Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONDUCTA
Lo primero a trabajar es la conducta, dado que perjudica seriamente la salud de
la paciente. Para ello, primero hay ofrecer psicoeducación* de las conductas purgativas
que son las más perjudiciales. Seguidamente, hay que explorar las conductas de
comprobación y de control, realizar una lista de las conductas que comprobación y
control que realiza, determinar el grado de ansiedad que le produciría no realizar cada
conducta y construir una jerarquía acorde al grado de ansiedad para ir retirando las
conductas de menor ansiedad le producen eliminar a la que más, todo esto sumado a un
refuerzo por cada conducta eliminada.
COGNICIÓN Y EMOCIÓN
Lo siguiente a trabajar de manera conjunta el pensamiento y la emoción. Por un
lado, en relación a lo que pensamos o la idea que tenemos de nosotros mismos es lo que
construye nuestra imagen global como personas, a esto se le llama autoconcepto. El
autoconcepto nos permite autodescribirnos en las distintas facetas de nuestra vida
(personal, profesional, social, física, etc.) que es lo que forma nuestra imagen. Pero
cualquier descripción siempre va acompañada de una valoración afectiva, le damos a la
descripción que hacemos de nuestras características personales un valor emocional, que
es lo que llamamos autoestima. Por tanto, el autoconcepto y la autoestima no son lo
mismo, si no que la autoestima es una parte del autoconcepto, a veces la más
importante, porque es la capacidad que usamos para juzgarnos o valorarnos a nosotros
mismos. Se habla de una alta autoestima cuando la valoración que hacemos somos
nosotros es positiva y de baja autoestima cuando esa valoración es negativa. La
autoestima es completamente subjetiva, por lo que el autoconcepto también lo es. Esto
quiere decir que la opinión o valoración que hacemos a nuestros talentos o defectos no
siempre corresponde con la realidad, ya que son interpretaciones personales. Por
ejemplo, una estudiante que opina que obtener la máxima nota en sus exámenes no es
condición suficiente para ser considerada inteligente, no sentirá especial satisfacción por
conseguir esas notas; pero otra que cree que es inteligente porque obtiene notas altas en
sus exámenes, fácilmente se sentirá orgullosa por eso. Es muy importante comprender y
tomar conciencia de que la valoración de nuestras características y actos es sólo una
opinión personal y por tanto no tiene por qué ser la verdad absoluta, ya que es muy fácil
cometer equivocaciones al opinar sobre nosotros mismos y convertirnos en nuestros
mayores críticos. La autocrítica nos permite reflexionar sobre nuestras habilidades y
conductas, por lo que es útil; pero el problema es cuando eso se vuelve en nuestra contra
y nos hacemos críticas negativas de forma continua, ya que nos olvidamos que son sólo
opiniones subjetivas y las convertimos en verdades absolutas sobre lo que somos.
Además de la valoración afectiva o autoestima, el autoconcepto se nutre de la
forma en que pensamos, el tipo de personalidad, las experiencias vitales, la educación
recibida o el contexto social y cultural en el que nos desarrollamos. En ninguna de ellas
tenemos un control completo, especialmente cuando somos pequeños y es cuando se
construye nuestro autoconcepto. Pero la forma en la que pensamos sí que tenemos
control. Puede parecer que no porque muchos de los pensamientos o representaciones
mentales de la realidad suceden de manera automática e, incluso, a veces de manera
involuntaria si no se aprende a detectarlas ya que surgen de unos esquemas básicos que
obtenemos desde bien pequeños. Sin embargo, esto se puede trabajar.
Una vez explicado y comprendido qué son las distorsiones cognitivas y los
diferentes tipos de distorsiones que hay, es importante aprender a identificar qué
distorsiones cognitivas tiene la persona. Para ello, además de trabajarlo en sesión, es
necesario que el paciente practique la identificación en casa por medio de un
autorregistro (se le pide que cada vez que tenga un pensamiento desagradable lo escriba
para aprender a identificar las distorsiones cognitivas y entrenarlo, para después ir
viendo en sesión ese avance y las dudas que surjan). Para realizar una correcta
identificación de las cogniciones hay que tener en cuenta una serie de cuestiones:
o Hay que hacer un esfuerzo por captar los pensamientos automáticos ya que son
involuntarios y pueden escapar de la atención consciente.
o Hay que identificar pensamientos importantes que producen un malestar
emocional.
o No se debe confundir pensamientos con emociones: “me sentí mal” o “estoy
nerviosa” son estados emocionales, no pensamientos.
o Hay que escribir pensamientos concretos y de manera literal: “hablarán mal de
mí y no me volverán a dirigir la palabra”.
o Las cogniciones pueden presentarse no sólo en forma de pensamientos
verbales, sino también como imágenes.
Tras saber identificar correctamente las distorsiones cognitivas, se trabajará la
modificación de los pensamientos desadaptativos por otros más adaptativos,
enseñándole alternativas de pensamiento más realistas a sus cogniciones. Lo cual se
deberá seguir trabajando tanto en sesión como en casa a modo de práctica hasta que
esos pensamientos adaptativos se vayan automatizando. Para ello, se añadirá al
autorregistro anterior que anote alternativas más adecuadas o reales a los pensamientos
identificados como irracionales o desadaptativos.
IMAGEN CORPORAL
La gente no vale más o menos por su físico, es por como es esa persona. No es
malo querer mejorar aspectos de uno mismo, ya sean aspectos personales, físicos,
sociales o morales, lo malo es odiarlo. No hay que hacerlo porque se odia algo de uno
mismo, si no porque se quiere mejorar porque esa persona se quiere. Plantear si valora a
su madre u a otro ser querido únicamente por su físico, si considera a los demás más
valiosos o más válidos por tener un buen aspecto físico o una buena imagen. Si no
valora a nadie por eso: “¿por qué tú si te valoras así a ti misma?”.