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nes más elevadas del planeta y estaba envuelto, desde hacía décadas, en un

conflicto armado contra la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, que había


dejado decenas de miles de víctimas. Una crisis que este ingeniero de
ascendencia japonesa supo aprovechar postulándose como un candidato
diferente a los partidos tradicionales de Perú.

Su llegada a la presidencia se produjo en un momento crítico para Perú

Su principal reto a su llegada a la presidencia fue mejorar la situación


económica peruana. Con una política neoliberal comenzó a privatizar empresas
clave del sector público peruano para atraer inversión extranjera y logró reducir
la hiperinflación que azotaba al país desde hacía años. Los resultados elevaron
su popularidad entre la población.

El otro punto fuerte de sus políticas de gobierno fue la lucha contra el


terrorismo. Fujimori endureció el combate contra Sendero Luminoso y el
Movimiento Revolucionario Tupac Amaru con el objetivo de terminar con su
influencia. El operativo tras el secuestro de la embajada de Japón en Lima por
este último grupo en 1997, en el que murieron los 14 terroristas es un ejemplo
de su actuar para con las guerrillas.

Una postura dura que hizo que el grupo armado retrocediera, pero que también
se utilizara violencia de Estado contra miles de personas. El Gobierno de
Fujimori financió y armó a grupos paramilitares que operaban como
escuadrones de la muerte contra todo civil sobre el que hubiera una sospecha
de colaboración con la guerrilla.  

Masacres y autoritarismo

Algunas de estas acciones fueron actos de violencia indiscriminados contra


inocentes. El 3 de noviembre de 1991 se produjo la masacre de Barrios Altos,
en la que fueron asesinadas 15 personas que estaban en una reunión vecinal y
en julio de 1992 nueve alumnos y un profesor universitario fueron asesinados
en La Cantuta por tener supuestos nexos con Sendero Luminoso. Las
sospechas por crímenes de lesa humanidad contra Fujimori comenzaron a
rondar durante estos años, pero el mandatario se escudó en la tolerancia cero
con los terroristas.

Desde un comienzo, Alberto Fujimori mostró tener un carácter con tendencia al


autoritarismo. Algo que se confirmó en 1992. El 5 de abril de ese año el
mandatario se dio un auto golpe de Estado en el que, con ayuda del Ejército,
se tomó el Congreso y las sedes judiciales.

Fujimori no controlaba el órgano legislativo y sus leyes eran constantemente


bloqueadas, algo que sirvió como pretexto para esta intervención
aprovechando el descredito que sufría la política tradicional entre la sociedad.
Tras el ‘fujimorazo’ su poder aumentó y fue reelegido en 1995.

Reelección y denuncias por esterilizaciones forzadas

Su segundo mandato comenzó con un plan de salud pública que fomentó la


esterilización entre mujeres de bajos recursos con el objetivo de frenar la
pobreza en el país. Una medida polémica que lo fue más cuando se
empezaron a denunciar esterilizaciones forzadas en condiciones infrahumanas
a mujeres indígenas y pobres de áreas especialmente rurales.

Los datos son contradictorios, pero se estima que durante su Gobierno se


esterilizaron alrededor de unas 350.000 mujeres y 25.000 hombres, pero no se
sabe con exactitud cuántas fueron forzadas.

Caída y detención

Sin embargo, ninguna de las polémicas mencionadas consiguió tumbar al


presidente Fujimori. Entre denuncias de fraude electoral fue reelegido para un
tercer mandato en el año 2000. Todo indicaba que aún quedaban cinco años
más de fujimorismo por delante, hasta que a los pocos meses salieron a la luz
videos en los que se veía a gente del círculo íntimo de Fujimori sobornar a
políticos y empresarios.

La privatización de empresas de años anteriores fue de la mano junto con un


clientelismo y corrupción que enriqueció a Fujimori y su entorno durante una
década. Y esto sí terminó con su Gobierno. El 19 de noviembre emitió un fax
de renuncia desde Tokio y se refugió en Japón para no ser perseguido por las
autoridades.

Su exilio en Japón levantó mucha polémica, pero en 2005 fue detenido en


Santiago de Chile durante un viaje tras una orden de arresto internacional. Este
fue el inicio de su periplo carcelario. En septiembre de 2007 fue extraditado a
Perú y comenzaron varios juicios e investigaciones en su contra. Fujimori tuvo
condenas por allanamiento de morada, corrupción y robo de fondos públicos.
Aunque el más importante de todos fue por crímenes de lesa humanidad.

Fujimori entro en prisión con la perspectiva probable de pasar el resto de su


vida ahí. Pero no fue así. Desde el inicio de su condena, el sector político
fujimorista, encabezado por su hija Keiko, pidió su indulto humanitario por su
progresivo deterioro físico y su avanzada edad. Peticiones que fueron desoídas
hasta que en 2017 el expresidente Pedro Pablo Kuczynski decidió ponerlo en
libertad. Una medida polémica que tumbó la justicia, devolviéndolo a prisión en
2019.

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