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En los procesos de fabricación del acero, ¿se obtiene en la colada la calidad,
pureza y composiciones deseadas? La respuesta a esta pregunta, en general, es
no.
Cualquiera que sea el proceso de obtención del acero, siempre trae consigo la
presencia de impurezas, gases, incrustaciones y segregaciones que hacen
necesario la implementación de procesos de refinación posterior, comúnmente
conocidos como “afino” del acero.
Aunque casi todo el hierro y acero que se fabrica en todo el mundo se obtienen a
partir de arrabio producido en altos hornos, hay otros métodos de refinado del
hierro que se han practicado de forma limitada. Uno de ellos es el denominado
método directo para fabricar hierro y acero a partir del mineral, sin producir
arrabio.
El hierro colado o arrabio obtenido del alto horno es un producto que todavía no
está listo para ser utilizado industrialmente.
Todas estas sustancias hacen que las propiedades del producto no sean las
deseables. Es necesario pues tratar este hierro, el proceso por el que esto se lleva
a cabo se llama colado.
Este sistema está formado por en una olla de acero recubierta en su interior con
material refractario en la que se deposita el arrabio a tratar. A través de una lanza
situada en la parte superior se inyecta oxígeno al recipiente. Debido a las altas
temperaturas de trabajo, la lanza se enfría continuamente a través de serpentines
de agua interiores para evitar que se funda. La carga y la descarga de la olla se
hacen por la parte superior por lo que la olla está montada en ejes rotatorios que
permiten su volcado.
Normalmente el chorro de oxígeno contiene polvo de piedra caliza que sirve para
eliminar impurezas, entre las que destaca el fósforo.
Una vez obtenido el acero afinado, se le pueden añadir los elementos que
formarán las distintas ferroaleaciones, o bien hacerlo más tarde cuando el acero
afinado sea vertido en la cuchara. El proceso tarda unos 50 minutos, y estos
sistemas están dimensionados para poder producir unas 275 toneladas de acero
por hornada.
Cada hornada produce en torno a 100Tm y el proceso tarda en torno a una hora.
Los hornos eléctricos se emplean para producir acero inoxidable y aceros aleados
de extraordinaria calidad que deben ser fabricados según especificaciones muy
exigentes. El afinado se produce en una cámara hermética, donde los parámetros
que intervienen en el proceso son controlados rigurosamente con dispositivos
automáticos. En las primeras fases de este proceso de refinado se inyecta
oxígeno de alta pureza a través de una lanza, lo que aumenta la temperatura del
horno y disminuye el tiempo necesario para producir el acero. La cantidad de
oxígeno inyectada se puede regular con precisión, lo que evita oxidaciones no
deseadas
Colada convencional
Es uno de los procesos más antiguos que se conocen para trabajar los metales. El
proceso consiste en dar forma a un objeto al verter el material líquido en una
cavidad formada en un bloque de arena aglomerada u otro material que se llama
molde y dejar que se solidifique el líquido.
Colada continúa
Es este un método muy útil para fabricar perfiles, varillas y barras de diferentes
secciones y láminas o placas de varios calibres y longitudes.
Aleación del acero
Como hemos visto en los puntos anteriores, en los hornos de afino se consigue
reducir la cantidad de carbono y eliminar las impurezas que contiene el arrabio y
que harían que sus propiedades no fueran todo lo buenas que podrían llegar a ser.
Otra de las operaciones que se realiza durante la operación de afino consiste en
añadir al acero determinados elementos metálicos, los cuales en las proporciones
adecuadas modifican de modo significativo algunas propiedades del acero, o
incluso le añaden alguna que no poseía.
Aleación
Mezcla sólida homogénea de dos o más metales, o de uno o más metales con
algunos elementos no metálicos. El acero es pues una aleación de hierro y
carbono, más los metales que se añaden para mejorar sus propiedades.
Los elementos más habituales y la forma en que modifican las propiedades del
acero son:
Dentro de este apartado vamos a hablar de los tratamientos a los que se puede
someter una pieza de acero en estado ya sólido para mejorar alguna de sus
propiedades. Básicamente estos tratamientos son de tres tipos, superficiales,
térmicos y termoquímicos.
Tratamientos superficiales
El principal inconveniente que presenta el acero como material de trabajo es su
tendencia a oxidarse cuando entra en contacto con la atmósfera o con el agua.
Por ello normalmente el acero ha de ser sometido a tratamientos superficiales que
combatan esta carencia.
En esencia lo que hacen todos ellos es cubrir la pieza con una capa de material
que o bien no se oxida o ya está oxidado pero no permite que la corrosión pase a
capas interiores. Los tratamientos superficiales más habituales son:
Tratamientos térmicos
Mediante estos procesos se consigue modificar muy significativamente las
propiedades mecánicas como dureza, tenacidad y resistencia mecánica del acero.
En estos procesos no hay ninguna aportación de elementos químicos nuevos al
material base.
Consisten en calentar el material a tratar hasta una temperatura inferior a la de
fusión y mantenerlo en ella el tiempo suficiente como para que a lo largo de toda la
pieza se alcance la misma temperatura, con el fin de homogeneizar el tamaño del
grano, o para modificar los micro-constituyentes del material.
Hay distintos tipos de tratamientos térmicos que se aplican al acero (serán más
profundamente tratados en Tecnología II): Temple, revenido, recocido y
normalizado, con ellos se consigue mejora la resistencia a la tracción, disminuir la
acritud, elevar la tensión de rotura, y eliminar las tensiones internas.
Tratamientos termoquímicos
En ocasiones se demandan materiales que tengan propiedades contradictorias
como es por ejemplo que presenten elevada resiliencia y dureza (cigüeñales,
pistones, levas,…), para ello se trata de que el alma de las piezas absorba los
impactos y que la zona superficial sea la que acometa la dureza.
En estos casos se modifica superficialmente la composición de los materiales sin
que afecte a su composición interna, sometiéndoles a tratamientos termoquímicos.
Estos se llevan a cabo en recipientes herméticos, elevando la temperatura por
debajo de la de fusión y en presencia de algún elemento que se difunda hacia el
interior del material base de la pieza a tratar, dependiendo de cuál sea este
material se distinguen los siguientes tratamientos:
Lo más habitual es que las piezas de acero, tras la colada, sean sometidas a
distintos procesos de mecanización para dotarles de la forma adecuada.
Los procesos más comunes son:
Bibliografía
Manuel Torres Búa, 30 de abril 2014, Materiales de uso técnico, 23 de enero 2020,
Edu.xunta.es,https://www.edu.xunta.es/espazoAbalar/sites/espazoAbalar/files/
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