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Trabajo Final
Estrella de Neutrones
Estudiantes
Scagliotti, Helena
Carrera
Espacio curricular
Astronomía
Docente
Ingrassia, Pablo
INTRODUCCIÓN
El cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será. Nuestras más ligeras
contemplaciones del cosmos nos hacen estremecer: sentimos como un cosquilleo, nos llena los
nervios, una voz muda, una ligera sensación como de un recuerdo lejano o como si cayéramos
desde gran altura. Sabemos que nos aproximamos al más grande de los misterios.
Carl Sagan
Carl Sagan, en su libro y serie documental titulada Cosmos, nos precipita al borde de un
abismo, a la experiencia de indagar una totalidad de la que solo somos una parte efímera y
minúscula. ¿Tendrá límites ese cielo que contemplamos a la noche extasiados por la luz de
las estrellas? ¿Qué seres o entes habitan ese espacio inmensurable? ¿Orden o caos?
¿Destino o libre albedrío? ¿Causalidades o casualidades? El asombro que nos genera el
universo en una escala tanto macro como microscópica nos hace ver la realidad con ojos
nuevos, nos sacude el polvo del acostumbramiento, nos impulsa a buscar una conexión de
nuestro ínfimo ser con el mundo. Aventurarnos a sumergirnos en su misterio nos lleva a
transitar senderos maravillosos e inexplorados, dejando por delante un gran camino que
aún nos queda por recorrer.
Agujeros negros, kilonovas, enanas marrones, agujeros de gusanos son algunos de los
nombres que suelen mencionarse tanto en las novelas como en las películas de ciencia
ficción pero también se emplean para designar conceptos teóricos del campo de la
astrofísica, pues resultan altamente ilustrativos y esclarecedores.
La impresión de ideas que nos genera la grandeza de estos objetos celestes nos llevan a
pensar nuestras vidas como exiguos diferenciales de tiempo, insignificantes, frente a la
magnificencia del cosmos.
De todos estos enigmáticos seres que vagan por nuestro espacio hay uno en particular que
vamos a describir cuya curiosa constitución material le ha dado el nombre de estrella de
neutrones. Ella será la principal estrella de nuestro modesto trabajo.
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Las estrellas de neutrones son un remanente del estallido de una estrella de gran masa. Es
una posible huella que queda en el espacio tras la vida de una estrella, pero no es solo un
final sino también un comienzo: otra manera de existir.
Las estrellas se gestan en grandes nubes de gases llamadas nebulosas y están iluminadas
por núcleos de hidrógeno agrupados en distintas zonas. Esas proto-estrellas atraen el gas
que las rodea ganando masa y temperatura. Aparece una fuerza de fusión nuclear
expansiva contra la fuerza gravitatoria y, en esa lucha, se libera calor. Cuando la estrella
alcanza los diez millones de kelvin deja de incorporar masa y comienza a vivir, es decir, se
convierte en un horno encendido que fabrica los elementos que componen la materia del
universo mediante el consumo del combustible almacenado en esa primera etapa. Esa
cantidad de origen determina su tiempo de vida, su modo de muerte y lo que habrá de
ocurrir con sus restos.
A las estrellas poco masivas les espera un promedio de vida de diez mil millones de años,
mueren cuando se apagan y ya no pueden generar más elementos, quedando reducidas a
enanas blancas. Es lo que le pasará a nuestro Sol: sólo quedará de él un núcleo de
carbono. En cambio, las estrellas masivas agotan muy pronto su combustible y duran
menos de diez millones de años. El último elemento que fabrican es el hierro y luego
explotan generando los demás elementos de la Naturaleza en una supernova. De ese
proceso final se generan en el espacio dos tipos de objetos: los agujeros negros y las
estrellas de neutrones.
¿Cuán masiva debe ser una estrella para convertirse luego de su eclosión en estrella de
neutrones?
Si una estrella tiene una masa original igual a ocho veces la masa del Sol, es posible que
tras su estallido devenga en una estrella de neutrones.
Una estrella de neutrones es lo que queda de esa estrella gigante y masiva que explotó.
Tiene una forma esférica cuya superficie no es mayor a 2828 𝑘𝑚², mucho menor a la de
nuestro país (2.800.000 𝑘𝑚²) pero su masa es aproximadamente una vez y media la masa
de nuestro Sol y hasta podría llegar a doblarla.
Las estrellas de neutrones giran en torno a su eje y, durante el proceso de contracción que
les da origen, la velocidad angular de rotación aumenta debido a que su momento de inercia
se reduce obedeciendo de esta forma a la conservación del impulso angular.
Otra cualidad que tienen es la de ser brillantes y extremadamente precisas al emitir su luz.
Desde la Tierra, si la estrella está convenientemente orientada, puede verse su señal
luminosa en períodos muy regulares de tiempo. Son como faros alumbrando la oscura
inmensidad. Debido a esa regularidad de emisión que algunas de las estrellas de neutrones
presentan se las conoce con el nombre de púlsares.
Pero la belleza de este cuerpo estelar también representa un peligro y no solo por su
enorme campo magnético y su poderoso campo gravitatorio sino también porque emite
ondas del espectro electromagnético que son peligrosas para las formas de vida animal y
vegetal que conocemos. En efecto, las estrellas de neutrones irradian ondas potentes de
radio, rayos x y rayos gamma. Mientras están adecuadamente lejos de nuestro planeta son
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gratas de ver y desde luego interesantes de observar e investigar, pero en el cielo hay
muchas de ellas que podrían acercarse a la Tierra o colisionar con otros objetos y provocar
consecuencias en el entorno o ecosistema espacial.
Los campos magnéticos que generan las estrellas de neutrones pueden alcanzar una
intensidad hasta un millón de veces, o más, el valor de la de los campos creados en los
laboratorios de nuestro planeta. A su vez, el eje magnético no suele coincidir con el eje de
rotación de la estrella, lo que da a lugar a un extraño fenómeno: cuando el eje del polo
magnético coincide con el eje de la visual desde la Tierra, lo que observaremos será una
serie de pulsos o chorro de radiación electromagnética. Así es como a estas estrellas
también se las suele llamar púlsares, pues al contener en una pequeña proporción protones
y electrones, en comparación con los neutrones, estas partículas son aceleradas cuando
interactúan con el campo magnético y son enviadas al espacio en una ráfaga continua e
incesante.
El descubrimiento de este tipo de estrella fue realizado, en una primera instancia, de forma
teórica y, luego, de forma empírica. Tras el descubrimiento del neutrón, documentado en
1930 por James Chadwick, los astrónomos Walter Baade y Fritz Zwicky en 1934 teorizaron
sobre la existencia de un nuevo tipo de estrellas constituida por el reciente, para ese
entonces, descubrimiento de los neutrones. Su propuesta se basaba en que las estrellas
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En 1967, Jocelyn Bell Burnell, astrofísica, quien en aquel momento estaba realizando un
trabajo de investigación como asistente de su mentor Antony Hewish, descubrió una señal
pulsante grabada en el dispositivo que registraba gráficamente la radiación
electromagnética que estaba estudiando. Este descubrimiento fue realizado
accidentalmente, pues ella notó que cada 1,34 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑜𝑠 existía un pico idéntico en la señal
del espectrógrafo. Al principio, cuando notaron tal precisión, pensaron que se trataba de
una civilización alienígena que intentaba comunicarse, por lo que la señal fue denominada
LGM-1 de Little Green Man, es decir, Pequeño Hombre Verde. Fue luego de varios años
que finalmente se reconoció que dicha señal pertenecía a una estrella de neutrones y,
concretamente, a un púlsar, siendo este el primero en ser detectado validando de este
modo la teorización anticipada por Baade y Zwicky décadas antes.
Este tipo de estrellas, al ser una de las posibles etapas finales de una estrella, nos hace
pensar que deben estar dispersas por toda la galaxia. Sin embargo, pese a que esto pueda
llegar a ser así no podemos afirmarlo mediante la evidencia debido a lo que podemos
observar en la siguiente tabla:
por ello que hoy en día se conocen muy pocas estrellas de neutrones en comparación con
el resto de tipos de estrellas conocidas.
Los neutrinos, también conocidos como leptones, son partículas sin carga, de masas
extremadamente pequeñas, con la capacidad de atravesar materia con una mínima
interacción y de viajar largas distancias a una velocidad similar a la luz. Dichas partículas
fueron postuladas por primera vez en 1930 por Wolfgang Pauli, para explicar por qué los
electrones en el decaimiento beta, no se emitían con la energía de reacción completa de la
transición nuclear. Para resolver este aparente incumplimiento de la conservación de la
energía que se observaba, Enrico Fermi incorporó esa partícula imaginada por Pauli a su
teoría del decaimiento beta y la denominó neutrino, pero su existencia no fue comprobada
experimentalmente sino hasta 1956.
intervalo de tiempo. Luego se da, en otro proceso, un decaimiento del argón al isótopo del
cloro. Los rayos X emitidos durante la captura de neutrinos son los que ofrecen la energía
necesaria para esa transición.
Gracias a este telescopio de neutrinos solares, en 1987, fue posible advertir la presencia de
una supernova. En una mina de Japón lograron capturar diez neutrinos cada 15 segundos
lo cual era un claro indicio de que en el espacio se estaba desatando una ráfaga de ellos
como posible consecuencia de una supernova.
Un pulsar es una estrella de neutrones que gira muy rápido y que está altamente
magnetizado. Vistos desde la Tierra, la emisión de los púlsares es periódica, con periodos
cortos y regulares y puede detectarse mediante radiotelescopios, que captan las ondas de
radio allí presentes. Los rayos gamma, los rayos X y las ondas de radio del espectro
electromagnético suelen ser indicios de la existencia de alguna estrella de neutrones, de ahí
la utilidad de estos instrumentos.
Una estrella de neutrones consiste ya en el remanente estelar del ciclo de vida de una
estrella. Es uno de los tres posibles finales conocidos a los que estas pueden llegar a
evolucionar, siendo prácticamente un punto cuasiestático para el tiempo de vida humano,
donde no podremos observar un cambio significativo en la vida de ninguna de las estrellas,
y mucho menos en las estrellas de electrones. Pero, de forma estimativa, podríamos decir
que dada la emisión de ondas electromagnéticas de baja frecuencia, como los rayos x o
gamma, se produce una pérdida de energía. También, como existen electrones y protones
que se encuentran dispersos en el núcleo de hierro enrarecido, consecuentemente se
produce una fusión entre ellos para formar un neutrón y un neutrino, lo desencadena una
pérdida de energía en la liberación de estos neutrinos capaces de vencer la gravedad que
impone la estrella. Como resultado de estos dos fenómenos, la estrella perderá energía e
irá decreciendo su período de rotación.
APRECIACIONES PERSONALES