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“INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA FORENSE”

Ps. Sergio Alejandro Blanes Cáceres.

Capítulo 3: Informe Psicológico. Tipos de informe psicológico. Pericia Psicológica vs.


Informe Psicológico. Calidad Probatoria del Informe Pericial. Requisitos formales del
Informe Pericial.

Hemos visto en el módulo anterior las características que reviste tanto un Informe
Forense como los otros tipos de informes que puede presentar un psicólogo en su
desempeño profesional. Pero la cuestión ahora radica en qué se diferencian estos
últimos del primero y porqué motivo no puede tomarse a uno en reemplazo por otro
desde un punto de vista procesal.
Estrictamente hablando un Informe Psicológico es aquella presentación (escrita u oral),
en donde el psicólogo actuante presenta en forma resumida las conclusiones de un
proceso diagnóstico a un otro que así lo ha requerido.
Esta definición abarca –tal como se puede apreciar- todos los tipos de informes
psicológicos que hemos ya detallado, pero es necesario efectuar algunas precisiones más
al respecto.
Tal como está expuesta esta definición, la primera disquisición que debemos hacer, es
sobre la presentación escrita u oral del informe. Si bien se considera que los informes
psicológicos deben ser siempre presentados en forma escrita, y que la presentación oral
es una segunda etapa de este proceso de presentación, bien puede ocurrir que no sea
necesaria la segunda o que se soslaye la primera por la necesidad que tiene el requirente
de poder profundizar en las conclusiones a las que a priori supone que el psicólogo ha
arribado.
Pero debe recalcarse que el informe escrito y el informe oral, en la teoría, son
equivalentes. Así las semejanzas estribarían, entre otras, en:
• Ambos son devoluciones de opiniones técnicas respecto a una evaluación
psicológica previa efectuada a requerimiento.
• Ambas versan sobre puntos periciales concretos, pues los datos irrelevantes
deben ser resguardados en aras de la privacía del peritado.
• Ambas implican la adecuación del lenguaje técnico específico a expresiones de
fácil entendimiento para legos en el campo psicológico
• Ambos deben encontrarse sometidos a las mismas exigencias ético-legales, y
por ello, en cualquiera de los dos casos, el profesional actuante asume idénticas
responsabilidades.

Pero resulta que en la práctica surgen algunas diferencias que deben ser mencionadas:

• En el informe escrito el perito se debe hacer constar el juramento de que lo que


allí se expresa es la verdad. En el informe oral, dicha constancia es requerida por
el Juez.
• En el informe escrito, deben acompañarse las constancias documentales que
avalan dicho informe (al menos así lo establece la ley), mientras que, en el
informe oral, dicha presentación no suele efectuarse, salvo casos excepcionales.
• El informe escrito es presentado solamente ante el requirente. El informe oral
puede ser presentado ante las partes.
• Posteriormente a la entrega del informe escrito, se puede requerir en otra
instancia que se detallen ciertos aspectos del mismo, mientras que en el informe
oral existe lo que se denomina inmediatez, razón por la cual inmediatamente
puede requerirse esas explicaciones, y por lo tanto es extraño que exista otra
instancia.
• En el informe escrito el perito presupone el entendimiento cabal de lo que se
expresa (de allí el lenguaje llano que se suele utilizar), mientras en el informe
oral, el perito constata el supuesto entendimiento del lenguaje utilizado.
• En el informe escrito, el perito tiene un mayor tiempo de elaboración de los
puntos que expone, mientras en el informe oral, los puntos periciales deben ser
evacuados de inmediato.
Más allá de estas semejanzas y diferencias, a los fines de una mejor devolución técnica,
son necesarias las dos instancias, ya que el informe pericial escrito toma estado de
documento probatorio por sí mismo, mientras que a través del informe oral (o
testificación posterior, si se quiere), se explicitan los puntos que resultaran de oscuro
entendimiento a los requirentes. De esta manera, tanto el perito como el requirente de
dicho informe, tendrán una mayor certeza de que lo allí expuesto es cabalmente
comprendido por el último de los nombrados.

Pero en la práctica, en algunas ocasiones, los psicólogos forenses –principalmente los


oficiales-, son requeridos a los estrados del tribunal para que se expidan “en el acto”,
sobre determinadas cuestiones – en la mayoría de los casos en lo referido a la veracidad
de las declaraciones que presta un determinado individuo-. Esta práctica, en estrictos
términos técnicos, no es procedimentalmente correcta, y éticamente puede ser
reprobable por la no emisión de un informe escrito, sobre el cual, otro profesional pueda
expedirse
Más allá del contexto en que se realiza esta práctica, y que hace que el marco referencial
necesario para una correcta labor se torne imposible –principalmente por los procesos
identificatorios que realiza el “peritado” entre las figuras del juzgador y el perito, y la
consecuente defensa paranoide que debe realizar para mantener su estructura-, la
metodología que pueda utilizarse es francamente escueta, por lo cual el informe que
pueda producir será, en el mejor de los casos, una mera opinión del perito con escaso
sustento técnico, y así no podrá constituirse como medio probatorio alguno.
Por otra parte, si lo que se requiere es una ratificación de informe psicológico, nos
encontramos con que es un acto procesal mediante el cual el perito solamente indica que
mantiene, ante el Juez y en ese acto, la validez técnica y procesal del informe
oportunamente presentado. Esto quiere decir que en sí, no agrega nada a lo vertido en el
informe en cuestión.
En cambio, en la testificación en juicio, el perito debe exponer sobre diferentes puntos
de interés –tanto ante el juez como ante las partes-, del contenido de dicho informe. Así,
en la testificación, encontramos que el perito amplía, el informe pericial, principalmente
respecto a cuestiones técnicas, o aclaratorias respecto a sus conclusiones, pero siempre
aportando una información que no se encuentra en el informe original.
Legalmente, el proceso psicodiagnóstico a requerimiento, debe concluir con la entrega
del informe escrito, no solo por la necesidad del requirente de poder exponerlo como
fundamento de su decisión, sino también por la posibilidad de que otro experto revea
esas conclusiones.
Es así, que, en la psicología forense, se debe tener en muy especial cuenta que lo que se
esta produciendo es un documento que servirá como prueba jurídica de una determinada
circunstancia en un proceso legal, y así planteadas las cosas, el psicólogo forense, pasa a
ser un productor de prueba, en los términos ya indicados en el capítulo anterior.
Ocurre que la única forma de que un hecho sea tenido en cuenta por un decisor, es que
el mismo sea probado dentro del proceso, en una forma regular, oportuna y legal.
Referido a una pericia psicológica, esto quiere decir ni mas ni menos, que la prueba
pericial debe ser dispuesta por quien tiene capacidad legal para así hacerlo, y producirse
de acuerdo a las normas legales vigentes, y presentada en el momento que corresponda,
es decir en el periodo probatorio que los códigos procesales estipulan para su
producción y presentación.
Así, el informe pericial se distingue específicamente del resto de los informes
psicológicos en que versa sobre los hechos mismos fijados o involucrados al proceso.
En términos más usuales al ámbito jurídico, se trataría de los elementos de convicción
que se aportan al proceso judicial con el fin de demostrar su existencia, creando la
correspondiente certeza en el juzgador.
Nótese que se ha indicado que crea una determinada certeza en el juzgador, y esto es así
ya que una prueba -legalmente presentada- tendrá el efecto en el proceso legal de
confirmar o desvirtuar una hipótesis o afirmación precedente, ya que legalmente, la
prueba es el medio preordenado por la ley, sometido al criterio del funcionario y por
medio del cual obtiene la certeza legal de un hecho o de una circunstancia que
necesita conocer para aplicar correctamente la ley.
Hemos indicado que la prueba requerida legalmente por el organismo jurisdiccional
permite la acreditación o no de determinados hechos, pero a su vez, es también la única
forma de que el dato probatorio existente fuera del proceso, penetre en él para ser
conocido por la justicia y los sujetos procesales, con respeto del derecho de defensa.
Las principales características legales de una prueba judicial (y como ya hemos
indicado, todo informe pericial es una prueba judicial) son:
• Objetividad: Se refiere a que el dato debe provenir del mundo externo al
proceso y no ser un mero fruto del conocimiento privado del funcionario,
carente de acreditación objetiva. Por lo tanto, y como forma de garantizar el
Principio de Defensa, su incorporación, debe cumplirse de modo tal que
pueda ser controlada por los sujetos procesales.
• Legalidad: Para que un determinado hecho pueda ser considerado prueba,
debe haberse colectado de acuerdo a determinados principios establecidos en
los ordenamientos procesales, los cuales proporcionan un marco ético-
jurídico. Si en la obtención de esa prueba no se han cumplido esos preceptos,
la misma es inadmisible, o si se ha comprobado posteriormente que ha sido
colectada en forma incorrecta, se dictará la nulidad de dicho acto y esa
prueba no podrá ser tenida en cuenta por el juzgador. De allí la necesidad de
que las pruebas periciales se ajusten a las normas procesales y científicas
vigentes.
• Relevancia: Es de tipo conviccional. El elemento de prueba será tal, no sólo
cuando produzca certeza sobre la existencia o inexistencia del hecho que con
el se pretende acreditar, sino también cuando permita fundar sobre éste un
juicio de probabilidad.
• Pertinencia: Es la relación entre el hecho o circunstancia que se quiere
acreditar con el elemento de prueba que se pretende utilizar para ello. En
otras palabras, que los medios por los cuales se produce la prueba sean
validos para dicho fin.

Asimismo, existen diferentes tipos de pruebas, y si bien se considera que técnicamente


su valor es igual, independientemente del tipo que sea, en la práctica se ha podido
demostrar que no es tan así:
Los tipos de prueba que se pueden encontrar en un expediente judicial son:
• Testimonial: en donde un determinado individuo da cuenta de lo que ha
percibido con sus sentidos de un determinado hecho.
• Documental: En donde los hechos controvertidos se encuentran plasmados
en determinados documentos que dan fe, por su sola existencia, de dicho
acto
• Oficiatoria: En donde a través de escritos (oficios) dirigidos expresamente a
determinadas personas o instituciones, se requiere que informen respecto de
circunstancias que podrían demostrar el hecho controvertido
• Periciales: Son aquellas pruebas que se requieren a determinados expertos
para que en base a sus conocimientos esclarezcan al decisor sobre ciertos
aspectos del hecho controvertido.
[En base a ciertos estudios efectuados en la década pasada, mediante cuestionarios
autoadministrados, se ha podido demostrar que los jueces prestan mayor relevancia a las
pruebas documentales y periciales que a las oficiatorias y testimoniales].
De lo expuesto más arriba, se extrae una conclusión de suma importancia: Si un
psicólogo emite un informe en el que conste su opinión sobre determinados hechos, esto
es verdaderamente un informe psicológico, pero nunca será un informe pericial si
previamente no se han cumplido determinados pasos, no se ha investigado con
herramientas válidas y fiables el hecho a demostrar, no se ha consignado en la
presentación dichas herramientas, etc, etc. Así, la mera presentación oral de un informe
psicológico no puede ser tomado como prueba pericial, sino que ese informe oral va a
adquirir el carácter de prueba testimonial, y por lo tanto pasará a ser una opinión técnica
subjetiva de un determinado profesional, por más adornamiento que se quiera realizar
de su figura.
Ahora bien, el informe psicológico que realiza un perito consultor para una de las partes
procesales, ¿tiene el valor de un informe pericial?, es decir, ¿tiene el valor de prueba
pericial?
Obviamente no. Este tipo de informe psicológico, no reviste el carácter de prueba
pericial pues el profesional actuante, no sólo no ha sido designado judicialmente para la
realización de esta tarea, sino que no se ha podido instrumentar el procedimiento que
garantice – en la medida de lo posible-, la neutralidad del perito. Este procedimiento
es el sorteo del perito de entre la lista de profesionales acreditados ante el tribunal (en
muchos lugares, se colocan bolillas con el número que le corresponde por orden a cada
perito en una bolsa opaca, y se procede a sacar una de las bolillas a modo de sorteo. De
allí proviene el término desinsacular).
El consultor profesional, tampoco ha jurado ante los estrados tribunalícios el
desempeñar bien y legalmente su cargo, y por último, no debe presentar su informe al
tribuna (al no haber sido legalmente requerido, éste tampoco debería aceptarlo por ser
inadmisible), y al no contar con el cargo judicial (constancia de recepción por parte de
la autoridad designada jurisdiccionalmente para ello), no reviste el carácter de pieza
procesal, por ende, no es una prueba pericial en sentido técnico.
De todo esto, se desprende que la única forma de que un informe psicológico adquiera
el carácter de prueba pericial, es que se constituya en informe pericial, y para ello el
profesional actuante deberá ser designado previamente perito por el juzgado, y se
cumpla con los requisitos formales que estipulan los códigos de procedimientos.
Ahora bien, ¿que ocurre con los informes psicológicos de los peritos de parte?
Aquí se encuentra uno de los principales problemas a los que se enfrentan los
profesionales que desempeñan este tipo de tareas.
Para poder elucidar este punto, debemos partir de cual es la función del Perito de Parte
que ya hemos expuesto anteriormente. Hemos indicado que lo que realiza este tipo de
perito es el control de la metodología que utiliza el perito –de lista u oficio, u oficial-, a
los fines de garantizar que la misma -y sus conclusiones- sean válidas, fiables y
pertinentes.
Estrictamente hablando, el perito de parte no realiza una pericia, sino que actúa como
contralor de quien ha sido designado judicialmente para hacerla.
Lo que si puede hacer posteriormente, es un contrainforme de la que ha efectuado el
perito psicólogo designado.
Pero ocurre que, en la práctica, muchas veces –la generalidad de las veces-, los peritos
de parte efectúan un informe y lo presentan al juzgado –por motus propio o por
intermedio del letrado-. Este informe no reviste el carácter de prueba pericial, y por lo
tanto el juzgador no tiene la obligación siquiera de prestarle atención, siendo que
legalmente debiera proceder a la devolución de dicho informe por resultar inadmisible
para los fines procesales.
En otras ocasiones, el perito designado y el de parte, efectúan en forma conjunta la
pericia dispuesta (ya sea porque así lo dispuso el tribunal o porque lo convengan de esta
manera los profesionales) e informan en forma conjunta sus conclusiones. Esto es
válido, y al consignarse que el perito designado ha efectuado el informe requerido, ese
documento sí reviste el carácter de prueba pericial, tomando aun más relevancia ya que
el propio perito de parte –contralor-, informa que esas conclusiones son técnicamente
válidas.
Pero ocurre en muchas ocasiones, principalmente cuando el órgano jurisdiccional
requiere que se efectué la pericia en forma conjunta, que al momento de arribar a las
conclusiones los peritos no alcancen un acuerdo y existan discrepancias notorias e
irreconciliables en el dictamen.
¿Qué es lo que ocurre aquí? Se debe considerar que la opinión del perito oficial o de
lista es la prueba pericial válida aceptada, y las conclusiones del perito de parte,
corresponden a un contrainforme que se ha presentado para rebatir las conclusiones del
primero, por lo que el tribunal debe entonces designar de oficio a un tercer perito para
que efectúe un estudio sobre ambas presentaciones y realice a su vez un contrainforme
que despejara las dudas que pudieran haberse producido.
En fin, se debe tomar como regla general que salvo que el psicólogo haya sido
nombrado previamente por el tribunal como perito de oficio, las declaraciones que
preste en el ámbito tribunalicio serán a modo de testimonio; de prueba documental -si es
que los informes psicológicos elaborados por éste lo han sido con anterioridad al
requerimiento judicial-; de prueba oficiatoria –si responden a un requerimiento de datos
por parte del Tribunal actuante-; o de contrainforme –si actúa como perito de parte o
contralor-.
Como se observará, la forma más transparente de realizar la labor pericial, es el de
mantener la independencia estricta de roles, y recordar en todo tiempo que la labor
pericial debe ser objetiva y que el único interés del perito es el de actuar en interés de la
propia profesión, sin que los intereses propios de las partes afecten su neutralidad y
objetividad –aun cuando el dictamen resulte desfavorable para quien lo solicito-
Pero hasta ahora, hemos hablado de los medios de prueba, del rol profesional de los
tipos de informes psicológicos, etc, como así también de los requisitos formales que
tiene que tener un informe pericial, pero no hemos visto cuales son estos requisitos, ni
que formas puede adoptar este tipo de informe.
Existen varios modelos a utilizar, siendo todos igualmente válidos para su uso
tribunalício, y en definitiva, el modelo que uno utilice, representará una modalidad
expositiva particular.
Independientemente de ello, existen determinados datos que den ser incluidos
indefectiblemente en todo informe pericial, bajo pena de nulidad, siendo estos los que se
detallan a continuación:

1. Datos Identificatorios: Tanto del peritable, del perito, del requirente y del

proceso en donde se solicitado el examen.

2. Procedimiento: Aquí se informa la metodología utilizada, como así también

al forma y tiempo en que se instrumentó. Asimismo, se indican las áreas

psicológicas investigadas, tipos de pruebas que se tomaron con indicación de

los grados de validez y fiabilidad, como así también los baremos que se

hubieran utilizado para tal fin, y los resultados que se obtuvieron en cada una

de las pruebas, o sea las puntuaciones tanto directas como centiles o típicas

de cada prueba, sin interpretar y explicar éstas puntuaciones

3. Integración de resultados: Aquí se realiza una integración de los resultados

obtenidos en cada prueba, pero no se formulan conclusiones ni

recomendaciones. En general, suele ser algo extenso y la terminología

utilizada está impregnada de términos técnicos, por lo que el siguiente item,

resulta ser el más importante para el requirente.

4. Conclusiones: Por lo expuesto, es el apartado más importante del informe

forense. Aquí se aportan en forma positiva las conclusiones finales que

engloban todo el informe. No debe ser extenso, y su lenguaje debe ser la más

libre de términos técnicos que sea posible, salvo para la clasificación de

alguna patología que así lo requiera, en cuyo caso se deberá incluir la


nomenclatura de la clasificación internacional utilizada (DSM IV-APA-; CIE

10 –OMS).

5. Recomendaciones: Es posible que sea necesario indicar algún tipo de

recomendación para el caso en estudio, pero esta debe ser indicada por fuera

de las conclusiones y no revisten carácter de prueba en sentido técnico, sino

la opinión profesional del perito que por razones éticas y humanitaria, debe

ser incluida en su informe, si correspondiera.

6. Terminología Técnica: Se incluye en forma de glosario y por fuera del

informe, junto con los dos ítems siguientes.

7. Anexos: Aquí se agregan, si resulta conveniente o si fuera menester, los

materiales técnicos colectados durante el examen (dibujos, preguntas

utilizadas en una prueba de polígrafo, etc.).

8. Bibliografía: Si se ha efectuado una serie de consideraciones técnicas

importantes, es necesario indicar cual es el aval bibliográfico utilizado. No es

muy usual en la practica tribunalícia el así hacerlo, pero técnicamente

debería incluirse, ya que es el referente que puede utilizar un perito de

contralor para evaluar la actuación profesional del perito actuante.

9. Firma: Tanto del perito actuante, como la de sus colaboradores si hubieran

participado, sello aclaratorio y número de matrícula profesional

A modo de ejemplo, incluyo a continuación un modelo de formato que he


desarrollado hace ya varios años y que resulta utilizable tanto en los tribunales
latinoamericanos como sajones. Técnicamente, cubre todos los diferentes aspectos
que puedan requerirse para ser tomado como prueba procesal en cualquier país,
aunque es importante aclarar que algunos ítems pueden ser sobreabundantes para
algunos códigos de procedimientos, pero su inclusión no afectará su incorporación al
proceso, y su falta bien puede acarrear su nulidad o inadmisibilidad para otros.

Formato Estándar de Informe Pericial

1.- Lugar y fecha de emisión del informe pericial


2.- Datos identificatorios del profesional actuante
• Nombre y apellido
• Carácter de actuación (Perito Oficial, designación judicial, de parte)
• Número de Matricula Profesional
3.- Datos personales del peritable:
• Nombre y apellido
• Edad (fecha de nacimiento)
• Nacionalidad (lugar de nacimiento)
• Estado civil
• Profesión u oficio
• Nivel de educación formal
• Número de Documento acreditado
4.- Referencias del requerimiento de pericia:
• Requiriente
• Carátula del expediente
• Numero de expediente
• Oficio por el que se requiere
5.- Objetivos de la pericia:
• Motivo de evaluación
• Puntos periciales requeridos
• Objetivos planteados
6.- Datos biográficos relevantes:
• Datos de interés médico
• Datos de interés psicológico
• Datos sociográficos
• Conformación familiar
7.- Metodología utilizada:
• Lugar y fecha de encuentros (indicación horaria de los mismos)
• Detalle de técnicas
8.- Registro actitudinal:
• Ante el peritador
• Ante las técnicas
• Ante sí mismo
• Ante la frustración
9.- Resultados obtenidos:
• Área neuropsicológica
• Área cognitiva (calculia, mnémica, oratoria, orientación auto y
alopsíquica)
• Área afectiva
• Área sociofamiliar
• Área viso-audio-motora
10.- Resumen integrador de los resultados obtenidos (Diagnóstico)
11.- Recomendaciones/tratamientos necesarios
12.- Anexos
• Material colectado
• Bibliografía
13.- Firma y sello

Hemos visto que un informe puede resultar inadmisible o ser rechazado o declarado
nulo. Generalmente esto ocurre cuando el rol del profesional actuante no es claro
(inadmisibilidad), o por fallas propias que presenta el informe (nulidad). Nos
centraremos ahora en este último caso.
Un informe pericial puede ser inadmisible por no cumplimentar los requisitos de ley, o
no ajustarse a los puntos periciales requeridos. Es decir, que se puede tratar de faltas
formales o de fondo.
Así, la falta de datos del expediente judicial en donde se requirió la pericia, de la
descripción de la cosa o persona, del lugar y fecha en que se efectuó el examen, de las
técnicas utilizadas, de los resultados obtenidos, de las conclusiones a las que se arriban
a través de esos resultados, pueden generar la desestimación por faltas formales del
informe pericial presentado. En este mismo apartado, se incluye a los informes que no
evacuan la totalidad de los puntos específicos por los cuales se solicitó el mismo.
En cambio, una falta de fondo sería el caso en que el perito vierte consideraciones
personales, subjetivas y carentes de valor científico en sus conclusiones, lo cual
motivará que dicho informe pericial carezca de valor probatorio.
En los casos de faltas formales, nos encontraríamos en presencia de lo que se denomina
nulidad relativa y esta podrá subsanarla, si tanto el Juez como las partes están de
acuerdo, con una ampliación del informe pericial, en donde se consignen los datos
faltantes. En cambio, si la cuestión es una falta de fondo, se tratará de una nulidad
absoluta que motivará no solo la desestimación del informe, sino también el
apartamiento del perito y muy posiblemente una sanción administrativa
Por otra parte, ya en una etapa decisoria, el Juez puede desestimar la pericia presentada
sin que se deba a falencias como las mencionadas, ya que en los modernos Códigos de
Procedimientos, se establece que el Juez resolverá de acuerdo al Principio de Libre
Convicción, o Sana Crítica, siendo así, que al momento de resolver el Juez puede
apartarse de las conclusiones a las que arriba el perito, ya que si bien éste desde su
conocimiento técnico aporta datos sobre puntos específicos de los hechos en
tratamiento, el Juez al resolver debe hacerlo sobre la totalidad del asunto llevado a
juicio. Es decir, que el Juez puede evaluar tanto sobre los aspectos técnicos (aunque esto
no es muy frecuente), y sobre los hechos y conclusiones a las que arriba el perito. Esto
es necesario que ocurra de esta manera, ya que en sí de lo que se trata es de una
resolución judicial, y mal podría entonces quedar condicionada su resolución al
dictamen pericial, y por dicho motivo éste no es vinculante. Esto no quiere decir que el
Juez, sin más, pueda desestimar la pericia presentada, sino que debe exponer en su
resolución los motivos que lo llevan a ello, como así también en el caso en que se base
en dicha pericia para arribar a una conclusión. Esto se debe a que la resolución judicial,
si bien esta basada en el Principio de Libre Convicción, debe ser también fundada y
esto sólo es posible si se evalúa cada una de las pruebas aportadas al proceso, ya sea a
favor o en contra
Más allá de lo errores formales que se pueden cometer al redactar un informe pericial
(omisión de datos del peritado, lugar y fecha del examen, datos del expediente en donde
se requiere el examen, etc), existen algunos errores que se podrían denominar de estilo
de redacción, que, si bien puede no significar la invalidación del informe pericial, sí
puede acarrear la inutilidad del mismo.
Estos errores pueden ser englobados entonces dentro los siguientes ítems:

• Uso de abreviaturas sin especificación previa de su significado.


• Exposición de datos irrelevantes para el objetivo pericial, o inclusión de
ausencia de rasgos de comportamiento, salvo que sean de importancia para el
informe (por ejemplo, la ausencia de indicadores de trastornos psicosexuales en
una pericia sobre abuso sexual es significativo y debe ser incluido)
• “Explayamiento literario”, en donde se puede llegar a perder el sentido del punto
pericial que se quiere exponer. Las conclusiones a las que se arribe deben ser
expresadas en forma clara y concisa, ya que el informe pericial es un documento
probatorio y si fuera necesario una explicación de lo allí volcado, será requerida
en la instancia correspondiente, por lo cual es mejor que se utilicen frases breves
y claras en la exposición.
• Perdida de neutralidad y/u objetividad: Si bien es uno de los puntos que el perito
debe tener siempre presente, debe recordar en todo momento que los resultados
obtenidos deben ajustarse a la más estricta objetividad. Por lo tanto debe
mantenerse la exposición de las conclusiones obtenidas dentro de los cánones
científicos que avalan las técnicas utilizadas, sin entrar en especulaciones
personales y subjetivas, ya que los resultados forman parte de un documento
científico que será utilizado como prueba en un proceso judicial, y por lo tanto
las conclusiones a las que se arribe deben ser posibles de replicar por cualquier
otro profesional.
• Fallas ortográficas, semánticas, gramaticales. Esto debe efectuarse a los fines de
que el informe sea legible y entendible, ya que sí en el texto se encuentran
errores de puntuación, o semánticos, los resultados pueden ser malinterpretados
o incluso tergiversados.
Bibliografía:

• Ávila-Espada, A. (1986). “El peritaje psicológico en los procesos


judiciales”. En F. Jiménez Burillo y M. Clemente Diaz (dirs.), “La
psicología social y el sistema jurídico-penal”. Madrid: Alianza.

• Clemente, M. (1998). “Fundamentos de Psicología Jurídica”. Madrid:


Ediciones Pirámide.

• Fernández-Ballesteros, R. (1983). “Comunicación de los resultados del


proceso: el informe”. En R. Fernández-Ballesteros (dir.)
“Psicodiagnóstico” (vol.1). Madrid: UNED.

• Fernández de León, G. (1961). "Diccionario Jurídico", Buenos Aires. Ed.


Lapalma

• Heiss, R. (1964). “Methodik and problematik des psychologischen


Gutachtens. Gotinga:Hogrefe.”

• Jiménez, F. (1997). “El Informe Psicológico”. En G. Buela-Casal y J. C.


Sierra (dirs.) “Manual de evaluación psicológico: fundamentos, técnicas y
aplicaciones”. pp.121-138. Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores,
S.A.

• Rubianes, C. (1976)."Derecho Procesal Penal”, Buenos Aires. Ed. La Ley.

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