Está en la página 1de 3

DISCURSO POR EL 72 ANIVERSARIO DEL COLEGIO “VICTOR

RAÚL HAYA DE LA TORRE”


Tengo el grato honor y la gran oportunidad de dirigirme a todos ustedes aquí presentes, y
no podría comenzar sin antes expresar mis más cordiales y afectuosos saludos de
bienvenida a nuestras autoridades y tan distinguida visita que nos acompañan el día de
hoy en este acto tan significativo para nosotros, ya que se cumplen los 72 años de
creación y vida institucional al servicio de la educación de la juventud sullanense y porque
no decirlo, también de nuestros distritos vecinos.
Son contadas las ocasiones que la vida nos presenta en las que un acontecimiento pueda
conmovernos vivamente. Esta es, sin duda, una de ellas. Más aún, me atrevo a asegurar
que del primero al último de nosotros ha sentido una sensación muy especial al traspasar
hoy el umbral del Colegio. Este Colegio, en el que prácticamente conformamos la
personalidad que nos acompañaría el resto de nuestros días. Porque el Colegio no es
solamente el edificio, no es solamente sus profesores, no es solamente lo que
aprendimos, no es solamente la multitud de recuerdos mil veces rememorados. Es ese
soplo mágico difícil de explicar, que nos hace observar con atención distinta cuando
descubrimos a otro ex alumno. Es ese innegable magnetismo que nos hace acompañar
las buenas y las malas rachas de la querida institución, sus vicisitudes, sus cambios, sus
logros y eventualmente sus frustraciones. Porque el Colegio no es algo que pasó sino
que sigue siendo y que, en la mayoría de nosotros, está mucho más adentrado en nuestro
corazón que la escuela primaria o la Universidad. Es un fenómeno curioso que se aferra
a nosotros para venerarlo en casi todos los casos o para detestarlo en algunos pocos.
Pero indiferencia, ¡Jamás!
Este 72 aniversario que estamos celebrando es un lugar de encuentro y para afianzar
este reconocimiento por nuestra preciosa labor de enseñanza desde el año 1946 y
aprender al mismo tiempo, porque como bien decía Albert Camus en sus preciosos
versos dedicados a la educación y que han sido guía para muchos:
“No camines delante, no puedo seguirte…”
“No camines detrás no sé dirigirte… “
“Camina a mi lado, se mi amigo.”
Este encuentro, como decía, supone una explosión de sentimientos, de emociones; pues
hemos dejado aquí nuestras ilusiones, anhelos y esperanzas.
Ilusiones renovadas cada mañana en el encuentro con nuestros compañeros de
diferentes niveles, anhelos por realizar lo mejor posible nuestro trabajo y tener las
esperanzas en lo que hemos sembrado con tanto empeño un día no muy lejano de los
frutos deseados y merecidos.
Sabemos que nuestra labor es recoger, y otros sembraran, y eso es lo que hace grande y
hermoso nuestro esfuerzo de cada día.
Nuestro camino como en todas las áreas ha tenido y tiene sus luces y sus sombras sus
aciertos y equivocaciones, pero siempre, así lo he vivido y lo he reconocido en mis
compañeros, ha estado cargado de ilusión y cariño y yo creo que eso disculpa los fallos
que como humanos y alumnos hayamos tenido.

Como diría A. Machado hemos hecho “camino al andar”, sin detenernos, sin volver la vista
atrás y conscientes en todo momento de que en esta nuestra labor bien vale la pena
poner todo nuestro empeño.
Hemos vivido en concordia y armonía, profesores, familias y personal no docente,
maravilloso por cierto y al que desde este lugar y en el día de hoy queremos dar las
gracias de una forma muy especial, a nuestro equipo de comedor, recordamos de una
forma especial a nuestros maestros, quienes nos inculcan día a día valores y nos
muestran que para lograr algo se tiene que luchar, sobre todo ser perseverante y
optimista.
No todo finaliza aquí y ahora nuestro nombre “Víctor Raúl Haya de la Torre” nos hace
sentir que todo seguirá fluyendo, como se dice ahora, pues que fluya el “buen hacer”; y
que “Cada día cuente en nuestro haber de alumno”, entregados a la labor de aprendizaje.
Mientras las fuentes no se sequen y esas fuentes siempre broten de la voluntad de querer
dar lo mejor de nosotros mismos para conseguir que nuevas generaciones tengan una
gran enseñanza como la nuestra; y por qué no decir que mejor aún, basada en una buena
formación en valores, que es lo que parece que a nuestra sociedad le falta para salir
adelante.
Y para terminar mi recuerdo cariñoso para tantos y tantas compañeras que nos han
acompañado durante estos años y que por distintos motivos hoy ya no están o no han
podido acompañarnos pero que han sido importantes en esta labor de aprendizaje y de
guiar a nuestros compañeros los más ingenuos de casa, verdaderos protagonistas de
esta historia, compañeros que han contribuido a acuñar ese sello imborrable, esas señas
de identidad que ahí están presentes en nuestro hacer diario y avalan nuestra labor
educativa y en hacer del Colegio lo que es hoy .
Mi recuerdo y cariño a tantas familias que año tras año renuevan su confianza en nuestro
proyecto educativo como institución de centro y confían a sus hijos.
Esperando que lo sigan haciendo y nosotros cumplir con esas expectativas que tienen
puestas en el Colegio.
No me queda más que invitarlos a levantar la copa de la amistad y fraternidad entre todos
y desearle lo mejor al Colegio para los 72 años que se cumplen y podamos reunirnos de
nuevo para celebrar muchos años más de nuestra alma mater. Yo creo que así lo
haremos todos donde quiera que estemos.
Gracias por estar aquí, gracias por escuchar estas palabras que han salido del corazón de
un alumno Victoriano y de un gran compañero dedicado a la mejora de su institución, con
la orientación de sus maestros, quienes nos inculcan lo mejor para crecer y desarrollarnos
y formarnos correctamente como personas; que también hoy en día está muy agradecido
por haber formado parte de este gran proyecto educativo, gracias por estar aquí
presentes y ser partícipes de este grato momento.
¡Gracias a todos!

También podría gustarte