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domingo, 31 de octubre de 2010

Agujeros: las herramientas


Actualmente, para realizar un taladro en una piedra o en otro material de construcción se recurre a un taladro
eléctrico o neumático, es decir a una máquina que produce el giro de una broca helicoidal, salvo que el
diámetro sea muy grande. La broca helicoidal fue inventada en 1860 por Martignon; su diseño permite que el
material procedente de la perforación no estorbe la propia operación y ascienda a la superficie. Los filos de
corte de la broca suelen ser widia (carburo de wolframio/tungsteno), una aleación creada en 1926 por la
acería Krupp/Stahl. Si tenemos en cuenta que el mecanismo de rotación para producir un taladro es
probablemente una de las técnicas más antiguas desarrolladas por el hombre –piénsese en la rotación de un
palo cilíndrico sobre otro para producir fuego- la verdad es tras la sencilla operación de realizar un agujero en
la pared para colgar un cuadro hay una gran evolución, aunque el principio no ha variado desde la Prehistoria.
En esta entrada vamos a repasar los principales útiles tradicionales para realizar taladros en material pétreo.

Perforaciones realizadas en un panel de yesería. Mihrab de la mezquita de Córdoba. S.X

Barrenas

Es el procedimiento más sencillo. Se trata de golpear la barrena, un hierro cilíndrico largo acabado en filo, e ir
girándolo a cada golpe. En las canteras fue posiblemente el único de los sistemas de perforación empleados.
Una vez realizados los taladros alineados y de una cierta profundidad, en ellos se alojaban las cuñas o
cuñeros, y mediante golpes con mazo se lograba arrancar el fragmento de piedra (mucho más tarde se
utilizaron cartuchos de pólvora). La barrena de cantera se denomina pistolete. Era una operación que debían
realizar dos operarios: uno sujetaba el pistolete y el otro daba los golpes (y desde luego, se turnaban). Los
canteros viejos recuerdan que además tenían que ir provistos de una cuchara de mango muy largo para
extraer el polvo y los fragmentos de piedra del fondo del barreno.

En el taller se utilizaban barrenas de menor tamaño, que un solo operario hacía girar con ambas manos y en
ambos sentidos. Para facilitar la operación algunas barrenas tenían un contrapeso sobre la broca. En el
siguiente relieve egipcio aparece un útil de estas características, un vástago de madera que tiene engastado
como broca una cuchilla de sílex. Hay un contrapeso en la parte superior y una mejora interesante: una manija
sobre el contrapeso para accionar la broca. Constituye el embrión del berbiquí.

Representación de dos artesanos vaciando vasos de piedra según un relieve (Tumba de Mera, Saqqara, VI Dinastía) (J. DE
MORGAN, Recherches sur les origines de l'Égypte, T.1, Paris, 1896, fig. 497). A la derecha, restitución del útil según J.C. BESSAC,
L’outillage traditionnel du tailleur de pierre, Paris, CNRS, 1987, p. 233.

Trépanos de cuerda
Herramientas de marmolista. Berbiquí (39). Trépano (de volante) (41). Broca y fresa (40,42), Portabrocas (43. Atención: se ha
representado invertida. La broca es la punta de la parte superior –A-, el extremo que se apoya en el tope es –C-), arcos (44, 45),
tope (46). L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des metiers, t. 22, pl.XIV (1771)

Herramientas de escultor. Trépano (de volante, sin broca) (drille, 30). Trépano (de cuerda) con tope (31. Está invertido). Arco (33).
Encyclopédie, t. 25, pl. IV.

Trépano de cuerda (32), berbiquí (22) y espiral (33) (A. SÁNCHEZ PÉREZ, Manual del cantero y del marmolista, Madrid, 1884)
La rotación producida por las manos es sustituida por una cuerda alrededor del vástago, o portabrocas, de
madera. Los ejemplos más sencillos funcionan enroscando toda la cuerda tirando de ella (SÁNCHEZ, fig. 32).
La perforación avanza, por lo tanto, en un solo sentido de giro. La cuerda podía ir también enlazada al
portabrocas y se tiraba de ambos extremos, con lo que la broca giraba en ambos sentidos. De nuevo se
necesitan dos operarios para este trabajo, uno para sujetar el útil y el otro para tirar de la cuerda
(Encyclopédie, fig. 31).
El siguiente estadio fue la de acoplar la cuerda a un arco. Se han encontrado portabrocas de madera del
Antiguo Egipto que demuestran que ya se utilizaba este tipo de trépano de arco (1). El arco volvía a permitir
que la herramienta fuera utilizada por una sola persona, aunque podría ser empleada por dos, si el trabajo
tenía que ser muy preciso (uno guíaba la perforación y el segundo accionaba el arco). Hay recuerdos entre la
gente del gremio de esta herramienta, conocida como violín, por la semejanza del arco con el del instrumento
musical.
Por fin llegamos al trépano de escultor o de volante (2). Se trata de acoplar la cuerda a un volante, que al
girarlo sobre el portabrocas enrosca la cuerda. Una vez tensada se empuja el volante hacia abajo y la cuerda
se enrosca y desenrosca, con un mecanismo semejante al de un yo-yo, produciendo giros en ambos sentidos.
La representación más antigua conocida de esta herramienta está en el Museo dell’Opera del Duomo de
Florencia, en un relieve que representa el arte de la Escultura.

La Escultura. Panel exagonal del primer cuerpo del Campanile de Giotto (1334-1341), atribuido a Andrea Pisano. Florencia, Museo
dell’Opera del Duomo.

Unos 70 años más tarde Nanni di Banco o uno de sus colaboradores representará a un escultor en acción
con este artilugio en la iglesia florentina de Orsanmichele. Todavía hoy en día es posible encontrar trépanos
de este tipo, de dimensiones reducidas, en los talleres de algunos orfebres.
Detalle de la hornacina de los Cuatro Coronados, exterior de la iglesia de Orsanmichele, Florencia. Obra de Nanni di Banco
(1409-1417)

Trépano sin fin

Se trata de una variante del trépano de volante en el que éste y la cuerda se sustituyen por un portabrocas
metálico de doble hélice en la que el desplazamiento de un pomo hacia abajo origina el giro, siempre en el
mismo sentido. Bessac (3) dice que no fue un útil muy difundido y que su aparición debe de datar de finales
del s. XIX. Lo encontramos en el Manual de Sánchez de 1884, bajo el nombre de espiral (ver imagen
supra, núm. 33). Quizá se trata de la última de las innovaciones antes de la aparición del taladro-máquina.

Berbiquí

Según Flinders-Petrie, la representación más antigua de esta herramienta data de 1523 (4). Es un instrumento
que todavía puede encontrarse en algún taller de ebanistería. El portabrocas se ha convertido en una
manivela, y el giro se produce mediante el giro de la mano. Este sistema tiene una imponderable ventaja, que
es el control de la velocidad de giro y, por lo tanto, de la precisión del trabajo.

Salvo el barrenado para la extracción de bloques de cantera, o por la necesidad de perforar una pieza, los
taladrados han tenido un uso muy limitado en el mundo de la cantería. No así en el de la escultura, ya que se
ha utilizado profusamente en épocas diversas.

Notas.

1. BESSAC, op. cit. p.233


2. "Foret à pompe", según BESSAC, op. cit.
3. Op. cit. 234, 246.
4. W.M. FLINDERS PETRIE, Tools and weapons illustrated by the Egyptian collection in University
college, London, and 2,000 outlines from other sources, Londres, 1917, p.39, lam. XLIII, Nº 28. Por
desgracia, no identifica el documento en el que aparece.

RODRIGO DE LA TORRE/CONSERVARQ en 13:20

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3 comentarios:

Mediterraneo Antiguo 2 de noviembre de 2010, 15:50


Muy interesante el artículo. No sé si conoces una caso que vi en el Museo del Cairo y me dejó sorprendido.
Resulta que se conserva una gran piedra de diorita que tiene una incisión perfecta en perpendicular que divide la
pieza en prácticamente dos mitades exactas. La diorita es un material tremendamente duro y todavía no saben
cómo pudieron hacerla, pues solamente puede ser cortado por diamante.
Responder

RODRIGO DE LA TORRE/CONSERVARQ 2 de noviembre de 2010, 18:21


No conozco “de visu” el ejemplo que me comentas, aunque sí sabía que hay restos arqueológicos en el antiguo
Egipto que evidencian una refinadísima tecnología en cuanto a las perforaciones. Un primer estado de la cuestión
fue esbozado por Flinders Petrie en "The Pyramids of Temples of Gizeh" (Londres, 1883), cuyas sorprendentes
“conclusiones” contribuyeron a alimentar las disparatadas ideas de unas herramientas imposibles para la época y
su más imposible origen; cosas que siempre se han rodeado todo lo que concierne al país de Nilo. Con bastante
posterioridad, la obra de referencia parece que sigue siendo D.A. STOCKS, "Experiments in Egyptian
Archaeology. Stoneworking technology in Ancient Egypt" (Nueva Cork, 2003), que creo que es la que habría que
estudiar para ponerse al día en este tema. La suposición que hizo Petrie del uso de útiles diamantados deja paso
al uso de fresas/coronas de sílex, y particularmente a un trabajo por abrasión mediante arena (granos de cuarzo).
Algunos extractos concernientes a los trépanos se pueden consultar en la siguiente url:
http://www.egiptomania.com/jeroglificos/articulo/taladros.htm
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Mediterraneo Antiguo 3 de noviembre de 2010, 10:49


Gracias Rodrigo
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Un blog de "Rodrigo de la Torre, Conservación Arquitectónica (Conservarq)", taller dedicado a la conservación y
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