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Kevin Andrés Sánchez Alarcón

Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá

Departamento de Literatura

Literatura Brasileña

Ensayo de literatura comparada de El día del odio y La hora de la estrella

Bogotá Colombia

2 de diciembre de 2022
Clarice Lispector es una de las escritoras más importantes del siglo xx, fue una precursora que
utilizó el flujo de conciencia en sus primeros escritos mucho antes de haber leído a Wolf y Joyce,
entroncó con el existencialismo, pero invirtiéndolo y llenándolo de una vida primigenia que
estaba exenta en los textos de Sastre, y ahondó en un estilo de una sequedad fértil y luminosa y
profundamente personal. Su última obra publicada meses antes de su muerte es La hora de la
estrella, una novela de menos de cien páginas publicada originalmente en 1977, y que desde
entonces se han escrito muchas reseñas, comentarios, críticas y ensayos donde se trata la novela,
se analiza, se compara, se interpreta, se interpela, se explica y se contextualiza. Le han aplicado
distintas dosis de psicoanálisis, marxismo, estudios culturales, poscolonialismo, antropología,
teoría feminista y sociología. Se la ha sometido a análisis sincrónicos y diacrónicos,
arqueológicos y genealógicos. Sin duda, todas estas aportaciones críticas han contribuido a
oxigenar la circulación del texto, manteniendo su vitalidad dentro del canon de la literatura
latinoamericana desde la academia, las publicaciones especializadas y los suplementos culturales.
Este escrito no es la excepción pues se usará esta novela para hacer un ensayo de carácter
comparativo, en donde se analizarán los aspectos temáticos y estructurales que comparte con la
novela El día del odio del escritor colombiano José Antonio Lizarazo.

El día del odio del escritor bogotano José Antonio Lizarazo, es una novela publicada en Buenos
Aires en 1952, es quizás la novela más conocida entre aquellas que se publicaron a raíz de la
rebelión del 9 de abril (El bogotazo) en los años inmediatamente posteriores a estos sucesos. Es
una novela que cuenta la historia del descenso progresivo de Tránsito, una joven campesina de
una vereda cerca de Lenguazaque que, a los quince años, llega a una plaza de mercado en Bogotá
acompañada por su madre, quien la vende a una familia como una empleada doméstica para
ayudar a resolver los problemas económicos de su familia. Su madre la ubica con una familia de
clase media y cobra por ella su sueldo una vez al mes, mientras que Tránsito sirve con una
devoción que se describe como casi animal a la señora Alicia y don Pedro (las personas que la
compraron), a pesar de la injusticia de su situación y del mal trato que recibe de ellos. Incluso los
sigue cuando la familia se tiene que mudar y arrendar una habitación en la casa de doña Enriqueta
y, aunque tiene que dormir en una estera en el piso de la cocina, no se queja de su suerte. Tiempo
después de su llegada a Bogotá, cuando la dueña de la casa cree haber perdido una cadenita de
oro, la señora Alicia acusa a Tránsito injustamente de habérsela robado y la despide, sin oír las
quejas de la muchacha. Desde ese momento Tránsito queda a merced de la crueldad de la ciudad
y sus habitantes. Sin suficiente dinero para regresar a su casa deambula asustada por el centro de
la ciudad buscando posada. Ya en la noche, un policía la engaña y la viola en un cuarto de un
hotel de mala reputación y luego, de nuevo en la calle, otro la golpea y la lleva al juzgado donde
la procesan por prostitución y robo.

Tras una noche en la cárcel con otras mujeres que cuentan historias de injusticias semejantes, los
policías llevan a Tránsito y sus compañeras a la «inspección sanitaria» donde la someten a un
examen médico forzoso, tras el cual queda oficialmente registrada como prostituta y ladrona.
Durante todo el proceso nadie, ni los policías, los médicos, las enfermeras o los jueces, le creen a
la joven cuando esta dice que se encuentra allí por error, pero una vez queda registrada
oficialmente se le cierra cualquier posibilidad de regresar a su vida anterior. A partir de este
punto la novela narra las numerosas desventuras de Tránsito en su intento por sobrevivir en una
Bogotá que parece querer devorar a sus habitantes más vulnerables, así como sus esfuerzos por
escapar de la ciudad y regresar a su pueblo. Sus intentos se ven siempre frustrados por el acoso de
la Policía que, sin importar qué esté haciendo Tránsito, la detiene y la encarcela sin razón,
abusando de su autoridad, como si su propósito fuera hostigarla constantemente. En su recorrido
por las calles del centro de la ciudad, una y otra vez se le considera sospechosa, y su historial
judicial parece confirmar los prejuicios de una autoridad brutal e inhumana. La narración
acompaña a Tránsito por las calles de Bogotá mientras intenta evitar a la Policía y encontrar algo
de alimento y un lugar donde dormir, así como el dinero que necesita para el pasaje para su
pueblo, lo cual la lleva a unirse a hombres que la maltratan. El clímax de la novela sucede tras el
asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en el centro de Bogotá, cuando, según el narrador, el crimen
cometido contra la única figura que podía representar una esperanza para el pueblo desencadena
el «odio acumulado en años de injusticia y explotación» (Lizarazo, 1952, p.284).

En ese momento, la ira del pueblo y sus deseos de represalias covergen en el cataclismo del
levantamiento popular, que pretende castigar a los culpables. Sin embargo, la revuelta degenera
cuando el pueblo, movido por el hambre, comienza a saquear los negocios del centro. En medio
de la revuelta, Tránsito, con su compañero sentimental el Alacrán, también saquean expresando
su rabia contra la sociedad y contra la injusticia de la señora Alicia que la ha conducido a
circunstancias desesperadas, y en medio de la revuelta una bala atraviesa la espalda de Tránsito y
muere.
Por otro lado, la novela de Clarice Lispector La hora de la estrella, trata sobre Macabea una
joven huérfana del noreste de Brasil que es criada por una tía que la maltrataba, tiene 19 años y es
de un cuerpo delgado y solo come hot dogs. Además, es fea, virgen, tímida, solitaria, ignorante,
alienada y de pocas palabras. Macabea se va a vivir Río de Janeiro, consigue un trabajo como
mecanógrafa en la ciudad. Ella es despedida por su jefe, Raimundo, quien finalmente tiene
compasión por ella, dejándola quedarse con su trabajo. En Río de Janeiro, Macabea vive en una
pensión y comparte habitación con tres niñas. Todos son empleados de Lojas Americanas y se
llaman “las tres Marías”: Maria da Penha, Maria da Graça y Maria José. Uno de sus mayores
placeres en su tiempo libre es escuchar su radio reloj, prestado de una de las Marys. Incluso sin
belleza, Macabea se consigue un novio, el ambicioso y metalúrgico olímpico del noreste de Jesús
Moreira Chaves. Las citas terminan cuando Gloria, a diferencia de Macabea, bella e inteligente,
le roba a su novio. Cuando Macabea va a Fortune Teller, una impostora llamada Madame
Carlota, descubre la mitad de su “suerte”. Sin embargo, cuando se va, cruza la calle, muy feliz
por las palabras que acababa de escuchar, y en ese momento es atropellada por un Mercedes Benz
amarillo y muere. La obra tiene una gran ironía en su final, ya que solo en el momento de la
muerte Macabea obtiene la grandeza del ser.

Ambas novelas tienen elementos temáticos y composicionales en común que se analizaran a


continuación

El primer elemento en común que tienen ambas novelas es que el narrador no es el protagonista
de la obra, ambas novelas tienen una narración en tercera persona. En el caso de La hora de la
estrella el narrador es Rodrigo S.M. (narrador-personaje), un escritor que espera la muerte. Él es
una de las piezas clave del libro. A lo largo del trabajo refleja sus sentimientos y los de Macabea,
protagonista del trabajo. El narrador en La hora de la estrella es un narrador que imprime un
sesgo o una perspectiva del relato, Rodrigo S.M. inventa a Macabea y sus circunstancias. En El
día del odio pasa lo mismo, la historia es narrada por Jorge Olmos, un tinterillo que se dedica al
proselitismo político, él al igual que Rodrigo S.M refleja sus sentimientos y los de Tránsito.
Macabea y Transito son personajes creados a partir del discurso del narrador. Tanto Jorge Olmos
como Rodrigo S.M constituyen el punto de vista originario a partir del que se proyectará un
segundo nivel, el punto de vista de Macabea y Tránsito.
El segundo elemento en común que tienen ambas novelas es el carácter prosaico. Milán Kundera
es su libro El telón, introduce un término que es prosa de la vida, para él este término es propio
de la novela y nace con El Quijote de la mancha, porque en el Quijote se habla de manera
prosaica, es decir se exalta la naturaleza humana y ésta incluye las preocupaciones materiales, los
sentires, y en general la cotidianidad.

La prosa: esta palabra no sólo significa un lenguaje no versificado; significa también el carácter
concreto, cotidiano, corporal, de la vida. Decir que la novela es el arte de la prosa no es, pues, una
perogrullada; esta palabra define el sentido profundo de este arte. (Kundera, 2055, p.16)

La hora de la estrella aborda una de esas vidas que no suelen ser dignas de ser contadas en la
literatura, pues narra la historia de una joven nordestina que escapa a todo estereotipo de la
brasileña exuberante, de la forma más cotidiana posible. Y con El día del odio pasa algo similar,
aunque casi todo el aparato crítico que existe de esta novela se centra en que es una novela que
permite ver una de las maneras como se entendieron los sucesos ocurridos en el bogotazo y la
importancia que tuvieron para su época, y aunque por supuesto ese es un tema importante dentro
de la obra, en términos del formalismo ruso, no es la dominante de la obra, de hecho este suceso
sólo conforma el clímax de la obra, el resto de la novela se centra en la vida de la joven
campesina Transito y todas las injusticias que tuvo que vivir en su estadía por Bogotá, una
historia que no es particular ni memorable, pues es la historia de perfectamente cualquier otra
campesina de Colombia que llega a Bogotá en búsqueda de oportunidades.

El tercer elemento en común que tienen las novelas es que tanto Macabea como Tránsito son
jóvenes pobres, migrantes dentro de su propio país. En el caso de Macabea como ya se mencionó
con anterioridad, era una joven nordestina que migró hacía el sudeste, específicamente Río de
Janeiro (mismo proceso que por cierto también hizo Clarice Lispector). Este proceso de
migración interna dentro de Brasil es bastante común, debido principalmente al problema de las
sequías en la región del sertão nordestino, sumado a la gran oferta de puestos laborales de otras
regiones sobre todo en las décadas de los 60, los 70 y los 80, en especial en la región Sudeste, la
migración nordestina ha sido de las más importantes de las migraciones dentro del territorio
nacional brasileño. Sin embargo, en la última década, debido a la superpoblación de las grandes
ciudades, los empleos disminuyeron, la calidad de la educación empeoró y la renta continua mal
distribuida, lo que trae aparejado que la mayoría de los nordestinos y sus descendientes que antes
migraron por la falta de recursos, continúen con una estructura de vida precaria. Como
consecuencia de la visión popularizada en décadas anteriores, el falso ideal que se formó en
relación con la región Sudeste -promesa de una mejor calidad de vida, de rápidas oportunidades
de empleo, salarios más altos, entre otros- parece haberse extinguido. Ilusionados por el sueño de
conseguir una mejor calidad de vida, los nordestinos que actualmente migran hacia el Sudeste,
acaban encontrándose lo contrario de lo que fueron a buscar. Suelen ser víctimas de prejuicios
sociales y es lo que justamente le pasó a Macabea. En el caso de El día del odio hay una situación
similar, Tránsito termina en Bogotá porque su mamá la vende a una familia de clase media como
empleada doméstica, esta situación en realidad también es bastante común. Colombia es uno de
los países más centralistas del mundo, casi toda la propuesta educativa, cultural, económica y
demás se encuentra en Bogotá, produciendo que haya procesos masivos de migración interna de
todas las regiones periféricas del país hacía la región central, sumado a eso, también ha habido
procesos masivos de migración de las periferias hacia el interior del país debido a los procesos de
desplazamiento forzado producto del conflicto armado.

El último elemento en común que tienen ambas obras es que el final de las protagonistas es la
muerte. Tránsito termina muerta producto de un proyectil que le atravesó la espalda al hacer parte
de los desmanes de la Revuelta del Bogotazo, y Macabea es atropellada por un Mercedes Benz
conducido por un hombre extranjero tal como predijo la vidente. Ambas novelas quizá de forma
inconsciente sostienen un discurso de que los pobres, y sobre todo si son mujeres, no tienen
finales felices.

Para concluir, a pesar de que las obras fueron publicadas con varios años de diferencia, aunque
ambas en el siglo xx, se podría afirmar que comparten varios elementos composicionales que
permite hacer un ejercicio comparativo y dar cuenta de las semejanzas en la estructura, el
discurso y los ejes temáticos. Quizá este ejercicio es posible porque ambas novelas tienen varios
elementos de la estructura de la novela realista del silgo xx de crítica social, aunque lo curioso es
que específicamente estas dos novelas tienen muchos más elementos en común que otras novelas
del mismo periodo histórico, dando cuenta así de la gran la intertextualidad de la literatura
latinoamericana.
Bibliografía

Kundera, M. (2005), El telón, Barcelona España, Tusquets Editores S.A.S

Lispector, C. (1977), La hora de la estrella, Brasil, José Olympio Editora Ediciones Siruela.

Lizarazo, J. (1952), El día del odio, Buenos Aires Argentina, Ediciones López Negri.

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