Está en la página 1de 5

Orbita al Sol V

U
na vez escuche decir a alguien que no podemos
solamente ser participes de una vida, si no, de varias al
mismo tiempo. En aquel entonces, no entendía a que se
refería, pero con el tiempo y la suficiente experiencia he llegado a
saber que realmente nuestra vida no es solo una, si no, las de aquellas
que también se encuentran alrededor de nosotros.
Me ha tomado más tiempo del que esperaba encontrar las palabras
correctas, y se que no las he hallado, cada momento que se vive, forma
un paso determinante en cada sendero que se toma. La experiencia de
estar vivos no consiste en el equilibrio, lo cual es observable desde
todos los aspectos. Nuestra situación emocional, laboral, profesional
y familiar afectan de manera constante y contundente. Cuando menos
se espera, nos encontramos sumidos con la mirada perdida en un bus,
en un café, en la cama, en el baño mientras nos duchamos, en frente
de una computadora, o entre un grupo grande de personas, divagando
en ideas que encontramos deliciosas por la ilusión de encontrar un
balance adecuado y una solución ante cualquier problema.
— ¿Qué ha sucedido en tu año?
— …
— ¿Cómo te has sentido?
— …
— ¿Qué has pensado, saboreado, opinado, experimentado?
— …
Tristeza, alegría, depresión, soledad, compañía, nostalgia,
desolación, amor, incertidumbre, cambio, miedo, sueño, cansancio,
enfermedad, risa, dudas, empatía, astucia, chisme, enojo, impotencia,
arrebato, ignorancia, aprendizaje, Estrés, tranquilidad, determinación,
inteligencia, rectitud, carácter, drama, llanto, irracionalidad,
conformidad, alternativas, fracaso, esperanza, anhelo, dirección,
firmeza, racional, dureza, correcto, malo, bondad, aceptación,
negación, negociación, duelo, amabilidad, generosidad, egoísmo,
hipocresía, igualdad, escepticismo, religión, disfrute, agonía, valor.
— Todo ello podrías darle un recuerdo, ¿Cierto?
— Si —respondí — sí que podría hacerlo.
— ¿Quieres hablar de ello?
— No, por el momento no quisiera hablarlo. No es una
lista corta. Tomaría demasiado tiempo.
— Eso es lo que mas tienes.
— No lo creo — dije por miedo.
— Inténtalo.
Era noche, volvía a casa después de un día de trabajo más aburrido
que cualquier otro, faltaban tres días para acabar el año y un tonto me
hizo pensar en todo lo que me ha pasado, una encuesta rara me llego
por correo, diciendo que escribiría algo para final de año. Reviví esos
recuerdos, estaban guardados en un rincón, los mas molestos. Evite
pensar en que ya ha pasado todo eso, y me obligue a reflexionar de
un modo u otro. No fue sencillo, a decir verdad, pero puedo separar
todo aquello que me ha hecho daño de lo que si he reconocido como
fortuna en mis días.
— En eso consiste ¿Cierto?
— ¿Qué quieres decir?
— La vida, digo, en eso consiste, no parar.
— Creo que es una forma de verlo — me respondió con un
aspecto poco conforme.
— No tenemos suficiente tiempo para detenernos, solamente se
puede avanzar, no tengo tiempo para detenerme.
— Es tu forma de verlo, ¿no crees? No todas las personas
consideran el tiempo un obstáculo, pero te puedo asegurar
que muchos comparten ese criterio.
— …
— Deberías continuar.
— ¿Haciendo qué? — pregunte bruscamente.
— Contando tu historia — afirmo mientras cogía un banano de
la mesa — ¿Qué fruta te gusta?
— El kiwi, no es mi fruta favorita, pero es lo mas exótico que
considero comer.
— A mi también, me encanta.
Llegue a casa, salude a mi madre, y deje todas mis cosas en mi
cuarto. Me puse algo más cómodo solamente para desparramarme en
mi cama. Intente distraerme con un libro, luego con redes, acaricie a
mi perro, pero no podía dejar de divagar entre las ideas. Un gato paso
por el techo resonando la viga vieja de la casa, pensé que quizás ser un
gato es más fácil en esta vida, hacer como que nada mas que nosotros
mismos importa y recibir comida gratis, ser gato seria genial.
— No estoy de acuerdo.
— ¿Por qué? — aunque en mis adentros, sea cual fuese la
respuesta la encontraría ofensiva
— No necesitas ser gato para pensar solamente en ti mismo,
pero, aunque es posible, realmente seria demasiado triste. No
es eso lo que decías al inicio de nuestra charla.
— Claro, tienes razón, pero eso no deja desprestigiar la genial
vida que llevan los gatos —respondí, tranquilamente o eso
quería.
El cuerpo no siempre obedece a nuestros deseos y le encanta sufrir
todo el tiempo, siempre tengo episodios de ansiedad, pero este no era
uno de ellos. Camine a la cocina, tome un vaso de agua y regrese a la
cama, mi peluche me miraba con ansias de un abrazo, lo tome y me
sentía un poco mejor. La música es la única vía para dejar de pensar en
días como estos. Pero no siempre ayudaba como pretendía, ese tonto
me había hecho recordar demasiado.
Pasaron tres días, llego el final de año, mi familia hizo una cena
modesta y hablamos largo y tendido de puras nimiedades del día a día,
los vecinos contaban chismes mientras la carne rebosaba en el asador.
Un año mas pensé. Mañana seguiré siendo el mismo, pero quizás con
un poco más de sabiduría o algo mas de tristeza, pero, sigo siendo
yo. Sigo caminando, un paso a la vez, porque no importa realmente
el primer paso, si no, el siguiente, o al menos, eso leí en uno de mis
libros favoritos. Vivo mi vida y formo parte de las demás, creo que
no importa que suceda, solo seguiré intentando ser quien soy y eso lo
que basta.
— ¿No lo crees? — pregunté nuevamente a mí mismo.
— En eso, estamos totalmente de acuerdo — dije.
— Otra orbita más.
— Otras más — Resolví.

Feliz orbita al sol, tarde, pero siempre constante.


Kenneth G.

También podría gustarte