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MOTÍVAME MÁS, EL CLAMOR DE UN APRENDIZ.

En la actualidad uno de los mayores obstáculos y a su vez la principal frustración


que el docente enfrenta es la falta de atención en clase, siendo este uno de los
principales motivos del bajo rendimiento y el fracaso escolar de los estudiantes. Ser
capaz de motivar, despertar la curiosidad e interés en los estudiantes es el primer
paso para que el proceso de aprendizaje se lleve a cabo satisfactoriamente.

Los estudiantes que muestran desinterés, apatía en los estudios, no cumplen con
tareas, faltan a clases, reprueban exámenes actualmente reclaman procesos en el
aula adaptados más a la realidad, al contexto donde se desenvuelven y que se
lleven a cabo a través de herramientas tecnológicas que le permitan interactuar de
manera más realistas con los contenidos y que puedan desenvolverse en espacios
de diálogos donde se tenga en cuenta su punto de vista, es decir, que se propicien
espacios comunicacionales el cual les permita entender claramente lo que el
docente quiere trasmitirle.

La brecha generacional, el entorno social, económico, cultural, político, problemas


personales, incompatibilidad con el docente, falta de contenidos multimediales, la
falta de protagonismo del estudiante son las principales causas que manifiestan
estos últimos a la hora de desertar de los estudios o simplemente de fracasar en los
mismos. Expresan que no son escuchados, que no tienen en cuenta sus problemas,
su entorno, que los docentes hablan en un “idioma” antiguo difícil de interpretar y
que lo que enseñan nada tiene que ver con la realidad misma donde se
desenvuelven. Además, la poca utilización de los recursos tecnológicos hace que
este problema de desmotivación se acentué aún más.

La solución para tener estudiantes motivados en el aula y en las actividades


académicas es el involucramiento de las redes sociales en el diseño e
implementación de estrategias a cargo de la institución, del docente y del mismo
estudiante, innovando y flexibilizando el sistema educativo pero sobre todo usando
herramientas tecnológicas que le permitan disminuir la brecha comunicacional que
incide en la falta de atención de los estudiantes en clases.
En primer lugar, se puede afirmar que, dentro del proceso educativo, todas las
instituciones, para sobrevivir en su entorno, necesitan comunicarse. La principal
finalidad de la comunicación es estimular a los individuos para que lleven a cabo
distintos comportamientos.

Garrido (2008, p. 58), coincide en lo anterior a partir de su investigación en la que


afirma que la falta de comunicación va en contra de la naturaleza móvil y
transformadora de las instituciones. La sola idea de que su sistema sufra de
inmovilidad es un fracaso.

En este sentido, la organización debe ser un centro activo difusor y receptor de


información. Según Hernández Mogollón (1991, p. 27), la organización debe
emprender de manera constante acciones comunicativas tanto hacia el interior
como hacia el exterior. Además, tiene que detectar señales de comportamiento,
implícitas o explícitas y, a partir de estas, organizar su actuación.

Dicho de otra manera, La implantación de las Tecnologías de la Información y la


Comunicación (TIC) que usan Internet como canal de distribución está produciendo
numerosos cambios en el sistema de comunicación de las instituciones con sus
públicos. Según afirma Castells (2009, p. 178-187), “las redes de comunicación
horizontales basadas en Internet se activan gracias a sujetos comunicativos que
determinan tanto el contenido como el destino del mensaje y son al mismo tiempo
emisores y receptores de mensajes multidireccionales”.

Otro aspecto a analizar es la influencia en la motivación estudiantil a través del uso


de las redes sociales por parte del docente; por ello afirmo que las herramientas
de la Web 2.0 pueden ser aprovechadas con una ventaja competitiva para trabajar
en forma colaborativa, debido a que son plataformas accesibles, que favorecen la
motivación y el interés de los estudiantes al momento de buscar estrategias que
beneficien su aprendizaje.
De igual forma, el cambio que provocan las redes sociales en el papel del docente
es determinante. Artero (2011) manifiesta que el profesor deja de ser la fuente de
transmisión de saber para su alumnado, puesto que todo el volumen que se requiera
de conocimiento reside en la Red, y debe ser consciente de ello y legitimar su
posición en el aula como guía, tutor y mediador en el aprendizaje.

Con base en lo anterior, es necesario que el docente se comprometa a desarrollar


habilidades y competencias que le permitan llevar a cabo su labor, siempre
dispuesto al cambio y de acuerdo con lo que expresa Artero (2011): "No anclarse
en métodos/sistemas hoy ya caducos ante el avance informativo, comunicativo e
interaccional que ofrece la Red y, más aún, las redes sociales".

Un tercer aspecto a considerar es que los estudiantes en el contexto de las redes


sociales requieren desarrollar competencias como el encontrar, asimilar, interpretar
y reproducir información, por lo que es necesario que ellos reconozcan sus estilos
de aprendizaje, puesto que cada uno tiene un modo distinto de percibir y procesar.
Lo anterior implica, también, que dependiendo del contexto y tipo de información, el
estudiante combine sus estilos de aprendizaje particulares: visual, auditivo o
kinestésico, según su canal de percepción, o teóricos, pragmáticos, reflexivos,
activos, a partir de la interiorización que efectúen en una etapa específica.

Lo anterior permite comprender la relación entre el concepto de estilos de


aprendizaje que distintos autores han construido y lo que los estudiantes desarrollan
al utilizar herramientas como las redes sociales. Alonso y otros (1994), Guild y
Garger (1998), Kolb (1976), citados en García, Santizo y Alonso (2009), definen los
estilos de aprendizaje como el conjunto de aptitudes, preferencias, tendencias y
actitudes que tiene una persona para hacer algo que se le manifiesta a través de un
patrón conductual y de distintas destrezas que lo hacen distinguirse de las demás
personas bajo una sola etiqueta en la manera en que se conduce, comunica, piensa,
aprende, conoce y enseña.

A partir de los argumentos considerados, se reafirma que hay estudiantes


desmotivados, con falta de atención en las clases porque no se implementan
estrategias que permitan que la experiencia de aprender sea más agradable,
innovadora, capaces de despertar el interés y la creatividad de los mismos, por eso
es necesario que tanto la institución misma, como los docentes y los mismos
estudiantes usen las redes sociales para fomentar el dialogo y la participación de
los estudiantes, enseñándoles al alumno a aprender por sí mismo, desarrollar las
competencias digitales y tecnológicas necesarias para llevar a cabo diferentes
proyectos educativos y eliminar la brecha comunicacional en la seguridad para
relacionarse con los profesores.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Cink Shaking Business (2011). Observatorio sobre uso de las redes sociales
en la Pymes españolas. Fundación Banesto.
 Valenzuela, R. (2013). Las redes sociales y su aplicación en la educación.
Revista Digital Universitaria, 14(4), 1-14.
 García, S. y Alonso, J. L. (2009). Uso de las TIC de acuerdo a los estilos de
aprendizaje de docentes y discentes. Revista Iberoaméricana de educación.

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