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Informe de avances en la intervención psicológica

Antecedentes
Brian, presenta un cuadro de agresividad y desobediencia muy grave. Dentro del
internado, es uno de los niños más agresivo y rebelde. Esto debido a que tiene un
hermano mayor que hace exactamente lo mismo y es su patrón a seguir. Es parte de una
familia de trillizos. Sin embargo, no tiene muy buena relación con su hermana y hermano.
Su actitud es antipática y no muestra empatía ni con las madres ni con los demás
compañeros. A pesar de que si tiene ciertos amigos, no parecen ser relaciones sociales
favorables, ya que se basan en fuerza y dominación.
Suele insultar a sus compañeros y siempre busca dominar, ser el más fuerte y el más
respetado por todos. No tiene tolerancia la frustración y busca siempre su propia
gratificación. Es egoísta y presumido.

Observaciones de la intervención psicológica


Durante la primera sesión no mostro interés ninguno en estar ahí. Todo el tiempo quiso
irse y no dejo de mencionar su disgusto por estar ahí. No coopero en absolutamente nada.
No hablo más que para quejarse y pedirme permiso para irse.
La siguiente sesión llego sin problemas. Serio y con cierta decepción pero al menos en esta
sesión pudimos hablar. Quiso dominar desde el primer momento pero al ver que no lo
lograría se dispuso a escucharme y contestar de forma escueta mis preguntas. Su lenguaje
corporal demostraba su disgusto y su falta de interés.
Al empezar a jugar y después de expresar que solo habían juegos de “vieja”, encontró uno
que le pareció una buena opción. Escogió un rompecabezas y mediante este, se concentró
en él, bajando su altanería hacía mí. Me hablo por ratos pero al yo responder con otra
pregunta me decía “No se” y se encogía de hombros y dejaba de hablar.
Las siguientes sesiones comenzó a despedirse de mí cuando llegaba la hora de irse. A
partir de eso, llegaba a jugar más tranquilo e incluso alegre. A pesar de que siempre me
decía que no lo regañaban o que hacia lo que quería. Es obvio que tiene un serio conflicto
con el establecimiento de límites, ya que los padres parecen faltarles cierto control. Sin
embargo, no es irrespetuoso con la autoridad.
A llegado con mejor actitud y parece estar más interesado en el trabajo conmigo. Tanto
que antes de las vacaciones de diciembre, me pregunto si volvería a trabajar con él.
Su nivel de agresividad parece un poco más estable pero su desobediencia no parece
mejorar. Sin embargo su actitud, cosa que me parece muy peculiar ha mejorado bastante.
Aunque continua diciendo “no se”, se muestra más abierto y cooperativo. Ha comenzado
a hablar más de sí y a concentrarse en el juego que estemos jugando. Ya no llega con
actitud dominante ni altanera y parece comprender y escuchar lo que le dijo.

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