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Datos acerca de la piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Lo cubre completamente. Además de servir como protección contra el calor, la luz,
las lesiones y las infecciones, la piel también:

 Regula la temperatura del cuerpo

 Almacena agua y grasa

 Es un órgano sensorial

 Impide la pérdida de agua

 Impide el ingreso de bacterias

 Actúa como barrera entre el organismo y el entorno

A lo largo de todo el cuerpo, varían las características de la piel, tales como su grosor, color y textura. Por ejemplo, la cabeza
contiene más folículos capilares que cualquier otro lugar, mientras que las plantas de los pies no contienen ninguno. Además,
las plantas de los pies y las palmas de las manos tienen una piel mucho más gruesa que otras zonas del cuerpo.

La piel está formada por las siguientes capas. Cada una de ellas tiene funciones específicas:

 Epidermis

 Dermis

 Capa de grasa subcutánea (hipodermis)

La epidermis es la capa externa delgada de la piel que consta de tres tipos de células:

 Células escamosas. La capa más externa que se pela continuamente se llama estrato córneo.

Epidermis  Células basales. Las células basales se encuentran debajo de las células escamosas, en la base de
la epidermis.

 Melanocitos. Los melanocitos se encuentran en todas las capas de la epidermis. Forman la


melanina, que le da el color a la piel.

La dermis es la capa intermedia de la piel. Contiene lo siguiente:

 Vasos sanguíneos

 Vasos linfáticos

 Folículos capilares

 Glándulas sudoríparas
Dermis  Estructuras de colágeno

 Fibroblastos

 Nervios

 Glándulas sebáceas

La dermis se mantiene unida mediante una proteína llamada colágeno. El colágeno está formado por
fibroblastos. Esta capa le da a la piel flexibilidad y fuerza. Además contiene receptores del dolor y el tacto.
La capa de grasa subcutánea es la capa más profunda de la piel. Consta de una red de colágeno y células
Capa de grasa de grasa. Ayuda a conservar el calor del cuerpo y protege el cuerpo de lesiones al actuar como absorbedor
subcutánea de golpes.

Esta capa también contiene células que pueden ayudar a regenerar la piel después de una lesión.

La piel, con sus más de 2 metros cuadrados de extensión, es, de largo, el


órgano más grande y pesado del cuerpo humano. Pero no solo es el más
grande, sino que también es uno de los más importantes. Y es que la piel
cumple con más funciones en nuestro organismo de las que creemos.

Con un espesor que varía desde los 0’5 milímetros hasta 1 centímetro, esta
capa de células que recubre la práctica totalidad de nuestro organismo es
imprescindible para regular la temperatura corporal, permite que
dispongamos del sentido del tacto, nos protege del ataque de patógenos,
evita que las sustancias químicas del medio nos dañen y, en definitiva, nos
aísla del exterior pero permitiendo una comunicación con este.

La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. Cada
una de ellas está formada por unas células distintas, tiene una estructura
diferente y cumple con unas funciones muy concretas que le dan a la piel la
integridad y actividad necesaria.

En el artículo de hoy haremos un repaso de estas tres capas que


constituyen la piel, uno de los órganos más increíbles del cuerpo
humano y todo un éxito evolutivo.

¿Qué capas forman la piel?


La piel se renueva por completo cada 4 u 8 semanas, lo que significa que en
menos de dos meses, todas y cada una de las células de nuestra piel son
totalmente nuevas. La piel, pues, es un órgano dinámico que
constantemente está cambiando pero que es capaz de mantener su
integridad.
A continuación veremos en qué capas se estructura la piel, empezando
desde la más externa y terminando en la más interna.

1. Epidermis
La epidermis es la capa más externa de la piel. Es también la más fina,
pues en la mayoría de regiones del cuerpo tiene un espesor de tan solo 0’1
milímetros, aunque puede llegar a ser de incluso 0’05 milímetros en la piel
que rodea los ojos. En las plantas de los pies es donde es más gruesa,
pudiendo llegar a tener un espesor de 5 milímetros.

Sea como sea, la epidermis es la capa más fina y externa de la piel. Las
células que la conforman reciben el nombre de queratinocitos, unas células
que se generan en la parte más inferior de la epidermis y que, mientras van
madurando y sufriendo cambios, se van desplazando a la parte más
superior, es decir, la que contacta con el medio externo.

Pero, ¿por qué van subiendo constantemente? Porque cuando llegan arriba y
están en contacto con el exterior, se van dañando sin parar. Por ello, el
cuerpo debe enviar sin descanso nuevas células hacia el exterior. Estos
queratinocitos van viajando a través de la epidermis. Y cuando llegan arriba,
lo sorprendente es que estas células ya están muertas.

De hecho, la capa más externa de la epidermis (y también la más importante)


es, en esencia, un manto de queratinocitos muertos. Aunque depende de la
región del cuerpo, la epidermis que nosotros vemos son unas 20 capas de
células muertas que se van desprendiendo continuamente y llegando de
nuevas. Esto es lo que explica que tradicionalmente se diga que el 70% del
polvo de una casa es piel muerta.

Pero, ¿cómo es posible que estas células muertas se unan lo suficiente entre
ellas y que la piel sea firme? Gracias a los lípidos epidérmicos, unas
sustancias sintetizadas por las glándulas sebáceas que se unen con el agua
(que se obtiene de las glándulas sudoríparas) para formar la película
hidrolipídica, una especie de emulsión que mantiene la integridad de la piel.

Las funciones de la epidermis son las siguientes:

1. Impedir la entrada de patógenos


La epidermis, gracias a la firmeza de la que dispone, es la capa de la piel que
impide la constante entrada de patógenos en nuestro organismo. En este
sentido, es una capa de células muertas la que impide el ataque de bacterias,
virus, hongos y parásitos.

2. Ser el hábitat de la microbiota de la piel


Nuestra piel es el hogar de miles de especies bacterianas distintas que, lejos
de ser una amenaza, cumplen con muchas funciones beneficiosas en
nuestro organismo, desde estimular el sistema inmune hasta mantener
hidratada la piel, pasando por atacar a patógenos e incluso determinar
nuestro “perfume”.

 Para saber más: “Las 5 funciones de la microbiota de la piel”

3. Regenerar la piel
Como hemos dicho, la piel está constantemente renovándose. Y esto es
gracias a la increíble capacidad de la epidermis para regenerar sin descanso
los queratinocitos que conforman la capa más externa.

 Te recomendamos leer: “¿Cómo se regeneran las células humanas?”

4. Limitar la pérdida de agua


La película hidrolipídica es muy importante para mantener la piel hidratada y
con un aspecto saludable. La epidermis es la capa de la piel que limita la
pérdida de agua, garantizando así que luzca adecuadamente y pueda
cumplir con sus funciones de protección.
5. Mantener la piel firme y flexible
Al mismo tiempo que la mantiene hidratada, la epidermis debe estar en un
buen estado de salud para que la piel luzca firme y flexible. Cuando hay
problemas en ella, la piel deja de verse saludable.

 Te recomendamos leer: “Las 25 enfermedades dermatológicas más


comunes”

6. Actuar como primera línea defensiva


Además de protegernos del ataque de patógenos, la epidermis también es la
capa de la piel que primero absorbe los golpes, presiones e incluso impide
que las quemaduras lleguen a regiones más internas y sensibles del cuerpo.

7. Proteger frente a sustancias químicas


La piel no solo nos protege del ataque de patógenos y de lesiones físicas,
sino que también impide que las sustancias químicas del medio (sean
abrasivas o no) comprometan nuestra salud.

 Te recomendamos leer: “Los 3 grados de quemaduras en la piel: causas,


síntomas, complicaciones y tratamientos”

2. Dermis
La dermis es la capa intermedia de la piel. Es también la más gruesa y,
pese a ser de consistencia firme, sigue siendo elástica. Tiene una capa
superior que comunica con la epidermis y una inferior que se relaciona con
la hipodermis.

La principal característica de la dermis es que no está formada por


queratinocitos como la epidermis, sino que su componente mayoritario es el
colágeno y la elastina, dos compuestos que le dan fuerza a la piel, así como
flexibilidad y firmeza, permitiendo que la piel luzca sana y con un aspecto
juvenil.
El colágeno y la elastina se juntan formando unas fibras (dando lugar a un
tejido conectivo) que se impregnan de ácido hialurónico, otra sustancia que,
en este caso, está involucrada en la captación del agua. De este modo, estos
tres componentes permiten también que la piel, gracias a la retención del
agua, mantenga su volumen.

A medida que se envejece, la síntesis de colágeno, elastina y ácido


hialurónico se vuelve menos efectiva, lo que explica que la piel cada vez luzca
menos joven. Del mismo modo, fumar y hacer excesos con el sol propician
los problemas en su síntesis, por lo que las personas que cumplen con este
perfil ven su piel envejecida más pronto de lo normal.

Las funciones de la dermis son las siguientes:

1. Amortiguar golpes
Toda la piel es importante para amortiguar golpes y presiones, pero la
dermis, gracias a su elevado contenido en colágeno y elastina, es la más
importante en este aspecto.

2. Impedir la formación de arrugas


El ácido hialurónico mantiene el agua en esta capa de la piel, lo que propicia
el mantenimiento del volumen e impide que se formen arrugas. Con el paso
del tiempo, la piel inevitablemente pierde firmeza y se forman arrugas ya
que este compuesto no se sintetiza de forma tan efectiva.

3. Nutrir la epidermis
La epidermis, como hemos visto antes, es muy importante y constantemente
está renovándose. El problema es que, para garantizar que forma una capa
compacta, no llegan los vasos sanguíneos. Por ello, la dermis, que sí que
dispone de irrigación sanguínea, se comunica con la epidermis y le envía
todo el oxígeno y nutrientes necesarios, al mismo tiempo que recoge las
sustancias de desecho para su posterior eliminación.
4. Contener las glándulas sebáceas
Como hemos visto antes, las glándulas sebáceas son las que sintetizan los
lípidos epidérmicos tan necesarios para garantizar la correcta salud de la
epidermis. En este sentido, la dermis es muy importante ya que es en ella
donde se localizan estas glándulas, liberando después los lípidos a la capa
más externa de la piel.

5. Contener las glándulas sudoríparas


Las glándulas sudoríparas son imprescindibles no solo para regular la
temperatura mediante la sudoración, sino para dar lugar al componente
acuoso que se unirá a los lípidos epidérmicos para conformar la película
hidrolipídica de la epidermis que hemos comentado anteriormente.

6. Regular la temperatura
Una de las funciones más importantes de la piel es la de la regulación de la
temperatura corporal. Y es precisamente la dermis la que tiene un papel más
notorio a la hora de mantener estable la temperatura del cuerpo
independientemente de la que haya en el exterior.

Cuando hace calor, se estimula la actividad de las glándulas sudoríparas de


la dermis para así sudar y conseguir enfriar el cuerpo. Y cuando hace frío, el
conjunto de vasos sanguíneos de la dermis se contrae, cosa que permite la
conservación del calor corporal.

7. Permitir el sentido del tacto


Es en la dermis donde se encuentran las terminaciones nerviosas, un tipo de
neuronas especializadas en captar variaciones en la presión para así
transportar esta información al cerebro, que procesará el mensaje para dar
lugar a la experimentación del sentido del tacto, así como el dolor y la
percepción de la temperatura.

 Te recomendamos leer: “¿Cómo funcionan nuestros sentidos?”


3. Hipodermis
La hipodermis, también conocida como subcutis, es la capa más interna de
la piel. No está formada tampoco por queratinocitos como la epidermis ni
por tejido conectivo como la dermis, sino por adipocitos, unas células que,
con una composición del 95% de lípidos, conforman los tejidos grasos de
nuestro cuerpo. En este sentido, la hipodermis es prácticamente todo grasa.

Y decimos prácticamente porque también hay abundantes vasos sanguíneos,


así como unas fibras de colágeno especiales que, aunque sean distintas a las
de la dermis, mantienen unidos los adipocitos entre sí.

La hipodermis no cumple con tantas funciones como la epidermis ni mucho


menos como la dermis, pero sigue siendo muy importante, especialmente a
nivel estructural. Veamos las funciones que desempeña la capa más interna
de la piel.

1. Aislar el cuerpo
Esta capa de grasa que constituye la hipodermis es muy efectiva a la hora de
aislar el cuerpo tanto del frío como del calor. En este sentido, la hipodermis
es nuestro “abrigo” natural, pues hace que seamos más resistentes a las
temperaturas demasiado frías. La grasa funciona como aislante.

2. Amortiguar golpes
Gracias tanto al tejido graso en sí como a las fibras de colágeno, la
hipodermis sigue siendo una capa resistente que amortigua los golpes de
una forma muy efectivas.

3. Servir como almacén de energía


Una de las principales funciones de la hipodermis es la de funcionar como
almacén de energía. Y es que estos adipocitos, en caso de que sea necesario,
pueden servir como fuente de grasas y, por lo tanto, de energía. A través de
los vasos sanguíneos de la hipodermis, estos nutrientes viajan hasta el
órgano o tejido que los necesita.
Referencias bibliográficas
 Yousef, H., Sharma, S. (2017) “Anatomy, Skin (Integument), Epidermis”.
StatPearls Publishing.
 Navarrete Franco, G. (2003) “Histología de la piel”. Medigraphic.
 Kolarsick, P.A.J., Kolarsick, M.A., Goodwin, C. (2011) “Anatomy and
Physiology of the Skin”. Journal of the Dermatology Nurses' Association.

Epidermis: formación, características,


capas, funciones
Por

 Mariana Gelambi

La epidermis es la capa más superficial de la piel y tiene funciones


principalmente de protección ante la presencia de agentes mecánicos, químicos o
a la luz ultravioleta. El grosor de esta capa en humanos depende de la zona
estudiada, variando entre 0,1 mm en las zonas más delicadas hasta 1,5 mm, en
las regiones gruesas.

Estructuralmente, está compuesta por cuatro capas o estratos: córneo,


granuloso, espinoso y basal. En esta última región encontramos células en
división constante que forma los queratinocitos – células que dominan la
composición de la epidermis – que formarán parte del resto de las capas.

Fuente: Mikael Häggström, based on work by


Wbensmith [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]

En cuanto a su origen embriológico, la epidermis proviene del ectodermo


superficial y al cuarto mes de gestación ya se pueden diferenciar las cuatro capas
de la estructura.

Índice del artículo [Mostrar]

Características
La piel es el órgano que ocupa mayor superficie – con un área mayor a los 2 m2 y
con un peso aproximado de 4 kg – por lo que cumple con una enorme variedad
de funciones, principalmente de protección.
Este órgano posee una estructura formada por dos capas principales: la dermis y
la epidermis.

Se caracteriza por la presencia de queratina. Esta proteína es sintetizada por un


número significativo de células epidérmicas denominadas queratinocitos, las
cuales son asociadas con la termorregulación y demás formas de protección. Son
las células más abundantes de la epidermis.

Otras células que forman parte de la epidermis, pero en menor cantidad que los
queratinocitos, son los melanocitos. Estos son los encargados de la producción de
melanina, la molécula encargada de dale color a la piel y protegerla.

En la epidermis no se observan vasos sanguíneos ni linfáticos, ya que la nutrición


ocurre en la capa siguiente, la dermis, que si está irrigada por estos
componentes.

Capas
En la epidermis logramos reconocer cuatro capas principales o estratos. Estas son
la capa córnea, la capa granulosa, la capa espinosa y la capa basal. A
continuación describiremos las características más relevantes de cada estrato
celular:

Capa córnea
La capa más externa de la epidermis es la córnea. Está formada de múltiples
láminas de células muertas llamados queratinocitos. Estas células son
productoras de una proteína fibrosa llamada queratina.

Las células que las componen se caracterizan por ser grandes, planas y de forma
poliédrica. Se encuentran apiladas en capas verticales de un grosor cercano a las
25 capas, aunque en las palmas de manos y pies pueden encontrarse más de 100
capas.

Un compuesto lipídico se encarga de unir a las células de la capa córnea de


manera muy comprimida, de la misma manera que los ladrillos se unen con
cemento en una construcción.

La tasa de recambio de estas estructuras es bastante elevada, ya que


continuamente están perdiéndose y reponiéndose.
La función inmediata de esta capa es la protección a la fricción y otras
perturbaciones físicas. Gracias a sus propiedades impermeables se evita la
perdida de agua.

Cuando la capa está expuesta a perturbaciones continuas – como el roce, por


ejemplo – tiende a engrosarse y se forma el “callo”.

Capa granulosa
Inmediatamente después a la capa cornea encontramos a la granulosa, formada
por láminas de queratinocitos que van degenerándose paulatinamente hasta que
mueren y son reemplazadas por otras células, sufriendo de una descamación
constante.

Recibe el nombre de “granulosa”, ya que a luz del microscopio se pueden


observar fácilmente un conjunto de gránulos oscuros compuestos de
queratohialina.

Este compuesto de los gránulos está formado a su vez de dos proteínas:

– La profilagrina, que es la precursora de la filagrina, una proteína que participa


en la cornificación de la piel

– La involucrina, relacionada con queratinización.

También existen gránulos lamelares que, a diferencia de los gránulos anteriores,


solamente pueden ser visualizados usando microscopia electrónica.

En el interior de estos gránulos encontramos gran cantidad de polisacáridos,


glicoproteínas y lípidos que ayudaran a unir las células del estrato córneo. Es
decir, servirán como una especie de cemento molecular.

En estos gránulos también encontramos enzimas con funciones de degradación,


responsables de la destrucción eventual del núcleo celular y las organelas.

Capa espinosa
La tercera capa de epidermis también está formada por queratinocitos. Sin
embargo, la forma de estas células ya no es plana, sino que adquiere formas
irregulares con numerosos lados, que recuerdan a diferentes formas geométricas.
En esta capa se encuentran los melanocitos y otras células relacionadas con la
respuesta inmune, llamadas células de Langerhans.

Los melanocitos son células dendríticas y productoras de pigmentos. Las


dendritas se extienden en las células de este estrato, sirviendo como conductores
del pigmento.

Las células de Langerhans también son células dendríticas. Se derivan de la


médula ósea y constituyen cerca del 5% de las células de epidermis. Estas células
son idénticas a los macrófagos que se observan en otros tejidos. Por ello, estas
células funcionan como barreras inmunes típicas de la piel.

La estructura del estrato espinoso determina en gran medida las propiedades


mecánicas de la piel, como que es resistente a daños mecánicos y a la vez es
bastante flexible.

Capa basal
La última capa está formada por un fino estrato de queratinocitos, cuyas formas
recuerdan a un cubo o a un cilindro. Es bastante activa desde el punto de vista
metabólica y también de la división celular. En este punto se establecen los
límites entre la epidermis y la dermis.

Las células de la capa basal se encuentran mayormente indiferenciadas y están


en un proceso continuo de proliferación.

En esta capa se generan las células que reemplazaran a las que mueren en las
regiones más superficiales. Es decir, se producen en este estrato y luego tienen la
capacidad de migran a donde sean requeridas. El tiempo promedio de migración
desde la capa basal es de unas dos semanas. Si la piel está herida, este proceso
incrementa su velocidad.

Por ello, la capacidad regenerativa de la piel depende en gran medida del estado
de la capa basal. En caso de la capa se vea afectada serán necesarios los injertos
de piel.

Algunas regiones corporales tienen una capa de epidermis adicional. Las palmas
de las manos y de los pies suelen ser un poco más gruesas gracias a la presencia
de otra capa superficial denominada capa lúcida.

Formación
De las tres capas embrionarias, la piel tiene una formación dual. Mientras que la
dermis se desarrolla a partir del mesénquima, la epidermis lo hace del ectodermo
superficial.

En las primeras etapas del desarrollo, el embrión se encuentra recubierto por una
única capa de células ectodérmicas. A las seis semanas de gestación el epitelio
experimenta una división y aparece una capa de células llamadas periderma.

El desarrollo de las células continúa hasta llegar a la formación de una tercera


capa en la zona intermedia. En los primeros tres meses, la epidermis es invadida
por células en la cresta neural, que serán las responsables de la síntesis de
melanina.

A medida que se acerca el cuarto mes de embarazo, la epidermis ya contará con


su organización definitiva en cuatro capas bien marcadas.

Funciones

Protección
La primera función de la primera capa de la piel es intuitiva: protección y
prevención de la pérdida de fluidos. Esta se encarga de formar una barrera contra
distintos tipos de posibles perturbaciones, tanto físicas como químicas. Además
de proteger contra distintas clases de patógenos que podrían ingresar al
organismo.

Fotoprotección
Un caso particular de protección es la fotoprotección. La epidermis funciona como
una barrera contra la radiación ultravioleta gracias a la presencia de melanina, un
pigmento encargado de la absorción de la radiación nociva proveniente del sol.

En los animales, este pigmento es un derivado del aminoácido aromático tirosina


y está ampliamente distribuido en los linajes.

La producción de melanina ocurre en la capa basal de la epidermis. La molécula


logra cumplir con su objetivo de protección mediando la disipación del calor en un
proceso llamado conversión interna ultrarápida.

Esta conversión de una energía nociva a una inocua es crucial para la protección
del material genético. Esta protección contribuye a mantener la integridad
del ADN, ya que la exposición continua a la radiación puede causar daños a la
molécula, siendo asociado con el desarrollo de cáncer.

El color de la piel humana es, presumiblemente, un rasgo adaptativo asociada a


la cantidad de luz solar que reciben en el ambiente donde se desarrollan.

Las pieles oscuras se relacionan con la protección ante la radiación solar intensa y
la piel clara a zonas donde la captación de la poca luz solar que reciben es
indispensable para la síntesis de vitamina D (ver más adelante).

Termorregulación
Regular la temperatura es un fenómeno muy importante y trabajoso al que se
enfrentan los organismos endotermos. La piel – y por lo tanto la epidermis – es el
órgano involucrado en este proceso de regulación.

Junto con la dermis, esta estructura es capaz de controlar la temperatura a través


de los mecanismos de sudoración (con la evaporación del mismo el organismo
logra perder calor y así reducir la temperatura) y control del flujo sanguíneo.

Percepción
La piel es un órgano rico en receptores de todo tipo, por lo que interviene en el
fenómeno de la percepción y media la comunicación del organismo y su medio
ambiente. Estas sensaciones incluyen el tacto, la presión, la temperatura y el
dolor. Además, permite responder a estas sensaciones.

Por ejemplos, las células de Merkel son componentes escasos ubicados en la capa
más profunda de la epidermis y se relacionan con la mecanorrecepción táctil.

Intercambio de sustancias
La piel está involucrada en la absorción y excreción de diferentes sustancias como
sales minerales, urea, ácido úrico, ácido láctico y otras sustancias de desecho.
También se encarga de mediar el tránsito de gases como oxígeno y dióxido de
carbono.

El papel de la piel en la respiración depende del organismo estudiado. En


organismos pequeños como los anfibios, la piel es fina y participa activamente en
el intercambio de gases, a tal punto que algunas especies carecen de pulmones.
En los mamíferos, existen estructuras especializadas que se encargan del
intercambio gaseoso.
Síntesis de vitamina D
La vitamina D es una sustancia esteroidea esencial formada por cuatro anillos de
átomos de carbono, con similitudes estructurales bastante marcadas a la
molécula de colesterol.

La síntesis de esta vitamina ocurre en la piel y para que la reacción ocurra es


menester la presencia de luz ultravioleta proveniente del sol. Luego se desplaza a
otros órganos (riñón e hígado) para continuar con su procesamiento y pasar la
forma activa.

La síntesis de vitamina D no está restringida a la región cutánea, también puede


provenir de alimentos que se incluyen en la dieta, como el aceite de pescado o
alimentos lácteos enriquecidos con esta vitamina.

Participa en la vía metabólica del calcio, del fósforo y en el proceso de


mineralización de los huesos. Su función no se restringe al desarrollo y
mantenimiento del sistema óseo, también participa en el sistema inmune,
endocrino y cardiovascular.

La deficiencia de vitamina D se ha relacionado con raquitismo y osteomalacia; la


primera patología es común en edades tempranas, mientras que la segunda está
asociada a los adultos. También puede producir osteoporosis, distintos tipos de
cáncer, esclerosis múltiples o enfermedades cardiovasculares, entre otras
patologías.

Autoreparación de heridas
La piel no solo es el órgano más grande del ser humano, sino que también es el
primero que establece un contado directo con el medio ambiente, por lo que está
constantemente expuestos a entes físicos y químicos que podrías lesionarlo y
causar heridas.

Estas heridas pueden ser reparadas en cuestión de días (dependiendo de la


magnitud de la misma) gracias a que la piel cuenta con un sistema de división
celular y renovación tisular muy acelerada.

Función no biológica en humanos


En el ámbito médico evaluar la condición de la piel proporciona información muy
valiosa, ya que es un reflejo veraz del estado de salud del paciente y puede ser
de ayuda para la identificación de ciertas patologías.
Además, la piel en el ser humano también juega un papel crucial en la estética y
en proporcionar a cada individuo un sentimiento de identidad.

Referencias
1. Audesirk, T., Audesirk, G., & Byers, B. E. (2003). Biología: La vida en la Tierra.
Pearson educación.
2. Callen, J. P., Jorizzo, J. L., Bolognia, J. L., Piette, W., & Zone, J. J.
(2009). Dermatological Signs of Internal Disease E-Book: Expert Consult-Online
and Print. Elsevier Health Sciences.
3. Freeman, S. (2016). Biological science. Pearson.
4. Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., Ober, W. C., & Garrison, C.
(2007). Integrated Principles of Zoology. McGraw-Hill.
5. Hill, R. W., Wyse, G. A., Anderson, M., & Anderson, M. (2004). Animal
physiology.  Sinauer Associates.
6. Junqueira, L. C., Carneiro, J., & Kelley, R. O. (2003). Basic histology: text & atlas.
McGraw-Hill.
7. Lesmes, J. D. (2007). Evaluación clínico-funcional del movimiento corporal
humano. Ed. Médica Panamericana.
8. Marks, J. G., & Miller, J. J. (2017). Lookingbill and Marks’ Principles of Dermatology
E-Book. Elsevier Health Sciences.
9. Randall, D., Burggren, W., French, K., & Eckert, R. (2002). Eckert animal
physiology. Macmillan.
10. Rastogi S.C. (2007). Essentials of Animal Physiology.  New Age International
Publishers.

APA
11. Ross, M. H., & Pawlina, W. (2006). Histology. Lippincott Williams & Wilkins.
Gelambi, Mariana. (16 de julio de 2019). Epidermis: formación, características, capas,
funciones. Lifeder. Recuperado de https://www.lifeder.com/epidermis/.Co

Hipodermis: capas, composición,


funciones, enfermedades
Por

 Mariana Gelambi

La hipodermis, o tejido subcutáneo, es la capa de tejido conectivo fibroso y acumulador de grasa que
rodea el cuerpo. Está ubicada justo debajo de la dermis. También se la conoce como fascia superficial,
panículo adiposo, subcutis y tela subcutánea. No hay consenso sobre si la hipodermis debe ser
considerada la capa más profunda de la piel, o simplemente tejido subcutáneo.

Las únicas áreas de piel sin o casi sin hipodermis están en los párpados, los labios y el oído externo. La
hipodermis puede contener capas de musculatura estriada, particularmente en la cabeza, la nuca, la
areola, la región anal (esfínter anal externo) y el escroto. En la cara, posibilita las expresiones faciales,
tales como la sonrisa.

Fuente: US-Gov [Public domain]

La hipodermis de las mujeres contiene más grasa que la de los hombres. Esta diferencia es la causa de
los contornos redondeados del cuerpo femenino.

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Estructura y escala
La piel está compuesta de un estrato córneo externo (grosor, 8–20 μm; hasta 1,5 mm en las palmas de
las manos y plantas de los pies), que recubre a la epidermis viva (30–80 μm), la cual a su vez recubre a
la dermis (1–2 mm). La hipodermis (0,1 a varios centímetros; 4–9 mm en promedio) se encuentra bajo
la piel.
La hipodermis está estructural y funcionalmente integrada con la piel debido a la posesión compartida
de redes vasculares y nerviosas, y a la continuidad de los apéndices epidérmicos, tales como pelos y
glándulas. La hipodermis conecta a la piel con músculos y huesos.

El tejido conectivo está compuesto por fibras de colágeno y reticulina, que representan extensiones de
la dermis. El tejido conectivo forma septos que, por ser compartimientos flexibles, proveen resistencia
y movilidad mecánica a la hipodermis.

El tejido adiposo está dispuesto en lóbulos (diámetro, ~1 cm) con forma de aceituna formados por la
agregación de microlóbulos (diámetro, ~1 mm), a su vez formados por la agregación de adipocitos y
lipocitos (diámetro, 30–100 μm). Cada adipocito está en contacto con al menos un capilar. Los lóbulos
de tejido adiposo están rodeados por los septos de tejido conjuntivo.

Composición
La hipodermis consiste de: 1) fibroblastos; 2) tejido conectivo laxo contentivo de vasos sanguíneos y
linfáticos, fibras nerviosas, y corpúsculos de Vater-Pacini; 3) adipocitos; 4) tejido adiposo contentivo
de ~50% de la grasa corporal; 4) leucocitos y macrófagos.

Los corpúsculos de Vater-Pacini son cápsulas ovoides macroscópicas llenas de fluido y penetradas por
un axón nervioso mielinado. Son receptores importantes de estímulos táctiles, específicamente presión
y vibración.

La hipodermis es penetrada por continuaciones de apéndices epidérmicos, tales como pelos, glándulas
sudoríparas apocrinas y glándulas mamarias.

El sudor apocrino es un líquido lechoso y viscoso rico en lípidos, nitrógeno, lactatos, e iones (Na +, K+,
Ca2+, Mg2+, Cl–, y HCO3–) aportados por la dermis y la hipodermis.

Las glándulas sudoríparas apocrinas desembocan en folículos pilosos y están presentes en las axilas, el
pubis, la región anogenital, el prepucio y alrededor de los pezones. Las glándulas de Moll del párpado y
las glándulas ceruminosas del canal auditivo son subtipos de glándulas sudoríparas apocrinas.

Los ductos de las glándulas mamarias, que evolutivamente proceden de glándulas sudoríparas, forman
un sistema de ramificaciones, terminado en alvéolos, que penetra profundamente en la hipodermis.
Estos alvéolos están rodeados de células hipodérmicas productoras de leche, que aportan grasa y otros
nutrientes.

Capas
La hipodermis es continua con la dermis. El límite entre ambas capas es irregular y pobremente
definido. Algunos autores consideran que la hipodermis no tiene subcapas. Otros admiten la existencia
de un tejido membranoso conectivo que la dividiría en dos subcapas, denominadas tejido adiposo
superficial (TAS) y tejido adiposo profundo (TAP).

La TAS y la TAP poseen retináculos que conectan la hipodermis a la dermis que la recubre y a la fascia
profunda subyacente. Las TAS y las TAP son la causa de que la hipodermis (y por ende la piel) pueda
deslizarse sobre la fascia profunda y regresar después a su posición normal.

Las TAS son estructuras elásticas y fuertes, perpendiculares a la superficie de la piel, constituidas por
grandes lóbulos de grasa intercalados (como las púas de un peine y los espacios que las separan) entre
septos fibrosos (retinaculus cutis superficialis) bien definidos.

Las TAS pueden estar todas al mismo nivel, o estar organizadas en planos sobrepuestos, dependiendo
del contenido de grasa local e individual.

Las TAP son estructuras poco elásticas, poseen septos fibrosos (retinaculus cutis profundus) oblicuos, y
lóbulos adiposos pequeños con tendencia a desplazarse.

La diferenciación TAS-TAP es particularmente evidente en la parte baja del tronco, los glúteos y los
muslos.

Embriología
La epidermis se desarrolla a partir del ectodermo. La dermis y la hipodermis lo hacen a partir del
mesodermo. Las células adiposas y los fibroblastos proceden de células mesenquimáticas. Durante los
dos primeros meses de vida fetal, la dermis e hipodermis son muy celulares y no pueden distinguirse
una de otra.

A partir del segundo mes de desarrollo embrionario, aparece la substancia  fibrilar intersticial. De ella
surgen las fibras elásticas. Ello es seguido por la diferenciación del mesénquima en una capa periférica
compacta y densa (dermis) y en una capa más profunda y laxa (hipodermis).

El tejido graso subcutáneo aparece por primera vez (15–16 semanas de desarrollo embrionario) en la
hipodermis del tórax. Seguidamente (17 semanas) aparece en las mejillas, alrededor de la boca y en la
barbilla.

Los huesos dermatocraneales que rodean al neurocráneo se forman a partir de la dermis e hipodermis
embrionarias. Estos huesos surgen de células mesenquimáticas. El proceso se denomina formación
intramembranosa de hueso.

Funciones
Permite el deslizamiento de la piel sobre músculos y huesos. Su movilidad disipa el estrés mecánico de
la piel. Su tejido adiposo amortigua impactos dañinos para órganos internos, músculos y huesos.

Su tejido adiposo almacena y genera energía. También aporta aislamiento térmico, facilitando así la
termorregulación. Este tejido mantiene la tersura de la piel y el contorno del cuerpo, fomentando la
atracción sexual y creando zonas acolchadas sobre las cuales se puede descansar al sentarse o acostarse.

Sus adipocitos son un componente de la inmunidad innata. En presencia de bacterias o productos


bacterianos, hay proliferación de preadipocitos y expansión del tejido adiposo, los cuales actúan como
barrera protectora. También se incrementa la producción de adenosin 5’-monofosfato (AMP) por los
adipocitos.

Tiene funciones sensoriales y circulatorias (sangre y linfa) y endocrinas. Almacena esteroides y


produce estrógeno. En su interior, la androstenediona se transforma en estrona. La leptina, una
hormona producida por lipocitos, regula la masa corporal vía el hipotálamo.

Aporta nutrientes para la cicatrización. Aloja y nutre estructuras cutáneas, tales como las glándulas
mamarias y apocrinas, y los folículos pilosos. La producción de leche y de los lípidos protectores del
sudor apocrino, así como la regeneración capilar, están vinculados a la adipogénesis.

Enfermedades

Obesidad, lesiones, infecciones


La obesidad, o acumulación excesiva de grasa corporal, es la enfermedad más común vinculada a la
hipodermis. Afecta a la mitad de la población de países desarrollados occidentales. La esperanza de
vida varía entre un 13% y un 42% menor si el sobrepeso es, respectivamente, del 10% al 30%.

En las cicatrices por quemadura en las cuales la hipodermis ha desaparecido, la piel pierde su
movilidad. Sufre daños mayores de lo normal en caso de estiramiento o roce.

La estrecha relación entre hipodermis y piel explica por qué la inflamación de esta última puede afectar
secundariamente al tejido adiposo, produciendo granuloma subcutáneo anular, necrobiosis lipoídica,
nódulos reumatoides, paniculitis septal, o xantogranuloma necrobiótico.

Al envejecer, el grosor del tejido adiposo subcutáneo se reduce en muchas partes del cuerpo. Ello
disminuye la capacidad protectora de la hipodermis, incrementando la susceptibilidad de la piel a daños
mecánicos y quemaduras solares, así como haciendo a los músculos y huesos más vulnerables a daños
por impacto.

Entre las infecciones de la piel que a menudo involucran a la hipodermis se cuentan: 1) eripiselas,
causadas por estreptococos; 2) celulitis, causadas por Staphylococcus aureus y estreptococos; 3)
abcesos de uno (furunculosis) o múltiples (carbunculosis) folículos pilosos, causados por S. aureus. La
carbunculosis puede causar fiebre y transformarse en celulitis.

Tumores
Los lipomas e hibernomas son tumores benignos formados, respectivamente, por los adipocitos de la
grasa corporal blanca y parda.

Los tumores fibrohistocísticos (= con células similares macrófagos) son un grupo heterogéneo de
neoplasmas que a menudo presentan, lado a lado, diferenciaciones de tipo histocístico, fibrobástico, y
miofibroblástico. Entre los tumores fibrohistocísticos que involucran a la hipodermis se cuentan el
histocitoma fibroso y el fibroxantoma atípico.

El histocitoma fibroso, también llamado dermatofibroma, es el tumor fibrohistocístico más frecuente.


Es benigno. Es más común en personas de edad mediana y en las mujeres y suele desarrollarse en el
tronco o en las extremidades. A menudo penetra profundamente la hipodermis. Su factor
desencadenante es una lesión traumática, o la picada de un insecto.

El fibroxantoma atípico es un tumor ulcerado, con forma de domo, de crecimiento rápido. Aparece de
manera casi exclusiva en la piel que ha sido dañada por rayos solares. Típicamente afecta a la piel.

Sin embargo, una variedad de fibroxantoma atípico, denominada sarcoma cutáneo pleomórfico, penetra
profundamente la hipodermis. Esta variedad es un tumor maligno, con potencial metastásico. Aunque
se le extirpe, tiende a ser recurrente.

Referencias
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Hipodermis: ¿Qué es? Función,


características y más
Nuestro cuerpo es tan perfecto que hasta tenemos un colchón de amortiguación
para resistir los impactos; si, se trata de la capa más profunda de la piel que se
encuentra debajo de la dermis; es sin lugar a dudas la Hipodermis, la cual
además, cumple una labor de aislante, por lo que regulan nuestra temperatura, y
hace de almacen de energía al acumular grasa. En este post te familiarizarás
con lo más versátil de esta capa.

Indice De Contenido [Ocultar]
 1 ¿Qué es la Hipodermis?
o 1.1 Cuando la hipodermis cesa en sus funciones
 2 Función de la Hipodermis
 3 Características de la Hipodermis
 4 Capas de la Hipodermis
o 4.1 Capa areola
o 4.2 Capa lamelar
o 4.3 Funciones del tejido adiposo
 5 Órgano de secreción interna
 6 Epidermis, dermis e hipodermis
¿Qué es la Hipodermis?
Se trata de la capa más espesa de la piel, la cual está enlazada a la dermis por
fibras de la proteína elastina y de colágeno. Está compuesta especialmente por
células llamadas adipocitos, especialistas en la elaboración y el acopio de grasas.
Estos cuerpos grasosos son requeridos para la adecuada operatividad de cada
célula de la piel, por cuanto, al descomponerse generan energía vital.

El grupo de los adipocitos componen un tejido de sostenimiento flexible y


maleable que tiene cualidades de “amortiguación” frente a los impactos, un
efectivo “colchón” para la piel. Estas células igualmente cumplen una función
aislante y, por consiguiente, toman parte en la termorregulación de la piel.

Los adipocitos: componentes de la hipodermis


Son células de grandes dimensiones. Constituyen una efectiva reserva
energética, pues son capaces de acumular las grasas en forma de triglicéridos,
en vacuolas. Aparte de ese desempeño energético, estas células tienen
participación en la producción de algunas hormonas (estrógeno) y en la
condensación de moléculas implicadas en la reacción inflamatoria. Hay dos tipos
de adipocitos:

 Los adipocitos blancos los cuales conforman entre un15 % y un 20 %


del peso de un individuo, y se asumen como uno de los grandes
almacenamientos de energía del cuerpo.
 Los adipocitos marrones con presencia en abundancia en los animales
que hibernan y en los neonatos. En el parto, posibilitan a los bebés
adecuarse al cambio brusco de temperatura (vientre materno 37°C,
medio exterior 20°C).
Cuando la hipodermis cesa en sus funciones
Si bien su cantidad propende a conservarse invariable desde la pubertad, los
adipocitos pueden reproducirse por toda la vida, partiendo de una célula pionera
conocida como preadipocito. Las dimensiones de un adipocito son muy variables.

Efectivamente, cuanto más lípidos (procedente de la alimentación) acumula el


adipocito, más se incrementa su tamaño, hasta alcanzar decenas de veces su
volumen inicial. Esta particularidad ocasiona el incremento de peso. Mientras
que, en el período de una dieta, los adipocitos libran ácidos grasos y azúcares en
el cuerpo, lo que constituye una importante fuente de energía.

Si los ácidos grasos suministrados por la alimentación son muy cuantiosos, se


acumulan en los adipocitos, cuyo tamaño se incrementa. Esto acaba por
proporcionar a la piel una apariencia acolchada, como la piel de naranja. Este
fenómeno se acentúa por la mala circulación, los cambios hormonales y el estrés.

Función de la Hipodermis
Como se ha señalado, la Hipodermis es la capa más profunda y gruesa de la piel.
Se invagina en la Dermis que está seguidamente por arriba de ella, a la cual se
une mediante fibras de colágeno y elastina.
Fundamentalmente se constituye de un tipo de células especialistas en la
provisión y la acumulación de grasas, llamadas adipocitos. Estas células se
aglomeran en lóbulos divididos por tejido conectivo, por lo que desarrollan las
siguientes labores, las cuales a su vez son funciones de la piel
1. Poseen gran cantidad de vasos sanguíneos que aportan nutrientes y
descartan residuos de la Epidermis y la Dermis.
2. Tiene la capacidad de aislar el cuerpo por lo que controlan la
temperatura.
3. Hacen de amortiguadores que atraen una porción de la fuerza de un
choque físico.
4. Almacenan grasa y agua: la guía de deposición de grasa es
determinado genética y sexualmente. En los hombres tiende a ser
más copioso alrededor del abdomen, en tanto que en la mayoría de las
mujeres se acumula en torno a las caderas, los muslos y los pechos.
Cerca de la mitad del suministro de grasa del cuerpo se acumula en la
Hipodermis; más abundantes en las mujeres regularmente.
5. Por debajo de la hipodermis se hallan la estructura músculo-ósea, en
ciertos sitios.La Hipodermis tiene la función de unir la Dermis a esa
estructura, la cual se encuentra seguidamente debajo de ella, lo que
hace sin oprimirla. Esto posibilita que la piel experimente libertad de
movimientos.
Características de la Hipodermis
Por su ubicación a la Hipodermis también se le conoce como capa subcutánea.
Está compuesta de células grasas que resguardan los sistemas nervioso,
linfático y sanguíneo. Contribuyen a preservar tu temperatura corporal,
suministra figura al contorno corporal y le proporciona movimiento a toda su
piel. Su espesor puede variar en las diferentes partes del cuerpo, y es distinto
entre las personas.

Por otra parte, el sistema linfático desempeña una labor significativa en la


autolimpieza de la piel. Sus vasos articulados transitan paralelos a los
sanguíneos, haciendo circular la linfa entre la piel y los músculos. La linfa es un
líquido claro fundamental para el ser humano, pues abastece de alimento a la
piel y elimina los residuos que no requiere.

Si la circulación se obstaculiza, la piel desperdicia alimento y se puede producir


toxicidad o desencadenar otras patologías de la piel. En esta capa córnea, que
es la capa más externa de la epidermis, la clave para la hidratación radica en
reponer y fortificar la pared que captura y asegura el agua en las células.
Para esto, existen productos que pueden contribuir a asegurar el agua e impedir
su evaporización, entre ellos tenemos el aceite de girasol u otra fuente de
vitamina F, la glicerina, el extracto de castaña u otro exfoliante natural o los
extractos de plantas tropicales. Por arriba de esta capa se hallan la dermis y
por último la epidermis.

Capas de la Hipodermis
En este segmento les hablaremos de las capas que se encuentran en nuestra
piel, continua leyendo y conoce a cada una de estas y la importancia que
conllevan las mismas.

Capa areola
Es la capa más superficial de la hipodermis, que hace contacto con la dermis, y
está formada por adipocitos.

Capa lamelar
Es la más subyacente, sus células son fusiformes (alargadas como un huso),
diminutas y se dividen horizontalmente: Esta capa se engruesa cuando las
personas logran peso, esto se debe al incremento de volumen de los adipocitos,
los cuales tienen la capacidad de penetrar en la capa más exterior de la piel.

Se encuentra ubicada entre la fascia superficial y la aponeurosis muscular; está


distribuida en capas laminares horizontales, limitada a ubicarse en algunas
zonas específicas (esteatomas). Conforma la capa de provisión inerte.

Funciones del tejido adiposo


También llamado tejido graso, es de origen mesenquimal, o sea es un tipo de
tejido conjuntivo compuesto por la asociación de células que almacenan lípido en
su citoplasma: los adipocitos.
El tejido adiposo, por un lado, efectúa labores mecánicas: una de ellas es hacer
de amortiguador, resguardando y conservando en su sitio los órganos internos,
asimismo a otros tejidos más externos del cuerpo, y también presenta
capacidades metabólicas; además, es el encargado de producir grasas para el
cuerpo.
La grasa de las células se hallan en condición semilíquida y se encuentran
constituida esencialmente por triglicéridos.

Se almacena preferentemente en el tejido subcutáneo, la capa más honda de la


piel. Sus células, llamadas lipocitos, están especializadas en crear y acopiar
grasa. Esta capa se llama panículo adiposo, y es un aislador del frío y del calor.
Opera como una almohadilla y como depósito de reservas alimenticias.

Esta clase de tejido efectúa operaciones de rellenado, principalmente en las


zonas subcutáneas. Igualmente, hace de soporte estructural. Para finalizar con
sus funciones se debe decir que posee siempre una función de reserva; sobre
todo de grasa, la cual varía en su diferente consistencia, puede ser sólida o
líquida.

El desarrollo de este tejido se puede generar por multiplicación celular


(crecimiento hiperplásico), en donde se incrementa el número de adipocitos por
división mitótica o por acopio de más cantidad de lípidos en las células ya
presentes (crecimiento hipertrófico). A lo largo de la adolescencia el
crecimiento es regularmente rápido, y en la persona adulta hipertrófico.

Morfología del Tejido Adiposo


El tejido adiposo se halla repartido en diferentes ubicaciones del cuerpo. Estos
depósitos se hallan especialmente a nivel dérmico, subcutáneo, mediastínico,
mesentérico, perigonadal, perirrenal y retroperitoneal. Asimismo, se identifican
dos clases de tejido adiposo: el tejido adiposo blanco y pardo o marrón. Los dos,
aparte de presentar diferencias respecto a su coloración, igualmente las
presentan en sumorfología, genes, distribución y función.

El tejido adiposo pardo: Tiene adipocitos multiloculares con cuantiosas


mitocondrias que indican elevadas cantidades de proteína desacoplante 1
(UCP1), que es la responsable de la dinámica termogénica de este tejido.
El tejido adiposo blanco: Se encuentra compuesto por adipocitos uniloculares,
que poseen mitocondrias muy distintas de las halladas en el tejido adiposo
pardo. Estas células generan leptina, una hormona que comunica al cerebro
sobre el estado alimenticio de la persona para controlar el consumo y el gasto
energético. La función primordial de este tejido es, por tanto, regular la ingesta
de energía, y la repartición de esta a otros tejidos, en los períodos
interdigestivos.
Se trata de un tejido conjuntivo especializado donde predominan las
células conjuntivas llamadas adipocitos. Los lipoblastos, las cuales son células
pioneras de adipocitos generan volúmenes significativos de colágeno I y III,
pero los adipocitos adultos excretan escasas cantidades de colágeno y merman
su competencia para multiplicarse.

El tejido adiposo es uno de los tejidos más profusos y constituye cerca del 15 al


20% del peso corporal en hombre, y del 20 al 25% del peso corporal en mujeres.
Los adipocitos acumulan energía en forma de triglicéridos. En vista de la baja
consistencia de estas moléculas y su elevado valor calórico, el tejido adiposo es
muy eficaz en la labor de almacenamiento de energía.

Los adipocitos diferenciados pierden la competencia de multiplicarse; no


obstante, son células que tienen una vida promedio muy alargada, y con la
disposición de incrementar el volumen de lípidos almacenados. Asimismo, el
tejido adiposo postnatal tiene adipocitos inmaduros y pioneros de adipocitos
excedentes, partiendo de los cuales pueden distinguirse adipocitos adicionales.
Estos mecanismos se vuelven activos cuando el consumo calório aumenta
desproporcionadamente.

Órgano de secreción interna


Las células del tejido adiposo son sumamente especializadas. Están acopladas
firmemente entre sí, proceden del fibroblasto. Su citoplasma carece de
sustancia fundamental y está dividido por trabéculas en lóbulos, igualmente, acá
presenta diminutas gotas de grasa que se unen. La grasa a su interior se halla en
estado semilíquido, constituida básicamente por triglicéridos.

Existen dos clase de tejido adiposo: el blanco y el pardo o marrón, que se


diferencian entre sí por su color, distribución, genes, morfología y función.

El tejido adiposo blanco tiene adipocitos uniloculares con células semiredondas


de volumen considerable, poliédricas, de núcleo anormal y periférico; es de
extensa repartición, principalmente en el adulto se almacena con
preferentemente en la zona central o abdominal, y comprende el depósito mayor
de energía en forma de triglicéridos, originarios de los quilo micrones y las

VLDL.

Este tejido adiposo blanco libra sustancias de segregación que actúan en el


control de la deglución, consumo energético, respuesta inmune y labor vascular.
Cuando se acrecienta de volumen se hace resistente a la insulina, y obtiene más
desempeño lipolítico.

Excreta sustancias con acción endo/para y exocrina, de las cuales se pueden


destacar Leptina, TNF alfa, IL-1, IL-6; estas colaboran en otorgarle a la
obesidad su característica de patología inflamatoria crónica de bajo grado. El
tejido adiposo igualmente segrega resistina, estrógenos, cohibidor del
acelerador del plasminógeno.

El tejido adiposo pardo es multilocular, de apariencia poligonal, con gran


cantidad de citoplasma, con células diminutas de núcleo redondeado y
excéntrico, de cuantiosas mitocondrias. Tiene un elevado número de capilares
sanguíneos. Es pobremente distribuida en el adulto, y se detecta en los
neonatos en las zonas interescapular y cervical. Su labor, regularmente, es de
control térmico.

Epidermis, dermis e hipodermis


La piel está compuesta por la capa más externa o epidermis avascular, la capa
intermedia o dermis, que es un tejido conjuntivo vascularizado y con cuantiosas
terminaciones nerviosas. A estas capas de la piel se les anexa el tejido
subcutáneo o hipodermis, conformado por tejido conjuntivo laxo y tejido

adiposo.
Podemos reconocer la piel superficial (epidermis), la dermis o corion y
finalmente el tejido subcutáneo, hipodermis o subcutis. La epidermis y la dermis
configuran el cutis, o lo que llamamos piel propiamente dicha. Igualmente, se
consideran parte de esta a los órganos anexos a ella como el pelo, las uñas y las
diversas glándulas.

La Epidermis
Es un epitelio plano en permanente procedimiento de cornificación, que se
estructura de cinco capas celulares distintas, teniendo lugar la regeneración en
los dos estratos celulares subyacentes. A partir de allí las células emigran hacia
la parte superior de la piel, alcanzando cornificarse totalmente
(queratinización) a lo largo de dicha migración.

La capa córnea de arriba se va despegando en un permanente proceso de


descamación. De acuerdo a las condiciones fisiológicas, la regeneración de la
epidermis comprende un período cercano a los de 30 días, desde que se origina
la división celular hasta alcanzar la separación de las células cornificadas.

La epidermis es avascular y su atención y sostenimiento se efectúa mediante la


propagación de sustancias alimenticias desde la cama capilar de la dermis. La
epidermis está compuesta especialmente por queratinocitos, que toman este
nombre de su destreza para efectuar la síntesis de queratina, las cuales son
proteínas estructurales impenetrable con mucha resistencia a
elevadas temperaturas y al pH, las cuales son poco susceptibles a soportar
procedimientos de catabolización enzimática.
Las queratinas se
dividen fundamentalmente en duras y blandas: Las duras componen el pelo y las
uñas; las queratinas blandas comprenden el factor fundamental de las células
cornificadas que se hallan en los mantos epiteliales exteriores, no obstante, se
les puede localizar asimismo en el espacio extracelular, procediendo como
material cementante.

Otras sustancias funcionales de la epidermis de gran significado son las células


de Langerhans (fundamentales en la inmunorreacción de la piel), las células
sensoriales de Merkel y los melanocitos; los cuales fabrican y acumulan
melanina, sustancia que aporta el color de la piel. La medida y distribución de la
melanina son los elementos que ocasionan las distintas pigmentaciones de la piel
y de los cabellos. Si la piel se somete a la radiación solar, en los melanocitos se
desencadena una reacción de protección contra los rayos UV, incrementando la
síntesis de la melanina, la cual revela sus efectos sobre la piel mediante el
conocido “bronceado solar”.

Estrato basal
Llamado también estrato germinal; configura la capa celular más subyacente de
la epidermis. Está constituido por queratinocitos cilíndricos, que están aptos
para efectuar la partición celular (mitosis) y avalan la constante renovación de
la epidermis. La división celular se encuentra sometida a una
regulación mediante un elevado número de diferentes sustancias, por ejemplo,
hormonas, vitaminas y los factores de crecimiento.

La capa basal transita, de manera ondulante, por toda la extensión de las


invaginaciones coniformes (papilas) de la dermis. La membrana basal, que no
presenta riego vascular, se localiza entre la capa basal y la dermis. Esta
membrana se ocupa de separar ambas capas de la piel, pero también ayuda al
afianzamiento de las células basales, y parcialmente, controla la medida de
proteínas transportadas.

Estrato espinoso
Posee seis capas de células estructuradas de forma desordenada, las cuales
sintetizan queratina y muestran una dinámica mitótica escasa. Estos estratos
están enlazados a través de puentes celulares (desmosomas), que son los que
dan a las células su aspecto espinoso. En los intersticios de los puentes celulares
se acumula agua.

Estrato granuloso
La cornificación paulatina empieza en el estrato granuloso. De acuerdo al
espesor que presente el estrato córneo, el estrato granuloso puede comprender
hasta tres capas de células planas, donde se pueden ver compactos gránulos
(granula) de queratohialina. Los gránulos están compuestos, entre otros
elementos, por una proteína pionera que se presume sea es copartícipe en la
producción de fibras de queratina en el intersticio celular.
Estrato lúcido
Se encuentra constituido por células sin núcleo celular, en las cuales se puede
apreciar una acelerada dinámica enzimática. En el estrato continúa prosigue la
queratinización, que engloba asimismo la conversión de los gránulos de
queratohialina de la capa granulosa en eleidina; sustancia esta acidófila de
abundante grasas y proteínas, la cual tiene poderosas cualidades refractantes;
se muestra como un manto homogéneo y brillante.

De esta última cualidad es que hereda el nombre con el cual se identifica esta
capa celular. Este estrato resguarda la piel frente a actividades de soluciones
acuosas.

Estrato córneo
Se encuentra constituido por células queratinizadas y sin núcleo, llamados
corneocitos. Se hallan dispuestas unas sobre otras, en figura de tejas y se
encuentran sólidamente enlazadas entre sí mediante la queratohialina,
igualmente por fibras muy delgadas (tono fibrillas). El estrato córneo
comprende cerca de 15 a 20 estratos celulares, de los cuales el estrato
exterior va mermando por descamación.

La Dermis
A la cara interior de la membrana basal de la epidermis se le acopla la dermis, la
cual es un tejido conjuntivo vascularizado y con cuantiosos extremos nerviosos,
que histológicamente se subdivide en dos mantos distintos: capa papilar externa
y capa reticular interna. Ambas se distinguen entre sí por su espesor y la
colocación de sus fibras de tejido conjuntivo, no obstante, se hallan contiguas
una de otra.
Estrato papilar
Está íntimamente enlazado a la epidermis mediante diminutas protuberancias
cónicas de tejido conjuntivo, que se denominan papilas. En el área de las papilas
se hallan las asas capilares que garantizan el suministro alimenticio de la
epidermis avascular; igualmente se encuentran los extremos nerviosos
independientes, vasos linfáticos y receptores sensoriales.

El propio tejido conjuntivo consta de una estructura de fibrocitos (estado de


reposo de los fibroblastos) y es atravesado por una red de fibras colágenas
elásticas. Los intersticios celulares localizados entre las tramas de las fibras se
encuentran rellenos con una materia amorfa que lleva el nombre de sustancia
fundamental (matriz extracelular), donde se pueden mover las células
sanguíneas y las del tejido que se hallan en movimiento.

Estrato reticular
Está integrado por fuertes fascículos de fibras colágenas entre lazados, en
cuyos intersticios se hallan incrustadas redes fibrilares elásticas. Esta
organización es la que le confiere flexibilidad a la piel, para que pueda
adecuarse a los diversos movimientos y variaciones de volumen del cuerpo.
Asimismo, está capacitado para succionar agua y expelerla nuevamente, lo cual
efectúa mediante un proceso dinámico.

Componentes celulares de la dermis


El fibrocito es la clase de célula propio de esta capa de la piel, que en su estado
activo como fibroblastos suministra un grupo de sustancias para la formación de
nuevo tejido. Los fibroblastos condensan y libran los pioneros del colágeno,
elastina y proteoglucanos; quienes se desarrollan fuera de las células hasta
transformarse en fibras colágenas y de elastina; y en estado no fibroso
producen la sustancia elemental gelatinosa de la matriz extracelular.

Proteínas fibrosas de la dermis


Las fibras de tejido conjuntivo de la dermis se encuentran constituidas por la
proteína estructural llamada colágeno, que se identifica por ser un producto
biológico con una elevado desempeño para la resistencia, y que comprende cerca
del 60 al 80% del peso del tejido en estado seco.

De las cuatro clases de colágenos genéticamente diferentes, que existen en el


cuerpo humano, en la dermis se halla de manera predominante el colágeno del

tipo I.

La elastina es otra de las fibras proteicas de la dermis, la cual igualmente es


condensada y librada por los fibroblastos. Se muestra como una serie de
polipéptidos de gran elasticidad, partiendo de la cual, en la zona extracelular, se
fabrica una figura bidimensional con regiones onduladas (lazos) que facilitan la
maleabilidad reversible de la piel, impidiendo simultáneamente, las extensiones
desproporcionadas y los desgarros.

La Hipodermis
Constituye el estrato más subyacente de la capa corporal externa. Está
conformada por tejido conjuntivo laxo y no representa una demarcación
evidente con el cutis. En lo más profundo se enlaza a las fascias musculares o al
periostio. Excepto pocos lugares del organismo, en toda la hipodermis se puede
acumular tejido adiposo, el cual efectúa labores aislantes, modeladoras y de
almacenamiento.

Receptores sensoriales en el cutis y en el subcutis


La piel se encuentra colmada de diversos tipos de culminaciones nerviosas
independientes, y receptores que perciben estímulos, facilitando

 que la piel efectúe


su labor como órgano sensor. Mediante las células de Merkel, ubicadas en la
epidermis, se puede efectuar la percepción por tacto extendido.

En el recorrido del cuerpo papilar de la dermis se hallan dispuestos en hileras,


los corpúsculos de Meissner, quienes hacen de receptores táctiles de las
emociones por presiones más tenues. Es por esto que se encuentran densamente
concurrentes en las yemas de los dedos.

Los corpúsculos de Krause poseen gran significación para la captación del frío, y
los corpúsculos de Ruffini que se localizan en la hipodermis hacen de
perceptores de calor. Las células nerviosas autónomas que se localizan próximas
a la superficie de la piel, comunican las sensaciones de dolencia. Los corpúsculos
de Vater-Pacini dispuestos en el subcutis reaccionan ante las desfiguraciones y
oscilaciones mecánicas.

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