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Recuerdos Ignacianos - Memorial de Luis Goncalves de Camar.
Recuerdos Ignacianos - Memorial de Luis Goncalves de Camar.
IGNACIANOS
Memorial de
Luis Goncalves da Cámara
Versión y comentarios de
Benigno Hernández Montes, SJ.
RECUERDOS IGNACIANOS
Memorial de
Luis Gongalves da Cámara
su
Mensajero Sal Terrae
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PRESENTACIÓN 9
1. Situación 10
2. Primera parte del Memorial: texto castellano 11
3. Segunda parte del Memorial: texto portugués 15
4. Valoración de conjunto 21
5. El retrato ignaciano 26
6. La presente edición 34
TEXTO DEL 'MEMORIAL' 39
SUPLEMENTOS 249
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA 259
ÍNDICES 263
I. Personas 263
II. Lugares 268
m. Materias 270
«Nuestro Padre... siempre se inclina más al amor;
más aún, hasta el punto de que todo parece amor; y
de este modo es tan querido por todos, que no se co-
noce a ninguno en la Compañía que no le tenga gran-
dísimo amor y que no piense que el Padre le ama
mucho»
{Memorial, núm. 86)
PRESENTACIÓN
/. Situación
Nos encontramos en el año 1555, en la casa profesa de Roma de la
joven Compañía de Jesús. Allí, en un edificio cercano a Santa María della
Strada, vive San Ignacio de Loyola, superior de aquella comunidad local
y simultáneamente superior general de la nueva orden religiosa. El santo
fundador camina ya hacia el ocaso de su vida; morirá al año siguiente; a
pesar de sus achaques cada vez más preocupantes, aunque el año 55 fue
relativamente bonancible, sigue conservando toda su energía interior y su
increíble capacidad de acción.
Desde aquel humilde puesto de mando conjuga la preocupación por
los cercanos y reducidos problemas caseros con la dirección de las am-
biciosas empresas universales que, a mayor gloria de Dios, emprenden
sus hijos, establecidos ya en buena parte de Europa (Italia, España, Por-
tugal, Francia, Alemania, Países Bajos, Austria, Checoslovaquia), en Asia
(India y Japón), en América (Brasil) y trabajando, aunque sin estableci-
mientos fijos, en algunas partes de África.
La comunidad religiosa de aquella casa es singular, cosmopolita;
allí residen con Ignacio sus más íntimos colaboradores y consejeros: Je-
rónimo Nadal, vicario general; Juan Alfonso de Polanco, secretario; sus
consultores, que, según nos dice Gon9alves da Cámara en el Memorial,
eran entonces «los Padres Laínez, Salmerón y Bobadilla, cuando estaban
en Roma; Nadal, Polanco, Madrid y yo, que residíamos en la casa; Ola-
ve y Frusio, que muchas veces venían de los colegios [romano y germá-
nico] a casa, y Ribadeneira, a quien nuestro Padre mandaba a llamar al-
gunas veces al colegio donde estaba» (Memorial, núm. 185); allí reside
un escogido grupo de operarios apostólicos que ejercen sus ministerios
sacerdotales en la iglesia de la Compañía y en otras partes de Roma y de
fuera de Roma, de donde son frecuentemente requeridos; allí un grupo
de Hermanos coadjutores, ocupados en los menesteres de la casa; allí fi-
nalmente los novicios llegados de diversas naciones, dedicados a la for-
mación de su espíritu y a la práctica de diversas pruebas, bajo la dirección
de su maestro, el Padre Comelio Wischaven. Pero aparte de estos miem-
bros residentes -quizá unos sesenta o setenta-, aquella casa ve continua-
mente desfilar jesuítas de todas las partes de la Compañía, que llegan con
cierta frecuencia a Roma para tratar con el superior general los asuntos
de sus respectivas provincias o casas.
Allí llega también el 23-V-1553 «a dar cuenta al Padre Ignacio de
las cosas de esta provincia [de Portugal]» (Memorial, núm. 7) Luis
Goncalves da Cámara; cumplida su misión primera, San Ignacio le retie-
5
ne en Roma y, en setiembre de 1554, le nombra ministro de la casa y,
según queda dicho antes, consultor.
Estos cargos colocan a Goncalves da Cámara en una situación pri-
vilegiada con relación a Ignacio, con el que ha de relacionarse continua-
mente para multitud de asuntos domésticos o de otro orden. El santo
5
Sobre el ministro, cí. nota 18 al Memorial.
PRESENTACIÓN 11
6
El Peregrino, pág. 146, núm. 4. La estrecha relación existente en los planes de Dios
entre la vida de un fundador y la de la orden religiosa por él fundada la desarrolla Goncalves
da Cámara de una manera profunda en el Prólogo del Memorial, quizá influido por Nadal,
que había insistido en ello infinidad de veces (Cf. P. Meronymi Nadal Commentarii de
Instituto Societatis lesu. Ed. Michael Nicolau, Romae 1962, págs. 39, 262, 263, 286-289,
531,657,780).
7
En realidad tanto la Autobiografía como el Memoria! tienen un mismo objeto y un
mismo fin, conocer en profundidad a San Ignacio; y lo hacen de una manera complemen-
taria.
12 RECUERDOS IGNACIANOS
13
Hoy nos encontramos con dos títulos distintos: uno en portugués, antes del Prólogo,
que no parece proceder de Goncalves da Cámara, a juzgar por su redacción en tercera per-
sona («Algunas cosas que el Padre Luis Goncalves anotó sobre la vida de nuestro Padre
Ignacio»), y otro en castellano, después del Prólogo y al comenzar el texto primitivo, que es
el siguiente: «Memorial de lo que nuestro Padre me responde acerca de las cosas de casa,
comenzado el 26 de enero del año 1555». Véase la coincidencia de formulación con lo
transcrito en la nota anterior de la carta a Mercuriano.
16 RECUERDOS IGNACIANOS
y fundamental del texto portugués es, por tanto, la misma que la del cas-
tellano: la propia experiencia.
De ahí que la gran mayoría de estas glosas estén sacadas de la no-
ria de los recuerdos de un interviniente en aquello que se narra. Se harían
por ello interminables las citas de números que se refieren a hechos vivi-
dos personalmente por el autor (Cf. Memorial, núms. 14, 16, 19, 22, 23,
30, 35, 37, 39, 44, etc., etc. hasta el final del texto). De modo similar in-
finidad de invocaciones expresas al propio recuerdo (Cf. Memorial, núms.
15, 23, 37, 40, 49, 50, 57, 62, 63, 72, 75, 83, 94, 98, 100, etc., etc. hasta
15
el final del texto) .
Y a este respecto es preciso aludir a la gran escrupulosidad de
Gon?alves da Cámara en deslindar lo que recuerda de un modo preci-
so de aquello que recuerda de manera insegura o, finalmente, de aque-
llo que no recuerda en absoluto. Diríamos en que este punto peca in-
cluso de nimiedad; aunque por ella le tengamos que estar agradecidos,
ya que nos tranquiliza sobre la fiabilidad de su testimonio: al narrar la
historia de una vocación malograda, afirma conocerla por relación de
los Padres Laínez y Madrid, para añadir: «y me parece que también por
relación del Padre Polanco, aunque de este tercero no estoy seguro»
(Memorial, núm. 58); hablando de las tres primeras vocaciones jesuíti-
cas del colegio germánico, el autor del Memorial «cree recordar» que
fueron Pablo Hoffeo, Enrique de Bonn y Hermann (Núm. 85); relatan-
do la conmoción experimentada por San Ignacio al tener noticia de la
elección del Papa Paulo IV, apostilla: «y según después supe (no re-
cuerdo si por él mismo o por Padres antiguos a quienes él lo había
contado), se le estremecieron todos los huesos» (Núm. 93); no se atre-
ve a asegurar que cenara con San Ignacio la misma tarde de su llegada
a Roma, aunque cree que sí lo hizo (Núm. 109); la misma duda le
queda en si una carta que recibió de San Ignacio sobre el asunto de la
misión de Etiopía era autógrafa del santo o de mano de su secretario
(Núm. 118); continuando la historia del comienzo de esta misión, aña-
de en otro punto: «y me parece, aunque no me acuerdo bien, que ...»
(Núm. 119); sobre la indiferencia de Ferráo puede hablar porque «lo
supe de una fuente muy segura; y hasta dudo si no fue de nuestro mis-
mo Padre» (Núm. 126); después de referirse al encuentro de Nadal con
15
El recuerdo a veces es tan vivo, que desciende a particularidades y detalles nimios
sobre lo que cuenta, como puede observar cualquier lector atento del texto. Entre otros as-
pectos me gustaría resaltar cómo en ocasiones no se limita a narrar algún hecho relacionado
con San Ignacio, sino que sitúa el mismo en un determinado lugar; por ejemplo, un hermoso
diálogo con el santo en la finca (Memorial, núm. 87), otra escena en que San Ignacio está
sentado en el poyo de una ventana y su interlocutor en una silla (Núm. 93), otro diálogo
«estando el Padre en el huerto, junto a la casa o aposento que se dice del duque» (Núm. 110;
Cf. 109), en otra ocasión será «caminando con él por el cobertizo que va desde la huerta a la
iglesia» (Núm. 181), mientras que en otra el santo estará postrado en la cama (Núm. 196).
No nos hallamos, pues, ante recuerdos vagos e imprecisos, sino llenos de concreciones de
todo tipo: lugar, tiempo, palabras, nombres propios...
18 RECUERDOS IGNACIANOS
20
lbid. A lo largo del Memorial pueden leerse aún diversas anotaciones alusivas a do-
cumentos pedidos a Roma, cuya llegada todavía se esperaba: Cf. núms. 116,146,174,184,
209. El documento del último de los números citados se pedía concretamente al Padre Po-
lanco.
20 RECUERDOS IGNACIANOS
21
Cf. además Memorial, núms. 106, 109-110, 118 (carta de San Ignacio al propio
Goncalves da Cámara), 156, 182, 200, 204, 253, 270 (carta de San Ignacio), 276, 295,310,
330, 362. Es evidente, por lo demás, que otras veces se está remitiendo Goncalves da Cá-
mara al testimonio del santo, sin que haga una referencia explícita a ello. El contexto lo
delata.
PRESENTACIÓN 21
4. Valoración de conjunto
De lo dicho hasta ahora se deduce que nos hallamos ante una obra
compuesta de dos partes netamente diferenciadas, pero estrechamente
relacionadas entre sí: la primera, escrita en castellano, es un texto redac-
tado prácticamente al hilo de los acontecimientos, una especie de diario,
donde late la vivencia de lo inmediato y donde se lleva continuamente al
proscenio a la persona que atrae toda la atención del memorialista, que
no es otra que San Ignacio de Loyola. Las palabras, hechos y actitudes
del santo monopolizan casi totalmente el centro del cuadro. El resto de
las pinceladas son meros retoques de ambientación.
El autor confiesa que se decidió a tomar sus apuntes para alimen-
tar su propio recuerdo. A eso alude la palabra Memorial (Núm. 12; Cf.
también núm.. 9: ... em lembranga; núm. 10: apontamentos pera minha
memoria). La insistencia en ese piadoso recuerdo se halla a lo largo de
todo el texto en la siguiente expresión estereotipada: «Tengo que acor-
darme de...» (passim).
Goncalves da Cámara nos desvela también su intencionalidad al
emprender la tarea de escribir el Memorial. En primer lugar se trataba de
profundizar en el conocimiento de San Ignacio; pretendía no tanto llegar
a un conocimiento más o menos general de su objeto de estudio, cuanto
la de apresar de su persona todos los «detalles y particularidades» posi-
bles (Memorial, núm. 4); lo que no es sinónimo de nimiedades sin im-
portancia. Muy al contrario. Por eso, el memorialista se propone ante todo
fijarse «en las cosas tocantes al gobierno de la Compañía y esenciales a
la misma» (Núm. 5), descubriendo con «ejemplos concretos» observados
por él la «manera de actuar» de San Ignacio en su tarea ordinaria de go-
bierno (Ibid.). Y, como complemento de estos aspectos, que llamaríamos
«de gobierno», también los aspectos más privados y personales: «como
saber en detalle cómo oraba, cómo celebraba la Eucaristía, cómo pre-
guntaba, cómo respondía, de qué le gustaba hablar...» (Núm. 6), para
poder servir de modelo a copiar por sus hijos.
Afirma Goncalves da Cámara que la decisión primera de consig-
nar por escrito todos estos datos sobre San Ignacio estuvo impulsada por
una finalidad privada y personal; lo que pretendió - d i c e - fue «tanto un
mejor cumplimiento de mi oficio, como mi personal consuelo» (Núm. 9).
Si en un segundo momento el autor pensó también que aquellos apuntes
privados podían ser útiles a toda la provincia portuguesa, y en especial a
sus superiores (Cf. núm. 9 y lo dicho antes del gobierno), no parece que
ello relegase nunca a un segundo plano la primera finalidad privada e in-
timista del Memorial. Esta intención originaria de privaticidad queda re-
forzada, si consideramos que la reserva se mantuvo durante casi dos de-
cenios, hasta que los superiores -el Padre general Everardo Mercuriano
y el Padre Manuel Alvarez, rector del colegio de Evora- pidieron a su
autor una definitiva elaboración de los apuntes primeros, a fin de que, si
así se consideraba oportuno, pudieran comunicarse, bien a la provincia de
22 RECUERDOS IGNACIANOS
2 2
Docenas de veces emplea el autor expresiones tales como «suele Nuestro Padre;
acostumbra de ordinario; el modo que ordinariamente usa es...» o similares. Tales genera-
lizaciones, aunque entrañan las más de las veces un juicio general, expresan sobre todo un
modo habitual de hacer algo de la vida corriente; pero junto a este modo de hablar más
normal, hay otros juicios mucho más globalizantes sobre la persona, como «en el Padre
parece que siempre precede la reflexión...; es tan dueño de las pasiones interiores, que sólo
se sirve de ellas en la medida en que quiere la razón...; siempre habla bien de todos...;
nunca convence con sentimientos, sino con razones...; tiene una destreza admirable para
PRESENTACIÓN 23
personal del autor, y segundo porque se debe suponer que no son más que
conclusiones extraídas por él tras haber observado reiteradamente en el
santo un determinado modo de proceder. Por lo demás, las apreciaciones
de Goncalves da Cámara no sólo no difieren sustancialmente de las
transmitidas por los otros contemporáneos, sino que coinciden con ellas;
y en todo caso se complementan mutuamente.
De todo ello podemos concluir que el retrato que nos ofrece el me-
morialista portugués a través del texto castellano es un retrato fiel, aunque
inevitablemente matizado por la subjetividad de quien lo hace; un retrato
a la vez rico, sugerente y complejo; retrato que hay que completar con
otras fuentes, pero que resulta imprescindible para una adecuada visión
del santo de Loyola; más aún: nos atrevemos a afirmar que es el retrato
más vivo, más al natural que se haya hecho de una etapa de la vida del
santo, precisamente la de su madurez y la de su ocaso; vivo, porque está
hecho desde la vida, observada muy de cerca y con mucha atención.
Eso sí, la atalaya de observación resulta claramente insuficiente
para poder abarcar todo el abanico de actividad del santo; es verdad que
Goncalves da Cámara es miembro de la consulta del primer general de
la Compañía de Jesús, y a esa consulta se asoman múltiples facetas de
su actividad, reflejadas también de alguna manera en el Memorial; pero
no es menos verdad que el objetivo primordial que se propuso Goncalves
23
da Cámara con sus apuntes fue lo casero y el detalle . Y aquí radica
quizá el mayor peligro que acecha al retrato ignaciano resultante de la
lectura del Memorial: el empequeñecimiento de aquel coloso que fue Ig-
nacio de Loyola, gran impulsor de empresas ambiciosas de proyección
universal. Estas empresas quedan muy en la penumbra en estas páginas.
Basta comparar la problemática de las cartas de San Ignacio de esta épo-
ca con el Memorial, para darse cuenta inmediatamente de que la variadí-
sima problemática de gobierno o de relaciones humanas y la enorme en-
vergadura de sus proyectos apostólicos presentes en las cartas no quedan
suficientemente reflejadas en el Memorial. Pero con todo y con eso, el
Memorial resultará siempre un venero riquísimo de información y un
instrumento imprescindible para conocer en profundidad a San Ignacio.
Más matizado debe resultar el juicio sobre las glosas portuguesas.
Ante todo es claro que, admitiendo, como es lógico, todo lo ante-
riormente dicho sobre la fiabilidad fundamental de su contenido, las glo-
sas de 1573-1574 han de gozar de un valor histórico de rango inferior al
tratar a las almas...; es cosa digna de resaltarse la facilidad que tiene para unirse con
Dios...; cualquier cosa del servicio de Dios que el Padre haga, la hace con admirable reco-
gimiento y prontitud; y parece que no sólo imagina tener a Dios delante, sino que lo ve con
los ojos...», etc.
2 3
Recordemos el título del Memorial, restringido, al menos en su literalidad, a «las
cosas de casa»; en correspondencia con ello, se explícita el deseo de apuntarlas para un
mejor cumplimiento del oficio deméstico de ministro (Cf. Memorial, núm. 9). En cuanto al
propósito detallista del Memorial, está machaconamente expresado también en el Prólogo.
Ambas orientaciones las confirma Goncalves da Cámara en su carta a Mercuriano el año
1574 (Cf. FN 1,532-533).
24 RECUERDOS IGNACIANOS
Memorial de 1555. Esto es algo tan claro para la crítica histórica, que no
precisa ulterior explicación: una cosa es la crónica inmediata de unos
acontecimientos y otra bien distinta un comentario o glosa de esa cróni-
ca, de casi veinte años después.
Por otra parte, ciertos indicios - o algo más que indicios- otorgan a
algunas partes de las glosas portuguesas un cierto aire de defensa de ideas
personales; de ahí que a veces dé la impresión que la finalidad de las
mismas no es tanto la de hacer inteligibles (Cf. Memorial, núm. 10) los
textos primitivos, cuanto la de interpretarlos en una determinada direc-
ción. ¿Qué intención anida en verdad en el propósito de dar a conocer el
Memorial, convenientemente glosado, a fin de que ayude a la provincia
de Portugal y, en especial, a sus superiores? (Cf. Memorial, núm. 9). ¿Se
trata sólo de poner en las manos de los jesuítas portugueses un instru-
mento para mejor conocer al fundador de la Compañía y así estimularse
a imitar sus virtudes y a vivir más plenamente la propia vocación, o se
pretende establecer unas pautas de conducta concreta y especialmente
unas normas de gobierno para los superiores portugueses?
Sabida es la tensión que sacudió durante decenios a la provincia de
Portugal, dividida entre los partidarios de Simón Rodríguez y los opues-
tos a él, entre los más y los menos rigoristas en la formación de los no-
vicios y escolares, entre los partidarios de un gobierno más estricto en la
práctica de la obediencia religiosa y los inclinados a una aplicación más
generosa del principio de subsidiariedad, etc. Pues bien, ¿podrían consi-
derarse las glosas del Memorial - o algunas de ellas al menos- como una
toma de postura partidista en tales diferencias? Porque llama la atención,
efectivamente, el tratamiento de algunos temas que pudieran incidir en
aquellas discusiones. Enumeremos los más salientes: primero, formación
de los novicios; segundo, criterios sobre la autoridad y la obediencia;
tercero, lectura de libros espirituales.
En cuanto a lo primero, es sintomática la glosa del núm. 257 sobre
que cada novicio mostraba en Roma «su manera natural de ser». En la
glosa se da la razón siguiente: «porque en este tiempo vivían con más li-
bertad; quiero decir, sin tantas leyes y ceremonias exteriores, con que
ahora cada uno puede encubrir su espontaneidad». En este caso Gonsal-
ves da Cámara se pondría del lado de los menos rigoristas y ordenancis-
tas. Nuevamente aprovecha el tema del vestido de los novicios, para
contraponer el criterio de San Ignacio y de la primitiva provincia de Por-
tugal con lo que se practicaba en la década de los setenta (Cf. Memorial,
núm. 40). Véanse también las ideas sobre la formación de los novicios
en el núm. 83, orientadas a que cada uno conozca y siga por sí mismo el
mejor camino para su propia perfección.
Llama también la atención el largo alegato de los núms. 269-272
en favor de la libertad de los subditos, del principio de subsidiariedad
entre los distintos superiores y de la inconveniencia de las normas ge-
nerales; tanto más llamativo cuanto que se trataba de glosar algo que
va más en la línea contraria: que San Ignacio no permitió a tres her-
PRESENTACIÓN 25
manos pequeños emitir sus votos sin contar con su hermano mayor.
Estos números son uno de los ejemplos de todo el Memorial en que
más diáfanamente aparece cómo Gonfalves da Cámara abandona su
misión de glosador, para convertirse en defensor libre - o sea, sin nin-
gún punto de referencia al texto base que supuestamente tendría que
glosar- de una tesis sobre la obediencia; y para hacer más fuerza sobre
sus potenciales lectores, sus hermanos portugueses, se vale de ejemplos
de la propia provincia portuguesa: proceder de San Ignacio con Miguel
de Torres, con Diego Mirón, y proceder de Simón Rodríguez con el
propio Goncalves da Cámara; todo ello orientado al desarrollo de una
tesis personal, llegando incluso a apropiarse de la autoridad de Ignacio
en favor de su tesis: «Se fundaba también esta manera de proceder del
Padre Ignacio en que Dios Nuestro Señor colabora de modo particular
con el superior inmediato...; y ésta es la causa por la que Nuestro Pa-
dre Ignacio en las Constituciones se remite tan a menudo al parecer del
superior...; todo esto lo sopesó muy bien Nuestro Padre Ignacio, y por
eso tuvo siempre tanta cuenta en dejar a los superiores inmediatos toda
la libertad posible, etc.». En otras ocasiones refuerza su tesis sobre la
inconveniencia de las normas generales (Cf., por ejemplo, Memorial,
núms. 45, 357).
Sobre la lectura de libros espirituales (Cf. Memorial, núm. 370)
tiene también nuestro memorialista una glosa netamente polémica contra
el desarrollo del tema en la provincia de Portugal; descontento sin duda
con la orden de sus superiores de cercenar tal clase de lecturas, pretende
fundamentar su tesis contraria en el ejemplo del propio San Ignacio, de
los primeros jesuítas, de los mismos comienzos de la provincia de Portu-
gal y del pésimo resultado de semejante orden. Evidentemente estamos
muy lejos de la tarea de explicar un texto.
Aunque estos puntos que se han mencionado pueden resultar más
palmarios, no son los únicos a lo largo de las glosas. Evidentemente hay
una intencionalidad más allá de la meramente explicativa en muchas de
ellas. De ahí que tengamos que leer, si no con prevención, sí con cautela,
para deslindar bien los hechos de las opiniones, los datos de las interpre-
taciones.
Con esta salvedad, las glosas portuguesas nos resultarán también
enormemente interesantes y enriquecedoras.
Y de nuevo tenemos que llamar la atención sobre la honestidad del
memorialista. Es posible - y real, como se ha visto- que defienda una te-
sis, que exprese una opinión personal; pero nunca traspasará el umbral
de lo permitido. Quiero citar un solo ejemplo, entre otros que podrían
aducirse: lo hallamos en la glosa del núm. 156. Se aborda en ese número
(y en el anterior) el tema de algunos impedimentos constitucionales para
la admisión de candidatos. Pues bien, como en el mencionado pasaje se
aduce una opinión de San Ignacio en cuanto al contenido mismo del im-
pedimento, se apresura a aclarar Goncalves da Cámara que no debe to-
marse aquello como una declaración autoritativa de la mencionada cons-
26 RECUERDOS IGNACIANOS
tamos de idéntica manera con Nuestro Padre Ignacio» (Núm. 5). «Las
cosas más insignificantes de Nuestro Padre» tienen «gran valor y virtud,
para nuestro remedio y ejemplo» (Núm. 6) Todo esto procedía de «la al-
tísima opinión que tenía de la santidad personal» (Núm. 3) de San Igna-
cio, aun antes de su ida a Roma.
Si cabe, esta altísima opinión que se había formado de San Ignacio
antes de conocerlo quedó superada por la realidad después de tratarle
personalmente: cuando, en 1546, trató a Pedro Fabro en Madrid, quedó
tan asombrado de él, que le pareció «no habría en el mundo hombre al-
guno más lleno de Dios» (Núm. 8); pero cuando trató a San Ignacio en
Roma, «perdió toda la fuerza la experiencia de lo que había sentido sobre
el Padre Fabro, que acabó pareciéndome un niño en comparación de
Nuestro Padre» (Jbid.).
No vamos a cuestionar la legitimidad de tales planteamientos y
mucho menos de la conclusión final, sacada de una experiencia personal.
Pero sí cabe preguntarse si esas actitudes y pre-juicios son la mejor dis-
posición para la objetividad: para la objetividad en la percepción de los
hechos y sobre todo para la objetividad en las valoraciones y conclusio-
nes. Por lo demás, no hay tampoco que extrañarse excesivamente, pues
semejantes predisposiciones encajan perfectamente en el ambiente espi-
ritual de la época. En el mismo Memorial nos encontramos con ejemplos
más llamativos aún, no ya de una mitificación del santo, sino de una au-
téntica deificación; recordemos lo que el Padre Diego de Eguía decía de
él: «que el Padre Ignacio no era simplemente el Padre Ignacio, sino que
era santo y más que santo. Y otras veces decía: el Padre Ignacio es papa
y más que papa; el Padre Ignacio es Cristo y más que Cristo; el Padre
Ignacio es Dios y más que Dios» (Núm. 162). Chocheces ciertamente de
un viejo, pero sintomáticas de un cierto halo de mitificación que se for-
maba en torno al santo (Cf. también núms. 150, 152, etc.).
Todo esto está contrapesado ciertamente por un sincero afán de
exactitud y veracidad, como ha quedado patente con anterioridad; pero
el riesgo del desenfoque está ciertamente ahí, y más aún cuando efecti-
vamente hay, como había sin duda en San Ignacio, razones poderosas
para anonadarse ante su espíritu gigante y para asombrarse de su gran
santidad.
Fruto quizá de esos apriorismos es un fenómeno que a mí me ha
llamado siempre poderosamente la atención al leer el Memorial, que es el
siguiente: a lo largo de sus páginas se mencionan no pocas actuaciones
del santo que objetivamente (al menos para la sensibilidad del lector
moderno) no redundan precisamente en alabanza suya, sino más bien en
todo lo contrario; pues bien, el memorialista las narra con el absoluto
convencimiento -regodeo casi- de que con ellas está contribuyendo a
exaltar la figura de Ignacio, sin que atisbe en esos comportamientos el
menor síntoma de algo negativo, o cuando menos discutible.
En efecto, no pensemos que el San Ignacio del Memorial es el
ser superior que vive en continuos arrobamientos místicos, o que
28 RECUERDOS IGNACIANOS
27
Ribadeneira tuvo en sus manos el Memorial castellano, y lo extractó profusamente en
varios de sus escritos, como De Actis Patris Nostri Ignatii (Cf. FN rj, 321), Collectanea (Cf.
Ibid., 409-411) y sobre todo Dicta et Facta (Cf. Ibid., 467 ss.). De su contenido pudo ser-
virse para la Vita latina, editada en 1572. Como es sabido, la Vida castellana de San Igna-
cio no la editó Ribadeneira hasta 1583, un año antes de la respuesta de Aquaviva a la peti-
ción de la provincia de Castilla. Hasta qué punto se sirvió Ribadeneira de las glosas
portuguesas del Memorial para la Vida castellana o para las posteriores ediciones de la Vita
latina, si es que pudo ver algún manuscrito del Memorial completo, es cosa que no he visto
estudiada en ninguna parte.
28
«El Padre dice que no se atreve nunca a hacer ninguna cosa de pronto, aunque tenga
todas las razones para ello, sin recurrir a Dios» (Memorial, núm. 162; Cf. núm. 234). Se
hizo proverbial la frase de San Ignacio «Dormiremos sobre ello», para indicar que haría
oración sobre algún asunto que se le proponía (Núm. 163). En el mismo Memorial se men-
cionan no pocos asuntos decididos por el santo de este modo.
30 RECUERDOS IGNACIANOS
buscar las claves para comprender mejor esos dos puntos que tanto lla-
man la atención a los lectores modernos del Memorial: la gran profusión
de penitencias y de expulsiones de la Compañía. Si se van analizando
unas y otras (en aquello que es permitido con los datos aportados), acaba
por encontrarse como raíz la falta de mortificación, y muy concretamente
la falta de obediencia, tanto en los penitenciados como en los expulsados.
Otro aspecto sumamente significativo de los frutos o efectos de la
oración ignaciana es su decisión y constancia en llevar adelante aquello
que ha pasado por el tamiz de la discreción de espíritus. Si Dios ha puesto
el sello de su aprobación en una decisión, no hay fuerza humana que haga
desistir a Ignacio de llevarla adelante. Ese pretendido voluntarismo no lo
es tal, sino una fidelidad a la voluntad de Dios, descubierta a través de
una docilidad al Espíritu de Dios. Incidimos nuevamente en el tema de
la discreción de espíritus y en el de la elección, tan centrales en los Ejer-
cicios. «Causaba asombro la gran constancia que Nuestro Padre tenía en
proseguir las cosas de que estaba persuadido convenían al servicio de
Dios y provecho espiritual del prójimo» (Núm. 16). A este respecto re-
salta Goncalves da Cámara todo lo relativo al colegio germánico, llevado
por él adelante con increíble tesón, a pesar de dificultades que muchos
creían insalvables (Cf. núms. 16-19, etc.); «mas no por esto desistía de
llevar a cabo lo que creía convenir a la honra de Dios, aunque ello no
fuera del gusto de los hombres... En fin, podemos afirmar que tenía mu-
cha razón el cardenal di Carpi, nuestro protector, cuando le aplicaba aquel
dicho: "Ya ha fijado el clavo"; como si dijera que el juicio que el Padre
se formaba una vez en semejantes materias era tan firme y constante
como un clavo muy bien clavado» (Núm. 20; Cf. núm. 276).
¿Dónde radicaba la raíz de esa constancia y esa fortaleza?: «Mu-
chas veces pensé -dice el autor del Memorial- que esto tenía su origen en
él, en la mucha comunicación y consulta que tenía con Dios antes de de-
terminarse en cualquier negocio» (Núm. 16). Efectivamente, es éste un
convencimiento que Goncalves da Cámara expresa repetidas veces a lo
largo del Memorial: «Suele Nuestro Padre ser tan constante en todas las
cosas que emprende, que asombra a todo el mundo. A mi entender, las
causas de esto son: la primera, porque examina mucho las cosas antes de
decidir; la segunda, porque hace mucha oración sobre ello y recibe luz
de Dios...» (Núm. 282b). «Tengo que acordarme de la constancia del
Padre con cualquier cosa que emprende; y el motivo es porque todo lo
tiene requetepensado y encomendado a Dios» (Núm. 364).
Por eso, quien no conozca los mecanismos espirituales de San Ig-
nacio, estará siempre tentado de tildarle de tozudo, inflexible, hasta so-
berbio. Sólo quien valore los auténticos dolores de parto padecidos por
él para llegar a una decisión iluminada por el Espíritu -como vemos en
su Diario Espiritual, por ejemplo-, será capaz de comprender después el
significado de su inquebrantable decisión, una vez conocida y sentida la
voluntad de Dios. También en el Memorial tenemos algunos ejemplos de
esa búsqueda difícil de la voluntad divina a través de la oración; men-
34 RECUERDOS IGNACIANOS
podemos contar con una espléndida reedición, llevada a cabo por los Pa-
dres Dionisio Fernández Zapico y Cándido de Dalmases (FN I, 508-752),
que será la que sirva de base para la presente edición.
Hasta estos últimos años han escaseado traducciones a lenguas
vernáculas de este importante texto sobre San Ignacio, lo que puede ser
un reflejo del escaso interés que, incomprensiblemente, había suscitado
hasta ahora. Desde 1904, en que apareció la primera edición, hasta la
reedición de 1943, sólo se conocía la traducción castellana, publicada en
Madrid en 1921 por el Padre Agustín Macía, S.I. En los últimos dece-
nios el interés por el Memorial ha crecido notablemente, como lo evi-
dencian diversas versiones que han aparecido. No ha corrido mejor suerte
la producción bibliográfica sobre el Memorial, al menos en el sentido
específico, si bien las referencias al mismo en estudios sobre diversos
aspectos de la espiritualidad, actividad o carácter de San Ignacio son fre-
cuentes; lo que faltan son estudios específicos sobre el texto de Goncalves
da Cámara.
Por lo que respecta a nuestro idioma, la única versión que hasta
ahora existía es la ya mencionada de Macía. Pero su condición de libro
raro hoy día -cosa comprensible, dado el tiempo transcurrido desde su
aparición en una tirada probablemente reducida- y las características del
mismo, basado en la edición de 1904 y provisto de escasísimas anotacio-
nes, reclamaban ya imperiosamente otra edición castellana más acomo-
dada a la sensibilidad de los lectores actuales. El quinto centenario del
nacimiento de San Ignacio ha brindado la ocasión propicia para poner en
manos de los lectores hispano-parlantes y hispano-leyentes esta nueva
edición, que se presenta dentro de la colección «Manresa».
Las características de nuestra edición la sitúan a mitad de camino
entre la edición crítica de MHSI y la excesivamente esquemática de Ma-
cía. Con ello se pretende satisfacer tanto a los que buscan un conoci-
miento relativamente técnico del Memorial, como a los que ponen su
punto de gravedad en la lectura. A los primeros van especialmente
orientadas la presentación, las notas a pie de página y los índices; a los
segundos el método que se ha seguido en la presentación del texto.
Aunque parezca parádógico, la traducción castellana de este texto
entraña algunas dificultades que no se presentan al traductor francés o
alemán, por ejemplo (aunque ellos tengan otras que no tiene el traductor
castellano). Esto puede antojarse extraño, tratándose de un original par-
cialmente castellano y parcialmente en una lengua afín a él, como es el
portugués. Quizá el proceso seguido en la elaboración de la versión ilu-
mine el núcleo de la dificultad y los criterios barajados en ese proceso.
Veamos.
La primera fase del trabajo la constituyó la traducción de las glosas
portuguesas de 1573-1574. Se buscó en ello un doble objetivo: el de ser
fieles al texto original y el de acercar éste suficientemente al lenguaje
actual, de modo que su lectura resultase asequible aun para los lectores
no excesivamente habituados a confrontarse con textos de una época muy
36 RECUERDOS IGNACIANOS
33
Este fenómeno queda aún más patente en las citas textuales (p. ej., frases de San Ig-
nacio) y documentos insertados en el Memorial, que, si están en lengua vulgar, se conser-
van tal como están.
PRESENTACIÓN 37
1
Como queda dicho, el original castellano va impreso a doble columna con una
acomodación al lenguaje actual, mientras que el original portugués se imprime de manera
normal, ocupando todo el ancho de la caja de escritura, en su traducción castellana.
2
Cf.Ex. 3 1 , 2 s s .
42 RECUERDOS IGNACIANOS
en que fue instituida, cuanto perdurase en ella esta imitación del que Dios
primeramente escogió.
3. Por esta razón, desde que entré en la Compañía, por Pascua del
3
1545 , siempre tuve gran deseo de ver y tratar a Nuestro Padre Ignacio
de Loyola, a quien Nuestro Señor nos dio como ejemplo y cabeza de
este cuerpo místico, del que todos los hijos de la Compañía somos
miembros. Y, aparte de otros motivos particulares que me aumentaban
esos deseos, había dos que me movían especialmente: uno era el deseo
de ejercitar la obediencia de juicio de la que tanto oía hablar en la Com-
pañía; y me parecía que, para poder alcanzar esta virtud, sería buen me-
dio oír la doctrina de aquel cuyas ideas sobre la Compañía debían de
considerarse como los primeros principios de una ciencia, que no suelen
ni pueden demostrarse.
El otro era la altísima opinión que tenía de la santidad personal de
Nuestro Padre, deducida no sólo de lo mucho que sobre él nos contaban
los que le habían tratado, sino también de la gran perfección que ya en-
tonces reconocía en la Compañía y en su modo de proceder; y así re-
cuerdo que, reflexionando muchas veces sobre esto, me hacía este razo-
namiento: Si tales son el fruto y la obra, ¿cómo serán el árbol y el artífice?
4. Y mi pretensión no era solamente llegar a un conocimiento un tan-
to general de las cosas del Padre Ignacio, sabiendo que éstas habrían de
escribirse un día, como siempre se ha acostumbrado a hacer con la vida
de los fundadores de las otras órdenes religiosas; más bien todo mi de-
seo era conocer experimentalmente, por medio del trato con él, sus deta-
lles y particularidades, pues me parecía que de ello dependía la perfecta
imitación, que todos debemos procurar de Nuestro Padre.
Bien comprendo esto, cuando me acuerdo de aquel santo religioso,
4
de nombre fray N. , a quien San Francisco apartó del arado para tomarlo
por hermano y compañero suyo, de quien se cuenta en sus crónicas que
procedía con tanta simplicidad en la imitación de su padre San Francisco,
que andaba siempre imitándole y copiándole, incluso en los movimien-
tos y posturas corporales: y así, si San Francisco alzaba las manos hacia
Dios, también las alzaba él; si San Francisco elevaba los ojos al cielo o
los fijaba en el suelo, otro tanto hacía él; si San Francisco caía de hino-
jos o movía los labios al rezar, enseguida hacía él lo mismo; si San
Francisco se enderezaba, también él lo hacía; si escupía y expectoraba,
también él escupía y expectoraba; y así en todo lo demás no quería ser
otra cosa que una sombra del santo, que Nuestro Señor le había dado por
cabeza.
5. Y me parecía que era sumamente importante comportarnos de
idéntica manera con Nuestro Padre Ignacio, en especial en las cosas to-
3
El Padre Luis Goncalves da Cámara ingresó en la Compañía de Jesús el 27-IV-1545,
lunes de la cuarta semana de Pascua de aquel año.
4
Fray Juan, llamado el simple por su candidez y anhelos de imitar en todo a San Fran-
cisco de Asís.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 43
cantes al gobierno de la Compañía y esenciales a la misma; y que, con-
forme a esto, sería muy necesario estar informados de sus cosas no sólo
de una manera general, sino también de los ejemplos concretos que pu-
diéramos observar, a través de los cuales viésemos realmente su manera
de actuar, tanto en la prosperidad como en la adversidad: cómo trataba a
los perfectos y cómo a los imperfectos; cómo se conducía con el que es-
taba tentado y cómo con los culpables; cuál era su tolerancia del mal y
cuánto estimaba el bien; cómo usaba del castigo y cuánto de las mues-
tras de amor; cómo formaba al novicio y cómo trataba al anciano y can-
sado.
6. Y tenía por cosas muy dignas de investigarse, saberse, escribirse y
conservarse entre nosotros como algo de mucho valor, no sólo éstas y
otras semejantes, que son totalmente necesarias para el gobierno general
y particular de cualquier comunidad religiosa, sino también todas las de-
más, aun las más personales, como saber en detalle cómo oraba, cómo
celebraba la Eucaristía, cómo preguntaba, cómo respondía, de qué le
gustaba hablar, qué reprendía, cuál era su modo de comer, cómo vestía
y, en fin, cualquier otra cosa que pudiera averiguarse de él.
Porque así como de un árbol muy bueno no sólo se aprovecha el
fruto, sino también la flor, las ramas y aun las hojas que caen al suelo y
las cascarillas más menudas y pequeñas que se lleva el viento, pues todo
en él es de singular valor, así me parecía que no debíamos de quedar sa-
tisfechos hasta saber las cosas más insignificantes de Nuestro Padre; y
que debíamos buscar en todas ellas su gran valor y virtud, para nuestro
remedio y ejemplo.
7. Pero volviendo a lo que decía antes, estos deseos que tenía de ver
a Nuestro Padre se los escribí por dos veces a Roma, pidiéndole encare-
5
cidamente me mandase ir allá para poderlos realizar ; y él mandó la res-
6
puesta de mis cartas al Padre Maestro Simón , remitiéndose en todo a él
(como acostumbraba a hacer en los demás asuntos particulares, querien-
7
do siempre que pasaran por los superiores inmediatos) . Y como no pa-
reció bien acá al Padre Maestro Simón que yo fuese, mi marcha se retrasó
hasta la venida del Padre Doctor Miguel de Torres como visitador de esta
8
provincia de Portugal, que ocurrió el año 1552 .
5
El primer vestigio de una carta del Padre Luis Goncalves da Cámara a San Ignacio
pidiendo ir a Roma se halla en esta anotación de mediados de marzo de 1551 en las cartas de
San Ignacio: «Lisbona. - A Luys González. De que no conuiene que venga acá, vna letra
amorosa» (MI, Epist. DI, 357).
6
Simón Rodríguez, uno de los primeros compañeros de San Ignacio, a la sazón pro-
vincial de la provincia de Portugal. Por el tiempo de la carta mencionada en la nota anterior
Simón Rodríguez debía de estar en camino hacia Roma, convocado por San Ignacio.
7
Sobre el modo de proceder de San Ignacio en la obediencia en relación con los dis-
tintos superiores, cf. después núms. 269-272.
8
El Padre Miguel de Torres, antiguo catedrático de la Universidad de Alcalá de
Henares, fue ganado por San Ignacio para la Compañía en 1545, aunque no ingresó en ella
hasta 1547. A finales de ese año lo envió el santo a fundar el colegio de Salamanca, donde
permaneció hasta que el primero de enero de 1552 le nombró visitador de la provincia de
44 RECUERDOS IGNACIANOS
19
Este es el autor de la famosa obra De institutione grammatica libri tres, que tantas
ediciones alcanzó durante varios siglos. Natural de Ribeira Brava (Madeira), entró en la
Compañía el 4-VI-1546. Murió en Evora el 30-XII-1583.
2 0
Aquí explica Goncdves da Cámara cómo entiende él su función de «glosador» del
Memorial primitivo, de la que se ha hablado ampliamente en la Presentación. Los fines de
sus comentarios los expresa, según vemos, con expresiones como «explicar... ulterior ex-
plicación. .. mejor comprensión». Según ya se ha dicho, los comentarios portugueses van a
veces más allá de esos fines.
21
Cf. núm. 12.
22
Estas anotaciones de Ribadeneira se hallan en los núms. 31,47, 67, 91-92.
Pedro de Ribadeneira nació en Toledo el l-LX-1526. Pasó a Roma como paje del car-
denal Farnesio. En 1540 pidió a San Ignacio el ingreso en la Compañía, siendo el propio
santo el que dirigió toda su formación, que le condujo a los centros culturales más presti-
giosos: París, Lovaina, Padua, Roma. Durante algún tiempo fue profesor en Roma y
Palermo. También tuvo importantes cargos en la Compañía: rector, provincial, comisario,
asistente, etc. Fue un escritor clásico de exquisito gusto renacentista y un excelente
hagiógrafo, como se ve en la biografía de San Ignacio, que publicó primero en latín (1572)
y después en castellano (1583), en el Flos sanctorum, etc. Murió el 22-DC-1611.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 47
MEMORIAL MEMORIAL
DE LO QUE NUESTRO PADRE DE LO QUE NUESTRO PADRE
ME RESPONDE ACERCA DE ME RESPONDE ACERCA DE
LAS COSAS DE CASA, LAS COSAS DE CASA,
COMENTADO A 26 DE COMENZADO EL 26 DE
HENERO DEL AÑO DE 1555. ENERO DEL AÑO 1555.
12. Es de advertir que todos los 12. Hay que tener en cuenta que
capítulos, que tienen número pre- todos los capítulos que llevan un
23
fixo , son respuestas, que el Padre 23
número delante son respuestas
me dio en día señalado, y todos que el Padre me dio en una fecha
24
los otros también son del Padre , determinada, y todos los demás
mas dichos en diversas veces y en también son del Padre , aunque 24
dre propone dos cosas que se tro Padre propone que se tengan en
consideren: la una, si habrá audi- cuenta dos cosas: una, si habrá au-
torio competente; la otra, si se po- ditorio capaz; otra, si se podrá per-
drá perseverar en lo comengado; y severar en lo comenzado; y, si
si después destas consideraciones después de estas consideraciones,
se determinare que haga él la se determina que enseñe él la doc-
doctrina, quiere el Padre que pri- trina, quiere el Padre que primero
mero haga tres liciones privadas, a tenga tres exposiciones en privado,
las quales también asistan los que a las que asistan también los que
lo han de juzgar. han de darle el juicio.
Quanto al hacer
14. Entonces no se tenía en nuestra iglesia la lección de Escritura, que
allí se acostumbra a hacer al pueblo por la tarde, a modo de predicación;
y, pensando algunos que sería bueno la tuviese el Padre Vitoria, se lo
propuse al Padre Ignacio, y él me respondió esto que aquí digo.
dos cosas se consideren
15. Usaba Nuestro Padre, en todo lo que ordenaba, de mucha circuns-
pección en cuanto a los medios que se emplearían, en cuanto a los fines
que se debían pretender y en cuanto a los inconvenientes que podrían re-
sultar, en especial cuando se trataba de asuntos públicos y expuestos a la
vista y el juicio de los de fuera. Me acuerdo que, a los pocos días de mi
27
llegada a Roma, le mandó a pedir el cardenal de la Cueva un predica-
28
dor para La Goleta, donde un familiar suyo hacía de capitán general ; y,
29
como opinase el Padre Polanco que podía cumplir con este cometido el
30
Padre Mendoza , ordenó Nuestro Padre exactamente lo que aquí se
cuenta del Padre Vitoria: que fuese a predicar tres veces al refectorio y
que le escuchasen las tres aquellos con quienes él mismo consultaba si
27
Bartolomé de la Cueva y Alburquerque, hijo del duque de Alburquerque, fue creado
cardenal por Paulo III el 19-XII-1544. Ostentó los siguientes títulos cardenalicios: San
Mateo in Merulano, San Bartolomé in ínsula y Santa Cruz en Jerusalén. Murió en junio de
1562.
28
Regía La Goleta, junto a Túnez, Alfonso de la Cueva, hermano del Cardenal. Desde
1535 esta plaza fuerte africana era dominio del emperador Carlos V.
2 9
Juan Alfonso de Polanco nació en Burgos el 24-XU-1517. Emitió sus primeros votos
en la Compañía de Jesús el 15-VIII-1541. Desde 1547 se encuentra ya en Roma al lado de
San Ignacio, quien le nombra su secretario y le concede la profesión solemne (25-IU-1549).
Fue el más estrecho colaborador del santo hasta su muerte. Al morir éste en 1556, le confió
el mando supremo de la Orden. También fue secretario de los dos generales siguientes,
Diego Laínez y San Francisco de Borja. Murió en Roma el 20-XU-1576. Más datos sobre
Polanco en el núm. 73.
3 0
El Padre Cristóbal de Mendoza llegó desde España a Roma el 9-VI-1554. San Igna-
cio le sometió a un examen de idoneidad antes de destinarle a La Goleta (cf. núm. 193), del
que salió airoso. Destinado a La Goleta, llegó a Ñapóles a esperar la oportunidad de pasar a
África; en abril de 1555 todavía no había embarcado y todos los datos apuntan a que esta
misión no llegó a realizarse. En junio de 1555 era rector en Ñapóles, donde permaneció hasta
1564. Después pasó a Sicilia y finalmente a España, donde murió el 30-IV-1578.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 49
le enviaría, a fin de que pudieran emitir sus pareceres con el mayor co-
nocimiento posible de causa.
la otra, si se podrá perseverar
16. A muchos, tanto de casa como de fuera, causaba asombro la gran
constancia que Nuestro Padre tenía en proseguir las cosas de que estaba
persuadido convenían al servicio de Dios y provecho espiritual del próji-
mo. Muchas veces pensé que esto tenía su origen en él en la mucha co-
municación y consulta que tenía con Dios antes de determinarse en cual-
quier negocio; porque procedía como quien ya había alcanzado el fin que
los asuntos podían tener y, conforme a ello, para todo hallaba medios in-
usitados y muy diferentes de los que otro cualquiera hallaría.
El papa Julio III quiso establecer en Roma un seminario de jóve-
31
nes alemanes que, después de estudiar las doctrinas e imbuirse de las
costumbres católicas, pudieran servir a las iglesias de Alemania, para las
que no se hallaban sacerdotes. Se buscaron casas convenientes en que
pudieran vivir al estilo de un colegio; y, una vez reunidos algunos, con-
fió el papa al Padre Ignacio su dirección espiritual y el gobierno de la
casa; y en lo temporal se proveía de limosnas que el mismo Julio JJI daba
y de lo que por su parte los cardenales, viendo el agrado que en ello ex-
32
perimentaba el papa, también aportaban .
17. Mas después de su fallecimiento y del de Marcelo n, aconteció que
33
a Paulo IV, sucesor suyo en el pontificado , agradó poco esta obra y, por
tanto, no le otorgó favor ni limosna alguna de las que antes se daban; y,
por consiguiente, dejaron también de dar las suyas los cardenales, a ex-
34
cepción del cardenal Morone , que, como era el que solicitó esta obra en
tiempo de Julio III, por haber estado mucho tiempo de nuncio en Alema-
35
nia, dio siempre diez cruzados cada mes .
31
Se hace aquí referencia al que después se llamó colegio germánico. En realidad el
primero que concibió la idea de esta fundación no fue Julio III, sino el cardenal Morone (cf.
núm. 17). La bula de erección del colegio germánico data del 31-VIII-1552.
3 2
F. Schroeder, Monumenta quae spectant primordio collegii germanici et hungarici
(Roma 1896), 131-140 ofrece la lista completa de los cardenales que colaboraban con sus
limosnas a la sustentación del colegio germánico. Al final de la obra publica Schroeder una
reproducción del original que San Ignacio presentó en 1553 al papa y a los cardenales para
que consignaran individualmente sus aportaciones a la obra: en esa lista aparecen, aparte de
la aportación del propio Julio III, las aportaciones de 22 cardenales. Publicación moderna de
esta lista de aportaciones en: Ignatius von Loyola und die Gesellschaft Jesu, 1491-1556,
Hrsg. von Andreas Falkner und Paul Imhof (Würzburg 1990), 324.
33
Julio ffl murió el 23-111-1555. Marcelo II, elegido el 9-IV-1555, fallecía el 30 del
mismo mes. A éste le sucedió Paulo IV, elegido el 23-V-1555.
3 4
Juan Jerónimo Morone (1509-1580), obispo de Módena, creado cardenal el 2-VI-
1542. En 1536 fue nombrado nuncio en Alemania y, en calidad de tal, tomó parte en las
discusiones sobre la cuestión religiosa en Hagenau (1540), Worms (1541), Ratisbona (1541)
y Espira (1542). En 1555 fue legado pontificio en la dieta de Augsburgo, a donde le acom-
pañaron los Padres Laúiez y Nadal (cf. núm. 153). Jugó un relevante papel en el concilio de
Trento, del que fue algún tiempo presidente. Murió en Roma el l-XII-1580.
35
En la lista de los cardenales bienhechores del colegio germánico, leemos en
Schroeder lo siguiente, que coincide a la letra con lo que dice este pasaje del Memorial:
50 RECUERDOS IGNACIANOS
41
Quizá se refiera a Wolfgango Georgii y Andrés Persin, que salieron de la Compañía
en Praga el año 1568.
4 2
San Ignacio y sus compañeros indujeron a algunos judíos a abrazar la fe católica, a
quienes acogieron en su casa de Santa María della Strada. Al crecer el número de estos
catecúmenos, se buscó una sede propia para ellos: primero, junto al templo de San Juan de
Mercato y después junto a Santa María dei Monti.
43
La casa de las «arrepentidas», bajo el título de Santa Marta, tuvo su primer asiento no
lejos de Santa María della Strada yanto al colegio romano. Después se trasladó junto a Santa
Prisca, en el monte Aventino.
4 4
Rodolfo Pío di Carpi (1500-1564), obispo de Faenza desde 1528 hasta 1544, y des-
pués de Agrigento, fue legado pontificio en Francia ante Francisco I en 1535. Fue creado
cardenal el 22-XII-1536. Murió el 2-V-1564.
52 RECUERDOS IGNACIANOS
45
clavo» ; como si dijera que el juicio que el Padre se formaba una vez en
semejantes materias era tan firme y constante como un clavo muy bien
clavado.
21. 2° Platíquense en casa las 21. 2° Pónganse en práctica en
reglas que el Padre hizo de la mo- casa las reglas de la modestia que ha
46 46
destia , y generalmente se tenga hecho el Padre , y en general tén-
este miramiento: que los que tu- gase cuidado con lo siguiente: que
vieren más necesidad dellas, esos los que tienen más necesidad de
las lean o declaren a los otros, y ellas, sean los que las lean o las ex-
ansí también en las otras faltas se pliquen a los otros, y hágase tam-
haga lo mismo. bien lo mismo con las otras faltas.
de la modestia
22. Nuestro Padre estimaba mucho en los de la Compañía la modestia
y compostura del hombre exterior; y, para ayudarnos a conseguirla, se
aplicó con gran empeño a componer las reglas siguientes, ordenándome,
como aquí se dice, que las hiciera observar en casa, valiéndome de peni-
tencias y de todos los demás medios que para las otras reglas se emplean.
Y, para que todos comprendieran estas reglas de la modestia, mandó el
47
Padre Ignacio al Padre Laínez que las promulgase en una plática que
para esto tuvo, a la que hizo asistir, sin faltar ninguno, a todos los de casa,
así antiguos como nuevos, Y el tema de la plática fue aquello de Santia-
go en el capítulo IV de su epístola canónica: «Y escuchad ahora voso-
tros, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí
el año; comerciaremos y lograremos pingües ganancias. Pero ¡si no sa-
48
béis siquiera qué os va a suceder mañana!» . Sobre estas palabras habló
largamente del mucho caso que Dios hace de las cosas que a los hom-
bres les parecen muy pequeñas.
23. Y recuerdo que también sucedió entonces algo que a todos nos pa-
reció misterioso: y fue que, durante el transcurso de la plática cayó un
45
En el original del Memorial esta famosa frase se transmite en una mezcla de italiano
y portugués: ya ha flxo il chodo.
4 6
Las reglas de la modestia buscan regular los movimientos, gestos, modo de caminar,
hablar, mirar, llevar el vestido, etc., en orden a la edificación del prójimo. San Ignacio
compuso estas reglas entes del 26-1-1555, a cuya fecha corresponde el presente pasaje del
Memorial. Pero, en cierto sentido, el germen de las mismas se halla ya en el Texto a de las
Constituciones de la Compañía de Jesús, compuesto en torno a 1549 (P. DI, c. 2, núms. 6-8:
Cf. MI, Const. D, 157-158). Las Constituciones definitivas conservan también el contenido
esencial de estas reglas (Cf. P. DI, c. 1,4 [250]). Cf. nota 52.
4 7
Diego Laínez (1512-1565) natural de Almazán (Soria), uno de los primeros compa-
ñeros de San Ignacio, con el que estableció relación en París en 1534. Cuatro aspectos se
pueden resaltar de la vida de Laínez: su actividad apostólica por un gran número de ciuda-
des de Italia; su relevante actuación en las tres etapas del concilio de Trento, en calidad de
teólogo pontificio; su participación en las discusiones religiosas con los protestantes: dieta
de Augsburgo (1555) y coloquio de Poissy (1561); su papel en la naciente Compañía de Je-
sús, sucediendo a San Ignacio como general de la Orden.
4 8
Jac. 4,13-14.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 53
tejado en cierto sitio de la casa donde solían estar a esa hora los Padres
y Hermanos; y, si no hubieran estado todos juntos en el otro sitio oyen-
49
do la plática, sin duda hubiera cogido a algunos o a muchos debajo .
Estábamos un día a la mesa con Nuestro Padre algunos de casa y,
recayendo la conversación sobre lo que se decía por Roma, que éramos
todos unos hipócritas, respondió el Padre que él deseaba tuviésemos mu-
cho más de aquella clase de hipocresía; y añadió: «Yo he pensado y dis-
currido por todos los de la Compañía, y no he hallado en ella hipócrita
50 51
alguno, si no fuere Bobadilla y Salmerón ». Estaban estos Padres pre-
sentes y ambos tienen un exterior muy alegre y opuesto a la hipocresía.
Y recuerdo que, después de pasar esto, compuso el Padre las reglas arri-
52
ba transcritas .
4 9
La promulgación de las reglas de la modestia hecha por el Padre Laínez y el derrum-
bamiento del techo no tuvieron lugar en enero de 1555, como pudiera dar a entender el tex-
to del Memorial, sino en el mes de agosto de dicho año.
5 0
Nicolás Alonso Pérez (ca. 1511-1590), natural de Boadilla del Camino (Palencia),
de donde tomo el apelativo de Bobadilla, es otro de los primeros compañeros de San Ig-
nacio. Su primer destino a la India se vio frustrado por una enfermedad, siendo sustituido
por San Francisco Javier. El papa lo envió a la dieta de Espira en 1542, permaneciendo
en Alemania hasta 1548. También asistió a las dietas de Nuremberg, Worms, Ratisbona y
Augsburgo. Muerto San Ignacio, Bobadilla causó no pocos disgustos al oponerse a la au-
toridad de Laínez. Aplacado finalmente, dedicó el resto de sus días a trabajos pastorales.
Cf. Modesto Salcedo, Un gran palentino frente a la reforma. El P. Nicolás de Bobadilla
(Palencia 1982).
51
Alfonso de Salmerón (1515-1585), natural de Toledo, fue el más joven de los pri-
meros nueve compañeros de San Ignacio. A lo largo de su vida jesuítica desplegó una ex-
traordinaria y polifacética actividad: se dedicó a la predicación durante decenios por diversas
partes de Italia, fue nuncio en Irlanda (1541-1542), profesor en la Universidad de Ingolstadt
(1549-1550), diplomático pontificio en compañía del nuncio Lippomano (Polonia, 1555-
1556), del cardenal Rebiba (Bélgica, 1556), del cardenal Carafa (Bruselas, 1557-1558),
teólogo pontificio en las tres etapas del concilio de Trento, etc. Además de esto, fue proh'fico
escritor teológico (sus obras llenan 16 volúmenes en folio). Dentro de la Compañía de Jesús
fue provincial de Ñapóles, vicario sustituto de la Compañía, consejero de los tres primeros
generales de la Orden, etc.
5 2
En el texto manuscrito del Memorial faltan dichas reglas, por más que en este pasaje
diga el Padre Luis Goncalves da Cámara que las ha transcrito antes. Es posible que pensara
incluirlas entre la primera y la segunda frase del núm. 22, ya que en la primera habla de «las
reglas siguientes», mientras que en la segunda habla de «estas reglas», como si el lector ya
las conociese. Probablemente se olvidó de transcribirlas, quizá porque en el momento de
componer estos pasajes no dispusiera del texto de las mismas. Aunque en todas las edicio-
nes del Instituto de la Compañía se hallan traducidas al latín, es probable que San Ignacio las
compusiera en castellano. Ofrecemos aquí un texto en español muy antiguo tomado de cod.
Instit. 24a (Miscellanea de Regulis I) ff. 108 y 167 (177)
REGLAS DE LA MODESTIA
Aquello que deben guardar los hermanos de la Compañía en el andar público: en
general se puede decir brevemente de nuestros Hermanos que en todo el hombre exte-
rior se vea la modestia y humildad y religiosa manera y buen ejemplo y edificación a
todos aquellos que le[s] ven. Viniendo a lo particular, se guarden las cosas siguientes:
No vuelva la cabeza ligeramente a una parte ni a otra, mas con madureza y alegría
cuando cumpliese, y cuando no fuese necesario, se tenga con moderada inclinación del
pescuezo para la parte de delante, ni a una parte, ni a otra.
54 RECUERDOS IGNACIANOS
Los ojos se tengan comúnmente bajos sin mucho alzarlos ni volverlos a una parte
ni a otra; hablando, máxime con personas de respeto, no miren fijamente al rostro de
las tales, antes abajo del rostro comúnmente.
Las [ajrrugas en la frente se deben evitar, y mucho más en la nariz, para que la
sinceridad [sic, en lugar de serenidad] de fuera muestre la que tienen de dentro.
Los labios ni mucho cerrados ni mucho abiertos.
Toda la cara y vulto [= semblante, rostro] muestre alegría antes que tristeza o otro
efecto [sic, en lugar de afecto] menos ordenado.
La vestidura de arriba cubra todo lo de bajo, en modo que solamente se vea la parte
superior del pescuezo.
Todos traigan los vestidos limpios.
Las manos, si no se ocupan el alzar la veste [= vestido], se tengan en modo decente
y quieto.
El andar sea moderado sin notable priesa, si la necesidad no fuese urgente, guar-
dando lo decoro [= el decoro, o bien lo decoroso] cuanto sea posible.
Todos los gestos finalmente y movimientos sean tales, que muestren humildad y
muevan a devoción a todos los que miraren para ellos.
Cuando salen fuera de casa en número, tengan orden de dos en dos, o tres, de la
manera que fuer[e]n ordenados.
S[i] aconteciere hablar, se alembrarán [portugués, en lugar de acordarán] de la
modestia y de las palabras y modo de hablar.
Ninguno de casa o de la Compañía se atreverá a decir palabra injuriosa o escan-
dalosa a otro de la Compañía, ni de fuera, so pena de tres semanas, tres día[s] de cada
una, comer a la mañana y a la noche pan y vino y caldo, y no otra cosa.
53
Entre las reglas comunes a todos los que moran en casa, editadas en Roma en 1560,
se encuentra la siguiente, que traducimos del latín: «Si al que lee en el refectorio le viene a
la mente algo útil para la comprensión de lo que está leyendo, puede explicarlo a los demás,
con tal de que tenga en cuenta la modestia y la humildad».
5 4
La función del síndico, que traducimos por corrector, queda expresada en el si-
guiente pasaje de las Constituciones de la Compañía: «Haya un síndico en Casa, cuyo oficio
sea mirar por todos los particulares, en lo que toca a la honestidad y decencia exterior, an-
dando por la iglesia y casa; notando lo que no conviene y avisando al Superior, o al mismo
que falta, si tal autoridad se le da, para más ayudar en el Señor nuestro» (P. III, c. 1, 16
[271]).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 55
veces que da el relox, tanto de día da la hora, tanto durante el día,
como de noche quando está des- como durante la noche, cuando
pierto, quando no está ocupado, o está despierto, si no está ocupado o
con algún forastero, o en otro ne- con algún extraño o en otro asunto
gocio de importancia; y quando de importancia; y cuando sucede
esto acaece, después compensa el esto, compensa después el tiempo
tiempo en la hora que se sigue. Y a la hora siguiente. Y queriendo
queriendo una vez enmendarse de una vez enmendarse de una risa , 55
55
un riso , el qual era que, como vía es decir, que cuando veía a alguno,
alguno, luego se empensaba a reír enseguida empezaba a reirse por
para él, se daba después del exa- dentro, después del examen se
men tantos asotes como veces se daba tantos azotes cuantas veces se
había reído. había reído.
que todos le sindiquen a él
25. De esto segundo usaba muy pocas veces; pero de lo primero, es
decir, que el que era acusado de una falta fuese corrector de ella, muchas
veces.
como vía alguno
Solía Nuestro Padre de ordinario, cada vez que encontraba a algún
Hermano, considerar en él el precio de su alma y a Cristo Nuestro Señor
que la redimió; y recibía con este pensamiento tanta consolación, que
56
siempre la exteriorizaba con la sonrisa y alegría exterior .
55
La palabra riso la traducimos por risa o sonrisa, según en el contexto parece mas
apropiado.
56
El comentario del Padre Luis Goncalves da Cámara no parece muy a propósito para
explicar el modo de proceder de San Ignacio, tal como se expresa en el núm. 24. En él se
alude a algo de lo que San Ignacio quería enmendarse y, por tanto, algo que él consideraba
desordenado, y que reparaba con golpes de disciplina. El comentario, sin embargo, lejos de
hablar de algo defectuoso, menciona un modo de proceder sumamente edificante. Proba-
blemente se confunden cosas diversas. El Padre Ribadeneira toca también este punto, si bien
referido a los primeros tiempos de la conversión, en su Vita Patris Ignatii (edic. primera,
1572) con las siguientes palabras, que traducimos: «El Padre, como al principio de su con-
versión a Dios se moviese a risa al ver a las personas, la desterró disciplinándose con tanto
número de azotes como veces se había reído, aunque hubiera sido levemente». Por lo demás,
no es fácil entender la causa de esa risa. Cf. núm. 89.
En otras partes San Ignacio dará hermosos consejos sobre la manera de ver a los demás,
que coinciden con lo que aquí dice el Memorial sobre el modo de proceder del santo; por
ejemplo, a los Padres que se envían a ministerios, 8-X-1552: «... abstenerse generalmente
del hombre exterior, y mirar las criaturas no como bellas o graciosas, sino como bañadas en
la sangre de Cristo, e imágenes de Dios, templo del Espíritu Santo, etc.» (Obras Completas
de San Ignacio..., BAC [Madrid 1963], 792; cf. MI, Epist. XII, 252); o al Padre Emerio de
Bonis, 23-V-1556: «... procurad considerar esta y aquella persona, no como bella o fea, mas
como imagen de la santísima Trinidad, como miembro de Cristo, como bañada con su san-
gre» (Obras Completas..., 952; cf. MI, Epist. XI, 439). En las Constituciones de la Com-
pañía el santo recomienda a los jesuítas que reconozcan en los demás la imagen de Dios (cf.
P. III, c. 1,4 [250]).
56 RECUERDOS IGNACIANOS
6 5
No sabemos cuándo ocurrió esto, cuya interpretación puede resultar problemática.
6 6
Silvestre Landini, sacerdote de la ciudad de Malgrato, cayó enfermo hacia 1547.
Llevaba mal su enfermedad y San Ignacio le envió a su tierra. Posteriormente sería un ex-
celente operario apostólico. Murió en Córcega el 3-UI-1554.
67
Nos hallamos ante la primera de las adiciones del Padre Ribadeneira anunciadas por
Goncalves da Cámara en el núm 11 (cf. nota 22). Lo mismo que cuenta aquí Ribadeneira
puede leerse en De actis núms. 55,67,68 (FN U, 356-357,365-367) y en Vita Patris ígnatii,
L. V, c. 8.
60 RECUERDOS IGNACIANOS
68
Se refiere, como es comprensible, al párrafo precedente.
69
El término hermanos designa aquí, al igual que en otras ocasiones (cf., por ejemplo,
núm. 25), a todos los miembros de la comunidad jesuítica. Con más frecuencia se usa la
expresión para referirse solamente a los jesuítas no sacerdotes: así, por ejemplo, en el núm.
23, donde se habla de «Padres y Hermanos».
7 0
Bernardo Oliverio (1523-1556), natural de la ciudad de Antoing, llegó a Roma como
peregrino en 1546, ingresando en la Compañía en 1549. Al año siguiente era ministro (cf.
nota 18) de la casa profesa de Roma y al siguiente rector del colegio romano. Más tarde
regresará a Flandes y en 1556 será nombrado primer provincial de la provincia de Alemania
inferior, muriendo por la peste antes de tomar posesión de su cargo.
71
Cf. núm. 135.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 61
daba beber únicamente vino puro muy fuerte, convencido de que sus do-
lores de estómago procedían del frío. Ardía el Padre de sed, sin pedir
nunca un poco de agua para beber; se deshacía en sudor con la intensi-
dad de los dolores y la fuerte calentura que le abrasaba, hasta el punto
de que el sudor traspasaba los colchones de la cama, y él no se quejaba;
en fin, se sentía desfallecer, y nada decía, mostrando en todo tener tanta
estima y sujeción al médico, como si fuera un consumado especialista en
la ciencia médica, constando por otra parte manifiestamente al Padre la
gran insuficiencia de su saber.
Y finalmente llegó la situación a tales extremos, que comenzó a
prepararse para morir, de lo que nos dimos cuenta, porque mandó que
nadie fuese a hablarle a su habitación, a no ser el enfermero, remitiendo
a los Padres todos los asuntos de la Compañía, como quien se entregaba
ya a la muerte.
Nos reunimos entonces los Padres profesos que había en casa y nos
pareció a todos que estábamos obligados a llamar a otro médico, para que
72
le visitara y viera si podría vivir aún. Vino el doctor Alejandro y, en
cuanto le vio y fue informado de lo que sucedía con el tratamiento, co-
menzó a gritar que lo habían matado a fuerza de calor. Mandó al punto
que lo desembarazaran del exceso de ropa, que le dieran de beber todo
el agua fresca que quisiera: y de esta manera sanó y convaleció en muy
poco tiempo.
36. 5° Los días de ayuno que 36. 5.° Conmútense los días de
ha hecho voto Bernardo se comu- ayuno de que ha hecho voto Ber-
ten, y consúltese en qué. nardo y consúltese con qué se han
de conmutar.
72
Alejandro Trajano Petronio, calificado por Goncalves da Cámara como «el principal
médico de Roma» (núm. 135), era muy amigo de la Compañía y asistió a San Ignacio en su
última enfermedad (cf. FN I, 765).
73
Cf. núm. 30.
62 RECUERDOS IGNACIANOS
76
Roiz es una abreviatura palee-gráfica frecuente de Rodríguez. Quizá se trata de aquel
Hermano Juan Rodríguez, antiguo soldado, que en setiembre de 1556 se hallaba en Perusa
y que tuvo después una muerte edificante en la Compañía.
77
Andrés Frusio (des Freux) nacido en Chartres, entró en la Compañía de Jesús siendo
ya entonces sacerdote. Después de estudiar en Pavía (1542-1546) fue enviado a Mesina
(1548) y luego a Venecia (1551), donde enseñó griego. Al año siguiente fue llamado a Roma
para regir el colegio germánico, cargo que regentó hasta su muerte, acaecida el 26-X-1556.
Fue el autor de la traducción latina de los Ejercicios espirituales de San Ignacio aprobada por
Paulo ni (cf. núm. 322).
78
Antonio de Araoz nació en Vergara (Guipúzcoa). Llegado a Roma en 1538, se unió
a San Ignacio (de quien era sobrino) y a sus primeros compañeros en la primavera de 1539.
Fue el primer jesuíta que pasó a España (1539-1541), haciendo la profesión en 1542. En
1544 volvería a España con siete jóvenes jesuítas. En 1547 fue nombrado provincial y en
1565 asistente de España, aunque no llegó a desempeñar este cargo. Murió en Madrid el 30-
1-1573.
79
Coincide con el Memorial lo que dice Polanco en el Summarium hispanum: «Fue una
de sus primeras pruebas, que, cargado de seda con que venía vestido, se fue a predicar en los
Bancos» (FN 1,241).
80
Se refiere a Juan de Mendoza, hijo de Pedro González de Mendoza y alcaide de la
fortaleza de Castel Nuovo en Ñapóles. Sin esperar a recibir el permiso de sus padres ni de
Felipe U, decidió entrar en la Compañía en el colegio de Ñapóles en febrero de 1556. El día
26 de marzo ya estaba en Roma sirviendo en la cocina, como dice aquí Gonfalves da
Cámara. Enviado a Ñapóles para restablecer su salud, murió en el camino el día 21-Di-1556
no muy lejos de Roma.
64 RECUERDOS IGNACIANOS
encima del traje de terciopelo que trajo del mundo, con el que siempre
anduvo.
Recuerdo que antaño hacíamos tanto caso de este ejercicio en esta
provincia de Portugal, que era ya una idea comúnmente admitida que
aquel novicio era mejor a quien más duraba el traje con el que entraba
en la Compañía. Y se había observado que a los que no eran tan cuida-
81
dosos, les duraba muy poco. Y porque el Padre Blas Gómez , a quien
Nuestro Señor tiene en su gloria, conservó el suyo por mucho tiempo,
decían los Padres que por esto entendían que había de ser como todos le
conocimos.
82
El Padre don Gonzalo, mártir de Monomotapa , me dijo una vez en
el colegio de Coimbra que una de las cosas que más le ayudó fue un ju-
bón de raso negro, con que entró, que vistió en casa hasta gastarlo por
completo, pues cuantas veces se lo ponía o se lo quitaba reflexionaba in-
teriormente diciendo: «el mundo cree que ya soy otro hombre, pero tan
el mismo sigo siendo, que ni siquiera he cambiado de vestido».
Lo que arriba dije del Padre Frusio sucedió mucho antes de que yo
fuera a Roma, pero lo supe de fuente segura. Lo del Padre Araoz lo supe
por un compañero suyo, Hermano coadjutor, que nos edificó mucho a
todos en esta provincia [de Portugal], y me lo puso por escrito con algu-
nas otras cosas que le había contado el Padre Araoz. Se llama Iñigo de
83
Ochandiano , vizcaíno de nacimiento, y venía de Madrid. Lo del capi-
tán del castillo de Ñapóles sucedió después de mi primer regreso de
Roma y lo supe por los Padres de allí en mi segundo viaje, cuando fui a
84
la primera congregación general el año 1558 .
8 6
En una carta del 1-XII-1554 habla Polanco de ocho jesuítas -entre los que está el
propio Goncalves da Cámara- que pedían limosna de esta manera de dos en dos por la ciu-
dad. Lo que se dice en este número y en los siguientes ha de compararse con los núms. 78-
80 y 253.
66 RECUERDOS IGNACIANOS
días por nuestro ruego, sin obe- quince días por nuestro ruego, sin
decer a ninguno. La tercera, que, estar ligado a nadie por la obedien-
no aprovechando estas dos, lla- cia; la tercera, que si ninguna de
men todos los Hermanos y Pa- estas dos cosas aprovecha, convo-
dres, y delante dellos le hagan quen a todos los Hermanos y Pa-
decir la causa que le mueve a dres, y oblíguenle a decir delante de
irse, y cada uno responda lo que ellos el motivo que le mueve a irse,
le parece. Añadió más nuestro y cada uno responda lo que le pa-
Padre en otra plática del mismo rece. Añadió aún más Nuestro Pa-
propósito; que sería bueno ha- dre en otra conversación sobre el
cerle dormir uno en su cámara, y mismo tema: que sería bueno man-
que el mismo Padre le tomaría la dar dormir a otro en su habitación y
palabra, que todas las veces que que el mismo Padre le haría pro-
despertase, llamase al compañe- meter que todas las veces que des-
ro, para que no diese lugar al pertase, llamaría al compañero,
demonio, porque al despertar para que no admitiese al demonio,
suelen ser las más fuertes tenta- porque al despertar suelen ser las
87 87
ciones en aquella hora , si es la más fuertes tentaciones , si la cosa
cosa del demonio; y quando son proviene del demonio; y cuando
cosas de Dios, también son muy son cosas de Dios, también son
vehementes. muy vehementes.
Quanto al Hermano
44. Era éste un novicio de Siena, recibido hacía cuatro meses, que,
yendo a pedir limosna, fue tentado por un pariente que encontró en el
camino. Creo que Nuestro Padre lo sintió especialmente, por haberle yo
mandado que fuera a hacer aquella prueba sin tener todavía fuerzas para
tanto; y por esta causa ordenó que nadie más fuese en adelante sin su
aprobación, y empleó tantos medios para hacerle volver al buen camino.
el Padre ha ordenado
45. Este modo de pedir limosna era expuesto a que los débiles en la
virtud fueran tentados con facilidad, porque no iban dos Hermanos juntos
88
a cada casa, como ahora se hace en San Roque , sino que cada uno iba por
una parte de la calle con un saco a cuestas pidiendo de puerta en puerta; y
así era forzoso que el compañero tuviera que quedarse con frecuencia solo
muy lejos, esperando por la limosna, como hacen los religiosos que piden
de esta manera; y ésta es la razón por la que este Hermano novicio tuvo
tiempo para oir al pariente que le habló, mientras iba pidiendo.
Y a pesar de ser este ejercicio tan expuesto a semejantes contra-
tiempos y haberse afectado tanto Nuestro Padre con este particular que
sucedió a este Hermano novicio, sin embargo advertí que no por ello dio
8 7
Compárese lo que aquí se dice con la segunda adición de los Ejercicios de San Igna-
cio: «Cuando me despertare...» [74].
88
Casa profesa de la Compañía de Jesús de Lisboa.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 67
ley universal que ningún novicio volviese más a pedir limosna; tan sólo
ordenó que ninguno fuese a ella sin su aprobación. Pues, hablando en
general, no era el espíritu de Nuestro Padre Ignacio promulgar leyes ge-
nerales por males particulares. Tenía gran cuidado de remediarlos, ayu-
dándose muy especialmente con el medio de expulsar a los miembros
podridos que los causaban, pero no con normas universales que atan e
impiden a los buenos.
46. [d.i.] Suele el Padre con los 46. Suele el Padre tener grandes
novicios tentados usar grandes delicadezas con los novicios que se
dulguras, como hizo el año pasado hallan tentados, como hizo el año
con un flamenco sin letras, y con pasado con un flamenco sin estu-
poca abilidad para ellas, que le dios, y poco apto para ellos, a
fué a abrogar; y por el contrario quien fue a abrazar; y por el con-
suele usar de mucho rigor con al- trario, suele ser muy riguroso con
gunos, que ya debrían haber co- algunos que, por ser antiguos de la
brado muchas juergas espirituales Compañía, deberían haber cobrado
por antigos de la Compañía, muchas fuerzas espirituales, sobre
máxime como sea cosa de no que- todo si se trata de que no quieren
rer obedecer o dexar su juicio obedecer o rendir su propio juicio
proprio en alguna que le mandan, en alguna cosa que les mandan, e
y así también quando desvían a igualmente cuando desvían del
otros de la Compañía; que enton- buen camino a otros de la Compa-
ces usa de todo rigor hasta despe- ñía: entonces usa con ellos todo el
89
dilles. De lo primero puede ser rigor, hasta expulsarlos. Puede
89
exemplo lo que hizo con un * Pa- servir de ejemplo de lo primero
dre este Deciembre de 54; y de lo lo que hizo con un * Padre este di-
90 90
2.° puede ser exemplo cómo des- ciembre de 1554; y de lo segundo
pedió a Antonio Marino, maestro puede servir de ejemplo cómo ex-
de la lógica en el colegio, y de los pulsó a Antonio Marino, maestro
buenos, quanto a las letras, que de lógica en el colegio, y de los
había en el colegio para aquel ofi- buenos que en él había por su
91 91
cio, en Julio de 53 . ciencia para aquel oficio .
* Anotación marginal del Padre Ri-
badeneira: Cómo le mandó salir la
misma noche, queriendo él estar
más bien hasta la mañana. De Ma-
rín expliqúese el modo con que fue
92
echado. Igualmente Santiago ,
Soldevilla, Zapata y otros.
89
Es decir, de dureza de juicio en la obediencia.
9 0
Es decir, de hacer daño espiritual a otros de la Compañía.
91
En los párrafos que siguen hace el Padre Goncalves da Cámara un largo comentario
de este párrafo, así como de la anotación marginal a él de Ribadeneira. Dicho comentario
ofrece no pequeñas dificultades de interpretación, si se compara con otros documentos con-
temporáneos que tratan los mismos temas.
9 2
El Memorial omite comentar el caso de Santiago, mencionado en la anotación mar-
ginal de Ribadeneira. De este caso hablan el propio Ribadeneira (FN II, 387) y Polanco
(Chron. III, 20).
68 RECUERDOS IGNACIANOS
con un flamenco
93
47. Este flamenco era holandés de nacimiento, joven de 19 a 20 años:
94
estaba aún en la llamada «primera probación» . En cuanto se enteró de su
tentación, mandó Nuestro Padre que fuesen a hablar con él los Padres
antiguos; y como esto no fue suficiente, fue él mismo, como aquí se dice.
Después nos contaba que, cuando le abrazó, tuvo que dar un saltito para
poder llegarle con los brazos al cuello, porque era muy alto de estatura;
pero ni aun esto le movió para que quisiera quedarse en casa.
con un Padre
95
48. Este Padre era Francisco Marín , quien, cuando yo llegué a Roma
la primera vez, hacía ya tres o cuatro años que estaba en la Compañía.
Era natural de Andalucía, hombre de muchas canas, muy culto, y que en
el mundo había ejercido un oficio en la administración de justicia. Fue
ministro de la casa de Roma antes que yo por espacio de un año poco
más o menos; y después que le quitaron este cargo, se quedó tratando con
las personas de fuera, por orden de Nuestro Padre, los asuntos de la
Compañía, yendo muchas veces en el desempeño de este cargo a visitar
a cardenales y a gente noble. Siempre tuvo este Padre la cabeza dura,
pero sobre todo en los asuntos en que, por sus estudios y oficio que fue-
ra había desempeñado, creía tener más conocimientos. Mostraba poca
sumisión y no deponía el juicio propio en lo que la obediencia ordenaba.
Para remediarlo, mandó Nuestro Padre darle los Ejercicios; y recuerdo
que me decía el Padre Nadal que temía que los Ejercicios quedasen des-
acreditados, por el poco fruto que le harían. Salió de ellos con alguna
sombra de enmienda, pero, una vez vuelto a su ocupación, volvió tam-
bién a su propio juicio y a su propia voluntad; y como perseverase en ella,
Nuestro Padre lo expulsó enseguida de la Compañía.
En la nota marginal correspondiente a este pasaje, me escribió el
Padre Ribadeneira que fue expulsado de noche, a pesar de que él quiso
9 3
No disponemos de documentación para identificar a este joven flamenco. Al no ha-
ber todavía por este tiempo casa de noviciado en Bélgica, eran muchos los flamencos y
belgas que entraban de novicios en Roma.
9 4
La llamada primera probación, anterior al noviciado propiamente dicho, queda des-
crita de la siguiente manera en las Constituciones de la Compañía: «.. .los que se admiten [en
la Compañía] estén como huéspedes de doce hasta veinte días, o más si pareciese al Superior,
para que ellos en este tiempo más se informen de las cosas de la Compañía, y la Compañía
tome más conocimiento de ellos en el Señor nuestro» (Const., P. I., c. 4, 1 [190]).
95
Goncalves da Cámara en este comentario identifica erróneamente al Padre que, según
el texto, había sido expulsado en diciembre de 1554, con el Padre Francisco Marín, quien
todavía no había salido de la Compañía en octubre de 1555 (cf. nota 605). La confusión pudo
deberse a un error de memoria o bien a una lectura precipitada de la anotación marginal de
Ribadeneira, que en la primera frase menciona a uno expulsado de noche y en la segunda
habla de Marín. Goncalves da Cámara pudo unir las dos frases, considerando a Marín como
objeto de la expulsión nocturna de la primera frase. Ribadeneira cuenta el caso de un novicio
flamenco, a quien San Ignacio mandó dejar la casa por la noche, cuando él había decidido
abandonar la Compañía a la mañana siguiente (cf. FN II, 387). Quizá sea ese el caso men-
cionado en esta anotación marginal del Memorial.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 69
permanecer hasta la mañana. No recuerdo por qué motivo fue tan preci-
pitada su marcha. Y aunque todavía era yo ministro, creo que no lo supe,
porque, habiendo sucedido este caso en diciembre y comenzando a es-
cribir esto a continuación en el enero siguiente, siendo algo tan llamati-
vo, si lo hubiera sabido, parece lógico que lo hubiese escrito aquí. Pero
el Padre obraría según su costumbre de no comunicar faltas más que a
quien no podía dejar de hacerlo.
Antonio Marino
96
49. Antonio Marino , español de nacimiento, maestro en artes por Pa-
rís, era tenido, así dentro como fuera de casa, por hombre de mucho ta-
lento y gran filósofo. El Padre Ignacio lo escogió para que echara los ci-
mientos a la enseñanza de la filosofía en nuestro colegio romano, y
97
comenzó el primer curso que en él se leyó con mucha satisfacción . Te-
nía por discípulos al Padre Benito Palmio, que hace tanto tiempo que es
98
asistente de la Compañía en Roma , y al Padre Pedro de Ribadeneira,
que escribió la vida de Nuestro Padre Ignacio.
Empezó por entonces Marino a inquietarse él y a perturbar a otros.
En especial demostraba juzgar y sentir de algunas cosas de la Compañía
de manera muy distinta de lo que en ella se usa y comunicaba a algunos
estas opiniones suyas. Le llamó el Padre Ignacio y se esforzó por redu-
cirlo al buen camino; pero, al ver que apenas se enmendaba, lo expulsó.
Sucedía esto en un tiempo en que fue necesario que le sustituyese en
el curso de filosofía un Hermano flamenco, novicio de pocos meses, pero
muy humilde y virtuoso. Y había tanta penuria de gente capaz, que, por no
hallar ninguno que satisficiese, tuvo aquel curso diez maestros, después de
haber expulsado a Marino. Y tanto me dolió a mí este caso, que, aunque
hacía poco tiempo que estaba en Roma, no me pude contener sin ir a in-
terceder por él a Nuestro Padre, cuando supe que se le quería expulsar; y
recuerdo que me respondió riendo: «Pues id vos a convertirlo».
9 6
Antonio Marino entró en la Compañía, junto con su hermano Francisco, a principios
de 1552, y ambos habían salido ya de ella en julio del mismo año. Antonio volvió a la
Compañía al año siguiente, pero también esta segunda vez perseveró escaso tiempo en ella.
Debió de salir definitivamente en el verano de 1553, unos tres meses después de la llegada
a Roma de Goncalves da Cámara (23-V-1553), por lo que muy bien pudo interceder por él
a San Ignacio, como se dice al final de este núm. 49.
9 7
Los estudios superiores no se inauguraron en el colegio romano hasta San Lucas de
1553, sin que en la lista de profesores que inician el curso de artes ese mes de octubre apa-
rezca el nombre de Antonio Marino. Sin embargo, sabemos que con anterioridad a este co-
mienzo oficial de los cursos, se enseñaron en el colegio romano algunos rudimentos de artes,
que muy bien pudo impartir Marino, hasta que en julio de ese mismo año fuera enviado a
peregrinar a Loreto, para hacerle reflexionar sobre su vocación. Probablemente no regresó ya
más de esta peregrinación a la vida religiosa.
98
El Padre Benito Palmio, del que se hablará repetidas veces a lo largo del Memorial
(cf. núms.. 95, 103, 262, 360), llegó a Roma para acabar sus estudios en 1553, año en que
suceden los acontecimientos de Marino aquí narrados. Sería nombrado provincial de
Lombardía en 1559 y en 1565, como aquí se dice, asistente del Padre general de la Compañía
para Italia.
70 RECUERDOS IGNACIANOS
Soldevilla
50. Soldevila, sacerdote teólogo, catalán de nacimiento", era hombre
que entre los nuestros de Roma tenía fama de persona espiritual y devo-
ta. Adoptó este Padre un modo particular de proceder en las cosas espiri-
tuales, diferente del acostumbrado en la Compañía, y lo comunicaba a
escondidas a algunos de casa. Sus invenciones eran dañinas, no sólo para
el alma, porque apartaba a los subditos de la obediencia, sino también
para el cuerpo.
Recuerdo de Pedro Silvio, flamenco, que entonces era Hermano de
extraordinaria humildad, obediencia, mansedumbre y otras muchas virtu-
des naturales y adquiridas, y más tarde gran operario y doctor en teolo-
gía, que vivió y murió en la Compañía con mucha edificación, a quien
este Padre llevó a extremos tales con su doctrina, que, por la enorme y
continuada violencia que le imponía sobre la imaginación, estuvo mucho
tiempo sin poder hablar y totalmente trastornado, sin esperanza de que
100
pudiese vivir .
Enterado Nuestro Padre de lo que pasaba, lo remedió de esta ma-
nera: mandó en penitencia al sacerdote que, tanto en casa como en el co-
legio, fuese al refectorio completamente desnudo de la cintura para arri-
ba disciplinándose y con unas alas de ángel en los hombros, que sólo para
esto mandó el Padre hacer, repitiendo estas palabras: «No volar sin alas»;
o éstas (porque no me acuerdo bien): «Pido perdón a todos, porque qui-
se volar sin alas». Y después de haber dado esta satisfacción, lo expulsó
101
inmediatamente .
Entonces, reconociendo su culpa y viéndose en el mundo, como por
otra parte era hombre bueno, se decidió a alcanzar misericordia de Nues-
tro Padre, a fin de que lo volviese a admitir. En prueba de su enmienda
se fue a servir a un hospital y, por espacio de cuatro o cinco meses que
en él estuvo, dio tal edificación y tales muestras de arrepentimiento, que
al cabo de este tiempo fue nuevamente admitido en la Compañía; y des-
9 9
Antonio Soldevila, natural de Vilallonga, diócesis de Tarragona, entró en la Compa-
ñía en Valencia en octubre de 1551, siendo ya sacerdote. En julio de 1553 se encontraba en
Roma. Después fue enviado a Genova y a Ñapóles. Murió en esta última ciudad el 26-1-
1601.
100
En diversas cartas de setiembre, octubre y noviembre de 1553 se nos da cuenta de su
enfermedad de manera muy similar a como aquí lo hace Gon9alves da Cámara. A principios
de 1554 estaba ya muy restablecido. Después trabajó en Alemania, muriendo en Maguncia
el 10-VJI-1571.
101
Esta expulsión, de haberse realizado como la narra Goncalves da Cámara, habría que
situarla hacia octubre o noviembre de 1553. En efecto, en setiembre Soldevila está todavía
en la Compañía, ya que en ese mes enferma Silvio, a causa de su dañina influencia. Por otra
parte, en abril de 1554 parece llevar ya algún tiempo readmitido, puesto que San Ignacio
piensa por entonces nombrarle rector de Genova. Suponiendo que hubiera regresado a la
Compañía, pongamos por caso, en el mes anterior, nos retrotraemos efectivamente a los
meses de octubre o noviembre, si restamos los cuatro o cinco meses de servicio en el hos-
pital. Si Soldevila fue el inmediato predecesor de Gon9alves da Cámara en el cargo de mi-
nistro, como éste dice, debió de permanecer en Roma hasta setiembre de 1554, cuando lo
asumió el autor del Memorial (cf. núm. 9).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 71
107
Sobre los Padres Oviedo, Carneiro y Núñez, véanse los núms. 120-123.
108
Juan Tomás Passitano, de Ñapóles, y el maestro Juan Boukyau hicieron la profesión
en Roma el 14-IX-1554.
109
Como se dice después (núm. 53), era el miércoles de las témporas de setiembre, o sea
el día 19 de setiembre.
110
En el Memorial se hará frecuentemente mención al Padre Martín de Olave, super-
intendente y profesor del colegio romano, que entró en la Compañía en 1552, profesó el día
2-IV-1553 y murió en Roma el 18-VIII-1556, dos semanas después que San Ignacio. Olave
fue el primero de los jesuítas de la primera generación que se cruzó en la yida de San Igna-
cio: nada más llegar éste a Alcalá de Henares en 1526, fue Olave, estudiante entonces en la
universidad complutense, una de las primeras personas que socorrió al santo con su limosna.
"' Aparte de los cuatro antes mencionados (Oviedo, Carneiro, Passitano y Boukyau),
también fue destinado a Etiopía el Padre Miguel Barrul, catalán. De ahí que se hable aquí de
cinco.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 73
otro que estaba dentro, le propinó un azote en las nalgas. Sucedió esto
antes de ir yo a Roma. Me lo contó Nuestro Padre Ignacio; y, según cla-
ramente entendí por el modo como me lo decía, no fue más que mera
travesura; pero me dijo que sólo por eso mandó echarlo enseguida.
57. Temamos en la casa de Roma un Hermano de nueve o diez años
de Compañía muy edificante, que había ejercitado gran parte de este
tiempo el oficio de enfermero con mucha humildad, paciencia y caridad
con los enfermos; y era tan perfecto en esto, que, cuando cayó grave-
mente enfermo en Roma el doctor Arce (hombre que, aunque rico, no te-
nía a nadie en casa para preocuparse de él y poderle curar bien y con
quien la Compañía estaba obligada, por haber recibido de él favores en
115
tiempo de necesidad) , mandó el Padre Ignacio a este Hermano a vivir
a la casa del mismo doctor para que le curase. Estuvo en ella por espacio
de un mes, sin otro ninguno de la Compañía; y recuerdo que ocurría esto
en una época en que había en nuestra casa muchos enfermos (cuya salud
tanto estimaba el Padre, que la anteponía a todo lo demás) y que, yéndo-
le yo a exponer la gran necesidad que teníamos de enfermero, no quiso
otra cosa, sino que fuera a cuidar al doctor. Me maravilló sobremanera
la extraordinaria virtud de gratitud que en esto mostró el Padre.
58. Después de mi regreso de Roma, sucedió que, lavando un día este
Hermano los pies a un enfermo, levantó la mano un poco más arriba de
lo que convenía; este enfermo era un Hermano extranjero, con quien él
no había tenido trato o familiaridad alguna de que pudiese sospecharse
que su acción nacía de alguna mala raíz; con todo, en cuanto lo supo
Nuestro Padre, al punto mandó expulsarlo. Los Padres acudieron a él y
le pidieron con mucha instancia que lo castigara de otra manera, pero que
no lo expulsara del todo. Rehusaba el Padre, pero al fin, después de mu-
chos ruegos, les concedió que hiciese una peregrinación de cuatrocientas
leguas, y que, si en ella daba satisfacción con buen ejemplo, podía ser
admitido en alguna parte de la Compañía fuera de Roma. Esta fue una
de las últimas cosas que hizo el Padre Ignacio, porque pocos días des-
116
pués se lo llevó Nuestro Señor para sí . Cumplió el Hermano su peni-
tencia y estuvo mucho tiempo en la Compañía fuera de Italia, sin regre-
sar hasta mucho después de la muerte de Nuestro Padre.
Pero, cuando yo fui por segunda vez a Roma a la primera congre-
117
gación general , ya no estaba en la Compañía; y entonces me enteré de
lo que había pasado al Padre con él, por relación de los Padres Laínez y
118
Madrid , que habían sido los que habían intercedido por el Hermano, y
1,5
Jerónimo de Arce, español, doctor en teología, muy amigo de San Ignacio y gran
bienhechor de la casa de Roma, a la que, cuando en 1543 se hallaba en gran necesidad, dio
200 escudos de limosna.
116
San Ignacio falleció el día 31-VII-1556.
117
Esta congregación general tuvo lugar el año 1558. Luis Goncalves da Cámara fue
elegido como representante de la provincia de Portugal. Llegó a Roma, para asistir a la
congregación, el día 9-V-1558. Cf. nota 84.
118
Padre Cristóbal de Madrid: cf. nota 59.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 75
me parece que también por relación del Padre Polanco, aunque de éste
119
tercero no estoy seguro .
O sea, que en materia de castidad Nuestro Padre tenía un celo per-
fectísimo.
59. Un Padre de mucha edad fue a oir confesión a una mujer a su casa
y sucedió que el compañero se colocó de tal modo, que no estaba a su
vista mientras la confesión. Lo supo Nuestro Padre y, aunque el Padre era
un hombre de quien por su gran virtud y su edad no se podía, ni moral
ni naturalmente, temer mal alguno, aun así le impuso por eso en peniten-
cia que se disciplinara durante el rezo de siete salmos; pero me encargó
que buscara para esto algunos salmos de los más cortos, y así se cum-
plió todo.
No se asombrará de estas cosas quien considere lo mucho que es-
timaron los santos la excelente virtud de la perfecta castidad y cuánto
castigaron el vicio contrario. Y, aunque no sea mi propósito aducir ejem-
plos de esto, con todo me ha parecido bien traer aquí uno que se narra
en el segundo tomo de los concilios, en lo correspondiente al X concilio
120
de Toledo , con estas palabras:
119
Quien juzgue -en éste y en otros casos- que hay desproporción entre la culpa y la
sanción, ha de tener en cuenta lo siguiente: San Ignacio debía, como fundador, ser riguroso
en lo tocante a la observancia de los votos religiosos y no tolerar que en los mismos co-
mienzos de una nueva Orden sufrieran alguna merma los mismos fundamentos de la vida
religiosa; como tal, debía proveer para su tiempo y para el futuro. De ahí su gran empeño en
preservar limpio el cuerpo de la Compañía (cf. núms. 277, 348, 396, etc.).
Además, para apreciar exactamente los casos que aquí se presentan, no ha de olvidarse
que los autores, al presentarlos, no lo dicen todo y mucho menos nos revelan el juicio que
San Ignacio se había formado de las personas encausadas a partir de otras circunstancias,
palabras, hechos y gestos, conocidos a veces por él solo y que no quería divulgar: véase, por
ejemplo, lo dicho en la nota 105 sobre la expulsión de Zapata.
Varias veces nos dice el Memorial que el santo pedía el parecer a los consultores sobre
si procedía o no la expulsión de alguno, a no ser en los casos de los que personalmente te-
nía plena información (cf. núm. 282b-283). Y entonces, fiel a su principio de no divulgar los
defectos ajenos (cf. núms. 48 y 249), ocultaba las causas de las expulsiones, incluso a per-
sonas tan cualificadas (además de formar parte del grupo fundacional de la Compañía) como
Laínez y Salmerón (cf. núm. 405). De todos estos datos hay que concluir que las verdaderas
causas de no pocas expulsiones que nos presentan los autores no eran precisamente las que
aparecían (a veces ciertamente leves), sino otras más profundas, que el santo no podía di-
vulgar: un caso extremo de esta situación queda reflejado en lo narrado en el núm. 396. Cf.
también núm. 397.
Finalmente no conviene olvidar que las decisiones en este tema las tomaba San Ignacio
«después de mucha oración y reflexión» (núm. 283; cf. núm. 128).
120
El décimo concilio de Toledo, que tuvo carácter nacional, fue el tercero de los con-
vocados por el rey Recesvinto y se abrió el día l-XU-656. Las actas del concilio contienen
siete extensos cánones; aparte de ello, se ventiló en el concilio la causa de Potamio, obispo
de Braga, que se acusó espontáneamente del delito de fornicación. Los padres, en atención
a su voluntaria confesión, le conservaron la dignidad episcopal, pero le condenaron a per-
petua penitencia y le depusieron, confiando el gobierno de su diócesis a Fructuoso, obispo
de Dumio, que unió en su persona ambos títulos episcopales. El Memorial reproduce aquí
(núm. 60) el texto latino del decreto conciliar (cf. MANSI XI, 40-41; Francisco Antonio
González - Juan Tejada, Colección de Cánones de la Iglesia Española II [Madrid 1850],
418-419).
76 RECUERDOS IGNACIANOS
121
Sebastián Lazcano llegó a Ñapóles en noviembre de 1553. En varias cartas que
conservamos se le recomienda al Padre Salmerón y a los jesuítas españoles.
122
De este calabrés nada sabemos, aparte de lo que se dice en el núm. 63.
123
Del modo de despedir de la Compañía trata ampliamente San Ignacio en Const., P. II,
c. 3 [218-230].
78 RECUERDOS IGNACIANOS
con Lascano
62. El caso de Lazcano fue así: Era Lazcano vizcaíno, soldado, noble
y hombre ya de cierta edad; siendo muy joven le habían dado el orden
del diaconado fuera de la Compañía, más por su nobleza que por su
ciencia, ya que ni leer sabía por este tiempo, en que ya pasaría de los
cuarenta. Recuerdo que allí mismo delante del Padre Ignacio le dieron un
libro para que leyera, y él lo cogió al revés y comenzó a restregarse los
ojos, diciendo que tenía un poco turbia la vista a causa de la humedad.
Entró en la Compañía en Roma en mi tiempo; y diré aquí algo re-
lativo a la obediencia, que oí por primera vez al Padre Ignacio cuando la
entrada de Lazcano. Trajo a Lazcano otro hidalgo vizcaíno, persona de
mucha autoridad, por cuyo respeto y muchos ruegos que le hizo, le reci-
bió. Fue Nuestro Padre a hablarles y, estando con ellos de pie, dijo al
novicio que los que entraban en la Compañía tenían que entrar con dos
pies, a saber, derecho e izquierdo; al derecho llamaba obediencia de jui-
cio, al izquierdo obediencia de voluntad; y que los que tan sólo tenían el
mismo querer, y no el mismo sentir y juzgar de las cosas que el supe-
rior, tenían solamente el pie izquierdo en la Compañía.
Pasados algunos meses después de ser recibido, este Lazcano vino
a caer en tentación contra esta misma obediencia y vocación. Mucho hizo
el Padre para calmarlo, no para retenerlo en la Compañía, pues ningunas
cualidades tenía para ella, sino para expulsarlo con la conciencia tranqui-
la; y, para conseguir esto, pues él quería salirse por la fuerza, mandó en-
cerrarlo en una habitación, en la que estuvo cinco o seis días enteros sin
querer comer nada, para que lo echaran; pero al cabo de este tiempo se
aquietó, y entonces Nuestro Padre lo echó con muestras de mucho amor,
marchando él mismo muy consolado y alegre.
con el calabrés
63. Este calabrés era un maestro de gramática, hombre ya entrado en
años. Recuerdo que, cuando el Padre Polanco habló con él para tratar de
recibirle en la Compañía, le decía muy convencido: «Recibidme fiados
en mi palabra; no os arrepentiréis». Después de recibido, nunca pudo
comprender que, siendo él maestro de gramática, tuviera que lavar las
escudillas; ni le bastaba ver que los doctores en teología y los superiores
de casa las lavaban también, ni que le dijéramos que el Padre Francisco,
que había sido duque de Gandía, hacía otro tanto.
Pero la razón principal de su tentación fue que el Padre le mandó
sacar de su habitación un poco de aceite con el que se untaba las sienes
para refrescar la memoria, cosa que en modo alguno pudo soportar, y por
eso se salió.
A 29 DEL MISMO Día 29 de Enero
64. 1° A los parientes de Mario 64. 1.° No se abra la puerta a
no abran la puerta ni en casa, ni los parientes de Mario, ni en casa
en el colegio. Sabiendo después el ni en el colegio. Enterado después
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 79
Padre que iban a la clase de Ma- el Padre de que sus parientes iban
rio con libros en las manos, orde- a la clase de Mario con libros en
nó que el maestro les mandase re- las manos, ordenó al maestro man-
petir las leciones, y les dixese que darles repetir las lecciones y decir-
se confesasen según la orden del les que se confesasen según la
124
colegio . norma del colegio . 124
Mario
125
65. Mario Beringucci era un joven noble nacido en Siena, a quien yo
traje conmigo a esta provincia [de Portugal]. En ella oyó el curso de ar-
126
tes del Padre Pedro da Fonseca . Sus parientes sintieron mucho su en-
trada en la Compañía en Roma; y, porque buscaban inquietarle, Nuestro
Padre ordenó hacer lo que aquí digo.
iban a la clase
66. Cuando no los admitieron en las porterías de la casa y del colegio,
se fingieron estudiantes y se iban a la clase de prima, a la que asistía el
Hermano, para poder hablarle allí.
67. [d.i.J Suele N.P. hacer gran- 67. En semejantes casos suele
des diligencias en estos casos se- nuestro Padre hacer grandes dili-
mejantes para que los novicios no gencias para que los novicios no
sean molestados, como se puede sean molestados, como puede ver-
127
ver por el exemplo de Tarqui- se en el ejemplo de Tarquinio , a
127
nio , que, siendo tan constante, quien, por ser tan constante en su
el Padre le embió a España, di- vocación, el Padre envió a España,
ciendo que no quería que un míni- porque decía que no quería que le
mo pensamiento le diese trabajo; molestase el más mínimo pensa-
124
Ya desde el principio se acostumbraba en el colegio romano a inducir suavemente a
los colegiales externos a que se acercaran al sacramento de la penitencia al menos una vez
al mes.
125
Según Polanco, era hijo de Marcelo Beringucci, profesor de derecho público en
Ñapóles (Cf. Chron. IV, 186). Ingresó en la Compañía en Roma en octubre de 1554. Hizo la
profesión solemne de cuatro votos en Brescia el día 2-JJ-1569.
126
El Padre Pedro da Fonseca (1528-1599) ingresó en la Compañía en 1548. Seria co-
nocido por el apelativo «el Aristóteles portugués» por su gran saber filosófico. Fue el ini-
ciador de algunas doctrinas que pasaron después al acervo de la llamada escuela jesuítica.
Enseñó filosofía en Coimbra (1557-1561). Precisamente en este tiempo encontramos a
Mario Beringucci como estudiante de filosofía en dicha ciudad (1556-1559). Fonseca sería
posteriormente asistente del Padre general de la Compañía, prepósito de la casa profesa de
San Roque de Lisboa y visitador de la provincia jesuítica de Portugal.
127
Tarquinio Raynaldi (o Rainaldi, Rinaldi, de Reynaldis) nació en Roma en 1533,
siendo su padre procurador y doctor in utroque iure. Como su progenitor, también Tarquinio
orientó inicialmente su vida por el estudio de ambos derechos, camino que abandonó para
ingresar en la Compañía el día 15-IV-1553 en la casa de Roma. La oposición paterna a este
ingreso fue larga y enérgica, quedando no pocos rastros de ella en la correspondencia de San
Ignacio. Para resistir a las pretensiones paternas, Tarquinio fue enviado sucesivamente a
Florencia, Roma y Valencia (España), donde permanecería hasta finales de 1556. Vuelto a
Italia, será rector de varios colegios y morirá en Roma en 1571.
80 RECUERDOS IGNACIANOS
cerle volver, aparte de otras muchas diligencias que hicieron, lograron que
interviniesen en el asunto cardenales y personas nobles y hasta el mismo
papa, a quien también fueron con sus quejas. A todo resistió Nuestro Pa-
dre; y, finalmente, ante la situación, lo envió a Sicilia con el Padre Riba-
deneira, como él mismo me contó y anotó al margen de este pasaje.
134
Juan Ricasoli ingresó en la Compañía de Jesús en 1554. Ante la oposición de sus
familiares, San Ignacio llevó su caso hasta el mismo papa, que mandó al cardenal Morone lo
examinase. En un catálogo de 1573 se dice de él que era «doctor y lector de teología». Fa-
lleció en la casa profesa de Roma el día 17-111-1581.
133
Cf.núm.67.
136
Sobre Ferráo véase el núm. 126.
137
Es una carta de marzo de 1547 editada en MI, Epist. I, 467, aunque el texto del
Memorial no es el mencionado, sino el texto allí reseñado como Ebor. II.
138
Polanco entró en la Compañía en Roma en 1541, siendo enviado al año siguiente a
Padua, donde dedicó cuatro años a estudiar teología.
139
Este año de prueba -la llamada «tercera probación»-, una vez acabados los estudios,
se había implantado en la Compañía desde el año 1541.
140
Polanco, «terminada ésta [la teología]..., fue destinado a Florencia para gestionar, a
las órdenes de Laínez, la fundación de un colegio de la Compañía en Pisa. Mientras esperaba
en Bolonia la llegada de Laínez, el obispo de Pistoya le invitó a ejercitar en su diócesis los
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 83
141
mano suyo rico y favorecido de la señoría, el cual con otros sus adhe-
rentes sumamente le empezaran a [per]suadir se fuese a Burgos para sus
padres y dejase la vida comenzada; lo que entendido de Nuestro Padre, le
escribió que se fuese al concilio, do estaban los nuestros, o se viniese para
142
Roma . Mas sospechando el hermano que él se quería venir, le prendió
en una casa, porque no lo hiciese, de la cual él por su buena industria se
143
huyó, y fue a casa del obispo de Pistoya , desfechando [=deshaciendo]
para ello una puerta, y echándose con una soga por una ventana.
74. Mas como el hermano fuese poderoso, ni esto le valió [para] que
no le quitase por la fuerza de casa del obispo y le volviese a la suya; lo
que todo supimos por letra del mismo Polanco y del dicho obispo.
Estando la cosa en estos términos, vino el Padre Lunel, que fue
144 145
general de los franciscanos , y un doctor Sandoval a rogar a Nuestro
Padre diese licencia al Padre Polanco [para que] se pudiese ir a Burgos
[a] visitar a sus padres, como pretendía el hermano suyo. Empero el Pa-
dre Ignacio les respondió que, viniendo el Padre Polanco a Roma prime-
ro a tomar más noticia de la Compañía, que él pondría en manos de dos
personas el darle la tal licencia, una de las cuales fuese el mismo Padre
146
Lunel , y que de otra manera no lo haría. Con esta respuesta quedaron
algo satisfechos y escribieron luego a Florencia sobre el negocio. Mas el
Padre Ignacio, por más seguro, sin que ellos lo supiesen, hizo cómo el
147
señor Juan de Vega escribiese al duque de Florencia y [a Pedro] de
148 149
Marquina , y para don Pedro de Toledo que estaba en su casa, para
que su excelencia hiciese luego soltar al dicho Padre, que violentamente
tenía preso el hermano suyo; y con las cartas fueron enviados a ello
150
Maestro Andrés y Jerónimo de Bassán , los cuales llegados, de ahí a dos
161
probación los que lo saben , porque, aparte de saber poco, era natural-
mente muy vergonzoso. Nuestro Padre no quiso dispensarle de ella.
82. 5° [29-1-1555] El confesor 82. 5.° El confesor Cornelio,
Cornelio, aunque es maestro de aunque es maestro de novicios, no
novicios, no dé penitencia ninguna les imponga penitencia alguna en
en la dotrina que hace, ni en la la doctrina que les enseña, ni en la
gramática; y para remediar esto clase de gramática; y para reme-
haya un síndico, puesto per el mi- diar esto, haya un corrector nom-
nistro, que las dé, etc. brado por el Padre ministro, que
las imponga, etc.
El confesor Cornelio
162
83. Era el Padre Cornelio flamenco de nacimiento , tenido por gran
siervo de Dios aun antes de entrar en la Compañía. Entró, siendo ya sa-
cerdote de Lovaina, donde tenía gran fama de santidad; y buen testimo-
163
nio de ella era lo mucho que le alababa el Padre Pedro Fabro . Nuestro
Padre le nombró maestro de novicios (y a la vez su confesor) en la casa
de Roma, y era perfectísimo en el desempeño de este oficio.
Recuerdo que, estando un día juntos, me dijo que a los novicios
había que llevarlos a la mortificación como se suele hacer entrar a las
gallinas por un agujero pequeño: porque, así como para que las gallinas
entren es necesario llevarlas por delante de uno, y cuando se desvían ha-
cia un lado, hay que acudir allí, y cuando se desvían hacia el otro, exac-
tamente igual, hasta que por fin vayan por donde se quiere, así para que
el novicio acierte con el camino de la mortificación, es importante ir
siempre detrás de él, apartándole continuamente de las cosas a que le in-
ducen sus malas inclinaciones, hasta que él mismo lo conozca suave-
mente y lo siga por sí mismo.
Y a propósito de esta orden, que sobre las penitencias de los novi-
cios le dio Nuestro Padre, me decía que entre los dos haríamos una bue-
na ensalada, si él ponía el aceite y yo (que era ministro) el vinagre.
161
Era ésta una determinación de las Constituciones de la Compañía y del Examen:
«Pasados dos o tres días después de entrados en probación, comenzará a ser examinado... y
los que han estudiado, lean una lección de cada facultad en que han sido versados...»
(Const., P. I, c. 4 , 5 [198]). Cf. Examen c. V, 6 [109].
162
Cornelio Wischaven, nació en Malinas en 1509, fue ordenado sacerdote en 1533 e
ingresó en la Compañía en Lovaina en 1543, cuando ya tenía fama de santidad (cf. Mixtae
1,130 ss.). En 1553 fue llamado desde Mesina a Roma para ser maestro de novicios, padre
espiritual del colegio romano y confesor del germánico. Murió en Loreto el 25-VTII-1559.
Fue el primer jesuíta flamenco.
163
De ello dan testimonio muchos pasajes de su vida (Cf. Nadal I, LX; Lexikon für
Theologie undKirche (LTK) 10, 1188; J.E. Nieremberg, Claros varones de la Compañía
de Jesús [Madrid 1643], 111-122); quedan también muchos vestigios en Fabri Mon.: a
Wischaven abrió el beato Fabro de par en par toda su intimidad (pág. 465), después de
probar su gran virtud con todo género de pruebas (págs. 459-461). Tanta estima tenía de
él, que le envió a confesar a la corte del emperador con la recomendación de que le reci-
bieran como a su propia persona (pág. 461).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 87
84. 7° [29-1-1555] Quanto a los 84. 7.° Sobre los novicios de la
novicios de la primera probación, llamada primera probación, el Pa-
el Padre dice que es necesario que dre dice que es necesario que estén
estén encerrados con miramiento aislados, teniendo en cuenta su sa-
a la salud y tiempo, que quando lud y el tiempo: que, cuando hace
hace mucho frío suplirlo con fue- mucho frío, se remedie con fuego;
go; y la causa deste encerramien- y el fin de este aislamiento es para
to es, para que mejor piensen lo que piensen mejor lo que vienen a
que vienen a hacer. Quando uno hacer. Cuando alguno no puede
no puede sufrir el encerramiento, soportar el aislamiento, a veces or-
algunas veces el Padre ordena que dena el Padre que vayan algunos a
le vayan a hablar algunos y entre- hablar con él y entretenerle parte
tenelle parte del día; o como con del día; en cuanto a los del colegio
los del colegio, que han venido a que han venido a la Compañía, les
la Compañía, les da licencia que da permiso para que anden por
vayan por toda la casa, mas que toda la casa, pero sin hablar con
no hablen con ninguno; mas ordi- ninguno; pero ordinariamente
nariamente nuestro Padre quiere quiere nuestro Padre que en esto se
que en esto se observe rigor. proceda con rigor.
estén encerrados
85. Este encierro o aislamiento es la llamada primera probación, que
164
pasan los que entran en la Compañía .
o como con los del colegio
Consentía Nuestro Padre a los alemanes del colegio germánico que
entraban en la Compañía que, por estar ya educados y aficionados a la
obediencia y sumisión a los Padres, pudieran andar por los corredores
durante la primera probación; pero no les daba permiso para que habla-
ran con los Hermanos, a pesar de que eran jóvenes que desde hacía días
eran ya considerados como de la Compañía en el mismo colegio germá-
165
nico. Creo recordar que los primeros fueron Pablo Hoffaeus , que ahora
166 167
es provincial de Alemania superior, Enrique de Bonn y Hermann ,
todos tres extraordinarias personas.
164
Cf. nota 94.
165
Pablo Hoffaeus (Hofer?) nació en Münster junto a Bingen hacia 1525, estudió en
Emmerích, Colonia y Roma, siendo uno de los primeros colegiales del colegio germánico.
San Ignacio lo recibió en la Compañía en 1554. Después de sus estudios de filosofía y teo-
logía y de su ordenación sacerdotal en Roma, fue rector de los colegios de Praga, Viena y
Munich. En 1569 sucedió a San Pedro Canisio como provincial de Alemania superior, con
el que tuvo algunas diferencias. De 1581 a 1591 fue asistente de Alemania. Murió en
Ingolstadt el 17-XU-1608. Tuvo gran influencia en la organización de la Compañía de Jesús
en Alemania. Tradujo al alemán el famoso Catecismo Romano (Dilinga 1568).
166
Enrique Blyssem (1526-1586) nació en Bonn y en 1555 ingresó en la Compañía en
Roma. Sucedió a Hoffaeus en el rectorado del colegio de Praga. Después fue rector del co-
legio de Gratz, provincial de Austria y de nuevo rector de Gratz, donde falleció el 23-IV-1586.
167
Hermann Thyraeus nació en Neuss, diócesis de Colonia, e ingresó en la Compañía en
1556. Fue provincial de la provincia renana (1571-1578) y rector del colegio de Maguncia
(1578-1591), donde falleció el 26-X-1591.
88 RECUERDOS IGNACIANOS
modo, que las cosas de que se modo de proceder, que las cosas de
puede sentir el subdito, nunca el que se puede herir el subdito, nun-
Padre se las dé sino por otro, sin ca se las dice, a no ser por medio
que el subdito piense haber el de otro, sin que el subdito piense
Padre entendido en ello; y por el que el Padre ha tenido que ver con
contrario, las cosas con que él se aquello; y por el contrario, de las
ha de holgar, hócese el Padre cosas con que se puede alegrar, el
169 169
autor aellas . Padre se hace su autor .
grande afabilidad
89. Esta afabilidad se manifestaba en que, cuando encontraba por la
170
casa a algún Hermano, le mostraba un rostro tan risueño y le acogía tan
bien, que parecía quererle meter en el alma. Con todos cuantos llegaban
o iban de camino comía la primera o la última vez, despidiéndose de cada
uno con mucho amor. No obstante, con todos guardaba la gravedad de-
bida, no comunicando más que con los superiores inmediatos y consul-
tores imprescindibles las cosas que no podía menos de tratar para el buen
gobierno de la Compañía. De modo que podemos decir que con todos fue
afable, y familiar con ninguno.
2° el grande cuidado
171
Arriba se dijo lo que en este punto se podía decir .
3.° que las cosas de que se
90. Ejemplo de esto es lo que me dijo a mí, a saber, que quería que a
los imperfectos y poco mortificados los mandara a vivir a los colegios
pobres, donde padecieran necesidad corporal; y así los hacía yo ir, sin que
ellos pudieran adivinar que la orden procedía de Nuestro Padre, a los co-
legios de Padua y de Venecia, que en aquel entonces estaban tan faltos
de lo necesario, que muchas veces sucedía que, siendo siete personas, no
tenían más que seis huevos para cenar; y a los muy observantes Nuestro
Padre los mandaba a Roma o a otras partes, donde fuesen mejor tratados.
Idéntico modo de proceder observaba con los que expulsaba de la
Compañía, haciéndolos marchar siempre por medio de una tercera per-
sona y en su ausencia. Y de este modo nunca se vio obligado a volver a
aceptar a ninguno por las lágrimas, promesas o muestras de arrepenti-
miento o enmienda que diera en el momento del despido; aunque sí vol-
vió a recibir a algunos que después dieron satisfacción suficiente con su
conducta.
91. [d.i.] Nuestro Padre de to- 91. Nuestro Padre siempre habla
dos dice siempre bien; y aun con bien de todos; y aun con aquellos
aquellos que saben las faltas no que conocen las faltas, no habla de
169
Cf. núms. 42,199, 295-296.
170
Cf. núm. 25.
171
Cf.núm.31.
90 RECUERDOS IGNACIANOS
habla aellas, sino quando es om- ellas, a no ser cuando es del todo
nino necesario para remediarlas. Y necesario para remediarlas. Y tiene
en esto de toda especie de murmu- tanta perfección en lo que lleve la
ración tiene tanta perfeción, que es mínima apariencia de murmura-
cosa mucho de espantar. ción, que causa gran extrañeza.
de todos dice
La anotación de al lado es del Padre Ribadeneira, quien la dictó al
Hermano que copió este cuaderno:
92. [Anotación marginal del Pa-
dre Ribadeneira]: Me gustaría, Her-
mano, poneros aquí algunos ejemplos,
pero son cosas largas. Es cosa admira-
ble cómo guarda la regla de los Ejer-
cicios de que cada uno debe siempre
interpretar [la proposición del prójimo,
172
echándola] a la mejor parte ; de
modo que son ya como un proverbio
entre los que le tratan las interpreta-
ciones del Padre excusando culpas
ajenas, tanto de los de fuera, como de
los de la Compañía.
el Gerconzito
98. Fue Nuestro Padre tan amigo de este libro, que, cuando le conocí
en Roma, me parecía ver y hallar escrito en su conversación todo lo que
en él había leído. Sus palabras, movimientos y todas las demás obras eran
para él un continuo ejercicio y para quien le trataba una lección viva de
177
Este intercambio se efectuó en 1553: Otello partió hacia Mesina con Doménech,
llegando a Ñapóles el 12-UI-1553.
178
En las primeras ediciones castellanas, el libro De imitatione Christi se atribuye a
Juan Gersón (1363-1429), y de ahí la denominación de El Gersoncito. Sobre el verdadero
autor de esta celebérrima obra de la devotio moderna disputan aún los críticos, aunque se ha
impuesto en la literatura de vulgarización la autoría de Tomás de Kempis (1379/80-1471).
Cf. LTK 7, 762-764.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 93
Gersón. Y de ello puedo yo dar buen testimonio, por ser en aquel tiempo
muy aficionado a este libro y conservar un gran recuerdo de él.
Me acuerdo igualmente que me impresionó la primera vez que, allá
en Roma, leí las Constituciones, poco antes de emprender viaje de vuel-
179
ta a Portugal : y es que conforme las iba leyendo, me parecía que veía
retratado en ellas a Nuestro Padre.
El mismo me contó que, cuando estudiaba en Alcalá, le aconseja-
ron muchas personas, y entre ellas su propio confesor (que entonces era
180
el Padre Miona , portugués, natural del Algarbe, que después entró y
murió en la Compañía y ya en aquel tiempo era tenido por hombre de
gran virtud), que leyese por el Manual del caballero cristiano de Eras-
181
mo ; pero no lo quiso hacer, porque ya entonces había oído reprender a
este autor a algunos predicadores y personas de autoridad; y a los que se
lo recomendaban respondía que no faltarían otros libros, de cuyos auto-
182
res nadie tuviese que hablar mal, y esos eran los que él quería leer .
99. [d.i.] Acordarme he del 99. Tengo que acordarme del mo-
modo de tratar las cosas de N.P.: do como Nuestro Padre trataba las
1°, que nunca persuade con afee- cosas: primero, que nunca convence
tos, sino con cosas; 2°, que las con sentimientos, sino con razones;
cosas no las orna con palabras, segundo, que las cosas no las adorna
sino con las mesmas cosas, con con palabras, sino con las mismas
179
Recordemos que el Padre Goncalves da Cámara partió de Roma hacia Portugal por
primera vez en octubre de 1555. Las Constituciones de la Compañía se imprimieron en
Roma en 1558; pero ya desde algunos años antes tuvieron que correr ejemplares manuscri-
tos, puesto que en 1552 las promulgó el Padre Nadal en Sicilia, en 1553-1554 en España y
Portugal y en 1555 en algunos colegios de Italia.
180
El portugués Manuel Miona era sacerdote y profesor en Alcalá de Henares cuando
llegó allí San Ignacio en 1526. Después pasó a París, donde fue también confesor del santo.
El día 16-XI-1536 le escribió San Ignacio la famosa carta sobre la excelencia de los Ejer-
cicios Espirituales, en la cual se dirige a él «como hijo a padre espiritual». Miona entró en
la Compañía en 1544, muriendo el 4-111-1567.
181
Precisamente en 1526 y 1527, en coincidencia con la estancia de San Ignacio en
Alcalá, el impresor Miguel de Eguía, amigo del santo, sacó a luz en esta ciudad dos ediciones
del Enchiridion militis christiani de Erasmo según la traducción castellana de Alonso
Fernández de Madrid, «el arcediano de Alcor», con un éxito editorial sin precedentes. Es,
pues, totalmente verosímil que aconsejaran a Ignacio esta lectura en Alcalá. Ribadeneira, por
su parte, afirma ya desde la primera edición de la Vita (año 1572) que habían recomendado
al santo la lectura del Enchiridion ya durante su estancia en Barcelona (1524-1526), más
como ejercicio literario que como lectura espiritual, dado que Erasmo «eo tempore bonus
latinitatis auctor habebatur» (L. I, c. 13); pero, notando el santo que aquella lectura le en-
friaba el espíritu, dejó de leerlo. Con todo, el mismo Ribadeneira en su Collectanea (circa
1567), que parecen borradores para la Vita, sitúa también el hecho en Alcalá (cf. FN ü., 417-
418). Polanco (cf. FN II, 543; Chron. I, 33) y Maffei (cf. Vita L. I, c. XVI) lo sitúan tam-
bién en Barcelona.
Nada tiene de extraño que, estando en Barcelona dedicado al estudio del latín, le reco-
mendaran la lectura de la obra erasmiana en atención al estilo literario latino, mientras que
en Alcalá se la recomendaran para provecho espiritual. Cf. también núm. 245.
182
Es la misma razón aducida en el núm. 244 para no permitir la lectura de las obras de
fray Jerónimo Savonarola. Sobre los libros que conviene leer en la Compañía, cf. Const., P.
IV, c. 14 [464-470]. Cf. Memorial, núm. 370.
94 RECUERDOS IGNACIANOS
antes duriter y con rigurosos ca- con dureza y con reprensiones ri-
84 184
pelos' . gurosas .
circunspeción
103. Guardaba circunspección en el trato con todos, de modo que, aun-
que tuviesen alguna debilidad, no quedaran heridos por sus palabras o
manera de conversar. Se acomodaba a los estados de ánimo y al carácter
de los subditos; y esto aun en cosas insignificantes, como cuando mandó
a decir al Padre Benito, que entonces era Hermano, que le había conse-
guido un oyente, pues, una vez que salió de casa, dijo a una vieja que
fuese a nuestra iglesia al sermón que el mismo Padre Benito iba a predi-
185
car ; o como cuando hacía grandes elogios del Padre Olave cuando ha-
blaba con el Padre Polanco, o del Padre Polanco cuando hablaba con el
186
Padre Olave, porque sabía que eran muy amigos entre sí .
a un Nadal y a un Polanco
104. De la misma manera trataba a todos los primeros Padres; y así
como no había nadie más cariñoso y amable que él, así cuando Nuestro
Padre se enfadaba, a ninguno temían todos más que a él. El Padre Riba-
deneira me contó que, estando tratando el Padre un negocio de importan-
cia con el Padre Laínez, e insistiendo éste más de la cuenta en un punto,
le dijo Nuestro Padre estas palabras: «Ora tomad vos la Compañía y go-
bemadla»; de modo que el Padre Laínez se quedó cortadísimo, sin poder
articular ni una palabra más. Y todo esto ocurrió delante del Padre Riba-
deneira.
105. [d.i.] N.P. dixo una vez, po- 105. Nuestro Padre dijo una vez,
eos días ha, que quien medía su hace pocos días, que quien medía
amor con lo que él mostraba, que su amor por lo que manifestaba
se engañaba mucho; y lo mismo en hacia afuera, se engañaba mucho;
el desamor o en el mal tratamien- y que lo mismo ocurría con la falta
to. Veré se puede decir del Padre, de amor y mal trato. En verdad se
que suscipit infirmos in spiritu le- puede decir del Padre que acoge a
184
Cf. núm. 250. De estas ásperas reprensiones (en italiano capelli, de donde el Me-
morial toma la palabra «capelos») que San Ignacio daba a Nadal habla también Diego
Jiménez, compañero y amanuense suyo: cf. Nadal I, 34-35. Este duro trato con Nadal y
Polanco era muestra de lo mucho que el santo estimaba su virtud, a la que quería aquilatar
aún más con aquellas reprensiones, conforme a su criterio de acoger con dulzura a los débiles
y dar «pan duro y pasto de varones» a los fuertes (cf. núm. 105). Véanse también los núms.
46, 86, 106.
El propio Padre Nadal tiene una excelente doctrina sobre el particular: Cf. P. Hieronymi
Nadal orationis observationes, ed. M. Nicolau, S.J. (Romae 1964), 67.
185
Como queda dicho en el núm. 95, el Padre Benito Palmio fue llamado desde Sicilia
a Roma en 1553 para estudiar y, al mismo tiempo, para predicar en el templo de la Compañía
(cf. Chron. III, 216; V, 18). El Padre Lancicio da una versión un poco diferente de esta
anécdota (cf. MI, Script. 1,495).
184
No sabemos cuándo surgió esta especial amistad entre Polanco y Olave. ¿Vendría ya
del tiempo en que ambos estaban en la universidad de París?
96 RECUERDOS IGNACIANOS
187
nitatis , etc.: y que a los ya re- los débiles con espíritu de dulzu-
187
cios les da pan duro y pasto de ra , etc.; y que a los ya fuertes les
varones a comer. da a comer pan duro y comida de
hombres.
187
Cf. 1 Tes. 5, 14 y Gal. 6,1.
188
Parece tratarse del Hermano Juan Bautista de Anzola, que adquirió el grado de co-
adjutor temporal formado en 1553 juntamente con Martín de Zornoza (cf. núms. 163, 327,
352) y Juan de Alba (cf. núm. 236, etc.).
189
El Padre Tacchi Venturi cree identificar este crucifijo con uno conservado en la
parte vieja de la casa profesa de Roma. También San Ignacio tuvo gran devoción a una
imagen similar (cf. FN ni, 405-409), con la que existe alguna representación antigua del
santo (cf. Memoriale. Erinnerungen an unseren Valer Jgnatius. Trad. de Peter Knauer, S.J.
[Frankfurt/M 1988], II, IV).
190
Lorenzo Tristano, albañil, que ingresó en la Compañía en Ferrara el año 1552, o
quizá en Roma. Coadjutor formado en 1555, muy apreciado como albañil y como portero y,
por supuesto, como ejemplar religioso. Murió en Roma el 24-K-1586. Cf. núm. 134.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 97
707. [d.i.J Acordarme he de los 107. Tengo que acordarme de es-
particulares en esto, de cómo tos detalles: cómo trata a los que
trata cada uno de los que son son muy buenos y de quienes se fía
muy buenos y de quien mucho fía, mucho, con cuidado de no ofen-
con circunspeción de no ofende- derlos, a no ser que tenga mucha
llos, si ya no tiene mucha expe- experiencia de que son de los que
riencia, que son de los que tan toman tan alegremente una cosa
alegremente toman lo uno como como otra. Y de este modo el Pa-
lo otro. Y así el Padre, quando dre, cuando comienza a tratar a
comienga a conversar con uno, uno, primero va concediéndole
va primero dándole todo, y ha- todo, y hablándole de tal manera,
blándole de manera que, aunque que, aunque sea muy imperfecto,
fuese muy imperfecto, no se po- no pueda escandalizarse; pero des-
dría escandalizar; después que lo pués que va conociéndole y él va
va conociendo, y el mismo va co- cobrando fuerzas espirituales, el
brando fuergas, vale el Padre Padre va quitándole poco a poco, de
quitando poco a poco, de modo modo que, sin sentirse ninguna
que, sin sintirse ninguna violen- violencia, le cambia todo el juego;
cia, le muda todo el juego; v.gr.: por ejemplo, viene un doctor a la
viene un dotor a la Compañía, Compañía, como podría ser el Pa-
como podría ser el P. Olabe, y dre Olave, y Nuestro Padre primero
N.P. primero le llama señor dotor le llama «señor doctor» y «vuestra
y V. md.; después le quita uno merced»; después le quita uno de
los dos tratamientos; después le
dellos; después le dexa con el
deja con el «doctor» sólo; y des-
dotor solo; después con el nom-
pués con el nombre a secas; como
bre seco; ut si diceret primero:
si primero dijese: «Señor doctor
«Señor dotor Olabe: V.md.
Olave: vuestra merced haga...»;
haga...»; después, «dotor Olabe después: «Doctor Olave, haced...»;
haced»; después, «Olabe»; y después, «Olave...»; y conforme a
conforme a esto lo trata en todo esto lo trata en todo lo demás. Pero
lo demás. Todavía con las cosas con las cosas de la salud tiene
de la salud tiene siempre espe- siempre especialísimo cuidado.
cialísimo cuidado.
como podría ser
108. Supe que eso sucedió así casi al pie de la letra.
Y, como nuevo ejemplo de lo mismo, contaré aquí cómo me reci-
bió Nuestro Padre en Roma y cómo me trató los primeros meses después
de mi llegada.
Cuando el Padre Doctor Miguel de Torres vino como visitador a
191
esta provincia de Portugal el año de 1552, como ya queda dicho , halló
en ella muchas cosas que merecían comunicarse muy detalladamente a
Nuestro Padre Ignacio; y pareciéndole que yo tenía algún conocimiento
de ellas, me mandó entonces que las escribiera pormenorizadamente, para
191
Cf.núm. 7.
98 RECUERDOS IGNACIANOS
poderlas eriviar a Nuestro Padre. Una vez redactada una larga carta so-
bre el tema (que, para contar las cosas con más libertad, fingí que escri-
192
bía al Padre Maestro Melchor Núñez, provincial de la India ), cambió de
opinión el mismo Padre Visitador, pareciéndole mejor que yo fuera a
Roma para informar de palabra a Nuestro Padre sobre las mismas cosas,
a fin de que adquiriera más plena noticia de todo, como él deseaba y era
necesario. Y a este fin me envió a Roma, como ya dije.
109. El día que llegué me habló Nuestro Padre, aunque lo hacía rara-
mente con los que venían de fuera; y creo que aquella misma tarde cené
con él. Me recibió de pie, con mucho agasajo y alegría; pero no con las
fiestas y entusiasmo con que aquí acostumbramos a recibir a los huéspe-
193
des. Al día siguiente, que era miércoles de las cuatro témporas , ayuna-
mos; y, parte por el cansancio del viaje, parte por la escasez de la comi-
da, me encontraba tan mal cuando llegó el jueves, que me dio un mareo
estando diciendo misa; lo supo Nuestro Padre y me preguntó con un sua-
ve dejo de reprensión amorosa (como siempre empezaba) por qué no ha-
bía informado el día anterior cómo me encontraba y el daño que podía
hacerme el ayuno; y recuerdo que le gustó mucho que le diera esta res-
puesta: «Padre, no lo dije, porque no soy tan mortificado».
Tenía Nuestro Padre la costumbre de ordenar que los nuestros que
llegaban por primera vez a Roma fueran los primeros días, todas las ma-
ñanas antes de salir el sol, a hacer ejercicio para tomar el aire fresco de
Roma, a fin de que no les hiciese daño el clima de la tierra, que suele ser
nocivo a los extranjeros. Conforme a esto me encargaron, en cuanto lle-
gué, que practicara el referido ejercicio. Así lo hice uno o dos días; y
creyendo que no era mandato de obediencia y norma que se guardaba con
todos los que llegaban de fuera, sino solamente licencia que me daban, me
descuidé en hacerlo un día de aquella misma semana. Se enteró Nuestro
Padre y, mandándome llamar, me preguntó por qué no había ido a hacer
ejercicio; y, una vez que oyó mi justificación, me impuso en penitencia
que al domingo siguiente comiera en la mesa pequeña y que me diera una
194
reprensión Antonio Rión . Pero, para que me fuera más llevadera la pe-
nitencia y para observar la costumbre que dije tenía con los que trataba por
primera vez, me dio por compañeros de la reprensión a los Padres Polanco
y Olave. Desde entonces yo seguí en todo el orden de la casa.
192
Melchor Núñez Barrete, hermano del futuro patriarca de Etiopía (cf. núm. 52, etc.),
nació en Oporto entre 1519 y 1522 e ingresó en la Compañía en Coimbra el 1 l-IU-1543. Fue
enviado a la India en 1551 para regir el colegio de Goa y la provincia india, pero los jesuitas
de esta provincia no quisieron reconocerle como superior, concediéndole tan sólo el privi-
legio de exención hasta el regreso de San Francisco Javier de Japón. El santo le nombró
superior del colegio de Bassein con facultad de admitir y expulsar de la Compañía. Sucedió
a Gaspar Berze como viceprovincial de la India. De 1554 a 1557 visitó a los jesuitas del
Japón. Murió el 10-VUI-1571.
193
Aquel año 1553 el miércoles de las témporas de Pentecostés cayó el 24 de mayo.
194
Hermano coadjutor italiano encargado de reprender públicamente a quienes se im-
ponía esta penitencia (capello). Cf. núms. 140, 324.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 99
110. Y aunque Nuestro Padre sabía muy bien a qué había sido yo en-
viado, con todo me tuvo algunos meses en Roma sin preguntarme ni una
palabra sobre los asuntos de la provincia [de Portugal], como si no hu-
biera ido a eso (estilo de mortificación silenciosa que usaba muchas ve-
ces con gran prudencia y fortaleza). Y, a la verdad, que yo sentía que me
aprovechaba mucho el verme olvidado de este modo. Y por eso me de-
cidí a pensar en mí y a leer la Escritura. Y así durante todo aquel verano
no tuve más oficio que decir mi misa, rezar el breviario y leer la Escritu-
195
ra con un comentario, que me leía un Hermano novicio , aunque siem-
pre comí en la mesa de Nuestro Padre.
Pero en todo este tiempo ni siquiera le hablé una palabra de mí
mismo, hasta que un viernes por la mañana, cuatro de agosto, víspera de
Nuestra Señora de la Nieves, le hablé en la huerta con gran consolación
de mi alma, como podrá verse por este escrito que compuse en Roma
como prólogo a lo que allí escribí sobre la vida de Nuestro Padre, que él
mismo me contó. Y aunque está imperfecto, me ha parecido bien poner-
lo en este lugar, para que no se acabe de perder del todo, puesto que
196
contiene algún recuerdo de Nuestro Padre :
111. «El año de 53, un viernes a la mañana, cuatro de agosto, víspera
de Nuestra Señora de las Nieves, estando el Padre en el huerto, junto a
197
la casa o aposento que se dice del duque , yo le empecé a dar cuenta de
algunas particularidades de mi alma, y entre las otras le dije de la vana-
gloria. El Padre me dio por remedio que muchas veces refiriese a Dios
todas mis cosas, trabajando de ofrecerle todo lo bueno que en mí halla-
se, reconociéndolo por suyo y dándole gracias de ello; y en esto me ha-
bló de manera, que me consolé mucho, de manera que no pude detener
las lágrimas; y así me contó el Padre cómo dos años había sido trabaja-
do de este vicio, en tanto que, cuando se embarcaba para Jerusalén en
Barcelona, no osaba decir a nadie que iba a Jerusalén, y así en algunas
otras particulares semejantes; y él añadió más : "Cuánta paz acerca de
esto había sentido después en su alma".
Y de ahí a una hora o dos, nos fuimos a comer; y estando comien-
198
do con él Maestro Polanco y yo , Nuestro Padre dijo que muchas veces
199
le habían pedido una cosa Maestro Nadal y otros de la Compañía, y
m
Quizá por razón de su mala vista (Cf. nota 144).
196
El pasaje que sigue (núm. 111) reproduce el comienzo del prólogo de la llamada
Autobiografía de San Ignacio, narrada por éste al Padre Goncalves da Cámara (Cf. FNI,
354-358; o también el núm. 2 de esta colección, El Peregrino, págs. 145-147).- Goncalves da
Cámara compuso este prólogo en dos etapas, probablemente entre octubre de 1555 y se-
tiembre de 1556 (Cf. FN I, 329-330).
197
La parte de la casa profesa que, al parecer, ocupó San Francisco de Borja, duque de
Gandía, cuando en 1550-1551 fue a Roma a ganar el jubileo.
198
Dos de los comensales ordinarios de San Ignacio (Cf. núm. 374).
199
Cf. el prólogo del Padre Nadal a la Autobiografía de San Ignacio redactada por el
Padre Goncalves da Cámara (FN I, 354-363; o también el núm. 2 de esta colección, El Pe-
regrino, págs. 143-144).
100 RECUERDOS IGNACIANOS
2 0 0
Goncalves da Cámara empezó a redactar la Autobiografía de San Ignacio en el ve-
rano de 1553 (cf. nota siguiente). Por aquellos meses, en efecto, San Ignacio estaba muy
delicado de salud, aunque con altibajos, como se deduce de diversas cartas del Padre Polanco
(Cf. MI, Epist. V, 110, 251, 258,269, 272, 282,503).
201
El núm. 10 de \aAutobigrafía dice expresamente que algo de la misma se escribió ya
en el mes de agosto de 1553.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 101
alma; y así usa tantos medios, que almas: y así usa tantos medios, que
parece quasi imposible no se parece casi imposible que uno que
aprovechar uno que algo se quie- quiera ayudarse algo, no se aprove-
re ayudar. Los medios ordinarios che. Los medios ordinarios son:
son: hacer que haga exámenes, mandar que uno haga exámenes de
que haga oración, que tenga sín- conciencia, que haga oración, que
dicos, que dé cuenta cada día a tenga correctores de sus faltas, que
alguno de cómo se aprovecha con dé cuenta cada día a alguno de
estos medios. cómo se aprovecha de estos medios.
que dé cuenta
Era éste un medio tan usado en tiempo de Nuestro Padre, que de
su continuo ejercicio deduje esta conclusión general, sin hacer caso de
ejemplos concretos.
114. [d.i.] Suele N.P. mucho co- 114. Nuestro Padre suele cooperar
operar con las inclinaciones velut mucho con las inclinaciones natu-
concurriendo, id est, no hace rales, es decir, que en cuanto es
nunca, en quanto se puede, vio- posible, nunca violenta a nadie; al
lencia a ninguno; antes, aun las contrario, aun las cosas que de or-
cosas que no se hacen ordinaria- dinario no se hacen voluntaria-
mente voluntariamente, como son mente, como son disciplinas públi-
disciplinas públicas y otras peni- cas y otras penitencias por los
tencias por defectos, el Padre or- defectos, el Padre se las arregla de
dena de manera que aquel tal las tal manera, que uno las elija y las
elija y las quiera; imo de lo que quiera; más aún, manda quitar algo
él elige hace quitar, de modo que de lo que uno ha elegido, de modo
siempre el que hace la penitencia que el que hace la penitencia que-
queda con amor y conocimiento da siempre con amor y con el con-
que merecía más, y sin amaritud. vencimiento de que merecía más, y
Y para que este efecto se haga, sin amargura. Y para conseguir
usa el Padre de muchos medios, este efecto, el Padre se vale de
etiam con respectos humanos, muchos medios, incluso de respe-
como para que sea tenido en tos humanos, como que uno sea
más, etc. tenido en más, etc.
[Anotación marginal]: Por ejem-
plo, diciendo al subdito que los otros
le estimarán en poco, si no da satis-
facción y no hace penitencia.
115. Todo lo que en este pasaje se dice de la cuenta que tenía Nuestro
Padre con las inclinaciones de los subditos, él lo entendía (y así lo eje-
cutaba) de aquellos que eran verdaderos hijos suyos y de la Compañía;
quiero decir, de los perfectos obedientes y enteramente resignados al pa-
recer y voluntad del superior. Porque con los que no tenían esta indife-
rencia y abnegación propia, no descansaba hasta verlos totalmente muer-
102 RECUERDOS IGNACIANOS
tos a las inclinaciones del propio juicio y voluntad o acababa por expul-
sarlos de la Compañía.
Fue a Roma, por orden del superior de una de las provincias, un
sacerdote, doctor en teología, tenido por hombre de gran virtud y emi-
nente en ciencia y talento; y se le envió a Roma por ser tan eximio en
estas cosas. Trató con él Nuestro Padre y, hallándole de juicio duro y di-
fícil para disuadirle de aquello a que se había inclinado, una vez que se
convenció de lo mal que se dejaría mortificar y vencer, lo expulsó de la
Compañía.
Otro sacerdote, persona culta y de autoridad, fue también manda-
do a Roma con negocios de importancia por su provincial, de quien era
muy estimado, así como también de toda su provincia; y a pesar de que
el Padre Ignacio tenía buena información de él, con todo, sólo porque
advirtió en él poca sumisión del propio juicio y parecer, juzgó, y así lo
dijo, que se sentía obligado a tenerlo junto a sí hasta deshacerle este jui-
cio propio. Y por eso trabajó mucho para que permaneciera en Roma;
mas parece que no pudo conseguirlo, por pecados del propio sacerdote,
porque años más tarde, ya vuelto a su provincia, salió de la Compañía y
no sin escándalo.
116 En resumen, Nuestro Padre gozaba en guiar conforme a sus incli-
naciones a aquellos hombres a quienes veía equipados con aquellos pun-
202
tos que él mismo dictó palabra por palabra a Juan Felipe , que entonces
ayudaba al Padre Polanco en la secretaría, como si fuera su vicesecreta-
rio, puntos que me ha parecido insertar aquí. Los hizo Nuestro Padre con
ocasión de la expulsión de la Compañía de Francisco Marín, persona
203
poco dócil y obediente, como ya queda dicho .
[Anotación marginal]: Aquí se pon-
drán esos puntos, que vendrán de
Roma.
204
[Instrucciones sobre la obediencia]
1. A la entrada de religión, o entrado en ella, debo ser resignado
en todo y por todo delante de Dios Nuestro Señor y delante de mi supe-
rior.
2. Debo desear ser gobernado y guiado por el tal superior, que mira
a la abnegación de propio juicio y entendimiento.
202
Juan Felipe Vito, ordenado sacerdote en setiembre de 1555. Murió en Roma el 8-J.V-
1558. Empezó a ayudar en la secretaría al Padre Polanco en abril de 1554 (cf. MI, Epist. VI,
634).
203
Cf.núm.48.
2 0 4
Estas instrucciones, llamadas por algunos el testamento de San Ignacio sobre la
obediencia, fueron publicadas por primera vez (traducidas al latín) por el Padre Ribadeneira
en la primera edición de la Vita (L. V, c. 4) y después en castellano en las ediciones de 1586,
1605. Según J.-F. Gilmont, Les écrits spirituels des premiers jésuites, Roma, Institutum
Historicum S.I., 1961, pág 257, n. 3, en la elaboración de las mismas, dictadas según el
Memorial por el propio San Ignacio, pudo tomar parte el Padre Cristóbal de Madrid.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 103
205
Cf. núm. 237.
104 RECUERDOS IGNACIANOS
117. [d.i.] N.P. dixo una vez es 117. Nuestro Padre dijo una vez
tas palabras: «Yo deseo mucho estas palabras: «Yo deseo mucho
en todos una general indiferencia, en todos una general indiferencia,
etc.; y así, presupuesta la obe etc.; y así, presupuesta la obe
diencia y abnegación de su parte diencia y abnegación de su parte
del subdito, yo me tengo hallado del subdito, yo me tengo hallado
mucho bien de seguir las inclina mucho bien de seguir las inclina
ciones». Y según esto hace el Pa ciones». Y procede de acuerdo
dre, id est, quando quiere mandar con este principio, o sea, cuando
a uno al estudio, o a una parte quiere mandar a uno a estudiar, o
fuera, o darle un oficio de traba a alguna parte fuera de Roma, o
jo, examínale a qué está más in darle un oficio en que trabaje, le
clinado (presupuesta la indiferen examina para ver a qué se inclina
cia). El modo de examinar es, más (presupuesta la indiferencia).
hacerle hacer oración o decir El modo de examinarle es éste:
misa, y dar por escrito tres pun mandarle hacer oración o decir
tos: Lo uno, si se halla aparejado misa, y darle por escrito tres pun
para ir conforme a la obediencia; tos: primero, si se halla preparado
2°, si se halla inclinado a ir; 3°, para ir conforme a la obediencia;
si le dexasen en su mano, quál segundo, si se inclina a ir; tercero,
escogería. También usa otro si lo dejasen en su mano, qué es
modo de examinalle, y es por al cogería. También tiene otro modo
guno que le hable y saque del su de examinarle, y es por medio de
inclinación. Lo primero usa el alguno que hable con él y le sa
Padre en cosas de más importan que su inclinación.
cia, como en misiones, etc., en
las quales hace escrebir a todos, Del primer método se vale el
como para el Preste hizo y para Padre en cosas de más importan
Loreto. Lo segundo usa en quasi cia, como en confiar misiones, etc.,
todos, o en todos, quando no en las cuales obliga a todos a es
consta de la inclinación, por la cribir, como en la misión al preste
qual N.P. se mueve tanto, que, Juan y en la fundación de Loreto.
quando delibera en la consulta 206 Del segundo se vale en casi todos
de quién irá a tal parte, o de o en todos los casos, cuando no
quién hará la tal cosa (después consta de la inclinación, por la que
de presupuesta etiam la aptitud), se mueve tanto Nuestro Padre, que,
206
206
Reunión de algunos consejeros (= consultores), designados para ayudar al superior
en la toma de decisiones (Cf. Const., P. IX, c. 6, 14 [810]).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 105
todavía loa mucho aquellos, que Es también verdad que, aun-
nunca tienen inclinación a nada, que el Padre apruebe estas inclina-
sino a obedecer; qual fué el P. ciones sometidas a la obediencia,
Nadal el otro día, que dio por es- con todo alaba mucho a aquellos
crito, quando se tratava de la ida que nunca muestran inclinación a
a Loreto, que a ninguna cosa se nada, sino a obedecer; tal fue el
inclinaba sino a no inclinarse; y caso del Padre Nadal el otro día,
207
qual fué Oliverio* , retor mo- que, cuando se trataba de la ida a
derno de Loreto, que nunca el Pa- Loreto, entregó por escrito que no
dre le pudo sacar si quería ir a se inclinaba a nada, a no ser a no
Venecia, o estar en Augubio (a inclinarse; y tal fue el caso de Oli-
éste por este hecho loó mucho el 207
verio* , actual rector del colegio
208
Padre); y qual fué F erran* , que de Loreto, a quien el Padre no le
tantos días le ha hecho el Padre pudo sacar nunca si quería ir a
hacer oración notable espacio en Venecia o estar en Augubio (por
la capilla, y nunca se pudo sacar este hecho le alabó mucho el Pa-
del, se era inclinado a estudiar o dre); y tal fue el caso de Ferráo* , 208
para el Preste
209
118. Por instancias y ruegos del Preste Juan, emperador de Etiopía ,
determinó el rey don Juan III enviar a aquellos reinos un patriarca, para
que los convirtiera e instruyera en las costumbres y obediencia de la
Iglesia Romana. Para este oficio y dignidad mandó a pedir al Padre Ig-
210
nacio el año 1546 al Padre Pedro Fabro , de cuya persona y santidad
había tenido ya conocimiento en el reino de Portugal y le dio cartas de
recomendación cuando marchó de aquí para Castilla con el Padre
211
Araoz . Cuando este mensaje del rey llegó a Roma, se llevó Dios para
212
sí al Padre Pedro Fabro , y en su lugar le ofreció el Padre Ignacio al
207
Oliverio Manareo. Cf. núm. 125.
208
Bartolomé Ferráo. Cf. núm. 126.
209
El año 1545 llegaba a Lisboa un embajador del emperador Claudio (Galáwdéwos) de
Etiopía, solicitando un patriarca para su imperio. Este paso aparentaba confirmar la hipóte-
sis, admitida entonces, de la existencia de un reino oriental cristiano, gobernado por un le-
gendario preste Juan.
2 , 0
Juan III escribió sobre el asunto no solamente a San Ignacio, sino también al papa.
211
El beato Pedro Fabro y Antonio Araoz habían salido de Evora el día 4-111-1545 ca-
mino de Castilla. Llegaron a Salamanca el día 12 y a Valladolid el día 18 (cf. Fabri Mon.,
681).
212
Cf.nota 11.
106 RECUERDOS IGNACIANOS
213
Padre Pascasio Broét ; pero como el rey no conocía a éste, no lo
214
aceptó , y por eso este asunto quedó entonces en suspenso. Pero le
interesó esto tanto a Nuestro Padre y lo tomó tan a pechos, que se puso
con suma diligencia a redactar una instrucción sobre ello en la que,
además del fruto de la conversión y bien de la Iglesia, probaba con
muchas razones lo importante que era para el servicio y provecho tem-
poral del rey que el asunto fuese adelante. Esta instrucción me la man-
dó a mí a esta provincia [de Portugal] con cartas para el rey, y me es-
cribió -creo que de su propia mano- en términos muy decididos, para
215
que lo negociara con todo el entusiasmo y diligencia posible .
Y recuerdo que, después de encarecer mucho el asunto en las car-
tas al rey, le ofrecía toda la Compañía para que escogiera de ella las per-
sonas que le pareciesen más a propósito para esta empresa, diciendo que,
si Su Alteza juzgaba ser necesario así, él mismo en persona lo dejaría
216
todo para irse al Preste Juan solamente para eso .
119. Pero a fin de cuentas, nada se pudo realizar por entonces, hasta que
en el año 1554, después de mi llegada a Roma, volvió a pedirle el rey a
tres de la Compañía (uno de los cuales había de ser nombrado pronto pa-
triarca de Etiopía y los otros dos obispos, con sucesión en el mismo pa-
triarcado), diciendo que, si podía ser, se complacería de que fueran por-
tugueses, y si no, de cualquier otra nación.
Nuestro Padre se alegró mucho con esta noticia y mandó dar por
escrito a todos los Padres de Roma los tres puntos de que aquí hablo; y
me parece, aunque no me acuerdo bien, que a la vez pidió los pareceres
y votos de todos para elegir a los que habían de ir. Y como el embajador
de Portugal difiriese la ejecución de este asunto durante tres meses com-
pletos, me mandó el Padre que, un día sí y otro no, fuese a su casa, que
217
distaba mucho de la nuestra , a recordarle que ordenara ponerlo en eje-
cución. Y se prolongó tanto esto, que lo llamábamos «la terciana del
embajador».
120. Durante el tiempo en que el rey trataba de esto por segunda vez,
llegó el Padre Juan Núñez desde Tetuán a este reino [de Portugal] para
tratar el tema de la redención de los cautivos, en que por orden de la
obediencia se ocupaba en África. Y hallándose en la corte tratando de este
asunto, agradó tanto al rey, que lo señaló expresamente al Padre Ignacio
2 1 3
Pascasio Broet fue designado para la misión de Etiopía por el voto de los otros
compañeros y del propio San Ignacio. Nacido hacia 1500 en Picardía, se unió en París a los
primeros jesuitas en 1534. Después de haber trabajado en Italia hasta 1552 y haber ejercido
allí algún tiempo como provincial, fue enviado a París como rector del colegio, asumiendo
pronto las funciones de provincial en Francia. Murió en París el 14-IX-1562.
214
Cf. carta de Simón Rodríguez a Martín de Santa Cruz {Rod. Epist., 590).
215
Esta instrucción es probablemente la carta del 17-1-1549, cuyo destinatario es el
Padre Luis de Grana, publicada en MI, Epist. II, 304-309.
214
Lo que aquí se dice no se halla expresamente en los documentos conocidos sobre el
tema.
217
Se encontraba en el barrio romano de Montecitorio.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 107
218
para la dignidad de patriarca . Se enteró de ello el Padre Juan Núñez y
219
escribió a Nuestro Padre sobre este asunto , manifestándole lo mucho
que sentiría el peso de aquella dignidad y lo incapaz y débil que se con-
sideraba para soportar tal honra, pero mostrando a la vez mucha indife-
rencia y gran prontitud para cualquier cruz y trabajo que la obediencia le
impusiere, en especial en la conversión de los infieles de aquellas regio-
nes y de todas las demás de la India; de manera que se veía claro que
rehuía y rechazaba completamente la honra del cargo y buscaba y desea-
ba el trabajo que entrañaba.
Agradó tanto al Padre Ignacio esta carta, que sólo por ella y por
220
la información de los que le conocíamos, lo eligió , sin que tuviera
noticia todavía de la vocación sobrenatural con que Nuestro Señor le
trajo a la Compañía; la narraré brevemente en este lugar, por tratarse de
una persona constituida en tan insigne dignidad dentro de la Iglesia de
Dios y de tanta virtud y ejemplaridad, y a quien yo tanto debo por ha-
ber sido largo tiempo mi confesor, y ambos compañeros en la misión
221
de África .
121. Era el Padre Juan Núñez natural de la ciudad de Oporto, de padres
muy buenos y ricos, tan recogido y de conducta tan ejemplar, que los es-
tudiantes de Salamanca, donde estudiaba, le llamaban «el santo abad».
Pareciéndole que ya había aprendido lo necesario para cumplir con su
obligación, se vino a residir en una abadía que tenía en el arzobispado
222
de Braga y en ella estuvo durante algún tiempo, haciendo cada día seis
horas de oración mental, a la que era sumamente aficionado.
En este tiempo entró en la Compañía el Padre Melchor Núñez,
223
hermano suyo carnal , que fue el primer estudiante que se admitió de la
Universidad de Coimbra, quien, enviado poco después en peregrinación
a Santiago de Galicia, pasó por la iglesia donde estaba su hermano el
abad y allí mismo le rogó e intentó persuadir a que entrara también en la
Compañía; pero como era tan dado al reposo y paz de la contemplación,
se excusó diciendo que no veía en sí el talento necesario para los traba-
jos de la vida activa de que la Compañía hace simultáneamente profesión,
aunque todos le parecían muy bien. Se marchó el Padre Maestro Melchor
con esta respuesta y él se quedó en su retiro.
122. Pero no mucho después, una noche mientras dormía, vio en sueños
un sacerdote diciendo misa; y estando él ayudándole, al ir a darle la paz
por el lado derecho, como es costumbre, el sacerdote no se la recibía, in-
dicándole que se la diera por el lado izquierdo. En esta lucha por dar la
paz por el lado contrario del que quería el sacerdote, se despertó del todo
y al punto interpretó el sueño como que no podía tener paz por la parte
derecha (que significaba la vida contemplativa), donde él la buscaba, sino
por la izquierda (que significaba la activa), donde él creía que no la po-
dría hallar. Y esto le impresionó tanto y tanto crédito le dio, que al día
siguiente salió para Coimbra a tratar de su entrada en la Compañía; y
viendo al Padre Fabro, que acababa de llegar de Flandes, reconoció en él
a aquel sacerdote a quien vio decir misa en el sueño que había tenido, y
a él comunicó todas sus cosas y él mismo le recibió enseguida en la
224
Compañía .
Vivió en la Compañía [18] años y durante todos ellos se ocupó con
mucha edificación y ejemplaridad en obras activas. Murió en Goa [a los
ocho] años de haber sido nombrado patriarca, mientras esperaba a que el
225
virrey de la India le hiciera conducir a la corte del Preste Juan .
123. Los dos obispos que el Padre Ignacio le dio por compañeros fue-
226
ron los Padres Maestro Andrés de Oviedo , natural de Illescas, junto a
227
Toledo, y Maestro Melchor Carneiro , portugués, natural de Coimbra.
228
Ambos estaban en Roma cuando fueron elegidos y ambos se resistie-
ron mucho a aceptar la dignidad y el honor del episcopado para el que
Nuestro Padre los escogía, hasta el punto de que llegaron a alegar en su
favor que no podía la Compañía obligarlos a aceptar; y fue necesario que
el Padre Ignacio convocara una reunión de letrados, para que determina-
sen lo que podía y debía hacerse al respecto, hasta que por fin fueron
224
El beato Fabro llegó a Coimbra en diciembre de 1544; ese mismo mes le visitó Juan
Núñez, siendo recibido inmediatamente en la Compañía. Otra narración de la vocación de
Núñez puede leerse en Fabri Mon., 475-477.
225
En el manuscrito del Memorial hay dos lagunas en este pasaje, completadas entre
corchetes con los datos cronológicos exactos.- Antes de ser nombrado patriarca, Juan Núñez
ejerció su apostolado entre los cautivos de Ceuta y Tetuán, en África del norte (1548-1554).
En febrero de 1554 dejó el reino de Fez, regresando a Lisboa para asuntos relacionados con
la redención de cautivos; allí se enteró de su designación para el nuevo alto cargo, por lo que
tuvo que abandonar su antiguo apostolado africano. Recibió la consagración episcopal en
Lisboa el 5-V-1555. Se embarcó para la India el 30-III-1556. No pudo entrar en Etiopía y
murió en Goa (donde también moriría su hermano Melchor) el 22-XU-1562.
226
El Padre Andrés de Oviedo nació en Illescas (Toledo) hacia 1517, ingresando en la
Compañía de Jesús en Roma el 19-VI-1541, después de terminar sus estudios en París,
Lovaina y Coimbra. Fue el primer rector del primer colegio abierto por los jesuitas, el de
Gandía (1545). Bajo su dirección espiritual Francisco de Borja se decidió a entrar en la
Compañía. También fue rector del colegio de Ñapóles (1551). En 1553 fue propuesto por
San Ignacio para patriarca de Etiopía o para su coadjutor; Juan III lo aceptó como obispo
coadjutor. Sucedió al Padre Juan Núñez en el patriarcado de Etiopía, donde murió, consu-
mido por mil penalidades, en junio de 1577.
227
El Padre Melchor Carneiro nació en Coimbra en 1518, ingresando en la Compañía
el 24-IV-1543. Fue el primer rector del colegio de Evora. Murió en Macao (China) en 1583,
sin haber podido entrar en Etiopía.
228
El Padre Oviedo fue llamado a Roma desde Ñapóles el 3-VI-1554, mientras que el
Padre Carneiro había llegado a la ciudad eterna desde Portugal el año 1553, acompañando
al Padre Simón Rodríguez.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 109
elegidos y nombrados por autoridad del papa, como consta por las bulas
229
de su consagración .
y para Loreto
124. Para escoger a los que habían de ir a la fundación del colegio de
Loreto usó en casa Nuestro Padre el mismo método que empleó para la
230
misión del Preste Juan . En los comienzos de este colegio se temían las
dificultades que pronto se vieron, por razón de los canónigos que residían
en la casa de Nuestra Señora, que hasta entonces habían oído las confe-
siones de todos los peregrinos, ministerio que habían de quitarles en gran
parte los de la Compañía, llevándose consiguientemente las limosnas y
231
parte de las rentas que antes tenían .
y qual fue Oliverio
232
125. Agradó tanto al Padre Ignacio esta indiferencia del Padre Oliverio
y todo lo demás que de él se sabía, que lo envió como rector a fundar el
colegio de Loreto, del que al presente hablo, a pesar de ser todavía muy
joven y de poco tiempo de Compañía. Era este Padre flamenco de naci-
miento, de lengua francesa; fue después provincial en Francia y ahora
asistente y admonitor del Padre General.
y qual fue Ferrón
126. Bartolomé Ferráo era portugués, natural de Castello Branco, en el
233
obispado de Guarda, de noble familia . Cuando yo llegué a Roma el año
2 2 9
San Ignacio exhortó a los dos obispos electos a que cedieran en su oposición a
aceptar el episcopado; pero al final hubo de mediar el precepto papal para que aceptasen: cf.
núm. 168.
2 3 0
Es decir, pedir a cada uno de casa que expresaran por escrito su disposición personal
en cuanto a la aceptación de esta empresa. El Padre Manareo, que alude a este proceso de
elección para los que habían de ir a Etiopía (cf. De rebus societatis Iesu commentarius
[Florentiae 1886], 132) no alude a él en el caso de la fundación del colegio de Loreto (cf.
Ibid., 136).
231
El Padre Oliverio Manareo se refiere a estas dificultades con los canónigos de Loreto
en varias cartas a San Ignacio del mes de julio de 1555 (cf. Mixtae IV, 725-726; 733), así
como en el De rebus..., 136 ss.
2 3 2
Oliverio Manareo, nacido en Quincy junto a Douai en 1523, adquirió el grado de
magister en la Universidad de Lovaina en 1546, año en que también se ordenó sacerdote.
Ingresado en la Compañía en París en 1550, tres años más tarde fue nombrado rector del
colegio romano, hasta que en 1554 fue enviado como rector al incipiente colegio de Loreto.
Después fue provincial de Francia (1563-1571), asistente de Alemania (1573), vicario ge-
neral de la Compañía después de la muerte del Padre Everardo Mercuriano (1580), visitador
de las provincias septentrionales de Europa (1583), provincial de Bélgica (1589-1594) y de
nuevo visitador (1603). Los últimos años de su larga vida (más de 90 años) los pasó en
Tournai, donde falleció en 1614. Es considerado justamente como el padre de la provincia
belga de la Compañía de Jesús.
2 3 3
El portugués Bartolomé Ferráo, natural de Castello Branco, conoció a San Ignacio y
a sus primeros compañeros cuando llegaron a Roma por primera vez, y fue admitido en su
compañía en 1538, aun antes de la fundación canónica de la Compañía de Jesús. En 1540
marchó a estudiar a París, de donde regresó a Roma en 1545, para ser durante dos años se-
cretario de San Ignacio. Murió en Roma el 20-X-1548.
110 RECUERDOS IGNACIANOS
1553, hacía ya algunos años que había muerto; pero hallé vivo el fragan-
te olor de su santidad. Todo lo que aquí digo de él lo supe de una fuente
muy segura; y hasta dudo si no fue nuestro mismo Padre, quien solía lla-
marlo «el inaccesible a la tentación». Sirvió al Padre de secretario, suce-
234
diéndole a su muerte el Padre Polanco .
[Anotación marginal]: Faltan aquí tre-
ce días de este mes, porque los pasé
fuera de Roma en una peregrinación.
A 16 DE HEBRERO Día 16 de Febrero
235
127. 1° Micer Andrea , flamen- 127. 1.° A micer Andrés , fla- 235
co, que ha quatro meses o cinquo menco, que hace cuatro o cinco
que está en casa, siempre determi- meses que está en casa, casi siem-
nado quasi de irse a la tierra, ni le pre decidido a irse a su tierra, ni le
han aprovechado exercicios, ni han aprovechado los Ejercicios ni
otros muchos remedios. Pregúnte- otros muchos remedios. Pregúnte-
se qué se hará del. se qué se hará con él.
R. El Padre se remite a la consul- R: El Padre se remite a la consulta
236
ta y al maestro de novicios , sin y al maestro de novicios , que- 236
Nicolao
Era Nicolás uno de la Compañía, a quien enviaban a Flandes: no
quería Nuestro Padre que le hiciese daño la conversación del sacerdote
flamenco.
suelto de los votos
Se trataba de los votos de la Compañía, pero tan sólo de los de de-
voción, y emitidos antes del tiempo determinado.
A 17 DEL MISMO, YENDO EL Día 17 de Febrero,
240
PADRE PARA LA VIÑA yendo el Padre a la finca 240
240
Sobre la viña véase núms. 134-135.
241
Enrique n había concedido oralmente este privilegio a la Compañía en el año 1550
y por escrito al año siguiente; pero el parlamento de París se opuso a ratificarlo y apeló a la
facultad de teología de la Sorbona, que promulgó el 1-XII-1554 un decreto hostil a la
Compañía. De aquí surgieron no pequeñas dificultades, de las que el Memorial se hace eco
repetidas veces (cf. núms. 139,145-146,149,152, 225, etc.).
242
Julio III falleció el 23-111-1555 y Marcelo II el l-V-1555. Como ya sabemos (cf.
núm. 93), Paulo IV era poco favorable.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 113
Polanco, para los que significaba una carta reservada, más o menos secreta, que acompaña-
ba a la pública o «patente»; de este modo, se refiere el diccionario a «cosa aneja o subordi-
nada a otra principal»; tal era la hijuela con relación a la carta pública o «patente». Los
editores del Monumenta no cayeron en la cuenta de esta acepción del diccionario. El texto
portugués del Memorial empleará después el diminutivo alminha (diminutivo de alma) para
designar a la hijuela (cf. núm. 146).
247
Cf. núm. 130.
248
Tanto aquí como en otros pasajes del Memorial (cf. núms. 171-174,234,238,247)
la palabra viña designa la finca de descanso del colegio romano, que San Ignacio compró a
finales de 1554 o principios de 1555, de la que el Memorial habla más específicamente en el
núm. 135. En la traducción empleamos la palabra finca, en lugar de viña, por creerla más
acomodada al sentido actual del lenguaje, aunque inicialmente predominaban las vides en su
recinto (cf. núm. 174, reglas 2, 3, 8). De todos modos, en esas reglas siempre se habla del
binomio uvas/otras frutas o del equivalente vides/árboles. En el año 1555 se construyó allí
(o al menos se amplió) una casa y se edificó una enfermería. Goncalves da Cámara habla de
viña o granja en el texto castellano (cf. núms. 134, 172), mientras que en portugués habla
repetidas veces de quinta (núms. 135, 172-174).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 115
casa, y así les hizo consultar, des- otro de casa, y les consultó des-
pués de maestro Lorengo haber pués que midió el maestro Loren-
medido, y decir que costaría 15 zo y dijo que el muro costaría
escudos el muro; y los puntos quince escudos; y los puntos con-
eran, que dixesen en su conscien- sultados eran que dijesen en con-
cia, si hacer aquel muro sería cosa ciencia si hacer aquel muro sería
para dar mal exemplo a los que algo que diera mal ejemplo a los
habían de venir, o también para que vinieran después o incluso a
los presentes. El muro autem se los actuales. Téngase en cuenta
proponía sin ser blanqueado ni que se proponía un muro no blan-
encolado, y de dos palmos en lar- queado ni revocado y de dos pal-
250
go . Todos quatro, después de 250
mos de ancho . Después de con-
consultar, han dicho, que en su sultar, los cuatro han dicho que les
consciencia les parecía que se hi- parecía en conciencia que se hicie-
ciese: y todavía les hizo otra vez ra; e incluso les mandó ponderar
ponderar la edificación y exemplo, una vez más la edificación y ejem-
y determinaron lo mismo. plo, y determinaron lo mismo.
En la viña
135. La viña es una finca que hizo comprar Nuestro Padre en tiempo de
mucha necesidad, únicamente por parecerle necesaria para la salud de los
Hermanos, que, por ser muchos y de muy diferentes naciones en el cole-
gio romano y por ser Roma muy nociva, especialmente para los extran-
jeros, temía cayeran a menudo enfermos de gravedad. Y por esto mandó
que, antes de que se comprara la finca, fuera a ver el emplazamiento el
251
maestro Alejandro, que era el principal médico de Roma , para que
juzgase si sería sano; y como le pareció excelente, Nuestro Padre la ad-
252
quirió, aunque después la experiencia mostró lo contrario .
encolado
Encolado es lo mismo que revocado. En este tiempo era yo minis-
tro; y lo que dejé anotado en este pasaje fueron las dudas y escrúpulos
249
Lorenzo Tristano. Cf. nota 190.
250
La palabra largo se emplea aquí según el sentido italiano, con el significado de an-
cho, que es como la traducimos.
251
El doctor Alejandro Trajano Petronio. Cf. nota 72.
2 5 2
Esta finca de descanso estaba situada en el monte Aventino, no lejos de Santa
Balbina, sobre las termas antonianas de Caracalla.
116 RECUERDOS IGNACIANOS
que tenía Nuestro Padre en acometer una obra de tan poco gasto, siendo
como era muy decidido y liberal en el coste de las que claramente con-
tribuían a la salud de los Hermanos.
136. 9° Acordarme he del artifi- lió. 9° Tengo que acordarme de
cio que el Padre me dixo haber la estratagema que me dijo el Pa-
usado en la malenconía de uno, dre había usado en la depresión de
dando a entender etc., que no en- uno, dando a entender, etc. que no
tendía etc. entendía etc.
10° Pregunté al Padre qué 10.° Pregunté al Padre qué
motivo había tenido para no tener motivo había tenido para que los
hábito.- R. Yo al principio andaba de la Compañía no tuvieran hábito.
en penitencias, y traía hábito dife- R: «Yo al principio andaba
rente: los jueces me han mandado en penitencias, y traía hábito dife-
que me vistiese a lo ordinario y rente: los jueces me han mandado
253
común : yo tomé de aquí esta de- que me vistiese a lo ordinario y
voción; pues me lo mandan, lo común : yo tomé de aquí esta de-
253
2 5 3
Se trata de la estancia de San Ignacio en Alcalá de Henares en 1526-1527. El vica-
rio Juan Rodríguez de Figueroa dio dos sentencias contra Ignacio y sus compañeros en el
sentido que habla aquí el Memorial: «...dexen el dicho abito e manera de vestir, e se con-
formen con el abito común...» (sentencia del 21-XI-1526; FD, 331); «...dexe el abito que
trahe,... e se conforme con el abito común...» (Sentencia del l-VI-1527; FD, 342). Cf.
Autobiografía, núm. 62.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 117
con un negocio
Este negocio era una gran ilustración del entendimiento, en la que
Nuestro Señor manifestó a Nuestrro Padre en Manresa estas y otras mu-
chas cosas de las que estableció en la Compañía. Y me aludió aquí a ella,
porque me había prometido contarme extensamente todo el proceso de su
256
vida .
138. 13° Quién inventó los cole- 138. 13.° ¿A quién se le ocurrie-
gios- R. Laínez fue el primero que ron los colegios?
tocó este punto. Nosotros hallába- R: «Laínez fue el primero
mos dificuldad por causa de la que tocó este punto. Nosotros ha-
pobreza; y así quién tocaba unos llábamos dificultad por causa de la
257
remedios, quién otros . pobreza; y así quién tocaba unos
257
remedios, quién otros» .
14° Quién fué el primero en 14.° ¿Quién fué el primero
la Companhía después de Fabro- en la Compañía después de Fabro?
R. Laínez y Salmerón hicieron los R: «Laínez y Salmerón hi-
exercicios en el mismo tiempo, an- cieron los ejercicios en el mismo
tes de Xavier, porque leía artes; tiempo, antes de Xavier, porque
mas Xavier era ya muy más fami- leía artes; mas Xavier era ya muy
258
liar en la Compañía . Y otra vez más familiar en la Compañía» . Y
258
me dixo el Padre, habrá quasi dos otra vez, hará casi dos años, me
años, conforme a esto. respondió el Padre en el mismo
sentido.
254
Cf. MI, Epist. VI, 203, donde Polanco, por comisión de San Ignacio, explica con más
detalle al Padre Mirón la postura de San Ignacio con respecto a las peregrinaciones.
255
Se refiere a la llamada «eximia ilustración del Cardoner», acaecida a San Ignacio
probablemente en agosto o setiembre de 1522. Se trata de una gracia importantísima en el
proceso espiritual de Ignacio. Cf. Autobiografía, núm. 30 y el comentario que a este pasaje
se hace en núm. 2 de esta colección. El Peregrino, págs. 48-49.
256
De este pasaje se concluye que el 17 de febrero de 1555 San Ignacio no había con-
tado todavía a Goncalves da Cámara la «eximia ilustración»; este dato tiene mucha impor-
tancia para determinar las etapas de la composición de la Autobiografía.
257
De este tema se trató en las deliberaciones de los primeros Padres de 1539. Los co-
legios -los destinados a los escolares de la Compañía- aparecen ya en el primer compendio
del Instituto de la Compañía presentado a Paulo ni el día 3-DC-1539. Sobre este tema, véa-
se Pedro de Leturia, Pourquoi la Compagnie de Jésus devint un ordre enseignant: en
Christus 8 (1960) págs. 305-328.
258
San Francisco Javier no había hecho todavía los Ejercicios cuando el 15-VHI-1534
se ligó en Montmartre, juntamente con los otros compañeros, con el voto de peregrinar a
Jerusalén o de ofrecerse al papa, si aquello resultaba imposible.
118 RECUERDOS IGNACIANOS
239
Cf. núms. 130-133.
2 6 0
El Padre Pascasio Broet, del que habla en el párrafo siguiente.
261
Cf. nota 194.
262
El día 17-XI-1554 se anuncia la llegada de Andrés de Orvieto a la casa profesa de
Roma; su expulsión de la Compañía ocurrió el 21-VI-1555.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 119
y así ayer estaba para irse; que no temente tentado, y ayer estaba a
podía sufrir ver dar tan grandes punto de irse: que no podía aguan-
capelos a una persona tal, por uno tar el ver que uno que no sabía
que no sabía más del Pater noster; más que el Pater noster diera tan
y que si los diera a él, no se pu- grandes reprensiones a tal persona;
diera tener que no respondiera, y y que si se las diese a él, no podría
aun quizá más que responder. To- aguantarse sin responder e incluso
davía yo le hablé, y quiso Dios más que responder. Con todo, yo
que está ahora más quieto. El Se- hablé con él y quiso Dios que aho-
ñor le quiera consolar. ra esté más tranquilo. Quiera el
Señor consolarle.
el que iba delante
141. Porque uno de los elementos de su inmodestia había sido el ir por
263
la calle uno delante del otro y no los dos juntos .
Uno que había flaco
Era éste un sacerdote, novicio desde hacía poco tiempo; el primero
que, recibido en la Compañía en el colegio de Genova, se envió a Roma,
débil e inquieto. Y como yo, por ayudarle, le mostraba afecto, sintió mucho
la penitencia y reprensión que me dieron. No perseveró en la Compañía.
A 18 DEL MISMO Día 18 de Febrero
142. 1° Al Padre no le parece 142. 1.° Al Padre no le parece
se debe de llamar Padres ni Her- bien que se llamen Padres ni Her-
manos; porque así como le pare- manos; porque igual que le parece
ce bien no tener más hábitos di- bien que no llevemos diferentes
ferentes, lo mismo debemos de hábitos, lo mismo debemos hacer
seguir en el modo de hablar. en el modo de hablar. Manda que
Manda que se haga consulta para se haga consulta, a fin de hallar
hallar medios cómo se hablará medios para que se hable decente-
decentemente, y esto sea tanto mente, tanto aquí en casa como en
aquí en casa como en el colegio, el colegio, y que se dé cuenta al
y se refiera al Padre. Y tocaba su Padre de los resultados. Y propo-
Reverencia que se podía decir: nía Su Reverencia que se podía
uno de los nuestros, uno de la decir: «uno de los nuestros, uno de [
Compañía, un sacerdote, un lai- la Compañía, un sacerdote, un lai-
co; y lo demás por sus nombres. co»; en lo demás llamar a cada uno
por sus nombres.
264
go de Ochandiano, de quien ya he hablado antes , haber oído contar al
Padre Araoz que, antes de entrar en la Compañía, fue un día en Roma a
visitar a Nuestro Padre Ignacio, que era tío suyo; y al llegar a la puerta,
el portero, que entonces era el Padre Francisco [Javier, misionero] de la
India, dio el aviso con estas palabras: «Iñigo, está aquí Araoz que os
quiere hablar».
De la misma manera se dirigía el Padre Pedro Fabro a Nuestro Pa-
dre Ignacio, según consta de muchas de sus cartas, que aun hoy circulan
entre nosotros.
265
A este propósito, nos contaba el Padre Araoz en Valencia el año
1545 que mandó un día el Padre Fabro al portero de aquel colegio que
llamara a uno de casa, que iba ya fuera por la calle. Y como al llamarle
le trató con la palabra «Hermano», le reprendió el Padre, diciendo que le
llamara por su propio nombre. Y decía el mismo Padre Fabro (según me
266
contó el Padre micer Juan de Aragón , compañero suyo durante mucho
267
tiempo, que murió y está enterrado en este colegio de San Antonio ) que
cuando preguntaran a alguno de la Compañía quién era, había de respon-
268
der que era un hombre que no tenía nombre .
a
143. 2. Ya el Padre ha dado or- 143. 2.° El Padre ya ha dado or-
den que en toda la Compañía nin- den para que en toda la Compañía
gún médico diga a enfermo, ni ha- ningún médico diga al enfermo ni
269 269
ble en mudar aire ; y agora le hable de cambiar de aires ; y
añade diga yo a nuestro médico, ahora añade que diga yo a nuestro
que vea los enfermos en la enfer- médico que vea a los enfermos en
mería, y determine consigo lo que la enfermería y determine él sólo
han menester, y después lo diga lo que necesitan, y después lo diga
fuera de la enfermería al enferme- al enfermero fuera de la enferme-
ra; mas que me halle siempre yo ría; pero que siempre me halle yo
presente, o el sotoministro, para se presente, o el viceministro, para
juzgar si se podrá dar aquello o juzgar si se le podrá dar aquello o
no, presupuesto tomen que se le ha no, pero dando siempre por su-
de dar aun todo lo posible. Y así puesto que se le ha de dar todo lo
2 6 4
Cf. núm. 40.
265
A donde Goncalves da Cámara había sido enviado para hacer el noviciado. Cf.
núm. 8.
266
Capellán de las hijas de Carlos V, María y Juana. El año 1542 conoció al beato Fabro
en Ocaña y le acompañó en su viaje a Alemania. Recibido en la Compañía, trabajó en Por-
tugal a partir de 1544. Murió en esta nación en abril de 1553.
267
En Lisboa. El adjetivo este parece indicar que Goncalves da Cámara residía en dicho
colegio cuando redactaba el presente pasaje.
268
Sobre el modo de hablar a los de la Compañía se vuelve en el núm. 372. Según al-
gunas instrucciones de San Ignacio, se prohibía tratar a los jesuitas de Padre (salvo a los
superiores), de Hermano o de Micer. Ni este Memorial ni otros textos escritos de la época
observan estas prescripciones, reservadas quizá exclusivamente para el trato familiar en casa.
Las instrucciones mencionadas permitían el título de Doctor o Maestro. Sobre esto cf. núm.
107.
269
Sobre ello se escribió a diversos colegios el día 11-XI-1553 (Cf. MI, Epist. V, 694).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 121
271
yeron malos. La casa está tan Alonso , cayeron malos. Pues
cargada con más de 70, y tal bien, la casa está cargada con más
año, y ellos sin letras. A algunos de 70 personas, se pasa un mal año
parecía que les sería bueno, pues y ellos no tienen estudios. Y dado
no habían aún entrado dentro de que no habían entrado aún a con-
nuestra común habitación, que vivir con nosotros, a algunos les
vayan a curarse al hospital, y parecía que sería bueno que fueran
endereqaríamos cómo los recibie- a curarse al hospital, y nosotros
sen y curasen bien - Ría. «Eso procuraríamos que los recibieran y
no, eso no: no vais más adelante, curaran bien.
sino que se multipliquen médicos R: «Eso no, eso no: no vais
y remedios, etc. Porque no es más adelante, sino que se multipli-
bien que habiendo aquellos dexa- quen médicos y remedios, etc. Por-
do el século por amor de Dios, que no es bien que, habiendo ellos
nosotros así les desamparemos en dejado el século por amor de Dios,
su necesidad». El español venía nosotros así les desamparemos en
de curarse en un hospital; el su necesidad». El español venía de
francés lo había intentado a ser- curarse en un hospital; el francés lo
vir, y no le habían querido rece- había intentado sirviendo y no ha-
bir por la carestía; y el Padre bían querido recibirlo por la cares-
sabía esto; y ninguno dellos sabe tía; y el Padre lo sabía; y ninguno de
letras. ellos tiene estudios.
270
Cf. núm. 35.
271
Sobre el francés Guillermo, cf. núm. 77. En 1573 se halla en el colegio romano un
Hermano coadjutor, de 17 años de Compañía, llamado Guillermo, de nacionalidad francesa.
El español Alonso es probablemente el enviado a Sicilia y mencionado en una carta del 19-
VI-1555 al rector del colegio de Palermo, en la que se le ordena que le expulse con caridad
de la Compañía, por haber ocultado en el examen una enfermedad grave y contagiosa.
122 RECUERDOS IGNACIANOS
272
Nada sabemos de Jeremías. En cuanto a Esteban, quizá se trate de un Esteban Car-
los, natural de Espira, que en setiembre de 1555 fue enviado de Roma a su ciudad por su
mala salud y desde allí a Colonia, donde murió el 15-X-1557.
2 7 3
Se refiere a las cartas que había que redactar sobre el asunto del decreto de la facultad
de teología de la Sorbona contra la Compañía. Cf. núms. 131,4.°, 132 y 133.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 123
274
Parece aludir al códice Regesta, vol. UJ, de donde se han tomado dos cartas que tra-
tan del decreto de París, publicadas en MI, Epist. VÜL 453-456 y 484-485.
2 7 3
Cf.núm. 131,4.°.
276
No se hallan transcritas en el Memorial -ni se han encontrado en ninguna otra parte-
ni las caltas públicas o «patentes», ni las reservadas. Quizá se destruyeron después de las
entrevistas con los doctores de París de que se habla en el núm. 149.
277
Aquí hay una laguna en el manuscrito, que ha de suplirse con el año «1542», aunque
el conflicto a que se alude se prolongó desde 1541 hasta 1545. San Ignacio trabajó mucho
para que se resolviese el conflicto que enfrentaba al rey Juan ni y al papa Paulo III por la
oposición del primero a que el obispo de Viseu, Miguel da Silva (cf. nota 85), fuese creado
cardenal.
278
Cf. pág. 249.
279
Cf.núm. 131.
124 RECUERDOS IGNACIANOS
280
Cf. pág. 252.
281
Cf.núms. 118-123.
282
Jn. 14, 27 (cambiando el orden de las dos partes del verso).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 125
quiso levantar, por mucho que el levantarse, por mucho que el Padre
Padre se lo mandaba, hasta que se lo mandaba, hasta que acabó su
acabó su razón; y así dixo con los exposición; y entonces dijo con los
ojos llenos de agua, y con las ma- ojos llenos de lágrimas y con las
nos juntas y levantadas: «Yo hago manos juntas y levantadas: «Yo
voto de obediencia, pobreza y cas- hago voto de obediencia, pobreza y
tidad, etc., y de hacer en todo y castidad, etc., y de hacer en todo y
por todo, etc.; y así juzgo y pienso por todo, etc.; y así juzgo y pienso
que nunca V.R. me mandará cosa, que nunca Vuestra Reverencia me
que sea contra mi consciencia»: mandará cosa que sea contra mi
Como esto hubo hecho, me lo vino consciencia».
a decir con grande alegría, di- Después de hacer esto, vino
ciéndome que se hallaba tan des- a contármelo con gran alegría, di-
cargado y tan contento; y que la ciéndome que se sentía tan alivia-
virtud del Padre le tenía espanta- do y tan contento; y que estaba
do; y que verdaderamente, des- maravillado de la virtud del Padre;
pués que un poco se dexara de y que había cobrado un gran amor
pensar en algunas cosas, había al Padre, después que había dejado
cobrado tan grande amor al Pa- de pensar un poco en algunas co-
dre. Claro es (inquit) que, pues sas. «Claro es - d e c í a - que pues
hay tanta rama, que ha de haber hay tanta rama, que ha de haber
algún tronco; dando a entender algún tronco», dando a entender
que, por los efectos de la Compa- que por los frutos de la Compañía
ñía, se podía juzgar que el Padre podía juzgarse que el Padre es
es como tronco de donde todo na- como el tronco de donde todo na-
ció. Y que en fin no hay tal cosa ció; y que a fin de cuentas no hay
como cada uno trabajar por tener cosa mejor que cada uno trabaje en
cuidado de su alma y no se curar cuidar de su alma y no se preocu-
de más nada. pe de nada más.
Nuestro Padre, quando N. Cuando N. hizo este acto,
hizo este acto, le respondió muy Nuestro Padre le respondió sose-
sosegadamente, ut solet, que él gadamente, como acostumbra, que
daba muchas gracias a Dios por la daba muchas gracias a Dios por la
merced que le había hecho a él, y merced que le había hecho, y que
que él pensaría en ello y le habla- pensaría sobre ello y mañana le
ría mañana. diría.
N.
151. Era este Hermano hijo de un señor muy ilustre; después de entrar
en la Compañía y permanecer en su provincia cuatro o cinco años, acabó
288
por sentirse allí perturbado e inquieto . Pareció bien a los superiores, y
enviado a Roma para que recobrase la paz. Llegó a la ciudad eterna en octubre de 1554 y al
principio procedió rectamente; pero pronto empezó a dar graves signos de indisciplina. San
Ignacio multiplicó en vano sus esfuerzos para hacerle volver al buen camino, hasta que en
setiembre de 1555 abandonó Roma y salió de la Compañía. Más tarde sería arzobispo de
Evora y amigo de la Compañía.
288
Cf. nota anterior.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 127
él mismo lo pidió, que fuese enviado a Roma, para que con el trato con
Nuestro Padre y el cambio de su país a otro encontrase ayuda. Hacía ya
algunos meses que estaba en Roma con pocas muestras de apaciguarse,
cuando Nuestro Señor le concedió este impulso y fervor. De lo demás que
sucedió hablaré más adelante.
en algunas cosas
Estas cosas eran que el Padre Ignacio había castigado a un Padre a
289
quien este Hermano estimaba mucho y al que profesaba un profundísi-
mo afecto, cosa que le brindó la ocasión para alejarse y pensar mal de
290
Nuestro Padre .
le hablaría mañana
Retrasó Nuestro Padre para el día siguiente la aceptación de aquel
291
fervor y renovación de votos .
152. [2°] Hoy [19-11-1555] se 152. [2.°] Hoy [19 de febrero
292
partió Maestro Nadal ; N. 292
y 1555] marchó el Maestro Nadal ;
293
293
yo le fuimos acompañar; iba con fuimos a acompañarle N . y yo;
294
Jonás tudesco . Pregúntele de iba con el alemán Jonás . Por el
294
297
hallaba, sino de parte de N. ; y dijo que en mí ninguna culpa ha-
que parte había sido esto, y par- 297
llaba, sino en N. ; y que parte ha-
te cosa misteriosa. Y instando yo bía sido culpa suya y parte una
en notar los excesos que yo había cosa misteriosa. E insistiendo yo
hechos, díxome que de los solda- que me indicara los excesos que yo
dos es ser animosos, y ir a las había cometido, me dijo que es
veces adelante más un poco de lo propio de los soldados ser valien-
que mandan sus capitanes; y que tes e ir a veces un poco por delan-
aquello es bueno; y en quanto lo te de lo que mandan sus capitanes;
hubiere en la Compañía, id est, y que eso es bueno; y si hay este
aquel celo, etc., que siempre irán celo en la Compañía, siempre irán
bien las cosas; como agora en lo bien las cosas; como ahora en lo
de París, a nosotros están bien de París: a nosotros nos correspon-
los celos que mostramos, y al de dar muestras de celo y al Padre
Padre el moderallos, etc. moderarlo, etc.
153. Celebrándose en Augsburgo una dieta de los príncipes y prelados de
Alemania, el papa mandó a ella como legado suyo al cardenal Morone,
para que, si se trataban, como presumía, algunos puntos tocantes a la reli-
gión, defendiera a la parte católica contra muchos señores herejes, que
necesariamente habían de hallarse presentes. Pidió para este fin al Padre
Ignacio dos teólogos de la Compañía, con quienes el cardenal comunicara
los negocios de su legación y de quienes pudiera ayudarse en las dificul-
tades y controversias que surgiesen. Le dio el Padre a los Padres Laínez y
Nadal, quien marchó antes, acompañado tan sólo de este Hermano alemán.
Recuerdo que Nuestro Padre les recomendó encarecidamente dos
puntos poco antes de que partieran: lo primero que trabajasen todo lo que
les fuera posible por procurarse autoridad mutuamente, cosa que conse-
guirían si, cuando se hubiere de tratar algún asunto muy dificultoso con
el Padre Laínez, éste respondiese que consultaran al Padre Nadal, que
podría declarar mejor lo que en tal situación se debía hacer; y si lo co-
municaban primero al Padre Nadal, que éste lo remitiese de la misma
298
manera al Padre Laínez . Lo segundo, que nunca sacaran a colación ne-
gocios de importancia estando a la mesa con el legado, donde ellos ten-
drían que comer, sino más bien cosas buenas, fáciles y que exigieran poca
concentración.
296
En la causa del Padre Simón Rodríguez, designado poco más abajo con la letra N.
297
Cf. nota anterior.
298
Sobre estas instrucciones de San Ignacio a los Padres Laúiez y Nadal, cf. Nadal I,
282; II, 34.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 129
305
Con una carta para el Padre Mercuriano del día 18-IV-1555 se envían de Roma a
Perusa tres jesuítas, entre los que figura el maestro Pedro, que, por lo que de él se dice, pa-
rece ser el nombrado aquí: era diácono y había enseñado en diversos sitios.
306
Cf. Examen, c. I, 3 [3].
132 RECUERDOS IGNACIANOS
síndico de Etiopía
Después de que Nuestro Padre determinó que los profesos de la
Compañía hicieran el voto de que, en caso de llegar a ser obispos, segui-
rían en todo los consejos del General, si los juzgasen mejores que su
307
propio parecer , para llevarlo a la práctica con el patriarca del Preste
Juan y con sus dos compañeros, que eran los primeros a quienes eleva-
308
ron a la dignidad episcopal , dio orden de que hubiera entre ellos un
admonitor, para que desde Etiopía comunicase al General de la Compa-
ñía las cosas sobre que creía les debía aconsejar.
A 20 DEL MISMO Día 20 de Febrero
160. jo confirmó y n0 ¡ go
t ue
309
160. l.° N . confirmó hoy, de
a la mañana, todo lo de ayer, y mañanita, todo lo de ayer y Nuestro
&
nuestro P le dixo, que miraría sus Padre le dijo que consideraría sus
cosas como si fuesen suyas pro- cosas como si fueran propias; y así
prias; y así después a la tarde tor- después por la tarde volvió con su
nó con su confesor a rectificar lo confesor a ratificar lo mismo; y
mismo; y en su presencia dixo el delante de él dijo el Padre al con-
Padre al confesor, que de todo lo fesor, que de todo lo que trataba
que tratase no quería saber nada: con él, no quería saber nada; que no
que no le diese penitencias ningu- le impusiese penitencias duras, sino
nas ásperas, sino algunas oracio- tan sólo algunas oraciones como
nes por recuerdo; y que si hubiese recuerdo; y que si tenía que satis-
de hacer satisfacían, le recordaba facer por algo, le recordaba que no
que no se deprimiese su persona. había de deprimirse la persona.
N.
Era éste el Hermano de quien poco antes he dicho que renovó e
hizo los votos de hinojos ante Nuestro Padre: lo conducía por la senda
del amor.
161. 2° Acordarme he de las 161. 2° Tengo que acordarme de
causas por que el Padre mudó la los motivos por los que el Padre
declaración de la constitución cambió la declaración de la nueva
nueva sobre los obispos futu- constitución sobre los futuros
3ff7
Cf. Const. P. X , 6 [ 8 1 7 ] .
308
Cf. núms. 118-123.
309
Teutonio de Braganza: Cf. núms. 150-151. El confesor aquí nombrado es probable-
mente el Padre Manuel Miona.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 133
310 310
ros , y cómo el Padre conside- obispos , y cómo el Padre sope-
raba cada palabra. saba cada palabra.
3° De la enfermería el Pa- 3.° El asunto de la enferme-
dre lo remite al P. Polanco, y me ría el Padre lo remite al Padre Po-
dio el modo como se lo persua- lanco, y me indicó el modo de
diese, mostrando la necesidad convencerle: mostrando la necesi-
con testimonios de otros, sin mi dad con testimonios de otros, sin
inclinación, y tocando otros lu- dejar transparentar mi inclinación,
gares, mas no aquel que estaba y sugiriendo otros lugares, pero no
tragado. el que estaba planeado.
enfermería
Siendo yo ministro, teníamos en la casa de Roma mucha necesidad de
una enfermería, porque eran muchos los enfermos y tanta la incomodidad
del lugar donde se curaban, que parte estaban en unas habitaciones que
servían para la llamada primera probación, y parte en unas estancias junto
a la portería. Expuse a Nuestro Padre esta necesidad y le sugerí que se po-
311
dría planear y hacer la enfermería con poco gasto . Le pareció muy bien.
Pero como el Padre Polanco estaba encargado de proveer a los
gastos de la casa y era el que tenía que buscar el dinero para hacer esta
obra, no quiso decidir enseguida, procurando que el mismo Padre Polan-
co cayera en la cuenta y se moviera a hacerla por sí mismo. Y para eso
quiso que yo se lo propusiera de este modo: le dije solamente las opinio-
nes de los otros Padres y las razones que daban para que se hiciese la
enfermería, pero no le expresé mi particular inclinación a hacerla. Y
como encontrara dificultad en el lugar para hacerla, le llevé por toda la
casa, indicándole muchos sitios poco a propósito para el proyecto y que
exigirían mucho gasto. Llegando por fin al que tenía señalado con Nues-
tro Padre, él mismo lo escogió; y como si hubiera sido un descubrimien-
to suyo, en breve tiempo hizo en él una buena enfermería.
312
Diego de Eguía (o de Guía) conoció a San Ignacio en Alcalá de Henares en 1526-
1527 y le ayudó con limosnas. Entró en la Compañía en 1540, siendo ya sacerdote, y murió
en Roma el 16-VI-1556. Fue durante algún tiempo confesor de San Ignacio. El Memorial
hablará repetidas veces de él, especialmente en los núms. 221-223,266 y 376.
3 1 3
Estas disparatadas alabanzas, verdaderas chocheces seniles, han sido tachadas re-
cientemente en el manuscrito del Memorial; a pesar de ello, los editores de FN han podido
descifrarlas. Por ellas se comprende mejor la penitencia al Padre Diego de Eguía, de la que
se habla en el núm. 221.
314
Cf. núm. 68.
315
Salieron de Roma el día 23-X-1555 (Cf. núm. 9), a pesar de que Nadal habla en una
ocasión del año 1556 (Cf. Nadal I, 38) y en otra de diciembre de 1555 (Cf. Nadal II, 10).
316
Eran éstos, además del japonés Bernardo, 12 escolares de diversas nacionalidades.
Goncalves da Cámara había pedido se enviaran a los colegios de Portugal para fomentar la
unión entre los jesuitas.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 135
317
en guerra entre sí el rey de Francia y el emperador , hecho que dificul-
taba nuestro viaje, así por mar como por tierra: pues por tierra se temía
que, al ser algunos de nosotros españoles y dirigirnos a España, nos im-
pedirían el paso en Francia; y por mar andaban navios franceses de la ar-
mada de Marsella, con la que habíamos de encontrarnos necesariamente,
que robaban y apresaban a los españoles que pasaban por allí.
Un día después de la cena, poco antes de emprender el viaje, pro-
puso Nuestro Padre todo esto en la consulta: y a pesar de que el Padre
Nadal y yo estábamos mucho más inclinados a viajar por tierra, no obs-
tante oímos los pareceres de los Padres sin manifestar nuestra inclinación.
Los votos se dividieron, y el Padre puso fin a la consulta con su frase
habitual: «Es menester dormir sobre ello».
318
A las nueve del día siguiente , que era la hora en que acababa la
319
oración, llamó al Hermano Martín , que le ayudaba en su habitación, y
le dijo: «Yd y decid a Maestro Nadal y a Luis Goncález que vayan de
Genova a España por mar con una gran bendición». (No recuerdo haber-
le oído ninguna otra vez esta palabra).
320
164. Salimos por tierra hasta Lerici , en donde teníamos que embar-
carnos para Genova; y cuando llegamos ya se habían ido la víspera los
Hermanos, que habían caminado desde Roma hasta allí delante de noso-
tros. Tuvimos tantas tormentas y un tiempo tan adverso, que por dos ve-
ces intentamos hacernos a la mar; y como no pudimos seguir adelante,
tuvimos que tomar tierra otra vez, porque desde Lerici no pudimos lle-
321
gar más que hasta Portovénere , que dista de Lerici solamente tres mi-
322
llas; embarcados después en Sestri (hasta donde habíamos caminado
por tierra un trecho de nueve leguas), tuvimos que desembarcar nueva-
mente en una playa, por no sernos posible continuar más adelante. Final-
mente nos decidimos a caminar por tierra las treinta millas que aún fal-
taban, aunque nos costó muchísimo trabajo, tanto por la dificultad y
aspereza del camino, como por el mal tiempo; de modo que en sesenta
323
millas que hay desde Lerici hasta Genova empleamos [10] días.
En Genova hallamos una nave genovesa que se preparaba para
zarpar rumbo a Alicante. Y como los temporales y tormentas que había-
mos atravesado continuaban, tuvimos que esperar mes y medio a que ce-
saran. Durante este tiempo todos se ocuparon en trabajos de mucho fruto
y servicio de Dios. Y aunque nos enteramos de que en Marsella tenían
aviso de la salida de nuestra nave y de que los franceses la esperaban, y
317
Enrique II de Francia y el emperador Carlos V.
318
Según nuestro cómputo del tiempo, hacia las cinco de la mañana.
319
Martín de Zornoza. Cf. nota 188.
320
Lerici, al este del golfo de la Spezia.
321
Portovénere, situado en la parte opuesta del mismo golfo.
322
Sestri Levante.
323
Laguna en el manuscrito. Completamos la laguna con el dato transmitido por Polanco
(Cf. Chron. V, 116). El propio Goncalves da Cámara ha narrado las vicisitudes de este via-
je (Qi.Mixtae V, 108-112).
136 RECUERDOS IGNACIANOS
324
Error del autor o del copista. Ha de leerse 21.
325
Llegaron a Alicante el día 30-XD-1555.
326
Cf. núm. 162.
327
Esto no puede entenderse más que a partir del tiempo en que empezó a vivir en San-
ta Mana della Strada, es decir desde el comienzo de febrero de 1541.
328
Un día antes de escribir esto Goncalves da Cámara, se había escrito al Padre Mirón:
«Propúsose de visitador y tampoco pareció por ahora; pero, insistiendo en ello, el papa lo
ordenó vivae vocis oráculo, y aquí va la patente de ello, que bastará para que se vea que
desde el principio de la elección del patriarca se ordenó visitador. Y por este vivae vocis
oráculo a su tiempo se podrá expedir breve».
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 137
329 329
do a recebir los obispados , para cado a recibir el episcopado ,
que queden ad perpetuam rei me- para que queden como recuerdo
moriam. Y porque desto hasta hoy perpetuo. Y por no haberle recor-
no se había al Padre acordado, dado esto al Padre hasta hoy, dijo
dixo estas palabras: Quántos des- estas palabras: «¡Cuántos descui-
cuidos pasan por nosotros! dos pasan por nosotros!»
La carta
Después de que el Padre Juan Núñez fue designado por Nuestro
Padre para patriarca, y antes de que supiera cómo se trataba en Roma de
que los obispos de la Compañía conservasen aquel género de sumisión a
332
su General que ya dije , escribió a Nuestro Padre pidiendo le asignara un
329
Y dos días después (23-11) se escribía al rey Juan m de Portugal: «También en esta
forma de vivae vocis oráculo se les manda por Su Santidad a los tres que acepten el cargo».
330
Cf. núm. 185.
331
Es decir, para el mismo efecto que en el 4.° (núm. 168): Para que quede ad
perpetuam rei memoriam.- El Padre Juan Núñez, patriarca de Etiopía, escribió repetidas
veces a San Ignacio solicitando insistentemente se crease un comisario de la Compañía en
Etiopía, al que él estuviese sujeto por obediencia: cartas de 29-X, 2-XI y 3-XII-1554.
También lo solicitó a través del Padre Mirón y de Alfonso de Lancastre, embajador de Juan
i n ante la Santa Sede.
332
Cf.núm. 161.
138 RECUERDOS IGNACIANOS
173. Para ello él mismo indicó y determinó los juegos a que los Herma-
nos podían jugar, que fueron solamente las tablillas y el tejo o chito. El
primero era al estilo del colegio de la Sorbona, que es el más serio y de
gente más docta y recogida de París, donde los doctores, después de co-
mer, suelen jugar con las llaves de las habitaciones en que residen a ver
quién se acerca más al borde de la mesa; en lugar de las llaves, Nuestro
Padre prescribió las tablas, que son las que ahora usamos. Para el segun-
do de los juegos mandó hacer unas chapas de hierro, delgadas y redon-
das, grandes como la palma de la mano poco más o menos, con un agu-
jero grande en el centro para poder meter bien los dedos; y por su propia
mano hizo en cera roja el modelo y tamaño que quería que tuvieran.
174. No consentía en la finca ningún otro juego, de cualquier clase que
fuera; e impuso una fuerte penitencia al Padre Doctor Olave, superinten-
dente del colegio, al Padre Ribadeneira y a otros, por haber jugado allí
con unas naranjas, lanzándoselas unos a otros, formando una rueda suce-
siva y continua: quien las dejaba caer de las manos tenía que rezar de ro-
dillas un Ave Maña; también impuso una buena penitencia a otros dos,
por jugar en la finca al castro. En fin, parece que andaba vigilando con-
tinuamente para tapar todos los resquicios por donde con el tiempo pu-
diera colarse en la finca la disipación; y para conseguirlo, compuso las
reglas siguientes, que llamábamos «las reglas de la finca».
[Anotación marginal]: Aquí se inclui-
rán «las reglas de la finca», que ven-
drán de Roma.
+
IHS
336
REGLAS QUE DEBEN OBSERVAR LOS QUE VAN A LA FINCA
1. Ninguno vaya a la finca sin licencia del Padre Rector o del que
tenga su lugar.
2. Ninguno coma o toque las uvas u otras frutas, a menos que tenga
esa licencia.
3. Ninguno coma uvas o frutas más que cuando le sea concedido por
la obediencia, a fin de que no caiga ninguno enfermo por el desorden.
4. Ninguno deje ropa por la viña, sino en el lugar que sea señalado
para ello.
5. Ninguno entre en la cocina sin licencia del cocinero o del que
cuide de ella.
337
6. No se juegue en la viña a otro juego que al tejo ; también se
puede cantar.
3 3 6
Que estas reglas, transcritas del códice Instit. 187, son del tiempo de San Ignacio,
aparece claramente en la regla 15, lo que confirma la noticia del Memorial de haberlas
compuesto el propio santo. Las traducimos del italiano.
337
Ya hemos visto (cf. núm. 173) cómo mandó construir San Ignacio las chapas de hie-
rro para el juego del tejo. Este juego, con exclusión de otros, se recomienda al rector del
colegio de Módena en cartas de 10-XI-1554 y 11-V y 8-VI-1555, porque, entre otras venta-
jas, en él «se ejercitaban los brazos y todo el cuerpo moderadamente».
140 RECUERDOS IGNACIANOS
todo el camino
176. Una de las cosas que el Padre observaba cuidadosamente y quería
que observaran los de la Compañía era el recogimiento interior con Dios
y la modestia exterior, cuando andaban fuera de casa y entre la gente del
mundo. En Roma ordenó que todos los domingos y fiestas en que había
predicación en casa viniesen al semón todos los colegiales, así del cole-
gio germánico, como los nuestros del romano. Y merecía la pena ver el
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 141
modo como esto se realizaba. Dada la señal para salir del colegio, cada
uno acudía enseguida a la portería con su manteo. Antes de salir, se em-
parejaban los compañeros, que, a poder ser, eran de igual estatura corpo-
ral; y colocados en orden, salían como en procesión de dos en dos, yen-
do delante los de más corta edad; y así, cuanto más se acercaban a la cola,
eran de más edad y de más autoridad; y los últimos que iban eran el su-
perior y su compañero.
Todos llevaban tanta modestia y compostura, que Roma entera se
juntaba a verlos pasar por las calles, como acontecimiento de mucha de-
338
voción y asombro . Sin embargo, cuando iban a la finca, Nuestro Padre
los mandaba ir con la misma modestia, pero sin tanto orden y repartidos
por diversos caminos.
la facilidad que tiene
177. Algo que le ayudaba mucho a elevarse en oración era la música y
canto de las cosas divinas, como son vísperas, misas y cosas semejantes;
tanto que, como él mismo me confesó, si coincidía entrar en alguna igle-
sia cuando se celebraban estos oficios cantados, al punto parecía enaje-
narse por completo fuera de sí mismo.
178. Y esto no solamente beneficiaba a su alma, sino también a la salud
de su cuerpo. Y por esto, cuando estaba enfermo o tenía un gran disgus-
to, con nada se aliviaba más que con oír cantar alguna cosa devota a
cualquier Hermano. Y me maravilla que, a pesar de ver esto las personas
que con él vivían, nunca se buscó ningún Hermano ni ningún colegial del
colegio germánico, donde había muchos y muy buenos cantores, para que
le proporcionase este consuelo. Porque lo más que vi sobre este particu-
lar durante todo el tiempo que estuve en Roma, fue, cuando estaba en la
cama con molestias, llamarle del colegio germánico al Padre Frusio, para
tocarle un clavicordio, sin cantar, pues hasta esto le aliviaba; y a un Her-
mano coadjutor, muy sencillo y virtuoso, que cantaba muchas historias
devotas imitando en el tono y en la voz a los ciegos que las cuentan, que
parecía propiamente haber sido lazarillo. Y todo esto sucedía tan rara-
mente, que en casi dos años y medio que estuve en Roma, no se haría
más de cinco o seis veces.
de quántas veces le hallé
179. Nuestro Padre ya se levantaba en este tiempo un poco más tarde
que los Hermanos, porque así lo había prescrito el médico, en razón de
sus continuas enfermedades. Luego rezaba las Ave Marías que tenía se-
339
ñaladas en conmutación del oficio divino y, una vez acabadas, entraba
338
Todavía en 1617 recordaba el Padre General, Mucio Vitelleschi, a toda la Compañía
este espectáculo, que tanta edificación causaba a los que lo contemplaban (Carta del 2-1-
1617).
339
La autorización para conmutar el rezo del oficio divino por otras oraciones u obras
piadosas se concedió a San Ignacio por el papa Paulo III el día 2-1-1539 por un vivae vocis
oráculo (Cf. MI, Script. 1,552-553).
142 RECUERDOS IGNACIANOS
en una capilla que había junto a su habitación a oír misa, los días que no
celebraba. Después de la misa continuaba en oración mental durante dos
horas; y para que nadie le estorbara, mandaba que todos los recados que
para él viniesen a la portería me los diesen a mí (que era ministro), en
lugar de a él. Algunos los llevaba yo mismo a la capilla, ya que eran de
importancia y de personas a quienes convenía que él les respondiera en-
seguida.
Recuerdo que cuantas veces entré en la capilla para esto, que fue-
ron muchas, le hallé con un rostro y semblante tan resplandeciente, que,
aunque llevaba la atención y la imaginación puestas únicamente en el re-
cado, quedaba impresionado y como fuera de mí; porque aquello no era
como lo que había visto muchas veces en personas devotas, cuando es-
tán en oración, sino que parecía claramente algo celestial y muy extraor-
dinario.
aunque continuamente parece
180. La devoción interna de Nuestro Padre se traslucía y veía de conti-
nuo en la gran paz, tranquilidad y compostura de su semblante externo.
Su gesto no delataba la más mínima señal de agitación o alteración inte-
rior, por cualquier clase de noticia que le dieran o hecho que ocurriera,
fuera éste alegre o triste, de orden espiritual o de orden temporal. Cuan-
do quería agasajar a alguien, le manifestaba una alegría tan grande, que
parecía meterlo dentro de su alma.
Tenía por naturaleza unos ojos tan alegres, que, según me contó el
Padre Laínez, queriendo un endemoniado de Padua identificarlo por al-
gunas señales exteriores y diciendo grandes alabanzas de él, empleó esta
paráfrasis: «Un españolito pequeño, algo cojo, que tiene los ojos alegres».
Y a pesar de ser esto así, los llevaba continuamente tan caídos, que más
bien parecían ojos de un hombre muerto. Y una de las cosas por las que
más reprendía a los Hermanos era por su mirada elevada. Tan sólo al su-
perior se le permitía mirar al rostro del subdito, cuando hablaba con él: en
todos los demás quería que, hablando con el superior o unos con otros, no
340
elevaran la mirada más arriba del pecho de la persona con quien estaban .
181. Caminando una vez con él por el cobertizo que va desde la huerta
a la iglesia, nos encontramos con un Hermano que se llamaba Juan Do-
341
mingo , novicio desde hacía pocos meses, romano de nacimiento, que
tenía y traía siempre los ojos muy vivos y despiertos; queriéndole amo-
nestar el Padre para ayudarle a corregirse, cayendo en la cuenta que aún
era débil, le dijo estas palabras con mucha delicadeza: «Juan Domingo,
¿por qué no hacéis que aparezca también exteriormente en vuestros ojos
la modestia que Nuestro Señor os ha impreso en vuestra alma?».
340
Cf. Reglas de la modestia: «Los ojos se tengan comúnmente bajos...» (nota 52).
341
En el catalogo del colegio de Macerata de 1562 se encuentra esta noticia, que parece
referirse a nuestro Juan Domingo: «El maestro Juan Domingo, romano, de 23 ó 24 años;
unos ocho años de Compañía; ha aprovechado mucho en letras... ha servido durante cuatro
años como maestro, parte en Roma, parte en Loreto, parte en este colegio...».
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 143
muchas veces lo habernos visto en- muchas veces lo hemos visto caer
fermar el día que ha dicho misa. enfermo el día que ha dicho misa.
en el bendecir la mesa
184. Bendecía la mesa de pie, preparándose y recogiéndose siempre
primero un poco, como solía en todas las cosas de Dios. Durante la ben-
dición estaba con una devoción y reverencia tan especial, que muchas
veces nos dejaba admirados, y volvíamos los ojos hacia él cuantos nos
hallábamos presentes. La acción de gracias la daba de la misma manera,
pero no recuerdo si la hacía de pie o sentado.
Para la bendición usaba ésta fórmula:
[Anotación Marginal]: Aquí se inclui-
rá la bendición que vendrá de Roma.
«Dad la bendición. Dios. El Dios trino y uno, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, nos bendiga a nosotros y los alimentos que vamos a tomar.
Amén».
Y para la acción de gracias ésta otra:
[Anotación marginal]: Aquí se inclui-
rá la acción de gracias que he pedido
a Roma, pues la he olvidado ya.
«Alabanza a Dios, paz a los vivos, descanso a los difuntos. Padre
nuestro. Y no nos dejes caer en la tentación. Mas líbranos del mal. Amén.
Jesucristo nos dé su santa paz, su bendición y, después de la muerte, la
vida eterna. Amén. Dichosas las entrañas de la Virgen María, que lleva-
344
ron al Hijo del eterno Padre. Amén».
Y ya que, por razón de la bendición y acción de gracias se ofrece
la oportunidad, diré aquí lo que recuerdo sobre la mesa de Nuestro Padre
Ignacio.
185. Nuestro Padre Ignacio comía en una habitación contigua a su dor-
345
mitorio : comían con él los Padres con quienes consultaba los asuntos
de la Compañía, que eran, cuando yo estuve allí, los Padres Laínez, Sal-
merón y Bobadilla, cuando estaban en Roma; Nadal, Polanco, Madrid y
yo, que residíamos en la casa; Olave y Frusio, que muchas veces venían
de los colegios a casa, y Ribadeneira, a quien Nuestro Padre mandaba a
llamar algunas veces al colegio donde estaba. Además de éstos, cuando
algunos Padres o Hermanos marchaban de Roma o venían de nuevo a
ella, solían comer con él alguno de los últimos días en señal de caridad y
344
Esta antigua fórmula de bendición y acción de gracias se halla en varios códices del
Archivo Romano de la Compañía. En uno de ellos, el Instit. 223, anota el Padre Nadal: «Así
bendijo la mesa y dio gracias el Padre Ignacio mientras vivió».
345
Como aquí se dice, San Ignacio acostumbraba a comer, no en el refectorio común,
sino en una habitación aparte; lo mismo se recomendaba o permitía en las Constituciones
primitivas a los superiores de las casas mayores. La Congregación General III (1573) limitó
la costumbre a) Padre General, y la VII (1615-1616) la abolió completamente (Cf. MI, Const.
I, CCII-CCIU y 389).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 145
salado o soso, incluso pudiendo ser perjudicial para su salud, ni aun así lo
afeaba o se quejaba con el menor gesto o palabra mientras duraba la co-
mida; pero, una vez quitada la mesa, imponía una penitencia a Juan Bau-
347
tista, que era el cocinero, para ejercitarle su gran virtud, como ya dije .
Y como su estómago no admitía alimento ácido, se le traía un poco
de vino dulce por orden del médico; y a pesar de que con frecuencia es-
taba muy ácido por la deficiente conservación, con todo el Padre lo be-
bía sin decir ni exteriorizar nada; y una vez acabada la comida, llamaba
al Hermano que se encargaba de esto y le avisaba diciéndole: «Hoy el
vino estaba un poco ácido».
Llegaba esto a tal punto, que de verdad parecía que en este terreno
había perdido el sentido del gusto. Y así, en todo el tiempo que estuve
en Roma no recuerdo que mandase nunca le prepararan algo especial para
comer, ni que dejara traslucir cómo le gustaría que estuviese guisado lo
que comía. Y el regalo que a veces le hacíamos era darle cuatro castañas
asadas, que por ser fruto de su tierra y haberse criado con ellas, daba la
impresión de que se alegraba.
Tenía otra costumbre: que, estando a la mesa, nunca decía a los
otros comensales que comieran, ni les ofrecía ningún alimento.
190. Aunque, como dije, comía poco, sin embargo nunca acababa de
comer antes que los demás comensales; y para eso tenía la costumbre de
coger un cacho pequeño de pan e ir desmenuzándolo y comiéndolo muy
despacio en trocitos tan diminutos (ayudándose a la vez de la conversa-
ción de la mesa), que a fin de cuentas venía a acabar a la vez que los
otros, dando la impresión de haber estado comiendo sin interrupción. Y
tanto era esto, que a veces, estando ya casi al fin de la comida, si llegaba
alguna persona de fuera, de las que él solía invitar a hacer penitencia, el
Padre la hacía sentar, y de esta manera, con sus pedacitos de pan, acom-
pañaba al que entonces comenzaba a comer, sin dejarlo hasta que el otro
terminaba.
191. Como él mismo guardaba mucha modestia en su modo de comer,
también quería que ninguno de la Compañía tuviera en este punto algo
de qué ser reprendido. Comía en su mesa un Padre de los más antiguos,
el cual, al beber, hacía cierto gesto poco edificante; recuerdo que una vez
348
me dijo Nuestro Padre: «Ahora vino aquí Poncio y me dijo que N. te-
nía este modo en el beber. Yo muchos días hace que lo noté; y parecién-
dome que no advertirían otros en ello, no le he avisado; mas ahora que
ya se lo notan otros, le avisaré». Y así lo hizo.
192. En la mesa Nuestro Padre, más que hablar él, oía la charla de los
otros. Y las conversaciones que se tenían no tocaban cosas de importan-
cia o que exigieran mucha reflexión; más bien los Padres le contaban los
347
Cf. núm. 106.
348
Poncio Cogordan, administrador o ayudante del administrador de la casa de Roma
desde 1550, después de la muerte de Pedro Codazzo, acaecida el día 7-XII-1549. Cf. núms.
193 y 216.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 147
355
Nacido en Belmonte (Cuenca) en 1497, ingresó en la orden de San Agustín en 1514
en Salamanca, donde concluyó sus estudios en 1521. Al término de su mandato como
maestro de novicios y prior en Medina del Campo (1526-1535), pasó a Portugal como
visitador y reformador de la provincia lusitana de la orden, donde trabajó con ardor durante
34 años. En Coimbra se relacionó mucho con los jesuítas. Murió en Lisboa en 1569. Fue un
prolífico escritor ascético-místico.
356
Fray Luis de Montoya asistió al capítulo general de su orden celebrado en Bolonia
(no en Roma, como da a entender nuestro texto) en 1551. Con esta ocasión visitó en Roma
a San Ignacio. La noticia del Memorial, de haber hecho confesión general con San Ignacio,
se halla ratificada en la carta del propio fray Luis a su vuelta del viaje, escrita desde Coimbra
el día 8-II-1552 (Cf. Mixtae II, 672-673).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 151
362
Es el nombre que muchos, por error, daban entonces a los jesuítas. Polanco refutó
esta denominación errónea, aclarando las diferencias entre la Compañía y el Instituto de los
clérigos regulares fundado por San Cayetano de Thiene y el cardenal Juan Pedro Carafa
(Paulo IV), entonces obispo de Chieti (Theatinensis). De ahí vino la denominación del
propio Carafa, como el cardenal teatino (cf. núms. 93,325,246b); y del instituto por él y San
Cayetano fundado, como teatinos. Cf. núm. 291.
363
Esta diferencia de actitud parece tener su origen en la diferente configuración de la
pobreza de las casas profesas y de los colegios: mientras que las primeras vivían únicamen-
te de limosnas, los colegios eran fundaciones de bienhechores, con rentas estables, que era
necesario defender. Cf. núm. 246.
364
Cf. nota 77.
365
Cf. Examen C. I, 1 A [1-2]; Const. P. I, c. 1,5 D [145-146] y c. 4, D [196].
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 155
hacer quaresma
«Hacer cuaresma» significa comer pescado en tiempo cuaresma.
213. Dixo el Padre hoy, y otras 213. Hoy dijo el Padre, y se lo he
veces se lo he oído, que al colegio oído otras veces, que al colegio
tudesco mas aína le sobraría ren- germánico más bien le sobraría
ta que le faltaría; y así, estando el renta que le faltaría; y por eso, ha-
cardenal de Augusta371
desanima- llándose desanimado el cardenal de
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 157
371
Otón Truchsess von Waldburg (cf. nota 244), obispo de Augsburgo desde 1543 y
cardenal desde 1544, había prometido su ayuda para el colegio germánico, pero se desani-
mó cuando sobrevino la gran necesidad que siguió a la muerte de los papas Julio III y
Marcelo II (cf. núm. 17).
372
Cf. núms. 16-17.
373
Los convictores, o pensionistas, de que se habla en el núm. 17.
374
Cf. Col. 3, 12.
158 RECUERDOS IGNACIANOS
375
El Padre Poncio Cogordan, que vivía en la casa profesa (cf. nota 348).
3 7 6
El Padre Sebastián Romei, que rigió el colegio romano en los años 1554-1568,
después del Padre Oliverio Manareo (cf. nota 232). Murió el 13-X-1574.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 159
que hiciesen muchos juntos disci- dre a muchos juntos tomar disci-
plina en el tinelo por su devoción, plina por devoción en el tinelo, y
y lo querían hacer muchos más. El querían hacerlo muchos más. En
Padre suele ser en esto liberal. esto suele ser el Padre liberal.
220. Hoy se fué micer Andreas, 220. Hoy se fue, consolado y edi-
flamengo, consolado y edificado. ficado, el flamenco micer Andrés.
Este es el sacerdote flamenco del que dije antes que Nuestro Padre
quería que fuese peregrino hasta Loreto; se marchó expulsado, como aquí
378
se dice .
221. Hoy hizo un Padre discipli- 221. Hoy tomó un Padre discipli-
na de tres salmos en una cámara, na en una habitación durante el
estando en la otra tres con la rezo de tres salmos, mientras esta-
puerta abierta que le oían, y di- ban tres en otra con la puerta
cíanle a cada salmo. «Hablar cía- abierta oyéndole, que le decían a
ro y no equivocar en cosas escan- cada salmo. «Hablar claro y no
dolosas». Y la misma penitencia equivocar en cosas escandalosas».
hará otros dos días; y diósela el Y hará la misma penitencia otros
Padre, porque hablaba del con dos días: se la impuso el Padre,
tanto exceso de loor, que escan- porque hablaba de él con alabanzas
dalizaba a algunos que no enten- tan excesivas, que escandalizaba a
379
dían su simplicidad y buen celo , algunos que no conocían su sim-
379
plicidad y buen celo .
Hoy hizo un Padre
380
Era éste el Padre don Diego de Eguía, de quien ya traté antes , a
quien el Padre Fabro llamaba siempre «el santo don Diego». Para que se
entienda mejor la prudencia y candor de este buen viejo, voy a contar
aquí sobre él algunas cosas que todavía recuerdo. Solía decir muchas ve-
ces estas frases: «El que piensa de sí que vale para algo, vale para poco;
el que piensa de sí que vale para mucho, no vale para nada». La poca
confianza que ponía en sus méritos para salvarse y cuánta ponía en los
de la Compañía y orden religiosa en que estaba, la expresaba con esta
comparación: Si dais en pago una única moneda rota o falta de valor co-
rriente, nadie os la aceptará; pero cuando pagáis mil cruzados a un mer-
cader que vende al por mayor, aunque entre ellos haya uno falto del jus-
to valor, aún cuela. Así yo, tan sólo espero pasar gracias a los de la
Compañía.
Tenía especial don de Dios para consolar y retener en la Compa-
ñía a los tentados, aunque fuera acerca de la vocación; y era tan celoso
de esto, que no había nadie tentado en casa, a quien él no acudiese al
punto, sin dejarlo hasta verlo remediado; de modo que era señal de que
378
Cf. núms. 127-129. Ya se dijo en la nota 239 que no es exacto que marchara propia-
mente expulsado.
379
Cf. núm. 162.
380
Ibid.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 161
uno tenía alguna aflicción el ver que don Diego le buscaba y le trataba
mucho. Y cuando los tales le daban cuenta de sus cosas, por más desca-
minadas que fuesen, siempre les respondía: «Bueno va, bueno va eso».
Por ejemplo, si uno le decía: «Padre, de verdad que no puedo soportar
tanta sujeción y mortificación propia», le decía él con mucha eficacia y
buen juicio: «Bueno va por ahí, bueno va eso». «Padre, hoy me he deci-
dido a pedir licencia para marcharme de esta casa; este género de vida
no es para mí», al punto intervenía: «Bueno va eso». Y así en todo lo
demás, buscando siempre la victoria de la tentación y el gran beneficio
que de ella les podía resultar.
222. De este modo condujo y retuvo a muchos; y en especial recuerdo
de un doctor, muy culto y hombre importante, que, sufriendo mucho en
los comienzos de su vida en la Compañía a causa de indisposiciones y
por el trato extraordinario que había dado a su cuerpo en el mundo, sólo
con el trato continuo con el Padre don Diego permaneció en la Compa-
ñía y perseveró y murió en ella con edificación y buen ejemplo.
Con la gente de fuera nunca hablaba más que de Dios y de cosas
espirituales, fuera por caminos, posadas o por cualquier otra parte donde
se hallara, sin valerse de ninguna preparación humana.
223. El Padre Araoz me contó que, viniendo ambos en una ocasión de
381
Roma a España , después de convertir a un soldado que había hallado
en el camino, le dijo que se fuera luego a Roma a hacer los Ejercicios; y
como le respondiera que no tenía dinero para el viaje, le dio para este fin
no sé cuantos escudos. Y dudo si no hizo esto también otras veces; de lo
que sí me acuerdo muy bien es que mandó y trajo a muchos a Ejercicios.
224. 4° Sabiendo N.P. que, es- 244. 4.° Enterado Nuestro Padre
tando un hombre para morir, de que, estando un hombre a pun-
mandó pedir confesor a casa, y to de morir, mandó a pedir un
quando llegó el confesor hallóle ya confesor a casa, y cuando llegó el
muerto, por se haber un poco tar- confesor le encontró ya muerto,
dado, lo sentió el Padre mucho, y por haber tardado un poco, lo sin-
mandó que se hiciese consulta de tió mucho y mandó tener consulta
todos los sacerdotes para se poner de todos los sacerdotes para poner
remedio en esto en lo porvenir, de remedio en esto para el futuro, de
modo que en el mismo punto que modo que fuera inmediatamente el
llegase quien traxese símil recado, confesor, en cuanto llegase alguien
fuese luego el confesor. Y decía el con un aviso semejante. Y decía el
Padre que se consultase si forsan Padre que se consultase si sería
sería buen medio, que, en llegando quizá buen remedio el que, en
a la puerta tal petición, el portero cuanto llegara tal petición a la
tocase la campanilla en tal modo, portería, tocase el portero la cam-
que todos los confesores entendie- panilla de tal manera, que todos los
sen lo que era, y fuesen obligados confesores comprendieran de qué
381
Era en el año 1542.
162 RECUERDOS IGNACIANOS
y nunca quiso
De esto todos conocen muchos ejemplos.
226. [d.i.] Hablando de los exer- 226. Hablando de los Ejercicios,
cicios dicía que de los que conocía decía que, de los que conocía en la
en la Compañía, el primer lugar Compañía, el que mejor los daba
en darlos tuvo el P. Fabro, el se- era el Padre Fabro, el segundo
gundo Salmerón, y después ponía Salmerón, y después ponía a Fran-
383
a Francisco de Villanueva y a 383
cisco de Villanueva y a Jeróni-
384
Jerónimo Doménech . Dicía tam- 384
mo Doménech . También decía
385
bién que Estrada daba bien los 385
que Estrada daba bien los Ejer-
de la primera semana. cicios de la primera semana.
382
Cf. núms. 130-132,149.
383
El Hermano Francisco de Villanueva -que con tal adjetivación alcanzó celebridad-
nació en Villanueva de la Serena (Cáceres) en 1509. Enviado a Roma por el párroco de El
Losar, conoció a los jesuítas y practicó los Ejercicios con el Padre Salmerón. Fue admitido
en la Compañía por San Ignacio en 1541, quien desde el primer momento supo descubrir los
tesoros de sensatez y voluntad constante de aquel hombre indocto. Fue el primer rector del
colegio de Alcalá de Henares, a cuya fundación dio comienzo en 1546. Colaboró también en
la fundación de los colegios de Córdoba y Cuenca. Murió en Alcalá el 6-V-1557.
384
Jerónimo Doménech, natural de Valencia, donde era canónigo, entró en la Compañía
en 1540 (cf. Fabri Mon., 441-442), después de haber intimado en Parma con Fabro y Laínez.
Ya desde entonces se destacó en el modo de dar Ejercicios (cf. FN I, 253)). Fue enviado a
estudiar a París, aunque ya era maestro en artes. El día 20-X-1555 hizo en Roma la profesión
solemne de cuatro votos. Fue muchos años provincial de Sicilia. Enviado después a Valen-
cia, su tierra, vivió allí en la casa profesa hasta su muerte, acaecida el 6-II-1593. Una de sus
grandes conquistas con los Ejercicios fue la de Nadal, a quien ganó para la Compañía cuando
se los dio en 1545.
385
Francisco Estrada nació en Dueñas (Patencia) en 1518. Fue admitido en la Compañía
por San Ignacio en 1538, dos años antes de ser confirmada la orden. Fue enviado a París en
1542 y profesó en 1551. Destacó como predicador en Lovaina y en las principales ciudades
de España. Fue provincial de Aragón en 1554-1558. Murió en Toledo el día 26-X-1584. Cf.
FN 1,244-251.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 163
386
El Gersoncito o Imitación de Cristo. Cf. núms. 97-98.
387
Cf. Const. P. IX, c. 2 [723-735]. Lo mismo que Goncalves da Cámara, afirma
Ribadeneira: «Sin pensar en sí [San Ignacio], se dibujó allí al natural y se nos dejó como en
un retrato, perfectísimamente sacado» (cit. J.I. Tellechea, Ignacio de Loyola. Solo y a pie
[Salamanca 1990], 321).
164 RECUERDOS IGNACIANOS
388
228. [d.i.] Pera el negocio de 228. Para el asunto de Polonia ,
388 389
Polonia quería el cardenal Pu- el cardenal dal P o z z o , como
389
teo , como protector de aquel protector de aquel reino, quería dos
reino, dos de la Compañía, y no se de la Compañía, y no se contenta-
contentaba con solo Bobadilla. El ba sólo con Bobadilla. Fue a hablar
Padre le fué a hablar, y le contó el con él el Padre y le contó la histo-
discurso de todo lo que Bobadilla ria de todo lo que Bobadilla había
había hecho hasta agora en el hecho hasta ahora en servicio de la
servicio de la Iglesia, tocando los Iglesia, mencionando los puntos
puntos donde se podía conocer que por los que se podía concluir que
sería muy a propósito él solo bas- él solo sería de sobra suficiente
tante para esta impresa; y por otra para esta empresa; y por otra parte
parte contando todas las necesida- le habló de todas las necesidades
des de la Compañía. Y el cardenal de la Compañía. Y el cardenal dal
Puteo, aunque algo se hizo capaz, Pozzo, aunque algo captó, sin em-
todavía habló después al papa, di- bargo habló después con el papa,
ciéndole que mandase dar dos; diciéndole que ordenase le diera
mas el papa no quiso determinar dos; pero el papa no quiso decidir
nada, sino remitiólo a nuestro Pa- nada, sino que le remitió a Nuestro
dre; y entonces el Padre se deter- Padre; y entonces el Padre se deci-
minó de añadirle otro, y así le dió a añadir otro a Bobadilla, por
390
añadió el P. Baptista Viola , que lo que le añadió al Padre Bautista
390
está en Genova. Viola , que está en Genova.
negocio de Polonia
229. No recuerdo el objetivo que se pretendía con esta embajada; pero
391
de lo que sí me acuerdo es de que al fin no se llevó a efecto .
el discurso
He aquí un ejemplo del modo que Nuestro Padre tenía de contar
las cosas, cuando quería persuadir. Es posible que el cardenal se hubiera
dado menos cuenta de la situación si el Padre, dejando a un lado su sen-
388
El 13-1-1555 fue designado nuncio apostólico ante Segismundo Augusto, rey de
Polonia, el obispo de Verana, Luis Lippomano. Cinco meses más tarde Paulo IV confirmaba
dicha designación.
389
Santiago dal Pozzo (1497-1563), arzobispo de Barí, fue creado cardenal en 1551. Era
cardenal protector del reino de Polonia. Sobre los cardenales protectores de príncipes y na-
ciones, cf. LTK VIH, 814-815.
390
Juan Bautista Viola, nacido en Parma en 1517, se unió a los primeros jesuítas en
Roma en 1539. Trabajó sobre todo en Italia. En la época de que aquí se trata, era superin-
tendente del colegio de Genova y elaboraba un plan de reforma de la Iglesia (cf. Mixtae IV,
593-609).
3 9 1
Por enfermedad de Bobadilla, fue designado Salmerón para acompañar a
Lippomano, esta vez sin el compañero Viola. Salmerón partió de Roma el 26-VII-1555 y
llegó a Varsovia en octubre, desde donde marchó a Vilna, regresando a Roma a finales de
noviembre para informar al papa de la situación. Cf. núms. 406 y 409.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 165
392
Lo confirma Polanco en carta del 20-11-1555 (Cf. MI, Epist. VJJJ, 454).
3 9 3
El príncipe (futuro Felipe II) se dirigió por carta el día 22-IV-1554 a algunos car-
denales, a su embajador en Roma, a San Ignacio y al mismo papa en apoyo del colegio ro-
mano. Su texto en Mixtae IV, 151-155.
394
La reconciliación de Inglaterra con la Iglesia católica se produjo el día 30-XI-1554,
aunque esta venturosa noticia no se conoció en Roma hasta el día 14-XII.
395
Fernando de Montesa, que sustituía en Roma a Juan Manrique de Lara, embajador
imperial, ocupado entonces con la guerra de Siena. El 16-XJJ-1554, inmediatamente después
de la audiencia con el papa, Montesa escribió brevemente a San Ignacio dándole cuenta de
la acogida favorable del papa.
166 RECUERDOS IGNACIANOS
sobre sus rentas, empezando lue- cados de renta, y 50 más cada mes
396
go agora . de sus propias rentas, empezando
396
ya desde ahora .
del príncipe
231. Se trataba del príncipe Felipe, que ahora es rey de Castilla y en-
tonces gobernaba España, por estar su padre el emperador en Flandes. Se
escribieron las cartas a algunos de nuestros Padres que acá tenían entra-
397
da con él .
Esta cédula envió
No estoy del todo seguro si Nuestro Padre usó aquí de otra dili-
gencia que le vi usar muchas veces en asuntos de este género; y era que,
cuando mandaba mostrar algún escrito como éste a los cardenales o a
otras personas importantes, hacía que llevaran tantas copias cuantos eran
los que interesaba que las vieran, y además de eso el original, que era el
primero que se les mostraba, para que leyéndolo viesen la autoridad que
tenía; y después le dejaba la copia, diciendo: «aquí queda la copia para
memoria y recuerdo de Vuestra Señoría».
232. [d.i.] Después a 15 del mis- 232. Después, el día 15 del mismo
mo, hablando los mismos carde- mes, hablando los mismos carde-
nales que sería bueno dar los 50 nales que estaría bien dar a la casa
escudos por mes de limosna a la de limosna los 50 escudos mensua-
casa por tener tanta necesidad, y les, por tener tanta necesidad, y no
que no fuese renta perpetua, para como renta perpetua, para que la
que la casa la pudiese aceptar, el casa la pudiera aceptar, dijo el
papa dixo: «Yo una vez quiero que papa: «Yo una vez quiero que sean
sean perpetuos. Mas para que la perpetuos. Mas para que la casa se
casa se pueda aprovechar ¿ellos, pueda aprovechar de ellos, se puede
se puede dar un medio, es a saber: dar un medio, es a saber: que la
que la bula se haga al protector de bula se haga al protector de la
la Compañía pro tempore existen- Compañía que haya en cada tiem-
te, y que él los pueda dar al cole- po, y que él los pueda dar al colegio
gio o a la casa, según le parecie- o a la casa, según le pareciere».
re». Sabido esto por N.P., hizo Cuando supo esto Nuestro Padre,
hacer consulta, en la qual se de- mandó reunir la consulta, en la cual,
terminaron ambos por N.P., en tenida en su presencia, Nuestro Pa-
cuya presencia se hizo: el primero, dre decidió dos cosas: lo primero,
que si el papa diera esto de limos- que si el papa daba esto de limosna,
na, en quanto fuera su voluntad, según fuera su voluntad, como ha-
como hacen los cardenales, fuera cen los cardenales, esto sería mejor
mejor para la Compañía. El 2°, para la Compañía; lo segundo, que
396
Al acaecer la muerte de Julio III y de su sucesor Marcelo II, estas mercedes no tu-
vieron efecto alguno.
39
' En especial a los Padres Antonio de Araoz y Francisco de Borja.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 167
al protector
Aunque el protector que entonces teníamos era el cardenal di Car-
398
pi , de gran virtud y especialmente devoto y amigo de la Compañía, con
todo Nuestro Padre decía muchas veces que la Compañía no necesitaba
399
ni debía tener otro protector más que el mismo papa .
398
Cf. nota 44.
399
Después de la muerte del cardenal di Carpi (2-V-1564), el Padre general, Diego
Laínez, pidió al papa que la Compañía no tuviese protector; respondió el papa que él mismo
quería ser el protector de la Compañía. Desde entonces la Compañía no volvió a tener ya más
cardenales protectores.
4 0 0
Cf.núm. 161,3.°.
168 RECUERDOS IGNACIANOS
401
Esta misma actitud espiritual, en carta de San Ignacio a Borja de fecha 17-LX-1555
(Cf. MI, Espist. IX, 626-627). Esta sentencia ignaciana suele incluirse entre las más divul
gadas del santo: «Haec sit prima agendorum regula: sic Deo fide, quasi rerum successus
omnis ab illa, nihil a te penderet; ita tamen iis operam omnem admove, quasi Deus nihil,
omnia tu solus sis facturas». Ribadeneira, que se refiere en diversas obras a dicha actitud
espiritual de San Ignacio, trata el tema en su Vita del santo casi con las mismas palabras del
Memorial (cf. L. V, c. 11).
402
Cf. núms. 230-232.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 169
hay remedio en él, vayase con dre había dicho que no le aprove
Dios a Loreto. charían).
El sacerdote
Este es el que había venido del colegio de Genova, que se dejó ten
403
tar contra el corrector, cuando me dio la reprensión que mencioné antes .
236. 4° Juan de Alba, que que 236. 4.° A Juan de Alba, que que
404
ría ir a las estaciones cada día ría ir a las estaciones todos los
404
403
Cf. núms. 140-141.
4 0 4
Sobre las estaciones cf. núm. 237.
405
Sobre Juan de Alba cf. núms. 332, 341, 386, 388, 393,402.
406
Cf. núm. 102 y siguientes.
170 RECUERDOS IGNACIANOS
las estaciones
En el tiempo de cuaresma hay en Roma estación para cada día con
indulgencia plenaria en una determinada iglesia, repartiéndose todas las
407
iglesias por todos los días ; y la gente de la ciudad las recorre con suma
devoción; y para que los nuestros las pudieran visitar con facilidad, dic-
tó el Padre la norma que aquí digo.
A las siete iglesias
Estas siete iglesias no se visitan con tanta frecuencia, por distar
entre sí una distancia de quince millas, equivaliendo tres millas a una le-
408
gua nuestra .
237b. Nuestro Padre quería an- 237b. Nuestro Padre quería ir a
dar más estaciones, mas no osa más estaciones, pero no se atreve,
por amor de los otros. por caridad con los otros.
quería andar
Iba Nuestro Padre a recorrer las estaciones públicas de Roma
vestido con un traje basto, con medias mangas fuera y ceñido con su
cinturón, sin manteo por encima: y de esta guisa le acompañé yo algu-
nas veces.
238. 6° Los del colegio germáni- 238. 6.° Los del colegio germá-
co, que antes el Padre había de- meo, a quienes antes el Padre ha-
fendido no hablasen con los núes- bía prohibido de modo general ha-
tros in universum, porque había blar con los nuestros, porque había
dos o tres tudescos de los nuestros dos o tres alemanes de los nuestros
un poco tiernos, agora que no hay un poco inmaduros, ya pueden ha-
esta razón, antes ellos se ayudan, blar libremente, e incluso ir a la
pueden hablar libremente, et etiam finca cuando están allí los nues-
ir a la viña quando allá están los tros, puesto que ahora ya no existe
nuestros. aquel motivo, antes por el contra-
rio ellos reciben ayuda.
407
El antiguo misal romano indicaba cada día los templos donde se celebraban las es-
taciones cuaresmales. Se empezaba el miércoles de ceniza con la estación de Santa Sabina,
aunque ya en las dominicas de septuagésima, sexagésima y quincuagésima se celebraban
estaciones en San Lorenzo, San Pablo y San Pedro.
4 0 8
Las siete iglesias son: San Pedro, San Pablo, San Sebastián, San Juan de Letrán,
Santa Cruz de Jerusalén, San Lorenzo en el Campo Verano y Santa María la Mayor.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 171
409 409
para la Compañía , y por la difi- do a entrar en la Compañía ; y
cultad que traía este negocio, la debido a la dificultad que entrañaba
cosa se ha consultado muchos este asunto, se ha consultado sobre
días, proponiendo los Padres mu- ello muchos días, proponiendo los
chos medios, sin que el Padre res- Padres muchos medios, sin que el
pondiese sino esta palabra: «Hay Padre respondiese otra cosa que
dificultad.» Y en este tiempo esto: «Hay dificultad». Y en este
acaesció moverse el papa para tiempo sucedió que el papa se de-
dotar el colegio, y tocar que, pues cidió a dotar al colegio [romano] y
la Compañía no quería tomar a proponer que, pues la Compañía
obispados, sería bueno hacer un no quería aceptar obispados, sería
colegio, junto al nuestro, de man- bueno hacer junto al nuestro otro
cebos gobernados por la Compa- colegio de jóvenes dirigidos por la
ñía para que tuviesen cargo de Compañía, para que luego se dedi-
ánimas. Y con esto el Padre se de- quen a la cura de almas. Por eso el
terminó de no recebir los germá- Padre se decidió a no recibir juntos
nicos juntos, sino uno de mes a a los alemanes, sino a uno cada
mes, por no hacer rumor; porque mes, para no hacer ruido; pues de
desta manera no lo sabría el papa esta manera no lo sabrían ni el papa
ni los cardenales. ni los cardenales.
Hay dificultad
La dificultad que Nuestro Padre encontraba era que pudiera pare-
cer al papa que la Compañía le frustraba el fin (pues él intentaba hacer
aquel colegio para que de él salieran alemanes, criados con la leche de la
Compañía, que pudieran servir a las iglesias particulares de Alemania,
como prioratos, vicarías, etc.); y que por nuestro propio interés preten-
díamos tener en él un seminario de nuestro colegio, pues recibíamos tan-
tos juntos.
hacer un colegio
Dio Nuestro Señor al papa Julio III al fin de su vida tanto conoci-
miento de la Compañía, que, además del colegio germánico, quería ha-
cer otro de todas las naciones, en que vivieran bajo la obediencia de los
nuestros personas que con esta educación pudieran posteriormente servir
bien a la Iglesia umversalmente; pero con su muerte esto no se llevó a
efecto.
240. [d.i.] Acordarme he de sa- 240. Tengo que acordarme de
ber distintamente de las persecu- conseguir información detallada
ciones, que me contó Frusio ha- sobre las persecuciones que me
ber tenido la Compañía. Pri- contó Frusio había padecido la
mero: De la de Mathía de las Compañía: primero, la de Matías el
4 0 9
Ocho fueron, en efecto, los colegiales del colegio germánico que entraron en la
Compañía en vida de San Ignacio: además de los tres ya nombrados (cf. núm. 85), Yodoco
Carcinaeus, Juan Zimmer, Dionisio Feyrabent (enviados a Ingolstadt en junio de 1556),
Jorge Bogatez y Juan Seidl.
172 RECUERDOS IGNACIANOS
410 410
Postas . 2° De quando decían de correos ; segundo, cuando de-
que revelábamos las confesio- cían que revelábamos las confesio-
411 411
nes . 3° De Laynez en Par- n e s ; tercero, lo de Laínez en
412 412
ma . 4° De Juan de Mercato Parma ; cuarto, lo de Juan de
413 413
contra el Padre . Mercato contra el Padre .
241. A veinte y dos del presente 241. El día 22 del presente mes
mandó el Padre que se pusiese mandó el Padre añadir una regla a
una regla en el oficio del minis- las del oficio del ministro, de que
tro, que donde hubiere dos le- donde haya dos camas, se coloque
chos, siempre esté una estera en siempre un biombo en medio, para
medio, que no se vea uno a otro; que no se vean uno a otro; y dio a
y dio a uno cuidado que lo visi- uno el cometido de visitar las ha-
tase; y si no fuese de allí a tres bitaciones y de imponer una peni-
días hecho en toda la casa, que tencia al ministro, si de allí a tres
diese una penitencia al ministro. días no se había hecho eso en toda
la casa.
A ULTIMO DE HEBRERO Día 28 de Febrero
242. 1° Porque el Padre vio los 242. 1.° Viendo el Padre la ropa
paños de casa puestos en un lu- de casa en un lugar donde había
gar, donde había defendido que prohibido tenderla, mandó al Padre
no se pusiesen, mandó al ministro ministro que la quitase él mismo
que los llevase él; y el lavandero, de allí y al lavandero, que tenía
cuyo era el oficio, le diese un ca- aquel cargo, que le diese una re-
414
pelo en tabla picola , explican- prensión en la mesa pequeña , 414
puestos en un lugar
La ropa de casa estaba tendida para secarse en un lugar en que
Nuestro Padre me había avisado que no se pusiera; y porque yo no había
hecho más que avisar al lavandera, sin imponerle penitencia por ello, or-
denó el Padre, cuando la vio allí, que el mismo lavandera me diera esta
reprensión.
243. Dos días de antes , y an- 243. Anteayer Polanco, que hace
415
ordenándolo el coco
Lo ordenó porque le encargó Nuestro Padre que él mismo nos hi-
ciese dar la reprensión e informase al corrector sobre el modo que había
de guardar y de lo que había de decir.
244. 2° El Padre mandó que se 244. 2° El Padre mandó que se
llevase de casa los Savonarolas llevaran de casa los libros de
que habían traído los novicios; no Savonarola que habían traído los
porque sea malo el autor, sino por novicios; no porque sea malo el
ser cosa en que se pone duda, se- autor, sino porque, según me dijo
416 416
gún me dixo Polanco . Polanco, hay cosas dudosas .
Savonarolas
Se trataba de unos libros de cosas epirituales, compuesto[s] por fray
[Jerónimo] Savonarola, que después prohibió Paulo IV. Y recuerdo que
417
se examinaron en nuestra casa y que parte de este trabajo me tocó a mí .
245. Quando el Padre en su 245. Al principio, cuando el Padre
principio estuvo en Alcalá, mu- estuvo en Alcalá, muchos le acon-
chos le persuadían, y aun su con- sejaban, e incluso su confesor, leer
fesor, que leyese el Encheridion el Enchiridion [militis christiani]
de Erasmo; mas oyendo decir que de Erasmo; pero él, oyendo decir
4 , 5
Expresión oscura; quizá omite alguna palabra el manuscrito: ¿el Rector?
416
San Ignacio ya había prohibido a sus subditos la lectura de las obras de Savonarola,
al menos desde el año 1550; incluso en 1553 mandó quemar los libros de Savonarola que se
hallaban en casa (Cf. Chron. UJ, 24). Tal actitud contraria a este autor la mantendrá hasta su
muerte.
4 , 7
El examen de las obras de Savonarola no se llevó a cabo en vida de San Ignacio, sino
en 1558-1559 en tiempo de Laínez, cuando Goncalves da Cámara fue por segunda vez a
Roma (cf. notas 84 y 117); en este examen participaron también otros religiosos, sobre todo
el dominico Ghislieri, futuro Pío V. Paulo IV no incluyó en el índice de libros prohibidos
todas las obras espirituales de Savonarola, sino algunas solamente.
174 RECUERDOS IGNACIANOS
418
Cf. núm. 98.
419
Este comentario se halla tachado en el manuscrito. En él se advierte el espíritu que
guía la octava regla «para ordenarse en el comer»: Exerc. [217].
420
Las Constituciones de la Compañía prohibían a las casas profesas recibir ayuda de
las rentas de los colegios. Cf. Examen c. 1,4 [5]; Const. P. IV, c. 2, 5 F [326 y 330]; P. IV,
c. 10,1 [419]; P. VI, c. 2, 3 D [557 y 559]; P. IX, c. 3,18 [763]; P. X, 4 y 5 [815-816]. Véa-
se también núm. 138.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 175
capelo; y estando antes en con- sio para darle una reprensión, que,
versación familiar y alegre, en- estando antes en una conversación
trado que fué Frusio, se puso con familiar y alegre, en cuanto entró
toda autoridad, etc.; y en la Frusio, adoptó una pose totalmente
muestra se mostró airado y autoritaria, etc. y aparentemente se
enoxado contra su culpa (la qual mostró airado y enojado con su
era no haber dado cuenta al li- culpa (que era no haber dado cuenta
432 432
cenciado Madrid del buen su- al licenciado Madrid del buen
ceso de un negocio del colegio resultado de un asunto del colegio
germánico, habiéndosela antes germánico, siendo así que antes sí
dado por comisión del Padre del se la había dado, por encargo del
trabajo en que estaba). Y así el Padre, del apuro en que se hallaba).
bendito Frusio siempre estuvo Y así el bendito Frusio estuvo todo
con la berreta en la mano; y a la el rato que duró la reprimenda con
fin se fué a buscar al licenciado, el bonete en la mano; y al fin fue a
y, hallándole adonde se hacía la buscar al licenciado y, cuando le
obra, se tendió por el suelo a be- encontró donde se hacía la obra, se
salle los pies, porque ésta había echó en el suelo para besarle los
sido una parte de la penitencia pies, porque ésta había sido una
(ultra de comer tantos días en su parte de la penitencia (además de
colegio en tabla picola, y otras comer tantos días en su colegio en
que no me acuerdo, etc.); con la la mesa pequeña y otras que no re-
qual el licenciado, por ser nuevo, cuerdo, etc.); el licenciado quedó
quedó muy espantado, y dixo que con aquello muy asombrado, por
nunca se había podido defender ser nuevo, y dijo que no había po-
del, que no le besase los pies, por dido impedir que le besara los pies
entre todas aquellas cosas de la entre todos aquellos materiales de
obra. la obra.
el Padre Madrid novicio de pocos días (si bien hacía años que, estando
todavía fuera, era muy familiar en casa y una especie de consultor del
Padre Ignacio en las cosas de la Compañía).
Apaciguado de ahí a algunos días todo aquel alboroto, se descuidó
el Padre Frusio en venir a dar cuenta a Madrid de lo que había pasado y
del buen fin que había tenido todo. Y estando yo contándole el caso al
Padre, cuando supo esto, le mandó a llamar enseguida; y mientras él ve-
nía, se quedó riendo conmigo y dijo: «Vos, Padre ministro, ¿pensáis que
yo no sé dar reprensiones? Pues ahora lo veréis». Y como entrara en ese
mismo momento en la habitación el Padre Frusio, cambiando el sem-
blante, adoptó un ademán tan severo para darle la reprensión que aquí se
cuenta, que ciertamente quedé asombrado.
con la berreta
Quería Nuestro Padre - y así lo había ordenado- que los que habla-
ran con él, después de quitarse el bonete al comenzar la charla, se cu-
brieran luego y permanecieran cubiertos hasta la despedida. En cuanto a
él, no me acuerdo bien, pero me parece que no solía quitarse el bonete
cuando los de casa se descubrían al llegar junto a él. Sin embargo, con
todos los demás superiores, como son rector, ministro y viceministro,
mandaba que los subditos tuvieran tanto respeto, que no se cubriesen
hasta que ellos no se lo mandasen. Recuerdo que, cuando yo era minis-
tro, entrando una vez acompañado del viceministro, que era el Padre
Loarte, en la habitación del Padre Laínez, éste se levantó y estuvo des-
cubierto un buen rato, sin que yo me diera cuenta, hasta que le mandé
434
que se cubriera, porque le dijo el Padre Loarte : «Ya puede Vuestra
Reverencia pudrirse, que el Padre ministro no le ha de mandar que se
435
cubra, porque no le ve» .
en su colegio
Comía en la mesa pequeña en el mismo colegio germánico, donde
era rector, delante de los colegiales.
A 2 DE MARCO Día 2 de Marzo
436 436
252. 1 ° Lanciloto de 17, y 252. 1.° A Lancilotto , de 17
437 437
Juan francés de 19 años, que años, y al francés Juan , de 19,
piden ayunar toda la quaresma, que piden ayunar toda la cuaresma,
se les concede la primera sema- se les concede la primera semana,
na, con tanto que avisen cómo se con tal de que avisen cómo se en-
hallan; y de ahí adelante, ultra cuentran; y de ahí adelante, si se
de los 3 días, si se hallaren para encuentran con fuerzas para ayunar
4 3 4
Sobre el Padre Gaspar Loarte cf. núms. 294-296.
435
En el núm. 55 habla el Padre Goncalves da Cámara de su falta de vista. En el caso
presente podía tratarse de este defecto o simplemente de una inadvertencia.
436
Cf. núms. 75-76, 81 y 262.
437
No ha podido identificarse.
180 RECUERDOS 1GNACIANOS
tener peligro
Me hizo esta advertencia con ocasión del joven de Siena, que,
441
como queda dicho, fue tentado yendo a pedir limosna .
438
Cf. núm. 212.
439
Existe una instrucción sobre este asunto del mes de noviembre de 1554 (MI, Epist.
XII, 656-657).
4 4 0
La casa profesa de Lisboa. Cf. núm. 45.
441
Cf. núms. 43-45.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 181
254. 3° Los exercicios son me- 254. 3.° Los Ejercicios son mejo-
jores para quien no está determi- res para quien no ha escogido aún
nado en el estado de vida, porque el estado de vida, porque entonces
entonces hay más variedad de hay más diversidad de mociones
espíritus; y también quando al- espirituales; y también para quien
guno se viene a tentar y está se encuentra tentado y atribulado,
atribulado, por la misma razón. por la misma razón. La costumbre
El modo que se tiene en España que hay en España de dar los Ejer-
de darlos al principio, in genere cicios al principio [del noviciado]
es bueno. en general es buena.
[d.i.] Acordarme he de lo Tengo que acordarme de lo
que el Padre me dixo un día, que que el Padre me dijo un día: que
ninguno querría que fuese al cole- no quería que nadie fuera al cole-
gio sin haber primero hecho los gio sin haber hecho primero los
exercicios, a lo menos los de la Ejercicios, al menos los de la pri-
primera semana, con los modos de mera semana, con los modos de
orar; y acordarme he también de orar; y tengo que acordarme tam-
preguntar al Padre del dar exerci- bién de preguntar al Padre lo que
cios, lo que le parece resoluta- piensa claramente sobre la manera
mente. de dar Ejercicios.
255. El Enero pasado, hablando 255. Hablando el Padre Nadal a
el P. Nadal a nuestro P. sobre el Nuestro Padre en enero pasado so-
hacer votos, el Padre dixo, que bre la emisión de los votos, el Pa-
nunca le había placido antes de dre dijo que nunca le había gusta-
los dos años inducir a los novicios do inducir a los novicios a que los
que los hiciesen. hicieran antes de los dos años.
256. A 22 del Noviembre pasa- 256. Hablando el Padre Nadal a
442
do , hablando el P. Nadal a Nuestro Padre el 22 de noviembre
442
442
Cf. núm. 196 (y 195).
182 RECUERDOS IGNACIANOS
Edificio contiguo a la casa profesa, que acababa de ser comprado. Cf. nota 311.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 183
4 4 9
Cf. núm. 107.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 185
453
hizo con Neyra y con Benedito , como hizo con Ribadeneira y Beni-
453
que, siendo ya predicadores de to , que, a pesar de ser ya predica-
muchos años, y siendo todos de dores desde hacía muchos años y a
parecer que podían ya estudiar pesar de ser todos del parecer que
teología, nunca quiso, sino que podían ya estudiar teología, él nun-
empegasen el curso de artes, ca lo quiso, sino que empezaran el
predicando en Roma continua- curso de filosofía, mientras uno de
mente uno dellos, y otro algunas ellos predicaba continuamente en
414 454
veces . Roma, y el otro algunas veces .
A 5 DEL MISMO Día 5 de Marzo
263. El Padre quiere que se 263. El Padre quiere que se haga
455
haga una enfermería luego , y 455
enseguida una enfermería , y que
que hable yo luego al maestro hable yo cuanto antes con el maes-
456
Domingo , y después persuada 456
tro Domingo , y después conven-
a Polanco, diciendo que hable al za a Polanco, diciéndole que hable
maestro; y no bastando esto, que con el maestro; y si esto no basta,
yo le pida licencia para hablar a que yo le pida permiso para hablar
S.R. y le hable en presencia de con Su Reverencia, haciéndolo en
Polanco. presencia de Polanco.
L
[d.i.] Suele nuestro P, Nuestro Padre no suele recu-
todo lo que puede hacer suave- rrir a la obediencia en todo lo que
mente sin obediencia, no meter puede hacer suavemente sin obe-
en ello obediencia; antes quando diencia; muy al contrario, le agra-
puede hacer que uno haga una da mucho más si puede conseguir
q
cosa sin que vea en su R incli- que uno haga una cosa, no porque
nación, sino movido de sí mismo, vea en Su Reverencia inclinación a
huelga mucho más; y quando lo ella, sino por propio impulso; y
hace por ver inclinación, sin que cuando uno hace algo porque ha
se lo mande, huelga más con esto visto inclinación a ello en Su Re-
que no de mandallo; y quando verencia, sin que se lo haya man-
con mandarlo sin que meta vir- dado, le agrada más esto que no
tud de obediencia, por la misma tener que mandarlo; y si tiene que
razón. mandarlo, por la misma razón pre-
[d.i.] Suele nuestro P de- í
fiere no hacerlo en virtud de obe-
cir muchas veces que quien no diencia.
tiene obediencia de entendimien- Nuestro Padre suele decir
to, aunque la tenga de voluntad, muchas veces que quien no tiene
no tiene más de un pie dentro de obediencia de juicio, aunque la
la religión. tenga de voluntad, no tiene más que
un pie dentro de la vida religiosa.
4 5 3
El Padre Benito Palmio (cf. nota 98).
4 5 4
Según Polanco (cf. Chron. III, 24), donde predicaban Ribadeneira y Palmio, en el
año 1553, era en Banchi (cf. núm. 51).
4 5 5
Cf. núms. 161, 234,247.
4 5 6
La identificación de este Domingo es incierta. ¿Se trata de Domingo de Verdino?.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 187
459
añadí aquí estas palabras . El niño no pertenecía aún a la Compañía, y
sólo lo tenía Nuestro Padre en casa a ruegos de un cardenal, a fin de
educarlo en costumbres y sujeción religiosa.
266. 3° Porque don Diego con 266. 3.° El Padre no se confiesa ya
sus hervores decía del Padre co- más con don Diego, porque éste,
sas extraordinarias en alabar- impulsado por sus fervores, alababa
460
lo , el Padre no se confiesa más al Padre diciendo de él cosas ex-
460
con él, y hizo que tres examina- traordinarias ; y mandó que tres
sernos lo que había dicho; y las de nosotros examináramos lo que
proposiciones, con las interpre-^ había dicho; y ordenó que se guar-
taciones que él daba, hizo guar- darán por escrito las expresiones
dar en escrito. Hízole dar peni- que había empleado juntamente con
tencia, de la qual está dicho a las interpretaciones que daba de
461
los 26 del pasado . Y dixo el ellas. Mandó imponerle una peni-
Padre que todo esto había hecho tencia, de la que ya se ha hablado el
461
para poder dar razón, quando día 26 del mes pasado . Y dijo el
por ventura alguno de fuera lo Padre que había hecho todo esto,
supiese. Quanto a D. Diego, co- para poder responder, si por casua-
nocida es su santa simplicidad, lidad llegara a saberlo alguno de
El Padre se confesó hastagora fuera. Por lo que respecta a don
con él, porque es enemigo de Diego, es conocida su santa sim-
mudar confesores. plicidad. El Padre se había confe-
sado hasta ahora con él, porque es
enemigo de cambiar de confesor.
para poder dar razón
Tenía Nuestro Padre un cuidado muy especial en prever los males
futuros y en preparar con antelación los medios con que se les había de
462
hacer frente. Ejemplo de esto fue, como ya conté , el esfuerzo que puso
en obtener sentencia de inocencia para los de la Compañía, cuando fue-
ron acusados en Roma. Así mismo otros muchos que se hallarán en este
cuaderno.
267. [4.°] Haremos penitencia 267. [4.°] Haremos penitencia to-
todos los que fuimos a la consulta dos los que participamos en la
del modo de comprar de carne consulta sobre la manera de com-
para los enfermos esta quaresma: prar carne para los enfermos esta
y dixo el Padre que, si el macelaro cuaresma: y dijo el Padre que, si el
se escandalizase, no tomasen del carnicero se escandalizaba, no le
459
Interesante indicación para comprender el modo de redacción del Memorial. Cf. la
Presentación.
4 6 0
Cf.núms. 162,221.
461
Cf. núm. 221.
4 6 2
No ha podido encontrarse nada en el Memorial sobre la actitud de San Ignacio a
propósito de las persecuciones del año 1538, a las que aquí parece aludirse. O quizá se refiere
al núm. 240; o al núm. 314, que sí se refiere al año 1538, aunque esto viene después.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 189
463
Petronio y sus hermanos. Cf. núm. 29.
190 RECUERDOS IGNACIANOS
provincia [de Portugal] al Padre Doctor Miguel de Torres, que hacía poco
más de un año que había entrado en la Compañía; y con vistas a este
464
viaje, le mandó hacer la profesión ; y aunque había entonces negocios
difíciles e importantes, con todo no le impuso leyes ni reglas para la re-
solución y decisión de ninguno de ellos, que limitasen el poder o liber-
tad que quería usara en todas las cosas. Instrucciones amplias para todo
y consejos que se le ocurrían para valerse de ellos en tales o cuales cir-
cunstancias, eso sí; pero obligaciones para actuar de esta o de la otra
manera, en modo alguno. Previamente le dio una gran cantidad de pape-
465
les en blanco firmados por él , para que, conforme juzgaba que conve-
nía, escribiera en ellos patentes o cartas suyas para quienes quisiese y
como quisiese.
270. Igualmente quería Nuestro Padre que los provinciales tuvieran toda
la libertad posible en el gobierno de sus provincias y que ellos, a su vez,
no se la quitaran a los rectores y demás superiores locales con respecto a
sus subditos particulares. Esto puede verse bien con un pasaje de una
466
carta que escribió al Padre N . cuando era provincial de esta provincia
[de Portugal], y es el siguiente:
«Ni es oficio de prepósito provincial, ni general, tener cuenta tan
particular con los negocios; antes cuando tuviese para ellos toda la habi-
lidad posible, es mejor poner a otros en ellos, los cuales después podrán
referir lo que han hecho al provincial, y él se resolverá, entendiendo sus
pareceres, en lo que a él toca resolverse; y si es cosa que se pueda remitir
a otros, así el tratar como el resolver, será muy mejor remitirse, máxime
en negocios temporales, y aun en muchos espirituales; y yo para mí este
modo tengo, y experimento en él no solamente ayuda y alivio, pero aun
más quietud y seguridad en mi ánima. Así que, como vuestro oficio re-
quiere, tened amor y ocupad vuestra consideración en el bien universal
de vuestra provincia; y para la orden que se ha de dar en unas cosas y
otras, oíd a los que mejor pueden sentir de ellas a vuestro parecer.
Para la ejecución no os impliquéis, ni por vos os embaracéis en
ellas, antes, como motor universal, rodead y moved a los motores parti-
culares, y así haréis más cosas y mejor hechas y más propias de vuestro
oficio, que de otra manera; y cuando ellos en algo faltasen, es menor in-
conveniente que si vos faltáredes; y mejor os está a vos enderezar lo que
vuestros subditos faltasen, que no a ellos ni a vos enmendaros ellos en
lo que vos faltásedes, lo cual sería muy ordinario, entremetiéndoos en los
particulares más de lo justo. Denos a todos gracia Jesucristo, Dios y Se-
ñor nuestro, de conocer siempre su santísima voluntad y aquella entera-
mente cumplir. De Roma, 17 de diciembre, 1552».
4 6 4
Hizo la profesión en la Compañía el día 3-V-1552 en Medina del Campo. Se la re-
cibió San Francisco de Borja.
465
«Cuatro firmas de cartas y patentes en blanco, y que el Padre le otorga toda su au-
toridad...» (MI, Epist. IV, 144).
4 6 6
Carta dirigida al Padre Diego Mirón (MI, Epist. IV, 558-559).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 191
Lorenzo
Este es hoy el Padre Lorenzo Maggio, provincial de Austria, que
fue secretario de la tercera congregación, en la que tuvo dos o tres votos
para general.
275. 1° Todo lo que pide el abad 275. 1.° Todo lo que pide el abad
473
de Salas 473
se le concede, mas no de Salas se le concede, pero no
en las prédicas por obligación, por los sermones por obligación, para
no parecer que recebimos cosa que no parezca que recibimos algo
temporal por ninguna espiritual; temporal por cosas espirituales;
mas sin hacer pacto se darán mu- pero se le concederán muchos más
chas más prédicas. Las misas se sermones sin establecer pacto. Las
pueden prometer, porque las dirán misas se pueden prometer, porque
cléricos de fuera. las dirán clérigos de fuera.
474
276. 2 ° Rodrigo de Dueñas , 474
276. 2.° A Rodrigo de Dueñas
que pide 20 prédicas en un mo- el Padre no le concede los 20 ser-
nasterio de monjas cada año, el mones que pide para cada año en
Padre no se las concede, aunque el un monasterio de monjas, aunque
475
canónigo de Toledo 475
tantas veces el canónigo de Toledo ha insisti-
y con tantas razones ha instado. do tantas veces y con tantas razo-
La causa del Padre es, que puede nes. El motivo que aduce el Padre
acaecer no haber en Medina, en el es que puede suceder que en nues-
4 7 0
Lorenzo Magius (Maggio) nació el año 1531 en la diócesis de Brescia. Fue nom-
brado rector del colegio de Ñapóles en 1562 y al año siguiente del de Viena; de 1566 a 1578
fue provincial de Austria. Desempeñó el cargo de secretario de la m congregación general
de la Compañía (1573), en la que saldría elegido como general de la Orden el Padre Everardo
Mercuriano.
471
Cf.núm. 280.
472
Los cuatro hermanos Petronio (Petronio, Job, Lancilotto y Cincinnato). Cf. núm. 29.
4 7 3
Francisco Jiménez de Miranda, que había prometido la construcción y fundación del
colegio de Burgos, pero que fue retrasando su propósito de día en día.
474
Persona rica que comenzó el colegio de Medina. De él dice Ramón Carande, Carlos
Vy sus banqueros, I. Edic. abreviada, (Barcelona 1983), 333-334: «He aludido, poco antes,
al ingreso en el consejo de la hacienda [de Carlos V] de un hombre experimentado; así ocu-
rrió en un buen día del año 1553, allá por febrero. El nuevo consejero se llama Rodrigo de
Dueñas; es gran mercader y regidor de Medina del Campo, acreedor de la corona, como
banquero, y el más opulento quizá de los hombres de negocios de Castilla».- Sobre el tema
aludido en el Memorial, cf. la carta que le escribió San Ignacio el 18-111-1555 (MI, Epist.
VJJI, 566-568).
475
El canónigo Guernica, que apoyaba los planes de Rodrigo de Dueñas.
194 RECUERDOS IGNACIANOS
4 7 6
Emerio de Bonis (1531-1595), nacido en Guastalla en Lombardía e ingresado en la
Compañía en 1550; en 1563-1564 era predicador en el colegio de Perusa. Murió en Ñapóles
el 10-IV-1595.
4 7 7
Drusiano Franco (1531-1588), natural de Reggio en Lombardía, entró en la Com-
pañía en Roma en 1555; en 1573 era vicerrector del colegio de Módena. Murió en Genova
el 2-II-1588.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 195
cebillos en él, porque los otros tu- que los otros alemanes no hagan a
descos no hagan de alguno dellos alguno de ellos cabecilla, vista la
cabeqa, presupuesta la dificultad dificultad que hay para gobernarlos
478
que hay en gobernallos agora 478
ahora que no tienen a ninguno a
que no tienen ninguno de que pue- quien puedan hacer cabecilla.
dan hacer cabeqa. El Padre tiene mucho cuida-
[d.i.] Y en esta materia de do de preservar siempre la totali-
preservar siempre el cuerpo uni- dad del cuerpo, aunque sea con
versal aunque sea con descómodo daño de los particulares, y si hay
de los particulares, es el Padre alguno en nuestra casa que hace
muy solícito; y así suele, como al- algún daño a otro, suele expulsar-
guno hay que hace algún daño a lo enseguida, y a veces lo ha hecho
otro en casa nuestra, despedirlo incluso de noche.
con mucha priesa a las veces, y a En tales casos, y en otros,
las veces lo ha hecho de noche. suele decir muchas veces el Padre,
Suele muchas veces decir el cuando alguno no se porta bien en
Padre en casos símiles, y en otros, la Compañía, que no se atrevería a
donde alguno no se porta bien en la permanecer con él aquella noche
479
Compañía, no se atrevería estar debajo de un mismo techo .
debaxo de un techo con él aquella
479
noche .
278. El Padre resolutamente 278. El Padre quiere decidida-
quiere que, quando vienen a lla- mente que, cuando vienen a llamar
mar a uno para acodir a quien a uno para atender a los moribun-
muere, toque el portero o sacris- dos, el portero o el sacristán toquen
tán, como arriba está dicho , 480
y la campana, como antes queda di-
480
vengan todos los confesores, cho , y acudan todos los confeso-
etiam el ministro, etc. Esto deter- res, y también el ministro, etc. Esto
minó el Padre después de se ha- lo determinó el Padre después de
ber hecho la consulta, a la qual haber hecho la consulta, que opi-
parecía otra cosa; y desto manda naba de manera distinta; y manda
se haga regla. se haga una regla sobre esto.
A 11 DEL MISMO Día 11 de Marzo
279. 1° El Padre me ha dado ca- 279. 1.° El Padre me ha dado re-
pelos por ser descuidado; y ha prensiones por ser descuidado; y
mandado que, quando no estuviere ha mandado que, cuando no esté
en cámara, o en cocina, despensa en mi habitación o en la cocina,
y refitorio, que avise al portero despensa o refectorio, avise al por-
adonde estoy. tero dónde estoy.
Acordarme he de quántas Tengo que acordarme de las
veces por descuido me dio el Pa- veces que el Padre me dio repren-
478
Cuando San Ignacio ordenó a los colegiales del colegio germánico hablar italiano
entre ellos, se originó un gran alboroto. Cf. núm. 251.
479
Cf. núms. 350, 396.
4 8 0
Cf. núm. 224.
196 RECUERDOS IGNACIANOS
El abad Martinengo
El abad Martinengo era tío del Padre Lorenzo Maggio, persona
noble, natural de Brescia. Tenía de renta algunos miles de cruzados; ha-
483
bía estado ya en Alemania como nuncio del Sumo Pontífice y ahora era
presidente de los clérigos de cámara en la corte pontificia. Y quiso hacer
los Ejercicios en Roma. Y aunque era una persona tan ilustre, no consin-
tió Nuestro Padre que durante los Ejercicios le sirviera ningún criado
suyo, sino Lorenzo Maggio su sobrino, quien lo podía hacer como cual-
quier Hermano de la Compañía, por estar ya en este tiempo decidido a
484
entrar en ella .
Mandó Nuestro Padre que le diera yo los Ejercicios y que para ello
485
fuera cada día a San Juan y San Pablo , donde se había retirado, cosa
que hice, tratando previamente con el Padre muy pormenorizadamente
todos los puntos que le había de exponer y el modo como había de
guiarle; y con esta ocasión pregunté esos días al Padre y él me dijo mu-
chas cosas acerca de los Ejercicios, algunas de las cuales quedan consig-
486
nadas más adelante .
481
Cf. núm. 274.
482
Sobre el Padre Vitoria cf. núms. 13 y 15. Quizá en esta ocasión dictó San Ignacio al
Padre Vitoria el Directorio de los Ejercicios que lleva el nombre de este Padre. Cf. MI, Dir.,
88-105.
4 8 3
Jerónimo Martinengo fue nuncio del papa ante el rey Fernando desde 1550 hasta
1554.
484
Cf. núm. 274.
485
La iglesia de los santos Juan y Pablo in monte Celio había sido confiada a la direc-
ción de los jesuatos por el papa Nicolás V.
486
Cf. núms. 305, 311, 312, 313.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 197
Juan Ricci de Monte Pulciano, como consta de lo que sigue. Cf. nota 422.
198 RECUERDOS IGNACIANOS
488
ción . En otros asuntos en que no
Suele también remitirse mu- tiene pleno conocimiento también
chas veces en otras en que no la suele remitirse muchas veces a
tiene, dando algunos universales. terceros, limitándose a expresar al-
gunas consideraciones generales.
[Anotación marginal]: Puntos univer-
sales. Por ejemplo: en esta materia
puede haber esta dificultad, se debe
considerar esto, etc.
si no es en algunas
283. Especialmente si se trataba de expulsar a alguien de la Compañía.
489
En este asunto procedía Nuestro Padre de este modo : oía las culpas de
quien le informaba, ya fuera por razón de su cargo, o bien de otra mane-
ra; y cuando se había informado muy bien y con toda certeza, después
de mucha oración y reflexión, si sentía en la presencia de Dios que con-
venía expulsar a la tal persona de la Compañía, entonces la mandaba ex-
488
Estos son, en efecto, según San Ignacio los elementos constitutivos de toda decisión.
Cf. por ejemplo Const. P. II, c. 3, 2-4 [220-222].
489
Sobre este tema cf. Parte II de la Constituciones.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 199
490
Parece tratarse de Nicolás Lotharingius (Lotaringo), quien, después de concluir sus
estudios en Viena, no quería recibir las sagradas órdenes, alegando una revelación que ha-
bía recibido de Dios. El rector de Viena, Nicolás Lanoy, lo envió a Roma, donde salió de la
Compañía el día 16-X-1554.
491
Cf. MI, Epist. VII, 669.
492
Cf. núm. 29.
200 RECUERDOS IGNACIANOS
285. 2° Uno fue hoy al Padre a 285. 2° Hoy fue uno a pedir per-
pedir licencia pera irse de la miso al Padre para salir de la
Compañía, dando por causa que Compañía, dando por excusa que
el Padre le había dicho que no el Padre le había dicho que no va-
era pera ella. El Padre respon- lía para ella. El Padre le respondió:
dió: «Yo me acuerdo que os dixe, «Yo me acuerdo que os dixe, que
que si no queríades obedecer, si no queríades obedecer, que no
que no érades para la Compa- érades para la Compañía; y agora
ñía; y agora os digo lo mismo, y os digo lo mismo, y ios a confesar
ios a confesar luego, y después luego, y después hablad con Po-
hablad con Polanco». Esto era a lanco». Esto sucedía al anoche-
493 493
una hora de noche , después, cer ; después, enterado el Padre
sabiendo el Padre, de Polanco, por Polanco que éste no le había
que no le había podido respon- podido responder por estar ocupa-
der por estar ocupado, mandó do, le ordenó al punto que hablase
luego que le hablase. Volvió Po- con él. Volvió Polanco diciendo
lanco diciendo que resolutamente que el otro estaba totalmente deci-
aquel se quería ir; ni habían dido a irse, sin que hubieran hecho
bastado razones. El Padre con- efecto ninguna clase de razones. El
sultó un poco el modo que quería Padre tuvo una pequeña consulta
tener, y ansí le hace llamar, aun- sobre cómo quería actuar, y en
que estaba ya acostado como to- consecuencia mandó llamarle,
dos los más de casa, y se puso aunque estaba ya acostado, como
en juicio contradictorio con él. Y la mayoría de la casa, y se puso a
porque el Padre había dicho que discutir con él. Yo pensé que la
tuviésemos paciencia, y porque él cosa iba a durar toda la noche,
estaba muy obstinado, yo pensé porque el Padre había dicho que
que la cosa durase toda la no- tuviésemos paciencia y porque el
che. Al fin el Padre le persuadió otro estaba muy obstinado. Al fin
que se confesase luego allí en su el Padre le convenció de que se
capilla; y así, levantándose el confesase inmediatamente allí en
confesor, estuvimos esperando en su capilla; se levantó el confesor y
quanto le confesaba, para el Pa- estuvimos esperando mientras se
dre tornar a contrastar con él, si confesaba, para que el Padre vol-
no venía reducido, de lo qual yo viera a discutir con él, si no venía
no tenía ninguna esperanqa; mas arrepentido, de lo que yo no tenía
él vino a hincarse de rodillas y ninguna esperanza; pero él vino a
pedir perdón. El Padre le pre- ponerse de rodillas y pedir perdón.
guntó qué penitencia quería ha- El Padre le preguntó qué peniten-
cer: «él dixo que la que quisiese cia quería hacer: él dijo que la que
su reverencia». La penitencia que quisiera Su Reverencia. «La peni-
será, que no seáis más tentado, tencia que será, que no seáis más
dixo el Padre (y ansí lo prometi- tentado -dijo el Padre (y así lo
mos todos en su nombre y él prometimos todos en su nombre y
494
Luis Quaresma, portugués, llegado a Roma con el japonés Bernardo a principios de
1555. Luis salió de la Compañía en setiembre del mismo año. Cf. nota 311.
4 9 5
Cf. núm. 280.
496
Después de que Paulo III aprobó en Tívoli de viva voz los cinco capítulos de la pri-
mera fórmula del Instituto de la Compañía el día 3-IX-1539, el cardenal Jerónimo Ghinucci,
prefecto de confección de Breves pontificios, se opuso enérgicamente a la publicación de la
Bula de confirmación de la Compañía. Ghinucci falleció el 3-VÜ-1541.
497
No sabemos a quien se refiere aquí Goncalves da Cámara.
202 RECUERDOS IGNACIANOS
458
Diego de Eguía.
499
Cincinnato Petronio. Cf. núm. 29.
500
El día 8-ÜI-1555 habían llegado de Ferrara a Roma cinco jóvenes para entrar en la
Compañía (Cf. MI, Epist. VIII, 509-510).
501
Probablemente el abad Jerónimo Martinengo. Cf. núms. 280, 286.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 203
cosas, hasta éstos que son novi- cosas, hasta a los novicios de la
a
cios de la 1. probación; y así se llamada primera probación; de
puede decir del Padre, que es el modo que se puede decir del Pa-
más cortés y comedido hombre, dre, que en lo natural es el hombre
quanto a lo natural aun de quán- más cortés y comedido de cuantos
tos, etc. [puedan encontrarse], etc.
ULTIMO DEL MISMO Día 31 de Marzo
291. 1° Hablando yo de los del 291. l.° Hablando yo de los del
colegio germánico, que se decla- colegio germánico, que se declara-
502 502
raban por teatinos , diciendo: ban teatinos , diciendo: «Yo soy
«yo soy teatino y tú no lo eres», teatino y tú no lo eres», el Padre
el Padre me dio un grande cape- me dio una gran reprensión, por-
lo, porque ellos no hablaban por que en realidad no hablaban de
teatino; diciendo que me tenía teatinos; y me dijo que había nota-
notado que exageraba mucho las do que exageraba mucho las cosas,
cosas; que era aquello malo para que eso era malo para relatar algo,
referir, porque perdía el crédito; porque perdía crédito; y que esto
y que esto no lo decía burlando; no lo decía en broma; que con eso
que con tanto me podía ir. podía irme.
Acordarme he de quán Tengo que acordarme de la
poca impresión esto hizo en mí; poca impresión que esto causó en
y la causa, según me parece, es mí; y el motivo, según me parece,
la misma que hace no sintir el es el mismo que me impide darme
mal de hablar de priesa. Toda- cuenta del defecto de hablar de
vía, discurriendo los males que prisa. Sin embargo, reflexionando
de aquí se siguen, parece que me sobre los males que de aquí se de-
viene deseo de me enmendar de- rivan, parece que me viene el de-
llo. seo de corregirme de ello.
de hablar de priesa
Nuestro Padre buscó muchos remedios y me dio muchos avisos,
303
para hacerme hablar despacio. Recuerdo que me confió a Juan Cors ,
a quien ordenó que me impusiera las penitencias que creyese oportuno;
él, además de otras penitencias, me hizo ir a decir la culpa y comer en
la mesa pequeña ocho días. Pero viendo el Padre Ignacio que ni por
esas me enmendaba, me llamó un día y me dijo que ya me había aplica-
do muchos remedios para que hablara despacio y que, pues ninguno
aprovechaba, debía de ser olvido; que para no olvidarme, le parecía
bien que trajera atados unos cascabeles en las orejas para que, con el
ruido que hicieran cuando yo hablase, me acordara de hacerlo despacio.
Esto no fue por entonces más que una amenaza, que, por ser proporcio-
nada la culpa, creo que me ayudó un poco; y tengo para mí que, si no
502
Cf. nota 362.
503
Sobre Juan Cors cf. núms. 316, 327, 337.
204 RECUERDOS IGNACIANOS
en su cámara
Vivía el Padre Bobadilla en una habitación extremadamente pe-
queña y, en razón de sus indisposiciones y necesidad, hablaba de tener
otro aposento mayor. Se enteró Nuestro Padre y, para ejercitarle en su
obediencia y mortificación, le mandó a decir por mediación mía lo que
aquí cuento.
A 19 DEL MISMO Día 19 de Marzo
293. 1 ° Sabiendo el Padre que 293. 1.° Enterado el Padre de que
había floxedad en los confeso- había negligencia en los confeso-
504
res , me mandó le[s] diese por 504
res , me mandó darles por escrito
escrito la regla sobre ello, y la pu- la regla hecha sobre esto y su pro-
blicación della. mulgación.
[Anotación marginal]: Esto es, en
acudir a la portería cuando tocaban la
campana para algún enfermo en peli-
gro, como queda dicho.
294. 2 ° El Padre habló con 294. 2.° El Padre habló con Loar-
505
Loarte y quedó muy satisfecho 505
te y quedó muy satisfecho de él,
del; porque, dándole capelos muy porque, habiéndole dado repren-
grandes y para mucho humillalle y siones muy fuertes capaces de hu-
confundille, conoció en él su vir- millarle y herirle mucho, com-
tud; y díxome a mí que no le obli- prendió su virtud; y me dijo que no
504
Cf. núms. 224, 278.
505
El Padre Gaspar Loarte, del que se habla en los números siguientes y en otras partes
del Memorial. Nació en Medina del Campo en 1498. Discípulo de San Juan de Avila, in-
gresó en la Compañía en 1553. Como ministro de la casa profesa de Roma (cf. núm 323)
estuvo en estrecho contacto con San Ignacio. En 1555 fue nombrado rector del colegio de
Genova y en 1562 de Mesina. Volvió a España en 1576, muriendo dos años después en
Valencia. Sus escritos ascéticos alcanzaron gran difusión.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 205
21 Día 21 de Marzo
301. El Padre hace siempre cada 301. El Padre hace todos los días
día oración por el papa; y agora oración por el papa; y ahora que
que está enfermo, dos veces, y está enfermo, dos veces al día, y
siempre con lágrimas. siempre con lágrimas.
302. Hoy 23 es muerto el papa 302. Hoy, día 23, ha muerto el
Julio. El Padre manda que se diga papa Julio. El Padre manda que se
517 517
al abad , mas que no se le per- le diga al abad , pero que no se le
514
Este escrito de Polanco nos es desconocido.
515
La última enfermedad del papa Julio III se agravó el día 19 de marzo, y dos días
después se había perdido toda esperanza.
516
Cf. la hermosa doctrina ignaciana de la relación entre la razón y la consolación en su
carta del día 30-V-1556 al doctor Alfonso Ramírez de Vergara (MI, Epist. XI, 184-185).
517
Jerónimo Martinengo, que estaba haciendo los Ejercicios bajo la dirección del Padre
Goncalves da Cámara. Cf. núms. 280,286.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 209
El abad se salió
Se salió el abad Martinengo del recogimiento de sus Ejercicios para
cumplir ciertas cosas relacionadas con la muerte del papa Julio, a que
estaba obligado por razón de su cargo de presidente de los clérigos de
cámara. Esto le disgustó a Nuestro Padre, porque ya estaba decidido a
entrar en la Compañía, por lo que hubiera querido verle romper con su
cargo y que perseverase en los Ejercicios comenzados. Una vez que
cumplió con su obligación, volvió a ellos. Pero luego, al ser elegido
Marcelo, que era muy amigo suyo, y de él podía esperar que le haría
cardenal, se volvió a salir de Ejercicios. A este propósito recuerdo que,
bromeando después Nuestro Padre conmigo algunas veces, me decía:
«Padre, ¿qué es de vuestro abad?». Y yo le respondía: «Padre, dos papas
contra un abad, dos papas contra un abad, ¿cómo no le iban a vencer,
etc.?». Esta respuesta le hacía al Padre mucha gracia.
518 518
303. Los laicos , habiendo per- 303. Los Hermanos coadjutores
sonas de fuera, no vayan al huer- no vayan a la huerta habiendo per-
to, sino los edificativos, y vestidos, sonas de fuera, a no ser los que
etc.; y hágase regla dello. edifiquen y estén bien vestidos,
etc.; y establézcase regla de ello.
habiendo personas de fuera
Los nobles que venían a oír el sermón a nuestra casa se paseaban
por la huerta, que es paso obligado para la iglesia y está más elevada que
la planta baja de la casa. Nuestro Padre no quería que los Hermanos co-
adjutores, que a veces andaban por allí en calzas y jubón, saliesen en este
tiempo a la huerta, a no ser convenientemente vestidos.
304. Loarte fue a humillarse al 304. Loarte fue al refectorio a
refitorio, diciendo sus tentaciones humillarse, diciendo sus tentacio-
y besando los pies, etc., y esto por nes y besando los pies, etc., y esto
orden del Padre. por orden del Padre.
1° DE ABRIL Día 1 de Abril
305. 1° Hablando el Padre con- 305. 1.° Hablando el Padre con-
519 519
migo de los exercicios del abad , migo de los Ejercicios del abad ,
me dixo lo que se sigue: Primera- me dijo lo siguiente: primeramen-
5 . 8
La expresión laicos la traducimos por Hermanos coadjutores, pues ese es el sentido,
como se deduce del comentario de Goncalves da Cámara.
5 . 9
Cf. núm. 280.
210 RECUERDOS IGNACIANOS
mente, que agora ya no valía nada, le, y refiriéndose al rigor con que
hablando del rigor con que se da se daban los Ejercicios al princi
ban los exercicios al principio; que pio, que ahora ya éste no valía
entonces ninguno los hacía que no nada; que entonces nadie los hacía
estuviese algunos días sin comer sin estar algunos días sin comer, a
(nemine tamen persuádeme); y que pesar de que nadie les convencía
agora esto no se atrevería a con- para hacerlo; y que ahora no se
sentillo más de un día [a] algún atrevería a consentir esto más de
subjecto recio, aunque de lo pasa un día a algún sujeto fuerte, aun
do no tenía algún escrúpulo. Todos que no tenía ningún escrúpulo de
los primeros Padres hicieron los lo pasado. Todos los primeros Pa
exercicios exactamente y aparta dres hicieron los Ejercicios con
dos; y el que menos abstinencia toda exactitud y en retiro; y el que
hizo, estuvo tres días sin comer ni menos abstinencia hizo, estuvo tres
beber ninguna cosa, excepto Si- días sin comer ni beber nada, ex
320 520
mone , que, por no dexar sus es cepto Simón , que, por no dejar
tudios y no andar bien sano, no sus estudios y no andar muy sano,
dexó su casa, ni hizo ninguno des- no abandonó su casa, ni hizo nin
tos estremos, sino que le daba el guno de estos excesos, sino que el
Padre las meditaciones, etc. Padre le daba las meditaciones, etc.
Fabro hizo los exercicios en Fabro hizo los Ejercicios en
el arabalde de S. laques, en una el arrabal de Santiago, en una casa
casa a mano esquierda, en tiempo a mano izquierda, en un tiempo en
que el río Secana se pasaba con que se atravesaba el río Sena con
carretas por estar helado. Y aun carretas, por estar helado. Y aun
que el Padre tenía esta adverten que el Padre tenía la precaución de
cia de mirar en los labios si se pe mirar si se pegaban los labios,
gaban, para conocer si no comía para saber si el ejercitante no co
el que se exercitaba, quando exa mía, cuando examinó a Fabro, ha
minó a Fabro halló que ya había lló que ya hacía seis días comple
seis días naturales que no comía tos que no comía nada y que
ninguna cosa, y que dormía en ca dormía en camisa sobre las barras
misa sobre las barras que le que le trajeron para hacer fuego,
traxeron para hacer fuego, el qual que nunca había encendido, y que
nunca había hecho, y que las me hacía las meditaciones sobre la
ditaciones hacíalas sobre la nieve nieve en un patio. Cuando el Padre
en un cortil. Como el Padre esto lo supo, le dijo: «Yo pienso cierto,
supo, le dixo: «Yo pienso cierto, que vos no habéis pecado en esto,
que vos no habéis pecado en esto, antes habéis merecido mucho: yo
antes habéis merecido mucho: yo volveré antes de una hora a vos, y
volveré antes de una hora a vos, y os diré lo que habéis de hacer». Y
os diréy lo que habéis de hacer». Y entonces el Padre se fue a una
ansí se fué el Padre a una iglesia iglesia cercana a hacer oración; y
cercana a hacer oración; y su de su deseo era que Fabro estuviera
Simón Rodríguez:
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 211
seo era que Fabro estuviese tanto sin comer tanto tiempo como lo
521
tiempo sin comer, quanto el mismo había estado el mismo Padre ,
521
Padre había estado , para lo qual para lo que le faltaba poco. Pero,
le faltaba poco. Mas, aunque esto aunque lo deseaba, después de he-
deseaba, no se atrevió el Padre a cha oración, no se atrevió el Padre
consentillo después de hecha ora- a permitirlo; y entonces volvió a
ción; y así se volvió a hacelle fue- encenderle fuego y a hacerle de
go y de comer. comer.
522
306. Maestro Francisco , ultra 522
306. El Maestro F r a n c i s c o ,
de su abstinencia grande, porque además de guardar gran abstinen-
era en la isla de París uno de los cia, se ató fuertemente todo el
mayores saltadores, se ató todo el cuerpo y las piernas con una
cuerpo y las piernas con una cuerda, por ser uno de los mejo-
cuerda reciamente; y ansí atado, res saltadores de la isla de París;
sin poderse mover, hacía las me- y atado así, sin poder moverse,
ditaciones. hacía las meditaciones.
se ató todo
Parece que le venían a la mente durante la meditación los saltos y
fiestas en que había tomado parte en la isla, como algo que naturalmente
le agradaba; y para vencerse en la raíz de esta pasión, ataba sus miem-
bros, atormentándolos con las ataduras, contrarias a la ligereza y habili-
dad de los saltos.
523 523
307. Pedro Codacio , a quien 307. Pedro Codazzo , a quien el
también el Padre dio los exerci- Padre dio los Ejercicios, estuvo
cios, estuvo tres días sin comer, tres días sin comer, aunque era un
aunque era grande comedor y re- gran comedor y un regalón y hom-
galado, y hombre que en el tiempo bre que, en tiempo del papa Cle-
de Clemente governaba a uno que mente, tenía bajo su autoridad a
governaba al mismo papa Cle- uno que gobernaba al mismo
524 524
mente . Este quedó bien dispues- papa . Salió de los Ejercicios con
to, y después, de ahí algún tiempo buena disposición hacía la Com-
se determinó para la Compañía. pañía, y después, de ahí a algún
tiempo, se decidió a entrar en ella.
521
Estuvo sin comer siete días completos. Cf. Autobiografía, núm. 25 (Núm. 2 de esta
colección, El Peregrino, pág. 44).
522
San Francisco Javier.
523
Pedro Codazzo, canónigo de Lodi, fue el primer italiano que se adhirió a la Compa-
ñía en 1539, cuando todavía no estaba canónicamente constituida. Consiguió del papa que
la iglesia de Santa María della Strada, que le había sido adjudicada, se diera a San Ignacio
y a sus compañeros (Bula del 24-VI-1541). Ayudó mucho materialmente a la naciente
Compañía, tanto que San Ignacio le consideraba como fundador de la casa profesa de Roma.
Murió el día 7-XU-1549.
524
Clemente VII (1523-1534). El Memorial parece referirse a Felipe Archinto, vicario
de Roma.
212 RECUERDOS IGNACIANOS
dispuesto
Quedó bien dispuesto, porque, aunque no entró inmediatamente en
la Compañía, sin embargo de allí le nació la determinación de entrar en
ella poco después.
A 2 DEL MISMO Día 2 de Abril
308. 1 ° El Padre no quería que 308. l.° El Padre no quería que
ninguno de la Compañía procura- ninguno de la Compañía intentara
se confesión de príncipe, ni tanpo- confesar a príncipes, ni tampoco
co se escusase. que se escusara de hacerlo.
2° Le parecería que el tal 2° Opinaba que tal confesor
confesor nunca en el tiempo de la nunca debía hablar al príncipe de
confesión hablase al príncipe en ninguna clase de negocios durante
ningunos negocios, aunque se po- la confesión, aunque podría infor-
dría enformar de los particulares marse de otras personas para re-
para dar recuerdos al príncipe a cordárselo al príncipe en el tiempo
sus tiempos convenientes; y así oportuno; y entonces dijo el Padre,
dixo el Padre, como otras veces como había dicho otras veces, que
había dicho, que no le había pare- no le había parecido bien el haber-
cido bien dexar de confesar el rey se dejado de confesar al rey de
525
de Portugal . Portugal . 525
que ha tenido una revelación, se- que, según él pensaba, había tenido
gún que pensaba, y no le podien- una revelación, su superior local le
do reducir su prepósito local, le mandó a Roma al no poder disua-
mandó a Roma; la primera cosa dirlo; lo primero que dijo el Padre
que dixo el Padre fué, que se re- fue que se le recibiera como hués-
cébese como hósped, y no como ped, y no como miembro de la
hombre de la Compañía; y así, Compañía; y entonces, después de
después de dar por escrito su re- entregar por escrito su revelación y
velación, y ordenados los seis que de señalarse los seis que la había-
la habíamos de ver, hallamos mos de examinar, descubrimos que
que, estando en los exercicios, a la había tenido estando en Ejerci-
la fin dellos le había venido, an- cios, hacia el fin de los mismos, y
tes que se resolvese para la antes de que se decidiese a entrar en
525
San Ignacio había reprendido en 1552 al propio Goncalves da Cámara y al Padre
Diego Mirón por no haber querido confesar al rey de Portugal (cf. MI, Epist. IV, 365, 625).
526
Se trata del Padre Jerónimo Le Bas (Basius), que fue enviado a Roma por Broét en
compañía del Padre Juan Arnaldo. La revelación consistía en que el anticristo, que era hijo
de Solimán, rey de los turcos, vendría dentro de tres meses y arrasaría toda la tierra de los
cristianos, por lo que era inútil esforzarse en fundar colegios.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 213
abiertos
Llamo Ejercicios abiertos, cuando el que los recibe no está total-
mente recogido, sino que emplea tan sólo algún tiempo en las meditacio-
nes, saliendo también a atender sus ocupaciones.
312. 3° En los exercicios no se 312. 3.° En los Ejercicios no se ha
ha de dar nada por escrito. Iten, de dar nada por escrito. Tampoco se
no se ha de hablar en religión, sin ha de hablar sobre la vida religiosa,
que primero se hayan propuesto sin que primero se hayan propuesto
los preceptos y los consejos in ge- los preceptos y los consejos de un
nere, y se haya determinado a los modo general, y el ejercitante se
consejos. Y así dixo el Padre, sa- haya decidido por los consejos. Y
biendo hoy de uno que no obser- por eso dijo el Padre, cuando se en-
vaba esta regla, que no los sabía teró hoy de uno que no observaba
dar. esta regla, que no sabía darlos.
313. 4° Dixo el Padre que quería 313. 4.° Dijo el Padre que quería
hacer un Directorio de cómo se hacer un Directorio sobre cómo
habían de dar los exercicios, y que habían de darse los Ejercicios y
Polanco le preguntase las dudas a que Polanco le preguntara las du-
qualquiera hora, porque en cosas das a cualquier hora, porque, tra-
de los exercicios no le sería nece- tándose de los Ejercicios, no le se-
sario pensar mucho pera respon- ría necesario pensar mucho para
der a ellas. responder a ellas.
Nuestro Padre hizo pronto este Directorio, y yo traje una copia de
531
él a esta provincia [de Portugal] .
531
Polanco afirma que San Ignacio empezó, ciertamente, el Directorio de los Ejerci-
cios, pero no lo terminó; a lo que se refiere aquí el Memorial es muy probablemente a lo
publicado en MI, Dir., 70-78.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 215
532
Francisco Mudarra se puso al frente de un grupo (Pedro de Castilla, el doctor Mateo
Pascual, cierto Barrera y Miguel de Landívar, criado en otro tiempo de San Francisco Javier)
para perseguir en 1538 a San Ignacio y a sus compañeros. De acusador pronto pasó a ser
acusado: la inquisición le condenó, siendo quemado en eñgie. San Ignacio intercedió por él
repetidas veces.
5 3 3
Como se dice en la nota anterior, este antiguo criado de Javier, navarro como él, se
sumó a las persecuciones de 1538 contra San Ignacio y los primeros jesuítas. Ya en París
había intentado asesinar a Ignacio. Posteriormente quiso afiliarse al grupo de los primeros
compañeros, tanto en Venecia como en Roma, pero fue rechazado por inepto. Entonces,
quizá por despecho, se convirtió en encarnizado calumniador del grupo. Después de ser in-
vestigado por el gobernador de Roma, fue desterrado. Cf. Autobiografía, núm. 98 (Núm. 2 de
esta colección, El Peregrino, pág. 99).
5 3 4
Detrás de la expresión «llegar a recibirlo en casa, etc.» se oculta la duda de si
Landívar fue recibido en la Compañía: Ribadeneira lo afirma (Cf. FN n, 332), mientras que
Simón Rodríguez lo niega (Cf. Rod. Epist., 504). La duda quizá haya de decantarse hacia la
parte negativa. Cf. FN U, 332, nota 22.
535
Preces que había que hacer para encomendar la elección papal después de la muerte
de Julio UI. Cf. núms. 300-302.
216 RECUERDOS IGNACIANOS
535bis
ees, como está mandado , con de hacer la oración tres veces, como
535bis
dos sacerdotes; y así, estando ya está mandado ; y por eso la otra
todos dormiendo, la mandó la otra noche, estando ya todos durmiendo,
noche el Padre hacer, por no se mandó el Padre hacerla, por no ha-
haber comengado aquel día. El berse comenzado aquel día. El mis-
mismo Padre dice las letanías mo Padre reza las letanías cada no-
536 536
cada noche con Joan Corso por che con Juan C o r s por esta
este efecto. intención.
317. 4° El que tenía la tentación, 317. 4° El que tenía la tentación,
537
de quien se ha hablado , 537
tornó de quien ya se ha hablado , vol-
otra vez a tentarse para irse a otra vió otra vez a sentirse tentado de
religión. El Padre le habló tanto, pasarse a otra orden religiosa. El
hasta que vino en esto: que esta Padre habló con él largamente,
cosa tornase a dexar en los mis- hasta que convino en esto: volver a
mos que había dexado lo primero, confiar este asunto a la decisión de
requiriéndoles que, si juzgasen los mismos a quienes había con-
convenirle la Compañía, todas las fiado lo primero, pidiéndoles que,
veces que él se tentase, le diesen si juzgaban que le convenía la
cada día una disciplina hasta que Compañía, le impusieran una dis-
se quietase; y si a S. Francisco le ciplina cada día, cuantas veces se
mandasen, diesen el mismo re- sintiera tentado, hasta que se tran-
cuerdo al guardián. Hizo se este quilizase; y si le mandaban a la
juicio, y quedó en la Compañía. Y orden de San Francisco, dieran la
el Padre había dexado su voto en misma recomendación al guardián.
los jueces. Se hizo este juicio y permaneció
en la Compañía. Y el Padre había
cedido su voto a los jueces.
318. 5° En la iglesia, aunque es 318. 5.° Aunque se está en sede
sede vacante, puede haber tapice- vacante, puede haber tapicería en
ría; mas nunca el Padre quiere la iglesia; pero el Padre nunca
que haya plata. quiere que haya plata.
Había duda, especialmente en este tiempo de sede vacante, porque,
estando entonces la tierra sin autoridad suprema, suele haber más robos
y libertades.
319. 6° Mandaron hoy una li- 319. 6.° Hoy mandaron una li-
mosna al colegio y no la quiso to- mosna al colegio, y no quiso acep-
mar. El Padre ha respondido que, tarla. El Padre ha respondido que
quando la persona que hiciese li- era lícito aceptar la limosna, si la
mosna, no tuviese hijos ni otro persona que la hace no tiene hijos
535ku
C f . n ú m . 327.
5 3 6
Juan Cors, ya mencionado en el núm. 291, Hermano coadjutor catalán, ayudante de
San Ignacio, que se ocupaba de la habitación del santo; lo mismo haría con sus dos suceso-
res. Murió en Roma en 1572. Cf. núms. 327,337.
537
Cf. núms. 285, 297.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 217
5 3 8
«La contradicción» padecida en España contra los Ejercicios adquirió toda su
virulencia en 1553, alentada sobre todo por Melchor Cano y el arzobispo de Toledo, cardenal
Juan Martínez Silíceo. Aunque los flancos atacados fueron varios, el Memorial alude aquí
tan sólo a uno de los puntos, que sin duda fue el más virulentamente disputado: el relativo a
la regla XTV «para el sentido verdadero que en la iglesia militante debemos tener». La ver-
sión latina de los Ejercicios, hecha por el Padre Frusio y aprobada por la Santa Sede en 1548,
traducía así dicha regla: «Etiamsi plañe compertum definitumque esset nemini contingere
salutem, nisi praedestinato...», cuando el texto castellano original rezaba: «Dado que sea
mucha verdad que ninguno se puede salvar sin ser predestinado...» [366].
Esa traducción pareció a algunos favorecer la sentencia del dominico Ambrosio
Catarino, de que también los no predestinados podían salvarse. Naturalmente que San Ig-
nacio nunca había pensado tal cosa -como se deduce claramente del texto castellano-, y el
Padre Frusio, al ser preguntado sobre el particular, respondió que al traducir esta regla nunca
le había pasado por la mente adherirse a la sentencia de Catarino (Cf. MI, Epist. VIH, 413).
Los ataques contra el texto latino (sin conocer probablemente el texto castellano) fueron
durísimos; baste citar el más representativo, que es sin duda el que figura en la «Censura»
que fray Tomás de Pedroche presentó en 1553 al arzobispo Martínez Silíceo; califica a la
regla XTV (en su versión latina) «non modo errónea, temeraria et scandalosa, verum etiam
haeretica» (Chron. UJ, 524; la «Censura» en su integridad en págs. 503-524).
Hay que reconocer que, desde el punto de vista formal, tenían razón los que veían en el
esset de la traducción de Frusio un apoyo a la sentencia de Catarino; de ahí que no tuviesen
fácil defensa los jesuítas. Ante la avalancha de críticas, y atemorizado de modo especial por
el doctor Cuesta, Araoz mandó por su propia cuenta cambiar el esset de Frusio por un sit, que
reflejaba más fielmente el sentido del original castellano. Enterado San Ignacio, lo llevó muy
a mal, como dice el presente número del Memorial, no porque hiciese suya la opinión de
Catarino, sino porque la traducción de Frusio (vulgata) había sido aprobada por la Santa
Sede y debía ser considerada como intocable. Por respeto a la voluntad de San Ignacio, las
primeras ediciones siguieron usando la forma verbal esset, pero ya en 1576 se cambió de-
finitivamente el esset por el sit, que es la lectura empleada en la edición oficial del Institutum
Societatis Iesu.
218 RECUERDOS IGNACIANOS
Iglesia los defendiese de los con- y dijo que nunca los defendería:
traditores. que fuera la Iglesia quien los de-
fendiera de sus opositores.
la contradición
322. En una regla de las que añadió Nuestro Padre a los Ejercicios puso
el Padre Frusio, al traducirlo del español al latín, una palabra que dio
ocasión a que creyesen en Castilla que Nuestro Padre seguía la opinión
539
de Catarino acerca de la predestinación ; y como esta opinión fue muy
mal recibida en España, también lo era aquella regla. El Padre Araoz,
para evitar esta calumnia y contradicción, enseñó el texto español e hizo
corregir conforme a él el latino, cosa que sintió mucho Nuestro Padre,
porque quería se otorgase gran autoridad a la sede apostólica y a las co-
sas por ella aprobadas.
540
Comía una vez con Nuestro Padre Pedro de Zarate , persona muy
devota, celoso de la honra de Dios, que andaba agenciando con mucho
interés ante el papa, el emperador y el rey de Castilla la erección de un
convento en el Santo Sepulcro de Jerusalén; y lo solicitaba con suma di-
ligencia; y recayendo la conversación sobre la columna a que Cristo
Nuestro Señor fue azotado, de la que una mitad se halla en Roma y la
otra en Jerusalén, dijo Pedro de Zarate que le parecía que esta columna
de Roma no era la mitad de la verdadera columna, porque él había visto
la que había en Jerusalén y era más delgada y de otra hechura que la de
Roma. Nuestro Padre le respondió lo siguiente con mucha ponderación:
«Por cierto que yo he visto a una y otra, y que no me atreveré a juzgar si
hay diferencia entre ellas; y si hubiese, antes tendría ésta de Roma por
verdadera, que la Iglesia tiene aprobada, que la otra de Jerusalén, que está
allá entre los turcos».
Tal era el modo de pensar de Nuestro Padre.
323. 8° Hoy dixo el Padre que 323. 8.° Hoy mandó el Padre que
Loarte fuese ministro y sotomi- Loarte fuera ministro y viceminis-
nistro hasta después de pascua, tro hasta después de pascua, hasta
539
Cf. nota anterior. Ambrosio Catarino (Lancellotto de' Politi) OP. (1484-1553) fue
uno de los primeros y más influyentes enemigos de Lutero en Italia (1520: Apología pro
veníate...; 1521: Excusatio disputationis...). También polemizó a partir de 1530 con
Cayetano, Domingo de Soto, etc. En 1546 fue nombrado obispo de Minori y en 1552 arzo-
bispo de Conza. En su opúsculo De praedestinatione sostenía que algunos nombres habían
sido predestinados «.ante praevisa merita», mientras que otros tan sólo «post praevisa
merita»; pero al reservar el término «predestinación» sólo a la primera categoría, parece
afirmar que muchos se salvan sin ser predestinados.
5 4 0
Pedro de Zarate, caballero de la orden del Santo Sepulcro, natural de Bermeo (Viz-
caya), muy amigo de San Ignacio y de la Compañía. Tuvo gran celo por las cosas del
próximo oriente y obtuvo en 1554 una bula del papa Julio HJ para poder fundar colegios de
la Compañía en Jerusalén, Chipre y Constantinopla; también quiso fundar un colegio de la
Compañía en la provincia de Cáceres. Laínez le hizo partícipe de los bienes espirituales de
la Compañía. Murió en 1563.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 219
544
no por el cantar . al cardenal teatino por el canto . 544
546 546
327. 3° Joan Cors pide que to- 327. 3.° Juan Cors pide que to-
dos por esta intención lloren tres dos lloren tres veces al día en la
veces en la oración al día; y fal- oración por esta intención; y si
tando, no coman sino pan. faltan a esto, que no coman más
que pan.
Juan Cors, natural de Cataluña, era un Hermano de extraordinaria
sencillez y humildad, hasta el punto de que, hablando de otros, decía
Nuestro Padre algunas veces: «¡si ese nunca contradijese a ninguno, como
hace Juan Cors...!». Se ocupaba de cuidar la habitación del Padre, y para
eso vivía en otra contigua, donde estaba todo el día. Y para emplear bien
el tiempo que le sobraba de su oración y oficio divino, que también re-
zaba, aprendió a hacer escarpines y calzas de aguja, en que continuamente
se ocupaba.
541
Cf. núm. 296.
542
Cf. núm. 109.
543
Cf. núms. 177-178.
344
San Ignacio temía que Carafa (el cardenal «teatino»), elegido papa con el nombre de
Paulo rv, quisiera introducir el canto coral en la Compañía, como en efecto sucedió en 1558,
ya fallecido San Ignacio. Cf. notas 175 y 362.
545
No sabemos de qué otros cardenales papables (aparte de Carafa) se temía algún
cambio para el Instituto de la Compañía.
546
Cf. nota 536.
220 RECUERDOS IGNACIANOS
Recuerdo que una vez le dijo Nuestro Padre: «Dad una reprensión
547
por tal cosa a Martín , en cualquier sitio que lo encontréis, y que sea con
cólera». Preguntando después al propio Martín si se la había dado con
cólera, respondió que no. Llamó entonces el Padre a Juan Cors y le dijo:
«¿No os dije que dieseis a Martín una reprensión con cólera? ¿Por qué
no lo hicisteis así?». Respondió él: «Padre, yo no tengo ninguna cólera».
Le dijo el Padre: «¿Cómo que no tenéis cólera?». «La vomité toda al mar
-replicó é l - cuando vine de Barcelona». Agradó mucho al Padre esta
respuesta, conociendo su gran llaneza y sencillez.
328. El Padre llamó coran sa- 328. El Padre llamó a dos Padres
cristano dos Padres, y presupo- ante el sacristán y, presupuesta su
niendo la culpa, les dio terrible culpa, les dio una terrible repren-
capelo, y los echó, y dixo que lo sión y los echó fuera, diciendo que
dicía con dolor de su ánima. lo hacía con dolor de su alma.
y presuponiendo la
Aunque Nuestro Padre era muy propenso a imponer penitencias
ordinarias, como son comer en la mesa pequeña y otras semejantes, y no
esperaba a que precediese culpa para imponerlas, sin embargo (como ya
se dijo), para responder a uno o avisarle de la falta, solía siempre expli-
cársela primero al culpable haciéndole recapacitar, de modo que él por sí
mismo aceptase la penitencia. Por eso hice notar aquí la importancia que
otorgó a la falta de estos Padres, que consistió en no acudir con pronti-
tud a oír las confesiones, puesto que sin otra prevención les dio la re-
prensión, como aquí digo.
10 Día 10 de Abril
329. 1 ° Del modo de ayuntar 329. 1.° Sobre el modo de reunir
confesores sin escusa, y sobres- a los confesores sin excusa ningu-
tante, y flamencos, y Bobadilla. na, incluso al superintendente, a
los flamencos y a Bobadilla.
Del modo de ayuntar
Para que ningún Padre tuviera excusa para no ir a confesar en este
tiempo, que era semana santa, el Padre propuso este medio: que fuesen
primero los Padres Bobadilla y Olave, que era superintendente del cole-
gio, y los flamencos, que, por no entender el idioma vulgar, podían tener
más dificultad.
14 Día 14 de Abril
330. De los dos pera el papa 330. Sobre los dos para acompa-
quiere el Padre óptimos super ñar al papa, quiere el Padre a los
547
Martín de Zornoza, mencionado ya en el número 163, entró en la Compañía siendo
diácono, pero rechazó siempre la promoción al sacerdocio; prefirió el grado de coadjutor
temporal, en el cual se ocupó durante muchos años en los oficios más bajos y humildes.
Murió en Roma el 18-VIII-1566.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 221
75 Día 15 de Abril
331. 1° Hizo hoy junta; y acor- 331. 1.° Hoy hizo consulta; y ten-
darme he de haber la copia de los go que acordarme de conseguir la
artículos, que el Padre hizo pro- copia de los artículos que el Padre
poner. mandó proponer.
548
Marcelo II fue elegido el 9-IV-1555.
549
El voto autógrafo de San Ignacio para la elección del prepósito general de la Com-
pañía es uno de los textos más valiosos que conservamos del santo. Dice así: «Jhs. Exclu-
yendo a mí mismo, doy mi voz en el Señor nuestro para seer perlado a aquel que tema más
vozes para seerlo. He dado indeterminate boni consulendo. Si tamen a la Compañía le pa-
reciera otra cosa o juzgare que es mejor y a mayor gloria de Dios ntro. Señor, yo soy apa-
rejado para señalarlo. Echa en Roma 5 de abril de 1541. IÑIGO».
550
La elección del Padre Nadal para el cargo de vicario general se llevó a cabo el día 1-
XI-1554 con el voto de todos los sacerdotes de la Compañía presentes en Roma (Cf. MI,
Epist. Vin, 42-43).
222 RECUERDOS IGNACIANOS
551
Esta consulta se hizo sobre la misma elección . No me acuerdo de
estos puntos.
332. 2° El Padre hizo oración; y 332. 2.° El Padre hizo oración; y
aunque por sus últimas tentacio- aunque nadie, ni aun el Padre, te-
552
nes, dadas por escrito, todos, y nían esperanza de Juan de Alba
aun el Padre, no tenían esperanga debido a sus últimas tentaciones,
552
de Joan d'Alba , todavía el Pa- que entregó por escrito, con todo el
dre se determinó de ayudalle y da- Padre decidió ayudarle y darle los
lle los exercicios; y si él quedase Ejercicios; y si quedaba resignado,
resignado, condescender con él y pensaba condescender con él y
hacelle estudiar. mandarle a estudiar.
553
Este es el mismo Hermano coadjutor que, como ya se ha dicho ,
se había sentido tentado otras veces. Ya anoté las entrañas de misericor-
dia y amor de Nuestro Padre y que todavía suponía en el tentado verda-
dera sumisión, pues, de lo contrario, nunca hubiera condescendido en
nada.
333. El Padre hizo hacer con- 333. El Padre mandó hacer con-
sulta sobre los dos para el papa. sulta sobre los dos para acompañar
Acordarme he del modo con que al papa. Tengo que acordarme del
la hizo Bobadilla por orden del modo cómo la hizo Bobadilla por
Padre, y cómo al Padre le des- orden del Padre y cómo disgusta-
plugieron los que no respondían ron al Padre los que no respondie-
a los puntos. ron a los puntos propuestos.
El Padre Bobadilla, uno de los primeros compañeros de Nuestro
Padre Ignacio, es uno de los que, de toda la Compañía, ha trabajado mu-
cho en la Iglesia de Dios en diversas misiones, tanto con nuncios y lega-
dos pontificios, como yendo él mismo con el cargo de nuncio a regiones
muy remotas y sobre asuntos muy difíciles relativos a la reforma. Sin
embargo, porque por sus muchas indisposiciones no parecía que debía ser
554
uno de los que habían de elegirse para el papa , quiso Nuestro Padre que
presidiese él la consulta en que había que hacer la elección; y para eso
informó previamente de los puntos o cualidades que habían de tener los
elegidos. Así pues, la consulta no versaba sobre las cualidades que se re-
querían en ellos, sino que lo que el Padre Bobadilla propuso fue: «Quie-
re Nuestro Padre que los que han de estar con el papa tengan estas y es-
tas cualidades. Ordena que cada uno diga quién le parece que las reúne
todas, respondiendo separadamente a cada cosa; y que conforme a ello
debe hacerse la elección».
5
" Cf. núm. precedente sobre la elección de los dos Padres que Marcelo II quería tener
consigo en el sacro palacio. Los artículos o puntos de los que aquí se habla nos son desco-
nocidos.
552
Cf. núms. 236, 341, 386, etc.
553
Cf.núm. 236.
554
Cf. núms. 330,331.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 223
18 Día 18 de Abril
335. El Padre mandó Polanco al 335. El Padre mandó a Polanco al
papa con la respuesta, diciendo papa con la respuesta, diciéndole
que las palabras de S.S. tomara que aceptara como mandato las
por precepto; y que, hecha consul palabras de Su Santidad; que des
ta, fuera determinado por uno La- pués de haberse hecho consulta,
ynez, y en el 2° se offrecían 4 ó 5; había sido designado como número
que quando S.S. mandase, iría a uno Laínez y que para el segundo
darle respuesta, y ofrecérselos se proponían cuatro o cinco nom
para que escógese. bres; que cuando Su Santidad
mandara, iría a darle respuesta y a
ofrecérselos para que escogiera.
22 Día 22 de Abril
336. 1° Hoy partió el P. Polanco 336. l.° El Padre Polanco y don
y don Diego en perigrinación a Diego salieron hoy en peregrina
Loreto. ción a Loreto.
Quiso Nuestro Padre que algunos fueran en peregrinación a Loreto
para conseguir la salud del papa Marcelo, que cayó enfermo en este
tiempo. Los primeros que mandó fueron los Padres Polanco y don Diego
556 557
de Guzmán , y después fuimos el Padre Loarte y yo ; y ésta es la razón
por la que desde el día 23 de abril hasta el 22 de mayo no tengo nada
escrito en este cuaderno.
337. 2.° Antes que D. Diego par 337. 2° Antes de que don Diego
tiese le dio el Padre gran peniten partiera, el Padre le impuso una
cia de disciplina; mas después la gran penitencia de disciplina; pero
mudó en capelo, y su culpa por después se la cambió por una re
558 558
Juan Philippo ; y la causa fue prensión a cargo de Juan Felipe
porque le instó en pedir la perigri y por decir su culpa; el motivo fue
nación; porque no se ha de hacer porque le insistió en pedir la pere
más que representar y mostrar la grinación; porque no se ha de ha
inclinación. cer más que representar y mostrar
la inclinación.
555
Esta expresión parece significar que San Ignacio quiso retener consigo al Padre
Nadal, aunque de hecho fue elegido con el Padre Laínez. Lógicamente nada se hizo en este
asunto al sobrevenir inmediatamente la muerte de Marcelo II.
S M
Cf. núm. 296.
Cf. núm. 296.
558
Juan Felipe Vito. Cf. nota 202.
224 RECUERDOS IGNACIANOS
de la oración
Estaba yo en este tiempo muy indispuesto y ordenaban los médi-
cos que fuera a tomar los baños de Viterbo, por lo que tuvo el Padre duda
en concederme la peregrinación, hasta que se decidió en la oración a ha-
cerlo; contribuyó también mucho a ello el saber que el Padre Loarte de-
562
cía que, si yo iba a peregrinar, iría conmigo, como conté más arriba .
Tengo por cierto que, si no hubiera ido entonces a peregrinar y hu-
biera marchado (como habría tenido que hacerlo) a tomar de propósito
los baños, hubiera muerto en ellos; porque habiendo ido yo después a
Viterbo, el setiembre siguiente, por mandato del Padre a confesar a un
sobrino del cardenal de la Cueva, que estaba allí muy enfermo tomando
559
Para expresar la prontitud en la obediencia. Cf. Const. P. VI, c. 1, 1 [547].
560
Cf. núms. 291, 316,327.
561
Cf. núms. 296, 336.
562
Cf. 296. En realidad el Memorial habla de futuro, aunque el citado número es ante-
rior al texto presente.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 225
de las llagas, etc., dixo que el de- llagas, etc., dijo que el demonio
monio muchas veces daba cosas daba muchas veces esas cosas ex-
exteriores; que proprio era del teriores; que lo propio del Espíritu
espirito de Dios obrar interina- de Dios era obrar internamente. De
mente. Desta se supo ahora que la tal Jacoba acaba de saberse que
fué todo aire. todo se lo llevó el viento.
Esta es la mujer de Bolonia, cuya historia queda ya contada.
345. Los tudescos se quexaron a 345. Los alemanes se quejaron al
r 1 s% A m T -l
570
Augusta de la conversión , y el cardenal de Augsburgo de la
570 571
571
Padre les mandó confesar y co- presión que se les hacía y el Pa-
mulgar, y dar por escrito las dre les mandó confesar y comulgar
quexas. Algunos no querrían es- y entregar por escrito las quejas.
crebir. Mandó que hasta que es- Algunos no querían escribir. El
cribiesen no les diesen de cenar. mandó no darles de cenar hasta
que escribieran.
a Augusta
Se quejaron los alemanes del colegio germánico al cardenal de
Augsburgo que los nuestros los inducían a entrar en la Compañía. Para
572
poner esto en claro les mandó Nuestro Padre hacer estas diligencias .
568
Cf. núms. 94, 346b, 365.
569
Cf. núm. 197. Se trata probablemente de Jacoba Bartolini, fallecida en Bolonia el 23-
3
VU-1565. A ella se refiere Pablo Masini, Bologna perlustrata, 1666 , pág. 388 con datos
muy similares a los del Memorial. Cf. también H. Rahner, Ignace de Loyola et lesfemmes de
son temps I (París 1964), 47-48.
570
Otón Truchsess von Waldburg. Cf. nota 371.
571
El texto del Memorial habla de «conversión» en el sentido de presión para entrar en
la Compañía, como se deduce de lo que sigue. Cf. también núm. 19.
572
Es cierto que San Ignacio tenía grandes deseos de que ingresaran en la Compañía
alemanes, y en concreto alumnos del colegio germánico. Cf. núms. 238, 273. De hecho al-
gunos sujetos de gran valía solicitaron la admisión. Cf. núms. 85,239. Quizá en esta ocasión
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 227
del papa creato , el Padre dicía sido elegido papa , el Padre decía
574
que tenía esperanca que éste ha- que tenía esperanza de que éste
ría mucho bien por ser riguroso, haría mucho bien, por ser riguroso,
y que reformaría los cardenales, y que reformaría a los cardenales y
y hasta los (...) sabida la crea- hasta a los (...) sabida la elección,
ción, el Padre se recogió, y dixo el Padre se recogió en oración y
que había tenido grandísima ale- dijo que había tenido grandísima
gría, etc.; y acordarme he de l[o] alegría, etc.; y tengo que acordar-
que los tiempos pasados el Padre me de lo que decía el Padre los
dicía. tiempos pasados.
del papa creato
Se trata de Paulo IV, que era el cardenal teatino. Me acaba de con-
tar uno de los Padres, que vinieron este año de Roma, que allí se opina
que buena parte de lo que se ha hecho en la reforma de la Iglesia y de la
575
corte romana se debe a él . Ya se ha narrado detalladamente lo que
576
conmocionó a Nuestro Padre la noticia de esta elección .
347. El Padre manda tres reglas 347. El Padre manda tres reglas a
a los Tudescos. Una que, pues se los alemanes: una que, dado que se
577
quexan de Cornelio que les quejan de que Cornelio los pre- 577
mueve, que cada uno elija confesor siona, elija cada uno su confesor
firme. 2° Que sean obligados a fijo; segunda, que se les obligue a
578
manifestar quién los convierte , manifestar quién presiona , bajo 578
surgió el alboroto del que aquí se habla, dirigido contra el Padre Cornelio Wischaven (cf.
nota 162), más bien que contra San Ignacio. Cf. también núms. 347, 363.
573
Cf. nota 571.
574
Paulo IV fue elegido el día 23-V-1555.
575
Polanco, en una carta a toda la Compañía del día 16-IIJ-1559, narra muchas inicia-
tivas de Paulo IV en pro de la reforma de la Iglesia.
576
Cf. núm. 93.
577
Comelio Wischaven, confesor en el colegio germánico, ya mencionado en los núms.
82-83. Cf. también núm. 363.
578
Cf. núms. 345, 346.
579
Cf. núms. 251,363.
228 RECUERDOS IGNACIANOS
Cornelio
Es éste el confesor y maestro de novicios, de quien hablé más arri-
ba: confesaba a los alemanes y se quejaban de él.
3 DE JUNIO Día 3 de Junio
580 580
348. De don Juan tentado, y 348. Sobre don Juan , que andu-
con tantos medios reducido con vo tentado y luego se sometió con
lágrimas y votos, y después el Pa- tantos medios, entre lágrimas y
dre le obsolvió de aquellos y de votos, a quien después el Padre li-
todos, y le mandó al duque de beró de esos y de todos los demás,
581
Luna despidido. y a quien envió, expulsado de la
581
Compañía, al duque de Luna .
El Padre dixo que siempre El Padre dijo que ha de pro-
se ha de mirar al cuerpo que esté curarse siempre que el cuerpo de la
limpio, y para esto despidir con Compañía esté limpio, y para esto
facilidad; y así lo ha hecho en (...) se ha de expulsar con facilidad; y
agora del colegio por ligeras cau- así lo ha hecho en (...) [expulsa-
582
sas . dos] ahora del colegio por leves
582
motivos .
Ha dicho el Padre, que Ha dicho el Padre que si uno
siempre le place, al que está ten- se siente tentado de irse, antes de
tado para irse, antes que le hayan que haya que expulsarlo y se desee
de despidir y deseen [sic], nunca hacerlo, prefiere que nunca se le
embialle así, sino trabajar por re- expulse así, sino que se trabaje en
ducille y hacelle que quiera estar, reconciliarlo y en lograr que quiera
y después embialle con amor, continuar, y después despedirlo con
583
como hizo a Lazcano y agora a amor, como hizo con Lazcano y 583
erat verisimile, imo certum, el que lo que dijo no fue por tenta-
Padre ha permitido que hobiese ción (cosa al menos probable e in-
rogadores. cluso cierta).
Los despididos son: don Los expulsados son: don
Juan, Petro Pharaón, Jerónimo Juan, Pedro Faraone, el napolitano
585
echados 588
dixo burlando algunas expulsados dijo en broma algu-
bellaquerías de los otros, o que nas falsas bellaquerías de los otros,
sospechaba, siendo falsas, el Pa- o las que él sospechaba, mandó el
dre hizo hacer a once disciplina, y Padre tomar disciplina a once: a
parte dellos por haber creído so- parte de ellos solamente por haber
lamente, parte por haber creído y creído aquello, y a otra parte por
hablado unos con otros. Acordar- haberlo creído y haberlo comenta-
me he que el mismo Padre y Po- do unos con otros. Tengo que
lanco me han declarado la cosa acordarme de que el mismo Padre
toda, y de quánta (...) usó por pe- y Polanco me han aclarado todo
queñas culpas. este asunto y de cuánta [severidad]
usó el Padre por pequeñas culpas.
585
Don Juan o Asdrúbal (cf. nota 580), Pedro Faraone y Ángel Joannis eran sicilianos.
Sobre su expulsión cf. MI, Epist. IX, 239-240. Nada sabemos de Jerónimo.
586
Según Maffei esto sucedió a San Ignacio en el viaje de Venecia a Padua.
587
Ha de entenderse de quien juzga en materia grave y con las condiciones requeridas
para que sea pecado mortal. En el núm. 351 se aclara la razón de esta severa advertencia, a
la vez que se relacionan con ella las expulsiones de los escolares del colegio romano men-
cionadas en el núm. 348.
588
Cf. núms. 348, 350.
230 RECUERDOS IGNACIANOS
596
Véase la carta del provincial Diego Mirón a San Ignacio, escrita desde Lisboa el día
4-V-1555, en la que le adjunta otra del 20-IV-1555 a San Francisco de Borja (Mixtae IV,
645,646-651).
597
Cf. núms. 368,381.
598
Resulta difícil convertir estas monedas a valores españoles, y mucho más a valores
actuales. Véase el valor que le da Goncalves da Cámara a continuación en moneda portu-
guesa.
599
De nuevo parece que comienza una nueva fecha. Cf. nota 595.
600
Cf. núms. 212,252.
232 RECUERDOS IGNACIANOS
que veía iban a hacer excesos por su mucho fervor y espoleaba a los flo-
601
jos y descuidados que, por ser novicios, no iban a aplicarse tanto .
358. [d.i.] El Padre nunca cree 358. El Padre nunca cree nada de
nada de lo que le dicen en mal de lo que le dicen en perjuicio de
otro, ni aun a Polanco; y así como otro, ni aun a Polanco; y así como
en muchas cosas pide le den por en muchas cosas pide le den por
escrito (...), me lo pide en este escrito (...), me lo pide en este
caso, para que el hombre más so- caso, para que el hombre diga con
segadamente y sin pasión diga lo más sosiego y sin pasión lo que
que sabe o ha oído. sabe o ha oído.
Esta credulidad, de que aquí hablo, es el vicio del cual dice San
Bernardo en el libro 2° del De consideratione: «Existe todavía otra de-
bilidad, de la que, si te sientes inmune, serías, entre todos los jueces que
conozco, el único que has tomado asiento en los tribunales y te has man-
tenido siempre libre de toda influencia, cosa singular, hasta por encima
602
de ti mismo, como dice el profeta . Me refiero a la excesiva credulidad.
Es como una raposilla astuta; no vi a ninguna persona importante que
acertara a precaverse de su habilidad. De aquí nacen esos arrebatos sin
motivo, esa rigurosidad en castigar a los inocentes y esos juicios precipi-
603
tados de reos ausentes» . Hasta aquí San Bernardo.
604
Ya se dijo en otro lugar que otra causa de la costumbre que tenía
Nuestro Padre de pedir por escrito la falta que se acusaba, era porque de-
cía que la lengua humana era naturalmente inclinada a decir el mal, etc.
359. [d.i.] Quando le dicen así 359. Cuando le dicen así algo
mal y le han ya dado el escrito, malo de otro y le han dado ya el
suele mostrárseles, y suele con- escrito, suele mostrárselo al aludi-
frontarlos y nunca dexa cosa fis- do y hacer careo con los dos, y
tulada sin descubrilla, si no es ad nunca deja algo infectado sin des-
tempus con algunos muy incura- cubrirlo, a no ser temporalmente
bles. con algunos muy incurables.
suele confrontarlos
Cuando el acusado negaba la falta que Nuestro Padre veía impu-
társele en el escrito, solía llamar al que le había acusado y establecer un
601
Al leer este comentario, no puede uno menos de acordarse del contenido de la fa-
mosa carta de San Ignacio a los estudiantes del colegio de Coimbra sobre la perfección del
7-V-1547, cuando Goncalves da Cámara era allí rector; su contenido puede quedar resumi-
do en aquella frase de tránsito de la primera a la segunda parte de la carta: «Lo que hasta aquí
he dicho para despertar a quien durmiese y correr más a quien se detuviese y parase en la vía,
no ha de ser para que se tome ocasión de dar en el extremo contrario del indiscreto fervor».
Se ve que el autor del Memorial no ha olvidado la lección de entonces, veinticinco años
después.
402
Cf. Tren. 3, 28.
603
Cf. Obras completas de San Bernardo. Tomo II, Tratados (2.°). BAC (Madrid 1984),
116-117.
6 0 4
No ha podido identificarse ningún sitio donde Goncalves da Cámara trate este
asunto. Temas cercanos, aunque no iguales, en los núms. 215 y sobre todo en 345.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 233
las veces mira a la cara para veer mente; y por eso a veces mira a la
la mudanga del rostro. cara, para ver el cambio de sem-
blante.
De una sola vez me acuerdo que me miró de este modo; y en ver-
dad que me traspasó de parte a parte, como si me hubiera dado una gran
reprensión.
363. [d.i.] Al pentecostés pasa- 363. En el pasado pentecostés 611
6
do " todos los germánicos han es- todos los alemanes escogieron por
cogido de su voluntad a Corne- su propia voluntad como confesor
6 2
lio ' por confesor y se han a Cornelio y se confesaron con 612
614
las penitencias, y micer Andrés ' penitencias; y micer Andrés tenía
6 4
tenía aquella regla por imposi- esta regla por imposible; y aunque
ble; y aunque habló al Padre que advirtió al Padre que no quedaría
ninguno quedaría, el Padre no se ninguno en el colegio, el Padre no
movió, antes dixo que agora era se conmovió; al contrario, dijo que
menester más oprimillos, porque ahora era necesario apretarles más;
ellos se levantaban con los car- porque se rebelaban apoyados en
denales que aquí tenían tudes- los cardenales alemanes que tenían
615
cos ; que aguora era menester aquí en Roma ; que ahora era ne- 615
aprentalles más, para que supie- cesario apretarles más, para que
sen, etc. Factum est sic. Están aprendieran, etc. Y así se hizo.
todos quietos, aun aquellos que Ahora están todos tranquilos, aun
por inquietos querían despedir. aquellos a los que, por inquietos,
querían expulsar.
Buenos ejemplos son éstos del éxito que Nuestro Señor daba a la
constancia y medios empleados por Nuestro Padre.
364. [d.i.] Acordarme he de la 364. Tengo que acordarme de la
constancia del Padre en cosa que constancia del Padre con cualquier
toma, y la causa, porque tudo vaa cosa que emprende; y el motivo es
sobrepensado y encomiendado a porque todo lo tiene requetepensa-
Dios. do y encomendado a Dios.
365. [d.i.] De Laínes, acerca del 365. De Laínez, acerca de que el
papa Marcelo haber dicho que por papa Marcelo había dicho que,
sus antecesores habían comengado porque sus predecesores habían
serviendo y sin provecho, que él comenzado preocupándose de los
611
El año 1555 la fiesta de Pentecostés cayó el 2 de junio.
612
Cf.núm. 347.
6 . 3
Cf.núms. 251, 347.
6 . 4
Andrés Frusio. Cf.núms. 250,251.
615
Cf.núm. 345.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 235
quería tentar otra vía, id est, re- demás y sin provecho, él quería in-
formarse a sí mismo, y después, tentar otro camino, a saber, refor-
etc. marse a sí mismo, y después, etc.
Resalté cómo el Sumo Pontífice dio por bueno para reformar la
616
Iglesia el medio que ya antes había propuesto y hallado Nuestro Padre .
366. [d.i.] Del modo que el Padre 366. Sobre el modo que el Padre
tiene en consultar, mandando que tiene de consultar: mandando que
debatan primero la materia sin debatan primero la materia sin de-
determinar, y después den escrito; cidir nada, y después den por es-
3 misas, etc. crito; tres misas, etc.
367. [d.i.] De lo que Laynes dixo, 367. Sobre lo que dijo Laínez,
que, quando murió el bachiller que, cuando murió el bachiller
617
Hozes en Padua , daba el Padre Hoces en Padua , daba el Padre 617
618
(...)• (•••). 618
368. [16 ó 17-VI] Que nuestra 368. [16 ó 17 de junio] [Dijo] que
vocación era ayudar las ánimas nuestra vocación consistía en ayu-
por vía de humildad, y así que dar a las almas por un camino de
no le parecía se tomase la inqui- humildad, y por eso no le parecía
sición; y a esto se inclinaba hoy bien que se aceptara el cargo de
en la congregación, en la qual inquisidores; y a esto se inclinaba
todos se han de ajuntar 3 días hoy en la consulta, para la que to-
sin determinar, y después dar su dos han de reunirse tres días sin
parecer por escrito . 619
determinar nada, y después entre-
619
gar su parecer por escrito .
620 620
369. Vincentio siciliano se fué a 369. El siciliano Vicente se fue
Ñapóles, y de allá escribe y habla a Ñapóles, y escribe desde allí ha-
mal de la (...). blando mal de la (...).
370. De cómo a la Compañía es 370. Sobre cómo es necesario que
necesario lea libros espirituales y la Compañía lea libros espirituales
aun (...), y preguntas a estos Pa- y aun (...), y preguntas a estos Pa-
dres cómo se han habido con ellos, dres sobre cómo se han sentido
616
Cf. núm. 343.
617
Diego de Hoces, natural de Málaga, fue ganado por San Ignacio en Venecia por
medio de los Ejercicios en 1537, uniéndose al grupo de los primeros compañeros. Después
trabajó apostólicamente en Treviso y Padua en compañía de Coduri. Murió en 1538 en la
última de esas ciudades. Todos los primeros compañeros resaltan sus virtudes y San Ignacio,
que al momento de su muerte estaba en Montecasino, vio entrar su alma en el cielo con gran
consuelo espiritual, como cuenta en el núm. 98 de la Autobiografía (Cf. N.° 2 de esta co-
lección, El Peregrino, págs. 98-99).
618
Laguna en el manuscrito de unas dos líneas.
619
Cf. núm. 354, donde se trata de este asunto de la inquisición portuguesa; para deli-
berar sobre lo que convenía hacer, San Ignacio formó un grupo de seis consultores. Cf. núms.
380-382. De una carta de Polanco a San Francisco de Borja del día 18-VI-1555, donde se
dice que el triduo de consultas estaba todavía en curso, se deduce que la fecha de este párrafo
del Memorial es el 16 ó 17 de junio (Cf. MI, Epist. IX, 215).
620
Cf. núm. 352.
236 RECUERDOS IGNACIANOS
si han sintido que se resfriasen en con ellos, si han sentido que se en-
la vocación. friaban en la vocación.
se resfriasen en la vocación
Nuestro Padre Ignacio se dispuso, para que Nuestro Señor hiciera
de él lo que hizo, con la lectura de las historias de los santos de otras ór-
denes religiosas. Y de esas mismas historias se ayudaban mucho los pri-
meros Padres de la Compañía, tanto para su propia edificación y deseo
de la perfección, como para instruir al prójimo. Y recuerdo que también
a los comienzos de esta provincia [de Portugal] crecían los Hermanos en
santa emulación por la lectura de estas mismas cosas, sin que por eso se
ocasionara a nadie la más mínima tentación en la vocación; muy al con-
trario, se pudo ver que, habiéndose ordenado más tarde en esta misma
provincia que no hubiera tanto de esta clase de lectura de santos y cosas
de otras órdenes religiosas, permitió Nuestro Señor que muy pronto, po-
cos meses después, salieran de la Compañía dos conocidas personas para
hacerse frailes, una de las cuales, después de ocasionar muchos disgus-
tos y turbación pública, se quedó por fin en su monasterio y aún persevera
en él.
[21-30 ? JUNIO] Días 21-30 (?) de Junio
371. Lázaro pidió licencia para ir 371. Lázaro pidió permiso para ir
perigrinar 3 ó 4 meses para se de peregrinación tres o cuatro me-
aprovechar. El Padre se la conce- ses para aprovecharse espiritual-
dió, y aun se quería, ir libre de los
mente. El Padre se la concedió, e
votos, mas él no quiso; y así se incluso si quería, ir liberado de
621
parte hoy . votos, pero él no quiso; y así mar-
621
cha hoy .
372. [d.i.] Nuestro Padre ha or- 372. Nuestro Padre ha ordenado
denado que a ninguno llamen Pa- que a nadie llamen Padre, a no ser
dre, sino a los superiores. a los superiores.
622
Esto mismo queda ya contado anteriormente .
373. [d.i.] El Padre nos dio cape- 373. El Padre nos dio una repren-
lo porque rezábamos por el huerto, sión, porque rezábamos por la
y amenazó, si más lo hacíamos, huerta, y amenazó, si seguíamos
diciendo que cantábamos. haciéndolo, diciendo que cantába-
mos.
No nos dio la reprensión por rezar en la huerta, sino porque pare-
cía que cantábamos como frailes.
621
Marchó antes del 22 de junio. Este Lázaro era un estudiante de la Compañía que
había solicitado peregrinar a Loreto; concluida la peregrinación, fue enviado a Florencia,
desde donde se le mandó regresar a Roma en el mes de setiembre. Desde entonces nada sa-
bemos de él.
622
Cf. núm. 142.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 237
Anoté esto aquí para que se vea el celo que se tenía antiguamente
por las cosas de la Compañía.
629
377. Neira 629
dicía al Padre no 377. Ribadeneira dijo al Padre
haberle hablado anoche, porque que no había hablado con él ano-
vino el Padre tarde cansado, y no che, porque el Padre había venido
haber hablado al papa. El Padre tarde y cansado, sin haber hablado
le respondió: «Otras veces os he con el papa. El Padre le respondió:
notado; yo os enseñaré a hablar «Otras veces os he notado; yo os
contigo: ios con tanto». Después enseñaré a hablar conmigo: ios con
dixo el Padre: «Pensaba que yo tanto». Después dijo el Padre:
había de perder el pulso por no «Pensaba que yo había de perder el
haber hablado al papa». pulso por no haber hablado al
£
Nuestro P quiere ser de sus papa».
subditos muy reverenciado, y así Nuestro Padre quiere ser
quiere que lo sean todos los supe- muy reverenciado por sus subditos,
riores. y lo mismo quiere que lo sean to-
dos los superiores.
no haberle hablado
Con eso se excusaba de no haber hablado con el Padre sobre algún
asunto que le había encomendado.
ios con tanto
378. Tal era la fórmula de las reprensiones de Nuestro Padre, con la que
al fin despedía a uno.
Una vez me envió Nuestro Padre con un encargo de mucha im-
portancia; y regresando yo con la respuesta, entré como de costumbre
en su habitación para comunicársela; pero como me pareció que estaba
un tanto indispuesto y que no era entonces el tiempo oportuno, esperé
un rato, hasta ver si me hablaba del asunto; y como no me preguntó
nada, le dejé con otros con quienes estaba y me salí, con intención de
volver a darle la respuesta. Aquel mismo día por la tarde, estando yo
en la huerta, casi al fin del recreo, he aquí que se acerca a mí un Her-
mano coadjutor muy sencillo, de nombre Antonino, y me dice: «Dice
el Padre Ignacio que, puesto que Vuestra Reverencia no está dispuesto
a darle razón del recado a que le mandó, que me la dé a mí y me in-
forme bien de la respuesta, para que yo se la lleve». Así lo hice y
comprendí la gran simplicidad que Nuestro Padre quería se observase
en materia de obediencia.
379. [d.i.] El Padre siempre ha- 379. El Padre habla siempre con
bla con tanta consideración, que tanta consideración, que todas sus
todas sus palabras quedan sin mu- palabras se mantienen sin el menor
darse nada. cambio.
fante don Luis, que lo deseaba viv lente, y con la enfermedad del car-
634
denal, que también lo apoyaba en e ), que no se pudo llevar a efecto .
383. [d.i.] El Padre me preguntó 383. El Padre me preguntó mi
de dos que han estado y quieren parecer sobre dos que han estado
tornar, mi parecer, y después dixo en la Compañía y quieren volver, y
que había sido más liberal que yo, después dijo que había sido más
635
que no quería recebillos . liberal que yo, que no quería reci-
635
birlos .
384. [d.i.] Todavía Torres coquo 384. El Padre consiente todavía
de Ñapóles, no despidido del que Torres, cocinero de Ñapóles,
636
todo , el Padre consiente que aún no expulsado del todo , vaya 636
6 3 4
La razón por la que finalmente no se encomendó la inquisición lisboeta a la Com-
pañía fue por dificultades que, por justos motivos, opuso el cardenal infante Enrique de
Portugal; no parece que interviniera la muerte del infante Luis, acaecida el 27-XI-1555 (Cf.
Mixtae IV, 702).
635
La readmisión se halla prevista en las Constituciones: Cf. Const. P. II, c. 4 [231, ss.].
636
Por los días en que escribió esto Goncalves da Cámara, escribía también San Igna-
cio sobre Torres al rector de Ñapóles, Cristóbal de Mendoza (Cf. MI, Epist. IX, 257).
637
Teutonio de Braganza.
638
Cf. núms. 236, 332, 341, 388,402.
639
Después ingresó en los franciscanos.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 241
387. [d.i.] Joan Cocanaro de 387. Juan Cocanaro de Tívoli
Tívoli vaya adelante y haga tam- continúe los Ejercicios y haga
bién las elecciones, pues tanto también las elecciones, ya que in-
insta, como presupuesto que no siste tanto, como si no tuviese mu-
tubiese muger; y después de he- jer; y después de que se haya deci-
cha para la Compañía la resolu- dido a entrar en la Compañía,
ción, se le diga que le basta el dígasele que le basta el mérito de
640
mérito, etc. . 640
su elección, etc. .
Joan Cocanaro
Era éste un gentilhombre de Tívoli, casado, devotísimo de la Com-
641
pañía . Estaba haciendo los Ejercicios y se había puesto de acuerdo con
su mujer para que ella entrara en una orden religiosa y él quedara en la
Compañía; Nuestro Padre no quería recibirlo; pero para que no se des-
consolase, sin decirle nada, mandó que continuara con las elecciones y
demás partes de los Ejercicios, y que al final de ellos le consolaran del
modo que aquí digo.
388. [d.i.] Laynes sintió mucho la 388. Laínez sintió mucho la mar-
642
ida de Joan d'Alba y mostraba 642
cha de Juan de Alba y mostraba
(...), mas viendo la razón de lo (...), pero considerando la razón
exemplo de los otros coadjutores, del ejemplo para los otros Herma-
le pareció eficás. nos coadjutores, le pareció eficaz
la medida.
389. [d.i.] El Padre le desplugo 389. Al Padre le disgustó que hu-
que hobiesse laicos en casa con biera Hermanos coadjutores en
vestes longas, y manda por regla casa con vestidos largos, y manda
que no lleguen con un palmo, o por regla que no les lleguen al
643
quasi (...)y com Polanco las vea suelo por un palmo o casi (...) y 643
siempre, porque la variedad de los los vea siempre con Polanco, para
ministros no lo deshaga. que los cambios de ministros no lo
Luis ya (...). deshagan.
Luis ya (...).
390. Micer Lourenqo, Theodori- 390. Vayan al colegio a que los
644
co, Estéphano, Juan Antonio, examinen micer Lorenzo, Teo-
Georgio griego, vayan al colegio a dorico, Esteban, Juan Antonio y el
6 4 0
Es ésta una aplicación singular de la Anotación 18." de los Ejercicios; en otra situa-
ción San Ignacio hubiera aconsejado «no proceder adelante en materias de elección» [18].
641
De este amigo de la Compañía hablan dos cartas del Padre Andrés de Oviedo del año
1554.
642
Cf. núm. 386.
6 4 3
Tal determinación se halla en la Regla 6." del encargado de los vestidos:
«Coadiutores autem temporales sottanis dimidio palmo breuioribus, quam Sacerdotes, &
pallio sottanis breuiori vtantur» (Regulae Societatis Iesu, Romae, In Colegio eiusdem
Societatis, 1582, pág. 209).
644
Parece tratarse del examen previo a la admisión a los estudios. Cf. Examen C. VII, 1
A [121-122].
242 RECUERDOS IGNACIANOS
645
Cf. núms. 274, 280.
646
Cf. núm. 386.
647
Cf. nota 494.
6 4 8
Quizá se alude aquí a la nueva enfermería, cuyo boticario era el portugués Luis
Quaresma, de cuya expulsión de la Compañía estaba tratándose. Cf. núms. 286 y 393.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 243
que no osaría estar una noche deba i de tejado con uno de la Compañía,
651
de quien supiese que estaba en pec¡ lo mortal .
397. Preguntó el Padre si en pe- 397. Preguntó el Padre si podía
cados mortales, no sabidos en consultar, tratándose de pecados
confesión, podía consultar; yfuéle mortales no sabidos en confesión;
dicho que sí, quando estubiese du- y se le dijo que sí, si estaba dudo-
bio, o quando viese que se seguiría so o si veía que, si no consultaba,
escándalo, se no consultase. se produciría escándalo.
A4 Día 4 de Julio
652 652
398. Amoldo en Venecia a 398. Amoldo dijo a otro en Ve-
otro dixo palabras; y por ser el necia palabras [inconvenientes]; y
totum continens de las escuelas y por ser el principal sostén de las
maestro en artes, etc., y quedaren escuelas y maestro de filosofía, etc.,
sen él las escuelas deshechas, y sin él quedarían las escuelas des-
intercedían algo al Padre; mas hechas, algunos intercedían algo al
no vino en más, sino que hiciese Padre por él; pero no aceptó otra
un grande golpe de penitencias, y cosa, sino que hiciera una buena
después fuese echado a perigri- dosis de penitencias y después fue-
nar 3 meses, y veniese acá; y a ra mandado a peregrinar durante
no las querer hacer, le echasen tres meses, y que viniera aquí a
de todo; y témese no las hará. Roma; y de no querer hacer las pe-
nitencias, acabaran de expulsarle; y
se teme que no las va a hacer.
653
399. Juan Philippo 653
truxo 190 - 399. Juan Felipe trajo a casa
a casa, que dio Silvestro Pisano 190 [escudos], que dio Silvestre
pera obras pías, señalando 40 Pisano para obras pías, señalando
pera casa, o todos, si todos nos 40 para casa, o todos si nos pare-
pareciese bien empleados, antes cían bien empleados todos, e incli-
mostrando más inclinación a que nándose más a que los aceptára-
todos los tomásemos. El Padre no mos todos. El Padre no quiso que
quiso que tomásemos ni en casa, ni aceptáramos nada, ni en casa, ni en
en colegio nuestro, ni en el Tudes- nuestro colegio, ni en el colegio
654
654
co, ni en Tívoli , etc.; y hoy se ha germánico, ni en Tívoli , etc.; y
empegado a destribuir. hoy ha empezado a distribuirse.
Nuestro Padre estaba muy lej s de toda especie de codicia.
400. [d.i.] Olabe dixo al Padre, 400. Olave dijo al Padre que si Su
que si su R. le daba licencia de Reverencia le daba permiso para
651
Cf. también en el núm. 350 cómo deseaba San Ignacio la pureza de alma de los hi-
jos de la Compañía.
632
Amoldo Conchus, de los alrededores de Lieja, entró en la Compañía en Roma en
febrero de 1549, adquiriendo después el grado en artes por la universidad de Lovaina. Al fin
hizo la peregrinación de que aquí habla el Memorial.
6 5 3
Juan Felipe Vito. Cf. nota 202.
454
En setiembre de 1549 se había fundado allí un colegio.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 245
comunicar lo de la remisión de li- comunicar a Polanco y a Madrid lo
ciones estos dos meses con Polan- de la remisión de las clases (el Pa-
co y Madrid (habíalo el Padre dre lo había tratado con Ribade-
tratado con Neyra, el qual parecía neira, el cual parecía [...]). El Pa-
(...). El Padre le respondió áspe- dre le respondió ásperamente que
ramente que no se moviese nada. no se alterase nada. Yo pienso que
Yo pienso que entiende en eso, etc. se ocupa de ello, etc.
Su Reverencia
Nunca en su presencia llamó nadie a Nuestro Padre «Paternidad»,
a no ser el mismo Padre Olave, quien a veces por descuido le llamaba
así; pero recuerdo que le imponía penitencias por esta causa. He dicho
«en su presencia», porque por carta algunos sí le llamaban «Paternidad».
Incluso al Padre Laínez recuerdo que le llamábamos «Reverencia» hasta
un año o más después de ser elegido general; y tan sólo desde el año 1561
para acá se introdujo la costumbre de decir «Paternidad».
401. [d.i.] Acordarme he de cómo 401. Tengo que acordarme de
el Padre guarda siempre con todos cómo guarda el Padre siempre la
su gravedad. gravedad con todos.
A 10 DE JULIO Día 10 de Julio
402. Juan d Alba pide ser recebi- 402. Juan de Alba pide ser recibi-
655
do , y el Padre hizo hacer con- 655
do en la Compañía , y el Padre
sulta con todos los laicos; y con- mandó que se consultara a todos
cluyendo la mayor parte que se los Hermanos coadjutores; y como
recebiese, se mandó decir al Pa- la mayor parte de ellos opinara que
dre; y él respondió que no conve- se recibiera, se mandó a decirlo al
nía, etc.; y a este efecto mandó Padre; y él respondió que no con-
hacer la consulta. venía, etc.; y para este fin mandó
hacer la consulta.
y a este efecto
Bien veía el Padre que todos los Hermanos coadjutores habrían de
ser de la opinión que se recibiese a Juan de Alba, sobre todo porque sa-
bían que Nuestro Padre le profesaba un amor especial; pero después, oí-
dos los pareceres de todos, tomó solemnemente esta resolución para que
se convencieran de que no tenía en cuenta más que lo que convenía para
la tranquilidad de la casa.
656 656
403. Francisco Ferrares y 403. El ferrares F r a n c i s c o y
657 657
Thomaso , que habían hablado T o m á s habían hablado de la
655
Juan de Alba había sido expulsado de la Compañía pocos días antes. Cf. núm. 386.
656
Un tal Francisco, de Ferrara, fue enviado en peregrinación a Loreto, como consta de
una carta del 18-V-1555 al Padre Oliverio Manareo, rector del colegio de aquella ciudad. A
mediados de junio ya había regresado a Roma.
657
Igualmente un tal Tomás, de Roma, fue enviado en peregrinación a Perusa, portan-
do una carta del 2-V-1555 para el rector, Everardo Mercuriano. Cumplida esta penitencia,
debía regresar a Roma.
246 RECUERDOS IGNACIANOS
665
410. A N. dio Olabe una disci- 410. Olave impuso una disciplina
65
plina, porque a Loarte había dicho a N.* , porque había dicho a Loar-
que le perseguían porque no dicía te que le perseguían porque no
666 666
mal de N. ; y él no quiso hacella. censuraba a N . ; y él no quiso
Mandóle encerrar en su camera hacerla. Mandó recluirlo en su ha-
667
(...) y el embaxador viene al bitación (...) y el embajador [de
667
Padre, y el Padre le dice que esté Portugal] vino a visitar al Padre,
por (...) hasta que su causa se jus- y éste le dijo que esté como [hués-
gue. ped en el colegio], hasta que se
haya juzgado su causa.
411. Hoy se hizo la consulta, y 411. Hoy se hizo la consulta, y
Laynes habló libremente de quán Laínez habló con libertad de lo
poco era para la Compañía Ñ., y poco que N. valía para la Compa-
668 668
los otros le han seguido . ñía, y los otros le han secundado .
6 6 1
Salmerón tenía que marchar para acompañar al legado pontificio Lippomano, pri-
mero a Augsburgo y luego a Polonia. Cf. núms. 228-229.
6 6 3
Cf. nota anterior. Salmerón partió de Roma el 27 de julio.
664
Los meses y días en que sucedieron las cosas que se narran en los núms. 410-412 nos
resultan inciertos.
665
Teutonio de Braganza, que moraba en el colegio romano, del que Olave era super-
intendente.
666
Simón Rodríguez. Polanco narra ampliamente toda esta historia en carta del 26 y 29-
Vm-1555 al Padre Diego Mirón (Cf. MI, Espist. IX, 503, 505). Véase también nota 287.
667
El embajador portugués, Alfonso de Lancastre (cf. nota 331), a quien Teutonio ha-
bía recurrido.
6 6 8
Para juzgar el caso de Teutonio, San Ignacio nombró a Laínez, Salmerón y
Bobadilla. La consulta de que se habla hubo de tener lugar no después del 27 de julio, día de
la marcha de Salmerón, en caso de que éste asistiera a ella; de hecho en Saint. Epist. 1,125 se
halla la sentencia de Salmerón, en la que él y los demás Padres consideran a Teutonio «ncp-
248 RECUERDOS IGNACIANOS
669
En este mes (.. .) pasaron 669
En este mes (...) pasaron
muchas cosas sobre este negocio. muchas cosas sobre este asunto.
[d.i.] Acordarme he de la Tengo que acordarme de la
constancia del Padre en no de- constancia del Padre en no expli-
clararse más. 2° De la constan- carse más; segundo, de la constan-
670
cia de hacelle confesar o per- 670
cia en hacerle confesar o perse-
severar en la (...) 3° Del modo y verar en la (...); tercero, del modo y
libertad con que mandó hablar al libertad de espíritu con que mandó
embaxador por Bobadilla, y des- primero a Bobadilla y después a
pués por Laynez. 4° De la burla Laínez a hablar con el embajador;
que hacía N. de todos, y máxime cuarto, de la burla que N. hacía de
de Laynez. todos, y sobre todo de Laínez.
[En un mes indeterminado] En un mes indeterminado
412. [d.i.] Supo el Padre que al- 412. Se enteró el Padre de que al-
gunos pensaban ser necesario te- gunos pensaban que para ir al co-
ner votos para ir al colegio, y que legio era necesario haber hecho
era peligro: a esta intención los votos, y que esto era un peligro:
hice (...) y mostró sintirlo mucho; con esta intención los hice (...) y
y mandó que luego fuesen algunos dio a entender que lo sentía mucho;
sin ellos; y el primero pienso fué y mandó que sin tardar fueran al-
67
Hermes de Tornay '. gunos sin ellos; y creo que el pri-
671
mero fue Hermes de Tournai .
que algunos
De cuando en cuando mandaba Nuestro Padre que dejaran algunos
novicios la casa y fueran a estudiar al colegio. Preguntaba el Padre Po-
lanco al maestro de novicios quiénes le parecía que debían ir, y él desig-
naba siempre a quienes habían hecho ya los votos de devoción; como
continuase esta costumbre sin saberlo Nuestro Padre, acabaron algunos
por creer que era orden del Padre que no fuera ninguno al colegio sin
haber hecho primero estos votos. Cuando se enteró de ello Nuestro Pa-
dre y comprendió el mal que de aquí se seguía, ordenó lo que digo.
1
SUPLEMENTO I
En la su divina bondad considerando (salvo meliori iudicio) la in-
gratitud ser cosa de las más dignas de ser abominada delante de nuestro
criador y señor, y delante de las criaturas capaces de la su divina y eter-
na gloria, entre todos los males y pecados imaginables, por ser ella des-
conocimiento de los bienes, gracias y dones recibidos, causa, principio y
orig[en] de todos los pecados y de todos los males; y por el contrario, el
conocimiento y gratitud de los bienes y dones recibidos quánto sea ama-
do y estimado, así en el cielo como en la tierra: pensé traeros a la me-
moria cómo, después que entramos en Roma, en muchas cosas entera-
mente y continuamente hemos sido favorecidos del papa, recibiendo
especiales gracias de Su Santidad; así mismo, cómo a toda la Compañía
nos consta y a vos entre todos más manifiestamente, por hallaros presen-
te, quánto todos somos obligados al rey, vuestro señor y nuestro en el
Señor nuestro.
Primero: por las muchas gracias espirituales que Dios nuestro
criador y señor le ha querido comunicar, queriéndole en todo alzar en su
mayor servicio y alabanza por la su acostumbrada gracia, mirándole con
infinito amor como criador a su creatura, pues, que siendo infinito y ha-
ciéndose finito, quis[o] morir por ella.
672
Téngase en cuenta que este párrafo se escribió el 18 de octubre, es decir cinco días
antes de la salida hacia España y Portugal de Goncalves da Cámara y Nadal con otros 18 (cf.
núm. 163). Por entonces fueron enviados de Roma a otras partes muchos jesuítas, hasta el
punto de que diga Polanco que en dos meses salieron de Roma unos 100 (Cf. MI, Epist. X,
166-167). Cf. núm. 247, donde se dice que por entonces había en Roma unos 160 jesuítas.
Esta masiva salida de personas pudo ser la ocasión que propiciara las faltas de silencio, que
tan severamente reprende San Ignacio.
1
Este primer Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 146 del Memo-
rial y reproduce gran parte de una carta de San Ignacio al Padre Simón Rodríguez escrita
desde Roma el día 18-111-1542 (Cf. MI, Epist. 1,192-196). Recordemos el argumento de la
misma: la obligación que tiene la Compañía de contribuir a apaciguar el conflicto entre el
papa Paulo JJJ y el rey Juan III de Portugal, por lo mucho que a ambos debe.
250 RECUERDOS IGNACIANOS
2
La Compañía fue aprobada de viva voz el 3-LX-1539 y confirmada el 27-DC-1540 por
la bula «Regimini militantis Ecclesiae»; pues bien, ya desde el verano de 1539 Juan HI em-
pezó a gestionar, por medio de su embajador, la consecución de algunos jesuitas (Cf. MI,
Epist. I, 737-739), de modo que ya en marzo de 1540 llegó a Portugal el Padre Simón
Rodríguez, y luego San Francisco Javier (Cf. FN I, 228 ss.).
3
Se alude al grave conflicto surgido entre Paulo III y Juan UI por la huida de Portugal
del obispo de Viseu, Miguel da Silva, y su promoción al cardenalato. Cf. nota 277 al Me-
morial.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 251
4
Así, hablando largo sobre esto mismo con el cardenal de Burgos ,
como en todas nuestras cosas nos sea muy especial señor y abogado en
el Señor nuestro, me dijo, en confirmación de lo que yo sentía, unas pa-
labras, las cuales no poca consolación espiritual causaron en mi ánima,
es a saber: «Un tal me ha hablado, diciendo: "Dícese o parece que el rey
de Portugal sale de la obediencia del papa"». El buen cardenal responde
con mucho ánimo, sin poderlo sufrir: «¿Quién dice eso? Aunque el papa
pisase con sus pies al rey de Portugal, no haría eso. ¿Pensáis vos que la
5
gente de allá es como la de acá, o aquel rey como el de Inglaterra , que ya
estaba medio fuera antes que se declarase? No penséis eso de príncipe tan
cristiano y de tan buena conciencia».
Aunque yo quisiera escribir una carta al rey, me detuve; parte por
ver a mí mismo cuan poco y cuan indigno me hallo para ello, parte en
veros allá presente, me parece que soy excusado; pues de vos es hacer
entera reverencia y hablar por todos nosotros, como por vos mismo. To-
men, si otra cosa vos pareciere, yo no querría ni deseo faltar, ni en la cosa
6
más pequeña, en el Señor nuestro .
[Después que por mandado del papa salieron maestro Fabro de Es-
7
paña, maestro Bobadilla de la legación del cardenal de Inglaterra y
8
maestro Jayo del obispado del cardenal Carpi para Alemania, de los dos
últimos tenemos letras, hechas a los quince de febrero, cómo había seis
días que llegaron buenos [a] Espira, y cómo empezaban [a] aparejarse
para entrar en el desierto. De maestro Fabro no tenemos letras, cómo sea
9
llegado a Alemania. De los nuncios de Hibernia , aunque entraron en la
mar, no tenemos nuevas que sean pasados o llegados allá.
Y porque por otras os he escrito largo de la Compañía dispersa, del
fruto espiritual que el Señor nuestro se digna hacer por ellos, no me res-
ta que decir. Quien sea siempre, por la su infinita y suma bondad, en
nuestra continua custodia, favor y ayuda.
De Roma, a los 18 de marzo de 1542.
Hoy son ocho días que el embajador del rey se partió para Portugal.
Vuestro en el Señor nuestro
YÑIGO]
4
Juan Alvarez de Toledo, OP., obispo de Burgos, fue creado cardenal el 20-XU-1538.
Como es sabido, fue uno de los tres censores pontificios para los Ejercicios, nombrado ex-
presamente en el Breve apostólico «Pastoralis officii cura», en que se aprueba el áureo li-
brito ignaciano. Murió en Roma el día 15-LX-1557.
5
Enrique VUI.
6
El conflicto se solucionó en 1545 con la concesión del obispado de Viseu al cardenal
Alejandro Farnesio.
7
Reginaldo Pole (1500-1558), arzobispo de Canterbury, creado cardenal el 22-XII-
1536. Entre las numerosas legaciones que desempeñó por orden de Paulo UI, una de ellas es
la relativa al patrimonio de Viterbo, a la que alude el presente pasaje. Cf. Modesto Salcedo,
o. c, 50-51.
8
Rodolfo Pío di Carpi. Cf. nota 44 al Memorial.
9
Los Padres Salmerón y Broet. Esta misión pontificia a Irlanda concluyó con escaso
éxito. Regresaron a Roma en el verano de 1542.
252 RECUERDOS IGNACIANOS
1
SUPLEMENTO II
La cosa es que, supuesto, como creo que vuestra merced antes de
su partida de acá entendió, que el rey de Romanos envió a su confesor el
2
obispo labacense , para que diese una carta suya al Padre Claudio Jayo
de nuestra Compañía, que en el concilio de Trento residía, el Padre se
juntó con el obispo en Venecia porque partiesen el camino, adonde se
vieron y hablaron en uno por dos o tres días; y abriendo maestro Clau-
dio la carta del rey, vio que no contenía otro más que pedirle con mucha
caridad e intención llena de amor quisiese aceptar el obispado de Trieste
3
que había vacado , y es en los confines de Venecia y Esclavonia, tierra
de muchas ánimas y de dos mil ducados de renta; empero el Padre, aun-
que el confesor del rey hacía cuanto podía por moverle a aceptar la tal
dignidad, persuadiéndose que era más servicio del Señor no recibirla, se
4
deliberó en hacerlo así, y escribiendo al rey , se excusó lo mejor que
pudo.
Pasados tres meses después de esto, entendiendo nos acá un día de
micer Bernardino Mafeo, secretario de Su Santidad, cómo de nuevo que-
rrían otra vez hacer obispo al dicho Padre, al otro día de mañana se fue
luego el Padre micer Ignacio a palacio y, hablando con el secretario, él
leyó una carta que el rey de Romanos escribía con gran eficacia al papa,
tocando en ella tres puntos principales: el primero era que, vacando la
sede de Trieste, él había hecho elección de maestro Claudio Jayo, porque,
siendo tan necesario un perfecto pastor a aquella tierra, que tan llena es-
taba de errores y vicios, no veía quién mejor lo fuese que él, en el cual
conocía mucha bondad y doctrina, por haberle conversado y oído muchos
sermones en Alemania, etc., alabándole muy intensamente. Lo segundo
era cómo, escribiendo él por su confesor al dicho Padre porque aceptase
el obispado, se había de ello excusado por humildad. El tercero que por
tanto Su Santidad le debía mandar en virtud de obediencia, pues la cosa
era tan justa y necesaria, que tomase el obispado, por el mucho fruto es-
piritual que se seguiría con su persona, siendo tan señalada en vida y
doctrina. Y amplificaba tanto estos tres puntos, que parecía la carta una
de las grandes suplicaciones que se suelen dar en signatura [apostólica].
Viendo esto el Padre Ignacio, se fue de aquí a casa de don Diego
Lasso, embajador del rey de los Romanos, el cual le mostró una carta del
rey su señor, y parte de ella escrita de su propia mano, en la cual con
suma instancia le encargaba que, trabajando con toda solicitud y diligen-
1
Este segundo Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 147 del Me-
morial y reproduce una parte de la carta de Bartolomé Ferráo, secretario entonces de San
Ignacio (cf. nota 233 al Memorial), a Miguel de Torres, escrita el 2-111-1547 (MI, Epist. I,
460-467). En ella narra Ferráo todas las acciones de San Ignacio para impedir que Claudio
Jayo (Jay) accediera al obispado de Trieste, como quería el rey de Romanos, Fernando I,
hermano de Carlos V.
2
Urbano Textor (Weber), obispo de Liubliana (Laybach), en Eslovenia, de 1543 a 1558.
3
Por muerte de Pedro Bonhom, acaecida el 4-VTI-1546.
4
Por carta del 25-LX-1546 (laii Espist., 318-319).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 253
SUPLEMENTO UT
Breve respuesta a las cosas que se contienen en el decreto de la
venerable facultad de Teología de París contra el Instituto de nuestra
Compañía, en la que se responde, siguiendo su orden, a cada uno de los
artículos de dicho decreto.
16
Rodolfo Pío di Carpi. Cf. nota 44 al Memorial.
17
Esta carta de San Ignacio al rey Fernando I, de diciembre de 1546, en MI, Epist. I,
450-453.
18
Estaban entonces en Trento los Padres Laínez, Salmerón y Jayo.
1
Este tercer Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 149 del Memorial.
En realidad el manuscrito no reproduce más que unas cuantas líneas en latín, que traducimos,
y que son el comienzo de la Respuesta al decreto de la facultad de teología de la Sorbona
contra el Instituto de la Compañía de Jesús (Cf. dicho núm. 149 del Memorial). El texto de
esta Respuesta se halla íntegramente publicado en Cartas de San Ignacio de Loyola, V, 494-
512 (Cf. nota 285 al Memorial).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 257
2
Los Clérigos Apostólicos de San Jerónimo, fundados en Siena en 1360 por Juan
Colombini, fueron llamados jesuatos por el hecho de que el fundador y sus discípulos em-
pezaban y concluían sus sermones con la frase «¡Viva Jesús, alabado sea Jesús!». Fueron
disueltos en 1668 por el papa Clemente LX. Cf. nota 485 al Memorial.
3
La Orden de Cristo, fundada en 1318 en Portugal por el rey Dionisio I (1279-1325) y
confirmada al año siguiente por una Bula de Juan XXII. Como las demás órdenes militares,
adoptaron la regla cisterciense. El punto de máxima expansión de la Orden de Cristo coin-
cide con la vida de San Ignacio.
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA
II. Bibliografía
No es mi intención sobrecargar más este volumen con abundante
bibliografía; y ello por dos razones: primero, porque apenas la hay espe
cífica sobre el Memorial, sino que las referencias a él (numerosas, por
otra parte) se engloban en los más variados estudios sobre puntos de la
espiritualidad o la actividad de San Ignacio; y segundo, porque al ser el
Memorial una obra de carácter misceláneo, y tocar por consiguiente infi
nidad de temas, referirnos a todos ellos equivaldría prácticamente a
abarcar gran parte de la bibliografía ignaciana. De ahí que, más que Bi
bliografía, lo que deseo es dar una breve orientación bibliográfica.
1. Ediciones originales:
Memoriale P. Ludovici Gonsalvii de Cámara: Monumenta Ignatiana.
Series quarta. Scripta de Sancto Ignatio de Loyola, I (Matriti 1904),
153-336. (Sin Introducción. Edición imperfecta).
Memoriale seu Diarium Patris Ludovici González de Cámara: Fontes
Narrativi de S. Ignatio de Loyola, I (Romae 1943), 508-752 (Ex
celente Introducción y Edición).
2. Ediciones en lenguas vulgares:
Goncalves da Cámara: Memorial 1555. Traduit et presenté par Roger
Tandonnet, S.J. (París 1966). (Con excelente y amplia Introduc
ción).
Goncalves da Cámara: Memoriale. Erinnerungen an unseren Vater Ig-
natius. Übersetzt von Peter Knauer, S.J. (Frankfurt am Maim
1988). (Cortísima Introducción y Traducción muy literal).
Goncalves da Cámara: Memories of Loyola, man for all seasons. (Ex-
cerpts from the Memorial). Ed. por Aloysius Owen, S.J. (Jersey
City 1978).
González de la Cámara: Memorial de algunos dichos y hechos de San
Ignacio de Loyola. Ed. por Agustín Macía, S.J. (Madrid 1921).
(Con breve Introducción).
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA 261
3. Estudios:
Grand-Mesnil, Marie-Noélle: Sur un portrait de saint Ignace. Le Memo-
rial de Goncalves da Cámara: CHRISTUS 15 (1968) 558-567
(Con ocasión de la publicación de Tandonnet).
Granero, Jesús M.: El «Memorial» de Cámara: MANRESA 39 (Madrid
1967) 75-78. (Con ocasión de la publicación de Tandonnet).
Granero, Jesús M.: El Memorial del P. Luis G. de Cámara: en «Espiri-
tualidad Ignaciana» (Madrid 1987) 337-373. (Resalta 12 temas del
Memorial).
B) BIOGRAFÍAS IGNACIANAS.
Desde la primera de Ribadeneira (latina y castellana), que usó am-
pliamente el Memorial (al menos el original castellano), hasta las mo-
dernas de Dalmases, García-Villoslada o Tellechea Idígoras, todas beben
ampliamente en la obra de Goncalves da Cámara, sobre todo para la
época romana de la vida del santo.
C) HISTORIAS DE LA COMPAÑÍA:
Será útil consultar, tanto las antiguas, como las más modernas, que
tratan bastantes puntos de los contenidos en el Memorial. Entre las anti-
guas, resalto en primer lugar la de Nicolás Orlandini (Amberes 1620) y
el De rebus Societatis lesu Commentarius de Oliverio Manareo (Floren-
cia 1886). Entre las modernas, las de Antonio Astráin, Bernhard Duhr,
Francisco Rodrigues y Pietro Tacchi Venturi, para los asuntos de España,
Alemania, Portugal e Italia, respectivamente, que son los más frecuentes
en el Memorial.
D) BIBLIOGRAFÍAS:
Para puntos más concretos, remito a las amplias secciones biblio-
gráficas del Archivum Historicum Societatis lesu o a los libros siguien-
tes:
Gilmont, J.-F. - Daman P.: Biblographie ignatienne (1894-1957) (Paris-
Louvain 1958).
Gilmont, J.-F.: Les écrits spirituels des premiers jésuites. Inventaire
commenté (Roma 1961).
Iparraguirre, Ignacio: Orientaciones Bibliográficas sobre San Ignacio de
2
Loyola (Roma 1965 ).
Polgár, László: Bibliographie sur l'histoire de la Compagnie de Jésus
(1901-1980). I, Toute la Compagnie (Roma 1981).
Ruiz Jurado, Manuel: Orientaciones Bibliográficas sobre San Ignacio de
Loyola. Volumen II (1965-1976) (Roma 1977).
ÍNDICES
I. PERSONAS
II. L U G A R E S
III. MATERIAS
Abad 121, 274-275, 280, 286, 290, 236, 237b, 281b, 285, 332,
302,305 348, 402
Abadía 93, 121 Analfabeto 62, 341
Abnegación: ver Mortificación Animales: Caballo 52. Ver 341;
Abstinencia 140, 212, 267, 305- Muía 53-54, 406; Pulga 87;
306, 357 Gallina 93; Gato 101; Aves
Aceite 63, 83, 106, 296 de pluma 186; Cabrito 186;
Administrador 193, 248, 253 Carnero 186; Novilla 186;
Admisión en SJ. 51, 62, 121-122, Pollo 186-187; Cazón 188;
157-158, 2 3 3 , 245, 265, Lamprea 193; Sardina 193;
273; ver Readmisión Pavo 206; Ciervo 246; Ra-
Admonitor 125, 134, 159; ver Co- posa 358; Víbora 391
rrector Antiguos en SJ. 20, 22, 40, 46-47,
Afabilidad 88-89, 104 93, 100, 191, 256b, 259,
Aislamiento 29, 75, 84-85, 197, 271, 305, 330, 333, 370
305, 311; ver Reclusión Aptitud 62, 112, 117, 120, 128,
Ajenos a la casa 16, 40, 92, 158, 158, 199, 2 3 3 , 264-265,
174 (15),185, 190, 202, 204, 285, 330,411
2 1 1 , 222, 248-249, 259, Ardor y moderación 152
261,266, 303,310 Arrepentidas 20
Alabanza divina 207 Asistente (en SJ.) 49, 125
Alegría 25, 60, 87-88, 109, 119, Asunto de París 130-133, 139,
158, 170, 180, 182, 189, 145-146, 149,152, 225, Sp
193, 296, 346b III; ver Decreto
Alemanes: ver Colegio germánico Autentificación 168, 170
Alma 25, 50, 70, 89, 96,110-111, Autobiografía de S.Ignacio 110-
113, 150, 152, 178, 180- 111, 137,200, 375
181, 199, 207, 226, 270, Autoridad 153, 199, 250, 382
309, 328, 342, Sp I Avaricia 193, 399
Almas 60, 73, 137, 239, 276, 368, Ave María 174, 179
382, Sp I, II Ayuda a los prójimos 158, 368,
Amigos de la S J . 51, 57, 61, 93- 382
94, 185, 197, 204,211,232, Ayuno 36, 54, 95, 109, 210, 212,
261, 339, 387, Sp I 252, 305, 307, 327, 347
Amonestación 181, 199
Amor 86-87, 89, 104-106, 109, Bandolero 165, 197
113, 128, 150, 160, 205, Baño 296, 338
ÍNDICES 271
Pasión 26-27, 195, 207, 306, 358, Portero 142, 224, 278-279
385 Pozo 174 (14)
Patriarca 52, 118-120, 122, 159, Precipitación 245b, 288-289, 291,
168, 170; ver Dignidades, 294
Obispo Predestinación 322
Paz 121, 146, 149, 157, 180, 261- Predicación 13-15, 51, 73, 95, 98,
261b, 394,402, Sp I 103, 176, 193, 218, 259,
Pecado 78-79, 95, 115, 116 (3,6), 262, 275-276, 295, 303, Sp
166, 277, 305, 350, 396- II
397, Sp I Préstamo 246
Pedagogía 101 ss.; ver Habilidad Príncipe 131-132, 230-231, 308,
Penitencia 37,50,52,54-55,58-59, SpI
82, 95, 106, 109, 113, 114, Probación: primera 29, 47, 75, 84-
136,140-141,160,174,185, 85, 144, 161,208,245,290;
189,211-212,216-218,221, segunda (noviciado) 255,
241-242, 248, 250-251, 256, 256b-260; ver Novicio; ter
261,265-267,285,291,295, cera 73; diversas 253, 256,
315,328,337,351,361,363, 310
385,391,398,400,413 Procurador: ver Administrador
Pensionistas: ver Convictores Profecía 310
Peregrinación 126, 137, 197, 296, Profesión de los primeros jesuítas
336-339; como penitencia 209-210
58, 61, 95, 384, 398 Profeso 35, 159, 283, 297, Sp II
Perfección 1, 9 1 , 106, 112, 115, Protector: de una obra 20; de la
155, 158, 197, 295, 311, S.J. 20, 232, 281-282, Sp II;
350, 370 de un Reino 228
Permiso 109, 116 (10), 130, 174 Provincial 9, 270-272
(1,2,3,5,15), 202-203, 206, Prudencia 110, 137, 158, 187, 192,
211, 221, 245b, 246, 252, 199, 221, 234, 245b
263, 272, 285, 296, 338, Pruebas de Loarte 294-296
371,400 Pureza: ver Castidad
Persecución y oposición 131-132,
205-206, 2 2 5 , 240, 266, Razón 99, 162, 236b, 245b, 276,
287, 314, 321-322, 380-381; 281b, 283, 285, 288, 300,
ver Asunto de París 385
Perseverancia: ver Constancia Readmisión 90, 383, 402
Pescado 188, 193, 212 Reclusión 62, 410
Platos a vender para los enfermos Recogimiento 120, 128, 176, 183-
31-32 184, 302
Pleito 205-206 Rector 8, 125, 174 (1,10), 216,
Pobreza 90, 116 (11), 134-135, 251,271,310
137-138, 172, 192, 232, Recurso a Dios 162-163, 234, 258,
246-247,253, 319-320, 356, 282b, 364
395, 399, 406-408, Sp II Rechazo de peticiones 41-42, 236-
Portería 66, 161, 176, 179, 224, 236b, 275-276, 281-281b
293, Redención de cautivos 120
278 RECUERDOS IGNACIANOS
Refectorio 15, 23, 50, 95, 140, Rigor 46-59, 86, 93, 102, 104-106,
193, 205-206, 217-218, 279, 181, 246b, 250-251, 295,
304; ver Tinelo 305, 361-362, 400
Reflexión 201, 227, 288-289 Risa 24-26, 251,349
Reforma de la Iglesia 94-95, 296, Rito: ver Ceremonia, Costumbre
330, 333, 343, 346b, 365
Regalo 75, 246, 258 Sacerdote 50, 83, 115, 122, 129,
Reglas: de la modestia 21-23; del 141-142, 194, 197, 220,
ministro 37, 218, 241; de la 224, 233, 235, 243, 277,
obediencia 116; de la finca 295, 310, 316, 386
174; de las estaciones 216; Sacristán 278, 328
245b; de los Ejercicios 226; Salteador: ver Bandolero
de los paseos 245b; de co- Salud 30-31, 35, 39, 57, 84, 88,
mer en el Colegio 246; del 107, 131, 135, 145, 178,
idioma italiano 2 5 1 , 347, 189, 212, 252, 296, 336,
363; de confesión de enfer- 338; ver Enfermedad
mos 278, 293; de la huerta Santidad de S. Ignacio 3, 8, 150,
303; de los Hermanos Coad- 162
jutores 341, 389; de los ale- Secretario: de Goncalves da Cá-
manes 347; de la mirada 361 mara 39, 69, 157, 256b; de
Reglas generales a evitar 45, 271- S.Ignacio73, 116, 126, 147;
272, 357 de la Congregación General
Religiosos: franciscanos 51, 197, 274
253, 317; agustinos 198; Secreto 240, 360, 396-397, 403,
teatinos 206, 291; domini- 405
cos 287; jesuatos Sp III; Sede Apostólica 322, Sp I, II
Orden de Cristo Sp III Sede vacante 318
Remitirse a 237, 269, 272, 281b, Seducción persuasiva 27-28
282b, 317, 357, 380, 386 Semana Santa 329
Renta 9 3 , 137, 2 1 3 , 230, 232, Sencillez 158, 162, 218, 221, 266,
256b, 280 327, 349, 378
Reprensión 95, 102, 104, 106, 109, Sentencia 266, 283, 297, 309-310,
140-141, 196, 199, 204, 317
211-212,217, 235,242-243, Señoría 73
248, 250-251, 256b, 279, Severidad: ver Rigor
288, 291, 294-295, 327-328, Signatura Apostólica Sp II
337, 362, 373,377-378, 391 Silencio 413
Reputación de los inferiores 249, Simplicidad: ver Sencillez
358-359, 405; ver Benevo- Síndico: ver Admonitor, Corrector
lencia, Defectos ajenos Solana 205, 247
Reserva de S. Ignacio 89 Sonrisa: ver Risa
Resignación 115, 332; ver Indife- Sospecha 58, 299, 351,403
rencia Suavidad: ver Dulzura
Responsable 174 (10,11,12,16) Subdito 102-103, 114-115, 171,
Reverencia a los superiores 251, 180, 251, 269-270, 377. Ver
377 116
ÍNDICES 279
colección
MANRESA