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TÍTULO:

ADA 3: CUALIDADES PERSONALES PARA LA DIRECCIÓN DE

ORGANIZACIONES

Alumno:

Johnny Miller Lázaro Andrés

Doctorado en Gestión Educativa

Universidad de Oriente

Primer Semestre

Materia:

“Habilidades para la alta dirección”

Profesor Dr. Geovanni Fco. Sansorez Puerto

1 de noviembre del 2020


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INTRODUCCIÓN

Los líderes fuertes tienen ciertas cualidades que los hacen atractivos y, del mismo modo,

los líderes pobres también tienen cualidades que afectan la forma en que lideran a los demás. No

es secreto que se colabora mejor cuando se está influenciado por líderes poderosos, pero no tan

bien si se encuentra trabajando para o con un líder débil. Tener fuertes habilidades de liderazgo

es un requisito necesario si se quiere tener la influencia o lograr el impacto buscado. Tomar

conciencia de las malas cualidades de liderazgo puede ser un paso fundamental a medida que se

avanza en los esfuerzos por convertirse en mejores líderes y servir a los demás lo mejor que se

pueda. Cualquier persona en una institución puede ocupar un puesto de liderazgo, pero no todo el

mundo sobresaldrá a menos que posea la combinación adecuada de condiciones, motivaciones,

formación o talento natural. Abordar las habilidades de liderazgo deficientes en un miembro de

la institución comienza con llegar a la raíz del problema. Cuando uno está al frente de una

institución, debe dar una alta prioridad a mejorar las habilidades del equipo de trabajo que

ocupan puestos de liderazgo.


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Cualidades personales para la dirección de organizaciones

¿Qué se necesita para ser un profesional? ¿Qué habilidades deben tener los profesionales? Un profesional es

alguien que posee conocimientos especializados, a menudo además de haber completado una preparación

académica enfocada para su carrera laboral. La sociedad le ha dado el status de “profesional” a estas

profesiones: maestros, contratistas, ingenieron en informática y empleados de innumerables industrias.

Más allá de las habilidades y los conocimientos necesarios para cada profesión específica, los profesionales

de casi todas las disciplinas necesitan un conjunto particular de cualidades, habilidades y comportamientos.

Se trata principalmente de habilidades blandas, habilidades intangibles que ayudan a interactuar y llevarse

bien con los demás. A raíz de varias experiencias laborales dónde mis compañeros hemos tenido aciertos y

desaciertos, se decidió realizar como ejercicio, hacer una reflexión para lograr una compilación que listaran

las habilidades valiosas y las cuales nos hacen únicos. Concluimos que las siguientes preguntas son las

mejores para hacer una :

¿Cuáles son las habilidades personales que un profesional posee que podrían ser valiosas en el lugar de

trabajo? Las habilidades sociales, habilidades interpersonales o habilidades interpersonales. Algunos

ejemplos de estas habilidades incluyen la resolución de problemas, la adaptabilidad, la confiabilidad, la

automotivación y las habilidades de liderazgo.

¿Cuáles son las habilidades profesionales con las que se deben contar y que serán valiosas para un futuro

empleador? Estos se denominan comúnmente habilidades técnicas, las cuales son competencias específicas

que se enseñan en la escuela o en el trabajo, incluidos idiomas extranjeros, programación de computadoras,

habilidades de escritura o habilidades mecánicas.

¿Qué habilidades clave buscan los empleadores? Y, ¿poseo una brecha en las habilidades que traigo a la

mesa? Esta información es importante y útil para determinar si podría carecer de las habilidades críticas

necesarias para pertenecer a un equipo de trabajo.


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Como resultado de este ejercicio he seleccionado una lista de las habilidades y valores que debo seguir

mejorando para poder desempeñarme mejor dentro de mi carrera profesional y dentro de mi familia. A

manera de definición detallo las habilidades principales. Entonces, ¿cuáles son estas habilidades importantes

que alguna vez se me exigieron modificar? o ¿por cuales se me ha llegado a felicitar por poseerlas?

Habilidad personal #1: profesionalismo. El profesionalismo es actuar de manera responsable y justa en

todas sus actividades personales y laborales. Se ve como un signo de madurez y confianza en uno mismo.

Cada una de las tareas que se me han asignado desde mis primero días en la docencia me han ayudado a

corregir algún aspecto de mi formación e inclusive generar nuevas habilidades que atienden a estos cambios

sociales actuales.

Habilidad personal #2: honestidad e integridad. Los empleadores probablemente respetan la integridad

personal más que cualquier otro valor, especialmente a la luz de los escándalos corporativos que se han

vuelto tan comunes. Ahora con el don de ser un profesional mucho más experimentado cuento con una

honestidad e integridad que crean un liderazgo efectivo y relaciones comerciales óptimas. Establecer los

límites de lo que se puede hacer o decir son limitados y muchas veces parecieran ser invisibles pero siempre

están y estarán ahí para hacernos saber que hemos traspasado cierto límite, mismo por el cual se nos

felicitará o penalizará.

Habilidad personal #3: adaptabilidad. La adaptabilidad se refiere a la apertura a nuevas ideas y conceptos,

a trabajar de forma independiente o como parte de un equipo. También se refiere a la capacidad de alternar

entre asignaciones y realizar múltiples tareas o proyectos. Desempeñar mi función como docente me ha

resultado favorable porque mi personalidad se ha modificado y transformado constantemente. Mi tolerancia

y empatía no podía tenerla al nivel que yo era requerido. Hoy soy un profesional altamente adaptable,

móvil, positivo, resistente, muy paciente, tomador de riesgos y abierto a nuevas ideas. Uno debe cumplir

con ser fiel a sus principios e intereses, tanto como los personales, como los de departamento y los
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institucionales. Como alguna vez un maestro muy sabio me dijo: “tendrás siempre maestros buenos y

maestros malos. Ambos son necesarios tenerlos, porque los buenos te dan el molde para que los superes y

los malos te dan la visión de lo que no debes de hacer” (Jaime Castillo, 2009). A mis 24 años y siendo un

docente nuevo, era muy duro conmigo mismo al ver que no podía lograr las cosas como yo querían que

fuera, como por ejemplo la implementación de estrategias educativas, el uso de plataformas virtuales y la

libre elección de textos para mejorar el nivel de catedra. Sentía que era mi responsabilidad mejorar esos tres

núcleos que en aquel entonces consideraba era el responsable directo si los alumnos demostraban que no

funcionaba.

Habilidad personal #4: resolución de problemas. Los empleadores buscan personas que buscan empleo a

quienes les encanta lo que hacen y lo seguirán haciendo hasta que resuelvan el problema y terminen el

trabajo. A pesar de que mis 3 núcleos antes mencionados no eran atendidos o permitidos atender, como

trabajador, siempre me mostré y me he mostrado productivo con una ética de trabajo sólida que ejerce un

esfuerzo óptimo para completar con éxito las tareas, de lograr las habilidades planeadas, de lograr llevar a

los alumnos a donde ellos confían que los llevaré, etc.

El poder puede considerarse maligno o injusto; el poder también puede verse como algo bueno y como algo

que sirve para ejercer objetivos que ayudarán, moverán y empoderarán a otros también. Tengo la dicha de

haber tenido a un mentor magnífico que me enseñó mucho conocimiento porque fue mi maestro durante la

universidad, su calidad humana era ejemplar y en lo que correspondía a lo profesional era un diablo, me río

solo de recordar, porque si bien muchas veces me hizo sentir mal, el poder que sostengo el día de hoy, es el

mismo que trato de replicar con mis alumnos, utilizando diferentes métodos pero siempre sin perder la

esencia de que el profesional debe ser empoderado. A pesar de haber tenido al mismo maestro, mi actual

coordinador no practica o persigue tener la misma visión que nuestro maestro nos inculcó. El no logra ser

referencia de lo que debe ser un trabajo coordinado, honesto y humilde. Entré a esta situación porque mi
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mentor me dijo que participara en la convocatoria porque yo era capaz de poder trabajar y crecer como

profesional. Apliqué para la convocatoria y terminé obteniendo el trabajo como profesor. Mi experiencia

con el poder en esta institución puedo decir me ha ayudado mucho a perder el miedo de alzar la voz dentro

y fuera de la institución. Actualmente elijo las batallas en las cuales decido invertir mis energías y exponer

mis principios. Han sido tantas batallas en dónde he salido airoso y en otras dónde se me es difícil aceptar el

nivel de poder e influencia que puede tener la política, los puestos de confianza y la necesidad quedar bien

con estas mismas autoridades y así pasando por alto a sus colaboradores. Numerosas veces he presentado

quejas y pruebas que demuestran la ineficiencia de mi coordinador directo al no saber lo que es gestionar,

delegar, favorecer a diferentes personas en su posición. Nunca queda en nada; al cursar esta materia me han

dado impulsos de convocar a una junta de departamento y poder expresarles por qué estamos mal y que se

puede hacer para mejorar la convivencia, aumentar la cultura organizacional y mejorar el profesionalismo.

El departamento a dónde pertenezco es una unidad donde todos los elementos quieren ser estrellas y

protagonistas, olvidándose así del fin común de la institución educativa. El caso de Camila Parker pareciese

ser sacado de varias vivencias al colaborar con distintos empleadores o jefes, donde su principal

característica es de que no saben ser líderes, no saben delegar eficientemente y pecan de tener un ego mayor

a la visión que debería hacer que los que reman en sus barcos deberían poseer. No solamente Camila Parker

debería de delegar, todo aquel que tenga un puesto donde su poder esté en un escritorio. Creo que uno de los

demonios de no saber delegar es no confiar en el talento humano que existe dentro de tu grupo de trabajo.

Desgraciadamente este miedo viene acompañado de que varias empresas no toleran ni el más mínimo error.

Aquél líder que logre experimentar asignando tareas a sus colaboradores con el fin de que se superará o

podrá corregir sus procesos, ese líder logrará hacer que la dinámica de su cuerpo laboral sea muy eficiente.

Cuando tuve la oportunidad de ocupar un cargo administrativo, yo estaba cegado por querer hacer el mejor

papel para la institución ya que no creía aptas a muchas personas que conformaban mi plantilla docente; el
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momento en cuando se me dio la luz verde para contratar a alguien que considere altamente capacitado, fue

muy difícil y en algunas temporadas terminé sin contratar a algún maestro y yo terminaba dando las clases,

lo hacía con el fin de que los alumnos no tuvieran una mala experiencia, eso es muy bueno pero no al costo

al que se tenía que pagar, el cual era trabajar extra, no ser remunerado justamente y encima ser sobajado por

los altos administrativos. Las instituciones no funcionan así, un buen líder no puede cargar con todas las

responsabilidades de todo un departamento: no es justo, no es necesario y es absurdo. La falta de privacidad

dentro de la oficina, acompañado con las múltiples necesidades y problemáticas de la gente con la que se

cuenta a cargo pueden atrasar la depuración de pendientes. Vivimos en la cultura del “ahora” gracias a los

dispositivos móviles con internet. Muchas operaciones ya se pueden ser realizadas desde el teléfono celular

e independientemente del lugar donde se hagan consultas lo más importante de esto es que si alguien

necesita un dato geográfico, saber el clima, conocer la ruta más cercana hacia a un destino, se puede hacer a

una velocidad impresionante con tan solo mover un dedo. Los humanos no funcionamos así y no siempre

podremos estar disponibles, lo cual eso es una bandera roja para toda esta nueva generación. Lo más

importante es implementar una cultura de disponibilidad, donde el horario que se establezca, se respete,

también ser flexible en los mensajes cuando se tenga una problemática urgente. Establecer un momento de

descanso es necesario, porque se trata de ser productivo y dar soluciones coherentes. No todas las personas

pueden realizar una decisión con una fatiga. Para poder revisar la eficiencia y el rendimiento de la empresa o

departamento, Camila Parker podría pensar en exámenes u observaciones enfocados en medir, que arrojen

datos consistentes sobre de lo que sí y no se debería hacer. Para poder tener datos exactos quizá podría ser

con la implementación de un software que le ayude a canalizar esta clase de datos.

El líder de una coordinación donde la laboro debería ser vista como la persona más importante del

departamento. El líder podría marcar la pauta por la forma en que habla y de lo que se habla, se comporta

con los demás maestros, responde a los demás sin favorecer a terceros y trata a las personas en el día a día.
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Las personas tienden a "seguir al líder" en el sentido de que imitan o imitan el comportamiento del líder

hacia los demás. Nuestro coordinador (o nuestro líder) debe tratar a otras personas con cortesía y respeto,

todos eventualmente comienzan a tratar a sus compañeros de trabajo con la misma cortesía y respeto. Todo

lo que hace se nota cuidadosamente y afecta el comportamiento de la persona debajo de ellos. Una amable

palabra de él a uno de los integrantes de su personal puede hacerlos sentir felices todo el día. Una palabra de

enojo puede hacer que se sientan frustrados, asustados e inseguros por el resto del día. Debería tener más

cuidado, hay comportamientos específicos que necesitan ser practicados cada día, y en cada interacción,

para elevar la autoestima del equipo y hacerlos sentir bien consigo mismos. Cuando deliberadamente se

toma el tiempo y se hace el esfuerzo de desarrollar la autoestima en otras personas y al mismo tiempo

eliminar los miedos que impiden que las personas pongan todo su corazón en su trabajo, un ambiente de

trabajo de máximo rendimiento, como las flores en la primavera florece naturalmente alrededor.

El valor ético por excelente que debe predominar en el departamento es simple: Negarse a criticar por

ningún motivo. Cuando las personas cometen errores, todos nos concentramos en la solución y en lo que se

puede hacer en lugar de quién lo hizo y quién tiene la culpa. Ésta es la marca del líder superior con

admirables cualidades de liderazgo. Se sabe que la crítica destructiva es dañina. Todos odian ser receptores

de críticas destructivas, las cuales pueden hacer enojar durante días e incluso años. La crítica destructiva

ataca el autoestima, daña la imagen, impide alcanzar el máximo rendimiento y provoca que las personas se

enojen y pongan a la defensiva. Si es tan odioso para uno mismo ¿por qué hacérsela a otra persona?

Deja de quejarse es lo segundo que se debe dejar. Quienes se quejan siempre buscan algo o alguien de quien

quejarse. Tienden a asociarse con otros quejosos. Hablan juntos en el trabajo y socializan después del

trabajo. Salen juntos a almorzar y tomar café. Quejarse se convierte en una forma de vida natural para ellos.

Pero existe un gran problema tanto con las críticas como con las quejas. En ambas situaciones te posicionas

como víctima. Cuando te quejas, en realidad te debilitas. Te sientes inferior e inadecuado. Te sientes enojado
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y resentido. Te sientes negativo e inseguro. El nivel de autoestima baja y el respeto por sí mismo en realidad

disminuye cuando se queja de cualquier cosa con otra persona.

Conclusiones

Cuando se desarrollan cualidades de liderazgo positivas y se es un líder genuinamente alegre, la

actitud general se derrama como una luz cálida y llena todo el lugar de trabajo. Creas un

ambiente donde la gente está relajada y feliz y se siente bien consigo misma y con su trabajo.

Aumentará la autoestima de todos en el lugar de trabajo y les permitirá alcanzar su máximo

rendimiento porque no hay nada peor que trabajar para un jefe que tiene una mala actitud y un

ejemplo es creer que uno lo sabe todo y piensa que todos los que están debajo de él están allí

para cumplir sus órdenes. Los líderes más exitosos nunca asumen que saben más que las

personas que dirigen. No dicen ser expertos en todo. En cambio, aprovechan las habilidades y el

conocimiento de sus trabajadores, logran animar a sus empleados a aportar ideas.

Los mejores líderes saben que deben involucrar a sus empleados y encontrar formas para que

contribuyan de manera significativa. Saben que la experiencia y los conocimientos combinados

de un equipo superan con creces los conocimientos técnicos de cualquier individuo.

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