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Reporte de lectura: Elfie

González Murga Jocelyn Ixchel


Elfie es una niña que, como cualquier infante de su edad, se encuentra en constante
apreciación del mundo que la rodea y los secretos que este oculta. Su historia se desarrolla
en una de las etapas tempranas de la vida, la primaria. Lugar donde junto con sus
compañerxs de clase dejará avivar todas las preguntas que tiene dentro de su mente.
Alentando a que lectores de todas las edades se planteen la importancia de este quehacer en
la formación primordial de la vida del ser humano.

Mayor parte del texto se desarrolla en pequeñas conversaciones que Elfie tiene con
sus compañerxs de clase, acompañadas de pensamientos que llega a tener respecto a estas.
Todo toma un giro interesante cuando se presenta un concurso en la institución, donde los
ganadores tendrán la oportunidad de salir en televisión. Al final resultan triunfantes Elfie y
sus amigxs, quienes también se presentarán en una obra de teatro. El cuento acaba
remontado en el catorce de febrero, día en que nuestra protagonista termina determinando
su permanencia en la escuela tras ser cuestionada por sus padres. Ella decide quedarse, pues
descubre que su clase le gusta más ahora que ella se ha permitido mostrar su potencial.

Si bien todavía es difícil para algunas personas entender el peso que puede tener un
modelo de estudio que utilice de base la filosofía, soy creyente de que textos como estos
pueden ayudar a las infancias a cuestionarse, reflexionar, pensar soluciones, problematizar
y demás actividades que pueden ayudar tanto en su vida cotidiana como en sus metas a
largo plazo. Exactamente esto es lo que busco rescatar de mi lectura del cuento de Elfie.

A grandes rasgos, un enfoque que permea todo el texto es la premisa de que los
niñxs deben pensar por sí mismxs. El profesorado tiene la obligación de incitar a los niñxs a
investigar, a ser curiosos para tratar de encontrar resoluciones a problemas. Este ejemplo se
ve claramente cuando el director y la maestra del grupo de Elfie les dejan como tarea buscar
la definición de distinción. Incluso podemos tenerlo presente cuando, estando en el salón de
clases, la señorita Velasco responde con otra pregunta el cuestionamiento de sus alumnxs,
con el objetivo de hacerles ver implicaciones que tienen sus dudas. Ahí está lo que hace la
diferencia en la enseñanza. En vez de tratar al estudiante como ignorante o interpretar sus
preguntas como anticuadas, incitar a seguir respondiendo lleva a hacer filosofía. A
cuestionarse y evidentemente a aprender con herramientas.

Pequeñas actividades de este estilo hacen que las tuercas del motor se muevan
hacia preguntas interesantes. La curiosidad llega a acertijos que, si bien muchas veces no
podemos responder del todo con una respuesta concreta, nos lleva a cuestionamientos que
también hay que comprender antes de llegar a la meta. Algo tan simple como dar una
definición conlleva eso. Es ilustrativo en el momento en que los niñxs dan diferentes
significados a un solo concepto y se preguntan más cosas acerca de este.

Volviendo a la idea de que hay más preguntas que respuestas, esto es otra cosa de
apreciar en el texto. Nuestra protagonista se muestra abrumada por no saber nada, por tener
tantas preguntas de las que difícilmente puede hallar claridad. Tiene la misma cuestión que
cualquier filósofx. Pero justamente, lo que importa son las preguntas, la problematización.
No es de demeritarse esta actividad. Es lo que puede ayudar a los estudiantxs a un buen
manejo de la investigación para su desempeño en sociedad. Sin dejar de lado que es de
sabixs reconocer que no sabemos nada y, entre más pensamos conocer, más nos damos
cuenta de que no podemos saberlo todo. Siempre estamos aprendiendo.

Finalmente, denoto referencias a cuestiones que actualmente se siguen manejando


en filosofía. Incluso alusiones al pensamiento de algunos filósofos. Como claramente se ve
al inicio del texto, cuando uno de los compañerxs de la clase de Elfie le dice que ella no
existe porque nunca habla en las clases. Ante esto, ella piensa que es una afirmación
absurda debido a que si ella está pensando entonces existe. Eso es justamente lo que nos
dice Descartes en sus Meditaciones cuando presenta la dicotomía alma-cuerpo. He aquí un
ejemplo fácil de que los niñxs pueden palpar el pensamiento de filósofos y entenderlo, se
puede adaptar la obra de cualquier autor y llevarlo a alguna actividad que sea de mayor
facilidad de comprensión para las infancias.

No cabe duda de que es un texto agradable, disfrutable de leer de principio a fin.


Maneja cuestiones que se pueden pensar a profundidad entre yo docente como en infantes.
Remarcando la premisa de que el aprendizaje toma forma de una doble flecha, de una
actividad colectiva donde todxs se llevan una retroalimentación. Hay que inspirar a futuras
generaciones a sacar a su Elfie interna, resguardando este espíritu bajo un aura de respeto.

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