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Lección ocho

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO


“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo último de la tierra”
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Hechos 1:8

Cuando ocurre la salvación, a partir de entregarle nuestra vida a Cristo, somos “…sellados con el Espíritu
Santo…” (Efesios 1:13). Porque el que no tiene el Espíritu Santo, no es de Cristo (Romanos 8:9). Pero allí
no termina la obra del Espíritu Santo, porque todo cristiano debe buscar ser bautizado por ÉL, para “recibir
poder” (Hechos 1:8).

Sin el Espíritu Santo no somos nada, ni siquiera parte del Reino de Dios, pero sin el bautismo del Espíritu
Santo, el cristianismo sería una institución eclesiástica más, que muchas veces pasa desapercibida, porque
le faltaría el poder especial que el Espíritu Santo sabe dar. Los apóstoles lo sabían bien, por eso esperaron el
bautismo. El libro de los Hechos marca el hito histórico del actuar de la Iglesia.

Hoy debemos levantar iglesias que sigan el modelo de Hechos, donde el Espíritu Santo bautice, equipando a
la Iglesia con dones especiales para impactar al mundo que nos ha tocado vivir, para que hoy en día sigamos
escribiendo la historia de los Hechos, que es la historia del Espíritu Santo.

La lección motivará al lector a la búsqueda del bautismo del Espíritu Santo. No basta la conversión, sino ese
toque especial. No es cuestión de fórmulas humanas, sino la Biblia misma nos da pautas de cómo recibirlo,
además, nos da pautas para reconocer quién tiene el bautismo del Espíritu Santo, que va más allá del hablar
en lenguas y de hacer milagros. Porque muchos dirán “… en tu nombre hicimos muchos milagros…[y el
responderá]… apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:22-23). Por eso, enfatizamos que la señal del
Bautismo del Espíritu Santo también es la Santidad.

OBJETIVOS DE LA LECCIÓN

Al finalizar la presente lección se espera que el estudiante:


• Conozca del Espíritu Santo de la promesa.
• Distinga los nombres del Espíritu Santo.
• Comprenda los significados de los símbolos del Espíritu Santo.
• Conozca del bautismo y los dones del Espíritu Santo.

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DESARROLLO DE LA LECCIÓN

Somos pentecostales porque nuestra experiencia de fe tiene su modelo en el bautismo del Espíritu Santo,
según lo apreciamos en los Hechos de los Apóstoles.

La palabra pentecostés está muy cerca del corazón de los pentecostales. No solo les proporciona su nombre “de
fábrica”. Les suministra también su doctrina distintiva (y a veces muy querida). Les brinda la clave para una
vida cristiana y un testimonio pleno. Les habla de las experiencias de Cristo que más atesoran, y les capacita
para expresar su devoción y su alabanza más profundas. Pentecostés es el mensaje de los pentecostales y
resume su contribución a la fe cristiana y el énfasis especial que ponen en ella (Dunn, 1977, p.51).

Tal como en el primer siglo de la era cristiana hubo una dependencia de la obra del Espíritu en la Iglesia,
también hoy muchos teólogos renombrados y comunidades de fe han empezado a darle importancia. Para el
evangelista Graham (2001) el hombre tiene dos grandes necesidades, una es el perdón, la otra es la necesidad
de bondad. La primera se suple cuando recibimos el perdón de nuestros pecados en Cristo Jesús, la bondad se
suple cuando recibimos el bautismo del Espíritu Santo.

La combinación de los temas de Cristo como Salvador, Bautiza con el Espíritu Santo (Santificador), Sanador
y Rey que viene, descrita como el “evangelio completo” o el “evangelio cuádruple” reflejaba el anhelo de
restaurar en los últimos días el cristianismo del Nuevo Testamento (Horton, 1996).

Sin el bautismo del Espíritu Santo no seríamos nada en la Iglesia, mucho menos en nuestra sociedad. Por eso
Betzer (1995) sostiene que el mayor propósito del bautismo es tener poder para el ministerio.

La promesa de Jesús para sus seguidores que serían “bautizados con el Espíritu Santo” según Hechos 1:5, se
cumplió en el día de Pentecostés. Ese es el punto de partida de una Iglesia donde la manifestación del poder
de Dios sea tan natural como el aire que respiramos. Los cristianos glorifican a Dios con sus vidas, la Iglesia
crece por el poder del Espíritu Santo, pues “…el crecimiento lo ha dado Dios” (1Corintios 3:6). El Espíritu
Santo es el motor de la Iglesia, que avanza de manera imparable.

¿Te imaginas cómo sería una Iglesia sin la presencia del Espíritu Santo?

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El movimiento pentecostal no está basado solamente en una experiencia emocional. Está basado en toda
la Biblia. Somos creyentes de la Palabra. Creemos en “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Nuestra
finalidad es que: “el hombre de Dios sea perfecto, preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 2:17) (Ford,
2008).

8.1. EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA

Es correcto considerar a Pentecostés, según Hechos 2, como el día de nacimiento de la Iglesia cristiana. Sin
embargo, Pentecostés fue posible solo gracias a la resurrección de Cristo. La presencia viva del Señor a través
del Espíritu Santo, que otorgaba a sus seguidores el poder necesario para testificar de Él en todo el mundo, es
lo que constituye a la Iglesia (Deiros, 1998).

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El Espíritu Santo, con su poder y su gracia, es una de las bendiciones sobresalientes prometidas en el Antiguo
Testamento: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne…” (Joel 2:28). La más elevada
prerrogativa de Cristo es la de impartir el Espíritu Santo, y eso fue lo que reclamó para sí Jesús cuando dijo:
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros” (Lucas 24:49) (Pearlman, 1992).

Lo que Dios promete, lo cumple. Sin embargo, hemos de aclarar que el Espíritu Santo está presente en la
historia bíblica desde Génesis hasta Apocalipsis:“…y el Espíritu de Dios se movía…” (Génesis 1:2), “…y el
Espíritu y la Esposa dicen: Ven...” (Apocalipsis 22:17). Recordemos que hablar del Espíritu Santo es hablar
de Jesucristo, es hablar de Dios.

Es evidente que Dios prometió en el Antiguo Testamento la manifestación de su Espíritu Santo, tal como lo
vemos en el libro de los Hechos, con poder, prodigios y señales, para exaltar a Cristo y dar a conocer que su
Iglesia ahora esta revestida de un poder especial, que ni las puertas del infierno podrán hacerle daño. “…Y las
puertas del hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

8.2. LOS NOMBRES DEL ESPÍRITU SANTO

Respecto a la palabra espíritu, sabemos que dicho término proviene de la palabra griega pneuma. En el idioma
hebreo espíritu es ruach. Tanto pneuma como ruach tienen el mismo significado de “aliento” o “viento”, al
igual que “espíritu” del latín spiritus. La revelación divina nos dice que Dios es Espíritu. Así como lo hace el
viento invisible, Dios también ejecuta su poder y fuerza (Duffield y Van Cleave, 2006).

Así como el viento es invisible, el Espíritu Santo es invisible, aun así podemos ver y sentir lo que está haciendo.
El Espíritu Santo es una persona con todos los atributos de la personalidad: mente, voluntad y emociones
(Ford, 2008).

¿Tuviste una experiencia con el Espíritu Santo? ¿Cómo fue esa experiencia?

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Dios dice que “… dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan” (Lucas 11:13). Duffield y Van Cleave (2006)
presentan un estudio de los nombres del Espíritu Santo, donde podemos apreciar su carácter. Los nombres no
son solo designaciones sino que también revelan algo acerca de la naturaleza, atributos y obras del Espíritu
Santo. Hay alrededor de 350 pasajes en las Escrituras que hacen referencia al Espíritu Santo, en los cuales
pueden discernirse más de 50 nombres o títulos. Algunos de esos títulos son:

• Espíritu Santo: “… Para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos
15:13). El Espíritu Santo es el obsequio más precioso que nuestro Padre.

• Espíritu de Dios: “…el Espíritu de Dios mora en vosotros” (1 Corintios 3:16).

• Espíritu: “… Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6).

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• Espíritu de Jehová: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová…” (Isaías 11:2).

• Espíritu del Dios vivo: “… sino con el Espíritu del Dios vivo…” (2 Corintios 3:3).

• Espíritu de Cristo: “… Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo…” (Romanos 8:9).

• Espíritu de su Hijo: “…Dios envió…el Espíritu de su Hijo…” (Gálatas 4:6).

¿Con cuál de estos nombres conocías al Espíritu Santo?

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Conocer al Espíritu Santo sería el encuentro más extraordinario y maravilloso de la fe cristiana. Es un anhelo
cumplido, es encontrar nuestro ideal, el sueño hecho realidad, la vida de plenitud, garantía de nuestras
convicciones. Conocerlo y caminar con Él todos los días de nuestra vida, es garantía de un cristianismo
genuino.

Los nombres del Espíritu Santo permiten saber con quién interactuamos, quién guía nuestra vida, quien toma
control de nuestras acciones. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos
de Dios” (Romanos 8:14). Para disfrutar de la obra del Espíritu Santo, tenemos que conocerlo, lo cual nos
asegura nuestra victoria de fe.

8.3. LOS SÍMBOLOS DEL ESPÍRITU SANTO

¿Qué símbolos del Espíritu Santo conoces?

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Un símbolo es la representación perceptible de una idea. Un concepto normalmente de carácter espiritual


se expresa por medio de una realidad o concepto diferente, de modo que al nombrar el concepto simbólico
se sugiere o se evoca el concepto real. Duffield y Van Cleave (2006) presentan los siguientes símbolos
relacionados con el Espíritu Santo:

• Viento: En el día de Pentecostés, el Espríritu Santo llegó manifestándose como un viento (Hechos
2:2)

• Aceite: Se utilizaba aceite en la unción de los reyes y sacerdotes a fin de instalarlos, simbolizando la
investidura de poder (1 Samuel 16:13).

• Paloma: “Vio al Espíritu Santo que descendía como paloma” (Mateo 3:16). La paloma simboliza las

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cualidades de ternura, pureza, amor, inocencia y belleza.

• Agua: El agua simboliza la frescura, satisfacción y fertilidad del Espíritu Santo (1Corintios 10:4).

• Fuego: El fuego habla del “poder y limpieza” del Espíritu. “Y se les aparecieron lenguas repartidas
como de fuego…” (Hechos 2:3).

El Espíritu Santo se nos revela de diferentes maneras para ser más comprensible a la mente humana.

8.4. LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LA SALVACIÓN

Algunos estudiosos encuentran suficientes testimonios a lo largo de toda la historia del cristianismo, como
para insistir en que el Espíritu Santo, como agente de la obra redentora de Dios, ha continuado operando de
la misma manera en que lo hizo en tiempos del Nuevo Testamento. Su fe en el Espíritu Santo como Dios en
acción los lleva a ver, a lo largo de los siglos, indicios ciertos de las manifestaciones poderosas de la obra del
Espíritu (Deiros, 1998).

¿Cómo se manifiestó la obra del Espíritu Santo en tu vida?

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Horton (1996) presenta la siguiente lista de la obra del Espíritu Santo:

a) El creyente es nacido de nuevo del Espíritu Santo.

El nuevo nacimiento es obra del Espíritu Santo (Juan 3: 5-8).

b) El Espíritu Santo bautiza y llena a los creyentes, dándoles poder para servirle.

“… él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16)

c) El Espíritu Santo revela y da entendimiento de la Palabra de Dios

“…nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:11)

d) El Espíritu Santo ayuda al creyente a orar.

El Espíritu Santo “… intercede por nosotros…” (Romanos 8:26)

e) El Espíritu Santo da poder para predicar la palabra de Dios.

“mi palabra fue… con demostración del Espíritu y de poder” (1 Corintios 2:4)

f) El Espíritu Santo como consolador.

“os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16)

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Las Escrituras enseñan que después del Día de Pentecostés, el Espíritu Santo obró a través de los primeros
cristianos con poder:“Y con gran poder los apóstoles…” (Hechos 4:33). Cuando Felipe llevó el evangelio a
Samaria, su mensaje iba acompañado de “… señales y grandes milagros…” (Hechos 8:13). Más tarde Pablo
escribió que el reino de Dios consiste “en poder” (1 Corintios 4:20) (Ford, 2008).

El Espíritu Santo es el que nos acompaña hasta nuestra llegada al cielo. Nos guía a los pies de Cristo, “…
convence al mundo de pecado” (Juan 16:8). Es el que nos santifica: “…Espíritu de santidad…” (Romanos
1:4), y finalmente para vivir una vida victoriosa nos llena de su presencia: “…seréis bautizados con el Espíritu
Santo…” (Hechos 1:5).

¿Cómo sería una prédica sin la guía y el poder del Espíritu Santo?

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8.5. RELACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO CON LA TRINIDAD Y CON LA IGLESIA

Conner (2003) nos enseña de las relaciones del Espíritu Santo, que son:

a) Con Dios: El término Espíritu de Dios (o alguno sinónimo) ocurre constantemente en la Biblia. El
Espíritu de Dios es distinguible de Dios.

b) Con Cristo: Cristo enseñó y predicó en el poder del Espíritu. Él fue el ungido de Dios.

c) Con su Iglesia: El Espíritu Santo constituye o le da existencia a la Iglesia.

El Espíritu Santo, como parte de la Trinidad, es a su vez el que está al frente de la Iglesia, por eso la Iglesia de
Cristo comenzó a conquistar pueblos y vidas para la Gloria de Dios.

8.6. EVIDENCIA DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

Dentro del protestantismo más extremo y devoto se ha desarrollado una tradición que sostiene que la salvación,
hasta donde puede conocérsela en esta vida, se experimenta en dos etapas: primero, la experiencia de convertirse
en cristiano; luego, como resultado evidente, una segunda experiencia del Espíritu Santo (Dunn, 1977)

¿Ya recibiste el bautismo del Espíritu Santo? Comparte tu experiencia.

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Debemos aclarar que no hay una “fórmula” específica para recibir el bautismo en el Espíritu. Cada persona
recibe el bautismo en el Espíritu Santo de diferente manera. Muchos lo reciben orando en la Iglesia, otros en

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la casa o aun en sus vehículos.

a) Cómo recibir el Espíritu Santo. Jones (1977) presenta los siguientes pasos para recibir el Espíritu
Santo, sin embargo no son garantía sino simplemente proporcionan ayuda para hacer más fácil que
una persona reciba la llenura del Espíritu:

• Arrepiéntase de todo pecado conocido.

• Crea en la necesidad de su llenura: “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).

• Pida el bautismo en el Espíritu Santo.

• Alabe y adore a Jesucristo. Alabanzas alegres y una adoración expectante preparan nuestro
corazón para recibir el Espíritu Santo (Menzies y Horton, 1993).

• Dé un paso de fe, y reciba.

b) Señal del Espíritu Santo: hablar lenguas. Hablar en lenguas es la señal a través de la cual las
personas pueden estar seguras de que han sido llenas y “saber que otros también han sido llenos”
(Brandt, 2001, p.64). La expresión hablar en otras lenguas se refiere a “la habilidad que el Espíritu
Santo da a los creyentes de hablar en lenguas que ellos nunca han aprendido” (Betzer 1983, p.36).

Al respecto de las lenguas, Horton (1996) aclara que se debería reconocer que las lenguas solo son
la evidencia inicial del bautismo en el Espíritu Santo. Solo es una puerta hacia una relación creciente
con el Espíritu.

c) Señal del Espíritu Santo: Santidad. La Biblia enseña que Dios es Santo y requiere que su pueblo
sea santo. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).
La idea central de la santificación es separación. Otra palabra que puede ser usada es consagrar.

Horton (1996), siguiendo a otros autores cristianos, sugiere que el “fruto del Espíritu” según Gálatas
5:22 es el conjunto de cualidades de la personalidad cristiana, es la evidencia prolongada de que se
está bautizado en el Espíritu Santo.

¿Qué opinas de un cristiano que habla lenguas pero que tiene un mal testimonio?

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8.7. DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Respecto a los dones, Pearlman (1992) sostiene que son aquellas habilidades sobrenaturales impartidas
por el Espíritu para ministerios especiales.

Ortiz (1980) clasifica los nueve dones del Espíritu Santo en tres grupos: 1) dones de revelación, 2) dones
de poder, y 3) dones de inspiración.

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De ese modo, se tienen:

1. Dones de revelación

a) Palabra de conocimiento. Se refiere a una revelación dada a través del Espíritu Santo al
creyente acerca de la existencia, naturaleza o propósito de una persona, cosa o suceso con un
objetivo específico.

b) Palabra de sabiduría. Se refiere al acto de expresar sabiduría revelada por Dios.

c) Discernimiento de espíritus. El creyente, a través de este don, tiene la capacidad de recono-


cer la presencia y actividad de espíritus.

2. Dones de poder

d) Fe. Se refiere a una fe “especial”, la que debe distinguirse de la fe que salva y de la confianza
en Dios. Es, en realidad, un revestimiento especial.

e) Milagros. Es una facultad de obrar milagros, los cuales son una intervención sobrenatural del
poder de Dios para controlar, alterar o suspender las leyes naturales.

f) Sanidades. Se refiere al don para sanar diversos tipos de enfermedades.

3. Dones de inspiración

g) Profecía. Es la expresión inspirada por el Espíritu de Dios para la declaración en el idioma


vernáculo.

h) Lenguas. Es una unción sobrenatural para la pronunciación o declaración inspirada en un idio-


ma desconocido por el que habla.

i) Interpretación de lenguas. El creyente, por revelación sobrenatural de parte de Dios, expre-


sará en su idioma lo que ha sido dicho por medio del don de lenguas.

En 1987, el Dr. David Barret, afirmó que hay 227 millones de creyentes pentecostales. En el año 1958 el nú-
mero calculado era de 12 millones. La prensa internacional publicó que en América Latina, cerca del 80% de
todos los protestantes y evangélicos son pentecostales (Duffield y Van Cleave, 2006).

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PREGUNTAS
DE REPASO:
1. ¿Qué es el Espíritu Santo de la promesa?

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2. ¿Cuáles son los nombres y símbolos del Espíritu Santo?

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3. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente?

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4. ¿Cómo recibir el bautismo del Espíritu Santo?

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5. ¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?

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