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MÓDULO V Lección Nº 1

Conociendo al Espíritu Santo

Once –Villa Adelina- Escobar

SÍMBOLOS DEL ESPÍRITU SANTO

La Biblia está repleta de diversas figuras que se refieren al Espíritu Santo.


Ahora que hemos visto quién es y cuáles son sus nombres, podemos
estudiar también las propiedades de las metáforas usadas para describirlo
y aprender de sus aplicaciones a la vida cristiana práctica.

1. El agua: "Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene


sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:37,38).
En muchos lugares de la Biblia se usa el agua como símbolo del Espíritu
Santo. Si observamos la relación entre el agua y la vida humana, podremos
entender un buen número de cosas acerca del Espíritu Santo.
En primer lugar, el agua es indispensable para la conservación de la vida.
El ser humano tiene un sesenta por ciento de agua en su composición
física. Si una persona se deshidrata por exceso de vómitos o diarrea, se
pone en peligro de perder la vida física. De igual manera, el Espíritu Santo
es indispensable para nuestra vida espiritual.
El agua es indispensable también para la limpieza del cuerpo. Si no
tuviéramos acceso al agua por largo tiempo, ¿no terminarían la suciedad y
la corrupción por enfermarnos, incluso de muerte? Cada día lavamos
nuestro cuerpo, nuestras ropas, hasta el mostrador de nuestra cocina. De

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igual manera debemos lavar diariamente nuestro ser interior con el Espíritu
Santo.

2. El fuego: "Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3: 11).


El fuego es un símbolo popular del Espíritu Santo, pero la verdad que
encierra esta metáfora no es tan bien conocida. En primer lugar, el fuego
es usado como símbolo del Espíritu Santo porque a lo largo del Antiguo
Testamento, sin excepción alguna, la presencia de Dios aparecía en el
fuego. Moisés se encontró con Dios mientras observaba una zarza en
llamas (vea Éxodo 3:1-5). En 1 Reyes 18, cuando EIías se enfrentó a los
profetas de Baal en el monte Carmelo, insistió en que el que respondiera
mediante el fuego, ése sería el Dios. Después de la ascensión de Jesús,
ciento veinte discípulos se reunieron en un aposento alto y se daban ánimo
mutuamente, esperando al Espíritu Santo. Por fin, al llegar la fiesta de
Pentecostés, "de repente vino del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se
les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos" (Hechos 2:2,3).
En segundo lugar, el fuego quema todo lo indeseable. El método más
perfecto de purificación que conoce la humanidad consiste en usar el
fuego. Así se queman todas las cosas sucias y repugnantes. Cuando el
Espíritu Santo habita en nuestra vida, consume el pecado que hay en
nosotros (vea Hebreos 12:29; Jeremías 23:29).
En tercer lugar, el fuego nos provee de la luz que, como una antorcha,
aumenta la esfera y las horas de nuestra actividad. El Espíritu Santo entra
en nuestro corazón, entenebrecido por el pecado y la muerte, y al derramar
su luz divina que procede del cielo, nos ayuda a comprender la vida eterna
y a ver los secretos celestiales.
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En cuarto lugar, el símbolo del fuego, representa al Espiritu porque nos da
un celo sobrenatural. Cuando él se apodera de nuestro corazón, el amor
del Señor y el entusiasmo por la obra del evangelio arden como llama de
pasión espiritual.
En quinto lugar, el fuego es símbolo de poder. El poder-motor que impulsa
nuestra civilización se obtiene primariamente por medio de la combustión.
Los aviones, los camiones, los trenes; todos nos proporcionan comodidad y
facilidad de transporte mediante el poder de una chispa, de un fuego. Así
también, el Espíritu Santo nos proporciona el poder del cielo, que
necesitamos con tanta urgencia para nuestra vida personal de fe y para la
proclamación eficaz del evangelio.

3. El viento: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni


sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del
Espíritu" (Juan 3:8).
En griego se utiliza la misma palabra, pneuma, para hablar del viento y del
espíritu. Por consiguiente, si tradujéramos literalmente, el Espíritu Santo
sería "el Viento Santo". Hay mucha gracia del Señor en esta metáfora
sobre el Espíritu Santo. En primer lugar, porque el viento existe en todos
los lugares de la tierra, y lo invade todo. El aire que respiramos se halla en
toda vasija vacía, y en todo lugar, por pequeño que sea. Jesús dijo que el
Espíritu Santo estaría con nosotros para siempre; no hay lugar en la tierra
donde no esté presente. Obra en toda la tierra, de manera que nadie
puede ni monopolizarlo, ni resistírsele.
En segundo lugar, porque el viento es el aire en continuo movimiento.
Sentimos que el viento se mueve, cuando el aire corre de lugares de alta
presión atmosférica a lugares de baja presión, según los esquemas del
tiempo. De igual manera, el Espíritu Santo está obrando de continuo. El
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Espíritu Santo se mueve hacia las zonas de "baja presión atmosférica":
pecado, enfermedad, angustia y desesperación, y siempre está listo para
obrar con el gozoso mensaje del perdón, la sanidad y la vida eterna.
En tercer lugar, porque no podemos controlar a nuestro antojo la dirección
del viento. Jesús dijo que el viento sopla como quiere (vea Juan 3:8).
Puesto que la voluntad del Espíritu Santo es suprema, y él obra de acuerdo
con sus propios propósitos, debemos seguir obedientemente sus
indicaciones mientras caminamos por fe.
En cuarto lugar, porque cuando sopla el viento, transforma el aire
sofocante y viciado en fresco y lleno de vitalidad. ¡Qué alivio tan
maravilloso sentimos cuando sopla el viento fresco en un día caluroso y
sofocante de verano! Cuando el viento sopla dentro de una habitación llena
de gas tóxico, hace que toda la atmósfera se refresque y purifique.

4. El aceite: "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de


sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu deJehová vino
sobre David" (1 SamueI16:13). "La unción que vosotros recibisteis de él
permanece en vosotros" (1 Juan 2:27).
A lo largo del Antiguo Testamento y del Nuevo, el aceite simboliza al
Espíritu Santo. Este símbolo también nos puede enseñar algunas cosas.
Primeramente, las personas, lugares y objetos que son ungidos son
santos, apartados para Dios. Él le ordenó a Moisés que santificara el
tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, todos los instrumentos y el
altar, ungiéndolos con aceite (vea Éxodo 30:25-29).
Moisés ungió también a Aarón y a sus hijos, consagrándolos para que
pudieran ministrar ante Dios en el oficio sacerdotal (vea Éxodo 30:30).
Dios le indicó a Samuel que ungiera rey a David (vea
1 SamueI 16:13), y Elías ungió como profeta a Eliseo (vea 1 Reyes 19:16).
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Hoy, Dios hace de los que creen en el Señor Jesucristo una generación
escogida, sacerdocio real, nación santa y pueblo peculiar suyo, por la
unción del Espíritu Santo (vea 1 Pedro 2:9). Nadie puede recibir una gracia
así sin haber recibido poder de él.
En segundo lugar, el aceite era necesario para que tuviera luz el candelero
de los siete brazos en el tabernáculo de Dios. En el santuario del Antiguo
Testamento, la única luz procedía de aquel candelero de oro, y del aceite
que ardía en él. De igual manera, sólo por medio de la brillante luz que
arroja el Espíritu Santo en la unción, se nos podrá revelar el mundo
espiritual. Así como no se permitía ninguna otra luz para iluminar el lugar
santo, sólo la luz que procede del aceite del Espíritu Santo puede iluminar
la Palabra de Dios; el secreto del lugar santo celestial.
En tercer lugar, el aceite evita el desgaste y la rotura, al aliviar la fricción
entre piezas movibles. El aceite lubricante de la paz, el amor y la sanidad
aparece sólo cuando estamos llenos del Espíritu Santo.
En cuarto lugar, el aceite es un ingrediente necesario en la salud del ser
humano. ¿Por qué se ha secado el espíritu de algunos creyentes, como los
huesos del valle en la visión de Ezequiel? ¿Por qué se han vuelto algunas
iglesias tan desnutridas, en calidad y en cantidad? Porque han descuidado
el aceite del Espíritu Santo, la nutrición indispensable para nuestro ser. La
historia y la realidad demuestran claramente que los creyentes llenos del
Espíritu Santo se hallan bien alimentados espiritualmente.

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TAREA DE INVESTIGACIÓN

Con la ayuda de las siguientes referencias bíblicas, identifica y explica con


tus propias palabras, qué representan otros símbolos del Espíritu Santo
que aparecen en las Sagradas Escrituras. En la próxima clase, revisaremos
y completaremos esta tarea entre todos.

5. La lluvia: Salmo 72:6; Oseas 6:3; Santiago 5:7

6. La paloma: Juan 1:32; Génesis 8:10-11; Romanos 5.1; Efesios 4:30;


Salmo 51:11

7. El vino: Efesios 5:18-21; Hechos 2:12,13

8. El sello: Efesios 1:13;

9. Las arras: 2 Corintios 1:21,22;

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