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La atención en salud para víctimas de violencia sexual es retadora para el personal de salud, ya que requiere conocimientos técnicos, habilidades de comunicación y ética. Sin embargo, existen barreras administrativas como la falta de seguimiento del protocolo, la revictimización, y la falta de servicios integrales. Esto incluye la falta de equipo para exámenes, remitir a la víctima a diferentes entidades sin atender su caso, y la falta de contratación de servicios de apoyo como hogares de paso por parte de las entidades
La atención en salud para víctimas de violencia sexual es retadora para el personal de salud, ya que requiere conocimientos técnicos, habilidades de comunicación y ética. Sin embargo, existen barreras administrativas como la falta de seguimiento del protocolo, la revictimización, y la falta de servicios integrales. Esto incluye la falta de equipo para exámenes, remitir a la víctima a diferentes entidades sin atender su caso, y la falta de contratación de servicios de apoyo como hogares de paso por parte de las entidades
La atención en salud para víctimas de violencia sexual es retadora para el personal de salud, ya que requiere conocimientos técnicos, habilidades de comunicación y ética. Sin embargo, existen barreras administrativas como la falta de seguimiento del protocolo, la revictimización, y la falta de servicios integrales. Esto incluye la falta de equipo para exámenes, remitir a la víctima a diferentes entidades sin atender su caso, y la falta de contratación de servicios de apoyo como hogares de paso por parte de las entidades
La Atención en Salud para personas que han sido víctimas de violencia sexual es
generalmente una de las experiencias más retadoras para el personal de salud,
debido a que no solo requiere de éste conocimientos técnicos específicos en el abordaje clínico del caso, sino también del despliegue de habilidades de comunicación, manejo de crisis, trabajo interdisciplinario, consejería y sobre todo ética, sensibilidad y solidaridad. Pero en esta atención existen también limitantes que interfieren en la adecuada aplicación de este protocolo como: Las Barreras administrativas, la dificultad en la atención a las victimas parte desde la dificultad en la ruta de atención, ya que el mismo personal en salud no sigue lo establecido en el protocolo, re victimizan a la víctima y no se le brindan los servicios y atenciones necesarias. En primera medida está la atención desde el primer nivel, algunos profesionales desconocen los pasos establecidos por la ruta de atención, en algunos casos se justifican por no contar con el equipo adecuado para la toma de muestras y lo remiten a otra entidad en la que la víctima debe volver a informar el motivo por el cual consulta. Otro de los puntos es la falta de la intersectorialidad de la información al notificar, el sector justicia se retrasa en la atención y la victima en muchos casos es remitida de oficina en oficina o de entidad en entidad sin atender su caso. La falta de contratación de la red de servicios de las EPS es una de las barreras administrativas más fuertes, pocas cuentan con la contratación adecuadas, y las que cuentan con los servicios los tienen fuera del municipio e incluso del departamento. Como por ejemplo con la prestación del servicio de hogar de paso, el municipio y el ente territorial garantizan el acceso al hogar por no más que 10 a 15 días, en ocasiones la víctima de violencia requiere de más días de acogida en hogar de paso, muchas de las veces por amenazas o porque convive con el victimario, al cumplir con estos días de acogida, se remite a la EPS para que sean ellos quienes garanticen el servicio, tal como lo contempla la ley, pero pocas lo brindan con la facilidad de acceso que se requiere. Las victimas terminan regresando a su entorno en el que se re victimiza y vulneran los derechos, sin garantizar una atención integral.