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KARLA MAYA ESPINOZA

UNIDAD 1
1.4 IMPORTANCIA DE LA HISTORIA DEL DERECHO Y EL DERECHO
COMPARADO
La individualidad del hombre vive infundida en un ambiente de reglas de conducta
de observancia obligatoria, las cuales son formuladas para épocas específicas.
Serán las circunstancias de la evolución histórica de una sociedad las que
motivarán su subsistencia, reformulación o desuso. La adaptación a nuevos
tiempos es una necesidad implícita en el Derecho. De ahí que las normas sean
normalmente reformables e, incluso, que las que se declaran inquebrantables, en
su choque con la realidad terminan transformándose definitivamente, más tarde
que temprano.
La historia ayuda a identificar no únicamente las razones motivantes de las
normas sino también permiten trazar la prospectiva a través de la cual éstas
pueden evolucionar.
El derecho comparado obedece a que el ordenamiento jurídico difiere de un país a
otro. Así, su estudio es necesario para apreciar tanto las diferencias y las
semejanzas como los defectos y los aciertos de ese orden, esto con el fin de
perfeccionar las instituciones de un país y, por ende, su sistema jurídico.
La importancia del derecho comparado es clara, no sólo nos ayuda a entender
mejor el derecho como creación cultural sino que proporciona una base intelectual
para la interpretación y el análisis de distintos sistemas jurídicos, lo que en
definitiva ayuda también a entender e interpretar el propio
UNIDAD II CONCLUSION
Sin duda alguna la política criminal va apegada con el derecho penal (tiene por
objeto establecer las conductas prohibidas u ordenadas por la sociedad a través
del legislador y la ley para conservar el orden social ) y la criminología estudia al
delincuente y cómo se desarrolla el fenómeno delictivo en la sociedad, por tal
motivo dicha política se abastece de investigaciones y estudios de la familia,
sociedad y delincuente con programas preventivos que tiende a la proliferación de
ciertos delitos.
Lamentablemente en México el nivel preventivo es pésimo ya que en el ámbito de
aplicación, el ámbito judicial y el poder ejecutivo se cree que llenando las cárceles
de ciudadanos con eso se atacara la delincuencia y es incorrecto. Al igual en el
poder legislativo piensan que al aumentar las penas a la comisión delictiva y a las
conductas cree que es la solución y es un grave error.
Un programa de política criminal debe llevarse a cabo conforme a los fenómenos y
hechos delictivos que surgen en sociedad, puesto que la sociedad evoluciona con
el paso del tiempo, analizando todos los factores en el campo de la realidad
social. Y el gobierno debe asumir la responsabilidad en cuanto a investigar y
aprovechar lo que las ciencias pone a su disposición.
La política criminal sirve para hacer una revisión crítica de los sistemas de
enjuiciamiento criminal de orden democrático y garantista con estricto apego a
derechos humanos, debido proceso y dignidad humana, e investigar los
fenómenos del delito basado en la criminología, criminalística, sociología, trabajo
social y antropología, para establecer nuevos tipos penales basado en el poder
legislativo, aplicar una justicia democrática de acuerdo con el poder judicial con
apego al respeto a los derechos humanos y los tratados internacionales.
UNIDAD III CONCLUSION
Las decisiones político criminales deberán comprender todas las áreas de las
políticas públicas vinculadas con el fenómeno de la criminalidad. Debiendo el
Estado cumplir con su deber de prevenir la comisión de los delitos, no solo a
través del diseño de implementación de un Sistema Penal eficiente, sino que,
además, mediante la adopción de políticas sociales orientadas a influir
positivamente en los diferentes factores que convergen en la producción de la
criminalidad, como por ejemplo, las políticas públicas en el campo de la familia, de
la educación, el trabajo, la vivienda, el diseño urbano, la cultura, recreación y por
cierto todas aquellas que tienen directa influencia en el desarrollo y sustentación
del Sistema Penitenciario.
Así mismo hablando del sistema penitenciario, si dicha competencia respetara lo
dispuesto en el artículo 18 párrafo II, de la constitución política de México
donde expresamente dice : El sistema penitenciario se organizara sobre la
base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para
el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la
reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a
delinquir, observando los beneficios que para el prevé la ley.
Hoy podemos apreciar la gran desconfianza que la población tiene en las
respuestas puramente represivas, que se traducen en la presión por el aumento
de las penas, la mantención de los procesados en prisión, la creación de nuevos
delitos, y en general el aumento desmedido y sin control del rigor penal, sin que
necesariamente exista el mismo interés en potenciar ciertas y determinadas áreas
que promuevan la reinserción y tratamiento de los sujetos que han delinquido.
Urge entonces demostrar que la pura represión no sirve y que para lograr el
objetivo es necesario hacerse cargo del sistema en su totalidad

UNIDAD IV CONCLUSION
Tradicionalmente, no existen programas institucionalizados de reinserción y
acompañamiento tanto al interior como al exterior del centro de reclusión. A pesar
de que en 2016 fue expedida la Ley Nacional De Ejecución Penal la cual dice
expresamente y tiene como objeto en su Artículo I:
I. Establecer las normas que deben de observarse durante el internamiento
por prisión preventiva, en la ejecución de penas y en las medidas de
seguridad impuestas como consecuencia de una resolución judicial;
II. Establecer los procedimientos para resolver las controversias que surjan
con motivo de la ejecución penal, y
III. Regular los medios para lograr la reinserción social.
Sobre la base de los principios, garantías y derechos consagrados en la
Constitución, Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano sea parte y
en esta Ley.
Al contrario, la reinserción social tendría que ser uno de los componentes
fundamentales para enfrentar el fenómeno de criminalidad por medio de la
prevención. Si bien, conforme al artículo 18 constitucional, el sistema
penitenciario debe servir como mecanismo para la reinserción social, las
autoridades también deben contemplar otros elementos que garanticen una
adecuada reintegración a la comunidad de las personas que fueron sentenciadas
por la comisión de un delito.
Es decir, el Estado debe garantizar que, una vez que hayan cumplido su
sentencia, estas personas no sean marginadas ni excluidas y que tengan acceso a
educación, trabajo, salud y condiciones de vida dignas.
Contrario a la práctica actual, en un Estado de derecho, la política criminal, como
uno de los brazos de la política de Estado, no debe reducirse a la legislación
penal. Esta debe integrar otro tipo de medidas encaminadas a la prevención y
disminución de la criminalidad a un nivel razonable, y en su definición e
implementación deben participar todas las instituciones relacionadas con estas
actividades. De hecho, una adecuada y correcta política criminal lograría evitar
algunas conductas consideradas como criminales antes de que se produjeran y
quizá antes de que fuera necesario legislar .Una política criminal que solamente
define las conductas que constituyen delitos y asignarles una pena no es sino una
mera política represiva. En un Estado de derecho, el sistema penal y la represión
deben ser el último recurso.

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