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INTRODUCCIÓN
La inmunohematología estudia las reacciones inmunológicas de los antígenos
de la membrana de las células sanguíneas. Las pruebas inmunohematológicas
se utilizan en los laboratorios clínicos para tipificar los grupos sanguíneos y
estudiar las compatibilidades sanguíneas para las transfusiones. En este capí-
tulo se presentan las principales características de los grupos sanguíneos y las
principales técnicas que se emplean en los bancos de sangre para tipificar los
grupos sanguíneos.
GRUPOS SANGUÍNEOS
La membrana de los eritrocitos tiene moléculas de carácter antigénico, de las
que se conocen cerca de 700. Estos antígenos no se encuentran sólo en los eri-
trocitos, ya que se han observado también en todas las células del organismo,
con excepción de las del sistema nervioso central, y, en forma soluble, en líqui-
dos biológicos como el suero, la saliva y la orina. Se han estudiado principal-
mente en los eritrocitos debido a su importancia en las transfusiones de sangre.
Estos antígenos y sus anticuerpos reciben el nombre de grupos sanguíneos. En
la actualidad, se conocen 30 sistemas de estos grupos (tabla 24-1).
Los antígenos de los grupos sanguíneos son glucoproteínas o glucolípidos.
La disposición de los azúcares y, particularmente, la del azúcar terminal de la
cadena del hidrato de carbono, especifica la identidad del antígeno.
Los anticuerpos frente a los antígenos de los grupos sanguíneos son de las
clases IgG e IgM y, muy pocas veces, de la clase IgA. Los anticuerpos de los
grupos sanguíneos pueden ser aloanticuerpos, que reaccionan con un antígeno
ajeno no presente en los eritrocitos propios, y autoanticuerpos, que reaccionan
con un antígeno de las células propias y con el mismo antígeno de las células
de otras personas. Algunos aloanticuerpos contra los antígenos eritrocitarios
se denominan naturales, esto es, se desconoce el estímulo antigénico. Los anti-
cuerpos naturales aparecen en el plasma de las personas que carecen del
correspondiente antígeno, como en el sistema ABO.
El conjunto de genes que codifica los antígenos de los grupos sanguíneos
que hereda una persona, independientemente de que se expresen o no, forman
el genotipo, mientras que los antígenos que se expresan constituyen el fenoti-
po, por lo que este sólo puede reflejar parte del genotipo. El fenotipo se puede
determinar estudiando los eritrocitos de la persona mediante anticuerpos ade-
cuados, mientras que el genotipo sólo puede determinarse con estudios gené-
ticos o con estudios familiares. A continuación se describen los principales
sistemas de grupos sanguíneos.
SISTEMA ABO
Está formado por dos antígenos, llamados A y B, que dan lugar a cuatro gru-
pos sanguíneos: A, B, AB y O. El grupo sanguíneo ABO es determinado gené-
ticamente por la herencia de un gen o genes que codifican la producción de
glicosil transferasas, concretamente la N-acetilgalactosaminil transferasa y la
D-galactosil transferasa. Estas enzimas añaden hexosas específicas a cadenas
de oligosacáridos presentes en la membrana de los eritrocitos.
Los antígenos ABO se forman en una serie de reacciones enzimáticas. La
primera reacción es la adición de fucosa a las cadenas de oligosacáridos sobre
la membrana de los eritrocitos por acción de la fucosil transferasa producida
por el gen H, lo cual crea la estructura del antígeno H. La transferasa del grupo
A (N-acetilgalactosaminil transferasa) añade N-acetilgalactosamina y se forma
el antígeno A, y la transferasa del grupo B (D-galactosil transferasa) añade D-
galactosa y produce el antígeno B. La acción de ambas enzimas produce los
dos antígenos y se crea el grupo AB. El fenotipo A puede dividirse en dos
subgrupos: aproximadamente el 80% de las personas del grupo A tienen el
fenotipo A1, y el 20%, el fenotipo A2.
Los anticuerpos del sistema ABO son potentes y se producen de forma natu-
ral en las personas inmunocompetentes. La estructura de los antígenos A y B
sobre la membrana de los eritrocitos es semejante a las estructuras de los antí-
genos bacterianos, y parece que son estos los que estimulan la producción de
los anticuerpos naturales del sistema ABO. Además, se producen tras la expo-
sición a los eritrocitos ajenos. Las personas que carecen del antígeno A produ-
cen anti-A, y las que carecen del antígeno B, anti-B. Por su parte, las personas
del grupo O que carecen de los antígenos A y B producen anti-A y anti-B, y
las del grupo AB no producen ninguno.
SISTEMA RHESUS
OTROS SISTEMAS
REACCIONES DE AGLUTINACIÓN
EN INMUNOHEMATOLOGÍA
Las técnicas inmunohematológicas utilizadas en los laboratorios de los bancos
de sangre se basan en reacciones de aglutinación. Esta se produce cuando el
anticuerpo se une a varios eritrocitos. Para que tenga lugar la aglutinación,
deben vencerse las fuerzas de repulsión que mantienen separados los eritroci-
tos. La ausencia de aglutinación de estos en condiciones normales se ha expli-
cado por el potencial zeta. La superficie de los eritrocitos tiene carga negativa
debido a las moléculas de ácido siálico de la membrana. En suspensión en
soluciones iónicas, los eritrocitos están rodeados de cationes que forman una
nube que produce la repulsión entre las células. Las circunstancias que favore-
cen la reducción del potencial zeta hacen que se acerquen los eritrocitos y se
facilite su aglutinación.
Los principales factores que favorecen la aglutinación son el potencial ióni-
co del medio, la presencia de albúmina, el tratamiento enzimático de los eri-
trocitos, la temperatura, la densidad del antígeno y la agrupación y la movili-
dad de estos.
Las reacciones de aglutinación inmunohematológicas pueden realizarse en
placa o en tubo. Las pruebas en placa poseen la ventaja de que puede obser-
varse la velocidad a que se produce la reacción de aglutinación, lo que propor-
ciona una indicación de la avidez de los reaccionantes; por otro lado, tienen el
inconveniente de que no permiten apreciar bien la aparición de la hemólisis.
En cambio, en las pruebas en tubo se aprecian más fácilmente esta y la agluti-
nación, pero no permiten observar bien la avidez de la reacción.
Las pruebas de aglutinación pueden hacerse en un medio salino o en un
medio albuminoso. En uno salino la aglutinación se realiza a temperatura
ambiente, y en uno albuminoso, a 37 °C. La elección de un tipo u otro depen-
derá de la determinación y de los laboratorios. La concentración de albúmina
suele ser del 20 al 30%.
MÉTODOS TRADICIONALES
La determinación del grupo ABO con las pruebas directas se ha realizado tradi-
cionalmente en placa o en tubo. En la técnica en placa, se coloca sobre ella una
gota de anticuerpo anti-A y otra de anticuerpo anti-B. A cada gota se le añade
otra de los eritrocitos en una suspensión al 3-5% en suero salino y se mezclan
con un palillo de madera. Se hace rotar la placa durante unos segundos y se
observa la aparición de aglutinación. El grupo corresponderá al del anticuerpo
con el que se obtenga aglutinación, y cuando esta se produzca con ambos anti-
cuerpos, el grupo será AB. Si no se obtiene la aglutinación con los dos anticuer-
pos, se realiza una prueba con un anticuerpo anti-AB, para detectar las varian-
tes débiles de A y B.
En la técnica en tubo, se colocan unas gotas de los sueros anti-A y anti-B en
dos tubos y se añade la suspensión de los eritrocitos en suero salino al 5%. Se
agita bien, se centrifuga a 1.000 rpm durante 2 min, se desprenden suavemente
los eritrocitos concentrados y se observa la presencia de aglutinación y hemóli-
sis. La interpretación de los resultados es similar a la de la prueba en placa.
Las pruebas inversas para tipificar el grupo ABO se realizan en tubo. Para ello
se colocan dos gotas del suero que se quiera tipificar en dos tubos, a los que se
añaden dos gotas de eritrocitos A al 5% en suero salino y dos de eritrocitos B
al 5% también en suero salino. Se mezcla bien, se centrifuga 2 min a 1.000 rpm,
se desprenden suavemente los eritrocitos concentrados y se observa la apari-
ción de aglutinación y hemólisis, que se produce por la actuación del comple-
mento.
DISCREPANCIAS
PRUEBAS DE ANTIGLOBULINA
Las pruebas de antiglobulina o pruebas de Coombs se emplean para detectar
las inmunoglobulinas o los componentes del complemento que se han unido
a la membrana de los eritrocitos. Estas pruebas utilizan un suero antiglobulina
humana policlonal y poliespecífico, que producen animales hiperinmunizados
con inmunoglobulina o complemento purificados para producir anticuerpos
IgG de gran avidez y concentración.
Existen dos tipos de pruebas de antiglobulina: las directas y las indirectas.
Las pruebas directas se emplean para detectar los anticuerpos o los componen-
tes del complemento que, in vivo, se han unido a la membrana de los eritroci-
tos, mientras que las pruebas indirectas se emplean para detectar los anticuer-
pos o los componentes del complemento que se han unido in vitro a la
membrana de los eritrocitos.
Las pruebas de antiglobulina directas pueden realizarse en tubo o en placa.
Para la prueba en tubo se prepara una suspensión de eritrocitos bien lavados,
aproximadamente al 2% en suero salino. Se coloca una gota de suero antiglo-
bulina humana en un tubo pequeño y se añade la suspensión de eritrocitos
lavados al 2%. Después se centrifuga 1 min a 1.000 rpm, se agita el tubo suave-
mente para suspender el concentrado celular y se observa la presencia de aglu-
tinación, que indicará la existencia de anticuerpos IgG fijados a los eritrocitos.
Para la prueba en placa se coloca una pequeña gota de suero antiglobulina
humana en un portaobjetos y, próxima, otra gota de una suspensión al 40-50%
de eritrocitos lavados. Se mezclan las dos gotas con un palillo y se extiende
sobre un área de unos 2 cm de diámetro. A continuación se deposita el portaob-
jetos sobre una luz y se observa unos 2 min mientras se hace oscilar suavemen-
te sin aplicar calor. La aglutinación señalará una prueba positiva.
Las pruebas de antiglobulina indirectas se realizan en tubo, de la forma que se
describe ahora. Se incuba el suero y una suspensión de eritrocitos al 55% a
37 °C durante 60 min, se centrifuga y se obtienen los eritrocitos. Acto seguido,
se coloca en un tubo una gota de suero antiglobulina humana y se añade una
gota de los eritrocitos incubados al 2%. A continuación, se agita el tubo para
mezclar el contenido y se centrifuga durante 1 min a 1.000 rpm. Tras centrifu-
gar, se agita suavemente el tubo y se observa si hay aglutinación, que indicará
la existencia en el suero de anticuerpos que se habrán unido a los eritrocitos
durante la incubación.
Hay tarjetas y casetes comercializados para realizar la determinación de las
pruebas de antiglobulina o de Coombs.
Las pruebas de antiglobulina directas se utilizan para diagnosticar la enfer-
medad hemolítica en el recién nacido y las anemias hemolíticas autoinmunita-
rias, y para investigar las reacciones hemolíticas postransfusionales. Las prue-
bas indirectas se emplean para detectar anticuerpos irregulares y las
incompatibilidades en las pruebas cruzadas.
TITULACIÓN DE ANTICUERPOS
A veces hace falta conocer la fuerza de un anticuerpo en un suero, y para ello
hay que titularlo. La titulación se realiza con diluciones progresivas del sue-
ro, que se hacen reaccionar frente a una cantidad constante de eritrocitos
portadores del antígeno que corresponda al anticuerpo que quiere titularse.
El título es la inversa de la dilución máxima a la que se produce la aglutina-
ción por lo que, cuanto mayor sea el título, mayor será la concentración del
anticuerpo.
PRUEBAS DE COMPATIBILIDAD
La compatibilidad o análisis previo a la transfusión implica el cruce de un
donante de sangre seleccionado con un grupo ABO y Rh determinado con
un paciente que necesita una transfusión. El donante de sangre seleccionado
se considera compatible si no hay una reacción observable en las pruebas de
compatibilidad entre la sangre del donante y la sangre del paciente. Puede
hacerse la suposición de que cuando se transfunda la sangre sobrevivirá nor-
malmente en el receptor.
Las pruebas cruzadas son un proceso relativamente sencillo, pero si no se
hacen correctamente pueden conducir a la transfusión de sangre errónea con
posibles consecuencias desastrosas. Se realizan una prueba cruzada mayor
para detectar la presencia de anticuerpos en el suero del receptor que reaccio-
nen frente a los eritrocitos del donante y una prueba cruzada menor para
determinar la presencia en el suero del donante de anticuerpos dirigidos fren-
te a los eritrocitos del receptor.
Implica el análisis del suero/plasma del posible receptor con los eritrocitos de
cada unidad de sangre seleccionada para la transfusión. Si la prueba cruzada
es positiva, lo que significa la reacción entre los eritrocitos del donante y los
anticuerpos del receptor, la donación es incompatible.
Se realiza una prueba en medio salino y una prueba de antiglobulina
indirecta. Para realizar la prueba en medio salino se colocan dos gotas del
suero del paciente en un tubo y se añade una gota de una suspensión al 2%
en solución salina de los eritrocitos del donante. Se agita muy bien y se deja
en reposo a temperatura ambiente entre 3 y 5 min. Después se centrifuga
durante 1 min a 1.000 rpm y se observa la presencia de aglutinación o hemó-
lisis.