Está en la página 1de 4

LA SOLEDAD DEL VENERABLE MAESTRO

Ovidio Aguilar Meza


Past Gran Maestro Adjunto
Gran Logia de la República de Venezuela

A propósito de las elecciones e instalaciones de nuevas autoridades logiales,


me he motivado a reproducir unas reflexiones que años atrás dediqué a los
nuevos Venerables Maestros.

Todos los masones tienen dentro de sus sanas aspiraciones en el transcurrir


del tiempo en nuestra Augusta Orden, ocupar un día el cargo de mayor
responsabilidad en la logia, el Venerable Maestro.

Desde el primer momento en que somos exaltados al Sub:. Gr:. de M:.M:., se


nos aviva ese sentimiento que durante los años de silencio en las Columnas,
hemos llevado dentro de nosotros con la emoción, visión y misión de que algún
día podamos irradiar Luz a nuestro amado Taller, y más aún, hacer méritos,
porque llegue el día en que nuestros QQ:.HH:. de la Cámara del Medio, vean
en nosotros al Maestro de los Maestros y seamos elegidos V:.M:. de la logia.
Dicho sea de paso, esa es la diferencia entre legítima aspiración y dañina
ambición. La aspiración es un derecho inalienable de toda persona, de todo
masón, es sana, mientras que la ambición usa todos los medios para lograr sus
objetivos, y si no lo logra, enferma el alma.

Pero para demostrar que hemos estado preparándonos para llegar a ese sitial
sagrado, es de vital importancia haber tenido experiencia en otros cargos que
hayan madurado al “mejor entre sus iguales” y logremos una gestión signada
por una visión holística de la realidad de la logia.

Al menos, el buen manejo de las leyes, el conocimiento del movimiento interno


y comunicacional de la logia, haber tenido la experiencia de poseer un mallete
en las manos y dirigir la docencia en alguna de las Columnas, son
fundamentales para una veneratura exitosa. Debemos demostrar que nos
hemos preparado para esa gran misión.

No es fácil dirigir a una organización, por muy pequeña que sea, conformada
por hombres libres y de buenas costumbres, y más aún por maestros
librepensadores de diferentes opiniones, experiencias, conocimientos, con
grandes virtudes, y por qué no decirlo, con sus propios vicios. Dirigir a ex
venerables maestros. No, no es fácil, pero eso lo sabremos ejerciendo el cargo.

Maestros que en muchos de los casos, nos vieron recibir la Luz, que quizás
fueron quienes nos iniciaron, o que fueron nuestros Vigilantes, que nos dieron
enseñanzas en las Columnas, que nos observaron crecer, y que hoy, vieron en
nosotros, el guía para regir los destinos en al menos, un período logial, y
recibamos de ellos, un trato respetuoso acorde a la alta investidura que
ostentamos en ese período.

Realmente es hermoso sentir cómo aquellos viejos maestros, hoy, con


disciplina, obediencia y respeto, acatan nuestras instrucciones con la mayor
humildad posible que jamás pensamos ver de ellos hacia nosotros. Dirigir a un
grupo de hombres con estas características es una tarea harto compleja,
porque no se trata solamente de conocer los entretelones de la masonería, sino
poseer la inteligencia, la paciencia, las virtudes y el amor fraternal para saber
conducir a nuestro Taller con el perfil que posee una persona a quien la Orden
le ha dado por un lado, el título de Venerable, es decir, con condiciones
personales de casi un santo, y por otro, Maestro, el magister, con
conocimientos, estudios, reconocimiento y sabiduría.

Un cargo en el que debemos evitar que se convierta en ensayo y error ante


quienes nos eligieron. No, insisto en que no es fácil. No es lo mismo estar en
otros cargos o en las columnas observando los errores o posibles omisiones de
quien ocupa el cargo, que siempre sucederá, a estar sentado en el trono de
Salomón, el sabio, sabiendo que todo el Taller está atento a nuestra dirección
de los trabajos con fuerza y vigor.

Ostentar un cargo con un poder y una autoridad indiscutida e indiscutible, que


no puede ser reconvenido. Que puede negar o retirar el derecho de palabra a
quien considere y que puede “malletear” a cualquier miembro del Taller,
ordenándole cubrir el Templo, es una responsabilidad que tal vez en
organización alguna en el mundo profano vayamos a encontrar.

Cuando somos Venerable Maestro, no poseemos una instancia mayor en quien


poder descargar responsabilidades, excusas o culpas por lo que suceda en la
logia. Debemos tener conciencia de que lo bueno y lo malo durante nuestro
período, tiene nombre y apellido, el nuestro, de nadie más.

Pero igualmente vamos sintiendo algo que poco a poco se va presentando en


la veneratura, algo que nadie nos dijo ni lo leímos en ninguna liturgia o
catecismo de grado, algo que solamente lo sintieron quienes nos antecedieron
en el cargo: la soledad del Venerable Maestro.

Sí, esta circunstancia se hace presente de diversas maneras, muchas veces


sin previo aviso, a las que debemos afrontar de manera decisiva y decidida,
que cuando poseemos la experiencia de cargos anteriores, se nos hace más
expedita las soluciones. Muchas veces, más pronto que tarde, comenzamos a
“ejercer” protempore diversos cargos de la logia.

Si el Q:.H:. Sec:. por falta de experiencia o por omisión no mantiene la


comunicación al día con la Gran Logia, a quien llama el Gran Secretario para
hacer un recordatorio es al V:.M:., por lo que asumimos inmediatamente la
secretaría protempore y respondemos las comunicaciones, emitimos otras,
solucionamos omisiones involuntarias del Q:.H:. Secretario….después
resolveremos con él los casos, pero lo urgente hay que acometerlo.

Si nuestro Q:.H:. Tesorero no ha honrado los derechos de nuestro Taller ante la


Gran Tesorería, en la mayoría de los casos por retraso de los pagos de los
miembros de la logia, recibimos la notificación o llamada del Gran Tesorero,
nos ocupamos inmediatamente y asumimos la deuda de la logia y la pagamos,
siendo que muchas veces ni siquiera la cobramos después al Taller.

Si alguno de los Vigilantes no está impartiendo la docencia deseada a su


Columna por razones válidas o no, pues inmediatamente asumimos la
docencia de esa Col:., pudiendo comisionar a alguno de los Expertos para que
asuman tal responsabilidad, pero no, la asumimos nosotros protempore.

Tenemos el temor de que nuestra veneratura no tenga el éxito que deseamos.


Nos abocamos a la hospitalía a motu proprio llevando un paso adelante del
Q:.H:. Hospitalario. Aplicamos los estatutos porque el Q:.H:. Or:. Fisc:. No ha
tenido tiempo por labores profanas de redactar un dictamen importante del
Taller.

Decenas de casos se nos presentan que nos ponen a prueba. Como por acto
de magia, basta que haya una tenida de tercer grado para que se presenten
problemas de quorum reglamentario de Maestros, y entonces preocupados,
comenzamos a llamar a los QQ:.HH:. para recordarles que hay Tenida, que los
estamos esperando.

En las Iniciaciones, Aumentos de Salarios y Exaltaciones se nos olvidan los


rituales, comenzamos a improvisar diálogos y textos que no están en ellos,
siendo que no debemos inventar nada…todo está escrito. Solamente debemos
saber leer, y ya.

En nuestra vida masónica, hemos asistido a cientos de tenidas, en las que


presenciamos la apertura y clausura ritualística, pero ahora que somos
Venerable Maestro, se nos olvida y debemos acudir a leer los rituales para abrir
y cerrar los trabajos….y hasta nos equivocamos leyéndolos.

Por otro lado, pareciera que el V:.M.. no tiene labores profanas ni personales
que realizar. Todo su tiempo útil debe dedicarlo a la logia, porque es
impensable que ante una acotación realizada por algún querido hermano, es
imposible aducir, que debido a labores profanas no hemos podido
hacerlo….sentimos que es gravísimo, y que estará en los pensamientos de los
QQ:.HH:. “¿Entonces, si sabía que tenía labores profanas para qué aspiró la
veneratura?”…quizás cuando estábamos en otros cargos o en las Columnas lo
habíamos escuchado antes, y no vamos a permitir que ahora lo piensen en
nosotros.
Lamentablemente en ese período “no hay tiempo para la familia”, primero está
la veneratura. Ya nuestros seres queridos ni siquiera se atreven a hacer alguna
sugerencia de realizar un paseo o cumplir con un compromiso familiar. Ese año
no hay vacaciones familiares...que no se le ocurra a alguien de la casa
preguntar por ellas, porque la respuesta la tenemos a flor de labios ¿Quéee?
¿Cómo se te ocurre? ¿Y la logia?..¡Olvídenlo!

Jamás apagamos el celular, “porque nos puede llamar algún Q:.H:.de la logia”.
No está previsto en nuestros planes delegar en el Primer Vigilante que dirija
alguna tenida por inasistencia nuestra. Cuando somos Venerable Maestro esa
opción no existe en nuestra mente, pensamos que es un acto irresponsable
esa opción. “¿Qué dirán los QQ:.HH:?

Y si lo llegásemos a hacer, cuando asistimos a la siguiente tenida y


escuchamos el trazado, muchas veces nos sorprende lo tratado y aprobado,
generando una inconformidad que luego en Pasos Perdidos la planteamos al
primer vigilante. “¿Cómo se te ocurrió aprobar eso?...has debido esperar que
yo estuviese en la veneratura”.

Y así pasan las semanas y los meses de nuestra gestión aprendiendo el oficio
ejerciendo el cargo, convirtiéndonos en “toderos”, tratando de cubrir todas las
fallas que observamos en la logia., a veces sin dejar que las Dignidades y
Oficiales hagan su trabajo, aunque es cierto, que en muchos casos, los
QQ:.HH:. dejan de ser lo eficiente y eficaces que esperamos, y no nos
permitimos, que por tal razón nuestra veneratura no tenga el éxito que
deseamos, abocándonos personalmente a los temas que ya mencionamos… y
de repente, sin darnos cuenta, estamos en la última etapa de nuestro período,
que se nos acabó el tiempo y que no hicimos lo que esperábamos dejándonos
un mal sabor. Que sin notarlo, y que al igual que nuestros antecesores, viendo
en retrospectiva nuestra veneratura, hemos conocido “la soledad del Venerable
Maestro”.

También podría gustarte