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SEMANA 1
Etimología y definición. Derivado del término persona, procedente a su vez del griego
prosopon (aspecto, máscara) y del latín persona o per sonare. El término personalidad
recoge algunos de estos significados: apariencia frente a otros, papel social, rostro único,
etc.
Los Griegos se interesaron por personificar diferentes papeles en el drama de dicha cultura,
para lo que las personas utilizaban máscaras que cubrían sus rostros; de esta manera les era
posible representar distintos estilos de vida diferentes a los propios, sin dejar de ser ellos
mismos. Es decir, asumir diferentes personalidades dentro de una misma persona, por lo
cual el concepto personalidad se origina del término persona.
Años más tarde, Cicerón (106 a.c.-43 a.c.) definió el término personalidad, enfocándose
desde cuatro diferentes significados: a) la forma en cómo un individuo aparece frente a las
demás personas; b) el papel que una persona desempeña en la vida; c) un conjunto de
cualidades que comprenden al individuo; y d) como sinónimo de prestigio y dignidad,
mediante el cual se asignaba el término persona de acuerdo con el nivel social al que se
perteneciera.
Se dice que los significados que históricamente se han dado al concepto de personalidad
están relacionados en gran medida con lo propuesto por Cicerón (106 a.c.-43 a.c.), ya que
se relaciona con las características de personalidad que se pueden evidenciar en una
persona, debido a que en un comienzo se parte de la parte externa o superficial de un
individuo (máscara) hasta llegar a tener la capacidad de identificar las características
internas del otro.
Por otra parte, durante la época clásica, se dio un auge en la cantidad de significados del
concepto de personalidad; uno de estos conceptos está adherido a la Santísima Trinidad,
entendido como algo sustancial y no asumido, es decir, que no se construye, sino que se
encuentra en sí mismo, hace parte de su esencia.
Carácter
El término Carácter, de origen griego (kharakter), significa marca o sello. Fue utilizado por
Teofrasto para definir el conjunto de las características y estilo de vida propias del hombre.
La utilización moderna de este término parece obedecer a motivos culturales.
Tradicionalmente se ha utilizado más en Europa que en América (por ejemplo, Freud
hablaba de Carácter y no de personalidad). De hecho, también se atribuyen características
morales o éticas al término Carácter que serían impropias del término personalidad. Al
referirnos a que una persona tiene “buen carácter” solemos hacer mención a que es una
buena persona (aspecto ético), mientras que al describir a una persona como poseedora de
una “buena personalidad” nos referimos principalmente a eficacia social o estatus. Una
distinción gráfica y útil de los términos Temperamento y Carácter la ofrece Andrés-Pueyo
(1995), en una revisión del tema. El Carácter, como concepto psicológico, se ha
relacionado más con la psicología filosófica derivada de Teofrasto, la caracterología
francesa de los siglos XVII y XVIII, desligándose de la psicología científica.
El carácter que es entendido como el grado de organización moral que posee un individuo y
que se fundamenta a través de los juicios de valor y de una evaluación ética que se hace de
la personalidad, depende en gran medida de la propia experiencia de cada individuo, debido
a que cada persona se ve influenciada por diferentes factores que ocurren a su vida.
Temperamento
La palabra temperamento es un cultismo latino y viene de latín temperamentum. Con
temperamento que se refiere principalmente de carácter y rasgos del carácter propio de una
persona. La palabra temperamentum contiene ciertos matices comunes y aunque no sea lo
mismo, con el vocablo de origen griego idiosincrasia (= la mezcla particular de cada cual).
Temperamentum quiere decir en latín combinación proporcionada y justa medida propia
qué atempera todo exceso, por ello es considerado un sinónimo de moderación y mesura.
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Los primeros teólogos relacionaron los términos persona y esencia, Boecio en el siglo VI
sintetizó estos dos conceptos para dar origen al término de personalidad, con el que se
define a la persona como una sustancia individual, racional y natural, a partir de la
ideología de la esencialidad, de lo que es por ser, por sí mismo. Santo Tomás de Aquino
exalta al individuo por encima de la realidad, pues pensaba que nada podía ser superior a la
realidad que el ser posee.
En el siglo XVIII, Immanuel Kant (1724-1804) en “Antropología en sentido pragmático”
(1798; Granja y Leyva, 2011, citado en Casales, 2011; Sánchez, 2011) responde al
interrogante ¿Qué es el hombre? aludiendo al “Temperamento” y al “Carácter” desde un
punto de vista ‘fisiológico’ y ‘psicológico’
Empédocles de Agrigento (Sicilia; circa 490 a.C. – 430 a.C.), llevó a cabo la organización
de tétradas de la ‘numerología Pitagórica’, en su “Doctrina de las Cuatro Raíces de Todo”
considerando al ser humano como un microcosmos constituido por los mismos elementos
(“richomatas”) que conforman todo lo que existe en el universo (macrocosmos): Aire,
fuego, tierra y agua; los cuales se asociaron, respectivamente, con las cuatro entidades
cósmicas: el firmamento, el astro sol, la tierra y los mares, y por extensión a los estados
generales de la materia: gaseoso, energía, sólido y líquido.
De tal manera que de la combinación de tales elementos y sus respectivas cualidades era
factible “caracterizar” las diferencias constitutivas entre personas por alusión a la
predominancia de dichas sustancias corporales y sus respectivas cualidades. Sentándose así
las bases de las denominadas “Tipología humorales”.
Siglos después, Claudio Galeno de Pérgamo (actual Turquía; circa 129 d.C. – 200
d.C.) reformula la tipología humoral de Hipócrates ampliándola de 4 a 9 tipos
temperamentales.
En su tratado “De las facultades naturales” afirmaba que las cuatro cualidades de los
elementos principales están combinadas en los cuatro humores (temperare=combinar o
mezclar en proporción adecuada).
O sea, de los nueve tipos temperamentales propuestos por Galeno tan sólo uno es
‘temperado’ (equilibrado) y los ocho restantes son ‘intemperados’ (desequilibrados: cuatro
simples y los cuatro compuestos que se corresponden con los propuestos por Hipócrates).
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Considera que los cuatro temperamentos son independientes de forma similar a Hipócrates,
si bien entiende que se pueden agrupar (categorizar) con base en tales componentes:
Emocionales (Melancólico y Sanguíneo) y de Actividad (Colérico y Flemático).
Cada uno de ellos se puede caracterizar como ‘fuerte’ (intensidad) o ‘débil’ (distensión); es
decir, dentro de una misma categoría los dos tipos se diferencian conforme al grado (mayor
o menor) de la cualidad que designa (emoción o actividad).
Emocionalidad-débil = Sanguíneo
Actividad-fuerte = Colérico
Emocionalidad-fuerte = Melancólico
Actividad-débil = Flemático
Dado que las tres dimensiones se consideran bipolares, en función de si se puntúa alto o
bajo en cada una de ellas, también es posible identificar cada uno de los ocho tipos
resultantes con el acrónimo de la inicial del término con que se designa cada dimensión:
Emocionalidad (E: Emocional, nE: no Emocional), Actividad (A: Activo, nA: no Activo) y
Resonancia (P: Primaria, S: Secundaria). De esta manera es posible configurar el perfil
tridimensional de cada uno de los ocho tipos temperamentales de este modelo:
El ‘Equilibrio’ hace referencia al balance entre los procesos de Excitación e Inhibición y/o
la ausencia de predominio de un proceso sobre otro, lo que facilita la movilidad entre ellos.
De actividad lenta, aunque sostenida, necesita una estimulación intensa y prolongada para
mantener la motivación, si bien una vez conseguida la mantiene estable. En situaciones
críticas no pierde el control, aguantando aparentemente bien el estrés y el cambio relativo
de las condiciones situacionales. Manifiesta baja vulnerabilidad a enfermar y a padecer
trastornos psicopatológicos.
Posee una tendencia temperamental a afrontar los conflictos con pasividad o inhibición, si
no con evitación o escape.
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Introduce los conceptos de “fuerza” (para los tipos emocionales: fuerte vs. débil) y
“velocidad de cambio” (para los de actividad: rápido vs. lento).
Cada tipo temperamental se describe con las dos dimensiones a la vez (Emocionalidad y
Actividad), en función de las polaridades de cada una de ellas (fuerte vs. débil y rápida vs.
lenta) que mejor la representa:
Emocionalidad-débil + rápido cambio de Actividad = Sanguíneo (no emotivo-variable)
Entre estos dos tipos extremos planteó la existencia de un tipo constitucional intermedio
denominado ‘Atlético’ con tendencias patológicas a padecer “epilepsia”.
Para este tipo constitucional Kretschmer no estableció ninguna correspondencia con un tipo
particular de temperamento, tendencia psicopatológica o trastorno mental
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Si bien deben existir ciertas estructuras y funcionalismos en el sistema nervioso que son
heredadas a través del genotipo, tales como el neuroticismo o nivel de excitabilidad del
sistema nervioso vegetativo y la extraversión-introversión o nivel de arousal cortical, sin
embargo, la conducta en si no debe forzosamente serlo, sino que más bien es el resultado de
la interacción entre el funcionalismo de dichas estructuras y el medio ambiente físico y
social. Llegados a este punto, debemos adentrarnos en la historia evolutiva del individuo.
Primer nivel: conductas que pueden observarse una vez, y que pueden ser o no
características de la persona.
El mecanismo de inhibición conductual: que son las formas en que se evitan situaciones
(estímulos) desagradables, vinculadas a la ansiedad.
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El supuesto básico del enfoque léxico es que aquellas diferencias individuales que son
más sobresalientes y socialmente relevantes en la vida de las personas han quedado
codificadas en sus respectivos lenguajes naturales -cuanto más importante es dicha
diferencia, más probable es que se exprese con una palabra- (Goldberg, 1982).
Se considera, por tanto, que el análisis del lenguaje puede contribuir a esclarecer los
elementos que definen la personalidad, de ahí que inicialmente se recurra a los diccionarios
de la lengua, ya que es en ellos donde se encuentran los términos que sirven para la
descripción de las personas.
Este autor entiende la personalidad como el conjunto de aquellos elementos que nos
permiten comprender y anticipar las formas en las que las personas actuarán al enfrentarse a
situaciones específicas. La unidad mínima de análisis de la personalidad es el rasgo, el cual
hace referencia a características y tendencias relativamente permanentes en el
comportamiento.
Para darle una dimensión cuantitativa al análisis de los rasgos de personalidad y determinar
sus principales características, Cattell utilizó la metodología del análisis factorial. De esta
forma, llegó a agrupar los rasgos de personalidad en tres grandes categorías:
Rasgos temperamentales: este tipo de rasgos son innatos y suelen heredarse de una
generación a otra. Son la base del comportamiento individual.
Rasgos aptitudinales: son rasgos relacionados con las habilidades y las destrezas y,
de acuerdo con Cattell, también son susceptibles de ser heredables.
Rasgos dinámicos: esta categoría hace referencia a los factores motivacionales del
comportamiento, son dinámicos, fluctuantes y contingentes.
Cattell definió 16 factores básicos de la personalidad. Cada uno de ellos fue identificado
con una letra.
Los factores A, B, C y E corresponden a: afectividad (grado de contacto que una persona
establece con otros individuos), razonamiento (capacidad intelectual), estabilidad
(capacidad de adaptación) y dominancia (grado de autonomía o sumisión).
Los factores Q, del 1 al 4, son: Rebeldía (apertura al cambio y capacidad para transformar
las situaciones), Autosuficiencia (grado de independencia personal), Autocontrol (nivel de
tendencia de comportarse socialmente de forma ideal) y Tensión (grado de ansiedad que
experimentado de forma rutinaria).
Siguiendo de cerca el enfoque lexico, Costa y McCrae (1985) han construido el NEO-PI
(Neuroticism, Extraversion, Openness-Personality Inventory).
El NEO-PI esta diseñado para cubrir los cinco ámbitos de personalidad aislados a través de
los trabajos que acabamos de exponer. Los ámbitos de Extraversión, Estabilidad emocional
y Apertura a la experiencia, están desglosados en seis escalas o componentes diferentes:
1. Extraversión (Cordialidad, Gregarismo, Asertividad, Actividad, Búsqueda de
emociones, emociones positivas).
2. Neuroticismo (Ansiedad, Hostilidad, Depresión, Autoconciencia, Impulsividad,
Vulnerabilidad).
3. Apertura a la experiencia (Fantasía, Estética, Sentimientos, Acciones, Ideas,
Valores).
4. Sensibilidad en las relaciones interpersonales
5. Minuciosidad
https://www.psicologia-online.com/test-de-personalidad-16-factores-16-pf-3314.html
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En el capítulo XII del libro El Conductismo, Watson dice: “La personalidad es la suma de
las actividades factibles de descubrirse mediante una observación real de la conducta,
suficientemente larga como para que pueda suministrarnos una información segura. En
otros términos, la personalidad es sino el producto final de nuestros sistemas de hábitos” (p.
308). Por lo tanto, estos son identificables a través de corrientes consistentes y estables de
actividades recreativas, gestuales, interpersonales, de prácticas morales, sociales,
aritméticas; e incluso de reacciones emocionales.
Sugirieron que la estructura de la personalidad puede ser definida en forma muy simple
como hábitos. Los hábitos se refieren a algún tipo de asociación aprendida entre un
estímulo y una respuesta que los hace ocurrir juntos con frecuencia.
Para los investigadores el proceso de aprendizaje puede ser dividido de manera principal en
cuatro partes conceptuales:
Skinner
Para Skinner, el término "personalidad " era superfluo, ya que la conducta manifiesta puede
ser comprendida por completo en términos de respuestas a factores en el ambiente. El
esfuerzo para entender o explicar la conducta en términos de estructuras internas tales como
la personalidad o un yo es hablar en términos de "ficciones", debido a que estos no son muy
útiles.
Arthur W. Staats
De acuerdo con la teoría de la personalidad de Staats, hay tres repertorios conductuales que
contribuyen a una teoría de la personalidad.
Los repertorios del comportamiento básico (RCB), se desarrollan por medio del aprendizaje
desde el nacimiento.
Staats considera que la personalidad (en la forma de RCB) es una causa de la conducta. Los
repertorios conductuales “básicos”, proporcionan una interpretación conductista de que el
aprendizaje humano temprano tiene importancia especial para la personalidad.
El aprendizaje al ser “a largo plazo, acumulativo y muy complejo” requiere de bases bien
establecidas para prevenir que el aprendizaje posterior se vea afectado
Una vez que se aprenden las conductas en esas categorías proporcionan la base para un
aprendizaje posterior más complicado.
https://psicologosenlinea.net/2723-conductismo-psicologico.html
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George Kelly
Inspirado en sus experiencias como clínico y miembro del cuerpo docente en una disciplina
de investigación, Kelly desarrolló una metáfora de la personalidad que describía al ser
humano como científico.
Así como un científico utiliza las teorías para planear observaciones, una persona recurre a
los constructos personales para predecir lo que sucederá en la vida. Igual que un científico
que busca una teoría con la mayor capacidad predictiva, la persona intenta desarrollar
conceptos que hagan más predecible su vida personal, en especial en el campo de las
relaciones interpersonales. Las predicciones precisas permiten control. La persona, como el
científico, encuentra que las predicciones no siempre son confirmadas por la experiencia y
en ocasiones debe revisar esos conceptos personales. Ésta es entonces la metáfora del
hombre científico propuesta por Kelly (1955, p. 4).
Kelly no propuso alguna motivación o fuerza que movilizara a la persona. Es decir, no fue
necesaria una teoría motivacional: ningún concepto similar a la libido de Freud o a la
recompensa de los teóricos del aprendizaje. La persona ya está activa y la dirección de esta
actividad la determinan “las formas en las cuales anticipa los eventos”.
Al afirmar que “Suponemos que todas nuestras interpretaciones actuales del universo están
sujetas a revisión o reemplazo.” (Kelly,1955; p. 15) lo que el denomina alternativismo
constructivo, estable que podemos construir el mundo de manera diferente y nuestras
creencias no tienen el estatus de verdades objetivas.
Corolario de construcción: Una persona anticipa eventos al construir sus réplicas (Kelly,
1955, p. 50), al igual que un científico que anticipa que las observaciones confirmarán una
hipótesis de investigación planteada, nosotros anticipamos la confirmación de nuestros
constructos.
Corolario de experiencia: El sistema de construcción de una persona varía a medida que
construye sucesivamente las réplicas de los eventos (Kelly, 1955, p. 72))
Corolario de la fragmentación: Una persona puede emplear con éxito una variedad de
subsistemas de construcción que son inferencialmente incompatibles entre sí (p. 83)
Kelly (1955) define el rol como “un proceso psicológico basado en la construcción que
hace quien desempeña el rol de los aspectos del sistema de construcción de aquellos con
quienes intenta unirse en una empresa social” (p. 97).
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Esta teoría plantea que la conducta está guiada por la manera como se piensa y se actúa
frente a una situación; sin embargo, no deja de lado las contingencias que ofrece el
ambiente inmediato ante cualquier situación. En palabras de Bandura (1977), la
personalidad es la interacción entre cognición, aprendizaje y ambiente.
Walter Mishel
La gente cambia de una situación a otra más de lo que uno podría esperar si su conducta
fuese determinada por rasgos generales de personalidad. Es decir, la conducta es específica
a la situación.
El enfoque del aprendizaje social no predice que la conducta será consistente entre
situaciones. La conducta depende de las consecuencias (recompensas y castigos) que
produce. Si la misma conducta en situaciones distintas produce consecuencias diferentes
(por ejemplo, hablar en un restaurante o hablar en la biblioteca), las respuestas adaptativas
variarán de una situación a otra. Sólo se espera consistencia cuando la misma conducta es
reforzada en diversas situaciones o cuando la persona no es capaz de discriminar entre
situaciones.
Los rasgos constituyen resúmenes de observaciones conductuales múltiples y pueden tener
cierta utilidad descriptiva para las características sobresalientes, aunque exageran la
consistencia y hacen inferencias acerca de comportamiento no observado.
Sabiendo que los rasgos son explicaciones sobresimplificadas a menos que tengan en
consideración lo situacional, Mischel y sus colegas han desarrollado modelos complejos de
la forma en que los rasgos afectan al comportamiento en ciertas situaciones. Las situaciones
activan pensamientos y emociones que se desarrollaron como resultado de la experiencia
previa en esa situación
Mischel (1973) propone que los psicólogos de la personalidad consideren diversos procesos
psicológicos dentro de una persona que determinan cómo influirá una situación particular
en la conducta del individuo. Esos aspectos de la personalidad permiten la adaptación al
ambiente en el estilo único del individuo. A esos conceptos los denominó variables
cognoscitivas del aprendizaje social de la persona, o simplemente variables cognoscitivas
de la persona.
Esos conceptos incluyen la consideración de los rasgos y la forma en que las personas
emplean etiquetas de rasgos para describirse y para describir a los demás. También van más
allá de esto, proporcionando una amplia lista de las variables cognoscitivas de la persona
que constituyen la personalidad: estrategias de codificación y constructos personales,
aptitudes, expectativas, valores subjetivos del estímulo y sistemas y planes
autorregulatorios.
Los términos de rasgos, utilizados por la gente para describirse y para describir a los demás,
se denominan constructos personales. Son personales en el sentido de que describen a los
individuos y en que varían de una persona a otra. Los constructos personales que las
personas emplean para describirse a sí mismas pueden denominarse un autosistema.
Los conceptos que la gente utiliza para describirse a sí misma y a los demás son diferentes
de los rasgos de las teorías de personalidad. Entender esta diferencia ayuda a explicar la
paradoja de la consistencia descrita antes. En lugar de juzgar la consistencia de la
personalidad sobre la base de la conducta similar entre muchas situaciones (como lo haría
un investigador), la persona promedio busca consistencia a lo largo del tiempo en un
pequeño número de conductas que se consideran particularmente características
(prototípicas) de un determinado rasgo.
Las aptitudes de construcción se refieren a lo que la persona conoce o puede hacer (no a lo
que hace en realidad). Por tanto, la evaluación de las aptitudes requiere proporcionar
incentivos para el desempeño de la conducta. Las aptitudes tienen mejor estabilidad a lo
largo del tiempo y las situaciones que muchos de los rasgos de personalidad que Mischel
critica porque no consideran los factores variables que determinan si una persona hará lo
que puede hacer.
Albert Bandura
La teoría radical del aprendizaje, en la tradición skinneriana, planteaba que las respuestas
deben ocurrir y ser reforzadas para ser fortalecidas. Incluso Neal Miller y John Dollard
(1941), con toda su innovación teórica, suponían que las respuestas tienen que ser
reforzadas para aprenderse.
Albert Bandura consideraba que los seres humanos aprendían observando, afirmando que
es posible distinguir al aprendizaje del desempeño. El reforzamiento proporciona los
incentivos necesarios para el desempeño, pero no es necesario para el aprendizaje.
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Sigmund Freud
En los postulados de su teoría, Freud expone que las fuerzas psicológicas inconscientes
afectan en forma poderosa al pensamiento humano y al comportamiento.
Para Freud los humanos son seres movidos por sus impulsos que en sí mismos no son
buenos ni malos pero que tienen ambas clases de efectos.
Estas fuerzas alimentan los logros positivos de la cultura, pero también llevan a la guerra, al
crimen, a la enfermedad mental y a otras problemáticas.
Fuente: Cloniger,2002
Las evidencias de hipnosis que observó en su interacción con Charcot le convencieron del
poder de las fuerzas inconscientes para influir en el comportamiento.
Niveles de conciencia
“Lo que está en su mente no es idéntico a aquello de lo que usted está consciente; que algo
esté pasando por su mente y que lo escuche son dos cosas diferentes” (S. Freud, 1925/1958,
p. 8).
Freud postuló tres niveles de la conciencia y comparó la mente con un iceberg que flota
sobre el agua. Como éste, sólo una pequeña parte de la mente se puede ver en realidad: la
mente consciente. Así como en la superficie del agua, a veces visible y a veces sumergido,
está la mente preconsciente. Por último, existe una gran masa —que es la mayor parte de
la mente— que está escondida, como la masa de un iceberg que se encuentra bajo el agua:
la mente inconsciente.
Lo consciente, o mejor dicho, la mente consciente hace referencia a lo que el ser humano
ubica normalmente, de lo que se da cuenta, las sensaciones físicas, las emociones, los
recuerdos y los pensamientos. La conciencia funciona de manera realista, según las reglas
del espacio y del tiempo. Nos percatamos de la conciencia y la aceptamos como nosotros;
nos identificamos con ella
Entre los contenidos del inconsciente están los recuerdos traumáticos olvidados y los
deseos negados.
Los deseos también pueden causar ansiedad si nos avergonzamos de lo que deseamos. Los
freudianos los llaman deseos negados ya que negamos tenerlos.
Este es el material con el que el psicoanalista trabaja mayormente con sus pacientes. La
funcionalidad del preconsciente es hacer disponible, como un filtro, la información
inconsciente a la parte consciente del individuo, así como retener información que sea
inaccesible y guardarla en el inconsciente.
Éstas pueden actuar de forma sutil de modo que las acciones de la persona parezcan
comprensibles y racionales, como si la conciencia por sí sola determinara el
comportamiento.
De manera alternativa, las fuerzas inconscientes pueden interferir con las intenciones
conscientes. Este conflicto produce pensamientos y comportamientos irracionales.
El interés particular de Freud, como clínico, estaba en los casos en que las fuerzas del
consciente y del inconsciente estuvieran en conflicto, manifestándose por ejemplo en la
somatización
En la teoría de Freud la gente es hedonista, le huye al dolor y abraza el placer, pero puesto
que el placer tiende a violar las restricciones morales aprendidas se lleva a la represión de
los mismos.
Estructuras de la personalidad
El ello
Sigmund Freud teorizó la manera en cómo se desarrolla el aparato psíquico en las personas
en términos psicoanalíticos. Este desarrollo tiene un proceso que inicia de manera muy
temprana, desde antes de nacer. Al nacer y hasta el primer año de vida, Freud menciona que
este periodo significaba bastante en la formación de la psique humana, sobre todo del
inconsciente. En esta etapa se desarrolla lo que él llama Ello, que también forma parte del
aparato psíquico.
El Ello está constituido por los instintos y deseos básicos que Freud denomina pulsiones,
las cuales describe en dos categorías:
Pulsión de muerte (Thanatos): Está caracterizada como una pulsión agresiva que provoca
que los organismos rechacen lo que no les agrada, que destruyan o agredan aquello que les
amenaza.
Fuente: cuyo origen deriva de los procesos biológicos en alguna parte u órgano corporal.
Esta se transforma en cuestión de las necesidades biológicas, interpersonales, y sociales.
Objeto: es la persona o la cosa en el mundo que son deseadas de manera que el instinto
pueda ser satisfecho.
Por ejemplo, el objeto del estímulo del hambre de un lactante es el pecho de su madre: le
trae satisfacción.
El yo
El superyó
Se nos presenta con un ideal del yo, el cual es una imagen de lo que queremos ser, nuestros
estándares internos.
Debido a que el superyó se desarrolla a temprana edad, representa una forma inmadura y
rígida de la moralidad.
Freud sostuvo que nuestro sentimiento de culpa está con frecuencia lejos de la realidad
actual, y representa la comprensión inmadura de un niño pequeño.
Conflicto intrapsíquico
El ello, el yo y el superyó no siempre coexisten en forma pacífica. El ello demanda una
satisfacción inmediata de los impulsos, mientras que el superyó amenaza con la culpa si se
intenta cualquier satisfacción placentera de los impulsos inmorales. Por tanto, existe un
conflicto intrapsíquico.
Los materiales reprimidos tienen energía, y esta energía trata de regresar el material
reprimido a la conciencia.
El yo trata de reconciliar las demandas en conflicto del ello y del superyó, mientras que al
mismo tiempo toma en consideración la realidad externa, con sus oportunidades limitadas
de satisfacer el impulso.
En un joven en el que predomina el Superyó, estará muy atento a las demandas sociales,
teniendo cuidado de seguir las normas y de no quebrantarlas, la atención que se brinda a sí
mismo será escasa, por lo tanto, la satisfacción de sus instintos será, en términos
psicoanalíticos, reprimida.
Así como Freud describe el proceso por el cual el aparato psíquico se desarrolla y los
elementos que intervienen en su desarrollo, también existen etapas en el ser humano a las
cuales Freud describe según lo que ocurra en diferentes estadios del individuo.
A estas etapas, Freud las denominó de desarrollo psicosexual y son las siguientes:
Etapa oral.
Etapa anal.
Etapa fálica.
Etapa de latencia.
Etapa genital.
Freud plantea que el comportamiento se origina por fuerzas psicológicas con base en el
determinismo psíquico. Los impulsos inconscientes frecuentemente superan la conciencia,
produciendo síntomas de neurosis, sueños y errores en la vida cotidiana.
Personalidad esquizoide: Son personas tímidas, distantes, frías, e introvertidas, que evitan
tener algún tipo de contacto social, por esta razón sus vínculos interpersonales son débiles e
inestables, prefieren vivir en un mundo interno que involucrarse en la vida social.
Personalidad antisocial: Los individuos con este tipo de personalidad evitan el contacto
social, y no tienen un interés particular por relacionarse con otras personas; pueden
desvalorizar a otros y no mostrar respeto por las normas sociales, esto en búsqueda siempre
de un beneficio personal. Pueden ser personas que lastimen física o emocionalmente a otras
personas, o que rompan las leyes o normas, porque carecen de culpa, es decir, no les
importa las consecuencias de sus actos.
Personalidad psicopática: Los individuos con este tipo de personalidad comparten
características con la personalidad anterior, carecen de culpa o no les importan las
consecuencias de sus actos, pueden lastimar o herir a otros de forma física o emocional, sin
embargo, pueden ser más agresivos que los antisociales.
Cluster C: Los individuos con este tipo de personalidad poseen características como la
ansiedad y la inhibición, se preocupan por sus acciones y por lo que les pueda ocurrir en
todo momento, son personas que tienen miedo constante por las consecuencias de sus actos.
Personalidad de evitación: Este tipo de individuos son muy sensibles a las críticas y al
rechazo de los demás, esto provoca que eviten situaciones, lugares y personas que puedan
provocarles esta sensación de rechazo.
Personalidad obsesiva-compulsiva: Las personas con este tipo de personalidad son rígidas
respecto a los cambios en sus rutinas y hábitos de vida. Son intolerantes al cambio o a
perder el control sobre su vida, ante cualquier cambio de rutina experimentan gran
ansiedad. Una obsesión es una idea intermitente relacionada con la salud, el orden, la
limpieza, la estética, la moral, la sexualidad, entre otras, este tipo de ideas son intermitentes
y provocan incomodidad, la manera de contrarrestarlas o evitar sentir esa ansiedad es
mediante una compulsión, por ejemplo, ordenar, limpiar, hacer, contar, organizar, evitar,
comprobar, entre otras.
SEMANA 13
La sombra se refiere a los aspectos de la psique que son “obscuros” o amorales por el Yo,
pues son débiles en el autoconcepto; los impulsos sexuales y agresivos que son
inadmisibles, son substancialmente propios de la sombra, y éstos son evocaciones de la
teoría de Freud sobre los impulsos reprimidos del Ello. La sombra media entre la
consciencia y el inconsciente y puede observarse como el “guardián del inconsciente”, y se
proyecta en una otredad contraria a la persona (ej. un hombre que está orgulloso de su
inteligencia pudiera representar su sombra en un sueño como un hombre con retraso
mental)
La gente conscientemente rechaza no sólo las cualidades que son malignas o inconsistentes
con su persona (la sombra) sino también las cualidades que considera incompatibles con su
identidad como hombre o mujer. Estas cualidades inapropiadas al sexo, tradicionalmente
ejemplificadas por rasgos como emoción en los hombres y poder en las mujeres,
constituyen el ánima (la represión o falta de desarrollo de las cualidades de tipo
femenino) y el ánimus (la represión o falta de desarrollo de las cualidades de tipo
masculino). Jung se refirió al ánima como “la mujer interior del hombre”. El ánimus es “el
hombre interior de una mujer”. Estos son proyectados sobre la gente del sexo opuesto,
incluidos padres y amantes.
SEMANA 14
Alfred Adler
Puso de relieve los aspectos de lucha de la personalidad y el contexto social del desarrollo,
los cuales son característicos de la perspectiva psicoanalítica social. Alfred Adler postula
una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos nuestros comportamientos y
experiencias, el afán de perfeccionismo. Constituye ese deseo de desarrollar al máximo
nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal.
Estilo de vida: empieza como un proceso compensatorio, intentando cubrir una inferioridad
particular. Lleva a la consistencia de la personalidad conforme la persona compensa,
incluso sobrecompensa, esta inferioridad. Para superarse es necesario que conduzca su vida
en una cierta forma preescrita, el estilo de vida que cada uno busca es una combinación
tanto de la conducta impulsada por el interior como las fuerzas del medio que ayudan,
interfieren, o remodelan la dirección que el deseo quiere tomar. Las experiencias tienen
efectos distintos en cada quien por el self interno que es único e individual, que tiene de
origen tanto el pasado hereditario del individuo con todos los componentes variables
inherentes al sistema en el momento del nacimiento, y del medio cambiante que cada ser
humano vive después de nacer.
El estilo de vida se establece a la edad de los cuatro o cinco años. Una clave para identificar
el estilo de vida es el primer recuerdo de una persona, el cual, en promedio, data desde los
tres años y medio. Permanece ya que la persona lo ha pensado repetidamente a lo largo de
los años y captura lo que ha sido subjetivamente importante para ella y están relacionados
con la orientación vocacional.
Existen tipos de estilo de vida que no son deseables, los cuales son:
El estilo de vida sano es el socialmente útil, que actúa para bien de los demás cumpliendo
una función social.
Self creativo: el hombre es una estructura interpretadora de la vida, buscando nuevas
experiencias para realizar sus deseos de superioridad a través de este self que es reactivo,
mecánico, inventivo, original y capaz de crear una nueva personalidad, tratando de
descubrir y crear experiencias que le lleven a la realización.
Self consciente: Adler pensaba que el hombre se daba cuenta de todo lo que hacía y con
base en el autoexamen puede deducir el porqué de haber actuado en esas formas prescritas.
La conciencia es el núcleo de la personalidad.
Metas ficticias: son fuerzas que operan en la conducta diaria del individuo, siendo ideales
que no van más allá de su alcance, son metas subjetivas y que dan dirección al esfuerzo,
nos movemos hacia la superioridad impulsados por estas metas.
Interés social (Gemeinschaftsgefühl): el hombre nace con un interés en los seres sociales, y
está sujeto a un proceso de socialización, del cual parte su desarrollo. Es el potencial innato
para vivir en cooperación con otras personas. Permite a la persona valorar el bien común
por encima del bienestar personal sin sacrificarse uno por el otro.
Trabajo: el tener una ocupación que de sustento y sea trabajo útil, Los criminales
fracasan en la tarea del trabajo (como también en las otras dos tareas) y este fracaso
puede ser observado con regularidad desde muy temprano en las historias de su vida
(p. 412).
Amor: se refiere a las relaciones sexuales y al matrimonio entre hombres y mujeres,
incluyendo la decisión de tener hijos. La igualdad entre los hombres y las mujeres
es esencial para el éxito en la tarea del amor, de acuerdo con Adler. El amor exitoso
afirma el valor de la pareja.
Interacción social: se refiere a las relaciones sociales con los demás, incluida la
amistad. Todas las relaciones sociales deberían estar basadas en un fuerte sentido de
interés social, lo cual previene una actitud narcisista y autocentrada.
Si existe una cuarta tarea de la vida, Adler sugiere, ésta sería el arte.
Las acciones de los padres pueden ayudar u obstaculizar el desarrollo del estilo de vida. Las
consecuencias pueden ser el que el niño sea consentido y tratado con indulgencia en
exceso, haciendo que espere que los demás cumplan sus necesidades; o descuidado, y se
sienta desvalido en un mundo difícil.
Erik Erickson
Fue un psicólogo estadounidense que desarrolló una teoría del desarrollo humano con base
en etapas; éstas inician desde el nacimiento del ser humano hasta que muere a diferencia de
Freud quien culminaba el desarrollo en la adolescencia. Sin embargo, fue un psicólogo
Freudiano y aceptaba sus ideas.
Erikson es muy conocido por su trabajo sobre la redefinición y expansión de la teoría de los
estadios de Freud. Establecía que el desarrollo funciona a partir de un principio epigenético.
Postulaba la existencia de ocho fases de desarrollo que se extendían a lo largo de todo el
ciclo vital. Nuestros progresos a través de cada estadio están determinados en parte por
nuestros éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes.
Cada fase comprende ciertas tareas o funciones que son psicosociales por naturaleza.
Aunque Erikson les llama crisis, y tienen tiempos óptimos para moverse al siguiente paso.
Al pasar por un estado de forma adecuada uno adquiere virtudes o fuerzas psicosociales que
ayudaran durante las siguientes etapas, en caso contrario uno desarrolla maladaptaciones, o
malignidades, que pueden poner en riesgo los siguientes puntos de desarrollo.
Como no dejamos de desarrollarnos, estableció 8 diferentes estadíos, sujetos a la
mutualidad e influencia de nuestros padres y abuelos que también nos campañan mientras
pasan por sus propias etapas.
Estadío I
Estadío II
Si los padres y cuidadores permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará
un sentido de autonomía o independencia. Los padres no deben desalentarle ni tampoco
empujarle demasiado. Se requiere, en este sentido, un equilibrio. De esta manera, el niño
desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes. Es importante no dar
exceso de independencia o desarrollarán impulsividad, bajo un equilibrio adecuado
adquirirán la virtud de voluntad poderosa o determinación.
Si los padres acuden de inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser
independiente, el niño pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas
por sí mismo causando que desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Desarrollará
compulsividad, sintiendo que todo su ser se desenvuelve en las tareas que lleva a cabo y
todo debe hacerlo bien
Estadío III
Este es el estadio genital-locomotor o la edad del juego. Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la
tarea fundamental es la de aprender la iniciativa sin una culpa exagerada.
La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo
responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil. Los padres pueden
animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos alentando la fantasía, la
curiosidad y la imaginación. El resultado de un equilibrio adecuado es la adquisición de la
virtud coraje; la capacidad para la acción a pesar de conocer claramente nuestras
limitaciones y los fallos anteriores.
La iniciativa es el intento de hacer real lo irreal. Pero si el niño puede imaginar un futuro, si
puede jugar, también será responsable, y culpable. Ha llegado la capacidad para establecer
juicios morales.
Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia maladaptativa que Erikson
llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de
escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma en
cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de
culpa son para los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía
Por lo contrario, demasiada culpa causa inhibición, quien padezca esta malignidad no
probará cosa alguna, ya que “si no hay aventura, nada se pierde” y particularmente, nada de
lo que sentirse culpable.
Estadio IV
Esta etapa corresponde a la de latencia, comprendida entre los 6 y 12 años de edad del niño
escolar. La tarea principal es desarrollar una capacidad de laboriosidad al tiempo que se
evita un sentimiento excesivo de inferioridad. Los niños deben “domesticar su
imaginación” y dedicarse a la educación y a aprender las habilidades necesarias para
cumplir las exigencias de la sociedad.
En esta etapa entra a consideración la esfera social, donde los niños aprenden no solo en
hacer planes sino llevarlos a cabo en conjunto y retomando las reglas de la situación.
Hay cosas que hacen más fácil estas cuestiones. Primero, debemos poseer una corriente
cultural adulta que sea válida para el adolescente, con buenos modelos de roles adultos y
líneas abiertas de comunicación. Además, la sociedad debe proveer también unos ritos de
paso definidos; o lo que es lo mismo, ciertas tareas y rituales que ayuden a distinguir al
adulto del niño.
La falta de esa diferencia entre infancia y adultez lleva a la confusión de roles, de perdida
de lugar en la sociedad y el mundo, una falta de identidad yoica donde no se puede
responder a la pregunta “¿quién soy?”.
El Exceso de identidad yoica puede llegar al fanatismo, donde una persona se encuentra tan
comprometida con un rol social o subcultura que se vuelve intolerante. Por lo contrario, la
falta de identidad lleva al repudio, el repudio de su papel en el mundo adulto e incluso de su
necesidad de una identidad.
Estadío VI
Si hemos podido llegar esta fase, nos encontramos entonces en la etapa de la adultez jóven,
la cual dura entre 18 años hasta los 30 aproximadamente. La tarea principal es lograr un
cierto grado de intimidad, actitud opuesta a mantenerse en aislamiento.
La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros, como amantes, amigos; como un
partícipe de la sociedad. Ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo
a “perderte” a ti mismo, como presentan muchos adolescentes. El “miedo al compromiso”
que algunas personas parecen presentar es un buen ejemplo de inmadurez en este estadio.
El joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. Una relación de pareja adolescente sí
busca un establecimiento de identidad a través de la relación. “¿Quién soy?. Soy su novio”.
La relación de adultos jóvenes debe ser una cuestión de dos egos independientes que
quieren crear algo más extenso que ellos mismos.
Si atravesamos con éxito esta etapa, llevaremos con nosotros esa virtud o fuerza psicosocial
que Erikson llama amor. Es la habilidad para alejar las diferencias y los antagonismos a
través de una “mutualidad de devoción”.
Estadío VII
La productividad es una extensión del amor hacia el futuro. Tiene que ver con una
preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras. La mayoría de las
personas ponen en práctica la productividad teniendo y criando los hijos, pero puede
presentarse como la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el
activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que
llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”
El estancamiento es la “auto-absorción”; cuidar de nadie, dejar de ser un miembro
productivo de la sociedad, esto lleva al rechazo, rechazo de la participación o contribución
a la sociedad.
La sobrextensión es el polo opuesto, tratar de ser tan productivo que se abandone el cuidado
de sí mismo, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir
algo a la sociedad.
Estadío VIII
Se encuentra en la etapa de adultez tardía o madurez, que inicia alrededor de los 60 años.
La tarea primordial aquí es lograr una integridad yoica con un mínimo de desesperanza.
Esta etapa parece ser la más difícil de todas al implicar distanciamiento social, sentimiento
de inutilidad tanto social como biológica, jubilaciones, vivencia del nido vacío de manera
formal, enfermedades, duelos.
Ante tanta desesperanza se puede optar por preocuparse del pasado, o a evitar afrontar las
dificultades, siendo esta la tendencia llamada presunción, también puede volcarse en el
desdén, el desacato a la vida tanto propia como ajena.
La integridad yoica implica llegar a los términos de tu vida y de su final, aceptar el pasado
y decisiones tomadas. Aceptar la vida tal y como se vivió, para no temer a la muerte,
adquiriendo la virtud sabiduría.
SEMANA 15