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El problema del poder en la roma cristianizada y durante la edad media  

Constantino I y Teodosio El grande fueron los jefes romanos que condicionaron la victoria
del cristianismo en su lucha con otras religiones. Constantino sancionó el edicto de Milán
por lo que se aceptó la tolerancia religiosa tan combatida en los siglos posteriores por las
iglesias cristianas. Luego de 67 años, Teodosio emitió una ley en el año 380 en la que
declaraba que por su voluntad todos los pueblos deberían aceptar la cristiandad, es así
como así que la fe cristiana se convirtió en religión oficial del estado romano. Acto que
sirvió para desatar una generalizada y cruel persecución de los paganos. Decisión
culminante en tal persecución fue declarar como crimen de lesa majestad cualquier culto
pagano, sólo el hombre cristiano tuvo derecho de ciudadanía, los herejes fueron
considerados fuera de la ley.
La doctrina de las 2 espadas
En este contexto surge el incisivo tema de los 2 poderes: el imperial y el de la iglesia,
debilitado por algún tiempo con la difusión y el legado en torno a la idea de que el reino de
Cristo no es de este mundo, separando a Dios del Estado. Pedro intervendrá en el debate
al proclamar “temed a dios, honrad al rey”.
Bajo el edicto de Milán, el obispo Eusebio sostuvo que el poder político es emancipación
de Dios, cuyo verbo gobierna al mundo; y que el verbo o ley divina ejerce su potencial
sobre el hombre a través de un rey o un lugarteniente. Príncipe y Rey inspirados e
iluminados por el verbo ejercen su autoridad a la manera de obispos exteriores en la ciudad
terrenal. La Iglesia, en cambio, cuida del alma, de su salvación y de la relación del hombre
y dios.
Las definiciones en estos años turbulentos quedaron a cargo de san Ambrosio de Milán,
San Agustín y san Gregorio.
George Sabine describe la concepción de San Ambrosio en los siguientes puntos:
 El sacerdote debe reprender al gobernante en cuestiones de moral.
 En asuntos de fe, los obispos son jueces del emperador cristiano y no este de los
obispos.
 Admite la coexistencia de los 2 poderes: estado e iglesia y aunque no los delimita
reconoce la subordinación del primero al segundo en asuntos del alma.
Los puntos centrales de la filosofía política san Agustín son los siguientes:
 Asienta su teología política en la distinción advertida por orígenes de las dos
ciudades: la terrenal es la fundada por Caín y la celestial por Abel.
 El derecho positivo y el estado de la ciudad terrenal están enhebrados con el
orden divino por 2 eslabones principales: a) Porque todo poder proviene de
Dios, es decir el nombre no lo tiene en sí mismo, y de ahí que al margen de la
forma del gobierno, el poder del gobernante es transferencia o delegación del
poder divino y b) la atadura con lo divino implica que el reino del hombre sea un
capítulo del proyecto general providencial, cada país y cada época cumplen los
designios de dios.
 Dios da el poder, pero no avala su ejercicio concreto.
 Las relaciones entre del estado y la iglesia son independientes y respetuosas
entre sí, el estado atiende el mundo material de la vida exterior en un espacio
determinado mediante el ejercicio de una autoridad física, y la iglesia los
intereses espirituales y de la vida interior en el universo entero mediante el
ejercicio de una autoridad moral.
 Desea en el fondo de su pensamiento que el imperio subordine moralmente a la
iglesia
Cristo, que tuvo a la vez los 2 poderes, los separó sin perjuicio del apoyo mutuo que
se deben: el emperador necesita del pontífice para la vida eterna; el pontífice del
emperador para ordenar el curso temporal en el proyecto divino.
La exterioridad del alma con respecto al gobierno ubica sus virtudes (que son la
libertad, justicia, nobleza, amor al prójimo, entre otras) en una esfera que por su
esencia, el estado no puede ni podrá transgredir, fácil es advertir aquí un atractivo
entrelazamiento histórico con los ahora discutidos derechos humanos y políticos del
hombre y del ciudadano.
La iglesia de Oriente fue proclamada con el título de iglesia católica, apostólica y
ortodoxa. Católica por universal, apostólica por difundir la doctrina de Jesús y
ortodoxa por adoptar los dogmas de la fe sancionados en los primeros concilios
ecuménicos, se llamó de oriente por considerarse legítima vendedora del imperio
romano oriental.
Ya en la edad media Martín Lutero hizo pública sus 95 tesis y junto con Juan
Calvino, y Ulrico de Zwinglio, tuvieron fuerza y vigor suficientes para sobrevivir,
desarrollarse y sobreponerse a los continuos ataques de sus opositores auspiciados
por filosofías, teologías y sectas poderosas como los jesuitas por ejemplo.
La edad media y de regime principum
La iglesia y su doctrina universalista salieron con los 2 grandes imperios
ecuménicos de la alta Edad Media: El Imperio Carolingio y el Sacro Imperio
Romano germano. La regla general de la sucesión en el imperio franco fue la
designación del sucesor por el rey y en el germano, por el contrario, triunfó la
elección a cargo de los señores, pero la consagración del elegido por la dignidad
sacerdotal en el acto de coronación era indispensable para consolidar su poder.
Porque se reconocía que esta potestad era sólo una delegación divina, doctrina que
desde luego prevaleció durante el sistema feudal de la baja edad media.
Tomás de Aquino redactó “La monarquía” obra que en lo esencial contiene las
categorías políticas que validan las doctrinas prevalecientes en la época medieval.
Tomás de Aquino al meditar sobre el tirano y la arbitrariedad, aconseja al aquinense
no enfrentarlo y acudir a Dios, ya que él puede realmente convertir el corazón cruel
del tirano en mansedumbre, según Salomón: el corazón del rey de halla en manos
de Dios y lo inclinará hacia donde quiera.
Al considerar la recompensa que merecía el rey por su dignidad, Tomás de Aquino
dice que el rey al gobernar a su pueblo es un servidor de Dios, por lo que los reyes
deben esperar de Dios el premio, el premio digno de un rey sólo está en la ciudad
de Dios, por tanto, el gobernante cristiano será un hombre feliz, pues Dios que los
modelos imagen se hacia el deseo humano.
Asimismo, señala que el fin último de la vida social no es vivirla virtuosamente, sino,
lograr la visión divina por la vida virtuosa advierte que al rey corresponde llevar a la
a la sociedad hacia la vida virtuosa, y al sacerdote hacer que las personas y la
sociedad alcance la visión de Dios, que es la felicidad.
Insiste además en que el contrario del mandato de la ley antigua, dónde el
sacerdote se subordinaba al rey, en la nueva ley es más elevado su sacerdocio
puesto que por él los hombres son conducidos a los bienes celestiales por eso en la
ley de cristo los reyes deben someterse a los sacerdotes.
La gravitación pendular del poder entre las 2 espadas fue un inconcluso batallar del
emperador, el rey y el papa. La supremacía papal halló buen pienso en la explosión
que produjeron las cruzadas en los siglos XI y XII.
Las antiguas bandas guerreras que elegían un jefe obligado a recompensar a sus
miembros por su fidelidad o la villa romana labrada por colonos sujetos al
terrateniente, alimentarían desde lejana época el florecimiento de la organización
feudal durante los siglos IX y X. Es así como el sistema feudal se constituye, las
características más destacadas de tal sistema fueron las siguientes:
 El vasallo juraba fidelidad al señor en las ceremonias de homenaje,
prometiendo lealtad y servicio a cambio del feudo que le permitía la
administración de la Tierra concedida. El señor tenía que prestar al vasallo
una fuente de vida, ya sean tierras, equipos y fuerza de trabajo, además
debería protegerlo y otorgarle justo tratamiento.
 El vasallo tenía 3 deberes principales: el servicio militar al señor, llevar
quejas a la corte del señor para que resolvieran conforme a las costumbres
feudales, y el pago de deudas y ayudas al señor: impuestos del feudo,
gastos de hospitalidad por visitantes del feudo, rescate para liberarlo si era
capturado en batalla y financiamientos para la delegación caballeresca del
hijo o para el matrimonio de la hija.
Por debajo de los siervos y de los señores se encontraban los labradores,
artesanos y otros trabajadores. La servidumbre era la organización de unidades
de producción agrícola, autosuficientes y trabajadas por los siervos o artesanos
sujetos a la jurisdicción de los señores.
Los trabajadores podrían ser libres o semi libres los primeros podían trasladarse
sin restricciones y vendían sus productos en las ferias, Los otros pagaban rentas
o censos fijos y los villanos o siervos gozaban de algunas libertades legales,
aunque no del económica. Los no libres o siervos en sentido estricto, eran los
más numerosos y no tenían derechos, además de que no podían ausentarse de
su lugar de residencia.
Los siervos y villanos tenían obligaciones específicas, aparte de las alcabalas
pagaban impuestos por las más diversas actividades (casarse, obtener herencia,
utilizar molinos, etc.) además reparaban obras públicas como caminos y puentes
edificios públicos y eclesiásticos.
En la edad media la iglesia fue victoriosa y no victoriosa en distintas épocas,
claros síntomas de degeneración se advirtieron en los siglos IX y X, cuando el
vaticano se debilitó por elecciones muy disputadas y la ya señalada dispersión
feudal, así como por graves síntomas de concubinato clerical.
Una de las raíces del poder de la iglesia es él monopolio sacerdotal sobre la
administración de los sacramentos, como el bautizo, confirmación, matrimonio
etcétera. Condicionantes para la salvación del alma, dogma puesto en crisis
desde que Lutero lanzó la tesis de la fe y la gracia hacia los siglos XI y XII.
Nuevos factores culturales y políticos harían vibrar una vez más la reciedumbre
del edificio católico. La fundación de grandes universidades como la de Salermo,
Bolonia y París provocaría entre alumnos, catedráticos y círculos de
intelectuales y artistas una ampliación y profundización de la conciencia crítica.
Felipe augusto en Francia alentó la firmeza del gobierno ante el papa y echó
semillas que florecerían en favor del absolutismo monárquico.
La iglesia se enfrenta ahora con un poder civil más cuidadoso de su autonomía.
Felipe el hermoso escenificó una grave e irreparable derrota vaticana al
trasladar el papado a Avignon, una vez ocurrida la muerte de Bonifacio VIII. La
excomunión que se dictó contra Felipe demostró que el vaticano había perdido
para siempre su antes atemorizadora condena.
Esta sanción vaticana corrió con distintas suertes, fue muy eficiente contra reyes
débiles por cuanto que su aplicación abría las puertas a los enemigos o
competidores de la autoridad extraña de la iglesia. No obstante, si el emperador
era impotente y ejecutivo como Carlomagno y Othón I, se resolverían las
diferencias por el acatamiento y sumisión papal al orden imperial.
Al margen de las formas de elección del titular del poder, referidas al tratar los
imperios de Carlomagno y Othón I, con respecto a la legalidad de la práctica
gubernamental, la tendencia política predominante estuvo al lado del origen
divino del poder real. Electo o designado el emperador y el rey necesitarían de la
consagración papal intermediaria entre la Ciudad de Dios y la Ciudad del
Hombre para adquirir la plenitud de sus facultades.

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