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JOSÉ MARTÍNEZ

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La formación del Estado se remonta a las primeras civilizaciones en la Antigüedad,
surgidas en África (Egipto) y en Asia (Mesopotamia, India y China) y posteriormente, en la
cuenca del Mediterráneo (civilización greco-romana). Desde entonces, se establecieron
diferentes formas y tipos de Estado. Pero, fue en los albores de la Época Moderna, entre los
siglos XV y XVII, en que surgieron los Estados nacionales modernos, que pusieron termino
a la fragmentación del poder, tan característico de la Europa Medieval.
Evolución del Estado moderno.
La primera forma que adoptó el Estado moderno fue la monarquía absolutista, una forma de
gobierno en la que el monarca representaba la voluntad soberana y su palabra era la ley.
Recién en el siglo XVIII, con pensadores como Montesquieu, Locke, Voltaire y Rousseau,
comenzaron a difundirse las primeras críticas en contra del Estado monárquico absolutista.
Surgió una nueva mentalidad que consideraba que todos los miembros de la sociedad,
incluidos los gobernantes y el monarca, debían someterse a la ley emanada de la soberanía
popular.
El Estado liberal es el que surge como resultado de la Revolución Liberal en sustitución de
la Monarquía absoluta propia del Antiguo Régimen. Es el sistema político propio del
comienzo de la Edad Contemporánea, en la nueva formación económico-social que puede
denominarse Nuevo Régimen o Régimen Liberal. Su duración en el tiempo puede
entenderse como continua hasta la actualidad.
La idea del Estado social y democrático de derecho como modelo político y social tiene su
origen en Europa durante la primera mitad del siglo xx, en el contexto bélico en el cual
estaban inmersos los Estados y con sus derivadas crisis socioeconómicas.
El Estado social y democrático como asunto de gobierno surge a partir de un encuadre
principalmente económico, en el cual el interés se funda en el unánime progreso de los
individuos como miembros del Estado, esto de la mano del fortalecimiento de los medios
de producción como base de la economía interna y externa, que se generó a partir de las dos
guerras mundiales que tuvieron lugar en el siglo XX.
La construcción del caso europeo parte de la crisis del liberalismo que, a efectos de la
política internacional, generó pauperización; pues la propuesta de economía de mercado no
cumplió sus promesas de autorregulación e implicó que las libertades propuestas desde el
liberalismo no satisficieran las necesidades de los ciudadanos.
Así, la dimensión de intervención sería entonces, entendida con un fundamento político que
se posiciona en la medida en que se determina que el contrato social debe tener una
significación material para los ciudadanos.
El neoliberalismo es una teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la
intervención del Estado. El proyecto neoliberal en América Latina tuvo su origen en la
crisis del capitalismo de los años 1960. El anticomunismo de la Guerra Fría y el repudio de
las políticas públicas keynesianas, que otorgan un papel decisivo al Estado en el desarrollo
económico, fueron sus fundamentos. Si para Keynes el desarrollo dependía de políticas
sociales dirigidas a asegurar el pleno empleo y la redistribución de la riqueza por medio del
control estatal de precios, de la inflación y de los salarios, para los neoliberales fue la
oposición y la crítica a dichos principios lo que hizo surgir su doctrina. Hayek fue uno de
sus mayores exponentes.
Burocracia.
De forma general, la burocracia pública ha sido definida como la totalidad de agencias o
departamentos gubernamentales que constituyen el gobierno permanente de un Estado. Se
refiere a todos los funcionarios públicos del gobierno, de alto y bajo rango, elegidos y
designados. La burocracia es la parte más grande de cualquier gobierno, si se mide por el
número de personas implicadas o el gasto incurrido.
Aunque también existe el enfoque organizativo; en este contexto, es una manera de
desarrollar la estructura organizativa de las organizaciones formales. Entendiendo por éstas,
aquellas organizaciones que están estructuradas jerárquicamente y se rigen – hasta cierto
punto – por un conjunto de reglas aceptadas ampliamente y que tienen una finalidad, un
objetivo. Está claro que dentro de esta definición caben tanto la organización de un Estado
como la estructura organizativa de una empresa privada.
En América Latina la mayor burocracia ha aumentado la tramitología y, además, ha
ensanchado la corrupción que, se dice, quiere combatir. Durante 2005-2019 se han tenido
ciclos de ensanchamiento del Estado, con resultados nefastos en Argentina y Venezuela. En
los casos de Brasil y Chile se han tenido señales recientes de querer corregirlo. Los
principales avances incluyeron la extensión (en mayor intensidad y en número de países) de
los concursos de mérito para el acceso al empleo público (por ejemplo a través de portales
en internet), la mejora de los sistemas de información sobre el personal, el fortalecimiento
de los entes rectores, y la ampliación de la práctica de definir con mayor precisión los
perfiles de cargos.
Para muestra de la gran burocracia existente en Latinoamérica, en México son necesarias
491.9 horas/año para lidiar con la burocracia, en Argentina 808.5 y en Venezuela, que tiene
el sistema burocrático más complejo de los países estudiados, hacen falta 1043.3 horas/año.

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