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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES
RÓMULO GALLEGOS (UNERG) EXTENSIÓN
DEPARTAMENTO DE POSTGRADO
AULA TERRITORIAL PUERTO ORDAZ ESTADO BOLIVAR

RESUMEN DE LAS UNIDADES I, II Y III

FACILITADOR: Dr. LUIS JOSÉ ARAY


U.C. POLÍTICA CRIMINAL
ESPEC. EN C. P. Y CRIMINOLÓGICAS

PARTICIPANTES:
Abg. YANIRA JOSEFINA SALAZAR LANDONI
C.I. V-8.855.917
Abg. JOSÉ GREGORIO CORDERO TOVAR
C.I. V-5.554.396

PUERTO ORDAZ, JULIO 2023


INTRODUCCIÓN

EL sistema venezolano, considera a la política criminal, como aquella política pública


que se debe desarrollar de manera permanente y sistemática, como una función de
gobierno, que tenga como objeto la formación de planes y el desarrollo de
programas estratégicos, dirigidos a controlar y minimizar la criminalidad, valiéndose
para ello de todos los instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de
participación ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar,
perseguir y sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de
responsabilidad penal. Es importante estudiar la Política Criminal porque se refiere a
todas las acciones que tienen un efecto sobre la criminalidad. Este tema referido
específicamente a las políticas públicas remite al tópico de la calidad del gobierno en
cuanto a su desempeño en materia de diseño y ejecución de decisiones (políticas
gubernamentales), éste es un aspecto fundamental e importante porque muchas
veces, tiende a ser subestimado e, incluso, rechazado, a favor de temas considerados
más importantes, las directrices políticas e ideológicas que nutren las decisiones
pública, esto aunado a la contribución de una buena formación de hogar y escolar
que conlleva a el éxito de cualquier política pública gubernamental. En sociedades
que naufragan en un mar de ineficiencias cotidianas como la nuestra: la venezolana,
es punto de reflexión, ya existe adelantos sobre el tema bien cuestionado porqué,
existen grupos organizados en la búsqueda de respuesta a la misma, tiene en el
enfoque en las políticas públicas como aliado importante. La calidad del gobierno
remite a la calidad de sus decisiones y ésta tiene que ver con la eficiencia y la
efectividad de las políticas, las cuales deben estar en capacidad de articular los
elementos técnicos con los elementos políticos de decisión. La calidad es técnica,
pero también política e ideológica en el sentido que responda a las exigencias de los
tiempos. La calidad es hacer bien las cosas desde el punto de vista hogar, escolar
técnico, político; todo esto aunado a los derechos humanos garantizados en la
Constitución de 1999, siendo la Defensoría del Pueblo una de las instancias del
Poder Ciudadano en Venezuela que tiene como finalidad la promoción, vigilancia y
defensa de los derechos humanos que son recogidos en la declaración universal.
POLITICAS PÚBLICAS Y POLÍTICAS CRIMINAL
La abrumadora mayoría de las violaciones de los derechos humanos y los
crímenes que se documentan en los últimos años, sucedidos especialmente en
las etapas del gobierno actual, que no han dado lugar a algunas investigaciones
exhaustivas, otras quizás sin revisar y con enjuiciamientos y condenas de todas y
todos los presuntos responsables y no responsables, desde este punto de vista se
puede conceptualizar que las Políticas Públicas, en resumidas cuentas, son el
conjunto de actividades de las instituciones del gobierno, actuando directamente o a
través de agentes y que van a ser dirigidas, es decir, a tener una influencia
determinada sobre la vida de los ciudadanos, consideradas finalmente, las Políticas
Públicas como el conjunto de actividades de las instituciones de gobierno, que
actúan directamente o a través de agentes, y que van dirigidas a tener una influencia
determinada sobre la vida de la población nacional, de la mano a La Política Criminal
concebida como una sección de la política pública destinada a la planificación,
ejecución y control de lineamientos preventivos y represivos en la lucha de la
criminalidad en el ámbito social.

Es importante destacar, que estudios recientes por investigadores como: Mireya


Bolaños González, quien hizo una Ponencia en fecha 27 jul 2022 y otros, estudiaron
e investigaron esta temática que hoy día, cobra importancia como son los tipos de
política criminal, por los cambios que se experimentan en las estructuras del
Derecho penal, Es la reacción ante el fenómeno criminal y la manera en que esta se
estructura. El diseño e implementación de diferentes tipos de política criminal,
acorde con las condiciones políticas, económicas, sociales, históricas, culturales del
Estado donde se desarrolle, constituyen premisas necesarias de análisis al abordar
esta temática. los tipos de política criminal es un tema abarcador que engloba
diversas aristas del saber criminológico y del derecho penal, por ello es necesario
comprender sus fundamentos para así proyectar una visión más completa y clara de
su finalidad e importancia. Por cuanto, el aporte de Eduardo Novoa, califica
la política criminal como el arte de conciliar la doctrina con los hechos y constituye el
puente entre la teoría jurídica y la realidad social. La adecuación de las normas
jurídicas ideales a una realidad viva, con miras a una lucha eficiente contra el delito,
constituye el papel de la política criminal que constituye un concepto que contiene
una naturaleza estricta de los tipos de política criminal, al circunscribirlos a la
correcta adecuación de las normas jurídicas con la realidad social, cuando el
enfoque va más allá del análisis de la norma. Esto confirma los retos y desafíos de la
Política criminal en nuestros sistemas actual. La autora Bolaños González comento lo
interesante de clasificar los tipos o etapas de la Política Criminal: en el “antes”, el
“durante” y el “después” en relación a la comisión de un hecho delictivo como momentos
hacia los cuales debe orientarse la política criminal.
Antes:
1. Uno de los tipos de política criminal que atienda el “antes” del
fenómeno criminal, sería aquella dirigida a poner en
práctica políticas preventivas de naturaleza social, dígase toda la actividad
desarrollada a través de las agencias informales de control social como la
escuela, la familia, la comunidad y demás, donde se potencie el acceso a la
información, programas de empleo, de integración comunitaria, de seguridad
social, dirigida fundamentalmente a desarrollar un trabajo proactivo ex, es decir,
ante de la comisión de delitos.
2. Durante
Otro de los tipos de política criminal dirigida al “durante” es aquella que se
desarrolla al ponerse en marcha el aparato de justicia penal una vez cometido el
hecho delictivo, es decir, que abarcara todo lo concerniente a las diligencias
procesales que se llevarán a cabo de cara a la investigación del hecho criminal,
qué métodos de investigación emplear, los momentos y condiciones de la
detención, el acceso a la defensa técnica, la aplicación de criterios de
oportunidad, las propias vías alternativas de solución de conflictos y lógicamente
las prácticas y diligencias concretas de la agencia judicial.
3. Después
El último de los tipos de política criminal es la etapa orientada al “después”
supone el desarrollo de políticas penitenciarias y post-penitenciarias que
complementen las estrategias de resocialización del sancionado, ésta
corresponde a esta etapa todo lo relacionado con la ejecución de las sanciones,
aspecto en el que debe tener presente lo relativo a la prevención especial y al
abordaje del sujeto activo del delito, visto desde su singularidad como persona y
desde la particularidad de su situación.

POLITICAS CRIMINOLOGICAS Y PREVENSION DEL DELITO.

Principio de irreversibilidad. Este principio, denominado también como prohibición


de regresividad, es la contracara lógica del principio de progresividad y supone que
“una vez que un determinado derecho ha sido formalmente reconocido como
inherente a la persona humana queda definitiva e irrevocablemente integrado a la
categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y
garantizada”. Consecuencia de ello es que “sería inconcebible que lo que hoy se
reconoce como un atributo inherente a la persona, mañana pudiera dejar de serlo
por una decisión gubernamental” (Nikken, 1994). De este carácter inherente de los
Derechos Humanos de expresa consagración en numerosos instrumentos
internacionales, resulta que el reconocimiento de derechos es un ámbito de
constante ampliación histórica y respecto del cual no cabe, por principio general, el
retroceso. Y aunque Nikken no lo diga, puede seguirse de su lógica que tal principio
de progresividad se refiere no sólo al catálogo de derechos aspecto cuantitativo, de
modo que el reconocimiento de un determinado ámbito de ejercicio de un derecho,
debiera considerarse a priori como irrevocablemente integrado, una vez reconocido.
Hemos ya señalado que la política criminal es una política cuyo medio implica de
mínima, la restricción del derecho a la libertad personal. Por ello es que todo cambio
en esta política tendiente a la receptación de nuevas conductas como punibles, al
incremento de los montos de las penas o, en general, a restringir un ámbito de
libertad previamente reconocido a los individuos, se supone en principio, un
retroceso en materia de contenido y de disfrute del ejercicio de este derecho a la
libertad.

Cabe destacar, que muchos pueblos indígenas continúan aplicando sus métodos
tradicionales para resolver los conflictos o faltas entre sus miembros, alcanzando y
logrando cambiar conductas que para el derecho de Estado figuran en el código
penal como delitos. En consecuencia, tanto el texto del Convenio como el de la
Declaración Universal en su art. 35, aluden al tema especialmente, reconociéndose
el derecho a mantener dichos sistemas. Se trata de una aplicación concreta del
derecho a la libre determinación, que incluye el mantenimiento de las propias
instituciones y modos de resolución de conflictos.

Por cuanto, sólo teniendo esta información, es admisible abocarse al diseño de un


plan político criminal. Y sólo una vez que exista este plan, debe procurarse la
habilitación parlamentaria a través de una norma penal. El diseño de un Plan de la
política criminal es una cuestión que no debe ser tomada a la ligera. Ya hemos
mencionado cómo los legisladores, en un esfuerzo superficial por presentarse
interesados en los problemas que preocupan a la ciudadanía, traducen todo
conflicto social en un ámbito de incidencia del poder penal con las ya clásicas
respuestas de creación de nuevos tipos penales, endurecimiento extendido de las
penas y manodurismo en general.

Muchos expertos coinciden en el hecho de que en Venezuela, desde el advenimiento


de la democracia a finales del siglo pasado, no se ha formulado una verdadera
política criminal para la democracia, por ello, las respuestas al fenómeno criminal
han estado carentes de coherencia y han consistido en respuestas espasmódicas
frente a determinados sucesos, ante los cuales se ha respondido
predominantemente con la hipertrofia del derecho penal, tomado como única
propuesta de acuerdo a cómo se percibe el fenómeno criminal, llevándose a cabo
reformas a las leyes penales o procesales, aisladas del conjunto del sistema, es decir,
del proceso, de la ejecución de la pena y de la prevención.

LA POLÍTICA CRIMINAL DURANTE 40 AÑOS DE PERIODO DEMOCRÁTICO (1958-


1998)

En 1958, mediante decreto No. 492 del 30 de diciembre de 1958, se crea la Oficina
Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República
(CORDIPLAN), con el objeto de asesorar al Presidente de la República, al Consejo de
Ministros y a los demás Miembros Centros de Decisión del Gobierno, en la
formulación e instrumentación de la estrategia de desarrollo económico - social del
país, promoviendo para tal efecto los planes, políticas y proyectos nacionales
compatibles con estas estrategia, facilitando al mismo tiempo la indispensable
coordinación entre las organizaciones relevantes para su ejecución. No obstante, no
es sino hasta el IV Plan de la Nación, correspondiente al quinquenio (1970-1975),
cuando se da un modesto lugar al problema del delito y su control, al expresarse:
que el delito es producto de condiciones estructurales propias de la sociedad y no
de desajustes individuales. La experiencia demuestra que la elevación del nivel de
vida de la población, junto al incremento de las oportunidades de empleo y de
capacitación y la distribución más adecuada del ingreso, entre otros factores
contribuyen al mejoramiento de los indicadores delictivos, en este período, se crea
mediante Decreto No. 241 de fecha 11 de febrero de 1970, la conocida: Dirección de
Prevención del Delito dependiente del Ministerio del Poder Popular para las
Relaciones Interiores y de Justicia, precursora de la Comisión de Prevención de la
Delincuencia, como organismo dependiente del Ministerio de Justicia, organismo
éste encargado de investigar las causas de la criminalidad en el país desde 1951
como sujeto planificador de la política antidelictiva en el país.

En este contexto, nace el V Plan de la Nación (1976-1980), consideraba como una


prioridad para persistir en la necesidad de generar, como valor social permanente,
una conciencia preventiva del delito en el país y de igual forma implantar controles
preventivos y represivos del fenómeno delictivo, armónicos entre sí y más
coherentes con la acción de instituciones encargadas de aspectos tales como la
salud, la nutrición, la educación, la seguridad social, el empleo y la recreación.
Ampliar la prevención del delito en las principales ciudades del país, dando un
especial énfasis a las áreas marginales y preferencialmente a los grupos etarios que
se encuentran en etapa de adolescencia y juventud, por cuanto ellos representan en
la estructura geográfica del país el 65,5% del total de la población. Por ser esta
época donde ocurren en el país, aumento de los índices de criminalidad, sobre todo
en ciudades de alta concentración urbana y alta concentración de renta, estando la
intervención estatal dirigida primordialmente al incremento del número de los
cuerpos policiales en el país, situación ésta que se vió agravada por la escasa
formulación de políticas públicas de seguridad, la desarticulación de las instancias
que componen el sistema de justicia, el retardo procesal que funciona como un
estímulo a la impunidad, la falta de una legislación penal específica de control del
delito organizado, entre otros factores. Por lo que el auge de la criminalidad se
atribuye a la crisis, al mal funcionamiento de las instituciones y al uso excesivo de la
violencia institucional para la resolución de los conflictos sociales y políticos.

Es importante mencionar, que para el período 1981-1985, el VI Plan de la Nación


asumiría como prioridades el hacinamiento carcelario y el mal funcionamiento del
sistema de justicia, con la finalidad de lograr la paz y la estabilidad social necesarias
para alcanzar los objetivos y metas globales del Plan, será necesario reducir el índice
delictivo nacional y el hacinamiento penitenciario, garantizar a las personas
naturales y jurídicas la defensa de sus derechos y facilitar el cumplimiento de sus
deberes a través de un servicio de administración de justicia oportuna y eficiente.
Para ello fue necesario: aplicar un amplio programa de prevención del delito que
promovió la participación organizada de los diferentes miembros de la comunidad;
propiciando que los medios de comunicación social destaquen en su contenido los
valores positivos de la sociedad, intensificar la recreación y el uso creativo del
tiempo libre en niños y jóvenes; estimular la investigación criminológica, propiciar
una reforma del ordenamiento legal vigente sobre este asunto; y ampliar con un
diagnóstico la problemática, aplicando las directrices pertinente de solución para
aliviar las cargas delictivas en el país.

Consecutivamente, en los siguientes planes, salvo los cambios de retórica y algunas


variaciones en cuanto al grado de precisión de las propuestas oficiales al examinar
las condiciones favorables al crecimiento del delito, pocos cambios sustanciales
pueden advertirse, en lo que respecta a la prevención, considerada como materia de
seguridad y defensa social, aunque reconoce la situación al precisar que el
incremento de la violencia, la crisis de la administración de justicia y la inseguridad
ciudadana constituyen problemas que están quebrantando el Estado de Derecho. Al
respecto, el gobierno elegido para el período 1995-1999, se planteó sentar las bases
de un desarrollo sostenido en nuestro país, planteando tres acciones simultáneas
que comprendían promover el consenso para la construcción compartida de un
proyecto societario para el país, llevar a cabo una serie de cambios estratégicos que
consoliden los procesos de transformación hacia un desarrollo generador de mayor
bienestar y mejorar, desde el corto plazo, las condiciones de vida de la población,
elevando los niveles de empleo y la calidad de los servicios para reducir las
desigualdades notorias que existen en la sociedad venezolana.
No obstante, la realidad evidenció un resquebrajamiento de las instituciones
políticas económicas y familiares, como consecuencia de la decadencia económica,
el acelerado incremento de la inflación, el crecimiento de la tasa de desempleo, la
caída del salario, el aumento de la cesta básica, la devaluación de la moneda, entre
otras manifestaciones económicas que significaron la inexistencia de canales que
mantuvieran a los individuos integrados a los medios sociales para conseguir los
fines socialmente impuestos, y así lograr satisfacer sus necesidades básicas,
apartando el modelo familiar tradicional de padre y madre con predomino
masculino y mujer ama de casa, el cual es sustituido por el incremento de mujeres
dentro de la fuerza laboral capaces de mantener un hogar por sí solas y de parejas
unidas de hecho, bajo un lazo débil que no genera una fuerte vinculación entre la
pareja y entre esta y sus hijos.

Desde el punto de vista jurídico, las reformas suscitadas durante este período al
código penal, no pueden ser consideradas como sustanciales, pues dejan incólume
su estructura y se limitan a modificar accidentalmente algunos tipos penales de
acuerdo a un criterio empírico de política criminal, ante la preocupación por el
aumento de la criminalidad, la aparición de nuevas formas delictivas y el incremento
de la misma, pretendiendo utilizar las reformas como un instrumento de
manipulación colectiva que tratar de mitigar el sentimiento de inseguridad, infundir
confianza y hacer creer ilusoriamente que con la sola reforma de la ley penal se
podía lograr una correcta profilaxia social.

LA POLÍTICA CRIMINAL DURANTE LA ÚLTIMA DÉCADA DE PERÍODO


DEMOCRÁTICO (1999 – 2009)

Los cambios jurídicos en el área comienzan a generarse en el año 1998, cuando en el


marco de un proceso latinoamericano de reformas en los sistemas judiciales, se
aprueba un Código Orgánico Procesal Penal (COPP) cuyos principios ajustados a un
nuevo modelo acusatorio y de humanización de la justicia serán fortalecidos con la
promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el año
siguiente, en el cual Venezuela se proclamó como "Estado Democrático Social de
Derecho y de Justicia, propugnando como valores de su ordenamiento jurídico
entre otros la preeminencia de los derechos humanos y como fin esencial "la
defensa y desarrollo de la persona y el respecto a su dignidad, la promoción de la
prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios,
derechos y deberes consagrados en la Constitución, luego de producida la reforma
constitucional a través del proceso constituyente, se formularon las "Líneas
Generales del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-
2007, primer plan de la nueva era constitucional bolivariana, dirigido a profundizar
los cambios estructurales hacia la construcción de la nueva República, operativizado
a través de cinco equilibrios: económico, social, político, territorial e internacional, y
que en conjunto se cumplirían en dos etapas: la denominada Década de Plata (2001-
2010) como período de transición o fase previa a la Década de Oro (2011-2020)
etapa de consolidación de la revolución bolivariana.
CONCLUSIÓN

Se concluye que Venezuela enfrenta hoy en día nuevos retos: el viejo paradigma de
las políticas públicas conservadoras que conllevó a un sistema político individualista,
conformista y desigual que aumentó la discrepancia entre los sectores sociales y el
protagonismo y centralismo de los partidos políticos, negó otras formas
participativas, cuyas alianzas eran mecanismos para mantener el poder; todo lo cual
generó una crisis social y política que desencadenó el proceso de cambio como
contraposición, como define Delgado (2000) al “fracaso del modelo punto fijista, el
cual se refleja en el deterioro de la legitimidad democrática y la erosión institucional
de los partidos hegemónicos”. Así nace el revolucionarismo constituyente que
recalca al poder soberano y reclama la competencia de éste, no sólo para sancionar,
según Hilmar Valeska Montilva Prieto, expresó en el Primer Concurso de Ensayo
Breve sobre la constitución, el objetivo de cumplir con todos los actos innatos a la
soberanía, incluyendo el cambio total del poder constituido y la refundación de la
república. De igual forma, la misma Delgado menciona que estamos ante un nuevo
orden social y político, cuyas acciones propenden hacia la adopción inevitable de
cambios fundamentales para superar el desequilibrio social y la crisis actual de la
violencia, solo una política revolucionaria permitiría generar los cambios que
necesitamos.

Finalmente, se concluye que en Venezuela, existen muchos problemas sociales de


toda índole, unos considerados como prioritarios y otros no, que afectan al colectivo
social o a unos pocos, lo que origina una pirámide de prelaciones que los relega
escalonadamente, obviando que todos responden a una simbiosis social.
Actualmente y desde hace varios años, la delincuencia se ha erigido como el más
grave e importante problema social en Venezuela, el cual ha sido el eje de ataque a
las políticas públicas adoptadas, y en el que los medios de comunicación han sido
quienes han enviado un mensaje muy interesante, referido a la falta de mano dura
(represión) a los delincuentes y la impunidad imperante frente al Estado. En los años
80 y 90, se destacaron las noticias sobre procedimientos y operativos policiales
exitosos en los barrios y zonas humildes, medio exclusivo y excluyente del Estado
para controlar los índices delictivos, atribuyendo sus causas a factores endógenos,
creando un clima de bienestar y seguridad de los ciudadanos de ciertos sectores,
fortaleciendo y justificando la violencia de los organismos del Estado, en éste
sentido, Dávila asumiendo la concepción burguesa de la violencia como medio
natural para lograr la seguridad, la paz y la justicia, resaltó que el uso de la violencia,
como medio para alcanzar fines justos y peor aún, la violencia es justa si se
encuentra legitimada jurídicamente (positivismo) para el mantenimiento del orden
público.
BIBLIOGRAFÍA

Consideraciones en torno a la seguridad y ... - SciELO Colombia,


scielo.org.cohttp://www.scielo.org.co › scielo

política criminal, terrorismo y reforma penal: el caso


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La realidad de la política criminal y su vinculación con


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Violencia, seguridad ciudadana y políticas públicas


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política criminal y reforma penal - Saber ULA,ula.ve


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Ponencia Congreso Internacional de Derecho Penal. Mireya Bolaños


González. Política y Política Criminal.
LA POLÍTICA
CRIMINAL EN
VENEZUELA
Introducción

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