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Título: El valor de las fuentes audiovisuales para la renovación museística.

La imagen
movimiento y el MUAC en México a finales del siglo XX.

A lo largo de las últimas dos décadas el estudio del cine y el audiovisual alternativo
mexicano ha sido una constante en la historiografía más avezada. Además de rescatar
estos materiales para su apreciación pública, esta línea ha contribuido a aquilatar un
enfoque multidisciplinar que combina la historia social, los estudios culturales o de
género y la antropología para la investigación cultural. Prueba de ello son los múltiples
trabajos que se han dedicado a revisar la historia de la vanguardia artística en México
atendiendo al papel del cine alternativo 1. Estos esfuerzos han supuesto la consolidación
de una visión dilatada de la cultura que renueva el interés por fuentes hasta entonces
juzgadas de estatuto artístico menor tales como carteles, documentos fílmicos de
sucesos y movimientos sociales, panfletos, manifiestos o material generado por los
concursos.

Nuestra intención es defender lo fructífero de extender esta perspectiva que


acude a fuentes múltiples y precarias a la década de los años noventa, momento en que
en México surge un tipo de práctica audiovisual alternativa que muestra un particular
interés por dar cuenta de los conflictos históricos del presente y construir una memoria
distinta a la hegemónica (desde Francis Alÿs a Silvia Gruner, Sarah Minter, etc.). Una
relectura política de los años noventa pasa por poner de relieve el valor de materiales de
índole “menor” (vídeos, revistas, críticas, objetos personales, colecciones fílmicas o
fotografías) que fueron generados en los espacios no oficiales en los que exhibió este
tipo de audiovisual y luego rescatados para su custodia en museos y colecciones.
Porque, de otro lado, entrada la década de los dos mil, se produce un fenómeno
aparentemente inverso pero en realidad complementario: fueron precisamente los
museos —o al menos, una selección concreta de ellos— los que comenzaron a
interesarse por estas fuentes hasta institucionalizarlas y muy particularmente utilizaron
el cine más crítico y vanguardista para renovar los mismos discursos que había
sostenido su institución.

De entre los centros pioneros en esta reconsideración, destaca el MUAC. Entre


otros medios, apoyándose en la imagen en movimiento y, en particular, en la elaborada
por esos mismos creadores de los años noventa (junto a sus antecesores del periodo

1
Véase, entre muchos, las aportaciones de Álvaro Mantecón, Israel Rodríguez o Miguel Errazu.
moderno), una generación de directores de museo y curadores lograron fundar una
nueva concepción del espacio expositivo y del dispositivo museístico, que se alejaba por
igual de los dos modelos básicos que operaban hasta entonces, ambos políticamente
inciertos o al menos cuestionables: el white cube modernista, aparentemente neutral en
lo político, y esa caja negra descontextualizada, desmemoriada y espectacular que es el
museo posmoderno. De modo que una concepción ensanchada del valor de lo fílmico
(no restringida ni al cine ficcional ni solamente al cine como película sino antes bien
como acontecimiento) propicia una pareja relectura de la función museística. Nuestra
presentación hará un análisis de la importancia del vínculo que este museo mantiene con
el audiovisual y especialmente con el de los años noventa en para sus fundamentos.

Temática: Las fuentes: instituciones y agentes, su resguardo y organización; Géneros


discursivos y fuentes

Irene Valle Corpas es investigadora visitante en el IIE de la UNAM bajo la asesoría


del profesor David Wood. Es doctora en Historia del Arte por la Universidad de
Granada y profesora e investigadora posdoctoral en el departamento de Antropología
Social de esta misma institución. Ha publicado artículos y capítulos de libro sobre
historiografía del arte, cine, arte contemporáneo, movimientos sociales y espacio
urbano. Ha participado en varios proyectos de investigación y realizado estancias en la
Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Altos estudios en Ciencias
Sociales, ambas en París, así como en la Universidad de Bordeaux-Montaigne o la
Residencia de Estudiantes de Madrid. Ha sido gestora cultural en Tabacalera Promoción
del Arte dependiente del Ministerio de Cultura y comisaria en Casa Porras de la UGR.
Su libro “Un poco de política”, la vida. Jean-Luc Godard, la ciudad y la subjetividad
contemporánea aparecerá pronto en Comares.

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