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PARABOLAS – LA OVEJA PERDIDA Y EL DRACMA (Lc.

15:1-10)
Evangelización: “El Señor me busco para que busque a otros”

INTRO
Cuento de las estrellas de mar:
Una mañana de invierno, un hombre que salía a pasear cada día por la playa se sorprendió al
ver miles de estrellas de mar sobre la arena, prácticamente estaba cubierta toda la orilla.
Se entristeció al observar el gran desastre, pues sabía que esas estrellas apenas podían vivir
unos minutos fuera del agua. Resignado, comenzó a caminar con cuidado de no pisarlas,
pensando en lo fugaz que es la vida, en lo rápido que puede acabar todo.

A los pocos minutos, distinguió a lo lejos una pequeña figura que se movía velozmente entre la
arena y el agua. En un principio pensó que podía tratarse de algún pequeño animal, pero al
aproximarse descubrió que, en realidad, era una niña que no paraba de correr de un lado para
otro: de la orilla a la arena, de la arena a la orilla.

El hombre decidió acercarse un poco más para investigar qué ocurría:


-Hola -saludó.
-Hola -le respondió la niña.
-¿Qué haces corriendo de aquí para allá? -le preguntó con curiosidad.
La niña se detuvo durante unos instantes, cogió aire y le miró a los ojos.
-¿No lo ves? -contestó sorprendida- Estoy devolviendo las estrellas al mar para que no se
mueran.
El hombre asintió con lástima.
-Sí, ya lo veo, pero no te das cuenta de que hay miles de estrellas en la arena, por muy rápido
que vayas jamás podrás salvarlas a todas… tu esfuerzo no tiene sentido.

La niña se agachó, cogió una estrella que estaba a sus pies y la lanzó con fuerza al mar.
-Para esta sí que ha tenido sentido.

En este mes miraremos a Jesus, el gran evangelizador que vino para darle vida a las estrellas.
Jesus es el misionero del Padre que ha venido para darnos la vida nueva. Su amor por nosotros
es tan particular como este cuento. A Jesus le importa cada uno, y por eso es capaz de dejar las
99 en el corral para ir a buscar la que se le ha extraviado. Leamos juntos Lucas 15:1-10.

QUE DICE?

vv. 1-2: “Los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesus para escucharle. Por esto los
fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban”. Muchas personas distintas se acercaban a Jesus,
veamos cuales son algunos de estos grupos:
1. Fariseos y Maestros de la Ley (Lc. 15:2) – “lo criticaban entre si…” nos dice la Palabra. Ni
siquiera directamente a él. Un grupo que se dedicaba a criticar desde afuera, entre sí,
para fortalecer la critica entre ellos.
2. Grandes multitudes (Lc. 14: 25) – venían con intriga, porque habían escuchado y querían
ver con sus propios ojos, curiosos que querían saber de que se trataba todo eso.
3. Publicanos y pecadores (Lc. 15:1) – “se acercaban a Jesus para escucharle” nos dice la
palabra. Confiaban en el y estaban dispuestos a cambiar aunque les costara y fueran
débiles.
4. Sus discípulos (Lc. 9:10) – venían con apertura de corazón, eran los que caminaban de
acuerdo a la palabra de Jesus, y estaban dispuestos a salir a rescatar a otros, ayudaban
en su misión.

Estos 4 grupos podríamos describirlos con las siguientes palabras. El grupo de los CRITICOS
(Fariseos y Maestros de la Ley), el grupo de los CURIOSOS (las grandes multitudes), el grupo de
los que CONFIABAN (Publicanos y pecadores), y el grupo de los COLABORADORES (sus
discípulos). Esto no es solo una descripción de grupos de personas sino también de los distintos
umbrales por los cuales nosotros también pasamos en nuestro acercamiento al Señor. Nosotros
también podemos pasar de críticos a curiosos, de curiosos a confiados, y finalmente de
confiados a colaboradores del Señor en Su misión de salvación.

v. 4: Entonces Jesus les presenta la siguiente pregunta: “Si alguno de ustedes pierde una oveja
de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la
que se le perdió hasta que la encuentra?” La respuesta es clara: NO, nadie haría esa locura! El
riesgo es demasiado grande. Dios es el único que haría eso. Dios es el único que ha hecho eso.
Por eso Jesus paso todos esos umbrales para venir a buscarnos. Quiere llegar al critico, al
curioso, and confiado, y al colaborador, a todos! Santa Catalina de Siena decía que Dios esta
loco de amor por nosotros… dispuesto a tomar cualquier riesgo! En el Dialogo de la
providencia:

“Por misericordia nos has lavado en la sangre, por misericordia quisiste conversar con las
criaturas. ¡Oh loco de amor! ¡No te bastó encarnarte, sino que quisiste también morir! (...) ¡Oh
misericordia! El corazón se me ahoga al pensar en ti, porque adondequiera que dirija mi
pensamiento, no encuentro sino misericordia”. (Sta. Catalina de Siena)

vv. 6-7. 9-10: La alegría de Dios es la salvación de los hombres. Jesus utiliza una comparación
para describir el alcance de Su alegría. Mas alegría por 1 que por 99. No quiere decir que no se
alegre de los 99, al contrario esa es su alegría constante, pero cuando se encuentra la oveja
perdida o el dracma es una alegría desbordante, vale por 99.

QUE ME DICE?

1. El Señor me busco para que busque a otros. Jesus ha llegado a mi vida y por eso
estamos alegres. Pero no me ha buscado para que me quede de brazos cruzados sino
que me invita a compartir su misión, a buscar a otros. Así los distintos grupos se van
acercando al Señor.
Cuenta un sacerdote (P. Emiliano Tardif) que realizo su ministerio en la Republica
Dominicana que en un retiro una mujer muy humilde que para sobrevivir había
encontrado el único medio en el trabajo de la prostitución… se sano y se convirtió.
Luego empezó a traer a sus compañeras que empezaron a acercarse al Señor, y para el
final de la misión 28 de los 30 lugares de pecado habían cerrado y muchas mujeres se
habían encontrado con el Salvador! Mas recientemente un hombre que se dedicaba a
levantar pesas se convirtió e invito al retiro a su amigo del gimnasio. Los dos, muy
alegres por haberse acercado al Señor se sentaban al fondo de la sala de charlas,
parecían la guardia de seguridad!

El Señor me ha buscado a mi para buscar a otros, como va a llegar Jesus a las personas
que yo conozco? A mis compañeros de trabajo, amigos, familiares? Por eso debemos
preguntarnos hoy, estoy dispuesto a poner en juego mi lista de contactos? Estoy
dispuesto a que otros sepan que soy discípulo de Jesus? Estoy dispuesto a arriesgar los
vínculos que mas valoro?

Eso fue lo que hizo Levi, el recaudador de impuestos. “Levi se levanto, lo dejo todo y
empezó a seguirlo. Levi le ofreció un gran banquete en su casa, y con ellos se sentaron a
la mesa un buen numero de cobradores de impuestos y gente de toda clase” (Lc. 5:28-
29). Levi se convirtió, comenzó a seguir al señor y lo primero que hizo fue ofrecer un
banquete (a lo cual estaría seguramente acostumbrado) a donde invito a sus amigos
para que conocieran a Jesus.

2. Jesus no da a nadie por perdido. Un ejemplo de esto fue Zaqueo, aquel otro cobrador
de impuestos que era como una oveja perdida. Había estafado a muchos y se
encontraba muy lejos de la misericordia de Dios. Para muchos era un caso perdido. Sin
embargo, Jesus lo fue a buscar hasta que encontró la oveja que tanto amaba subida a un
árbol. “Zaque baja pronto” y luego vino la gran conversión de este hombre. Jesus al final
de ese evangelio que se encuentra en Lucas 19:10 sintetizo su misión en esta tierra de
este modo: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. Lo
que otros habían dado por perdido Jesus vino a rescatar. No hay imposibles para Dios,
no hay nadie que este demasiado lejos como para que la misericordia de Dios no lo
pueda alcanzar. Jamás bajar los brazos ante nadie… aunque sea difícil… aunque todo
parezca perdido!

3. La gran misión se hace uno a uno. El deseo de Dios es “que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). La salvación de todos se va
haciendo de a poco, de corazón a corazón. Algunas personas pueden perder el
entusiasmo al ver a la cantidad de aquellos que no lo conocen. La oración del misionero
dice, “nos aplasta la desproporción de tu mandato frente a nuestras fuerzas”. ¿Qué
puedo yo hacer? Mucho. No dejemos de rescatar una estrella de mar porque no
podemos con las otras mil, como nos decía el cuento. El Señor nos encomienda a unos
pocos en quienes podemos invertir y acercar a Él. Ellos a su vez acercaran a otros el día
de mañana. Esto es lo que llamamos la multiplicación espiritual. Así ha crecido la Iglesia,
uno a uno. ¿Por qué es más efectivo? En primer lugar, porque muestra mejor el valor de
cada persona para Dios. En segundo lugar, porque ayuda mejor a que cada uno vaya
haciendo su propio camino interior y así la conversión llegue mas profundo. En tercer
lugar, porque inspira a otros a hacer lo mismo… así como me buscaron a mi, yo tengo
que ir a buscar a otros.

¿Como hacerlo? Muy sencillo: orar, amar, anunciar. En primer lugar orar por las
personas que quiero acercar a Cristo. Este es el primer beneficio que las personas
reciben: alguien que rece por ellos. Quizás no tienen a nadie para rezar por ellos. El
segundo paso es el de amarlos desinteresadamente. Empezar a interesarme por su vida,
preguntarles, ayudarlos en los que necesiten. Luego el ultimo paso es el de anunciarles a
Jesus una vez que ya está establecida la confianza. Esto puede ser compartiéndole
nuestro testimonio, para lo cual es muy bueno pedirle permiso a las personas. ¿Te
molestaría si un día te cuento lo que Dios hizo en mi familia? De ese modo las personas
están mas abiertas a escuchar. También podemos extenderles una invitación a la casa
de la Palabra o al retiro.

QUE LE DECIMOS?

1. Dar gracias al Señor por haberme rescatado. Mi deseo de ir a buscar a otros es


proporcional a mi agradecimiento por lo que Jesus hizo en mi vida. Los que están muy
agradecidos quieren seguir la cadena y pagárselo a otro.

2. Hacer una lista de 3 personas que quiero acercar al Maestro y tomarme 3 meses. Uno
para orar y ofrecer sacrificios por ellos. Otro mes para amarlos, quererlos y
preocuparme por ellos, volverme alguien importante en su vida. Y finalmente el ultimo
mes para anunciarles la alegría de nuestro corazón.

Sugerencia para la oración final: orar con la oración del misionero:


Señor, cuando nos mandas a sembrar, Y nos aplasta la desproporción
rebosan nuestras manos de riquezas; de tu mandato frente a nuestras fuerzas.
tu palabra nos llena de alegría Pero la fe nos hace comprender
cuando la echamos en la tierra abierta. que estás a nuestro lado en la tarea.

Señor, cuando nos mandas a sembrar, Y avanzamos sembrando por la noche


sentimos en el alma la pobreza; y por la niebla matinal.
lanzamos la semilla que nos diste Profetas pobres, pero confiados en que tú
y esperamos inciertos la cosecha. nos usas como humildes herramientas.

Y nos parece que es perder el tiempo, Gloria a ti, Padre bueno, que nos diste
este sembrar en insegura espera. a tu Verbo, semilla verdadera,
Y nos parece que es muy poco el grano y por la gracia de tu Santo Espíritu
para la inmensidad de nuestras tierras. la siembras con nosotros en la Iglesia.
Amén.

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