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Tratado de Metodología de las

Ciencias Sociales: Perspectivas actuales

En el primero de los trabajos que presentamos al lector con el título

1. “El Empirismo Lógico y el Problema de los Fundamentos de las ciencias Sociales”,


Álvaro Peláez Cedrés hace una recapitulación sintética pero rigurosa acerca del
proyecto del empirismo lógico, normado, entre otras cosas, por la concepción de
unidad de la ciencia. Sin embargo, el autor reconoce que la reflexión de esta
perspectiva sobre las ciencias sociales es menos abundante y precisa, aunque la haya
abordardo Carnap y Neurath entre otros. En el análisis de dichos autores, Álvaro
Peláez defiende la tesis de que estos no sostuvieron posiciones reduccionistas, en
cuanto a asimilar los fenómenos sociales a los físicos o a los psíquicos, incluso que la
tesis fisicalista –expresar las ciencias en el lenguaje de la Física— habría que tomarla
más como metáfora que como aplicación literal. Al respecto, el autor de este capítulo
discute el alcance del reduccionismo e introduce la polémica de Carnap con la
Hermenéutica en cuanto a la comprensión del significado, así como la tesis
estructuralista (propiedades de objetos o sus relaciones) en torno a la idea de “objetos
culturales” y de si estos objetos serían reducibles a otros objetos, planteando el no
monismo en el marco de la Física sino otro de carácter más bien pragmático. Sin
embargo, al analizar finalmente la obra de Neurath se desvanece la distinción entre las
ciencias naturales y las del espíritu, porque ambas buscarían relaciones causales y la
sociología es concebida como un conductismo social.

2. Andrés Rivadulla, por su parte, en el capítulo “Racionalismo Crítico y ciencias Sociales:


Karl Popper”, inicia discutiendo las críticas al “principio de racionalidad y a la lógica
situacional” como fundamentos explicativos de las conductas. Para el autor, Popper
piensa su filosofía de la ciencia social a partir de las ciencias naturales y en La Miseria
del Historicismo criticó la posibilidad de una ciencia social histórica inclinándose, en
cambio, por la homologación del método. En especial en este capítulo se analiza la
tesis de la unidad del método desde la perspectiva de Popper desde la idea de la
verdad como correspondencia y de su antinductivismo, que se compaginarían en él
con su tesis del “realismo científico” vinculado a una comprensión de la verdad como
independiente del observador. Asimismo,Rivadulla, plantea que la tesis de la falsación
como alternativa a la verificación positivista no,lleva a Popper al agnosticismo, sino a
una concepción de aproximaciones sucesivas a la verdad y de aprendizaje de los
errores a través de la crítica. Aunque el autor reafirma que Popper concibe una sola
metodología para la ciencia y ésta es la del método hipotético deductivo, Rivadulla se
inclinará más bien por la pluralidad de los métodos y en contra del fetichismo de la
metodología.
3. En “ciencias sociales y Thomas Kuhn: ¿expandiendo (o deformando) la naturaleza
epistémica de las ciencias sociales?”, Godfrey Guillaumin inicia con la tesis de que las
ciencias sociales no tienen porqué ser comparadas con el modelo de Kuhn, apoyado en
las dudas del propio Kuhn en torno a si su modelo podría aplicarse a las ciencias
sociales. Este problema es aun más complejo en él por la función que tiene en las
ciencias naturales la medición, a diferencia de muchas de las ciencias sociales. En este
punto, el autor del capítulo hace una reflexión amplia del concepto de lo social y su
relación con el método. Jochen Dreher, en su ensayo “Fenomenología: Alfred Schutz y
Thomas Luckmann”, se remite inicialmente a la relación entre subjetividad del actor
individual y la sociedad, sobre todo al concepto clásico de significado subjetivo de la
acción. En este camino distingue entre Fenomenología, entendida como una proto-
sociología, y la Sociología como ciencia de la experiencia. Sin embargo, entre ambas
puede haber un fructífero vínculo que sería, a su vez, entre la “constitución de la
conciencia subjetiva” y la “constitución de los mundos históricos”, porque –dice el
autor— la base de toda ciencia sería el sentido y este es precientífico. Luego hace un
análisis muy detallado de la obra y el contexto norteamericano en el que escribe Alfred
Schütz, otorgando un peso fundamental a los conceptos de “motivos para” y motivos
porque” de Schütz para poder penetrar en el significado. Porque el punto de partida
sería la actitud natural, por la que se aceptaría la realidad de la vida, conformando esto
un mundo preteórico que sería a la vez intersubjetivo. En seguida se analiza el
concepto de ciencia social en Schütz, así como el de objetividad y el escape del
individualismo a través del reconocimiento de objetos construidos de segundo orden,
como objetos principales para las ciencias sociales. También resulta relevante el
estudio de la obra de Luckmann, su concepto de ciencia social de la intersubjetividad,
del tiempo, de la identidad, de la comunicación y sus relaciones con la discusión actual
acerca de métodos cualitativos vs. cuantitativos.

4. En el siguiente ensayo con el título La Hermenéutica clásica y su impacto en la


epistemología y teoría social hoy, su autor remite inicialmente al origen etimológico de
la expresión “hermenéutica” como una reflexión sobre el enunciar, el interpretar y el
traducir.En todos los casos ella se vincula a distintos modos de la comprensión. El
autor ofrece así una reconstrucción histórica del desarrollo de la hermenéutica
moderna a partir de la obra de Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher, Wilhelm Dilthey
y Martin Heidegger para centrarse, finalmente, en la figura de Hans-Georg Gadamer en
quien la hermenéutica asume la forma de una reflexión sobre la continuidad de la
tradición y el modo en que ésta se articula en el orden del lenguaje, lenguaje que, a su
vez, abarca tanto a lo interpretado como al propio intérprete,subrayando en todo
momento la posibilidad del diálogo y el camino de la conversación como la vía para
resolver las rupturas y extrañamientos operados en el seno de la tradición en el marco
de un incesante proceso de fusión de horizontes en el que el pasado de la tradición y
el presente de la interpretación pueden mediarse ininterrumpidamente.
Especialmente se destaca en este ensayo la crítica que la hermenéutica realiza a la
autocomprensión objetivista de las ciencias modernas al mostrar—y ello es central en
el marco de la presente obra— que la pretendida objetividad por la que se afana la
ciencia se encuentra siempre ya mediada por una estructura irrebasable de
precomprensión que convierte a la experiencia a la que apelan las ciencias, a la propia
experiencia del mundo en su sentido más amplio, en algo posible sólo en el interior del
lenguaje y de un horizonte de interpretación que no puede ser jamás denegado. Es
sobre estos mismos problemas que vuelve el ensayo Hermenéutica y Ciencias Sociales
de Ambrosio Velasco. En efecto, en él se insiste, en primer lugar, en el modo en que las
propuestas de corte hermenéutico se delinearon como una alternativa frente al
modelo naturalista de las ciencias. En segundo lugar, Velasco llama la atención sobre la
manera en que, a lo largo del siglo XX, la hermenéutica ha sufrido una suerte de
“desregionalización” que la ha conducido fuera del ámbito de la Teología en el que ella
surgió originalmente para ofrecer una propuesta epistemológica y metodológica tanto
para las ciencias sociales y la historia como para las humanidades e, incluso, para la
política. Todo ello lleva, en tercer lugar, a ofrecer una visión compleja, a la vez plural y
diferenciada, de las ciencias sociales en donde —y ello, lejos de ser visto como un
defecto, se considera más bien como una virtud que expresa cabalmente la dinámica
de estas ciencias—el pluralismo de tradiciones y, enfoques constituyen una condición
fundamental para una discusión constante que promueve la revisión continua de
presupuestos teóricos, metodológicos y epistémicos al interior de cada tradición. Con
ello se plantea, finalmente, la tarea no tanto de pretender integrar las diversas líneas y
vertientes que se han desarrollado dentro de la reflexión hermenéutica en una única
propuesta comprehensiva sino, mejor, de desarrollar y dirigir las tensiones dentro de
esta diversidad en dirección de una comprensión más abierta, plural y crítica de la
sociedad y la cultura contemporáneas.En segundo lugar, Velasco llama la atención
sobre la manera en que, a lo largo del siglo XX, la hermenéutica ha sufrido una suerte
de “desregionalización” que la ha conducido fuera del ámbito de la Teología en el que
ella surgió originalmente para ofrecer una propuesta epistemológica y metodológica
tanto para las ciencias sociales y la historia como para las humanidades e, incluso, para
la política. Todo ello lleva, en tercer lugar, a ofrecer una visión compleja, a la vez plural
y diferenciada, de las ciencias sociales en donde —y ello, lejos de ser visto como un
defecto, se considera más bien como una virtud que expresa cabalmente la dinámica
de estas ciencias—el pluralismo de tradiciones y enfoques constituyen una condición
fundamental para una discusión constante que promueve la revisión continua de
presupuestos teóricos, metodológicos y epistémicos al interior de cada tradición. Con
ello se plantea, finalmente, la tarea no tanto de pretender integrar las diversas líneas y
vertientes que se han desarrollado dentro de la reflexión hermenéutica en una única
propuesta comprehensiva sino, mejor, de desarrollar y dirigir las tensiones dentro de
esta diversidad en dirección de una comprensión más abierta, plural y crítica de la
sociedad y la cultura contemporáneas.

5. En el siguiente trabajo que ofrecemos al lector con el título La metodología marxista y


el configuracionismo en América Latina su autor comienza ofreciendo una sugerente
reconstrucción del marxismo que fue, como se sabe, no sólo una propuesta
metodológica y teórica sino también, a la vez, política, sindical y de Estado. El
marxismo pretendió ser ciencia y, a la vez, proyecto político revolucionario y fue en
esa medida que ejerció un poderoso influjo no sólo sobre la academia sino también
sobre la política a través de partidos políticos, sindicatos y gobiernos. Aunque
inicialmente comprendido ante todo como una propuesta social y política, por lo
menos desde Historia y Conciencia de Clase (1923) de Georg Lukács, de los trabajos de
los teóricos agrupados en torno a la Escuela de Frankfurt y de las tentativas de Gramsci
por analizar el problema de la cultura, el marxismo comenzó a incidir en los debates
teóricos y académicos, inicialmente en Europa y posteriormente en el resto del mundo
en un doble frente: por un lado en contra del positivismo; por el otro, encontra del
marxismo dogmático de corte estalinista. Fue así en los años setenta que el marxismo
desempeñó un vigoroso papel en los debates académicos. Obras como las de los ya
mencionados Lukács y Gramsci, al lado de Adorno y Habermas, de Althusser y E.P.
Thompson, de marxistas heterodoxos como los de la Escuela de Budapest, de la ex-
Yugoslavia aglutinados en torno a la revista Praxis y de otros provenientes de la ex-
Checoslovaquia como Karel Kosík, comenzaron a permear buena parte de las
discusiones teóricas y políticas en Europa y en América Latina –la teoría de la
Dependencia puede ser así considerada como una heredera del marxismo. No
obstante, para volver al hilo conductor de este libro, en este período no logró
articularse una propuesta metodológica sistemática que ofreciera una respuesta al
positivismo reflexionando especialmente sobre las relaciones entre la teoría y la
experiencia sin dejar de lado, a la vez, la reflexión sobre las posibilidades de
transformación del orden imperante por parte de la acción de los sujetos. Los años
ochenta, el derrumbe de los países socialistas de Europa del Este, la caída del Muro de
Berlín y el ascenso de los programas de corte neoliberal llevaron a una debilitamiento
de la presencia del marxismo en los debates académicos y políticos. No obstante,
especialmente en América Latina las preocupaciones metodológicas continuaron en la
agenda académica y se centraron en el problema de la construcción de los significados,
de las nociones de sujeto y de configuración, volviendo la atención hacia autores
olvidados como, entre otros, Norbert Elías y Mijail Bajtin. Especialmente el concepto
de configuración ofrece así una vía prometedora al enlazar al sujeto con las estructuras
y a éstas con las significaciones e interacciones, evitando caer en los dos extremos que
parecen haber amenazado a las ciencias sociales: o bien el subjetivismo ciego a las
determinaciones estructurales, o bien el objetivismo cerrado a la acción e interacción
de los sujetos. Es sobre una vertiente emparentada con la del ensayo anterior que los
autores de Teoría Crítica: El indisoluble vínculo entre la teoría social y la crítica
normativa inmanente ofrecen, en primer lugar, una reconstrucción histórica del
contexto de surgimiento de la Teoría Crítica mostrando el modo en que en ella se
busca reflexionar —y, al mismo tiempo, enlazar— sobre la localización de la ciencia y
de la propia razón en la historia y la sociedad mostrando al mismo tiempo su vínculo
con un proyecto de crítica animado por la idea de emancipación. Es así que los autores
se detienen en un primer momento en la formulación del programa original de la
Teoría Crítica desarrollado por Max Horkheimer al inicio de los años treinta,
deteniéndose, en un segundo momento, en la reflexión de Max Horkheimer y Theodor
W. Adorno en el curso de los cuarenta. En un tercer paso, dirigen su atención a la
brillante reformulación del programa de la Teoría Crítica ofrecida por Jürgen Habermas
para concluir, finalmente, con un análisis de la manera en que especialmente Axel
Honneth ha intentado replantear el proyecto de la Teoría Crítica en el marco de una
teoría del reconocimiento. A lo largo de todo este recorrido se subraya como una
suerte de motivo rector la manera en que la investigación social dirige su mirada hacia
el modo en que los valores e ideales normativos que orientan a una sociedad pueden
ir más allá de sus respectivas articulaciones sociales e institucionales en una sociedad y
en un momento histórico específicos para ofrecer así la posibilidad de criticar —y
eventualmente corregir— a la luz de ellos carencias y limitaciones, de superar
exclusiones sociales fácticas injustificadas atendiendo así a la distancia, a las
disonancias cognitivas entre la pretensión normativa y su denegación fáctica en la
sociedad vigente.

6. Constructivismo: Epistemología y metodología en las ciencias sociales de Martín


Retamozo se ocupa de un conjunto de posiciones que en las últimas décadas han
logrado una presencia insoslayable en el ámbito de las ciencias en general y de las
ciencias sociales en particular. Se trata del constructivismo que ha jugado un papel
importante en el escenario de la filosofía postempirista de la ciencia, de la
hermenéutica, la teoría crítica y el postestructuralismo. En él se reconoce al sujeto,
recuerda Retamozo, un papel activo, tanto en el plano individual como en el colectivo,
subrayando, además, el proceso de la construcción de la realidad que tiene lugar tanto
por la acción de los sujetos en general como por la aprehensión cognitiva que ellos
realizan de ella en el marco del proceso de conocimiento, cuestionado de esa manera
la vieja idea de la verdad como correspondencia de la proposición con la realidad –es
en este sentido que algunas vertientes constructivistas se han aproximado a
propuestas de corte relativista para las que la realidad sería no sólo una construcción
sino, incluso, una invención. Sea el constructivismo social en la línea de Schütz, Berger
y Luckmann, sea el constructivismo sistémico-operativo en la vertiente deMaturana,
von Forester y Luhmann o en un constructivismo cercano al postestructuralismo, como
en Castoriadis y Laclau, la propuesta constructivista ha ofrecido para Retamozo
aportaciones que no pueden ser dejadas de lado. Se requiere más bien pensar sus
logros escapando tanto al peligro del relativismo como a la tentación del
posmodernismo en una comprensión de la sociedad y del orden social que se
muestran en último análisis como resultado de la producción de los sujetos.
Prácticamente en el extremo opuesto a las posiciones constructivistas se encuentra la
de llamada “Grounded Theory”. En efecto, en La poco fundada “Grounded theory” su
autor se refiere a una propuesta que, aunque surgida en los años sesenta, ha
recobrado actualidad en ciertas discusiones académicas en el presente. La Grounded
Theory surgió, en efecto, en los años sesenta como un método inductivo de
construcción de teoría que debía partir desde los datos empíricos “duros” al margen
de toda presuposición teórica. El autor del ensayo intenta mostrar en su análisis de
esta propuesta que la Grounded Theory no ofrece una reflexión metodológica ni
epistemológica seria. En ella se expresa más bien una oferta cercana a la que en su
momento planteara décadas antes el positivismo y, en este mismo sentido,
insostenible hoy en día.
7. El siguiente trabajo que con el título El método funcional en la teoría de sistemas
presenta Jorge Galindo se plantea abordar el método funcional en la teoría de
sistemas desarrollada por Niklas Luhmann. Una de las preocupaciones de Galindo es,
desde luego, salir al paso a las interpretaciones estrechas y a las críticas infundadas
que creen ver en el funcionalismo de Luhmann una apuesta políticamente
conservadora. Para ello Galindo se detiene inicialmente en la manera en que Durkheim
y Parsons comprendieron y aplicaron el método funcionalista. En el caso específico de
Luhmann, Galindo muestra las afinidades electivas entre el método funcional y la
teoría de sistemas justamente debido a que ésta última comprende la emergencia de
los sistemas como una suerte de solución evolutiva al problema de la complejidad del
mundo circundante, en particular con la complejidad derivada de la emergencia de los
sistemas psíquicos. El funcionalismo luhmanniano permite observar así al orden social
no como un orden necesario, sino como un orden siempre contingente.

8. El ensayo de Lidia Girola, “Representaciones e Imaginarios sociales. Tendencias


recientes en la investigación” es, por su parte, un recuento detallado y preciso de las
principales teorías que abordan esas dos temáticas. La autora empieza por el recorrido
de las corrientes que hablan de representaciones, partiendo de Durkheim. Para este
autor, las representaciones expresarían relaciones sociales y del hombre con la
naturaleza, tendrían sobre todo un carácter cognitivo y guiarían la acción. Al pasar a
Moscovici se apunta como este autor destaca que las representaciones se objetivan,
que estas surgen de prácticas recurrentes y son construcciones simbólicas del sentido
común que sirven para interpretar y guiar la acción. Sin embargo, en este autor siguen
siendo representaciones de algo. Se entra posteriormente a explicar categorías
analíticas de la corriente francesa de las representaciones como actitud, ideología,
creencia, estereotipo, opinión, imagen, así como objetivación, núcleo figurativo y
anclaje. De la misma forma se especifican los métodos asociados a esta perspectiva
tales como el análisis de correspondencias y las diferencias entre escuelas actuales
como la de Ginebra o la de Aix—en Provence. En cambio, para la autora, la corriente
de Imaginarios los pensaría sin correspondencia o representación de algo externo a la
propia subjetividad. Sin embargo, la conclusión en este capítulo es que ambas
perspectivas podrían ser complementarias sin olvidar los contextos y la historia.

9. En el capítulo " Pierre Bordieu. Bourdieu: Etnólogo, sociólogo y antropólogo"


redactadopor Raúl Nieto Calleja, se hace un recorrido de una parte de la biografía
intelectual de Bourdieu para tratar de entender el papel central que en su obra tuvo la
Etnología y cómo este autor se mantuvo siempre fiel al rescate de la Sociología y la
Antropología como camposprivilegiados de las ciencias sociales, siguiendo sobre todo
la línea del entendimiento de los fenómenos culturales. En este recorrido el autor da
especial importancia a la experiencia vivencial en la población en que nació Bourdieu,
a su carácter de estudiante provinciano enlas grandes instituciones educativas
francesas, así como a los años de investigación etnológica en Argelia. La reseña
biográfico—intelectual lleva a entender el porqué de la adhesión inicial de Bourdieu al
estructuralismo de Levi-Strauss, también de cómo termina rompiendo con su antiguo
maestro por la vía de la reivindicación del sujeto con capacidad de agencia, recorrido
que terminará con el rechazo del autor a la Antropología postmoderna. En la primera
parte del ensayo se destaca primordialmente el uso de los métodos etnográficos para
la comparacióncultural y en la segunda parte la importancia que Bourdieu otorgó a al
la actividad Laboral. En el ensayo Bourdieu aparece sobre todo como el gran impulsor
de la comunión entre Antropología y Sociología.

10. En el ensayo de Sergio Pérez Cortés, “La crítica metódica de Michel Foucault”, se
aborda una perspectiva crítica del método, con una concepción del objeto como
entramado de categorías y discursos, analizables a través de las categorías de
superficies primarias de emergencia, instancias de delimitación, reglas de
especificación, que conducirían a la crítica del objeto inmediato y a la concepción del
objeto irrepetible, con discontinuidades y rupturas. No sería la conciencia reflexiva del
sujeto la que crearía al objeto, sino el cambio en el objeto el que provocaría otro en la
conciencia. Aquí se delínea de este modo la crítica de Foucault al sujeto pensante,
porque las relaciones estarían en el propio discurso. En efecto, la clave no estaría ni en
el sujeto ni en el objeto sino en el discurso, discursos constitutivos de la experiencia,
impregnados de poder y que establecen un saber, saber nunca separado de la
ideología. En este camino Sergio Pérez nos muestra los cambios en la perspectiva de
Foucault del planteamiento de la Arqueología al de la Genealogía, que sería del énfasis
en el discurso al del sujeto como objeto. Por tanto no habría un método en Foucault,
según Sergio Pérez, sino una crítica al método, así como a sus categorías fundadoras,
en especial las de objeto y sujeto.

11. En una dirección análoga al trabajo anterior se mueve el ensayo de Stefan Moebius
Postestructuralismo y ciencias sociales. En él se presenta inicialmente una localización
del postestructuralismo en el marco de la tradición del pensamiento estructuralista –
iniciando con de Saussure– presentando a continuación las características centrales del
pensamiento y de lasciencias sociales postestructuralistas y deteniéndose
posteriormente en conceptosfundamentales centrales de las ciencias sociales
postestructuralistas como "discurso", "poder","subjetivación", "praxis" y "sociedad".
La expresión "postestructuralismo” designa adiferentes concepciones teóricas
desarrolladas en el curso de los años sesenta en Francia quetiene n como principales
exponentes a Jacques Derrida, Michel Foucault, Jacques Lacan, Jean-Luc Nancy, Gilles
Deleuze, Judith Butler y Ernesto Laclau. En ellas se dan cita, como lorecuerda Moebius,
no sólo la tradición del estructuralismo que se remonta al ya mencionadode Saussure,
sino también otras como la del pensamiento socio-etnológico de Marcel Gauss y
Robert Hertz, al igual que motivos provenientes del surrealismo, de la “heterología”
elaborada en el Collège de Sociologie y de una recepción de izquierda de Nietzsche a
través de pensadores como Georges Bataille, Pierre Klossowski y Michel Leiris. Entre
los temasCentrales de la reflexión postestructuralista se encuentran así los de la
trascendencia de límites, la locura, la sexualidad, la des-subjetivación, así como la
localización y tentativa de reflexión sobre lo totalmente Otro y excluido –tal es el
sentido, precisamente, de la llamada “heterología”. Estos temas se insertan a su vez,
según Moebius, en una singular comprensión del tiempo en donde el pasado, el
presente y el futuro se conciben –al margen de toda relación lineal–en sus
interferencias históricas, en una sugerente comprensión de los procesos de desarrollo
y articulación de las sociedades modernas donde se atienden no tanto a los procesos
de diferenciación sino, por el contrario, a los de de desdiferenciación, a las
hibridaciones y a la transgresión y mezcla de códigos y órdenes, en una crítica a las
estrategias de universalización desde el horizonte de lo que ellas excluyen y reprimen
y, en fin, en una crítica a toda tentativa de invisibilización y naturalización de la
contingencia que caracteriza a las sociedades y a la existencia humanas.Quizá sea en el
horizonte abierto por el ensayo anterior que pueda apreciarse el sentido del trabajo
presentado por Birgit Riegraf y Brigitte Aulenbacher Investigación feminista — ¿quo
vadis? Recuento metodológico histórico y perspectiva epistemológica a futuro. En él
sus autoras comienzan recordando cómo ya desde el inicio de su institucionalización
lainvestigación feminista y de género ha sometido a una interrogación radical el canon
delsaber, las teorías del conocimiento que a él subyacen y las premisas metodológicas
delsistema científico dominante –y ello tanto en las ciencias sociales como en las
naturales–mostrando de qué manera la forma misma de entender la actividad
científica, su modo dedesarrollarla y sus resultados se basan sobre representaciones
cotidianas no cuestionadas ysobre supuestos esencialistas de las diferencias entre los
sexos Aunque realizado teniendo enmente la discusión europea, es indudable que los
análisis de Riegraf y Aulenbacher son de especial relevancia también para el contexto
latinoamericano. En especial es importante destacar el modo en que se plantea la
necesidad de integrar la perspectiva de género en la investigación deconstruyendo al
mismo tiempo la idea de una lógica binaria, esencialista y reificada en la comprensión
del género cuya base se encontraría en la biología y, en último análisis, en la
naturaleza. Cerramos finalmente el arco de reflexión abierto a lo largo de este
volumen con una productiva reflexión sobre el espacio y el modo en que, desde las
ciencias sociales, se ha tematizado tanto al espacio como a su indisoluble relación con
la sociedad. En efecto, en La concurrencia de lo espacial y lo social, Alicia Lindón nos
ofrece un interesante análisis sobre la dimensión espacial de lo social. La autora
recuerda así al inicio de su ensayo la curiosaparadoja de que, a pesar de que la vida
social está eminentemente espacializada, las cienciassociales han sido, no obstante,
notoriamente aespaciales y han omitido la dimensión espacialde lo social en
comparación con la atención que le han otorgado, por ejemplo, a la temporal.Es
justamente aquí donde se localiza la aportación de una disciplina como la Geografía
endonde ha habido tres concepciones del espacio que centran el trabajo de Lindón, a
saber: elespacio como localización, el espacio como producto social y, finalmente, el
espacio comoconstrucción social –y en este punto las reflexiones de Lindón se enlazan
en forma interesantecon las presentadas en el ensayo de Retamozo. A lo largo de su
trabajo, especialmente en laparte final, Lindón ofrece un interesante tratamiento del
modo en que han encontrado una singular confluencia las geografías de corte
constructivista con propuestas provenientes de la teoría social –por ejemplo la de
Berger y Luckmann al igual que la de Goffmann y, sobretodo, la de Anthony Giddens. El
espectro temático y de reflexión abierto en el libro que ahora presentamos al lector
esciertamente amplio y muy diferenciado. Esperamos sólo que los trabajos que
ofrecemos en élconstituyan una aportación para la comprensión de las ciencias
sociales en el ámbitoiberoamericano, de sus problemas metodológicos, de la
construcción, deconstrucción yreconstrucción de sus conceptos y categorías centrales,
del sentido y alcance de suspropuestas más relevantes y de los debates que la
caracterizan en el presente.

12. Enrique de la Garza Toledo Gustavo Leyva Martínez Diciembre del 2010.El empirismo
lógico y el problema de los fundamentos de las cienciassocialesÁlvaro Peláez
CedrésUAM-Cuajimalpa1. IntroducciónEn 1969, Carl Gustav Hempel escribió: “La
principal tarea de la filosofía, deacuerdo con el positivismo lógico o el empirismo
lógico, es el análisis de los conceptos,teorías, y métodos de las diversas ramas de la
investigación científica, que van desde la lógicay las matemáticas a través de la física,
la química y la biología, a la psicología, las cienciassociales y la historiografía.
Curiosamente, no obstante, la mayoría de los estudios analíticosllevados a cabo por los
empiristas lógicos han estado interesados, o bien con la lógica y lasmatemáticas, o con
las ciencias físicas; la biología, la psicología, y las disciplinas sociales ehistóricas han
recibido una atención y cuidado mucho menor”. (Hempel 1969/2001: 253-54).Desde
mi punto de vista, este diagnóstico de Hempel es en general correcto. Como élmismo
lo señala, las razones de esta falta de consideración de las ciencias sociales por partede
los empiristas lógicos, tienen que ver tal vez con su formación
disciplinaria,fundamentalmente en lógica, matemáticas, y física. No obstante, a esto
podría agregarse elhecho de que tanto la física como las matemáticas ofrecían al
analista ejemplos de disciplinascientíficas teóricamente maduras y con una
metodología bien cristalizada. Frente a esto, lasciencias sociales mostraban no sólo
una extrema vaguedad incluso en sus conceptos másfundamentales, sino también
metodologías contrarias, cuando no serios presupuestos de ordenmetafísico que las
hacían dudosas frente a la mentalidad de científicos formados en el campode las así
llamadas “ciencias duras”. Sin embargo, a pesar de esta falta de simetría en laatención
filosófica concedida a las diferentes disciplinas científicas, hubo algo que conminó
aalgunas figuras centrales del empirismo lógico a considerar la cuestión de las
cienciassociales, a saber, la tesis de la unidad de la ciencia. Aquí, las dos figuras más
importantes,desde mi punto de vista, son las de R. Carnap y Otto Neurath4. Ambos
defendieron desde muytemprano, la tesis de la unidad del conocimiento y por ello, -
aunque tal vez en el caso deNeurath también por su formación en economía-, tuvieron
que dar cabida a las cienciassociales. Estoy fundamentalmente de acuerdo con la
observación de T. Uebel acerca de que habría dudas razonablespara incluir entre los
empiristas lógicos a gentes como K. Menger, F. Kaufmann, o E. Zilzel, quien sin
dudaalguna hicieron contribuciones importantes al campo. Víd. su (2007).La atribución
más usual al punto de vista de los empiristas lógicos en torno al estatusde las ciencias
sociales ha sido la de un reduccionismo fenomenalista o fisicalista, ya se tratedel caso
de Carnap o de Neurath5. En esta colaboración intentaré mostrar que, aunque por
víastotalmente diferentes, Carnap y Neurath no defendieron visiones reductivistas en
torno a las ciencias sociales, sus objetos y sus métodos. Del primero consideraré su
teoría de la constitución expuesta en su primera gran obra, La construcción lógica del
mundo (1928). Latesis principal de Carnap en este libro concerniente a los conceptos
de las ciencias sociales, esque si bien los mismos son “reducibles” a conceptos
psíquicos y físicos, no deben verse comouna mera suma de esos objetos, por lo que
poseen independencia ontológica. Del segundo, entanto, expondré su tesis del
fisicalismo, según la cual los objetos de las ciencias sociales y suscorrelaciones son
expresables mediante enunciados que utilizan el lenguaje de la física actual,así como
parte de su concepción sobre la unidad de la ciencia. De ello se concluirá, que de
lacombinación de ambas tesis no se sigue un reductivismo en relación a los métodos
opresupuestos ontológicos de la física, sino uno de tipo pragmático.2. El Aufbau y las
ciencias de la culturaLa construcción lógica del mundo (en adelante Aufbau por su
nombre en eloriginal alemán), la primera gran obra de Rudolf Carnap publicada en
1928, tuvo comopropósito “desarrollar un sistema lógico-epistemológico de los
objetos o de los conceptos,llamado “sistema de constitución”” (Carnap 1928/1988: 3).
Este sistema de constitucióntendría la tarea no meramente de organizar los conceptos
en diferentes clases y explorar susrelaciones, sino en derivarlos paso a paso desde
algunos pocos conceptos básicos. El “mundo”del que se habla en el título del libro y
que se pretende “construir” o “constituir” de maneralógica, incluye como clases de
objetos fundamentales: los objetos de la psique propia, losobjetos físicos, los objetos
de la psique ajena, y los objetos culturales.La atención que el Aufbau ha provocado en
la mayoría de los exégetas y filósofos,tanto en los primeros años de su recepción como
en tiempos más recientes, ha sidoprincipalmente en lo que tiene que ver con la
constitución del mundo físico6. En esta5 Resulta curioso que Uebel, en el artículo
citado en la nota anterior, rechace el cargo de reductivismo en relacióna Neurath,
mientras que tome de manera aproblemática el que el propio Neurath le atribuyeraal
proyecto deCarnap en el Aufbau.6 Entre los estudios clásicos, me refiero, en primer
lugar, al libro de N. Goodman The Structure of Appearance,de 1951. Asimismo, de la
vasta colección de ensayos editados por P. A. Schilpp, The Philosophy of RudolfCarnap,
sólo uno de ellos trata el tema de los juicios de valor, aunque sin referencias al Aufbau.
Entre la revisiónreciente de la obra de Carnap, llevada a cabo por numerosos eruditos
en la obra del filósofo alemán, sólo unensayo de Thomas Mormann, “Werte bei
Carnap”, ha tratado la cuestión de la construcción de los valores y elestatus de las
ciencias de la cultura en la primera obra de Carnap.colaboración deseo recuperar los
aportes de Carnap al problema del fundamento de lasciencias de la cultura desde el
contexto de la teoría de la constitución desarrollada en elAufbau. Después de algunos
preliminares conceptuales, me centraré en los pasajes del librodedicados a la
constitución de los objetos culturales, así como sobre algunas observacionesacerca de
la unidad de los objetos científicos.2.1 Constitución, reducibilidad y estructuraEl
concepto clave para comprender qué significa “constituir” en el Aufbaues el de
reducción. De acuerdo con Carnap, un objeto es reducible a otro u otros si todas
lasproposiciones acerca del primero pueden ser transformadas en proposiciones
acerca de losúltimos. Más exactamente, se dice que un objeto a es reducible a otros,
b, c, si para cadafunción proposicional7 en la que figuran los objetos a, b c, hay una
función proposicionalcoextensiva8 en la que figuran sólo los objetos b, c. Entonces,
“constituir” un objeto oconcepto a partir de otros, significa dar una definición
constitucional o regla de traducción, mediante la cual se indica cómo toda función
proposicional en la que aparece a puede ser transformada en una función
proposicional coextensiva en la que a ya no aparece, sinosolamente b, o c. El propósito
del “sistema de constitución” consiste en derivar, víadefiniciones constitucionales, la
totalidad de los objetos o conceptos que constituyen elsistema conceptual de la
ciencia, con el fin de mostrar su unidad objetiva. Sin embargo, estaunidad obtenida a
través de la constitución no significa que no haya diferencia entre losdiversos niveles
de objetos resultantes. Los objetos pertenecientes a diferentes niveles deconstitución
lo son debido a que poseen parentesco de esfera. Dos objetos tienen parentescode
esfera si hay un lugar de argumento en una función proposicional en la cual los
dosnombres de objetos son argumentos permisibles. Por ejemplo, si se considera la
funciónproposicional “x es una ciudad de Alemania”, tendremos que “Berlín” y
“Hamburgo” sonargumentos permisibles que convierten a la función proposicional en
enunciados verdaderos.También “París” es un argumento permisible, aunque hace a la
función una enunciado falso.Pero si saturamos la función con un signo como “la Luna”
entonces la función no es ni7 Como es bien sabido, el concepto de función
proposicional se debe a Frege. Si en un enunciado eliminamosuno o más nombres de
objetos, decimos que el signo incompleto o insaturado restante designa una
funciónproposicional. Esos lugares vacíos de la función o lugares de argumentos
pueden ser nuevamente sustituidos pornombres de objetos para resultar en
enunciados que serán verdaderos o falsos. Las funciones proposicional de unsolo lugar
de argumentos constituyen lo que llamamos usualmente “propiedades”, mientras que
a las de n lugareslas llamamos “relaciones”.8 Se dice que dos funciones
proposicionales son coextensivas si cada uno de los objetos que satisface unatambién
satisface la otra.erdadera ni falsa, sino un sinsentido. Por ello decimos que “la Luna” es
un argumentoimpermisible en relación a la función proposicional “x es una ciudad de
Alemania”9.Ahora bien, al lado de la tesis de la reducibilidad de las proposiciones de la
ciencia, locual mostrará su eficacia en lo tocante al problema de la unidad de su
dominio de objetos,encontramos otra tesis sustantiva del proyecto del Aufbau, a
saber, la tesis de que todas lasproposiciones de la ciencia versan sobre propiedades
estructurales de los objetos. En efecto,desde el punto de vista de Carnap, existen al
menos dos formas de describir los objetos decualquier dominio: mediante una
descripción de propiedades o mediante una de relaciones. Laprimera consiste en
especificar qué propiedades se le atribuyen a los objetos particulares deun dominio. La
segunda señala las relaciones que existen entre los objetos, sin atender a losobjetos
particulares aislados. Según Carnap, aunque es posible ir de un tipo a otro
dedescripción, y en cierta forma ambos son genuinos modos de describir los objetos,
losestadios más avanzados de la ciencia excluyen las descripciones del primer tipo,
mientras queintentan acercarse lo más posible al ideal de una teoría pura de
relaciones. Así, Carnap partede una primacía de las relaciones frente a las
propiedades, pero su método descriptivo noconsiste en la mera enumeración de las
distintas relaciones; antes bien, lo que le interesa delas relaciones son sus propiedades
estructurales, esto es, aquello que puede decirse de unarelación haciendo abstracción
no sólo de los términos del dominio, sino también de la relaciónmisma. De esto se
sigue que una relación puede compartir las propiedades estructurales conotra y
consistir en relaciones completamente diferentes. En este caso se dice que las
relacionestienen la misma estructura o son isomórficas. La clave, por supuesto, para
caracterizar losobjetos mediante sus propiedades estructurales lo constituye la teoría
de relacionesdesarrollada por Whitehead y Russell, donde se provee un inventario
completo de laspropiedades estructurales de las relaciones.La tesis estructuralista
tiene, dentro de la concepción carnapiana, el principal cometidode fundar la
objetividad del conocimiento científico. En efecto, según Carnap, si bien
elconocimiento parte indiscutiblemente de las vivencias subjetivas, no se detiene allí,
sino queintenta superarlas y en cierta manera sustituirlas por una realidad formal
intersubjetivamentecompartida. En su opinión, sólo elevándose desde el material
divergente de las experienciassubjetivas es que podemos alcanzar la objetividad, y esta
consiste en la ordenación formal delas experiencias subjetivas, en la estructura que las
domina.9 Como es claro, y el propio Carnap reconoce, el concepto de parentesco de
esfera constituye una aplicación dela teoría de tipos de Russell a conceptos
extralógicos.Así, constitución-reducibilidad y estructura constituyen los conceptos
fundamentalesdel Aufbau. Juntos posibilitan la unidad objetiva de la ciencia, esto es, la
idea de que “todaproposición científica puede en principio ser transformada de tal
manera que sea solamenteuna proposición acerca de una estructura” (Ibíd: 29). Sin
embargo, como se ha dicho antes,esto no significa que no exista diferencia entre los
diversos géneros de objetos, los cuales secaracterizan por pertenecer a diferentes
niveles del sistema de constitución y por las diferentesformas de constitución de las
entidades del mismo nivel. A continuación veremos estasdiferencias, centrándonos en
el nivel de los objetos culturales y sus relaciones con los otrosniveles. Asimismo, nos
detendremos en el concepto de unidad de la ciencia propuesto.2.2 Los objetos
culturales dentro del sistema de constituciónLas primeras referencias a los objetos
culturales en el Aufbau, aparecen enlas secciones 23 y 24, las cuales se inscriben
dentro de una presentación esquemática de losdiferentes géneros de objetos y sus
relaciones. A pesar de ese carácter esquemático convieneprestar atención a ciertas
distinciones generales que se plantean, así como a algunasobservaciones también
generales sobre los objetos culturales.Se dijo con anterioridad que la teoría de la
constitución tiene la pretensión de presentarun sistema de géneros de objetos o
conceptos cada uno de los cuales surge a partir del nivelanterior. Asimismo, desde un
punto de vista epistemológico, esto es, de la forma en queconocemos los diferentes
géneros de objetos, también existen ciertas relaciones entre losmismos. Por ejemplo,
el conocimiento de los contenidos mentales de otras personas estámediado por el
conocimiento de los objetos físicos. En este caso, la relación que se da entreestos
objetos es una relación expresiva. En el caso de los objetos culturales, los cuales
seconocen por intermediación de los objetos físicos y psíquicos, la relación puede ser
demanifestación o documentativa. Pero antes de elucidar estas relaciones, conviene
tener enmente qué significa aquí “relación” cuando hablamos de relaciones entre
objetos. Desde elpunto de vista de Carnap, en toda relación hay dos especies de
problemas: los problemas de lacorrespondencia, y los problemas de la esencia de una
relación. El primer problema seexpresa en la pregunta simple “¿entre cuáles pares de
objetos existe una relación?”, o másexactamente: “¿cuál es la ley general de
correspondencia de la relación por investigar?”,tomando la respuesta la forma
siguiente: “si el término anterior tiene tales y cuales

características, el término posterior tendrá tales y cuales características”. Es claro que elasunto
aquí se agota en el señalamiento de ciertas relaciones específicas. Por ejemplo, en elcaso de la
relación causal, el problema de la correspondencia consiste en investigar qué causaestá
conectada con cuáles efectos. Esta investigación le compete a la ciencia empírica, la
cualplantea por medio de una ley general de dependencia funcional. De este problema de
lacorrespondencia debe distinguirse cuidadosamente el problema de la esencia de una
relación,el cual no cuestiona por los términos que componen una relación, sino por la
conexiónesencial que une a dichos términos. Este género de problemas no pertenece a la
cienciaempírica sino a la metafísico.

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