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Universidad Autónoma

Del Estado De México


Facultad de Ciencias de la
conducta

Asignatura: Teorías de la personalidad

Resumen de Rogers

Alumna: Islas Villanueva Victoria Montserrat

Profesor: Pérez Jiménez Lilia

Semestre: 2 Grupo: 04

Turno: Matutino

Fecha: 05 de abril del 2022


Rogers

Encabeza a los psicólogos humanistas, su teoría


de la personalidad refleja su preocupación por el
bienestar humano y su profunda convicción de
que la humanidad es básicamente buena, que se
promueve hacia adelante y es confiable.
La más clásica de las terapias humanistas es la
psicoterapia centrada en el paciente. El psicólogo
estadounidense Carl Rogers sostenía que los
individuos, así como todos los seres vivos, están
dirigidos por una tendencia innata a sobrevivir y
reafirmarse lo que les lleva al desarrollo personal,
a la madurez y al enriquecimiento vital. Cada
persona tiene capacidad para el autoconocimiento y el cambio constructivo de la
acción del terapeuta, quien deberá reunir una serie de cualidades personales
esenciales y ayudará así a la persona a descubrir sus cualidades y
potencialidades a desarrollar.
Rogers daba así más importancia a las actitudes del terapeuta que a su capacidad
o a su preparación técnica. Utilizaba el término "cliente" en vez de paciente para
subrayar que su método de tratamiento no era manipulador ni médico, sino que se
basaba en la comprensión adecuada y sensible de sus experiencias y
necesidades. La segunda cualidad importante del psicoterapeuta es la aceptación
incondicional positiva, que se abstiene de juzgar lo que el paciente dice o relata.
La autenticidad o ausencia de simulación era la tercera cualidad que él
consideraba esencial (Boeree,1997).
Rogers (1951) describió el proceso del tratamiento como la reciprocidad entre las
actitudes del cliente y del terapeuta. Precisamente porque el terapeuta escucha de
forma incondicional, el cliente aprende a escuchar incluso los pensamientos que
más teme, hasta alcanzar un estado de autoaceptación donde es posible el
cambio y el desarrollo.
Se crio en un hogar caracterizado por cuarto de seis hijos. Sus padres se
preocuparon mucho por ellos y su bienestar constituía el objeto de su constante
esfuerzo. También controlaban estrictamente su conducta de muchas maneras
sutiles y afectuosas. Ellos daban por sentado, y Rogers lo aceptaba, que eran
diferentes de otras personas; nada de bebidas alcohólicas ni bailes, juegos o
espectáculos, muy poca vida social y mucho trabajo. Pasaban ratos agradables en
familia, pero no estaban siempre juntos, de manera que fue un niño bastante
solitario, que leía incesantemente y que al terminar los estudios escolares sólo
había salido con chicas en dos oportunidades.
Durante los dos primeros años en la universidad su objetivo profesional cambió, y
a consecuencia de algunas conferencias religiosas que tuvieron en él una inmensa
resonancia emocional, perdió el interés por la agricultura científica para decidirse
por el ministerio sacerdotal. Dejó la agricultura y comenzó a estudiar Historia, por
considerarla una preparación más adecuada.
Durante su penúltimo año en la universidad fue elegido entre una docena de
estudiantes para participar en una conferencia internacional de la Federación
Cristiana Estudiantil Mundial que se realizaría en China. Esta fue una experiencia
muy importante para él. La conferencia se llevó a cabo en 1922, cuatro años
después del fin de la Primera Guerra Mundial. Observó de esta forma cuán
amargamente se seguían odiando franceses y alemanes, a pesar de que como
individuos parecían muy agradables. Se vio obligado a ampliar su pensamiento y
admitir que personas muy sinceras y honestas pueden creer en doctrinas
religiosas muy diferentes. Se emancipó en ciertos aspectos del pensamiento
religioso de sus padres, y comprendió que ya no podía estar de acuerdo con ellos.
Esta independencia de pensamiento causó gran dolor y tirantez en sus relaciones,
pero al considerar esa situación desde un punto de vista retrospectivo pensó que
en ese momento, más que en ningún otro, se convirtió en una persona
independiente. Naturalmente había un importante elemento de revuelta y rebelión
en su actitud durante ese periodo; pero la ruptura fundamental se produjo durante
los seis meses de ausencia por el viaje a Oriente y, en consecuencia, fue
elaborada lejos de la influencia del hogar.
Un elemento de gran importancia en su vida personal fue que en la época de su
viaje a China se enamoró de una muchacha adorable a quien conocía desde su
infancia. No bien terminó la universidad obruvo el consentimiento de sus padres,
otorgado a regañadientes, y se casaron inmediatamente, de modo que pudieron
asistir juntos a la escuela de graduados. Su amor y su constante compañerismo
durante todos esos años fueron un factor sumamente importante y enriquecedor
en su vida. Decidió prepararse para el trabajo religioso asistiendo al Union
Theological Seminary, el más liberal del país en esa época. Jamás lamentó los
dos años que pasó allí. Estuvo en contacto con grandes eruditos y maestros, en
particular con el doctor A. C. McGiffert, quien creía devotamente en la libertad de
inquirir y esforzarse por hallar la verdad.
Se sentía atraído por los cursos y conferencias sobre Psicología y Psiquiatría, que
en esa época comenzaban a desarrollarse. Muchas personas contribuyeron a
despertar su interés, entre ellas Goodwin Watson, Harrison Ellior y Marian
Kenworthy. Comenzó a asistir a más cursos en el Teacher's College, de la
Universidad de Columbia, que estaba situado frente al Union Seminary. Inició un
curso sobre filosofia de la educación dictado por William H. Kilpatrick, quien resultó
un gran maestro. Comenzó sus prácticas clínicas con niños, bajo la supervisión de
Leta Hollingworth, una persona sensible y práctica.
Pronto se encontró dedicado a la orientación infantil de manera tal que,
gradualmente y con muy pocos esfuerzos de reajuste, se estableció en ese campo
y comenzó a pensar en sí mismo como psicólogo clínico. Fue un paso dado
suavemente y con poca conciencia de la elección que hacía: simplemente se
dedicó a las actividades que le interesaban.

Definición de personalidad

Rogers es uno de los teóricos contemporáneos de mayor influencia por su visión


de los seres humanos como poderosos arquitectos de sí mismos. A partir de sus
anteriores estudios de agricultura, teología, psicología dinámica y de su
experiencia como terapeuta, Rogers ha desarrollado una teoría de la personalidad
centrada en el concepto de sí mismo como núcleo de la personalidad. Se necesita
encontrar el yo real para llegar a ser tal persona, y para aceptarse y valorarse por
lo que se es.

Tesis central de la teoría

Aunque Rogers llegó a tales consideraciones a partir de su trabajo terapéutico con


personas que sufrían trastornos, su visión de la fuerza de la psique humana es
esencialmente optimista. Reconocía la existencia de un inconsciente que guía la
mayor parte de nuestra conducta, pero, en contra de lo que piensan los
psicoanalistas, Rogers concebía los procesos inconscientes como motivadores
positivos de la conducta.
El autoconocimiento y la auto observación vienen, dice Rogers (1967), través de
nuestras primeras experiencias, mediante las cuales dominamos el ambiente a
través de la alta consideración que otros nos muestran, con sus expresiones de
afecto, admiración y aceptación y a través de la congruencia o del acuerdo entre
las experiencias que tenemos a lo largo de la vida y de la forma como nos vemos
a nosotros mismos.

Desarrollo de la teoría

Para Rogers las personas tienen una necesidad fundamental, la tendencia de


realización, una necesidad que subsume a todas las demás. La satisfacción de las
necesidades fisiológicas mantiene y realza el organismo, lo que también consigue
la satisfacción de las necesidades de aceptación, pertenencia y estatus social.
Además, los motivos tales como la curiosidad y la exploración realzan y actualizan
a la persona mediante el desarrollo de mayor complejidad y comprensión. Por lo
general, Rogers (1951) reconocía la existencia de motivos humanos específicos,
pero hizo énfasis en la propuesta holista de que las necesidades humanas sirven
la tendencia inherente de la persona a desarrollar sus capacidades de manera que
le mantengan, realcen y actualicen.
Advierte que la internalización de las condiciones de valor actúa como sustituto
del proceso de evaluación organísmica. Cuando se rigen por las condiciones de
valor, las personas se separan de los medios que tienen para coordinar sus
experiencias con su tendencia de actualización (Rogers,1967).
Consideraba que el movimiento del niño hacia las condiciones sociales de valor y
el consiguiente alejamiento del proceso de evaluación organísmica era contrario a
la autorrealización.

La libertad para aprender

Rogers no estaba de acuerdo con la figura del "maestro" porque creía que el único
aprendizaje importante era el aprendizaje iniciado por el self (es decir, la iniciación
de la tendencia de actualización), de aquí que se lamentara continuamente de las
prácticas educativas.
Rogers, basándose en su propia experiencia como profesor consistente en hacer
que los estudiantes aprendieran material en el que no tenían interés, creyó que
hizo más mal que bien.
De acuerdo con el punto de vista de Rogers, los seres humanos son
inherentemente activos y proactivos, con voluntad de ponerle energía a cualquier
cosa que merece la pena aprender (según el criterio del proceso de evaluación
organísmica). Cuando las condiciones son favorables, las personas desarrollan
sus potencialidades al máximo.

La creatividad

Es necesario establecer una distinción entre "creatividad de talento especial y


"creatividad de autorrealización". Los poemas, las teorías, las novelas y las
pinturas caracterizan el talento especial, pero la creatividad basada en la
autorrealización emerge directamente del conjunto de la personalidad y se
manifiesta en los aspectos cotidianos de la vida. La autorrealización implica una
perceptividad abierta y fresca, una espontaneidad de expresión y una curiosidad
por lo desconocido, lo misterioso y lo desconcertante. La creatividad de
autorrealización es una potencialidad que se encuentra en todos los seres
humanos al nacer.
En la mayoría de los casos, sin embargo, la culturalización del individuo debilita o
suprime la creatividad.

Estos son los elementos fundamentales de su teoría en torno a la


personalidad:

Tendencia actualizante

Hace referencia a que todo organismo tiene una tendencia inherente a desarrollar
todo su potencial de tal modo que se vean favorecidos su conservación y su
enriquecimiento. Tiene como efecto dirigir el desarrollo del "organismo de forma
autónoma y en sentido de la unidad, manifestándose en su totalidad.
Es considerado como el postulado fundamental de la teoría de Rogers.
Está relacionada también con el concepto de motivación, en tanto que ésta se
refiere a la reducción de necesidades, tensiones y pulsiones.
Este concepto también abarca la tendencia a la actualización del yo, pues, como
estructura del organismo, es susceptible de esa actualización.

Experiencia

Se refiere a todo lo que pasa en el organismo en cualquier momento y que esté


potencialmente disponible en la conciencia; es decir, aquello que es aprehendido
por la conciencia. Habla de fenómenos conscientes e inconscientes. Así,
experiencial es la versión activa de lo dicho antes, es decir el aspecto vivido,
activo y cambiante de los acontecimientos sensoriales y fisiológicos que se
producen en el organismo. Experienciar un sentimiento sería el significado
personal de una experiencia con un acento afectivo o emocional. Es decir,
experimentar plenamente un sentimiento.
Representación, simbolización, conciencia

Son empleados indistintamente, la conciencia es la representación o simbolización


de una parte de la experiencia vivida.

Disponibilidad a la conciencia

Cuando una experiencia puede ser simbolizada sin dificultad (por causa de las
defensas).

Simbolización correcta

Se lleva a cabo cuando se produce la confirmación de las hipótesis implícitamente


presentes en la conciencia, una vez que se ponen a prueba.

La "subcepción". Subcebir

Significa "discriminación sin representación consciente". Se trata de la capacidad


del sujeto para percibir sin ser consciente una amenaza. Esto se produce a niveles
discriminantes neurológicos que son inferiores a los requeridos a la representación
consciente. Hace referencia a la "percepción" subliminal.

Experiencia de sí mismo

Son los fenómenos que se refieren al yo, y formarán lo que se denomina "la idea o
imagen del yo". Esta configuración está fluyendo continuamente, es decir, es
cambiante. Otra característica de esta configuración es que su información está
disponible a la conciencia.

El yo ideal

Características que el sujeto querría poseer para describirse a sí mismo.

Vulnerabilidad

Estado de desacuerdo que puede existir entre el yo y la experiencia, esto puede


llevar a un estado de desorganización psíquica.

Angustia

Estado de malestar o tensión cuya causa el sujeto no conoce. Se produce porque


el sujeto es consciente latentemente de que existe un conflicto entre su yo y la
totalidad de su experiencia. Es la reacción del sujeto a la "subcepción" de este
estado de desacuerdo y al peligro que puede conllevar (exigiría una modificación
de la estructura del yo).

Mal funcionamiento psíquico


Implica la deformación o intercepción de elementos de la experiencia importante.
Esto supone que los elementos están mal representados y por lo tanto no se
corresponde de forma total el yo y la experiencia, dando lugar a tensiones y
conflictos.

Defensa, estado de defensa, conducta defensiva

Es la reacción del organismo a la amenaza, cuya intención es mantener la


estructura del yo. La defensa actúa deformando la percepción, tratando de
disminuir las diferencias entre el yo y la experiencia.

Rigidez perceptual (intentionality)

Forma de representar del sujeto en términos absolutos e incondicionales,


generalizando indebidamente; en definitiva es una forma defensiva de afrontar la
amenaza.

"Apertura" a la experiencia

Es la actitud de receptividad que adopta el individuo a no experimentar amenaza,


es decir, el sujeto no se defiende y está disponible a que lo percibido realice su
efecto. En este tipo de personas hay una correspondencia absoluta entre el yo y
las experiencias que se refieren al yo (persona hipotética).

Congruencia e incongruencia

Hay una necesidad de ser congruente para el yo como es percibido y el yo real: el


organismo. Existe un estado de congruencia cuando las experiencias simbolizadas
de una persona reflejan todas las experiencias reales del organismo. Cuando
estas vivencias simbolizadas no representan todas las reales, o si son negadas o
distorsionadas, hay una falta de correspondencia entre el yo como es percibido y
el yo real. En tal situación hay incongruencia y una posible desadaptación.

Cuadro comparativo entre yo integral y yo incongruente

Yo integral Yo incongruente
Autoconocedor. Fuera de contacto con el yo.
Firme sentido de identidad. Falta sentido de la identidad.
Creativo. Espontaneo. Libre de Impulsos frustrados.
restricciones.
Abierto a la experiencia. Emociones negativas.
Evita las apariencias. Se aleja de la Estructura propia distorsionada.
introyección.
Completa salida de potenciales. Comportamiento antisocial.
Confía en su organismo. Apreciación irreal de potenciales.
Funcionamiento óptimo
Es equivalente a las anteriores, se da cuando la estructura del yo es tal, que
permite la integración simbólica de la totalidad de la experiencia. La terapia de
Rogers representa la dirección a este funcionamiento.

Madurez psíquica

Se consigue cuando el sujeto percibe de modo diferenciado y realista. En su


repertorio de comportamiento no están las defensas. Se caracteriza porque:
 Es responsable de su individualidad.
 Valora de forma autónoma, basándose en los datos de su propia
observación.
 No modifica sus concepciones más que ante datos nuevos.
 Tiene sentimientos positivos.
 Es decir, hay un acuerdo interno que se produce gracias a un
funcionamiento óptimo, actitud abierta, percepción discriminativa y
madurez.

Consideración positiva

Hace referencia a afectos, sentimientos, actitud de calor, acogida, simpatía que


sentimos nosotros mismos a causa de diferentes circunstancias, o bien hacemos
sentir a los demás, se refiere a amar y aceptar a la persona tal y como es.

Autoconsideración

Se da en forma automática si se ha recibido consideración positiva incondicional.


Los niños que son aceptados por lo que son llegan a percibirse a sí mismos en
forma favorable y con aceptación. Sin embargo, es muy difícil verse a uno mismo
en forma positiva si se es blanco continuo de crítica y desprecio.

Valoración condicional o consideración selectiva

Se produce cuando el sujeto busca o evita ciertas experiencias únicamente porque


le parecen dignas de la consideración positiva de sí mismo.

Centro de la valoración

Fuente de los criterios aplicados por el sujeto en la valoración de su experiencia.


Puede existir una fuente interna, cuando el centro de valoración está en el sujeto;
la fuente es externa cuando aplica la escala de valores de los demás.

Proceso de valoración "organísmica"


Se refiere a un modo de valoración que no deja de evolucionar, de cambiar. Es la
tendencia actualizante la que sirve de criterio de valores de los demás.

Marco de referencia interno y externo

Hace referencia al conjunto de experiencias, sensaciones, percepciones, etc.


disponibles en la conciencia del sujeto en un momento dado. El interno sería el
mundo subjetivo del individuo, sólo él puede acceder a él, y sólo pueden tener
contacto a través de la inferencia empática. El externo se percibe sin tener en
cuenta el marco de referencia del objeto observado, sin adoptar la
actitud empática.

Empatía

Percibir de modo empático es percibir el mundo subjetivo de los demás "como si


fueran esas personas. Es decir, se siente y percibe la causa como lo sienten o
perciben los demás, sin olvidar nunca que se trata de una situación análoga,
condición importante porque si no se hablaría de identificación.

Relación de ayuda

Es toda aquella relación en la que al menos una de las partes intenta promover en
el otro el desarrollo, la maduración y la capacidad de funcionar mejor y enfrentar la
vida de manera más adecuada. El otro, en este contexto, puede ser un individuo o
un grupo. En otras palabras, podríamos definir la relación de ayuda diciendo que
es aquella en la que uno de los participantes intenta hacer surgir, de una o ambas
partes, una mejor apreciación y expresión de los recursos latentes del individuo,
así como un uso más funcional de éstos. Esta definición abarca una amplia
variedad de relaciones cuyo objetivo consiste por lo general en facilitar el
desarrollo. Por ejemplo, incluye la relación entre padres e hijos, la que existe entre
el médico y su paciente o la relación docente-alumno. Comprende también casi
todas las relaciones asesor-cliente, tanto en la esfera educacional como
profesional o personal.

Fuentes referenciales:
Patricia Balcázar Nava, Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán, Gloria Margarita
Gurrola Peña. (2003). Teorías de la personalidad. México: Garprint.

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