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*JC050060393723*

JC050060393723
JUICIOS EN ESTADO DE SENTENCIA Y SENTENCIADOS
SE DICTA SENTENCIA INTERLOCUTORIA
PODER JUDICIAL DEL Expediente: 1537 / 2010
ESTADO DE NUEVO LEÓN
JUZGADO QUINTO DE LO CIVIL
DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL
MONTERREY, N.L.

En la ciudad de Monterrey, Nuevo León, a 26-veintiséis de


febrero del 2013 dos mil trece.

Visto para resolver interlocutoriamente el incidente de liquidación


de daños y perjuicios promovido por el ciudadano Manuel Ramos
García, en su carácter de apoderado general para pleitos y cobranzas
de la persona moral denominada Bienes, Obras y Servicios, Sociedad
Anónima de Capital Variable, parte actora dentro de los autos que
integran el expediente judicial número 1537/2010, relativo al juicio
ordinario civil sobre acción reivindicatoria que tiene promovido en contra
de Eduardo Morales Padilla, María Cristina López Treviño de Morales,
Fernando Oscar Aldape Zavala y Yolanda López Díaz de Aldape.

Vistos: el escrito incidental, el desahogo de vista, las pruebas


ofrecidas y materializadas, cuanto más consta en autos, convino, debió
verse y;

R e s u l t a n d o:

Primero: Mediante escrito presentado en el local de este


juzgado, el día 22 veintidós de agosto de 2012 dos mil doce,
compareció el ciudadano Manuel Ramos García, en su carácter de
apoderado general para pleitos y cobranzas de la persona moral
denominada Bienes, Obras y Servicios, Sociedad Anónima de Capital
Variable, promoviendo incidente de liquidación de daños y perjuicios,
con respecto a la parte demandada, de quien reclama las siguientes
prestaciones:

A. El pago de la cantidad de $541,488.00 (Quinientos cuarenta y


un mil cuatrocientos ochenta y ocho pesos 00/100 M.N.) por
concepto de daños.
B. El pago de la cantidad de $1´282,874.40 (Un millón doscientos
ochenta y dos mil ochocientos setenta y cuatro pesos 40/100
M.N.) por concepto de perjuicios ocasionados a mi representada.
C. El pago de los gastos y costas que se generen con la
tramitación del presente incidente.

1
Segundo: Planteamiento el anterior que fue admitido a trámite
por auto de fecha 27 veintisiete de agosto de 2012 dos mil doce,
ordenándose dar vista a la parte demandada, a fin de que manifestara
lo que a su interés legal conviniera, a lo cual se dio cumplimiento, según
constancias que obran en autos.

Así, por auto de fecha 13 trece de septiembre de 2012 dos mil


doce, se tuvo a los codemandados Eduardo Morales Padilla y María
Cristina López Treviño de Morales por desahogando oportunamente la
vista ordenada con motivo de la admisión de la presente incidencia;
mientras que los codemandados Fernando Oscar Aldape Zavala y
Yolanda López Díaz de Aldape fueron omisos en comparecer ante esta
autoridad para hacer uso de ese derecho.

Tercero: Acto continuo, a través de diverso proveído de fecha 18


dieciocho de septiembre del año 2012 dos mil doce, en términos del
artículo 564 del código de procedimientos civiles estatal, esta autoridad
procedió a calificar las pruebas aportadas por las partes, admitiéndose
únicamente aquellas ajustadas y ofrecidas conforme a derecho;
señalándose asimismo las 12:00 doce horas del día 22 veintidós de
octubre de 2012 dos mil doce, a fin de que tuviera verificativo la
audiencia de prueba y alegatos correspondiente al presente
procedimiento, la cual se desarrolló en los términos que constan en el
sumario, ordenándose el pronunciamiento de la sentencia interlocutoria
respectiva; empero, por auto de fecha 25 veinticinco de octubre de 2012
dos mil doce se dejó sin efectos dicha decisión y designando un perito
tercero al existir discrepancia entre los avalúos rendidos por los peritos
de las partes contendientes.

Finalmente, una vez rendido el dictamen antes enunciado, por


auto de fecha 28 veintiocho de enero de 2013 dos mil trece, fue
ordenado se procediera en su oportunidad con el dictado de la
sentencia interlocutoria que resolviera la presente incidencia, misma
que ha llegado el momento de pronunciar con estricto apego a derecho
y bajo el siguiente:

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JC050060393723
JUICIOS EN ESTADO DE SENTENCIA Y SENTENCIADOS
SE DICTA SENTENCIA INTERLOCUTORIA
PODER JUDICIAL DEL Expediente: 1537 / 2010
ESTADO DE NUEVO LEÓN
JUZGADO QUINTO DE LO CIVIL
DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL
MONTERREY, N.L.

C o n s i d e r a n d o:

Primero: De acuerdo con los artículos 14 Constitucional, 19 del


Código Civil para el Estado de Nuevo León, y los numerales 400, 402 y
403 del código de procedimientos civiles también de la entidad,
sentencia definitiva es la que decide el negocio principal, e
interlocutoria, la que decide sobre una cuestión secundaria tratada en
forma de incidente, además que las controversias del orden civil
deberán resolverse conforme a la letra de la ley o a su interpretación
jurídica y a falta de ésta se fundará en los principios generales de
derecho, debiendo ser clara, precisa y congruente con la demanda,
contestación, réplica y dúplica, así como en su caso, con la
reconvención, contestación, réplica y dúplica, y con las demás
pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, condenando o
absolviendo al demandado, y decidiendo todos los puntos litigiosos que
hubieren sido objeto de debate; y se ocupará exclusivamente de las
acciones deducidas y en su caso, de las excepciones opuestas en la
demanda y contestación respectivamente, así como en lo argumentado
en la réplica de ésta última y en la dúplica, y en su caso, en la
reconvención, en la contestación, en la réplica y en la dúplica.

Segundo: El suscrito juzgador es competente para conocer y


decidir el incidente de daños y perjuicios en estudio, en virtud de que
conoció del asunto principal del que deriva el mismo; además de que la
vía incidental adoptada por la parte actora para la regulación de daños y
perjuicios es la correcta, lo anterior con fundamento en lo dispuesto por
los artículos 459, 474 y 561 del código de procedimientos civiles estatal.

Tercero: En la especie y una vez que se ha analizado la


competencia y vía del incidente de cuenta, se procede a su estudio
haciendo saber que el actor incidentista fundó su acción en los hechos
y consideraciones de orden legal que describe en el cuerpo del
incidente interpuesto.

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Ahora bien, y toda vez que el presente incidente de liquidación
tiene por objeto determinar concretamente las obligaciones que se
derivan de la sentencia dictada por la Primera Sala Colegiada Civil del
Honorable Tribunal Superior de Justicia del Estado, en fecha 12 doce
de abril de 2012 dos mil doce, dentro del toca de apelación en definitiva
número 72/2012, derivado a su vez del presente juicio; cuyo punto
resolutivo segundo a continuación, en lo conducente se transcribe:

SEGUNDO. Se modifica la sentencia dictada el día 11 once de


enero de 2012 dos mil doce, por el Juez Quinto de lo Civil del Primer
Distrito Judicial del Estado, exclusivamente, en cuanto a los puntos
resolutivos cuarto y quinto de la sentencia impugnada, para quedar de
la siguiente manera:

Cuarto. Se condena a Eduardo Morales Padilla, María


Cristina López Treviño de Morales, Fernando Óscar Aldape
Zavala y Yolanda López Díaz de Aldape a pagar, a favor de la
parte actora, Bienes, Obras y Servicios, Sociedad Anónima de
Capital Variable, los daños y perjuicios que el inmueble
propiedad de la parte actora, haya sufrido con motivo de la
posesión que detentan sobre el predio reclamado, los cuales,
deberán cuantificarse en ejecución de sentencia, mediante el
incidente respectivo.

De igual manera resulta menester señalar que el bien inmueble


objeto de la acción reivindicatoria ejercitada dentro del procedimiento
principal lo fue el que enseguida se transcribe:

Una porción del lote de terreno marcado con el número 16-


dieciséis, que cuenta con una superficie total de 70.04 m2-setenta
metros con cuatro milímetros cuadrados con las siguientes medidas y
colindancias: Al Nor-este mide 12.86m doce metros ochenta y seis
centímetros, a colindar con la una porción mayor del lote de terreno
marcado con el número 16-dieciséis; al sur-este mide 06.59m- seis
metros cincuenta y nueve centímetros a colindar con la una porción
mayor del lote de terreno marcado con el número 16-dieciséis; al Sur-
oeste mide 11.49-once metros cuarenta y nueve centímetros, a
colindar con el lote de terreno marcado con el número 04-cuatro
propiedad de los demandados; al Nor-oeste mide 05.15-cinco metros
quince centímetros a colindar con una porción mayor del lote de
terreno marcado con el número 16-dieciséis.

En el entendido de que dicha porción de terreno, formaba parte


de un inmueble de mayor extensión propiedad de la parte actora,
identificado como:

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Lote de terreno marcado con el número 16-dieciséis de la


manzana número 212-doscientos doce, del Fraccionamiento Balcones
de Colinas de San Jerónimo, de esta ciudad de Monterrey, Nuevo
León, el cual tiene una superficie total de 303.28 m2-trescientos tres
metros veintiocho centímetros cuadrados y las siguientes medidas y
colindancias: Al Nor-este mide 20.40 m-veinte metros cuarenta
centímetros, a colindar con límite del Fraccionamiento; al Sur-este
mide 17.18 m-diecisiete metros dieciocho centímetros, a colindar con
límite del Fraccionamiento; al Sur-oeste mide 20.00-veinte metros a
colindar con límite del Fraccionamiento; al Nor-oeste mide 13.14m-
trece metros catorce centímetros, a dar frente al Retorno calle
Suramérica. Dicha manzana se encuentra circundada por las calles d:
Suramérica al Noreste; Límite del Fraccionamiento, al Sur-este; Límite
de Fraccionamiento, W.A. Mozart y Sebastián Bach al Sur-oeste; y
Balcones número 2, al Noroeste.

Ahora bien, en el caso justiciable se tiene que el incidentista


reclama de los demandados el pago de $541,488.00 (quinientos
cuarenta y un mil cuatrocientos ochenta y ocho pesos 00/100 moneda
nacional) por concepto de daños, así como $1´282,874.40 (un millón
doscientos ochenta y dos mil ochocientos dos pesos 40/100 moneda
nacional) por concepto de perjuicios.

Por su parte, al analizar el fallo de fecha 12 doce de abril de 2012


dos mil doce, emitido por la Primera Sala Colegiada Civil del Honorable
Tribunal Superior de Justicia del Estado, dentro del toca de apelación
en definitiva número 72/2012, derivado del presente juicio con motivo
del recurso de apelación hecho valer por la parte actora en contra de la
sentencia definitiva dictada por este jurisdiccional el día 11 once de
enero de 2012 dos mil doce; se desprende que dicha autoridad
determinó que la existencia y cuantía específica de los daños y
perjuicios debían ser materia de prueba en el incidente respectivo,
lo cual constituye verdad legal y cosa juzgada para las partes en
contienda, lo anterior conforme a lo dispuesto por los artículos 406 y
407 fracción V del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Nuevo León.

En ese sentido, el incidentista equipara el daño, a aquél que


refiere haberse ocasionado al inmueble como lo es el hundimiento y
desprendimiento del terreno, en aproximadamente 3 tres o 4 cuatro
metros, de lo que se diera fe por esta autoridad en la inspección de

5
fecha 7 siete de junio de 2011 dos mil once y que no se señala en su
título de propiedad, comprendiendo los gastos que exija su reparación.

Bajo esa tesitura, en el caso en estudio se tiene que la parte


actora ofreció la prueba pericial técnica en avalúo inmobiliario a cargo
del arquitecto Franco Neri Lombraña, con el fin de justificar la inversión
que habría de realizarse para la reparación de los daños ocasionados
por los demandados al inmueble objeto del juicio, siendo admitida la
misma por auto de fecha 18 dieciocho de septiembre de 2012 dos mil
doce.

Por auto de fecha 25 veinticinco de septiembre de 2012 dos mil


doce se tuvo al arquitecto Franco Neri Lombraña rindiendo
oportunamente el dictamen a su cargo, especificando los trabajos que
asegura requerirse para la construcción de un muro de contención en el
inmueble ubicado en la calle América (lote 16 de la manzana 212), de la
colonia Balcones de Colinas de San Jerónimo, de la ciudad de
Monterrey, Nuevo León, y con respecto al cual elaboró el presupuesto
que a continuación se muestra:

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Presupuesto que inclusive había allegado el ciudadano Manuel


Ramos García a su incidente, en apoyo al mismo; sin embargo, no
obstante que este tribunal evidencia que ni el perito nombrado por la
parte demandada ni el tercero en discordia dictaminaron respecto de
dicho aspecto, deviene intrascendente el valor que en su caso merezca
la opinión del arquitecto Franco Neri Lombraña en el presente asunto,
pues no debe perderse de vista la determinación adoptada por los
Magistrados que integran la Primera Sala Colegiada Civil del Honorable
Tribunal Superior de Justicia del Estado, con relación a que no sólo la
cuantía, sino también la existencia de los daños y perjuicios son materia
de prueba en el incidente, y que debe ser consecuencia directa e
inmediata del incumplimiento de la obligación, en este caso, la entrega
de la posesión del bien reclamado.

De manera que, si bien no se encuentra en debate el hecho


material que alega el actor, relacionado a la existencia de un
hundimiento de aproximadamente 3 tres o 4 cuatro metros que quedó
evidenciado durante el desarrollo del procedimiento, de igual modo no
fue ofrecido elemento de prueba alguno que justificara fehacientemente
que tal declinación de terreno hubiere sido ejecutada por los aquí
demandados y por tanto se considere consecuencia de la ocupación de
los demandados; de ahí que no sea factible verificar lo relacionado a la
cuantificación de los daños señalados, al no justificarse la relación
causa efecto entre el incumplimiento de la obligación y el daño que se
dice causado, motivo por el cual esta autoridad considera que el
incidentista incumple en ese sentido con la carga procesal que impone
el artículo 223 del código de procedimientos civiles estatal, así como
con lo estipulado por los numerales 2002 y 2004 del código civil
también de la entidad.

Resulta aplicable por analogía a lo anteriormente expresado, la


jurisprudencia que a continuación se inserta y que reza:
DAÑOS Y PERJUICIOS PREVISTOS EN EL ARTÍCULO 6o.,
CUARTO PÁRRAFO, DE LA LEY FEDERAL DE PROCEDIMIENTO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. LA SENTENCIA DEBE
RECONOCER SÓLO EL DERECHO A LA INDEMNIZACIÓN

7
SOLICITADA POR ESE CONCEPTO, MIENTRAS QUE LA
DEMOSTRACIÓN DE LA AFECTACIÓN PATRIMONIAL, DEL NEXO
CAUSAL RELATIVO Y DE SU CUANTÍA DEBEN RESERVARSE AL
INCIDENTE RESPECTIVO. De la interpretación de los artículos 6o.,
cuarto párrafo, 17, 20 y 52 de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo, se concluye que la indemnización a que
se refiere el primero de los preceptos debe solicitarse en la demanda o
en la ampliación, si procede, y cuando se estime demostrado que la
unidad administrativa correspondiente incurrió en falta grave, siempre
que la autoridad no se hubiese allanado al contestar la demanda, la
sentencia debe declarar en forma preliminar que el particular tiene
derecho a ser resarcido en su patrimonio; mientras que la existencia
de los daños y perjuicios, si éstos son consecuencia directa e
inmediata de la resolución nulificada y su cuantía específica,
deben ser materia de prueba en el incidente que habrá de
tramitarse en términos del artículo 39 de la ley procesal citada. Lo
anterior es así, porque hasta la sentencia que declare la nulidad podrá
evidenciarse la existencia de la falta grave y la conducta procesal de la
autoridad enjuiciada, consistente en no allanarse al contestar la
demanda, aunado a que el monto de los daños y perjuicios que en su
caso se hayan producido sólo puede conocerse hasta que cesen los
efectos de la resolución viciada; de ahí que la exigencia de que tales
elementos sean demostrados en el procedimiento contencioso
implique una carga excesiva al particular.1

Por otro lado, en estima de esta autoridad los perjuicios sí se


encuentran justificados, ello atendiendo a la ocupación de los
ciudadanos Eduardo Morales Padilla, María Cristina López Treviño de
Morales, Fernando Oscar Aldape Zavala y Yolanda López Díaz de
Aldape con respecto al bien raíz objeto del juicio, lo que en sí mismo
conlleva la privación de una ganancia lícita que puedo haber obtenido
en caso de contar con la posesión de dicho bien, lo anterior de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 830, 2003 y 2004 del
código sustantivo civil en consulta.

Resulta aplicable por analogía, el siguiente criterio que en lo


conducente reza:
DAÑOS Y PERJUICIOS. INCIDENTE PREVISTO EN EL ARTÍCULO
129 DE LA LEY DE AMPARO. LA PRUEBA PERICIAL ES LA
IDÓNEA PARA CALCULAR EL MONTO ECONÓMICO QUE DEJÓ
DE PERCIBIR EL INCIDENTISTA (TERCERO PERJUDICADO), AL
PROLONGARSE LA SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO,
POR NO TENER LA POSESIÓN DEL INMUEBLE
CONTROVERTIDO. Es inconcuso que durante el lapso que se
prolongó la suspensión del acto reclamado, el incidentista (tercero
perjudicado) se encontró imposibilitado para solicitar a la autoridad
responsable su ejecución, de lo que se sigue que la medida cautelar

1
Novena Época Registro: 171203 Instancia: Segunda Sala Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta XXVI, Octubre de 2007, Materia(s): Administrativa Tesis: 2a./J. 194/2007 Página: 239

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le impidió que tuviera la posesión del inmueble controvertido, para en


el mundo fáctico, usarlo para sí mismo, arrendarlo, venderlo,
etcétera. Ahora, tal circunstancia pone de manifiesto la relación de
causa-efecto entre la paralización del estado de cosas y los daños y
perjuicios que el incidentista adujo haber resentido; justamente, la
consecuencia directa e inmediata de la falta de desocupación de la
casa-habitación, motivo de la litis constitucional, se puede medir a
través de la estimación en valor económico, determinado con la
aportación de expertos en el área inmobiliaria sobre el precio que el
inmueble afectado alcanzara en caso de arrendamiento, atendiendo
a sus características específicas, ubicación y demás particularidades;
por ende, la ganancia lícita que dejó de percibirse, se traduce en el
interés económico que conlleva la posesión de un inmueble el cual
se ve reflejado, por regla general, en la obtención de frutos civiles por
su uso, siendo ésta la pérdida o menoscabo ocasionada
precisamente por no disponer del mismo, durante el tiempo que duró
suspendido el acto de autoridad. Luego, no debe llegarse al extremo
de exigir una prueba directa de la concertación de un diverso negocio
jurídico (de que una persona distinta estaba interesada en el alquiler)
pues basta que se demuestre con la pericial idónea, que con motivo
de la suspensión dejó de percibir una ganancia lícita, por carecer el
tercero perjudicado de la libre disposición del bien raíz, pues con tal
prueba técnica -con intervención del perito designado por el quejoso-,
puede probarse el monto económico a que ascendió, como
consecuencia directa de la medida cautelar, el perjuicio ocasionado
al tercero perjudicado.2

Ahora bien, debe decirse que del sumario no se advierte la fecha


exacta a partir de la cual los demandados entraron en posesión del
citado bien, por tanto esta autoridad considera que la fecha a partir de
la cual habrá de cuantificarse tal concepto (perjuicios) es el 11 once de
marzo de 2011 dos mil once, que resulta ser la fecha del
emplazamiento efectuado a la parte demandada, en virtud de que el
mismo fue efectuado en la calle Mozart número 1207, del
fraccionamiento Colinas de San Jerónimo, décimo sector, del municipio
de Monterrey, Nuevo León; siendo ese mismo inmueble el cual el
accionante refirió dentro de su escrito de demanda que colindaba con el
lote de terreno número 16-dieciséis de la manzana 212-doscientos
doce, del mismo fraccionamiento, con respecto del cual se encontraban
en posesión los demandados, al haber construido un patio con asador y
escaleras, tal y como quedara justificado dentro de la sentencia
definitiva pronunciada por este juzgado.

2
Novena Época Registro: 166980 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XXX, Julio de 2009, Materia(s): Civil Tesis: IV.1o.C.97 C Página: 1909

9
De igual modo, del sumario se desprende la diligencia de fecha
15 quince de octubre del 2012 dos mil doce, en la cual la Secretaría
adscrita a este juzgado hizo entrega del enunciado bien a favor de la
parte actora.

Bajo esas condiciones, es claro que el periodo en que habrán de


cuantificarse los perjuicios, atendiendo a lo resuelto en la aludida
sentencia pronunciada en segunda instancia, inicia el día 11 once de
marzo del 2011 dos mil once para concluir el 15 quince de octubre del
2012 dos mil doce, y no a partir de aquella que refiere el actor dentro de
su planilla de liquidación (28 veintiocho de enero del 2005 dos mil
cinco), pues no puede considerarse que desde el momento en que
adquirió la propiedad del bien raíz descrito en su título, debe inferirse
necesariamente que la parte demandada se encontraba en posesión
del mismo, pues son hechos diversos que no guardan relación alguna;
de ahí que esta autoridad estime considerar el emplazamiento como
punto de partida para la cuantificación de la rentas que pudieren
generarse en caso de haber tenido el actor la posesión del bien
inmueble en litigio.

Así las cosas, en el caso en el caso justiciable se tiene que la


parte actora ofreció como prueba de su intención, a fin de determinar el
monto de los perjuicios traducidos en rentas, el dictamen que fuera
presentado dentro del procedimiento principal por parte del ingeniero
Guillermo Berrones Berrones, en fecha 12 doce de julio de 2011 dos mil
once, empero, dicho avalúo no resulta apto para la cuantificación de tal
concepto, pues como fuera establecido por la Primera Sala Colegiada
Civil del Honorable Tribunal Superior de Justicia del Estado, dentro de
su resolución emitida el día 12 doce de abril de 2012 dos mil doce, la
existencia y cuantía de los perjuicios debían de ser materia de prueba
en el presente incidente, toda vez que es hasta la sentencia que declara
la procedencia de la acción reivindicatoria en donde puede evidenciarse
la conducta asumida por la parte demandada y el monto de los mismos
únicamente podrían conocerse hasta que fuera restituido el inmueble
reclamado, en términos de lo dispuesto por los artículos 459 y 474 del

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código de procedimientos civiles estatal, de manera que se atenderá al


resultado que depara la prueba pericial ofertada en ese sentido.

Bajo esa perspectiva, tenemos que por auto de fecha 16


dieciséis de octubre de 2012 dos mil doce se tuvo al arquitecto Ricardo
Frías Martínez como perito de la parte reo, rindiendo dictamen, el cual
al analizarlo se observa que dicho profesionista se limitó a valuar el
inmueble ubicado en la calle Suramérica, de la colonia Balcones de
Colinas de San Jerónimo, en Monterrey, Nuevo León, con superficie de
303.28 m2 (trescientos tres metros con veintiocho centímetros
cuadrados), señalando como características del mismo contar con una
topografía plana e irregular, con una calidad de suelo tipo III, un
coeficiente de ocupación del suelo (COS) de 0.75, un coeficiente de uso
de suelo (CUS) de 1, así como una proporción de frente a fondo de 1 a
125.

Exponiendo como conclusiones:

De acuerdo a la investigación realizada, tomando en


consideración la renta mensual que en su momento se pudiera
acordar, tomando en cuenta las características del terreno de
acuerdo a su ubicación, lo accidentado del mismo los accesos, el uso
que se le pudiese dar en su caso, se obtuvo, como resultado que la
renta mensual aproximada que se puede obtener es alrededor de
$1.00 M2 de terreno.

El presente avalúo se hizo tomando de referencia la


investigación de campo y los conocimientos teóricos-prácticos que
tiene el suscrito en la materia y a su leal y saber entender.

Por su parte, el perito tercero en discordia, arquitecto Tomás


Martín Rendón Zertuche, dentro de su avalúo presentado el 14 catorce
de enero de 2013 dos mil trece refirió, que las características urbanas
del predio a valuar lo era un terreno baldío, con una contaminación
ambiental satisfactoria, contando la zona con una serie de servicios
públicos e infraestructura urbana, topografía plana con un pozo de 5
cinco metros de profundidad y sin ningún tipo de construcción.

De igual modo señaló que fue necesario tomar en cuenta


diferentes factores tales como:

11
• Las dimensiones del inmueble.
• Construcciones.
• La zona en donde se ubica.
• El tipo de materiales empleados.
• Su estado de conservación.
• Antigüedad.
• Mantenimiento.
• Calidad de proyecto.

Que para su estudio de valuación tomó en cuenta diferentes


enfoques, como de costos, ingresos y de mercado.

A continuación expresó haber llevado a cabo un análisis


comparativo de mercado, lo cual efectuó en los siguientes términos:

Asimismo, señaló haber realizado un procedimiento para aplicar


el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) regresivamente a la
renta mensual actual, el cual se muestra a continuación:

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También expresó que para dar un valor de renta del citado bien,
tomo en cuenta el siguiente procedimiento:

• Que debido a que no existen o no se estila rentar terrenos


baldíos con uso de suelo habitacional, investigó terrenos en renta
con uso de suelo comercial para poder aplicar el método

13
comparativo de mercado en la zona, para homologarlo con el lote
a valuar que es de 70.00 m2 (setenta metros cuadrados).
• Consideró el aludido terreno como si no tuviera ese pozo.
• Que tal y como se estila en los contratos de rentas, de ir
aumentando esta última conforme pasan los años, se incrementó
la misma en base al Índice Nacional de Precios al Consumidor
(INPC), aplicándose ese método de manera inversa.

Enseguida mencionó que debido a las características del


inmueble y a su propósito, consideró como valor comercial el valor de
rentas en números redondos, para después concluir que las rentas por
liquidar con respecto a dicho bien ascendían a la suma de $125,600.00
(ciento veinticinco mil seiscientos pesos 00/100 moneda nacional),
anexando asimismo una serie de impresiones fotográficas del área de
terreno objeto de dicho avalúo.

Una vez asentado lo anterior, resulta conveniente señalar que la


prueba pericial tiene por objeto que personas calificadas, con
conocimientos especiales en una ciencia o arte, ilustren al juzgador en
cuestiones técnicas que escapan a su pericia y conocimiento, con el
propósito de resolver situaciones que se presenten en la actividad
jurisdiccional, y por ende, el peritaje debe arrojar los datos suficientes
para ilustrar al juzgador en cuestiones que ignora y que forman parte de
la controversia planteada.

En ese sentido, ilustrar al juez implica explicar a éste en forma


detallada, aquellos enunciados y principios en la materia, haciendo una
explicación concreta, detallada e individual de los mismos hechos
controvertidos, para que el juzgador con ese aprendizaje, pueda por sí
mismo hasta donde le sea posible, efectuar los razonamientos técnicos
o revisarlos, para que esté en posibilidad de determinar qué peritaje es
el que merece mayor credibilidad.

Resulta aplicable a lo anterior, la siguiente tesis que dice:


PRUEBA PERICIAL, APRECIACIÓN DE LA. La prueba pericial tiene por
objeto que personas calificadas, con conocimientos especiales en una
ciencia o arte, ilustren al juzgador en cuestiones técnicas que escapan a
su pericia y conocimiento. En consecuencia, un peritaje deba dar luz al
Juez sobre las cuestiones que ignora y que forman parte de la
controversia. Pero dar luz no significa, en este contexto, hacer

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aseveraciones abstractas y generales, enunciar principios y formular


enunciados, más o menos vagos. Ilustrar el criterio del Juez implica
explicarle en forma detallada, a su alcance, el contenido y significado de
aquellos enunciados y principios, y hacer una aplicación concreta,
detallada e individual de los mismos a los hechos controvertidos del caso,
para que el juzgador, con ese aprendizaje, pueda por sí mismo, hasta
donde es razonable posible, efectuar los razonamientos técnicos o
revisarlos, para que esté en posibilidad de determinar qué peritaje es el
que le merece mayor credibilidad. Si los peritos se limitan a afirmar sus
conocimientos y a hacer aseveraciones dogmáticas y generales que el
Juez tiene que aceptar sin entenderlas, la prueba no está llenando su
función. Aunque es claro que, según la complicación intrínseca del tema
científico o artístico, la dificultad de explicar las cosas al juzgador de
manera que las entienda y pueda razonar sobre ellas, puede ser mayor o
menor. Pero en todo caso, la función del peritaje, aun en esos casos, es
hacer algo así como una exposición de divulgación científica, para que el
jurista pueda formarse una idea de las cuestiones técnicas o científicas
involucradas, y elaborar un juicio propio sobre cuál de los peritajes es el
correcto, cuando no son coincidentes. Y en principio, es claro que el juez
debe dar mayor valor al peritaje que más luces le dé sobre las cuestiones
técnicas involucradas y más elementos le dé para formarse un juicio
propio, explicando el contenido y modo de aplicación de los principios
teóricos, para que esté en posibilidad, con su propio criterio, de escoger
entre los dictámenes contradictorios. En el caso, el perito tercero, en cuyo
dictamen se funda la sentencia reclamada, fue mal valorado aun dentro
de la discreción de la Sala responsable, porque ese dictamen está lleno
de aseveraciones abstractas, generales, y respecto de los hechos
concretos hace afirmaciones dogmáticas sin proporcionar luces al
juzgador para interpretar y juzgar los hechos, ni para formarse un criterio
propio al respecto. En cambio, el perito de la parte demandada, al hacer
afirmaciones teóricas generales, explica claramente cuál es su contenido
y el modo como se aplican al caso concreto, a los rasgos de las firmas
auténticas y dubitadas. Por estas razones, las reglas de la lógica llevan a
concluir que es al perito de la parte demandada, al que debió otorgarse
valor probatorio, y no al del tercero.3

Así las cosas, el suscrito juzgador estima otorgarle valor


probatorio pleno al dictamen rendido por la perito tercero en discordia,
el arquitecto Tomás Martín Rendón Zertuche, en términos de lo
estipulado por los artículos 239 fracciones IV y VII, 309, 379 y 383 del
Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo León, pues
las exposiciones sustentadas por dicho profesionista causan la
suficiente convicción en esta autoridad para cuantificar el monto de la
renta que generaría el bien objeto del litigio en el juicio principal.

Lo anterior es así, ya que del dictamen en comento se advierte


que el perito realizó una explicación del contenido, así como el

3
Séptima Época Registro: 245542 Instancia: Sala Auxiliar Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 175-
180 Séptima Parte Materia(s): Civil Tesis: Página: 376 Genealogía: Séptima Epoca, Volúmenes 187-192, Séptima Parte,
página 447.

15
significado de los enunciados y principios utilizados, además de haber
hecho una explicación detallada, concreta y clara de los mismos,
proporcionado de esa manera una explicación entendible para este
órgano jurisdiccional, de lo que se evidencia que el mismo proporcionó
un estudio veraz del caso en estudio, es decir, proveyó las reglas
técnicas aplicadas para ese fin en una forma motivada y convincente.

Asimismo, dicho profesionista presentó las ofertas de mercado


de diversos inmuebles cercanos a la zona, así como los enfoques
empleados para la elaboración del avalúo, efectuando una
confrontación de los mismos, haber obtenido la rentabilidad del
inmueble objeto del avalúo (valor de rentas por liquidar).

Máxime, que el mismo hizo una explicación específica de la


metodología en la que se basó su estudio, procediendo en principio a
determinar el valor del bien valuado por metro cuadrado, para
enseguida obtener el valor del mismo por capitalización de rentas, ello
con respecto a cada anualidad, aplicado a ello también los deméritos
correspondientes (antigüedad, estado de conservación, mantenimiento,
etc.).

Sin embargo, en lo que atañe al dictamen presentado por el


perito de la parte demandada, arquitecto Ricardo Frías Martínez, al
analizar el mismo esta autoridad percibe que dicho perito procedió a
efectuar su estudio con respecto a dicho bien tomando en cuenta para
ello un área de 303.28 (trescientos veintiocho metros cuadrados),
siendo que la superficie materia de la acción reivindicatoria ejercitada
dentro del presente juicio comprendía tan solo una superficie de 70.04
m2 (setenta metros con cuatro milímetros cuadrados).

De igual manera, cabe señalar que tal profesionista adujo que el


precio por metro cuadrado del aludido inmueble era de $1.00 (un peso
00/100 moneda nacional) por metro cuadrado, sin proporcionar la
metodología específica a la cual se sujetó para arribar a tal conclusión,
mucho menos suministró una explicación detallada de su estudio,

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motivo por el cual no resulta viable para cuantificar el perjuicio que se


demanda.

Por su parte, el perito de la parte actora fue omiso en realizar el


correspondiente análisis de las rentas que debiera generar el bien
controvertido, centrándose en un presupuesto para la construcción de
un muro de contención, por lo que es evidente que no cumplió con el
cometido para el cual fue designado, y en consecuencia es ineficaz
para la cuestión relacionada a las cuantificación de los perjuicios,
prevaleciendo, dadas las consideraciones relatadas, la opinión del
arquitecto Tomás Martín Rendón Zertuche, perito designado por este
Tribunal.

Resultan aplicables al caso, las jurisprudencias y tesis que a


continuación se insertan y que rezan:
PRUEBA PERICIAL, VALORACIÓN DE LA. SISTEMAS. En la
valoración de las pruebas existen los sistemas tasados o legales y
pruebas libres, o de libre convicción. Las pruebas legales son aquellas
a las que la ley señala por anticipado la eficacia probatoria que el
juzgador debe atribuirles. Así, el Código de Comercio en sus artículos
1287, 1291 a 1294, 1296, 1298 a 1300, 1304 y 1305, dispone que la
confesión judicial y extrajudicial, los instrumentos públicos, el
reconocimiento o inspección judicial y el testimonio singular, hacen
prueba plena satisfechos diversos requisitos; que las actuaciones
judiciales, los avalúos y las presunciones legales hacen prueba plena,
y que el documento que un litigante presenta, prueba plenamente en
su contra. Por otra parte, las pruebas de libre convicción son las que
se fundan en la sana crítica, y que constituyen las reglas del correcto
entendimiento humano. En éstas interfieren las reglas de la lógica con
las reglas de la experiencia del Juez, que contribuyen a que pueda
analizar la prueba con arreglo a la sana razón y a un conocimiento
experimental de las cosas. Esos principios se encuentran previstos en
el artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, al establecer que los medios de prueba aportados y admitidos
serán valorados en su conjunto por el juzgador, atendiendo a las
reglas de la lógica y de la experiencia, exponiendo cuidadosamente
los fundamentos de la valoración jurídica y de su decisión. De modo
que salvo en aquellos casos en que la ley otorga el valor probatorio a
una prueba, el Juez debe decidir con arreglo a la sana crítica, esto es,
sin razonar a voluntad, discrecionalmente o arbitrariamente. Las reglas
de la sana crítica consisten en su sentido formal en una operación
lógica. Las máximas de experiencia contribuyen tanto como los
principios lógicos a la valoración de la prueba. En efecto, el Juez es
quien toma conocimiento del mundo que le rodea y le conoce a través
de sus procesos sensibles e intelectuales. La sana crítica es, además
de la aplicación de la lógica, la correcta apreciación de ciertas
proposiciones de experiencia de que todo hombre se sirve en la vida.
Luego, es necesario considerar en la valoración de la prueba el

17
carácter forzosamente variable de la experiencia humana, tanto como
la necesidad de mantener con el rigor posible los principios de la
lógica en que el derecho se apoya. Por otra parte, el peritaje es una
actividad humana de carácter procesal, desarrollada en virtud de
encargo judicial por personas distintas de las partes del proceso,
especialmente calificadas por su experiencia o conocimientos
técnicos, artísticos o científicos y mediante la cual se suministran al
Juez argumentos y razones para la formación de su convencimiento
respecto de ciertos hechos, también especiales, cuya percepción o
cuyo entendimiento escapa a las aptitudes del común de la gente y
requieren esa capacidad particular para su adecuada percepción y la
correcta verificación de sus relaciones con otros hechos, de sus
causas y de sus efectos o, simplemente, para su apreciación e
interpretación. Luego, la peritación cumple con una doble función, que
es, por una parte, verificar hechos que requieren conocimientos
técnicos, artísticos o científicos que escapan a la cultura común del
Juez y de la gente, sus causas y sus efectos y, por otra, suministrar
reglas técnicas o científicas de la experiencia especializada de los
peritos, para formar la convicción del Juez sobre tales hechos y para
ilustrarlo con el fin de que los entienda mejor y pueda apreciarlos
correctamente. Por otra parte, en materia civil o mercantil el valor
probatorio del peritaje radica en una presunción concreta, para el caso
particular de que el perito es sincero, veraz y posiblemente acertado,
cuando es una persona honesta, imparcial, capaz, experta en la
materia de que forma parte el hecho sobre el cual dictamina que,
además, ha estudiado cuidadosamente el problema sometido a su
consideración, ha realizado sus percepciones de los hechos o del
material probatorio del proceso con eficacia y ha emitido su concepto
sobre tales percepciones y las deducciones que de ellas se concluyen,
gracias a las reglas técnicas, científicas o artísticas de la experiencia
que conoce y aplica para esos fines, en forma explicada, motivada,
fundada y conveniente. Esto es, el valor probatorio de un peritaje
depende de si está debidamente fundado. La claridad en las
conclusiones es indispensable para que aparezcan exactas y el Juez
pueda adoptarlas; su firmeza o la ausencia de vacilaciones es
necesaria para que sean convincentes; la lógica relación entre ellas y
los fundamentos que las respaldan debe existir siempre, para que
merezcan absoluta credibilidad. Si unos buenos fundamentos van
acompañados de unas malas conclusiones o si no existe armonía
entre aquéllos y éstas o si el perito no parece seguro de sus
conceptos, el dictamen no puede tener eficacia probatoria. Al Juez le
corresponde apreciar estos aspectos intrínsecos de la prueba. No
obstante ser una crítica menos difícil que la de sus fundamentos,
puede ocurrir también que el Juez no se encuentre en condiciones de
apreciar sus defectos, en cuyo caso tendrá que aceptarla, pero si
considera que las conclusiones de los peritos contrarían normas
generales de la experiencia o hechos notorios o una presunción de
derecho o una cosa juzgada o reglas elementales de lógica, o que son
contradictorias o evidentemente exageradas o inverosímiles, o que no
encuentran respaldo suficiente en los fundamentos del dictamen o que
están desvirtuadas por otras pruebas de mayor credibilidad, puede
rechazarlo, aunque emane de dos peritos en perfecto acuerdo. Por
otra parte, no basta que las conclusiones de los peritos sean claras y
firmes, como consecuencia lógica de sus fundamentos o motivaciones,
porque el perito puede exponer con claridad, firmeza y lógica tesis
equivocadas. Si a pesar de esta apariencia el Juez considera que los
hechos afirmados en las conclusiones son improbables, de acuerdo
con las reglas generales de la experiencia y con la crítica lógica del

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dictamen, éste no será conveniente, ni podrá otorgarle la certeza


indispensable para que lo adopte como fundamento exclusivo de su
decisión, pero si existen en el proceso otros medios de prueba que lo
corroboren, en conjunto podrán darle esa certeza. Cuando el Juez
considere que esos hechos son absurdos o imposibles, debe negarse
a aceptar las conclusiones del dictamen.4

PRUEBA PERICIAL. SU NATURALEZA JURÍDICA Y ALCANCE. La


doctrina, en forma coincidente con la esencia de las disposiciones
legales que regulan la prueba a cargo de peritos, ha sustentado que la
peritación (que propiamente es el conjunto de actividades,
experimentos, observaciones y técnicas desplegadas por los peritos
para emitir su dictamen), es una actividad procesal desarrollada en
virtud de encargo judicial (o incluso ministerial), por personas distintas
de las partes del proceso, especialmente calificadas por sus
conocimientos técnicos, clínicos, artísticos, prácticos o científicos,
mediante la cual se suministran al Juez argumentos o razones para la
formación de su convicción respecto de ciertos hechos cuya
percepción, entendimiento o alcance, escapa a las aptitudes del
común de la gente, por lo que se requiere esa capacidad particular
para su adecuada percepción y la correcta verificación de sus
relaciones con otros hechos, de sus causas, de sus efectos o
simplemente para su apreciación e interpretación. De esta manera, el
perito es un auxiliar técnico de los tribunales en determinada materia,
y como tal, su dictamen constituye una opinión ilustrativa sobre
cuestiones técnicas emitidas bajo el leal saber y entender de personas
diestras y versadas en materias que requieren conocimientos
especializados, expresados en forma lógica y razonada, de tal manera
que proporcionen al juzgador elementos suficientes para orientar su
criterio en materias que éste desconoce. Ese carácter ilustrativo u
orientador de los dictámenes periciales es lo que ha llevado a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los diversos tribunales de
la Federación a destacar que los peritajes no vinculan necesariamente
al juzgador, el cual disfruta de la más amplia facultad para valorarlos,
asignándoles la eficacia demostrativa que en realidad merezcan, ya
que el titular del órgano jurisdiccional se constituye como perito de
peritos, y está en aptitud de valorar en su justo alcance todas y cada
una de las pruebas que obren en autos.5

Sin embargo, se subraya que el perito tercero realizó la


cuantificación de rentas desde el año 2005 dos mil cinco, de ahí que
este órgano jurisdiccional procede a ajustar tal cuantificación.

Bajo esa tesitura, se tiene que el aludido profesionista refirió que


la renta del año 2011 dos mil once ascendió a $17,490.51 (diecisiete
mil cuatrocientos noventa pesos 51/100 moneda nacional), por lo que al
dividir dicho resultado entre 12 doce (meses que comprende un año),
nos arroja la cantidad de $1,457.54 (mil cuatrocientos cincuenta y siete
4
Novena Época Registro: 181056 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XX, Julio de 2004 Materia(s): Civil Tesis: I.3o.C. J/33 Página: 1490
5
Novena Época Registro: 176491 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XXII, Diciembre de 2005 Materia(s): Común Tesis: V.4o.4 K Página: 2745

19
pesos 54/100 moneda nacional), que multiplicado por 9 nueve meses y
20 veinte días (tiempo comprendido del 11 once de marzo de 2011 dos
mil once al 31 treinta y uno de diciembre de 2011 dos mil once), se
obtiene $14,058.20 (catorce mil cincuenta y ocho pesos 20/100 moneda
nacional) por concepto de rentas del 11 once de marzo de 2011 dos mil
once al 31 treinta y uno de diciembre de ese mismo año.

Así mismo, se tiene que tal perito expresó que la renta


correspondiente al año 2012 ascendía a $18,198.31 (dieciocho mil
ciento noventa y ocho pesos 31/100 moneda nacional), por lo que al
dividir dicho resultado entre 12 doce (meses que comprende un año),
nos arroja la suma de $1,516.52 (mil quinientos dieciséis pesos 52/100
moneda nacional), que al multiplicarlo por 9 nueve meses con 15 quince
días (tiempo comprendido del 1 primero de enero del 2012 dos mil doce
al 15 quince octubre de ese mismo año), se obtiene $14,382.48
(catorce mil trescientos ochenta y dos pesos 48/100 moneda nacional)
por concepto de rentas generadas del 1 primero de enero de 2012 dos
mil doce al 15 de octubre de ese mismo año.

Ahora bien, al sumar los resultados antes mencionados de


$14,058.20 (catorce mil cincuenta y ocho pesos 20/100 moneda
nacional) y $14,382.48 (catorce mil trescientos ochenta y dos pesos
48/100 moneda nacional), se obtiene el monto de $28,440.68
(veintiocho mil cuatrocientos cuarenta pesos 68/100 moneda
nacional) por concepto de perjuicios traducidos en rentas del periodo
comprendido de marzo de 2011 dos mil once a octubre de 2012 dos mil
doce.

Cuarto: Empero, antes de hacer declaratoria alguna con


respecto a la procedencia de la presente incidencia, toca el turno de
entrara al desahogo de vista presentado por los ciudadanos Eduardo
Morales Padilla y María Cristina López Treviño de Morales.

Los demandados alegan que la parte actora hace un cálculo


matemático fuera de la realidad, al olvidar que en los años 2005, 2006,
2007, 2008, 2009, 2010 y 2011, la rentabilidad de dicho inmueble varió,

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por lo que a su consideración las rentas reclamadas por el incidentista


deberían de ser menores; argumentos los cuales se estiman
inoperantes, toda vez que dicha cuestión fue motivo ya de análisis por
parte de esta autoridad en el considerando inmediato anterior, al cual
nos remitimos a fin de evitar repeticiones innecesarias.

Así mismo, los demandados alegan que resulta ilógico que el


incidentista reclame el pago de daños y perjuicios a partir del año 2005
dos mil cinco, siendo que la demanda que dio inicio al juicio del cual
deriva el presente procedimiento fue presentada en el año 2011 dos mil
once.

Las anteriores alegaciones resultan fundadas, ya que como fuera


establecido en el considerando inmediato anterior, la condena al pago
de los perjuicios producidos por la ocupación del inmueble materia del
juicio debe iniciar en el mes de marzo de 2011 dos mil once para
finalizar en octubre de 2012 dos mil doce, sin embargo lo anterior trae
como consecuencia la reducción en la cantidad reclamada por
incidentista, mas no la liberación a la parte demandada de repararlos,
de conformidad con lo dispuesto por los artículos 402, 403, 459 y 474
del código de procedimientos civiles estatal; también sirve de apoyo a lo
anteriormente expresado tesis que enseguida se transcribe y que reza:
DAÑOS Y PERJUICIOS. LA COMPROBACIÓN DE SU
EXISTENCIA Y CUANTÍA CUANDO SE RECLAMAN EN
CANTIDAD LÍQUIDA NO IMPLICA QUE DEBA JUSTIFICARSE EN
FORMA EXACTA E INDEFECTIBLE LA CANTIDAD SEÑALADA
EN LA DEMANDA. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
sostenido en distintos criterios, que cuando los daños y perjuicios
fijados en la demanda en cantidad líquida y determinada, su quántum
es un elemento esencial de la acción, al haberse incorporado a las
pretensiones y, por ello, deben demostrarse durante el juicio. Este
criterio establece la carga procesal de probar no sólo la existencia
sino también la cuantía de los daños y perjuicios; sin embargo, ello
no implica que deba justificarse en forma exacta e indefectible la
cantidad señalada en la demanda, porque ésta sólo delimita las
pretensiones del actor, pues sería injusto que por el hecho de que las
pruebas acrediten una suma diversa a la reclamada se libere a la
parte demandada de la obligación de repararlos; estimar lo contrario
llevaría al absurdo de que toda acción donde se reclame el pago de
una cantidad líquida, se declare improcedente si con motivo de una
excepción o prueba se acredita un monto menor al reclamado, o peor
aún, declarar improcedentes las pretensiones del actor porque las

21
pruebas rendidas revelen un importe mayor al precisado en la
demanda.6

Por otra parte, indican que la parte actora jamás justificó haber
tenido ofertas económicas concretas con personas físicas o directas a
las que les hubiera interesado rentar el bien inmueble materia del juicio
principal.

Con motivo de lo anterior, se estima pertinente dejar en claro que


conforme al dispositivo 2003 del código sustantivo civil estatal, por
perjuicio se entiende la privación de cualquier ganancia lícita que
debiera haberse obtenido con el cumplimiento de aquella.

Mientras que el artículo 2004 del código civil estatal, también


precisa que los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y
directa de la falta de cumplimiento de la obligación, ya sea que se
hayan causado o que necesariamente deban causarse.

Ahora bien, en el caso justiciable se estima que la indicada


defensa es infundada, pues es evidente que durante el lapso en que los
demandados estuvieron en posesión del bien objeto de la acción
reivindicatoria, el accionante se encontró imposibilitado entrara en
posesión de dicho inmueble para usarlo para sí mismo, arrendarlo,
venderlo, etcétera, por lo que tal circunstancia pone de manifiesto la
relación de causa-efecto en cuanto a lo que respecta a dichos perjuicios
que el accionante dijo haber resentido, conforme a lo estipulado por el
artículo 830 del código civil de la entidad; así como tal y como se
muestra en la tesis que enseguida se inserta:
DAÑOS Y PERJUICIOS EN JUICIOS REIVINDICATORIOS
(LEGISLACIÓN DE NUEVO LEÓN). El artículo 2004 del Código Civil
del Estado de Nuevo León establece que los daños y perjuicios son
consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento de la
obligación, ya sea que se hayan causado o que necesariamente
deban causarse. Ahora bien, tratándose de una acción reivindicatoria
que se declara procedente por haber faltado el demandado a la
obligación legal de entregar el inmueble, como lo dispone el artículo
830 del código citado, el pago de los daños y perjuicios es una

6
Novena Época Registro: 177643 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XXII, Agosto de 2005, Materia(s): Civil Tesis: IV.1o.C.46 C Página: 1883

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consecuencia legal y su liquidación debe fijarse en la ejecución de la


sentencia.7

Quinto: Por todo lo anterior, se declara la procedencia del


incidente de liquidación únicamente por lo que hace a los perjuicios
promovido por el ciudadano Manuel Ramos García, en su carácter de
apoderado general para pleitos y cobranzas de la persona moral
denominada Bienes, Obras y Servicios, Sociedad Anónima de Capital
Variable, parte actora dentro de los autos que integran el expediente
judicial número 1537/2010, relativo al juicio ordinario civil sobre acción
reivindicatoria que tiene promovido en contra de Eduardo Morales
Padilla, María Cristina López Treviño de Morales, Fernando Oscar
Aldape Zavala y Yolanda López Díaz de Aldape.

En consecuencia, se reduce la suma reclamada en la presente


incidencia, para quedar en el monto determinado por esta autoridad
que asciende a $28,440.68 (veintiocho mil cuatrocientos cuarenta
pesos 68/100 moneda nacional), por concepto de perjuicios
traducidos en rentas, generados del periodo comprendido del 11 once
de marzo del 2011 dos mil once al 15 quince octubre del 2012 dos mil
doce, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 402, 403, 459 y
474 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo
León.

Monto el anterior que deberán pagar los demandados Eduardo


Morales Padilla, María Cristina López Treviño de Morales, Fernando
Oscar Aldape Zavala y Yolanda López Díaz de Aldape, dentro del
término legal de 3 tres días, contados a partir del siguiente al en que
queden notificado de esta sentencia o se pueda llevar a cabo la
ejecución de la misma, apercibidos de que en caso de no hacerlo así,
se procederá a la ejecución forzosa de este fallo.

En la inteligencia de que se dejan a salvo los derechos del


incidentista, únicamente con respecto al pago por concepto daños, a fin
de que los haga valer de nueva cuenta si así resulta a su interés legal.
7
Quinta Época Registro: 345942 Instancia: Tercera Sala Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación XCVI,
Materia(s): Civil Tesis: Página: 2076

23
Sexto: En la especie y de conformidad con los artículos 90, 91 y
92 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo León,
en toda sentencia definitiva o interlocutoria dictada en asuntos de
carácter contencioso, se hará forzosamente condenación en costas,
determinando cuál de las partes debe pagar a la parte contraria las
costas que se le hayan causado en el juicio.

Refieren asimismo, que siempre serán condenados en costas: el


litigante que no obtenga resolución favorable sobre ninguno de los
puntos de su demanda y el que fuere condenado en absoluta
conformidad con la reclamación formulada en su contra, así como que
si sólo se obtuviere parte de lo demandado y sólo hubiere, en
consecuencia, condenación parcial, el pago de las costas se decretará
a cargo del litigante que, a juicio del juez o tribunal, hubiere obrado con
mayor malicia o temeridad al sostener sus pretensiones.

De igual manera, considerando que la parte demandada se


opuso a la presente incidencia, lo cual suscitó una controversia
incidental entre las partes, empero tomando en cuenta también que la
parte actora obtuvo sólo parte de lo demandado con respecto a su
acción incidental, realizándose solo condena parcial a cargo de la parte
demandada; para determinar a cargo de que litigante deberá hacerse la
condena en costas con respecto al presente juicio, esta autoridad
procede analizar cuál de ellos actuó con mayor malicia o temeridad al
sostener sus pretensiones.

En ese orden de ideas, es el caso que el suscrito juzgador tiene


a bien no hacer condena de gastos y costas, pues del sumario no se
advierte que alguna de las partes haya hecho promociones
inconducentes, incurrido en faltas de veracidad o en otros actos
semejantes encaminados a entorpecer o dilatar el presente
procedimiento contrarios a la buena fe, es por lo que no se desprende
mala fe o temeridad dentro de la litis, en consecuencia, al no surtirse los
supuestos establecidos en la ley, ambas partes deberán soportar los
gastos y costas que hubiesen erogado con la tramitación del presente

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juicio.

Sirve de apoyo a lo anteriormente decidido, el criterio que a


continuación se trascribe y que dice:
COSTAS. TEMERIDAD O MALA FE. QUE DEBE ENTENDERSE POR
ELLAS. Esta Tercera Sala ha sustentado tesis jurisprudencial número
133, visible a fojas 409 de la última compilación, en el sentido de que la
facultad concedida al juzgador por la ley, para condenar al pago de las
costas, cuando a su juicio se haya procedido con temeridad o mala fe,
no es absoluta, sino que debe ejercitarse de manera prudente, tomando
en cuenta los datos que arrojen las constancias de autos para apreciar
la conducta y la lealtad procesal y percatarse de si el litigante ha hecho
promociones inconducentes, si ha incurrido en faltas de veracidad o en
otros actos semejantes encaminados a entorpecer o dilatar el
procedimiento contrarios a la buena fe, y esto debe razonarse en la
sentencia que imponga la condena en costas por temeridad, es decir,
no es el mero hecho de promoverse un juicio, hacerse promociones,
ofrecerse pruebas o interponer recursos lo que determina la temeridad o
mala fe, sino que debe examinarse si ese juicio se promovió por quien
sostiene una pretensión injusta a sabiendas de que lo es, si las
promociones, pruebas o recursos intentados son inconducentes o en
éstos se ha faltado a la verdad, con el deliberado propósito de
entorpecer o dilatar el procedimiento; esto es, no debe examinarse el
hecho en sí, sino la intención del litigante, para determinar si obró con el
propósito de entorpecer la pronta y expedita administración de la
justicia.8

COSTAS. PROCEDE SU CONDENA EN LOS JUICIOS


CONTENCIOSOS CON INDEPENDENCIA DE SU NATURALEZA
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN). El artículo 90 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado dispone: "En toda
sentencia definitiva o interlocutoria dictada en asuntos de carácter
contencioso, se hará forzosamente condenación en costas,
determinando cuál de las partes debe pagar a la parte contraria las
costas que se le hayan causado en el juicio.". Este precepto establece a
cargo del juzgador y de manera categórica, la obligación de imponer la
condena relativa sin hacer distinción sobre la naturaleza del litigio; por
esa razón, si la ley no prevé excepciones, basta que alguna de las
partes no obtenga resolución favorable a sus intereses -de acuerdo con
las distintas hipótesis previstas en los artículos 91 y 92, a saber: a) que
no se obtenga resolución favorable sobre ninguno de los puntos de la
demanda; b) ser condenado conforme a la reclamación formulada; y, c)
obtener parcialmente pero haber obrado con temeridad o mala fe- para
que el Juez esté constreñido a condenar en costas a alguno de los
contendientes, con independencia de que el juicio involucre cuestiones
familiares, del estado civil, etcétera; lo contrario implicaría contravenir el
principio general de derecho que establece que "donde la ley no
distingue no debe distinguirse".9

COSTAS. ES IMPROCEDENTE SU CONDENA, SI NO HUBO


CONTIENDA EN EL JUICIO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE

8
No. Registro: 240,981 Tesis aislada Materia(s):Civil Séptima Época Instancia: Tercera Sala Fuente: Semanario Judicial
de la Federación Tomo: 109-114 Cuarta Parte
9
Novena Época Registro: 179342 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XXI, Febrero de 2005, Materia(s): Civil Tesis: IV.1o.C.37 C Página: 1666

25
NUEVO LEÓN). De acuerdo con los artículos 90 y 91 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado, en toda sentencia definitiva o
interlocutoria dictada en asuntos de carácter contencioso, se hará
forzosamente condenación en costas y siempre serán condenados, el
litigante que no obtenga resolución favorable sobre ninguno de los
puntos de su demanda y el que fuere condenado en absoluta
conformidad con la reclamación formulada en su contra. De la lectura de
dichos artículos se obtiene que para su actualización se requiere de la
existencia de una controversia en el juicio de origen; por lo que si la
parte demandada está de acuerdo con lo pretendido, por encontrarse
conforme con la disolución del vínculo matrimonial, así como con la
causal invocada por su contraparte y sólo opone defensa para no verse
afectada en relación con la patria potestad y custodia respecto de su
menor hijo, es evidente que no hubo contienda en el juicio, al no haber
existido discusión sobre la acción intentada por el actor y, por tanto, la
condena en costas decretada en contra de la demandada, resulta
improcedente.10

Por lo anteriormente expuesto y fundado, es de resolverse y


se resuelve.

Primero: No fue justificada la relación causa-efecto con respecto


a los daños reclamados, mientras que los perjuicios fueron reducidos
por esta autoridad; en consecuencia:

Segundo: Se declara la procedencia del presente incidente de


liquidación, únicamente por lo que respecta a los perjuicios reclamados
por el ciudadano Manuel Ramos García, en su carácter de apoderado
general para pleitos y cobranzas de la persona moral denominada
Bienes, Obras y Servicios, Sociedad Anónima de Capital Variable, parte
actora dentro de los autos que integran el expediente judicial número
1537/2010, relativo al juicio ordinario civil sobre acción reivindicatoria
que tiene promovido en contra de Eduardo Morales Padilla, María
Cristina López Treviño de Morales, Fernando Oscar Aldape Zavala y
Yolanda López Díaz de Aldape; y por ende:

Tercero: Se reduce la suma reclamada en esta incidencia para


quedar en $28,440.68 (veintiocho mil cuatrocientos cuarenta pesos
68/100 moneda nacional), por concepto de perjuicios traducidos en
rentas generados del periodo comprendido del 11 once de marzo del

10
Novena Época Registro: 166192 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XXX, Octubre de 2009, Materia(s): Civil Tesis: IV.3o.C.34 C Página: 1513

26
*JC050060393723*
JC050060393723
JUICIOS EN ESTADO DE SENTENCIA Y SENTENCIADOS
SE DICTA SENTENCIA INTERLOCUTORIA
PODER JUDICIAL DEL Expediente: 1537 / 2010
ESTADO DE NUEVO LEÓN
JUZGADO QUINTO DE LO CIVIL
DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL
MONTERREY, N.L.

2011 dos mil once al 15 quince octubre del 2012 dos mil doce; y por
ende:

Cuarto: Se condena a los demandados Eduardo Morales Padilla,


María Cristina López Treviño de Morales, Fernando Oscar Aldape
Zavala y Yolanda López Díaz de Aldape, a pagar a la parte actora
material, Bienes, Obras y Servicios, Sociedad Anónima de Capital
Variable, la suma precisada en el resolutivo que antecede, ello por
concepto de perjuicios traducidos en rentas.

Quinto: Pago especificado en el resolutivo tercero de esta


resolución, que deberán efectuar los referidos demandados dentro del
término de 3 tres días contados a partir del siguiente al en que queden
notificados de esta sentencia o se pueda llevar a cabo la ejecución de la
misma; apercibidos de que en caso de no hacerlo, se procederá a la
ejecución forzosa de este fallo.

Sexto: Se dejan a salvo los derechos del incidentista,


únicamente con respecto al pago por concepto daños, a fin de que los
haga valer de nueva cuenta si así resulta a su interés legal.

Séptimo: Notifíquese personalmente a las partes.- Así


interlocutoriamente juzgando lo resolvió y firma el ciudadano licenciado
Edgar Javier Ovalle Martínez, Juez Quinto de lo Civil del Primer Distrito
Judicial en el Estado, ante la fe de la Ciudadana Secretario que
autoriza.- Doy fe.-

La resolución que antecede se publicó en el Boletín Judicial


número 6077, del día 26 del mes de febrero del año 2013. Doy fe.

La ciudadana Secretario.

L.SH/JORC

DATOS DEL EXPEDIENTE:


JUICIO: JUICIO ORDINARIO CIVIL.

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PARTE ACTORA: MANUEL RAMOS GARCIA EN SU CARACTER DE APODERADO LEGAL DE
BIENES OBRAS Y SERVICIOS S.A DE C.V..
PARTE DEMANDADA: C.MARIA CRISTINA LOPEZ TREVIÑO DE MORALES Y EDUARDO MORALES
PADILLA..

USUARIOS DE TV:

*TIPO PARTE: Otro


*PARTE: .
*USUARIO T.V.: Juanez. *FECHA DE ACTIVACIÓN: 03/01/2011
*PROMOCIONES: NO NOTIFICACIONES: NO

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