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UNIVERSIDAD DEL AZUAY

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS

CARRERA: ECONOMÍA

Ética Profesional

Autora:

Paola Sanizaca

Docente:

Bernardita Quintanilla

Asignatura:

Ética y Responsabilidad social


La ética profesional en Economía

La ética está presente a lo largo de toda la vida, desde la primera orientación de conducta

humana percibida en el hogar cuando somos niños hasta el día de la muerte. La ética rige la

conducta del ser humano incluyendo la vida profesional, no se limita a la vida personal, pero

influye más en ciertos aspectos de nuestro desarrollo individual. Es así como encontramos

personas no académicas que buscan ser éticamente intachables en sus labores diarias como

profesionales de distintos campos cuyo anhelo es desenvolverse profesionalmente con una ética

implacable. Así también se encuentran personas que en diversos aspectos no dudarían en poner

sus objetivos personales por encima de la ética. En el presente ensayo se buscan las soluciones a

los problemas éticos que pueden surgir dentro del campo de la Economía.

Los economistas como tal, ¿qué tanto influyen en la sociedad?. La importancia de la

economía en la historia aumentó, según se intensificó y diversificó la división del trabajo, así

como la propiedad y uso de los medios e instrumentos de trabajo y de producción (Huaylupo

Alcázar, 2007). Se puede inferir que la economía ha estado presente por siglos dentro de nuestras

sociedades, aún si, esto no responde que tan importante es dentro del contexto actual. De acuerdo

a Cañas-Quirós (1998), el valor de una profesión se mide por el grado de servicio que hagamos

al bienestar general. En función de esta perspectiva, de forma ortodoxa se puede mencionar que

se conoce a la economía como un pilar organizacional que maneja de forma sutil el consumo y el

gasto de las naciones. Todos practican sus principios, aunque los desconozcan, llega a ser

intuitivo y, lamentablemente, subjetivo.

En sus orígenes la economía, como todas las ciencias sociales, estaba enfocada

absolutamente en el bienestar económico y productivo general; sin embargo, la economía por sí


sola no existe, es manejada y ejecutada por los seres humanos de forma consciente o

inconsciente. La economía, como forma organizativa, no puede eludir su naturaleza dependiente

de la actuación de los sujetos en sus contextos y espacios temporales (Huaylupo Alcázar, 2007).

Cómo es de conocimiento general, los seres humanos son individuos cuya ética depende

de distintos factores que pueden o no ser manipulados en favor de su beneficio individual. Es así

como en más de una ocasión, diversos economistas han usado esta ciencia social como un arma

personal con el fin de demostrar sus teorías o de forma errónea al priorizar los resultados sobre

las consecuencias.

Un claro ejemplo de una aplicación de una teoría económica que priorizó los resultados

pronosticados sobre las consecuencias sin alejarnos mucho del contexto latinoamericano es el

“Milagro de Chile”, un ejemplo claro de cómo la economía puede afectar a la sociedad de

manera abrupta cuando la prioridad son los resultados econométricos. El milagro económico de

Chile inicia a partir de marzo de 1975, que inició lo que no fue otra cosa más que un

experimento, la aplicación de una economía neoliberal y ortodoxa que apenas estaba surgiendo

en teoría, planificada y ejecutada por los pupilos del economista Milton Friedman, que en ese

entonces fueron apodados los Chicago Boys, un grupo de economistas que influenciaron al

presidente chileno de ese entonces Augusto Pinochet con la idea milagrosa de salvar la economía

chilena (Bravo, 2012).

Aunque a largo plazo su aplicación fue exitosa, ya que los años 1980-1981 fueron los del

“milagro económico chileno” de acuerdo a las cifras pues se obtuvo un superávit fiscal de 2.9%

la inflación bajo a 2 dígitos y la tasa promedio anual de crecimiento bordeó el 8%, este tiempo de

bonanza no fue duradero y en ciertos aspectos sigue siendo recriminada a nivel social, puesto que

el principal efecto de esta nueva economía fue un incremento severo del desempleo. (Meller,
1996). Demostrando que, la economía, siendo un resultado de complejas interrelaciones sociales,

ha sido transformada en subsidiaria de modelos “teóricos”, técnicos o matemáticos (Huaylupo

Alcázar, 2007). Esto implica que se ha reducido la economía a procesos cuantificables

relacionados únicamente a resultados de aplicaciones de modelos econométricos lo que deja de

lado la parte social que es afectada directamente por los cambios económicos.

Al momento en que los Chicago Boys realizaron las modificaciones a la economía

chilena es posible considerar que no se tomó en cuenta el sacrificio tan grande que implicaría

para el país en general, inclusive el propio Rolf Lüders, ministro de Economía y de Hacienda

entre 1982 y 1983 reconoció años más tarde en una entrevista:

“No estoy seguro, y lo afirmo con toda honestidad, si la población habría aprobado la

transformación económica que se inició a finales de 1973, si se hubieran conocido

exactamente los sacrificios que tuvo que hacer durante estos veinte años para alcanzar los

logros actuales” p.169.

Después de conocer las consecuencias que afectaron a Chile por el Neoliberalismo, ¿se

puede afirmar que fue totalmente justificado el cambio económico promovido por los Chicago

Boys?. Es muy probable que no, 20 años donde alrededor del 50% la sociedad chilena se

encontraba en la pobreza no es un precio razonable por probar la eficiencia de un nuevo modelo

econométrico. Cuya eficiencia que además no perduró por mucho, y cuyas consecuencias aun

causan estragos en el bienestar social chileno. En este caso se debió generar un estudio previo de

las posibles consecuencias de la implementación del Neoliberalismo heterodoxo y considerando

los posibles pronósticos, que seguramente hubieran evidenciado las afecciones macroeconómicas

de efectuar una reducción de inversión pública, la elección que mas beneficiaba a la sociedad en

general habría sido no efectuar dichas intervenciones económicas o efectuarlas de forma


progresiva de forma que los daños se minimicen, seguido de una política fiscal que respalde las

áreas afectadas. Sin embargo, no fue así y las repercusiones sociales en Chile han afectado al

país desde entonces.

El caso chileno provee de una perspectiva nueva en la cual se infiere que dentro de la

economía actual se considera necesario dar un enfoque nuevo a la misma, de tal forma que

vuelva a priorizarse la sociedad en conjunto y no solo los aspectos econométricos ligados a

supuestos teóricos que beneficiarán únicamente a la comprobación de los supuestos planteados

por un nuevo economista. Si bien el crecimiento económico es importante, el bienestar social a

corto y largo plazo debe ser tomado en cuenta al momento de la elaboración de nuevos modelos

económicos. Esto abre paso a otro tema de discusión, ¿Cuál es el nivel máximo de “sacrificio

social” que el economista considera éticamente aceptable?.

En la economía los riesgos de afección a la sociedad son inminentes, debido a que esta

maneja el gasto e inversión a nivel macroeconómico lo que afecta el desarrollo empresarial de

cualquier empresa que a su vez influye directamente a las familias en general. Un cambio

económico a nivel macroeconómico, por ejemplo, implica cambios inmediatos en el ingreso y

consumo social. Es por esto que el nivel de afección negativa máxima que el economista debe

considerar al momento de modelar algún supuesto teórico debe estar sujeto a estudios

adicionales.

Finalmente, se puede concluir con el hecho de que la economía debe incluir en su ética

profesional el minimizar la afección de modelos econométricos en las sociedades. Tal como se

ha descrito, los efectos negativos de un modelo nuevo deben ser evaluados de forma previa a ser

ejecutados con el fin de no afectar en gran escala a la sociedad.


Bibliografía

Bravo Vargas, V. (2012). Neoliberalismo, protesta popular y transición en Chile, 1973-

1989. Política y cultura, (37), 85-112.

Cañas-Quirós, R. (1998). Ética general y ética profesional. Acta Académica,

23(Noviembre), 111-124.

Entrevista con Cecilia Montero, La revolución empresarial chilena, op. cit., p. 169.

Huaylupo Alcázar, J. A. (2007). Economía, sociedad y ambiente.

Patricio Meller. (1996). Un siglo de economía política chilena. 1890-1990, op. cit., p.

255.

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