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Acceso a la Información, Ley de acceso a la información


Bolivia aún no cuenta con leyes nacionales en materia de acceso a la
información pública, aunque sí con regulaciones de menor jerarquía (DS N°
28168 y DS 0214), y tampoco una norma que regule la distribución de
publicidad.

El pasado miércoles 7 de abril, el Gobierno central aprobó, mediante el


Decreto Supremo 4484, el incremento presupuestario del Viceministerio de
Comunicación para el cumplimiento de sus objetivos institucionales, además
del fortalecimiento del Sistema Nacional de Radios de los Pueblos Originarios.
Algo que llama la atención es la asignación de pautas publicitarias, de manera
discrecional, debido a la falta de una norma específica.

El presupuesto adicional es de 50.77.049 de bolivianos, que se suma a la


asignación inicial a través del PGE 2021 de 59.567.107 de bolivianos, que da un
total de 110.337.156 de bolivianos.

De esta nueva asignación, algo que llama la atención es el destino de 770.048


de bolivianos para el fortalecimiento del sistema de radiodifusión de pueblos
originarios, pero a través de “consultorías”.

El artículo 3 de la norma señala: “Se autoriza al Ministerio de la Presidencia


incrementar, en la gestión 2021, la subpartida 25220 ‘Consultores Individuales
de Línea’ en Bs 770.049 (…), destinado al fortalecimiento del Sistema Nacional
de Radios de los Pueblos Originarios”.

¿Objetivos institucionales?
Desde enero a la fecha, el Viceministerio de Comunicación, dependiente del
Ministerio de la Presidencia, registró en el Sistema de Contrataciones
Estatales (Sicoes) algo más de 40 contratos de difusión de productos
comunicacionales, que van desde 20 mil bolivianos a 1 millón de bolivianos.

En principio, se adjudica de manera directa campañas de prevención contra la


Covid-19. y posteriormente otros productos no especificados.

Los contratos adjudicados a unos cuantos medios de comunicación tienen


una modalidad que va desde la asignación de un monto por un espacio de
tiempo definido como 15 días y otros recursos que llegan al millón de
bolivianos con fecha determinada o hasta haberse agotado el presupuesto.
Actualmente no hay una regulación explícita para la publicidad, por lo que la
publicidad estatal es por tanto susceptible de ser utilizada de forma
inapropiada.

Presión
Por más de una década, desde la administración del Movimiento Al Socialismo
(MAS), se ha desarrollado una especie de asfixia económica contra algunos
medios de comunicación, particularmente contra los que no comulgan con la
línea oficialista.

Informes de 2020 revelaron que en los últimos nueve años del gobierno del
expresidente Evo Morales se gastaron 1.718 millones de bolivianos, que
beneficiaron a un gran número de semanarios desconocidos y que incluso
percibían más dinero que los diarios de circulación nacional.

En 2011, la inversión en publicidad gubernamental fue de Bs 37,6 millones; en


2012, Bs 63,2 millones; en 2013, Bs 103,5 millones; en 2014 (año electoral), Bs
239,5 millones; en 2015, Bs 217,4 millones; en 2016, Bs 204 millones; en 2017,
Bs 264,6 millones; en 2018, Bs 291,3 millones, y en 2019 (año electoral), Bs 297
millones.

Sin normativa, se puede presionar


Bolivia aún no cuenta con leyes nacionales en materia de acceso a la
información pública, aunque sí con regulaciones de menor jerarquía (DS N°
28168 y DS 0214), y tampoco una norma que regule la distribución de
publicidad, lo que permite al poder ejercer presión sobre los medios de
comunicación, sostiene la politóloga Patricia Velasco.

“Desde que el MAS llegó al poder, las autoridades de mayor jerarquía


señalaban que los medios de comunicación son el (enemigo) número uno o
que el Gobierno no da publicidad a medios de comunicación porque mienten
y hacen política partidaria; es decir, la asfixia económica contra los que
consideran contrarios”, señala Velasco al referir que su intención fue minar los
cimientos de empresas a las que considera enemigas.

Documentos públicos a disposición de la ciudadanía


Esta iniciativa de una persona preocupada por la transparencia, la cohesión
social y la memoria histórica de su país lanzó un mensaje claro: los
documentos públicos son propiedad de los ciudadanos y deben estar siempre a
su disposición.
Pero este tipo de escenarios no siempre tienen un final feliz. En muchas de
nuestras realidades predomina todavía una cultura de la opacidad: no se
facilitan los datos de los salarios de los funcionarios, se ocultan los documentos
de licitaciones, desaparecen archivos hospitalarios de pacientes, se
desconocen las fuentes de la financiación electoral de los partidos, se deniega
información sobre violaciones de los derechos humanos o no se informa de
manera precisa sobre la ejecución de las obras públicas.

Es por ello que la promoción de la transparencia y del acceso a la información


pública se ha convertido en un tema global. Ocupa un lugar central de la
agenda de desarrollo como herramienta para la rendición de cuentas del
Estado, la participación ciudadana y la toma de las decisiones fundadas en las
políticas públicas. De ese modo está reflejado en los nuevos Objetivos de
Desarrollo Sostenible y en la Convención Anticorrupción de la ONU, así como
en los compromisos la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) lanzada por el
ex presidente de EE UU Barack Obama en 2011 y que integra actualmente a
75 países.

América Latina es precisamente una de las regiones del mundo donde más han
proliferado estas iniciativas. Salvo Bolivia, Costa Rica, Cuba y Venezuela,
todos los países cuentan con normativas específicas de acceso a la
información, la mayoría forma parte de la AGA y existe una Ley Modelo en el
marco de la Organización de Estados Americanos (OEA). Es más, los entes
garantes y promotores del derecho a la información en la región han dado un
paso al frente para conformar la Red de Transparencia y Acceso a la
Información (RTA) y varios de ellos son una referencia internacional en la
materia.

Desde el Programa de la Unión Europea para la cohesión social en América


Latina, EUROsociAL+, nos hemos sumado al reto de la transparencia de la
mano de la RTA, como espacio privilegiado para la construcción de Estados
más abiertos. Dando continuidad a la anterior fase del programa, seguimos
impulsando este derecho a través del intercambio de experiencias entre los
pares de ambas regiones.

Sin embargo, a pesar de los avances, las bondades de la transparencia no se


corresponden todavía con las expectativas generadas entre una ciudadanía
alarmada por los casos de corrupción e insatisfecha con la calidad de los
servicios públicos en que en América Latina. Así, para que las leyes de
transparencia no se vean desvirtuadas, es necesario construir una nueva
relación entre el Estado y los ciudadanos basada en la confianza y la
reciprocidad. Es precisamente en ese nuevo paradigma sin barreras donde la
transparencia y la libre consulta de los documentos de interés público juegan
un papel fundamental.

Con ese objetivo, los órganos garantes del acceso a la información deben ser
autónomos, con la potestad de sancionar a los funcionarios que incumplen y
capaces de verificar que las instituciones del Estado publican en sus páginas
web los datos a los que les obliga la ley.
Pero no basta con divulgar los datos, estos deben estar en un lenguaje claro y
ser fácilmente accesibles, aprovechando las oportunidades que nos brindan las
nuevas tecnologías. Y, además, el Estado ha de ser proactivo y centrarse en
aquella información que es más demandada por la sociedad, especialmente
por los grupos más vulnerables.

Además del poder Ejecutivo, en la lista de sujetos obligados por las leyes de
transparencia deben figurar el Legislativo, el Judicial, los partidos políticos, los
municipios y otros actores que reciben recursos públicos. Como recomienda la
OCDE, desde el ‘Gobierno abierto’ hay que transitar hacia el ‘Estado abierto’.

Asimismo, para garantizar la efectividad del derecho a la información los


integrantes de las unidades de información de las instituciones públicas han de
estar capacitados, su ejercicio debe simplificarse y estar equilibrado con el
derecho a la protección de los datos personales. El régimen de excepciones a
la ley (que permite no entregar la información) debe ser razonable y no actuar
como escudo protector de la opacidad.

Para articular todos estos procesos, son necesarias políticas modernas de


gestión de archivos que faciliten la toma de decisiones sobre la conservación y
disponibilidad de los documentos.

Y lo más importante, es preciso transformar la cultura ciudadana en relación a


este derecho, que todavía es muy desconocido, poco utilizado –muchas veces
por temor a represalias– y percibido como algo alejado de las necesidades
cotidianas. Resulta imprescindible, por tanto, concienciar a los ciudadanos con
objeto de que aprecien la utilidad del acceso a la información pública como
garante de la democracia.

Decreto sobre Acceso a la Información


(Decreto Supremo Núm. 28168)
La Ley tiene por objeto garantizar el acceso a la información, como derecho
fundamental de toda persona y la transparencia en la gestión del Poder
Ejecutivo.

Texto completo de la ley

Destacados

Derecho de acceso a la información (Artículos 1, 4, 5, 6 y 7)


INFORMACIÓN

 
Se reconoce el derecho de acceso a la información a todas las
personas como un presupuesto fundamental para el ejercicio pleno de
la ciudadanía y fortalecimiento de la democracia.

En ejercicio de los derechos de información y petición, toda persona


natural o jurídica, individual o colectivamente, está legitimada para
solicitar y recibir información completa, adecuada, oportuna y veraz
del Poder Ejecutivo.

Las Máximas Autoridades Ejecutivas deben asegurar el acceso a la


información a todas las personas sin distinción de ninguna naturaleza,
estableciendo la estructura y procedimientos internos de las entidades
públicas bajo su dependencia, que permitan brindar información
completa, adecuada, oportuna y veraz.

El acceso a la información sólo podrá ser negado de manera


excepcional y motivada, únicamente respecto a aquella información
que con anterioridad a la petición y de conformidad a leyes vigentes se
encuentre clasificada como secreta, reservada o confidencial. Esta
calificación no será, en ningún caso, discrecional de la autoridad
pública.

Sujetos obligados (Artículo 2)


INFORMACIÓN

El Decreto Supremo se aplica en el ámbito del Poder Ejecutivo tanto a


nivel central como descentralizado, autárquico y desconcentrado;
empresas y sociedades del Estado y sociedades con participación
estatal mayoritaria. Cuando el Estado no tenga la participación social
mayoritaria, este Decreto se aplicará a los servidores públicos o
particulares que lo representen, en el marco de sus funciones y
competencias.

Plazos para la entrega de información (Artículo 11)


INFORMACIÓN
La información será puesta a disposición del solicitante en un plazo
máximo de quince (15) días hábiles, salvo caso de negativa justificada
en las causales establecidas en el presente Decreto.

Transparencia activa (Artículos 12 y 20)


INFORMACIÓN

Toda entidad pública tiene la obligación de proveer la información


requerida en documentos escritos, fotografías, grabaciones, soporte
magnético o digital, o en cualquier otro formato, siempre que haya
sido creada u obtenida por ella y que se encuentre bajo su
responsabilidad o el ámbito de su competencia. Toda entidad pública
deberá adoptar medidas administrativas que garanticen y promuevan
la transparencia y el acceso a la información. En tal sentido, se deberá
prever adecuada infraestructura, organización, sistematización y
publicación de la información, así mismo, el Poder Ejecutivo
promoverá acciones dirigidas a crear en la sociedad una cultura de
acceso a la información.

Garantía de Acceso a la Información (Artículo 6)


INFORMACIÓN

Las Máximas Autoridades Ejecutivas deben asegurar el acceso a la


información a todas las personas sin distinción de ninguna naturaleza,
estableciendo la estructura y procedimientos internos de las entidades
públicas bajo su dependencia, que permitan brindar información
completa, adecuada, oportuna y veraz.

Gratuidad (Artículo 3)
JUSTICIA

El acceso a la información es gratuito. Cuando existan costos de


reproducción, éstos deberán ser cubiertos por el solicitante.

Derecho a recurrir (Artículo 16)


JUSTICIA
En caso de negativa indebida, falta de respuesta o restricción ilegal al
derecho a la información, el peticionario podrá acudir en queja ante la
autoridad superior competente o el Defensor del Pueblo, o hacer uso
de los recursos constitucionales, judiciales y administrativos vigentes
en el ordenamiento jurídico.

La autoridad superior competente, resolverá la queja en el plazo de


cinco (5) días hábiles a partir de su presentación. Si la considera
fundada, dentro del plazo máximo de quince (15) días hábiles
proporcionará la información solicitada.

https://www.fundacionconstruir.org/etimoni/ley-de-acceso-a-la-informacion/

https://eurosocial.eu/bitacora/transparencia-y-acceso-a-la-informacion-publica-un-tema-
global/

https://observatoriop10.cepal.org/es/instrumentos/decreto-acceso-la-informacion-decreto-
supremo-num-28168

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