parte de la sociedad y de las propias comunidades indígenas
con la inalidad de trabajar en torno a condiciones sociales, económicas y cul-
turales que permitan el ejercicio de los derechos de las mujeres en su carácter
individual y como integrantes de una comunidad indígena, y asimismo en la
construcción de relaciones equitativas entre hombres y mujeres sin afectar la
libre determinación de los pueblos indígenas, su derecho a una vida libre de
violencia, su derecho a la educación y a la salud, entre otros (Torres-Villarreal
y Morales Gil de la Torre, 2010). Los resultados del presente trabajo de inves-
tigación, similares a los encontrados en Torres-Villarreal y Morales Gil de la
Torre (2010), muestran la percepción de las mujeres jóvenes indígenas sobre
aquellos valores y prácticas que favorecen o diicultan el ejercicio de su auto-
nomía, o que validan las condiciones y capacidades que permiten hacer, decir
o decidir en cuanto a las diferentes aristas en torno a sus derechos humanos.

Hasta el momento, la construcción de la percepción de las mujeres indíge-


nas sobre las condiciones de vida se ven inluenciadas, principalmente, a través
de la identidad familiar y comunitaria, de la inluencia de pares, de autoridades
locales, etc., pero difícilmente a partir de la toma de decisiones y de un pro-
yecto de vida derivado del ejercicio de su autonomía. Incluso, se hace evidente
cómo la mayor parte de las mujeres de una comunidad que vive en condicio-
nes de exclusión y discriminación, limitan la construcción de identidades y
proyectos de vida donde su identidad tenga una íntima relación con la función
reproductiva, la maternidad, las actividades domésticas, extra domésticas y
productivas de la familia. El matrimonio pareciera ser un ritual asociado a la
regulación y al control de la sexualidad, aspecto éste opuesto a los ‘nuevos de-
rechos’ que implican el derecho a salir de sus comunidades, el derecho a tener

202
novio, el derecho a escoger pareja y el derecho a dejarla, el derecho a decidir
sobre su sexualidad, su cuerpo, y las opciones de cuidado, recreación, ocupa-
ción, etcétera. (Torres-Villarreal y Morales Gil de la Torre, 2010.)

Asimismo, la violencia que viven las mujeres indígenas, en cualquiera de


sus manifestaciones, es una forma de ejercicio de poder y dominio, e implica
la existencia de relaciones inequitativas y desiguales entre integrantes de una
comunidad, de una familia, de una pareja. Por tanto, el derecho a una vida li-
bre de violencia se constituye en la oportunidad para acceder al disfrute de los
derechos de la mujer, sin la “existencia de limitaciones arbitrarias provocadas
por actos u omisiones” (Inmujeres, 2014) de una o varias personas de manera
temporal o permanente, que reduzcan o anulen el ejercicio de sus derechos.
El ejercicio de la violencia contra las mujeres indígenas ocurre en diferentes
momentos de su vida y adquiere distintas expresiones. Su manifestación co-
mienza en la cotidianidad, en su cuerpo, en el embarazo forzado, en el acceso
diferencial a los pocos recursos como alimentación, educación, salud, recrea-
ción, en la violación, el maltrato, la eliminación de su autonomía, presencia,
identidad, hasta la pérdida de su dignidad.

Su identiicación, relexión, comprensión y actuación en torno a las condi-


ciones de inequidad que viven debido a su alta marginación social, la elevada
precariedad de condiciones de vida y la construcción de género social para su
actuación individual, son elementos fundamentales que posibilitan la reorga-
nización, deconstrucción y construcción de un tejido social que permitan o
anulen el desarrollo de hombres y mujeres en relaciones de equidad.

La relexión, desde la ética aplicada, permite considerar que los problemas


morales surgen a partir de las relaciones que se establecen entre seres humanos
así como del surgimiento de nuevos dilemas éticos derivados de la transcultu-

203
ración hacia el multiculturalismo, de la sustitución de valores provocada por
la globalización, por la migración y por los medios masivos de comunicación,
donde la prescripción de valores y normas tradicionales ilosóicas, religiosas
o políticas, y por la relación pública desigual entre hombres y mujeres, posibi-
litan los crímenes de la humanidad de las explotaciones cotidianas de hombres
y mujeres, sobre todo en condiciones de desventaja social.

6. Conclusiones

La información recopilada en el trabajo de campo devela que las mujeres


indígenas del grupo otomí del medio rural en el estado de Querétaro, se ha-
llan en un proceso de transición cultural en cuanto a la asignación de papeles
por género dentro del núcleo familiar, pues mientras las mujeres con nietos y
nietas aceptaban resignadamente su coninamiento al ámbito doméstico, las
mujeres jóvenes, y aun sin descendencia, demandan participar de manera más
equitativa en los espacios públicos.

Para la mujer indígena la carga de trabajo dentro del hogar es abrumante,


consumiendo el día de principio a in. Dos factores son los que ocasionan esta
sobreexplotación laboral doméstica. Por un lado, las mismas condiciones de
pobreza, donde por el rezago gubernamental en la dotación de servicios públi-
cos, se carece de aquellos bienes que facilitarían la labor en casa (agua, drenaje,
luz, gas, servicio de recolección de basura, etc.). Por otro lado, persisten los es-
tereotipos de masculinidad que sancionan a los hombres otomíes que colabo-
ran en el quehacer doméstico y en el cuidado de otras personas, asumiéndose,
en este grupo étnico, que estas actividades son un rol exclusivo de las mujeres.

204
En cuanto a la formación de las relaciones de pareja, es donde pueden iden-
tiicarse comportamientos sociales más positivos en cuanto a relaciones equi-
tativas de género. Si bien aún persisten patrones culturales dentro del grupo
familiar que toleran las manifestaciones machistas más cuestionadas (inideli-
dad, alcoholismo, prostitución, negar la educación a niñas y jóvenes, condicio-
narles la posibilidad de salir a la calle sin aprobación del hombre, entre otras),
la mayoría de las mujeres otomíes identiican las desigualdades de género y
les causan desagrado. Para las mujeres de edad avanzada, las inequidades son
asimiladas no como naturales y necesarias, sino como impuestas y represivas,
aunque no puedan hacer nada más allá de manifestar su inconformidad en
espacios reservados. En los hogares Hñähño de las mujeres jóvenes existe un
proceso de transformación, donde se empieza a formar a las y los niños en la
paridad87 de derechos y se da la apertura en pareja hacia la toma de decisiones.

En diversos foros feministas realizados en México, las mujeres indígenas


han manifestado su preocupación por la inidelidad de sus parejas, y atribuyen
a esta conducta la violencia física y verbal hacia ellas, el desvío de recursos ha-
cia el exterior del núcleo familiar, las enfermedades ginecológicas y, inalmen-
te, la disolución del vínculo de pareja. Por ello, habrían de realizarse estudios
exploratorios en los adolescentes y adultos de la comunidad indígena Hñähño,
analizando cómo es que se ligan las nociones de masculinidad y promiscuidad.
El matrimonio, en algunos casos, cuando se desee la unión en pareja, se cons-
tituye en un contrato legal que permite a las mujeres indígenas ampararse más
eicazmente en caso de inidelidad o abandono.

El desempleo o la desocupación en la familia mexicana tienen impactos si-


lenciosos, dramáticos, en la constitución familiar, que se agravan en condicio-

87 A diferencia de en la cultura occidental, donde se maneja la equidad de género como ‘igualdad’ de oportunidades, en el
mundo indígena los hombres y las mujeres forman parte de una dualidad complementaria donde las relaciones de poder
entre hombre y mujer se nivelan mediante la metáfora “caminar al parejo” (Marcos, 2008, p. 24).

205
nes de muy alta marginación que viven nuestros pueblos indígenas en zonas
rurales. El compromiso social es dotar de condiciones diversas que permita
un desarrollo comunitario rural Hñähño con perspectiva ética, que a su vez
se comprenda, se visualice y se aplique en las distintas sociedades mexicanas y
ante la normalización, se cuestione constantemente si esto es lo que permite o
elimina el derecho humano en la población. El crecimiento de todos, permite
el desarrollo de los pueblos, el predominio de condiciones de desigualdad ex-
trema, limita este desarrollo, y tarde o temprano regresa la afectación a quienes
han vivido de la desigualdad.

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210
Un êthos nuevo cifrado en el cuerpo

Jorge Vélez Vega88*

Introducción

Siendo el siglo XXI nuestro tiempo histórico, en el cual vivimos y en el cual


se conforma nuestra experiencia, estamos obligados a relexionar y a criticar
los movimientos que en él ocurren: las acciones políticas, los conlictos tanto
globales como regionales, los avances y problemáticas producto de la tecno-
logía, la crisis ecológica, la preocupación por la existencia de los animales no
humanos, entre otras problemáticas. Al realizar esto no sólo se relexiona so-
bre la problemática, sino que se relexiona sobre uno mismo. Al menos esto es
lo que se espera del sujeto pensante, que al tiempo que piensa y relexiona una
problemática, su êthos o actitud se transforma; o sea, que se transforma a sí
mismo. Esta es una de las consignas más importantes que la ilosofía tiene con
su tiempo. Sin embargo, la realidad nos presenta un panorama muy desolador:
el humanismo ha experimentado una suerte de fracaso y, más bien, se piensa
en un post y un transhumanismo; la participación política de los ciudadanos
es casi nula cuando se trata de transformar sus condiciones de existencia; ante
la crisis ecológica el dispositivo de seguridad se está viendo rebasado y ya se
prevé el desastre. Aquí el problema es que se olvida el presente como espacio
de transformación del futuro. Más bien, el tiempo presente ha llegado a ser un
lugar de transición de la crisis, donde no importan los argumentos y las evi-
dencias para transformar la situación; simplemente se espera el desastre. Y a
pesar de este panorama, se mantiene en cada individuo ese êthos o esa actitud
con su presente, aunque sea a la distancia, pero recluido en sí mismo. Es en esta
reclusión de sí mismo donde el cuerpo juega un papel sumamente importante.
88 * Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro.

211
El cuerpo, en su producción de fuerza inmanente, ha encontrado maneras de
expresarse y de resistirse a cierto poder que lo agobia. Asimismo, el cuerpo
se ha vuelto un espacio de lucha y confrontación. Esto es lo que nos interesa
y en lo que ahondaremos a continuación. El camino trazado se divide en dos
puntos: a) el cuerpo como obra de arte, y b) el cuerpo como laboratorio. A
partir de estos puntos daremos cuenta de esta moralidad nueva que se cifra en
el cuerpo, y que se nos presenta como êthos o actitud con relación al presente.

a) El cuerpo como obra de arte.

Puedo ir hasta el in del mundo, puedo esconderme, de mañana,


bajo mis mantas, hacerme tan pequeño como pueda, puedo dejar-
me fundir al sol sobre la playa, pero siempre estará (mi cuerpo) allí
donde yo estoy.

M. Foucault, El cuerpo utópico.

En este apartado revisaremos la postura de Michel Foucault en sus últimos


años y en sus últimas entrevistas. Es el momento que le ha sido caracterizado
por otros ilósofos como el del pensador esteticista, pero nosotros rastreare-
mos la preocupación de la ética como ámbito de la libertad: la ética como
práctica de la libertad. Siguiendo esto veremos, en primer lugar, qué quiere
decir Foucault al momento de hacer al cuerpo una obra de arte y, en segundo
lugar, las implicaciones que surgen en nuestro tiempo.

212
En 1984, año de la muerte de Foucault, se publican dos entrevistas que para
nosotros resultan harto importantes, pues no sólo hacen explícita la metodo-
logía de este pensador, sino que nos muestran un gesto de nuestro presente en
relación con la moral y su transformación. En una interrogante: ¿Qué cambios
está atravesando la moral a inales del siglo XX?

Para responder esa pregunta, primero dirijámonos a la entrevista titulada


La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad89 (2012), pues aquí encon-
tramos lo que Foucault entiende por êthos. El êthos, o actitud, es una relación
con uno mismo, algo que se trabaja y constantemente se va transformando.
Siempre es una relación consigo mismo. Sin embargo, su estructura relacio-
nal no se agota en el individuo o en el sí mismo, sino que puede abarcar a los
otros, pues entra en juego la manera de ser, la manera de hablar y de dirigirse
a los otros, la forma en que el otro será reconocido y, a su vez, reconocerá al
que tiene en frente. Y esto mismo resulta un problema que tiene que ver con la
libertad. Foucault (2012) lo expresa de la siguiente manera:

Los griegos, en efecto, problematizaban su libertad, y la liber-


tad del individuo, como un problema ético. Pero ético en el senti-
do en el que podían entenderlo los griegos: el êthos era la manera
de ser y la manera de comportarse. Era un modo de ser del sujeto
y una manera de proceder que resultaban visibles, para los otros.
El êthos de alguien se relejaba a través de su vestir, de su aspecto,
de su forma de andar, de la calma con la que respondía a todos los
sucesos, etc. (pp. 398-399).
89 Foucault, M. (1984a). “L’éthique du souci de soi comme pratique de la liberté”, en: Dits et écrits. Vol. II: 1976-1988.
France: Éditions Gallimard, 2012, pp. 1527-1548. En español puede seguirse la edición y traducción realizada por Ángel
Gabilondo en: Foucault, M. (1999). “La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad, en: Estética, ética y herme-
néutica. Barcelona: Paidós, 1999, pp. 393-415.

213
El otro siempre está incluido, pues si el otro lo reconocía como un hombre
honorable, en tanto que su êthos lo era, entonces se podía poner como ejemplo
a la ciudad. Un êthos hermoso, bello, honorable, estimable y demás, sólo se
podía conseguir si uno trabajaba constantemente sobre sí mismo. Recordemos
que se buscaban estos caliicativos porque esa sociedad antigua giraba en torno
a areté, o virtud, y las diferentes éticas se planeaban hacia ese in. Continuemos
diciendo que, en todo caso, el êthos era perfeccionable, más que perfecto en
sí. Y sin duda alguna, la gran apuesta en esto era la libertad. Sólo a través de
ella el individuo podía relacionarse consigo mismo en tanto podía llegar a ser
el hombre que se da su propia ley (autónomo). Esto lo podemos entender en
contrapartida al esclavo, quien por no ser libre tenía que estar atado a las deci-
siones de otro, quien en todo caso era el hombre libre de la polis. Del esclavo,
incluso, se decidía sobre su vida o su muerte.

Sin embargo, Foucault advierte que este trabajo sobre sí mismo, este cuida-
do de sí, se fue minimizando y despreciando, confundiéndose más con un tipo
de amor propio que deviene en egoísmo. Esta operación fue llevada a cabo por
el cristianismo (Foucault, 1984a, p. 397). Dicha religión, que a su vez fue una
forma de vida y una forma de gobierno, impuso la salvación a través de la re-
nuncia a uno mismo. Establece un tipo de moral que, en cierto sentido, limita
el trabajo sobre uno mismo y sólo se deja a cierta normatividad o a un código
moral ijo, estático, impuesto por la ‘voz divina’. Así, uno renuncia a sí mismo,
a sus deseos, por mor de la salvación y del amor divino, o ya sea por temor al
castigo y al inierno.

En Une esthétique de l’existence (1984b) Foucault es más preciso en esto:


cómo la moral se ha transformado con el cristianismo, que ha impuesto ciertas
normas de comportamiento, buscando únicamente la obediencia.

214
... en el cristianismo, con la religión del libro, la idea de una
voluntad de Dios, el principio de una obediencia, la moral toma-
ba mucho más la forma de un código de reglas (solamente ciertas
prácticas ascéticas estaban más ligadas al ejercicio de una libertad
personal). (p. 1550).90

Esto se contrapone a las éticas antiguas, cuyo in no era otro más que la
airmación de la libertad. El devenir un sujeto moral, el buscar una nueva éti-
ca para la vida personal, eran una expresión del hombre libre que buscaba
reairmar su libertad, que podía ser reconocida por el otro y ser tratada como
ejemplo. Esto signiicaba elaborar la vida como una obra de arte (“Cette élabo-
ration de sa propre vie comme une oeuvre d’art personnelle...”) (Foucault, 1984b,
p. 1550).

Ante eso que ya no somos, griegos antiguos, y ante lo que vamos dejando de
ser, cristianos, se va siendo de otra manera91 y se transforma la vida, esa forma
de elaboración, y se busca ahora una estética de la existencia. Un êthos que se
mueve en torno a una estética de la existencia. Es aquí, en esta estética, donde
se sumerge el cuerpo. La recuperación del cuerpo, tras la superación de la re-
nuncia de sí impuesta por el cristianismo, hace de alguna manera su expresión
y su confrontación con los mecanismos de poder.92 En esta nueva forma, en
90 En el original francés: “...dans le christianisme, avec la religion du texte, l’idée de Dieu, le principe d’une obéissance, la
morale prenait beaucoup plus la forme d’un code de règles (seulement certaines pratiques ascétiques étaient plus liées à
l’exercice d’une liberté personnelle”. (T. del A.).

91 Aquí sigo la idea de Gilles Deleuze (1990): En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (lo que ya no somos) y
lo que estamos siendo: la parte de la historia y de lo actual. La historia es el archivo, la coniguración de lo que somos y
dejamos de ser, en tanto que lo actual es el esbozo de lo que vamos siendo. (p. 160).

92 Aquí no podemos prescindir de Friederich Nietzsche (2011), quien es uno de los primeros que apuesta por la recupe-
ración del cuerpo a inales del siglo XIX: El cuerpo es una gran razón, una pluralidad dotada de un único sentido, una
guerra y una paz, un rebaño y un pastor.

215
este nuevo êthos, el cuerpo airma su libertad. Airmación que ya no busca
seguir un patrón de lo bueno, de lo hermoso, o de lo honorable, simplemente
de algo diferente, que tal vez puede enlazar con una identidad o con alguna
forma de vida. Pero ante esto, que es secundario, la airmación de la libertad y
la confrontación a un código de reglas es lo principal.

Para hacer evidente esta confrontación entre la estética de la existencia y


los mecanismos de poder, en la que el cuerpo se convierte en lugar de con-
frontación, tomemos el ejemplo del tatuaje: muchas generaciones han pasado
para que el tatuaje, de alguna manera, sea aceptado en nuestra sociedad. Los
hombres, que airmaban su libertad a través de éste, tuvieron que confrontar
los prejuicios que la sociedad les imponía, desde la homosexualidad hasta la
delincuencia. Estos prejuicios funcionaban como un mecanismo de poder y
control: lo que buscaba era, de algún modo, tener cuerpos limpios y trans-
parentes., que nada se escondiera bajo la piel. Lo que lleva a pensar que ese
mecanismo buscaba limitar la libertad y controlar la expresión del cuerpo. El
cuerpo quiere hablar, expresarse, y una manera de hacerlo fue por medio del
tatuaje. Y su expresión se tornó resistencia. Pues en una sociedad de control,
como la de inales del siglo XX y comienzos del XXI, portar un tatuaje era
pretexto para no ofrecer trabajo. Sin embargo, ante la prohibición, el cuerpo
seguía exigiendo su expresión. Lo cual, al enfrentarse a la restricción, el cuer-
po encontró los medios para resistirse al poder. Hoy en día, ya no parece tan
extraño saber que la persona que nos atiende en un supermercado, o en una
empresa, o en una tienda departamental, o en la academia, porte un tatuaje.
Pero para lograr esto, el cuerpo tuvo que resistirse al poder y, con base en esa
resistencia, logró cambiar de alguna manera el pensamiento y los prejuicios
Instrumento de tu cuerpo es también tu pequeña razón, hermano mío, a la que llamas ‘espíritu’, un pequeño instrumento
y un pequeño juguete de tu gran razón.
Dices ‘yo’ y estás orgulloso de esa palabra. Pero esa cosa aún más grande, en la que tú no quieres creer, tu cuerpo y su gran
razón: ésa no dice yo, pero hace yo. (p. 78).

216
que se tenían del hombre tatuado, al grado de hacerlo aceptable en nuestra so-
ciedad. Aquí identiicamos el êthos como airmación de la libertad. Un sujeto
que tiene la voluntad de ser libre y resistirse al poder.

A diferencia de esto, del hombre que porta tatuajes en una empresa, en-
contramos toda una colectividad que porta tatuajes distintivos, que los hace
reconocerse entre ellos y para con los otros. Esto es muy casual en los grandes
grupos delictivos (aunque no tenemos que ligar tatuaje con delincuencia). El
tatuaje sirve también como dispositivo de subjetivación. Es un referente ex-
plícito al saber quién se es y a quiénes se pertenece. Lo que, a su vez, indica
lo que se puede hacer. Marca un camino en la normatividad moral y en la
acción política, sin duda. De algún modo el cuerpo se expresa para tener un
referente de su identidad. Aquí el cuerpo se expresa en su êthos, pues no sólo
se identiica y se reconoce a sí mismo, sino que hace que el otro lo identiique
y lo reconozca. No por nada las aduanas norteamericanas tienen un catálogo
extenso de tatuajes para identiicar sujetos pertenecientes a grupos peligrosos
o, que al menos, representan un peligro para su sociedad. De la airmación de
la libertad se pasa al reconocimiento por el otro. Aquí de ninguna manera va
implícita la búsqueda de un êthos honorable o hermoso; en todo caso es para
representar miedo al otro por su pertenencia a tal o cual agrupación. Y si pro-
voca este sentimiento se debe a que se reconocen los límites de ese sujeto que,
incluso, en su normatividad, le permiten asesinar. Podemos decir que el tatuaje
en nuestra época sufre un cambio: ya no sólo es una muestra cultural sino que
ha devenido en dispositivo de identiicación, reconocimiento y confrontación
a los mecanismos de poder.

217
b) El cuerpo como laboratorio.

Los redentores no han hecho otra cosa que prepararnos de ma-


neras diferentes a la libertad, es hora de que simulemos que ya la
hemos alcanzado.

P. Sloterdijk, Experimentos con uno mismo.

En este apartado exploramos lo que Peter Sloterdijk ha llamado los “experi-


mentos con uno mismo”, como un tipo nuevo de normatividad, una exigencia
que se tiene con el cuerpo en el siglo XX y que se arrastra hasta nuestros días.
Seguiremos en esta línea, pero con una condición; a saber, que lo haremos para
rastrear y localizar al cuerpo que deviene en espacio de confrontación y lucha.

El placer siempre ha sido un elemento cultural que se encuentra en cons-


tante movimiento y devenir. Tiende a regresar en todas las épocas, por no de-
cir que siempre está presente (Sloterdijk, 2004, pp. 15-16). Podríamos decir
que todo actuar humano es una informe tendencia al placer. Sin embargo hay
momentos en los que el placer se suspende, se hace a un lado, o al menos no se
pone como in último. Aquí de lo que se trata es de entender al cuerpo como
un laboratorio donde se llevan a cabo todo tipo de experimentos en los cuales
el placer sólo es un efecto secundario, y que a través de ello puede deinirse la
mejor vida para ese individuo que experimenta (Sloterdijk, 2003, p. 34). En
esta relación que se impone entre el sujeto, el cuerpo y la experimentación, se
involucra el juego de la autoconservación. Así, el individuo, al experimentar
en sí mismo, se autoconserva, o al menos se tiene esa sospecha. La autoconser-
vación se mezcla con la experimentación y la libertad, con la experimentación

218
y la autonomía. El gesto de la autonomía, entendido como el darse su propia
ley, se valora con más importancia hoy en día a diferencia de otras épocas,
pero en su icción. El impulso de la Ilustración otorgó al individuo el poder
para autodeterminarse. En el sujeto mismo, apoyado en la razón, se halla su
salvación. Ya no depende de alguna instancia trascendente, llámese Dios, para
liberarse de sus cadenas. En el presente basta decir que el sujeto es autónomo y
soberano para cumplir con los designios ilustrados, y esto, a in de cuentas, se
problematiza, pues como advierte Sloterdijk (2003):

Efectivamente, y existe esta contradicción interna porque la


Ilustración presupone lo que justo no puede presuponer, a sa-
ber: la soberanía del individuo. Ésta es la idea más engañosa que
existe... una idea quizá necesaria, imprescindible para la cultura
moderna, aunque, en el fondo, una terrible quimera. Se le podría
deinir como la icción que permite el buen funcionamiento de
la Modernidad. Actualmente, los individuos son per se libres y
soberanos, y con esto basta. (pp. 127-128).

Ficción o no. Quimera o no. La autonomía y la soberanía en el sujeto, en-


trada la modernidad, ha puesto en juego esta nueva normatividad con relación
al cuerpo y sus alcances, si no de liberación, al menos sí de crítica y resistencia
al poder. El individuo del siglo XX experimenta sin límite alguno (Sloterdijk,
2003, p. 34). Y no tiene otro lugar más allá de sí mismo que su cuerpo mismo.
En estos experimentos el cuerpo deviene en campo de confrontación y lucha
en muchos sentidos, según la voluntad del individuo: experimentos en la sub-
jetividad, en la sexualidad, en la sensibilidad, en la percepción de la realidad,
en el conocimiento de la realidad (epistemología), etcétera.

219
El caso de la experimentación con drogas ha sido muy especíico en el siglo
XX. Ya sea haschisch, cocaína, mescalina, peyote, hongos visionarios, o LSD,
el consumo no sólo ha sido dejado al placer, y más bien ha tomado diferentes
rutas: la vía terapéutica, la vía re-creativa, la vía espiritual y la vía epistémica.
Los poetas, como Baudelaire, consumían sustancias no sólo por la curiosidad
de una vía espiritual, sino por la potencia que signiicaban para la creación.
Su experimentación más que el placer buscaba la fuga en la creación. Walter
Benjamin, que experimentó con haschisch, no lo hacía con la intención de te-
ner solamente un bello sopor, sino para ver nuevas vertientes epistemológicas
y, en todo caso, para alcanzar “la posibilidad de irrupción de una nueva idea”
(Tackels, 2009, p. 263). De lo que podemos decir que es una alteración sufrida
en el cuerpo que impacta la mente del sujeto, a tal grado que produce una
nueva idea o un nuevo pensamiento. El experimento de Antonio Escohotado
en su Fenomenología de las drogas (2004) ha sido para desmitiicar el consumo
de ciertas sustancias, no sólo describiendo los componentes químicos (lo que
puede hacer cualquier experto en drogas) sino narrando los efectos que se pro-
ducen en el cuerpo. Lo que hace Escohotado, a través de su experiencia cor-
poral, es confrontarse con los ‘juegos de verdad’ impuestos por las diferentes
ciencias, para transformar los prejuicios y las prácticas políticas que se tienen
en contra de los consumidores. El cuerpo deviene en productor de ideas e ins-
trumento de confrontación tanto de los mecanismos de poder como del saber.

La experimentación con las drogas no sólo se enfrenta a una experiencia


con los otros o con la experiencia de estar en el mundo, sino que discute tres si-
glos de epistemología clásica. Ahora veamos un caso de experimentación que
discute más de 2,000 años de sexualidad: es el caso de Beatriz Preciado. Filó-
sofa feminista, que no sólo aboga por él, sino que exige de alguna manera el
transfeminismo como superación de los defectos y deiciencias del feminismo
clásico. Su experimento ataca en forma ferviente el dispositivo de la sexualidad

220
implantado en la tradición occidental. En ella, en su cuerpo, encontramos la
lucha y la confrontación a ese dispositivo: en su superación, Beatriz Preciado
está deviniendo algo diferente, va siendo algo que ya se aleja de la “mujer”, en-
tendido como género. Es bastante sugerente lo que nos expresa en la entrevista
del año 2014:

Es por eso que digo que Testo Yonqui es un “ensayo corporal”.


Ese texto tiene algo particular: releja mi decisión de inventar para
mí un protocolo de administración de testosterona, que general-
mente se le administra a quienes reconocen médicamente como
hombres y tienen una falta de testosterona, o a quienes quieren
un cambio de sexo. Ellos pasan a ser “enfermos”, y la testostero-
na sería la terapia ante ese diagnóstico clínico. Yo decidí tomarla
no para cambiar de sexo, sino porque me interesaba el proceso
de transformación crítica y corporal, y además decidí hacerlo
con dosis mínimas (homeopáticas, por decirlo de algún modo)
y fuera de un protocolo médico. Después quise transformar ese
ejercicio en escritura, y al mismo tiempo empecé a llevar a cabo,
durante los nueve meses que duró el experimento, una investiga-
ción de la historia tanto estética como política de las hormonas.

Testo Yonqui, su libro, es un “ensayo corporal”. ¡Qué idea tan maravillosa!


Aunque también se la podemos adjudicar, con justo derecho, a Escohotado y
su crítica a las drogas. Como ya hemos dicho en forma reiterativa, el cuerpo
deviene en laboratorio de experimentos. Aquí la subjetividad está en juego:
Beatriz Preciado no se considera enferma, no quiere un cambio de sexo, no
quiere ser hombre: quiere dejar de ser mujer, va siendo otra cosa. El enfrenta-

221
miento se da contra el dispositivo de sexualidad que deine los géneros “mas-
culino” y “femenino”. Aquí Beatriz Preciado ha dejado de ser uno o lo otro. El
cuerpo de Beatriz se vuelve llave de apertura hacia una nueva realidad y hacia
la producción de una nueva idea o de un nuevo pensamiento, que se ve rele-
jado en su libro. No es a la inversa, que de lo teórico se vaya a lo práctico. La
práctica situada en el cuerpo lleva a lo teórico en el pensamiento.

No olvidemos nuestro hilo conductor, a saber, el êthos. Tanto en las drogas


como en el experimento de la sexualidad hay una fuerte relación con el pre-
sente, ya sea con el presente de la teoría (como discursos de verdad impuestos),
con el presente de las relaciones de poder (las instituciones que marcan al suje-
to denunciándolo como adicto, o las mismas que siguen imponiendo el dispo-
sitivo de sexualidad), y con el presente en la identidad individual (subjetividad:
quién se es y quién se quiere ser, o quién se va siendo). En esto siempre existe
una relación consigo mismo y con los otros. Cómo se reconoce el individuo y
cómo quiere ser reconocido por los otros. Aquí hay un verdadero trabajo sobre
sí mismo. El experimento en el cuerpo termina siendo un experimento sobre
sí mismo. El cuerpo deviene en llave de transformación de sí mismo y de la
realidad, a partir del experimento.

222
Conclusión

Nuestra consideración no ha sido otra más que la de mostrar esa moralidad


que se cifra en el cuerpo. Moralidad nueva, en tanto que tiene al menos ya un
siglo de vigencia. Y en esta transformación de la moral se hacen perceptibles
las diferencias con otras formas que pertenecen a la antigüedad, la de los grie-
gos y latinos, y la que pertenece a nuestro pasado más reciente, la del cristia-
nismo. En los primeros, el “cuidado de sí” no sólo era una preocupación sino
un constante trabajo sobre sí mismo que no signiicaba otra cosa más que la
airmación de la libertad; en el segundo caso, el “cuidado de sí” se transforma
en un “rechazo de sí” por mor de la salvación, que se basa en la obediencia a
la ‘voz divina’. En la búsqueda de una estética de la existencia, o en los expe-
rimentos con uno mismo, se maniiesta un rescate del cuerpo. El cuerpo no
sólo se recupera, sino que se vuelve espacio de lucha y confrontación a los
mecanismos de poder. El cuerpo, hoy en día, expresa de alguna u otra forma su
relación con el presente, al airmar su libertad: el tatuaje como dispositivo de
identidad o como resistencia al poder; el consumo de drogas como crítica a los
discursos de verdad de los diferentes saberes y confrontación a las políticas en
contra de los consumidores; la transformación de la sexualidad como crítica y
confrontación no sólo del dispositivo de sexualidad, sino también de la teoría
feminista. En todo lo recorrido no se puede imaginar otro imperativo más que
este: “Recuperemos el cuerpo y dejémoslo expresarse”.

223
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Preciado, B. Entrevista publicada en “El espectador” el 4 de febrero de 2014.


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arma-estamos-perdidos-articulo-472161

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224
Dilemas institucionales

en torno al aborto

Jorge Adán Romero Zepeda93


Hilda Romero Zepeda94**

Introducción

Independientemente de los dilemas morales que giran en torno a la prácti-


ca del aborto, hay condiciones culturales, materiales, técnicas y administrati-
vas que diicultan su ejecución dentro de los sistemas hospitalarios, y entorpe-
cen la adecuada impartición de la salud reproductiva y perinatal. Tomando en
consideración lo anterior, en este artículo se relexiona sobre la importancia de
identiicar al aborto como un problema público de salud, y se someten a consi-
deración algunos de los problemas relacionados con su práctica.

Identiicación del aborto como problema de salud pública

Antes que cualquier otra cuestión, habría que ubicar al aborto inducido
como un problema de salud pública, ya que la práctica de este procedimiento,
de manera clandestina, es la causa de altos porcentajes de morbilidad y mor-
tandad femenina (Corda, 2008). Desde la perspectiva de salud reproductiva,
93 Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro.

94 ** Facultad de Ingeniería / Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

225
las mujeres que interrumpen un embarazo no deseado es porque hubo fallas
en los servicios (orientación, educación, disponibilidad, etc.) de planiicación
familiar: la mujer no conocía sobre métodos anticonceptivos; no contó con
una medida anticonceptiva; no usó correctamente el método anticonceptivo;
o el método anticonceptivo que usó no fue el adecuado y falló. En general, se
puede airmar que los abortos inducidos, en un alto porcentaje, son un claro
indicador de una falta de atención por parte de los sistemas de salud para con
la población, ya sea porque no se cuentan con servicios suicientes, o bien por-
que estos servicios resultan inaccesibles a la población (Benson, 1993).

A pesar de las leyes restrictivas sobre el aborto en México, éste es amplia-


mente practicado. Se calcula que 40 % de los embarazos no son deseados, ter-
minando 23 % en nacimientos no deseados y 17 % en un aborto inducido; y de
estos abortos inducidos al menos uno de cada cuatro presenta complicaciones.
Entre las mujeres de bajos ingresos socioeconómicos y del medio rural, existe
el doble de probabilidad de que mueran tras un aborto inducido que entre las
mujeres del medio urbano y con mejores condiciones socioeconómicas. La
razón de esta mayor tendencia hacia la mortandad se debe a que las mujeres
pobres recurren a métodos abortivos más peligrosos, con practicantes menos
capacitados, y que no cuentan o tienen difícil acceso a atención hospitalaria
para cuando se presentan las complicaciones (González, 2000).

Después de los partos normales, las complicaciones por aborto inseguro


consumen la mayor cantidad de recursos gubernamentales destinados a la sa-
lud reproductiva. Durante los años 2000-2001 la atención de complicaciones
por aborto inseguro ocupó, en las instalaciones de los hospitales, alrededor de
600,000 camas, unas 1,500 por día (IPAS 2002). El consumo de recursos de
salud para tratar las complicaciones del aborto fue muy alto, incluyendo costos
como medicamentos, sangre, personal, hospitalización y salas de operación.

226
De hecho, en algunos países se ha reportado un uso hasta de 60 % de los pre-
supuestos destinados a ginecología y obstetricia (Benson, 1993).

Percepción del personal médico con respecto de la práctica del aborto

Estudios previos han puesto en evidencia que las actitudes de los médicos
frente al aborto están inluenciadas por una amplia gama de factores (éticos,
religiosos, económicos, jurídicos, médicos, políticos, etc.). La prestación insti-
tucional de servicios para el ejercicio del aborto, aun en países donde éste se ha
despenalizado, sigue siendo un tema controvertido y delicado; proporcionar o
negar estos servicios está sujeto, en gran medida, a discreción de cada médico.
En México, a pesar del reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de
atender el aborto dentro de la legalidad, importantes sectores de la profesión
médica muestran reserva y oposición a la modiicación de leyes que regulen
su práctica. Al parecer, las posturas morales, religiosas y de género juegan un
papel decisivo para que el médico acepte o no el aborto, haciéndose evidente
en el personal de salud practicante del catolicismo, el cual mostró mayor des-
aprobación al aborto voluntario; no obstante, las mujeres médicas demostra-
ron tener actitudes más liberales para llevar a cabo el aborto sin restricciones
(González, 2000).

El bajo estatus socio-económico de las mujeres que practican el aborto en


condiciones inseguras y los tabúes existentes en torno a la sexualidad, hacen
que la legalización del aborto se convierta en una consigna política de muy
baja prioridad en países del Tercer Mundo (Benson, 1993). En una encuesta
aplicada entre residentes hospitalarios, se concluyó que se atribuía a las mu-
jeres con bajos ingresos que fueron atendidas por consecuencias posteriores

227
al aborto, y que por más que se les explicara la planiicación familiar ellas no
entendían y que continuaban manteniendo relaciones promiscuas; es decir,
desde la perspectiva médica la causa social principal del aborto es una vida
sexual disoluta, propia de las clases iletradas (Checa, 2006), conclusión ésta
que evidencia un desconocimiento o negación del contexto cultural donde la
perspectiva de género juega un papel trascendental en la salud reproductiva.

En este contexto, a las mujeres que han abortado en contadas ocasiones se


les proporciona asesoría sobre planiicación familiar y casi nunca se les da se-
guimiento sobre su recuperación física o apoyo psicológico (González, 2000).
Sólo en contadas ocasiones que se han desarrollado investigaciones piloto ha
habido interés institucional por conocer las necesidades sociales de las mujeres
que han abortado, o procurar desarrollar acciones para que no se dé una rein-
cidencia en un embarazo no deseado (Benson, 1993).

Por sorprendente que parezca, incluso en países donde el aborto es llevado


a cabo en clínicas legales hace décadas, su práctica está rodeada de enormes
diicultades. En los Estados Unidos, durante el año 1985, el 47 % del personal
de salud fue agredido, ya sea mediante amenazas de bombas en las clínicas,
invasiones de manifestantes en las instalaciones de salud, ataques vandálicos,
saturación intencional de llamadas telefónicas e Internet, amenazas de muerte
al personal, e incluso secuestros a ginecólogos. La defensa legal de las clínicas
y la necesidad de contratar seguridad han provocado que los costos operativos
sean exageradamente altos. Por estas razones, en el gremio médico la atención
del aborto es considerada como “poner una lápida a la carrera profesional”,
y por ello a las clínicas se les diiculta conseguir personal caliicado (Gerber,
1990).

228
En el contexto latinoamericano, es frecuente que las mujeres que buscan
tratamiento de aborto se pierdan en un laberinto burocrático antes de ser aten-
didas. La atención por turnos potencializa las demoras por semanas o incluso
meses, y los espacios físicos de atención imposibilitan la conidencialidad en
los procedimientos. Pero, sobre todo, el espacio médico en muchas ocasiones
se convierte en un lugar de regaño y castigo, en cuanto los médicos asumen el
argumento de que el aborto se solicita debido a una irresponsabilidad en el uso
de anticonceptivos. Tales reprimendas pueden convertirse, incluso, en agre-
siones verbales, sobre todo cuando éstas infantilizan el comportamiento de la
usuaria, la retan, la caliican con términos despectivos, o enfatizan la relación
asimétrica entre el médico y la paciente (Checa, 2006).

En México los gremios profesionales de la medicina y la enfermería, o los


gremios practicantes como las parteras, han señalado que la liberación del
aborto crearía serias diicultades a los servicios de salud, pues habría un au-
mento desmesurado en la demanda de este procedimiento (González, 2000)
pese a que la evidencia no lo ha demostrado. De la misma manera, esta ar-
gumentación en contra de la liberación del aborto --en el caso del Distrito
Federal, donde esta práctica es permitida-- no ha logrado aún contribuir signi-
icativamente a disminuir los índices de mortandad materna (Morales, 2007).

Deiciencias técnicas respecto a la ejecución del aborto

Sin lugar a dudas el aborto es una de las prácticas médicas más difíciles de
estudiar, aun en los países donde ha sido despenalizado; además, las encuestas
para medirlo están llenas de subestimaciones o son generadas a partir de aná-
lisis secundarios. Cuando el aborto no ha sido despenalizado y en su contexto
cultural es un tema tabú, su práctica se lleva a cabo en condiciones que atentan

229
contra la misma sociedad, donde sólo el hecho de buscar información puede
incluso poner en riesgo la integridad de los investigadores, pues quienes prac-
tican los abortos desean evitar ser descubiertos por la ley. Es frecuente que los
abortos intencionales sean registrados como abortos espontáneos, o incluso
sean encubiertos mediante otro tipo de prácticas médicas, como el Papanico-
laou (UN, 1992).

En un estudio realizado entre personal médico y de enfermería en México,


se reveló que una de las principales razones por las cuales ellas y ellos no prac-
tican abortos es porque en su formación académica se les dio una capacitación
muy limitada sobre el tema, y no se sienten capacitados para llevar a cabo esta
intervención, derivando, incluso, en que diversos especialistas de la salud cu-
bran esta incompetencia profesional no revelando a sus pacientes cómo hacer
un aborto, pero argumentando en su lugar razones morales y religiosas para
no llevar a cabo este procedimiento (CEPED, 2005). Asimismo, estudios rea-
lizados en varios países de América Latina en cuanto a atención post-aborto,
han evidenciado que el personal no tiene conocimientos técnicos suicientes
para atender las complicaciones; el procedimiento para atender las infecciones
es deiciente y el seguimiento a las mujeres una vez que salen del hospital es
errático y muchas veces inexistente (INOPAL, 1998). La formación universi-
taria tampoco le da a los especialistas de la salud las herramientas necesarias
para comprender cabalmente los aspectos jurídicos del aborto, y la mayoría
rehúsa llevar a cabo esta práctica, aun cuando están contemplados casos avala-
dos por la ley (González, 2000).

En la atención post-aborto rara vez existen directrices éticas sobre la aten-


ción por parte de los prestadores de servicios, ni se les da una capacitación que
incluya consideraciones éticas. En especíico al caso del aborto en América La-
tina, el principio moral del consentimiento informado no resulta tan sencillo

230
como parece puesto que en contextos no occidentales poco individualistas la
aprobación de un tratamiento es algo que muchas veces requiere un consenso
grupal, el cual es difícil distinguirlo de una decisión inluenciada (INOPAL,
1998).

Debido a que en México, en la mayoría de los estados (salvo en el Distrito


Federal), el aborto no ha sido despenalizado, casi todos los hospitales de la
República dan atención exclusivamente cuando se presentan complicaciones,
o en condiciones de clandestinidad e inseguridad. Sólo en algunos casos se
toman medidas preventivas, como es la educación sexual y la promoción de
programas de planiicación familiar entre las mujeres (González, 2000).

Conclusión

Aún hay mucho por hacer con respecto a salud reproductiva en nuestro
país. La mala atención al aborto (bien sea en su modalidad penal o despe-
nalizada) tiene consecuencias enormes para la salud de la mujer mexicana y
latinoamericana, a la vez que implica una gran pérdida de recursos (humanos,
económicos, materiales, etc.) para las instituciones públicas de salud.

Para arrojar luz sobre la discusión en torno al aborto, valdría la pena resig-
niicarla no sólo centrándola en lo referente a sus implicaciones éticas o legales,
sino también sería apropiado adoptar una nueva perspectiva y considerar que
la opinión en torno a su validez está condicionada por sus posibilidades reales.
A partir de la exposición del presente artículo, se postula que es precisamente
este rezago existente tanto en el personal de salud como en las instituciones, y
el clima organizacional con respecto a la ejecución del aborto, el que ocasiona
que se den tantos prejuicios y negaciones injustiicadas.

231
Bibliografía

Benson, J. (1993). Cubriendo las necesidades de las mujeres en cuanto a la


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233
El aborto en la religión católica

Jorge Adán Romero Zepeda95*


Hilda Romero Zepeda96**

Introducción

En la toma de decisiones sobre la pertinencia de llevar a cabo un aborto,


se consideran criterios morales, sea de manera individual como institu-
cional. Al ser la religión una fuente de moral de gran relevancia, resulta
ineludible la discusión sobre la relación existente entre la práctica del
aborto y el tema de la religión. Es por ello que en el presente ensayo
se exponen los tópicos más recurrentes en la literatura con respecto al
aborto y la religión, abordando cómo en la Iglesia católica se dan una
multiplicidad de puntos de vista de acuerdo al devenir histórico.

Consideraciones teóricas

Hablar sobre reproducción humana nos lleva a replantear el modo en que


nos representaremos simbólicamente la vida, la alteridad, el encuentro inter-
95 * Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Querétaro.

96 ** Facultad de Ingeniería / Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

235
personal, el cuerpo y la relación conyugal. La procreación es un proceso huma-
no y humanizador (Santidrian, 1994). La intervención de la humanidad sobre
el comienzo de su propia vida plantea una gran variedad de problemas éticos,
pues para bien o para mal, cada vez controlamos más el proceso de nacer. El
planteamiento ético sobre el nacimiento humano ha ido evolucionando, por lo
que cada vez es mayor la tendencia a la matización de puntos de vista; es decir,
no se rechazan o admiten posturas de modo tajante, sino que se hacen juicios
dependiendo de cada caso (Masiá, 1998).

En la aparente simple decisión de gestar un nuevo ser, o interrumpir el em-


barazo, se ponen en juego aspectos trascendentales para la cultura. El discutir
sobre la pertinencia de un aborto pone sobre la mesa los elementos más no-
dales sobre la libertad reproductiva, como son: las concesiones sobre la vida, o
lo ético acerca de la maternidad y paternidad, visto desde los ángulos sociales,
políticos y religiosos (Lamas, 2003).

¿En qué momento el ser humano comienza a existir? Esta es la pregunta


principal en que se centra la discusión entre quienes están a favor o en con-
tra del aborto. En algún punto entre la concepción y el nacimiento, es que el
producto del vientre de la madre tiene sus cualidades como ser humano. El
problema es determinar exactamente el momento en que este nuevo ser vivo
habrá de ser considerado. La controversia se ha creado porque en la determi-
nación de este momento se hace uso de criterios basados en las tradiciones y
las creencias, más que en evidencias tangibles (Summer, 2005).

A todo lo largo del mundo, criterios de índole religiosa han sido tomados
en cuenta (implícita o explícitamente) para legislar en materia del aborto. Tra-
dicionalmente, las diversas iglesias mantienen sentencias sobre el aborto de
manera irrefutable, pero la sociedad civil ha presionado para que se abra el

236
debate (IPAS, 2007). En el mundo hay muchas culturas, religiones y ilosofías
que juzgan al aborto de maneras diferentes. Incluso, dentro de una misma re-
ligión no hay unanimidad de opiniones y puntos de vista, y los puntos de vista
cambian con el paso del tiempo (Petty, 2005).

El aborto en el Antiguo Testamento

Para los hebreos, tener descendencia numerosa y poblar su tierra era un


aspecto de vital importancia, pues les permitiría defender sus territorios de
pueblos enemigos y asegurar su propia supervivencia (Galeaotti, 2004). Así,
dentro de la tradición judaica, una de las promesas más reiteradas de Jehová a
Abraham que evidenciaría el triunfo en la posteridad sería que su prole sería
“más numerosa que las arenas del mar y las estrellas del cielo”. De ahí se tiene,
como consecuencia lógica e inmediata, el castigar cualquier acto que se opu-
siera a esta “bendición de Dios”, incluyendo, claro está, el aborto (Badanelli,
1974).

La innovación radical del pueblo hebreo con respecto a la práctica del abor-
to fue que esta prohibición no era atribuible al interés humano, sino que era un
precepto divino que debía ser respetado para que se cumplieran las promesas
de prosperidad futura (Galeaotti, 2004). La razón por las cual esta práctica fue
castigada claramente en la tradición bíblica, fue porque el castigo al aborto
en sí mismo es un elemento de identidad cultural del pueblo de Israel. Hay
numerosas y precisas referencias en donde se observa el aborto como pecado
(Badanelli, 1974).

Dentro de la tradición hebraica, en el vientre materno no es la mujer la que


crea al nuevo ser, sino es la habilidad del Espíritu Santo la que hace posible

237
dicho milagro. De hecho, se considera que un ser ha sido creado incluso antes
del encuentro entre el hombre y la mujer, y no faltan referencias bíblicas donde
se hace mención de la concepción antes de la encarnación. Por ejemplo, en
Isaías 49,11 se airma “Yahvé desde el seno materno me llamó; desde las entra-
ñas de mi madre recordó mi nombre” (Galeaotti, 2004).

Sin embargo, el nacimiento se considera un proceso y no en todos los mo-


mentos una vida tiene el mismo valor. El nuevo ser es considerado como una
persona sólo hasta en el momento del alumbramiento. El cigoto, embrión y
feto son considerados como parte de las vísceras de la madre, y en el plano
legal el producto del vientre de la madre no tiene personalidad jurídica y rele-
vancia autónoma alguna. Así, el aborto se diferencia claramente del homicidio,
y aun siendo un acto ilícito, si se diese el caso de que alguien accidentalmente
o de manera intencional hiciera perder el embarazo a una mujer, puede re-
sarcir su falta mediante una compensación material. De hecho, existen varias
circunstancias en las cuales el aborto no es ilícito: Si está en riesgo la salud
o la vida de la madre, el acto ilícito en este caso sería permitir continuar la
gravidez. Se permite aborto en caso en que la concepción sea resultado de
una unión prohibida y se le permite a la madre decidir abortar en caso de una
violación (Galeaotti, 2004).

Aborto en la historia del cristianismo

De la misma manera que en los judíos, los primeros cristianos se basaron


en el Antiguo Testamento para juzgar el acto del aborto. No obstante, las con-
sideraciones de los cristianos fueron distintas a la de los judíos por el simple
hecho de que los intérpretes de las Escrituras hicieron traducciones distintas
a los mismos pasajes. Concretamente, en el texto de Éxodo 21, 22-23 se men-

238
ciona que si un hombre golpeaba a una mujer encinta y ese acto provocaba
un aborto, el acto se consideraba punible. Y mientras en la versión griega se
interpretó que tal desgracia debería ser pagada económicamente, en la versión
cristiana se menciona que si “lo hecho a imagen (divina)” se perdía, se daría
vida por vida (de la misma manera que un asesinato). A partir de la traducción
en la religión cristiana de este pasaje en particular, se ha creado una tradición
de pensamiento donde el feto es un ser vivo, y por tanto, el aborto es un ho-
micidio (Galeaotti, 2004).

Los primeros cristianos no interpretan que el feto sea propiedad y parte del
cuerpo de la madre. De hecho, se airma categóricamente que ni la madre, ni
el feto, ni ninguna persona, es dueña de su cuerpo, sino que éste es receptáculo
y propiedad del Espíritu Santo. Dios ha otorgado a la humanidad la dádiva de
cuidar, amar y responsabilizarse del Templo Divino que es el cuerpo de cada
uno, pero de ninguna manera se le permite a las personas disponer como se
quiera de su cuerpo, y la mujer que practique el aborto sin lugar a dudas está
profanando un espacio que no le pertenece. La Biblia no se reiere al feto como
un vehículo que tiene la potencia de llegar a ser, sino que lo trata como si fuese
ya una persona. Al respecto, en Jeremías 1,5 se lee “Antes que (Yo) te formase
en el vientre te conocí…” (Tinajera, 1984).

Sin embargo, en periodos tardíos del cristianismo se interpreta que el hu-


mano es la suma del cuerpo y del alma, y el alma entra y sale después de lo que
le sucede al cuerpo. Para San Agustín, la infusión del alma al cuerpo se da en
un momento posterior a la concepción, ya que el alma requiere primero que
su morada esté desarrollada para que esté en condiciones de ser habitada. Se
pensaba que el alma necesitaba un cuerpo con carne formada y capaz de cono-
cer su entorno por medio de sentidos (Galeaotti, 2004). De la misma manera,
Santo Tomás sostenía la idea de la animación demorada basándose en la pauta

239
aristotélica de que se requieren 40 días para la formación de feto masculino y
80 días para el feto femenino (Mejía, 2000).

Durante el transcurso de la Edad Media se dieron diferentes penas al delito


del aborto. En el penitencial de Beda del siglo VIII se condenaba a encierro de
uno a tres años a la madre que abortara, teniendo en consideración si el feto
tenía o no alma. Como atenuante del delito se consideraba la pobreza de la
madre, mientras que se tenía como agravante el haber tenido relaciones sexua-
les anteriores al matrimonio o extramatrimoniales. Después del siglo XII el
teólogo Graciano concluyó que el aborto se consideraba delito sólo hasta que
el feto se había formado y el alma había sido infundada en el cuerpo. Después
del siglo XIII, el Concilio Insulano endureció las penas en contra del aborto,
donde éste no sólo implicaba la excomunión y la remisión a un tribunal civil,
sino que contemplaba sanciones “terrenales”, como la privación por parte de la
Iglesia de los bienes poseídos y la imposibilidad de adquirir nuevos bienes en
el futuro (Galeaotti, 2004).

Es interesante darse cuenta de que la Iglesia católica considera que durante


muchos siglos el alma entró en el cuerpo sólo cuando el feto tiene forma hu-
mana y los órganos vitales. Los embriones fueron considerados como modos
de vida más bajos, tales como plantas y animales. Por tanto, el aborto no se
consideraba como un crimen antes de que el embrión tomara forma humana
(Center for Reproductive Rights, 1999).

240
Posición presente oicial de la Iglesia católica con respecto al aborto

Las presentes consideraciones que se tienen en la actualidad sobre el aborto


fueron establecidas en el año 1869 por el papa Pío IX en la Apostólica Sedis,
donde se castiga el aborto en cualquier momento del embarazo con pena de
excomunión al considerarlo un homicidio; en el caso de que un clérigo apoye
el aborto, éste será depuesto de su cargo de inmediato con la pérdida de todo
rédito y beneicio eclesiástico (Center for Reproductive Rights, 1999).

La postura de la Iglesia católica con respecto al aborto queda patente en


el Concilio Vaticano II, de 1959: El matrimonio es la comunión íntima entre
el hombre y la mujer que se entregan entre sí, y este contrato es aprobado de-
initivamente por las leyes divinas. Pero el matrimonio no es exclusivamente
sobre el amor entre mujeres y hombres, sino que también tiene la función de
reproducción de la raza humana y la creación de la familia como institución
básica de la sociedad. Sin embargo, en el presente tanto matrimonio y fami-
lia son instituciones que están bajo amenaza. El medio ambiente hoy en día
promueve el hedonismo y el egoísmo, y tales valores erróneos afectan la vida
familiar. Debido a que hay problema social, como la superpoblación, o tan sólo
como una decisión personal, muchos matrimonios están en condiciones de no
poder aumentar el número de sus hijos y, en este contexto, las inluencias ex-
ternas a la iglesia llegan a sugerir medidas para controlar el número de niños,
como el aborto en este caso jugado un papel de control poblacional conside-
rado entonces como infanticidio. La religión, entonces, pone el máximo valor
del respeto de la vida de otras personas a partir del momento de la concepción
(Flannery, 1998).

241
Conclusión

La religión católica, desde un principio, ha tomado como uno de sus ele-


mentos distintivos de otras religiones el condenar la práctica del aborto. Así,
las referencias bíblicas que prohíben esta práctica son abundantes y la tradi-
ción católica, en muchas ocasiones, ha anatematizado (excluido) el aborto con
claridad y contundencia. La negativa presente de la Iglesia católica a aceptar
el aborto, está sustentada sobre bases más que sólidas. Pero esto no signiica
que la discusión sobre el aborto esté cerrada para siempre en la Iglesia católica,
pues de hecho, por más de 1000 años, este credo religioso permitió el aborto
bajo ciertas condiciones, especíicamente durante los primeros tres meses de
gestación. El elemento que hizo posible esta lexibilización fue el concepto de
la animación; es decir, el suponer que el alma es un elemento separado al cuer-
po, que ambos elementos son formados en momentos distintos, y que forman
una sola entidad en un momento especíico de la gestación.

Por lo anterior, de acuerdo con lo expuesto a partir de este breve recorrido


histórico sobre la posición de la Iglesia católica con respecto al aborto, podría
lexibilizarse esta práctica y continuar siendo coherente con su tradición y su
identidad, sobre todo si se pusiese como meta revisar las interpretaciones so-
bre la animación, pues de hecho en la actualidad la Iglesia misma ha hecho pú-
blico que no hay manera de precisar el momento en que el alma encarna en el
feto. Si algo ha permito a la Iglesia católica perdurar por el transcurso de tantos
siglos, es la posibilidad de reinventarse y actualizarse con base en las condi-
ciones socioculturales imperantes. Dado que la tendencia de la humanidad en
controlar su reproducción de manera cada vez más creciente no da muestras
de ser reversible, hace pensar que tarde que temprano la Iglesia católica será
coincidente con esta tendencia y podría levantar sus restricciones con respecto
a la práctica del aborto bajo condiciones que han posibilitado la ciencia y la
tecnología, o bajo argumentos sociales que determinan el contexto del ser.

242
Bibliografía

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244
El cadáver, regulaciones legales y
discusión bioética, aproximación a
Derechos Fundamentales

Bernardo García Camino 97*


Manuel Antonio Mureddu González98**

Non omnis moriar multaque pars mei vitabit Libitinam; usque


ego postera crescam laude recens, dum Capitolium scandet cum ta-
cita virgine pontifex. Dicar, qua violens obstrepit Auidus et qua
pauper aquae Daunus agrestium regnavit populorum, ex humili
potens princeps Aeolium carmen ad Italos deduxisse modos. Sume
superbiam quaesitam meritis et mihi Delphica lauro cinge volens,
Melpomene, comam.99

Horacio.

Introducción

Sin adentrarnos en temas vinculados con la libertad de creencias, propo-


nemos revisar, bajo distintas perspectivas, a los cadáveres, realizando consi-

97 * Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

98 ** Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Querétaro.

99 No moriré del todo, y una gran parte de mí evitará la Libitina, (es decir, la muerte, la destrucción) yo seguiré creciendo,
siempre joven con la alabanza posterior, mientras el pontíice sube al Capitolio con la virgen silenciosa, la gran Vestal. Se
dirá que yo, por donde el estruendoso Auicio mete ruido, o por donde el Daunus, casi seco ha reinado sobre los pueblos
rústicos, yo, desde un origen humilde he llegado a ser el primero que ha convertido los poemas Eolios en versos Italianos.
¡Oh, Melpomene! Llénate de orgullo, un orgullo apropiado a mis méritos, y ciñe mi cabellera de buen grado con la corona
de laurel, atributo de Apolo.

245
deraciones directas a éstos, a la de su voluntad al igual que a la de sus deudos,
tomando en cuenta distintos aspectos vinculados con los Derechos Funda-
mentales.

Nos basaremos, como punto de partida y premisa, el argumento de una


tesis jurisprudencial mexicana: el trato y respeto a los muertos constituye un
derecho sui generis en cuanto a un carácter casuístico, pues dependerá de cir-
cunstancias sociales, culturales, afectivas y temporales, sin que por lo anterior
no deban existir mínimos básicos, que pueden ser los que se conviertan en ley
general.

Consideraremos al Derecho como una creación social que regula las con-
ductas mediante contenidos imperativos que facultan o prohíben a los seres
humanos en la realización de conductas. La premisa de considerar a los Dere-
chos Fundamentales partirá del concepto sobre la obligación al respeto de su
cumplimiento y vigilancia, a cargo del Estado, tanto en su protección como en
su fomento y difusión, agregándole algunas conductas que debe seguir como
autoridad.

La expresión por la cual se pretende asignar derechos a los cadáveres es


incorrecta, pues sólo las personas son sujetos de derechos. Pero si el sentido
es la conservación y extensión de algunos derechos post vita, la acepción sería
adecuada, puesto que la dignidad no acaba con el fallecimiento.

La disposición que puede hacer el Estado mexicano sobre los cuerpos de


los desconocidos, para efecto de investigación o docencia, puede provocar una
serie de dilemas o problemas que involucran Derechos Fundamentales.

246
Antecedentes

Desde los inicios de la historia de la humanidad, los cadáveres, los cuer-


pos desprovistos de vida, han sido objeto de múltiples consideraciones. Como
ejemplo de ello encontramos las distintas y variadas expresiones culturales du-
rante los rituales para darles sepultura, así como el tratamiento especial hacia
los muertos. Los dioses ‘manes’ de los romanos, los rituales de puriicación y
el lavado de los cuerpos en el Antiguo Testamento judío; el Libro de los Muer-
tos de Egipto; el festival de muertos de los aztecas, o Antígona en la mitología
griega, son pequeñas muestras de tales expresiones.

En la antigüedad, la cosmovisión del hombre ligaba los rituales religiosos


a los muertos, pues los consideraba mensajeros al más allá, al mundo de los
dioses, y como protectores de quienes permanecían vivos, lo cual explica, en
parte, su veneración. No podemos soslayar la existencia de sentimientos y de
apego de los vivos hacia la persona que murió, que se traducen en respeto.

Desarrollo

La Ley General de Salud100 en México deine ‘cadáver’ como el cuerpo hu-


mano en el que se haya comprobado la pérdida de la vida, entendida ésta, en
términos biológicos, como la capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir.

Hay distintas maneras de comprobar, en los términos de la misma ley,


cuándo se puede declarar, para efectos médicos y legales, que ha ocurrido la
pérdida de la vida. Resulta paradójico que la ley establezca con tanta precisión
la pérdida de la vida y no llegue a conclusiones plenas en cuanto a su inicio.

100 Ley General de Salud, disponible en http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/legis/lgs/index-indice.htm, con-


sultada el 18 de mayo del año 2014.

247
Ambos temas no serán objeto de este estudio.

Los códigos civiles de México, con las particularidades que permiten la di-
versidad de 32 entidades federativas101, establecen que la capacidad jurídica
—aptitud de adquirir derechos y contraer obligaciones— se adquiere por el
nacimiento y se pierde con la muerte.

Entonces, cuando una persona muere perderá, según lo que disponen los
códigos civiles, la capacidad jurídica, provocando en consecuencia que esté
impedido para adquirir derechos y generar obligaciones, lo cual no es en
modo alguno algo absoluto. Si en la actualidad se propugna por los derechos
de los animales no humanos, en su trato digno, ¿por qué no hacer extensivos
los derechos después de la muerte?

Existen distintas tesis para dotar a los cadáveres de derechos y de obligacio-


nes. La primera de ellas, conocida como de la ‘semi-personalidad’, considera
que un cuerpo sin vida continúa siendo objeto de consideraciones y se extien-
den ciertos derechos post mortem y también es sujeto de algunas obligaciones.

Lo anterior se puede comprender usando como referencia las disposiciones


testamentarias que realizó sobre sus bienes, ya que la obligación inicia, pre-
cisamente, a partir de su defunción. En un proceso testamentario el albacea
es representante del fallecido y no de los herederos o legatarios; dispondrá en
nombre del de cujus de sus bienes, repartiéndolos. Por otra parte, y como ejem-
plo, el Estado se convierte en sujeto obligado a respetar el derecho de decisión
autónoma del difunto con respecto a la disposición de sus órganos. Por último,
en materia penal también se protege al cuerpo al establecer un delito en contra
de la profanación de cadáveres, su vilipendio, o los actos de necroilia.

101 El correspondiente a Querétaro, distingue la concepción natural de la asistida.

248
Esta es una idea de personalidad residual, bajo la cual se seguirán conser-
vando los derechos al honor y a la dignidad y, como más adelante sostendre-
mos, algunos otros derechos que propondremos.

Lo anterior opera no sólo en cuanto al manejo corpóreo, sino extendiéndo-


se hacia las cualidades de la persona, a su buen nombre, a su reputación, fama
pública y demás cuestiones consideradas de intimidad y no manejo público.

La segunda tesis no dota a los cadáveres de derechos; los considera sola-


mente cosas. En el siglo XX, en la consideración de las ‘cosas’, en la legislación
civil se consideraba a los cadáveres como despojos.

Actualmente el cuerpo humano recibe, desde la ley, un trato diferente; si


bien de modo general, se puede sostener que el cuerpo de una persona falleci-
da, o sus partes, no son susceptibles de apropiación. Existen excepciones.

Un primer caso es el de las momias. Tanto por el carácter fortuito de la con-


servación natural como las provenientes de culturas antiguas, sujetas a proce-
sos de embalsamamiento ritual, hacen que tengan un valor histórico y cultural,
lo que provoca la posibilidad de transmisión de esos cuerpos momíicados, a
título gratuito u oneroso. En estos casos, la investigación cientíica o la indeter-
minación de descendientes justiica, para algunos, estos hechos.

Otra excepción a la imposibilidad de apropiación de los cuerpos o de partes


de ellos surgió en México a favor del Estado, en este caso, a través de jurispru-
dencia que se lo permite a las autoridades iscales:

MERCANCÍAS EN TÉRMINOS DE LA LEY ADUANERA.


DEBEN CONSIDERARSE ASÍ LAS CÓRNEAS HUMANAS Y,
POR TANTO, SI SON ABANDONADAS EN RECINTOS FIS-
CALIZADOS, LES RESULTA APLICABLE EL MECANISMO

249
DE APROPIACIÓN EN FAVOR DEL FISCO FEDERAL, PRE-
VISTO EN EL ARTÍCULO 145 DEL ORDENAMIENTO MEN-
CIONADO.

De conformidad con los artículos 1o. y 2o., fracción III, 3o.,


11, 14, 23, 29, 30 y 32 de la Ley Aduanera, el concepto “mercan-
cías” se utiliza como un término único, referido de manera ge-
neral a la entrada de objetos al territorio nacional o a su salida
de él, en vía de ser importados o exportados, o sea, todo pro-
ducto, artículo, efecto o bien, incluso que legalmente resulte in-
alienable o irreductible a propiedad particular. Así, la división y
caliicación de las mercancías, su control, los medios en que son
introducidas y extraídas del país, así como lo relativo a su guarda
y custodia previas al despacho, constituyen una potestad propia
de la autoridad aduanera. Consecuentemente, las córneas huma-
nas, aun cuando sean parte del cadáver de un ser humano, ya sea
como tejido u órgano, deben considerarse como mercancías para
efectos de la ley citada, pues excluirlas de la potestad aduanera
conllevaría dejar en la indeinición jurídica su destino. Por tanto,
si son abandonadas en recintos iscalizados, les resulta aplicable
el mecanismo de apropiación en favor del isco federal, previsto
en el artículo 145 del ordenamiento mencionado.102

Lo anterior, con independencia a la consideración de los mismos tribuna-


les mexicanos, que caliicaron como cuestión de ‘moral’ la no apropiación del
cadáver, de conformidad con la siguiente tesis jurisprudencial:
102 Tesis: III.3o.A.14 A (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, 2006059, Tribunales
Colegiados de Circuito, Libro 4, Marzo de 2014, Tomo II, Pág. 1837, Tesis Aislada (Administrativa), Amparo directo
696/2013. Almacenadora GWTC, S. A. de C. V. 16 de enero de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel Mojica
Hernández. Secretario: René Castro Lara.

250
CADÁVER, PROPIEDAD DEL. La doctrina es unánime al
sostener que el cadáver es extracomercial y no puede ser objeto
del derecho de propiedad, esto es, que no es cosa que pertenezca
en propiedad al heredero ni puede ser susceptible de apropiación,
debido a que los más elementales principios de orden público, de
sanidad pública, de moral social, están en directa oposición con
el concepto de una propiedad sobre el cadáver, pues el destino
normal del cadáver humano, según la conciencia general, es el de
ser dejado a la paz del sepulcro, bajo aquella forma que la ley del
estado haya ijado, y este destino es absolutamente incompatible
con el concepto de la comerciabilidad del cadáver. De un modo
casi general, deben considerarse admisibles los contratos gratui-
tos sobre el propio cuerpo para ines cientíicos; en cambio, de
acuerdo con la opinión dominante, un contrato oneroso de seme-
jante contenido habría de considerarse nulo como contrario a las
buenas costumbres. Las disposiciones de última voluntad sobre
el cadáver (entierro, incineración, etcétera), se deben considerar
válidas en concepto de modos o de disposiciones sobre ejecución
del testamento. Los negocios jurídicos de los parientes o de los
terceros sobre el cadáver, que no se reieren al funeral, a la au-
topsia o a cosas parecidas, se deben considerar, en general, como
nulos en concepto de inmorales; en virtud de que la personalidad
del hombre exige respeto aun después de la muerte. 103

Como se puede advertir, desde 1970, año en que fue establecido este crite-
103 Época: Séptima Época, Registro: 242261, Instancia: Tercera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación, Volumen 22, Cuarta Parte, Materia(s): Civil, Tesis: Página: 49. Amparo directo 2435/70. María
del Carmen Mendoza Vargas. 29 de octubre de 1970. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ernesto Solís López. Secre-
tario: José Galván Rojas.

251
rio, se manejó la idea del respeto a la personalidad después de la defunción, lo
cual hace inferir que lo anterior responde a cuestiones de valores éticos.

El Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario


de la Disposición de Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos104 prevé
como disponentes secundarios al cónyuge, al concubinario, a los ascendien-
tes, descendientes y parientes colaterales hasta el segundo grado de aquella
persona que haya fallecido; lo anterior, para efectos de la autorización de do-
nación de órganos.105 El Reglamento de la Ley General de Salud en materia de
Trasplantes agrega, como disponentes, de alguna forma, a los coordinadores
hospitalarios en materia de trasplantes.

El primer ordenamiento mencionado remite, para la preferencia entre los


disponentes secundarios, a las reglas del parentesco del Código Civil. Consul-
tado dicho cuerpo normativo, se establecen dichas preferencias por grado; es
decir, la cercanía al disponente originario será quien determine. Sin embargo,
ninguno de los cuerpos normativos mencionados prevé los casos de conlicto,
no sólo por cuanto ve la posibilidad del uso del cadáver para donación, investi-
gación o docencia, sino por la misma disposición del cuerpo del fallecido para
los trámites funerarios.

El supuesto sería que muere una mujer, viuda y madre de tres hijos mayores
de edad, que viven. Todos los hijos se niegan a disponer del cuerpo para ines
de investigación o docencia, y los tres pretenden ritos y lugar de sepultura
diferentes, de manera irreconciliable. No existen en la ley mecanismos que de-
104 Disponible en http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/compi/rlgsmcsdotcsh.html, consultado el 18 de
mayo de 2014.

105 Los artículos transitorios del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Trasplantes, publicado en
el Diario Oicial de la Federación el día 26 de marzo de 2014, disponible en http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?cod
igo=5338349&fecha=26/03/2014&print=true, consultado el día 18 de mayo de 2014, son realmente confusos, derogan
parcialmente el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario de la Disposición de Órganos,
Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos, y dejan a la vez vigentes disposiciones que sean necesarias para su aplicación,
pudiendo hacer uno solo bien hecho de una vez.

252
terminen cuál de los tres extremos será el que inalmente prevalezca. La auto-
ridad municipal atiende lo relacionado a lo funerario, pero la regulación de la
disposición de los cadáveres es cuestión de las autoridades sanitarias federales.

De nueva cuenta nos remitimos a los criterios judiciales emanados de la


interpretación del derecho a disponer del cuerpo de los difuntos; sin embargo,
no se resuelve la cuestión anterior.

CADÁVER, DERECHO A LA DISPOSICION DEL. El dere-


cho a disposición del cadáver es de carácter familiar, que se des-
plaza del orden común de las relaciones jurídicas para constituir
un derecho sui generis, cuyo contenido es de carácter moral y
afectivo, y que compete a los parientes que por lazos de estima-
ción, afecto, respeto y piedad, estén más vinculados con el di-
funto y tales vínculos no pueden ser otros, más fuertes, que los
establecidos, naturalmente, entre madre e hijo, a más de que, en
justa correspondencia a las obligaciones y deberes que a los pa-
dres impone la patria potestad (como es el derecho de guarda que
implica el deber de velar sobre el cuerpo y la memoria del hijo
después de su muerte, y de regular las exequias y sepultura de
éste), se encuentra la obligación del hijo (artículo 411 del Código
Civil) de honrar y respetar a sus padres, cualquiera que sea la
edad y condición de aquél, y esa obligación de honrar y respetar
a los padres debe entenderse que se prolonga aun después de que
éstos mueran; obligación que sólo se puede cumplir cabalmente
reconociendo al hijo el derecho (a falta de disposición expresa
del difunto) de escoger el lugar en que ha de ser sepultado su
progenitor, pues sólo así puede cumplir con esa obligación y, co-
rrelativamente, ejercitar el derecho, cuya exteriorización es una

253
suerte de tutela sobre el destino de los restos de la persona falleci-
da, orientada a la mejor conservación de los mismos, y especial-
mente destinada a perpetuar su memoria y a mantenerla viva en
el seno de la familia y de la sociedad. 106

Desgraciadamente los criterios judiciales, reiriéndome por ellos a la inter-


pretación de las leyes en la materia, no son muchos; la premura que requiere la
sepultura, el duelo ante la pérdida de un ser cercano, la ausencia de mecanis-
mos que faciliten el acceso a la justicia, provocan que sean escasos los asuntos
que llegan ante un juez, en México.

De manera inicial propongo una serie de atribuciones que asignaré en re-


lación con los muertos, divididas en dos grandes grupos: el primero tiene que
ver con la extensión de derechos, bajo la teoría de la semipersonalidad, a las
personas fallecidas, derivados de su dignidad y autonomía. Posteriormente
propondré derechos de las personas vivas en relación con los cadáveres, mis-
mos que se vinculan a los Derechos Fundamentales de manera directa, o como
extensión de los mismos.

De los derechos que se extienden después de la vida:

Relativos a la persona que fue; decididos por la misma persona antes de


su fallecimiento y que, por respeto a su autonomía, deberán cumplirse, como
manifestaciones de su voluntad libre con relación a distintos elementos que
acompañan a su personalidad jurídica.

Respecto a sus bienes: existe el derecho a disponer de ellos libremente a tra-


106 Época: Séptima Época, Registro: 242260, Instancia: Tercera Sala, Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación, Volumen 22, Cuarta Parte Materia(s): Civil tesis: página: 35. Amparo directo
2435/70. María del Carmen Mendoza Vargas. 29 de octubre de 1970. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ernesto
Solís López. Secretario: José Galván Rojas.

254
vés de un testamento. Hago la acotación de que incluirá bienes no materiales,
tales como los derivados de los derechos de autor. Son elementos que revelan
un interés establecido en las leyes sobre lo que sucederá cuando una persona
muera, siendo el derecho de propiedad, para algunos, uno de carácter elemen-
tal o primario. Este derecho tiene una connotación especial: el difunto decidirá
y su voluntad será exigible en beneicio de aquellos beneiciarios, siendo así
obligatoria; pero, en el extremo contrario, los beneiciarios pueden rechazar o
repudiar los bienes, y se convierte en voluntaria.

En el supuesto del testamento, la autonomía de la voluntad del fallecido en-


cuentra limitantes; puede disponer libremente de sus bienes y establecer con-
dicionantes o cláusulas, pero si éstas atentan contra la dignidad del heredero se
tendrán por no puestas. Ejemplo de ello sería si pretende vedarle la posibilidad
de contraer matrimonio. El caso contrario lo constituye la incapacidad de he-
redar por ingratitud, al haber realizado el heredero actos en contra del testador
o de sus familiares, según se dispone en los códigos civiles107, e implica que no
obstante sea beneiciario de un testamento, se encuentra imposibilitado para
recibir los bienes.

Cuando una persona no ha escrito su testamento y fallece sin él, puede te-
ner la certeza de que por disposición de ley108 sus familiares cercanos quedarán
como beneiciarios de sus bienes. Esta disposición es una manifestación de
protección que, ante la muerte, hace el Estado; pero si no hubiere familiares
cercanos que se consideren herederos legítimos, el Estado dispondrá, en favor
de la beneicencia, de los bienes de las personas; es decir, quedarán a favor de
107 Cfr. Código Civil de Querétaro, artículo 1209, disponible en http://www.pgjqueretaro.gob.mx/MarcoLegal/
CodigoCivilQro_Jun2013.pdf, consultado el 18 de mayo de 2014.

108 Las disposiciones del derecho sucesorio son muy amplias y especíicas; podemos airmar que son siglos de
perfeccionamiento de las mismas resolviendo cuestiones relacionadas a la transmisión de bienes de los muertos a los
vivos.

255
la sociedad.

a) Respecto a su cuerpo: podrá decidir libremente varias cosas: contará


con el derecho de su disposición inal, manifestando su deseo de ser
sepultado, incinerado, el sitio de esparcimiento de sus cenizas, su ri-
tual, la forma de su lápida, el lugar para ser sepultado, etc., que pode-
mos considerar como carentes de regulación alguna109, y que por ello
podemos considerar ejemplos de la libertad negativa prejurídica110; o
manifestar su deseo acerca de la donación de órganos o de su cuerpo,
con ines de docencia o investigación, que si están reguladas de con-
formidad a la Ley General de Salud y sus disposiciones complemen-
tarias (OJO, no está claro). Aquí podemos encontrar la extensión de
la autonomía;, es decir, de su expresión de voluntad libre, pero imper-
fecta, pues carece de mecanismos de sanción ante su incumplimiento.

b) Respecto a su reputación, fama pública y demás derechos intangibles.

La persona en vida, puede establecer la limitación, al ser sus datos, que


el contenido de su expediente clínico, como consecuencia de que el
mismo es conidencial en vida, no lo dejará de ser ante su muerte, sal-
vos las excepciones necesarias para investigaciones judiciales y datos
estadísticos en los cuales su nombre y datos de identiicación no serán
revelados. (OJO, no está claro)

109 Salvo casos extremos, en los cuales se pudiera considerar agraviada la colectividad por ser actos contrarios a
ella. En el Municipio de Querétaro no hay disposición municipal que se oponga al esparcimiento de cenizas. Cfr. Código
Municipal de Querétaro, disponible en http://www.municipiodequeretaro.gob.mx/SaveAs.aspx?Nombre=1775655360_
CM.pdf&Ruta=Uploads%5CNormatividad%5C1775655360_CM.pdf, que remite al cumplimiento de un reglamento
federal abrogado desde 1983.

110 Miguel Carbonell, Los derechos fundamentales en México, disponible en http://biblio.juridicas.unam.mx/li-


bros/3/1408/6.pdf, consultado el 16 de mayo de 2014.

256
La persona en vida puede establecer que los datos personales que están
contenidos en su expediente clínico sean conidenciales, circunstancia
que no cambiará ante su muerte, salvo las debidas excepciones ante
investigaciones judiciales.

Si bien no existe una postura unánime acerca del derecho al honor de


los difuntos, los tribunales españoles lo han deinido como un derecho
de la personalidad, manifestando que parte de un concepto esencial-
mente relativo que pertenece a la esfera espiritual y no a la corpórea,
y concluyen que “todo ser humano posee como derecho de personali-
dad el derecho al honor individual, que se integra por principios éticos
y estimaciones sociales, determinantes de su patrimonio espiritual,
que no cabe lesionar por injustos y ajenos ataques que perjudiquen el
prestigio adquirido”111.

En otros países se mantiene el concepto de memoria defuncti como


un atributo expansivo por la dignidad de las personas, previsto ya en
la Constitución mexicana a partir del año 2011, sustentado en la idea
de que si bien la personalidad del difunto se extinguió por su muerte,
no se transmite a sus allegados, pero subsisten los aspectos de esa
personalidad precisamente porque son inherentes a su dignidad
y persisten como lazos espirituales en la memoria de sus fa-
miliares y amigos, quienes la defenderán si consideran que fue
afectada.

Relativos a la persona que fue, sujetos a la decisión de los familiares des-

111 Jesús González Pérez, La dignidad de la persona en la Jurisprudencia constitucional, disponible en http://www.
racmyp.es/docs/anales/A62/A62-8.pdf, consultado el 18 de mayo de 2014.

257
pués de su fallecimiento

En este apartado pretendo establecer una serie de derechos que las perso-
nas vivas, relacionadas o familiares del fallecido, tienen respecto a él, reiteran-
do la no apropiación del cuerpo.

a) El derecho a saber en dónde está. Si consideramos la fortaleza de


los vínculos hacia las personas, la existencia en la memoria, re-
sulta agraviante la incertidumbre acerca de si sus familiares han
muerto o no, y en dónde se encuentra su cuerpo.

Históricamente, en Inglaterra, la primer institución de protección


a las personas fue el Habeas Corpus, la exhibición de la persona
previniendo detenciones arbitrarias y su posterior afectación por
tortura o muerte. En la actualidad, ante la violencia imperante en
muchas latitudes, y en la cual México también se encuentra inmer-
so, encontramos el drama en los familiares de los desaparecidos112.

Es para muchas personas en lo individual y en lo colectivo como


parte de la conciencia biopsicosocial una necesidad realizar los
rituales funerarios, las exequias y poder honrar la memoria de los
familiares fallecidos.

b) El derecho a realizar los rituales de sepultura, mismos que pueden


ser tanto la extensión de una libertad religiosa según los rituales
prescritos en la misma, como en una manifestación laica de des-
pedida.

c) Derecho a la justicia, permitiendo la exigencia de los familiares a


112 El clamor de una madre, Silvia Escalera, a los plagiarios de su hija, en la conferencia de prensa del día 11
de septiembre de 2008, disponible en http://www.eluniversal.com.mx/primera/31613.html, consultado el 02 de junio de
2014. “Y si por alguna desafortunada situación que no les hayan salidos las cosas como ustedes las tenían planeadas y
Silvia ya está con Dios, también háganoslo saber y ustedes tendrán su recompensa”.

258
las autoridades para que esclarezcan, en el caso de muerte violen-
ta, las causas y la sanción a los responsables. Uno de sus elementos
es el derecho a que se le practique la necropsia.

d) A la exigencia de un trato digno para el cuerpo en instalaciones


hospitalarias, tanatorios, agencias funerarias, estas obligaciones
están debidamente reguladas en distintas normas. Derecho a de-
cidir, en caso de que no lo haya hecho la persona que falleció en
vida, o si no lo podía hacer —por minoría de edad o incapaci-
dad—, si partes de su cuerpo serán destinadas a donación, o su
cuerpo a investigación o docencia.

Lo anterior es una enumeración suscinta e inicial en este tipo de derechos.

El dilema de los cadáveres de los desconocidos

La normatividad existente en México permite que el Estado disponga legí-


timamente de los cadáveres de los desconocidos y los destine a trasplantes, do-
cencia o investigación. Esta potestad legítima113 se deriva de la Ley General de
Salud y de dos de sus reglamentos: el de la Ley General de Salud en Materia de
Control Sanitario de la Disposición de Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres
Humanos, y el de la Ley General de Salud en Materia de Trasplantes.

Las instituciones educativas podrán recibir cadáveres para efecto de en-


señanza o investigación, para lo cual se requiere que sean de personas desco-
nocidas. El propio reglamento considera cadáver de persona desconocida a

113 Se llama así, porque está establecida en una ley.

259
aquellos no reclamados a las 72 horas posteriores a la pérdida de la vida, y de
los que se ignore su identidad.

260
Cuando la institución educativa reciba el cadáver, deberá tenerlo en depó-
sito —realizando el tratamiento para su conservación y el manejo sanitario—
por 10 días, dando oportunidad a los familiares a reclamarlo, y transcurrido el
plazo sin que haya solicitud del cuerpo podrán utilizarlo. Una vez concluido su
uso, será inhumado o incinerado.

Descrito lo anterior, haré algunos planteamientos que serán objeto de


análisis en otras oportunidades. Básicamente la propiedad se compone por
tres elementos ejercidos por el Estado mexicano sobre los cadáveres, no obs-
tante sus manifestaciones relacionadas con el hecho de no ser sujetos de apro-
piación.

Las disposiciones reglamentarias relativas a los plazos y la forma de dispo-


sición de los cadáveres de los desconocidos carecen de sensibilidad acerca de la
realidad nacional en el tema de los migrantes mexicanos, quienes, dependien-
do el tiempo que calculen que tardarán en el viaje hacia el norte y el cruce de
la frontera con los Estados Unidos y se asienten allá a trabajar ilegalmente, por
cuestiones culturales o de su seguridad para evitar la deportación advierten a
sus familias que no tendrán noticias de ellos si en el tránsito pierden la vida
—como ya ha sucedido a manos de la delincuencia organizada en los estados
fronterizos, y baste con recordar el caso de San Fernando, Tamaulipas, donde
fueron descubiertos los restos de 72 migrantes—, siendo el plazo de 12 días
para su reclamación antes de ser destinados a la docencia o la investigación,
que seguramente transcurrirán.

Ante este hecho cierto el Estado deberá atender esta circunstancia, por lo
que propongo, de manera incipiente y somera, la creación de un Banco de
Material Genético y de características biomorfológicas, que permita la iden-
tiicación y ubicación para su posterior entrega a sus familiares, cuestión que

261
perfectamente puede vincularse con los esfuerzos gubernamentales en la des-
aparición forzada de personas, que deberá ser responsabilidad de la Secretaría
de Salud o de la Procuraduría General de la República.

¿Un Derecho Fundamental?

Ahora, si bien hemos mencionado que como tal puede considerarse que
al fallecer la persona se desvincula de su capacidad jurídica, perdiendo en lo
general ese carácter de ser sujeto de derechos y obligaciones –aclarando que,
en todo caso, aquellos derechos y obligaciones que se le siguen atribuyendo
únicamente se debe a que en algún momento fue sujeto con plena capacidad–,
lo anterior no obsta a que, en inherencia a la dignidad humana, las personas
gocen con derechos fundamentales traducidos en el digno tratamiento de sus
cadáveres.

Dentro de la teoría de los Derechos Fundamentales, desarrollada por Ro-


bert Alexy, existe una categoría de derechos considerados de prestación positi-
va; esto es, derechos a que el Estado haga algo, pudiendo tratarse de un hacer
fáctico o de un hacer normativo, pero en todo caso, a una conducta positiva
por parte del Estado. Dichos derechos cuentan a su vez con una subcategoría
denominada derechos de protección, que son derechos frente al Estado para que
éste realice acciones fácticas o normativas a in de delimitar la acción de suje-
tos de igual jerarquía; es decir, en una relación horizontal de derechos huma-
nos frente a intervenciones de terceros, e incluso frente al Estado mismo. No
se olvide que, inalmente, la satisfacción de esta clase de derechos se traduce
en la prestación que el mismo Estado realiza con respecto de actos materiales
que redunden en beneicio y respeto del bien que pretende tutelar, y en ulte-
rior caso, en la creación de medidas normativas suicientes para contar con

262
una estructura organizativa que puede ir desde la creación de tipos penales
especiales hasta la implementación de medidas administrativas y legislativas
(Alexy, 2007, p. 601).

Tales derechos tienen como objeto cualquier bien iusfundamental digno


de ser protegido, dentro del que claramente destaca la dignidad humana. Y es
que la dignidad de la persona humana no se agota ante su muerte; ciertamente,
ante la muerte la persona dejará de ser considerada como tal para el mundo
jurídico, ¿pero esto la reduce a la nada jurídica? ¿Qué, acaso, el fundamento de
los derechos humanos no es la propia dignidad del ser humano, que como tal
precede y excede al derecho mismo?

El cuerpo, como un elemento sustancial y continente de la persona, no que-


da desprovisto de su dignidad esencial por el solo hecho de agotarse los signos
vitales. ¿O es que el cuerpo en sí mismo no es partícipe de la dignidad del ser
humano? ¿O acaso la dignidad de una persona reside en la efectividad de sus
funciones orgánicas, o de su raciocinio?

El cadáver de una persona nunca podrá entenderse como mera materia


orgánica; siempre se entenderá respecto de alguien, sujeto de una dignidad
inherente e intangible.

La lógica de entender el trato digno de los cadáveres tiene clara incidencia


en la lógica misma de los derechos prestacionales. Éstos, habitualmente, tienen
sentido cuando a su tenor entendemos aquellos derechos que, si han de ser
prestados por el Estado, ello se debe esencialmente a que quedan más allá del
alcance del mismo sujeto de derechos; es decir, son derechos que si el indivi-
duo mismo pudiera procurarse, no tendría el Estado necesidad de satisfacer.
Entonces, ¿quién habría de velar por el digno tratamiento de los cadáveres,
sino sólo aquel Estado que, casi omnipresente, no está sujeto a signos vitales?

263
En cuanto tal, el Derecho Fundamental que con respecto a un cadáver re-
caiga probablemente no encuentre un sujeto respecto del que pueda aducirse
un interés jurídico pleno, ¿pero no cabría estimarse un interés legítimo y difu-
so por parte de sus deudos? La cuestión parece digna de ser sujeta a un debate
razonable. Resultaría obvio que corresponde una extensión del derecho simi-
lar al trato que se les da en el derecho penal, como víctimas, a los familiares de
un fallecido.

Conclusiones

Las disposiciones mexicanas relacionadas con los cadáveres son insuicien-


tes; su enfoque está más dirigido hacia cuestiones sanitarias o de disposición
de los desconocidos, que hacia otro tipo de consideraciones.

Las condiciones de la justicia en México provocan que tampoco haya reso-


luciones judiciales que establezcan criterios orientadores, o interpretaciones.

Al no ser los cadáveres ya personas, se extinguen sus derechos. Sin embar-


go, algunos se extienden por estar relacionados a la dignidad. Hay mucho que
hacer en México extendiendo derechos de libertad y justicia a los familiares o
deudos de la persona fallecida.

La situación de los cadáveres de desconocidos, en cuanto a la capacidad del


Estado para disponer de ellos, es ya cuestión legal, pero está poniendo condi-
ciones que le provocarán grandes reclamos en un plazo no muy largo, por lo
que deberá establecer mecanismos que faciliten su identiicación y den certeza
de reclamo a los deudos.

264
Bibliografía

Alexy, R. (2007). Teoría de los derechos fundamentales; Carlos Bernal Pulido


(Trad.); 2ª ed.; Madrid; Centro de Estudios Políticos y Constituciona-
les.

Ley General de Salud, disponible en http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/


legis/lgs/index-indice.htm

Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario de


la Disposición de Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos,
disponible en http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/compi/rlgs-
mcsdotcsh.html

Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Trasplantes, disponible


en http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5338349&fecha=26
/03/2014&print=true

Código Civil de Querétaro, disponible en http://www.pgjqueretaro.gob.mx/


MarcoLegal/CodigoCivilQro_Jun2013.pdf

Código Municipal de Querétaro, disponible en http://www.municipiodequere-


taro.gob.mx/SaveAs.aspx?Nombre=1775655360_CM.pdf&Ruta=Upload
s%5CNormatividad%5C1775655360_CM.pdf

Miguel Carbonell, Los derechos fundamentales en México, disponible en


http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/3/1408/6.pdf

Jesús González Pérez, La dignidad de la persona en la Jurisprudencial constitu-


cional, disponible en http://www.racmyp.es/docs/anales/A62/A62-8.pdf

265
Este libro se término de imprimir en el mes de Octubre de 2015.
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(Calle uno, número 101, Zona Industrial Benito Juárez, C.P. 76120
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Saniago de Querétaro, Qro. México.

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