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PARA PENSAR Y CONVERSAR

La educación del cuerpo


• ¿Procuramos comer, hablar y vestir con corrección para
ayudarnos entre los dos a pulir las costumbres que no
nos agraden del otro?
• ¿Mantengo hábitos que sé que debería luchar por cam-
biar?
• ¿Hago lo posible por cuidar y fortalecer el cuerpo, ha-
ciendo deporte, comiendo y bebiendo con templanza?

La educación de las emociones


• ¿Domino mis emociones? ¿Consigo superar las contrarie-
dades, los enfados, la impaciencia, los arrebatos de ira, la
melancolía, etc.? ¿Pido ayuda, aun sabiendo que soy yo el
único responsable de mi propio comportamiento?
• ¿Hay modos de reaccionar del otro que no me gustan y
que no me atrevo a comentar?
• La educación de las emociones es una tarea permanente,
no acaba nunca. ¿Intento mejorar, a pesar de mis limita-
ciones, con la fuerza que me da el amor?

La vida social
• ¿Serían nuestros actuales amigos un ejemplo para
nuestros hijos?
• ¿Son las nuestras amistades profundas, o compartimos
poco más que ratos de diversión? ¿Vemos en la amistad
una oportunidad de ayudar y querer a otros?
• ¿Procuramos frecuentar ambientes sanos que nos ayu-
den a ser mejores personas?

La educación de la inteligencia
• ¿Cuáles son nuestras aspiraciones profesionales? ¿Las
consideramos parte de nuestro proyecto familiar?
• ¿Procuro trabajar con afán de servicio, sin que el dinero
sea la motivación más importante de mis esfuerzos?
• ¿Nos esforzamos por seleccionar lecturas y programas
consistentes o lo que prevalece es la evasión y la diver-
sión fácil?

La educación de la fe
• ¿Somos sinceros con nosotros mismos y con Dios al con-
siderar el plan que ha dispuesto para nuestras vidas?
• ¿Nos reconocemos elegidos con una misión en la vida,
que está por encima de las cuestiones intrascendentes y
que da sentido y dirección a todo lo demás? ¿Se refleja
eso en cada uno de nuestros días?

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