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ID: 2131008
Dirección y liderazgo.
Reyes Ballesteros, concibe que a nivel profesional, ser competente ante el cambio
requiere entender y aceptar los cambios en la organización y en el entorno, además
de ser capaz de adaptarse de manera ágil, eficaz y constructiva a estas nuevas
condiciones para poder trabajar rápido y eficazmente en distintas situaciones.
Ante esto podemos identificar que la gestión ante el cambio, debe ser un proceso
que debe llevarse a cabo mediante un conjunto de procesos y adecuaciones, los
cuales se empelaran para asegurar que los “cambios” significativos se lleven a cabo
en forma ordenada, controlada y sistemática para lograr atender estas situaciones,
problemáticas o necesidades.
De acuerdo con el libro de Juan Ferrer, la gestión ante el cambio representa ante los
individuos un miedo al camino mas no al evolucionar, pero aquí se crea una
incógnita la cual radica en reconocer que para evolucionar se debe cambiar, antes
esto se reconoce 3 principales razones por las cuales los individuos tienen miedo al
cambio:
Las personas, por regla general, suelen ser reacias a los cambios por la inseguridad
y la incertidumbre que generan.
La capacidad para saber adaptarse y gestionar los cambios es, según señalan
diversas consultoras de recursos humanos, un claro indicador de liderazgo
profesional porque en el contexto actual los líderes deben actuar como agentes de
cambio.
Innovación:
Adaptación:
Meyer (1997) afirma que el compromiso con la organización refleja la relación del
empleado con la misma y tiene implicaciones en su decisión de continuar formando
parte de ella. Es probable que los empleados comprometidos permanezcan en la
organización más que los empleados no comprometidos.
Cambio:
Zemmelman(1997) quien opina que el intrincado nudo de relaciones a las que está
expuesta una organización es tan complejo, que tarde o temprano el mismo sistema
adoptará medidas de ajuste natural para mantener el equilibrio y seguir
subsistiendo, a esto se le conoce como homeostasis, en la teoría general de los
sistemas.
En todo proceso de cambio hay que tener en cuenta algunos puntos simples pero
relevantes (Quirant y Ortega, 2006) que incluyen: el tiempo que necesita el personal
para ajustarse, comprender y comprometerse con el cambio; los múltiples pasos
para que el personal pueda prepararse y enfrentarse al cambio; consultar e informar
sobre los pequeños logros que se van consiguiendo y de los problemas que van
surgiendo, así como involucrar al personal para que aporte soluciones; además de
ser lo más claro posible con los empleados; y estar dispuestos a negociar con las
personas que se oponen al cambio.