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Cuidados de enfermería en pacientes oncológicos en México

El cáncer a lo largo de los años se ha presentado como una problemática de nivel


mundial, debido al impacto que ejerce dentro de las sociedades donde las
implicaciones en ámbitos económicos y de salud limitan el desarrollo de países.
En la actualidad en México representa una de las principales causas de muerte
dentro de la población, las cifras día a día van en aumento y el panorama
epidemiológico demuestra que en años próximos su tasa aumentará de manera
exponencial considerando al envejecimiento como factor predisponente al
desarrollo de esta patología.
Dentro de este marco el término cáncer es designado a un amplio grupo de
enfermedades que pueden afectar cualquier órgano del cuerpo. Dichas
enfermedades se caracterizan por una profunda alteración de la regulación del
crecimiento y/o muerte celular y por la adquisición de una capacidad para invadir
localmente y diseminarse a distancia. También se denominan tumores malignos o
neoplasias malignas.
En el cáncer se acumulan células anormales ya sea por multiplicación rápida y
descontrolada como por fallas en los mecanismos de muerte celular natural. Las
células neoplásicas presentan invasividad, esto significa que se extienden más allá
de los límites habituales dentro o fuera de sus órganos de origen. También tienen
la capacidad de ingresar a los vasos linfáticos o sanguíneos e implantarse en
órganos alejados en un proceso conocido como metástasis. (SEOM, 2019)
En México en el periodo comprendido entre 2000 y 2010 ocurrieron, en promedio,
66 000 muertes anuales por esta causa (figura 1), lo que equivale a 13% de la
mortalidad nacional anual. Del total de defunciones por cáncer, las de mujeres
representan, en promedio, 51% anual; las de población económicamente activa (de
15 a 64 años), 43%, y las de población de 65 años o más, 54%. Durante este
periodo, el cáncer pulmonar fue el de mayor mortalidad (6 701), seguido de las
neoplasias malignas de estómago (5 298) e hígado (4 819). Entre los cánceres de
los órganos reproductivos, el de próstata generó el mayor número de defunciones
(4 690), seguido del de mama (4 321) y el de cérvix (4 236). Estos seis tumores
ocasionaron 46% del total de defunciones por cáncer.
A pesar de que estas cifras muestran el impacto del cáncer en la mortalidad
nacional, la información epidemiológica que tenemos sobre la enfermedad es
parcial y poco representativa. Esta realidad obliga a utilizar estimaciones
internacionales para describir la morbilidad de la enfermedad en nuestro país.5 Hoy
en día, no sabemos cuál es la incidencia y prevalencia real de la enfermedad y sólo
conocemos parcialmente su mortalidad. La razón es que en México no existe un
registro con base poblacional de casos de cáncer, instrumento que resulta
indispensable para determinar el crecimiento real de la epidemia, su tendencia en
el tiempo, el perfil epidemiológico de los pacientes, la supervivencia de éstos y la
calidad del diagnóstico y del tratamiento. Sin esta herramienta, el diseño de
cualquier política pública que permita un adecuado control del cáncer en nuestra
sociedad es muy limitado.
Han existido esfuerzos por conocer el número de nuevos casos de cáncer a nivel
nacional, por ejemplo, el Registro Histopatológico de Neoplasias Malignas (RHNM).
Sin embargo, éstos han sido aislados e institucionales y no han sido sistematizados.
El RHNM representó un esfuerzo inicial a través de un registro hospitalario, pero
dejó de operar en 2002. Su propuesta era evolucionar hacia un registro con base
poblacional mediante el cual fuera posible conocer la magnitud real de la
enfermedad. El compromiso aún está pendiente.
Debido al tamaño de nuestro país, la alta prevalencia de factores de riesgo y el
rápido envejecimiento de la población, es indispensable crear uno o varios registros
regionales con base poblacional, que sean interinstitucionales y eficientes y que
tengan acceso a información homogénea y sistemática para la captación y registro,
año con año, de todos los nuevos pacientes que reciban el diagnóstico de alguna
neoplasia maligna.
Sabemos que hasta cuatro de cada 10 casos de cáncer pueden prevenirse y que
30% de los pacientes podrían curarse o alcanzar el control de la enfermedad si ésta
se les detecta en forma temprana y ellos son referidos para recibir un tratamiento
óptimo.
En México, los esfuerzos en prevención primaria y detección temprana están poco
organizados y carecen de presupuesto adecuado para lograr un funcionamiento
oportuno y de calidad. Esto explica, en gran medida, que más de 70% de los casos
de cáncer sean diagnosticados en etapas avanzadas, lo que reduce sus
posibilidades de curación al mismo tiempo que genera amplias necesidades de
cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La prevención del cáncer es posible. En México, aun con información escasa y con
la poca infraestructura existente, es necesario hacer un mayor esfuerzo para
fortalecer la prevención primaria de los tumores malignos. Desafortunadamente, no
hay información completa y objetiva sobre la infraestructura con la que cuenta el
sistema de salud para hacer frente a este grave problema de salud pública.
Cerca de 12.7 millones de nuevos casos y 7.6 millones de muertes por cáncer
ocurrieron en 2008 a nivel mundial (excluyendo el cáncer de piel no melanoma).
Más del 70 % de las defunciones por cáncer se registraron en países de ingresos
bajos y medianos. En la medida en que la población aumenta y envejece, se prevé
que el número de defunciones por cáncer siga aumentando en todo el mundo y
supere los 13,1 millones en 2030. (IARC, 2016)
El cáncer es la segunda causa de muerte en las Américas. En el 2018, causó 1,3
millones de muertes, y 3.7 millones de nuevos casos.
Se estima que el número de casos de cáncer aumentará un 32%, superando los 5
millones de nuevos casos en 2030, debido al envejecimiento de la población y la
transición epidemiológica en América Latina y el Caribe. (OMS, 2018)
El cáncer tiene grandes repercusiones en cualquier sociedad del mundo, las
estadísticas sufren un aumento exponencial día con día y es descriptible que las
cifras permiten establecer el número de personas reciben un diagnóstico de cáncer
y mueren por la enfermedad cada año, el número de personas que actualmente
están viviendo después de un diagnóstico de cáncer, la edad promedio al momento
del diagnóstico y la cantidad de personas que todavía están vivas en un momento
dado después del diagnóstico. También nos dicen sobre diferencias entre grupos
de personas definidas por edad, sexo, grupo racial y étnico, ubicación geográfica y
otras categorías
Tan sólo en Estados Unidos el número de casos nuevos de cáncer (incidencia
del cáncer) es de 439,2 por cada 100 000 hombres y mujeres por año (con base en
casos de 2011 a 2015). El número de muertes por cáncer (mortalidad por cáncer)
es de 163,5 por cada 100 000 hombres y mujeres por año (con base en datos de
muertes de 2011 a 2015). (NIH, 2018)

Los cuidados oncológicos son acciones realizadas por profesionales en enfermería


que propician el bienestar de la salud del paciente, si bien es cierto que dichas
acciones no llevan a la cura total del cáncer si no que refieren al alivio mediato de
los síntomas o en su caso la disminución de los mismos con el fin de la mejora de
la calidad de vida del paciente y las familias. Garantizan un crecimiento exponencial
en la confortabilidad humana ya que como cualquier organismo el humano tiene
necesidades que deben satisfacerse para la obtención de resultados positivos.

Resulta claro dichos cuidados tienen una efectividad para la mejora de problemas
físicos, psicosociales y espirituales, la problemática que es visible en el sistema de
salud mexicano y que limita el uso del bien cuidado del paciente reside en la falta
de conocimientos humanizados para la prestación digna de los pacientes
oncológicos.

En esta perspectiva para llevar una vida confortable un paciente con cáncer debería
cumplir con las necesidades básicas, sin embargo este rubro se ve afectado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2002, definió un Plan de


acción mundial para la prevención y el control de las ENT 2013-2020 como “un
programa de salud pública diseñado para reducir la incidencia de cáncer y
mortalidad y para mejorar la calidad de vida de los pacientes, gracias a una
implementación sistemática y equitativa basada en estrategias de evidencia para la
prevención, la detección precoz, el diagnóstico, el tratamiento y paliación del cáncer,
sacando el máximo provecho a los recursos disponibles.” (OMS, 2013)

• Aumentar el compromiso político con la prevención y el tratamiento del


cáncer;
• Coordinar y llevar a cabo investigaciones sobre las causas del cáncer y los
mecanismos de la carcinogenia en el ser humano;
• hacer un seguimiento de la carga de cáncer (como parte de la labor de la
Iniciativa mundial para la elaboración registros oncológicos);
• Determinar cuáles son las estrategias prioritarias para prevenir y tratar el
cáncer;
• Generar nuevos conocimientos y divulgar los existentes, con el fin de
facilitar la aplicación de métodos de tratamiento del cáncer basados en
datos científicos;
• Eaborar normas e instrumentos para orientar la planificación y la ejecución
de las intervenciones de prevención, diagnóstico temprano, tratamiento,
cuidados paliativos y atención a los supervivientes a la enfermedad;
• Facilitar la formación de amplias redes mundiales, regionales y nacionales
de asociados y expertos en el tratamiento del cáncer;
• Fortalecer los sistemas de salud locales y nacionales para que presten
servicios asistenciales y curativos a los enfermos oncológicos;
• Liderar la acción mundial y prestar asistencia técnica para ayudar a los
gobiernos y sus asociados a elaborar y mantener programas sostenibles y
de calidad contra el cáncer cervicouterino; y
• Prestar asistencia técnica para la transferencia rápida y eficaz de las
prácticas óptimas a los países en desarrollo.

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