Está en la página 1de 2

Edición y corrección de estilo

Por Petúfar, 13 de marzo de 2009

 
La gente identifica con alguna claridad al autor y a la empresa editorial que publica un material escrito,
pero generalmente no está al tanto de la labor de otras personas que también intervienen habitualmente
en el proceso de edición. Muchos lectores desconocen por completo la existencia del corrector de estilo
y la importancia de su labor.

El corrector de estilo es el profesional encargado del texto final que aparece impreso. Su responsabilidad
incluye la corrección ortográfica, gramatical, lingüística y de redacción. La labor del corrector de estilo
es necesaria en todo tipo de publicaciones: periódicos, revistas, folletos, manuales de uso, informes
empresariales y, sobre todo, libros.

El carácter de la labor de corrección varía según el tipo de publicación. En cuanto a presión de tiempo,
de mayor a menor, tenemos el periódico, la revista y el libro. Muchos periódicos de circulación diaria no
tienen correctores o tienen un número insuficiente de correctores que no les permite garantizar una alta
calidad en los aspectos arriba mencionados. Dependen mucho de la calidad de sus periodistas y
columnistas, aunque estos últimos suelen ser personas de mucha confiabilidad lingüística que disponen,
además, de más tiempo para redactar sus escritos que los reporteros. Quienes escriben en revistas se
asemejan a los columnistas en los periódicos y suelen contar con un corrector de estilo que se encarga de
pulir sus escritos. Los libros, al menos en teoría, tienen menor presión, pero con frecuencia requieren la
intervención más extensa de un editor y del corrector de estilo. No obstante, la presión del tiempo es
cada vez mayor en la edición de libros, debido a cronogramas dictados por las direcciones editoriales
presionadas por las gerencias financieras.

¿Por qué es necesaria la labor del corrector de estilo?

Por diversas razones, el número de las personas con buena ortografía es relativamente reducido. Por una
parte, hay un pequeño porcentaje de individuos que nacen con impecable ortografía. La enseñanza y la
dedicación personal de algunos da como resultado la adquisición de la ortografía, pero queda una amplia
porción de la población que nunca llega a la confiabilidad ortográfica. La ortografía es el primer
requisito de cualquier escrito, pero hay otros de importancia aún mayor. Sigue la corrección gramatical y
la lingüística. Estas son materias cuyo dominio tiene similares características al dominio ortográfico: en
parte son innatas, pero requieren perfeccionamiento a través de aprendizaje. Lamentablemente, en la
enseñanza escolar y universitaria actual no se les da la profundidad necesaria. Finalmente, tenemos el
requisito de la buena redacción. Esta es otra característica escasa que descansa en la claridad de las
ideas, la facilidad de expresarlas, un amplio vocabulario, gran capacidad de razonamiento lógico,
atención al detalle y otras cualidades adicionales. Al igual que los requisitos anteriores, la buena
redacción también tiene una base innata que se puede mejorar con el aprendizaje y, sobre todo, con la
práctica. Debido a la concurrencia de varias cualidades escasas, el porcentaje de las personas capaces de
producir materiales escritos de calidad totalmente confiable es mínimo. Mi apreciación basada en mi
experiencia es que no llega ni siquiera al 1% y tal vez esté por los lados del 0,1%. Entonces, quizás en el
99,9% de los casos se hace indispensable la intervención del corrector de estilo.

Las características de un buen corrector de estilo

Ya hemos visto que el corrector de estilo es un profesional que debe salir de una porción muy pequeña
de la población. Lo primero que puede pensar el lector desprevenido es que el corrector de estilo debe
ser un lingüista o quizás él mismo deba ser un escritor de campanillas. No  es así. El corrector debe
dominar a la perfección la Ortografía y la Gramática (o, más exactamente, la corrección gramatical y
lingüística) y debe tener una excelente redacción y ojalá una muy amplia cultura general. Además debe
ser una persona sumamente responsable dispuesta a esforzarse continuamente para entregar un trabajo de
calidad. También debe tener mucho sentido común y sumo cuidado para no tergiversar la idea del autor
al tiempo que mejora la redacción. Mientras más temas conozca, mejor. Aunque ese papel le
corresponde más al editor o al revisor técnico, un buen corrector de estilo puede incluso mejorar el
contenido. En el caso de las traducciones, también debe tener un buen conocimiento del idioma original,
pues, además de la labor ordinaria, debe vigilar la exactitud y la fidelidad de la traducción. La profesión
que haya estudiado no es tan importante como las cualidades mencionadas. Debería ser bien pagado,
pues de su labor depende en gran parte el prestigio de los autores y de las editoriales.

¿Qué lugar ocupa la corrección de estilo en el proceso de edición?

Hablemos de la edición de un libro, que es el proceso más complejo. En el esquema tradicional existe un
autor que escribe un libro (un texto para la enseñanza, una novela, una obra de autoayuda, etc.) producto
de su inspiración y de su deseo de comunicar un conocimiento que posee, y de paso obtener un beneficio
económico. El autor presenta su obra a una editorial. Si la editorial está interesada en el tema, la somete
a evaluación de personas expertas y, si el autor corre con suerte, la editorial se encarga de publicarla,
también con fines de lucro. En algunos casos, un editor propone cambios para mejorar el contenido.
Después de hechas algunas mejoras, el manuscrito pasa a corrección de estilo y a composición
tipográfica. La composición tipográfica consiste en escoger los tipos de letra, las ilustraciones y la
presentación y diseño físico de las páginas y de la carátula. El corrector de estilo es el responsable hasta
de la última coma, tilde y letra que aparecerá impresa. Sin embargo, en algunas editoriales un editor lee
el texto corregido y hace nuevas correcciones. Cuando la obra es original, el texto corregido y levantado
generalmente pasa a visto bueno del autor, especialmente si se trata de un autor prestigioso o de una
materia muy especializada. En el caso de traducciones no se acostumbra que el traductor vuelva a ver las
correcciones que le hicieron. El proceso intelectual de la edición termina con la revisión tipográfica,
cuya finalidad es comprobar que se han hecho las correcciones indicadas. Si hay imperfecciones, como
sucede normalmente, se hacen los últimos retoques antes de enviar el manuscrito a la imprenta.

Tendencias actuales en la edición de libros

El vértigo de la vida moderna, caracterizado, además, por el afán de lucro, hace que el proceso editorial
tradicional sufra en muchos casos algunos cambios. Actualmente, las editoriales se especializan en
ciertos temas y ya no publican lo que los autores escriben por su propia iniciativa, sino que escogen los
temas y luego contratan un autor que les parece apropiado. Antes pagaban al autor regalías dependientes
del número de ejemplares vendidos de la obra. Ahora pagan el trabajo y cualquier utilidad que pueda
haber es íntegramente para la editorial. Antes el autor escribía porque le nacía hacerlo, ahora lo hace
porque lo contratan. Antes el autor se tomaba el tiempo que considerara necesario para escribir una obra
de gran calidad, ahora debe cumplir un cronograma y muchas veces hacer entregas parciales para
permitir adelantar simultáneamente los otros procesos editoriales. Esto se aplica tanto en el caso de
temas de actualidad como de textos escolares e incluso de textos universitarios. El libro debe salir al
mercado antes de quedar obsoleto el tema que trata o debe estar listo a tiempo para el inicio del año
escolar o el semestre académico. Antes tanto los editores como los correctores de estilo y demás
personas que intervienen en la edición eran empleados regulares, ahora se estila mucho el "free-lance" en
todos los procesos. Por otra parte, la presentación física, los colores, la calidad de las ilustraciones
adquiere una atención cada vez mayor.

Publicado en: Concurso de Ortografía, El Tiempo, Vida de hoy.

También podría gustarte