Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
los
agujeros
negros?
Esta simulación de un agujero negro supermasivo muestra cómo distorsiona la región estrellada y captura la
luz, creando la silueta de agujero negro. Crédito: simulación Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA;
imagen de fondo ESA/Gaia/DPAC
Un agujero negro es un objeto astronómico con una fuerza gravitatoria tan fuerte
que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él. La "superficie" de un agujero
negro, denominada horizonte de eventos, define el límite donde la velocidad
requerida para evadirlo excede la velocidad de la luz, que es el límite de velocidad
en el cosmos. La materia y la radiación son atrapadas y no pueden salir.
Una vez formados, los agujeros negros crecen por la acumulación de la materia
que atrapan, incluyendo el gas desprendido de estrellas vecinas e incluso otros
agujeros negros.
La primera imagen de un agujero negro se creó usando observaciones del centro de la galaxia M87 captadas
por el Telescopio de Horizonte de Eventos. La imagen muestra un brillante anillo formado a medida que la luz
se dobla por la intensa gravedad que ejerce el agujero negro de 6.500 millones de veces la masa del Sol.
Créditos: Colaboración del Telescopio de Horizonte de Eventos
Otro hito importante en el estudio de los agujeros negros se dio en 2015 cuando
los científicos detectaron por primera vez las ondas gravitacionales, las mismas
ondas del tejido del espacio-tiempo que un siglo antes había predicho Albert
Einstein, en su teoría general de la relatividad. LIGO detectó las ondas de un
evento ocurrido hace 1.300 millones de años, conocido como GW150914, en el
que dos agujeros negros giraban entre sí, en espiral, mientras se fusionaban.
Desde entonces y a través del estudio de las ondas gravitacionales, LIGO y otras
instalaciones han observado numerosas fusiones de agujeros negros.
Estas son nuevas y emocionantes técnicas, sin embargo: los astrónomos han
estudiado los agujeros negros durante décadas a través de los diversos espectros
de luz que emiten. Aunque la luz no puede escapar del horizonte de eventos de un
agujero negro, las enormes ondas gravitacionales en sus cercanías hacen que la
materia cercana se caliente millones de grados y emita ondas de radio y rayos X.
Parte de la materia que orbita aún más cerca del horizonte de eventos pueden ser
expedida, formando chorros de partículas que se mueven cercanas a la velocidad
de la luz emitiendo ondas de radio, rayos X y rayos gamma. Los chorros de materia
de los agujeros negros supermasivos se pueden extender cientos de miles de
años-luz.
Datos de radio de la instalación de Observación de Campo Amplio de la Fundación Científica Nacional se usaron para crear esta imagen de
Cygnus A, la fuente de radio más brillante en las cercanías, fuera de nuestra galaxia. Los largos y delgados chorros de partículas producidos
por un agujero negro supermasivo en el centro de esa galaxia se unen a vastos “lóbulos de radio”, regiones donde los electrones que son
atrapados por campos magnéticos emiten ondas de radio. La estructura abarca medio millón de años luz en toda su extensión. Créditos:
NRAO/AUI
como se forman
Gracias a las estrellas, en el vacío del cosmos hay luz. Pero son esas
mismas estrellas las que, al final de sus vidas, pueden convertirse en
los objetos más oscuros del universo, que arrastran a sus entrañas a
todo aquello que ose acercarse demasiado a sus dominios. Nada
puede escapar de ellos, ni siquiera la luz. Son los agujeros negros,
monstruos tan extremos que en su interior las leyes de la física como
las conocemos dejan de tener sentido.
“Los agujeros negros de tipo estelar son el final lógico, predicho por
la teoría de la relatividad, de la vida de una estrella grande”, relata
Santos-Lleo. Una estrella brilla gracias a las reacciones nucleares
que tienen lugar en su interior a partir del propio material que la
forma. “Durante la mayor parte de sus vidas, las estrellas están en
equilibrio. La fuerza de gravedad que las haría colapsar sobre sí
mismas queda compensada por la presión de la energía que generan
los procesos nucleares”, ilustra Manel Martínez. Pero, cuando ese
combustible nuclear se agota, la estrella explota en una supernova.
Expulsa sus capas externas en un brillante fogonazo y su centro
sucumbe a la atracción gravitatoria. “No hay fuerza capaz de frenar
este colapso. El núcleo no deja de condensarse hasta que al final
queda toda la masa concentrada en un punto”, declara María Santos-
Lleo.
Pero incluso entre tales monstruos hay gigantes. Los agujeros negros
de tipo estelar parecen miniaturas al lado de los agujeros negros
supermasivos que habitan el centro de las galaxias. Su masa oscila
entre pocos millones y, lo que es más habitual, miles de millones de
soles, señala Josep Maria Paredes. “El del centro de nuestra galaxia
tiene 4 millones de masas solares”. En este sentido, no es gran cosa
en el mundo de gigantes.
“No está tan claro cómo se forman este tipo de agujeros negros.
Podría ser que se formasen a partir de la primera generación de
estrellas que surgieron cuando el universo se comenzó a expandir”,
relata Paredes. Probablemente no eran tan masivos al principio, pero
crecieron al ir devorando todo el material que los rodeaba: gas,
estrellas, sistemas solares enteros, incluso agujeros negros de tipo
estelar o, en el caso de que chocaran dos galaxias, puede que otros
gigantes de su tamaño. Otra posibilidad es que inicialmente nacieran
por el colapso de materia oscura, una sustancia desconocida pero
que se sabe que forma alrededor del 25% del universo, puntualiza
Paredes.
de cuando datan
Centelleando como faros cósmicos en una costa a 13 mil millones de años luz de la Tierra,
los cuásares son algunas de las reliquias más antiguas y brillantes del universo primitivo que
los astrónomos pueden detectar hoy.
Gracias a su luminosidad excepcional, los cuásares se han rastreado a lo largo del espacio-
tiempo, y se ha identificado que aproximadamente 200 de ellos se formaron en los primeros
mil millones de años de la historia de nuestro universo.
¿Cómo pudieron formarse objetos tan masivos tan pronto, cuando las galaxias eran escasas y
las estrellas grandes eran excepcionalmente raras? La pregunta ha intrigado a los
investigadores durante más de dos décadas, desde que se identificaron los primeros cuásares,
y ahora, un nuevo estudio publicado el 6 de julio en la revista Nature, puede proporcionar la
tan ansiada respuesta.
"Las corrientes frías provocaron turbulencias en la nube de gas que impidieron que se
formaran estrellas normales hasta que la nube se volvió tan masiva que colapsó
catastróficamente por su propio peso, formando dos gigantescas estrellas primordiales", dijo
Whalen, "Una estrella tenía 30.000 masas solares y otra tenía 40.000".
Estudios anteriores estimaron que un cuásar debe medir entre 10 000 y 100 000 masas solares
en su nacimiento. Si ese es el caso, las dos gigantescas estrellas primordiales de la nueva
simulación podrían ser "semillas" viables para los primeros cuásares del universo, escribieron
los autores del estudio.
De hecho, es factible que ambas grandes estrellas se hayan colapsado en agujeros negros casi
instantáneamente y luego continuaron engullendo gas a medida que crecían hasta convertirse
en cuásares supermasivos como los que los científicos han detectado en el universo primitivo.
A medida que los monstruosos agujeros negros continúan creciendo, incluso podrían
fusionarse, liberando un torrente de ondas de espacio-tiempo conocidas como ondas
gravitacionales, escribieron los investigadores. Es posible que los científicos puedan incluso
detectar estas ondas utilizando observatorios especiales en las próximas décadas, lo que
podría confirmar los resultados de la simulación.
Esta nueva simulación muestra, sin embargo, que entornos tan exóticos pueden no ser
necesarios. Las semillas de los cuásares podrían surgir de forma natural donde se encuentran
raras corrientes de gas frío.
“En consecuencia, las únicas nubes primordiales que podrían formar un cuásar justo después
del amanecer cósmico, cuando se formaron las primeras estrellas del universo, también
crearon convenientemente sus propias semillas masivas. Este resultado simple y hermoso no
solo explica el origen de los primeros cuásares, sino también su demografía: su número en los
primeros tiempos” señala Whalen.
"Los primeros agujeros negros supermasivos fueron simplemente una consecuencia natural
de la formación de estructuras en el universo primitivo: hijos de la red cósmica", concluye el
científico.
Las teorías dicen también que el centro de las galaxias podría ser una agujero negro
supermasivo, lo que permite que la misma se mantenga unida.
#1 Microagujero negro
Por último tendríamos los microagujeros negros. Se especula que fueron creados en los
inicios del Universo tal como hoy lo conocemos, aunque en realidad no se conoce su origen.
Son de tamaños minúsculos, como un grano de arena de playa, pero con una masa similar
a la de nuestro propio Sol.
Es muy probable que estas teorías estén equivocadas o se queden cortas en comparación
con lo que existe en realidad en nuestro universo. Sin embargo, salen de estudios muy
detallados y concienzudos que durante años están desarrollando los astrónomos más
talentosos del planeta.