Está en la página 1de 36

EL SISTEMA DE JUSTICIA EN VENEZUELA Y SU RELACIÓN CON LA

CRIMINOLOGÍA

El Sistema de Justicia Venezolano, llamado así porque la operación de una


institución determinada influye en la de otras instituciones vinculadas al ejercicio
de la justicia, se refiere a los órganos del estado e instituciones sociales
vinculados directamente a la operación del derecho en la solución de casos o
conflictos individuales, excluyendo tanto la producción normativa (que llamamos
legislación), como la administración pública.

En este sentido, la Constitución de la república Bolivariana de Venezuela


(1999) en su artículo 253, estableció por primera vez la figura del sistema de
justicia y su composición: “El sistema de justicia está constituido por el Tribunal
Supremo de Justicia, los demás tribunales que determine la ley, el Ministerio
Público, la Defensoría Pública, los órganos de investigación penal, los o las
auxiliares y funcionarios o funcionarias de justicia, el sistema penitenciario, los
medios alternativos de justicia, los ciudadanos o ciudadanas que participan en la
administración de justicia conforme a la ley y los abogados autorizados o
abogadas autorizadas para el ejercicio.

Por su parte estas entidades incluyen:

1. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ): Es el máximo tribunal y está


compuesto por varias salas, incluyendo la Sala Constitucional, la Sala
Político-Administrativa, la Sala Político Electoral, la Sala de Casación Civil,
la Sala de Casación Penal y la Sala de Casación Social.
2. El Ministerio Público: Su objetivo es actuar en representación del interés
general y es responsable del respeto a los derechos y garantías
constitucionales a fin de preservar el Estado, democrático y social de
derecho y de justicia.
3. La Defensoría Pública: Garantiza la tutela judicial efectiva del derecho
constitucional a la defensa en las diversas áreas de su competencia.
4. Los Órganos de investigación penal: Estos órganos llevan a cabo
investigaciones relacionadas con delitos.
5. Auxiliares y funcionarios de justicia: Estos individuos ayudan en el
funcionamiento del sistema judicial.
6. Sistema penitenciario: Este sistema se encarga de la gestión de las
prisiones.

Más adelante, en el artículo 254, se decreta la autonomía funcional y


presupuestaria del TSJ, aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional
Constituyente, buscando con ello la transparencia en las decisiones del Poder
Judicial: "El Poder Judicial es independiente y el Tribunal Supremo de Justicia
gozará de autonomía funcional, financiera y administrativa. A tal efecto, dentro del
presupuesto general del Estado se le asignará al sistema de justicia una partida
anual variable, no menor del dos por ciento del presupuesto ordinario nacional,
para su efectivo funcionamiento, el cual no podrá ser reducido o modificado sin
autorización previa de la Asamblea Nacional. El Poder Judicial no está facultado
para establecer tasas, aranceles, ni exigir pago alguno por sus servicios"

De igual forma, el artículo 267 define: "Corresponde al Tribunal Supremo de


Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial, la
inspección y vigilancia de los tribunales de la República y de las Defensorías
Públicas. Igualmente, le corresponde la elaboración y ejecución de su propio
presupuesto y del presupuesto del Poder Judicial (...)".
Las atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia quedaron plasmadas en
la Sección Segunda del Capítulo III. En el artículo 262 se establece que el nuevo
ente funcionará en Sala Plena y en las Salas Constitucional, Político
administrativa, Electoral, de Casación Civil, de Casación Penal y de Casación
Social, cuyas integraciones y competencias serán determinadas por su ley
orgánica. Sus miembros se siguen denominando "Magistrados", y serán electos
por un único período de doce años, mediante un proceso de selección conducido
por un Comité de Postulaciones, en el cual tiene participación también la sociedad
civil.
El 19 de mayo de 2004, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana
de Venezuela, aprobó la primera Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
(LOTSJ), publicada en la Gaceta Oficial N° 37.942 del 20 de mayo de 2004,
quedando derogada la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia del 30 de
julio de 1976.
Con fecha 29 de julio del 2010, en Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 5.991 Extraordinario, fue publicada la reforma a la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, la cual había sido aprobada por la
Asamblea Nacional en sesión del día 11 de mayo del 2010 y reimpresa en Gaceta
Oficial N° 39.483 del 09 de agosto de 2010, quedando finalmente publicada por
corrección de errores materiales, en la Gaceta Oficial No. 39.522 de fecha 1° de
octubre de 2010.
Este instrumento jurídico es la ley orgánica que establece el régimen,
organización y funcionamiento del Tribunal Supremo de Justicia como parte del
Sistema de Justicia, Máximo Órgano rector del Poder Judicial y más Alto Tribunal
de la República.

Por otra parte, dentro del sistema de justicia venezolano, la criminología ha


de ser considerada como aquella política pública que debe desarrollar de manera
permanente y sistemática el Estado, como una función de gobierno, que tenga
como objeto la formación de planes y el desarrollo de programas estratégicos,
dirigidos a controlar y minimizar la criminalidad, valiéndose para ello de todos los
instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de participación
ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar, perseguir y
sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de responsabilidad
penal.

Algunos expertos coinciden en el hecho de que en Venezuela, desde el


advenimiento de la democracia a finales del siglo pasado, no se ha formulado una
verdadera política criminal para la democracia, por ello, las respuestas al
fenómeno criminal han estado carentes de coherencia y han consistido en
respuestas espasmódicas frente a determinados sucesos, ante los cuales se ha
respondido predominantemente con la hipertrofia del derecho penal, tomado como
única propuesta de acuerdo a cómo se percibe el fenómeno criminal, llevándose a
cabo reformas a las leyes penales o procesales, aisladas del conjunto del sistema,
es decir, del proceso, de la ejecución de la pena y de la prevención.
En efecto, una mirada a la evolución de la política antidelictiva en
Venezuela se orienta fundamentalmente en tono represivo, aun cuando abundante
doctrina sostiene en la actualidad que la pena no contiene un fin realizable como
instrumento principal hacia la prevención de la criminalidad. Además, los recursos
legislativos utilizados hasta ahora se amparan en la satisfacción de demandas
sociales y políticas de seguridad y orden, propiciando respuestas penales
contingentes, caracterizándose por ser leyes reactivas que de ningún modo
pueden ser eficientes para la prevención y combate de la delincuencia.
Esto entre otros factores por el inexacto conocimiento de la magnitud del
problema, la incorrecta distribución de los recursos humanos, materiales y
financieros a nivel nacional, la falta de continuidad en los planes por el continuo
reemplazo de ministerios y consecuentemente de directores de despacho y la falta
de evaluación y seguimiento de las políticas públicas establecidas, todo lo cual
desemboca en la carencia de una visión consistente y estable sobre prevención,
permaneciendo inalterado el desinterés con que el Estado venezolano ha
manejado esta área de la política antidelictiva a lo largo de los años.
Ante el visible incremento de los índices de criminalidad, el justificado
sentimiento de inseguridad por parte de la colectividad y la alarma social generada
por el sensacionalismo noticioso, la tendencia gubernamental ha sido emplear una
política criminal más represiva que preventiva, queriendo apaciguar el escenario
con sucesivas reformas penales basadas en la creación de nuevos tipos y la
modificación de otros, especialmente en la agravación de las penas, tanto en el
código penal como por medio de leyes especiales. En efecto, la prevención parece
dejarse casi exclusivamente en manos del sistema jurídico, mientras que la
actuación de los cuerpos de seguridad inicia en el momento post-delictual.
Sin embargo, la realidad parece mostrar como la teoría de prevención
general ha fracaso, pues la sucesiva cadena de aumentos de penas en las
reformas del código penal y aún con la puesta en vigencia de la ley contra el
secuestro y la extorsión, no ha disminuido el impacto del secuestro como
modalidad delictiva. Más aún, el referido instrumento legal se presenta como una
iniciativa de buenas intenciones, incluso en sintonía con las medidas legales
tomadas por otros países de América Latina, como es el caso de Colombia y
México, pero cargada de un exacerbado punitismo retribucionista, en nada
consonó con los fines resocializadores proclamados en la carta magna.
Esto sólo revela la importancia de considerar criterios de política criminal
uniformes y coherentes con la realidad circundante al momento de estructurar y
reformar el sistema penal de un país, de ahí que puede afirmarse que la política
criminal es la guía que define los principios que rigen el derecho penal de un
ordenamiento jurídico determinado, que debe basarse en sus elementos
estructurales y no en crisis coyunturales del sistema, pues una política definida
desde esta perspectiva, solo supone un ataque momentáneo del problema y no su
solución –o por lo menos su control– a largo plazo.
No obstante, la desarticulación de los valores sociales, las condiciones
políticas y económicas del país, la ausencia de políticas claras y definidas, la
improvisación y anomalía en el proceso de creación de las leyes y con ello la falsa
representación de un estamento normativo, dejar exclusivamente al basamento
jurídico el control de la criminalidad, la imprecisión de cifras, la carente
sistematización de información, el populismo, los problemas carcelarios, la
excesiva dependencia (horizontal y vertical) de los poderes públicos respecto al
ejecutivo nacional y la falta de coordinación entre los cuerpos de seguridad por
razones eminentemente partidistas, la credibilidad de las instituciones; son solo
algunos de los síntomas de la enfermedad que está corroyendo las instituciones
democráticas del Estado, mostrando que no existe remedio para el mal, pues no
parecen estar dadas las condiciones para tener un efectivo control sobre el
problema.

El captar y procesar información relevante al ámbito local, regional y


nacional a través de un sistema de información único, es un paso importantísimo,
toda vez que el registro, análisis y generación de inteligencia operativa contra el
secuestro, permitirá definir estrategias auténticas, coordinar investigaciones y en
general maximizar la capacidad de los cuerpos de seguridad del estado, esto
constituye una fuente de conocimiento certero para la definición de una política
criminal a largo plazo de la mano del resto de las políticas públicas del país, para
así no solo lograr la localización y rescate de las víctimas, sino además la
desarticulación de las bandas delictivas que desarrollan esta actividad, pues la
lucha contra el delito no se supera con la amenaza de una pena sino con acciones
que hagan menos atractivo el delito, y es aquí donde la confianza hacia las
instituciones juega un papel preponderante, pues acerca al ciudadano y debería
tender a inhibir al delincuente.

Esto a su vez permitirá dar a conocer estadísticas oficiales más precisas a


la colectividad, mostrando a la ciudadanía en una especie de contraloría social, las
acciones emprendidas por el gobierno para combatir el secuestro, sus resultados y
evaluaciones para establecer los correctivos, emprender nuevas estrategias y
redefinir la política criminal.
La criminología no se centra en el sistema de justicia penal y otros
principios relacionados con el derecho penal, sino que adopta un enfoque crítico
sobre el derecho y cómo se utiliza. Hace menos hincapié en los principios
relacionados con el derecho penal y la justicia. El Derecho Penal y la Criminología
mantienen una estrecha relación desde sus orígenes, siendo ambas disciplinas
eminentemente prácticas y enfocadas al estudio del delito desde el punto de vista
individual y social. Si el Derecho Penal persigue el estudio legislativo y el derecho
positivo del delito, la Criminología complementa dicho análisis de la personalidad
de víctima y delincuente. En definitiva, Criminología y Derecho Penal constituyen
disciplinas complementarias y necesarias para el estudio integral de la conducta
punible, del delincuente, del control del delito y de la víctima.
Es importante mencionar que la criminología y el derecho penal son
ciencias que se necesitan mutuamente y se complementan. Mientras la
criminología se muestra abierta a los cambios y se adapta a ellos, el derecho
penal tiene una vocación de permanencia que se justifica en el principio de
seguridad jurídica. Esto permite al ciudadano conocer las leyes, y por lo tanto los
delitos y las penas.

ORGANOS DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Es el conjunto de órganos, entes y personas que hacen posible la


administración de justicia, implicando a todos los que intervienen en procesos
judiciales: Los tribunales, el Ministerio Público, las Policías y abogados

La administración de justicia en Venezuela es el modo en que es impartida


la justicia. Esto se aplica sobre todo a la organización del poder judicial y al
sistema procesal que se utiliza para concretar una solicitud ante los órganos
judiciales.

La Administración de Justicia existe para resolver los conflictos en los que


no se han puesto de acuerdo los ciudadanos, bien mantengan esos conflictos con
otros ciudadanos, bien con empresas o entidades, bien con el propio Estado y sus
Administraciones.

En Venezuela, la potestad de administrar justicia emana de los ciudadanos


o ciudadanas y se imparte en nombre de la República por autoridad de la ley,
correspondiéndole a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y
asuntos de su competencia mediante los procedimientos que determinen las
leyes, y ejecutar o hacer ejecutar sus sentencias.
Como ya se hizo mención anteriormente, el sistema de justicia está
constituido por el Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que
determine la ley, el Ministerio Público, la Defensoría Pública, los órganos de
investigación penal, los o las auxiliares y funcionarios o funcionarias de justicia, el
sistema penitenciario, los medios alternativos de justicia, los ciudadanos que
participan en la administración de justicia conforme a la ley y los abogados
autorizados para el ejercicio.

El Poder Judicial es independiente de las demás ramas del Poder Público,


gozando de autonomía funcional, financiera y administrativa (Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela de 1999, Art. 253)

Denominaciones del Sistema Judicial en Venezuela

Poder Judicial (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999,


Título V, Capítulo III)

Nomenclatura del Cargo de Magistrado por Niveles en Venezuela

Tribunal Supremo de Justicia: Magistrados

Cortes Superiores o de Distrito: Jueces de las Cortes de Apelaciones

Jueces de Primera Instancia: Jueces de los Tribunales de Primera Instancia

Clasificación de Magistrados (Según su Nombramiento) en Venezuela

Titulares: Son abogados que han aprobado el concurso de oposición habiendo


obtenido la mayor calificación.

Suplentes: Designados para reemplazar temporalmente a los titulares

Interinos: Designados por el Consejo de la Judicatura frente a los casos en que el


concurso de oposición con mayor calificación sea declarado desierto en dos
oportunidades. (Ley de Carrera Judicial, Art. 10, 18 y 24)

Organización Jurisdiccional en Venezuela


Tribunal Supremo de Justicia

Cortes de Apelaciones y Tribunales Superiores

Tribunales de Primera Instancia

Juzgados de Municipio

Juzgados de Paz

Ejemplo de procedimientos penales en el tráfico ilícito de drogas en


Venezuela

Investigación previa

Autoridades de la policía de investigaciones penales, bajo la dirección del


Ministerio Público, practicarán las diligencias conducentes a la determinación de
los hechos punibles y a la identificación de sus autores y partícipes.

Primera instancia

El Juez de Primera Instancia en lo Penal de la circunscripción judicial del


lugar donde se cometió el hecho punible.

El proceso penal se inicia por "auto de proceder".

No procede el beneficio de libertad provisional.

Dentro de los 30 días consecutivos al decomiso y previa realización de la


"experticia", el tribunal notificará a División de Drogas y Cosméticos del Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social para indagar si el Ministerio requiere de dichas
sustancias.

Si éstas no tienen uso terapéutico, serán destruidas. En esta etapa se


acumulan las pruebas: indicios, testigos, peritaje, inspecciones policiales o
judiciales, documentos, pruebas de laboratorio y la declaración libre del imputado.
Dentro de los ocho días consecutivos del recibo del expediente y de haber
puesto a su orden el detenido, el Juez de Primera Instancia en lo Penal deberá
decidir si se inicia el juicio.

Luego de oída la declaración indagatoria rendida por el detenido, éste podrá


apelar. Si no apela, se declara cerrado el sumario.

El auto que decrete la libertad o privativa de libertad del detenido debe ser
elevado en consulta al superior.

Después de dictado el auto de detención, el sumario no se prolongará por


más de 30 días.

Instancia superior

El Tribunal de Primera Instancia en lo Penal declarará concluido el sumario.


El fiscal presenta los cargos y en ese mismo acto se señala fecha para la
audiencia del procesado.

En la audiencia pública se pueden alegar las excepciones dilatorias y la


inadmisibilidad. En ese mismo acto o en la audiencia siguiente se pueden
contestar dichas excepciones.

El tribunal superior está en la obligación de mandar a evacuar las pruebas


que hubieren dejado de evacuarse en el sumario o las que crea conduzcan a la
verdad.

El fiscal y la defensa harán sus alegatos orales y presentarán sus


conclusiones.

El Superior dicta sentencia dentro de las cinco audiencias siguientes. Los


bienes muebles e inmuebles, capitales, vehículos, naves o aeronaves, aparatos,
equipos, instrumentos y demás objetos que se empleasen para la comisión de los
delitos, así como aquellos bienes sobre los que exista presunción grave de delitos
o de los beneficios de los delitos de Tráfico Ilícito de Drogas, serán, en todo caso,
decomisados y se pondrán en la sentencia condenatoria definitivamente firme, sin
necesidad de remate, a disposición del Ministerio de Hacienda.

Instancia suprema

Recurso de casación. Se declarará con lugar el recurso de casación en las


infracciones de fondo cuando la sentencia sea violatoria de una norma cualquiera
de derecho sustancial proveniente de un error de apreciación acerca del contenido
y alcance de una disposición expresa de la ley, o que ha aplicado falsamente una
norma jurídica o de la apreciación de determinada prueba, o de una norma no
vigente o se haya violado una máxima de la experiencia.

Ministerio Público

Denominaciones del Ministerio Público Venezuela

Ministerio Público, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


de 1999, Sección Tercera, Capítulo IV Arts. 284 al 286

El Ministerio Público es un organismo autónomo e independiente de los


demás órganos del Poder Público.

Tiene como funciones principales velar por la exacta observancia de la


Constitución, las leyes y las libertades fundamentales en todo el territorio nacional,
en los términos establecidos en la Constitución y el ordenamiento jurídico de la
Nación.

(Ley Orgánica del Ministerio Público, Arts. 1 y 2)

Funciones del Ministerio Público en Venezuela

Actualmente se encuentra en funcionamiento, sus atribuciones son:

- Velar por el respeto de los derechos y garantías constitucionales.


- Velar por la celeridad y buena marcha de la administración de justicia y porque
en los tribunales de la República se apliquen rectamente las leyes.

- Ejercer la acción penal en los casos en que, para intentarla o proseguirla, no


fuere necesario instancia de parte; sin perjuicio de que el tribunal proceda de oficio
cuando lo determina la ley.

- Velar por el correcto cumplimiento de las leyes y la garantía de los derechos


humanos en las cárceles y demás establecimientos de reclusión.

- Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la responsabilidad
civil, penal, administrativa o disciplinaria en que incurran los funcionarios públicos
con motivo del ejercicio de sus funciones.

- Vigilar a través de los fiscales que determina la ley, por el respeto de los
derechos y garantías constitucionales y por la celeridad y buena marcha de la
administración de justicia en todos los procesos en que estén interesados el orden
público y las buenas costumbres.

- Ejercer la dirección funcional de las investigaciones penales de los órganos de


policía correspondientes, cuando tenga conocimiento de la perpetración de un
hecho punible, según lo establecido en el Código Orgánico Procesal Penal y
supervisar la legalidad de las investigaciones.

- Supervisar la ejecución de las decisiones judiciales cuando se relacionen con el


orden público o las buenas costumbres.

- Intervenir en la defensa de la constitucionalidad y legalidad en los recursos de


nulidad que sean interpuestos ante los diferentes órganos de la jurisdicción
contencioso-administrativa.

- Vigilar para que, en los retenes policiales, en los locales carcelarios, en los
lugares de reclusión de los comandos militares, en las colonias de trabajo, en las
cárceles y penitenciarías, institutos de corrección para menores y demás
establecimientos de reclusión e internamiento sean respetados los derechos
humanos y constitucionales de los reclusos y menores.

- Vigilar las condiciones en que se encuentren los reclusos e internados, tomar las
medidas legales adecuadas para mantener la vigencia de los derechos humanos
cuando se compruebe que han sido o son menoscabados o violados.

- En el ejercicio de esta atribución constitucional los funcionarios del Ministerio


Público tendrán acceso a todos los establecimientos mencionados. Quienes
entraben en alguna forma el ejercicio de esa atribución incurrirán en
responsabilidad disciplinaria.

(Ley de Reforma de la Ley Orgánica del Ministerio Público, Art.11)

Autonomía del Ministerio Público en Venezuela

El Ministerio Público es autónomo e independiente de los demás órganos


del Poder Público y, en consecuencia, no puede ser impedido ni coartado en el
ejercicio de sus funciones por ninguna otra autoridad.

(Ley Orgánica del Ministerio Público, Art. 2 de las Disposiciones Generales)

Requisitos para ser Fiscal en Venezuela

Para ser Fiscal General de la República se requieren las mismas


condiciones de elegibilidad de los magistrados o magistradas del Tribunal
Supremo de Justicia.

(Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, Art.284)

Para ser designado Fiscal Superior se requiere:

a) Ser venezolano, mayor de 30 años y estar en pleno goce de sus derechos


civiles y políticos.

b) Ser abogado con título de postgrado en ciencias penales o profesor


universitario de reconocida competencia; o haber ejercido durante cinco años al
menos como fiscal del Ministerio Público; o la profesión de abogado durante un
lapso mínimo de 10 años.

c) Haber obtenido en un concurso de oposición una calificación dentro de la escala


de puntuación comprendida entre un mínimo de las tres cuartas partes del total de
puntos establecidos para el concurso y dicha cantidad de puntos.

Existe la Carrera de los fiscales del Ministerio Público, la cual se rige por las
disposiciones del Estatuto de Personal dictado por el Fiscal General de la
República.

Para su ingreso se requiere aprobar un concurso de oposición con la mayor


calificación, la cual deberá estar por sobre el setenta y cinco por ciento (75%) de la
escala de puntuación establecida.

(Ley Orgánica del Ministerio Público, Arts. 28 y 79)

Duración en el Cargo en Venezuela

El Fiscal General de la República, ejerce sus funciones por un período de


siete años.

(Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, Art. 284)

Justicia militar

Fundamento Constitucional de la Justicia Militar en Venezuela

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 a través


de su Art. 261 reconoce que la jurisdicción penal militar es parte integrante del
Poder Judicial, y que sus jueces serán seleccionados por concurso.

Su ámbito de competencia, organización y modalidades de funcionamiento,


se regirán por el sistema acusatorio y de acuerdo con lo previsto en el Código
Orgánico de Justicia Militar. La comisión de delitos comunes, violaciones de
derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, serán juzgados por los
tribunales ordinarios. La competencia de los tribunales militares se limita a delitos
de naturaleza militar.

Marco Normativo de la Justicia Militar en Venezuela

• Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, (Art.261)

• Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales, (Art 11.8.83)

• Ley Orgánica de Seguridad y Defensa, (Art 11.8.76)

• Ley de Conscripción y Alistamiento Militar, (Art 30.8.78)

• Código de Justicia Militar, (Art 6.8.38)

Instancia Máxima de la Justicia Militar en Venezuela

La Corte Suprema, en los aspectos militares, conoce de los recursos de


casación y nulidad en juicios militares y las solicitudes de rebaja de pena. Tiene la
potestad de elegir a los miembros de la Corte Marcial, seleccionándolos de entre
una lista de doce candidatos, elaborada por el Ministerio de Defensa La Corte
Marcial tiene sede en la ciudad de Caracas y jurisdicción a nivel nacional.

Está conformada por cinco miembros titulares y diez suplentes, que son
elegidos por la Corte Suprema. De los cinco miembros titulares o principales, se
exige que uno (no necesariamente militar) tenga la profesión de abogado.

Las principales atribuciones de la Corte Marcial son actuar como única


instancia en procesos contra oficiales generales del Ejército y almirantes de la
Armada y actuar como segunda instancia en las consultas y apelaciones respecto
de las sentencias de los Consejos de Guerra.

(Código de Justicia Militar, Art. 30 y 31)

Órganos Coadyuvantes y Auxiliares de la Justicia Militar en Venezuela

• Fiscales
• Auditores

• Secretarios

• Defensores

(Código de Justicia Militar, Arts. 71, 81, 88, 96 y 104)

SISTEMAS PENITENCIARIOS

La institución penitenciaria procura, durante el período de internación, la


reorientación de la conducta del recluso y le dispensa asistencia integral.

(Reglamento de Internados Judiciales, Art. 5)

Marco Jurídico penitenciario Venezuela

• Reglamento de Internados Judiciales. Decreto 1126 del 2 de septiembre 1975

• Ley de Régimen Penitenciario, del 8 de julio de 1981

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999,


establece en su Cuarta Disposición Transitoria que, dentro del primer año, contado
a partir de su instalación, la Asamblea Nacional aprobará la legislación referida al
Sistema Judicial. Entre tanto, el sistema penitenciario seguirá funcionando al
amparo de su marco legal vigente.

La Constitución, en su Art. 272 establece que el Estado garantizará un


sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el
respeto a sus derechos humanos.

Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el


trabajo, el estudio, el deporte y la recreación, funcionarán bajo la dirección de
penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias, y se
regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estatales
o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización.

En general, deberá preferirse en ellos el régimen abierto y el carácter de


colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso las fórmulas de cumplimiento de
penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de
naturaleza reclusorio.

El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia


postpenitenciaria que posibilite la reinserción social del ex interno o ex interna y
propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con
personal exclusivamente técnico.

Organización de los Sistemas Penitenciarios Venezuela

El director de un Internado Judicial es directamente responsable de su


dirección, administración, asistencia y vigilancia. Esta responsabilidad la
comparten en lo que respecta a vigilancia y asistencia el Sub-Director, si lo
hubiere; los jefes y auxiliares de régimen y el personal que considere el Ministerio
de Justicia.

La Administración está a cargo de un administrador y los auxiliares que


fueren necesarios, según las exigencias de los establecimientos. Los servicios de
asistencia jurídica, social religiosa, de medicina integral y trabajo, están atendidos
por el personal competente de dicho Ministerio.

(Reglamento de Internados Judiciales, Art. 35)

Funcionarios Penitenciarios en Venezuela

El Personal de cada Internado Judicial está integrado por:

• El director del Internado o quien haga sus veces.

• El jefe del Régimen Coordinador.

• El Personal del Servicio Médico.


• El Personal del Servicio Educativo, Cultural y Deportivo.

• El Personal del Servicio Religioso.

(Reglamento de Internados Judiciales, Arts. 21-34, 35-39)

Tratamiento Penitenciario (Definición) en Venezuela

El tratamiento penitenciario procura durante el período de internación, la


reorientación de la conducta del recluso con miras a un tratamiento integral a
cuyos fines dispensan asistencia integral a través de las siguientes medidas:

Clasificación, agrupación, trabajo, educación, condiciones de vida


intramuros, asistencia médica, odontológica y social y asesoramiento jurídico.

(Reglamento de Internados Judiciales, Art. 5)

Clasificación de los Establecimientos Penitenciarios en Venezuela

La ley establece que las penas restrictivas de la libertad se cumplirán en las


penitenciarías, cárceles nacionales y otros centros penitenciarios y de internación
que bajo cualquier denominación existan o se creen y sean especialmente
habilitados para ello.

(Ley del Régimen Penitenciario Art. 3)

El capítulo XI establece una clasificación de establecimientos especiales:

• De clasificación. Comprende la etapa previa para la individualización inicial de los


tratamientos, la misma que no deberá exceder de tres meses.

• Para mujeres. Quienes cumplirán las penas de presidio y prisión en


establecimientos especiales. Pueden conservar consigo a sus hijos menores de
tres años, pudiendo ser prorrogado este límite por el Ministerio de Justicia.

• Para jóvenes. Cuyas edades oscilen entre los dieciocho y veintiún años y los
primarios menores de veinticinco, cuyo diagnóstico criminológico así lo aconseje.
• Para enfermos mentales. Previo al informe médico son trasladados al anexo
psiquiátrico penitenciario que corresponda, por el tiempo que su estado patológico
lo requiera.

• Para anormales. Destinado a aquellas personas que presenten anormalidad


psíquica que no corresponda a enfermedad mental propiamente dicha e implique
trastornos de conducta incompatible con el régimen del establecimiento de su
pena.

• Para ancianos inválidos. Destinados a aquellas personas que padecen de


mutilaciones o defectos físicos que suponen invalidez y a los ancianos.

Cumplen sus penas en asilo penitenciario sometidos a regímenes y tratamientos


adecuados a sus especiales condiciones.

• Establecimientos abiertos. Se caracterizan por la ausencia o limitación de


precauciones materiales contra la evasión por un régimen basado en el sentido de
autodisciplina de los recursos. Comprende este tipo de establecimientos las
Colonias Agrícolas.

(Ley del Régimen Penitenciario, Arts. 81 al 95)

Efectividad del Sistema de Justicia Penal Juvenil Venezolano

En Venezuela, poseemos la Ley Orgánica para la Protección de los Niños,


Niñas y Adolescentes, en cuyo contenido describe tipos penales y también regula
el proceso cuando un adolescente comete un delito. De la misma forma, define lo
que es el Sistema de Responsabilidad Penal de Adolescentes, y lo caracteriza
como la unión que debe existir entre las normas e instituciones de la
Administración Pública, que vigilan la totalidad del cumplimiento de los proyectos y
programas determinados en la Ley Orgánica para la Protección de los Niños,
Niñas y Adolescentes, así mismo, tienen como función el establecimiento de la
responsabilidad de los adolescentes por los actos ilícitos que incurran, imponiendo
y ejecutando las sanciones previstas en esa ley especial.

Ahora bien, es importante conocer el ámbito de aplicación en el área del


sistema de justicia penal juvenil, contemplado en Ley Orgánica para la Protección
de los Niños, Niñas y Adolescentes. En este sistema, se observa que son
imputables y penalmente responsables los adolescentes en edades comprendidas
entre los 14 años y menores de 18, al momento de perpetrar el hecho punible,
aunque en el desarrollo del proceso adquieran los dieciocho años o sean mayores
de esa edad cuando sean acusados.

Así las cosas, en relación con los adolescentes menores de 14 años, la Ley
Especial los declara totalmente inimputables, es decir, no pueden ser declarados
penalmente responsables de la comisión de hechos delictivos, y solo se le
aplicaran medidas de protección, las cuales no son coactivas, y son impuestas por
el Consejo de Protección.

Si un adolescente de 13 años de edad, comete los actos delictivos más


crueles que pueden existir, como el homicidio y el abuso sexual, ocurre que son
totalmente imputables, exentos de responsabilidad penal y también permanecen
en libertad y pueden transitar por todo el territorio nacional e inclusive pueden salir
fuera del país, lo que constituye en definitiva impunidad, negando a las víctimas su
derecho a ser resarcidas.

Es allí, donde se debe llegar, fortaleciendo el sistema de justicia penal


juvenil venezolano, y reformando nuevamente la ley, estableciendo que se
declarará la responsabilidad penal de adolescentes desde los 12 años,
determinando una sanción proporcional al hecho punible cometido y a su edad; ya
que, efectivamente se destaca que la maduración biológica y mental de un
adolescente en edades de 12 a 14, difiere de los que sobrepasan los 14 años, sin
embargo, en práctica forense se ha observado cómo prolifera cada día la
participación en hechos delictivos por adolescentes menores de 14 años,
quedando totalmente impune la comisión de sus actos.

Ante tales circunstancias, emerge otra pregunta, ¿qué sucedería con los
menores de 12 años que cometen actos delictivos? A ellos, deben aplicársele
medidas de protección, que no generen restricciones corporales, solo hasta que
se verifique su incumplimiento y hasta que cumplan doce años, como instrumentos
alternativos de crear seguridad jurídica penal para la sociedad y efectivamente
para las víctimas.

Como sociedad, debemos estar de acuerdo, que somos responsables que


los adolescentes entren en conflicto con la ley penal, y son muchos los factores
que originan que nuestros niños, niñas y adolescentes sean vulnerables y se vean
involucrados en la comisión de hechos delictivos de cualquier naturaleza. Pero,
como sociedad, debemos rescatarlos, en primer lugar, ejerciendo efectivamente el
control social informal, como familia, en el sistema educativo, en la comunidad,
sector, y vecindad.

En segundo lugar, se deben implementar políticas públicas dirigidas a


atacar la criminalidad juvenil, estableciendo una nueva regulación normativa en la
misma Ley Orgánica para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes, que
gradué eficazmente la imputabilidad y que genere mecanismos de responsabilidad
penal en caso de incumplimiento de los menores de 12 años que son infractores,
inclusive, que determine responsabilidad subsidiaria pecuniaria a los padres,
representantes o responsables de esos niños; determinando que estos fondos
deberán ir a un organismo encargado de fortalecer los valores de los adolescentes
y sus representantes, y que en cooperación con los Tribunales Especializados,
coadyuven en puntualizar las estrategias para la inserción armónica y pacífica de
esa juventud transgresora de la ley penal.

Hay que tener en cuenta que la raíz de los delitos en adultos, son los niños,
niñas y adolescentes, que habiendo transgredido la ley penal son necesariamente
absorbidos por el sistema de responsabilidad penal de adolescentes, que no
cumple su función de juicio educativo, limitándose solo a la aplicación de la ley sin
hacer uso de otras alternativas que coadyuven al fortalecimiento de los valores de
los jóvenes infractores, desde una infraestructura digna para todos los usuarios y
para el personal que se encuentra al servicio de ellos.

Esto sucede por diversas razones como son: la regulación de conducta de


los adolescentes delincuentes, para ello se debe comprometer el Estado a instruir,
capacitar y formar funcionarios netamente especializados en esa área, que
puedan comprender al adolescente, aplicando la ley especial y sus normas de
remisión, de manera holística con justicia y equidad, que tenga ese grado de
sensibilidad, socialización y que se tome el tiempo para explicarle al adolescente
con palabras claras, llenas de respeto y amor, sobre su actuación criminal y sobre
la posibilidad de insertarlo a la sociedad con un proyecto de vida distinto,
humanizando y creando a través de orientaciones pertinentes, sentimientos de
empatía.

Otro punto importante a establecer es la prevención antes que la represión,


como seres humanos, desde el ámbito que nos desenvolvemos, podemos con
nuestra conducta, optimizar el desenvolvimiento de nuestros niños, niñas y
adolescentes, dedicándoles tiempo y atendiendo a sus necesidades, explicándoles
el sentido y alcance de la vida, recordándoles que si bien es cierto, poseemos libre
albedrío, este será decidido atendiendo a lo que quieran ser y a lo que desean de
buena manera para los demás; concienciando en el hecho que estamos en esta
vida de paso y debemos dejar huellas bonitas.

Por lo anterior, es necesario un cambio de visión de la Ley Orgánica para la


Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes, separando de la misma, el sistema
de protección integral de los niños, niñas y adolescentes del sistema de
responsabilidad penal de los adolescentes, reformando la misma para que
establezca los cambios que la sociedad clama y señalando la creación de un
Código Orgánico Procesal Penal de la Adolescencia, que establezca las
instituciones procesales propias del sistema de justicia penal juvenil en todas sus
fases.

Y que de la misma forma salvaguarde los derechos de los adolescentes,


determine sus deberes, proporcione la sanción atendiendo al grado de maduración
biológica y mental de los mismos, establezca obligatoriamente la especialidad de
los operadores de justicia y demás funcionarios al servicio del sistema de
responsabilidad penal de adolescentes y sobre todo que el fin del proceso sea
tanto educativo como orientador de conducta, generando y fortaleciendo los
sentimientos de los adolescentes transgresores, ya que si se educa a un
adolescente en conflicto con la ley penal se evita a un adulto en situación de
criminalidad.

PROBLEMÁTICA PENITENCIARIA

Con relación a esta temática, es necesario recordar que en nuestro país


existe desde el año 2011, el Ministerio del Poder Popular para el Servicio
Penitenciario (MPPSP), creado a través del decreto N° 8.266 del 26 de julio de ese
mismo año, según la Gaceta Oficial 39.721, con el objetivo estratégico de
“Transformar socialmente al privado y privada de libertad sin importar la situación
jurídica en la que se encuentre” y la misión de: Brindar un Sistema Penitenciario
capaz de asegurar la transformación social de las personas incursas en él, dirigido
fundamentalmente a garantizar los medios que le permitan adquirir conciencia de
clase, así como su conversión en sujetos capaces de participar en la construcción
de la sociedad socialista, mediante un conjunto de políticas dirigidas y coordinadas
por este Ministerio, en consonancia con el Proyecto Nacional Simón Bolívar.

Este Ministerio que se planteó como visión: Ser la Institución pública que
logre la coordinación entre los órganos del poder público corresponsables del
sistema penitenciario, de manera que se garanticen los derechos constitucionales
de ser juzgado en libertad a través de la aplicación de políticas eficientes,
humanistas, socialistas y científicas; planteó la creación del Código Orgánico
Penitenciario (COP), que terminó promulgándose en el año 2015 en la Gaceta
Oficial Extraordinaria número 6.207 del 28 de diciembre.

Desde su creación, el MPPSP manejó como objetivo y premisa gerencial, la


implementación de un nuevo régimen penitenciario y la construcción del llamado
“hombre nuevo”, asegurando que a partir de la ejecución de estos planes
desaparecieron situaciones como la violencia y la organización informal interna de
los reclusos presente antes del año 2011 en nuestro país, sin poder ocultar la
serie de conflictos que se presentaron en las instituciones carcelarias que fueron
desalojadas y sumadas a este “nuevo régimen”, así como las alianzas que se
dieron con los privados de libertad que fueron asumiendo un liderazgo frente a los
demás reclusos (los llamados líderes negativos o pranes).

De igual forma, es importante resaltar que muchos autores e investigadores


del tema penitenciario de este país aseguran que no se manejan cifras reales
acerca de la situación penitenciaria que se vive, debido a que este Ministerio no
emite información oficial de los procesos, planes, regímenes, organizaciones,
resultados y otros aspectos importantes de la vida carcelaria; sin embargo, se
pueden señalar como características de este régimen penitenciario las siguientes,
asegurando que las mismas favorecen al privado de libertad y reducen los efectos
negativos del encarcelamiento:

1. La disciplina extrema como medida por excelencia.


2. El aislamiento casi total de los privados de libertad y
3. La supresión casi absoluta de la conexión entre los prisioneros y las
personas en libertad (familiares, amigos, entre otros).

En Venezuela, el sistema y régimen penitenciario están definidos en el


instrumento jurídico conocido como el Código Orgánico Penitenciario (COP),
específicamente en su artículo 19, en donde se establece lo que se entiende por
sistema penitenciario, los principios y garantías que orientan dicho régimen, las
condiciones de ingreso y egreso del privado de libertad, sus deberes y derechos,
los planes y programas para su atención, el trabajo y el estudio en la institución, la
clasificación, las definiciones concernientes al personal laboral, la seguridad, el
uso de la fuerza, la redención de la pena y la asistencia post penitenciaria, entre
otros aspectos.

De igual modo, no se señalan estudios sobre el impacto del régimen que se


ha venido implementando desde el MPPSP, ni una definición clara del mismo que
orientaría la dinámica cotidiana de los establecimientos carcelarios existentes,
incluyendo lo concerniente a la administración de la vida de los individuos privados
de libertad durante el cumplimiento de su pena, sobre todo por las constantes
denuncias realizadas a nivel nacional e internacional por algunas Organizaciones
No Gubernamentales (ONG), sobre las precarias condiciones en que viven y las
constantes violaciones de los Derechos Humanos de los privados de libertad.

Es hasta el año 2015 donde a través del informe presentado por el


Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se conocen algunos aspectos del
régimen penitenciario que implementa el MPPSP:

1. Todos los internos son obligados a uniformarse y en el caso de los


hombres a raparse la cabeza.

2. Los internos son obligados a realizar prácticas de formación militar,


conocidas como orden cerrado y a gritar consignas políticas varias veces al día;
en ocasiones, las internas han presentado problemas de salud (dolores de
espalda y de cabeza) por ser levantadas a las dos de la madrugada y ser
obligadas a permanecer paradas por más de doce horas en el patio y realizar
dicho entrenamiento militar.

3. A pesar de que la legislación venezolana contempla que los privados de


libertad tienen derecho a recibir visita de sus familiares dos veces a la semana, el
nuevo régimen penitenciario establece una sola visita al mes. Aunado a ello, cabe
destacar que se prohíbe la visita de hombres (incluyendo padres de los reclusos) y
niños a los centros penitenciarios, solo tienen acceso aquellas mujeres que
guarden relación directa con los internos (madres o esposas) y que estén
uniformadas (con pantalón azul y camisa blanca).

4. Los internos que se oponen a realizar orden cerrado son aislados en


celdas de castigo durante varios días, incomunicados, sin recibir comida ni
asistencia médica. Otra modalidad de castigo es el traslado arbitrario a centros de
reclusión más distantes como el Centro Penitenciario de Oriente “El Dorado”

Algunas autoridades gubernamentales aseguran que gracias a la


implementación de este régimen penitenciario, se ha logrado la “pacificación de
las cárceles” en un 95%; sin embargo, la problemática penitenciaria en Venezuela
sigue siendo un tema de gran preocupación debido a la existencia de varios
informes que indican las graves condiciones en las que viven los reclusos en los
más de 52 centros penitenciarios del país y en los retenes o casillas policiales de
los diferentes estados y municipios en las que no existe régimen definido para el
confinamiento de los reclusos.

Es así como en marzo del año 2022, el Observatorio Venezolano de


Prisiones (OVP), denunció ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), el hacinamiento crítico de la población penitenciaria existente para ese
momento en el país, alcanzando cifras de un 158%, detallando que 2.500 son
mujeres, de las cuales 1.900 viven en anexos femeninos que no cuentan con las
condiciones mínimas de convivencia.

Mientras que en los centros de detención policiales diseñados para la


permanencia transitoria de personas, según las leyes venezolanas de no más de
72 horas, permanecen 35.000 personas detenidas, sumando un total de 67.200
personas privadas de libertad en el país.
Otra de las cifras manejadas por el OVP es la existencia de un retardo
procesal de al menos 70% en los casos judiciales, lo que incrementaría la cifra de
hacinamiento.

En este mismo informe se describió la situación en la que conviven los


reclusos dentro de las cárceles por la carencia de servicios públicos adecuados y
de agua potable, las constantes oscilaciones del servicio de electricidad, la
ausencia del servicio de gas doméstico y de la recolección con regularidad de los
desechos sólidos que allí se producen.

Las denuncias realizadas ante el CIDH incluyen la existencia de diversas


modalidades en el control de los centros penitenciarios del país, siendo una de
ellas la dirigida por un grupo de presos conocidos como “Pranes” quienes tienen el
control total tanto de lo interno como lo externo, condicionando el 59% de la
población penal. De igual forma se denuncia la existencia de una segunda
modalidad donde los pranes y autoridades del penal controlan el recinto, ambos
tienen su cuota de poder sobre aproximadamente el 12% de la población
penitenciaria que se encuentra en esta situación; el 29% restante se encuentra
bajo la modalidad que el gobierno ha denominado Nuevo Régimen Penitenciario,
es decir, están bajo el control del Gobierno.

Por otra parte, varios investigadores señalan que a las mujeres se les priva
del consumo de agua y alimentos, no cuentan con atención médica, ni acceso a
servicios de salud sexual y reproductiva, no existe personal capacitado en materia
de perspectiva de género, no cuentan con insumos básicos ni acceso a toallas
sanitarias, no disponen de espacios adecuados para recibir las visitas de sus hijos
y se les ha privado del derecho a la visita conyugal.

La falta de personal médico dentro de los penales es otra de las causas del
aumento de las muertes en prisión, que desde el 2017 hasta enero 2022
alcanzaron cifras no menores a las 960 personas fallecidas en los Centros
Penitenciarios, de las cuales 412 fueron por desnutrición que representaron el
43% del total; mientras que, en los calabozos, en el mismo periodo de tiempo,
murieron 770 detenidos, 261 de los cuales fue por desnutrición. La cifra total
alcanzó los 1730 presos fallecidos en el periodo ya mencionado, de los cuales 773
fue por desnutrición.

Todas estas cifras, aunadas a la información recabada y publicada por


algunos investigadores, permiten apoyar lo señalado en relación a que este nuevo
régimen penitenciario no es el que se ve con reclusos formados, rapados, vestidos
de amarillo o azul, gritando consignas políticas, tocando instrumentos musicales o
haciendo artesanías; por el contrario ha dividido el encarcelamiento en dos ejes:
cárceles y retenes policiales; ha generado un sistema económico macro derivado
de la venta de plazas y seguridad, además de un sistema de información y
cooperación entre reclusos y vigilantes para mantener el control y evitar la difusión
de información.

La violencia persiste, aumentando la peor forma expresiva de la misma:


aquella que surge de la propia institución y, peor aún, como forma de su estructura
gerencial ordinaria, la cual, a todas luces, es violatoria de la constitución nacional y
de los Derechos Humanos.

Finalmente se puede afirmar que sí existe un nuevo régimen penitenciario en


Venezuela, pero el mismo lejos de mejorar la situación penitenciaria del país lo
que ha hecho es empeorar tales situaciones y las condiciones sociales en las que
se cumple la privación de libertad en el país.

Este tipo de dinámica y organización no solo ha generado espacio para el


comercio informal entre internos, el cobro de “causas” o vacunas, la extorsión y
corrupción interna y externa; sino también ha dado lugar a conflictos constantes y
conatos de violencia, como la promoción de extorsiones, secuestros y estafas, en
particular las vinculadas con las ventas de carros o equipos de línea blanca que se
otorga en algunos programas del gobierno y la venta y compra de dólares a través
de la suplantación de perfiles digitales de redes sociales.
Para que el Sistema Penitenciario funcione idóneamente es indispensable
que los órganos que integran el Sistema de Administración de Justicia trabajen de
manera conjunta y coordinada.

Los problemas como el retardo procesal, el hacinamiento y, por ende, el ocio,


la promiscuidad y la violencia dentro de las prisiones, son solo la punta del iceberg
de otros problemas estructurales aún más profundos que el Estado venezolano no
ha sabido atender de una manera sistemática, eficiente y sostenida en el tiempo.

En la medida en que los problemas que afectan el sistema penitenciario se


estudien y analicen desde una perspectiva integral o interconectada con el resto
de los órganos que integran el Sistema de Administración de Justicia (policía,
tribunales, Ministerio Público, defensoría pública), las causas de tales problemas
no solo serán detectadas con mayor precisión, sino que también las soluciones
serán más acertadas

IMPORTANCIA EN LA FORMACIÓN DEL ABOGADO Y EL ROL DEL


CRIMINÓLOGO

El Abogado es un profesional que debe contar con una sólida formación


teórico-práctica que lo capacite para intervenir en la resolución de conflictos
judiciales y extrajudiciales, la función pública, la magistratura, la enseñanza y la
investigación; es decir, que debe cultivar, investigar, difundir y aplicar los
conocimientos obtenidos de la ciencia del derecho para alcanzar la justicia,
defendiendo los intereses y derechos de las personas que se ven afectadas por
terceros o por el Estado, cumpliendo una verdadera actividad judicial al hacer
estudios de la realidad social, interpretar las leyes y aplicarlas, con el solo objetivo
de hacer justicia.

De igual forma, este profesional del derecho deberá cumplir un rol social
que vendrá dado por la contribución al mejoramiento del sistema de justicia y la
participación, con los demás ciudadanos, en los cambios sociales, políticos y
económicos del país.

Por otra parte, el abogado no sólo está obligado a tener una adecuada
preparación científico académica sobre su ámbito de acción, sino también a tener
sólidas bases éticas que garanticen su integridad en el actuar como individuo y
claro está, como profesional, razón por la cual la función social de esta profesión
jurídica exige establecer unas normas deontológicas para su ejercicio, que al ser
honradas o no hablan del grado de calidad del abogado, de su orientación al
cumplimiento de los deberes y en el último caso, establecen responsabilidades
tendientes a aplicar correctivos para tal conducta, apreciada social y jurídicamente
como negativa.

En nuestro país el abogado está constitucionalmente ligado al Sistema de


Justicia cuya finalidad práctica es hacer funcionar la administración de justicia y
efectivamente perseguir de manera incansable el logro del valor justicia, a la Ley
de Abogados y al Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano,
instrumentos que cuentan como toda norma del derecho con la característica de la
coercibilidad para asegurar su cumplimiento, en caso de ser necesario; de modo
que la sociedad debe contar a priori con profesionales del derecho preparados
para atenderle y con la garantía a posteriori de que esos profesionales más allá de
su solidez ética y científica, están prestos a servirle enmarcados en normas de
obligatorio cumplimiento, lo cual definitivamente es un sustento positivo a favor del
logro de la finalidad del derecho, que como ya se afirmó, es la realización de la
justicia.

Por su parte, la Criminología es una ciencia humana e interdisciplinaria que


tiene por objetivo establecer los factores que determinan el comportamiento
criminal para lograr combatirlos con una serie de medidas que normalmente
tienden a la modificación o corrección del delincuente y que empírica y
experimentalmente estudia la fenomenología criminal, así como también las
consecuencias y reacciones sociales producidas por una conducta antijurídica,
para lograr conocer las causas y determinar su justa reparación.

La criminología demuestra la existencia o ausencia de un hecho punible,


reconstruyéndolo y precisando la intervención de uno o más sujetos en el mismo.
En otras palabras, determina la veracidad sobre la existencia o no de un hecho
presuntamente delictuoso, demostrando las relaciones de causalidad sin llegar a
la culpabilidad del presunto actor.

Se conocen tres tipos de criminología, los cuales se señalan a continuación:

1. Criminología científica: Conjunto de teorías, métodos, definiciones y


resultados que describen la criminalidad como un fenómeno individual y social.
Los actores de este tipo de criminología son los investigadores criminológicos.

2. Criminología aplicada: Viene dada por los aportes de la criminología


científica y de la experimental y busca la aplicación efectiva de mecanismos de
reacción y control social. Los sujetos que actúan en ésta son los criminólogos,
médicos, psiquiatras y educadores.

3. Criminología académica: Referida a la enseñanza en el ámbito


académico del conocimiento adquirido y aplicado de la criminología en términos
generales, siendo aplicada en las instituciones académicas y es el tipo de
criminología que estudian los abogados en la carrera de Derecho.

Del mismo modo, la criminalística es una disciplina auxiliar del derecho


penal cuya finalidad es descubrir, explicar y probar los delitos cometidos que se
encuentran bajo investigación penal mediante la aplicación de conocimientos,
métodos y técnicas de investigación de las ciencias naturales en el análisis del
material sensible y revelador relacionado con una presunta acción delictiva.

Ambas disciplinas se asemejan en el hecho de que llegan a conclusiones


mediante estudios científicos y que sin llegar a emitir una certeza del 100 %,
determinan grandes o nulas probabilidades de la manera como puede haber
sucedido un hecho punible y/o el comportamiento del presunto criminal; es decir,
intentan definir las causas del hecho en cuestión.

Para los abogados, el estudio de estas materias es fundamental para el


logro de su desarrollo profesional, pues gracias a la criminología podrá aprender a
estudiar el delito como un fenómeno social, comprender el perfil del delincuente,
su personalidad y la vinculación con el sujeto que recibió la acción punible.

Por su parte, mediante la aplicación de las técnicas criminalísticas podrá


responder algunas interrogantes (¿Qué o quién cometió el delito? ¿Cuándo
sucedió? ¿Cómo pasó? ¿Cuál fue el medio empleado para la consumación del
delito?), que lo ayudarán en la búsqueda de la verdad y el esclarecimiento de los
hechos, y una vez finalizada la experticia criminalística podrá solicitar el material
probatorio más idóneo para la planificación, estructuración y ejecución de la
estrategia que aplicará.

Es así como la criminología y la criminalística son disciplinas


imprescindibles en la formación de los abogados, ya que les permitirán tener una
base sólida de argumentos técnicos y científicos en los alegatos, ya sea en el
papel de defensores o acusadores dentro del Derecho Penal y sus órganos
jurisdiccionales.

En nuestra sociedad existe una realidad delictiva que debemos afrontar y el


profesional del derecho, como defensor y cumplidor de las leyes de nuestro país,
debe conocer a profundidad las causas y motivos que llevan a una persona o
delincuente a cometer un delito, siendo la criminología la asignatura que le
permitirá ser más consciente, más humano y ver a la persona que lo contrata
como un ente a ser investigado, a indagar sobre su caso y sobre el motivo por el
cual lo llevó a delinquir.

ROL DEL CRIMINÓLOGO


En la medida en que los criminólogos contribuyen empíricamente a las
resoluciones jurídico-criminales, necesariamente sirven a los grupos que imponen
de forma legítima los intereses de una sociedad, siendo una de sus características
más importantes el que está convencido de que puede resolver los problemas que
lleva consigo el control del delito de una manera mas racional y efectiva.

El rol del criminólogo es caracterizado por cinco tipos de comportamiento:

1. Observador: Describe las cosas como son o como él las encuentra.


2. Ideólogo: Argumenta en favor o en contra del estado de cosas y hace
propuestas sobre cómo deberían ser.
3. Teórico: Explica las relaciones existentes en el campo criminológico.
4. Práctico: Colabora para conseguir que las cosas sean como deberían
ser
5. Metodológico: Sigue las pautas de la metodología científica.

De igual forma se debe considerar que el investigador criminológico sólo


está legitimado en su actividad a través de un compromiso por la búsqueda de la
verdad cumpliendo como funciones:

1. Estudiar y analizar todo lo referente a la conducta criminal, pero desde


un punto de vista más psicológico.
2. Analizar a la víctima y determinar cuál es su relación con el criminal.
3. Determinar, a través de análisis psicológico si el crimen fue
previamente pensado o fue algo totalmente espontáneo.
4. Recopilar datos a través de estadísticas, eventos previamente
ocurridos y entrevistas con testigos.
5. Redacta artículos e informes del proceso para otros profesionales
involucrados en la investigación.
6. Participar en juicios, dando su perspectiva profesional respecto al
delito disputado.
En términos generales, el rol del criminólogo puede incluir conocer las
causas primarias de la delincuencia, prevenir los delitos y las conductas
antisociales, rebajar el número de delincuentes y de víctimas, reducir el impacto
en las víctimas y conseguir su reparación y recuperación; pudiendo también
analizar, evaluar y prevenir la criminalidad en la industria, en las empresas
privadas y en multitud de ámbitos y sectores estratégicos.

Principales características para ser criminólogo:

1.- Curiosidad. ¿por qué lo hizo? ¿por qué no supo reaccionar? ¿por qué
sucedió? Una de las características que se necesitan para ser criminólogo es el
interés constante por encontrar el porqué de las cosas y sus correspondientes
explicaciones. En definitiva, un criminólogo no solo debe ser curioso, sino que
debe tener capacidad de comprensión y se preguntará las razones de todo ello
con el objetivo de aprender.

2.- Resolución de problemas. Entre las habilidades para ser criminólogo


están algunas evidentes como resolver o elaborar planes de prevención o ejecutar
acciones reactivas ante problemas relacionados con la seguridad y la prevención.
Un buen criminólogo sabrá establecer estrategias y métodos para evitar que se
produzcan pérdidas humanas y materiales. Tendrá capacidad tanto deductiva
como inductiva a la hora de realizar su investigación científica para saber captar
las peculiaridades de cada caso, validarlas empíricamente y obtener unas
conclusiones que puedan: explicar, controlar y prevenir.

3.- Comunicación. Además de saber resolver problemas, el criminólogo


tendrá que saber comunicar para concienciar y hacer entender a otros colectivos
de los riesgos que se pueden producir y la gravedad de estos. Será una persona
capaz de expresar con orden sus ideas y saber elegir las palabras adecuadas
para llegar al público. El criminólogo debe ser un orador que sepa transmitir y
comunicar la información de forma correcta. La capacidad comunicativa le ayudará
a desenvolverse con solvencia en estos ámbitos.
4.- Análisis de la realidad política. Su olfato profesional y su curiosidad le
pueden llevar a desarrollar un sentido de la justicia, ética y moral con el que tendrá
una capacidad de crítica, que le permitirán aplicar la disciplina criminológica a
situaciones que puedan vulnerar el estado de derecho y puedan poner en peligro
la convivencia de la sociedad que analiza.

5.- Dominio de las nuevas tecnologías. En un mundo globalizado como el


actual, cada vez es más necesario tener en cuenta los avances tecnológicos que
se pueden aplicar a su profesión. Un buen criminólogo tendrá que realizar
proyectos a nivel internacional sin necesidad de realizar desplazamientos para lo
que es esencial el correcto uso de las nuevas tecnologías.

6.- Inteligencia social. El criminólogo debe ser capaz de captar los


sentimientos de las personas con las que trabaja, recordando detalles de las
conversaciones o aspectos personales que son claves para resolver su trabajo.
También debe dominar las relaciones con las personas que tienen un malestar
emocional elevado debido a que son víctimas o vulnerables en el caso.

7.- Liderazgo. Una de sus funciones es la toma de decisiones, la promoción


de iniciativas, la dirección y coordinación de equipos humanos o la elaboración de
estrategias de prevención, para lo que será necesario ejercer dotes de liderazgo.

8.- Afán de superación. Lo que es válido hoy en materia criminológica,


puede que para mañana sea ineficaz. El criminólogo deberá utilizar aquellos
recursos individuales que le permitan superar los obstáculos que se le presenten
en su trabajo, ya sean desde trabas de la administración hasta la gestión de los
recursos materiales y económicos.

9.- Espíritu emprendedor. Una de las principales salidas profesionales de un


criminólogo está orientada al sector privado. Desde el mundo de la empresa se
demandan servicios de control, prevención o tratamiento de la seguridad. Este es
uno de los campos en los que es especialista el criminólogo.
En resumen, el criminólogo requiere de un grado en criminología, es decir,
de una buena formación desde el ámbito de la universidad que le permita no solo
obtener los conocimientos más elementales, sino que también le garantice
desarrollar una serie de herramientas y habilidades que le sirvan para desempeñar
de la mejor manera posible su profesión.

También podría gustarte