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GIOVANNI BATTISTA PIRANESI (Mogliano Veneto, 1720 – Roma,

1778)
Neoclasicismo; Arquitectura visionaria; Antichità romane; Le Carceri
d’Invenzione

Contexto histórico-artístico: La Revolución Francesa no solo fue la explosión de una sociedad


oprimida por la monarquía. También fue la culminación material de muchos pensamientos e
ideas revolucionarias que hicieron a las personas ver el mundo de una forma diferente. Y esto
también se reflejaron en la arquitectura. Muchos arquitectos, a pesar de seguir estrictamente
la corriente marcada en muchos de sus proyectos arquitectónicos, decidieron liberarse en
otros muchísimo más rompedores, imaginativos y novedosos. Es el caso de los dibujos y
proyectos de Étienne-Louis Boullée, Claude Nicolas Ledoux, Jacques-François Blondel y
Giovanni Battista Piranesi. En el campo de las artes gráficas contamos con la invención de la
litografía en 1796 en Munich a cargo de Senefelder. El método se basa en el rechazo entre el
agua y la grasa. Usando un lápiz graso pintaba sobre una piedra – calcárea, porosa y muy
pulida –que atraía la tinta de imprimir, una vez se humedecía la piedra.

Vida del autor: Arqueólogo, arquitecto, investigador y excelente grabador italiano. Destacaron
sus miles de grabados de edificios reales e imaginarios. Se le considera uno de esos arquitectos
visionarios de la primera mitad del siglo XVIII, cuando el Romanticismo no era más que una
premonición. Piranesi fue desde luego uno de esos iluminados. Estudió Arquitectura en
Venecia y se quedó fascinado por los edificios de la antigüedad y del Renacimiento. Sin
embargo, apenas llegó a ejercer como arquitecto. Prefirió la arqueología antes que la
arquitectura, pese a que en esos años no era ni mucho menos una ciencia seria. Más bien era
un arte: el arte del saqueo. De sus estudios de ruinas y hallazgos, sacó innumerables
ilustraciones de una sorprendente calidad y fidelidad. Se le considera hoy en día por ello casi
un notario de los tesoros que iban apareciendo en esa época neoclásica. De hecho, no es
exagerado decir que Piranesi, con sus grabados en aguafuerte, contribuyó a que el
neoclasicismo se extendiera por toda Europa. Sus obras eran un souvenir de obligada
adquisición para el turista en Roma. No obstante, pese a su exquisito afán descriptivo, Piranesi
no quiso renunciar a la creatividad y metió de vez en cuando visionarias piezas de fantasía. Son
edificios utópicos que ejercieron una enorme influencia en el posterior romanticismo e incluso
en los muy postreros surrealismo y expresionismo. Se percibe su huella en las escaleras
imposibles de Escher, hasta en videojuegos que basan su ambientación en sus impresionantes
edificios.

Técnicas de trabajo: grabados al aguafuerte

Características generales de su obra: bebe de los principios estéticos y compositivos del


vedutismo italiano.
Este grabado al aguafuerte pertenece a la serie de diseños de cárceles imposibles Le
Carceri d’Invenzione. Estas prisiones llenas de escaleras infinitas y misterio donde impera el
caos, la destrucción, la ausencia de libertad, la tortura, el castigo. Hay una denuncia política
expresa en la deshumanización de estos espacios con trabajos forzados esclavizantes mientras
arriba se ve la magnificencia de la ciudad romana. Consigue además romper el sistema
euclidiano de representación de los espacios, ya que aparecen siempre truncados sin ejes
compositivos. Alterados y multiplicados hasta el infinito desorden. Es lo que Víctor Hugo en el
Romanticismo le llamó “el cerebro negro de Piranesi”, sobre el cual luego Marguerite
Yourcenar escribió: «las líneas grabadas de Piranesi danzan y se enredan, estimulando la
imaginación del espectador, al mismo tiempo que le llenan de asombro, una profunda tristeza
y una sensación de misterio.»

Esta colección de grabados aparte de dejar muy impresionados a los artistas de la época, tuvo
muchísima influencia en artistas del siglo XX como por ejemplo Escher y sus famosos dibujos
de escaleras o La cascada imposible. A arquitectos como Ricardo Bofill y su Muralla Roja.
Incluso en el terreno de los videojuegos tenemos Dark Souls, Doom, Silent Hills, BloodBorne;
súper laberínticos a la par que angustiosos. En la literatura, las cárceles imaginarias
constituyeron el eje central de El castillo de Otranto (1764) de Horace Walpole, novela gótica
admirada por los surrealistas en la que se describen lugares misteriosos y opresivos. Estos
mismos pasillos interminables y algarabía de escaleras laberínticas tuvieron su influencia
posterior en El proceso de Franz Kafka, y por supuesto, en escenarios surrealistas
cinematográficos como los de El gabinete del Doctor Caligari (1920) de Robert Wiene.

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