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Alumno: Melecio Noel Espinoza Mendoza

Carta dirigida a los Españoles Americanos.

Autor: Juan Pablo Vizcardo

El descubrimiento de nuevas tierras es para la humanidad uno de los acontecimientos más


memorables, es y será uno de los objetos de más grande importancia. La invasión del
continente americano y en especial del actual Virreinato en Perú se puede resumir en cuatro
palabras: ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación. Cuando nuestros antepasados se
retiraron de sus países natales renunciando a la protección de su país que les proveía y que no
podían alcanzar a tan grandes distancias, por ello procuran una subsistencia con nuevas fatigas
más enormes y con el más grande peligro.

Todo lo que hemos prodigado a España ha sido usurpado sobre nosotros y nuestros hijos,
siendo tanta nuestra simpleza que nos hemos dejado encadenar con unos hierros que, sino
rompemos a tiempo, no nos queda otro recurso que el de soportar pacientemente esta
ignominiosa esclavitud. Desde que los hombres comenzaron a unirse en sociedad para su más
grande bien, nosotros somos los único a quienes el gobierno obliga a comprar lo que
necesitamos los precios más altos, y a vender nuestras producciones a los precios más bajos;
además nos han cerrado todos los camios por donde las otras naciones pudieran darnos a
precios moderados y por cambios equitativos las cosas que nos son necesarios, no se puede
observar con indignación los efectos de este detestable plan de comercio. Por otro lado, por
honor de la humanidad y de nuestra nación más vale pasar en silencio los horrores, y las
violencias del otro comercio exclusivo que se arrogan los alcaldes y corregidores para mayor
desolación y ruina particular de los desgraciados indios y mestizos. Durante tres siglos de
gobierno, algunos flamencos, vasallos y demás compatriota de Carlos V han manipulada,
humillado y exterminado a los habitantes de estas tierras. El virrey, aquel monstruo
sanguinario, pareció el autor de todas las injusticias en complicidad con la Corte, donde se
deleitaba renovando en toda la América.

La conservación de los derechos naturales y, sobre todo, de la libertad y de seguridad de las


personas y haciendas, es la piedra fundamental de toda sociedad humana, de cualquier
manera, que esté combinada. Es una obligación indispensable de toda sociedad, o del
gobierno que lo representa, no solamente respetar, sino proteger los derechos de cada
individuo. Bajo cualquier aspecto que sea mirada nuestra dependencia de la España, se verá
que todos nuestros deberes nos obligan a terminarla, la libertad personal no le pertenece
menos esencialmente que la razón; el libre uso de estos mismos derechos es la herencia
inestimable que debemos dejar a nuestra posteridad. Sería una blasfemia el imaginar, que le
supremos Bienhechor de los hombres haya permitido el descubrimiento del nuevo Mundo,
para que un corto número de pícaros imbéciles fuesen siempre dueños de desolarle, y de
tener el placer atroz de despojar a millones de hombres que no les a dado el menor motivo de
queja, de los derechos esenciales recibidos de su mano divida ; esta blasfemia esta en práctica
por el derecho que España se arroga sobre la América ; nosotros estamos obligados a llenar
con todas nuestras fuerzas las esperanzas de que hasta aquí el género humano ha estado
privado.

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