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GUÍA TEORÍAS PSICOLÓGICAS DE LA PERSONALIDAD

SEMANA 1

Objetivo: identificar los antecedentes etimológicos e históricos de la personalidad

Etimología y definición. Derivado del término persona, procedente a su vez del griego
prosopon (aspecto, máscara) y del latín persona o per sonare. El término personalidad
recoge algunos de estos significados: apariencia frente a otros, papel social, rostro único,
etc.

Los Griegos se interesaron por personificar diferentes papeles en el drama de dicha cultura,
para lo que las personas utilizaban máscaras que cubrían sus rostros; de esta manera les era
posible representar distintos estilos de vida diferentes a los propios, sin dejar de ser ellos
mismos. Es decir, asumir diferentes personalidades dentro de una misma persona, por lo
cual el concepto personalidad se origina del término persona.

Años más tarde, Cicerón (106 a.c.-43 a.c.) definió el término personalidad, enfocándose
desde cuatro diferentes significados: a) la forma en cómo un individuo aparece frente a las
demás personas; b) el papel que una persona desempeña en la vida; c) un conjunto de
cualidades que comprenden al individuo; y d) como sinónimo de prestigio y dignidad,
mediante el cual se asignaba el término persona de acuerdo con el nivel social al que se
perteneciera.

Se dice que los significados que históricamente se han dado al concepto de personalidad
están relacionados en gran medida con lo propuesto por Cicerón (106 a.c.-43 a.c.), ya que
se relaciona con las características de personalidad que se pueden evidenciar en una
persona, debido a que en un comienzo se parte de la parte externa o superficial de un
individuo (máscara) hasta llegar a tener la capacidad de identificar las características
internas del otro.

Por otra parte, durante la época clásica, se dio un auge en la cantidad de significados del
concepto de personalidad; uno de estos conceptos está adherido a la Santísima Trinidad,
entendido como algo sustancial y no asumido, es decir, que no se construye, sino que se
encuentra en sí mismo, hace parte de su esencia.

En cambio, en la filosofía medieval se fue perfilando el concepto y de igual manera se


involucraron de manera novedosa aspectos éticos y distintivos del individuo, lo que
permitió incluir una mayor cantidad de elementos característicos de la persona y no solo
aspectos generales.

Lo que la psicología llama «personalidad» es el correlato operativo y manifestativo de lo


que los filósofos denominan «persona». Entre ambos términos hay una evidente
dependencia, y también una clara diferencia: mientras que la noción de persona designa el
acto de ser mismo; la personalidad significa el modo de obrar y manifestarse de la persona.

Carácter

El término Carácter, de origen griego (kharakter), significa marca o sello. Fue utilizado por
Teofrasto para definir el conjunto de las características y estilo de vida propias del hombre.
La utilización moderna de este término parece obedecer a motivos culturales.
Tradicionalmente se ha utilizado más en Europa que en América (por ejemplo, Freud
hablaba de Carácter y no de personalidad). De hecho, también se atribuyen características
morales o éticas al término Carácter que serían impropias del término personalidad. Al
referirnos a que una persona tiene “buen carácter” solemos hacer mención a que es una
buena persona (aspecto ético), mientras que al describir a una persona como poseedora de
una “buena personalidad” nos referimos principalmente a eficacia social o estatus. Una
distinción gráfica y útil de los términos Temperamento y Carácter la ofrece Andrés-Pueyo
(1995), en una revisión del tema. El Carácter, como concepto psicológico, se ha
relacionado más con la psicología filosófica derivada de Teofrasto, la caracterología
francesa de los siglos XVII y XVIII, desligándose de la psicología científica.

El carácter que es entendido como el grado de organización moral que posee un individuo y
que se fundamenta a través de los juicios de valor y de una evaluación ética que se hace de
la personalidad, depende en gran medida de la propia experiencia de cada individuo, debido
a que cada persona se ve influenciada por diferentes factores que ocurren a su vida.

Temperamento
La palabra temperamento es un cultismo latino y viene de latín temperamentum. Con
temperamento que se refiere principalmente de carácter y rasgos del carácter propio de una
persona. La palabra temperamentum contiene ciertos matices comunes y aunque no sea lo
mismo, con el vocablo de origen griego idiosincrasia (= la mezcla particular de cada cual).
Temperamentum quiere decir en latín combinación proporcionada y justa medida propia
qué atempera todo exceso, por ello es considerado un sinónimo de moderación y mesura.

Autores como Goldsmith y cols. (1987) definieron al temperamento como la disposición


básica inherente del individuo que limita y modula la expresión de la actividad, reactividad,
emocionalidad y sociabilidad.

“..el Temperamento se refiere a los fenómenos característicos de la naturaleza emocional de


un individuo, incluyendo su susceptibilidad a la estimulación emocional, la fuerza y la
velocidad con que acostumbran a producirse las respuestas, su estado de humor
preponderante y todas las peculiaridades de fluctuación e intensidad en el estado de humor,
considerándose estos fenómenos como dependientes en gran parte de la estructura
constitucional y predominantemente hereditaria.” (Allport, 1961; pág. 55).

Según Allport (1975, citado por Cerdá, 1985) el temperamento es un fenómeno


naturalmente emocional, es decir, que se puede presentar a causa de factores genéticos o
hereditarios, pues los individuos reaccionan de manera rápida e intensa ante la estimulación
ambiental y por tanto su estado puede fluctuar de acuerdo a las exigencias del medio.

SEMANA 2

Objetivo: comprender los antecedentes antropológicos de la personalidad

Los primeros teólogos relacionaron los términos persona y esencia, Boecio en el siglo VI
sintetizó estos dos conceptos para dar origen al término de personalidad, con el que se
define a la persona como una sustancia individual, racional y natural, a partir de la
ideología de la esencialidad, de lo que es por ser, por sí mismo. Santo Tomás de Aquino
exalta al individuo por encima de la realidad, pues pensaba que nada podía ser superior a la
realidad que el ser posee.
En el siglo XVIII, Immanuel Kant (1724-1804) en “Antropología en sentido pragmático”
(1798; Granja y Leyva, 2011, citado en Casales, 2011; Sánchez, 2011) responde al
interrogante ¿Qué es el hombre? aludiendo al “Temperamento” y al “Carácter” desde un
punto de vista ‘fisiológico’ y ‘psicológico’

Empédocles de Agrigento (Sicilia; circa 490 a.C. – 430 a.C.), llevó a cabo la organización
de tétradas de la ‘numerología Pitagórica’, en su “Doctrina de las Cuatro Raíces de Todo”
considerando al ser humano como un microcosmos constituido por los mismos elementos
(“richomatas”) que conforman todo lo que existe en el universo (macrocosmos): Aire,
fuego, tierra y agua; los cuales se asociaron, respectivamente, con las cuatro entidades
cósmicas: el firmamento, el astro sol, la tierra y los mares, y por extensión a los estados
generales de la materia: gaseoso, energía, sólido y líquido.

La naturaleza material de los cuatro elementos se asoció también a cuatro propiedades (o


cualidades) diferenciadas que les otorgaba un carácter dinámico: el Aire al frío, el Fuego a
la calidez, la Tierra a la sequedad y el Agua a la humedad.

Tales propiedades permitían establecer un nexo entre los elementos primarios de la


naturaleza y los cuatro fluidos corporales básicos (‘humores’) del cuerpo humano.

De tal manera que de la combinación de tales elementos y sus respectivas cualidades era
factible “caracterizar” las diferencias constitutivas entre personas por alusión a la
predominancia de dichas sustancias corporales y sus respectivas cualidades. Sentándose así
las bases de las denominadas “Tipología humorales”.

La configuración de los cuatro humores en temperamentos se definía con base en la


combinación de dos pares de propiedades contrapuestas (“enantiosis”: Frío-Cálido y
Húmedo-Seco), asociadas a los elementos de la naturaleza, su variabilidad en relación con
las estaciones del año y las etapas de la vida, la predominancia de los correspondientes
humores, su designación por correspondencia con ellos y las cualidades psicológicas
predominantes.

 Cálido-Húmedo = Aire (Primavera, Infancia) => Sangre: Sanguíneo (Vital, optimista)

 Cálido-Seco = Fuego (Verano, Juventud) => Bilis amarilla: Colérico (Irritable,


impulsivo)
 Frío-Seco = Tierra (Otoño, Adultez) => Bilis negra: Melancólico (Triste, pesimista)

 Frío-Húmedo = Agua (Invierno, Senectud) => Flema: Flemático (Apático, lento)

En esta “Tipología Humoral” los 4 temperamentos se consideraban independientes. Es


decir, no existían combinaciones de temperamentos (ej., Sanguíneo-Colérico). Por tanto, se
concebían como categorías discretas y excluyentes. O sea, las personas se caracterizaban
fundamentalmente tan sólo por uno de ellas (la predominante)

Siglos después, Claudio Galeno de Pérgamo (actual Turquía; circa 129 d.C. – 200
d.C.) reformula la tipología humoral de Hipócrates ampliándola de 4 a 9 tipos
temperamentales.

En su tratado “De las facultades naturales” afirmaba que las cuatro cualidades de los
elementos principales están combinadas en los cuatro humores (temperare=combinar o
mezclar en proporción adecuada).

En su obra “Sobre los temperamentos” identificó el temperamento óptimo (“eucrasia” =


mejor combinación posible) como aquél en el que las cuatro propiedades estaban
equilibradas (temperadas).

Describió cuatro temperamentos desequilibrados (“discrasia”) con base en la propiedad


básica que más destacaba (húmedo, cálido, seco y frío) y cuatro más que estaban
desequilibrados por pares de cualidades (húmedo-cálido: Sanguíneo; cálido-seco: Colérico;
seco-frío: Melancólico y frío-húmedo: Flemático).

O sea, de los nueve tipos temperamentales propuestos por Galeno tan sólo uno es
‘temperado’ (equilibrado) y los ocho restantes son ‘intemperados’ (desequilibrados: cuatro
simples y los cuatro compuestos que se corresponden con los propuestos por Hipócrates).

SEMANA 3

Objetivo: Describir la historia sobre el estudio de la personalidad, indicando la


importancia de ello para cimentar la determinación de los patrones normales o
anormales de la conducta en un individuo.

El estudio filosófico de la personalidad, por situarse en el ámbito del obrar, está


estrechamente relacionado con la teoría de las facultades. Por otro lado, en la misma
medida en que la operatividad humana articula una doble herencia (biológica y cultural) y
se realiza en su mayor parte frente a los demás, la comprensión de la personalidad exige la
consideración de la dimensión social del hombre.

El temperamento desde una perspectiva fisiológica lo identifica con la constitución corporal


(complexión) derivada de los ‘humores’ predominantes, mientras que en su acepción
psicológica alude a los modos de sentir en tanto que tendencias emocionales y apetitivas del
“alma”.

El temperamento tiene un componente subjetivo – los sentimientos – y un componente


objetivo –la actividad– o inclinaciones en que se manifiesta.

Considera que los cuatro temperamentos son independientes de forma similar a Hipócrates,
si bien entiende que se pueden agrupar (categorizar) con base en tales componentes:
Emocionales (Melancólico y Sanguíneo) y de Actividad (Colérico y Flemático).

Cada uno de ellos se puede caracterizar como ‘fuerte’ (intensidad) o ‘débil’ (distensión); es
decir, dentro de una misma categoría los dos tipos se diferencian conforme al grado (mayor
o menor) de la cualidad que designa (emoción o actividad).
Emocionalidad-débil = Sanguíneo

Actividad-fuerte = Colérico

Emocionalidad-fuerte = Melancólico

Actividad-débil = Flemático

Según Kant (1798), a diferencia del temperamento, el “Carácter” no es dado por la

naturaleza, sino adquirido por la voluntad.

En los siglos XIX-XX, el psicólogo Gérard Heymans (1857-1930) en colaboración con el


psiquiatra Enno Dirk Wiersma (1858-1940) retoman los modelos de Kant y Wundt sobre
los cuatro tipos hipocráticos y, por primera vez, elaboran un formulario (90 preguntas) para
evaluarlos objetivamente; lo administran a más de 2.500 personas y analizan los datos
mediante la aplicación de una metodología correlacional. Los resultados de diversos
estudios empíricos fueron publicados entre 1906 y 1918.

Otra de las innovaciones fundamentales de estos autores es la inclusión de una tercera


dimensión que complementa las otras dos (Emocionalidad y Actividad), fundamentada en
los estudios de Otto Gross (1902) sobre lo que se ha dado en llamar “Resonancia”.

La ‘Resonancia’ connota a las otras dos dimensiones, y alude al tiempo de perseveración y


de restauración tras el impacto de las experiencias vividas:

La Resonancia ‘Primaria’ (o Primariedad) implicaría una disposición a la acción y un


impacto de las impresiones emocionales rápida y de breve duración, respectivamente, lo
que se manifestaría en una mayor variabilidad y facilidad de cambio (ej., período
refractario corto).

La Resonancia ‘Secundaria’ (o Secundariedad) implicaría una disposición a la acción y un


impacto de las impresiones emocionales lenta y de larga duración, respectivamente, lo que
se manifestaría en una menor variabilidad y dificultad de cambio (ej., período refractario
largo).
La “Emocionalidad” hace referencia a la facilidad con que se puede sentir una emoción
(llanto, risa, rubor, inquietud, abatimiento, etc.), así como la intensidad con que se
experimenta.

Lo que caracteriza un sujeto emotivo es su “impresionabilidad”, es decir, la desproporción


entre la causa de la emoción y la intensidad de su afecto.

La “Actividad” alude a una predisposición innata a la acción (espontáneamente), es decir, a


la facilidad para pasar de la idea al acto (no es estar constantemente ocupado, sin más).

Se evidencia en la resistencia a la fatiga, en la facilidad para actuar sin esfuerzo ni demora y


en la rápida recuperación de las fuerzas tras una actividad continuada.

Dado que las tres dimensiones se consideran bipolares, en función de si se puntúa alto o
bajo en cada una de ellas, también es posible identificar cada uno de los ocho tipos
resultantes con el acrónimo de la inicial del término con que se designa cada dimensión:
Emocionalidad (E: Emocional, nE: no Emocional), Actividad (A: Activo, nA: no Activo) y
Resonancia (P: Primaria, S: Secundaria). De esta manera es posible configurar el perfil
tridimensional de cada uno de los ocho tipos temperamentales de este modelo:

No Emotivo + Activo + Primario = Sanguíneo (nE A P) o Realista

Emotivo + Activo + Primario = Colérico (E A P) o Activo exuberante

Emotivo + No Activo + Secundario = Melancólico (E nA S) o Sentimental

No Emotivo + Activo + Secundario = Flemático (nE A S)

No Emotivo + No Activo + Primario = Amorfo (nE nA P) o Indolente

Emotivo + Activo + Secundario = Apasionado (E A S)

Emotivo + No Activo + Primario = Nervioso (E nA P)

No Emotivo + No Activo + Secundario = Apático (nE nA S) o Inhibido

Esta tipología influyó en la “Caracterología” francesa. Renné Le Senne (1882-1955) la


volvió popular esta teoría, y la amplió con nuevas dimensiones.
Muy aparte, Ivan Petrovitch Pavlov (1849-1936)
abordó también desde un enfoque muy distinto los tipos temperamentales de Hipócrates y
Galeno.

Pavlov integra la perspectiva neuropsicofisiológica y psicopatológica postulando tres


propiedades fundamentales del Sistema Nervioso Central (SNC): Fuerza (vs Debilidad),
Equilibrio (vs Desequilibrio) y Movilidad (Rápida vs Lenta), definidas en relación con los
procesos básicos de Excitación.

La ‘Fuerza’ de la Excitación es la capacidad de las neuronas para responder adecuadamente


a estímulos de máxima intensidad o persistentes. Es decir, a mayor fuerza del SNC mayor
“resistencia” de éste a mantener un funcionamiento óptimo ante estímulos muy intensos o
repetitivos (duraderos en el tiempo).

El ‘Equilibrio’ hace referencia al balance entre los procesos de Excitación e Inhibición y/o
la ausencia de predominio de un proceso sobre otro, lo que facilita la movilidad entre ellos.

La ‘Movilidad’ (inercia o labilidad), en cambio, alude a la velocidad del cambio


(generación/disipación rápida vs lenta) de un proceso a otro (excitación/inhibición, y
viceversa) para ajustarse a los continuos cambios del entorno repetitivos (duraderos en el
tiempo).

La correspondencia sería la siguiente:

Excitable o Impetuoso (Colérico de Hipócrates): SNC fuerte y desequilibrado (mayor


resistencia a la excitación).

Susceptible a experimentar fuertes emociones y rápidas reacciones defensivas, de manera


que en situaciones críticas se muestra irascible e impulsivo, pudiendo perder el control y
llegar a ser agresivo (déficit de los procesos de inhibición).

Manifiesta una mayor vulnerabilidad a la enfermedad y la psicopatología (ej., Agitación


general, hipomanía, impulsividad, agresividad, psicosis maníaco-depresiva, etc.).

En las modernas teorías de la personalidad se correspondería con el tipo “Extravertido-


Inestable”, o con elevadas puntuaciones en ‘Dureza’ (P), del modelo de Eysenck.
Vivo (Sanguíneo de Hipócrates): SNC fuerte, equilibrado y de rápida movilidad entre
procesos de excitación e inhibición.

Muy animado y activado en entornos excitantes, se aburre y desactiva fácilmente ante la


privación de estímulos, o cuando hay poca variación estimular. En situaciones críticas
mantiene el equilibrio, tolerando bien niveles elevados y prolongados de estimulación.

Manifiesta gran capacidad para adaptarse fácilmente a nuevas situaciones y personas.


También presenta baja vulnerabilidad a la enfermedad y trastornos psicopatológicos. Sin
embargo, si se altera el proceso de movilidad puede dar lugar a comportamientos
“explosivos” por irritación extrema derivada de cambios súbitos de un proceso a otro.

Correspondería al tipo “Extravertido-Estable” del modelo de Eysenck.

Tranquilo o Calmado (Flemático de Hipócrates): SNC fuerte, equilibrado y de lenta


movilidad entre procesos de excitación e inhibición.

De actividad lenta, aunque sostenida, necesita una estimulación intensa y prolongada para
mantener la motivación, si bien una vez conseguida la mantiene estable. En situaciones
críticas no pierde el control, aguantando aparentemente bien el estrés y el cambio relativo
de las condiciones situacionales. Manifiesta baja vulnerabilidad a enfermar y a padecer
trastornos psicopatológicos.

Correspondería al tipo “Introvertido-Estable” del modelo de Eysenck.

Débil o Temeroso (Melancólico de Hipócrates): SNC débil y desequilibrado (menor


resistencia a la excitación). Muy sensible a estímulos de elevada intensidad.

Posee una tendencia temperamental a afrontar los conflictos con pasividad o inhibición, si
no con evitación o escape.

En situaciones críticas entra rápidamente en un estado de inhibición protectora, pudiendo


manifestar respuestas de “parálisis” por miedo. Manifiesta problemas de adaptación si las
condiciones no son favorables y mayor vulnerabilidad a la enfermedad y la psicopatología
(ej., Psicastenia; estupor, negativismo, depresión, psicosis esquizofrénica, etc.).

Correspondería al tipo “Introvertido-Inestable” del modelo de Eysenck


Esta tipología de Pavlov servirá de fundamento a algunos de los modelos de personalidad
actualmente vigentes que la tomarán como referente, tales como los de Hans Jürgen
Eysenck y Jeffrey Gray.

SEMANA 4

Objetivo: explicar las teorías constitucionalistas de Hipócrates, Galeno, Ernst


Kretschmer, William Sheldon y Whilhem Reich.

William Herbert Sheldon (1898-1977) desarrolló la "psicología constitucional", el estudio


de las relaciones entre los atributos físicos y rasgos de personalidad. Sheldon estudió miles
de fotografías y desarrolló un sistema de clasificación de tres componentes principales o
somatotipos que publicó en 1942 en el artículo llamado: ‘Las variedades del temperamento.
Psicología de las diferencias constitucionales’.

En este artículo, estableció tanto la “tendencia psicopatológica” como el “trastorno mental”


correspondiente. La tendencia psicopatológica la designó con la ‘raíz’ del nombre del
trastorno psicótico más prevalente para cada tipo constitucional y temperamental, seguido
del sufijo ‘oide’ (tendente a, o parecido a). La tipología completa seguiría la siguiente
secuencia (tipo constitucional – temperamental – tendencia patológica – trastorno mental)
en el orden preestablecido:

 Endomórfico – Viscerotónico – Cicloide – Psicosis Maníaco-Depresiva

 Mesomórfico – Somatotónico – Paranoide – Psicosis Paranoide

 Ectomórfico – Cerebrotónico – Heboide – Esquizofrénia Hebefrénica.


En el S. XIX, Wilhelm Maximilian Wundt (1832-1920), da un enfoque empiricista a las
tipologías temperamentales clásicas de Hipócrates/Galeno y los planteamientos filosóficos-
fisiológicos de Kant en relación con ellos.

En su Tratado de “Elementos de Psicología Fisiológica” (1874) considera que los tipos


temperamentales definidos por Kant solamente por una de las dos categorías cualitativas
(Emocionalidad o Actividad, consideradas independientemente) es posible entenderlos
mejor a partir de su consideración conjunta y como dos dimensiones cuantitativas (en
mayor o menor grado en cada una de ellas).

Introduce los conceptos de “fuerza” (para los tipos emocionales: fuerte vs. débil) y
“velocidad de cambio” (para los de actividad: rápido vs. lento).

Cada tipo temperamental se describe con las dos dimensiones a la vez (Emocionalidad y
Actividad), en función de las polaridades de cada una de ellas (fuerte vs. débil y rápida vs.
lenta) que mejor la representa:
Emocionalidad-débil + rápido cambio de Actividad = Sanguíneo (no emotivo-variable)

Emocionalidad-fuerte + rápido cambio de Actividad = Colérico (emotivo-variable)

Emocionalidad-fuerte + lento cambio de Actividad = Melancólico (emotivo-invariable)

Emocionalidad-débil + lento cambio de Actividad = Flemático (no emotivo-invariable)

Wundt introduce un matiz fundamental que cambia radicalmente la manera de entender


tales tipos, pues se pasa de considerar los tipos clásicos desde una perspectiva ‘categorial’
(cualitativa) a una perspectiva ‘dimensional’ (cuantitativa).

Ya es posible, entonces, medir empíricamente el grado en que cada uno de tales


componentes, de manera integrada, define temperamentalmente a la persona.

Por otra parte, Kretschmer público en 1921 su obra “Complexión y Carácter.


Investigaciones sobre el problema de la constitución física y la teoría de los
temperamentos” en la que exponía que la constitución determinada genéticamente no sólo
representa la estructura corporal (biotipo somático), sino también las disposiciones bio-
psicológicas (temperamento) y la predisposición a enfermar médica y mentalmente
(psicopatología).

Consideraba que los dos tipos principales de psicosis – ‘maníaco-depresiva’ y


‘esquizofrénica’ – se correspondían con los tipos somáticos básicos establecidos por
Hipócrates:

Habitus Apoplecticus (bajo y obeso, con mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades


cardiovasculares) denominado “Pícnico” (Pyknós = grueso)

Habitus Thisicus (alto y delgado, con mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades


respiratorias) denominado “Leptosomático” (Leptós = delgado)

Entre estos dos tipos extremos planteó la existencia de un tipo constitucional intermedio
denominado ‘Atlético’ con tendencias patológicas a padecer “epilepsia”.

Los respectivos tipos temperamentales los designó aludiendo al humor característico


(thymos = humor) de su correspondiente vulnerabilidad patológica, es decir, ‘Ciclotímico’,
‘Esquizotímico’ e ‘Ixotímico’ (viscoso).
Aquellos tipos constitucionales que no manifestasen claramente las características
atribuidas a alguno de los tres tipos considerados, o fuera una mezcla de ellos, se
clasificaban en un tipo residual designado como “Displásico” (atípico).

Para este tipo constitucional Kretschmer no estableció ninguna correspondencia con un tipo
particular de temperamento, tendencia psicopatológica o trastorno mental

Con la palabra «personalidad» se designa el sistema abierto de rasgos suficientemente


estables que caracterizan el perfil operativo de cada persona; es decir, el conjunto de
cualidades de su dinámica cognitiva y tendencial, así como de los estados emocionales.

SEMANA 5

PRIMERA EVALUACIÓN PARCIAL

SEMANA 6

Objetivo: explicar la teoría psicométrica correspondiente al modelo factorial biológico


desglosando sus elementos.

El modelo factorial biológico considera a la personalidad como “los patrones responsables


de las diferencias individuales que podemos observar en el comportamiento”(Jeffrey Gray),
y son el reflejo del estado fisiológico del organismo en aquel instante, el cua1 a su vez,
puede producir patrones responsables de las diferencias individuales como consecuencia de
diferencias anatomo-fisiológicas, dependientes a su vez de factores ambientales (sociales y
no sociales) o genéticos, actuando por si mismos o conjuntamente. Si se trata de factores
genéticos, serán a su vez el resultado de las presiones evolutivas de la selección natural.

Las manifestaciones comportamentales y concretamente la personalidad, puede


considerarse desde el punto de vista biológico como parte del fenotipo individual de cada
organismo.

Si bien deben existir ciertas estructuras y funcionalismos en el sistema nervioso que son
heredadas a través del genotipo, tales como el neuroticismo o nivel de excitabilidad del
sistema nervioso vegetativo y la extraversión-introversión o nivel de arousal cortical, sin
embargo, la conducta en si no debe forzosamente serlo, sino que más bien es el resultado de
la interacción entre el funcionalismo de dichas estructuras y el medio ambiente físico y
social. Llegados a este punto, debemos adentrarnos en la historia evolutiva del individuo.

Hans Eysenck y el modelo de tres factores

La teoría de Eysenck está basada principalmente en la psicología y la genética. Aunque es


un conductista que considera a los hábitos aprendidos como algo de gran importancia,
considera que nuestras diferencias en las personalidades surgen de nuestra herencia
hereditaria. Por tanto, está primariamente interesado en lo que usualmente se le conoce
como temperamento.

La metodología se fundamentó en el análisis factorial, con el cual se extrae un número de


“dimensiones” de un gran compendio de datos, en este caso, datos obtenidos de adjetivos
con los que un grupo considerable de participantes se autoevaluó.

Se basa en un enfoque biopsicosocial en el que estos factores genéticos y ambientales


determinan la conducta. Identificó tres dimensiones independientes de la personalidad:
Neuroticismo (N), Extraversión (E) y Psicoticismo (P), lo que recibe el nombre de modelo
PEN. Para el autor la personalidad dependía de mecanismos biológicos, hormonales y
psicofisiológicos.

La dimensión neuroticismo refiere al grado de estabilidad emocional, ligado a la respuesta


del sistema nervioso simpático.

La extraversión es el grado de sociabilidad, ligada al nivel de excitación e inhibición


cortical

El psicotismo como la propensión a trastornos mentales.

Eysenck estructura el comportamiento en cuatro niveles:

Primer nivel: conductas que pueden observarse una vez, y que pueden ser o no
características de la persona.

Segundo nivel: conductas habituales, que se presentan en contextos con características


similares.

Tercer nivel: Rasgos (sociabilidad, impulsividad, vivacidad, etc.).

Cuarto nivel: Es donde se encuentran las tres dimensiones de la personalidad


Neuroticismo, Extraversión y Psicoticismo.

Jeffrey Gray y las diferencias interindividuales


El autor consideraba que las diferencias en la personalidad entre personas se debían a
mecanismos biológicos relacionados a las reacciones al reforzamiento, al castigo o a los
estímulos y situaciones novedosas.

La teoría de la personalidad de Gray se basa en gran medida en el modelo PEN de Eysenck,


integrando en ansiedad la introversión y el neuroticismo y en impulsividad la extroversión
y el neuroticismo, y para explicar su funcionamiento hizo uso de dos mecanismos
biológicos principales:

El mecanismo de aproximación conductual, que son formas en las que se busca la


obtención de recompensas, vinculadas a la impulsividad.

El mecanismo de inhibición conductual: que son las formas en que se evitan situaciones
(estímulos) desagradables, vinculadas a la ansiedad.

SEMANA 7

Objetivo: explicar la teoría psicométrica correspondiente al modelo factorial léxico


desglosando sus elementos.

El supuesto básico del enfoque léxico es que aquellas diferencias individuales que son
más sobresalientes y socialmente relevantes en la vida de las personas han quedado
codificadas en sus respectivos lenguajes naturales -cuanto más importante es dicha
diferencia, más probable es que se exprese con una palabra- (Goldberg, 1982).

Se considera, por tanto, que el análisis del lenguaje puede contribuir a esclarecer los
elementos que definen la personalidad, de ahí que inicialmente se recurra a los diccionarios
de la lengua, ya que es en ellos donde se encuentran los términos que sirven para la
descripción de las personas.

Rasgos de la personalidad de Gordon Allport

Representante del Modelo humanístico, presta atención a la capacidad integradora de los


sistemas psicofísicos que determinan el ajuste de las personas al medio. La personalidad
para el autor es una organización dinámica multidimensional que determina nuestros
individuales y particulares modos de pensar y actuar, en la cual el Propium o Self era el
agente integrador donde la persona podía construir una versión diferenciada de sí mismo, a
partir del desarrollo de los siguientes elementos de la vida mental:

 La sensación corporal: Apunta a la relación con nuestra corporalidad, es decir, al


reconocimiento de que posemos un cuerpo que experimenta sensaciones; las cuales,
a su vez se convierten en un vehículo fundamental de contacto con ese mundo
exterior a nosotros.

 La identidad: Responde a la idea de que somos un continuo permanente, que hay


en nosotros algo inalterable que nos hace ser quienes somos y nos diferencia de los
demás.

 La autoestima: Se trata del proceso mediante el cual construimos nuestra valía


personal, es decir, empezamos a reconocernos como seres valiosos para nosotros
mismos y para los demás.

 La extensión del self: Se desarrolla a partir de nuestra vinculación con intereses y


aficiones que se convierten en parte importante de lo que somos, como nuestra
profesión o nuestros pasatiempos.

 La autoimagen: Se refiere a la representación mental que tenemos de nosotros


mismos, así como la impresión que creemos dejar en los demás.

 La adaptación racional: Hace referencia a la forma en la cual aprendemos a


desarrollar habilidades y estrategias para afrontar distintas situaciones de nuestras
vidas de forma efectiva y racional.

 El esfuerzo: Responde a la expresión del Self en relación a los planes, metas, y


propósitos del individuo.

El consideraba que las personas presentaban disposiciones personales en forma de rasgos,


que se veían influenciados por las experiencias de la infancia, nuestro entorno actual y la
interacción entre ambos. Asimismo, creía que la personalidad estaba compuesta por tres
tipos de rasgos:

Rasgos cardinales, que conforman el propio núcleo de la persona; dan estructura y


operacionalización de la mayor parte del repertorio conductual de la persona.
Rasgos centrales: rasgos fundamentales y básicos de la personalidad, presentes e
importantes pero no dominantes.

Rasgos secundarios: son disposiciones que aparecen solo en ciertas situaciones y


circunstancias específicas.

Modelo de 16 factores de Raymond Cattell

Este autor entiende la personalidad como el conjunto de aquellos elementos que nos
permiten comprender y anticipar las formas en las que las personas actuarán al enfrentarse a
situaciones específicas. La unidad mínima de análisis de la personalidad es el rasgo, el cual
hace referencia a características y tendencias relativamente permanentes en el
comportamiento.

La estructura de la personalidad Cattell se basó en un estudio de Allport y Odbert en el que


recopilaron casi 18.000 términos del diccionario relativos a aspectos relevantes de la
personalidad. Como estaba interesado fundamentalmente en rasgos estables, partió sólo de
estos y le quedaron 4.500 términos que, mediante diferentes análisis se podían agrupar en
171 grupos o variables distintas. Cien adultos fueron evaluados en estas variables y el AF
arrojó la existencia de 35 variables bipolares. Las variables bipolares se pasaron a una
amplia muestra de adultos para que las evaluaran y el AF arrojó 12 factores.

Para darle una dimensión cuantitativa al análisis de los rasgos de personalidad y determinar
sus principales características, Cattell utilizó la metodología del análisis factorial. De esta
forma, llegó a agrupar los rasgos de personalidad en tres grandes categorías:

 Rasgos temperamentales: este tipo de rasgos son innatos y suelen heredarse de una
generación a otra. Son la base del comportamiento individual.
 Rasgos aptitudinales: son rasgos relacionados con las habilidades y las destrezas y,
de acuerdo con Cattell, también son susceptibles de ser heredables.
 Rasgos dinámicos: esta categoría hace referencia a los factores motivacionales del
comportamiento, son dinámicos, fluctuantes y contingentes.

Cattell definió 16 factores básicos de la personalidad. Cada uno de ellos fue identificado
con una letra.
Los factores A, B, C y E corresponden a: afectividad (grado de contacto que una persona
establece con otros individuos), razonamiento (capacidad intelectual), estabilidad
(capacidad de adaptación) y dominancia (grado de autonomía o sumisión).

Los factores F, G, H e I corresponden a: impulsividad (espontaneidad y la expresividad),


conformidad grupal (grado de aceptación de las normas sociales), atrevimiento (capacidad
de asumir riesgos y actuar bajo presión) y sensibilidad (priorizar el factor emocional frente
al racional al actuar).

Los factores L, M, N y O corresponden a: suspicacia (grado de confianza o desconfianza


hacia los demás), imaginación (capacidad para sumergirse en su pensamiento y mundo
interno), astucia (habilidad para analizar la realidad e identificar recursos con los cuales
obtener algo positivo de los otros) y culpabilidad (capacidad para responsabilizarse de sus
actos de una manera realista).

Los factores Q, del 1 al 4, son: Rebeldía (apertura al cambio y capacidad para transformar
las situaciones), Autosuficiencia (grado de independencia personal), Autocontrol (nivel de
tendencia de comportarse socialmente de forma ideal) y Tensión (grado de ansiedad que
experimentado de forma rutinaria).

Modelo de 5 factores de McRae y Costa

Siguiendo de cerca el enfoque lexico, Costa y McCrae (1985) han construido el NEO-PI
(Neuroticism, Extraversion, Openness-Personality Inventory).

El NEO-PI es un cuestionario de Personalidad que operacionaliza los «Cinco grandes» a


través de un sistema tradicional de evaluación. Esto es, se le proponen al sujeto una serie de
afirmaciones del tipo «me gusta tener mucha gente alrededor» y su tarea consiste en valorar
este ítem en una escala de 1 a 5, donde 1 indica que esta totalmente en desacuerdo con
dicha afirmación, y 5 que está totalmente de acuerdo.

El NEO-PI esta diseñado para cubrir los cinco ámbitos de personalidad aislados a través de
los trabajos que acabamos de exponer. Los ámbitos de Extraversión, Estabilidad emocional
y Apertura a la experiencia, están desglosados en seis escalas o componentes diferentes:
1. Extraversión (Cordialidad, Gregarismo, Asertividad, Actividad, Búsqueda de
emociones, emociones positivas).
2. Neuroticismo (Ansiedad, Hostilidad, Depresión, Autoconciencia, Impulsividad,
Vulnerabilidad).
3. Apertura a la experiencia (Fantasía, Estética, Sentimientos, Acciones, Ideas,
Valores).
4. Sensibilidad en las relaciones interpersonales
5. Minuciosidad

Neuroticismo de Eysenck está estrechamente relacionado con el neuroticismo del NEO, y


negativamente con extraversión (manteniéndose así la independencia entre ambos).
También la extraversión medida con el cuestionario de Eysenck correlaciona
significativamente con la extraversión del NEO. Apertura a la experiencia es una dimensión
no incluida en el cuestionario de Eysenck.

https://www.psicologia-online.com/test-de-personalidad-16-factores-16-pf-3314.html

SEMANA 8

Objetivo: explicar la teoría conductista correspondiente al modelo asociacionista y


funcionalista desglosando sus elementos.

La teoría asociacionista es el fundamento base del conductismo, y se basa en aportes que


van desde Aristóteles hasta Jonh Locke y Thomas Hume, que posteriormente fueron
desarrollados por David Hartley y John Stuart Mill, quienes postularon que toda conciencia
es consecuencia de la combinación de estímulos y elementos captados mediante los
sentidos.

El conductismo usa como base la teoría asociacionista al considerar que la exposición a


dos estímulos simultáneamente genera una vinculación (asociación) entre ellos. Si un
estímulo produce un efecto en el organismo, se generará una respuesta concreta hacia dicha
estimulación. Si además de ello se acompaña de un segundo estímulo en el momento o
cerca del momento en que se produce un efecto, este estímulo será ligado al primero,
terminando por generar una respuesta semejante.
La teoría de la conducta establece que los acontecimientos del contexto son condición
necesaria y suficiente para dar cuenta del comportamiento psicológico y, por tanto, los
cambios en el comportamiento son función exclusivamente de los cambios en el contexto.
Este postulado plantea que para saber por qué una persona se comporta de una determinada
manera en un momento dado (por ejemplo, estudia intensamente en el mes de junio, agrede
a otra persona a media noche en la calle, le cuenta una mentira a su mujer), hay que fijarse
en los elementos del entorno en que se ejecutan dichos comportamientos.

En el capítulo XII del libro El Conductismo, Watson dice: “La personalidad es la suma de
las actividades factibles de descubrirse mediante una observación real de la conducta,
suficientemente larga como para que pueda suministrarnos una información segura. En
otros términos, la personalidad es sino el producto final de nuestros sistemas de hábitos” (p.
308). Por lo tanto, estos son identificables a través de corrientes consistentes y estables de
actividades recreativas, gestuales, interpersonales, de prácticas morales, sociales,
aritméticas; e incluso de reacciones emocionales.

Dollard y Miller (1950/1984)

Sugirieron que la estructura de la personalidad puede ser definida en forma muy simple
como hábitos. Los hábitos se refieren a algún tipo de asociación aprendida entre un
estímulo y una respuesta que los hace ocurrir juntos con frecuencia.

La dinámica primaria que subyace al desarrollo de la personalidad y a la adquisición de


hábitos es la reducción del impulso (1950). Dollard y Miller se basaron en gran media en la
teoría sistemática del aprendizaje de Clark Hull fundada en el concepto de reducción del
impulso. Un impuso es una estimulación intensa que produce incomodidad, tal como el
hambre. Hull consideraba que el aprendizaje ocurre solo si una respuesta de un organismo
es seguida por la reducción de alguna necesidad o impulso.

Para los investigadores el proceso de aprendizaje puede ser dividido de manera principal en
cuatro partes conceptuales:

Impulso: estimulo que motiva a actuar sin dirigir la conducta

Indicio: estímulo que indica al organismo cuándo, dónde y cómo responder


Respuesta: reacción del individuo ante un indicio

Reforzamiento: efecto de la respuesta.

Skinner

Para Skinner, el término "personalidad " era superfluo, ya que la conducta manifiesta puede
ser comprendida por completo en términos de respuestas a factores en el ambiente. El
esfuerzo para entender o explicar la conducta en términos de estructuras internas tales como
la personalidad o un yo es hablar en términos de "ficciones", debido a que estos no son muy
útiles.

Primero no pueden observarse en forma directa.

Segundo es muy difícil elaborar definiciones operacionales de estos.

Tercero, es virtualmente imposible desarrollar medidas sistemáticas y empíricas para


probarlos.

Skinner sugirió que se concentraran en las consecuencias ambientales que determinan y


mantienen la conducta de un individuo. Se puede considerar a la persona como si estuviera
vacía y observar cómo los cambios en el ambiente afectan a la conducta del individuo.

Para Skinner, no debería considerarse que la vida interna de sentimientos y pensamientos


causa la conducta observable. Más bien, los pensamientos y sentimientos internos son
“productos colaterales” de los factores ambientales que ocasionan la conducta manifiesta.
Los eventos privados (pensamientos y sentimientos) son simplemente epifenómenos.

El lenguaje de los sentimientos es adecuado para la vida cotidiana, para la literatura y la


filosofía, no para la ciencia (B. F. Skinner, 1985).

Además de centrarse en la conducta observable y las causas externas, Skinner destacó la


importancia del control de la conducta manifiesta. Si la ciencia puede proporcionar formas
de controlar la conducta, podemos estar seguros de que ha identificado sus causas. Las
explicaciones de la conducta en términos de rasgos y otros determinantes internos permiten
su predicción y explicación, pero no su control, por lo que son inconsistentes con la
orientación conductual de Skinner (Zuriff, 1985).
Cuestionó las ideas acerca de la importancia de los determinantes internos de la conducta,
las cuales son ampliamente aceptadas no sólo en buena parte de la psicología sino también
en la cultura occidental (Day, 1983). El modelo de condicionamiento de Skinner ha sido el
centro de un debate intelectual activo acerca de la condición humana. ¿Somos agentes
libres o instrumentos en el universo

Arthur W. Staats

Postula que la psicología se puede explicar a través de comportamientos observables. Los


componentes de la psicología incluyen la personalidad, el aprendizaje y la emoción.

Staats fue el primero en proponer que la personalidad consiste en un repertorio de


conductas aprendidas que surgen de la interacción del entorno, la biología, la cognición y
las emociones. Esta teoría de la personalidad es el componente principal del conductismo
psicológico.

De acuerdo con la teoría de la personalidad de Staats, hay tres repertorios conductuales que
contribuyen a una teoría de la personalidad.

El primero es el repertorio sensorio-motor, que incluye habilidades sensoriales-motoras y


habilidades atencionales y sociales.

El segundo es el repertorio cognitivo-lingüístico

El tercero es el repertorio emocional-motivacional.

Un individuo experimenta la vida, en gran medida, en función de su bagaje, y a medida que


crece, desarrolla un repertorio conductual básico. El repertorio conductual básico de un
individuo y su situación vital darán forma a su comportamiento, lo que a su vez perfilará su
personalidad.

La teoría del conductismo psicológico de la personalidad anormal rechaza el concepto de


enfermedad mental. Más bien, los trastornos de conducta se componen de repertorios
aprendidos de conducta anormal. Los trastornos de conducta también implican no haber
aprendido los repertorios básicos necesarios para adaptarse a las demandas de la vida.
Skinner sugería que muchas conductas humanas se desarrollan por encadenamiento, Staats
incrementa el trabajo de esta rama al teorizar que la personalidad consta de repertorios
conductuales, los cuales, al igual que los rasgos, varían de una persona a otra y dan lugar a
conductas diferentes.

Los repertorios del comportamiento básico (RCB), se desarrollan por medio del aprendizaje
desde el nacimiento.

Staats considera que la personalidad (en la forma de RCB) es una causa de la conducta. Los
repertorios conductuales “básicos”, proporcionan una interpretación conductista de que el
aprendizaje humano temprano tiene importancia especial para la personalidad.

El aprendizaje al ser “a largo plazo, acumulativo y muy complejo” requiere de bases bien
establecidas para prevenir que el aprendizaje posterior se vea afectado

Staats identifica tres tipos de RCB: el del lenguaje-cognoscitivo, el emocional-motivacional


y el sensomotor.

Una vez que se aprenden las conductas en esas categorías proporcionan la base para un
aprendizaje posterior más complicado.
https://psicologosenlinea.net/2723-conductismo-psicologico.html

SEMANA 9

Objetivo: explicar la teoría cognitiva correspondiente al modelo de constructos personales


desglosando sus elementos.

George Kelly

Inspirado en sus experiencias como clínico y miembro del cuerpo docente en una disciplina
de investigación, Kelly desarrolló una metáfora de la personalidad que describía al ser
humano como científico.
Así como un científico utiliza las teorías para planear observaciones, una persona recurre a
los constructos personales para predecir lo que sucederá en la vida. Igual que un científico
que busca una teoría con la mayor capacidad predictiva, la persona intenta desarrollar
conceptos que hagan más predecible su vida personal, en especial en el campo de las
relaciones interpersonales. Las predicciones precisas permiten control. La persona, como el
científico, encuentra que las predicciones no siempre son confirmadas por la experiencia y
en ocasiones debe revisar esos conceptos personales. Ésta es entonces la metáfora del
hombre científico propuesta por Kelly (1955, p. 4).

Kelly no propuso alguna motivación o fuerza que movilizara a la persona. Es decir, no fue
necesaria una teoría motivacional: ningún concepto similar a la libido de Freud o a la
recompensa de los teóricos del aprendizaje. La persona ya está activa y la dirección de esta
actividad la determinan “las formas en las cuales anticipa los eventos”.

Al afirmar que “Suponemos que todas nuestras interpretaciones actuales del universo están
sujetas a revisión o reemplazo.” (Kelly,1955; p. 15) lo que el denomina alternativismo
constructivo, estable que podemos construir el mundo de manera diferente y nuestras
creencias no tienen el estatus de verdades objetivas.

La teoría se plantea de manera clara y explícita en 12 afirmaciones sucintas. Esa docena de


afirmaciones consta de un postulado fundamental y 11 corolarios.

El postulado fundamental de Kelly afirma: “Los procesos de una persona están


psicológicamente canalizados por las formas en que anticipa los eventos” (Kelly, 1955, p.
46.)

Respecto a los corolarios, son los siguientes:

Corolario de construcción: Una persona anticipa eventos al construir sus réplicas (Kelly,
1955, p. 50), al igual que un científico que anticipa que las observaciones confirmarán una
hipótesis de investigación planteada, nosotros anticipamos la confirmación de nuestros
constructos.
Corolario de experiencia: El sistema de construcción de una persona varía a medida que
construye sucesivamente las réplicas de los eventos (Kelly, 1955, p. 72))

Corolario de elección: Una persona elige para sí misma, en un constructo dicotomizado, la


alternativa con la cual anticipa la mayor posibilidad de extensión y definición de su sistema
(Kelly, 1955, p. 64). una persona siempre hace una elección elaborativa (p. 65). En
ocasiones ésta supone ampliar el sistema de constructos. Sin embargo, el énfasis se
encuentra en la acción o elección, no en la elaboración cognoscitiva: en atreverse a hacer
algo diferente.

Corolario de modulación: a variación en el sistema de construcción de una persona está


limitada por la permeabilidad de los constructos en cuyos rangos de conveniencia radican
las variantes (p. 77). Un constructo es permeable si admite en su rango de conveniencia
nuevos elementos que aun no se construyen en su marco de referencia; un constructo es
concreto si no esta abierto a nuevos elementos.

Corolario de la dicotomía: el sistema de construcción de una persona está compuesto por


un número finito de constructos dicótomos. Ambos polos del constructo deben entenderse
desde el punto de vista del individuo. A menudo las dicotomías no son estrictamente
lógicas. Por ejemplo, el opuesto de ambicioso puede ser feliz. Las dicotomías varían de una
persona a otra.

Corolario de Organización: Para su conveniencia en la anticipación de los eventos, cada


persona desarrolla específicamente un sistema de construcción que abarca las relaciones
ordinales entre los constructos (Kelly, 1955, p. 56). La organización los divide en
constructos superordinados, centrales y periféricos.

Corolario de la fragmentación: Una persona puede emplear con éxito una variedad de
subsistemas de construcción que son inferencialmente incompatibles entre sí (p. 83)

Corolario del rango: Un constructo sólo es conveniente para la anticipación de un rango


finito de eventos (p. 68). El rango de la conveniencia de un constructo se refiere a los
eventos a los que se aplica.

Corolario de la individualidad: Las personas difieren entre sí en sus construcciones de los


eventos (p. 55).
Corolario de la gente común: En la medida en que una persona emplea una construcción
de la experiencia que es similar a la empleada por otra, sus procesos psicológicos son
similares a los de esa otra persona (p. 90).

Corolario de la sociabilidad: En la medida en que una persona construye los procesos de


construcción de otra, puede participar en un proceso social que involucre a la otra persona
(p. 95). El proceso social no es posible si ninguno de los participantes en la interacción
puede “construir los procesos de construcción” del otro.

Kelly (1955) define el rol como “un proceso psicológico basado en la construcción que
hace quien desempeña el rol de los aspectos del sistema de construcción de aquellos con
quienes intenta unirse en una empresa social” (p. 97).

SEMANA 10

SEGUNDA EVALUACIÓN PARCIAL

SEMANA 11

Objetivo: explicar la teoría cognitiva correspondiente al modelo de Walter Mischel


desglosando sus elementos.

Los modelos cognitivos surgen a partir de las limitaciones teóricas y prácticas de la


corriente conductual; el reduccionismo y la metodología del paradigma mecanicista no
explicaban completamente los fenómenos relacionados con la vida de las personas.

Esta teoría plantea que la conducta está guiada por la manera como se piensa y se actúa
frente a una situación; sin embargo, no deja de lado las contingencias que ofrece el
ambiente inmediato ante cualquier situación. En palabras de Bandura (1977), la
personalidad es la interacción entre cognición, aprendizaje y ambiente.

El ambiente al influir en el comportamiento a su vez puede modificar las expectativas de


desempeño del individuo, si existe un buen nivel de desempeño se desarrollará una actitud
denominada autoeficacia, que es la capacidad de manejar las situaciones de manera
adecuada para generar resultados deseados: la conducta de las personas está orientada a
metas, pues los individuos se pueden regular a sí mismos

el carácter, al definirse por dimensiones aprendidas y vinculadas a factores psicosociales,


tiende a formarse de manera continua pero especialmente en los procesos de socialización
más básicos. Entre los modelos centrados en dimensiones del carácter se destacan los que
se centran en el concepto de “esquema”. Los esquemas son sistemas estructurados y
entrelazados, responsables del procesamiento de un estímulo percibido y su respuesta
conductual asociada.

Walter Mishel

Confrontó la teoría de rasgos de la personalidad, al afirmar: “Con la posible excepción de la


inteligencia, no se han demostrado consistencias conductuales altamente generalizadas, por
lo cual resulta insostenible el concepto de rasgos de personalidad como predisposiciones
amplias” (p. 140).

La relación promedio entre las medidas de autorreporte de personalidad y la conducta era


de sólo r = 0.30, a lo que Mischel denominó el coeficiente de personalidad. Éste es bajo y
explica menos de 10% de la variabilidad de la conducta

La discrepancia entre la intuición y los hallazgos empíricos es una paradoja de la


consistencia. Percibimos a la gente como consistente, pero los datos de la investigación
indican una baja consistencia entre situaciones.

La gente cambia de una situación a otra más de lo que uno podría esperar si su conducta
fuese determinada por rasgos generales de personalidad. Es decir, la conducta es específica
a la situación.

El enfoque del aprendizaje social no predice que la conducta será consistente entre
situaciones. La conducta depende de las consecuencias (recompensas y castigos) que
produce. Si la misma conducta en situaciones distintas produce consecuencias diferentes
(por ejemplo, hablar en un restaurante o hablar en la biblioteca), las respuestas adaptativas
variarán de una situación a otra. Sólo se espera consistencia cuando la misma conducta es
reforzada en diversas situaciones o cuando la persona no es capaz de discriminar entre
situaciones.
Los rasgos constituyen resúmenes de observaciones conductuales múltiples y pueden tener
cierta utilidad descriptiva para las características sobresalientes, aunque exageran la
consistencia y hacen inferencias acerca de comportamiento no observado.

Sabiendo que los rasgos son explicaciones sobresimplificadas a menos que tengan en
consideración lo situacional, Mischel y sus colegas han desarrollado modelos complejos de
la forma en que los rasgos afectan al comportamiento en ciertas situaciones. Las situaciones
activan pensamientos y emociones que se desarrollaron como resultado de la experiencia
previa en esa situación

Mischel (1973) propone que los psicólogos de la personalidad consideren diversos procesos
psicológicos dentro de una persona que determinan cómo influirá una situación particular
en la conducta del individuo. Esos aspectos de la personalidad permiten la adaptación al
ambiente en el estilo único del individuo. A esos conceptos los denominó variables
cognoscitivas del aprendizaje social de la persona, o simplemente variables cognoscitivas
de la persona.

Esos conceptos incluyen la consideración de los rasgos y la forma en que las personas
emplean etiquetas de rasgos para describirse y para describir a los demás. También van más
allá de esto, proporcionando una amplia lista de las variables cognoscitivas de la persona
que constituyen la personalidad: estrategias de codificación y constructos personales,
aptitudes, expectativas, valores subjetivos del estímulo y sistemas y planes
autorregulatorios.

Los términos de rasgos, utilizados por la gente para describirse y para describir a los demás,
se denominan constructos personales. Son personales en el sentido de que describen a los
individuos y en que varían de una persona a otra. Los constructos personales que las
personas emplean para describirse a sí mismas pueden denominarse un autosistema.

Los conceptos que la gente utiliza para describirse a sí misma y a los demás son diferentes
de los rasgos de las teorías de personalidad. Entender esta diferencia ayuda a explicar la
paradoja de la consistencia descrita antes. En lugar de juzgar la consistencia de la
personalidad sobre la base de la conducta similar entre muchas situaciones (como lo haría
un investigador), la persona promedio busca consistencia a lo largo del tiempo en un
pequeño número de conductas que se consideran particularmente características
(prototípicas) de un determinado rasgo.

Las aptitudes cognoscitivas y conductuales de construcción de la persona sirven “para


construir (generar) diversas conductas en condiciones apropiadas” (Mischel, 1973, p. 265)
varían mucho de una persona a otra “como se hace evidente incluso en una comparación
casual de las diferentes aptitudes, por ejemplo, de un levantador profesional de pesas, un
químico destacado, un retardado, una estrella de la ópera o un falsificador convicto”
(Mischel, 1977b, p. 342).

Las aptitudes de construcción se refieren a lo que la persona conoce o puede hacer (no a lo
que hace en realidad). Por tanto, la evaluación de las aptitudes requiere proporcionar
incentivos para el desempeño de la conducta. Las aptitudes tienen mejor estabilidad a lo
largo del tiempo y las situaciones que muchos de los rasgos de personalidad que Mischel
critica porque no consideran los factores variables que determinan si una persona hará lo
que puede hacer.

Albert Bandura

La teoría radical del aprendizaje, en la tradición skinneriana, planteaba que las respuestas
deben ocurrir y ser reforzadas para ser fortalecidas. Incluso Neal Miller y John Dollard
(1941), con toda su innovación teórica, suponían que las respuestas tienen que ser
reforzadas para aprenderse.

Albert Bandura consideraba que los seres humanos aprendían observando, afirmando que
es posible distinguir al aprendizaje del desempeño. El reforzamiento proporciona los
incentivos necesarios para el desempeño, pero no es necesario para el aprendizaje.

Los cambios conductuales que resultan de la exposición a los modelos se conocen


indistintamente como aprendizaje imitativo, aprendizaje observacional o aprendizaje
vicario. Esos términos son intercambiables en el uso que les da Bandura. Define el
aprendizaje vicario como el aprendizaje en el cual se adquieren “nuevas respuestas o se
modifican las características de una respuesta existente como función de observar la
conducta de otros y sus consecuencias reforzantes, sin que las respuestas modeladas sean
abiertamente desempeñadas por el observador durante el periodo de exposición” (Bandura,
1965c, p. 3).

SEMANA 12

Objetivo: explicar la teoría psicodinámica correspondiente al modelo de Sigmund Freud y


desglosando sus elementos.

Sigmund Freud

En los postulados de su teoría, Freud expone que las fuerzas psicológicas inconscientes
afectan en forma poderosa al pensamiento humano y al comportamiento.

Se originan en las emociones de la niñez y continúan su influencia durante toda la vida.

Para Freud los humanos son seres movidos por sus impulsos que en sí mismos no son
buenos ni malos pero que tienen ambas clases de efectos.

Estas fuerzas alimentan los logros positivos de la cultura, pero también llevan a la guerra, al
crimen, a la enfermedad mental y a otras problemáticas.
Fuente: Cloniger,2002

El determinismo psíquico en el psicoanálisis

Las evidencias de hipnosis que observó en su interacción con Charcot le convencieron del
poder de las fuerzas inconscientes para influir en el comportamiento.

El término determinismo se refiere a la suposición científica fundamental de la ley de causa


y efecto. El concepto del determinismo psíquico permite que los factores psicológicos sean
las causa, y a Freud le permitió cambiar de un método puramente enfocado lo biológico al
psicoanálisis.

Niveles de conciencia

“Lo que está en su mente no es idéntico a aquello de lo que usted está consciente; que algo
esté pasando por su mente y que lo escuche son dos cosas diferentes” (S. Freud, 1925/1958,
p. 8).

Freud postuló tres niveles de la conciencia y comparó la mente con un iceberg que flota
sobre el agua. Como éste, sólo una pequeña parte de la mente se puede ver en realidad: la
mente consciente. Así como en la superficie del agua, a veces visible y a veces sumergido,
está la mente preconsciente. Por último, existe una gran masa —que es la mayor parte de
la mente— que está escondida, como la masa de un iceberg que se encuentra bajo el agua:
la mente inconsciente.

Lo consciente, o mejor dicho, la mente consciente hace referencia a lo que el ser humano
ubica normalmente, de lo que se da cuenta, las sensaciones físicas, las emociones, los
recuerdos y los pensamientos. La conciencia funciona de manera realista, según las reglas
del espacio y del tiempo. Nos percatamos de la conciencia y la aceptamos como nosotros;
nos identificamos con ella

La funcionalidad del consciente es percibir y registrar lo que ocurre en torno a la persona.

La mente inconsciente se refiere a los procesos mentales de los cuales la persona no se da


cuenta, es una parte muy primitiva en el ser humano que oculta material en lo profundo de
la mente humana, información que difícilmente se puede llegar a conocer. Tal material
permanece en el inconsciente, ya que hacerlo consciente produciría mucha ansiedad.
Se dice que este material se encuentra reprimido; esto es, que se resiste a volverse
consciente.

Entre los contenidos del inconsciente están los recuerdos traumáticos olvidados y los
deseos negados.

Este olvido protege a la víctima de la ansiedad que acompañaría el recuerdo de las


experiencias traumáticas.

Los deseos también pueden causar ansiedad si nos avergonzamos de lo que deseamos. Los
freudianos los llaman deseos negados ya que negamos tenerlos.

El inconsciente se vuelve, en efecto, el montón de basura que la conciencia tira. Es


emocionalmente molesto y menos civilizado que la conciencia.

El material de la mente preconsciente es información que de alguna manera se encuentra


disponible; sin embargo, es complicado entender esta información, debido a la manera en
cómo se manifiesta en el individuo; el modo en el cual se puede acceder a este material
puede ser mediante los sueños, las fantasías y los recuerdos.

Este es el material con el que el psicoanalista trabaja mayormente con sus pacientes. La
funcionalidad del preconsciente es hacer disponible, como un filtro, la información
inconsciente a la parte consciente del individuo, así como retener información que sea
inaccesible y guardarla en el inconsciente.

Efectos de la motivación inconsciente

El comportamiento está determinado por la combinación de las fuerzas conscientes e


inconscientes.

Éstas pueden actuar de forma sutil de modo que las acciones de la persona parezcan
comprensibles y racionales, como si la conciencia por sí sola determinara el
comportamiento.

De manera alternativa, las fuerzas inconscientes pueden interferir con las intenciones
conscientes. Este conflicto produce pensamientos y comportamientos irracionales.
El interés particular de Freud, como clínico, estaba en los casos en que las fuerzas del
consciente y del inconsciente estuvieran en conflicto, manifestándose por ejemplo en la
somatización

Origen y naturaleza del inconsciente

El inconsciente es creado desde la primera infancia a partir del mecanismo de represión.

En la teoría de Freud la gente es hedonista, le huye al dolor y abraza el placer, pero puesto
que el placer tiende a violar las restricciones morales aprendidas se lleva a la represión de
los mismos.

Estructuras de la personalidad

El ello es la fuente de los impulsos biológicos y de naturaleza inconsciente

El yo es la parte racional y operativa de la personalidad

El superyó se constituye de las reglas e ideales de la sociedad internalizadas por el


individuo.

En la metáfora de manejar, el ello corresponde al motor de un auto, el yo corresponde a la


dirección y el superyó representa las reglas del camino.

El ello

Es la única estructura de la personalidad presente al nacimiento y funciona según el


principio de placer.

Es hedonista y su objetivo es la satisfacción de sus deseos.

Libido: es la fuente de energía psíquica y es de naturaleza sexual, que puede ser


trasformada a través de la socialización. Toda la energía para los logros culturales (arte,
política, educación) es energía sexual transformada. Al contrario, la represión inmoviliza la
energía, haciéndola inaccesible para logros más altos.

Sigmund Freud teorizó la manera en cómo se desarrolla el aparato psíquico en las personas
en términos psicoanalíticos. Este desarrollo tiene un proceso que inicia de manera muy
temprana, desde antes de nacer. Al nacer y hasta el primer año de vida, Freud menciona que
este periodo significaba bastante en la formación de la psique humana, sobre todo del
inconsciente. En esta etapa se desarrolla lo que él llama Ello, que también forma parte del
aparato psíquico.

El Ello está constituido por los instintos y deseos básicos que Freud denomina pulsiones,
las cuales describe en dos categorías:

Pulsión de vida (eros): Se caracteriza por los instintos de satisfacción de necesidades,


como comer, beber, excretar desechos, la protección, el descanso; es decir, instintos que
tienen que ser satisfechos para garantizar la supervivencia de todos los organismos.

Pulsión de muerte (Thanatos): Está caracterizada como una pulsión agresiva que provoca
que los organismos rechacen lo que no les agrada, que destruyan o agredan aquello que les
amenaza.

Los instintos tienen cuatro aspectos básicos:

Fuente: cuyo origen deriva de los procesos biológicos en alguna parte u órgano corporal.
Esta se transforma en cuestión de las necesidades biológicas, interpersonales, y sociales.

Ímpetu: es la fuerza o cualidad motivacional.

Finalidad: funcionan mediante el principio de homeostasis, es decir, del equilibrio. Tratan


de preservar el estado ideal para el organismo y la estructura psíquica. Los cambios hacia
fuera se perciben como tensión y los instintos buscan reducirla con lo cual se produce
placer.

Las formas sanas y socialmente aceptables de reducir la tensión se denominan sublimación.

Objeto: es la persona o la cosa en el mundo que son deseadas de manera que el instinto
pueda ser satisfecho.

Por ejemplo, el objeto del estímulo del hambre de un lactante es el pecho de su madre: le
trae satisfacción.

La inversión de la energía psíquica en un objeto en particular se llama catexis, y como la


libido puede ser dirigida a diversos objetos, el instinto posee plasticidad.

Funcionamiento primitivo: proceso primario


El ello funciona según el proceso primario puramente instintivo y no socializado. Es ciego,
inflexible e ignora el tiempo, no reconoce pasado ni futuro, sólo el momento presente.
Demanda una gratificación inmediata; no puede esperar o planear. Si la realidad no puede
satisfacer sus impulsos, puede recurrir a una gratificación alucinatoria del deseo al imaginar
que sus necesidades son cumplidas.

El yo

Es la estructura de la personalidad que conduce a la unidad de la personalidad y que está en


contacto con el mundo real. Opera de acuerdo con el principio de realidad. Esto es, puede
entender con precisión la realidad y adaptarse a sí mismo a las restricciones del mundo real.
El yo puede retrasar la gratificación y planear. Estas habilidades se denominan proceso
secundario.

La salud mental requiere de un yo fuerte que se pueda defender en contra de la ansiedad


mientras todavía permite al individuo luchar en el mundo real externo con alegría.

Un yo débil puede no defenderse en forma adecuada en contra de la ansiedad, o puede


requerir que una persona se comporte de manera rígida con el fin de evitar la ansiedad.

Si el yo se colapsa, ocurre un episodio psicótico.

El superyó

Es el representante interno de las reglas y restricciones de la familia y la sociedad. Genera


culpa cuando actuamos contrariamente a sus reglas.

Se nos presenta con un ideal del yo, el cual es una imagen de lo que queremos ser, nuestros
estándares internos.

Debido a que el superyó se desarrolla a temprana edad, representa una forma inmadura y
rígida de la moralidad.

Freud sostuvo que nuestro sentimiento de culpa está con frecuencia lejos de la realidad
actual, y representa la comprensión inmadura de un niño pequeño.

Conflicto intrapsíquico
El ello, el yo y el superyó no siempre coexisten en forma pacífica. El ello demanda una
satisfacción inmediata de los impulsos, mientras que el superyó amenaza con la culpa si se
intenta cualquier satisfacción placentera de los impulsos inmorales. Por tanto, existe un
conflicto intrapsíquico.

El yo trata de reprimir los deseos inaceptables, pero no siempre tiene éxito.

Los materiales reprimidos tienen energía, y esta energía trata de regresar el material
reprimido a la conciencia.

El yo trata de reconciliar las demandas en conflicto del ello y del superyó, mientras que al
mismo tiempo toma en consideración la realidad externa, con sus oportunidades limitadas
de satisfacer el impulso.

La predominancia del Ello, del Yo y del Superyó determinan las características de la


personalidad en el adolescente:

En un joven en el que predomina el Superyó, estará muy atento a las demandas sociales,
teniendo cuidado de seguir las normas y de no quebrantarlas, la atención que se brinda a sí
mismo será escasa, por lo tanto, la satisfacción de sus instintos será, en términos
psicoanalíticos, reprimida.

Así como Freud describe el proceso por el cual el aparato psíquico se desarrolla y los
elementos que intervienen en su desarrollo, también existen etapas en el ser humano a las
cuales Freud describe según lo que ocurra en diferentes estadios del individuo.

A estas etapas, Freud las denominó de desarrollo psicosexual y son las siguientes:

 Etapa oral.
 Etapa anal.
 Etapa fálica.
 Etapa de latencia.
 Etapa genital.

En estas etapas existe un desarrollo de tipo sexual en el organismo. Para el psicoanálisis, la


sexualidad es una energía que se dirige hacia objetos en específico, que existen tanto en el
ambiente como en el individuo. Esta energía sexual tiene una dirección específica respecto
a la etapa de desarrollo del individuo. La adolescencia se encuentra ubicada en la última
etapa, es decir, la etapa genital.

Freud plantea que el comportamiento se origina por fuerzas psicológicas con base en el
determinismo psíquico. Los impulsos inconscientes frecuentemente superan la conciencia,
produciendo síntomas de neurosis, sueños y errores en la vida cotidiana.

El psicoanálisis y la psiquiatría clasificaron al ser humano, dependiendo de las


características en cuanto a criterios de una personalidad patológica, en tres bloques, tipos o
clusters de personalidad:
Cluster A: Este tipo de personalidades tienen un carácter excéntrico o extraño, es decir, son
personas que se aíslan de su medio, prefieren la soledad; también poseen ideas, creencias y
comportamientos extraños al común de la sociedad y emocionalmente son menos
expresivos. Personalidad paranoica: Este tipo de personas son frías y distantes, se les
dificulta generar vínculos con otras personas; desconfían a menudo de su entorno, por esta
característica vigilan de manera constante las conductas de otros, se asustan y desconfían de
las intenciones de los demás y utilizan un mecanismo de defensa llamado proyección sobre
otros, es decir, adjudican sus defectos, incapacidades, inseguridades y miedos en otros,
haciéndoles creer que ellos (los otros), tienen la culpa o responsabilidad y no la persona
misma.

Personalidad esquizoide: Son personas tímidas, distantes, frías, e introvertidas, que evitan
tener algún tipo de contacto social, por esta razón sus vínculos interpersonales son débiles e
inestables, prefieren vivir en un mundo interno que involucrarse en la vida social.

Personalidad esquizotípica: Este tipo de personalidad comparte las mismas características


que las dos anteriores, también son personas frías, distantes y aisladas que prefieren tener
poco vínculo con las personas, la diferencia es que poseen ideas o creencias muy
particulares, ideas extrañas, fantasiosas o supersticiosas.

Cluster B Este tipo de personalidades se distinguen por ser erráticas, dramáticas y en


ocasiones con comportamientos explosivos.

Personalidad limítrofe: También se conoce como personalidad borderline, debido a que


son individuos inestables emocionalmente, tienen un comportamiento errático, explosivo y
dramático, para este tipo de individuos no existen los “términos medios”. Se denomina
limítrofe o border, precisamente porque los individuos con este tipo de personalidad se
encuentran en el límite de lo “normal” y la “locura”, pueden pasar de un extremo a otro
indiscriminadamente y de manera intempestiva.

Personalidad narcisista: Este tipo de personalidad es característica de personas que tienen


una idea exagerada de sí mismas, es decir, con sentimientos de grandeza que sobrepasan lo
común. El narcisismo es un tipo de personalidad que poseen los individuos cuando
sobrevaloran capacidades o actitudes individuales, y que menosprecian a otros por
percibirlos como inferiores. Son personas que a nivel relacional, se vinculan con individuos
que perciben como inferiores, para que otros los perciban como superiores, o se vinculan
con personas que, según su percepción, son superiores y exitosos para sentirse de manera
similar. No obstante, son personas sensibles a la crítica, a los juicios de valor y al fracaso.

Personalidad histriónica: Son individuos expresivos, locuaces, excéntricos y


extrovertidos; les agrada ser el centro de atención. Este tipo de personas son exageradas en
sus actitudes hacia los demás, utilizan su cuerpo y sus gestos de manera común para
expresar su sentir. Son personas que tienen gran interés por su imagen y se preocupan por
su aspecto.

Personalidad histérica: Este tipo de individuos poseen características similares a la


personalidad histriónica, les agrada sentirse atendidos en todo momento, tienen conductas
exageradas respecto a sus emociones y actitudes, sin embargo, son individuos que
somatizan, es decir, expresan corporalmente sus síntomas psicológicos, por ejemplo ante
situaciones estresantes o amenazantes pueden desmayarse, se les puede paralizar alguna
parte del cuerpo o pueden perder la voz, sin embargo, los síntomas desaparecen cuando ha
pasado el evento estresante o amenazante.

Personalidad antisocial: Los individuos con este tipo de personalidad evitan el contacto
social, y no tienen un interés particular por relacionarse con otras personas; pueden
desvalorizar a otros y no mostrar respeto por las normas sociales, esto en búsqueda siempre
de un beneficio personal. Pueden ser personas que lastimen física o emocionalmente a otras
personas, o que rompan las leyes o normas, porque carecen de culpa, es decir, no les
importa las consecuencias de sus actos.
Personalidad psicopática: Los individuos con este tipo de personalidad comparten
características con la personalidad anterior, carecen de culpa o no les importan las
consecuencias de sus actos, pueden lastimar o herir a otros de forma física o emocional, sin
embargo, pueden ser más agresivos que los antisociales.

Cluster C: Los individuos con este tipo de personalidad poseen características como la
ansiedad y la inhibición, se preocupan por sus acciones y por lo que les pueda ocurrir en
todo momento, son personas que tienen miedo constante por las consecuencias de sus actos.

Personalidad dependiente: Este tipo de personas dependen de algo o de alguien, es decir,


necesitan de la aprobación o de la compañía de otras personas para poder realizar alguna
acción, sienten que sin alguien más su vida se encuentra vacía; de igual manera, esta
característica se encuentra en la relación que tienen con objetos o situaciones, es decir, las
personas necesitan poseer bienes materiales, consumir sustancias o buscar determinadas
situaciones para sentirse cómodas o seguras. De manera similar, buscan que otros dependan
de ellos, porque son individuos que creen sentirse incapaces de cuidarse y tienen poca
confianza en sí mismos y en las actividades que desempeñan.

Personalidad de evitación: Este tipo de individuos son muy sensibles a las críticas y al
rechazo de los demás, esto provoca que eviten situaciones, lugares y personas que puedan
provocarles esta sensación de rechazo.

Personalidad obsesiva-compulsiva: Las personas con este tipo de personalidad son rígidas
respecto a los cambios en sus rutinas y hábitos de vida. Son intolerantes al cambio o a
perder el control sobre su vida, ante cualquier cambio de rutina experimentan gran
ansiedad. Una obsesión es una idea intermitente relacionada con la salud, el orden, la
limpieza, la estética, la moral, la sexualidad, entre otras, este tipo de ideas son intermitentes
y provocan incomodidad, la manera de contrarrestarlas o evitar sentir esa ansiedad es
mediante una compulsión, por ejemplo, ordenar, limpiar, hacer, contar, organizar, evitar,
comprobar, entre otras.

SEMANA 13

Objetivo: explicar la teoría psicodinámica correspondiente al modelo de Jung desglosando


sus elementos.
Carl Jung no estaba de acuerdo con la teoría freudiana en el sentido de su concepto del
inconsciente como paradigma original de la personalidad y no meramente de la parte
reprimida, pensaba que la aproximación simbólica al material onírico y otras expresiones
inconscientes eran los medios más indicados para comprender el lenguaje de la psique y
describir su dinámica; pensaba que la psique se comunicaba por medio de imágenes más
que de concepciones, y que estas imágenes tomaban la forma de analogías y parábolas que
simbolizaban el significado de una situación concreta.

En general, cuando Jung hablaba de la personalidad se refería a la psique, que es un término


griego para definir “espíritu o alma”, de esta manera evitaba la relación de una división
científica de la personalidad en funciones sin relación, proponiendo en su lugar la
integración de todos los aspectos de la personalidad, de hecho describió a toda la
personalidad integrada como el Sí mismo. El Sí mismo incluye todas las cualidades y
potencialidades de la persona, ya sea que se hayan vuelto o no aparentes o conscientes en
una fase de la vida en particular.

En la teoría de la personalidad propuesta por Jung, el inconsciente incluye una amplia


energía psíquica, a diferencia de la energía sexual postulada por Freud, y tanto consciente
como inconsciente coexisten en los individuos. Jung describió esta relación cómo una
compensación. El inconsciente compensa por la parcialidad del consciente al poner énfasis
en aquellos aspectos de la totalidad psíquica que han sido olvidados por la consciencia; si el
yo consciente no reconoce sus límites y los excede ocurre la inflación del yo, un estado de
desequilibrio que solo puede resolverse con la individuación, un proceso donde se restaura
la totalidad a la psique al equilibrar consciente e inconsciente.

Otros aspectos de la personalidad están contenidos en la psique, pero emergen para


desequilibrar o equilibrar la personalidad, tales términos se conocen como persona y
sombra: Persona se refiere al aspecto de la personalidad que se adapta al mundo, se forma
por las reacciones que se recuerdan en otras personas y los papeles que actuamos frente a
ellas. Buscamos comportarnos de formas que nos ganen una imagen social positiva,
poniendo énfasis en los aspectos de nosotros mismos que son valorados por los demás y
tratamos de ignorar o negar el resto. La persona y el rol social están muy unidos, y la
continuidad o discontinuidad suelen enmarcarse en ritos.
Una de las grandes aportaciones de Jung a la investigación de la personalidad es la que se
refiere al binomio extroversión-introversión, la cual indica que se nace con un determinado
tipo de temperamento que provoca inquietud principalmente de nuestra propia persona
(introvertida) o del mundo exterior (carácter extrovertido); refirió a los introvertidos como
personas indecisas y a la defensiva, que prefieren observar al mundo con reserva, sin que se
comprometan en forma personal y directa; en cambio, el extrovertido tiene un carácter
desprendido y seguro, se siente cómodo en cualquier lugar y hace amigos con facilidad.

La sombra se refiere a los aspectos de la psique que son “obscuros” o amorales por el Yo,
pues son débiles en el autoconcepto; los impulsos sexuales y agresivos que son
inadmisibles, son substancialmente propios de la sombra, y éstos son evocaciones de la
teoría de Freud sobre los impulsos reprimidos del Ello. La sombra media entre la
consciencia y el inconsciente y puede observarse como el “guardián del inconsciente”, y se
proyecta en una otredad contraria a la persona (ej. un hombre que está orgulloso de su
inteligencia pudiera representar su sombra en un sueño como un hombre con retraso
mental)

La gente conscientemente rechaza no sólo las cualidades que son malignas o inconsistentes
con su persona (la sombra) sino también las cualidades que considera incompatibles con su
identidad como hombre o mujer. Estas cualidades inapropiadas al sexo, tradicionalmente
ejemplificadas por rasgos como emoción en los hombres y poder en las mujeres,
constituyen el ánima (la represión o falta de desarrollo de las cualidades de tipo
femenino) y el ánimus (la represión o falta de desarrollo de las cualidades de tipo
masculino). Jung se refirió al ánima como “la mujer interior del hombre”. El ánimus es “el
hombre interior de una mujer”. Estos son proyectados sobre la gente del sexo opuesto,
incluidos padres y amantes.

Ánima, animus y sombra constituyen el inconsciente personal, desarrollados de forma


única por la experiencia de cada quién, pero existe un nivel más profundo, el inconsciente
colectivo, que es heredado, e independiente de la experiencia personal para desarrollarse.
Así como la etología indica que seres vivos nacen con conductas innatas, Jung afirmaba
que poseíamos imágenes primordiales llamadas arquetipos, que fungían como unidades
básicas del inconsciente colectivo e instintos psíquicos que predisponían a experimentar el
mundo.

SEMANA 14

Objetivo: explicar la teoría psicodinámica correspondiente al modelo de Alfred Adler y


Erick Erickson desglosando sus elementos.

Alfred Adler

Puso de relieve los aspectos de lucha de la personalidad y el contexto social del desarrollo,
los cuales son característicos de la perspectiva psicoanalítica social. Alfred Adler postula
una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos nuestros comportamientos y
experiencias, el afán de perfeccionismo. Constituye ese deseo de desarrollar al máximo
nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal.

Al principio, influido por su práctica médica, Adler (1923/1929) se refirió a la inferioridad


del órgano como la fuente del sentimiento de menos. Las inferioridades heredadas
intensifican “el sentir normal de la debilidad y la impotencia” que todos los niños
experimentan (p. 18), este sentimiento requiere equilibrarse y ajustarse, compensando el
órgano inferior con el desarrollo de diversas habilidades, de lo contrario, se desarrolla un
complejo de inferioridad.

El trabajo de Adler se divide en siete partes:

El complejo de inferioridad: el hombre nace sintiéndose incompleto e irrealizado, todo lo


que se encuentra frente al recién nacido es mejor, más grande, mayor y más completo que
él. Este sentimiento hace desear emular las fuerzas y capacidades que otros lo rodean. El
sentimiento de inferioridad es el que nos mantiene vivos.

Cuando el proceso de crecimiento se estanca, una persona puede caer víctima de un


complejo de inferioridad. En este caso, la situación de sentirse menos es demasiado
poderosa como para ser superada y la persona acepta un exagerado sentido de inferioridad
como una descripción de sí mismo. En el caso de que este sentimiento se reprima puede
volcarse, convirtiéndose en un complejo de superioridad que enmascare el sentido de
inferioridad.
El complejo de superioridad: el hombre es un animal agresivo y debe serlo para sobrevivir.
Las personas buscamos el poder en el sentido físico o simbólico a fin de sobrevivir, es un
ser que busca poder y adquiere poder, desea ser superior y esto surge del sentimiento de
inferioridad. Esta superioridad no es sobre otros sino sobre sí mismo (superación del self)

Estilo de vida: empieza como un proceso compensatorio, intentando cubrir una inferioridad
particular. Lleva a la consistencia de la personalidad conforme la persona compensa,
incluso sobrecompensa, esta inferioridad. Para superarse es necesario que conduzca su vida
en una cierta forma preescrita, el estilo de vida que cada uno busca es una combinación
tanto de la conducta impulsada por el interior como las fuerzas del medio que ayudan,
interfieren, o remodelan la dirección que el deseo quiere tomar. Las experiencias tienen
efectos distintos en cada quien por el self interno que es único e individual, que tiene de
origen tanto el pasado hereditario del individuo con todos los componentes variables
inherentes al sistema en el momento del nacimiento, y del medio cambiante que cada ser
humano vive después de nacer.

El estilo de vida se establece a la edad de los cuatro o cinco años. Una clave para identificar
el estilo de vida es el primer recuerdo de una persona, el cual, en promedio, data desde los
tres años y medio. Permanece ya que la persona lo ha pensado repetidamente a lo largo de
los años y captura lo que ha sido subjetivamente importante para ella y están relacionados
con la orientación vocacional.

Existen tipos de estilo de vida que no son deseables, los cuales son:

 El tipo gobernante, que busca dominar a los demás, proclives al complejo


despreciativo donde expresan su sentido de superioridad al hacer menos al otro, o
volviéndose delincuentes, tiranos, sádicos.
 El tipo de quien consigue, que se apoya de los demás y es dependiente adoptando
una actitud pasiva hacia la vida, proclive a la depresión.
 Tipo Evasivo, que evitan la posibilidad de la derrota, se aíslan y pueden lucir fríos
para los demás.

El estilo de vida sano es el socialmente útil, que actúa para bien de los demás cumpliendo
una función social.
Self creativo: el hombre es una estructura interpretadora de la vida, buscando nuevas
experiencias para realizar sus deseos de superioridad a través de este self que es reactivo,
mecánico, inventivo, original y capaz de crear una nueva personalidad, tratando de
descubrir y crear experiencias que le lleven a la realización.

Self consciente: Adler pensaba que el hombre se daba cuenta de todo lo que hacía y con
base en el autoexamen puede deducir el porqué de haber actuado en esas formas prescritas.
La conciencia es el núcleo de la personalidad.

Metas ficticias: son fuerzas que operan en la conducta diaria del individuo, siendo ideales
que no van más allá de su alcance, son metas subjetivas y que dan dirección al esfuerzo,
nos movemos hacia la superioridad impulsados por estas metas.

Interés social (Gemeinschaftsgefühl): el hombre nace con un interés en los seres sociales, y
está sujeto a un proceso de socialización, del cual parte su desarrollo. Es el potencial innato
para vivir en cooperación con otras personas. Permite a la persona valorar el bien común
por encima del bienestar personal sin sacrificarse uno por el otro.

La vida en sociedad requiere de cooperación e interés social, y tiene tres tareas


fundamentales:

 Trabajo: el tener una ocupación que de sustento y sea trabajo útil, Los criminales
fracasan en la tarea del trabajo (como también en las otras dos tareas) y este fracaso
puede ser observado con regularidad desde muy temprano en las historias de su vida
(p. 412).
 Amor: se refiere a las relaciones sexuales y al matrimonio entre hombres y mujeres,
incluyendo la decisión de tener hijos. La igualdad entre los hombres y las mujeres
es esencial para el éxito en la tarea del amor, de acuerdo con Adler. El amor exitoso
afirma el valor de la pareja.
 Interacción social: se refiere a las relaciones sociales con los demás, incluida la
amistad. Todas las relaciones sociales deberían estar basadas en un fuerte sentido de
interés social, lo cual previene una actitud narcisista y autocentrada.
 Si existe una cuarta tarea de la vida, Adler sugiere, ésta sería el arte.
Las acciones de los padres pueden ayudar u obstaculizar el desarrollo del estilo de vida. Las
consecuencias pueden ser el que el niño sea consentido y tratado con indulgencia en
exceso, haciendo que espere que los demás cumplan sus necesidades; o descuidado, y se
sienta desvalido en un mundo difícil.

Adler da los siguientes consejos para criar niños sanos:

1. Aliente al niño en lugar de castigarle


2. Muestre respeto por el niño
3. Mantenga la rutina
4. Ponga énfasis en la cooperación
5. No preste exceso de atención
6. No se involucre en peleas de poder con el niño
7. Muestre acciones no solo palabras
8. No ofrezca simpatía de más
9. Sea consistente.

Erik Erickson

Fue un psicólogo estadounidense que desarrolló una teoría del desarrollo humano con base
en etapas; éstas inician desde el nacimiento del ser humano hasta que muere a diferencia de
Freud quien culminaba el desarrollo en la adolescencia. Sin embargo, fue un psicólogo
Freudiano y aceptaba sus ideas.

Erikson es muy conocido por su trabajo sobre la redefinición y expansión de la teoría de los
estadios de Freud. Establecía que el desarrollo funciona a partir de un principio epigenético.
Postulaba la existencia de ocho fases de desarrollo que se extendían a lo largo de todo el
ciclo vital. Nuestros progresos a través de cada estadio están determinados en parte por
nuestros éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes.

Cada fase comprende ciertas tareas o funciones que son psicosociales por naturaleza.
Aunque Erikson les llama crisis, y tienen tiempos óptimos para moverse al siguiente paso.
Al pasar por un estado de forma adecuada uno adquiere virtudes o fuerzas psicosociales que
ayudaran durante las siguientes etapas, en caso contrario uno desarrolla maladaptaciones, o
malignidades, que pueden poner en riesgo los siguientes puntos de desarrollo.
Como no dejamos de desarrollarnos, estableció 8 diferentes estadíos, sujetos a la
mutualidad e influencia de nuestros padres y abuelos que también nos campañan mientras
pasan por sus propias etapas.

Estadío I

El primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral comprende el primer año o primero y


medio de vida. La tarea consiste en desarrollar la confianza sin eliminar completamente la
capacidad para desconfiar.

Si los padres proveen al recién nacido de un grado de familiaridad, consistencia y


continuidad, el niño desarrollará un sentimiento de que el mundo, especialmente el mundo
social, es un lugar seguro para estar; que las personas son de fiar y amorosas. Aprenderá a
confiar en su propio cuerpo y las necesidades biológicas que van con él, y adiquirirá la
virtud de esperanza.

Si los padres son desconfiados e inadecuados en su proceder; si rechazan al infante o le


hacen daño; si otros intereses provocan que ambos padres se alejen de las necesidades de
satisfacer las propias, el niño desarrollará desconfianza. Será una persona aprensiva y
suspicaz con respecto a los demás. Desarrollarán una tendencia maligna de devanecimiento
(withdrawal, retraimiento).

Estadío II

El segundo estadio corresponde al llamado estadio anal-muscular de la niñez temprana,


desde alrededor de los 18 meses hasta los 3-4 años de edad. La tarea primordial es la de
alcanzar un cierto grado de autonomía, aún conservando un toque de vergüenza y duda.

Si los padres y cuidadores permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará
un sentido de autonomía o independencia. Los padres no deben desalentarle ni tampoco
empujarle demasiado. Se requiere, en este sentido, un equilibrio. De esta manera, el niño
desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes. Es importante no dar
exceso de independencia o desarrollarán impulsividad, bajo un equilibrio adecuado
adquirirán la virtud de voluntad poderosa o determinación.

Si los padres acuden de inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser
independiente, el niño pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas
por sí mismo causando que desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Desarrollará
compulsividad, sintiendo que todo su ser se desenvuelve en las tareas que lleva a cabo y
todo debe hacerlo bien

Estadío III

Este es el estadio genital-locomotor o la edad del juego. Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la
tarea fundamental es la de aprender la iniciativa sin una culpa exagerada.

La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo
responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil. Los padres pueden
animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos alentando la fantasía, la
curiosidad y la imaginación. El resultado de un equilibrio adecuado es la adquisición de la
virtud coraje; la capacidad para la acción a pesar de conocer claramente nuestras
limitaciones y los fallos anteriores.

La iniciativa es el intento de hacer real lo irreal. Pero si el niño puede imaginar un futuro, si
puede jugar, también será responsable, y culpable. Ha llegado la capacidad para establecer
juicios morales.

Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia maladaptativa que Erikson
llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de
escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma en
cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de
culpa son para los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía

Por lo contrario, demasiada culpa causa inhibición, quien padezca esta malignidad no
probará cosa alguna, ya que “si no hay aventura, nada se pierde” y particularmente, nada de
lo que sentirse culpable.

Estadio IV

Esta etapa corresponde a la de latencia, comprendida entre los 6 y 12 años de edad del niño
escolar. La tarea principal es desarrollar una capacidad de laboriosidad al tiempo que se
evita un sentimiento excesivo de inferioridad. Los niños deben “domesticar su
imaginación” y dedicarse a la educación y a aprender las habilidades necesarias para
cumplir las exigencias de la sociedad.

En esta etapa entra a consideración la esfera social, donde los niños aprenden no solo en
hacer planes sino llevarlos a cabo en conjunto y retomando las reglas de la situación.

La falta de éxito en estas tareas lo llevará a adquirir sentimientos de inferioridad e


incompentencia, en ocasiones volviéndose inercia, que es el abandono de la tarea al primer
error. Una actitud demasiado laboriosa a la tendencia de virtuosidad dirigida, niños sin vida
infantil, niños que no aprenden a ser niños.

El equilibrio entre la laboriosidad y la inferioridad da como virtud la competencia, el ser


laboriosos pero con humildad.
Estadío V

Esta etapa es la de la adolescencia, empezando en la pubertad y finalizando (en esa época)


alrededor de los 18-20 años.La tarea primordial es lograr la identidad del Yo y evitar la
confusión de roles.

La identidad yoica significa saber quiénes somos y cómo encajamos en el resto de la


sociedad. Exige que tomemos todo lo que hemos aprendido acerca de la vida y de nosotros
mismos y lo moldeemos en una autoimagen unificada, una que nuestra comunidad estime
como significativa.

Hay cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una corriente
cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos modelos de roles adultos y
líneas abiertas de comunicación. Además, la sociedad debe proveer también unos ritos de
paso definidos; o lo que es lo mismo, ciertas tareas y rituales que ayuden a distinguir al
adulto del niño.

La falta de esa diferencia entre infancia y adultez lleva a la confusión de roles, de perdida
de lugar en la sociedad y el mundo, una falta de identidad yoica donde no se puede
responder a la pregunta “¿quién soy?”.

El Exceso de identidad yoica puede llegar al fanatismo, donde una persona se encuentra tan
comprometida con un rol social o subcultura que se vuelve intolerante. Por lo contrario, la
falta de identidad lleva al repudio, el repudio de su papel en el mundo adulto e incluso de su
necesidad de una identidad.

Si se consigue la negociación exitosa con esta etapa, se adquiere la virtud de la fidelidad,


que es la habilidad para vivir acorde a los estándares sociales, contribuyendo a su
estabilidad y desarrollo.

Estadío VI

Si hemos podido llegar esta fase, nos encontramos entonces en la etapa de la adultez jóven,
la cual dura entre 18 años hasta los 30 aproximadamente. La tarea principal es lograr un
cierto grado de intimidad, actitud opuesta a mantenerse en aislamiento.
La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros, como amantes, amigos; como un
partícipe de la sociedad. Ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo
a “perderte” a ti mismo, como presentan muchos adolescentes. El “miedo al compromiso”
que algunas personas parecen presentar es un buen ejemplo de inmadurez en este estadio.

El joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. Una relación de pareja adolescente sí
busca un establecimiento de identidad a través de la relación. “¿Quién soy?. Soy su novio”.
La relación de adultos jóvenes debe ser una cuestión de dos egos independientes que
quieren crear algo más extenso que ellos mismos.

La tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad, se refiere particularmente a


volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad
o respeto por tu intimidad.

La exclusión es la tendencia maligna de aislamiento máximo. La persona se aísla de sus


seres queridos o parejas, amigos y vecinos, desarrollando como compensación un
sentimiento constante de cierta rabia o irritabilidad que le sirve de compañía.

Si atravesamos con éxito esta etapa, llevaremos con nosotros esa virtud o fuerza psicosocial
que Erikson llama amor. Es la habilidad para alejar las diferencias y los antagonismos a
través de una “mutualidad de devoción”.

Estadío VII

Corresponde al de la adultez media. Es muy difícil establecer el rango de edades, pero


incluiría aquel periodo dedicado a la crianza de los niños. Para la mayoría de las personas
de nuestra sociedad comprende desde los 2~ a los 5~ años. La tarea fundamental aquí es
lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento.

La productividad es una extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con una
preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras. La mayoría de las
personas ponen en práctica la productividad teniendo y criando los hijos, pero puede
presentarse como la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el
activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que
llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”
El estancamiento es la “auto-absorción”; cuidar de nadie, dejar de ser un miembro
productivo de la sociedad, esto lleva al rechazo, rechazo de la participación o contribución
a la sociedad.

La sobrextensión es el polo opuesto, tratar de ser tan productivo que se abandone el cuidado
de sí mismo, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir
algo a la sociedad.

Si se supera de forma adecuada la crisis de mediana edad, se desarrollará la capacidad de


cuidar.

Estadío VIII

Se encuentra en la etapa de adultez tardía o madurez, que inicia alrededor de los 60 años.
La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica con un mínimo de desesperanza.

Esta etapa parece ser la más difícil de todas al implicar distanciamiento social, sentimiento
de inutilidad tanto social como biológica, jubilaciones, vivencia del nido vacío de manera
formal, enfermedades, duelos.

Ante tanta desesperanza se puede optar por preocuparse del pasado, o a evitar afrontar las
dificultades, siendo esta la tendencia llamada presunción, también puede volcarse en el
desdén, el desacato a la vida tanto propia como ajena.

La integridad yoica implica llegar a los términos de tu vida y de su final, aceptar el pasado
y decisiones tomadas. Aceptar la vida tal y como se vivió, para no temer a la muerte,
adquiriendo la virtud sabiduría.

SEMANA 15

TERCERA EVALUACIÓN PARCIAL

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