Está en la página 1de 8

El feudalismo

El feudalismo fue una forma de organización social y política basada en


las relaciones de vasallaje entre los vasallos y los señores feudales. El feudalismo tiene
sus orígenes en la decadencia del Imperio Romano, y predominó en Europa durante la
Edad Media.

El feudalismo es un sistema político social que se basaba en el modo de producción


esclavista, pero con derechos específicos de las partes involucradas a las cuales se les
llamaba amo o señor al que mandaba, y vasallo al que acataba las ordenes, todo esto
estaba establecido por medio de un contrato llamado el contrato feudal.

El término feudalismo deriva de la palabra feudo (contrato entre los soberanos o los


señores feudales y los vasallos y también territorio o dominio), que proviene del latín
medieval, feodum o feudum.

La palabra feudalismo también hace referencia a la época feudal, que se sitúa en Europa
entre los siglos IX y XV.
Características del feudalismo

A nivel social, político y económico, el feudalismo presentaba una serie


de características semejantes durante la Europa medieval:

 Políticamente, el feudalismo se caracterizaba por la descentralización del poder,


el papel influyente de la Iglesia y el poder que ejercía la nobleza a través de
relaciones de lealtad y protección que ofrecían al rey a cambio de dominios y
títulos nobiliarios.

 A nivel social, la sociedad estaba jerarquizada de forma piramidal en estamentos


sociales. Por un lado, los privilegiados, (entre los que se encontraba la realeza, la
nobleza y el clero) y por otro lado, los no privilegiados (los siervos y los
villanos).

 División social, con fuerte jerarquización, en dos estamentos: Señores


(privilegiados) y vasallos (no privilegiados). Entre los señores se encontraban
nobles y clero. El pueblo llano conformaba el estamento no privilegiado. Es
decir, la población que producía y pagaba impuestos a los señores, a cambio de,
teóricamente, protección física y espiritual.

 Desaparición de un poder central y expansión de feudos que asumían


funciones estatales: Legislación, impuestos y justicia.

 La lealtad del vasallaje configuró un sistema de dependencia personal entre


individuos: Esta lealtad personal sustituyó a lazos basados en estados o
estructuras políticas territoriales.

 La vida rural se intensificó: Gracias al papel preponderante de las tierras en la


economía. Consecuentemente, el mundo urbano quedó reducido a su mínima
expresión, en un proceso de desurbanización que se inició en los últimos
tiempos del Imperio romano.

 La Iglesia Católica se consolidó como un actor de primer orden política,


social, económica y culturalmente: Con un importante poder terrenal, basado
en sus posesiones territoriales y en el prestigio adquirido.

Economía durante el feudalismo

La economía durante la época feudal estaba basada en una agricultura y ganadería de


subsistencia. La economía era de carácter autárquico, por lo que apenas existía comercio
y éste se realizaba principalmente mediante intercambio.
La fuente de riqueza estaba en la propiedad de la tierra, que estaba en manos de los
señores feudales. El trabajo manual recaía en los siervos, que trabajaban las tierras y
pagaban tributos a los señores.

No había industria, sino que los productos eran realizados por artesanos.

Causas del feudalismo

Una de las causas principales que dieron origen al feudalismo fue la caída del Imperio
Romano y las invasiones de los bárbaros.

La situación de inestabilidad política, económica y social se tradujo en múltiple


conflictos bélicos y luchas por el dominio de los territorios. La debilidad de las
monarquías para defender sus territorios propició la creación de feudos y la
implantación de este sistema en muchos de los territorios de Europa tras la caída del
Imperio Romano.

Consecuencias del feudalismo

 Economía rural: La expansión económica pasó a un segundo plano y las


grandes civilizaciones dejaron de desarrollarse al mismo ritmo. La gran parte de la
actividad económica que se realizaba era en el campo y bajo la supervisión de las clases
sociales privilegiadas.
 Desaparición del libre comercio: El libre comercio desapareció y el excedente
de producción brilló por su ausencia. Los incentivos económicos eran escasos y las
leyes obligaban a las clases sociales bajas a servir a las privilegiadas.
 Protección privada: Una de las consecuencias más destacadas del feudalismo,
fue la ausencia de un ejército robusto. Eran los señores los que se encargaban de
proteger a los vasallos, a cambio de la renta feudal.
 Creación de comunidades localizadas: En línea con la seguridad y la actividad
rural, se crearon muchas comunidades localizadas. Ya no había que proteger un gran
imperio, sino una parte de tierra que se trabajaba para vivir.

División de la sociedad
El feudalismo se caracterizó por una sociedad jerarquizada de forma piramidal en
estamentos sociales, en la que a la cabeza de la pirámide se encontraban los
privilegiados y en la base los no privilegiados.
Por aquel entonces no había clases sociales sino estamentos; es decir que no había
movilidad social y el que nacía pobre moría pobre. Existían tres estamentos: los
caballeros (los que luchaban), los sacerdotes (los que rezaban) y los campesinos (los que
trabajaban).
Los campesinos eran el sostén económico de los sacerdotes y los caballeros. Se suponía
que este orden era divino, que Dios lo había dispuesto así; por lo tanto, de acuerdo a la
concepción de la época, quien se oponía a este orden, se oponía a Dios.

Los Gremios
El término fue ampliamente usado en la Edad Media para designar agrupaciones,
conjuntos o asociaciones de oficios como, por ejemplo, gremios de artesanos, de
obreros, de artistas o comerciantes. Los componentes de los diferentes gremios
generalmente controlaban el conocimiento y los secretos de sus oficios, y ese "arte" era
entonces transmitido tradicionalmente de los maestros a los. En términos de
organización, los gremios pueden ser comparados con los sindicatos, las asociaciones de
profesionistas, los cárteles o incluso, con las mismas sociedades secretas de nuestros
días.
Desde la Edad Media, los gremios eran conocidos como organizaciones que gozaban de
diversos privilegios, generalmente otorgados directamente por el rey o por las
autoridades mercantiles. Además, varios gremios obtenían fondos para apoyar a sus
miembros en dificultades, así como a las viudas y huérfanos de sus agremiados (otra
semejanza con las cooperativas, sindicatos y asociaciones similares actuales). Con el
surgimiento de una economía basada en el capital, el sistema de gremios comenzó a
sufrir fracturas, en principio debido a la división de sus miembros por razones políticas
y económicas.
En los siglos XVIII y XIX, muchos críticos al sistema gremial comenzaron a
manifestarse, destacándose entre ellos Adam Smith, Jean-Jacques Rousseau y Karl
Marx (este último en su Manifiesto del Partido Comunista, 1848). Tales críticas eran,
generalmente, relacionadas con la innovación, transferencia tecnológica y la apertura de
nuevos negocios, dado que el sistema de gremios frenaba el libre comercio por engrosar
la estructura social urbana.
Después de la Revolución Francesa (1789), cuya onda de choque se propagó por la
mayoría de los países europeos a lo largo del siglo XIX, las organizaciones comerciales
y artesanales etiquetadas como gremios se volvieron muy débiles y fueron
paulatinamente substituidas por el libre comercio. Algunas profesiones tradicionales,
rituales y otras asociaciones conservan hasta nuestros días una estructura gremial
similar a la de la Edad Media, como es el caso, por ejemplo, de los "Compagnons"
("compañeros") en Francia, así como oficios, como zapateros y barberos, por ejemplo,
en varias partes de Europa. Por extensión, algunas organizaciones secretas, como el
caso de los Francmasones, que se originaron a partir del Renacimiento, tienen también
raíces en gremios de la Edad Media.
Los burgos: En la Edad Media, fortaleza construida por los nobles feudales para vigilar
los territorios de su jurisdicción, donde se asentaban los gremios, entre otros, de
comerciantes y artesanos.
La Monarquía Absoluta
Un monarquía absoluta o monarquía absolutista es una forma de gobierno que destina la
totalidad del poder político a las manos de un rey. En ella no existe separación alguna
de poderes ni contrapesos a la voluntad del monarca, ya sea que existan o no
instituciones políticas distintas al trono (como el parlamento o los tribunales). En este
sistema, la palabra del monarca es ley, y ninguna fuerza del Estado puede llevarle la
contraria.
La monarquía absoluta guarda relación con el absolutismo, un sistema de gobierno
establecido durante la edad moderna; se originó en Francia, desarrollándose entre los
años 1500 y 1800, donde se diseminó por otros países de Europa.
Su instauración surge de una teoría creada por los franceses, identificada como “Teoría
del Derecho Divino del Poder Real”; la cual sostuvo la idea que el rey era un elegido de
Dios para gobernar, o en otros casos era el propio Dios encarnado. Ejemplo de ello fue
el periodo colonial, donde los reyes católicos tenían todo el poder, tanto social como
económico.
Las monarquías de este tipo fueron comunes durante gran parte de la historia antigua,
aunque de modos muy distintos según la cultura. Casi siempre solía pensarse que el
poder del monarca era divino (o sea, que emanaba de un Dios o que el propio rey era
uno), de modo que su palabra era sagrada e incontrovertible.
Sin embargo, la monarquía absolutista se vincula con las monarquías autoritarias de la
Europa occidental de finales del Medioevo e inicios de la Edad Moderna, consecuencia
de la crisis del sistema feudal y del inicio del proceso de transformaciones que
condujeron al capitalismo.
Un perfecto representante de esta forma de gobierno fue Luis XIV, rey francés que
gobernó de 1643 a 1715. Ejercía en persona los tres poderes políticos (ejecutivo,
legislativo y judicial) y a quien se le atribuye la frase “L’État, c’est moi” (en francés:
“El estado soy yo”).
Asimismo, el último representante del absolutismo en Europa fue el zar Nicolás II de
Rusia, quien gobernó desde 1894 hasta su abdicación frente a la Revolución de febrero
de 1917.
La mayoría de las monarquías absolutistas de Europa acabaron convirtiéndose en
monarquías constitucionales, debido a presiones internas y externas, o cayendo bajo el
peso de violentas revoluciones, para dar paso a gobiernos republicanos de distinta
naturaleza.
Características de la monarquía absolutista
En general, las monarquías absolutistas se caracterizan por:
Otorga a un monarca el control absoluto del Estado, de modo que en su persona misma
se encarne la soberanía nacional. El monarca es un gobernante vitalicio y de la nobleza.
Carece de toda separación de poderes públicos (ejecutivo, legislativo y judicial), ya que
o son ejercidos directamente por el propio rey, o éste tiene la voz final para aprobar o
rechazar las decisiones de cualquier institución del Estado.
Como consecuencia de lo anterior, el rey no podía ser sometido a juicios de ningún tipo
por parte de sus súbditos, sin importar las medidas que hubiese tomado o las decisiones
que hiciera.
El ejercicio del poder del monarca se vincula de un modo u otro con la ley de Dios, o
con los mandatos divinos, y por lo tanto se considera que el rey gobierna como emisario
de la voluntad divina.

El poder del clero


En el feudalismo la Iglesia Católica era la única institución que tenía más poder que el
rey. La autoridad de la iglesia no se cuestionaba, tanto así que se creía que los reyes
eran impuestos por Dios y por tal razón tenían un derecho divino.
Solo el Papa, como representante de Dios en la Tierra, era quien podía sancionar o
destituir al rey. Por ello, en innumerables ocasiones, era el clérigo el que tomaba las
decisiones y no propiamente el rey.
Los banqueros
En el feudalismo existía el crédito y algunas dinastías se encargaron de proporcionar
préstamos a quienes los necesitaran. Pero esos empréstitos normalmente estuvieron
reservados a los poderosos y no eran para el grueso de la población. Una buena parte de
los créditos se destinaba a pagar mercenarios y financiar guerras. En esos casos los
intereses eran altísimos y podían alcanzar 60 por ciento (como hoy en las tarjetas de
crédito). También había préstamos para los grandes comerciantes, quienes ofrecían
suficientes garantías. El resto de la población tenía que recurrir a los prestamistas
locales para solventar sus necesidades en caso de enfermedad o de alguna otra
emergencia.
Las grandes dinastías de prestamistas operaban con sus corresponsales en diferentes
partes de Europa y del Mediterráneo. Así podían ofrecer un valioso servicio a los
comerciantes a través del reconocimiento de letras de cambio y otros títulos. Esos
grandes prestamistas operaban como banqueros, pero su principal actividad no dependía
de la captación de ahorros. Los préstamos que ofrecían eran con recursos propios o que
provenían de sus complejas operaciones contables. Eran, por así decirlo, banqueros sin
bancos, en el sentido moderno de la palabra.
Usureros
Los usureros participaban en la explotación de los esclavos y de los siervos, concedían
préstamos a los dueños de esclavos y a los señores feudales. Los intereses exigidos por
el préstamo no sólo absorbían todo el producto, sino, también una parte del producto
necesario de los esclavos y de los siervos.
El capital usurario contribuyo a preparar las condiciones para que surgiera el modo
capitalista de producción. Por una parte, empujo a la ruina y a la proletarización a los
pequeños productores, que se convirtieron en obreros asalariados, y por otra parte
acelero la acumulación de capital monetario. Bajo el modo capitalista de producción, la
forma básica de capital que proporciona intereses es el capital de préstamo. El capital
usurario sigue desempeñando un importante papel en los países coloniales y
dependientes donde las relaciones económicas y sociales son atrasadas y el
imperialismo mantiene su yugo.
El mercantilismo
Se trata de una teoría económica de los siglos XVI, XVII y primera mitad del XVIII
bajo el supuesto de que el poder de un Estado depende de sus reservas de metales
preciosos (oro y plata). Aboga por el desarrollo económico enriqueciendo al Estado a
través del comercio exterior. En un sistema mercantilista, el Estado juega un papel
primordial al adoptar políticas proteccionistas que, en particular, establecen barreras
arancelarias y fomentan las exportaciones.
Esta política, que apareció en el siglo XV, fue desarrollada en Francia a través de su
experto económico y financiero Jean-Baptiste Colbert. El mercantilismo se basa en la
posesión de metales preciosos como el oro o la plata, que se supone que revelan la
riqueza de un país. De hecho, en ese momento, las monedas solo circulaban entre los
más ricos y las llegadas masivas de metales preciosos del Nuevo Mundo no hicieron
más que reforzar esta convicción.
Según la doctrina mercantilista, los individuos no son solo seres económicos, sino
hombres con diversas actividades profesionales que el mercantilismo busca aglutinar.
Los viejos economistas consideraban que cada uno tiene en cada profesión un interés
particular, diferente a los intereses de la empresa. Por otro lado, el concepto
mercantilista quiere que los intereses particulares y los intereses generales se integren
dentro de una misma entidad, para fundar una gran nación que solo tenga intereses
generales.
¿Cuál es el origen del mercantilismo?
El mercantilismo tiene sus orígenes en el siglo XVI, en los estados europeos. Fue
sustituyendo el sistema feudal que se mantenía imperante desde la Edad Media. Esta
corriente llegó para enriquecer mucho más a las naciones por medio de una doctrina
basada en metales preciosos. Este sistema nace también por el descubrimiento de
América. En el nuevo continente existían grandes cantidades de metales preciosos, lo
que permitió el desarrollo de otro sistema económico basado en los metales.
Ahora bien, este sistema incluso desde su implementación, ha sufrido muchísimos
cambios a lo largo de los siglos hasta conocerlo como hoy en día se desarrolla por los
bienes de consumo. El sistema entonces, comenzó a basar más su riqueza en la
explotación de recursos como la agricultura y la industria su medio generador, dando
lugar también a límites de importación y la creación de los salarios, que se establecían
lo más bajos posibles para obtener así un mayor beneficio para los comerciantes.
¿Cuáles son las causas del mercantilismo?
Históricamente, el mercantilismo surge a finales de la Edad Media, a mediados del siglo
XV. Este es un período marcado por varios trastornos en la sociedad, que son las causas
para que surja esta disciplina. Entre estas están:

La religión: bajo la influencia (muy diferente) de la Reforma y el Renacimiento, se


produce una liberación del poder político hacia la Iglesia. Poco a poco, los pensadores
de la época dejaron de vincular la economía y la moral religiosa.
El Estado: en el siglo XVI, la desaparición de la sociedad feudal reveló una nueva forma
de poder: el Estado.
Los grandes descubrimientos: la conquista de América significa la apertura de nuevas
rutas comerciales y la intensificación de los intercambios. Sobre todo, implica una gran
afluencia de oro y plata provenientes del saqueo y la minería.
El orden social en Europa se modifica: la nobleza de la tierra se empobrece mientras
aparece una nueva clase social importante, la de los comerciantes. La afluencia de
metales preciosos permitirá un auge de las actividades económicas y de mercado.
¿Cuáles son las consecuencias del mercantilismo?
El período mercantilista creció rápidamente, particularmente en Inglaterra. Esto se debe
en parte a que los gobiernos no fueron muy eficaces a la hora de hacer cumplir las
políticas que adoptaron. Si bien, el gobierno podría prohibir las importaciones, por
ejemplo, carecía de los recursos para detener el contrabando que crearía la prohibición.
Además, la variedad de nuevos productos que se crearon durante la revolución
industrial dificultó la aplicación de las políticas industriales asociadas con la doctrina
mercantilista.
En 1860, Inglaterra había eliminado los últimos vestigios de la era mercantil. Se
abolieron las regulaciones industriales, los monopolios y los aranceles, y se liberó la
emigración y la exportación de maquinaria. En gran parte debido a sus políticas de libre
comercio, Inglaterra se convirtió en la potencia económica dominante en Europa. El
éxito de Inglaterra como potencia industrial y financiera, junto con Estados Unidos
como potencia agrícola emergente, llevó a la reanudación de las presiones
proteccionistas en Europa y a la carrera armamentista entre Alemania, Francia e
Inglaterra que finalmente desembocó en la Primera Guerra Mundial.

También podría gustarte