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Los Derechos Humanos: criterios

referenciales para la Bioética


RAFAEL JUNQUERA DE ESTÉFANI *

Moralia 28 (2005) 7-32

RESUMEN:
Actualmente nos encontramos con alusiones reiteradas a los Dere-
chos Humanos y a la Bioética. Dichas alusiones emergen desde
cualquier campo: desde los medios de comunicación, desde las
conversaciones populares, o desde los diversos ámbitos profesiona-
les de las distintas ramas del saber (medicina, biología, ética, de-
recho, sociología…). La cuestión que nos planteamos en este artícu-
lo es si existe entre ambas expresiones alguna relación. La posición
que vamos a defender es que los Derechos Humanos constituyen
unos criterios básicos que la Bioética debe utilizar a la hora de es-
tablecer una valoración de las diversas conductas que se dan en
su seno.
ABSTRACT:
Nowadays we often come across references to Human Rights and
Bioethics. Such references come from every field: the media, popu-
lar conversations or different professional fields or branches of
knowledge (Medicine, Biology, Ethics, Law, Sociology, etc.). The is-
sue that we are outlining in this article is whether there is any rela-
tionship between these two concepts or not. We will defend the fol-
lowing point of view: the Human Rights constitute basic criteria
which Bioethics must use to appraise the different behaviours
within its scope.

PALABRAS CLAVE: Bioética / Bioderecho / Derechos Humanos.

* Profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Nacional de Educación


a Distancia (UNED) y profesor Colaborador del Instituto Superior de Cien-
cias Morales.

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RAFAEL JUNQUERA

Ambos conceptos o términos (Derechos Humanos y Bioética) son


utilizados de manera indiscriminada y reiterada. En nuestras socie-
dades occidentales los dos constituyen la base de muchos discursos
teóricos elaborados desde la óptica de diversas ramas del saber. El
Derecho, la Filosofía, la Medicina, la Sociología, la Psicología, etc.,
los han hecho suyos convirtiéndolos en objeto de reflexión y estudio,
bien de manera independiente, bien de manera conjunta.
Todos los avances habidos en el último siglo en el campo de la
Biología y en las ciencias de la vida en general obligaron a una adap-
tación de la reflexión ética y, más en concreto, de la ética médica a
las nuevas situaciones creadas. Así surge la Bioética y su reflexión
inunda e invade distintas disciplinas, las cuales, a su vez, la han con-
vertido en un elemento de ineludible referencia en sus estudios.
De otro lado, en el siglo XX, con sus dos confrontaciones mun-
diales y las tristes experiencias de los regímenes fascistas, surgió una
nueva mentalidad respecto a los Derechos Humanos, que condujo a
la Declaración Universal y a los distintos pactos y declaraciones re-
gionales. Considerándose esta etapa como la de la internacionaliza-
ción de esos derechos. Estos acontecimientos convirtieron a los De-
rechos Humanos en un elemento indispensable de cualquier trabajo
realizado desde la Filosofía, el Derecho, la Sociología, etc.
Ahora bien, planteada la utilización generalizada de ambos con-
ceptos, surgen varias cuestiones: ¿existe alguna relación entre Bio-
ética y Derechos Humanos? En caso afirmativo, ¿qué tipo de rela-
ción es?, ¿por qué se da?
A éstas y otras cuestiones semejantes intentaremos responder en
las páginas que siguen a través de este iter: en primer lugar vamos a
proceder a delimitar conceptualmente el término Bioética; en segun-
do lugar haremos lo propio con la expresión Derechos Humanos; pa-
ra finalizar estableciendo la correlación que existe entre ambos.

I. LA BIOÉTICA

Como hemos adelantado en el inicio de este trabajo, los velocísi-


mos avances en el campo de la biotecnología, de la genética y de las
ciencias de la vida en general durante todo el siglo XX llevaron a que

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Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

se comenzase a utilizar el término Bioética. Ésta se constituyó en


puente entre dos áreas que habían permanecido aisladas entre sí, o
más bien incomunicadas por haberse roto el diálogo entre ellas: las
ciencias y las humanidades 1. Más en concreto, las ciencias biomédi-
cas y la filosofía ética. En el siglo XIX, como producto del positi-
vismo, estos campos se habían considerado irreconciliables, ahora se
presentaban como colaboradores necesarios.
Ya desde el mismo término se puede comprobar que la Bioética
se propone lograr un equilibrio entre esas dos realidades: bios (vida)
y ethos (ética). Nunca el ser humano estuvo tan cerca de apropiarse y
de dominar la vida. La naturaleza ya no es algo estable e inmutable,
paradigma de lo que permanece. Ahora se ha convertido en objeto de
investigación y experimentación y el ser humano se encuentra en
disposición de influir en ella modificándola parcial o totalmente. Él
mismo es susceptible de estudio y experimentación, convirtiéndose
en objeto de su propio poder. Así aparece la necesidad de reflexionar
acerca de las conductas que pueden interferir en la vida en general y
en la vida humana en particular, en la vida de las generaciones actua-
les y de las futuras. Bios y Ethos se encuentran más vinculados que
nunca y, a través de ellos, todas las disciplinas que de alguna manera
pueden colaborar en dicha reflexión, convirtiendo a la Bioética en un
campo multi e interdisciplinar.
El término Bioética nace en el mundo anglosajón 2 y es empleado
por primera vez en 1970 por Van Rensselaer Potter en un artículo ti-
tulado “Bioethics: the science of survival” y un año más en el libro
Bioethics: Bridge to the Future. Este autor no lo emplea para llevar a
cabo una reflexión sistematizada acerca de los grandes interrogantes
éticos que surgen en el nuevo panorama de las ciencias de la salud.

1 P. F. HOOFT, Bioética y Derechos Humanos. Temas y casos, Depalma, Bue-


nos Aires 1999, 3.
2 Para una buena y profunda introducción a la Bioética y su historia ver: G.
GONZÁLEZ R. ARNÁIZ, Bioética: una aproximación desde la Filosofía Moral
en: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI (coord.), Algunas cuestiones de Bioética y su
regulación jurídica, Grupo Nacional de Editores, Sevilla 2004 (en prensa).
Consideramos interesante relacionar el mencionado trabajo con el siguiente
del mismo autor: El imperativo tecnológico: una alternativa desde el huma-
nismo: Cuadernos de Bioética 53 (2004) 37-58.

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RAFAEL JUNQUERA

Sin embargo, poco a poco dicha reflexión se va introduciendo desde


diversos ámbitos profesionales, reflexión que implica una novedad
importante frente a la ética médica anterior: su carácter civil o secu-
lar y racional 3. Anteriormente la ética médica se elaboraba mayori-
tariamente desde el campo de la religión.
Junto a las características señaladas hasta ahora, aparece otra nota
distintiva y de gran peso en los últimos años: el protagonismo cre-
ciente del paciente 4. Frente al modelo paternalista anterior en el que
el médico obraba del modo que consideraba mejor para beneficiar al
paciente, confiando exclusivamente a su buena ciencia o a la de sus
colegas, pero sin contar con el parecer del enfermo o sus allegados,
en una relación piramidal y jerárquica, ahora el enfermo se sitúa en
el mismo plano que el profesional sanitario, otorgándosele mayor
protagonismo al resaltar como uno de los principios básicos el respe-
to a la autonomía del paciente y, como consecuencia, la valoración
de su consentimiento una vez ha recibido toda la información perti-
nente 5. Nos encontramos ante unas relaciones más horizontales.
También, los avances de la genética y la aparición de la medicina
predictiva han convertido la relación bilateral médico-paciente en
multilateral, al verse implicado todo el ámbito familiar (posibles por-
tadores de las alteraciones genéticas descubiertas en el enfermo) e
incluso la sociedad en general y las futuras generaciones.
Siendo un poco más sistemáticos podemos delimitar varios facto-
res que influyeron en la aparición de la Bioética 6:
• Los avances científico técnicos. El factor decisivo lo constituyó el
rápido avance de las ciencias biológicas y médicas que trajeron:
la ingeniería genética, las técnicas de reproducción humana, los
transplantes de órganos; el progreso en las técnicas de reanima-
ción y mantenimiento de la vida...

3 F. J. ELIZARI, Notas a los 25 años de Bioética: Moralia 19 (1996) 231.


4 ID., Veinte años de bioética: Moralia 13 (1991) 103-116.
5 Ver R. JUNQUERA DE ESTÉFANI, La autonomía como derecho básico del pa-
ciente. La regulación española, en: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI, l. c. (nota 2)
(en prensa).
6 M. VIDAL, Bioética. Estudios de Bioética racional, Tecnos, Madrid, 16-19.

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Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

• Los cambios en el concepto de salud y práctica médica. La medi-


cina de la segunda mitad del siglo veinte se caracterizó por: la ex-
trema tecnificación instrumental y una peculiar actitud del médi-
co ante ella, la creciente colectivización de la asistencia médica
en todos los países del globo, la personalización del enfermo en
cuanto tal, la prevención de la enfermedad, la extensión del con-
cepto de salud al identificarla no sólo con bienestar sino también
con calidad de vida y realización integral de la persona humana...
• La desconfesionalización y desdeontologización de la ética. La
Bioética debe apoyarse en dos elementos: la racionalidad humana
secular y la filosofía, buscando un paradigma de “racionalidad
ética”: su fundamentación debe encontrarse en la racionalidad
humana y en el consenso ético del cuerpo social.
Pero nos brota una nueva duda, ¿viene este término a sustituir al
ya tradicional de ética médica? O por el contrario, ¿se trata de una
nueva orientación de la ética? Aunque en un principio se dirigió por
parte de la doctrina en el primer sentido, sin embargo, con el paso del
tiempo, se ha ido prefigurando como una reflexión mucho más am-
plia. Se ha entendido que la ética médica quedaba caracterizada co-
mo un análisis desde la ética de la profesión médica y, por lo tanto,
quedaba integrada dentro de la reflexión bioética, cuyo ámbito de ac-
tuación abarca un espacio mayor 7.
Ahora surge un nuevo interrogante ¿se trata de una etización de la
biología o más bien de una biologización de la ética? En las actuales
definiciones de Bioética la balanza no se inclina a favor de ninguno
de los dos extremos. Así, Lydia Feito la define como “una nueva dis-
ciplina que tiene por objeto la reflexión sobre las conductas de los
seres humanos en el ámbito de las ciencias relacionadas con la vi-
da” 8, intentando equilibrar ambos términos: Bios y Ethos. Por su par-
te la Enciclopedia de Bioética de W. T. Reich da la siguiente defini-
ción “estudio sistemático de la conducta humana en el área de las
ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto que esta con-

7 L. FEITO GRANDE, Panorama histórico de la Bioética: Moralia 20 (1997)


465ss.
8 Ibídem, 467ss.

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RAFAEL JUNQUERA

ducta es examinada a la luz de los valores y de los principios mora-


les” 9. Por lo tanto la Bioética ampara bajo su manto todas aquellas
cuestiones que surgen de las ciencias de la vida y de la salud, refi-
riéndose a: la investigación biológica, a la biología molecular, al me-
dio ambiente, a la ecología, a la relación clínico-sanitaria, a la inves-
tigación-experimentación en seres humanos, a la manipulación gené-
tica, a la reproducción asistida, al control de la reproducción, al abor-
to, a los transplantes, a la eutanasia, etc.
Francesc Abel intenta recoger toda esta problemática dando una
definición mucho más amplia. Para este autor “la bioética es el estu-
dio interdisciplinar orientado a la toma de decisiones éticas de los
problemas planteados a los diferentes sistemas éticos, por los progre-
sos médicos y biológicos, en el ámbito microsocial y macrosocial,
micro y macroeconómico, y su repercusión en la sociedad y su sis-
tema de valores, tanto en el momento presente como futuro” 10. Con
esta definición se intenta reflejar la idea de que los nuevos conoci-
mientos biomédicos constituyen una nueva fuente de poder econó-
mico, social y político, cuyas consecuencias van a trascender a las
generaciones presentes proyectándose en el devenir histórico 11. Pero
no se puede caer en la trampa de considerar la Bioética como “una
simple casuística de los dilemas planteados por las biotecnologías, es
más bien una disciplina sistemática cuya preocupación central con-
siste en que los desarrollos biomédicos se encuentren en armonía con
la dignidad de cada ser humano” 12. Como siempre, llegados a este
punto el mayor problema surge a la hora de llenar de contenido el
término dignidad 13.

9 W. T. REICH (ed.), Encyclopedia of Bioethics I, The Free Press, New York


1978.
10 F. ABEL I FABRE, Bioética: orígenes, presente y futuro, Institut Borja de Bio-
ética-Fundación Mapfre, Madrid 2001, 5-6.
11 Ibídem, 6.
12 R. ANDORNO, Bioética y dignidad de la persona, Tecnos, Madrid 1998, 34.
13 Sobre el tema de la dignidad ver los estudios serios y profundos del profesor
N. MARTÍNEZ MORÁN, Persona, dignidad humana en investigaciones médi-
cas, en: N. MARTÍNEZ MORÁN (coord.) Biotecnología, Derecho y Dignidad
Humana, Comares, Granada 2003, 3-43; ID., La dignidad humana en las in-
vestigaciones biomédicas, en: A. M. MARCOS DEL CANO (COORD.), Bioética,

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Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

Según el parecer de algunos autores, esta Bioética basada en el


paradigma de la “ética racional o civil” y en el respeto a esa dignidad
debe basarse en unos criterios referenciales y contar con unas orien-
taciones éticas específicas. Los criterios referenciales básicos son 14,
por ejemplo:
• Buscar siempre el bien del sujeto.
• No infringirle daños.
• Respetar la libertad de todo sujeto racional.
• Reconocer y respetar el derecho de todos a una justa distribución
de los beneficios y cargas en el ámbito del bienestar vital.
Y las orientaciones éticas específicas podemos concretarlas en los
siguientes puntos 15:
• Las formulaciones éticas de la biomedicina deben liberarse de los
residuos tabuísticos de una moral excesivamente “temerosa” ante
las intervenciones del hombre en este ámbito.
• Hay que pasar de una moral naturalista a una moral en la que el
criterio fundamental sea la persona: personalismo entendido y va-
lorado desde la alteridad.
• La ética de la biomedicina debe ser entendida como la instancia
normativa del proceso de humanización ascendente. Debe plante-
arse dentro de las claves de la esperanza y de la auténtica planifi-
cación humana.
• Ha de tener en cuenta los criterios del discernimiento para expre-
sar la instancia ética de los avances científico-técnicos en el cam-
po de la biología.

Filosofía y Derecho, UNED-Melilla, Melilla 2004, 165-205. En un contexto


más amplio ver: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI, Dignidad humana y Genética,
en: J. BLÁZQUEZ-RUIZ (coord.), 10 palabras clave en la Nueva Genética,
Verbo Divino, Estella (en prensa). En lo referente a la dignidad del enfermo
terminal ver el buen trabajo de A. M. MARCOS DEL CANO, Dignidad Humana
en el final de la vida y cuidados paliativos, en: N. MARTÍNEZ MORÁN (co-
ord.), l. c., 237-257; y Cuidados paliativos y eutanasia: especial referencia a
la legislación belga, en: A. M. MARCOS DEL CANO (coord.), l. c., 207-220.
14 Cf. M. VIDAL, o. c., 23.
15 Cf. ibídem, 24.

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RAFAEL JUNQUERA

• Debe formularse en términos provisionales.


Todo ello configura a la Bioética no sólo como una nueva disci-
plina, sino, en palabras de L. Feito, como “una nueva actitud cuyo
objetivo primordial sería el restablecimiento de las relaciones entre la
cultura humanística y la científica y, específicamente, entre los valo-
res morales y las exigencias de los ecosistemas natural y humano” 16.
Tras esta rápida delimitación de la primera de las expresiones que
configuran el título de este trabajo, pasamos a la segunda: los Dere-
chos Humanos.

II. LOS DERECHOS HUMANOS

Nos encontramos ante otra expresión suprautilizada en la actuali-


dad. Son múltiples los ámbitos en los que se alude a los mismos, se
les invoca, son objeto de estudio, de debate, de regulaciones, de de-
claraciones... Pero cuando utilizamos estos términos de Derechos
Humanos ¿nos estamos refiriendo todos a lo mismo? ¿qué contenido
encierran? ¿a qué responden?
Para el profesor Pérez Luño existen términos de tal difusión que
pueden convertirse en signos que caracterizan una época o una cultu-
ra. Uno de ellos es la expresión “Derechos Humanos”, que surgió en
el siglo XVIII como un criterio “inspirador y medida” de todas las
instituciones políticas y que, más tarde, se convirtió en la idea guía
de la doctrina y praxis políticas. También funciona como referencia
de valor, como criterio enjuiciador de las alternativas de la praxis so-
cial, de motivación ideal para el funcionamiento de determinadas or-
ganizaciones internacionales, de objeto de convenciones y reuniones,
como estandarte de las reivindicaciones de personas y grupos, etc.
Así, según se ha ido ampliando el campo de utilización de estos
términos su significado ha sido más impreciso. Paulatinamente han
perdido significación descriptiva de determinadas situaciones jurídi-
co-políticas mientras ha ganado terreno su dimensión emocional. Por
todo ello, el mencionado profesor concluye que la expresión a la que

16 L. FEITO GRANDE, a. c., 493-494.

14
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

nos referimos es equívoca, puesto que se emplea con diversas signi-


ficaciones, y vaga, goza de gran imprecisión e indeterminación 17.
Pero, además, su carácter pluridimensional añade una mayor
complicación a la hora de la delimitación conceptual y de conteni-
dos. Con ello se quiere decir que pueden ser analizados desde diver-
sas perspectivas: histórica, moral, política y jurídica. Con la primera
se acentúa su carácter contingente y variable, al menos en cuanto a
sus concreciones en diversas formulaciones. Si consideramos los De-
rechos Humanos como atributos inderogables de los seres humanos
directamente conectados con su dignidad moral, estamos aludiendo a
su dimensión moral. En esta misma dirección no han faltado autores
que piensan que la filosofía de los Derechos Humanos representa
hoy la dimensión ética del Derecho 18. En tercer lugar, la dimensión
política puede verse en dos aspectos: en la relación con sus orígenes
y con la legitimación del orden político. En los orígenes de los Dere-
chos Humanos se descubre dicha dimensión en cuanto que éstos
constituyen la respuesta que la sociedad da ante una situación de
hecho, reivindicando ante el poder unos atributos que se consideran
valiosos para el ser humano. Esta misma dimensión se manifiesta en
su consideración como criterio de legitimación de los órdenes políti-
cos: el respeto a estos derechos supone una exigencia básica para la
legitimación de la autoridad constituida. En último lugar hay que re-
conocer que nacen con vocación de ser recogidos por el ordenamien-
to jurídico para asegurarles su protección y eficacia. Todo esto nos
conduce a resaltar su carácter multidisciplinar 19.
Otro elemento que suscita varios interrogantes es que la misma
expresión “Derechos Humanos” se relaciona con otras que parecen

17 Cf. A. E. PÉREZ LUÑO, Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitu-


ción, Tecnos, Madrid 2003, 22. B. de Castro hablará de que se trata de un
término ambiguo y multívoco. Cf. El significado de los diferentes nombres,
en: B. DE CASTRO CID (coord.), Introducción al estudio de los Derechos
Humanos, Universitas, Madrid 2003, 103.
18 Cf. P. F. HOOFT, o. c. (nota 1), 66.
19 Sobre el carácter multidisciplinar y pluridimensional de los Derechos
Humanos ver: I. ARA PINILLA, El carácter pluridimensional de los Derechos
Humanos en: B. DE CASTRO CID, l. c. (nota 17), 77-93.

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referirse a la misma realidad o a realidades muy semejantes 20: dere-


chos naturales, derechos fundamentales, derechos individuales, dere-
chos subjetivos, derechos públicos subjetivos, libertades públicas,
etc. Analizamos a continuación el contenido de estos términos 21:
Derechos naturales: esta expresión está vinculada al iusnatura-
lismo, más concretamente al iusnaturalismo racionalista. Para esta
concepción, este bloque de derechos los posee el ser humano antes
de su incorporación a la sociedad; tienen en sí mismos fuerza y
carácter jurídico propio, existen sin depender de las decisiones del
soberano, gozan de supremacía sobre el derecho del soberano, y son
innatos.
Derechos públicos subjetivos: con este nombre la doctrina alema-
na de fines del siglo XIX y, posteriormente, la italiana, intentan con-
vertir los derechos naturales en categorías jurídico-políticas de los
Estados de derecho posrevolucionarios. Se les entiende como un ámbi-
to de actuación libre que el Estado reconoce a sus ciudadanos dentro
del sistema jurídico que regula sus relaciones mutuas. Se les despoja
así del reconocimiento de su existencia preestatal, siendo contempla-
dos como derechos creados por el propio Estado. En algunos casos
se ha hablado simplemente de derechos subjetivos, de tal modo que
los Derechos Humanos se consideran como una subespecie de aqué-
llos, refiriéndose a los derechos subjetivos relacionados con las fa-
cultades de autodeterminación de los individuos 22.
Libertades públicas: esta nomenclatura fue incorporada por la
doctrina francesa del derecho público a comienzos del siglo XX. Pa-
ra unos autores coincidirían plenamente con la expresión derechos
del hombre y del ciudadano, mientras que para otros sólo coinciden
con aquellos derechos que son manifestación del derecho de libertad
y que son desarrollados normativamente.
Derechos fundamentales: su uso se extendió al ser utilizado por
los estudiosos del Derecho público en Alemania y Francia. Se está

20 Cf. A. E. PÉREZ LUÑO, o. c. (nota 17), 29 y 30.


21 Seguimos aquí a B. DE CASTRO: El significado de los diferentes nombres, en:
l. c. (nota 17), 95-105. Ver también A. E. PÉREZ LUÑO, o. c., 29-38.
22 Cf. ibídem, 31 y 32.

16
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

designando preferentemente a aquellos derechos reconocidos a los


ciudadanos por las constituciones. También se ha empleado esta no-
menclatura para designar a aquellos derechos que se consideran bási-
cos (fundamentales) para el ser humano 23.
Derechos morales: es un término nacido en el ámbito anglosajón.
Sólo es empleado en el campo doctrinal, intentando destacar los si-
guientes elementos: que la raíz de los derechos básicos de la persona
se encuentra en los valores morales; que mantienen una superioridad
sobre la regulación jurídica; y que refuerzan la teoría de que los de-
rechos básicos de la persona son pretensiones morales que llevan in-
serta la exigencia de ser incorporados al ordenamiento jurídico posi-
tivo, por eso se denominan derechos.
Por todo lo dicho anteriormente, podemos comprender que, según
la nomenclatura empleada, dependerá la definición que demos de es-
tos derechos. Sin embargo, el término más utilizado y admitido en la
actualidad, quizás sea el de Derechos Humanos y cuando empleamos
dicha expresión, en general, estamos refiriéndonos al conjunto de fa-
cultades que corresponden a cada miembro de la especie humana en
razón de su humanidad 24.
Otro sector de la doctrina intenta conjugar las exigencias iusnatu-
ralistas respecto a su fundamentación con las técnicas de positivación
y protección que aseguran el ejercicio de los mismos, y los define
como “un conjunto de facultades e instituciones que, en cada mo-
mento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad
y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positiva-
mente por los ordenamientos jurídicos en el ámbito nacional e inter-
nacional” 25.
En el presente estudio cuando hablemos de Derechos Humanos
tendremos en mente estas dos definiciones aquí recogidas.

23 En este sentido ver A. FERNÁNDEZ GALIANO, Concepto, sujeto y caracteres


de los Derechos Fundamentales, en: A. FERNÁNDEZ GALIANO y B. DE CAS-
TRO CID, Lecciones de Teoría del Derecho y Derecho Natural, Universitas,
Madrid 1999, 533-541.
24 B. DE CASTRO CID, El significado de los diferentes nombres, en: l. c. (nota
17), 103.
25 A. E. PEREZ LUÑO, o. c. (nota 17), 48-51.

17
RAFAEL JUNQUERA

Ahora bien, estas facultades que corresponden a los seres huma-


nos y que concretan los valores de dignidad, libertad e igualdad pue-
den ser atacadas desde diversos frentes. Tras las revoluciones cientí-
ficas y tecnológicas llevadas a cabo durante el siglo XX, al mismo
tiempo que se ha ampliado la facultad de autonomía y dominio de los
hombres, se han abierto brechas desde las que surgen nuevas posibi-
lidades de violación de dichas facultades, antaño inimaginables.
La ciencia, la técnica y la tecnología han ampliado nuestras posi-
bilidades, pero también nos han hecho mucho más vulnerables. Nos
encontramos a las puertas de poder modificar nuestra propia especie.
Podremos predecir la propensión genética a contraer determinadas
patologías o a descubrir los genes anómalos de un individuo. Es por
ello que los Derechos Humanos cobran una nueva importancia y una
dimensión diferente. Ahora se percibe que los distintos valores que
se encuentran detrás de ellos adquieren una proyección distinta.
En un principio, los Derechos Humanos cumplían una función de
lucha contra la opresión del soberano y de defensa de las libertades
individuales frente al poder, luego pasaron a ser herramientas para la
defensa de los individuos frente a otros poderes más difuminados,
pero que eran verdaderos focos de influencia y de violación de los
derechos de los particulares, los poderes económico-empresariales de
nuestra época. Y a finales del siglo XX y comienzos del XXI, surgen
nuevos factores que, combinados a los anteriores, fortalecen aún más
la función de los Derechos Humanos como defensa de las sujetos
humanos, no sólo frente al poder político o al poder fáctico-
económico, sino también frente al poder biotecnológico, cuya esfera
de actuación puede incidir en las entrañas genéticas de los individuos
y de la propia especie 26.
Por lo tanto, la biotecnología y la biomedicina han sido factores
que han variado el foco de proyección de los Derechos Humanos,
presentando un nuevo campo de incidencia. Es en este punto donde
debemos entrar a analizarlos, considerándolos como criterios orien-
tadores de la Bioética y del Bioderecho.

26 Cf. F. J. BLÁZQUEZ-RUIZ, Igualdad, Libertad y Dignidad, Universidad de


Navarra, Pamplona 2003, 175.

18
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

III. LOS DERECHOS HUMANOS: CRITERIO ORIENTADOR DE LA


BIOÉTICA

En este apartado, una vez vistas las delimitaciones conceptuales


anteriores, comenzaremos por mostrar que la Bioética y los Dere-
chos Humanos comparten algunos rasgos comunes: ambos conceptos
son un tanto equívocos y vagos; y ambas materias son pluridiscipli-
nares. Por lo tanto, ya de entrada, podemos predicar una primera re-
lación entre los dos. A continuación, defenderemos la idea de que los
Derechos Humanos están vinculados a la Bioética, deben estar en su
fundamento y deben de servir de criterio orientador de todas las ac-
tuaciones biomédicas.
Es importante destacar inicialmente, que en el momento en que el
Derecho interviene en el campo de la Bioética, debemos evitar dos
posibles extremos: ser demasiado restrictivo para el científico, o de-
masiado débil a la hora de garantizar los intereses de las personas y
de la sociedad 27. Esta intervención debe asegurar el mínimo ético de
la sociedad en la que surge, y que se organiza por un ordenamiento
jurídico, siempre que éste proceda del mismo grupo social a través
de la participación democrática.
A la hora de constituir ese mínimo, el Derecho cuenta hoy en día
con unos instrumentos preciosos que son los Derechos Humanos,
pues ha quedado de manifiesto desde diversos ángulos que no se ha
conocido una convergencia ética universal de tanto calado como La
Declaración Universal de los Derechos Humanos28. Esta declara-

27 Cf. R ANDORNO, o. c., 47. En cuanto al papel que debe cumplir el derecho en
este sector ver R. JUNQUERA DE ESTÉFANI, El Derecho y la Bioética, en: A.
M. MARCOS DEL CANO (coord.), l. c. (nota 13), 131-134.
28 Cf. B. DE CASTRO CID, Biotecnología: la nueva frontera de los Derechos
Humanos, en: AA.VV., Horizontes de la Filosofía del derecho. Homenaje a
Luis García San Miguel, Tomo I, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares
2002, 558. En todo lo referente a la relación entre las biotecnologías y los
Derechos Humanos ver también, de este mismo autor: Biotecnología y dere-
chos Humanos: presente y futuro, en: N. MARTÍNEZ MORÁN, Biotecnología,
Derecho y dignidad humana, Comares, Granada 2003, 67-82; Biotecnología
y Derechos Humanos: ¿complementariedad o conflicto?, en: A. M. MARCOS
DEL CANO (coord.), l. c. (nota 13), 13-30.

19
RAFAEL JUNQUERA

ción se ha convertido en el instrumento ético-jurídico configurador


de la mayor parte de nuestras sociedades y es ya un común denomi-
nador vincularlo con los avances y aplicaciones de las ciencias bio-
médicas 29, pues éstas pueden interferir en el disfrute de los derechos
individuales 30.
Más aún, los problemas que nacen en el campo de la Bioética
hacen converger hechos biológicos y medios instrumentales con sis-
temas de valores, y dicha convergencia precisa de un cauce jurídi-
co 31. Cuando desde este vasto campo hablamos de la necesidad de
proteger la primacía de la persona, su inviolabilidad e integridad o la
de la especie humana, el carácter no patrimonial del cuerpo humano,
la prohibición de la eugenesia, el respeto a la autonomía del paciente,
etc., estamos hablando de la confluencia entre Bioética y Derechos
Humanos 32.
Esta nueva realidad surgida de la tecnociencia nos ha conducido a
trabajar en la línea de obtener un desarrollo más amplio de los Dere-
chos Humanos, identificar nuevos derechos, nuevas generaciones de
derechos o nuevos titulares de los mismos 33. Pero, según Romeo Ca-
sabona, para llevar a cabo dicha tarea se debe partir de unos presu-
puestos: en primer lugar de la propia realidad objeto del estudio jurí-
dico (biología, genética, etc.); en segundo lugar, de las valoraciones
aportadas por el debate ético; y, en tercer lugar, de las propias cons-
trucciones que desde el ámbito de los Derechos Humanos se van rea-
lizando a la hora de regular las aplicaciones biomédicas 34.

29 Cf. C. M. ROMEO CASABONA, Los genes y sus leyes. El derecho ante el ge-
noma humano, Cátedra Derecho y Genoma Humano-Comares, Bilbao-
Granada 2002, 13.
30 Cf. B. DE CASTRO CID, Biotecnología: la nueva frontera de los Derechos
Humanos, en l. c. (nota 17), 558.
31 Cf. P. F. HOOFT, o. c. (nota 1), 11.
32 Cf. ibídem, 13. A la hora de presentar la confluencia entre varios bienes o
valores en juego conviene leer el trabajo de N. MARTÍNEZ M ORÁN, La liber-
tad de investigación y sus límites, en: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI (coord.), l.
c. (nota 2).
33 Cf. C. M. ROMEO CASABONA, o. c. (nota 29), 15.
34 Cf. ibídem, 13-14.

20
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

Una vez conjugados estos presupuestos, necesitamos hacer unas


consideraciones a tener en cuenta para el diálogo entre Bioética y
Derechos Humanos, que son las siguientes 35:
• No se pueden entender los Derechos Humanos exclusivamente
como un límite a los avances de la biomedicina, sino que, debido
a su propia finalidad protectora, deben impulsar la aplicación de
dichos avances para mejorar la calidad de vida de los hombres.
• A la hora de solucionar los conflictos entre la aplicación biotec-
nológica y el disfrute de los derechos, se deberán ponderar todos
los diferentes derechos e intereses implicados.
• Se debe considerar que la libertad de investigación es un derecho
humano básico, pero que, al igual que el resto de los derechos de
libertad, al originar riesgos para valores y bienes de igual rango
debe verse limitada.
• Para que se pueda hablar de los Derechos Humanos como criterio
limitador y orientador de estas prácticas, debemos contar con un
auténtico sujeto humano.
• Y como principio general, podemos establecer que las prácticas
biomédicas obtienen su legitimación siempre que no pongan en
peligro grave y cierto la vida y salud de las personas, así como la
de las plantas y animales de los que dependa la vida de aquellas.
En la actualidad contamos con algunos instrumentos de derecho
positivo a través de los cuales ha cristalizado esta relación entre Bio-
ética y Derechos Humanos. A continuación vamos a centrarnos en
dos, que por su repercusión internacional consideramos entre los más
importantes: La Declaración Universal sobre el Genoma Humano y
los Derechos Humanos y el Convenio para la protección de los De-
rechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las
aplicaciones de la Biología y la medicina (Convenio relativo a los
Derechos Humanos y la biomedicina)36.

35 Cf. B. DE CASTRO CID, l. c. (nota 17), 573.


36 Sobre este convenio ver: G. GONZÁLEZ R. ARNÁIZ- J. C. ÁLVAREZ - L.
ÁLVAREZ, Convenio Europeo de Bioética. Claves de lectura. Dignidad del
ser humano: Moralia 20 (1997) 429-440; F. J. ELIZARI, Convenio Europeo de
Bioética. Presentación del Convenio: Moralia 20 (1997) 401-412.

21
RAFAEL JUNQUERA

IV. DECLARACIÓN UNIVERSAL SOBRE EL GENOMA HUMANO Y


LOS DERECHOS HUMANOS (11 DE NOVIEMBRE DE 1997)

En el Preámbulo de esta Declaración se hace referencia a diversas


declaraciones, convenios y convenciones relativas a los Derechos
Humanos, y se reconoce que las investigaciones sobre el genoma
humano y sus aplicaciones suponen una esperanza para la mejora de
la salud de los individuos y de la humanidad. Pero al mismo tiempo
se destaca la necesidad de respetar plenamente la dignidad, la liber-
tad y los derechos de la persona humana y de prohibir toda forma de
discriminación por motivos genéticos. Con estas finalidades se pro-
claman, ya en su articulado, unos principios y unos derechos.
Los principios base, relacionados con la dignidad humana, de los
que se parte son:
 que el genoma humano es la base de la unidad fundamental de los
seres humanos (art. 1);
 que es el centro del reconocimiento de la dignidad y diversidad
intrínsecas a los hombres (art. 1);
 que el genoma humano es patrimonio de la humanidad, aunque en
sentido simbólico (art. 1);
 que todo individuo independientemente a sus características gené-
ticas tiene derecho al respeto a su dignidad y derechos (art. 2,a);
 que no se debe reducir a los individuos a sus características gené-
ticas (art. 2,b);
 que debe respetarse su carácter único y diverso (art. 2,b);
 que las posibilidades que entraña el genoma humano se expresan
en función del entorno natural y social de cada persona (art. 3); y
 que el genoma humano no debe dar lugar a beneficios pecuniarios
(art. 4).
A continuación se declaran los derechos de las personas implica-
das, (arts. 5, 6, 7 y 8), que son:
 derecho a una evaluación previa de riesgos y ventajas de cual-
quier actuación sobre su genoma;
 derecho a prestar el consentimiento previo, libre e informado;

22
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

 derecho a respetar su decisión a que se le informe o no de los re-


sultados y consecuencias de su examen genético;
 derecho a que los protocolos de investigación se sometan a una eva-
luación previa, conforme a la normativa nacional e internacional;
 derecho a que cualquier investigación en su genoma, en caso de
no estar en condiciones de manifestar su consentimiento, sólo se
lleve a cabo con el requisito de que suponga un beneficio directo
para su salud;
 derecho a no ser discriminado por las características genéticas
 derecho a que se proteja la confidencialidad de sus datos genéti-
cos; y
 derecho a una reparación por daños causados por la intervención
en su genoma.
Se prevé una excepción a los principios de consentimiento y con-
fidencialidad, pudiendo limitarse en aras de proteger, precisamente,
los Derechos Humanos y las libertades fundamentales (art. 9).
En lo referente a la investigación que tenga por objeto el genoma,
se establece que, en ningún caso, podrá prevalecer sobre el respeto a
los Derechos Humanos, las libertades fundamentales y la dignidad
humana (art. 10), considerándose la clonación reproductiva como
una práctica contraria a esta dignidad y que, por tanto, debe prohibir-
se (art. 11). Igualmente, se establece el derecho de toda persona a ac-
ceder a los progresos en materia de genoma humano (art. 12,a). Se
reitera que toda aplicación de la investigación acerca del genoma
humano debe orientarse a aliviar el sufrimiento y mejorar la salud del
individuo y de toda la humanidad (art. 12,b).
También cuenta con un apartado específico relativo a la actividad
científica que se refiera al genoma y a la que se impone unas condi-
ciones:
 se exige de los investigadores responsabilidades de rigor, pruden-
cia, probidad intelectual e integridad, en la realización de sus in-
vestigaciones y en la utilización y presentación de los resultados
(art. 13);
 se pide de los Estados que tomen las medidas para favorecer la in-
vestigación en este campo, teniendo en cuenta las consecuencias

23
RAFAEL JUNQUERA

éticas, legales, sociales y económicas (art. 14) y el respeto de los


principios de esta Declaración, así como su uso pacífico (art. 15);
 se establece la necesidad de que los Estados reconozcan el interés
de promover la creación de comités de ética independientes, plu-
ridisciplinares y pluralistas (art. 16).
En la última parte de la Declaración se proclama que los Estados
deben respetar y promover la solidaridad con los individuos, familias
o poblaciones expuestos a enfermedades o discapacidades genéticas
(art. 17), así como la necesidad de hacer todo lo posible para la difu-
sión y cooperación internacional del saber científico sobre el genoma
humano, la diversidad humana y la investigación genética, favore-
ciendo la cooperación científica y cultural entre países industrializa-
dos y países en desarrollo.
Esta Declaración se proclamó en un momento en que los estudios
acerca del genoma humano estaban dando sus primeros frutos y nos
encontrábamos ya muy cerca de conseguir el desciframiento del
mismo. Esta circunstancia llevó al intento de evitar que la situación
emergente implicase una nueva fuente de atentados contra el ser
humano. La sociedad internacional estuvo rápida de reflejos para do-
tarse de instrumentos que garantizasen la protección de derechos re-
lacionados con el genoma.
Pero también podemos decir que este documento adolece de ser
excesivamente biologicista, al considerar que el genoma humano es
la base de la unidad fundamental de los seres humanos y centro del
reconocimiento de su dignidad intrínseca. ¿Somos dignos sólo por-
que nuestro genoma tiene unas determinadas características? ¿La
unidad de todos los seres humanos se basa en el genoma que poseen?
Pensamos que estas afirmaciones no son ni más ni menos que una
nueva manifestación de la corriente especifista 37.
En este documento se manifiesta, ya desde sus inicios y conti-
nuando por su articulado, cómo la vinculación entre los Derechos
Humanos y la Bioética es sustancial.

37 Entendemos por especifismo la doctrina que considera que el ser humano es


digno simplemente por el hecho de pertenecer a una especie determinada: la
humana.

24
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

V. CONVENIO RELATIVO A LOS DERECHOS HUMANOS


Y LA BIOMEDICINA (4 DE ABRIL DE 1997) 38

Igual que la Declaración anterior, este Convenio inicia su Preám-


bulo aludiendo a Declaraciones, Pactos, Convenciones, Cartas y
otros documentos internacionales relativos a los Derechos Humanos
para, posteriormente, establecer algunas constataciones y necesida-
des previas. Las constataciones son dos: la rapidez de los avances de
la biología y de la medicina; y que la práctica inadecuada de la bio-
logía y de la medicina pueden hacer peligrar la dignidad humana.
Las necesidades que se descubren son:
 respetar al ser humano como persona y como perteneciente a la
especie humana;
 garantizar la dignidad del ser humano;
 aprovechar los progresos de la biología y de la medicina a favor
de generaciones presentes y futuras;
 cooperar internacionalmente para que toda la humanidad se bene-
ficie de estos progresos; y
 promover un debate público sobre estas cuestiones 39.
Una vez iniciado el articulado, se marcan unos principios genera-
les en las aplicaciones de la biología y la medicina:
 proteger la identidad y dignidad del ser humano (art. 1, párrafo 1º);
 garantizar a toda persona la integridad y los derechos fundamen-
tales (art. 1, párrafo 1º);
 declarar la primacía del interés y bienestar del ser humano sobre
la sociedad y la ciencia (art. 2);
 garantizar el acceso igualitario a los beneficios de una sanidad de
calidad apropiada (art. 3);
 y, como toda otra intervención en el campo sanitario, deberá ac-
tuarse según las obligaciones y normas de conducta profesionales
(art. 4).

38 Se publicó en el BOE nº 251, de 20 de octubre de 1999. En España entró en


vigor como normativa interna a partir de enero de 2000.
39 En el mismo sentido se manifiesta el artículo 28.

25
RAFAEL JUNQUERA

Una vez establecidas estas disposiciones generales aparecen re-


cogidos varios derechos en el resto del articulado, tales como:
♦ derecho a otorgar el consentimiento informado;
♦ derecho a la información;
♦ derecho a la intimidad;
♦ derecho a no ser discriminado;
♦ derecho a no sufrir modificaciones en el genoma;
♦ derecho a la libre experimentación científica;
♦ derecho a la integridad personal;
♦ derecho a que el cuerpo humano y sus partes no sean fuente de
aprovechamiento;
♦ derecho a una reparación equitativa.

Pasamos a continuación a tratar cada uno de ellos.


Derecho a otorgar el consentimiento informado40. Se recoge la
regla general de que cualquier actuación en sanidad debe contar con
el consentimiento libre, inequívoco y adecuadamente informado
acerca de la finalidad y naturaleza de la intervención, así como de los
riesgos y consecuencias (art. 5). Sobre esta norma genérica, se esta-
blecen unos mecanismos de protección de las personas incapaces pa-
ra otorgar su consentimiento:
 sólo se podrá actuar en su beneficio directo (art. 6.1, art. 7 y art. 8);
 se precisa la autorización de un representante (art. 6.2, y 6.3) pre-
viamente informado (art. 6.4);
 se intentará que la persona afectada intervenga, si existe posibili-
dad, en el proceso de autorización (art. 6.3, segundo párrafo),
ahora bien, tratándose de menores de edad se establece que se
tomará en consideración su opinión dependiendo de la edad y de
la madurez personal (art. 6.2, segundo párrafo);

40 Sobre la autonomía del paciente ver: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI, La auto-


nomía como derecho básico del paciente. La regulación española, en: R.
JUNQUERA DE ESTÉFANI (coord.), l. c., (nota 2); ver también M. CASADO
GONZÁLEZ, Hacia la autonomía en Sanidad, en: A. M. MARCOS DEL CANO
(coord.), l. c. (nota 13), 107-118.

26
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

 por motivos de urgencia y para realizar las intervenciones indis-


pensables a favor de su salud, se podrá actuar sin el consenti-
miento adecuado (art. 8); y, por último,
 se tendrán en cuenta los deseos expresados con anterioridad a la
incapacidad (art. 9).
Derecho a la información41. Este derecho aparece recogido con
dos vertientes. Por una parte, se afirma el derecho que asiste a cual-
quier persona a recibir la información adecuada sobre la finalidad y
naturaleza de las intervenciones y sobre los riesgos y consecuencias
de las mismas previamente a otorgar su consentimiento (art. 5.1,
párrafo 2º). De otra parte, se afirma el derecho de toda persona a co-
nocer toda información respecto a su salud (art. 10,2). Esta última
vertiente tiene también su formulación negativa en cuanto que apare-
ce recogido el derecho a no ser informado (art. 10.2).
Derecho a la intimidad42. Se proclama que en lo relativo a las in-
formaciones obtenidas acerca de la salud de un sujeto, éste tiene de-
recho a ser respetado en la vida privada (art. 10.1). Pero, la redacción
es un tanto vaga y equívoca, ¿qué se entiende por ser respetado en la
vida privada?
Derecho a no ser discriminado43. Este derecho aparece procla-
mado en un doble aspecto. En primer lugar, se declara el derecho a
ser respetado en su integridad, sin discriminación alguna, en la apli-
cación de la biología y de la medicina (art. 1). En segundo lugar se
prohíbe toda forma de discriminación a causa de su patrimonio gené-
tico (art. 11), admitiéndose las pruebas predictivas de enfermedades
genéticas sólo con fines médicos o de investigación médica y con el

41 Sobre este derecho ver lo que al mismo se refiere en: R. JUNQUERA DE ESTÉ-
FANI, o.c., en: l. c., (nota 2).
42 En lo relativo a este derecho en concreto ver: A. E. PÉREZ LUÑO, Bioética e
intimidad. La tutela de los datos personales bioéticos, en: A. M. MARCOS
DEL CANO (coord.), l. c. (nota 13), 31-62; ver también: N. MARTÍNEZ
MORÁN, La intimidad y la medicina, en: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI (coord.),
l. c., (nota 2).
43 Ver J. BLÁZQUEZ-RUIZ, Dignidad, privacidad y discriminación como retos
filosófico-jurídicos de la nueva genética, en: R. JUNQUERA DE ESTÉFANI (co-
ord.), l. c., (nota 2).

27
RAFAEL JUNQUERA

asesoramiento genético apropiado (art. 12). Se puede entender, pues-


to que aparece recogido dentro del mismo capítulo 44, que con la fina-
lidad de evitar la discriminación se prohíbe la selección de sexo del
que va a nacer, salvo por motivos terapéuticos (art. 14).
Derecho a no sufrir modificaciones en el genoma. Este derecho
no aparece formulado de una manera clara, y es difícil conocer quién
es el sujeto del mismo, puesto que se dice que sólo se pueden realizar
intervenciones que modifiquen el genoma humano por motivos pre-
ventivos, diagnósticos o terapéuticos, y siempre que no se pretenda
modificar el genoma de la descendencia (art. 13).
Derecho a la libre experimentación científica. Se proclama que la
experimentación científica en el ámbito de la biología y de la medi-
cina se efectuará libremente, siempre que quede a salvo la protección
del ser humano (art. 15).
Derecho a la integridad personal. Se garantiza a toda persona el
respeto a la integridad en las aplicaciones biológicas y médicas (art.
1). El término integridad está empleado en un sentido amplio, no li-
mitado a la física. Dentro de este derecho, podemos subsumir la
prohibición de realizar ningún experimento con una persona (art. 16),
aunque se permiten excepciones siempre que concurran las siguien-
tes condiciones:
 que no exista método alternativo de experimentación (art. 16.I);
 que los riesgos no sean desproporcionados con respecto a los be-
neficios potenciales (art. 16.II);
 que el proyecto sea aprobado por la autoridad competente (art.
16.III);
 que la persona que se preste a la experimentación esté informada
de sus derechos y garantías (art. 16.IV); y
 que se haya otorgado el consentimiento libre, explícitamente y
consignado por escrito (art. 16.V).
Si la persona no tiene capacidad para expresar su consentimiento,
deben concurrir, además, otras condiciones: que los resultados su-
pongan un beneficio real y directo para su salud (art. 17.1.II), aunque

44 Capítulo cuarto.

28
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

esta condición podría no darse si se cumplen todas las restantes, así


como que el experimento busque obtener resultados que permitan
beneficiar a la persona afectada o a otras de la misma categoría de
edad o que padezcan la misma enfermedad o tengan las misma carac-
terísticas (art. 17.2.I) y que el experimento sólo represente un riesgo
mínimo (art. 17.2.II); que el experimento no pueda realizarse en
otros sujetos capaces de otorgar su consentimiento (art. 17.1.III); que
la persona no exprese su rechazo (art. 17.1.IV).
En cuanto a la extracción de órganos, sólo se admiten donantes
vivos si es en interés del receptor y no se dispone de donante falleci-
do ni de otro método terapéutico eficaz (art. 19.1), siempre que se
cuente con el consentimiento libre y explícitamente otorgado, bien
por escrito o ante una autoridad (art. 19.2). Ahora bien, no se permite
que el donante no tenga capacidad para expresar el consentimiento
(art. 20.1), salvo que se den las siguientes condiciones: si no se dis-
pone de donante compatible capaz de prestar el consentimiento (art.
20.2.I); si el receptor es hermano/a del donante (art. 20.2.II); si la
donación es para salvar la vida del receptor (art. 20.2.III); si el repre-
sentante ha dado por escrito la autorización (art. 20.2.IV); y si el do-
nante potencial no expresa su rechazo (art. 20.2.V).
Derecho a que el cuerpo humano y sus partes no sean fuente de
aprovechamiento. Se establece la prohibición de que el cuerpo
humano y sus partes no sean fuente de aprovechamiento (art. 21), pe-
ro no se explica qué se entiende por tal. Consideramos que, analizan-
do esta norma en comparación con el resto de normativa existente en
los países europeos 45, hay que entenderlo como lucro económico, es
decir, que no pueden ser objeto de transacciones mercantiles.
Derecho a una reparación equitativa. Por último, se recoge el de-
recho, que tiene toda persona que haya sufrido un daño injustificado
por estas intervenciones, a una reparación equitativa (art. 22).

45 Las legislaciones, en materias de Bioética, de la mayoría de los países del


entorno europeo sancionan la utilización del cuerpo humano o de sus partes
para obtener un lucro económico, hasta el punto de caer en la reiteración al
exigir la “gratuidad de las donaciones” del material biológico o de partes del
cuerpo humano.

29
RAFAEL JUNQUERA

Como una medida actualizadora del Convenio se utiliza un ins-


trumento que ya se está empleando en algunas normativas bioéticas:
se prevé que en un plazo máximo de cinco años desde su entrada en
vigor sea objeto de una revisión por parte del Comité Director de
Bioética del Consejo de Europa con la finalidad de tener en cuenta
los avances científicos. Posteriormente, el mismo Comité establecerá
los intervalos para futuras actualizaciones (art. 32.4).
Consideramos muy interesante esta medida y abogamos porque el
resto de normas que regulen aspectos biomédicos la incluyan, ya que
se trata de un mecanismo que evitaría el desajuste entre el avance
científico y la regulación jurídica.
El profesor Romeo Casabona considera que de estos dos docu-
mentos se pueden entresacar unos “bienes o derechos” (aunque él los
refiere en concreto al genoma humano) que son 46:
 Necesidad de respetar al ser humano como persona y como per-
teneciente a la especie humana: presenta la novedad de adscribir
al ser humano a su grupo biológico natural (la especie).
 La preocupación por la especie humana se proyecta hacia el futu-
ro: hacia las próximas generaciones.
 Se proclama, también en este campo, la vigencia de los principios
universales de igualdad y no discriminación, y de los derechos a
la libertad, integridad e intimidad.
 La protección de la identidad del ser humano se amplía desde el
campo de la identidad personal al campo de la identidad biológi-
ca o genética.
 Consideración del genoma humano como patrimonio de la huma-
nidad, y por ello merecedor de una protección específica.
 Reconocimiento de la diversidad biológica como un bien mere-
cedor de protección.
 La selección o modificación genética o rasgos fenotípicos sólo es
lícita si pretende la prevención de enfermedades hereditarias graves.
 El respeto de la autonomía y de la integridad física y mental.

46 Cf. C. M. ROMEO CASABONA, o. c. (nota 29), 18-21.

30
Los Derechos Humanos: criterios para la Bioética

 El derecho a la participación en los beneficios que proporcionan


los avances científicos y tecnológicos.
 El derecho a la vida aparece implícitamente recogido en el tras-
fondo de ambos textos.
Como hemos podido comprobar, en los dos documentos existe
una continua referencia a las diversas declaraciones de Derechos
Humanos, pero además se ha producido en los últimos años la apari-
ción de nuevos derechos o se ha otorgado a los ya existentes una ma-
yor amplitud de contenido o, incluso, un enfoque distinto al que han
tenido tradicionalmente.
Así, la mayor parte de los nuevos textos o declaraciones que van
apareciendo, ya recogen en su normativa la referencia a determina-
dos derechos relativos a algunos aspectos bioéticos. Es el caso, por
ejemplo, del proyecto de Constitución Europea que, en su parte se-
gunda, donde se inserta la Carta de los Derechos Fundamentales de
la Unión, se declara que toda persona tiene derecho a su integridad
física y psíquica y, más en concreto, dentro del ámbito de la medici-
na y de la biología, establece:
 la obligación de respetar el consentimiento libre e informado de
la persona;
 la prohibición de las prácticas eugenésicas, especialmente las que
persiguen la selección de personas;
 la prohibición de que el cuerpo humano o sus partes sean objeto
de lucro; y
 la prohibición de la clonación reproductora de seres humanos.
Ahora bien, todos estos aspectos son considerados manifestacio-
nes del derecho a la integridad de la persona, puesto que son regu-
lados dentro del artículo que aparece bajo el mencionado epígrafe
(art. II-3). También es significativo que este artículo está dentro del
Título dedicado a la dignidad (Título I, Parte II), por lo que se dedu-
ce que todas las acciones mencionadas se regulan por afectar positiva
o negativamente a la dignidad del ser humano. Quizá, se pueda con-
siderar que el listado que se recoge en la norma mencionada resulta
muy exiguo, dejando fuera de regulación otras facetas que desde el
campo biosanitario también afectan a los derechos fundamentales y a
la dignidad del ser humano.

31
RAFAEL JUNQUERA

Otra alusión explícita que recoge este proyecto es, dentro del títu-
lo dedicado a la igualdad (Título III, Parte II), la prohibición de dis-
criminar por ningún motivo, entre los que concretamente se recoge
aquél fundado en las características genéticas (art. II-21,1, Parte II).
Estamos en los umbrales de nuevos horizontes 47 para este bloque
de derechos, horizontes abiertos por las nuevas técnicas y tecnolog-
ías, donde se han descubierto bienes que deben ser protegidos por
verse afectada la persona. La novedad de la situación puede llevarnos
a descubrir derechos donde no hay tales pues se trata, simplemente,
de nuevas manifestaciones de los ya reconocidos, o a pasar por alto
algunos derechos que debían ser declarados y protegidos.
Podemos concluir manifestando nuestra creencia, si no ha queda-
do ya suficientemente clara, en que Bioética y Derechos Humanos se
encuentran totalmente unidos, pues estos últimos se han constituido
en criterios orientadores y fundamentadores de las valoraciones bio-
éticas. Pero, el auténtico problema, como ocurre en otros campos, es
conseguir la plena eficacia, protección y garantía de los Derechos
Humanos. Si bien, el hecho de reflexionar, argumentar, fundamentar
estos derechos colabora a sensibilizar a nuestra sociedad sobre los
mismos y, a largo plazo, ayudará a que sean respetados.

47 De hecho, como hemos podido comprobar en notas anteriores, algunos auto-


res así lo han reconocido en el mismo título de alguna de sus obras: B. DE
CASTRO CID, Biotecnología: la nueva frontera de los Derechos Humanos,
en: l. c (nota 28).

32

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