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RECUERDOS

IGNACIANOS
Memorial de
Luis Goncalves da Cámara
Versión y comentarios de
Benigno Hernández Montes, SJ.

MENSAJERO • SAL TERRAE


Versión y comentarios de
Benigno Hernández Montes, S.I.

RECUERDOS IGNACIANOS
Memorial de
Luis Gongalves da Cámara

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ÍNDICE GENERAL

PRESENTACIÓN 9
1. Situación 10
2. Primera parte del Memorial: texto castellano 11
3. Segunda parte del Memorial: texto portugués 15
4. Valoración de conjunto 21
5. El retrato ignaciano 26
6. La presente edición 34
TEXTO DEL 'MEMORIAL' 39
SUPLEMENTOS 249
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA 259
ÍNDICES 263
I. Personas 263
II. Lugares 268
m. Materias 270
«Nuestro Padre... siempre se inclina más al amor;
más aún, hasta el punto de que todo parece amor; y
de este modo es tan querido por todos, que no se co-
noce a ninguno en la Compañía que no le tenga gran-
dísimo amor y que no piense que el Padre le ama
mucho»
{Memorial, núm. 86)
PRESENTACIÓN

La historiografía ignaciana tiene contraída una gran deuda con el


jesuíta portugués Luis Goncalves da Cámara. A su pluma debemos ante
todo la llamada Autobiografía de San Ignacio, el documento biográfico-
espiritual más importante y más ampliamente difundido sobre el santo
1
fundador de la Compañía de Jesús . A su pluma debemos igualmente el
texto que aquí presentamos, el llamado Memorial, que si no tiene la im-
portancia ni ha alcanzado la difusión de la Autobiografía, resulta tam-
bién imprescindible para un adecuado y completo conocimiento de la
personalidad espiritual y humana de Ignacio de Loyola.
El Padre Gon^alves da Cámara redactó también uno o varios escri-
tos más sobre San Ignacio, de contenido similar al Memorial, que no han
llegado hasta nosotros, aunque todavía se conservaban a principios del
2
siglo XVIII .
Y finalmente, aparte de estas obras salidas directamente de su plu-
ma, debemos relacionar a Goncalves da Cámara con dos famosísimos
textos ignacianos: la llamada Carta sobre la perfección de 7-V-1547 a la
comunidad de Coimbra y la Carta sobre la obediencia de 26-111-1553 a la
provincia de Portugal. Cuando San Ignacio escribió la primera de ellas,
el rector de la comunidad destinataria, la conimbricense, era precisamen-
te Goncalves da Cámara; al ver éste el gran fervor espiritual que la lec-
tura del texto ignaciano provocó en sus subditos, mandó que fueran to-
3
dos a la capilla a orar «por el Padre Maestro Ignacio y por la Compañía» .
En cuanto a la famosísima Carta sobre la obediencia, todo apunta a que
San Ignacio recibió el último impulso para escribirla de la petición que
en tal sentido le hiciera el jesuíta portugués desde Lisboa en carta del
6-1-1553, después de darle cuenta de la situación de la provincia jesuíti-
4
ca portuguesa .
Por todo ello debemos un cálido agradecimiento a este hombre, que
nos ha transmitido, por medio de su pluma y su capacidad de persuasión
sobre San Ignacio, tanto su intimidad espiritual como las más significati-
vas peripecias de su agitada biografía.
' Publicado en el núm. 2 de esta colección: El Peregrino. Autobiografía de San Ignacio
de Loyola. Introducción, notas y comentario por Josep M.* Rambla Blanch, S.I.
2
Los manejó en 1719 el Padre Antonio Franco para componer el capítulo 5.° de su obra
«Imagem da virtude em o noviciado da Companhia de Jesús no Real collegio de Jesús de
Coimbra em Portugal», donde transcribe y extracta diversos pasajes. Cf. FN1,515-518.
3
Quadrim. 1,67.
4
Cf. Mixtae III, 41. Así interpretan también este pasaje Francisco Rodrigues, S.J.,
Historia da Companhia de Jesús na Assisténcia de Portugal, T. I, vol. II, 228; Ignacio Ipa-
rraguirre, Obras completas de San Ignacio de Loyola. Edición manual (Madrid 1963), 807
(donde hay que corregir la fecha de la carta de Goncalves da Cámara).
10 RECUERDOS IGNACIANOS

/. Situación
Nos encontramos en el año 1555, en la casa profesa de Roma de la
joven Compañía de Jesús. Allí, en un edificio cercano a Santa María della
Strada, vive San Ignacio de Loyola, superior de aquella comunidad local
y simultáneamente superior general de la nueva orden religiosa. El santo
fundador camina ya hacia el ocaso de su vida; morirá al año siguiente; a
pesar de sus achaques cada vez más preocupantes, aunque el año 55 fue
relativamente bonancible, sigue conservando toda su energía interior y su
increíble capacidad de acción.
Desde aquel humilde puesto de mando conjuga la preocupación por
los cercanos y reducidos problemas caseros con la dirección de las am-
biciosas empresas universales que, a mayor gloria de Dios, emprenden
sus hijos, establecidos ya en buena parte de Europa (Italia, España, Por-
tugal, Francia, Alemania, Países Bajos, Austria, Checoslovaquia), en Asia
(India y Japón), en América (Brasil) y trabajando, aunque sin estableci-
mientos fijos, en algunas partes de África.
La comunidad religiosa de aquella casa es singular, cosmopolita;
allí residen con Ignacio sus más íntimos colaboradores y consejeros: Je-
rónimo Nadal, vicario general; Juan Alfonso de Polanco, secretario; sus
consultores, que, según nos dice Gon9alves da Cámara en el Memorial,
eran entonces «los Padres Laínez, Salmerón y Bobadilla, cuando estaban
en Roma; Nadal, Polanco, Madrid y yo, que residíamos en la casa; Ola-
ve y Frusio, que muchas veces venían de los colegios [romano y germá-
nico] a casa, y Ribadeneira, a quien nuestro Padre mandaba a llamar al-
gunas veces al colegio donde estaba» (Memorial, núm. 185); allí reside
un escogido grupo de operarios apostólicos que ejercen sus ministerios
sacerdotales en la iglesia de la Compañía y en otras partes de Roma y de
fuera de Roma, de donde son frecuentemente requeridos; allí un grupo
de Hermanos coadjutores, ocupados en los menesteres de la casa; allí fi-
nalmente los novicios llegados de diversas naciones, dedicados a la for-
mación de su espíritu y a la práctica de diversas pruebas, bajo la dirección
de su maestro, el Padre Comelio Wischaven. Pero aparte de estos miem-
bros residentes -quizá unos sesenta o setenta-, aquella casa ve continua-
mente desfilar jesuítas de todas las partes de la Compañía, que llegan con
cierta frecuencia a Roma para tratar con el superior general los asuntos
de sus respectivas provincias o casas.
Allí llega también el 23-V-1553 «a dar cuenta al Padre Ignacio de
las cosas de esta provincia [de Portugal]» (Memorial, núm. 7) Luis
Goncalves da Cámara; cumplida su misión primera, San Ignacio le retie-
5
ne en Roma y, en setiembre de 1554, le nombra ministro de la casa y,
según queda dicho antes, consultor.
Estos cargos colocan a Goncalves da Cámara en una situación pri-
vilegiada con relación a Ignacio, con el que ha de relacionarse continua-
mente para multitud de asuntos domésticos o de otro orden. El santo
5
Sobre el ministro, cí. nota 18 al Memorial.
PRESENTACIÓN 11

fundador departe con él frecuentemente, casi a diario; él por su parte, le


observa, recoge sus palabras, sus gestos, sus consejos, sus órdenes, e in-
cluso sus reprimendas... Algo que había deseado ardientemente desde
hacía años: «Desde que entré en la Compañía, por Pascua del 1545,
- d i c e - siempre tuve gran deseo de ver y tratar a nuestro Padre Ignacio
de Loyola, a quien Nuestro Señor nos dio como ejemplo y cabeza de este
cuerpo místico, del que todos los hijos de la Compañía somos miembros»
(Memorial, núm. 3). Dos veces se había dirigido a él desde Portugal para
pedirle le llamase a Roma, y así poder estar a su lado. Hubo de esperar
para poder cumplir sus deseos, pero finalmente éstos se hicieron realidad
(Cf. Memorial, núm. 7).
2. Primera parte del Memorial: texto castellano
Goncalves da Cámara llevaba cuatro meses desempeñando el cargo
de ministro de la casa, cuando, a finales de enero de 1555, se decidió a
ir apuntando en un cuaderno todo aquello que le parecía digno de ser re-
cordado del «Padre Ignacio». Decisión personal, pero que hubo de ser
consultada con el propio interesado. De otro modo difícilmente se com-
prendería lo que nos cuenta del modo de tomar los apuntes: «anotaba en
un cuaderno que, junto con un tintero pequeño, traía conmigo... Y el Pa-
dre me veía escribir delante de él, dejando de hablar en cuanto yo me
ponía a escribir» (Memorial, núm. 12). Así empezó la redacción de la
parte castellana del Memorial: era el 26-1-1555.
La situación nos recuerda un poco al pintor que traza sobre el lien-
zo los rasgos de un retrato, mientras el modelo posa pacientemente ante
la atenta mirada del artista. Esta condescendencia de Ignacio quizá haya
de enmarcarse en la misma dinámica que le impulsó a narrar al portugués
su propia vida, con cuyo relato redactó éste la Autobiografía ignaciana.
Según Goncalves da Cámara, el mejor argumento para arrancarle aquellas
íntimas confidencias fue que «en ninguna cosa podía el Padre hacer más
bien a la Compañía... y que esto era fundar verdaderamente la Compa-
6
ñía» . Las mismas motivaciones debieron de entrar en juego en nuestro
7
caso, para dejar al ministro tomar las notas en su propia presencia .
Precisamente cuando, en enero de 1555, Goncalves da Cámara
empezó a tomar aquellos apuntes sobre lo que oía decir o veía hacer a
San Ignacio, hacía algunos meses que éste había dejado de narrarle su
vida; retomaría el relato nuevamente el día 9-III-1555, de modo que a

6
El Peregrino, pág. 146, núm. 4. La estrecha relación existente en los planes de Dios
entre la vida de un fundador y la de la orden religiosa por él fundada la desarrolla Goncalves
da Cámara de una manera profunda en el Prólogo del Memorial, quizá influido por Nadal,
que había insistido en ello infinidad de veces (Cf. P. Meronymi Nadal Commentarii de
Instituto Societatis lesu. Ed. Michael Nicolau, Romae 1962, págs. 39, 262, 263, 286-289,
531,657,780).
7
En realidad tanto la Autobiografía como el Memoria! tienen un mismo objeto y un
mismo fin, conocer en profundidad a San Ignacio; y lo hacen de una manera complemen-
taria.
12 RECUERDOS IGNACIANOS

partir de esa fecha iría el portugués simultaneando la composición de la


Autobiografía con la del Memorial. A este respecto quizá no se ha resal-
tado lo suficiente que es precisamente en los meses de setiembre y octu-
bre de 1555 cuando, por una parte, intensifica Ignacio el relato de su vida,
y, por otra, interrumpe casi totalmente el portugués la composición del
8
Memorial .
Hay una notable diferencia entre el método de composición de uno
y otro escrito. En la Autobiografía Goncalves da Cámara se retiraba con
el santo a un sitio aparte (al parecer casi siempre a la llamada Torre
9
Roja ) donde éste, paseando, le contaba su vida; cuando el santo inte-
rrumpía el relato, iba él inmediatamente a su habitación y allí anotaba
brevemente lo que había oído, para dictarlo después más ampliamente a
su secretario, procurando ajustarse lo más posible a las mismas palabras
del Padre. En el Memorial, como hemos visto, el portugués anotaba lo
que oía o veía, en la presencia misma del santo, en medio de las activi-
dades normales del día; después, cuando se presentaba la ocasión, pasaba
a limpio en otro cuaderno lo escrito o lo dictaba a su secretario (Cf. Me-
morial, núms. 12, 265). Pero leyendo el Memorial, se ve que no pocas de
las cosas que en él aparecen no son anotaciones de lo visto u oído en una
fecha determinada, sino otras cosas más o menos relacionadas con ello,
de modo que con frecuencia se trata más bien de un comentario que de
un diario compuesto al hilo de acontecimientos concretos. De ahí que
muchas veces no se aluda a hechos o palabras concretas, sino que se sa-
quen conclusiones generales de lo que en otras ocasiones se ha observa-
do. (Cf. Memorial, núms. 24, 26, 29, 31, 42, 46, 61, 67, etc.).
Por otra parte, Goncalves da Cámara afirma que todo el contenido
del Memorial procede de lo que vio u oyó al Padre (Cf. Memorial, núm.
12), cosa que hay que entender en un sentido amplio, puesto que cual-
quier lector puede comprobar que una serie de datos no proceden de Ig-
nacio, sino de terceras personas (Cf. Memorial, núms. 207, 240, 274, 324,
342, 353, 365, 367, 375, 376, etc.).
Pero, salvo estas acotaciones, podemos decir que nos hallamos ante
unos apuntes tomados día a día al hilo de los acontecimientos concretos;
en resumen ante un diario. Ninguna pretensión de unidad, ninguna es-
tructura de composición, ningún afán literario. La única intención es la
de acumular la mayor cantidad de datos posibles en torno al objeto que
absorbe la atención del memorialista: Ignacio de Loyola.
Los apuntes se fueron sucediendo desde el día 26 de enero de 1555
hasta el día 18 de octubre del mismo año, aunque no de una manera con-
tinua: hay muchos días sin anotación alguna; en los tres últimos meses,
apenas si se consigna algo. De este modo, podemos decir que el Memo-
rial se reduce a poco más de medio año; con todo, en tan escaso tiempo
8
De estos meses tan sólo conserva el Memorial uno o a lo sumo dos números (núm.
413 y quizá núm. 412).
9
Cf. El Peregrino, pág. 147, núms. 4 y 5.
PRESENTACIÓN 13

se logran recoger multitud de datos de sumo interés sobre la vida de San


Ignacio e, indirectamente, sobre la Compañía de Jesús en general. En este
abigarrado bosque de noticias, unas tienen escasa trascendencia, mientras
que otras son temas de gran calado.
Tampoco es exacto lo que Goncalves da Cámara afirma en el título
que pone a su escrito, al decir que se trata de las respuestas que San Ig-
nacio le dio «acerca de las cosas de casa»; es evidente que multitud de
noticias no son en modo alguno de carácter doméstico, sino de otro ca-
rácter. He aquí algunos ejemplos, que nos despliegan el enorme abanico
del contenido del Memorial. En primer lugar, no sólo se abordan asuntos
de la casa profesa, sino también bastantes de los colegios romano y ger-
mánico; en segundo lugar, se salta de Roma al resto de Italia, tocándose
temas de Sicilia, Ñapóles, Tívoli, Venecia, Loreto, etc.. Y finalmente se
sale de Italia, al resto de las provincias de la Compañía; de España, por
ejemplo, se habla repetidamente, y sobre temas muy variados: sobre los
proyectos fundacionales de los colegios de Burgos y Medina del Campo,
sobre las cartas conseguidas por los jesuítas de Felipe II en favor del co-
legio romano, sobre la oposición contra los Ejercicios en el año 1553,
sobre el tiempo de oración empleado por los escolares de la Compañía,
etc.; igualmente de Portugal se aborda el tema de la conveniencia o no
de aceptar el oficio de inquisidores, o de confesores del rey, etc.; de
Francia se toca con cierta amplitud el espinoso problema de la respuesta
al decreto de la facultad de teología de París contra la Compañía; también
se trata de la misión a Etiopía, etc., etc.
Otro de los focos de atención es la vida pasada de San Ignacio; y en
este punto se mencionan diversos aspectos del tiempo de Manresa (su
afición al Gersoncito, sus siete horas de oración, la eximia ilustración del
Cardoner), de Barcelona, de Alcalá, de París, etc. No menos interés se pone
en los principios de la Compañía y en la vida de los primeros compañeros
de San Ignacio: se habla de la vida de los compañeros en París, de su
práctica de los Ejercicios, de la pobreza de Fabro, de las primeras perse-
cuciones, de las dificultades para la consecución de la Bula Regimini mi-
litantis Ecclesiae en 1539-1540. El Instituto de la Compañía y los Ejerci-
cios centran también el interés del memorialista: diversos puntos de las
Constituciones, como el establecimiento de impedimentos de admisión, la
constitución sobre la aceptación de obispados, la introducción de los co-
legios, el hábito religioso, el coro, etc.; diversas directrices sobre el mejor
modo de dar Ejercicios, intentos de composición de un Directorio, etc.
Finalmente podrían mencionarse también diversos temas de orden
general, que ni siquiera afectan a la Compañía, como la reforma de la
Iglesia, las ilusiones de una visionaria, las legaciones pontificias, etc.
En suma, un inmenso arsenal de informaciones del más variado
interés, cuyo lazo de unión no es otro que el afán acumulativo del me-
morialista. Lo que quizá no sabremos nunca es el criterio de selección de
los temas. Probablemente fue la vida misma la que guió la pluma, y no
un criterio preconcebido.
14 RECUERDOS IGNACIANOS

En cuanto al lenguaje, poco hay que decir: es el propio de un dia-


rio sin pretensiones literarias de ningún tipo; y teniendo en cuenta la
procedencia portuguesa del autor más su circunstancia vital al tiempo de
la composición del texto, a saber, la estancia en Italia, es obvio pensar en
una expresión defectuosa, salpicada además alguna que otra vez de pala-
bras o giros portugueses e italianos. Ello, sin embargo, no obstaculiza la
comprensión del contenido, que es lo fundamental, salvo en contadas
ocasiones.
A lo largo del texto hay algunas pequeñas lagunas, la mayoría de las
veces subsanables por el contexto o por informaciones complementarias
obtenidas de otros documentos que abordan los mismos temas. Tal sub-
sanación resulta más problemática cuando estas lagunas aumentan, tanto
cuantitativa como cualitativamente, lo que ocurre a partir del núm. 341.
10
Como se dirá en su lugar , el motivo de esta proliferación de lagunas en la
parte final de la obra hay que buscarlo probablemente en el hecho de que
esta parte se transcribió al único manuscrito que conserva la obra com-
11
pleta después de la muerte de Goncalves da Cámara, o cuando ya estaba
gravemente enfermo, por lo que el copista no logró entender sus notas
manuscritas (de caligrafía ciertamente difícil) o consultarle sobre ellas.
Anotemos finalmente que el texto castellano de Goncalves da Cá-
mara está enriquecido con tres o cuatro anotaciones marginales del Pa-
dre Ribadeneira, que como dice el portugués en el Prólogo (Cf. Memo-
rial, núm. 11), se conservaron por completar la materia de que se habla
y por la gran autoridad de su autor. Hay que anotar además que la adición
del núm. 31 acabó por incorporarse al texto, por la razón que se aduce al
margen de dicho número.
El 18-X-1555, o sea cinco días antes de partir hacia Portugal, inte-
rrumpía Goncalves da Cámara la composición del Memorial. La última
anotación que hace, referida a las faltas de silencio en casa, que tan se-
veramente reprende San Ignacio (Cf. Memorial, núm. 413), parece rela-
cionarse con el nerviosismo ocasionado por los preparativos del viaje de
los muchos jesuítas que por esas fechas abandonan Roma. El 23-X-1555
partía el portugués hacia su tierra, llevándose en su equipaje el precioso
Memorial (Cf. Memorial, núm. 9), que con tanto esmero y cariño había
confeccionado a lo largo de aquel año, pero no sin antes dejar en manos
del Padre Sebastián Romei, rector del colegio romano, una copia (al pa-
12
recer incompleta) del mismo . ¿Cuál sería el destino de aquellos precio-
sos papeles?
10
Cf. nota 566 al Memorial.
" Es éste el Ms. Lus. 109 del ARSI, que ha servido de base para la edición de Fontes
Narrativi (Roma 1943), que es el texto usado para la presente edición.
12
Lo afirma el propio Gon9alves da Cámara en carta al Padre Everardo Mercuriano de
fecha 14-IV-1574: «El último año que estuve en Roma en tiempo del dicho Padre, siendo
allí ministro, empecé a notar las respuestas que él me daba a mis preguntas de las cosas de
casa. El Padre holgaba con ello, y me daba espacio para notarlas en su presencia. Después
las escreví más a la larga en la cámara; y de alguna parte desto, que escreví desta manera,
quedó la copia al Padre Sebastiano Romei» (FNI, 532).
PRESENTACIÓN 15

3. Segunda parte del Memorial: texto portugués


Como veremos enseguida, Goncalves da Cámara completó en Por-
tugal y en portugués lo que había escrito en Roma en castellano el año
1555. Ambas partes conjuntamente es lo que hoy se conoce con el nom-
bre de Memorial del Padre Luis Goncalves da Cámara; sin embargo,
conviene adelantar que, hablando con propiedad, el Memorial propia-
mente dicho son los apuntes tomados en Roma: a ellos exclusivamente
13
fue a los que aplicó su autor tal nombre .
La diferenciación fundamental entre ambas partes la expresa de una
manera precisa el título portugués que se antepone a toda la obra: lo es-
crito en castellano -se dice en este título- es a modo de texto; lo escrito
en portugués es a modo de glosa; el conocido binomio de texto y glosa
del texto.
El método seguido para glosar el texto de 1555 lo explica Goncal-
ves da Cámara al final del Prólogo: se fija solamente en aquellas cosas
que necesitan «ulterior explicación» (Memorial, núm. 10), dejando total-
mente inalterado el texto primitivo. Esas explicaciones complementarias
se van intercalando a lo largo del texto castellano, de modo que el texto
definitivo viene a resultar un curioso trenzado de castellano y portugués.
A veces se trata en efecto de una glosa o aclaración del sentido de lo es-
crito en Roma; pero otras no se trata ya de una glosa propiamente dicha,
sino de una ampliación, o incluso de una digresión. Sintomático es que
las glosas superan mucho en amplitud al texto glosado.
Este es, pues, el trabajo realizado después de abandonar Roma.
¿Cómo se llevó a cabo?
El autor confiesa -sin determinar nada en cuanto al tiempo- que,
regresado a Portugal, trabajó a ratos en poner en orden y pasar a limpio
(ordenar e alimpar) los apuntes traídos de Roma (Cf. Memorial, núm. 9),
pero que, por sus muchas ocupaciones y otros impedimentos, nada pudo
concluir. ¿Se trataba ya en esta etapa de acometer las glosas o de estruc-
turar y disponer mejor los apuntes de Roma? No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que fue en los años 1573-1574, ya próximo
a la muerte, cuando Goncdves da Cámara puso seriamente manos a la
obra de componer la parte portuguesa del Memorial y de engarzarla con
la castellana. En cuanto a ésta, se afirma rotundamente que el texto defi-
nitivo conservó las mismas palabras escritas en Roma (Cf. Memorial,
núm. 10), aunque hay indicios para sospechar que se pudo acometer
también algún retoque.

13
Hoy nos encontramos con dos títulos distintos: uno en portugués, antes del Prólogo,
que no parece proceder de Goncalves da Cámara, a juzgar por su redacción en tercera per-
sona («Algunas cosas que el Padre Luis Goncalves anotó sobre la vida de nuestro Padre
Ignacio»), y otro en castellano, después del Prólogo y al comenzar el texto primitivo, que es
el siguiente: «Memorial de lo que nuestro Padre me responde acerca de las cosas de casa,
comenzado el 26 de enero del año 1555». Véase la coincidencia de formulación con lo
transcrito en la nota anterior de la carta a Mercuriano.
16 RECUERDOS IGNACIANOS

Se hallaba entonces Goncalves da Cámara en el colegio de Evo-


ra, cuyo rector, el Padre Manuel Alvarez, le animó a entregarse al tra-
bajo. Así lo hizo él, dedicando desde entonces un rato cada día a dicha
tarea. A pesar de los ánimos infundidos por el rector, en los primeros
meses de 1574 el Padre Goncalves da Cámara había prácticamente in-
terrumpido el trabajo sobre el Memorial, como él dice, «por mis parti-
14
culares miserias» , expresión referida quizá a los achaques corporales
o también a la falta de constancia; pero lo reanudó después de recibir
una carta del Padre Everardo Mercuriano, general de la Compañía, fe-
chada el día 12-1-1574, por la que le mandaba continuar la tarea y avi-
sarle a qué punto había llegado. Es probable que el mismo Padre Ma-
nuel Alvarez o algún otro superior portugués se dirigiera a Mercuriano
para que éste impusiese su autoridad. En la respuesta de Goncalves da
Cámara al general, fechada el 14-111-1574, le dice que confía poder
acabar lo que trae entre manos para el final de Pentecostés o un poco
más tarde. Por entonces la salud de Goncalves da Cámara era satisfac-
toria, aunque su crónica falta de vista, que no le permitía ya decir misa,
le mermaba mucho su capacidad de trabajo. Pero el optimismo del por-
tugués no se vio correspondido por la realidad, pues para el plazo
anunciado el Memorial no estaba concluido. La enfermedad le obligó a
abandonar Evora en agosto de 1574, y es probable que desde entonces
ya no volviera a poner las manos en aquel trabajo. El 15-111-1575 fa-
llecía en Lisboa. A juzgar por el único manuscrito que conservamos con
las dos partes del Memorial, que parece ser el mismo que desde Portu-
gal se envió al Padre Mercuriano, a la obra le falta la última mano,
como se deduce de las lagunas arriba mencionadas y de la deficiente
expresión de la parte final del manuscrito.
El texto castellano del Memorial tiene su origen, según hemos vis-
to, en la inmediatez de la vivencia junto a Ignacio de Loyola y a los otros
jesuítas de Roma, por lo que no es necesario indagar mucho sobre los
soportes informativos en los que apoya el autor esta parte del texto; pero
no ocurre lo mismo con el texto portugués: la lejanía geográfica del es-
cenario de los acontecimentos (Roma) y la lejanía cronológica de unos
hechos ocurridos casi dos decenios antes (la que va de 1555 a 1573/74),
obligan a preguntarse sobre dichos soportes. Veamos lo que puede decirse
a este respecto.
En primer lugar, hay que referirse a los recuerdos personales del
portugués sobre unas experiencias que, aunque lejanas en el tiempo, han
dejado una indeleble huella en el espíritu; no en vano había ido a Roma,
según hemos visto, con la única ilusión de grabar a sangre y fuego en el
alma todos y cada uno de los detalles de la vida del fundador de la Com-
pañía. Ahora, al rebuscar en los recuerdos de aquellos benditos años cin-
cuenta, la memoria se aviva con facilidad y los recuerdos afloran casi con
la misma espontaneidad de una vivencia reciente. La fuente primigenia
14
FN1,532.
PRESENTACIÓN 17

y fundamental del texto portugués es, por tanto, la misma que la del cas-
tellano: la propia experiencia.
De ahí que la gran mayoría de estas glosas estén sacadas de la no-
ria de los recuerdos de un interviniente en aquello que se narra. Se harían
por ello interminables las citas de números que se refieren a hechos vivi-
dos personalmente por el autor (Cf. Memorial, núms. 14, 16, 19, 22, 23,
30, 35, 37, 39, 44, etc., etc. hasta el final del texto). De modo similar in-
finidad de invocaciones expresas al propio recuerdo (Cf. Memorial, núms.
15, 23, 37, 40, 49, 50, 57, 62, 63, 72, 75, 83, 94, 98, 100, etc., etc. hasta
15
el final del texto) .
Y a este respecto es preciso aludir a la gran escrupulosidad de
Gon?alves da Cámara en deslindar lo que recuerda de un modo preci-
so de aquello que recuerda de manera insegura o, finalmente, de aque-
llo que no recuerda en absoluto. Diríamos en que este punto peca in-
cluso de nimiedad; aunque por ella le tengamos que estar agradecidos,
ya que nos tranquiliza sobre la fiabilidad de su testimonio: al narrar la
historia de una vocación malograda, afirma conocerla por relación de
los Padres Laínez y Madrid, para añadir: «y me parece que también por
relación del Padre Polanco, aunque de este tercero no estoy seguro»
(Memorial, núm. 58); hablando de las tres primeras vocaciones jesuíti-
cas del colegio germánico, el autor del Memorial «cree recordar» que
fueron Pablo Hoffeo, Enrique de Bonn y Hermann (Núm. 85); relatan-
do la conmoción experimentada por San Ignacio al tener noticia de la
elección del Papa Paulo IV, apostilla: «y según después supe (no re-
cuerdo si por él mismo o por Padres antiguos a quienes él lo había
contado), se le estremecieron todos los huesos» (Núm. 93); no se atre-
ve a asegurar que cenara con San Ignacio la misma tarde de su llegada
a Roma, aunque cree que sí lo hizo (Núm. 109); la misma duda le
queda en si una carta que recibió de San Ignacio sobre el asunto de la
misión de Etiopía era autógrafa del santo o de mano de su secretario
(Núm. 118); continuando la historia del comienzo de esta misión, aña-
de en otro punto: «y me parece, aunque no me acuerdo bien, que ...»
(Núm. 119); sobre la indiferencia de Ferráo puede hablar porque «lo
supe de una fuente muy segura; y hasta dudo si no fue de nuestro mis-
mo Padre» (Núm. 126); después de referirse al encuentro de Nadal con

15
El recuerdo a veces es tan vivo, que desciende a particularidades y detalles nimios
sobre lo que cuenta, como puede observar cualquier lector atento del texto. Entre otros as-
pectos me gustaría resaltar cómo en ocasiones no se limita a narrar algún hecho relacionado
con San Ignacio, sino que sitúa el mismo en un determinado lugar; por ejemplo, un hermoso
diálogo con el santo en la finca (Memorial, núm. 87), otra escena en que San Ignacio está
sentado en el poyo de una ventana y su interlocutor en una silla (Núm. 93), otro diálogo
«estando el Padre en el huerto, junto a la casa o aposento que se dice del duque» (Núm. 110;
Cf. 109), en otra ocasión será «caminando con él por el cobertizo que va desde la huerta a la
iglesia» (Núm. 181), mientras que en otra el santo estará postrado en la cama (Núm. 196).
No nos hallamos, pues, ante recuerdos vagos e imprecisos, sino llenos de concreciones de
todo tipo: lugar, tiempo, palabras, nombres propios...
18 RECUERDOS IGNACIANOS

San Ignacio, en que se trató del tema de la oración, dice: «Y no sé si


entonces añadió sobre este mismo tema lo que le oímos decir otras
muchas veces: que de cien personas muy dadas a la oración, noventa
serían ilusas. Y de esto me acuerdo muy claramente, aunque dudo si
decía noventa y nueve» (Núm. 196); al dar cuenta de una singular pe-
nitencia: «el refitolero llevaba el pan, el despensero el pescado, otro las
nueces, el ropero las servilletas, los superiores otros símbolos de ma-
yor penitencia que no recuerdo» (Núm. 217); al referir algunos recuer-
dos del Padre Diego de Eguía concluye: «y dudo si no hizo esto tam-
bién otras veces; de lo que sí me acuerdo muy bien es que mandó y
trajo a muchos a Ejercicios» (Núm. 223); sobre el bonete de San Igna-
cio: «No me acuerdo bien, pero me parece que no solía quitarse el bo-
nete cuando los de casa se descubrían al llegar junto a él» (Núm. 251).
16
Son tan sólo unos cuantos ejemplos, entre otros , con los que queda
sobradamente demostrada la escrupulosidad de Goncalves da Cámara al
valorar sus propios recuerdos.
Por lo demás, no tendrá empacho en reconocer lisa y llanamente
que algunos aspectos se han esfumado completamente de su memoria con
el correr de los años: así un caso referido al Padre Oliverio (Núm. 34),
otro a una expulsión nocturna (Núm. 48), un tercero a la historia de Oc-
tavio Cesare (Núm. 70), un cuarto a la admisión del francés Guillermo
17
(Núm. 77) y otros similares .
Después de su propio recuerdo, otro soporte informativo de lo que
escribe son otros apuntes que, aparte del Memorial, se llevó consigo a
18
Portugal desde Roma; así lo afirma él en carta al Padre Mercuriano .
Pero no a todo llegaban sus propios recursos; por eso decidió pedir
ayuda a terceros; lo afirma Goncalves da Cámara en la citada carta a
Mercuriano: «yo no pensaba acabar esto, sino con ayudas de muchos, que
están en Roma; y así escreví el año pasado al padre Afonseca muchas
19
preguntas que havía de saber de algunos...» . Quería una amplia infor-
mación de cuantos trataron íntimamente a San Ignacio y vivían aún. El
16
Cf. además Memorial, núms. 44, 72,178,199,208, 229, 231,276, 283, 382.
17
Cf. además Memorial, núms. 155, 229, 331, 352, 382. Conviene anotar además que
son escasísimas las veces que el recuerdo confunde a Goncalves da Cámara. Los editores de
Monumenta no han podido cogerle en renuncio más allá de media docena de veces (en co-
sas además totalmente intranscendentes), a pesar de haber contado para su edición con todas
las fuentes archivísticas y todos los estudios de la historiografía ignaciana. También noso-
tros anotaremos esas pequeñas inexactitudes.
18
«Tenía también notado otras muchas cosas, que empecé a poner en orden; mas son
cosas muy menudas...» (FNI, 532). Este texto, que sigue al transcrito en la nota 12 de esta
misma Presentación, pudiera interpretarse como que la parte castellana no estaba íntegra-
mente pasada al segundo cuaderno en octubre de 1555 -y así parecen interpretarlo los edi-
tores de Monumenta (Cf. FN I, 509). Pero se puede también interpretar referido a otros
apuntes aparte del Memorial. A lo largo de las glosas portuguesas pueden, efectivamente,
descubrirse rastros de otros papeles distintos del Memorial: entre otros, apuntes tomados en
las consultas en que Gonsalves da Cámara tomaba parte (Cf., por ejemplo, núms. 70, 283,
396, etc.), y otros apuntes varios (Cf. nota 2).
19
FN I, 532.
PRESENTACIÓN 19

intento le salió fallido. La respuesta del Padre Fonseca con la informa-


20
ción solicitada nunca llegó .
Con todo, el propio Goncalves da Cámara había ido reuniendo in-
formación por otros conductos a lo largo de los años; aprovechando su
ida a Roma en 1558 para la congregación general que siguió a la muerte
de San Ignacio, recogió diversas informaciones de unos y de otros; algo
similar hizo en y desde Portugal. De este modo, pudo ir hilvanando el
texto de las glosas portuguesas, procurando siempre la exactitud y la se-
guridad de las fuentes. Ya hemos visto algún ejemplo en que alude a la
«fuente segura» de lo que comenta (Cf. núm. 126). No es el único. La
conñdencialidad del tema le impide a veces revelar dicha fuente, aunque
deja constancia de su fiabilidad (Cf. núm. 405).
Hasta qué punto se preocupa el autor del Memorial de aquilatar la
fuente de sus informaciones, puede ser un excelente ejemplo el núm. 40:
se trata el tema del vestido de los novicios; a este propósito menciona los
ejemplos de dos soldados españoles, del Padre Frusio, del Padre Araoz,
del capitán del castillo de Ñapóles (Juan de Mendoza), del Padre Blas
Gómez y del Padre Gonzalo Silveira. El caso de los dos soldados espa-
ñoles sucedió en la casa de Roma siendo Goncalves da Cámara ministro;
los dos últimos casos los supo por testimonio de los Padres portugueses
y del propio Silveira; de ahí que no insista más en el tema; pero ¿qué
ocurre con los otros casos, sucedidos en Roma antes o después de su es-
tancia en la ciudad eterna? Debe una explicación a los lectores, y la
ofrece con toda precisión al final del relato: «Lo que arriba dije del Padre
Frusio sucedió mucho antes de que yo fuera a Roma, pero lo supe de
fuente segura. Lo del Padre Araoz lo supe por un compañero suyo... Iñi-
go de Ochandiano... Lo del capitán del castillo de Ñapóles sucedió des-
pués de mi primer regreso de Roma y lo supe por los Padres de allí en
mi segundo viaje, cuando fui a la primera congregación general el año
1558» (Memorial, núm. 40). ¿Se puede expresar mejor la obsesión del
autor del Memorial por la seguridad de la fuente?.
Y junto a la seguridad, la exactitud: «supe que esto sucedió así casi
al pie de la letra», nos dirá en una ocasión (Núm. 108), y en otra que las
cuatro respuestas que siguen son textuales, tal como salieron de la boca
de Ignacio (Núm. 136). En su deseo de exactitud, consigna lo siguiente,
a propósito de una ingeniosa penitencia impuesta por San Ignacio a Sol-
devilla, que debía repetir una frase mientras se disciplinaba: «... repi-
tiendo estas palabras: "No volar sin alas"; o éstas (porque no me acuer-
do bien): "Pido perdón a todos, porque quise volar sin alas"»(Núm. 50).
Aunque Goncalves da Cámara marró en su intento de reunir más
documentación a través del Padre Fonseca, no es poca la que se halla en

20
lbid. A lo largo del Memorial pueden leerse aún diversas anotaciones alusivas a do-
cumentos pedidos a Roma, cuya llegada todavía se esperaba: Cf. núms. 116,146,174,184,
209. El documento del último de los números citados se pedía concretamente al Padre Po-
lanco.
20 RECUERDOS IGNACIANOS

la parte portuguesa del Memorial; empecemos refiriéndonos a los testi-


monios directos de San Ignacio, como los más importantes: el autor del
Memorial se remite a ellos en numerosas ocasiones: «Todo esto lo supe,
porque me lo contó el mismo Padre» (Núm. 20); «nos contaba [San Ig-
nacio] que...» (Núm. 47); «me lo contó nuestro Padre Ignacio» (Núm.
56); «... allí mismo delante del Padre Ignacio...; y diré aquí algo relati-
vo a la obediencia, que oí por primera vez al Padre Ignacio cuando la
entrada de Lazcano» (Núm. 62); «El mismo me contó que...» (Núm. 79);
«Ejemplo de esto es lo que me dijo a mí, a saber, que...» (Núm. 90);
«Cuando fue elegido Marcelo II... como los Padres tratáramos ante él de
este tema, nos respondió que...» (Núm. 94); «El mismo me contó que,
21
cuando estudiaba en Alcalá...» (Núm. 98), etc., etc. . Como se ve, el re-
cuerdo se remite nuevamente a la experiencia junto al santo.
Aparte de San Ignacio, Goncalves da Cámara se remite a la autori-
dad de otros Padres antiguos de la Compañía (Núms. 20, 40, 100, 197,
271), así como a testimonios orales o escritos de Pedro de Ribadeneira
(Núms. 11, 31, 34, 46, 67, 92, 104, 197, 375), Gonzalo Silveira (Núm.
40), Iñigo de Ochandiano (Núms. 40, 142), Jerónimo Nadal (Núm. 48),
Cristóbal de Madrid (Núm. 58), Diego Laínez (Núm. 58), Bartolomé Fe-
rráo (Núm. 73), Juan de Aragón (Núm. 142), Antonio de Araoz (Núms.
142, 223), Pedro Fabro (Núms. 162, 221, 353), Martín de Olave (Núm.
149. Cf. Suplemento III), Simón Rodríguez (Núm. 271), Martín de Zor-
noza (Núm. 352).
Finalmente los extensos documentos de los Suplementos I y II los
toma de un libro conservado en el archivo del colegio de Evora (Núms.
146-147), mientras que para la respuesta a la Universidad de París se re-
mite, al parecer, al códice Regesta, vol. III (Núm. 145).
Intencionadamente nos hemos detenido en este punto de los sopor-
tes informativos de las glosas portuguesas, descendiendo a no pocos
ejemplos concretos (remitiendo otros a las notas), para dejar bien asenta-
do que no se puede valorar el texto portugués del Memorial, como a ve-
ces se ha hecho, diciendo que se trata simplemente de un conjunto de re-
cuerdos tardíos sobre unos hechos lejanos y, como tales, expuestos a la
inexactitud y a la subjetividad. Riesgos en toda obra humana siempre
existen, pero las glosas portuguesas del Memorial son algo más que re-
cuerdos; son también apuntes, testimonios, documentos...; fruto, en
suma, de una concienzuda investigación -aunque fallida en parte por falta
de colaboración- y de una escrupulosa voluntad de exactitud.

21
Cf. además Memorial, núms. 106, 109-110, 118 (carta de San Ignacio al propio
Goncalves da Cámara), 156, 182, 200, 204, 253, 270 (carta de San Ignacio), 276, 295,310,
330, 362. Es evidente, por lo demás, que otras veces se está remitiendo Goncalves da Cá-
mara al testimonio del santo, sin que haga una referencia explícita a ello. El contexto lo
delata.
PRESENTACIÓN 21

4. Valoración de conjunto
De lo dicho hasta ahora se deduce que nos hallamos ante una obra
compuesta de dos partes netamente diferenciadas, pero estrechamente
relacionadas entre sí: la primera, escrita en castellano, es un texto redac-
tado prácticamente al hilo de los acontecimientos, una especie de diario,
donde late la vivencia de lo inmediato y donde se lleva continuamente al
proscenio a la persona que atrae toda la atención del memorialista, que
no es otra que San Ignacio de Loyola. Las palabras, hechos y actitudes
del santo monopolizan casi totalmente el centro del cuadro. El resto de
las pinceladas son meros retoques de ambientación.
El autor confiesa que se decidió a tomar sus apuntes para alimen-
tar su propio recuerdo. A eso alude la palabra Memorial (Núm. 12; Cf.
también núm.. 9: ... em lembranga; núm. 10: apontamentos pera minha
memoria). La insistencia en ese piadoso recuerdo se halla a lo largo de
todo el texto en la siguiente expresión estereotipada: «Tengo que acor-
darme de...» (passim).
Goncalves da Cámara nos desvela también su intencionalidad al
emprender la tarea de escribir el Memorial. En primer lugar se trataba de
profundizar en el conocimiento de San Ignacio; pretendía no tanto llegar
a un conocimiento más o menos general de su objeto de estudio, cuanto
la de apresar de su persona todos los «detalles y particularidades» posi-
bles (Memorial, núm. 4); lo que no es sinónimo de nimiedades sin im-
portancia. Muy al contrario. Por eso, el memorialista se propone ante todo
fijarse «en las cosas tocantes al gobierno de la Compañía y esenciales a
la misma» (Núm. 5), descubriendo con «ejemplos concretos» observados
por él la «manera de actuar» de San Ignacio en su tarea ordinaria de go-
bierno (Ibid.). Y, como complemento de estos aspectos, que llamaríamos
«de gobierno», también los aspectos más privados y personales: «como
saber en detalle cómo oraba, cómo celebraba la Eucaristía, cómo pre-
guntaba, cómo respondía, de qué le gustaba hablar...» (Núm. 6), para
poder servir de modelo a copiar por sus hijos.
Afirma Goncalves da Cámara que la decisión primera de consig-
nar por escrito todos estos datos sobre San Ignacio estuvo impulsada por
una finalidad privada y personal; lo que pretendió - d i c e - fue «tanto un
mejor cumplimiento de mi oficio, como mi personal consuelo» (Núm. 9).
Si en un segundo momento el autor pensó también que aquellos apuntes
privados podían ser útiles a toda la provincia portuguesa, y en especial a
sus superiores (Cf. núm. 9 y lo dicho antes del gobierno), no parece que
ello relegase nunca a un segundo plano la primera finalidad privada e in-
timista del Memorial. Esta intención originaria de privaticidad queda re-
forzada, si consideramos que la reserva se mantuvo durante casi dos de-
cenios, hasta que los superiores -el Padre general Everardo Mercuriano
y el Padre Manuel Alvarez, rector del colegio de Evora- pidieron a su
autor una definitiva elaboración de los apuntes primeros, a fin de que, si
así se consideraba oportuno, pudieran comunicarse, bien a la provincia de
22 RECUERDOS IGNACIANOS

Portugal, bien a toda la Compañía, cosa que, como veremos, nunca se


hizo. En efecto, aunque diversos contemporáneos de Goncalves da Cá-
mara conocieron y utilizaron el Memorial en su núcleo primitivo, como
los Padres Sebastián Romei, Pedro Ribadeneira, Jerónimo Nadal, Santia-
go Jiménez o Nicolás Lancicio, éstos lo hicieron fundamentalmente a tí-
tulo confidencial o privado, pero nunca el escrito del portugués fue de
dominio público, ni siquiera entre los jesuítas portugueses. Y téngase en
cuenta que nos estamos refiriendo al texto castellano original, pues de lo
que sucedió con el texto completo hablaremos más adelante.
De modo que podemos concluir que la intencionalidad del memo-
rialista es fundamentalmente intimista: se pretende ante todo el personal
gozo estético -devocional, diríamos- y la ayuda para el desempeño del
propio cargo, sin excluir en un segundo tiempo otras motivaciones más
hacia afuera. Volveremos sobre ello, al hablar de las glosas portuguesas.
Esta orientación es una garantía de sinceridad y de veracidad.
Ante todo, está fuera de duda la veracidad de lo concreto. Si acaso,
habría que matizar diversas expresiones, más propias del estilo hagiográ-
fico exagerado de la época y del carácter enfatizante del autor (Cf. Me-
morial, núm. 291), que de un cronista objetivo y sobrio. En segundo lu-
gar, también habría que deslindar los acontecimientos concretos
apresados en el día a día, como fruto de una minuciosa observación del
proceder de San Ignacio, de lo que son generalizaciones globalizantes,
que expresan la valoración subjetiva del propio Goncalves da Cámara.
Lógicamente en este último apartado podrían caber ciertas reservas. Sin
poner mínimamente en duda la excepcionalidad de la figura ignaciana y
su eximia santidad, ¿no podrían atribuirse ciertas valoraciones disemina-
das a lo largo del texto a una actitud preconcebida, apriorística del me-
morialista más que a datos contrastables?
No podemos olvidar, al referirnos a estos juicios globalizantes, que
la convivencia de Goncalves da Cámara con San Ignacio es excesiva-
mente breve para arriesgar muchas valoraciones definitivas sobre la per-
sonalidad de Ignacio; aunque, por otra parte, hay que confesar que el es-
trecho y continuo contacto entre ambos durante más de dos años - y sobre
todo durante el último de ellos- sí permite a un atento observador como
era Goncalves da Cámara llegar a ciertas conclusiones, y mucho más
tratándose de alguien tan definido en sus actuaciones como era San Ig-
nacio. De cualquier modo, no impugnamos en absoluto la licitud de tales
22
apreciaciones generales , primero porque expresan el convencimiento

2 2
Docenas de veces emplea el autor expresiones tales como «suele Nuestro Padre;
acostumbra de ordinario; el modo que ordinariamente usa es...» o similares. Tales genera-
lizaciones, aunque entrañan las más de las veces un juicio general, expresan sobre todo un
modo habitual de hacer algo de la vida corriente; pero junto a este modo de hablar más
normal, hay otros juicios mucho más globalizantes sobre la persona, como «en el Padre
parece que siempre precede la reflexión...; es tan dueño de las pasiones interiores, que sólo
se sirve de ellas en la medida en que quiere la razón...; siempre habla bien de todos...;
nunca convence con sentimientos, sino con razones...; tiene una destreza admirable para
PRESENTACIÓN 23

personal del autor, y segundo porque se debe suponer que no son más que
conclusiones extraídas por él tras haber observado reiteradamente en el
santo un determinado modo de proceder. Por lo demás, las apreciaciones
de Goncalves da Cámara no sólo no difieren sustancialmente de las
transmitidas por los otros contemporáneos, sino que coinciden con ellas;
y en todo caso se complementan mutuamente.
De todo ello podemos concluir que el retrato que nos ofrece el me-
morialista portugués a través del texto castellano es un retrato fiel, aunque
inevitablemente matizado por la subjetividad de quien lo hace; un retrato
a la vez rico, sugerente y complejo; retrato que hay que completar con
otras fuentes, pero que resulta imprescindible para una adecuada visión
del santo de Loyola; más aún: nos atrevemos a afirmar que es el retrato
más vivo, más al natural que se haya hecho de una etapa de la vida del
santo, precisamente la de su madurez y la de su ocaso; vivo, porque está
hecho desde la vida, observada muy de cerca y con mucha atención.
Eso sí, la atalaya de observación resulta claramente insuficiente
para poder abarcar todo el abanico de actividad del santo; es verdad que
Goncalves da Cámara es miembro de la consulta del primer general de
la Compañía de Jesús, y a esa consulta se asoman múltiples facetas de
su actividad, reflejadas también de alguna manera en el Memorial; pero
no es menos verdad que el objetivo primordial que se propuso Goncalves
23
da Cámara con sus apuntes fue lo casero y el detalle . Y aquí radica
quizá el mayor peligro que acecha al retrato ignaciano resultante de la
lectura del Memorial: el empequeñecimiento de aquel coloso que fue Ig-
nacio de Loyola, gran impulsor de empresas ambiciosas de proyección
universal. Estas empresas quedan muy en la penumbra en estas páginas.
Basta comparar la problemática de las cartas de San Ignacio de esta épo-
ca con el Memorial, para darse cuenta inmediatamente de que la variadí-
sima problemática de gobierno o de relaciones humanas y la enorme en-
vergadura de sus proyectos apostólicos presentes en las cartas no quedan
suficientemente reflejadas en el Memorial. Pero con todo y con eso, el
Memorial resultará siempre un venero riquísimo de información y un
instrumento imprescindible para conocer en profundidad a San Ignacio.
Más matizado debe resultar el juicio sobre las glosas portuguesas.
Ante todo es claro que, admitiendo, como es lógico, todo lo ante-
riormente dicho sobre la fiabilidad fundamental de su contenido, las glo-
sas de 1573-1574 han de gozar de un valor histórico de rango inferior al
tratar a las almas...; es cosa digna de resaltarse la facilidad que tiene para unirse con
Dios...; cualquier cosa del servicio de Dios que el Padre haga, la hace con admirable reco-
gimiento y prontitud; y parece que no sólo imagina tener a Dios delante, sino que lo ve con
los ojos...», etc.
2 3
Recordemos el título del Memorial, restringido, al menos en su literalidad, a «las
cosas de casa»; en correspondencia con ello, se explícita el deseo de apuntarlas para un
mejor cumplimiento del oficio deméstico de ministro (Cf. Memorial, núm. 9). En cuanto al
propósito detallista del Memorial, está machaconamente expresado también en el Prólogo.
Ambas orientaciones las confirma Goncalves da Cámara en su carta a Mercuriano el año
1574 (Cf. FN 1,532-533).
24 RECUERDOS IGNACIANOS

Memorial de 1555. Esto es algo tan claro para la crítica histórica, que no
precisa ulterior explicación: una cosa es la crónica inmediata de unos
acontecimientos y otra bien distinta un comentario o glosa de esa cróni-
ca, de casi veinte años después.
Por otra parte, ciertos indicios - o algo más que indicios- otorgan a
algunas partes de las glosas portuguesas un cierto aire de defensa de ideas
personales; de ahí que a veces dé la impresión que la finalidad de las
mismas no es tanto la de hacer inteligibles (Cf. Memorial, núm. 10) los
textos primitivos, cuanto la de interpretarlos en una determinada direc-
ción. ¿Qué intención anida en verdad en el propósito de dar a conocer el
Memorial, convenientemente glosado, a fin de que ayude a la provincia
de Portugal y, en especial, a sus superiores? (Cf. Memorial, núm. 9). ¿Se
trata sólo de poner en las manos de los jesuítas portugueses un instru-
mento para mejor conocer al fundador de la Compañía y así estimularse
a imitar sus virtudes y a vivir más plenamente la propia vocación, o se
pretende establecer unas pautas de conducta concreta y especialmente
unas normas de gobierno para los superiores portugueses?
Sabida es la tensión que sacudió durante decenios a la provincia de
Portugal, dividida entre los partidarios de Simón Rodríguez y los opues-
tos a él, entre los más y los menos rigoristas en la formación de los no-
vicios y escolares, entre los partidarios de un gobierno más estricto en la
práctica de la obediencia religiosa y los inclinados a una aplicación más
generosa del principio de subsidiariedad, etc. Pues bien, ¿podrían consi-
derarse las glosas del Memorial - o algunas de ellas al menos- como una
toma de postura partidista en tales diferencias? Porque llama la atención,
efectivamente, el tratamiento de algunos temas que pudieran incidir en
aquellas discusiones. Enumeremos los más salientes: primero, formación
de los novicios; segundo, criterios sobre la autoridad y la obediencia;
tercero, lectura de libros espirituales.
En cuanto a lo primero, es sintomática la glosa del núm. 257 sobre
que cada novicio mostraba en Roma «su manera natural de ser». En la
glosa se da la razón siguiente: «porque en este tiempo vivían con más li-
bertad; quiero decir, sin tantas leyes y ceremonias exteriores, con que
ahora cada uno puede encubrir su espontaneidad». En este caso Gonsal-
ves da Cámara se pondría del lado de los menos rigoristas y ordenancis-
tas. Nuevamente aprovecha el tema del vestido de los novicios, para
contraponer el criterio de San Ignacio y de la primitiva provincia de Por-
tugal con lo que se practicaba en la década de los setenta (Cf. Memorial,
núm. 40). Véanse también las ideas sobre la formación de los novicios
en el núm. 83, orientadas a que cada uno conozca y siga por sí mismo el
mejor camino para su propia perfección.
Llama también la atención el largo alegato de los núms. 269-272
en favor de la libertad de los subditos, del principio de subsidiariedad
entre los distintos superiores y de la inconveniencia de las normas ge-
nerales; tanto más llamativo cuanto que se trataba de glosar algo que
va más en la línea contraria: que San Ignacio no permitió a tres her-
PRESENTACIÓN 25

manos pequeños emitir sus votos sin contar con su hermano mayor.
Estos números son uno de los ejemplos de todo el Memorial en que
más diáfanamente aparece cómo Gonfalves da Cámara abandona su
misión de glosador, para convertirse en defensor libre - o sea, sin nin-
gún punto de referencia al texto base que supuestamente tendría que
glosar- de una tesis sobre la obediencia; y para hacer más fuerza sobre
sus potenciales lectores, sus hermanos portugueses, se vale de ejemplos
de la propia provincia portuguesa: proceder de San Ignacio con Miguel
de Torres, con Diego Mirón, y proceder de Simón Rodríguez con el
propio Goncalves da Cámara; todo ello orientado al desarrollo de una
tesis personal, llegando incluso a apropiarse de la autoridad de Ignacio
en favor de su tesis: «Se fundaba también esta manera de proceder del
Padre Ignacio en que Dios Nuestro Señor colabora de modo particular
con el superior inmediato...; y ésta es la causa por la que Nuestro Pa-
dre Ignacio en las Constituciones se remite tan a menudo al parecer del
superior...; todo esto lo sopesó muy bien Nuestro Padre Ignacio, y por
eso tuvo siempre tanta cuenta en dejar a los superiores inmediatos toda
la libertad posible, etc.». En otras ocasiones refuerza su tesis sobre la
inconveniencia de las normas generales (Cf., por ejemplo, Memorial,
núms. 45, 357).
Sobre la lectura de libros espirituales (Cf. Memorial, núm. 370)
tiene también nuestro memorialista una glosa netamente polémica contra
el desarrollo del tema en la provincia de Portugal; descontento sin duda
con la orden de sus superiores de cercenar tal clase de lecturas, pretende
fundamentar su tesis contraria en el ejemplo del propio San Ignacio, de
los primeros jesuítas, de los mismos comienzos de la provincia de Portu-
gal y del pésimo resultado de semejante orden. Evidentemente estamos
muy lejos de la tarea de explicar un texto.
Aunque estos puntos que se han mencionado pueden resultar más
palmarios, no son los únicos a lo largo de las glosas. Evidentemente hay
una intencionalidad más allá de la meramente explicativa en muchas de
ellas. De ahí que tengamos que leer, si no con prevención, sí con cautela,
para deslindar bien los hechos de las opiniones, los datos de las interpre-
taciones.
Con esta salvedad, las glosas portuguesas nos resultarán también
enormemente interesantes y enriquecedoras.
Y de nuevo tenemos que llamar la atención sobre la honestidad del
memorialista. Es posible - y real, como se ha visto- que defienda una te-
sis, que exprese una opinión personal; pero nunca traspasará el umbral
de lo permitido. Quiero citar un solo ejemplo, entre otros que podrían
aducirse: lo hallamos en la glosa del núm. 156. Se aborda en ese número
(y en el anterior) el tema de algunos impedimentos constitucionales para
la admisión de candidatos. Pues bien, como en el mencionado pasaje se
aduce una opinión de San Ignacio en cuanto al contenido mismo del im-
pedimento, se apresura a aclarar Goncalves da Cámara que no debe to-
marse aquello como una declaración autoritativa de la mencionada cons-
26 RECUERDOS IGNACIANOS

titución, ya que ni San Ignacio pretendió tal cosa al expresar su pensa-


miento, ni él lo ha consignado con tal intención.
En resumen: el Memorial de Goncalves da Cámara es un testimo-
nio de excepcional importancia sobre una etapa concreta de la vida de
San Ignacio, que ha de leerse con espíritu critico, en especial en lo rela-
tivo a las glosas portuguesas; la información que transmite sobre San Ig-
nacio es fundamentalmente fiable, rica, aunque de una importancia muy
desigual y restringida en el ámbito que abarca. Por ello su lectura ha de
ser completada con las otras fuentes existentes sobre la vida del santo.
5. El retrato ignaciano
El Memorial que presentamos proyecta hacia los lectores la imagen
de San Ignacio tal como la captó la retina de su autor, el Padre Luis
Goncalves da Cámara; si embargo, es claro que esa imagen va a ser per-
cibida de manera muy distinta por unos u otros lectores. Más aún: esa
distinta sensibilidad y valoración puede darse - y se da de hecho- no sólo
entre los lectores de condicionamientos humanos y espirituales muy dis-
24
tantes, sino incluso entre los mismos hijos de San Ignacio . Es, pues, a
cada uno, con su particular sensibilidad, sus conocimientos históricos, sus
actitudes espirituales y hasta su mayor o menor simpatía con la figura de
Ignacio de Loyola, a quien corresponde formarse esa imagen propia y
sacar sus consecuencias.
De ahí que quien presenta este libro haya tenido incluso la tenta-
ción de cancelar este apartado, a fin de no condicionar a nadie la lectura.
Con todo, como no es esa la intención de las breves impresiones perso-
nales que expongo a continuación, sino sencillamente la de abrir cauces
de reflexión y de captación, me aventuro a decir algo, poco ciertamente,
sin ninguna pretensión impositiva.
Empezaré por apuntar que, a mi juicio, nuestro memorialista no
parece ser un observador totalmente imparcial. Según su propia confe-
sión, reiteradamente expresada en el Prólogo de la obra, se acerca a la
figura de San Ignacio con una previa mitificación del personaje. Las ideas
de éste sobre la Compañía son para Goncalves da Cámara «como los
primeros principios de una ciencia, que no suelen ni pueden demostrar-
se» (Memorial, núm. 3); su vida ha sido dada como ejemplo por Dios
Nuestro Señor a los hijos de la Compañía (Cf. Ibid.); de donde ha de
concluirse que todos los jesuítas deben procurar «la perfecta imitación»
(Núm. 4) de tal modelo. Esta perfecta imitación se ha de centrar no sólo
en las grandes coordenadas de su vida, sino en todos los detalles, «inclu-
so en los movimientos y posturas corporales», tal como hacía Juan el
simple con su padre San Francisco. Es «sumamente importante compor-
24
Baste un botón de muestra; refiriéndose el Padre Granero a la imagen de San Ignacio
transmitida por la introducción que el Padre Tandonnet hace a su traducción del Memorial,
escribe: «Sobre esta imagen, para que sepamos valorarla, quiero presentar ahora mis ob-
servaciones, desligándome ya de la opinión de Tandonnet y del enfoque que da a su apre-
ciación del Memorial» (J.M. Granero, El «Memorial» de Cámara: Manresa 39 [1967], 75).
PRESENTACIÓN 27

tamos de idéntica manera con Nuestro Padre Ignacio» (Núm. 5). «Las
cosas más insignificantes de Nuestro Padre» tienen «gran valor y virtud,
para nuestro remedio y ejemplo» (Núm. 6) Todo esto procedía de «la al-
tísima opinión que tenía de la santidad personal» (Núm. 3) de San Igna-
cio, aun antes de su ida a Roma.
Si cabe, esta altísima opinión que se había formado de San Ignacio
antes de conocerlo quedó superada por la realidad después de tratarle
personalmente: cuando, en 1546, trató a Pedro Fabro en Madrid, quedó
tan asombrado de él, que le pareció «no habría en el mundo hombre al-
guno más lleno de Dios» (Núm. 8); pero cuando trató a San Ignacio en
Roma, «perdió toda la fuerza la experiencia de lo que había sentido sobre
el Padre Fabro, que acabó pareciéndome un niño en comparación de
Nuestro Padre» (Jbid.).
No vamos a cuestionar la legitimidad de tales planteamientos y
mucho menos de la conclusión final, sacada de una experiencia personal.
Pero sí cabe preguntarse si esas actitudes y pre-juicios son la mejor dis-
posición para la objetividad: para la objetividad en la percepción de los
hechos y sobre todo para la objetividad en las valoraciones y conclusio-
nes. Por lo demás, no hay tampoco que extrañarse excesivamente, pues
semejantes predisposiciones encajan perfectamente en el ambiente espi-
ritual de la época. En el mismo Memorial nos encontramos con ejemplos
más llamativos aún, no ya de una mitificación del santo, sino de una au-
téntica deificación; recordemos lo que el Padre Diego de Eguía decía de
él: «que el Padre Ignacio no era simplemente el Padre Ignacio, sino que
era santo y más que santo. Y otras veces decía: el Padre Ignacio es papa
y más que papa; el Padre Ignacio es Cristo y más que Cristo; el Padre
Ignacio es Dios y más que Dios» (Núm. 162). Chocheces ciertamente de
un viejo, pero sintomáticas de un cierto halo de mitificación que se for-
maba en torno al santo (Cf. también núms. 150, 152, etc.).
Todo esto está contrapesado ciertamente por un sincero afán de
exactitud y veracidad, como ha quedado patente con anterioridad; pero
el riesgo del desenfoque está ciertamente ahí, y más aún cuando efecti-
vamente hay, como había sin duda en San Ignacio, razones poderosas
para anonadarse ante su espíritu gigante y para asombrarse de su gran
santidad.
Fruto quizá de esos apriorismos es un fenómeno que a mí me ha
llamado siempre poderosamente la atención al leer el Memorial, que es el
siguiente: a lo largo de sus páginas se mencionan no pocas actuaciones
del santo que objetivamente (al menos para la sensibilidad del lector
moderno) no redundan precisamente en alabanza suya, sino más bien en
todo lo contrario; pues bien, el memorialista las narra con el absoluto
convencimiento -regodeo casi- de que con ellas está contribuyendo a
exaltar la figura de Ignacio, sin que atisbe en esos comportamientos el
menor síntoma de algo negativo, o cuando menos discutible.
En efecto, no pensemos que el San Ignacio del Memorial es el
ser superior que vive en continuos arrobamientos místicos, o que
28 RECUERDOS IGNACIANOS

asombra a los de alrededor con increíbles penitencias corporales o he-


roicos actos de caridad. No. Es el hombre de los tremendos contrastes:
unas veces sublime y otras veces trivial; unas veces elevado sobre el
común de los mortales y otras a ras de tierra. El hombre de carne y
hueso que destaca por grandes virtudes y que deja igualmente huellas
de no pocas limitaciones.
Pero estas últimas, como ha observado también el Padre Granero,
«o Cámara no ve o interpreta a una luz mitificadora: la irritabilidad, el
espíritu autoritario y ordenancista, la preocupación tal vez exagerada
que tenía de la mesura y el porte exterior en todos, una cierta falta de
espontaneidad que lo alejaba, a ratos una línea no fácilmente discerni-
25
ble entre la prudencia y el cálculo o el disimulo, según los casos» . No
podemos decir que se muerda la lengua el Padre Granero. Pero lleva
razón: todo eso y más aún, se halla en el retrato ignaciano que pinta
Goncalves da Cámara. Y ¡mira por dónde! la actitud mitificante que en
principio nos ponía en guardia por aparecer como un serio peligro que
acechaba a la objetividad, se vuelve, por mor del velo que tiende in-
conscientemente sobre lo negativo, en la mejor aliada suya. De este
modo nos encontramos quizá - y a lo hemos dicho- con una de las pin-
turas más vivas y más realistas que se hayan hecho del santo de Lo-
yola.
Fue, a no dudarlo, ese crudo realismo de algunas de sus partes lo
que indujo al Padre Mercuriano primero y al Padre Aquaviva después a
vetar toda publicidad al manuscrito de Goncalves da Cámara, que habían
enviado a la curia generalicia desde Portugal; se iniciaba así para el Me-
morial un largo silencio de varios siglos, roto tan sólo en 1904, al editar-
se por primera vez en el tomo I de Scripta de Soneto Ignatio. No fue
desconocimiento u olvido la causa de tan largo silencio: fue bloqueo de
la autoridad.
Sintomático es, al respecto, lo ocurrido en el generalato de Aqua-
viva: la congregación provincial de la provincia jesuítica de Castilla so-
licitó al general una copia del Memorial; pero Aquaviva la negó en su
respuesta de noviembre de 1584. Merece la pena transcribir textualmen-
te esta respuesta, traducida del latín: «Lo que parecía que se debía dar a
conocer, ya se halla en el libro del Padre Ribadeneira; lo restante no es
26
conveniente que ande en manos de todos» . Si no era conveniente dar
publicidad a ciertas partes del Memorial, no sería ciertamente por lo
que Goncalves da Cámara ensalzaba la figura de San Ignacio, sino por
aquellas partes en que, aunque el portugués no lo entendió así, la «hu-
manizaba» en exceso. En una época de «memorialistas» sobre el Insti-
tuto de la Compañía que tantos quebraderos de cabeza causaron tanto a
Mercuriano como a Aquaviva, no se quería abrir otro frente de batalla
en torno al fundador de la orden con un trabajo de otro ingenuo «me-
25
J.M. Granero, art. cit., 77.
2 6
FN 1,511.
PRESENTACIÓN 29

morialista». Bastaba lo que Ribadeneira había espigado del manuscrito


27
del portugués .
Pero, en definitiva, ¿cómo es el retrato ignaciano del Memorial?
Para mí es fundamentalmente un retrato un poco desconcertante y a la
vez sumamente impactante; desconcertante no sólo por esos contrastes
positivo-negativos a los que se ha aludido, sino por la conjunción de
rasgos un tanto opuestos: San Ignacio aparece como comprensivo, aco-
gedor, y hasta tierno, muchas veces, mientras que otras se muestra des-
piadadamente duro; serio y adusto muchas veces, jovial y hasta lleno de
humor otras; firme aliado de la responsabilidad y libertad de los subdi-
tos en ocasiones, demasiado axfisiante y controlador en otras; volcado
hacia lo sustantivo a veces, prendido en lo accesorio y exterior otras,
etc., etc. Es verdad que unas y otras actitudes dependen de situaciones
objetivas también distintas; más aún: habrá que recurrir además en no
pocos casos a una superior iluminación en un hombre que no solía mo-
verse al vaivén de los sentimientos del momento o por meras razones
28
naturales, sino que procedía a impulsos de la discreción de espíritus .
Pero, a pesar de todo, siempre asaltará la duda: ¿cuál es el Ignacio au-
téntico? Quizá nunca lo sabremos. ¿Qué es en él obra de la gracia y qué
fruto de la naturaleza? Frusio decía «que la gracia parecía en él conna-
tural» (Memorial, núm. 207).
Pero algo aparece claro por encima de esa aparente ambivalencia:
nos hallamos ante una personalidad fuerte, definida, tremendamente im-
pactante. Y no sólo para los domésticos o los inferiores, sino igualmente
para los extemos y superiores: embajadores, cardenales, el mismo papa.
Su recia personalidad se imponía por doquier.
Las grandes líneas maestras de esta personalidad natural-sobrena-
tural, tal como palpitan en los documentos base de su pensamiento, de
su acción y de su espiritualidad (Ejercicios, Autobiografía, Constitucio-
nes, Cartas y, en su tanto, Fórmula del Instituto) pueden seguirse tam-
bién a través del Memorial.
Sería prolijo y hasta arriesgado hacer un elenco de esas coordena-
das, pues siempre pensaría alguno que faltaba algo fundamental. Por eso,

27
Ribadeneira tuvo en sus manos el Memorial castellano, y lo extractó profusamente en
varios de sus escritos, como De Actis Patris Nostri Ignatii (Cf. FN rj, 321), Collectanea (Cf.
Ibid., 409-411) y sobre todo Dicta et Facta (Cf. Ibid., 467 ss.). De su contenido pudo ser-
virse para la Vita latina, editada en 1572. Como es sabido, la Vida castellana de San Igna-
cio no la editó Ribadeneira hasta 1583, un año antes de la respuesta de Aquaviva a la peti-
ción de la provincia de Castilla. Hasta qué punto se sirvió Ribadeneira de las glosas
portuguesas del Memorial para la Vida castellana o para las posteriores ediciones de la Vita
latina, si es que pudo ver algún manuscrito del Memorial completo, es cosa que no he visto
estudiada en ninguna parte.
28
«El Padre dice que no se atreve nunca a hacer ninguna cosa de pronto, aunque tenga
todas las razones para ello, sin recurrir a Dios» (Memorial, núm. 162; Cf. núm. 234). Se
hizo proverbial la frase de San Ignacio «Dormiremos sobre ello», para indicar que haría
oración sobre algún asunto que se le proponía (Núm. 163). En el mismo Memorial se men-
cionan no pocos asuntos decididos por el santo de este modo.
30 RECUERDOS IGNACIANOS

dejando de lado otros aspectos que pudieran mencionarse, prefiero cen-


trarme solamente en lo que a mí me parece fundamental en el Memorial
y que resulta la clave interpretativa de todo el resto. Me refiero a lo que
podríamos titular «Ignacio hombre de Dios». En el Ignacio que pinta el
memorialista resalta ante todo la primacía absoluta de la unión con Dios;
ni más ni menos, aquello de las Constituciones de la Compañía de Jesús,
cuando empiezan a desarrollar el tema de la conservación y aumento del
cuerpo de la Compañía «en su buen ser»: «Los medios que juntan el ins-
trumento con Dios y le disponen para que se rija bien de su divina mano
29
son más eficaces que los que le disponen para con los hombres» ; algo
que se corresponde a la letra con la primera cualidad exigida al Padre
general: «Cuanto a las partes que en el prepósito general se deben desear,
la primera es que sea muy unido con Dios y familiar en la oración y to-
30
das sus operaciones...» .
Según Goncalves da Cámara, San Ignacio era un retrato viviente de
los Ejercicios y de las Constituciones, y de estas últimas «sobre todo del
capítulo en que se describe al general, en el que parece haberse descrito
a sí mismo» {Memorial, núm. 226; Cf. núm. 98). Lógicamente esa des-
cripción de sí mismo tiene su punto de gravedad en esa primera cualidad
exigida al general: la unión con Dios.
Toda la jornada de Ignacio estaba impregnada por esta relación ín-
tima con el Señor, y en ella hallaba la luz y la fuerza para su tarea diaria.
Empezaba con las oraciones vocales por las que tenía conmutado el rezo
del oficio divino, para continuar por la celebración o participación en la
31
Eucaristía ; concluida la Misa, «continuaba en oración mental durante
dos horas» (Memorial, núm. 179).
A esta oración formal de la mañana unía durante el día el espíritu
de oración, con el frecuente recurso a Dios, unido al parecer a la práctica
del examen particular (Cf. núm. 24). Y, como queda apuntado más arri-
32
ba , buscaba continuamente la iluminación de lo alto para cualquier tarea
que emprendía, sobre todo si era importante o dificultosa; y eso, aun
cuando tuviese muy claro el tema desde el punto de vista de la prudencia
humana. Esta discreción de espíritus, con la conjunción entre la razón
natural y la iluminación sobrenatural, tan típica de los Ejercicios, es algo
también muy visible en el Memorial.
Este frecuente recurso a Dios se había convertido ya en «facilidad
para unirse con Dios» (Núm. 175). Y así vemos a Ignacio orar y encon-
trar a Dios no solamente en la quietud de la capilla, sino yendo por los
caminos (Cf. núm. 175) o al encontrarse con un Hermano en quien con-
29
Const. P. X, 2.° [813].
m
Const. P. IX, c. 2,1 [723].
31
San Ignacio por este tiempo tan sólo celebraba Misa los domingos y días de fiesta
(Cf. Memorial, núm. 194), por el quebranto que le producía en la salud la celebración. Los
días que no celebraba, la oía en una capilla cercana a su habitación (Cf. Memorial, núm.
179).
3 2
Cf. nota 28.
PRESENTACIÓN 31

sideraba «el precio de su alma y a Cristo Nuestro Señor que la redimió»


(Núm. 26).
Su relación con Dios se veía continuamente gratificada por el don
de la devoción, en el sentido más teológico del Aquinate de prontitud
para el divino servicio (Cf. núm. 183) y en el sentido de la consolación
sensible; esta consolación se manifestaba ya de ordinario en el don de
lágrimas, especialmente en la santa Misa. La intensidad de la experien-
cia sensible llegará a debilitar sus fuerzas corporales, hasta el punto de
tener que intervenir el médico, para frenar las consecuencias negativas
sobre su salud. No era infrecuente que el día que celebraba Misa cayera
enfermo, debido a la intensidad de la vivencia (Cf. núms. 183, 301). Se
observa una admirable coincidencia entre estos datos del Memorial y los
que nos transmite el mismo Ignacio en su Diario Espiritual.
Tal desbordamiento hacia el exterior de la inefable experiencia ín-
tima no podía menos de ser notado por los demás y sentirse impresiona-
dos por ello. El halo sobrenatural de su porte y de su rostro impresiona
profundamente a Goncalves da Cámara cuando lo sorprende orante en la
capilla (Cf. núm. 179), al caminar (Cf. núms. 26, 175), en la bendición
de la mesa (Cf. núm. 184). Era ya algo continuo: «La devoción interna
de Nuestro Padre se traslucía y veía de continuo en la gran paz, tranqui-
lidad y compostura de su semblante externo» (núm. 180).
Este último texto nos habla ya de los efectos profundos producidos
por la oración en San Ignacio. Dice el Memorial, de una manera hiper-
bólica, que cualquier clase de noticia que le dieran o hecho que ocurriera,
fuera éste agradable o desagradable, no lograba descomponer su sem-
blante delatando agitación o alteración interior (Cf. núm. 180). Es dema-
siado decir. El mismo Goncalves da Cámara nos cuenta que, al recibir la
noticia de la elección del papa Paulo IV, «el Padre experimentó una no-
table conmoción y alteración en el rostro», hasta el punto de que «se le
estremecieron todos los huesos del cuerpo» (Núm. 93). Pero una breve
oración en la capilla volvió a serenar su espíritu turbado. Se manifestaba
así la verdad de aquella actitud que él mismo expresó en otra ocasión:
que lo único que podría quitarle la alegría en esta vida sería la noticia de
que el papa disolviera la Compañía -que fue en realidad por lo que temió
al recibir la noticia de la elección de Paulo IV-; pero añadió: «y aun con
esto, yo pienso que, si un cuarto de hora me recogiese en oración, que-
daría tan alegre y más que antes» (Núm. 182).
La oración ignaciana, tal como aparece en el Memorial, es una
oración ligada a la transformación interior de la persona: al dominio de
las pasiones, a la purificación de las afecciones desordenadas o falta de
indiferencia, a la fortificación de la voluntad para llevar con constancia a
la práctica una decisión tomada bajo la luz del Espíritu, etc.
Sin la mortificación y abnegación, la oración lleva al noventa por
ciento de las personas a caer en la ilusión, sobre todo por causa de la
propia estima y dureza de juicio. Cuando le encomiaban a uno por ser
hombre de mucha oración, corregía: «Es hombre de mucha mortifica-
32 RECUERDOS IGNACIANOS

ción». Y cuando Nadal intentaba persuadirlo para imponer más tiempo


de oración a los de la Compañía, respondió: «[A] un verdaderamente
mortificado bástale un cuarto de hora para se unir con Dios en ora-
ción». Por eso, «cuando el Padre habla de la oración, parece que siem-
pre presupone que las pasiones están muy dominadas y mortificadas, y
es esto lo que él más estima» (Núms. 195-196, 256). Y eso es lo que se
veía en él: «Una de las cosas que más resplandecía en Nuestro Padre
era este dominio de las pasiones interiores y movimientos exteriores»
(Núm. 27; cf. 26).
Presuponía la mortificación para que la oración fuera fructuosa, e
inversamente: la oración fructuosa debía estar orientada al dominio de las
pasiones y afectos desordenados; en suma, a conseguir la indiferencia de
los Ejercicios. San Ignacio, dice Goncalves da Cámara, «suele cooperar
mucho con las inclinaciones naturales, es decir, que en cuanto es posible,
nunca violenta a nadie» (Núm. 114); pero eso si se trataba de aquellos
que eran «perfectos obedientes y enteramente resignados al parecer y
voluntad del superior. Porque con los que no tenían esta indiferencia y
abnegación propia, no descansaba hasta verlos totalmente muertos a las
inclinaciones del propio juicio y voluntad o acababa por expulsarlos de
la Compañía» (Núm. 115). «Y procede de acuerdo con este principio, o
sea, cuando quiere mandar a uno... le examina para ver a qué se inclina
(presupuesta la indiferencia). Y el modo de examinarle es éste: mandarle
hacer oración o decir misa y darle por escrito tres puntos: primero, si se
halla preparado para ir conforme a la obediencia, segundo...» (Núm.
117). En suma: manda recurrir a la oración para conseguir la disposición
de la indiferencia. Entre otros, se menciona el caso de Ferráo «a quien el
Padre ha mandado hacer prolongada oración en la capilla tantos días»
(Ibid.) para clarificar la actitud interior ante un posible destino.
Aquí está sin duda la clave de esos llamativos contrastes en el trato
de Ignacio con las personas, que se advierte a lo largo de todas las pági-
nas del Memorial: nada de versatilidad, sino diferente trato fundamentado
en situaciones objetivas también distintas, como ya se ha dicho. El prin-
cipio era claro: a los novicios, débiles aún en la virtud, los mimaba con
delicadezas, siendo comprensivo con sus tentaciones y defectos, siempre
que los viera luchar por superarse; «por el contrario, suele ser muy rigu-
roso con algunos que, por ser antiguos en la Compañía, deberían haber
cobrado muchas fuerzas espirituales, sobre todo si se trata de que no
quieren obedecer o rendir su propio juicio en alguna cosa que les man-
dan. .. Entonces usa con ellos todo el rigor hasta expulsarlos» (Núm. 46).
Otras veces el rigor lo empleaba con los mortificados y virtuosos, porque
sabía que eran capaces de soportar la prueba y avanzar aún más en la
virtud: «Se puede decir del Padre que acoge a los débiles con espíritu de
dulzura, etc.; y que a los ya fuertes les da a comer pan duro y comida de
hombres» (Núm. 105). Ese es el caso de Nadal y Polanco (Cf. núm. 102),
del cocinero Juan Bautista y del albañil Lorenzo (Cf. núm. 106), de
Loarte (Cf. núms. 294-296), etc. En estos mismos criterios habrá que
PRESENTACIÓN 33

buscar las claves para comprender mejor esos dos puntos que tanto lla-
man la atención a los lectores modernos del Memorial: la gran profusión
de penitencias y de expulsiones de la Compañía. Si se van analizando
unas y otras (en aquello que es permitido con los datos aportados), acaba
por encontrarse como raíz la falta de mortificación, y muy concretamente
la falta de obediencia, tanto en los penitenciados como en los expulsados.
Otro aspecto sumamente significativo de los frutos o efectos de la
oración ignaciana es su decisión y constancia en llevar adelante aquello
que ha pasado por el tamiz de la discreción de espíritus. Si Dios ha puesto
el sello de su aprobación en una decisión, no hay fuerza humana que haga
desistir a Ignacio de llevarla adelante. Ese pretendido voluntarismo no lo
es tal, sino una fidelidad a la voluntad de Dios, descubierta a través de
una docilidad al Espíritu de Dios. Incidimos nuevamente en el tema de
la discreción de espíritus y en el de la elección, tan centrales en los Ejer-
cicios. «Causaba asombro la gran constancia que Nuestro Padre tenía en
proseguir las cosas de que estaba persuadido convenían al servicio de
Dios y provecho espiritual del prójimo» (Núm. 16). A este respecto re-
salta Goncalves da Cámara todo lo relativo al colegio germánico, llevado
por él adelante con increíble tesón, a pesar de dificultades que muchos
creían insalvables (Cf. núms. 16-19, etc.); «mas no por esto desistía de
llevar a cabo lo que creía convenir a la honra de Dios, aunque ello no
fuera del gusto de los hombres... En fin, podemos afirmar que tenía mu-
cha razón el cardenal di Carpi, nuestro protector, cuando le aplicaba aquel
dicho: "Ya ha fijado el clavo"; como si dijera que el juicio que el Padre
se formaba una vez en semejantes materias era tan firme y constante
como un clavo muy bien clavado» (Núm. 20; Cf. núm. 276).
¿Dónde radicaba la raíz de esa constancia y esa fortaleza?: «Mu-
chas veces pensé -dice el autor del Memorial- que esto tenía su origen en
él, en la mucha comunicación y consulta que tenía con Dios antes de de-
terminarse en cualquier negocio» (Núm. 16). Efectivamente, es éste un
convencimiento que Goncalves da Cámara expresa repetidas veces a lo
largo del Memorial: «Suele Nuestro Padre ser tan constante en todas las
cosas que emprende, que asombra a todo el mundo. A mi entender, las
causas de esto son: la primera, porque examina mucho las cosas antes de
decidir; la segunda, porque hace mucha oración sobre ello y recibe luz
de Dios...» (Núm. 282b). «Tengo que acordarme de la constancia del
Padre con cualquier cosa que emprende; y el motivo es porque todo lo
tiene requetepensado y encomendado a Dios» (Núm. 364).
Por eso, quien no conozca los mecanismos espirituales de San Ig-
nacio, estará siempre tentado de tildarle de tozudo, inflexible, hasta so-
berbio. Sólo quien valore los auténticos dolores de parto padecidos por
él para llegar a una decisión iluminada por el Espíritu -como vemos en
su Diario Espiritual, por ejemplo-, será capaz de comprender después el
significado de su inquebrantable decisión, una vez conocida y sentida la
voluntad de Dios. También en el Memorial tenemos algunos ejemplos de
esa búsqueda difícil de la voluntad divina a través de la oración; men-
34 RECUERDOS IGNACIANOS

cionemos solamente uno, el relativo a si aceptar o no el cargo de inquisi-


dores en Portugal: muchas horas de consulta con su equipo de consulto-
res, muchas horas de sopesar los pros y los contras; y también muchas
horas de oración en el más genuino método de discernimiento ya conoci-
do por el Diario Espiritual: «Hoy me contó el Padre qué había sentido en
lo de la inquisición: a saber, muy a disgusto al principio; después, ha-
biendo hecho oración (...) hallaba duda y se inclinaba por los trabajos y
persecuciones que causan a la Compañía en España; y por eso lo confió
a seis» (Núms. 380, 381).
De ahí que algunas decisiones de Ignacio parecían a quienes no te-
nían aquella iluminación superior verdaderas imprudencias humanas. Dio
orden de iniciar la construcción de una enfermería sin tener recursos nin-
gunos para ello, e inmediatamente llegaron por los caminos más insos-
pechados (Cf. núms. 234, 247). Otro tanto ocurrió con la erección del
colegio romano, sin tener ninguna renta para él (Cf. núm. 234). «En las
empresas que toma sobre sí -comenta el memorialista- muchas veces
parece que el Padre no tiene ninguna prudencia humana..., sino que pa-
rece hacerlo todo fundado únicamente en la confianza en Dios. Pero así
como, al emprenderlas, parece que salta por encima de la prudencia hu-
mana, para proseguirlas y buscar los medios de llevarlas adelante, se vale
de toda prudencia divina y humana. Parece que primero trata con Dios
cualquier cosa que emprende; y como nosotros no vemos que lo ha trata-
do con El, nos asustamos de cómo puede emprenderlo» (Núm. 234).
De este modo, la vida interior de Ignacio no sólo era lo primordial,
sino que era también la fuerza transformante de la persona y la inspira-
dora de unos modos de acción externa. Esta es, según mi visión, la clave
para interpretar al fundador de la Compañía de Jesús retratado por
Goncalves da Cámara. Y es probable que tales aspectos resulten menos
llamativos que otros que impactan más al lector medio, quizá por lo po-
lémicos que puedan resultar.
Descender, después de lo dicho, al análisis de otros campos -tam-
bién importantes-, como podrían ser su amor a la Compañía y a cada uno
de sus miembros, en especial a los enfermos, sus dotes de gobierno y su
trato con las gentes, su proyección apostólica, etc., nos haría probable-
mente volver al punto de partida: la unión con Dios, la voluntad de Dios
conocida y sentida en la oración... Y si de estas grandes líneas de la per-
sonalidad espiritual pasáramos al terreno de la tipología humana, halla-
ríamos ciertamente, como se ha apuntado, muchos contrastes e interro-
gantes. Pero ese tema se lo dejamos a los sicólogos o simplemente a la
prudente valoración de cada uno de los lectores.
6. La presente edición
Se ha hablado del silencio que, durante varios siglos, se abatió so-
bre el Memorial, desde que Mercuriano y Aquaviva vetaron su difusión,
hasta que en 1904 se editó en MHSI por primera vez, en una forma un
a
tanto deficiente (MI, ser. 4. , I, 153-336). Afortunadamente desde 1943
PRESENTACIÓN 35

podemos contar con una espléndida reedición, llevada a cabo por los Pa-
dres Dionisio Fernández Zapico y Cándido de Dalmases (FN I, 508-752),
que será la que sirva de base para la presente edición.
Hasta estos últimos años han escaseado traducciones a lenguas
vernáculas de este importante texto sobre San Ignacio, lo que puede ser
un reflejo del escaso interés que, incomprensiblemente, había suscitado
hasta ahora. Desde 1904, en que apareció la primera edición, hasta la
reedición de 1943, sólo se conocía la traducción castellana, publicada en
Madrid en 1921 por el Padre Agustín Macía, S.I. En los últimos dece-
nios el interés por el Memorial ha crecido notablemente, como lo evi-
dencian diversas versiones que han aparecido. No ha corrido mejor suerte
la producción bibliográfica sobre el Memorial, al menos en el sentido
específico, si bien las referencias al mismo en estudios sobre diversos
aspectos de la espiritualidad, actividad o carácter de San Ignacio son fre-
cuentes; lo que faltan son estudios específicos sobre el texto de Goncalves
da Cámara.
Por lo que respecta a nuestro idioma, la única versión que hasta
ahora existía es la ya mencionada de Macía. Pero su condición de libro
raro hoy día -cosa comprensible, dado el tiempo transcurrido desde su
aparición en una tirada probablemente reducida- y las características del
mismo, basado en la edición de 1904 y provisto de escasísimas anotacio-
nes, reclamaban ya imperiosamente otra edición castellana más acomo-
dada a la sensibilidad de los lectores actuales. El quinto centenario del
nacimiento de San Ignacio ha brindado la ocasión propicia para poner en
manos de los lectores hispano-parlantes y hispano-leyentes esta nueva
edición, que se presenta dentro de la colección «Manresa».
Las características de nuestra edición la sitúan a mitad de camino
entre la edición crítica de MHSI y la excesivamente esquemática de Ma-
cía. Con ello se pretende satisfacer tanto a los que buscan un conoci-
miento relativamente técnico del Memorial, como a los que ponen su
punto de gravedad en la lectura. A los primeros van especialmente
orientadas la presentación, las notas a pie de página y los índices; a los
segundos el método que se ha seguido en la presentación del texto.
Aunque parezca parádógico, la traducción castellana de este texto
entraña algunas dificultades que no se presentan al traductor francés o
alemán, por ejemplo (aunque ellos tengan otras que no tiene el traductor
castellano). Esto puede antojarse extraño, tratándose de un original par-
cialmente castellano y parcialmente en una lengua afín a él, como es el
portugués. Quizá el proceso seguido en la elaboración de la versión ilu-
mine el núcleo de la dificultad y los criterios barajados en ese proceso.
Veamos.
La primera fase del trabajo la constituyó la traducción de las glosas
portuguesas de 1573-1574. Se buscó en ello un doble objetivo: el de ser
fieles al texto original y el de acercar éste suficientemente al lenguaje
actual, de modo que su lectura resultase asequible aun para los lectores
no excesivamente habituados a confrontarse con textos de una época muy
36 RECUERDOS IGNACIANOS

distinta y distante de la nuestra. He dicho que se ha procurado acercar


«suficientemente», no totalmente, la traducción al lenguaje actual, para
facilitar su lectura; por eso se han mantenido algunas expresiones o giros
que, sin resultar duros a la sensibilidad del lector moderno, no corten ex-
cesivamente la referencia con el punto de partida; de ahí que a veces el
33
lenguaje conserve un leve dejo arcaico, conscientemente buscado . Son
los lectores los que han de juzgar el resultado del intento.
Pero el auténtico nudo gordiano surgió al yuxtaponer el texto cas-
tellano, fruto de la traducción del portugués, con el castellano original del
propio Goncalves da Cámara: la distancia entre los dos era abismal. Leer
seguidamente el Memorial, con el continuo tránsito de uno a otro caste-
llano, era como ir dando saltos del siglo XVI al siglo XX y de éste nue-
vamente al XVI. ¿Cómo salvar esa distancia idiomática, para dar una
cierta unidad al conjunto?
Después de pensar largamente distintas soluciones, se optó por in-
tervenir ligeramente en el original castellano de Goncalves da Cámara, a
fin de limar las estridencias más llamativas (ciertos hipérbaton más duros,
algunas palabras más arcaicas, alguna construcción de frase más intrin-
cada...) para, si no eliminar, al menos acortar de ese modo la distancia
entre el lenguaje de los dos textos castellanos. ¿No se había traducido el
texto portugués? ¿Por qué no se podía traducir también ligeramente el
texto castellano primitivo? Se transcribió, pues, el primitivo texto caste-
llano del Memorial ligeramente transformado. Pero, una vez concluido el
trabajo, surgieron nuevamente las dudas: en primer lugar, como se había
procurado cambiar solamente aquellas expresiones más indispensables, y
no el conjunto del texto, la distancia entre los dos textos castellanos se-
guía siendo muy notable, de modo que el lector del Memorial seguía
dando saltos de siglo a siglo de una manera brusca. Además, se había
cambiado un original ya clásico, partes del cual andan por ahí citadas en
bastantes estudios ignacianos; el dar vía libre ahora a un nuevo texto, con
variantes sobre el ya conocido y citado, ¿no iba a ser fuente de confusio-
nes y de malentendidos en el futuro? Había que buscar otra solución.
Finalmente se optó por la solución que verá el lector: el texto cas-
tellano de Goncalves da Cámara se mantendría inalterado, pero se impri-
miría a doble columna con su «traducción» al castellano actual. Algo si-
milar a lo que ha hecho el Padre Thió en el Diario Espiritual de San
Ignacio en el núm. 3 de esta colección. En la columna izquierda se im-
prime el castellano original del Memorial, en la derecha la «traducción»
moderna de dicho texto. De este modo se mantiene inalterado el original,
para quien prefiera leerlo en el lenguaje del siglo XVI, y se ofrece la
oportunidad, sobre todo a los lectores menos acostumbrados a la lectura
de textos antiguos, de una lectura más fácil.

33
Este fenómeno queda aún más patente en las citas textuales (p. ej., frases de San Ig-
nacio) y documentos insertados en el Memorial, que, si están en lengua vulgar, se conser-
van tal como están.
PRESENTACIÓN 37

Lógicamente esta especie de «traducción» de castellano antiguo a


castellano moderno no deja de ser más que una interpretación personal
de quien la ha hecho, de la que más de una vez se podrá discrepar. El
lector juzgará.
Explicado lo fundamental, prescindo de sobrecargar más esta in­
troducción con otras explicaciones sobre puntos más secundarios de las
pautas seguidas en la edición. Cualquier lector atento las captará fácil­
mente. [d.i.] significa día incierto.
Tan sólo me queda desear que este libro contribuya a difundir más
la figura de San Ignacio y, a través de su espíritu, suscitar nuevos impul­
sos de renovación en la Iglesia de Cristo.

Salamanca, 31 de julio de 1991


Festividad de San Ignacio en el V Centenario de su nacimiento.
TEXTO DEL MEMORIAL
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 41

ALGUNAS COSAS QUE EL PADRE LUIS GONCALVES


ANOTO SOBRE LA VIDA DE NUESTRO PADRE IGNACIO
Se escriben a modo de texto, en castellano, porque así las escribió en
Roma durante el tiempo en que allí trató a Nuestro Padre. Y, para mayor
aclaración, sobre ellas se hacen unas anotaciones a modo de glosa, en
portugués, porque el mismo Padre Luis Goncalves las redactó aquí en
1
Portugal .

PROLOGO DEL PADRE LUIS GONCALVES


1. Como las órdenes religiosas no son otra cosa que modos concretos
de vivir conforme a los preceptos y consejos de Cristo, diversos de la
obligación y ley común que a todos compete no solamente por la perfec-
ta observancia que en ellas se profesa, sino diversos también entre sí unos
de otros por sus fines específicos y por los medios que cada orden esco-
ge para conseguirlos, siempre pensé que, igual que Dios, como dice la
2
Escritura , llamó y llenó de espíritu divino de sabiduría, inteligencia y
ciencia a Besalel, hijo de Urí, para proyectar y labrar perfectamente
cualquier obra en oro, piedras preciosas, plata, cobre, mármol y toda
suerte de madera, y le dio por compañero a Odolías, para que construye-
se el tabernáculo, arca de la alianza, propiciatorio y todo lo demás que el
mismo Dios había ordenado hacer a Moisés, así también, para la funda-
ción y edificación de cualquier orden religiosa que Dios Nuestro Señor
ha querido fundar y edificar en el mundo, ha acostumbrado a llamar y
elegir artífices concretos, a los que ha llenado de la gracia y del espíritu
que les era especialmente necesario para ser fundadores inmediatos de
estos tabernáculos vivos y arcas de la alianza, dedicados a la custodia de
la ley y a la perfecta observancia del culto divino.
2. Y por esta causa, como los demás trabajadores que se ocupaban de
la ejecución de aquella obra serían más perfectos cuanto más trabajasen
por imitar a Besalel y a Odolías, de igual modo me parecía que es total-
mente necesario que los religiosos, que pretenden perfeccionarse en su
estilo de vida, pongan mucha diligencia en conservar el espíritu de su in-
mediato fundador; y que tanto duraría una orden religiosa en la pureza

1
Como queda dicho, el original castellano va impreso a doble columna con una
acomodación al lenguaje actual, mientras que el original portugués se imprime de manera
normal, ocupando todo el ancho de la caja de escritura, en su traducción castellana.
2
Cf.Ex. 3 1 , 2 s s .
42 RECUERDOS IGNACIANOS

en que fue instituida, cuanto perdurase en ella esta imitación del que Dios
primeramente escogió.
3. Por esta razón, desde que entré en la Compañía, por Pascua del
3
1545 , siempre tuve gran deseo de ver y tratar a Nuestro Padre Ignacio
de Loyola, a quien Nuestro Señor nos dio como ejemplo y cabeza de
este cuerpo místico, del que todos los hijos de la Compañía somos
miembros. Y, aparte de otros motivos particulares que me aumentaban
esos deseos, había dos que me movían especialmente: uno era el deseo
de ejercitar la obediencia de juicio de la que tanto oía hablar en la Com-
pañía; y me parecía que, para poder alcanzar esta virtud, sería buen me-
dio oír la doctrina de aquel cuyas ideas sobre la Compañía debían de
considerarse como los primeros principios de una ciencia, que no suelen
ni pueden demostrarse.
El otro era la altísima opinión que tenía de la santidad personal de
Nuestro Padre, deducida no sólo de lo mucho que sobre él nos contaban
los que le habían tratado, sino también de la gran perfección que ya en-
tonces reconocía en la Compañía y en su modo de proceder; y así re-
cuerdo que, reflexionando muchas veces sobre esto, me hacía este razo-
namiento: Si tales son el fruto y la obra, ¿cómo serán el árbol y el artífice?
4. Y mi pretensión no era solamente llegar a un conocimiento un tan-
to general de las cosas del Padre Ignacio, sabiendo que éstas habrían de
escribirse un día, como siempre se ha acostumbrado a hacer con la vida
de los fundadores de las otras órdenes religiosas; más bien todo mi de-
seo era conocer experimentalmente, por medio del trato con él, sus deta-
lles y particularidades, pues me parecía que de ello dependía la perfecta
imitación, que todos debemos procurar de Nuestro Padre.
Bien comprendo esto, cuando me acuerdo de aquel santo religioso,
4
de nombre fray N. , a quien San Francisco apartó del arado para tomarlo
por hermano y compañero suyo, de quien se cuenta en sus crónicas que
procedía con tanta simplicidad en la imitación de su padre San Francisco,
que andaba siempre imitándole y copiándole, incluso en los movimien-
tos y posturas corporales: y así, si San Francisco alzaba las manos hacia
Dios, también las alzaba él; si San Francisco elevaba los ojos al cielo o
los fijaba en el suelo, otro tanto hacía él; si San Francisco caía de hino-
jos o movía los labios al rezar, enseguida hacía él lo mismo; si San
Francisco se enderezaba, también él lo hacía; si escupía y expectoraba,
también él escupía y expectoraba; y así en todo lo demás no quería ser
otra cosa que una sombra del santo, que Nuestro Señor le había dado por
cabeza.
5. Y me parecía que era sumamente importante comportarnos de
idéntica manera con Nuestro Padre Ignacio, en especial en las cosas to-
3
El Padre Luis Goncalves da Cámara ingresó en la Compañía de Jesús el 27-IV-1545,
lunes de la cuarta semana de Pascua de aquel año.
4
Fray Juan, llamado el simple por su candidez y anhelos de imitar en todo a San Fran-
cisco de Asís.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 43
cantes al gobierno de la Compañía y esenciales a la misma; y que, con-
forme a esto, sería muy necesario estar informados de sus cosas no sólo
de una manera general, sino también de los ejemplos concretos que pu-
diéramos observar, a través de los cuales viésemos realmente su manera
de actuar, tanto en la prosperidad como en la adversidad: cómo trataba a
los perfectos y cómo a los imperfectos; cómo se conducía con el que es-
taba tentado y cómo con los culpables; cuál era su tolerancia del mal y
cuánto estimaba el bien; cómo usaba del castigo y cuánto de las mues-
tras de amor; cómo formaba al novicio y cómo trataba al anciano y can-
sado.
6. Y tenía por cosas muy dignas de investigarse, saberse, escribirse y
conservarse entre nosotros como algo de mucho valor, no sólo éstas y
otras semejantes, que son totalmente necesarias para el gobierno general
y particular de cualquier comunidad religiosa, sino también todas las de-
más, aun las más personales, como saber en detalle cómo oraba, cómo
celebraba la Eucaristía, cómo preguntaba, cómo respondía, de qué le
gustaba hablar, qué reprendía, cuál era su modo de comer, cómo vestía
y, en fin, cualquier otra cosa que pudiera averiguarse de él.
Porque así como de un árbol muy bueno no sólo se aprovecha el
fruto, sino también la flor, las ramas y aun las hojas que caen al suelo y
las cascarillas más menudas y pequeñas que se lleva el viento, pues todo
en él es de singular valor, así me parecía que no debíamos de quedar sa-
tisfechos hasta saber las cosas más insignificantes de Nuestro Padre; y
que debíamos buscar en todas ellas su gran valor y virtud, para nuestro
remedio y ejemplo.
7. Pero volviendo a lo que decía antes, estos deseos que tenía de ver
a Nuestro Padre se los escribí por dos veces a Roma, pidiéndole encare-
5
cidamente me mandase ir allá para poderlos realizar ; y él mandó la res-
6
puesta de mis cartas al Padre Maestro Simón , remitiéndose en todo a él
(como acostumbraba a hacer en los demás asuntos particulares, querien-
7
do siempre que pasaran por los superiores inmediatos) . Y como no pa-
reció bien acá al Padre Maestro Simón que yo fuese, mi marcha se retrasó
hasta la venida del Padre Doctor Miguel de Torres como visitador de esta
8
provincia de Portugal, que ocurrió el año 1552 .
5
El primer vestigio de una carta del Padre Luis Goncalves da Cámara a San Ignacio
pidiendo ir a Roma se halla en esta anotación de mediados de marzo de 1551 en las cartas de
San Ignacio: «Lisbona. - A Luys González. De que no conuiene que venga acá, vna letra
amorosa» (MI, Epist. DI, 357).
6
Simón Rodríguez, uno de los primeros compañeros de San Ignacio, a la sazón pro-
vincial de la provincia de Portugal. Por el tiempo de la carta mencionada en la nota anterior
Simón Rodríguez debía de estar en camino hacia Roma, convocado por San Ignacio.
7
Sobre el modo de proceder de San Ignacio en la obediencia en relación con los dis-
tintos superiores, cf. después núms. 269-272.
8
El Padre Miguel de Torres, antiguo catedrático de la Universidad de Alcalá de
Henares, fue ganado por San Ignacio para la Compañía en 1545, aunque no ingresó en ella
hasta 1547. A finales de ese año lo envió el santo a fundar el colegio de Salamanca, donde
permaneció hasta que el primero de enero de 1552 le nombró visitador de la provincia de
44 RECUERDOS IGNACIANOS

El Doctor Torres, viendo mis deseos y la necesidad que había de


que alguien fuese a Roma a dar cuenta al Padre Ignacio de las cosas de
9
esta provincia, me mandó ir allá, a donde llegué el 23 de mayo de 1553 .
Y tanto fue lo que encontré en Nuestro Padre, que en verdad todo lo que
había oído de él me parecía muy poca cosa, como bien se ve por lo que
ahora voy a decir.
8. Viniendo yo el año 1546 con el Padre Gonzalo Fernández (que
10
después se llamó Urbano y fue el cuarto rector del colegio de Coimbra)
a esta provincia de Portugal desde Valencia, de donde partimos el 12 de
enero, llegamos a Madrid el 20 del mismo mes, día de San Sebastián. Allí
11
hallamos al Padre Pedro Fabro , a quien yo había conocido ya antes de
entrar en la Compañía, primero en París, un año antes de que con los
12
otros nueve compañeros se fuese a Venecia a esperar al Padre Ignacio ,

Portugal y después su provincial. También fue el primer provincial de la provincia de An-


dalucía.
9
La fecha de la llegada a Roma del Padre Luis Goncalves, consignada en este pasaje,
coincide con la que da la carta que se escribe desde Roma al Padre Mirón el día 12-VI-1553:
«El Padre Luis Gon9alez llegó el 3.° día de la pernéeoste, Dios loado» (MI, Epist. V, 122).
Ese año Pentecostés cayó el 21 de mayo.
10
Gonzalo Fernández, natural de la ciudad portuguesa de Santarem, ingresó en la
Compañía de Jesús en Coimbra el 17-IV-1545, diez días antes que el propio Luis Goncalves.
Con él marchó a Valencia a hacer el noviciado, bajo la dirección del Padre Diego Mirón.
Una enfermedad de ojos del Padre Luis Gon9alves obligó a los superiores a enviar a éste a
continuar el noviciado a su tierra, acompañado nuevamente de Gonzalo. Los aconteci-
mientos narrados en este pasaje tuvieron lugar en ese viaje de vuelta a Coimbra. Se ignora
por qué Gonzalo cambió su nombre por el de Urbano.
11
El beato Pedro Fabro, el primero de los compañeros de San Ignacio en París, nació en
Villaret (Saboya) el 13-IV-1506. Se unió a San Ignacio en 1531 y se ordenó sacerdote en
1534, siendo durante algún tiempo el único sacerdote del grupo fundacional de la Compañía
de Jesús. Desde 1540 acompañó al legado pontificio en Alemania a las dietas y encuentros
para discutir el problema religioso.
Fabro, acompañado de Araoz, llegó a la corte de España en marzo de 1545 para dar a
conocer en ella a la Compañía. La corte se hallaba entonces en Valladolid, desde donde se
trasladó a Madrid en otoño de aquel año. También Fabro pasó con la corte a la nueva capi-
tal, donde le encontraron los dos novicios portugueses a principios del año siguiente, como
cuenta aquí Luis Goncdves.
Fabro saldría de Madrid el día 20-IV-1546, llamado por San Ignacio para asistir al con-
cilio de Trento. Moriría en Roma el 1.° de agosto de ese año, sin haber podido llegar a
Trente.
12
Dos inexactitudes comete aquí el Padre Luis Gonfalves: primera, Fabro no acompa-
ñó a nueve compañeros en el camino de París a Venecia, sino solamente a ocho: Javier,
Laínez, Salmerón, Bobadilla, Broet, Codure, Jayo y Rodríguez; y segunda, no eran Fabro y
los otros ocho compañeros los que habían de esperar a San Ignacio en Venecia, sino a la
inversa. El mismo Luis Goncalves lo escribió correctamente años antes en la Autobiografía
de San Ignacio (Cf. FN I, 480). San Ignacio llegó a Venecia un año largo antes que sus
compañeros y fue él, quien, conforme a lo convenido previamente, esperó allí a sus compa-
ñeros que habrían de llegar de París.
Si Luis Goncalves conoció a Fabro en París un año antes de la partida de éste hacia
Venecia (que fue a mediados de noviembre de 1536), hubo de conocerle en 1535, cuando él
estudiaba en la Sorbona. En realidad tenemos pocos datos de la estancia de Luis en la uni-
versidad de París: sí sabemos que era maestro en artes por aquella universidad.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 45
13
que en aquel tiempo había ido a España , y luego en Portugal, siendo yo
14
estudiante en la universidad de Coimbra .
15
En Madrid nos detuvimos unos días con el Padre Fabro , durante
los cuales me confesé y departí largamente con él. Tan asombrado que-
dé de lo que en él observé, que me pareció no habría en el mundo hom-
bre alguno más lleno de Dios; tanto que, cuando después oía hablar de
lo mucho que el Padre Ignacio aventajaba a todos, lo creía tan sólo por
un acto de fe y por la razón que ya dije de ser él cabeza y principio de la
Compañía. Pero, cuando le conocí y traté en Roma, perdió toda la fuerza
la experiencia de lo que había sentido sobre el Padre Fabro, que acabó
pareciéndome un niño en comparación de Nuestro Padre.
Y ya entonces, conocida mejor la conclusión de mi antiguo argu-
16
mento , hacía de ella un nuevo principio: y argumentando más perfecta-
mente, donde antes decía «¡qué grande debe ser el Padre Ignacio, pues
fue el instrumento de la fundación de la Compañía!», concluía que, pues
era tan grande el espíritu y las gracias que Dios había otorgado al Padre
Ignacio, fundador de la Compañía, grande había de ser también la per-
fección y excelencia de la Compañía.
17
9. Permanecí en Roma hasta el 23 de octubre de 1555 ; y en setiem-
18
bre de 1554 Nuestro Padre me nombró ministro de la casa . Durante este
tiempo, tanto para un mejor cumplimiento de mi oficio, como para mi
personal consuelo, me tomé el trabajo de anotar las cosas de alguna im-
portancia que Nuestro Padre decía, hacía u ordenaba; y, pareciéndome
que con ellas podría ayudarse esta Provincia de Portugal - y en especial
sus superiores-, comencé el enero siguiente a consignarlas a modo de
memorial, escribiéndolas enseguida el mismo día en que sucedían; y tra-
je conmigo y guardé siempre hasta hoy los apuntes que de aquellas co-
sas me quedaron.
13
San Ignacio partió en la primavera de 1535 de París hacia España -y más concreta-
mente hacia Azpeitia-, donde desarrollaría una admirable actividad benéfica y pacificadora.
Desde allí partió hacia Venecia para encontrarse con sus compañeros.
14
Ya maestro en artes por la universidad de París, Luis Goncalves continuó sus estudios
en la de Coimbra. Aquí pudo encontrarse con Fabro en dos ocasiones: o bien por breves días
hacia los meses de octubre-noviembre de 1544, o bien de una manera más reposada a lo largo
de los meses de diciembre de 1544 o enero de 1545 (cf. Boero Giuseppe, Vita del beato
Pietro Fabro,Roma 1873, pp. 161,162 y 168). La palabra y ejemplo de Fabro atrajeron hacia
la Compañía a muchos jóvenes conimbricenses, entre los cuales muy bien pudo contarse el
propio Luis Goncalves, que ingresaría en la Compañía tres meses después (cf. nota 3).
15
La estancia de los dos novicios en Madrid duró una semana escasa, ya que el día 25
de enero los despedía Fabro con una carta de recomendación para el Padre Martín de Santa
Cruz, rector del colegio de Coimbra (cf. Fabri Mon. 388-389). De esta carta se deduce que
los dos novicios dejaron una excelente impresión en el ánimo del beato.
16
Cf. núm. 3.
17
Este Memorial se interrumpe cinco días antes de esa fecha: cf. núm. 413.
18
El ministro es, según las Constituciones de la Compañía, el instrumento principal que
tiene en sus manos el rector para el gobierno de la casa. Tiene las funciones de «Vicerrector
o Maestro de Casa, para proveer en todas las cosas que al bien universal convienen» (Const.,
P. IV, c. 10, 7 [431]). Se ocupa sobre todo de velar por las cosas externas de la comunidad:
observancia, orden, menaje, etc.
46 RECUERDOS IONACIANOS

Y, juzgando que, así como yo me consolaba con su lectura, tam-


bién agradaría conocerlos a los demás de la Compañía, por tratarse de
cosas nuestras y de Nuestro Padre, a ratos fui procurando ponerlos en
orden y pasarlos a limpio, de modo que pudieran comunicarse a esta
Provincia de Portugal. Pero, a causa de muchas ocupaciones e impedi-
mentos, nada pude concluir hasta este año de 1573 en que, estando en
19
Evora, me animó mucho a hacerlo el Padre Manuel Alvarez , superior de
aquel colegio; y así me pareció conveniente tomar diariamente un poco
de tiempo para este trabajo.
10. Y pues no es mi intención sino contar con sencillez y explicar las
cosas que, como digo, vi y me pasaron con Nuestro Padre, me pareció
sería buen sistema consignar primero lo que anoté en Roma, en el mis-
mo idioma y con las mismas palabras con que entonces lo hice, poniendo
la misma fecha en que sucedieron y todas las demás circunstancias que
intervinieron; y después, puesto que algunas cosas necesitarían de ulterior
explicación, ya que no se trataba más que de meros apuntes para ayudar
a mi memoria, me pareció bien añadir lo que creía era necesario para su
mejor comprensión, trayendo también algunos ejemplos más sobre los
20
mismos temas, que sirvieran para el mismo fin .
11. Y para que todo goce del crédito y autoridad que se merece, en es-
tas adiciones guardaré el mismo orden que observé en apuntar lo que traje
21
de Roma, como abajo se advierte . Solamente en el primer cuaderno irán
tres o cuatro anotaciones marginales, que añadió el Padre Pedro Ribade-
22
neira , que creí conveniente dejar en esta copia, como abajo se verá, por
tratar de la misma materia y gozar de tanta certeza.

19
Este es el autor de la famosa obra De institutione grammatica libri tres, que tantas
ediciones alcanzó durante varios siglos. Natural de Ribeira Brava (Madeira), entró en la
Compañía el 4-VI-1546. Murió en Evora el 30-XII-1583.
2 0
Aquí explica Goncdves da Cámara cómo entiende él su función de «glosador» del
Memorial primitivo, de la que se ha hablado ampliamente en la Presentación. Los fines de
sus comentarios los expresa, según vemos, con expresiones como «explicar... ulterior ex-
plicación. .. mejor comprensión». Según ya se ha dicho, los comentarios portugueses van a
veces más allá de esos fines.
21
Cf. núm. 12.
22
Estas anotaciones de Ribadeneira se hallan en los núms. 31,47, 67, 91-92.
Pedro de Ribadeneira nació en Toledo el l-LX-1526. Pasó a Roma como paje del car-
denal Farnesio. En 1540 pidió a San Ignacio el ingreso en la Compañía, siendo el propio
santo el que dirigió toda su formación, que le condujo a los centros culturales más presti-
giosos: París, Lovaina, Padua, Roma. Durante algún tiempo fue profesor en Roma y
Palermo. También tuvo importantes cargos en la Compañía: rector, provincial, comisario,
asistente, etc. Fue un escritor clásico de exquisito gusto renacentista y un excelente
hagiógrafo, como se ve en la biografía de San Ignacio, que publicó primero en latín (1572)
y después en castellano (1583), en el Flos sanctorum, etc. Murió el 22-DC-1611.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 47
MEMORIAL MEMORIAL
DE LO QUE NUESTRO PADRE DE LO QUE NUESTRO PADRE
ME RESPONDE ACERCA DE ME RESPONDE ACERCA DE
LAS COSAS DE CASA, LAS COSAS DE CASA,
COMENTADO A 26 DE COMENZADO EL 26 DE
HENERO DEL AÑO DE 1555. ENERO DEL AÑO 1555.
12. Es de advertir que todos los 12. Hay que tener en cuenta que
capítulos, que tienen número pre- todos los capítulos que llevan un
23
fixo , son respuestas, que el Padre 23
número delante son respuestas
me dio en día señalado, y todos que el Padre me dio en una fecha
24
los otros también son del Padre , determinada, y todos los demás
mas dichos en diversas veces y en también son del Padre , aunque 24

diversos propósitos. dichos en diversas ocasiones y


contextos.
en día señalado
Llamo «día señalado» a las fechas en que oí decir o vi hacer a
Nuestro Padre las cosas que aquí se narran, porque son éstas solamente
las que se consignan, y no aquellas en que se escribieron; porque algu-
nas veces no las podía pasar a limpio hasta el día siguiente de sucedidas,
aunque siempre las anotaba enseguida en un cuaderno que, junto con un
tintero pequeño, traía conmigo, para asignarle a cada cosa su lugar. Y el
Padre me veía escribir delante de él, dejando de hablar en cuanto yo me
25
ponía a escribir .
13. 1° Quanto al hacer del P. 13. 1.° En cuanto a que el Padre
26 26
Vitoria la doctrina, nuestro Pa- Vitoria enseñe la doctrina, Nues-
23
Se trata de los números ordinales (1.°, 2°, 3.°, etc.) que preceden a ciertos párrafos
del Memorial, y no a los números de orden (1 al 413) en los que el editor ha dividido el tex-
to. Alguna vez sucede que Luis Goncalves o el copista del manuscrito han olvidado alguno
de estos números ordinales. Cuando estas omisiones son claras, se suplen: así ocurre en los
números de orden 152, donde se ha añadido [2.°], y 267, donde se ha añadido [4.°]. En la
edición de Monumento Histórica el número de orden 84 lleva adjunto el ordinal 7.°, aunque
quizá debiera llevar el 6.°, ya que el inmediatamente precedente es el 5.°.
Por lo demás, en la parte final del texto se hallan bastantes imprecisiones de fechas, por
lo que a veces no es posible adjudicar algunos números ordinales a una fecha determinada:
por ejemplo, núms, 352,1.°; 354,1.°; 357,1.°.
Igualmente hay una serie de fechas determinadas que carecen de números ordinales; así
el 25 de febrero; 5, 21 y 23 de marzo; 14, 16 y 18 de abril y bastantes a partir de junio. El
último número ordinal que aparece es el del número de orden 357, sin que vuelva a apare-
cer ninguno en el resto del texto, que comprende, como queda dicho, 413 números.
24
Esto ha de entenderse, como se ha advertido en la Presentación, en sentido amplio, ya
que no pocos textos provienen claramente de terceras personas, como aparece, entre otros,
en los núms. 207,240, 274, 324, 342, 353, 365, 367, 375, 376.
25
Cf. lo dicho en la Presentación sobre el modo de composición del Memorial.
2 6
Juan Alfonso de Vitoria (Victoria), natural de Burgos, emitió sus primeros votos en
la Compañía de Jesús en Roma el 25-HJ-1549, al parecer inmediatamente después de su in-
greso en ella. He aquí algunas otras fechas de su vida jesuítica: Enseña y predica en Viena
(1551-1552), regresa a Roma (1553), rector del colegio de Viena (1558-1562), procurador
general de la Compañía (1567-1570), muere en Ñapóles (22-UI-1578).
48 RECUERDOS IGNACIANOS

dre propone dos cosas que se tro Padre propone que se tengan en
consideren: la una, si habrá audi- cuenta dos cosas: una, si habrá au-
torio competente; la otra, si se po- ditorio capaz; otra, si se podrá per-
drá perseverar en lo comengado; y severar en lo comenzado; y, si
si después destas consideraciones después de estas consideraciones,
se determinare que haga él la se determina que enseñe él la doc-
doctrina, quiere el Padre que pri- trina, quiere el Padre que primero
mero haga tres liciones privadas, a tenga tres exposiciones en privado,
las quales también asistan los que a las que asistan también los que
lo han de juzgar. han de darle el juicio.
Quanto al hacer
14. Entonces no se tenía en nuestra iglesia la lección de Escritura, que
allí se acostumbra a hacer al pueblo por la tarde, a modo de predicación;
y, pensando algunos que sería bueno la tuviese el Padre Vitoria, se lo
propuse al Padre Ignacio, y él me respondió esto que aquí digo.
dos cosas se consideren
15. Usaba Nuestro Padre, en todo lo que ordenaba, de mucha circuns-
pección en cuanto a los medios que se emplearían, en cuanto a los fines
que se debían pretender y en cuanto a los inconvenientes que podrían re-
sultar, en especial cuando se trataba de asuntos públicos y expuestos a la
vista y el juicio de los de fuera. Me acuerdo que, a los pocos días de mi
27
llegada a Roma, le mandó a pedir el cardenal de la Cueva un predica-
28
dor para La Goleta, donde un familiar suyo hacía de capitán general ; y,
29
como opinase el Padre Polanco que podía cumplir con este cometido el
30
Padre Mendoza , ordenó Nuestro Padre exactamente lo que aquí se
cuenta del Padre Vitoria: que fuese a predicar tres veces al refectorio y
que le escuchasen las tres aquellos con quienes él mismo consultaba si

27
Bartolomé de la Cueva y Alburquerque, hijo del duque de Alburquerque, fue creado
cardenal por Paulo III el 19-XII-1544. Ostentó los siguientes títulos cardenalicios: San
Mateo in Merulano, San Bartolomé in ínsula y Santa Cruz en Jerusalén. Murió en junio de
1562.
28
Regía La Goleta, junto a Túnez, Alfonso de la Cueva, hermano del Cardenal. Desde
1535 esta plaza fuerte africana era dominio del emperador Carlos V.
2 9
Juan Alfonso de Polanco nació en Burgos el 24-XU-1517. Emitió sus primeros votos
en la Compañía de Jesús el 15-VIII-1541. Desde 1547 se encuentra ya en Roma al lado de
San Ignacio, quien le nombra su secretario y le concede la profesión solemne (25-IU-1549).
Fue el más estrecho colaborador del santo hasta su muerte. Al morir éste en 1556, le confió
el mando supremo de la Orden. También fue secretario de los dos generales siguientes,
Diego Laínez y San Francisco de Borja. Murió en Roma el 20-XU-1576. Más datos sobre
Polanco en el núm. 73.
3 0
El Padre Cristóbal de Mendoza llegó desde España a Roma el 9-VI-1554. San Igna-
cio le sometió a un examen de idoneidad antes de destinarle a La Goleta (cf. núm. 193), del
que salió airoso. Destinado a La Goleta, llegó a Ñapóles a esperar la oportunidad de pasar a
África; en abril de 1555 todavía no había embarcado y todos los datos apuntan a que esta
misión no llegó a realizarse. En junio de 1555 era rector en Ñapóles, donde permaneció hasta
1564. Después pasó a Sicilia y finalmente a España, donde murió el 30-IV-1578.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 49
le enviaría, a fin de que pudieran emitir sus pareceres con el mayor co-
nocimiento posible de causa.
la otra, si se podrá perseverar
16. A muchos, tanto de casa como de fuera, causaba asombro la gran
constancia que Nuestro Padre tenía en proseguir las cosas de que estaba
persuadido convenían al servicio de Dios y provecho espiritual del próji-
mo. Muchas veces pensé que esto tenía su origen en él en la mucha co-
municación y consulta que tenía con Dios antes de determinarse en cual-
quier negocio; porque procedía como quien ya había alcanzado el fin que
los asuntos podían tener y, conforme a ello, para todo hallaba medios in-
usitados y muy diferentes de los que otro cualquiera hallaría.
El papa Julio III quiso establecer en Roma un seminario de jóve-
31
nes alemanes que, después de estudiar las doctrinas e imbuirse de las
costumbres católicas, pudieran servir a las iglesias de Alemania, para las
que no se hallaban sacerdotes. Se buscaron casas convenientes en que
pudieran vivir al estilo de un colegio; y, una vez reunidos algunos, con-
fió el papa al Padre Ignacio su dirección espiritual y el gobierno de la
casa; y en lo temporal se proveía de limosnas que el mismo Julio JJI daba
y de lo que por su parte los cardenales, viendo el agrado que en ello ex-
32
perimentaba el papa, también aportaban .
17. Mas después de su fallecimiento y del de Marcelo n, aconteció que
33
a Paulo IV, sucesor suyo en el pontificado , agradó poco esta obra y, por
tanto, no le otorgó favor ni limosna alguna de las que antes se daban; y,
por consiguiente, dejaron también de dar las suyas los cardenales, a ex-
34
cepción del cardenal Morone , que, como era el que solicitó esta obra en
tiempo de Julio III, por haber estado mucho tiempo de nuncio en Alema-
35
nia, dio siempre diez cruzados cada mes .
31
Se hace aquí referencia al que después se llamó colegio germánico. En realidad el
primero que concibió la idea de esta fundación no fue Julio III, sino el cardenal Morone (cf.
núm. 17). La bula de erección del colegio germánico data del 31-VIII-1552.
3 2
F. Schroeder, Monumenta quae spectant primordio collegii germanici et hungarici
(Roma 1896), 131-140 ofrece la lista completa de los cardenales que colaboraban con sus
limosnas a la sustentación del colegio germánico. Al final de la obra publica Schroeder una
reproducción del original que San Ignacio presentó en 1553 al papa y a los cardenales para
que consignaran individualmente sus aportaciones a la obra: en esa lista aparecen, aparte de
la aportación del propio Julio III, las aportaciones de 22 cardenales. Publicación moderna de
esta lista de aportaciones en: Ignatius von Loyola und die Gesellschaft Jesu, 1491-1556,
Hrsg. von Andreas Falkner und Paul Imhof (Würzburg 1990), 324.
33
Julio ffl murió el 23-111-1555. Marcelo II, elegido el 9-IV-1555, fallecía el 30 del
mismo mes. A éste le sucedió Paulo IV, elegido el 23-V-1555.
3 4
Juan Jerónimo Morone (1509-1580), obispo de Módena, creado cardenal el 2-VI-
1542. En 1536 fue nombrado nuncio en Alemania y, en calidad de tal, tomó parte en las
discusiones sobre la cuestión religiosa en Hagenau (1540), Worms (1541), Ratisbona (1541)
y Espira (1542). En 1555 fue legado pontificio en la dieta de Augsburgo, a donde le acom-
pañaron los Padres Laúiez y Nadal (cf. núm. 153). Jugó un relevante papel en el concilio de
Trento, del que fue algún tiempo presidente. Murió en Roma el l-XII-1580.
35
En la lista de los cardenales bienhechores del colegio germánico, leemos en
Schroeder lo siguiente, que coincide a la letra con lo que dice este pasaje del Memorial:
50 RECUERDOS IGNACIANOS

Pero, como esto no bastaba para la provisión de los convictores,


trataban muchos de convencer a Nuestro Padre de que disolviera el cole-
gio hasta mejor oportunidad. Pero nada de esto bastó para hacerle desis-
tir; y, porque era humanamente imposible que pudieran sustentarse en
Roma todos los que ya estaban allí, dio orden de repartirlos por los cole-
gios de la Compañía de Italia y Sicilia, para que vivieran en ellos a
nuestra costa y de que dos o tres permanecieran en Roma en las mismas
condiciones (si no podía ser de otra manera) en la casa que se había to-
36
mado, para poder conservar su posesión y orden. Y así se hizo .
Pero, restablecidas después las primeras facilidades, volvieron to-
dos a Roma; y fue creciendo tanto el colegio y cobrando tanto crédito,
que se conserva hasta hoy; y tiene, además de los alemanes para quienes
37
se instituyó, unos 200 convictores , la mayoría hijos o parientes de per-
sonas nobles, de casi todas las naciones; y se llama vulgarmente el «co-
legio germánico».
La razón de haber recibido Nuestro Padre a estos convictores, ade-
más de los alemanes (para los que se fundó el colegio), fue para que, con
la pensión que ellos daban cada mes, se pudiese pagar el alquiler de la
38
casa, que era grande, y se ayudase a sustentar a los mismos alemanes .
18. En tiempo de Paulo IV, cuando más arreciaba la dificultad que
hubo para mantener el colegio, sucedió una cosa que cae bien traerla aquí
en esta ocasión. Cuando el Padre Ignacio tomó sobre sí la responsabili-
dad de aquella obra, comenzó enseguida a hacer muchas diligencias para
que viniesen de Alemania y de todas aquellas regiones sujetos aptos para
lo que en ella se pretendía, escribiendo sobre ello y encomendándolo
mucho a los de la Compañía que por allá andaban. Y por esto sucedió
que llegaron a Roma, precisamente en el tiempo en que por la mencio-
nada escasez no se podían sustentar, nueve jóvenes, casi todos de Bohe-
39
mia , para los que además creo que consiguieron allá los nuestros del
40
emperador Fernando una limosna para el viaje .
19. Los recibió Nuestro Padre en nuestra casa con muchas muestras de
caridad y con todo agasajo; y, como vio la dificultad que había en aque-
«Moronus. Ego, cardinalis Moronus, conferam decem áureos singulo quoque mense» (o.c,
136).
3 6
Esta dispersión se efectuó en el otoño de 1555.
37
El número de 200 convictores se consiguió en el año 1562. Los convictores no ale-
manes, no destinados al estado clerical, pasaron el año 1573 del colegio germánico al semi-
nario romano.
38
La admisión de convictores para ayudar al sostenimiento del colegio germánico se
debió al Padre Laínez, aunque la idea de recibirlos bajo obediencia de la Compañía venía de
antes. Se admitían de cualquier nación, incluso sin vocación al estado clerical (cf. nota an-
terior). La apertura del colegio a convictores obligó a éste a cambiar de sede varias veces.
3 9
Estos nueve jóvenes de Bohemia, reclutados por San Pedro Canisio, llegaron a Roma
en el mes de agosto de 1555. En realidad el santo reclutó a doce, de los que tres no llegaron
a su destino por diversas causas.
4 0
Cuando estos jóvenes llegaron a Roma, el rey Fernando no había enviado todavía
ninguna pensión para su sustento, cosa que hizo más tarde, aunque es posible que les ayudara
a realizar el viaje.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 51

Uo para lo que habían sido enviados a Roma, decidió atraerlos hacia la


Compañía, pues en ella podrían contribuir a la conversión de sus nacio-
nes tanto o más que en el nuevo colegio. Merece la pena referirse a los
artificios y medios que usó con ellos para este fin; porque, por una parte,
les dispensaba el mejor trato y todos los mimos que podía: les mandaba
a la mesa donde comían cualquier fruta o cosa exquisita que tuviésemos;
quería que yo les acompañase mientras comían, para alegrarlos y agasa-
jarlos, encargándome que se los entregase «convertidos»; y, por otra, les
hacía comprender la dificultad que tendrían en cualquier otro género de
vida que quisieran abrazar en Roma.
En fin, se portó con ellos de tal manera, que todos los nueve pidie-
ron ser admitidos en la Compañía e ingresaron en ella con tan buenos
41
deseos, que tan sólo dos no perseveraron .
20. Pero, volviendo a la constancia que tenía Nuestro Padre en las co-
sas que emprendía, antes de que la Compañía se hubiera propagado tan-
to, se ocupaba en algunas obras piadosas de particular servicio de Dios,
42 43
como la erección de las casas de catecúmenos y arrepentidas y otras
semejantes. Estas en Roma suelen encomendarse especialmente a algún
cardenal, para que tenga la superintendencia sobre los que se ocupan de
ellas. Sucedía, pues, muchas veces que el Padre Ignacio quería hacer o
proseguir en esta materia algunas cosas de manifiesto servicio de Dios;
y, porque los cardenales que tenían la superintendencia de estas obras no
se preocupaban suficientemente de ellas, ocurría que tenía frecuentemente
choques con ellos; mas no por esto desistía de llevar a cabo lo que creía
convenir a la honra de Dios, aunque ello no fuera del gusto de los hom-
bres.
Mas, porque éstos eran tales que, por otra parte, importaba mucho
mantenerlos benévolos para con las cosas de la Compañía, fue preciso
que Nuestro Padre diera de mano a estas ocupaciones, prefiriendo no
meterse en ellas, pues no podía continuarlas sin notable detrimento nues-
tro. Todo esto lo supe, porque me lo contó el mismo Padre y otros anti-
guos de la Compañía.
En fin, podemos afirmar que tenía mucha razón el cardenal di Car-
44
pi , nuestro protector, cuando le aplicaba aquel dicho: «Ya ha fijado el

41
Quizá se refiera a Wolfgango Georgii y Andrés Persin, que salieron de la Compañía
en Praga el año 1568.
4 2
San Ignacio y sus compañeros indujeron a algunos judíos a abrazar la fe católica, a
quienes acogieron en su casa de Santa María della Strada. Al crecer el número de estos
catecúmenos, se buscó una sede propia para ellos: primero, junto al templo de San Juan de
Mercato y después junto a Santa María dei Monti.
43
La casa de las «arrepentidas», bajo el título de Santa Marta, tuvo su primer asiento no
lejos de Santa María della Strada yanto al colegio romano. Después se trasladó junto a Santa
Prisca, en el monte Aventino.
4 4
Rodolfo Pío di Carpi (1500-1564), obispo de Faenza desde 1528 hasta 1544, y des-
pués de Agrigento, fue legado pontificio en Francia ante Francisco I en 1535. Fue creado
cardenal el 22-XII-1536. Murió el 2-V-1564.
52 RECUERDOS IGNACIANOS

45
clavo» ; como si dijera que el juicio que el Padre se formaba una vez en
semejantes materias era tan firme y constante como un clavo muy bien
clavado.
21. 2° Platíquense en casa las 21. 2° Pónganse en práctica en
reglas que el Padre hizo de la mo- casa las reglas de la modestia que ha
46 46
destia , y generalmente se tenga hecho el Padre , y en general tén-
este miramiento: que los que tu- gase cuidado con lo siguiente: que
vieren más necesidad dellas, esos los que tienen más necesidad de
las lean o declaren a los otros, y ellas, sean los que las lean o las ex-
ansí también en las otras faltas se pliquen a los otros, y hágase tam-
haga lo mismo. bien lo mismo con las otras faltas.

de la modestia
22. Nuestro Padre estimaba mucho en los de la Compañía la modestia
y compostura del hombre exterior; y, para ayudarnos a conseguirla, se
aplicó con gran empeño a componer las reglas siguientes, ordenándome,
como aquí se dice, que las hiciera observar en casa, valiéndome de peni-
tencias y de todos los demás medios que para las otras reglas se emplean.
Y, para que todos comprendieran estas reglas de la modestia, mandó el
47
Padre Ignacio al Padre Laínez que las promulgase en una plática que
para esto tuvo, a la que hizo asistir, sin faltar ninguno, a todos los de casa,
así antiguos como nuevos, Y el tema de la plática fue aquello de Santia-
go en el capítulo IV de su epístola canónica: «Y escuchad ahora voso-
tros, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí
el año; comerciaremos y lograremos pingües ganancias. Pero ¡si no sa-
48
béis siquiera qué os va a suceder mañana!» . Sobre estas palabras habló
largamente del mucho caso que Dios hace de las cosas que a los hom-
bres les parecen muy pequeñas.
23. Y recuerdo que también sucedió entonces algo que a todos nos pa-
reció misterioso: y fue que, durante el transcurso de la plática cayó un

45
En el original del Memorial esta famosa frase se transmite en una mezcla de italiano
y portugués: ya ha flxo il chodo.
4 6
Las reglas de la modestia buscan regular los movimientos, gestos, modo de caminar,
hablar, mirar, llevar el vestido, etc., en orden a la edificación del prójimo. San Ignacio
compuso estas reglas entes del 26-1-1555, a cuya fecha corresponde el presente pasaje del
Memorial. Pero, en cierto sentido, el germen de las mismas se halla ya en el Texto a de las
Constituciones de la Compañía de Jesús, compuesto en torno a 1549 (P. DI, c. 2, núms. 6-8:
Cf. MI, Const. D, 157-158). Las Constituciones definitivas conservan también el contenido
esencial de estas reglas (Cf. P. DI, c. 1,4 [250]). Cf. nota 52.
4 7
Diego Laínez (1512-1565) natural de Almazán (Soria), uno de los primeros compa-
ñeros de San Ignacio, con el que estableció relación en París en 1534. Cuatro aspectos se
pueden resaltar de la vida de Laínez: su actividad apostólica por un gran número de ciuda-
des de Italia; su relevante actuación en las tres etapas del concilio de Trento, en calidad de
teólogo pontificio; su participación en las discusiones religiosas con los protestantes: dieta
de Augsburgo (1555) y coloquio de Poissy (1561); su papel en la naciente Compañía de Je-
sús, sucediendo a San Ignacio como general de la Orden.
4 8
Jac. 4,13-14.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 53
tejado en cierto sitio de la casa donde solían estar a esa hora los Padres
y Hermanos; y, si no hubieran estado todos juntos en el otro sitio oyen-
49
do la plática, sin duda hubiera cogido a algunos o a muchos debajo .
Estábamos un día a la mesa con Nuestro Padre algunos de casa y,
recayendo la conversación sobre lo que se decía por Roma, que éramos
todos unos hipócritas, respondió el Padre que él deseaba tuviésemos mu-
cho más de aquella clase de hipocresía; y añadió: «Yo he pensado y dis-
currido por todos los de la Compañía, y no he hallado en ella hipócrita
50 51
alguno, si no fuere Bobadilla y Salmerón ». Estaban estos Padres pre-
sentes y ambos tienen un exterior muy alegre y opuesto a la hipocresía.
Y recuerdo que, después de pasar esto, compuso el Padre las reglas arri-
52
ba transcritas .
4 9
La promulgación de las reglas de la modestia hecha por el Padre Laínez y el derrum-
bamiento del techo no tuvieron lugar en enero de 1555, como pudiera dar a entender el tex-
to del Memorial, sino en el mes de agosto de dicho año.
5 0
Nicolás Alonso Pérez (ca. 1511-1590), natural de Boadilla del Camino (Palencia),
de donde tomo el apelativo de Bobadilla, es otro de los primeros compañeros de San Ig-
nacio. Su primer destino a la India se vio frustrado por una enfermedad, siendo sustituido
por San Francisco Javier. El papa lo envió a la dieta de Espira en 1542, permaneciendo
en Alemania hasta 1548. También asistió a las dietas de Nuremberg, Worms, Ratisbona y
Augsburgo. Muerto San Ignacio, Bobadilla causó no pocos disgustos al oponerse a la au-
toridad de Laínez. Aplacado finalmente, dedicó el resto de sus días a trabajos pastorales.
Cf. Modesto Salcedo, Un gran palentino frente a la reforma. El P. Nicolás de Bobadilla
(Palencia 1982).
51
Alfonso de Salmerón (1515-1585), natural de Toledo, fue el más joven de los pri-
meros nueve compañeros de San Ignacio. A lo largo de su vida jesuítica desplegó una ex-
traordinaria y polifacética actividad: se dedicó a la predicación durante decenios por diversas
partes de Italia, fue nuncio en Irlanda (1541-1542), profesor en la Universidad de Ingolstadt
(1549-1550), diplomático pontificio en compañía del nuncio Lippomano (Polonia, 1555-
1556), del cardenal Rebiba (Bélgica, 1556), del cardenal Carafa (Bruselas, 1557-1558),
teólogo pontificio en las tres etapas del concilio de Trento, etc. Además de esto, fue proh'fico
escritor teológico (sus obras llenan 16 volúmenes en folio). Dentro de la Compañía de Jesús
fue provincial de Ñapóles, vicario sustituto de la Compañía, consejero de los tres primeros
generales de la Orden, etc.
5 2
En el texto manuscrito del Memorial faltan dichas reglas, por más que en este pasaje
diga el Padre Luis Goncalves da Cámara que las ha transcrito antes. Es posible que pensara
incluirlas entre la primera y la segunda frase del núm. 22, ya que en la primera habla de «las
reglas siguientes», mientras que en la segunda habla de «estas reglas», como si el lector ya
las conociese. Probablemente se olvidó de transcribirlas, quizá porque en el momento de
componer estos pasajes no dispusiera del texto de las mismas. Aunque en todas las edicio-
nes del Instituto de la Compañía se hallan traducidas al latín, es probable que San Ignacio las
compusiera en castellano. Ofrecemos aquí un texto en español muy antiguo tomado de cod.
Instit. 24a (Miscellanea de Regulis I) ff. 108 y 167 (177)
REGLAS DE LA MODESTIA
Aquello que deben guardar los hermanos de la Compañía en el andar público: en
general se puede decir brevemente de nuestros Hermanos que en todo el hombre exte-
rior se vea la modestia y humildad y religiosa manera y buen ejemplo y edificación a
todos aquellos que le[s] ven. Viniendo a lo particular, se guarden las cosas siguientes:
No vuelva la cabeza ligeramente a una parte ni a otra, mas con madureza y alegría
cuando cumpliese, y cuando no fuese necesario, se tenga con moderada inclinación del
pescuezo para la parte de delante, ni a una parte, ni a otra.
54 RECUERDOS IGNACIANOS

esos las lean


Las leían en el refectorio durante la comida y a la vez las explica-
ban, como se solía hacer en las otras lecturas, cuando se le ocurría algu-
53
na cosa al lector .
24. [d.i.J También suele algunas 24. A veces, para que alguno se
veces nuestro Padre para quitar corrija de algún defecto, suele
54
un vicio a uno hacerle síndico del también Nuestro Padre nombrarle
54
mismo vicio, y que sindique a to- corrector de ese defecto, para que
dos, y todos le sindiquen a él. corrija a todos y todos le corrijan a
También suele para lo mismo ha- él. Y también suele mandar que se
cerle examinar cada día sobre el examine muchas veces cada día de
tal vicio muchas veces, y decir a dicho defecto y que diga a alguno
alguno que hizo el examen las ve- antes de cenar o antes de irse a
ces mandadas, antes que cene o dormir que ha hecho el examen las
antes que duerma, y el mismo veces que se le mandó; y el mismo
nuestro Padre lo hace todas las Padre lo hace siempre que el reloj

Los ojos se tengan comúnmente bajos sin mucho alzarlos ni volverlos a una parte
ni a otra; hablando, máxime con personas de respeto, no miren fijamente al rostro de
las tales, antes abajo del rostro comúnmente.
Las [ajrrugas en la frente se deben evitar, y mucho más en la nariz, para que la
sinceridad [sic, en lugar de serenidad] de fuera muestre la que tienen de dentro.
Los labios ni mucho cerrados ni mucho abiertos.
Toda la cara y vulto [= semblante, rostro] muestre alegría antes que tristeza o otro
efecto [sic, en lugar de afecto] menos ordenado.
La vestidura de arriba cubra todo lo de bajo, en modo que solamente se vea la parte
superior del pescuezo.
Todos traigan los vestidos limpios.
Las manos, si no se ocupan el alzar la veste [= vestido], se tengan en modo decente
y quieto.
El andar sea moderado sin notable priesa, si la necesidad no fuese urgente, guar-
dando lo decoro [= el decoro, o bien lo decoroso] cuanto sea posible.
Todos los gestos finalmente y movimientos sean tales, que muestren humildad y
muevan a devoción a todos los que miraren para ellos.
Cuando salen fuera de casa en número, tengan orden de dos en dos, o tres, de la
manera que fuer[e]n ordenados.
S[i] aconteciere hablar, se alembrarán [portugués, en lugar de acordarán] de la
modestia y de las palabras y modo de hablar.
Ninguno de casa o de la Compañía se atreverá a decir palabra injuriosa o escan-
dalosa a otro de la Compañía, ni de fuera, so pena de tres semanas, tres día[s] de cada
una, comer a la mañana y a la noche pan y vino y caldo, y no otra cosa.
53
Entre las reglas comunes a todos los que moran en casa, editadas en Roma en 1560,
se encuentra la siguiente, que traducimos del latín: «Si al que lee en el refectorio le viene a
la mente algo útil para la comprensión de lo que está leyendo, puede explicarlo a los demás,
con tal de que tenga en cuenta la modestia y la humildad».
5 4
La función del síndico, que traducimos por corrector, queda expresada en el si-
guiente pasaje de las Constituciones de la Compañía: «Haya un síndico en Casa, cuyo oficio
sea mirar por todos los particulares, en lo que toca a la honestidad y decencia exterior, an-
dando por la iglesia y casa; notando lo que no conviene y avisando al Superior, o al mismo
que falta, si tal autoridad se le da, para más ayudar en el Señor nuestro» (P. III, c. 1, 16
[271]).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 55
veces que da el relox, tanto de día da la hora, tanto durante el día,
como de noche quando está des- como durante la noche, cuando
pierto, quando no está ocupado, o está despierto, si no está ocupado o
con algún forastero, o en otro ne- con algún extraño o en otro asunto
gocio de importancia; y quando de importancia; y cuando sucede
esto acaece, después compensa el esto, compensa después el tiempo
tiempo en la hora que se sigue. Y a la hora siguiente. Y queriendo
queriendo una vez enmendarse de una vez enmendarse de una risa , 55

55
un riso , el qual era que, como vía es decir, que cuando veía a alguno,
alguno, luego se empensaba a reír enseguida empezaba a reirse por
para él, se daba después del exa- dentro, después del examen se
men tantos asotes como veces se daba tantos azotes cuantas veces se
había reído. había reído.
que todos le sindiquen a él
25. De esto segundo usaba muy pocas veces; pero de lo primero, es
decir, que el que era acusado de una falta fuese corrector de ella, muchas
veces.
como vía alguno
Solía Nuestro Padre de ordinario, cada vez que encontraba a algún
Hermano, considerar en él el precio de su alma y a Cristo Nuestro Señor
que la redimió; y recibía con este pensamiento tanta consolación, que
56
siempre la exteriorizaba con la sonrisa y alegría exterior .

55
La palabra riso la traducimos por risa o sonrisa, según en el contexto parece mas
apropiado.
56
El comentario del Padre Luis Goncalves da Cámara no parece muy a propósito para
explicar el modo de proceder de San Ignacio, tal como se expresa en el núm. 24. En él se
alude a algo de lo que San Ignacio quería enmendarse y, por tanto, algo que él consideraba
desordenado, y que reparaba con golpes de disciplina. El comentario, sin embargo, lejos de
hablar de algo defectuoso, menciona un modo de proceder sumamente edificante. Proba-
blemente se confunden cosas diversas. El Padre Ribadeneira toca también este punto, si bien
referido a los primeros tiempos de la conversión, en su Vita Patris Ignatii (edic. primera,
1572) con las siguientes palabras, que traducimos: «El Padre, como al principio de su con-
versión a Dios se moviese a risa al ver a las personas, la desterró disciplinándose con tanto
número de azotes como veces se había reído, aunque hubiera sido levemente». Por lo demás,
no es fácil entender la causa de esa risa. Cf. núm. 89.
En otras partes San Ignacio dará hermosos consejos sobre la manera de ver a los demás,
que coinciden con lo que aquí dice el Memorial sobre el modo de proceder del santo; por
ejemplo, a los Padres que se envían a ministerios, 8-X-1552: «... abstenerse generalmente
del hombre exterior, y mirar las criaturas no como bellas o graciosas, sino como bañadas en
la sangre de Cristo, e imágenes de Dios, templo del Espíritu Santo, etc.» (Obras Completas
de San Ignacio..., BAC [Madrid 1963], 792; cf. MI, Epist. XII, 252); o al Padre Emerio de
Bonis, 23-V-1556: «... procurad considerar esta y aquella persona, no como bella o fea, mas
como imagen de la santísima Trinidad, como miembro de Cristo, como bañada con su san-
gre» (Obras Completas..., 952; cf. MI, Epist. XI, 439). En las Constituciones de la Com-
pañía el santo recomienda a los jesuítas que reconozcan en los demás la imagen de Dios (cf.
P. III, c. 1,4 [250]).
56 RECUERDOS IGNACIANOS

26. [d.i.] El Padre, ansí en el 26. En el Padre parece que


riso como en todos los demás mo- siempre precede la reflexión, tanto
vimientos exteriores, siempre pa- en la risa como en los demás mo-
rece que primero precede la consi- vimientos exteriores; y por eso
deración; y ansí se demuestra muchas veces se muestra airado y
airado muchas veces y enojado, enojado, sin estarlo en absoluto; y
estando sin nigún enojo; y alegre y alegre y cariñoso con uno, sin te-
amoroso con uno, no le teniendo nerle especial afecto. En resumen:
tanto amor; et breviter: en quanto por lo que se puede juzgar de los
se puede juzgar por los que le con- que le tratan, es tan dueño de las
versan, es tan señor de las pasio- pasiones interiores, que sólo se
nes interiores, que no toma aellas sirve de ellas en la medida en que
más, sino quanto la razón quiere. quiere la razón.
señor de las pasiones
27. Una de las cosas que más resplandecía en Nuestro Padre era este
dominio de las pasiones interiores y movimientos exteriores, con lo que
edificaba y convencía tanto a los que le trataban, que sólo con esto ganó
para la Compañía a personas muy distinguidas. De esta manera rindió al
57
Padre Doctor Miguel de Torres , invitándole y comiendo algunas veces
58 59
con él en Roma; así ganó a los Padres Nadal , Madrid y a otros mu-
chos, sin otro medio de persuasión que el modo de comportarse en la
mesa comiendo y hablando con ellos.
28. Tenía el Padre Pedro Fabro la costumbre de dividir las diferentes
clases de lenguaje, en lenguaje de palabras, lenguaje de pensamientos y
57
Sobre Miguel de Torres cf. nota 8. El trato personal con San Ignacio, contra el que
tenía Torres grandes prevenciones, rindió inmediatamente a este hombre (cf. A. Astráin,
Historia... 1,209-210).
58
Jerónimo Nadal, nacido en Palma de Mallorca el 1 l-VIII-1507, conoció a San Igna-
cio en París, pero por entonces no se agregó a los primeros compañeros del santo, por lo que
no figura en el grupo fundacional de la Compañía. Entraría en la Orden en 1545, siendo uno
de los hombres más relevantes de la primera generación: fundó y fue el primer rector del
colegio de Mesina (1548-1552). Por haber asimilado hondamente el espíritu de la Compa-
ñía, San Ignacio le escogió para promulgar las Constituciones en Sicilia (1552), Portugal y
España (1553 y 1554). Entre 1554 y 1556 fue vicario de San Ignacio, a pesar de lo cual par-
tiría pronto hacia Centroeuropa con importantes misiones (Cf. núm. 152). Muerto el santo,
desempeñó importantes cargos dentro de la Compañía: asistente, visitador, vicario general.
También estuvo entre los teólogos de Trento.
Por lo que hace al presente pasaje, el propio Nadal narra cómo San Ignacio le invitaba
a veces a comer y, con su trato afable, le fue inclinando a la práctica de los Ejercicios espi-
rituales, por medio de los cuales se decidió a ingresar en la Compañía (cf. Chron. 1,15 y 34).
5 9
El Padre Cristóbal de Madrid, natural de Daimiel (Ciudad Real), tuvo un trato tan
familiar con San Ignacio, aun antes de su ingreso en la Compañía, que el santo le consulta-
ba ya entonces asuntos de la Orden (cf. núm. 251). Ingresó en la Compañía en 1555 y, sien-
do todavía novicio, le hizo superior del Padre Frusio para un asunto relativo al colegio ger-
mánico (ib.). Durante la última enfermedad San Ignacio confió el gobierno de la Compañía
a Nadal, Polanco y Madrid, a pesar de que éste seguía siendo todavía novicio. En 1558 fue
elegido asistente de Italia y Sicilia, a pesar de no haber hecho todavía la profesión solemne,
que haría al año siguiente. En 1564 fue confirmado como asistente y nombrado prepósito de
la casa profesa de Roma. Murió el 13-VIII-1573.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 57
lenguaje de obras; en esta división entendía por el tercer término el buen
ejemplo de las obras que uno hace, que es el lenguaje más eficaz y com-
prensible de todos. He dicho esto, para que entendamos que éste era el
lenguaje más frecuentemente usado por Nuestro Padre, aunque también
se ayudaba del segundo modo de hablar.
60 60
29. 3.° Petronio antes de los 29. 3.° Que Petronio no hable
12 días no hable con Fabio su con su hermano Fabio hasta que no
hermano, si no pareciere que el pasen doce días, a no ser que pa-
Fabio estaba movido para la rezca que Fabio se inclina a ingre-
Compañía: pasados los 12 días sar en la Compañía; pasados los
puede hablar, por ser tan seguro. doce días, puede hablar con él, por
ser tan seguro en su vocación.
Suele nuestro Padre ser muy Suele Nuestro Padre ser muy
riguroso en que los novicios no riguroso en que los novicios no
hablen con gente de fuera, máxime hablen con gente de fuera, en es-
con parientes y amigos. pecial con parientes y amigos.
Petronio
Era este Petronio persona noble, natural de Pésaro en Italia; entró
61
en la Compañía después de morir su padre y trajo consigo a ella a otros
62
tres hermanos más pequeños .
63
30. 4° Bernardo, japonés , 30. 4.° Que el japonés Bernar-
63
vaya al colegio para servir, ha- do vaya a servir al colegio, ha-
ziéndole primero una prefación, ciéndole primero esta advertencia
que mire lo que le será mejor previa: que mire qué es lo que le
para su salud; y si juzgare que vendrá mejor para su salud; y si
es bueno hacer un poco de exer- juzga que le viene bien hacer un
cicio en oficios de casa, le man- poco de ejercicio en oficios do-
den, haciéndole hacer promesa, mésticos, mándenle, obligándole a
que todas las veces que se sintie- hacer promesa de que todas las
6 0
Petronio, natural de Pésaro, vino a Roma en noviembre de 1554. Con él vinieron
también otros tres hermanos menores, Cincinnato, Lancilotto y Job. Todos entraron en la
Compañía a lo largo del año 1555, y aparecerán más de una vez en las páginas del Memorial.
Del quinto hermano, Fabio, que aparece en este pasaje, y volverá a aparecer en el núm. 284,
no tenemos otras noticias que éstas. No consta que su venida a Roma fuera con la intención
de hacerse jesuíta.
61
No es exacta esta anotación: el padre de estos cuatro hermanos, Federico Petronio,
vivía todavía en agosto de 1558.
6 2
Cf. nota 60.
63
Este japonés, natural de Kagoshima, fue convertido por San Francisco Javier, reci-
biendo de su mano el bautismo en 1549. Fue fiel compañero del santo, no sólo en el Japón,
sino incluso en la India, a donde le siguió en 1551. Llegó a Portugal en setiembre de 1553
con una carta de recomendación del santo misionero (Goa, 8-rV-1552), y allí ingresó en la
Compañía. De Portugal marchó a Roma, a donde llegó el 5-1-1555. Volvió a partir de Roma
hacia Portugal el 23-X-1555, en compañía del autor del Memorial. Su débil salud, atesti-
guada en este pasaje del Padre Luis Goncalves, le llevaría pronto a la tumba: murió en
Coimbra durante la cuaresma de 1557.
58 RECUERDOS IGNACIANOS

re trabajado, o con alguna nece- veces que se sienta molesto o con


sidad, la manifieste. alguna necesidad, la manifieste.
Bernardo, japonés
Bernardo, natural del Japón, fue uno de los primeros convertidos
64
por el Padre Maestro Francisco Javier en aquellas islas; y, después de
convertido, fue siempre su fidelísimo compañero en todos sus trabajos y
correrías que por ellas hizo. Luego vino por orden del mismo Padre a este
reino de Portugal, para enterarse de sus cosas, y de aquí ir a Roma a vi-
sitar sus santos lugares, ver al papa, conocer al Padre Ignacio y a los de-
más de la Compañía. Fue un hombre extraordinariamente ejemplar, tan-
to en aquellas como en estas regiones. Contaba diversas historias muy
edificantes del Padre Francisco y daba muy notable testimonio de su gran
virtud.
Tenía especial devoción a las costumbres y prácticas de la Iglesia
que niegan los herejes de nuestro tiempo, como la confesión y uso de los
demás sacramentos, la obediencia al papa, etc. Y hablaba de todo esto
con tanto espíritu y fervor, que parecía tener especial inteligencia y sin-
gular luz y gracia de Dios para ello.
Cuando fue a Roma, Nuestro Padre lo agasajó mucho y lo trató
siempre con muestras de gran amor, que en efecto le tenía. Y porque, aun
siendo de complexión delicada, deseaba servir al colegio en los oficios
domésticos, no lo quiso el Padre conceder, a no ser con la condición que
aquí se expresa.
Después de estar cerca de un año en Roma, le traje conmigo a Por-
tugal cuando el año 1555 me vine a esta provincia, y en ella murió en el
colegio de Coimbra con la misma edificación y ejemplaridad con que
había vivido.
31. [d.i.] Nuestro Padre tiene 31. Nuestro Padre tiene siempre
siempre grandísimo cuidado de grandísimo cuidado de que sanen
los enfermos que sanen, y de los los enfermos, y de que los sanos
sanos que conserven la salud; y conserven la salud; y por eso en el
ansí, en el colegio, habiendo se- colegio, a pesar de haber setenta y
tenta y tantos, hay muy pocas ve- tantos, muy pocas veces hay en-
ees enfermos y de muy leves en- fermos y éstos con enfermedades
fermedades. muy leves.
6 4
El gran misionero de oriente, San Francisco Javier, otro de los primeros compañeros
de San Ignacio. Nació el 7-IV-1506 en el castillo de Javier (Navarra). En París hizo los
Ejercicios espirituales con gran entrega bajo la dirección de San Ignacio (cf. núm. 306). El
15-IH-1540 partió hacia Lisboa, destinado a la India por San Ignacio en sustitución de Ni-
colás de Bobadilla (cf. nota 50). El 7-IV-1541 zarpó de Lisboa rumbo a Goa en calidad de
«nuncio apostólico para todas las tierras situadas al este de cabo de Buena Esperanza». En
Goa comenzaron diez años de intensísima actividad misionera, que le llevaría después a la
costa de la Pesquería, reino de Travancor, Santo Tomás (Madras), Malaca, Amboino,
Témate, Islas del Moro, Japón (Kagoshima [cf. nota 63], Hirado, Yamaguchi, Bungo). En
1551 dejó Japón para preparar la entrada en China. Murió el 3-XU-1552 en la isla de Sancian
a las puertas del celeste imperio. Su cuerpo es venerado en Goa.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 59
El Padre Pedro de Ribadeneira
escribió al margen lo siguiente que vio
hacer a nuestro Padre; y luego, cuando
me copiaron en Roma este cuaderno,
65
porque me habían perdido el mío , lo
incluyeron en el texto con lo demás:

«Las señales desto son mu- «Son muchas la pruebas de


chas: El mandar al comprador esto: mandar al comprador que le
que cada día le viniese a decir si vaya a decir cada día si ha dado al
había dado todo lo que pedía al enfermero todo lo que éste pide;
enfermero; el mandar vender los mandar vender los platos de esta-
platos de estaño; el poner las ño; echar a suertes las mantas; las
suertes sobre las mantas; las pe- penitencias que impone por cual-
nitencias que da por qualquiere quier descuido que se tenga con
descuido que con ellos se usa, ellos, como se ve en el caso de mi-
como parece en Micer Bernardo, cer Bernardo, que era ministro, a
que era ministro, que de noche lo quien quiso echar de casa por la
quiso echar de casa; el enviar a noche; enviar a ver cómo está la
ver cómo está la vena, quando vena, cuando alguien está sangra-
uno está sangrado; el mandar al do; mandar al rector que vaya a
rector que le venga a decir luego decirle enseguida que uno ha caído
que uno estuviere enfermo; lo que enfermo; lo que suele decir, de que
suele decir, que solo esto le hace lo único que le hace temblar, es
temblar, scilicet, que los del co- que lleguen a enfermar los del co-
legio vengan a enfermar: e desto legio: y decía que temía mucho un
decía que temía mucho el asalto. ataque a la salud en este flanco.
Aquí se ponga la obediencia que Consígnese aquí la obediencia que
N.P. tiene a los médicos, después Nuestro Padre tiene a los médicos,
que se ha entregado en sus ma- una vez que se ha puesto en sus
nos, aunque juzgue que le sería manos, aunque juzgue que le ven-
mejor otra cosa. Iten, la obedien- dría mejor otra cosa. E igualmente
cia que quiere que tengan los en- la obediencia que quiere tengan los
66
fermos, ut patet en don Silvestre enfermos, como se ve en el caso de
y otros, que ha querido embiar al 66
don Silvestre y en otros, a quie-
hospital o fuera de la Compañía nes por esto quiso enviar al hospi-
67
por esto ». tal o expulsar de la Compañía » 67

6 5
No sabemos cuándo ocurrió esto, cuya interpretación puede resultar problemática.
6 6
Silvestre Landini, sacerdote de la ciudad de Malgrato, cayó enfermo hacia 1547.
Llevaba mal su enfermedad y San Ignacio le envió a su tierra. Posteriormente sería un ex-
celente operario apostólico. Murió en Córcega el 3-UI-1554.
67
Nos hallamos ante la primera de las adiciones del Padre Ribadeneira anunciadas por
Goncalves da Cámara en el núm 11 (cf. nota 22). Lo mismo que cuenta aquí Ribadeneira
puede leerse en De actis núms. 55,67,68 (FN U, 356-357,365-367) y en Vita Patris ígnatii,
L. V, c. 8.
60 RECUERDOS IGNACIANOS

Las señales desto son


58
32. Todo lo que sigue, hasta el fin de este párrafo , me lo añadió al
margen del cuaderno el Padre Ribadeneira.
los platos
Mandaba Nuestro Padre vender los platos de estaño, para poder
comprar las cosas necesarias para los enfermos, para las que no había en
casa otro dinero.
suertes sobre las mantas
33. No había en casa más mantas que las necesarias para los Herma-
69
nos . Y, porque todos necesitaban las que estaban usando, mandó Nues-
tro Padre echar suertes sobre las que se venderían, si hubiera necesidad
de hacerlo para el cuidado de los enfermos.
micer Bernardo
34. No me acuerdo de los detalles de este caso, que sucedió antes de
mi ida a Roma y me contó el Padre Ribadeneira (ni tampoco de todo lo
demás que se dice en este párrafo). Era el Padre micer Bernardo flamen-
co de nacimiento; fue ministro en la casa de Roma antes de marchar yo
de Portugal; acabó su vida en Flandes, ocupándose con mucho fruto en
70
la conversión a la fe de aquellas provincias .
Aquí se ponga la obediencia
35. Nuestro Padre, durante sus enfermedades, obedecía a los médicos
con la misma perfección con que él quería que los de la Compañía obe-
decieran a sus superiores. En esta materia se asemejaba a un hombre que
hubiera perdido su propio juicio sobre las cosas que se le ordenaban, el
cuidado de sí mismo y de su salud.
Estando en Roma, cayó enfermo de cierta gravedad; le curó un
71
médico de casa, joven y de pocos conocimientos médicos ; y, engañán-
dose en la causa de la enfermedad, le aplicaba remedios calientes, lo que
le causaba mucho perjuicio. Era en el verano y en el tiempo de los gran-
des calores de Roma; le mandaba envolverse con muchas mantas, con las
ventanas y puertas de la casa cerradas, para que no entrase aire; le man-

68
Se refiere, como es comprensible, al párrafo precedente.
69
El término hermanos designa aquí, al igual que en otras ocasiones (cf., por ejemplo,
núm. 25), a todos los miembros de la comunidad jesuítica. Con más frecuencia se usa la
expresión para referirse solamente a los jesuítas no sacerdotes: así, por ejemplo, en el núm.
23, donde se habla de «Padres y Hermanos».
7 0
Bernardo Oliverio (1523-1556), natural de la ciudad de Antoing, llegó a Roma como
peregrino en 1546, ingresando en la Compañía en 1549. Al año siguiente era ministro (cf.
nota 18) de la casa profesa de Roma y al siguiente rector del colegio romano. Más tarde
regresará a Flandes y en 1556 será nombrado primer provincial de la provincia de Alemania
inferior, muriendo por la peste antes de tomar posesión de su cargo.
71
Cf. núm. 135.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 61

daba beber únicamente vino puro muy fuerte, convencido de que sus do-
lores de estómago procedían del frío. Ardía el Padre de sed, sin pedir
nunca un poco de agua para beber; se deshacía en sudor con la intensi-
dad de los dolores y la fuerte calentura que le abrasaba, hasta el punto
de que el sudor traspasaba los colchones de la cama, y él no se quejaba;
en fin, se sentía desfallecer, y nada decía, mostrando en todo tener tanta
estima y sujeción al médico, como si fuera un consumado especialista en
la ciencia médica, constando por otra parte manifiestamente al Padre la
gran insuficiencia de su saber.
Y finalmente llegó la situación a tales extremos, que comenzó a
prepararse para morir, de lo que nos dimos cuenta, porque mandó que
nadie fuese a hablarle a su habitación, a no ser el enfermero, remitiendo
a los Padres todos los asuntos de la Compañía, como quien se entregaba
ya a la muerte.
Nos reunimos entonces los Padres profesos que había en casa y nos
pareció a todos que estábamos obligados a llamar a otro médico, para que
72
le visitara y viera si podría vivir aún. Vino el doctor Alejandro y, en
cuanto le vio y fue informado de lo que sucedía con el tratamiento, co-
menzó a gritar que lo habían matado a fuerza de calor. Mandó al punto
que lo desembarazaran del exceso de ropa, que le dieran de beber todo
el agua fresca que quisiera: y de esta manera sanó y convaleció en muy
poco tiempo.
36. 5° Los días de ayuno que 36. 5.° Conmútense los días de
ha hecho voto Bernardo se comu- ayuno de que ha hecho voto Ber-
ten, y consúltese en qué. nardo y consúltese con qué se han
de conmutar.

Los días de ayuno


73
Este Bernardo era el japonés, de quien hablé arriba : tenía hecho
voto de ayunar ciertos días; y por ser de complexión delicada y débil, se
los conmutó el Padre Ignacio.
37. 6° El ministro puede hacer 37. 6.° El Padre ministro puede
saber al P. Nadal todo lo que en dar cuenta al Padre Nadal de todo
su regla se remite al superior, y lo que en su regla se remite a la
con esto satisface a ello; excepto decisión del superior, y con ello
en lo de los enfermos. cumple su regla, excepto lo rela-
cionado con los enfermos.

72
Alejandro Trajano Petronio, calificado por Goncalves da Cámara como «el principal
médico de Roma» (núm. 135), era muy amigo de la Compañía y asistió a San Ignacio en su
última enfermedad (cf. FN I, 765).
73
Cf. núm. 30.
62 RECUERDOS IGNACIANOS

El ministro puede hacer saber


Después que yo fui ministro, nombró Nuestro Padre como vicario
74
general de toda la Compañía al Padre Doctor Jerónimo Nadal , que ya
había acabado su primera visita. En las reglas y oficio del ministro había
muchas cosas, cuya resolución se remitía al superior, para las que yo
siempre recurrí al Padre Ignacio; mas dudando entonces si bastaba con-
sultar sobre ellas al Padre Nadal, para que Nuestro Padre tuviese menos
ocupación, se lo pregunté; y, respondiéndome él que sí, lo hice así de
entonces en adelante en todos los asuntos.
Cayó en este tiempo enfermo un Hermano; y, como uno de los
puntos reservados eran las enfermedades de los Hermanos, fui enseguida
a dar cuenta de ello al Padre Nadal, pero sin hacérselo saber al Padre;
éste, enterado después, me mandó llamar, y preguntándome cómo no le
había avisado inmediatamente de que el Hermano había caído enfermo,
respondí que se lo había dicho al Padre Nadal, conforme a la orden que
Su Reverencia me había dado. A pesar de todo, me impuso por ello una
buena penitencia.
Y comentando después este caso con el Padre Polanco, recuerdo
qué decía que, al imponerme aquella penitencia, Nuestro Padre quería
dejar claro que exceptuaba de lo que me había dicho las enfermedades
de los Hermanos. Y es por esto por lo que lo he dejado consignado aquí
juntamente con la respuesta general a lo que pregunté, si bien él no me
lo especificó más que cuando me reprendió.
El Padre daba penitencias y reprensiones en materias leves con
mucha facilidad, aunque no hubiera culpa; y así le salían muchas veces
de los labios estas palabras: «En dar penitencias bueno es ser liberal».
38. 7° En la regla que dice, que 38. 7.° Se puede dispensar de la
los novicios anden con los mismos regla que dice que los novicios an-
75
vestidos que truxeron del sécula , den con la misma ropa que trajeron
75
se puede dispensar, quando se juz- del mundo , cuando se juzgue que
gare que el frío le hará mucho el frío puede hacerles mucho daño,
daño, aunque no se hallen otros aunque no se encuentre otra seme-
símiles a los que truxo; como sería jante a la que trajeron; por ejem-
darle una veste gruesa a quien pío, dar un vestido grueso a quien
truxo un sayo viejo, no podiéndole trajo un sayo viejo, si no se puede
defender del frío de otra manera. defenderle del frío de otra manera.
7 4
Nadal fue elegido vicario con el voto de todos los sacerdotes jesuítas presentes en
Roma, el l-XI-1554, después de su regreso de España. Sin embargo, poco tiempo pudo
desempeñar este cargo, ya que el día 19-U-1555 marchó de Roma (cf. núm. 152) para hacer
de teólogo del cardenal Morone en Augsburgo, juntamente con Laínez; más aún, la víspera
misma de esta partida de Roma había sido nombrado comisario general en las provincias de
Italia, de Austria, etc., visitando poco después el colegio de Viena. Posteriormente, el 23-X-
1555, saldría de Roma hacia España en compañía del Padre Goncalves da Cámara (cf. núm.
163).
75
Se trata de la primera regla de los novicios, según el ejemplar de las reglas que el
Padre Nadal dejó en 1554 en España durante su visita. Cf. también Examen, c. 1,13, F [19]
y Const., P. I, c. 4 , 4 [197].
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 63

39. Siendo yo ministro, entraron en la Compañía en Roma dos solda-


76
dos españoles, de los que uno, de nombre Juan Roiz , me copió parte de
las cosas que contiene este cuaderno. Vinieron vestidos con unos jubones
muy ligeros y encima unas ropillas hechas trizas, con unas medias ama-
rillas y gorras en la cabeza; y como además de esta ropa no traían más
que unas capas, con las que no podían hacer los oficios, anduvieron de
esta guisa parte del verano; mas, viniendo el invierno, con el fuerte frío
de Roma, sufrían mucho. Yo entonces, temiendo que cayesen enfermos
y compadecido en especial del que me servía de escribiente en mi habi-
tación, fui a proponer a Nuestro Padre si quería que les diésemos alguna
ropa: y entonces me respondió lo que aquí digo. Y tan estricto era en la
observancia de esta regla, que tan sólo admitía dispensa de la misma por
razón de salud.
77
Con los vestidos de seda anduvo el Padre Frusio todo el tiempo de
su noviciado, hasta acabarlos de gastar en los oficios humildes de casa.
78
Otro tanto le sucedió al Padre Araoz , que andaba por Roma pi-
79
diendo limosna con un saco a cuestas vestido con su traje de seda ; y
vestido de esta manera lavaba las escudillas en la vía pública por orden
del Padre. Y como los zapatos de terciopelo se le gastaron antes que el
vestido, traía haciendo juego con la otra seda unos de malla, como los
que nosotros usamos.
80
40. Entró en la Compañía el capitán del castillo principal de Ñapóles
y, viniendo a verle y a hablarle otras personas nobles de fuera, le mandó
a llamar a la cocina el Padre Ignacio, y él se presentó con un delantal por

76
Roiz es una abreviatura palee-gráfica frecuente de Rodríguez. Quizá se trata de aquel
Hermano Juan Rodríguez, antiguo soldado, que en setiembre de 1556 se hallaba en Perusa
y que tuvo después una muerte edificante en la Compañía.
77
Andrés Frusio (des Freux) nacido en Chartres, entró en la Compañía de Jesús siendo
ya entonces sacerdote. Después de estudiar en Pavía (1542-1546) fue enviado a Mesina
(1548) y luego a Venecia (1551), donde enseñó griego. Al año siguiente fue llamado a Roma
para regir el colegio germánico, cargo que regentó hasta su muerte, acaecida el 26-X-1556.
Fue el autor de la traducción latina de los Ejercicios espirituales de San Ignacio aprobada por
Paulo ni (cf. núm. 322).
78
Antonio de Araoz nació en Vergara (Guipúzcoa). Llegado a Roma en 1538, se unió
a San Ignacio (de quien era sobrino) y a sus primeros compañeros en la primavera de 1539.
Fue el primer jesuíta que pasó a España (1539-1541), haciendo la profesión en 1542. En
1544 volvería a España con siete jóvenes jesuítas. En 1547 fue nombrado provincial y en
1565 asistente de España, aunque no llegó a desempeñar este cargo. Murió en Madrid el 30-
1-1573.
79
Coincide con el Memorial lo que dice Polanco en el Summarium hispanum: «Fue una
de sus primeras pruebas, que, cargado de seda con que venía vestido, se fue a predicar en los
Bancos» (FN 1,241).
80
Se refiere a Juan de Mendoza, hijo de Pedro González de Mendoza y alcaide de la
fortaleza de Castel Nuovo en Ñapóles. Sin esperar a recibir el permiso de sus padres ni de
Felipe U, decidió entrar en la Compañía en el colegio de Ñapóles en febrero de 1556. El día
26 de marzo ya estaba en Roma sirviendo en la cocina, como dice aquí Gonfalves da
Cámara. Enviado a Ñapóles para restablecer su salud, murió en el camino el día 21-Di-1556
no muy lejos de Roma.
64 RECUERDOS IGNACIANOS

encima del traje de terciopelo que trajo del mundo, con el que siempre
anduvo.
Recuerdo que antaño hacíamos tanto caso de este ejercicio en esta
provincia de Portugal, que era ya una idea comúnmente admitida que
aquel novicio era mejor a quien más duraba el traje con el que entraba
en la Compañía. Y se había observado que a los que no eran tan cuida-
81
dosos, les duraba muy poco. Y porque el Padre Blas Gómez , a quien
Nuestro Señor tiene en su gloria, conservó el suyo por mucho tiempo,
decían los Padres que por esto entendían que había de ser como todos le
conocimos.
82
El Padre don Gonzalo, mártir de Monomotapa , me dijo una vez en
el colegio de Coimbra que una de las cosas que más le ayudó fue un ju-
bón de raso negro, con que entró, que vistió en casa hasta gastarlo por
completo, pues cuantas veces se lo ponía o se lo quitaba reflexionaba in-
teriormente diciendo: «el mundo cree que ya soy otro hombre, pero tan
el mismo sigo siendo, que ni siquiera he cambiado de vestido».
Lo que arriba dije del Padre Frusio sucedió mucho antes de que yo
fuera a Roma, pero lo supe de fuente segura. Lo del Padre Araoz lo supe
por un compañero suyo, Hermano coadjutor, que nos edificó mucho a
todos en esta provincia [de Portugal], y me lo puso por escrito con algu-
nas otras cosas que le había contado el Padre Araoz. Se llama Iñigo de
83
Ochandiano , vizcaíno de nacimiento, y venía de Madrid. Lo del capi-
tán del castillo de Ñapóles sucedió después de mi primer regreso de
Roma y lo supe por los Padres de allí en mi segundo viaje, cuando fui a
84
la primera congregación general el año 1558 .

A 27 DEL MISMO Día 27 de Enero


41. 1° A la petición del Carde- 41. 1.° A la petición del Carde-
85 85
nal Viseo , que pide predicador, nal de Viseu , que pide un predi-
81
Blas Gómez, nacido en 1535, entró en la Compañía en 1556, siendo maestro en artes
por la universidad de Evora. Hizo la profesión en 1569 y murió en Evora en setiembre de
1570.
8 2
Gonzalo de Silveira (o de Silveria) nació el 23-11-1526. Ingresó en la Compañía des-
pués de ser uno de los primeros colegiales del colegio de Coimbra. Primero marchó a la India
(1556), designado provincial por San Ignacio. Posteriormente pasaría a misionar a África,
hasta que fue martirizado en Monomotapa el día 15-111-1561, cuando contaba 35 años de
edad. (Cf. Matías Tanner, Societas Jesu usque ad sanguinis et vitae profusionem militans...
[Pragae 1625], 156-164).
83
Natural de Ochandiano, en el señorío de Vizcaya, ingresó en la Compañía en Medina
del Campo y murió en el colegio de Madrid en 1575. Concide lo que aquí leemos con lo que
dice el Padre Alcázar: «.. .le tomó por su compañero el P. Doctor Antonio de Araoz, a quien
asistió hasta su muerte» (Chrono-historia de la Compañía de Jesvs en la Provincia de
Toledo II, 481). Quizá sea la misma persona que Juan de Ochandiano, que figura como
novicio de 24 años en el catálogo de 1567 del colegio de Medina del Campo.
8 4
Se reunieron entonces en Roma los principales Padres de la Compañía para elegir al
sucesor de San Ignacio como general de la Orden. Fue elegido el Padre Diego Laínez.
85
Se trata de Miguel da Silva, promovido a la sede de Viseu en 1526. Creado cardenal
in pectore, fue publicado el 2-XII-1541. Murió en Roma el 2-VI-1556, dos meses antes que
San Ignacio.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 65
&
dixo N.P , que en estas cosas de- cador, respondió Nuestro Padre
bemos escusar de metelle en ellas, que debemos evitar meterle en es-
y que hablen al P. Nadal que tiene tas cosas, y que hablen con el Pa-
sus veces. dre Nadal que hace sus veces.
A la petición
Este párrafo se entenderá mejor por lo que luego sigue. Este car-
denal era don Miguel, obispo de Viseu.
42. [d.i.] Quando alguna cosa 42. Cuando se pide alguna cosa
se pide, que N.P. no puede con- que Nuestro Padre no puede con-
ceder, huelga el Padre ordinaria- ceder, quiere y acostumbra de or-
mente y acostumbra quedarse dinario no implicarse en el tema,
fuera, para conservar la amistad, para conservar la amistad, que es
que importa tenerse más con la más importante mantenerla con la
cabega, que con qualquiera de cabeza, que con cualquiera de los
los miembros. miembros.
43. [d.i.] Quanto al Hermano 43. A propósito del Hermano que
que está vexado del demonio está atormentado del demonio
acerca de su vocación, porque acerca de su vocación, porque al ir
86
yendo a la limosna , le habló a pedir limosna le habló uno y le 86

uno y le perturbó; primeramente, perturbó, primeramente ha ordena-


el Padre ha ordenado que ningu- do el Padre que ninguno vaya a pe-
no vaya a la limosna sin su espe- dir limosna sin especial aprobación
cial aprobación, y todo el caso lo suya, y remitió todo el caso al Padre
remitió al P. Nadal; y hablándo- Nadal; y hablándole yo después
le después en ello, el Padre dixo sobre elío, el Padre dijo que no te-
que no tenía más que hacer ni nía más que hacer ni decir, pues lo
decir, pues lo había cometido; y había encomendado al Padre Nadal;
si no lo hubiera remitido, propu- y si no lo hubiera encomendado a
siera tres cosas, que en tales ca- él, propondría tres cosas, que pue-
sos pueden ser buenas: La pri- den ser buenas en tales casos: La
mera, que se dé orden que primera, que se mande que le hable
siempre le hable alguno, para siempre alguno, para que, así como
que, así como tiene muchos de- tiene muchos demonios que le ins-
monios que le instigan a salirse, tigan a salirse de la Compañía, ten-
tenga muchos ministros de Dios ga muchos ministros de Dios para
para el contrario. La segunda, lo contrario; la segunda, que si de
que, quando del todo no quisiese ningún modo quiere ya quedarse, le
quedar, le digan que, pues que le digan que, puesto que le han tenido
han tenido quatro meses porque en casa cuatro meses porque él lo
él lo pidió, quiera estar quince pidió, quiera permanecer todavía

8 6
En una carta del 1-XII-1554 habla Polanco de ocho jesuítas -entre los que está el
propio Goncalves da Cámara- que pedían limosna de esta manera de dos en dos por la ciu-
dad. Lo que se dice en este número y en los siguientes ha de compararse con los núms. 78-
80 y 253.
66 RECUERDOS IGNACIANOS

días por nuestro ruego, sin obe- quince días por nuestro ruego, sin
decer a ninguno. La tercera, que, estar ligado a nadie por la obedien-
no aprovechando estas dos, lla- cia; la tercera, que si ninguna de
men todos los Hermanos y Pa- estas dos cosas aprovecha, convo-
dres, y delante dellos le hagan quen a todos los Hermanos y Pa-
decir la causa que le mueve a dres, y oblíguenle a decir delante de
irse, y cada uno responda lo que ellos el motivo que le mueve a irse,
le parece. Añadió más nuestro y cada uno responda lo que le pa-
Padre en otra plática del mismo rece. Añadió aún más Nuestro Pa-
propósito; que sería bueno ha- dre en otra conversación sobre el
cerle dormir uno en su cámara, y mismo tema: que sería bueno man-
que el mismo Padre le tomaría la dar dormir a otro en su habitación y
palabra, que todas las veces que que el mismo Padre le haría pro-
despertase, llamase al compañe- meter que todas las veces que des-
ro, para que no diese lugar al pertase, llamaría al compañero,
demonio, porque al despertar para que no admitiese al demonio,
suelen ser las más fuertes tenta- porque al despertar suelen ser las
87 87
ciones en aquella hora , si es la más fuertes tentaciones , si la cosa
cosa del demonio; y quando son proviene del demonio; y cuando
cosas de Dios, también son muy son cosas de Dios, también son
vehementes. muy vehementes.

Quanto al Hermano
44. Era éste un novicio de Siena, recibido hacía cuatro meses, que,
yendo a pedir limosna, fue tentado por un pariente que encontró en el
camino. Creo que Nuestro Padre lo sintió especialmente, por haberle yo
mandado que fuera a hacer aquella prueba sin tener todavía fuerzas para
tanto; y por esta causa ordenó que nadie más fuese en adelante sin su
aprobación, y empleó tantos medios para hacerle volver al buen camino.
el Padre ha ordenado
45. Este modo de pedir limosna era expuesto a que los débiles en la
virtud fueran tentados con facilidad, porque no iban dos Hermanos juntos
88
a cada casa, como ahora se hace en San Roque , sino que cada uno iba por
una parte de la calle con un saco a cuestas pidiendo de puerta en puerta; y
así era forzoso que el compañero tuviera que quedarse con frecuencia solo
muy lejos, esperando por la limosna, como hacen los religiosos que piden
de esta manera; y ésta es la razón por la que este Hermano novicio tuvo
tiempo para oir al pariente que le habló, mientras iba pidiendo.
Y a pesar de ser este ejercicio tan expuesto a semejantes contra-
tiempos y haberse afectado tanto Nuestro Padre con este particular que
sucedió a este Hermano novicio, sin embargo advertí que no por ello dio
8 7
Compárese lo que aquí se dice con la segunda adición de los Ejercicios de San Igna-
cio: «Cuando me despertare...» [74].
88
Casa profesa de la Compañía de Jesús de Lisboa.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 67

ley universal que ningún novicio volviese más a pedir limosna; tan sólo
ordenó que ninguno fuese a ella sin su aprobación. Pues, hablando en
general, no era el espíritu de Nuestro Padre Ignacio promulgar leyes ge-
nerales por males particulares. Tenía gran cuidado de remediarlos, ayu-
dándose muy especialmente con el medio de expulsar a los miembros
podridos que los causaban, pero no con normas universales que atan e
impiden a los buenos.
46. [d.i.] Suele el Padre con los 46. Suele el Padre tener grandes
novicios tentados usar grandes delicadezas con los novicios que se
dulguras, como hizo el año pasado hallan tentados, como hizo el año
con un flamenco sin letras, y con pasado con un flamenco sin estu-
poca abilidad para ellas, que le dios, y poco apto para ellos, a
fué a abrogar; y por el contrario quien fue a abrazar; y por el con-
suele usar de mucho rigor con al- trario, suele ser muy riguroso con
gunos, que ya debrían haber co- algunos que, por ser antiguos de la
brado muchas juergas espirituales Compañía, deberían haber cobrado
por antigos de la Compañía, muchas fuerzas espirituales, sobre
máxime como sea cosa de no que- todo si se trata de que no quieren
rer obedecer o dexar su juicio obedecer o rendir su propio juicio
proprio en alguna que le mandan, en alguna cosa que les mandan, e
y así también quando desvían a igualmente cuando desvían del
otros de la Compañía; que enton- buen camino a otros de la Compa-
ces usa de todo rigor hasta despe- ñía: entonces usa con ellos todo el
89
dilles. De lo primero puede ser rigor, hasta expulsarlos. Puede
89
exemplo lo que hizo con un * Pa- servir de ejemplo de lo primero
dre este Deciembre de 54; y de lo lo que hizo con un * Padre este di-
90 90
2.° puede ser exemplo cómo des- ciembre de 1554; y de lo segundo
pedió a Antonio Marino, maestro puede servir de ejemplo cómo ex-
de la lógica en el colegio, y de los pulsó a Antonio Marino, maestro
buenos, quanto a las letras, que de lógica en el colegio, y de los
había en el colegio para aquel ofi- buenos que en él había por su
91 91
cio, en Julio de 53 . ciencia para aquel oficio .
* Anotación marginal del Padre Ri-
badeneira: Cómo le mandó salir la
misma noche, queriendo él estar
más bien hasta la mañana. De Ma-
rín expliqúese el modo con que fue
92
echado. Igualmente Santiago ,
Soldevilla, Zapata y otros.
89
Es decir, de dureza de juicio en la obediencia.
9 0
Es decir, de hacer daño espiritual a otros de la Compañía.
91
En los párrafos que siguen hace el Padre Goncalves da Cámara un largo comentario
de este párrafo, así como de la anotación marginal a él de Ribadeneira. Dicho comentario
ofrece no pequeñas dificultades de interpretación, si se compara con otros documentos con-
temporáneos que tratan los mismos temas.
9 2
El Memorial omite comentar el caso de Santiago, mencionado en la anotación mar-
ginal de Ribadeneira. De este caso hablan el propio Ribadeneira (FN II, 387) y Polanco
(Chron. III, 20).
68 RECUERDOS IGNACIANOS

con un flamenco
93
47. Este flamenco era holandés de nacimiento, joven de 19 a 20 años:
94
estaba aún en la llamada «primera probación» . En cuanto se enteró de su
tentación, mandó Nuestro Padre que fuesen a hablar con él los Padres
antiguos; y como esto no fue suficiente, fue él mismo, como aquí se dice.
Después nos contaba que, cuando le abrazó, tuvo que dar un saltito para
poder llegarle con los brazos al cuello, porque era muy alto de estatura;
pero ni aun esto le movió para que quisiera quedarse en casa.
con un Padre
95
48. Este Padre era Francisco Marín , quien, cuando yo llegué a Roma
la primera vez, hacía ya tres o cuatro años que estaba en la Compañía.
Era natural de Andalucía, hombre de muchas canas, muy culto, y que en
el mundo había ejercido un oficio en la administración de justicia. Fue
ministro de la casa de Roma antes que yo por espacio de un año poco
más o menos; y después que le quitaron este cargo, se quedó tratando con
las personas de fuera, por orden de Nuestro Padre, los asuntos de la
Compañía, yendo muchas veces en el desempeño de este cargo a visitar
a cardenales y a gente noble. Siempre tuvo este Padre la cabeza dura,
pero sobre todo en los asuntos en que, por sus estudios y oficio que fue-
ra había desempeñado, creía tener más conocimientos. Mostraba poca
sumisión y no deponía el juicio propio en lo que la obediencia ordenaba.
Para remediarlo, mandó Nuestro Padre darle los Ejercicios; y recuerdo
que me decía el Padre Nadal que temía que los Ejercicios quedasen des-
acreditados, por el poco fruto que le harían. Salió de ellos con alguna
sombra de enmienda, pero, una vez vuelto a su ocupación, volvió tam-
bién a su propio juicio y a su propia voluntad; y como perseverase en ella,
Nuestro Padre lo expulsó enseguida de la Compañía.
En la nota marginal correspondiente a este pasaje, me escribió el
Padre Ribadeneira que fue expulsado de noche, a pesar de que él quiso
9 3
No disponemos de documentación para identificar a este joven flamenco. Al no ha-
ber todavía por este tiempo casa de noviciado en Bélgica, eran muchos los flamencos y
belgas que entraban de novicios en Roma.
9 4
La llamada primera probación, anterior al noviciado propiamente dicho, queda des-
crita de la siguiente manera en las Constituciones de la Compañía: «.. .los que se admiten [en
la Compañía] estén como huéspedes de doce hasta veinte días, o más si pareciese al Superior,
para que ellos en este tiempo más se informen de las cosas de la Compañía, y la Compañía
tome más conocimiento de ellos en el Señor nuestro» (Const., P. I., c. 4, 1 [190]).
95
Goncalves da Cámara en este comentario identifica erróneamente al Padre que, según
el texto, había sido expulsado en diciembre de 1554, con el Padre Francisco Marín, quien
todavía no había salido de la Compañía en octubre de 1555 (cf. nota 605). La confusión pudo
deberse a un error de memoria o bien a una lectura precipitada de la anotación marginal de
Ribadeneira, que en la primera frase menciona a uno expulsado de noche y en la segunda
habla de Marín. Goncalves da Cámara pudo unir las dos frases, considerando a Marín como
objeto de la expulsión nocturna de la primera frase. Ribadeneira cuenta el caso de un novicio
flamenco, a quien San Ignacio mandó dejar la casa por la noche, cuando él había decidido
abandonar la Compañía a la mañana siguiente (cf. FN II, 387). Quizá sea ese el caso men-
cionado en esta anotación marginal del Memorial.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 69

permanecer hasta la mañana. No recuerdo por qué motivo fue tan preci-
pitada su marcha. Y aunque todavía era yo ministro, creo que no lo supe,
porque, habiendo sucedido este caso en diciembre y comenzando a es-
cribir esto a continuación en el enero siguiente, siendo algo tan llamati-
vo, si lo hubiera sabido, parece lógico que lo hubiese escrito aquí. Pero
el Padre obraría según su costumbre de no comunicar faltas más que a
quien no podía dejar de hacerlo.
Antonio Marino
96
49. Antonio Marino , español de nacimiento, maestro en artes por Pa-
rís, era tenido, así dentro como fuera de casa, por hombre de mucho ta-
lento y gran filósofo. El Padre Ignacio lo escogió para que echara los ci-
mientos a la enseñanza de la filosofía en nuestro colegio romano, y
97
comenzó el primer curso que en él se leyó con mucha satisfacción . Te-
nía por discípulos al Padre Benito Palmio, que hace tanto tiempo que es
98
asistente de la Compañía en Roma , y al Padre Pedro de Ribadeneira,
que escribió la vida de Nuestro Padre Ignacio.
Empezó por entonces Marino a inquietarse él y a perturbar a otros.
En especial demostraba juzgar y sentir de algunas cosas de la Compañía
de manera muy distinta de lo que en ella se usa y comunicaba a algunos
estas opiniones suyas. Le llamó el Padre Ignacio y se esforzó por redu-
cirlo al buen camino; pero, al ver que apenas se enmendaba, lo expulsó.
Sucedía esto en un tiempo en que fue necesario que le sustituyese en
el curso de filosofía un Hermano flamenco, novicio de pocos meses, pero
muy humilde y virtuoso. Y había tanta penuria de gente capaz, que, por no
hallar ninguno que satisficiese, tuvo aquel curso diez maestros, después de
haber expulsado a Marino. Y tanto me dolió a mí este caso, que, aunque
hacía poco tiempo que estaba en Roma, no me pude contener sin ir a in-
terceder por él a Nuestro Padre, cuando supe que se le quería expulsar; y
recuerdo que me respondió riendo: «Pues id vos a convertirlo».

9 6
Antonio Marino entró en la Compañía, junto con su hermano Francisco, a principios
de 1552, y ambos habían salido ya de ella en julio del mismo año. Antonio volvió a la
Compañía al año siguiente, pero también esta segunda vez perseveró escaso tiempo en ella.
Debió de salir definitivamente en el verano de 1553, unos tres meses después de la llegada
a Roma de Goncalves da Cámara (23-V-1553), por lo que muy bien pudo interceder por él
a San Ignacio, como se dice al final de este núm. 49.
9 7
Los estudios superiores no se inauguraron en el colegio romano hasta San Lucas de
1553, sin que en la lista de profesores que inician el curso de artes ese mes de octubre apa-
rezca el nombre de Antonio Marino. Sin embargo, sabemos que con anterioridad a este co-
mienzo oficial de los cursos, se enseñaron en el colegio romano algunos rudimentos de artes,
que muy bien pudo impartir Marino, hasta que en julio de ese mismo año fuera enviado a
peregrinar a Loreto, para hacerle reflexionar sobre su vocación. Probablemente no regresó ya
más de esta peregrinación a la vida religiosa.
98
El Padre Benito Palmio, del que se hablará repetidas veces a lo largo del Memorial
(cf. núms.. 95, 103, 262, 360), llegó a Roma para acabar sus estudios en 1553, año en que
suceden los acontecimientos de Marino aquí narrados. Sería nombrado provincial de
Lombardía en 1559 y en 1565, como aquí se dice, asistente del Padre general de la Compañía
para Italia.
70 RECUERDOS IGNACIANOS

Soldevilla
50. Soldevila, sacerdote teólogo, catalán de nacimiento", era hombre
que entre los nuestros de Roma tenía fama de persona espiritual y devo-
ta. Adoptó este Padre un modo particular de proceder en las cosas espiri-
tuales, diferente del acostumbrado en la Compañía, y lo comunicaba a
escondidas a algunos de casa. Sus invenciones eran dañinas, no sólo para
el alma, porque apartaba a los subditos de la obediencia, sino también
para el cuerpo.
Recuerdo de Pedro Silvio, flamenco, que entonces era Hermano de
extraordinaria humildad, obediencia, mansedumbre y otras muchas virtu-
des naturales y adquiridas, y más tarde gran operario y doctor en teolo-
gía, que vivió y murió en la Compañía con mucha edificación, a quien
este Padre llevó a extremos tales con su doctrina, que, por la enorme y
continuada violencia que le imponía sobre la imaginación, estuvo mucho
tiempo sin poder hablar y totalmente trastornado, sin esperanza de que
100
pudiese vivir .
Enterado Nuestro Padre de lo que pasaba, lo remedió de esta ma-
nera: mandó en penitencia al sacerdote que, tanto en casa como en el co-
legio, fuese al refectorio completamente desnudo de la cintura para arri-
ba disciplinándose y con unas alas de ángel en los hombros, que sólo para
esto mandó el Padre hacer, repitiendo estas palabras: «No volar sin alas»;
o éstas (porque no me acuerdo bien): «Pido perdón a todos, porque qui-
se volar sin alas». Y después de haber dado esta satisfacción, lo expulsó
101
inmediatamente .
Entonces, reconociendo su culpa y viéndose en el mundo, como por
otra parte era hombre bueno, se decidió a alcanzar misericordia de Nues-
tro Padre, a fin de que lo volviese a admitir. En prueba de su enmienda
se fue a servir a un hospital y, por espacio de cuatro o cinco meses que
en él estuvo, dio tal edificación y tales muestras de arrepentimiento, que
al cabo de este tiempo fue nuevamente admitido en la Compañía; y des-
9 9
Antonio Soldevila, natural de Vilallonga, diócesis de Tarragona, entró en la Compa-
ñía en Valencia en octubre de 1551, siendo ya sacerdote. En julio de 1553 se encontraba en
Roma. Después fue enviado a Genova y a Ñapóles. Murió en esta última ciudad el 26-1-
1601.
100
En diversas cartas de setiembre, octubre y noviembre de 1553 se nos da cuenta de su
enfermedad de manera muy similar a como aquí lo hace Gon9alves da Cámara. A principios
de 1554 estaba ya muy restablecido. Después trabajó en Alemania, muriendo en Maguncia
el 10-VJI-1571.
101
Esta expulsión, de haberse realizado como la narra Goncalves da Cámara, habría que
situarla hacia octubre o noviembre de 1553. En efecto, en setiembre Soldevila está todavía
en la Compañía, ya que en ese mes enferma Silvio, a causa de su dañina influencia. Por otra
parte, en abril de 1554 parece llevar ya algún tiempo readmitido, puesto que San Ignacio
piensa por entonces nombrarle rector de Genova. Suponiendo que hubiera regresado a la
Compañía, pongamos por caso, en el mes anterior, nos retrotraemos efectivamente a los
meses de octubre o noviembre, si restamos los cuatro o cinco meses de servicio en el hos-
pital. Si Soldevila fue el inmediato predecesor de Gon9alves da Cámara en el cargo de mi-
nistro, como éste dice, debió de permanecer en Roma hasta setiembre de 1554, cuando lo
asumió el autor del Memorial (cf. núm. 9).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 71

de entonces Nuestro Padre mostró confiar más en él que antes, hasta el


punto de que pocos días después le nombró ministro de la casa, y le su-
cedí yo en el mismo cargo, mandándole a él Nuestro Padre a leer casos
102
de conciencia a Ñapóles . Me ha parecido muy digno de notarse aquí el
rigor que usó con el culpable y el espíritu de benignidad con que trató al
enmendado.
Capata
51. Francisco Zapata, toledano de nacimiento, entró en la Compañía en
103
Roma . Era allí hombre conocido y rico, por tener cargo público y hon-
104
rado; viendo que el Padre Nadal iba a predicar a Banchi (ejercicio des-
honroso, porque en aquel lugar hacían de ordinario sus discursos los
charlatanes), se formó mala opinión de esta mortificación y en ese senti-
do la comentaba por casa. Lo supo el Padre Ignacio un día por la noche,
cuando ya todos estaban acostados y, enseguida, sin más consultas sobre
el caso, lo mandó levantarse de la cama, hizo que le diesen los vestidos
105
que había traído y lo plantó en la calle . El se hizo entonces fraile de
San Francisco y tiene gran fama de virtud y religiosidad en aquella or-
106
den , siendo gran amigo de la Compañía y en quien después confiaban
mucho el Padre Ignacio y los demás Padres.
como sea cosa de no querer obedecer
52. Nuestro Padre castigaba y sentía mucho la falta de obediencia, no
solamente en cosas esenciales, como son las que aparecen en los ejem-
plos que he contado a propósito de la nota marginal del Padre Ribade-
neira, sino en cualquier otra materia, aunque en sí no fuera de mucha
102
En Teología Moral, la casuística es una introducción metódica en orden a aplicar las
normas generales de la ley moral a los casos particulares (casos de conciencia) con sus cir-
cunstancias concretas.- Soldevila fue enviado a enseñar casos de conciencia a Ñapóles en
diciembre de 1555, después de una estancia en Genova no mencionada en el Memorial (cf.
nota 99).
103
Este sacerdote toledano, escritor apostólico, decidió, aun antes de su ingreso en la
Compañía, acompañar a Broét y Salmerón cuando fueron enviados como nuncios a Irlanda
en 1542. De vuelta a Roma, siguió trabajando como sacerdote secular, hasta que en 1546
hizo voto de ingresar en la Compañía de Jesús en el grado de Hermano coadjutor.
104
Zona de la ciudad de Roma a la ribera izquierda del Tíber, cerca del puente de Sant
Angelo, donde todavía se hallan calles con nombres como via Banco S.Spirito, via dei
Banchi Nuovi. Aquí está también el templo de San Celso, donde San Ignacio enseñaba la
doctrina a los niños. Era un barrio de negociantes, al que afluían también no pocos ociosos
y charlatanes. Sobre la predicación de Nadal en este barrio, cf. nota 79.
105
No se puede precisar la fecha de la expulsión de Zapata, aunque parece que ésta
ocurrió en 1547 o en los primeros meses de 1548. En realidad las críticas a la predicación de
Nadal en Banchi, a la que atribuye Goncalves da Cámara la salida de la Orden, no fueron
más que la última gota de agua que colmó el vaso. En MI, Script. I, 630-645 se publican
muchos documentos, desconocidos sin duda para Goncalves da Cámara, en los que se da
cuenta de muchas faltas de Zapata contra la obediencia y reverencia debidas a los superiores,
que merecían sobradamente su expulsión de la Compañía.
106
También Ribadeneira dice que Zapata fue un buen fraile de la Orden de San Fran-
cisco, sin que indique dónde y cuándo se hizo franciscano.
72 RECUERDOS IGNACIANOS

importancia. Viene al caso una penitencia que me impuso poco antes de


que me nombrase ministro de la casa, que me ha parecido contarla en este
lugar. El año 1554 envió Nuestro Padre desde Roma a los Padres Maes-
tro Andrés de Oviedo y Maestro Melchor Carneiro, designados ya obis-
107
pos y compañeros del Padre Juan Núñez, patriarca de Etiopía , a ser
consagrados a este reino [de Portugal] y a embarcarse para la India. Vi-
108
nieron también con ellos Juan Tomás y el Maestro Juan, flamenco .
Y como todos los cuatro viajaban a caballo, por venir a costa del
rey de Portugal, quiso Nuestro Padre que viniesen en su compañía otros
catorce, que con el Padre Laínez mandaba a fundar el colegio de Geno-
va, para que los débiles pudiesen recibir ayuda a trechos de las cabalga-
109
duras. Partieron todos un día por la mañana ; y los catorce destinados a
Genova, por ir a pie, salieron delante, con la intención de esperar a los
otros en un lugar a cinco leguas de Roma, donde habían convenido ir a
comer todos juntos.
53. Para consolación suya y nuestra pedimos permiso y pareció bien a
110
Nuestro Padre Ignacio que los Padres Olave y Ribadeneira, que esta-
ban en el colegio, y yo, que residía en la casa, fuéramos a acompañar un
111
rato de camino a los últimos cinco que quedaban . Para ello pedimos
prestadas cabalgaduras y partimos todos juntos, con la intención de vol-
ver a comer a casa. Después de haber caminado lo que me parecía sufi-
ciente, al empezar a hablar del regreso, tanto los Padres a los que acom-
pañábamos como mis dos compañeros, empezaron a persuadirme para
que llegásemos hasta el lugar de la comida, donde nos esperaban los otros
catorce, diciendo que, ya que habíamos llegado hasta allí, esa sería la
voluntad de Nuestro Padre. A pesar de ello, yo, temiendo lo que podría
suceder, resistía, diciendo que ya era hora y que después se haría muy
tarde, etc.; pero a la postre, teniendo en cuenta la autoridad de mis dos
compañeros, uno de los cuales, el Padre Olave, era superintendente del
colegio romano y el Padre Ribadeneira tenía gran conocimiento de las
cosas de Nuestro Padre, por haberle educado desde muy corta edad, me
atuve a sus pareceres, con lo que llegamos al lugar donde los otros ca-

107
Sobre los Padres Oviedo, Carneiro y Núñez, véanse los núms. 120-123.
108
Juan Tomás Passitano, de Ñapóles, y el maestro Juan Boukyau hicieron la profesión
en Roma el 14-IX-1554.
109
Como se dice después (núm. 53), era el miércoles de las témporas de setiembre, o sea
el día 19 de setiembre.
110
En el Memorial se hará frecuentemente mención al Padre Martín de Olave, super-
intendente y profesor del colegio romano, que entró en la Compañía en 1552, profesó el día
2-IV-1553 y murió en Roma el 18-VIII-1556, dos semanas después que San Ignacio. Olave
fue el primero de los jesuítas de la primera generación que se cruzó en la yida de San Igna-
cio: nada más llegar éste a Alcalá de Henares en 1526, fue Olave, estudiante entonces en la
universidad complutense, una de las primeras personas que socorrió al santo con su limosna.
"' Aparte de los cuatro antes mencionados (Oviedo, Carneiro, Passitano y Boukyau),
también fue destinado a Etiopía el Padre Miguel Barrul, catalán. De ahí que se hable aquí de
cinco.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 73

torce nos esperaban. Y, después de comer todos juntos y de despedirnos


de los peregrinos, emprendimos el regreso a Roma.
Los días eran cortos y el camino largo; y, sobre todo, resultó que
la cabalgadura en que yo iba era una muía vieja, que ni a fuerza de palos
caminaba. Recuerdo que me decía el Padre Olave: «Destrípela, Padre,
destrípela»; y que yo le respondía: «Es inútil: parece que se concertó
conmigo en llevarme a mí a la ida, si yo la traía a ella a la vuelta». Así
que me costó gran trabajo llegar a casa.
Con todo esto entramos en Roma hora y media después de ano-
112
checido ; y deseoso de tener acompañantes en el primer encuentro con
Nuestro Padre, les pedí que fuéramos todos derechos a casa; y creyendo
que íbamos hacia allá, resulta que me plantan a la puerta del colegio y,
apeándose, me ofrecen posada, si la quiero.
54. Yo entonces, ya totalmente apurado, me encaminé solo a la casa,
para que el fin no fuera peor que el principio. Llegué muerto de hambre y
de sed (y para colmo era día de ayuno, por ser feria cuarta de las cuatro
témporas de septiembre), cansadísimo de traerme a mí y a la muía a cues-
tas; y apenas había acabado de echarme un poco sobre la cama, cuando
llega un aviso de que me llamaba Nuestro Padre. Me recibió con un rostro
muy severo y, sin preguntarme la causa de la tardanza, dijo así: «No que-
réis ser obediente; ya no sey que os haga; no me veáis más el rostro; idvos
al colegio, para vermos si queréis allá ser obediente; y hoy ni comáis ni
bebáis cosa ninguna; y lo mismo decid que hagan vuestros compañeros».
Sin más palabras, el Padre me echó de su presencia y de casa.
55. Me fui enseguida al colegio y, para que la penitencia fuera perfec-
113
ta, pasé por la plaza de Altieri , que entonces estaba llena de hoyos y
fosas, que hacen para extraer piedras labradas de las ruinas antiguas; y
114
como iba solo, la noche era oscura y yo estaba medio ciego , si escapa-
ba de un hoyo, iba a caer en el otro. De esta manera llegué al colegio,
donde me recibieron mis compañeros con mucha fiesta. Les conté las
palabras de Nuestro Padre y la penitencia que me había impuesto y cómo
a ellos les cogía también la parte de la penitencia de no comer ni beber
nada aquel día. Pero, para entonces, ellos ya habían cenado, con lo que
tuve que pagar yo solo por todos. Al cabo de ocho días de destierro sin
entrar en la casa, volvió Nuestro Padre a acogerme en ella y a devolver-
me su benevolencia.
y otros
56. Entró un Hermano en el excusado y se preparó y descubrió con
poca advertencia y más precipitación de lo que convenía; y, al verlo así
112
Hacia las ocho menos cuarto de la noche.
113
Coincidía más o menos esta plaza con la actual plaza del Gesu, junto a la casa ro-
mana de la Compañía.
14
' Desde su noviciado padecía Goncalves da Cámara de los ojos y tenía muy mala vista.
Cf. nota 10 y núm. 251.
74 RECUERDOS IGNACIANOS

otro que estaba dentro, le propinó un azote en las nalgas. Sucedió esto
antes de ir yo a Roma. Me lo contó Nuestro Padre Ignacio; y, según cla-
ramente entendí por el modo como me lo decía, no fue más que mera
travesura; pero me dijo que sólo por eso mandó echarlo enseguida.
57. Temamos en la casa de Roma un Hermano de nueve o diez años
de Compañía muy edificante, que había ejercitado gran parte de este
tiempo el oficio de enfermero con mucha humildad, paciencia y caridad
con los enfermos; y era tan perfecto en esto, que, cuando cayó grave-
mente enfermo en Roma el doctor Arce (hombre que, aunque rico, no te-
nía a nadie en casa para preocuparse de él y poderle curar bien y con
quien la Compañía estaba obligada, por haber recibido de él favores en
115
tiempo de necesidad) , mandó el Padre Ignacio a este Hermano a vivir
a la casa del mismo doctor para que le curase. Estuvo en ella por espacio
de un mes, sin otro ninguno de la Compañía; y recuerdo que ocurría esto
en una época en que había en nuestra casa muchos enfermos (cuya salud
tanto estimaba el Padre, que la anteponía a todo lo demás) y que, yéndo-
le yo a exponer la gran necesidad que teníamos de enfermero, no quiso
otra cosa, sino que fuera a cuidar al doctor. Me maravilló sobremanera
la extraordinaria virtud de gratitud que en esto mostró el Padre.
58. Después de mi regreso de Roma, sucedió que, lavando un día este
Hermano los pies a un enfermo, levantó la mano un poco más arriba de
lo que convenía; este enfermo era un Hermano extranjero, con quien él
no había tenido trato o familiaridad alguna de que pudiese sospecharse
que su acción nacía de alguna mala raíz; con todo, en cuanto lo supo
Nuestro Padre, al punto mandó expulsarlo. Los Padres acudieron a él y
le pidieron con mucha instancia que lo castigara de otra manera, pero que
no lo expulsara del todo. Rehusaba el Padre, pero al fin, después de mu-
chos ruegos, les concedió que hiciese una peregrinación de cuatrocientas
leguas, y que, si en ella daba satisfacción con buen ejemplo, podía ser
admitido en alguna parte de la Compañía fuera de Roma. Esta fue una
de las últimas cosas que hizo el Padre Ignacio, porque pocos días des-
116
pués se lo llevó Nuestro Señor para sí . Cumplió el Hermano su peni-
tencia y estuvo mucho tiempo en la Compañía fuera de Italia, sin regre-
sar hasta mucho después de la muerte de Nuestro Padre.
Pero, cuando yo fui por segunda vez a Roma a la primera congre-
117
gación general , ya no estaba en la Compañía; y entonces me enteré de
lo que había pasado al Padre con él, por relación de los Padres Laínez y
118
Madrid , que habían sido los que habían intercedido por el Hermano, y
1,5
Jerónimo de Arce, español, doctor en teología, muy amigo de San Ignacio y gran
bienhechor de la casa de Roma, a la que, cuando en 1543 se hallaba en gran necesidad, dio
200 escudos de limosna.
116
San Ignacio falleció el día 31-VII-1556.
117
Esta congregación general tuvo lugar el año 1558. Luis Goncalves da Cámara fue
elegido como representante de la provincia de Portugal. Llegó a Roma, para asistir a la
congregación, el día 9-V-1558. Cf. nota 84.
118
Padre Cristóbal de Madrid: cf. nota 59.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 75
me parece que también por relación del Padre Polanco, aunque de éste
119
tercero no estoy seguro .
O sea, que en materia de castidad Nuestro Padre tenía un celo per-
fectísimo.
59. Un Padre de mucha edad fue a oir confesión a una mujer a su casa
y sucedió que el compañero se colocó de tal modo, que no estaba a su
vista mientras la confesión. Lo supo Nuestro Padre y, aunque el Padre era
un hombre de quien por su gran virtud y su edad no se podía, ni moral
ni naturalmente, temer mal alguno, aun así le impuso por eso en peniten-
cia que se disciplinara durante el rezo de siete salmos; pero me encargó
que buscara para esto algunos salmos de los más cortos, y así se cum-
plió todo.
No se asombrará de estas cosas quien considere lo mucho que es-
timaron los santos la excelente virtud de la perfecta castidad y cuánto
castigaron el vicio contrario. Y, aunque no sea mi propósito aducir ejem-
plos de esto, con todo me ha parecido bien traer aquí uno que se narra
en el segundo tomo de los concilios, en lo correspondiente al X concilio
120
de Toledo , con estas palabras:
119
Quien juzgue -en éste y en otros casos- que hay desproporción entre la culpa y la
sanción, ha de tener en cuenta lo siguiente: San Ignacio debía, como fundador, ser riguroso
en lo tocante a la observancia de los votos religiosos y no tolerar que en los mismos co-
mienzos de una nueva Orden sufrieran alguna merma los mismos fundamentos de la vida
religiosa; como tal, debía proveer para su tiempo y para el futuro. De ahí su gran empeño en
preservar limpio el cuerpo de la Compañía (cf. núms. 277, 348, 396, etc.).
Además, para apreciar exactamente los casos que aquí se presentan, no ha de olvidarse
que los autores, al presentarlos, no lo dicen todo y mucho menos nos revelan el juicio que
San Ignacio se había formado de las personas encausadas a partir de otras circunstancias,
palabras, hechos y gestos, conocidos a veces por él solo y que no quería divulgar: véase, por
ejemplo, lo dicho en la nota 105 sobre la expulsión de Zapata.
Varias veces nos dice el Memorial que el santo pedía el parecer a los consultores sobre
si procedía o no la expulsión de alguno, a no ser en los casos de los que personalmente te-
nía plena información (cf. núm. 282b-283). Y entonces, fiel a su principio de no divulgar los
defectos ajenos (cf. núms. 48 y 249), ocultaba las causas de las expulsiones, incluso a per-
sonas tan cualificadas (además de formar parte del grupo fundacional de la Compañía) como
Laínez y Salmerón (cf. núm. 405). De todos estos datos hay que concluir que las verdaderas
causas de no pocas expulsiones que nos presentan los autores no eran precisamente las que
aparecían (a veces ciertamente leves), sino otras más profundas, que el santo no podía di-
vulgar: un caso extremo de esta situación queda reflejado en lo narrado en el núm. 396. Cf.
también núm. 397.
Finalmente no conviene olvidar que las decisiones en este tema las tomaba San Ignacio
«después de mucha oración y reflexión» (núm. 283; cf. núm. 128).
120
El décimo concilio de Toledo, que tuvo carácter nacional, fue el tercero de los con-
vocados por el rey Recesvinto y se abrió el día l-XU-656. Las actas del concilio contienen
siete extensos cánones; aparte de ello, se ventiló en el concilio la causa de Potamio, obispo
de Braga, que se acusó espontáneamente del delito de fornicación. Los padres, en atención
a su voluntaria confesión, le conservaron la dignidad episcopal, pero le condenaron a per-
petua penitencia y le depusieron, confiando el gobierno de su diócesis a Fructuoso, obispo
de Dumio, que unió en su persona ambos títulos episcopales. El Memorial reproduce aquí
(núm. 60) el texto latino del decreto conciliar (cf. MANSI XI, 40-41; Francisco Antonio
González - Juan Tejada, Colección de Cánones de la Iglesia Española II [Madrid 1850],
418-419).
76 RECUERDOS IGNACIANOS

DECRETO SOBRE EL OBISPO POTAMIO


60. «Podríamos haber tocado la armoniosa flauta para celebrar nuestra
fraternal alegría, puesto que la bondad divina había convocado nuestro
concilio para la consecución de la concordia; y deberíamos haber de­
puesto la tristeza, porque, con la implantación de la disciplina eclesiásti­
ca, parecía que habíamos restaurado las normas de nuestros padres. Sin
embargo, hemos trocado el gozo en llanto y, en lugar de cánticos de jú­
bilo, hemos tenido que entonar notas de funeral y, gimiendo con las la­
mentaciones de Jeremías, tenemos que decir: "Se ha esfumado la alegría
de nuestro corazón, en duelo se han cambiado nuestras danzas".
Así pues, ante nosotros contemplamos la desgracia, porque estamos
viendo que ha caído la corona de nuestra cabeza, pues algo tan noble, que
se erguía en tan sublime cima de santidad, se ha precipitado hasta la sima
más profunda.
Porque, mirad: mientras deliberábamos pacíficamente sobre las
normas de la Iglesia, se presentó a nuestro concilio cierto escrito con una
turbia confesión y una firma que fuera mejor borrar, donde se refería que
Potamio, obispo de la Iglesia de Braga, se acusaba a sí mismo de sus
propias acciones con sus mismas palabras y expresiones. Abierto el plie­
go, la asamblea deshecha en lágrimas pudo informarse, no tanto con pa­
labras cuanto con sus llantos, del contenido de aquella página digna de
ser olvidada y de aquellas letras dignas de ser borradas.
Entonces reunidos en secreto únicamente los obispos de Dios, hi­
cimos comparecer ante nosotros al mencionado obispo; y abordándolo
con sollozos más que con palabras, le presentamos abierto aquel escrito
que delataba su indignidad y provocaba nuestra confusión. Mientras él lo
tomaba en sus manos y lo examinaba, le interrogamos si aquel escrito
aludía a sus actos y a su notificación. El corroboró que lo que en aquel
momento releía con sus propios ojos era su propia obra, la palabra de su
boca y la fuerza misma de sus manos.
Después, conjurándole por el nombre de Dios, le pedimos que nos
dijera con toda verdad si mentía libremente sobre su propia persona o si
se sentía forzado por presión de alguien o si contaba aquello por miedo.
Entonces él, con la voz quebrada, los ojos arrasados en lágrimas y el cla­
mor de los sollozos, gritó jurando por el nombre del Dios uno que con­
fesaba con verdad aquellas maldades de sí mismo y que ninguna presión
le forzaba a confesarlas. Y también declaraba que por esa razón había
abandonado de su propia voluntad hacía ya casi nueve meses la dirección
de su iglesia y se había recluido en una mazmorra para hacer penitencia
por la maldad que había cometido.
Entonces, habiendo él reconocido y declarado por su sincera con­
fesión que se había manchado por contacto de mujer, aunque nuestros
antiguos padres habían decretado con sagradas normas que éste tal ha de
ser degradado de su honorífico rango, con todo nosotros, observando los
derechos de la misericordia, no le privamos del nombre del honor, de que
él ya se había privado a sí mismo con la confesión de su crimen; más
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 77

bien, en virtud de nuestra legítima autoridad, decretamos que se entrega-


ra a trabajos y fatigas en penitencia perpetua, prefiriendo pase por la ás-
pera y espinosa soledad de la penitencia, a fin de que pueda llegar algún
día a la morada del consuelo, que no que, abandonado al desenfreno de
su voluntad, sea arrojado al precipicio de la eterna condenación.
Entonces decidimos, por elección unánime de todos nosotros, que
el venerable Fructuoso, obispo de la iglesia de Dumio, se hiciera cargo
de la dirección de la iglesia de Braga, de modo que, tomando en su mano
el gobierno de toda la iglesia metropolitana de la provincia de Galicia,
de todos los obispos y pueblos de esta comunidad y el cuidado de todas
las almas de la iglesia de Braga, de tal modo la administre y conserve,
que glorifique a Nuestro Señor por la rectitud de su conducta y a noso-
tros nos alegre con la prosperidad de su iglesia.
Pero como conviene proveer para el futuro, a fin de que no surja
turbación ninguna originada por un pleito en medio del estado de paz,
nuestra vigilante solicitud procura unir a este decreto la sentencia de los
padres, que con todo derecho condena ya al mencionado obispo Pota-
mio».
61. [d.i.] El modo de despedir, 61. El modo de expulsar de la
ordinariamente usa el Padre man- Compañía que ordinariamente usa
dar a peregrinaciones; y antes el Padre es mandar en peregrina-
quiere despedir aun quando del ción; y prefiere expulsar a uno, aun
todo se ha de ir, que irse él; y esto cuando de todos modos se hubiera
para que vaya con amor: como de ir, que no que se vaya él por su
hizo con Lascano el Octobre de cuenta; y lo hace para que se vaya
53, que, queriéndose ir, le rogó con afecto, como hizo con Lazcano
que esperase él; y porque él juz- en Octubre de 1553, que, querién-
gaba que no era para la Compa- dose él ir, le rogó que esperase; y
ñía, ordenó el Padre la cosa de porque él juzgaba que no valía para
manera, que fué muy amigo de la la Compañía, el Padre arregló las
121
Compañía, y se fué a España . Y cosas de tal manera, que se fue
como quería hacer con el cata- quedando muy amigo de la Com-
122 121
bres , que se fué estos días, el pañía; y se fue a España . Y como
122
qual también se partió muy amigo. quería hacer con el calabrés , que
Et breviter, el Padre trabaja todo se fue estos días pasados, que tam-
lo posible que no vayan exaspera- bién se marchó amigo. En resumen:
123
dos . el Padre trabaja todo lo posible para
123
que no se vayan exasperados .

121
Sebastián Lazcano llegó a Ñapóles en noviembre de 1553. En varias cartas que
conservamos se le recomienda al Padre Salmerón y a los jesuítas españoles.
122
De este calabrés nada sabemos, aparte de lo que se dice en el núm. 63.
123
Del modo de despedir de la Compañía trata ampliamente San Ignacio en Const., P. II,
c. 3 [218-230].
78 RECUERDOS IGNACIANOS

con Lascano
62. El caso de Lazcano fue así: Era Lazcano vizcaíno, soldado, noble
y hombre ya de cierta edad; siendo muy joven le habían dado el orden
del diaconado fuera de la Compañía, más por su nobleza que por su
ciencia, ya que ni leer sabía por este tiempo, en que ya pasaría de los
cuarenta. Recuerdo que allí mismo delante del Padre Ignacio le dieron un
libro para que leyera, y él lo cogió al revés y comenzó a restregarse los
ojos, diciendo que tenía un poco turbia la vista a causa de la humedad.
Entró en la Compañía en Roma en mi tiempo; y diré aquí algo re-
lativo a la obediencia, que oí por primera vez al Padre Ignacio cuando la
entrada de Lazcano. Trajo a Lazcano otro hidalgo vizcaíno, persona de
mucha autoridad, por cuyo respeto y muchos ruegos que le hizo, le reci-
bió. Fue Nuestro Padre a hablarles y, estando con ellos de pie, dijo al
novicio que los que entraban en la Compañía tenían que entrar con dos
pies, a saber, derecho e izquierdo; al derecho llamaba obediencia de jui-
cio, al izquierdo obediencia de voluntad; y que los que tan sólo tenían el
mismo querer, y no el mismo sentir y juzgar de las cosas que el supe-
rior, tenían solamente el pie izquierdo en la Compañía.
Pasados algunos meses después de ser recibido, este Lazcano vino
a caer en tentación contra esta misma obediencia y vocación. Mucho hizo
el Padre para calmarlo, no para retenerlo en la Compañía, pues ningunas
cualidades tenía para ella, sino para expulsarlo con la conciencia tranqui-
la; y, para conseguir esto, pues él quería salirse por la fuerza, mandó en-
cerrarlo en una habitación, en la que estuvo cinco o seis días enteros sin
querer comer nada, para que lo echaran; pero al cabo de este tiempo se
aquietó, y entonces Nuestro Padre lo echó con muestras de mucho amor,
marchando él mismo muy consolado y alegre.
con el calabrés
63. Este calabrés era un maestro de gramática, hombre ya entrado en
años. Recuerdo que, cuando el Padre Polanco habló con él para tratar de
recibirle en la Compañía, le decía muy convencido: «Recibidme fiados
en mi palabra; no os arrepentiréis». Después de recibido, nunca pudo
comprender que, siendo él maestro de gramática, tuviera que lavar las
escudillas; ni le bastaba ver que los doctores en teología y los superiores
de casa las lavaban también, ni que le dijéramos que el Padre Francisco,
que había sido duque de Gandía, hacía otro tanto.
Pero la razón principal de su tentación fue que el Padre le mandó
sacar de su habitación un poco de aceite con el que se untaba las sienes
para refrescar la memoria, cosa que en modo alguno pudo soportar, y por
eso se salió.
A 29 DEL MISMO Día 29 de Enero
64. 1° A los parientes de Mario 64. 1.° No se abra la puerta a
no abran la puerta ni en casa, ni los parientes de Mario, ni en casa
en el colegio. Sabiendo después el ni en el colegio. Enterado después
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 79
Padre que iban a la clase de Ma- el Padre de que sus parientes iban
rio con libros en las manos, orde- a la clase de Mario con libros en
nó que el maestro les mandase re- las manos, ordenó al maestro man-
petir las leciones, y les dixese que darles repetir las lecciones y decir-
se confesasen según la orden del les que se confesasen según la
124
colegio . norma del colegio . 124

Mario
125
65. Mario Beringucci era un joven noble nacido en Siena, a quien yo
traje conmigo a esta provincia [de Portugal]. En ella oyó el curso de ar-
126
tes del Padre Pedro da Fonseca . Sus parientes sintieron mucho su en-
trada en la Compañía en Roma; y, porque buscaban inquietarle, Nuestro
Padre ordenó hacer lo que aquí digo.
iban a la clase
66. Cuando no los admitieron en las porterías de la casa y del colegio,
se fingieron estudiantes y se iban a la clase de prima, a la que asistía el
Hermano, para poder hablarle allí.
67. [d.i.J Suele N.P. hacer gran- 67. En semejantes casos suele
des diligencias en estos casos se- nuestro Padre hacer grandes dili-
mejantes para que los novicios no gencias para que los novicios no
sean molestados, como se puede sean molestados, como puede ver-
127
ver por el exemplo de Tarqui- se en el ejemplo de Tarquinio , a
127
nio , que, siendo tan constante, quien, por ser tan constante en su
el Padre le embió a España, di- vocación, el Padre envió a España,
ciendo que no quería que un míni- porque decía que no quería que le
mo pensamiento le diese trabajo; molestase el más mínimo pensa-

124
Ya desde el principio se acostumbraba en el colegio romano a inducir suavemente a
los colegiales externos a que se acercaran al sacramento de la penitencia al menos una vez
al mes.
125
Según Polanco, era hijo de Marcelo Beringucci, profesor de derecho público en
Ñapóles (Cf. Chron. IV, 186). Ingresó en la Compañía en Roma en octubre de 1554. Hizo la
profesión solemne de cuatro votos en Brescia el día 2-JJ-1569.
126
El Padre Pedro da Fonseca (1528-1599) ingresó en la Compañía en 1548. Seria co-
nocido por el apelativo «el Aristóteles portugués» por su gran saber filosófico. Fue el ini-
ciador de algunas doctrinas que pasaron después al acervo de la llamada escuela jesuítica.
Enseñó filosofía en Coimbra (1557-1561). Precisamente en este tiempo encontramos a
Mario Beringucci como estudiante de filosofía en dicha ciudad (1556-1559). Fonseca sería
posteriormente asistente del Padre general de la Compañía, prepósito de la casa profesa de
San Roque de Lisboa y visitador de la provincia jesuítica de Portugal.
127
Tarquinio Raynaldi (o Rainaldi, Rinaldi, de Reynaldis) nació en Roma en 1533,
siendo su padre procurador y doctor in utroque iure. Como su progenitor, también Tarquinio
orientó inicialmente su vida por el estudio de ambos derechos, camino que abandonó para
ingresar en la Compañía el día 15-IV-1553 en la casa de Roma. La oposición paterna a este
ingreso fue larga y enérgica, quedando no pocos rastros de ella en la correspondencia de San
Ignacio. Para resistir a las pretensiones paternas, Tarquinio fue enviado sucesivamente a
Florencia, Roma y Valencia (España), donde permanecería hasta finales de 1556. Vuelto a
Italia, será rector de varios colegios y morirá en Roma en 1571.
80 RECUERDOS IGNACIANOS

y esto respondió el Padre a la miento; y esto fue lo que respondió


consulta, que juzgaba que perse- el Padre a la consulta, que pensaba
veraría fuerte. que Tarquinio se mantendría firme.
Exemplo desto mismo Octa- Ejemplos de esto mismo: el
vio neapolitano, y Lucio Croce, y napolitano Octavio, Lucio Croce y
Joan Ricasoli florentino. el florentino Juan Ricasoli.
Anotación marginal del Padre Ri-
badeneira: Expliqúese aquí la costum-
bre que tiene el Padre de mandar que
éstos tales escriban. Igualmente lo que
a mí me dijo del ejemplo [que] en esto
existe en la Compañía, particularmen-
te en el caso de Octavio, con el juicio
128
del cardenal de Carpi , y en el caso
del Maestro Polanco. Igualmente lo
que se hizo en el caso de Lucio Cro-
ce, a quien yo llevé a Sicilia.

siendo tan constante


68. Era Tarquinio un joven de 21 años poco más o menos, hijo de un
procurador romano. Su padre le quería mucho y por eso se llevó un dis-
gusto grandísimo cuando le vio entrar en la Compañía, diciendo que era
para él una deshonra que su hijo estuviese en ella. Pronto fue a encon-
trarse con el Padre Ignacio e hizo cuanto pudo para recuperar a su hijo,
tanto por sí como por medio de cardenales y personas nobles, a quienes
empleó como intermediarios. Pero no consiguiendo nada, recurrió a toda
clase de artimañas e invenciones para arrancarle violentamente de casa.
69. Pareciendo al Padre Ignacio que este hombre se calmaría, si Tar-
quinio salía de Roma, le mandó a Florencia (en compañía del Padre
Gaspar Rodríguez [Roiz], que entonces era Hermano, y pocos días antes
había llegado de Portugal para ser mi compañero, y ahora está en
129
Roma ), donde estaba el Padre Laínez como superior de cuatro o cinco
personas de la Compañía. El padre de Tarquinio trabajó mucho entonces
con Nuestro Padre para que lo volviese a traer a Roma a continuar los
estudios que no había en Florencia. Al no concederlo el Padre, escribió a
130
Florencia a personas nobles y que tenían ascendiente sobre el duque ,
para recobrarlo de cualquier manera. Viendo finalmente que nada conse-
guía por cartas, se fue él mismo en persona y, una vez llegado a la ciu-
dad, negoció con el duque que mandase decir al Padre Laínez que le
gustaría ver a aquel Hermano, y que consiguientemente le pedía lo en-
viase al palacio.
128
Cf. nota 44.
129
Parece tratarse del Padre Gaspar Roiz o Rodríguez, natural del arzobispado de Evora,
que ingresó en la Compañía en 1552, se ordenó sacerdote en 1558 e hizo la profesión en
1565. En 1574 se hallaba en el colegio de Evora, resaltándose entonces su pericia en los
casos de conciencia (cf. nota 102) y sus buenas cualidades como confesor.
130
Cosme I de Médicis (1519-1574). Duque desde 1537.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 81

70. Se lo otorgó el Padre Laínez, muy ajeno a lo que podría suceder;


nada más entrar el Hermano por la puerta, fue raptado por no sé cuantos
soldados, que su padre tenía apostados allí para este efecto. Lo llevaron a
la casa donde moraba su padre; lo visten riquísimamente todo de seda, con
plumas y medallas en la gorra y con todos los demás adornos mundanos,
que tenían preparados expresamente; y, con muchos banquetes y mimos,
se esforzaron por hacerle vacilar en la vocación. Pero nunca le arrancaron
otra palabra que ésta: «De los vestidos y del cuerpo podéis hacer lo que
queráis; pero el alma y la voluntad no me las podréis cambiar».
Se esforzaba en este tiempo el Padre Laínez con el duque, para que
lo mandara entregar; pero todo era en vano, porque el duque dependía
131
totalmente del marqués de Marignano , que estaba en Florencia como
capitán general del emperador a favor suyo y quería y favorecía mucho al
procurador. Pero, por fin, el Hermano se mostró tan indiferente a todo lo
que le hacían y tan alejado de querer quedarse en el mundo, que su mismo
padre, disgustado por ello, le dejó volver libremente a nuestra casa.
Pasada la tormenta, creyendo Nuestro Padre que ya no le molesta-
ría más, le mandó regresar a Roma para estudiar; pero el padre, pensan-
do que aún conseguiría algo, mandaba a los criados a nuestras clases
vestidos de estudiantes, para que hablaran con Tarquinio y le inquietaran.
Enterado Nuestro Padre, convocó la consulta y respondió e hizo lo que
se cuenta en este párrafo.
Octavio neapolitano
132
No recuerdo los detalles de este caso .
Lucio Croce
133
71. Era Lucio Croce un joven noble, natural de Tívoli . Cuando entró
en la Compañía fue muy perseguido por sus parientes, quienes, para ha-
131
Jacobo Médici (Medichino), hermano del cardenal Juan Ángel Médici, futuro Pío IV.
Esta familia no era pariente de los Médicis de Florencia.
132
Octavio (u Octaviano) Cesare (Cesari) era de Ñapóles, hijo de Pedro Nicolás Cesare,
secretario del duque de Monte Leone. Esta vocación acarreó no pocos quebraderos de cabeza
a San Ignacio y a otros superiores de la Compañía. El joven, deseando ser jesuíta, se embarcó
contra la voluntad de sus padres en 1553 en una nave que llevaba a Sicilia a algunos Padres
de la Compañía. Hasta allí llegó su padre, que acabó por ceder, permitiendo a su hijo per-
manecer en la Compañía. No así su madre, que luchó lo indecible para apartarle de su ca-
mino, o al menos para conseguir que fuera enviado a Ñapóles. San Ignacio se propuso en-
viarlo a España, pero se impidió la travesía; llamado a Roma para realizar sus estudios, llegó
a la ciudad etema en setiembre de 1555 en compañía del Padre Doménech, lo que explica sin
duda que Goncalves da Cámara no recordase nada de este caso, (aunque según otros docu-
mentos parece que llegó ya en enero). Fue enviado a Ñapóles para recuperar su salud, y allí
empezó a vacilar en la vocación, pidiendo a San Ignacio la salida de la Compañía, que de-
finitivamente abandonó después de la muerte del santo.
133
Lucio Croce, hijo de Jerónimo Croce y sobrino de Marco Antonio Croce, obispo de
Tívoli, entró en la Compañía en 1549. Después fue enviado a Palermo con el Padre
Ribadeneira, como dice él en la anotación marginal a este pasaje. A pesar de la oposición
familiar, perseveró en la vida religiosa. Falleció en la casa profesa de Roma el día 1 l-X-1596.
82 RECUERDOS IGNACIANOS

cerle volver, aparte de otras muchas diligencias que hicieron, lograron que
interviniesen en el asunto cardenales y personas nobles y hasta el mismo
papa, a quien también fueron con sus quejas. A todo resistió Nuestro Pa-
dre; y, finalmente, ante la situación, lo envió a Sicilia con el Padre Riba-
deneira, como él mismo me contó y anotó al margen de este pasaje.

Joan Riquasoli florentino


134
72. Era este Hermano natural de Florencia , muy noble y de grandes
cualidades, tanto en virtud como en talento. Entró en la Compañía en mi
tiempo y fue tentado y buscado igualmente por los parientes. Me acuer-
do que, cediendo a los ruegos de un cardenal, Nuestro Padre le mandó a
su casa con un Padre, para que en su presencia hablase con ellos, y que
para esto le mandó entonces vestirse como un estudiante de la Compa-
ñía, porque hasta entonces había andado (y anduvo después) con los ves-
tidos que trajo del mundo. Convenció a los parientes y perseveró en la
Compañía con edificación y buen ejemplo. He oído decir que enseñaba
teología en nuestras escuelas de Padua.
Maestro Polanco
135
73. Á propósito de la nota marginal del Padre Ribadeneira : La ma-
nera de proceder Nuestro Padre en este caso del Padre Polanco, que aquí
me indicó el Padre Ribadeneira, podrá verse por un pasaje de una carta
136
que en aquel tiempo escribió el Padre Bartolomé Ferráo por orden de
Nuestro Padre al Padre Doctor Miguel de Torres sobre algunos asuntos
137
de la Compañía. El pasaje es como sigue :
«Habiendo seis años que Maestro Juan de Polanco seguía la Com-
138
pañía, acabando sus estudios en Padua , comenzó a cumplir el año de
139
probación acostumbrado ; y así predicando casi por cuatro meses en
Bolonia y Pistoya con gran fruto de las almas, así con sus confesiones
como con lecciones, sermones y trato espiritual que tenía; pasado ya me-
140
dio año que saliera de Padua, vino ter a la ciudad de Florencia , con in-
tención de en ella exercitar las mismas obras, en donde topó con un her-

134
Juan Ricasoli ingresó en la Compañía de Jesús en 1554. Ante la oposición de sus
familiares, San Ignacio llevó su caso hasta el mismo papa, que mandó al cardenal Morone lo
examinase. En un catálogo de 1573 se dice de él que era «doctor y lector de teología». Fa-
lleció en la casa profesa de Roma el día 17-111-1581.
133
Cf.núm.67.
136
Sobre Ferráo véase el núm. 126.
137
Es una carta de marzo de 1547 editada en MI, Epist. I, 467, aunque el texto del
Memorial no es el mencionado, sino el texto allí reseñado como Ebor. II.
138
Polanco entró en la Compañía en Roma en 1541, siendo enviado al año siguiente a
Padua, donde dedicó cuatro años a estudiar teología.
139
Este año de prueba -la llamada «tercera probación»-, una vez acabados los estudios,
se había implantado en la Compañía desde el año 1541.
140
Polanco, «terminada ésta [la teología]..., fue destinado a Florencia para gestionar, a
las órdenes de Laínez, la fundación de un colegio de la Compañía en Pisa. Mientras esperaba
en Bolonia la llegada de Laínez, el obispo de Pistoya le invitó a ejercitar en su diócesis los
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 83
141
mano suyo rico y favorecido de la señoría, el cual con otros sus adhe-
rentes sumamente le empezaran a [per]suadir se fuese a Burgos para sus
padres y dejase la vida comenzada; lo que entendido de Nuestro Padre, le
escribió que se fuese al concilio, do estaban los nuestros, o se viniese para
142
Roma . Mas sospechando el hermano que él se quería venir, le prendió
en una casa, porque no lo hiciese, de la cual él por su buena industria se
143
huyó, y fue a casa del obispo de Pistoya , desfechando [=deshaciendo]
para ello una puerta, y echándose con una soga por una ventana.
74. Mas como el hermano fuese poderoso, ni esto le valió [para] que
no le quitase por la fuerza de casa del obispo y le volviese a la suya; lo
que todo supimos por letra del mismo Polanco y del dicho obispo.
Estando la cosa en estos términos, vino el Padre Lunel, que fue
144 145
general de los franciscanos , y un doctor Sandoval a rogar a Nuestro
Padre diese licencia al Padre Polanco [para que] se pudiese ir a Burgos
[a] visitar a sus padres, como pretendía el hermano suyo. Empero el Pa-
dre Ignacio les respondió que, viniendo el Padre Polanco a Roma prime-
ro a tomar más noticia de la Compañía, que él pondría en manos de dos
personas el darle la tal licencia, una de las cuales fuese el mismo Padre
146
Lunel , y que de otra manera no lo haría. Con esta respuesta quedaron
algo satisfechos y escribieron luego a Florencia sobre el negocio. Mas el
Padre Ignacio, por más seguro, sin que ellos lo supiesen, hizo cómo el
147
señor Juan de Vega escribiese al duque de Florencia y [a Pedro] de
148 149
Marquina , y para don Pedro de Toledo que estaba en su casa, para
que su excelencia hiciese luego soltar al dicho Padre, que violentamente
tenía preso el hermano suyo; y con las cartas fueron enviados a ello
150
Maestro Andrés y Jerónimo de Bassán , los cuales llegados, de ahí a dos

ministerios apostólicos. El aceptó la invitación, pasando después a Prato, a Pisa y a


Florencia» (Dice, de Hist. Ecles. de España Iü. [Madrid 1973], 1989) Estos ministerios, de
los que habla el propio Polanco (cf. Chron. I, 209; Compl. I, 6-29), los ejercitó en los últi-
mos meses de 1546 y principios de 1547.
141
Se trata de Luis, menor de edad que el Padre Polanco, que se hallaba en Toscana.
142
No se ha podido documentar la noticia de que San Ignacio pidió a Polanco encami-
narse a Trento; en marzo de 1547 le mandó regresar a Roma (Cf. Chron. I, 209).
143
Pedro Francisco Galigari fue obispo de Pistoya desde 1547 hasta 1559.
144
Vicente Lunel, ministro general desde 1535 hasta 1550. Cf. sobre él Constancio
Gutiérrez, Españoles en Trento (Valladolid 1951), LXIX, 1024-1028.
145
Juan de Sandoval. Su nombre figura entre los primeros procuradores del colegio
romano.
146
Emitieron su sentencia fray Vicente Lunel y el licenciado Cristóbal de Madrid, que
ingresaría después en la Compañía (cf. nota 59). El texto de la sentencia en Compl. 1,33-34.
147
Embajador del emperador Carlos V ante el papa, nombrado este año como virrey de
Sicilia.
148
Pedro de Marquina, secretario de la embajada de España ante la Santa Sede. San
Ignacio se valió frecuentemente de él para enviar cartas.
149
Se refiere o bien al propio marqués de Francavilla, virrey de Ñapóles, padre de la
duquesa de Florencia, Leonor de Toledo, o bien a un pariente de ésta, homónimo del virrey.
150
Se trata de los Padres Andrés Frusio (cf. nota 77) y Jerónimo Otello (cf. núm. 95),
que llegaron a Florencia en abril de 1547.
84 RECUERDOS IGNACIANOS

o tres días se partió el Padre Polanco, y es venido aquí, poniendo todas


sus cosas en manos de Nuestro Padre».
75. 2° [29-1-1555] Recíbanse 75. 2.° Recíbanse en casa Job y
Job y Sincinato, aunque son tan Cincinnato, aunque son tan jóve-
pequeños, mas no encerrados. nes, pero no se les aisle.
Job y Sincinato
Eran éstos los dos hermanos pequeños de Petronio. El tercero, del
151
que haré mención luego, se llama Lancilotto . Estudiaba Petronio en
Roma con intención de entrar en la Compañía y, para que sus hermanos
pequeños se aficionasen a ella, les mandaba frecuentemente a llevar
mensajes y algunos regalos al Padre Ignacio. El Padre les hablaba y les
convidaba y mimaba con el mismo fin. Recuerdo que una vez me man-
dó guardar una caja de higos de Pésaro, que allí equivalen a nuestros
cestillos, que el mismo Petronio le había enviado por medio de su her-
mano Job, diciéndome delante de éste que se lo entregara todo cuando le
recibiéramos en la Compañía.
El aislamiento de que les dispensó cuando entraron fue que no tu-
vieran una primera probación tan rigurosa como es costumbre.
76. De estos cuatro hermanos, tan sólo Petronio preseveró y murió en
152 153
la Compañía , donde fue rector de un colegio con mucha edificación .
A Lancinolotto me lo traía yo conmigo a Portugal, pero tuve que dejarlo
154
enfermo en Genova ; en su lugar me traje de esta ciudad a Wolfgango,
natural de Bohemia, que está ahora en Praga y es uno de los nueve que
155
llegaron para el colegio germánico y entraron en la Compañía .
77. 3.° [29-1-1555] Quanto al 77. 3.° Sobre recibir al francés
156 156 157
recebir Guillelmo, francés , y el Guillermo y al filósofo , el Pa-
5
philósopho' '', el Padre se remite a dre se remite a la consulta; y lo
la consulta, y lo mismo del fia- mismo en el caso del flamenco.
meneo.
151
Cf. nota 60.
152
También Cincinnato murió en la Compañía en Pésaro, su patria, el año 1564.
Petronio murió en el colegio romano en 1565.
153
Fue algún tiempo rector de un colegito en la ciudad de Amelia.
154
Lancilotto regresó después a Roma, donde en 1561 le encontramos entre los physici
tertii anni del colegio romano.
155
Se trata evidentemente de uno de los jóvenes mencionados en el núm. 18, varios de
los cuales se llamaban Wolfgango. Hay que excluir a W. Georgii, que salió de la Compañía
en 1568 y al parecer también a W. María, quien en la fecha en que escribe esto Goncalves
da Cámara se hallaba en el colegio de Olmutz y no en el de Praga. Quedaría solamente W.
Gingalion, quien efectivamente al comienzo de los años setenta se hallaba en el colegio de
Praga y había estudiado clásicos en Coimbra y filosofía en Evora. Sin embargo parece difícil
que Goncalves da Cámara se lo llevase consigo a Portugal en octubre de 1555, ya que consta
que hizo los votos en Genova en mayo de 1556: no parece probable que regresara de Por-
tugal a Italia y de nuevo volviese a Portugal en tan corto espacio de tiempo.
156
Probablemente se trata de la misma persona que aparece en el núm. 144.
157
No identificado.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 85
Quanto al recibir Guillermo
No me acuerdo en concreto de este caso.
78. En esto el Padre llamó al 78. En el entretanto el Padre Ua-
Hermano vexado, y estuvo con él mó al Hermano que se sentía ten-
aos horas para le hacer decir la tado, y estuvo con él dos horas,
causa de quererse ir: y sospechan- para que le dijese el motivo por el
do que era algún pecado que hu- que quería irse; y sospechando que
biese hecho en el mundo, le dixo el el motivo era algún pecado que
Padre parte de su vida, etiam de hubiera cometido en el mundo,
158
males que había hecho , para para quitarle la vergüenza el Padre
quitalle la vergüenga, y ansí le le contó parte de su vida, incluso
158
confesó la causa, que era muy cosas malas que había hecho , y
poca cosa, protestando primero el así el otro le confesó el motivo,
Padre que no había de cenar hasta que era muy poca cosa; y primero
que lo supiese el Padre le aseguró que no cenaría
hasta que lo supiera.
En esto el Padre llamó
Este es el Hermano de quien arriba dije que fue tentado yendo a
159
pedir limosna .
etiam de males que había hecho
79. Nuestro Padre empleó con otros este medio con mucho fruto. El
mismo me contó que, para apartar a una persona muy importante de un
pecado del que se la acusaba, le relató muchas cosas que le habían pasa-
do a él en el mundo, y que de esta manera Nuestro Señor le convirtió.
y ansí le confesó la causa
80. La causa u ocasión de la tentación de este Hermano fue el haberle
dicho y prometido aquel pariente que encontró cuando iba a pedir limosna,
que, si abandonaba la Compañía, le daría un beneficio que reservaba para
este fin. Mas, una vez que salió, se encontró con que todo era mentira.
81. 4° [29-1-1555] ALanciloto, 81. 4.° A Lancilotto, que desea
que desea hacer la confesión ge- hacer la confesión general y los
neral y los exercicios, los quales Ejercicios, que pide insistentemen-
pide con instancia en la primera te en la llamada primera probación,
probación, se le conceda, mas concédasele, pero que tenga la lec-
leia. ción de latín.
Lanciloto
160
Era éste el mayor de los tres hermanos de Petronio . Sentía gran
repugnancia a leer la lección de latín, que tienen en la llamada primera
158
Cf. Ribadeneira, Vita Patris Ignatii, L. V, c. 2, donde se narra también este hecho.
159
Cf. núm. 43.
160
Cf. núms. 29 y 76.
86 RECUERDOS IGNACIANOS

161
probación los que lo saben , porque, aparte de saber poco, era natural-
mente muy vergonzoso. Nuestro Padre no quiso dispensarle de ella.
82. 5° [29-1-1555] El confesor 82. 5.° El confesor Cornelio,
Cornelio, aunque es maestro de aunque es maestro de novicios, no
novicios, no dé penitencia ninguna les imponga penitencia alguna en
en la dotrina que hace, ni en la la doctrina que les enseña, ni en la
gramática; y para remediar esto clase de gramática; y para reme-
haya un síndico, puesto per el mi- diar esto, haya un corrector nom-
nistro, que las dé, etc. brado por el Padre ministro, que
las imponga, etc.
El confesor Cornelio
162
83. Era el Padre Cornelio flamenco de nacimiento , tenido por gran
siervo de Dios aun antes de entrar en la Compañía. Entró, siendo ya sa-
cerdote de Lovaina, donde tenía gran fama de santidad; y buen testimo-
163
nio de ella era lo mucho que le alababa el Padre Pedro Fabro . Nuestro
Padre le nombró maestro de novicios (y a la vez su confesor) en la casa
de Roma, y era perfectísimo en el desempeño de este oficio.
Recuerdo que, estando un día juntos, me dijo que a los novicios
había que llevarlos a la mortificación como se suele hacer entrar a las
gallinas por un agujero pequeño: porque, así como para que las gallinas
entren es necesario llevarlas por delante de uno, y cuando se desvían ha-
cia un lado, hay que acudir allí, y cuando se desvían hacia el otro, exac-
tamente igual, hasta que por fin vayan por donde se quiere, así para que
el novicio acierte con el camino de la mortificación, es importante ir
siempre detrás de él, apartándole continuamente de las cosas a que le in-
ducen sus malas inclinaciones, hasta que él mismo lo conozca suave-
mente y lo siga por sí mismo.
Y a propósito de esta orden, que sobre las penitencias de los novi-
cios le dio Nuestro Padre, me decía que entre los dos haríamos una bue-
na ensalada, si él ponía el aceite y yo (que era ministro) el vinagre.

161
Era ésta una determinación de las Constituciones de la Compañía y del Examen:
«Pasados dos o tres días después de entrados en probación, comenzará a ser examinado... y
los que han estudiado, lean una lección de cada facultad en que han sido versados...»
(Const., P. I, c. 4 , 5 [198]). Cf. Examen c. V, 6 [109].
162
Cornelio Wischaven, nació en Malinas en 1509, fue ordenado sacerdote en 1533 e
ingresó en la Compañía en Lovaina en 1543, cuando ya tenía fama de santidad (cf. Mixtae
1,130 ss.). En 1553 fue llamado desde Mesina a Roma para ser maestro de novicios, padre
espiritual del colegio romano y confesor del germánico. Murió en Loreto el 25-VTII-1559.
Fue el primer jesuíta flamenco.
163
De ello dan testimonio muchos pasajes de su vida (Cf. Nadal I, LX; Lexikon für
Theologie undKirche (LTK) 10, 1188; J.E. Nieremberg, Claros varones de la Compañía
de Jesús [Madrid 1643], 111-122); quedan también muchos vestigios en Fabri Mon.: a
Wischaven abrió el beato Fabro de par en par toda su intimidad (pág. 465), después de
probar su gran virtud con todo género de pruebas (págs. 459-461). Tanta estima tenía de
él, que le envió a confesar a la corte del emperador con la recomendación de que le reci-
bieran como a su propia persona (pág. 461).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 87
84. 7° [29-1-1555] Quanto a los 84. 7.° Sobre los novicios de la
novicios de la primera probación, llamada primera probación, el Pa-
el Padre dice que es necesario que dre dice que es necesario que estén
estén encerrados con miramiento aislados, teniendo en cuenta su sa-
a la salud y tiempo, que quando lud y el tiempo: que, cuando hace
hace mucho frío suplirlo con fue- mucho frío, se remedie con fuego;
go; y la causa deste encerramien- y el fin de este aislamiento es para
to es, para que mejor piensen lo que piensen mejor lo que vienen a
que vienen a hacer. Quando uno hacer. Cuando alguno no puede
no puede sufrir el encerramiento, soportar el aislamiento, a veces or-
algunas veces el Padre ordena que dena el Padre que vayan algunos a
le vayan a hablar algunos y entre- hablar con él y entretenerle parte
tenelle parte del día; o como con del día; en cuanto a los del colegio
los del colegio, que han venido a que han venido a la Compañía, les
la Compañía, les da licencia que da permiso para que anden por
vayan por toda la casa, mas que toda la casa, pero sin hablar con
no hablen con ninguno; mas ordi- ninguno; pero ordinariamente
nariamente nuestro Padre quiere quiere nuestro Padre que en esto se
que en esto se observe rigor. proceda con rigor.
estén encerrados
85. Este encierro o aislamiento es la llamada primera probación, que
164
pasan los que entran en la Compañía .
o como con los del colegio
Consentía Nuestro Padre a los alemanes del colegio germánico que
entraban en la Compañía que, por estar ya educados y aficionados a la
obediencia y sumisión a los Padres, pudieran andar por los corredores
durante la primera probación; pero no les daba permiso para que habla-
ran con los Hermanos, a pesar de que eran jóvenes que desde hacía días
eran ya considerados como de la Compañía en el mismo colegio germá-
165
nico. Creo recordar que los primeros fueron Pablo Hoffaeus , que ahora
166 167
es provincial de Alemania superior, Enrique de Bonn y Hermann ,
todos tres extraordinarias personas.
164
Cf. nota 94.
165
Pablo Hoffaeus (Hofer?) nació en Münster junto a Bingen hacia 1525, estudió en
Emmerích, Colonia y Roma, siendo uno de los primeros colegiales del colegio germánico.
San Ignacio lo recibió en la Compañía en 1554. Después de sus estudios de filosofía y teo-
logía y de su ordenación sacerdotal en Roma, fue rector de los colegios de Praga, Viena y
Munich. En 1569 sucedió a San Pedro Canisio como provincial de Alemania superior, con
el que tuvo algunas diferencias. De 1581 a 1591 fue asistente de Alemania. Murió en
Ingolstadt el 17-XU-1608. Tuvo gran influencia en la organización de la Compañía de Jesús
en Alemania. Tradujo al alemán el famoso Catecismo Romano (Dilinga 1568).
166
Enrique Blyssem (1526-1586) nació en Bonn y en 1555 ingresó en la Compañía en
Roma. Sucedió a Hoffaeus en el rectorado del colegio de Praga. Después fue rector del co-
legio de Gratz, provincial de Austria y de nuevo rector de Gratz, donde falleció el 23-IV-1586.
167
Hermann Thyraeus nació en Neuss, diócesis de Colonia, e ingresó en la Compañía en
1556. Fue provincial de la provincia renana (1571-1578) y rector del colegio de Maguncia
(1578-1591), donde falleció el 26-X-1591.
88 RECUERDOS IGNACIANOS

86. [d.i.] Es cosa mucho de 86. Da mucho que pensar cómo


considerar cómo N.P. en cosas Nuestro Padre se vale de medios
que parecen las mismas usa de opuestos para cosas que parecen
opósitos medios; a uno con grande iguales: a uno le trata con gran rigor
rigor, y otro con grande blandura; y a otro con gran blandura; y des-
y después de hecho, siempre se vee pués de que pasa, se ve siempre que
que aquel era el remedio, aunque aquel era el remedio, aunque antes
antes no se entendía. Mas siempre no se entendía. Pero siempre se in-
es más inclinado al amor, imo clina más al amor; más aún, hasta el
tanto, que todo parece amor; y punto de que todo parece amor; y
ansí es tan umversalmente amado de este modo es tan querido por to-
de todos, que no se conoce ningu- dos, que no se conoce a ninguno en
no en la Compañía que no le ten- la Compañía que no le tenga gran-
ga grandísimo amor, y que no juz- dísimo amor y que no piense que el
gue ser muy amado del Padre. Padre le ama mucho.
mucho de considerar
87. Era esto cosa muy común en Nuestro Padre; creo que algunos
ejemplos de esto se encontrarán en este cuaderno.
imo tanto
Una señal de este gran amor es la alegría y gusto que sentía en ha-
blar y en oír hablar de las cosas de los Hermanos. Hacía que leyesen dos
168
y hasta tres veces las cartas edificantes y noticias de los colegios . Una
vez, en el año 1555, estando en la finca, me llamó y, hablándome de este
tema con suma complacencia, me mandó que echase la cuenta de cuántos
habría entonces en toda la Compañía; y recuerdo que hallamos nove-
cientos.
Cuando yo fui de aquí, Nuestro Padre me hablaba muchas veces de
los Hermanos de Portugal y de la India, alegrándose muchísimo hasta de
enterarse cómo comían, cómo dormían, cómo se vestían, y otros muchos
detalles y menudencias; tanto que, estando un día preguntándome muchas
cosas de los de la India, dijo: «Cierto, yo me holgara de saber, si posible
fuera, cuántas pulgas le muerden cada noche».
88. Las cosas que conservan 88. Las cosas que conservan este
este amor de los subditos, son amor de los subditos a Nuestro
muchas: P.° La grande afabili- Padre son muchas: primero, la gran
dad del Padre; 2° el grande afabilidad del Padre; segundo, el
cuidado que tiene de la salud gran cuidado que tiene de la salud
corporal de todos, el qual es tan de todos, que es tan grande, que
grande, que quasi no se puede casi no se puede alabar como se
encarecer; 3° el Padre tiene tal merece; tercero, el Padre tiene tal
168
San Ignacio, para promover la unión de los ánimos entre los jesuítas, aconsejaba
mucho la comunicación mutua por medio de las cartas de edificación y sobre ellas legisló en
Const., P. VUI, c. 1,9 [673] y M [675]; cf. también P. UI, c. 1, 5E [252].
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 89

modo, que las cosas de que se modo de proceder, que las cosas de
puede sentir el subdito, nunca el que se puede herir el subdito, nun-
Padre se las dé sino por otro, sin ca se las dice, a no ser por medio
que el subdito piense haber el de otro, sin que el subdito piense
Padre entendido en ello; y por el que el Padre ha tenido que ver con
contrario, las cosas con que él se aquello; y por el contrario, de las
ha de holgar, hócese el Padre cosas con que se puede alegrar, el
169 169
autor aellas . Padre se hace su autor .
grande afabilidad
89. Esta afabilidad se manifestaba en que, cuando encontraba por la
170
casa a algún Hermano, le mostraba un rostro tan risueño y le acogía tan
bien, que parecía quererle meter en el alma. Con todos cuantos llegaban
o iban de camino comía la primera o la última vez, despidiéndose de cada
uno con mucho amor. No obstante, con todos guardaba la gravedad de-
bida, no comunicando más que con los superiores inmediatos y consul-
tores imprescindibles las cosas que no podía menos de tratar para el buen
gobierno de la Compañía. De modo que podemos decir que con todos fue
afable, y familiar con ninguno.

2° el grande cuidado
171
Arriba se dijo lo que en este punto se podía decir .
3.° que las cosas de que se
90. Ejemplo de esto es lo que me dijo a mí, a saber, que quería que a
los imperfectos y poco mortificados los mandara a vivir a los colegios
pobres, donde padecieran necesidad corporal; y así los hacía yo ir, sin que
ellos pudieran adivinar que la orden procedía de Nuestro Padre, a los co-
legios de Padua y de Venecia, que en aquel entonces estaban tan faltos
de lo necesario, que muchas veces sucedía que, siendo siete personas, no
tenían más que seis huevos para cenar; y a los muy observantes Nuestro
Padre los mandaba a Roma o a otras partes, donde fuesen mejor tratados.
Idéntico modo de proceder observaba con los que expulsaba de la
Compañía, haciéndolos marchar siempre por medio de una tercera per-
sona y en su ausencia. Y de este modo nunca se vio obligado a volver a
aceptar a ninguno por las lágrimas, promesas o muestras de arrepenti-
miento o enmienda que diera en el momento del despido; aunque sí vol-
vió a recibir a algunos que después dieron satisfacción suficiente con su
conducta.
91. [d.i.] Nuestro Padre de to- 91. Nuestro Padre siempre habla
dos dice siempre bien; y aun con bien de todos; y aun con aquellos
aquellos que saben las faltas no que conocen las faltas, no habla de
169
Cf. núms. 42,199, 295-296.
170
Cf. núm. 25.
171
Cf.núm.31.
90 RECUERDOS IGNACIANOS

habla aellas, sino quando es om- ellas, a no ser cuando es del todo
nino necesario para remediarlas. Y necesario para remediarlas. Y tiene
en esto de toda especie de murmu- tanta perfección en lo que lleve la
ración tiene tanta perfeción, que es mínima apariencia de murmura-
cosa mucho de espantar. ción, que causa gran extrañeza.
de todos dice
La anotación de al lado es del Padre Ribadeneira, quien la dictó al
Hermano que copió este cuaderno:
92. [Anotación marginal del Pa-
dre Ribadeneira]: Me gustaría, Her-
mano, poneros aquí algunos ejemplos,
pero son cosas largas. Es cosa admira-
ble cómo guarda la regla de los Ejer-
cicios de que cada uno debe siempre
interpretar [la proposición del prójimo,
172
echándola] a la mejor parte ; de
modo que son ya como un proverbio
entre los que le tratan las interpreta-
ciones del Padre excusando culpas
ajenas, tanto de los de fuera, como de
los de la Compañía.

en escusar culpas agenas


93. Para ello buscaba algunas cosas dignas de alabanza en las perso-
nas con las que estaba a mal o de quienes se murmuraba, para contarlas
cuando le dijesen alguna cosa mala de ellas. Todos están enterados de lo
poco afecto que fue a la Compañía y al Padre Ignacio el papa Paulo IV,
173
antes y después de ser creado cardenal . Estando, pues, el 23 de mayo de
1555, día de la Ascensión, en una habitación con el Padre, él sentado en
el poyo de una ventana y yo en una silla, oímos repicar la señal que
174
anunciaba la elección del nuevo papa ; y a los pocos momentos vino el
aviso de que el electo era el propio cardenal teatino, que tomó el nombre
de Paulo IV; al recibir esta noticia, el Padre experimentó una notable
conmoción y alteración en el rostro; y según después supe (no recuerdo
si por él mismo o por Padres antiguos a quienes él lo había contado), se
le estremecieron todos los huesos del cuerpo.
Se levantó sin decir ni una palabra y entró a orar en la capilla; y
poco después salió tan alegre y contento, como si la elección hubiera sido
muy a su gusto. Y como el papa fue mal recibido y se murmuraba de él
en Roma, por ser allí considerado como excesivamente riguroso, comen-
zó al punto el Padre a fijarse y a descubrir las cualidades y buenas obras
172
Alude al Presupuesto que precede al Principio y Fundamento, que es lo primero
después del título de los Ejercicios de San Ignacio: Exerc. [22].
173
Cf. núms. 325, 326, 346b.
174
Paulo IV fue efectivamente elegido el día 23-V-1555, que ese año era la fiesta de la
Ascensión.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 91

que en él se podían observar, y después las contaba a cuantos le habla-


ban de él.
Este mismo pontífice fue muy amigo y favorable a la Compañía en
los últimos años de su vida, diciendo que era la cosa que más estimaba y
procurando ayudarla con rentas de abadías, que él mismo buscaba, para
175
aplicarlas a nuestros colegios . De manera que también en él se cumplió
lo que muchas veces dijo Nuestro Padre: que no habría ningún papa que
no fuese muy amigo de la Compañía.
94. Para evitar este mismo vicio de la murmuración y detracción se
valía también de otro medio, que empleaba especialmente cuando se
trataba de la persona y de las cosas de los sumos pontífices: y era que
no solamente no hablaba de lo que el papa pudiera haber hecho u or-
denado, sino que ni aun remotamente insinuaba o decía lo que podría
o debería hacer en adelante para el buen gobierno y administración de
la Iglesia.
Tan sólo me acuerdo de que, cuando fue elegido Marcelo II, gran
amigo de la Compañía, de quien toda Roma concibió esperanzas de que
reformaría la Iglesia, como los Padres tratáramos ante él de este tema, nos
respondió que, para que cualquier papa reformara el mundo, le parecían
necesarias y suficientes tres cosas: la reforma de sí mismo, la reforma de
su casa y la reforma de la corte y de la ciudad de Roma.
95. Igual que Nuestro Padre tenía especial cuidado en no decir nada
que pudiera, ni aun de lejos, suponer sombra de falta en la persona del
sumo pontífice, del mismo modo deseaba ardientemente que lo tuvieran
esmeradísimo todos los de la Compañía. Predicando en Roma el Padre
176
Jerónimo Otello , dijo una vez desde el pulpito que sería bueno que el
papa hiciera tales y tales cosas. Le mandó Nuestro Padre a llamar y le
preguntó cuántos papas había en Roma. Y como respondiese que uno
solo, le dijo el Padre: «¿Y se acostumbra a hablar de personas concretas
en los sermones? Marchaos, pues, y pensad bien la penitencia que mere-
céis y luego venid a decírmela».
Con estas palabras se fue el Padre y se afectó tanto, que, parecién-
dole que no podía satisfacer tanta culpa, trajo a Nuestro Padre un buen
175
No es fácil determinar los sentimientos de Paulo IV para con San Ignacio y la Com-
pañía de Jesús, porque actuó de modo contrapuesto según los asuntos y las épocas. Por lo que
se refiere a los colegios, al principio de su pontificado parece que fue poco favorable a ellos,
como consta más claramente del colegio germánico (cf. núm. 17) y en su tanto del romano.
En los últimos tiempos dio, por el contrario, muchos signos de benevolencia para con la
Compañía y para con el colegio romano.
Por otra parte, durante la vida de San Ignacio Paulo IV no cambió nada del Instituto de
la Compañía, como temía el santo; después de su muerte introdujo el coro e impuso la
elección trienal del prepósito general. La muerte del papa restituyó a su primitivo ser el
Instituto.
176
Jerónimo Otello nació en Bosano en 1520, ingresó en la Compañía en 1544 e hizo la
profesión en 1552 en Roma, donde se dedicó a la predicación hasta el año siguiente, en que
fue destinado a Mesina. En esta ciudad, y después en Palermo, continuó ejercitando el
mismo ministerio de la predicación. Murió en Verona el 5-II-1581. Cf. núm. 74.
92 RECUERDOS IGNACIANOS

número de penitencias, para que Su Reverencia escogiera la que creyese


ser más conveniente, a saber: o peregrinar a Jerusalén a pie (y hasta creo
recordar que descalzo), o ayunar tantos años a pan y agua, o disciplinar-
se por las calles de Roma durante bastante tiempo, y otras que no recuer-
do. Mas como Nuestro Padre vio en él lo que más deseaba, tan sólo le
permitió una o varias disciplinas en el refectorio.
A este Padre Jerónimo Otello le envió Nuestro Padre a Sicilia como
177
predicador, cuando hizo venir de allí a Benito Palmio para oír un curso .
Y como era hombre de mucha virtud y querido en Roma, sintió mucho
su marcha la gente, hasta el punto de que una vez que Nuestro Padre de-
cía misa en la iglesia un día de fiesta, poco después de la ida del Padre,
cuado llegó al confíteor y dijo mea culpa, mea culpa, le respondió desde
atrás una vieja en voz alta: «Muy bien podéis decir vuestra culpa, pues
echasteis de aquí al Padre Jerónimo Otello».
96. Esta noche [29-1-1555] me 96. Esta noche [29 de enero de
decía N.P. a un propósito: «Siem- 1555] me decía Nuestro Padre a
pre Dios suele dar mucha fortale- propósito de algo: «Siempre Dios
za y consolación en aquellas co- suele dar mucha fortaleza y conso-
sas, que el demonio ha trabajado lación en aquellas cosas que el de-
de estragar en un alma y no ha monio ha trabajado de estragar en
podido». un alma y no ha podido».
97. ítem dixo más: que en Man- 97. Y dijo también que en Man-
rresa avía visto primero el resa había leído primero el Ger-
178
Gerqonzito , y que nunca más soncito™, y que ya nunca había
había querido leer otro libro de querido leer otro libro de devo-
devoción; y éste encomendava a ción; y lo recomendaba a todos los
todos los que trataba, y leía cada que trataba, y leía cada día un ca-
día un capítulo por orden; y des- pítulo por orden; y después de co-
pués de comer y otras horas lo mer y a otras horas lo abría sin or-
abría así sin orden, y siempre to- den alguno, y siempre tropezaba
paba lo que en aquella hora tenía con lo que entonces tenía en el co-
en el coraqón, y lo de que tenía razón y con aquello de que tenía
necesidad. necesidad.

el Gerconzito
98. Fue Nuestro Padre tan amigo de este libro, que, cuando le conocí
en Roma, me parecía ver y hallar escrito en su conversación todo lo que
en él había leído. Sus palabras, movimientos y todas las demás obras eran
para él un continuo ejercicio y para quien le trataba una lección viva de
177
Este intercambio se efectuó en 1553: Otello partió hacia Mesina con Doménech,
llegando a Ñapóles el 12-UI-1553.
178
En las primeras ediciones castellanas, el libro De imitatione Christi se atribuye a
Juan Gersón (1363-1429), y de ahí la denominación de El Gersoncito. Sobre el verdadero
autor de esta celebérrima obra de la devotio moderna disputan aún los críticos, aunque se ha
impuesto en la literatura de vulgarización la autoría de Tomás de Kempis (1379/80-1471).
Cf. LTK 7, 762-764.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 93

Gersón. Y de ello puedo yo dar buen testimonio, por ser en aquel tiempo
muy aficionado a este libro y conservar un gran recuerdo de él.
Me acuerdo igualmente que me impresionó la primera vez que, allá
en Roma, leí las Constituciones, poco antes de emprender viaje de vuel-
179
ta a Portugal : y es que conforme las iba leyendo, me parecía que veía
retratado en ellas a Nuestro Padre.
El mismo me contó que, cuando estudiaba en Alcalá, le aconseja-
ron muchas personas, y entre ellas su propio confesor (que entonces era
180
el Padre Miona , portugués, natural del Algarbe, que después entró y
murió en la Compañía y ya en aquel tiempo era tenido por hombre de
gran virtud), que leyese por el Manual del caballero cristiano de Eras-
181
mo ; pero no lo quiso hacer, porque ya entonces había oído reprender a
este autor a algunos predicadores y personas de autoridad; y a los que se
lo recomendaban respondía que no faltarían otros libros, de cuyos auto-
182
res nadie tuviese que hablar mal, y esos eran los que él quería leer .
99. [d.i.] Acordarme he del 99. Tengo que acordarme del mo-
modo de tratar las cosas de N.P.: do como Nuestro Padre trataba las
1°, que nunca persuade con afee- cosas: primero, que nunca convence
tos, sino con cosas; 2°, que las con sentimientos, sino con razones;
cosas no las orna con palabras, segundo, que las cosas no las adorna
sino con las mesmas cosas, con con palabras, sino con las mismas
179
Recordemos que el Padre Goncalves da Cámara partió de Roma hacia Portugal por
primera vez en octubre de 1555. Las Constituciones de la Compañía se imprimieron en
Roma en 1558; pero ya desde algunos años antes tuvieron que correr ejemplares manuscri-
tos, puesto que en 1552 las promulgó el Padre Nadal en Sicilia, en 1553-1554 en España y
Portugal y en 1555 en algunos colegios de Italia.
180
El portugués Manuel Miona era sacerdote y profesor en Alcalá de Henares cuando
llegó allí San Ignacio en 1526. Después pasó a París, donde fue también confesor del santo.
El día 16-XI-1536 le escribió San Ignacio la famosa carta sobre la excelencia de los Ejer-
cicios Espirituales, en la cual se dirige a él «como hijo a padre espiritual». Miona entró en
la Compañía en 1544, muriendo el 4-111-1567.
181
Precisamente en 1526 y 1527, en coincidencia con la estancia de San Ignacio en
Alcalá, el impresor Miguel de Eguía, amigo del santo, sacó a luz en esta ciudad dos ediciones
del Enchiridion militis christiani de Erasmo según la traducción castellana de Alonso
Fernández de Madrid, «el arcediano de Alcor», con un éxito editorial sin precedentes. Es,
pues, totalmente verosímil que aconsejaran a Ignacio esta lectura en Alcalá. Ribadeneira, por
su parte, afirma ya desde la primera edición de la Vita (año 1572) que habían recomendado
al santo la lectura del Enchiridion ya durante su estancia en Barcelona (1524-1526), más
como ejercicio literario que como lectura espiritual, dado que Erasmo «eo tempore bonus
latinitatis auctor habebatur» (L. I, c. 13); pero, notando el santo que aquella lectura le en-
friaba el espíritu, dejó de leerlo. Con todo, el mismo Ribadeneira en su Collectanea (circa
1567), que parecen borradores para la Vita, sitúa también el hecho en Alcalá (cf. FN ü., 417-
418). Polanco (cf. FN II, 543; Chron. I, 33) y Maffei (cf. Vita L. I, c. XVI) lo sitúan tam-
bién en Barcelona.
Nada tiene de extraño que, estando en Barcelona dedicado al estudio del latín, le reco-
mendaran la lectura de la obra erasmiana en atención al estilo literario latino, mientras que
en Alcalá se la recomendaran para provecho espiritual. Cf. también núm. 245.
182
Es la misma razón aducida en el núm. 244 para no permitir la lectura de las obras de
fray Jerónimo Savonarola. Sobre los libros que conviene leer en la Compañía, cf. Const., P.
IV, c. 14 [464-470]. Cf. Memorial, núm. 370.
94 RECUERDOS IGNACIANOS

contar tantas circunstancias y tan cosas, contando tantas circunstan-


eficaces, que quasi por juerga per- cias y tan eficaces, que convence
suaden; 3°, que su narración es casi por fuerza; tercero, que su na-
simple, clara y distinta. Y tiene rración es sencilla, clara y distinta.
tanta memoria de las cosas, y aun Y tiene tanta memoria de las cosas,
de las palabras importantes, que y aun de las palabras importantes,
cuenta una cosa que pasó, diez, 15 que una cosa pasada la cuenta, diez,
y más veces, omnino como pasó, quince o más veces, exactamente
que la pone delante de los ojos; y como pasó, que parece la pone de-
plática larga sobre cosas de im- lante de los ojos; y una conversa-
portancia la cuenta palabra por ción larga sobre cosas de importan-
palabra. cia la repite palabra por palabra.
y aun de las palabras
100. Cuando se trataba de cosas de importancia, Nuestro Padre hacía que
se las leyeran o se las contaran tres o cuatro veces; y se le quedaban tan
grabadas en la memoria, que recuerdo haberle oído contar y repetir en
tiempos muy distantes algunas cosas, siempre con el mismo orden y con
las mismísimas palabras con que por vez primera las había dicho u oído.
Y lo mismo habían observado otros Padres antiguos para intervalos de
tiempo mucho más largos, por haberle tratado antes que yo.
A 3 DE HEBRERO Día 3 de Febrero
101. 1° Preguntóse al Padre si 101. 1.° Se preguntó al Padre si
sería bueno entre estos mochachos sería bueno poner entre estos mu-
poner un poco de emulación y con- chachos un poco de emulación y lu-
tención en la virtud. Dixo que sí; cha en la virtud. Y dijo que sí; que
por ser mochachos puede el hombre por ser muchachos, el hombre pue-
jugar con ellos como con gatillos. de jugar con ellos como con gatitos.
contención
No era esto otra cosa que incitar a uno a la virtud con el ejemplo
de otro, contándole o alabándole sus cosas. Los niños eran Job, que entró
183
a los catorce años, y Cincinnato, que sería de quince .
102. N.P. suele muchas veces 102. Nuestro Padre suele llevar
llevar a los subditos por esta vía, muchas veces a los subditos por
es a saber, loándoles lo que tie- este camino, a saber, alabándoles
nen bueno y halagándoles. Y es aquello que tienen de bueno y ha-
una cosa estraña la circunspe- lagándoles. Y es admirable la cir-
ción que tiene en tratar qual- cunspección que tiene al tratar a
quiera persona que sea, si no es cualquiera persona, a no ser a un
a un Nadal y a un Polanco, que Nadal y a un Polanco, que a éstos
a éstos trata sin ningún respecto, trata sin ningún miramiento, sino
183
Cf. núms. 29 y 75. La emulación tiene gran importancia para San Ignacio, tanto en
la pedagogía espiritual (cf. Const., P. m, c. 1, 19 [276], etc.), como en la pedagogía escolar
(cf. Const., P. IV, c. 6, L [383], etc.).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 95

antes duriter y con rigurosos ca- con dureza y con reprensiones ri-
84 184
pelos' . gurosas .
circunspeción
103. Guardaba circunspección en el trato con todos, de modo que, aun-
que tuviesen alguna debilidad, no quedaran heridos por sus palabras o
manera de conversar. Se acomodaba a los estados de ánimo y al carácter
de los subditos; y esto aun en cosas insignificantes, como cuando mandó
a decir al Padre Benito, que entonces era Hermano, que le había conse-
guido un oyente, pues, una vez que salió de casa, dijo a una vieja que
fuese a nuestra iglesia al sermón que el mismo Padre Benito iba a predi-
185
car ; o como cuando hacía grandes elogios del Padre Olave cuando ha-
blaba con el Padre Polanco, o del Padre Polanco cuando hablaba con el
186
Padre Olave, porque sabía que eran muy amigos entre sí .
a un Nadal y a un Polanco
104. De la misma manera trataba a todos los primeros Padres; y así
como no había nadie más cariñoso y amable que él, así cuando Nuestro
Padre se enfadaba, a ninguno temían todos más que a él. El Padre Riba-
deneira me contó que, estando tratando el Padre un negocio de importan-
cia con el Padre Laínez, e insistiendo éste más de la cuenta en un punto,
le dijo Nuestro Padre estas palabras: «Ora tomad vos la Compañía y go-
bemadla»; de modo que el Padre Laínez se quedó cortadísimo, sin poder
articular ni una palabra más. Y todo esto ocurrió delante del Padre Riba-
deneira.
105. [d.i.] N.P. dixo una vez, po- 105. Nuestro Padre dijo una vez,
eos días ha, que quien medía su hace pocos días, que quien medía
amor con lo que él mostraba, que su amor por lo que manifestaba
se engañaba mucho; y lo mismo en hacia afuera, se engañaba mucho;
el desamor o en el mal tratamien- y que lo mismo ocurría con la falta
to. Veré se puede decir del Padre, de amor y mal trato. En verdad se
que suscipit infirmos in spiritu le- puede decir del Padre que acoge a

184
Cf. núm. 250. De estas ásperas reprensiones (en italiano capelli, de donde el Me-
morial toma la palabra «capelos») que San Ignacio daba a Nadal habla también Diego
Jiménez, compañero y amanuense suyo: cf. Nadal I, 34-35. Este duro trato con Nadal y
Polanco era muestra de lo mucho que el santo estimaba su virtud, a la que quería aquilatar
aún más con aquellas reprensiones, conforme a su criterio de acoger con dulzura a los débiles
y dar «pan duro y pasto de varones» a los fuertes (cf. núm. 105). Véanse también los núms.
46, 86, 106.
El propio Padre Nadal tiene una excelente doctrina sobre el particular: Cf. P. Hieronymi
Nadal orationis observationes, ed. M. Nicolau, S.J. (Romae 1964), 67.
185
Como queda dicho en el núm. 95, el Padre Benito Palmio fue llamado desde Sicilia
a Roma en 1553 para estudiar y, al mismo tiempo, para predicar en el templo de la Compañía
(cf. Chron. III, 216; V, 18). El Padre Lancicio da una versión un poco diferente de esta
anécdota (cf. MI, Script. 1,495).
184
No sabemos cuándo surgió esta especial amistad entre Polanco y Olave. ¿Vendría ya
del tiempo en que ambos estaban en la universidad de París?
96 RECUERDOS IGNACIANOS

187
nitatis , etc.: y que a los ya re- los débiles con espíritu de dulzu-
187
cios les da pan duro y pasto de ra , etc.; y que a los ya fuertes les
varones a comer. da a comer pan duro y comida de
hombres.

y que a los ya recios


188
106. Juan Bautista era en el mundo un hombre que tenía su fortuna;
era comerciante de especias, de quien hacían mucho caso las demás
personas que venden los comestibles que se pueden conservar, como
miel, aceites, quesos y productos semejantes; sabía bastante de cuentas
y un poco de latín; era muy devoto, aun antes de entrar en la Compañía,
especialmente de Nuestra Señora. Este Hermano ha sido hasta ahora
cocinero en la casa de Roma con gran edificación, siendo muy querido
de Nuestro Padre y tratado en conformidad con ese amor, según su
norma y costumbre. Le ejercitaba en toda clase de mortificación y pe-
nitencias, mandándole muchas veces que no comiera más que caldo, si
ocurría que le echaba a la comida más o menos sal de la necesaria, y
cosas semejantes, que por razón de su oficio se ofrecían a menudo.
Trajo del mundo un crucifijo con una imagen de Nuestra Señora
al pie [de la cruz], de gran valor y devoción, con el que estaba muy
189
encariñado . Al principio le dejó el Padre usarlo; mas después de al-
gún tiempo se lo llevó para su oratorio, y me decía que, desde que
Bautista había plantado y esculpido en su alma a Cristo crucificado,
soportaba mejor el que le quitasen la imagen. Se pasaba un año entero
sin verle ni hablarle; no le dejaba pasar una falta sin reprensión y nunca
le alababa en su presencia las cosas buenas que hacía; pero, en su au-
sencia, hablaba de él como de un hombre perfecto, con muestras de
gran amor y satisfacción, encareciendo mucho su humildad, obediencia
y demás virtudes.
En resumen, no recuerdo haberle visto ni alabar ni tratar tan ás-
peramente a ningún otro de casa, aunque también alababa mucho al
190
Maestro Lorenzo, albañil , del que decía que ponía más piedras cada
día en la pared que palabras hablaba; por lo demás le trataba con mu-
cho amor.

187
Cf. 1 Tes. 5, 14 y Gal. 6,1.
188
Parece tratarse del Hermano Juan Bautista de Anzola, que adquirió el grado de co-
adjutor temporal formado en 1553 juntamente con Martín de Zornoza (cf. núms. 163, 327,
352) y Juan de Alba (cf. núm. 236, etc.).
189
El Padre Tacchi Venturi cree identificar este crucifijo con uno conservado en la
parte vieja de la casa profesa de Roma. También San Ignacio tuvo gran devoción a una
imagen similar (cf. FN ni, 405-409), con la que existe alguna representación antigua del
santo (cf. Memoriale. Erinnerungen an unseren Valer Jgnatius. Trad. de Peter Knauer, S.J.
[Frankfurt/M 1988], II, IV).
190
Lorenzo Tristano, albañil, que ingresó en la Compañía en Ferrara el año 1552, o
quizá en Roma. Coadjutor formado en 1555, muy apreciado como albañil y como portero y,
por supuesto, como ejemplar religioso. Murió en Roma el 24-K-1586. Cf. núm. 134.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 97
707. [d.i.J Acordarme he de los 107. Tengo que acordarme de es-
particulares en esto, de cómo tos detalles: cómo trata a los que
trata cada uno de los que son son muy buenos y de quienes se fía
muy buenos y de quien mucho fía, mucho, con cuidado de no ofen-
con circunspeción de no ofende- derlos, a no ser que tenga mucha
llos, si ya no tiene mucha expe- experiencia de que son de los que
riencia, que son de los que tan toman tan alegremente una cosa
alegremente toman lo uno como como otra. Y de este modo el Pa-
lo otro. Y así el Padre, quando dre, cuando comienza a tratar a
comienga a conversar con uno, uno, primero va concediéndole
va primero dándole todo, y ha- todo, y hablándole de tal manera,
blándole de manera que, aunque que, aunque sea muy imperfecto,
fuese muy imperfecto, no se po- no pueda escandalizarse; pero des-
dría escandalizar; después que lo pués que va conociéndole y él va
va conociendo, y el mismo va co- cobrando fuerzas espirituales, el
brando fuergas, vale el Padre Padre va quitándole poco a poco, de
quitando poco a poco, de modo modo que, sin sentirse ninguna
que, sin sintirse ninguna violen- violencia, le cambia todo el juego;
cia, le muda todo el juego; v.gr.: por ejemplo, viene un doctor a la
viene un dotor a la Compañía, Compañía, como podría ser el Pa-
como podría ser el P. Olabe, y dre Olave, y Nuestro Padre primero
N.P. primero le llama señor dotor le llama «señor doctor» y «vuestra
y V. md.; después le quita uno merced»; después le quita uno de
los dos tratamientos; después le
dellos; después le dexa con el
deja con el «doctor» sólo; y des-
dotor solo; después con el nom-
pués con el nombre a secas; como
bre seco; ut si diceret primero:
si primero dijese: «Señor doctor
«Señor dotor Olabe: V.md.
Olave: vuestra merced haga...»;
haga...»; después, «dotor Olabe después: «Doctor Olave, haced...»;
haced»; después, «Olabe»; y después, «Olave...»; y conforme a
conforme a esto lo trata en todo esto lo trata en todo lo demás. Pero
lo demás. Todavía con las cosas con las cosas de la salud tiene
de la salud tiene siempre espe- siempre especialísimo cuidado.
cialísimo cuidado.
como podría ser
108. Supe que eso sucedió así casi al pie de la letra.
Y, como nuevo ejemplo de lo mismo, contaré aquí cómo me reci-
bió Nuestro Padre en Roma y cómo me trató los primeros meses después
de mi llegada.
Cuando el Padre Doctor Miguel de Torres vino como visitador a
191
esta provincia de Portugal el año de 1552, como ya queda dicho , halló
en ella muchas cosas que merecían comunicarse muy detalladamente a
Nuestro Padre Ignacio; y pareciéndole que yo tenía algún conocimiento
de ellas, me mandó entonces que las escribiera pormenorizadamente, para
191
Cf.núm. 7.
98 RECUERDOS IGNACIANOS

poderlas eriviar a Nuestro Padre. Una vez redactada una larga carta so-
bre el tema (que, para contar las cosas con más libertad, fingí que escri-
192
bía al Padre Maestro Melchor Núñez, provincial de la India ), cambió de
opinión el mismo Padre Visitador, pareciéndole mejor que yo fuera a
Roma para informar de palabra a Nuestro Padre sobre las mismas cosas,
a fin de que adquiriera más plena noticia de todo, como él deseaba y era
necesario. Y a este fin me envió a Roma, como ya dije.
109. El día que llegué me habló Nuestro Padre, aunque lo hacía rara-
mente con los que venían de fuera; y creo que aquella misma tarde cené
con él. Me recibió de pie, con mucho agasajo y alegría; pero no con las
fiestas y entusiasmo con que aquí acostumbramos a recibir a los huéspe-
193
des. Al día siguiente, que era miércoles de las cuatro témporas , ayuna-
mos; y, parte por el cansancio del viaje, parte por la escasez de la comi-
da, me encontraba tan mal cuando llegó el jueves, que me dio un mareo
estando diciendo misa; lo supo Nuestro Padre y me preguntó con un sua-
ve dejo de reprensión amorosa (como siempre empezaba) por qué no ha-
bía informado el día anterior cómo me encontraba y el daño que podía
hacerme el ayuno; y recuerdo que le gustó mucho que le diera esta res-
puesta: «Padre, no lo dije, porque no soy tan mortificado».
Tenía Nuestro Padre la costumbre de ordenar que los nuestros que
llegaban por primera vez a Roma fueran los primeros días, todas las ma-
ñanas antes de salir el sol, a hacer ejercicio para tomar el aire fresco de
Roma, a fin de que no les hiciese daño el clima de la tierra, que suele ser
nocivo a los extranjeros. Conforme a esto me encargaron, en cuanto lle-
gué, que practicara el referido ejercicio. Así lo hice uno o dos días; y
creyendo que no era mandato de obediencia y norma que se guardaba con
todos los que llegaban de fuera, sino solamente licencia que me daban, me
descuidé en hacerlo un día de aquella misma semana. Se enteró Nuestro
Padre y, mandándome llamar, me preguntó por qué no había ido a hacer
ejercicio; y, una vez que oyó mi justificación, me impuso en penitencia
que al domingo siguiente comiera en la mesa pequeña y que me diera una
194
reprensión Antonio Rión . Pero, para que me fuera más llevadera la pe-
nitencia y para observar la costumbre que dije tenía con los que trataba por
primera vez, me dio por compañeros de la reprensión a los Padres Polanco
y Olave. Desde entonces yo seguí en todo el orden de la casa.

192
Melchor Núñez Barrete, hermano del futuro patriarca de Etiopía (cf. núm. 52, etc.),
nació en Oporto entre 1519 y 1522 e ingresó en la Compañía en Coimbra el 1 l-IU-1543. Fue
enviado a la India en 1551 para regir el colegio de Goa y la provincia india, pero los jesuitas
de esta provincia no quisieron reconocerle como superior, concediéndole tan sólo el privi-
legio de exención hasta el regreso de San Francisco Javier de Japón. El santo le nombró
superior del colegio de Bassein con facultad de admitir y expulsar de la Compañía. Sucedió
a Gaspar Berze como viceprovincial de la India. De 1554 a 1557 visitó a los jesuitas del
Japón. Murió el 10-VUI-1571.
193
Aquel año 1553 el miércoles de las témporas de Pentecostés cayó el 24 de mayo.
194
Hermano coadjutor italiano encargado de reprender públicamente a quienes se im-
ponía esta penitencia (capello). Cf. núms. 140, 324.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 99

110. Y aunque Nuestro Padre sabía muy bien a qué había sido yo en-
viado, con todo me tuvo algunos meses en Roma sin preguntarme ni una
palabra sobre los asuntos de la provincia [de Portugal], como si no hu-
biera ido a eso (estilo de mortificación silenciosa que usaba muchas ve-
ces con gran prudencia y fortaleza). Y, a la verdad, que yo sentía que me
aprovechaba mucho el verme olvidado de este modo. Y por eso me de-
cidí a pensar en mí y a leer la Escritura. Y así durante todo aquel verano
no tuve más oficio que decir mi misa, rezar el breviario y leer la Escritu-
195
ra con un comentario, que me leía un Hermano novicio , aunque siem-
pre comí en la mesa de Nuestro Padre.
Pero en todo este tiempo ni siquiera le hablé una palabra de mí
mismo, hasta que un viernes por la mañana, cuatro de agosto, víspera de
Nuestra Señora de la Nieves, le hablé en la huerta con gran consolación
de mi alma, como podrá verse por este escrito que compuse en Roma
como prólogo a lo que allí escribí sobre la vida de Nuestro Padre, que él
mismo me contó. Y aunque está imperfecto, me ha parecido bien poner-
lo en este lugar, para que no se acabe de perder del todo, puesto que
196
contiene algún recuerdo de Nuestro Padre :
111. «El año de 53, un viernes a la mañana, cuatro de agosto, víspera
de Nuestra Señora de las Nieves, estando el Padre en el huerto, junto a
197
la casa o aposento que se dice del duque , yo le empecé a dar cuenta de
algunas particularidades de mi alma, y entre las otras le dije de la vana-
gloria. El Padre me dio por remedio que muchas veces refiriese a Dios
todas mis cosas, trabajando de ofrecerle todo lo bueno que en mí halla-
se, reconociéndolo por suyo y dándole gracias de ello; y en esto me ha-
bló de manera, que me consolé mucho, de manera que no pude detener
las lágrimas; y así me contó el Padre cómo dos años había sido trabaja-
do de este vicio, en tanto que, cuando se embarcaba para Jerusalén en
Barcelona, no osaba decir a nadie que iba a Jerusalén, y así en algunas
otras particulares semejantes; y él añadió más : "Cuánta paz acerca de
esto había sentido después en su alma".
Y de ahí a una hora o dos, nos fuimos a comer; y estando comien-
198
do con él Maestro Polanco y yo , Nuestro Padre dijo que muchas veces
199
le habían pedido una cosa Maestro Nadal y otros de la Compañía, y

m
Quizá por razón de su mala vista (Cf. nota 144).
196
El pasaje que sigue (núm. 111) reproduce el comienzo del prólogo de la llamada
Autobiografía de San Ignacio, narrada por éste al Padre Goncalves da Cámara (Cf. FNI,
354-358; o también el núm. 2 de esta colección, El Peregrino, págs. 145-147).- Goncalves da
Cámara compuso este prólogo en dos etapas, probablemente entre octubre de 1555 y se-
tiembre de 1556 (Cf. FN I, 329-330).
197
La parte de la casa profesa que, al parecer, ocupó San Francisco de Borja, duque de
Gandía, cuando en 1550-1551 fue a Roma a ganar el jubileo.
198
Dos de los comensales ordinarios de San Ignacio (Cf. núm. 374).
199
Cf. el prólogo del Padre Nadal a la Autobiografía de San Ignacio redactada por el
Padre Goncalves da Cámara (FN I, 354-363; o también el núm. 2 de esta colección, El Pe-
regrino, págs. 143-144).
100 RECUERDOS IGNACIANOS

nunca había determinádose en ello; y que después de haber hablado con-


migo, habiéndose recogido en su cámara, había tenido tanta devoción e
inclinación a hacerlo (hablando de manera que mostraba haberle dado
Dios grande claridad en deber hacerlo), que se había del todo determina-
do; y la cosa era declarar cuanto por su alma hasta ahora había pasado; y
que también tenía determinado que fuese yo, a quien él descubriese es-
tas cosas.
200
El Padre estaba entonces muy malo y nunca acostumbra prome-
terse un día de vida (antes cuando alguno le dice: "yo haré esto de aquí
a 15 días o de aquí a 8 días", el Padre siempre, como espantado, dice:
"¿Cómo? ¿Y tanto pensáis vivir?"); todavía aquella vez dijo que espera-
ba vivir tres o cuatro meses, para acabar esta cosa.
Al otro día yo le hablé, preguntando cuándo querría comenzáse-
mos; y él me respondió que se lo acordase cada (no me acuerdo) cuántos
días, hasta que tuviese disposición para ello; y así no la teniendo, parte
por ocupaciones, vino después en que se lo acordase cada domingo; y así,
201
en el septiembre próximo , no me acuerdo a cuántos días de él, el Pa-
dre me llamó y me empezó a decir toda su vida, etiam las travesuras de
mancebo, clara y distintamente con todas sus circunstancias; y después
me llamó en el mismo mes tres o cuatro veces, y llegó con la historia
hasta estar en Manresa algunos días».
112. [d.i.] Una cosa me espanta a 112. A veces me asombra una
£
las veces de nuestro P ; que pare- cosa de Nuestro Padre: que en el
ce en el modo de hablar que de modo de hablar parece que tiene
todos tiene muy buen concepto, muy buen concepto de todos,
como presuponiendo que son per- como presuponiendo que son per-
fectos, o que desean mucho serlo; fectos o que tienen grandes deseos
todavía quando viene al ocupallos, de serlo; pero cuando les señala
ocupa cada uno en aquello para ocupación, ocupa a cada uno en
que es; mas no de manera que aquello para lo que sirve; pero no
siempre dé oficios de confianga a de manera que dé siempre oficios
personas muy probadas, antes en de confianza a personas probadas,
Roma los da a las veces para pro- sino que en Roma los da a veces
ballos. Fuera de Roma con mucha para probarlas. Fuera de Roma di-
dificultad pone ninguno, de que fícilmente pone a alguno en quien
mucho no se confíe, en oficios de no confíe mucho en oficios de
confianga. confianza.
&
113. [d.i.] Tiene nuestro P ad- 113. Tiene Nuestro Padre una
mirable destreza en tratar una destreza admirable para tratar a las

2 0 0
Goncalves da Cámara empezó a redactar la Autobiografía de San Ignacio en el ve-
rano de 1553 (cf. nota siguiente). Por aquellos meses, en efecto, San Ignacio estaba muy
delicado de salud, aunque con altibajos, como se deduce de diversas cartas del Padre Polanco
(Cf. MI, Epist. V, 110, 251, 258,269, 272, 282,503).
201
El núm. 10 de \aAutobigrafía dice expresamente que algo de la misma se escribió ya
en el mes de agosto de 1553.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 101
alma; y así usa tantos medios, que almas: y así usa tantos medios, que
parece quasi imposible no se parece casi imposible que uno que
aprovechar uno que algo se quie- quiera ayudarse algo, no se aprove-
re ayudar. Los medios ordinarios che. Los medios ordinarios son:
son: hacer que haga exámenes, mandar que uno haga exámenes de
que haga oración, que tenga sín- conciencia, que haga oración, que
dicos, que dé cuenta cada día a tenga correctores de sus faltas, que
alguno de cómo se aprovecha con dé cuenta cada día a alguno de
estos medios. cómo se aprovecha de estos medios.
que dé cuenta
Era éste un medio tan usado en tiempo de Nuestro Padre, que de
su continuo ejercicio deduje esta conclusión general, sin hacer caso de
ejemplos concretos.
114. [d.i.] Suele N.P. mucho co- 114. Nuestro Padre suele cooperar
operar con las inclinaciones velut mucho con las inclinaciones natu-
concurriendo, id est, no hace rales, es decir, que en cuanto es
nunca, en quanto se puede, vio- posible, nunca violenta a nadie; al
lencia a ninguno; antes, aun las contrario, aun las cosas que de or-
cosas que no se hacen ordinaria- dinario no se hacen voluntaria-
mente voluntariamente, como son mente, como son disciplinas públi-
disciplinas públicas y otras peni- cas y otras penitencias por los
tencias por defectos, el Padre or- defectos, el Padre se las arregla de
dena de manera que aquel tal las tal manera, que uno las elija y las
elija y las quiera; imo de lo que quiera; más aún, manda quitar algo
él elige hace quitar, de modo que de lo que uno ha elegido, de modo
siempre el que hace la penitencia que el que hace la penitencia que-
queda con amor y conocimiento da siempre con amor y con el con-
que merecía más, y sin amaritud. vencimiento de que merecía más, y
Y para que este efecto se haga, sin amargura. Y para conseguir
usa el Padre de muchos medios, este efecto, el Padre se vale de
etiam con respectos humanos, muchos medios, incluso de respe-
como para que sea tenido en tos humanos, como que uno sea
más, etc. tenido en más, etc.
[Anotación marginal]: Por ejem-
plo, diciendo al subdito que los otros
le estimarán en poco, si no da satis-
facción y no hace penitencia.

115. Todo lo que en este pasaje se dice de la cuenta que tenía Nuestro
Padre con las inclinaciones de los subditos, él lo entendía (y así lo eje-
cutaba) de aquellos que eran verdaderos hijos suyos y de la Compañía;
quiero decir, de los perfectos obedientes y enteramente resignados al pa-
recer y voluntad del superior. Porque con los que no tenían esta indife-
rencia y abnegación propia, no descansaba hasta verlos totalmente muer-
102 RECUERDOS IGNACIANOS

tos a las inclinaciones del propio juicio y voluntad o acababa por expul-
sarlos de la Compañía.
Fue a Roma, por orden del superior de una de las provincias, un
sacerdote, doctor en teología, tenido por hombre de gran virtud y emi-
nente en ciencia y talento; y se le envió a Roma por ser tan eximio en
estas cosas. Trató con él Nuestro Padre y, hallándole de juicio duro y di-
fícil para disuadirle de aquello a que se había inclinado, una vez que se
convenció de lo mal que se dejaría mortificar y vencer, lo expulsó de la
Compañía.
Otro sacerdote, persona culta y de autoridad, fue también manda-
do a Roma con negocios de importancia por su provincial, de quien era
muy estimado, así como también de toda su provincia; y a pesar de que
el Padre Ignacio tenía buena información de él, con todo, sólo porque
advirtió en él poca sumisión del propio juicio y parecer, juzgó, y así lo
dijo, que se sentía obligado a tenerlo junto a sí hasta deshacerle este jui-
cio propio. Y por eso trabajó mucho para que permaneciera en Roma;
mas parece que no pudo conseguirlo, por pecados del propio sacerdote,
porque años más tarde, ya vuelto a su provincia, salió de la Compañía y
no sin escándalo.
116 En resumen, Nuestro Padre gozaba en guiar conforme a sus incli-
naciones a aquellos hombres a quienes veía equipados con aquellos pun-
202
tos que él mismo dictó palabra por palabra a Juan Felipe , que entonces
ayudaba al Padre Polanco en la secretaría, como si fuera su vicesecreta-
rio, puntos que me ha parecido insertar aquí. Los hizo Nuestro Padre con
ocasión de la expulsión de la Compañía de Francisco Marín, persona
203
poco dócil y obediente, como ya queda dicho .
[Anotación marginal]: Aquí se pon-
drán esos puntos, que vendrán de
Roma.
204
[Instrucciones sobre la obediencia]
1. A la entrada de religión, o entrado en ella, debo ser resignado
en todo y por todo delante de Dios Nuestro Señor y delante de mi supe-
rior.
2. Debo desear ser gobernado y guiado por el tal superior, que mira
a la abnegación de propio juicio y entendimiento.
202
Juan Felipe Vito, ordenado sacerdote en setiembre de 1555. Murió en Roma el 8-J.V-
1558. Empezó a ayudar en la secretaría al Padre Polanco en abril de 1554 (cf. MI, Epist. VI,
634).
203
Cf.núm.48.
2 0 4
Estas instrucciones, llamadas por algunos el testamento de San Ignacio sobre la
obediencia, fueron publicadas por primera vez (traducidas al latín) por el Padre Ribadeneira
en la primera edición de la Vita (L. V, c. 4) y después en castellano en las ediciones de 1586,
1605. Según J.-F. Gilmont, Les écrits spirituels des premiers jésuites, Roma, Institutum
Historicum S.I., 1961, pág 257, n. 3, en la elaboración de las mismas, dictadas según el
Memorial por el propio San Ignacio, pudo tomar parte el Padre Cristóbal de Madrid.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 103

3. Debo hacer en todas cosas donde no haya pecado, la voluntad


del tal, y no la mía.
4. Hay tres maneras de obedecer: una, cuando me mandan por vir-
tud de obediencia, y es buena; segunda, cuando me ordenan que haga esto
o aquello, y ésta es mejor; tercera, cuando hago esto o aquello sintiendo
alguna señal del superior, aunque no me mande ni ordene, y ésta es mu-
cho más perfecta.
5. No debo de hacer cuenta si mi superior es el mayor o mediano,
o el menor, mas tener toda mi devoción a la obediencia por estar en lu-
gar de Dios Nuestro Señor; porque, a distinguir esto, se pierde la fuerza
de la obediencia.
6. Cuando yo tengo parecer o juicio que el superior me manda cosa
que sea contra mi conciencia, o pecado, y al superior le parece el contra-
rio, yo debo creerle, donde no hay demostración; y si no puedo acabar
conmigo, a lo menos deponiendo mi juicio y mi entender, debo dejar en
juicio y determinación de una, de dos o de tres personas. Si a esto no
vengo, yo estoy muy lejos de perfección y de las partes que se requieren
a un vero religioso.
7. Finalmente, no debo ser mío, mas de aquel que me creó, y de
aquel que tenga su lugar para dejarme menear y gobernar, así como se
deja traer una pella de cera con un hilo, tanto para escribir o recibir le-
tras, cuanto para hablar con personas, con éstas o con aquellas, poniendo
toda mi devoción a lo que se me ordena.
8. Que yo debo hallarme como un cuerpo muerto, que no tiene
querer ni entender; segundo, como un pequeño crucifijo, que se deja vol-
ver de una parte a otra sin dificultad alguna; tercero, debo asimilar y ha-
cerme como un bastón en mano de un viejo, para que me ponga donde
quisiere y donde más le pudiere ayudar; así yo debo estar preparado para
que de mí la religión se ayude y se sirva en todo lo que me fuere orde-
nado.
9. No debo pedir, rogar ni suplicar al superior para que me envíe a
tal o tal parte, para tal o tal oficio, mas proponer mis pensamientos o de-
seos, y puestos, echarlos en tierra, dejando el juicio y el mandamiento al
superior, para juzgar y tener por mejor lo que juzgare y lo que mandare.
10. Tamen, en cosas leves y buenas se puede pedir o demandar li-
205
cencia, así como para andar a estaciones , o para demandar gracias, o
cosas así símiles, con ánimo preparado que lo que se le concediere o no,
aquello será lo mejor.
11. Así mismo, cuanto a la pobreza, no teniendo ni estimando en
mí cosa propia, debo hacer cuenta que en todo lo que posea para el uso
de las cosas, estoy vestido y adornado como una estatua, la cual no re-
siste en cosa alguna, cuando y porque le quiten sus cubiertas.

205
Cf. núm. 237.
104 RECUERDOS IGNACIANOS

117. [d.i.] N.P. dixo una vez es­ 117. Nuestro Padre dijo una vez
tas palabras: «Yo deseo mucho estas palabras: «Yo deseo mucho
en todos una general indiferencia, en todos una general indiferencia,
etc.; y así, presupuesta la obe­ etc.; y así, presupuesta la obe­
diencia y abnegación de su parte diencia y abnegación de su parte
del subdito, yo me tengo hallado del subdito, yo me tengo hallado
mucho bien de seguir las inclina­ mucho bien de seguir las inclina­
ciones». Y según esto hace el Pa­ ciones». Y procede de acuerdo
dre, id est, quando quiere mandar con este principio, o sea, cuando
a uno al estudio, o a una parte quiere mandar a uno a estudiar, o
fuera, o darle un oficio de traba­ a alguna parte fuera de Roma, o
jo, examínale a qué está más in­ darle un oficio en que trabaje, le
clinado (presupuesta la indiferen­ examina para ver a qué se inclina
cia). El modo de examinar es, más (presupuesta la indiferencia).
hacerle hacer oración o decir El modo de examinarle es éste:
misa, y dar por escrito tres pun­ mandarle hacer oración o decir
tos: Lo uno, si se halla aparejado misa, y darle por escrito tres pun­
para ir conforme a la obediencia; tos: primero, si se halla preparado
2°, si se halla inclinado a ir; 3°, para ir conforme a la obediencia;
si le dexasen en su mano, quál segundo, si se inclina a ir; tercero,
escogería. También usa otro si lo dejasen en su mano, qué es­
modo de examinalle, y es por al­ cogería. También tiene otro modo
guno que le hable y saque del su de examinarle, y es por medio de
inclinación. Lo primero usa el alguno que hable con él y le sa­
Padre en cosas de más importan­ que su inclinación.
cia, como en misiones, etc., en
las quales hace escrebir a todos, Del primer método se vale el
como para el Preste hizo y para Padre en cosas de más importan­
Loreto. Lo segundo usa en quasi cia, como en confiar misiones, etc.,
todos, o en todos, quando no en las cuales obliga a todos a es­
consta de la inclinación, por la cribir, como en la misión al preste
qual N.P. se mueve tanto, que, Juan y en la fundación de Loreto.
quando delibera en la consulta 206 Del segundo se vale en casi todos
de quién irá a tal parte, o de o en todos los casos, cuando no
quién hará la tal cosa (después consta de la inclinación, por la que
de presupuesta etiam la aptitud), se mueve tanto Nuestro Padre, que,
206

una de las razones que el Padre cuando delibera la consulta so­


más pondera es, que aquel tal se bre quién irá a tal parte, o quién
inclina o no inclina; y ésta es hará tal cosa (presupuesta además
una cosa muy ordinaria. la aptitud para ello), una de las ra­
zones que más pondera el Padre es
Es también verdad que, que fulano se inclina o no se incli­
aprobando el Padre estas inclina­ na a ello; y ésta es una cosa muy
ciones subyectas a la obediencia, ordinaria.

206
Reunión de algunos consejeros (= consultores), designados para ayudar al superior
en la toma de decisiones (Cf. Const., P. IX, c. 6, 14 [810]).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 105
todavía loa mucho aquellos, que Es también verdad que, aun-
nunca tienen inclinación a nada, que el Padre apruebe estas inclina-
sino a obedecer; qual fué el P. ciones sometidas a la obediencia,
Nadal el otro día, que dio por es- con todo alaba mucho a aquellos
crito, quando se tratava de la ida que nunca muestran inclinación a
a Loreto, que a ninguna cosa se nada, sino a obedecer; tal fue el
inclinaba sino a no inclinarse; y caso del Padre Nadal el otro día,
207
qual fué Oliverio* , retor mo- que, cuando se trataba de la ida a
derno de Loreto, que nunca el Pa- Loreto, entregó por escrito que no
dre le pudo sacar si quería ir a se inclinaba a nada, a no ser a no
Venecia, o estar en Augubio (a inclinarse; y tal fue el caso de Oli-
éste por este hecho loó mucho el 207
verio* , actual rector del colegio
208
Padre); y qual fué F erran* , que de Loreto, a quien el Padre no le
tantos días le ha hecho el Padre pudo sacar nunca si quería ir a
hacer oración notable espacio en Venecia o estar en Augubio (por
la capilla, y nunca se pudo sacar este hecho le alabó mucho el Pa-
del, se era inclinado a estudiar o dre); y tal fue el caso de Ferráo* , 208

no estudiar, aunque el Padre usó a quien el Padre ha mandado hacer


de muchos medios y quasi fuerqas prolongada oración en la capilla
para que dixese. tantos días, y nunca pudo sacársele
* Este es el actual provincial de si se inclinaba a estudiar o no es-
Francia. tudiar, a pesar de que el Padre se
* Ferráo, noble portugués de Castello valió de muchos medios y casi le
Branco. forzó para que lo dijese.

para el Preste
209
118. Por instancias y ruegos del Preste Juan, emperador de Etiopía ,
determinó el rey don Juan III enviar a aquellos reinos un patriarca, para
que los convirtiera e instruyera en las costumbres y obediencia de la
Iglesia Romana. Para este oficio y dignidad mandó a pedir al Padre Ig-
210
nacio el año 1546 al Padre Pedro Fabro , de cuya persona y santidad
había tenido ya conocimiento en el reino de Portugal y le dio cartas de
recomendación cuando marchó de aquí para Castilla con el Padre
211
Araoz . Cuando este mensaje del rey llegó a Roma, se llevó Dios para
212
sí al Padre Pedro Fabro , y en su lugar le ofreció el Padre Ignacio al

207
Oliverio Manareo. Cf. núm. 125.
208
Bartolomé Ferráo. Cf. núm. 126.
209
El año 1545 llegaba a Lisboa un embajador del emperador Claudio (Galáwdéwos) de
Etiopía, solicitando un patriarca para su imperio. Este paso aparentaba confirmar la hipóte-
sis, admitida entonces, de la existencia de un reino oriental cristiano, gobernado por un le-
gendario preste Juan.
2 , 0
Juan III escribió sobre el asunto no solamente a San Ignacio, sino también al papa.
211
El beato Pedro Fabro y Antonio Araoz habían salido de Evora el día 4-111-1545 ca-
mino de Castilla. Llegaron a Salamanca el día 12 y a Valladolid el día 18 (cf. Fabri Mon.,
681).
212
Cf.nota 11.
106 RECUERDOS IGNACIANOS

213
Padre Pascasio Broét ; pero como el rey no conocía a éste, no lo
214
aceptó , y por eso este asunto quedó entonces en suspenso. Pero le
interesó esto tanto a Nuestro Padre y lo tomó tan a pechos, que se puso
con suma diligencia a redactar una instrucción sobre ello en la que,
además del fruto de la conversión y bien de la Iglesia, probaba con
muchas razones lo importante que era para el servicio y provecho tem-
poral del rey que el asunto fuese adelante. Esta instrucción me la man-
dó a mí a esta provincia [de Portugal] con cartas para el rey, y me es-
cribió -creo que de su propia mano- en términos muy decididos, para
215
que lo negociara con todo el entusiasmo y diligencia posible .
Y recuerdo que, después de encarecer mucho el asunto en las car-
tas al rey, le ofrecía toda la Compañía para que escogiera de ella las per-
sonas que le pareciesen más a propósito para esta empresa, diciendo que,
si Su Alteza juzgaba ser necesario así, él mismo en persona lo dejaría
216
todo para irse al Preste Juan solamente para eso .
119. Pero a fin de cuentas, nada se pudo realizar por entonces, hasta que
en el año 1554, después de mi llegada a Roma, volvió a pedirle el rey a
tres de la Compañía (uno de los cuales había de ser nombrado pronto pa-
triarca de Etiopía y los otros dos obispos, con sucesión en el mismo pa-
triarcado), diciendo que, si podía ser, se complacería de que fueran por-
tugueses, y si no, de cualquier otra nación.
Nuestro Padre se alegró mucho con esta noticia y mandó dar por
escrito a todos los Padres de Roma los tres puntos de que aquí hablo; y
me parece, aunque no me acuerdo bien, que a la vez pidió los pareceres
y votos de todos para elegir a los que habían de ir. Y como el embajador
de Portugal difiriese la ejecución de este asunto durante tres meses com-
pletos, me mandó el Padre que, un día sí y otro no, fuese a su casa, que
217
distaba mucho de la nuestra , a recordarle que ordenara ponerlo en eje-
cución. Y se prolongó tanto esto, que lo llamábamos «la terciana del
embajador».
120. Durante el tiempo en que el rey trataba de esto por segunda vez,
llegó el Padre Juan Núñez desde Tetuán a este reino [de Portugal] para
tratar el tema de la redención de los cautivos, en que por orden de la
obediencia se ocupaba en África. Y hallándose en la corte tratando de este
asunto, agradó tanto al rey, que lo señaló expresamente al Padre Ignacio

2 1 3
Pascasio Broet fue designado para la misión de Etiopía por el voto de los otros
compañeros y del propio San Ignacio. Nacido hacia 1500 en Picardía, se unió en París a los
primeros jesuitas en 1534. Después de haber trabajado en Italia hasta 1552 y haber ejercido
allí algún tiempo como provincial, fue enviado a París como rector del colegio, asumiendo
pronto las funciones de provincial en Francia. Murió en París el 14-IX-1562.
214
Cf. carta de Simón Rodríguez a Martín de Santa Cruz {Rod. Epist., 590).
215
Esta instrucción es probablemente la carta del 17-1-1549, cuyo destinatario es el
Padre Luis de Grana, publicada en MI, Epist. II, 304-309.
214
Lo que aquí se dice no se halla expresamente en los documentos conocidos sobre el
tema.
217
Se encontraba en el barrio romano de Montecitorio.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 107

218
para la dignidad de patriarca . Se enteró de ello el Padre Juan Núñez y
219
escribió a Nuestro Padre sobre este asunto , manifestándole lo mucho
que sentiría el peso de aquella dignidad y lo incapaz y débil que se con-
sideraba para soportar tal honra, pero mostrando a la vez mucha indife-
rencia y gran prontitud para cualquier cruz y trabajo que la obediencia le
impusiere, en especial en la conversión de los infieles de aquellas regio-
nes y de todas las demás de la India; de manera que se veía claro que
rehuía y rechazaba completamente la honra del cargo y buscaba y desea-
ba el trabajo que entrañaba.
Agradó tanto al Padre Ignacio esta carta, que sólo por ella y por
220
la información de los que le conocíamos, lo eligió , sin que tuviera
noticia todavía de la vocación sobrenatural con que Nuestro Señor le
trajo a la Compañía; la narraré brevemente en este lugar, por tratarse de
una persona constituida en tan insigne dignidad dentro de la Iglesia de
Dios y de tanta virtud y ejemplaridad, y a quien yo tanto debo por ha-
ber sido largo tiempo mi confesor, y ambos compañeros en la misión
221
de África .
121. Era el Padre Juan Núñez natural de la ciudad de Oporto, de padres
muy buenos y ricos, tan recogido y de conducta tan ejemplar, que los es-
tudiantes de Salamanca, donde estudiaba, le llamaban «el santo abad».
Pareciéndole que ya había aprendido lo necesario para cumplir con su
obligación, se vino a residir en una abadía que tenía en el arzobispado
222
de Braga y en ella estuvo durante algún tiempo, haciendo cada día seis
horas de oración mental, a la que era sumamente aficionado.
En este tiempo entró en la Compañía el Padre Melchor Núñez,
223
hermano suyo carnal , que fue el primer estudiante que se admitió de la
Universidad de Coimbra, quien, enviado poco después en peregrinación
a Santiago de Galicia, pasó por la iglesia donde estaba su hermano el
abad y allí mismo le rogó e intentó persuadir a que entrara también en la
Compañía; pero como era tan dado al reposo y paz de la contemplación,
se excusó diciendo que no veía en sí el talento necesario para los traba-
jos de la vida activa de que la Compañía hace simultáneamente profesión,
aunque todos le parecían muy bien. Se marchó el Padre Maestro Melchor
con esta respuesta y él se quedó en su retiro.
122. Pero no mucho después, una noche mientras dormía, vio en sueños
un sacerdote diciendo misa; y estando él ayudándole, al ir a darle la paz
por el lado derecho, como es costumbre, el sacerdote no se la recibía, in-
dicándole que se la diera por el lado izquierdo. En esta lucha por dar la

218 Lo hizo en carta del 28-11-1554.


219 Lo hizo en carta del 6-IV-1554.
220 El santo contesta a Núñez el 26-VII-1554.
221 Goncalves da Cámara partió para Ceuta en compañía de Juan Núñez en el verano de
1548.
222 Esta abadía estaba situada en la ciudad de Freiriz.
223 Ingresó en la Compañía el 1 l-HJ-1543 (cf. nota 192).
108 RECUERDOS IGNACIANOS

paz por el lado contrario del que quería el sacerdote, se despertó del todo
y al punto interpretó el sueño como que no podía tener paz por la parte
derecha (que significaba la vida contemplativa), donde él la buscaba, sino
por la izquierda (que significaba la activa), donde él creía que no la po-
dría hallar. Y esto le impresionó tanto y tanto crédito le dio, que al día
siguiente salió para Coimbra a tratar de su entrada en la Compañía; y
viendo al Padre Fabro, que acababa de llegar de Flandes, reconoció en él
a aquel sacerdote a quien vio decir misa en el sueño que había tenido, y
a él comunicó todas sus cosas y él mismo le recibió enseguida en la
224
Compañía .
Vivió en la Compañía [18] años y durante todos ellos se ocupó con
mucha edificación y ejemplaridad en obras activas. Murió en Goa [a los
ocho] años de haber sido nombrado patriarca, mientras esperaba a que el
225
virrey de la India le hiciera conducir a la corte del Preste Juan .
123. Los dos obispos que el Padre Ignacio le dio por compañeros fue-
226
ron los Padres Maestro Andrés de Oviedo , natural de Illescas, junto a
227
Toledo, y Maestro Melchor Carneiro , portugués, natural de Coimbra.
228
Ambos estaban en Roma cuando fueron elegidos y ambos se resistie-
ron mucho a aceptar la dignidad y el honor del episcopado para el que
Nuestro Padre los escogía, hasta el punto de que llegaron a alegar en su
favor que no podía la Compañía obligarlos a aceptar; y fue necesario que
el Padre Ignacio convocara una reunión de letrados, para que determina-
sen lo que podía y debía hacerse al respecto, hasta que por fin fueron

224
El beato Fabro llegó a Coimbra en diciembre de 1544; ese mismo mes le visitó Juan
Núñez, siendo recibido inmediatamente en la Compañía. Otra narración de la vocación de
Núñez puede leerse en Fabri Mon., 475-477.
225
En el manuscrito del Memorial hay dos lagunas en este pasaje, completadas entre
corchetes con los datos cronológicos exactos.- Antes de ser nombrado patriarca, Juan Núñez
ejerció su apostolado entre los cautivos de Ceuta y Tetuán, en África del norte (1548-1554).
En febrero de 1554 dejó el reino de Fez, regresando a Lisboa para asuntos relacionados con
la redención de cautivos; allí se enteró de su designación para el nuevo alto cargo, por lo que
tuvo que abandonar su antiguo apostolado africano. Recibió la consagración episcopal en
Lisboa el 5-V-1555. Se embarcó para la India el 30-III-1556. No pudo entrar en Etiopía y
murió en Goa (donde también moriría su hermano Melchor) el 22-XU-1562.
226
El Padre Andrés de Oviedo nació en Illescas (Toledo) hacia 1517, ingresando en la
Compañía de Jesús en Roma el 19-VI-1541, después de terminar sus estudios en París,
Lovaina y Coimbra. Fue el primer rector del primer colegio abierto por los jesuitas, el de
Gandía (1545). Bajo su dirección espiritual Francisco de Borja se decidió a entrar en la
Compañía. También fue rector del colegio de Ñapóles (1551). En 1553 fue propuesto por
San Ignacio para patriarca de Etiopía o para su coadjutor; Juan III lo aceptó como obispo
coadjutor. Sucedió al Padre Juan Núñez en el patriarcado de Etiopía, donde murió, consu-
mido por mil penalidades, en junio de 1577.
227
El Padre Melchor Carneiro nació en Coimbra en 1518, ingresando en la Compañía
el 24-IV-1543. Fue el primer rector del colegio de Evora. Murió en Macao (China) en 1583,
sin haber podido entrar en Etiopía.
228
El Padre Oviedo fue llamado a Roma desde Ñapóles el 3-VI-1554, mientras que el
Padre Carneiro había llegado a la ciudad eterna desde Portugal el año 1553, acompañando
al Padre Simón Rodríguez.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 109
elegidos y nombrados por autoridad del papa, como consta por las bulas
229
de su consagración .
y para Loreto
124. Para escoger a los que habían de ir a la fundación del colegio de
Loreto usó en casa Nuestro Padre el mismo método que empleó para la
230
misión del Preste Juan . En los comienzos de este colegio se temían las
dificultades que pronto se vieron, por razón de los canónigos que residían
en la casa de Nuestra Señora, que hasta entonces habían oído las confe-
siones de todos los peregrinos, ministerio que habían de quitarles en gran
parte los de la Compañía, llevándose consiguientemente las limosnas y
231
parte de las rentas que antes tenían .
y qual fue Oliverio
232
125. Agradó tanto al Padre Ignacio esta indiferencia del Padre Oliverio
y todo lo demás que de él se sabía, que lo envió como rector a fundar el
colegio de Loreto, del que al presente hablo, a pesar de ser todavía muy
joven y de poco tiempo de Compañía. Era este Padre flamenco de naci-
miento, de lengua francesa; fue después provincial en Francia y ahora
asistente y admonitor del Padre General.
y qual fue Ferrón
126. Bartolomé Ferráo era portugués, natural de Castello Branco, en el
233
obispado de Guarda, de noble familia . Cuando yo llegué a Roma el año
2 2 9
San Ignacio exhortó a los dos obispos electos a que cedieran en su oposición a
aceptar el episcopado; pero al final hubo de mediar el precepto papal para que aceptasen: cf.
núm. 168.
2 3 0
Es decir, pedir a cada uno de casa que expresaran por escrito su disposición personal
en cuanto a la aceptación de esta empresa. El Padre Manareo, que alude a este proceso de
elección para los que habían de ir a Etiopía (cf. De rebus societatis Iesu commentarius
[Florentiae 1886], 132) no alude a él en el caso de la fundación del colegio de Loreto (cf.
Ibid., 136).
231
El Padre Oliverio Manareo se refiere a estas dificultades con los canónigos de Loreto
en varias cartas a San Ignacio del mes de julio de 1555 (cf. Mixtae IV, 725-726; 733), así
como en el De rebus..., 136 ss.
2 3 2
Oliverio Manareo, nacido en Quincy junto a Douai en 1523, adquirió el grado de
magister en la Universidad de Lovaina en 1546, año en que también se ordenó sacerdote.
Ingresado en la Compañía en París en 1550, tres años más tarde fue nombrado rector del
colegio romano, hasta que en 1554 fue enviado como rector al incipiente colegio de Loreto.
Después fue provincial de Francia (1563-1571), asistente de Alemania (1573), vicario ge-
neral de la Compañía después de la muerte del Padre Everardo Mercuriano (1580), visitador
de las provincias septentrionales de Europa (1583), provincial de Bélgica (1589-1594) y de
nuevo visitador (1603). Los últimos años de su larga vida (más de 90 años) los pasó en
Tournai, donde falleció en 1614. Es considerado justamente como el padre de la provincia
belga de la Compañía de Jesús.
2 3 3
El portugués Bartolomé Ferráo, natural de Castello Branco, conoció a San Ignacio y
a sus primeros compañeros cuando llegaron a Roma por primera vez, y fue admitido en su
compañía en 1538, aun antes de la fundación canónica de la Compañía de Jesús. En 1540
marchó a estudiar a París, de donde regresó a Roma en 1545, para ser durante dos años se-
cretario de San Ignacio. Murió en Roma el 20-X-1548.
110 RECUERDOS IGNACIANOS

1553, hacía ya algunos años que había muerto; pero hallé vivo el fragan-
te olor de su santidad. Todo lo que aquí digo de él lo supe de una fuente
muy segura; y hasta dudo si no fue nuestro mismo Padre, quien solía lla-
marlo «el inaccesible a la tentación». Sirvió al Padre de secretario, suce-
234
diéndole a su muerte el Padre Polanco .
[Anotación marginal]: Faltan aquí tre-
ce días de este mes, porque los pasé
fuera de Roma en una peregrinación.
A 16 DE HEBRERO Día 16 de Febrero
235
127. 1° Micer Andrea , flamen- 127. 1.° A micer Andrés , fla- 235

co, que ha quatro meses o cinquo menco, que hace cuatro o cinco
que está en casa, siempre determi- meses que está en casa, casi siem-
nado quasi de irse a la tierra, ni le pre decidido a irse a su tierra, ni le
han aprovechado exercicios, ni han aprovechado los Ejercicios ni
otros muchos remedios. Pregúnte- otros muchos remedios. Pregúnte-
se qué se hará del. se qué se hará con él.
R. El Padre se remite a la consul- R: El Padre se remite a la consulta
236
ta y al maestro de novicios , sin y al maestro de novicios , que- 236

quedarle voz. dándose él sin voz.


Consulta Consulta
128. Parece que se mande; y tó- 128. Parece que debe mandársele
mense aquí dineros a cambio so- a su tierra; y saqúese aquí dinero a
bre su hacienda, pues es rico; y cambio a costa de su bienes, pues
vaya luego, por causa de ir acom- es rico; y salga pronto, para que
237 237
pañado con Nicolao . pueda ir acompañado de Nicolás .
Después que el Padre dio Después que el Padre dio
aquel parecer, hizo oración reco- aquel parecer, hizo oración recogi-
gido en la capilla, y después de do en la capilla y después de hecha
hecha mandó que, antes que la mandó que, antes de que la consulta
consulta respondiese a micer An- respondiese a micer Andrés, le
drea, le refirisen a él la determi- dieran cuenta a él de la decisión;
nación; la qual oída, dixo que le después de oiría, dijo que le exhor-
exhortasen a ir solo, y hagan ir ten a ir solo y manden marchar pri-
adelante a Nicolao sin que sepa mero a Nicolás, sin que sepa de él;
del: que no le tomen dineros, ni que no le saquen dinero a cambio,
le den más de lo que truxo, sino ni le den más de lo que trajo, a no
238 23S
dos o tres julios de limosna: que ser dos o tres julios de limosna;
234
De hecho Polanco comenzó a ser secretario de San Ignacio en la primavera de 1547,
en vida todavía de Ferráo.
235
Un sacerdote de Amberes, enviado desde Flandes a Roma para hacer su noviciado,
según la costumbre vigente en los años 1548-1560. La experiencia demostró finalmente la
necesidad de una casa para los novicios más cercana a los Países Bajos.
236
El Padre Cornelio Wischaven. Cf. nota 162.
237
Ninguna otra noticia tenemos de este Nicolás.
238
El julio era una pequeña moneda que valía la décima parte de un ducado.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 111
le exhorten a ir a Loreto, y le di- que le exhorten a ir a Loreto y le
gan que, si primero aquí quiere digan que, si quiere aquí primero la
ser suelto de los votos, que aquí liberación de los votos, que aquí le
le soltarán, mas que le consejen liberarán, pero que le aconsejen que
que se vaya a presentar a Nues- vaya a presentarse a Nuestra Señora
tra Señora, y que delante della se y que ante ella determine si se que-
determine en quedar en esta reli- da en esta religión o no; y que si
gión o no; y que si se determina- determina que no, que desde aquel
re que no, que desde aquella momento le concedan la liberación
hora le den los votos por sueltos; de los votos; y que se quede aquí
y que se esté aquí 8 días des- ocho días descansando, sea después
cansando, o ya habiéndosele ma- de haberle comunicado ya esta de-
nifestado este decreto, o para cisión, sea para pensar más.
pensar más. Todavía añadió el Padre dos
Dos cosas añadió el Padre: cosas: una, que le demos todo lo
La una, que le diésemos todo lo que lícitamente podamos darle, a
que lícitamente le podíamos dar, id saber, caricias, consuelos y amor, o
est, carezas, y consuelos y amor, id sea, todo lo que él puede pedimos;
est todo lo que él podía pedirnos; pero no dinero, cosa que él no
mas no dinero, que él no puede puede pedir lícitamente, ni nosotros
pedir lícitamente, ni nosotros dar- podemos hacer que lo consiga, pues
le manera que los haya, pues le es le es mucho mejor pasar necesidad
mucho mejor tener necesidad y y trabajo; otra, que tome la deter-
trabajo. La otra, que en Loreto se minación en Loreto, porque Dios
determinase; porque Dios suele suele ayudar más en un lugar donde
acudir más en un lugar adonde es es venerado que en cualquier otro.
venerado, que en otro. Y le dixeron Y los de la consulta informaron al
al Padre los de la consulta de su Padre sobre su capacidad natural y
naturaleza y tentación, que no sólo sobre su tentación, que no sólo es
es cosa del demonio, mas parecía cosa del demonio, sino que parecía
ser falta de naturaleza, porque no ser defecto de naturaleza, porque no
sabía dar razón y andaba siempre sabía dar razón y andaba siempre
como aturdido. A esto respondió el como aturdido. A esto respondió el
Padre, que, aunque fuese cosa de Padre que, aunque fuese cosa de su
naturaleza, mucho más podía ser naturaleza, mucho más podía ser
del demonio, que hace que el del demonio, que hace que el hom-
hombre parezca sin seso con la bre parezca que pierde el juicio con
vehemente tentación. la vehemente tentación.
129. Nos sorprendió cómo Nuestro Padre, después de haberse remitido
en todo a la consulta, volvió a decir, contra lo que era su costumbre, que
le refiriesen lo que en ella se había decidido, para cambiarlo, como en
239
efecto lo cambió .
239
Más adelante (núm. 220) se anota que Andrés marchó de Roma el día 26 de febre-
ro. Sin embargo, no marchó propiamente expulsado de la Compañía, como allí se dice, sino
desligado de los votos y con algún dinero. Pero, una vez regresado a Flandes, no perseveró
en la Compañía.
112 RECUERDOS IGNACIANOS

Nicolao
Era Nicolás uno de la Compañía, a quien enviaban a Flandes: no
quería Nuestro Padre que le hiciese daño la conversación del sacerdote
flamenco.
suelto de los votos
Se trataba de los votos de la Compañía, pero tan sólo de los de de-
voción, y emitidos antes del tiempo determinado.
A 17 DEL MISMO, YENDO EL Día 17 de Febrero,
240
PADRE PARA LA VIÑA yendo el Padre a la finca 240

130. 1° Quanto al negocio lute- 130. 1.° Sobre el asunto de París


ciano, manda el Padre que los manda el Padre que los nuestros
nuestros embíen de allá la copia envíen de allá la copia auténtica
auténtica del decreto, y del privi- del decreto y del privilegio que
241
legio en que los hace naturales . naturaliza a los de la Compañía en
241
Francia .
negocio luteciano
Este asunto fue la oposición y decreto que publicó la facultad de
teología de París contra la Compañía.
en que los hace naturales
Los nuestros de Francia tenían ya licencia del rey para morar allí
como si fueran naturales de aquella tierra.
2° No quiere agora hacer 2° Ahora no quiere hacer
nada en este negocio, hasta que nada en este asunto, hasta que se
las bulas de la dotación del colé- plomen las bulas de la dotación del
gio sean plombadas. colegio.
de la dotación
Quería el papa Julio III fundar y dotar a nuestro colegio romano,
pero esto no llegó a efectuarse por su muerte (igual que sucedió por la
242
de Marcelo II, que también lo quería fundar) . Y como cuando se ocu-
paba Nuestro Padre en la expedición de las bulas de esta fundación, lle-
gó a Roma el correo del asunto de París, lo retrasó hasta concluir lo que
traía entre manos; porque no solía nunca tratar a la vez dos cosas de im-
portancia, para poder entregarse totalmente a cada una de ellas.

240
Sobre la viña véase núms. 134-135.
241
Enrique n había concedido oralmente este privilegio a la Compañía en el año 1550
y por escrito al año siguiente; pero el parlamento de París se opuso a ratificarlo y apeló a la
facultad de teología de la Sorbona, que promulgó el 1-XII-1554 un decreto hostil a la
Compañía. De aquí surgieron no pequeñas dificultades, de las que el Memorial se hace eco
repetidas veces (cf. núms. 139,145-146,149,152, 225, etc.).
242
Julio III falleció el 23-111-1555 y Marcelo II el l-V-1555. Como ya sabemos (cf.
núm. 93), Paulo IV era poco favorable.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 113

131. 3° Nunca este negocio le 131. 3.° Este asunto nunca le


hará perder el sueño; porque ya hará perder el sueño, porque ya no
no es tiempo de tener tanta soli- es tiempo de andar tan preocupado
citud destas cosas como al prin- con estas cosas como al principio,
cipio, quando él todo el día an- cuando andaba todo el día angus-
daba en esto trabajado; y aunque tiado con ellas; y aunque estuviera
estuviese enfermo, siempre para enfermo, siempre encontraba fuer-
semejantes cosas hallaba en sí zas dentro de sí para semejantes
fuercas; de donde nació un co- cosas; de donde nació en casa un
mún proverbio en casa, que aun dicho común, que aun ahora per-
agora dura: que, como hay tra- dura: que si hay problemas, el Pa-
bajos, luego el Padre está sano: dre está al punto sano: como suce-
como acaeció en todas las con- dió en todas las contradicciones
tradiciones del principio, y en el del principio de la Compañía, en el
243 243
obispado de Joyo , y agora últi- asunto de obispado de J a y o y
244 244
mamente en este de Canisio . últimamente en el de Canisio .
4° Escríbase a los nuestros 4.° Escríbase a los nuestros
de toda la Compañía, y empiéce- de toda la Compañía, empezando
245 245
se luego hoy , que manden testi- hoy mismo , para que manden
monios de los príncipes, gober- testimonios de los príncipes, go-
nadores, universidades, y cada bernadores, universidades, y cada
colegio de lo suyo, y cada pro- colegio envíe información de sus
vincia. cosas y también cada provincia.
132. 5° La carta sea de manera, 132. 5.° La carta debe ser de tal
que la puedan ver todos los con- manera, que puedan verla todos los
tradictores: tamen, en hijuela 246
contradictores; sin embargo se
se pueden avisar los nuestros de puede avisar a los nuestros en carta
246
cosas, que más defiendan la cau- reservada de cosas que defien-
243
Claudio Jayo (Jay), nacido hacia 1500 en Mieussy en Saboya, se unió en París en
1535 al grupo de los primeros jesuítas. Trabajó primero en Italia y luego en Alemania. Par-
ticipó en el concilio de Trento y murió en Viena el 6-VUI-1552. En 1546 quisieron impo-
nerle el obispado de Trieste. Cf. núm. 147 y el Suplemento II.
244
San Pedro Canisio, nacido el 8-V-1521 en Nimega, practicó los Ejercicios espiri-
tuales en Maguncia bajo la dirección del beato Fabro y se decidió a entrar en la Compañía.
Lo hizo el 8-V-1543. Se ordenó sacerdote en junio de 1546, tomando parte al año siguiente
en el concilio de Trento, como teólogo del cardenal O. Truchsess von Waldburg; también
tomaría parte en el concilio en 1562 como teólogo pontificio. En 1548 San Ignacio lo llamó
a Roma y lo envió después a Mesina. A partir de 1549 despliega una gran actividad en el
mundo germánico: Ingolstadt, Viena, Praga, Augsburgo, Innsbruck, Munich. Fue el primer
provincial de la Alemania superior, cargo que ocupó desde 1556 hasta 1569 (con dos pe-
queñas interrupciones). A partir de 1580 pasó los últimos años de su vida en Friburgo, don-
de murió el 21-XII-1597.- La cuestión del obispado de Viena, que quería imponerle Fer-
nando I, se planteó a partir de 1553.
245
Escribió Polanco, por comisión de San Ignacio, el día 20-11-1555 (cf. MI, Epist. VIII,
456). Los testimonios en favor de la Compañía llegados a Roma con ocasión de este con-
flicto los publicaron los bolandistas en Acta Sanctorum, Julii VII, § XLVII-XLVIII y MI,
Epist. XII, 523-614.
2 4 6
La palabra hijuela, diminutivo de hija, se halla en el diccionario de la lengua espa-
ñola de la Real Academia con una acepción muy similar a la empleada por San Ignacio y
114 RECUERDOS IGNACIANOS

sa y debiliten los adversarios, dan más la causa y debiliten a los


avisando que no lo digan, sino adversarios, avisando que no las
donde mucho juzgaren ser nece- digan, sino donde juzguen que es
sario, servatis servandis. muy necesario, guardando siempre
lo que hay que guardar.
Estos puntos de la hijuela No parecía que el Padre
no parecía sentir mucho el Padre, apoyaba mucho estos puntos de la
sino quasi como condescendien- carta reservada, sino sólo como si
do; y luego dixo que no las man- condescendiese con ellos; y luego
dasen sin se las mostrar. dijo que no se mandasen sin mos-
trárselas.
6° Mostraba inclinación a 6.° Mostraba inclinación a
escribir al emperador, y en escri- escribir al emperador y a que se
birse a los príncipes; otros no escribiera a los príncipes; de otros
toca, aunque después en la mesa no hablaba, aunque después senta-
parece que se inclinaba. do a la mesa parece que también se
inclinaba a hacerlo.
133. 7° No se olvide en la letra 133. 7.° En la carta no se olvide
el favor del papa, que ahora ha mencionar el favor de la dotación
hecho de la dotación, y tan im- del colegio que acaba de conceder
portantes misiones. el papa y las misiones tan impor-
tantes confiadas a la Compañía.
el favor del papa
247
Del papa Julio III, que antes dije quería fundar el colegio .
248 248
134. 8° En la viña hay una 134. 8.° En la f i n c a hay un
montañeta, la qual se ha consulta- montíbulo sobre el que se ha con-
do si se abaxaría, porque puede sultado si se rebajaría, porque pue-
criar cosas venenosas, y está en de criar cosas venenosas y está en
lugar que da otras muchas inco- un lugar que origina otras muchas

Polanco, para los que significaba una carta reservada, más o menos secreta, que acompaña-
ba a la pública o «patente»; de este modo, se refiere el diccionario a «cosa aneja o subordi-
nada a otra principal»; tal era la hijuela con relación a la carta pública o «patente». Los
editores del Monumenta no cayeron en la cuenta de esta acepción del diccionario. El texto
portugués del Memorial empleará después el diminutivo alminha (diminutivo de alma) para
designar a la hijuela (cf. núm. 146).
247
Cf. núm. 130.
248
Tanto aquí como en otros pasajes del Memorial (cf. núms. 171-174,234,238,247)
la palabra viña designa la finca de descanso del colegio romano, que San Ignacio compró a
finales de 1554 o principios de 1555, de la que el Memorial habla más específicamente en el
núm. 135. En la traducción empleamos la palabra finca, en lugar de viña, por creerla más
acomodada al sentido actual del lenguaje, aunque inicialmente predominaban las vides en su
recinto (cf. núm. 174, reglas 2, 3, 8). De todos modos, en esas reglas siempre se habla del
binomio uvas/otras frutas o del equivalente vides/árboles. En el año 1555 se construyó allí
(o al menos se amplió) una casa y se edificó una enfermería. Goncalves da Cámara habla de
viña o granja en el texto castellano (cf. núms. 134, 172), mientras que en portugués habla
repetidas veces de quinta (núms. 135, 172-174).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 115

modidades, o si se haría una pared incomodidades, o si se haría una


para que se pudiese un poco alla- pared para que pudiese allanarse
nar, y hacer lugar cómmodo, pre- un poco y crear un espacio más
supuesto que sería la misma espe- cómodo, suponiendo que sea el
sa. El Padre ha ido hoy, llevando mismo gasto. El Padre ha ido hoy
consigo al síndico de casa, y al allá, llevando consigo al admonitor
ministro, y a nuestro maestro pe- de casa, al Padre ministro, a nues-
249
drero Lorengo , y a un otro de tro maestro cantero Lorenzo y a 249

casa, y así les hizo consultar, des- otro de casa, y les consultó des-
pués de maestro Lorengo haber pués que midió el maestro Loren-
medido, y decir que costaría 15 zo y dijo que el muro costaría
escudos el muro; y los puntos quince escudos; y los puntos con-
eran, que dixesen en su conscien- sultados eran que dijesen en con-
cia, si hacer aquel muro sería cosa ciencia si hacer aquel muro sería
para dar mal exemplo a los que algo que diera mal ejemplo a los
habían de venir, o también para que vinieran después o incluso a
los presentes. El muro autem se los actuales. Téngase en cuenta
proponía sin ser blanqueado ni que se proponía un muro no blan-
encolado, y de dos palmos en lar- queado ni revocado y de dos pal-
250
go . Todos quatro, después de 250
mos de ancho . Después de con-
consultar, han dicho, que en su sultar, los cuatro han dicho que les
consciencia les parecía que se hi- parecía en conciencia que se hicie-
ciese: y todavía les hizo otra vez ra; e incluso les mandó ponderar
ponderar la edificación y exemplo, una vez más la edificación y ejem-
y determinaron lo mismo. plo, y determinaron lo mismo.
En la viña
135. La viña es una finca que hizo comprar Nuestro Padre en tiempo de
mucha necesidad, únicamente por parecerle necesaria para la salud de los
Hermanos, que, por ser muchos y de muy diferentes naciones en el cole-
gio romano y por ser Roma muy nociva, especialmente para los extran-
jeros, temía cayeran a menudo enfermos de gravedad. Y por esto mandó
que, antes de que se comprara la finca, fuera a ver el emplazamiento el
251
maestro Alejandro, que era el principal médico de Roma , para que
juzgase si sería sano; y como le pareció excelente, Nuestro Padre la ad-
252
quirió, aunque después la experiencia mostró lo contrario .

encolado
Encolado es lo mismo que revocado. En este tiempo era yo minis-
tro; y lo que dejé anotado en este pasaje fueron las dudas y escrúpulos
249
Lorenzo Tristano. Cf. nota 190.
250
La palabra largo se emplea aquí según el sentido italiano, con el significado de an-
cho, que es como la traducimos.
251
El doctor Alejandro Trajano Petronio. Cf. nota 72.
2 5 2
Esta finca de descanso estaba situada en el monte Aventino, no lejos de Santa
Balbina, sobre las termas antonianas de Caracalla.
116 RECUERDOS IGNACIANOS

que tenía Nuestro Padre en acometer una obra de tan poco gasto, siendo
como era muy decidido y liberal en el coste de las que claramente con-
tribuían a la salud de los Hermanos.
136. 9° Acordarme he del artifi- lió. 9° Tengo que acordarme de
cio que el Padre me dixo haber la estratagema que me dijo el Pa-
usado en la malenconía de uno, dre había usado en la depresión de
dando a entender etc., que no en- uno, dando a entender, etc. que no
tendía etc. entendía etc.
10° Pregunté al Padre qué 10.° Pregunté al Padre qué
motivo había tenido para no tener motivo había tenido para que los
hábito.- R. Yo al principio andaba de la Compañía no tuvieran hábito.
en penitencias, y traía hábito dife- R: «Yo al principio andaba
rente: los jueces me han mandado en penitencias, y traía hábito dife-
que me vistiese a lo ordinario y rente: los jueces me han mandado
253
común : yo tomé de aquí esta de- que me vistiese a lo ordinario y
voción; pues me lo mandan, lo común : yo tomé de aquí esta de-
253

quiero así hacer; porque el hábito voción; pues me lo mandan, lo


poco importa. quiero así hacer; porque el hábito
poco importa».
La respuesta a esta pregunta y a las que siguen, hasta el párrafo
décimo cuarto inclusive, son palabras textuales de Nuestro Padre.
137. 11° Quálfue el motivo de 137. 11.° ¿Cuál fue el motivo de
no tener coro- R. Yo pensaba que, no tener coro?
si no tuviésemos coro, todo el R: «Yo pensaba que, si no
mundo sabría que estábamos tuviésemos coro, todo el mundo
ociosos, quando no nos viesen sabría que estábamos ociosos,
aprovechar a las ánimas; y así, cuando no nos viesen aprovechar a
esto nos sería espuela para quere- las ánimas; y así, esto nos sería es-
llas aprovechar. Y por la misma puela para querellas aprovechar. Y
razón nosotros quisimos vivir em por la misma razón nosotros quisi-
pobreza para más poder aprove- mos vivir en pobreza para más po-
char las ánimas, sin embaragos de der aprovechar las ánimas, sin em-
negociar rentas, y teniendo tam- barazos de negociar rentas, y
bién esta espuela. teniendo también esta espuela».
12° Pregúntele el motivo de 12.° Le pregunté el motivo
las peregrinaciones - R. Porque de las peregrinaciones.
en mí mismo había experimentado R: «Porque en mí mismo
quanto aprovechaba, y porque me había experimentado cuánto apro-
había bien hallado en ello. Des- vechaba, y porque me había bien

2 5 3
Se trata de la estancia de San Ignacio en Alcalá de Henares en 1526-1527. El vica-
rio Juan Rodríguez de Figueroa dio dos sentencias contra Ignacio y sus compañeros en el
sentido que habla aquí el Memorial: «...dexen el dicho abito e manera de vestir, e se con-
formen con el abito común...» (sentencia del 21-XI-1526; FD, 331); «...dexe el abito que
trahe,... e se conforme con el abito común...» (Sentencia del l-VI-1527; FD, 342). Cf.
Autobiografía, núm. 62.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 117

pues, viendo que enferman etc., hallado en ello. Después, viendo


habernos moderado y dexado a que enferman, etc., habernos mo-
254
discreción de los superiores . Y a derado y dejado a discreción de los
254
estas cosas todas se responderá superiores . Y a estas cosas todas
con un negocio que pasó por mí se responderá con un negocio que
255 255
en Manresa . pasó por mí en Manresa» .

con un negocio
Este negocio era una gran ilustración del entendimiento, en la que
Nuestro Señor manifestó a Nuestrro Padre en Manresa estas y otras mu-
chas cosas de las que estableció en la Compañía. Y me aludió aquí a ella,
porque me había prometido contarme extensamente todo el proceso de su
256
vida .
138. 13° Quién inventó los cole- 138. 13.° ¿A quién se le ocurrie-
gios- R. Laínez fue el primero que ron los colegios?
tocó este punto. Nosotros hallába- R: «Laínez fue el primero
mos dificuldad por causa de la que tocó este punto. Nosotros ha-
pobreza; y así quién tocaba unos llábamos dificultad por causa de la
257
remedios, quién otros . pobreza; y así quién tocaba unos
257
remedios, quién otros» .
14° Quién fué el primero en 14.° ¿Quién fué el primero
la Companhía después de Fabro- en la Compañía después de Fabro?
R. Laínez y Salmerón hicieron los R: «Laínez y Salmerón hi-
exercicios en el mismo tiempo, an- cieron los ejercicios en el mismo
tes de Xavier, porque leía artes; tiempo, antes de Xavier, porque
mas Xavier era ya muy más fami- leía artes; mas Xavier era ya muy
258
liar en la Compañía . Y otra vez más familiar en la Compañía» . Y
258

me dixo el Padre, habrá quasi dos otra vez, hará casi dos años, me
años, conforme a esto. respondió el Padre en el mismo
sentido.

254
Cf. MI, Epist. VI, 203, donde Polanco, por comisión de San Ignacio, explica con más
detalle al Padre Mirón la postura de San Ignacio con respecto a las peregrinaciones.
255
Se refiere a la llamada «eximia ilustración del Cardoner», acaecida a San Ignacio
probablemente en agosto o setiembre de 1522. Se trata de una gracia importantísima en el
proceso espiritual de Ignacio. Cf. Autobiografía, núm. 30 y el comentario que a este pasaje
se hace en núm. 2 de esta colección. El Peregrino, págs. 48-49.
256
De este pasaje se concluye que el 17 de febrero de 1555 San Ignacio no había con-
tado todavía a Goncalves da Cámara la «eximia ilustración»; este dato tiene mucha impor-
tancia para determinar las etapas de la composición de la Autobiografía.
257
De este tema se trató en las deliberaciones de los primeros Padres de 1539. Los co-
legios -los destinados a los escolares de la Compañía- aparecen ya en el primer compendio
del Instituto de la Compañía presentado a Paulo ni el día 3-DC-1539. Sobre este tema, véa-
se Pedro de Leturia, Pourquoi la Compagnie de Jésus devint un ordre enseignant: en
Christus 8 (1960) págs. 305-328.
258
San Francisco Javier no había hecho todavía los Ejercicios cuando el 15-VHI-1534
se ligó en Montmartre, juntamente con los otros compañeros, con el voto de peregrinar a
Jerusalén o de ofrecerse al papa, si aquello resultaba imposible.
118 RECUERDOS IGNACIANOS

139. 15°. Después en la mesa, 139. 15.° Estando después a la


hablándose del negocio lutecia- mesa hablándose del asunto de Pa-
259 259
no , que decían que Maestro r í s , al decir algunos que el
260 260
Pascasio no había hecho bien en maestro Pascasio no había hecho
mostrar las bulas y gracias, dixo bien en enseñar las bulas y gracias,
N.P.: «Yo tengo para mí, que más dijo Nuestro Padre: «Yo tengo
provecho se ha de sacar desto, que para mí que más provecho se ha de
no se sacara de no las haber mos- sacar desto, que no se sacara de no
trado; porque suele nuestro Señor, las haber mostrado; porque suele
por la parte por donde el demonio Nuestro Señor, por la parte por
pone más Juerga, por aquella ayu- donde el demonio pone más fuer-
dar más». za, por aquella ayudar más».
mostrar las bulas
Quiso la facultad de teología de París, cuando hicieron el mencio-
nado decreto, ver y examinar las bulas y privilegios de la Compañía. Las
mostró el Padre Pascasio Broét, provincial de Francia, uno de los prime-
ros compañeros de Nuestro Padre. Y por no estar obligado a ello, pues
ellos no eran superiores ni jueces de nuestras causas, pareció a algunos
de los nuestros en Roma que no había estado acertado en dejárselas ver.
140. 16.°[?] El Padre ha visto 140. 16.° [?] El Padre ha visto a
dos que iban fuera por la calle, y dos que iban fuera por la calle y
me llamó y me dio un grande ca- me llamó y me dio una gran re-
pelo, porque los mandaba juntos prensión, porque los mandaba jun-
no los conociendo bien, y me tos sin conocerlos bien, y me pon-
exageró mucho con quán poca deró mucho con qué poca modestia
modestia iban; y así les mandó iban; y por eso mandó imponerles
dar penitencia de quitalles la la penitencia de quitarles la carne,
261 261
carne, y capelo de Rión , y que que los reprendiera Rión y que
se paseasen los dos en toda la se pasearan los dos juntos con mo-
cena por el refitorio agora juntos, destia durante toda la cena por el
con modestia, y el que iba delan- refectorio, de modo que el que iba
te que vaya detrás. Estando así delante fuera ahora detrás. Estando
viendo esto, me dixeron que fuese contemplando esta escena, me di-
a hacer la misma penitencia con jeron que fuera a hacer la misma
los dos en la picola; y dixo la penitencia con ellos dos en la mesa
culpa de todos Andrés de Orbie- pequeña; y dijo la culpa por todos
262 262
to . Andrés de Orvieto .
Uno que había flaco en Uno de casa, débil espiri-
casa y novicio se tentó reciamente, tualmente y novicio, se sintió fuer-

239
Cf. núms. 130-133.
2 6 0
El Padre Pascasio Broet, del que habla en el párrafo siguiente.
261
Cf. nota 194.
262
El día 17-XI-1554 se anuncia la llegada de Andrés de Orvieto a la casa profesa de
Roma; su expulsión de la Compañía ocurrió el 21-VI-1555.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 119

y así ayer estaba para irse; que no temente tentado, y ayer estaba a
podía sufrir ver dar tan grandes punto de irse: que no podía aguan-
capelos a una persona tal, por uno tar el ver que uno que no sabía
que no sabía más del Pater noster; más que el Pater noster diera tan
y que si los diera a él, no se pu- grandes reprensiones a tal persona;
diera tener que no respondiera, y y que si se las diese a él, no podría
aun quizá más que responder. To- aguantarse sin responder e incluso
davía yo le hablé, y quiso Dios más que responder. Con todo, yo
que está ahora más quieto. El Se- hablé con él y quiso Dios que aho-
ñor le quiera consolar. ra esté más tranquilo. Quiera el
Señor consolarle.
el que iba delante
141. Porque uno de los elementos de su inmodestia había sido el ir por
263
la calle uno delante del otro y no los dos juntos .
Uno que había flaco
Era éste un sacerdote, novicio desde hacía poco tiempo; el primero
que, recibido en la Compañía en el colegio de Genova, se envió a Roma,
débil e inquieto. Y como yo, por ayudarle, le mostraba afecto, sintió mucho
la penitencia y reprensión que me dieron. No perseveró en la Compañía.
A 18 DEL MISMO Día 18 de Febrero
142. 1° Al Padre no le parece 142. 1.° Al Padre no le parece
se debe de llamar Padres ni Her- bien que se llamen Padres ni Her-
manos; porque así como le pare- manos; porque igual que le parece
ce bien no tener más hábitos di- bien que no llevemos diferentes
ferentes, lo mismo debemos de hábitos, lo mismo debemos hacer
seguir en el modo de hablar. en el modo de hablar. Manda que
Manda que se haga consulta para se haga consulta, a fin de hallar
hallar medios cómo se hablará medios para que se hable decente-
decentemente, y esto sea tanto mente, tanto aquí en casa como en
aquí en casa como en el colegio, el colegio, y que se dé cuenta al
y se refiera al Padre. Y tocaba su Padre de los resultados. Y propo-
Reverencia que se podía decir: nía Su Reverencia que se podía
uno de los nuestros, uno de la decir: «uno de los nuestros, uno de [
Compañía, un sacerdote, un lai- la Compañía, un sacerdote, un lai-
co; y lo demás por sus nombres. co»; en lo demás llamar a cada uno
por sus nombres.

por sus nombres


La costumbre de llamarse sencillamente unos a otros por sus nom-
bres propios es muy antigua en la Compañía. Me contó el Hermano Iñi-
2 6 3
En 1555 compuso San Ignacio unos «Avisos de cómo han de caminar los de la
Compañía...» en los que se ordena que, cuando van dos por la calle, «mirarán siempre de ir
iguales, no yendo el uno detrás ni delante el otro» (aunque los maestros y sacerdotes tenían
preferencias).
120 RECUERDOS IGNACIANOS

264
go de Ochandiano, de quien ya he hablado antes , haber oído contar al
Padre Araoz que, antes de entrar en la Compañía, fue un día en Roma a
visitar a Nuestro Padre Ignacio, que era tío suyo; y al llegar a la puerta,
el portero, que entonces era el Padre Francisco [Javier, misionero] de la
India, dio el aviso con estas palabras: «Iñigo, está aquí Araoz que os
quiere hablar».
De la misma manera se dirigía el Padre Pedro Fabro a Nuestro Pa-
dre Ignacio, según consta de muchas de sus cartas, que aun hoy circulan
entre nosotros.
265
A este propósito, nos contaba el Padre Araoz en Valencia el año
1545 que mandó un día el Padre Fabro al portero de aquel colegio que
llamara a uno de casa, que iba ya fuera por la calle. Y como al llamarle
le trató con la palabra «Hermano», le reprendió el Padre, diciendo que le
llamara por su propio nombre. Y decía el mismo Padre Fabro (según me
266
contó el Padre micer Juan de Aragón , compañero suyo durante mucho
267
tiempo, que murió y está enterrado en este colegio de San Antonio ) que
cuando preguntaran a alguno de la Compañía quién era, había de respon-
268
der que era un hombre que no tenía nombre .
a
143. 2. Ya el Padre ha dado or- 143. 2.° El Padre ya ha dado or-
den que en toda la Compañía nin- den para que en toda la Compañía
gún médico diga a enfermo, ni ha- ningún médico diga al enfermo ni
269 269
ble en mudar aire ; y agora le hable de cambiar de aires ; y
añade diga yo a nuestro médico, ahora añade que diga yo a nuestro
que vea los enfermos en la enfer- médico que vea a los enfermos en
mería, y determine consigo lo que la enfermería y determine él sólo
han menester, y después lo diga lo que necesitan, y después lo diga
fuera de la enfermería al enferme- al enfermero fuera de la enferme-
ra; mas que me halle siempre yo ría; pero que siempre me halle yo
presente, o el sotoministro, para se presente, o el viceministro, para
juzgar si se podrá dar aquello o juzgar si se le podrá dar aquello o
no, presupuesto tomen que se le ha no, pero dando siempre por su-
de dar aun todo lo posible. Y así puesto que se le ha de dar todo lo

2 6 4
Cf. núm. 40.
265
A donde Goncalves da Cámara había sido enviado para hacer el noviciado. Cf.
núm. 8.
266
Capellán de las hijas de Carlos V, María y Juana. El año 1542 conoció al beato Fabro
en Ocaña y le acompañó en su viaje a Alemania. Recibido en la Compañía, trabajó en Por-
tugal a partir de 1544. Murió en esta nación en abril de 1553.
267
En Lisboa. El adjetivo este parece indicar que Goncalves da Cámara residía en dicho
colegio cuando redactaba el presente pasaje.
268
Sobre el modo de hablar a los de la Compañía se vuelve en el núm. 372. Según al-
gunas instrucciones de San Ignacio, se prohibía tratar a los jesuitas de Padre (salvo a los
superiores), de Hermano o de Micer. Ni este Memorial ni otros textos escritos de la época
observan estas prescripciones, reservadas quizá exclusivamente para el trato familiar en casa.
Las instrucciones mencionadas permitían el título de Doctor o Maestro. Sobre esto cf. núm.
107.
269
Sobre ello se escribió a diversos colegios el día 11-XI-1553 (Cf. MI, Epist. V, 694).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 121

manda el Padre que yo hable al posible. Y por consiguiente manda


:
médico ¡íberamente en su modo de el Padre que yo hable al médico
curar para ayudalle, mas que pre- con libertad sobre su modo de cu-
ceda prefación de quánto le amo, rar, para ayudarle, pero que prece-
etc. dan unas palabras previas sobre lo
mucho que le amo, etc.
que yo hable al médico
Se trataba del médico que se equivocó en la curación de Nuestro
270
Padre . Y como después, mientras yo era ministro, se nos murieron
dos Hermanos en casa a causa de su impericia, propuse al Padre que
parecía necesario cambiar de médico, y por orden suya le despedí con
toda libertad, no sin antes expresarle la benevolencia que le profesába-
mos.
144. 3° Los dos novicios de la 144. 3.° Los dos novicios de la
primera probación, Guillelmo llamada primera probación, el
francés y Alonso español ', ca- francés Guillermo y el español
27

271
yeron malos. La casa está tan Alonso , cayeron malos. Pues
cargada con más de 70, y tal bien, la casa está cargada con más
año, y ellos sin letras. A algunos de 70 personas, se pasa un mal año
parecía que les sería bueno, pues y ellos no tienen estudios. Y dado
no habían aún entrado dentro de que no habían entrado aún a con-
nuestra común habitación, que vivir con nosotros, a algunos les
vayan a curarse al hospital, y parecía que sería bueno que fueran
endereqaríamos cómo los recibie- a curarse al hospital, y nosotros
sen y curasen bien - Ría. «Eso procuraríamos que los recibieran y
no, eso no: no vais más adelante, curaran bien.
sino que se multipliquen médicos R: «Eso no, eso no: no vais
y remedios, etc. Porque no es más adelante, sino que se multipli-
bien que habiendo aquellos dexa- quen médicos y remedios, etc. Por-
do el século por amor de Dios, que no es bien que, habiendo ellos
nosotros así les desamparemos en dejado el século por amor de Dios,
su necesidad». El español venía nosotros así les desamparemos en
de curarse en un hospital; el su necesidad». El español venía de
francés lo había intentado a ser- curarse en un hospital; el francés lo
vir, y no le habían querido rece- había intentado sirviendo y no ha-
bir por la carestía; y el Padre bían querido recibirlo por la cares-
sabía esto; y ninguno dellos sabe tía; y el Padre lo sabía; y ninguno de
letras. ellos tiene estudios.

270
Cf. núm. 35.
271
Sobre el francés Guillermo, cf. núm. 77. En 1573 se halla en el colegio romano un
Hermano coadjutor, de 17 años de Compañía, llamado Guillermo, de nacionalidad francesa.
El español Alonso es probablemente el enviado a Sicilia y mencionado en una carta del 19-
VI-1555 al rector del colegio de Palermo, en la que se le ordena que le expulse con caridad
de la Compañía, por haber ocultado en el examen una enfermedad grave y contagiosa.
122 RECUERDOS IGNACIANOS

4° La gramática italiana se 4° Léase cada día la gramá-


lea cada día, y no alternis diebus, tica italiana, y no días alternos,
como se había comenqado. como se había comenzado a hacer.
5° Estéphano y Jeremía, 5.° Los alemanes Esteban y
272 272
tudescos , todavía queden en Jeremías quédense todavía en
casa sin ir al colegio, aunque casa sin ir al colegio, aunque este-
haya toda satisfación dellos, hasta mos totalmente satisfechos de
que más sepan la lengua, y sean ellos, hasta que sepan mejor la
más introducidos en las costum- lengua y se familiaricen más con
bres de casa. las costumbres de casa.
145. 6° Nuestro Padre, quanto 145. 6.° Nuestro Padre determinó
273
al modo de escribir , determinó ayer, cuando hablaba sobre el
ayer quando dello hablaba, que 273
modo de escribir , que no se es-
ni en hijuela ni en otra manera cribiera ni por carta reservada ni de
se escribiese sino tal letra, que se otra manera, a no ser una carta que
pudiese leer a la Universidad de pudiera leerse a la Universidad de
París con edificación y satisfa- París con edificación y aprobación
cían de todos; y así, vistas las le- de todos; y de ahí que, después de
tras, mandó hacer otras a este ver las cartas preparadas, mandara
tenor. Y decía N.P. con palabras escribir otras con este criterio. Y
manifiestas, quánta satisfacían decía Nuestro Padre con palabras
sentía en su alma desto, y quanto claras la gran satisfacción que por
preciaba ahora las fuerqas cor- ello sentía en su alma y cuánto
porales, para poder ver aquellas apreciaba ahora la salud corporal,
letras, y impedir que no fuesen para poder ver aquellas cartas e
así. Y hoy el Padre las ha visto, y impedir que fueran enviadas como
las ha emendado largamente; y estaban concebidas. Y el Padre las
las hizo leer y releer tantas veces, ha visto hoy y las ha corregido a
que se pasaron más de dos horas fondo. Y las mandó leer y releer
y media, y quasi tres. Estaba el tantas veces, que se pasaron más
Padre con una atención admira- de dos horas y media, y casi tres.
ble; que aunque en todas cosas Estaba el Padre con una atención
que hace tiene mucha, todavía en admirable; que aunque en todas las
ésta la mostró mucho más. Mudó cosas que hace pone mucha, en
y añadió muchas cosas, como se ésta la mostró mucho más. Cambió
han dicho, y máxime en la hijue- y añadió muchas cosas, como se ha
la, que la hizo borrar quasi toda; dicho, sobre todo en la carta reser-
y, ultra otras cosas, añadió todos vada, mandándola borrar casi toda;
los tres o quatro últimos versos. y además de otras cosas, añadió
Estas letras se podrán ver en el íntegramente los tres o cuatro últi-

272
Nada sabemos de Jeremías. En cuanto a Esteban, quizá se trate de un Esteban Car-
los, natural de Espira, que en setiembre de 1555 fue enviado de Roma a su ciudad por su
mala salud y desde allí a Colonia, donde murió el 15-X-1557.
2 7 3
Se refiere a las cartas que había que redactar sobre el asunto del decreto de la facultad
de teología de la Sorbona contra la Compañía. Cf. núms. 131,4.°, 132 y 133.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 123

libro de las letras de importancia mos párrafos. Estas cartas pueden


274
de la Compañía ; y yo me acor- verse en el libro de las cartas im-
274
daré de cobrar aquellas mismas, portantes de la Compañía ; y yo
que el Padre me hizo enmendar tengo que acordarme de recuperar
con mi mano, dictándome él, aquellas mismas que el Padre me
para me acordar de las causas de mandó corregir con mi propia
cada particular mutación. mano, dictándome él, para acor-
darme de las causas de cada co-
rrección en particular.

vistas las letras


275
146. Se trata aquí de las cartas públicas y reservadas que arriba dije
que Nuestro Padre mandó enviar a todos los nuestros, cuyas transcrip-
276
ciones me ha parecido oportuno adjuntar aquí. Y son éstas .
[Anotación marginal]: Aquí se han de
copiar las minutas de estas cartas pú-
blicas y reservadas que vendrán de
Roma, y lo que el Padre recuerde so-
bre sus correcciones.
Aunque, como antes decía, este asunto de París no produjo a
Nuestro Padre demasiados desvelos, sin embargo bien se echa de ver la
exactitud que tenía en todas las cosas de importancia en la enorme dili-
gencia que puso en enmendar y revisar estas cartas. Similar fue también
277
la desplegada en [1542] para conservar la paz entre el rey don Juan y
el papa Paulo III, como puede verse por esta carta que sobre dicho asun-
to escribió al Padre Maestro Simón.
[Anotación marginal]: Aquí se pondrá
esta carta, cuya copia está en el libro
78
de Evora. [Cf. SUPLEMENTO F ] .
147. He reservado para este lugar la narración de lo que hizo Nuestro
Padre a propósito del obispado de Claudio Jayo, mencionado ya más
279
arriba , para que con ella se comprenda mejor la exactitud y diligencia
que ponía en las cosas importantes. Y como todo lo sucedido en este

274
Parece aludir al códice Regesta, vol. UJ, de donde se han tomado dos cartas que tra-
tan del decreto de París, publicadas en MI, Epist. VÜL 453-456 y 484-485.
2 7 3
Cf.núm. 131,4.°.
276
No se hallan transcritas en el Memorial -ni se han encontrado en ninguna otra parte-
ni las caltas públicas o «patentes», ni las reservadas. Quizá se destruyeron después de las
entrevistas con los doctores de París de que se habla en el núm. 149.
277
Aquí hay una laguna en el manuscrito, que ha de suplirse con el año «1542», aunque
el conflicto a que se alude se prolongó desde 1541 hasta 1545. San Ignacio trabajó mucho
para que se resolviese el conflicto que enfrentaba al rey Juan ni y al papa Paulo III por la
oposición del primero a que el obispo de Viseu, Miguel da Silva (cf. nota 85), fuese creado
cardenal.
278
Cf. pág. 249.
279
Cf.núm. 131.
124 RECUERDOS IGNACIANOS

asunto se refiere extensamente en una carta que desde Roma escribió el


Padre Bartolomé Ferrao al Padre Doctor Miguel de Torres, bastará con
copiarla aquí.
[Anotación marginal]: Aquí se pondrá
esta carta, que está en el mismo libro
280
de Evora. [Cf. SUPLEMENTO U ].
148. Añadiré aquí un ejemplo referido a cosas de escasa importancia, del
que también podrá colegirse esta gran exactitud de Nuestro Padre. Una
281
vez elegidos los dos obispos del Preste Juan, según queda dicho , como
tuvieran que viajar a este reino [de Portugal], se preocupó el Padre Igna-
cio de equiparlos con todas las cosas y detalles necesarios para el viaje,
así para ellos como para las cabalgaduras que habían de traer. Y llegada
la tarde anterior al día en que pensaban salir, les mandó presentarse con
todo, con sus manteos, sombreros, espuelas en los pies, cabalgaduras a
punto, y todo lo demás; y hecho esto, les preguntó si les faltaba algo; y
como le respondiesen que no, les dijo el Padre: «Pues bien, ahora que ya
estáis perfectamente equipados y sin preocupación de que os falte nada
para el camino, queremos dedicar esta tarde y todo el día de mañana a
despedirnos perfectamente de vosotros». Y solamente con este fin los re-
tuvo toda aquella tarde y todo el día siguiente.
149. 7° «Pacem meam do vobis, 149. 7° «Mi paz os doy, la paz
282 282
pacem relinquo vobis» . Citó el os dejo» . El Padre citó este pa-
Padre este paso quando algunos le saje cuando algunos le decían que
decían que sería bien escribir estaría bien escribir contra aquel
contra aquel decreto de París; y decreto de París; y tan ciertos es-
temámoslo por tan cierto, que ya tábamos, que ya tratábamos sobre
tratábamos de quién escribiría quién escribiría etc.; pero Nuestro
etc.; mas N.P. empegó a hacer una Padre empezó a decir lo mal que le
plática de quán mal le parecían parecían los odios y pasiones que
estos odios y pasiones, que se se sembraban con panfletos y que
sembraban con libros, y que no le no creía que la Compañía debía
parecía deber la Compañía escri- escribir ni defenderse de esa ma-
bir, ni defenderse de tal manera, ni nera, ni tampoco era conveniente
tampoco era conveniente tomar enemistarse perpetuamente con
odio perpetuo con una Universi- una universidad. Y cuando uno le
dad. Y diciéndole uno que sería dijo que sería bueno que al menos
bueno que se escribiese a lo menos se escribiera una carta amable, etc.,
una carta dulce, etc., y alguno de y que la redactara alguno de la
la Compañía, hijo de la Universi- Compañía que fuese hijo de la
dad y conocido en ella, la escri- Universidad y conocido en ella,
biese, tampoco pareció al Padre. tampoco le pareció bien al Padre.

280
Cf. pág. 252.
281
Cf.núms. 118-123.
282
Jn. 14, 27 (cambiando el orden de las dos partes del verso).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 125

La continuación de este asunto y contradicción de París fue que


vinieron a Roma cuatro relevantes doctores de la Universidad para otras
283
cosas de importancia ; y enterado Nuestro Padre, pidió a un cardenal
francés que los hiciera reunir para que propusieran con caridad las razo-
nes por las que la facultad de teología de París no aceptaba, sino que por
el contrario reprobaba a la Compañía, para que, si veíamos nuestros de-
fectos y desórdenes, los enmendásemos, como era razonable; o bien para
que, si después de examinado bien el asunto, no hallaban nada que re-
prender en nuestro Instituto, se retractasen del decreto que habían elabo-
rado contra nosotros.
Se avinieron con facilidad a esto los cuatro doctores y compusie-
ron unos artículos, en que declaraban más explícitamente los motivos de
su decreto; a ellos respondieron con tanta precisión, por orden de Nues-
tro Padre, los Padres Maestro Laínez, Polanco, Frusio y Doctor Olave,
284
que tanto el cardenal como los cuatro doctores quedaron satisfechos .
Las respuestas llevaron el nombre del Padre Laínez. Todo esto me lo es-
cribió el Padre Olave desde Roma, porque sucedió después de mi venida
285
a esta provincia [de Portugal] .
[Anotación 286
marginal]: (...) SUPLE-
MENTO m
A 19 DEL MISMO Día 19 de Febrero
287 287
150. l.°Hoy N. se hincó de ro- 150. 1.° Hoy N . se hincó de
dillas delante de N.P., y nunca se rodillas ante el Padre y no quiso
2 8 3
Fueron los siguientes: Claudio d'Espence, del colegio de Navarra; Jerónimo de la
Souchiére, OCist.; Crispfn de Brichanteau, OSB.; y Juan Benoít, OP., que era quien había
redactado el decreto contra la Compañía. Estos doctores acompañaban al cardenal de Lorena,
Carlos de Guise, enviado a Roma en agosto de 1555 por el rey de Francia para tratar asun-
tos políticos con el papa Paulo IV.
2 8 4
De estos coloquios con los doctores de París tratan varias cartas de Polanco de los
años 1555-1556. Con todo, la facultad de teología de la Sorbona no retractó el decreto, cosa
de la que se queja amargamente Nadal en su Apología contra censurara facultatis
theologicae parisiensis, compuesta en 1557 (Cf. FN n, 48).
285
Entonces dieron los Padres dos «Respuestas» por escrito al decreto de la facultad de
teología de la Sorbona: una compuesta por el Padre Olave (publicada por Orlandini, P. I, L.
XV, núms. 46-61) y otra compuesta por el Padre Polanco (publicada en MI, Epist. XII, 614-
629). De esta segunda procede una copia editada en Cartas de S. Ignacio de Loyola V, 494-
512, atribuida a Laínez; quizá se envió a París firmada por el Padre Laínez. Que Goncalves
da Cámara alude a esta respuesta de Polanco (Laínez), y no a la de Olave, es evidente por el
hecho de que la nota marginal, en su parte legible, alude al Suplemento III, que reproduce
efectivamente algo de la respuesta editada en Cartas de S. Ignacio de Loyola.
286
De esta nota marginal, que comprendía unas 25 palabras, sólo puede leerse el final:
Suplemento III. Cf. pág. 256.
287
Se alude a Teutonio de Braganza, al que nunca nombrará el Memorial por su nom-
bre propio, sino con la letra N. (cf. núms. 151, 152, 160, 262, 298, 385, 395, 410, 411).
Teutonio de Braganza, pidió con gran insistencia ser admitido en la Compañía, ingresando
en ella el día 12-VI-1549. Sus nobles parientes intentaron por todos los medios hacerle dar
marcha atrás en sus propósitos, hasta que finalmente cedieron. Hasta el año 1552 Teutonio
llevó una vida religiosa llena de edificación, pero después empezó a alborotarse por juzgar
que se trataba injustamente al Padre Simón Rodríguez, al que era sumamente adicto. Fue
126 RECUERDOS IGNACIANOS

quiso levantar, por mucho que el levantarse, por mucho que el Padre
Padre se lo mandaba, hasta que se lo mandaba, hasta que acabó su
acabó su razón; y así dixo con los exposición; y entonces dijo con los
ojos llenos de agua, y con las ma- ojos llenos de lágrimas y con las
nos juntas y levantadas: «Yo hago manos juntas y levantadas: «Yo
voto de obediencia, pobreza y cas- hago voto de obediencia, pobreza y
tidad, etc., y de hacer en todo y castidad, etc., y de hacer en todo y
por todo, etc.; y así juzgo y pienso por todo, etc.; y así juzgo y pienso
que nunca V.R. me mandará cosa, que nunca Vuestra Reverencia me
que sea contra mi consciencia»: mandará cosa que sea contra mi
Como esto hubo hecho, me lo vino consciencia».
a decir con grande alegría, di- Después de hacer esto, vino
ciéndome que se hallaba tan des- a contármelo con gran alegría, di-
cargado y tan contento; y que la ciéndome que se sentía tan alivia-
virtud del Padre le tenía espanta- do y tan contento; y que estaba
do; y que verdaderamente, des- maravillado de la virtud del Padre;
pués que un poco se dexara de y que había cobrado un gran amor
pensar en algunas cosas, había al Padre, después que había dejado
cobrado tan grande amor al Pa- de pensar un poco en algunas co-
dre. Claro es (inquit) que, pues sas. «Claro es - d e c í a - que pues
hay tanta rama, que ha de haber hay tanta rama, que ha de haber
algún tronco; dando a entender algún tronco», dando a entender
que, por los efectos de la Compa- que por los frutos de la Compañía
ñía, se podía juzgar que el Padre podía juzgarse que el Padre es
es como tronco de donde todo na- como el tronco de donde todo na-
ció. Y que en fin no hay tal cosa ció; y que a fin de cuentas no hay
como cada uno trabajar por tener cosa mejor que cada uno trabaje en
cuidado de su alma y no se curar cuidar de su alma y no se preocu-
de más nada. pe de nada más.
Nuestro Padre, quando N. Cuando N. hizo este acto,
hizo este acto, le respondió muy Nuestro Padre le respondió sose-
sosegadamente, ut solet, que él gadamente, como acostumbra, que
daba muchas gracias a Dios por la daba muchas gracias a Dios por la
merced que le había hecho a él, y merced que le había hecho, y que
que él pensaría en ello y le habla- pensaría sobre ello y mañana le
ría mañana. diría.
N.
151. Era este Hermano hijo de un señor muy ilustre; después de entrar
en la Compañía y permanecer en su provincia cuatro o cinco años, acabó
288
por sentirse allí perturbado e inquieto . Pareció bien a los superiores, y
enviado a Roma para que recobrase la paz. Llegó a la ciudad eterna en octubre de 1554 y al
principio procedió rectamente; pero pronto empezó a dar graves signos de indisciplina. San
Ignacio multiplicó en vano sus esfuerzos para hacerle volver al buen camino, hasta que en
setiembre de 1555 abandonó Roma y salió de la Compañía. Más tarde sería arzobispo de
Evora y amigo de la Compañía.
288
Cf. nota anterior.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 127

él mismo lo pidió, que fuese enviado a Roma, para que con el trato con
Nuestro Padre y el cambio de su país a otro encontrase ayuda. Hacía ya
algunos meses que estaba en Roma con pocas muestras de apaciguarse,
cuando Nuestro Señor le concedió este impulso y fervor. De lo demás que
sucedió hablaré más adelante.
en algunas cosas
Estas cosas eran que el Padre Ignacio había castigado a un Padre a
289
quien este Hermano estimaba mucho y al que profesaba un profundísi-
mo afecto, cosa que le brindó la ocasión para alejarse y pensar mal de
290
Nuestro Padre .
le hablaría mañana
Retrasó Nuestro Padre para el día siguiente la aceptación de aquel
291
fervor y renovación de votos .
152. [2°] Hoy [19-11-1555] se 152. [2.°] Hoy [19 de febrero
292
partió Maestro Nadal ; N. 292
y 1555] marchó el Maestro Nadal ;
293

293
yo le fuimos acompañar; iba con fuimos a acompañarle N . y yo;
294
Jonás tudesco . Pregúntele de iba con el alemán Jonás . Por el
294

mi alma en el camino, y de mis camino le pregunté sobre mi alma


defectos. Díxome que los defec- y mis defectos. Me dijo que los
tos conservaban la virtud. Quan- defectos conservaban la virtud; que
to a los remedios, unctio docebit la unción divina me enseñaría los
295
etc. . Díxome más: 2° Quien remedios, etc. . Me dijo también,
295

estuviere bien introducido en esto en segundo lugar, que quien está


de Roma, está fundado en la bien familiarizado con las cosas de
Compañía. 3° A nuestro P que Roma, tiene un sólido fundamento
£

no le fatigase mucho, sino quan- en la Compañía; y tercero, que no


do él lo quisiese; y por tanto le fatigara mucho a Nuestro Padre,
preguntase in genere de qué co- sino cuando él quisiera; y por tan-
sas quería ser informado de la to, que le preguntara en general de
casa, y de aquellas informalle; qué cosas de la casa quería que le
porque la cosa que más debemos informase, e informarle sólo de
de procurar todos es, que nuestro aquellas; porque lo que más debe-
Padre esté in ocio; y este procu- mos todos procurar es que Nuestro
rárselo, o por la viña, o por Padre tenga descanso y proporcio-
289
El Padre Simón Rodríguez. Cf. nota 287.
290
Cf. núms. 298-299, donde se alude a otros malos pensamientos de Teutonio sobre
San Ignacio.
251
Cf. núm. 160.
292
Los Padres Jerónimo Nadal y Diego Laínez habían sido designados por el papa Julio
III teólogos del cardenal Morone, legado pontificio ante Femando I. El cardenal salió de
Roma e l l 8 de febrero; Nadal, como aquí se dice, al día siguiente; por su parte, Laínez estaba
en Florencia, donde debía reunirse con el legado. Sobre esta misión de Nadal, véase Nadal
I, 279-282; II, 34.
293
Teutonio de Braganza.
294
El Hermano Jonás Adler, que saldría de la Compañía en 1561.
295
Cf. 1 Jn. 2,27.
128 RECUERDOS IGNACIANOS

qualquiera otro modo; porque su nárselo con la finca o de cualquier


ocio (como es tan familiar y uni- otro modo; porque su descanso (al
do con Dios) sostenía y tiene en tener tanta familiaridad y unión
peso toda la Compañía. Esconju- con Dios) sustenta y sostiene a
réle me dixese en aquel nego- pulso toda la Compañía. Le conju-
296
cio las culpas que hallaba ré a que me dijese qué culpas me
mías. Díxome que ninguna culpa encontraba en aquel asunto . Me 296

297
hallaba, sino de parte de N. ; y dijo que en mí ninguna culpa ha-
que parte había sido esto, y par- 297
llaba, sino en N. ; y que parte ha-
te cosa misteriosa. Y instando yo bía sido culpa suya y parte una
en notar los excesos que yo había cosa misteriosa. E insistiendo yo
hechos, díxome que de los solda- que me indicara los excesos que yo
dos es ser animosos, y ir a las había cometido, me dijo que es
veces adelante más un poco de lo propio de los soldados ser valien-
que mandan sus capitanes; y que tes e ir a veces un poco por delan-
aquello es bueno; y en quanto lo te de lo que mandan sus capitanes;
hubiere en la Compañía, id est, y que eso es bueno; y si hay este
aquel celo, etc., que siempre irán celo en la Compañía, siempre irán
bien las cosas; como agora en lo bien las cosas; como ahora en lo
de París, a nosotros están bien de París: a nosotros nos correspon-
los celos que mostramos, y al de dar muestras de celo y al Padre
Padre el moderallos, etc. moderarlo, etc.
153. Celebrándose en Augsburgo una dieta de los príncipes y prelados de
Alemania, el papa mandó a ella como legado suyo al cardenal Morone,
para que, si se trataban, como presumía, algunos puntos tocantes a la reli-
gión, defendiera a la parte católica contra muchos señores herejes, que
necesariamente habían de hallarse presentes. Pidió para este fin al Padre
Ignacio dos teólogos de la Compañía, con quienes el cardenal comunicara
los negocios de su legación y de quienes pudiera ayudarse en las dificul-
tades y controversias que surgiesen. Le dio el Padre a los Padres Laínez y
Nadal, quien marchó antes, acompañado tan sólo de este Hermano alemán.
Recuerdo que Nuestro Padre les recomendó encarecidamente dos
puntos poco antes de que partieran: lo primero que trabajasen todo lo que
les fuera posible por procurarse autoridad mutuamente, cosa que conse-
guirían si, cuando se hubiere de tratar algún asunto muy dificultoso con
el Padre Laínez, éste respondiese que consultaran al Padre Nadal, que
podría declarar mejor lo que en tal situación se debía hacer; y si lo co-
municaban primero al Padre Nadal, que éste lo remitiese de la misma
298
manera al Padre Laínez . Lo segundo, que nunca sacaran a colación ne-
gocios de importancia estando a la mesa con el legado, donde ellos ten-
drían que comer, sino más bien cosas buenas, fáciles y que exigieran poca
concentración.
296
En la causa del Padre Simón Rodríguez, designado poco más abajo con la letra N.
297
Cf. nota anterior.
298
Sobre estas instrucciones de San Ignacio a los Padres Laúiez y Nadal, cf. Nadal I,
282; II, 34.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 129

que los defectos conservan la virtud


El Padre Nadal no quería decir otra cosa, sino que de los defectos
naturales, que difícilmente vencemos, podemos sacar humildad y cono-
cimiento propio, con que se conserve la virtud sólida. Y no era esta opi-
nión suya contraria a la costumbre que tenía Nuestro Padre de trabajar
por mortificar los defectos naturales y exteriores de cada uno; porque
quien se ocupa con diligencia en perseguir los defectos naturales, que
pocas veces entrañan culpa, parece que debe estar alejado de los que por
su naturaleza son culpables.
154. 3° Acordarme he de lo que 154. 3.° Tengo que acordarme de
he pedido a Jonás, que sacase del lo que he pedido a Jonás: que pre-
P. Laínez y Nadal de la obedien- gunte a los Padres Laínez y Nadal
cia del intelecto, y me lo escri- sobre la obediencia de juicio y me
biese con todo lo demás que pu- lo escriba con todo lo demás que
diese notar dellos, y él me lo pueda observar en ellos, y él me lo
299 299
prometió . prometió .
LO SIGUIENTE, HASTA LA
300
LO SIGUIENTE RESPONDIÓ RAYA , LO RESPONDIÓ
N.P. A M° POLANCO NUESTRO PADRE EN MI
EN MI PRESENCIA, PRESENCIA AL MAESTRO
HASTA LA RAYA 300
POLANCO
155. 4° Un mancebo esclavón 155. 4.° Un joven eslavón llegó
vino aquí hoy 19, y dice querer hoy, día 19, y dice que quiere traer
traer dos hermanos, buenos sub- a dos hermanos, buenos sujetos, a
jetos, a la Compañía. El uno ha la Compañía. A uno le ha visto ya
visto ya el ministro. El también el Padre ministro. El también
quiere entrar: dudase dello por el quiere entrar: se duda, porque hará
hábito que habrá 4 meses tomó unos cuatro meses tomó el hábito
con cuculla, mas no de ninguna con cogulla, pero no de orden al-
orden, sino así vagamente; aun- guna, sino así vagamente; aunque
que ya VJt. ha dado significación Vuestra Reverencia ya ha dado al-
alguna desto en acetar símiles, guna indicación sobre esto al
30
como a Miguel ', despedido, y a aceptar a otros semejantes, como a
301
otro español, este año también ya Miguel , expulsado después, y a
despedidos.- R. El Padre dice, otro español, también expulsado
que los motivos que tuvo en ha- este año.
cer aquel impedimento son dos, R: El Padre dice que, en
en quanto se acuerda. Lo uno por cuanto se acuerda, los motivos que
seren usados a diversos ritos y tuvo para poner aquel impedimen-
299
Ignoramos si el Hermano Jonás Adler llegó a escribir sobre esto.
300
La raya a mitad del núm. 156.
301
En una carta del 18-VII-1555 dirigida al Padre Jerónimo Doménech se menciona a
un cierto Miguel, a quien de ningún modo se ha de admitir en la Compañía, que quizá es el
aquí nombrado.
130 RECUERDOS IGNACIANOS

cerimonias, que después serían to de admisión son dos: uno, por-


malos de reducir a nuestro modo. que los tales están acostumbrados
Lo otro por la inconstancia . Y 302
a otros ritos y ceremonias, por lo
las mismas causas, de hermita- que sería después difícil sujetarlos
ños, que tienen su modo de per- a nuestro modo de proceder; otro
302
fección; mas no se acordaba de por la inconstancia . Y las mis-
las otras razones que tocó M q
mas causas hay para no recibir a
Polanco quando hizo este impe- ermitaños, que tienen su propio
303
dimento , las quales eran éstas: camino de perfección; pero no se
que hombre que tomaba aquella acordaba de las otras razones que
vida, parecía tener un poco de señaló el Maestro Polanco cuando
303
gallofo, o de humor, y de para fijó este impedimento , que eran
poco, etc. éstas: que uno que escogía aquella
vida, parecía tener un poco de hol-
gazán, o de caprichoso, y de valer
para poco, etc.
Quanto en este particular, En cuanto a este caso parti-
el Padre por éste traer dos her- cular, el Padre se doblegaría por el
manos se dexara jugar, si no los hecho de que éste trae a dos her-
traxera, no se dexara juzgar. manos; si no los trajera, no se de-
Acordarme he de la notación de jaría doblegar. Tengo que acordar-
la consulta sobre esto. me de la observación que hizo la
consulta sobre esto.
Acordarme he
No me acuerdo de lo que se trató y respondió en esta consulta; tan
sólo recuerdo que los eslavones no fueron admitidos.
156. 5°Homicidiariospensaba el 156. 5.° Al principio pensaba el
Padre al principio hombres mata- Padre que homicidas eran los ma-
dores, etc., no en un ímpeto sin tones, etc., no los que mataban en
304
deliberación ni intención ; y un arrebato, sin deliberación ni in-
304
quanto a éste de que se pregunta, tención ; y sobre éste de quien se
no hay dificultad. pregunta, no hay dificultad en ad-
mitirlo.

Esto lo supe de Nuestro Padre mismo, pero ni yo se lo pregunté,


ni él me lo dijo con intención de declarar así la constitución donde pone
este impedimento, ni yo lo he consignado aquí con esa intención.
302
Este impedimento para recibir en la Compañía se menciona en el Examen, c. II, 3 y 6
[27 y 30] (donde se alegan las mismas dos razones mencionadas en este pasaje por el Me-
morial) y en Const., P. I, c. 3, 5 E [171-172].
303
Aunque este impedimento lo había señalado ya San Ignacio en la primera redacción
del Examen, antes de que Polanco fuera secretario (cf. MI, Const. II, 26), nada impide que,
cuando se volvió a redactar el Examen y se escribieron las Constituciones, el santo y Polanco
hubieran discutido más ampliamente las razones de tal impedimento.
304
Sobre este impedimento, cf. Examen, c. II, 2 [25]; Const., P. I, c. 3,4 C [168-169].
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 131

157. 6° A mi compañero hablar 157. 6.° Hablar claro a mi com-


claro, proponiéndole 4 colegios pañero, recordándole los cuatro
donde no duró. El Padre más dice, colegios donde no aguantó. El Pa-
que no quiere ninguno en la Com- dre añade: que no quiere a nadie
pañía que no sea para aprovechar en la Compañía que de algún
en algún modo; y en este caso, de modo no valga para ayudar al pró-
dos cosas le parece una: o licen- jimo; y en este caso, una de dos: o
cialle, o calcalle. expulsarle o exigirle.
a mi compañero
Le llamo «mi compañero», porque me escribía algunas cosas en mi
misma habitación. Era éste un Hermano natural de Ñapóles, según creo
305
recordar; entró en la Compañía siendo ya diácono , y aunque por lo de-
más era un hombre bueno, con todo, como no se esforzaba mucho en per-
feccionarse en la mortificación y virtud que Nuestro Padre deseaba ver en
todos, hizo mucho por ayudarle, y para este fin ordenó que lo cambiaran
cuatro veces a diversos colegios de Italia; pero como viera que en ninguno
daba completa satisfacción, viniendo finalmente a la casa de Roma, me
mandó que le propusiera todo esto y le desengañara totalmente, advirtién-
dole que, si no se decidía a proceder con mayor perfección, le expulsaría
de la Compañía. Y quiso Nuestro Señor que este aviso le causara tanto
efecto, que pronto cambió, de modo que después vivió con mucha paz y
murió en la Compañía con una conducta edificante y ejemplar.

aprovechar en algún modo


158. Recuerdo que Nuestro Padre decía muy a menudo que no quería en
la Compañía a ninguno que viniera a salvarse sólo a sí mismo, sino de-
cía que todos habían de ser tales, que, además de eso, contribuyesen
306
también a la salvación de los demás . Y si, cuando se trataba de admi-
tir o de mantener a alguno en la Compañía, le daban como razón que por
lo menos tal persona se salvaría, si entraba o se quedaba en la Compa-
ñía, no hacía ningún caso de este argumento, antes lo censuraba.
Tampoco quería decir que sólo sirviesen para la Compañía los cul-
tos o que poseyesen otras cualidades naturales propias para persuadir al
prójimo, sino que tan sólo se debían consentir en ella quienes, además de
su perfección, ayudaban con el buen ejemplo a otros, tanto de casa como
de fuera. Y por ello gozaba mucho con los Hermanos coadjutores cuan-
do los veía devotos y amigos de la obediencia y santa simplicidad; y solía
decir mucho que la obediencia suplía la falta de prudencia; pero que, por
el contrario, ninguna de las otras cualidades le satisfacían, si faltaba la
virtud y resignación del juicio y voluntad propia, como ya queda dicho.

305
Con una carta para el Padre Mercuriano del día 18-IV-1555 se envían de Roma a
Perusa tres jesuítas, entre los que figura el maestro Pedro, que, por lo que de él se dice, pa-
rece ser el nombrado aquí: era diácono y había enseñado en diversos sitios.
306
Cf. Examen, c. I, 3 [3].
132 RECUERDOS IGNACIANOS

159. 7° Quanto al síndico de 159. 7.° Sobre la duda de si de-


Etiopía, si admonestaría, dixo el bería hacer reprensiones el admo-
Padre que no; porque del síndico nitor de Etiopía, el Padre dijo que
no es más que notar y avisar al no; porque la labor del admonitor
superior. no es otra que tomar nota y avisar
al superior.

síndico de Etiopía
Después de que Nuestro Padre determinó que los profesos de la
Compañía hicieran el voto de que, en caso de llegar a ser obispos, segui-
rían en todo los consejos del General, si los juzgasen mejores que su
307
propio parecer , para llevarlo a la práctica con el patriarca del Preste
Juan y con sus dos compañeros, que eran los primeros a quienes eleva-
308
ron a la dignidad episcopal , dio orden de que hubiera entre ellos un
admonitor, para que desde Etiopía comunicase al General de la Compa-
ñía las cosas sobre que creía les debía aconsejar.
A 20 DEL MISMO Día 20 de Febrero
160. jo confirmó y n0 ¡ go
t ue
309
160. l.° N . confirmó hoy, de
a la mañana, todo lo de ayer, y mañanita, todo lo de ayer y Nuestro
&
nuestro P le dixo, que miraría sus Padre le dijo que consideraría sus
cosas como si fuesen suyas pro- cosas como si fueran propias; y así
prias; y así después a la tarde tor- después por la tarde volvió con su
nó con su confesor a rectificar lo confesor a ratificar lo mismo; y
mismo; y en su presencia dixo el delante de él dijo el Padre al con-
Padre al confesor, que de todo lo fesor, que de todo lo que trataba
que tratase no quería saber nada: con él, no quería saber nada; que no
que no le diese penitencias ningu- le impusiese penitencias duras, sino
nas ásperas, sino algunas oracio- tan sólo algunas oraciones como
nes por recuerdo; y que si hubiese recuerdo; y que si tenía que satis-
de hacer satisfacían, le recordaba facer por algo, le recordaba que no
que no se deprimiese su persona. había de deprimirse la persona.

N.
Era éste el Hermano de quien poco antes he dicho que renovó e
hizo los votos de hinojos ante Nuestro Padre: lo conducía por la senda
del amor.
161. 2° Acordarme he de las 161. 2° Tengo que acordarme de
causas por que el Padre mudó la los motivos por los que el Padre
declaración de la constitución cambió la declaración de la nueva
nueva sobre los obispos futu- constitución sobre los futuros

3ff7
Cf. Const. P. X , 6 [ 8 1 7 ] .
308
Cf. núms. 118-123.
309
Teutonio de Braganza: Cf. núms. 150-151. El confesor aquí nombrado es probable-
mente el Padre Manuel Miona.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 133
310 310
ros , y cómo el Padre conside- obispos , y cómo el Padre sope-
raba cada palabra. saba cada palabra.
3° De la enfermería el Pa- 3.° El asunto de la enferme-
dre lo remite al P. Polanco, y me ría el Padre lo remite al Padre Po-
dio el modo como se lo persua- lanco, y me indicó el modo de
diese, mostrando la necesidad convencerle: mostrando la necesi-
con testimonios de otros, sin mi dad con testimonios de otros, sin
inclinación, y tocando otros lu- dejar transparentar mi inclinación,
gares, mas no aquel que estaba y sugiriendo otros lugares, pero no
tragado. el que estaba planeado.
enfermería
Siendo yo ministro, teníamos en la casa de Roma mucha necesidad de
una enfermería, porque eran muchos los enfermos y tanta la incomodidad
del lugar donde se curaban, que parte estaban en unas habitaciones que
servían para la llamada primera probación, y parte en unas estancias junto
a la portería. Expuse a Nuestro Padre esta necesidad y le sugerí que se po-
311
dría planear y hacer la enfermería con poco gasto . Le pareció muy bien.
Pero como el Padre Polanco estaba encargado de proveer a los
gastos de la casa y era el que tenía que buscar el dinero para hacer esta
obra, no quiso decidir enseguida, procurando que el mismo Padre Polan-
co cayera en la cuenta y se moviera a hacerla por sí mismo. Y para eso
quiso que yo se lo propusiera de este modo: le dije solamente las opinio-
nes de los otros Padres y las razones que daban para que se hiciese la
enfermería, pero no le expresé mi particular inclinación a hacerla. Y
como encontrara dificultad en el lugar para hacerla, le llevé por toda la
casa, indicándole muchos sitios poco a propósito para el proyecto y que
exigirían mucho gasto. Llegando por fin al que tenía señalado con Nues-
tro Padre, él mismo lo escogió; y como si hubiera sido un descubrimien-
to suyo, en breve tiempo hizo en él una buena enfermería.

A 21 DEL MISMO YENDO FUERA El día 21 de Febrero yendo fuera


162. 1° El Padre dice que nunca 162. 1.° El Padre dice que no se
se atreve a nacer ninguna cosa de atreve nunca a hacer ninguna cosa
310
La nueva constitución sobre los futuros obispos es la que se añadió al fin del núm. 6
de la parte X de la Constituciones [817] a finales de 1554 o principios de 1555. En ella se
estipula: «Prometa... que cuando... admitiese alguna prelación fuera de la Compañía, [A]
oirá después en cualquier tiempo el consejo del General que de ella fuere...; y que si juzgare
ser lo mejor lo que le aconseja, lo ejecutará así...». A esta adición sigue la Declaración A
[818], a cuyo proceso redaccional se refiere aquí el Memorial.
311
Hablando de la casa de Roma, escribe Polanco en su Chron. V, núm.33, referido al
año 1555: «Este año se construyó la solana de la casa contigua, que llaman la torre roja, y
algunas habitaciones para el cuidado de los enfermos; también se montó una farmacia para
uso de los enfermos, cuidando con solicitud de todas estas instalaciones en favor de los en-
fermos D. Torres, que era médico; y el primer encargado de la farmacia fue cierto portugués,
llamado Luis, experto en la materia, que había venido a Roma con el japonés Bernardo». Cf.
núms. 30,247 y 286.
134 RECUERDOS IGNACIANOS

momento, aunque tenga todas las de importancia, aunque tenga todas


razones, sin hacer recurso a Dios; las razones para ello, sin recurrir a
y esto decía al propósito del con- Dios; y esto lo decía a propósito de
fesor don Diego. don Diego, su confesor.
del confesor don Diego
312
Era el Padre don Diego de Eguía navarro de nacimiento , de gran
virtud y ejemplaridad. El Padre Pedro Fabro le llamaba «el santo don
Diego». El caso que aquí se menciona es el siguiente: Nuestro Padre le
tuvo mucho tiempo por confesor suyo; y como era de gran sencillez y
candor, decía algunas cosas en alabanza de Nuestro Padre, ponderándo-
las tanto, que podían ser ocasión de escándalo para quien no conociese
bien su inocencia y santo celo. Así, por ejemplo, decía que el Padre Ig-
nacio no era simplemente el Padre Ignacio, sino que era santo y más que
santo. Y otras veces decía: el Padre Ignacio es papa y más que papa; el
Padre Ignacio es Cristo y más que Cristo; el Padre Ignacio es Dios y más
313
que Dios .
Por esta causa el Padre, después de hacer oración sobre ello, dejó
de confesarse con él, a pesar de ser muy contrario a cambiar de confe-
sor. Y éste es el contexto de lo que aquí digo.
sin hacer recurso a Dios
Nuestro Padre observaba con mucha exactitud este modo de pro-
314
ceder. En el caso de Tarquinio, que antes he contado , recuerdo que,
cuando se consultó sobre su venida a España y dos consultores dijeron
que se podía prescindir de ella por la experiencia que se tenía de su so-
lidez, el Padre respondió: «Dormiremos sobre ello». Era ésta una frase
muy frecuente en él, cuando quería decir que haría oración sobre algún
asunto.
315
En octubre de 1555 teníamos que partir de Roma , el Padre Na-
dal para Castilla con cinco Hermanos, de los que era superior, y yo para
316
Portugal con los trece o catorce que traje conmigo . Quiso el Padre Ig-
nacio que viniéramos todos juntos hasta España. En este tiempo estaban

312
Diego de Eguía (o de Guía) conoció a San Ignacio en Alcalá de Henares en 1526-
1527 y le ayudó con limosnas. Entró en la Compañía en 1540, siendo ya sacerdote, y murió
en Roma el 16-VI-1556. Fue durante algún tiempo confesor de San Ignacio. El Memorial
hablará repetidas veces de él, especialmente en los núms. 221-223,266 y 376.
3 1 3
Estas disparatadas alabanzas, verdaderas chocheces seniles, han sido tachadas re-
cientemente en el manuscrito del Memorial; a pesar de ello, los editores de FN han podido
descifrarlas. Por ellas se comprende mejor la penitencia al Padre Diego de Eguía, de la que
se habla en el núm. 221.
314
Cf. núm. 68.
315
Salieron de Roma el día 23-X-1555 (Cf. núm. 9), a pesar de que Nadal habla en una
ocasión del año 1556 (Cf. Nadal I, 38) y en otra de diciembre de 1555 (Cf. Nadal II, 10).
316
Eran éstos, además del japonés Bernardo, 12 escolares de diversas nacionalidades.
Goncalves da Cámara había pedido se enviaran a los colegios de Portugal para fomentar la
unión entre los jesuitas.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 135
317
en guerra entre sí el rey de Francia y el emperador , hecho que dificul-
taba nuestro viaje, así por mar como por tierra: pues por tierra se temía
que, al ser algunos de nosotros españoles y dirigirnos a España, nos im-
pedirían el paso en Francia; y por mar andaban navios franceses de la ar-
mada de Marsella, con la que habíamos de encontrarnos necesariamente,
que robaban y apresaban a los españoles que pasaban por allí.
Un día después de la cena, poco antes de emprender el viaje, pro-
puso Nuestro Padre todo esto en la consulta: y a pesar de que el Padre
Nadal y yo estábamos mucho más inclinados a viajar por tierra, no obs-
tante oímos los pareceres de los Padres sin manifestar nuestra inclinación.
Los votos se dividieron, y el Padre puso fin a la consulta con su frase
habitual: «Es menester dormir sobre ello».
318
A las nueve del día siguiente , que era la hora en que acababa la
319
oración, llamó al Hermano Martín , que le ayudaba en su habitación, y
le dijo: «Yd y decid a Maestro Nadal y a Luis Goncález que vayan de
Genova a España por mar con una gran bendición». (No recuerdo haber-
le oído ninguna otra vez esta palabra).
320
164. Salimos por tierra hasta Lerici , en donde teníamos que embar-
carnos para Genova; y cuando llegamos ya se habían ido la víspera los
Hermanos, que habían caminado desde Roma hasta allí delante de noso-
tros. Tuvimos tantas tormentas y un tiempo tan adverso, que por dos ve-
ces intentamos hacernos a la mar; y como no pudimos seguir adelante,
tuvimos que tomar tierra otra vez, porque desde Lerici no pudimos lle-
321
gar más que hasta Portovénere , que dista de Lerici solamente tres mi-
322
llas; embarcados después en Sestri (hasta donde habíamos caminado
por tierra un trecho de nueve leguas), tuvimos que desembarcar nueva-
mente en una playa, por no sernos posible continuar más adelante. Final-
mente nos decidimos a caminar por tierra las treinta millas que aún fal-
taban, aunque nos costó muchísimo trabajo, tanto por la dificultad y
aspereza del camino, como por el mal tiempo; de modo que en sesenta
323
millas que hay desde Lerici hasta Genova empleamos [10] días.
En Genova hallamos una nave genovesa que se preparaba para
zarpar rumbo a Alicante. Y como los temporales y tormentas que había-
mos atravesado continuaban, tuvimos que esperar mes y medio a que ce-
saran. Durante este tiempo todos se ocuparon en trabajos de mucho fruto
y servicio de Dios. Y aunque nos enteramos de que en Marsella tenían
aviso de la salida de nuestra nave y de que los franceses la esperaban, y

317
Enrique II de Francia y el emperador Carlos V.
318
Según nuestro cómputo del tiempo, hacia las cinco de la mañana.
319
Martín de Zornoza. Cf. nota 188.
320
Lerici, al este del golfo de la Spezia.
321
Portovénere, situado en la parte opuesta del mismo golfo.
322
Sestri Levante.
323
Laguna en el manuscrito. Completamos la laguna con el dato transmitido por Polanco
(Cf. Chron. V, 116). El propio Goncalves da Cámara ha narrado las vicisitudes de este via-
je (Qi.Mixtae V, 108-112).
136 RECUERDOS IGNACIANOS

temíamos que la abordaran y apresaran por llevar a muchos españoles con


324
sus bienes, no obstante, como el dos de diciembre de 1555 vino ya
buen tiempo, zarpamos del puerto por la mañana. Y a pesar de hallarnos
en lo más crudo del invierno y haber precedido tan fuertes tormentas, nos
sopló siempre un viento con tiempo tan sereno y un mar tan manso y sin
oleaje, que no tuvimos ya más dificultades, a no ser dos o tres días de
calmas, durante los que la nave no pudo moverse.
165. No recuerdo que ninguno de nosotros se marease, a pesar de que
el Padre Nadal y yo éramos tan propensos a ello, que ésta era la princi-
pal causa por la que deseábamos hacer el viaje por tierra. Los marineros
afirmaban que habían atravesado aquel golfo cuarenta veces, y no se
acordaban de que alguna vez -en verano o en invierno- hubieran tenido
en él tanta bonanza.
No tuvimos más que un leve temor y toque de alarma por causa de
los franceses, al pasar casi avistando Marsella. Pero no nos pasó nada. Al
325
fin llegamos a Alicante en tan sólo nueve días . Desembarcando en este
puerto, nos ahorramos más de setenta leguas de camino por tierra, que
son las que dista de Barcelona, y así nos vimos libres de los peligros de
los bandoleros de Cataluña.
166. 2° Nunca dixo a su confesor 166. 2° Nunca dijo a su confesor
sino los pecados, sin comunicalle más que los pecados, sin darle
ninguna gracia, si Dios se la ha cuenta de ninguna gracia que Dios
comunicado. haya podido comunicarle.

sino los pecados


326
Esto lo decía el Padre a propósito de don Diego , dando a enten-
der que las alabanzas que de él decía no procedían de sus confesiones.
167. 3° Siempre tuvo un confesor 167. 3.° Siempre tuvo un confe-
327 327
fixo sin mudalle . sor fijo sin cambiarlo .
168. 4° Háganse autenticar los 168. 4.° Autentíquense los man-
vivae vocis oráculos, en que el datos verbales con que el papa
papa manda que uno de la Com- manda que uno de la Compañía
328 328
pañía pueda visitar al patriarca , pueda visitar al patriarca y con
y que les obliga so pena de peca- los que les obliga bajo pena de pe-

324
Error del autor o del copista. Ha de leerse 21.
325
Llegaron a Alicante el día 30-XD-1555.
326
Cf. núm. 162.
327
Esto no puede entenderse más que a partir del tiempo en que empezó a vivir en San-
ta Mana della Strada, es decir desde el comienzo de febrero de 1541.
328
Un día antes de escribir esto Goncalves da Cámara, se había escrito al Padre Mirón:
«Propúsose de visitador y tampoco pareció por ahora; pero, insistiendo en ello, el papa lo
ordenó vivae vocis oráculo, y aquí va la patente de ello, que bastará para que se vea que
desde el principio de la elección del patriarca se ordenó visitador. Y por este vivae vocis
oráculo a su tiempo se podrá expedir breve».
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 137
329 329
do a recebir los obispados , para cado a recibir el episcopado ,
que queden ad perpetuam rei me- para que queden como recuerdo
moriam. Y porque desto hasta hoy perpetuo. Y por no haberle recor-
no se había al Padre acordado, dado esto al Padre hasta hoy, dijo
dixo estas palabras: Quántos des- estas palabras: «¡Cuántos descui-
cuidos pasan por nosotros! dos pasan por nosotros!»

Quántos descuidos pasan


169. Causaba gran admiración a los que trataban a Nuesto Padre el cui-
dado y memoria que tenía de todas las cosas de importancia. El era quien
recordaba los asuntos a los subalternos que tenían que ocuparse de ellos
o con quienes los tenía él que tratar. No recuerdo que en cosas de este
estilo dijese nunca a nadie que se las recordase.
Esta era la manera que tenía de consultarlas y tratarlas: todos los
días al concluir la comida, tanto al almuerzo como a la cena, el Herma-
no que quitaba el mantel ponía en la mesa un reloj de arena de una hora;
y si había de proseguirse algún asunto del cual ya se había comenzado a
hablar, colocaba también como señal una naranja. Todos los Padres de
330
la consulta traían sus papeles, donde apuntaban lo que Nuestro Padre
quería que hiciesen sobre aquel asunto. Preguntaba luego por orden a
cada uno, no abordando nunca más que una sola cosa. Y así estaba
oyendo y respondiendo a todos, hasta que la arena del reloj acababa de
caer. Y una vez transcurrida la hora, se levantaba y daba por concluida
la consulta.
170. 5° La carta de Juan Nunez, 170. 5.° Para que surta el mismo
331
en que pide le den comisario para efecto , mándese autenticar y re-
que pueda estar a la obediencia de gistrar la carta de Juan Núñez en
la Compañía, hágase autenticar, que pide le nombren un comisario,
reconociéndose para el mismo para que pueda estar bajo la obe-
331
efecto . diencia de la Compañía.

La carta
Después de que el Padre Juan Núñez fue designado por Nuestro
Padre para patriarca, y antes de que supiera cómo se trataba en Roma de
que los obispos de la Compañía conservasen aquel género de sumisión a
332
su General que ya dije , escribió a Nuestro Padre pidiendo le asignara un

329
Y dos días después (23-11) se escribía al rey Juan m de Portugal: «También en esta
forma de vivae vocis oráculo se les manda por Su Santidad a los tres que acepten el cargo».
330
Cf. núm. 185.
331
Es decir, para el mismo efecto que en el 4.° (núm. 168): Para que quede ad
perpetuam rei memoriam.- El Padre Juan Núñez, patriarca de Etiopía, escribió repetidas
veces a San Ignacio solicitando insistentemente se crease un comisario de la Compañía en
Etiopía, al que él estuviese sujeto por obediencia: cartas de 29-X, 2-XI y 3-XII-1554.
También lo solicitó a través del Padre Mirón y de Alfonso de Lancastre, embajador de Juan
i n ante la Santa Sede.
332
Cf.núm. 161.
138 RECUERDOS IGNACIANOS

comisario suyo en la India, a quien obedeciese como a su sustituto. Esta


carta causó gran alegría la Padre Ignacio, haciéndomela leer muchas ve-
ces y alabándola y valorándola mucho a todos.
171. 6° Diciendo el Padre que 171. 6.° Como dijese el Padre
quería poner una imagen en la que quería poner una imagen en el
333 333
montañeta , para que hiciessen montíbulo , para que hicieran
oración todos los que fuesen a la oración todos los que fueran a la
viña, acordándole yo de hacella de finca, y yo le sugiriese labrarla de
rodillas, le pareció dexar esto en rodillas, a él le pareció mejor dejar
la devoción de cada uno. esto a la devoción de cada uno.
dexar esto en la devoción
Tenía gran deseo el Padre Ignacio de que en las cosas espirituales
del servicio de Dios todos nos moviésemos e inclinásemos por devoción
e impulso interior, y en ellas recurría lo menos que podía a principios
extrínsecos. Creía yo, cuando anotaba esto, que procedía así para que
nuestras obras fueran más voluntarias y para probar y mostrar las dispo-
siciones de los subditos cuando los dejaba a su aire.
772. 7° El Padre le parece nece- 172. 7° Al Padre le parece nece-
sario que el colegio tenga una sario que el colegio tenga una fin-
granja; y decía que estas cosas, ca de descanso; y decía que estas
puestas en buena orden agora, no cosas, bien ordenadas ahora, no
serían para dar mal exemplo a los tenían por qué dar mal ejemplo a
pósteros, antes para ayudalles, los que vinieran después, sino que
viendo cómo se usaban con tem- les ayudarían, viendo cómo se
planea, y quedando reguladas usaban con templanza y quedando
desde agora. reguladas desde ahora.
y decía que estas cosas
334
Cuando el Padre Ignacio mandó comprar esta finca y construir en
ella unas buenas casas del colegio romano, hubo algunas dificultades que
los Padres proponían, así por causa de la gran necesidad de dinero, de que
335
ya hablé antes , como por el ejemplo y edificación de los de la Compañía
que después habían de venir. Y hablando yo del asunto en la misma finca
con Nuestro Padre, me respondió que como él preveía que los que después
viniesen a la Compañía (de cuyo ejemplo parece que hacía más caso que de
todas las cosas presentes) habían de buscar necesariamente algún descan-
so, para alivio de la ocupación y trabajos intelectuales en que ordinaria-
mente se ocupan, y que podría ocurrir que fuesen en este punto más in-
dulgentes de lo que convenía, que por eso quería que quedara determinado
ya desde entonces lo que se debía hacer al respecto, de modo que los pri-
meros sirvieran de regla y ejemplo a los que después los siguiesen.
333
Cf.núm. 134.
334
Cf. núms. 134-135.
335
Cf. núm. 135.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 139

173. Para ello él mismo indicó y determinó los juegos a que los Herma-
nos podían jugar, que fueron solamente las tablillas y el tejo o chito. El
primero era al estilo del colegio de la Sorbona, que es el más serio y de
gente más docta y recogida de París, donde los doctores, después de co-
mer, suelen jugar con las llaves de las habitaciones en que residen a ver
quién se acerca más al borde de la mesa; en lugar de las llaves, Nuestro
Padre prescribió las tablas, que son las que ahora usamos. Para el segun-
do de los juegos mandó hacer unas chapas de hierro, delgadas y redon-
das, grandes como la palma de la mano poco más o menos, con un agu-
jero grande en el centro para poder meter bien los dedos; y por su propia
mano hizo en cera roja el modelo y tamaño que quería que tuvieran.
174. No consentía en la finca ningún otro juego, de cualquier clase que
fuera; e impuso una fuerte penitencia al Padre Doctor Olave, superinten-
dente del colegio, al Padre Ribadeneira y a otros, por haber jugado allí
con unas naranjas, lanzándoselas unos a otros, formando una rueda suce-
siva y continua: quien las dejaba caer de las manos tenía que rezar de ro-
dillas un Ave Maña; también impuso una buena penitencia a otros dos,
por jugar en la finca al castro. En fin, parece que andaba vigilando con-
tinuamente para tapar todos los resquicios por donde con el tiempo pu-
diera colarse en la finca la disipación; y para conseguirlo, compuso las
reglas siguientes, que llamábamos «las reglas de la finca».
[Anotación marginal]: Aquí se inclui-
rán «las reglas de la finca», que ven-
drán de Roma.
+
IHS
336
REGLAS QUE DEBEN OBSERVAR LOS QUE VAN A LA FINCA
1. Ninguno vaya a la finca sin licencia del Padre Rector o del que
tenga su lugar.
2. Ninguno coma o toque las uvas u otras frutas, a menos que tenga
esa licencia.
3. Ninguno coma uvas o frutas más que cuando le sea concedido por
la obediencia, a fin de que no caiga ninguno enfermo por el desorden.
4. Ninguno deje ropa por la viña, sino en el lugar que sea señalado
para ello.
5. Ninguno entre en la cocina sin licencia del cocinero o del que
cuide de ella.
337
6. No se juegue en la viña a otro juego que al tejo ; también se
puede cantar.
3 3 6
Que estas reglas, transcritas del códice Instit. 187, son del tiempo de San Ignacio,
aparece claramente en la regla 15, lo que confirma la noticia del Memorial de haberlas
compuesto el propio santo. Las traducimos del italiano.
337
Ya hemos visto (cf. núm. 173) cómo mandó construir San Ignacio las chapas de hie-
rro para el juego del tejo. Este juego, con exclusión de otros, se recomienda al rector del
colegio de Módena en cartas de 10-XI-1554 y 11-V y 8-VI-1555, porque, entre otras venta-
jas, en él «se ejercitaban los brazos y todo el cuerpo moderadamente».
140 RECUERDOS IGNACIANOS

7. Ni los jugadores ni ningún otro se apoyen en los setos, ni los


golpeen, ni pongan nada sobre ellos, ni se suban a ellos.
8. Ninguno quite ramas de las vides o árboles, o haga señales en
ellos.
9. Ninguno juegue al tejo en los senderos que atraviesan la viña a
lo ancho.
10. El Padre Rector nombre un responsable, que, cada vez que se
va a la viña, se encargue de dar los tejos; y, cuando se haya acabado de
jugar, de contarlos y devolverlos a la espuerta que habrá destinada para
ellos.
11. Cada uno se preocupe de llevar el tejo con que ha jugado a la
puerta de la casa y de entregarlo al responsable.
12. Cada uno debe interrumpir el juego o el canto cuando el res-
ponsable le llama para regresar a casa, bien porque haga mucho calor o
demasiado viento en invierno, o por otra causa que juzgue conveniente.
13. Ninguno haga rayas u otras señales en las paredes de la casa y
de las habitaciones, ni por dentro ni por fuera.
14. Nadie arroje nada en el pozo.
15. Ninguno lleve a la viña forasteros sin licencia del Padre Maes-
tro Ignacio.
16. Nómbrense responsables que hagan guardar estas reglas y que
impongan orden en la viña entre los estudiantes; y cuando van a la viña,
haya siempre alguno que sea superior o haga sus veces hasta que regre-
sen a la casa, a quien todos deban obedecer, etc.
A 22 DEL MISMO Día 22 de Febrero
175. 1° El Padre todo el cami- 175. 1.° El Padre fue todo el ca-
no fue en oración, según clara- mino en oración, como se deducía
mente se colegía de la mutación claramente por la transformación
del rostro; y es cosa mucho de del rostro; y es cosa digna de re-
notar la facilidad que tiene en saltarse la facilidad que tiene para
unirse con Dios por oración. unirse con Dios por la oración.
Acordarme he de quántas veces Tengo que acordarme de las mu-
le hallé encerrado en su capilla chas veces que le encontré retirado
en tal modo devoto, que parece en su capilla tan devoto, que pare-
que se le podía ver en el rostro, ce que se le podía ver la devoción
aunque continuamente parece en el rostro, aunque parece que
que se le puede ver esto. puede vérsela continuamente.

todo el camino
176. Una de las cosas que el Padre observaba cuidadosamente y quería
que observaran los de la Compañía era el recogimiento interior con Dios
y la modestia exterior, cuando andaban fuera de casa y entre la gente del
mundo. En Roma ordenó que todos los domingos y fiestas en que había
predicación en casa viniesen al semón todos los colegiales, así del cole-
gio germánico, como los nuestros del romano. Y merecía la pena ver el
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 141

modo como esto se realizaba. Dada la señal para salir del colegio, cada
uno acudía enseguida a la portería con su manteo. Antes de salir, se em-
parejaban los compañeros, que, a poder ser, eran de igual estatura corpo-
ral; y colocados en orden, salían como en procesión de dos en dos, yen-
do delante los de más corta edad; y así, cuanto más se acercaban a la cola,
eran de más edad y de más autoridad; y los últimos que iban eran el su-
perior y su compañero.
Todos llevaban tanta modestia y compostura, que Roma entera se
juntaba a verlos pasar por las calles, como acontecimiento de mucha de-
338
voción y asombro . Sin embargo, cuando iban a la finca, Nuestro Padre
los mandaba ir con la misma modestia, pero sin tanto orden y repartidos
por diversos caminos.
la facilidad que tiene
177. Algo que le ayudaba mucho a elevarse en oración era la música y
canto de las cosas divinas, como son vísperas, misas y cosas semejantes;
tanto que, como él mismo me confesó, si coincidía entrar en alguna igle-
sia cuando se celebraban estos oficios cantados, al punto parecía enaje-
narse por completo fuera de sí mismo.
178. Y esto no solamente beneficiaba a su alma, sino también a la salud
de su cuerpo. Y por esto, cuando estaba enfermo o tenía un gran disgus-
to, con nada se aliviaba más que con oír cantar alguna cosa devota a
cualquier Hermano. Y me maravilla que, a pesar de ver esto las personas
que con él vivían, nunca se buscó ningún Hermano ni ningún colegial del
colegio germánico, donde había muchos y muy buenos cantores, para que
le proporcionase este consuelo. Porque lo más que vi sobre este particu-
lar durante todo el tiempo que estuve en Roma, fue, cuando estaba en la
cama con molestias, llamarle del colegio germánico al Padre Frusio, para
tocarle un clavicordio, sin cantar, pues hasta esto le aliviaba; y a un Her-
mano coadjutor, muy sencillo y virtuoso, que cantaba muchas historias
devotas imitando en el tono y en la voz a los ciegos que las cuentan, que
parecía propiamente haber sido lazarillo. Y todo esto sucedía tan rara-
mente, que en casi dos años y medio que estuve en Roma, no se haría
más de cinco o seis veces.
de quántas veces le hallé
179. Nuestro Padre ya se levantaba en este tiempo un poco más tarde
que los Hermanos, porque así lo había prescrito el médico, en razón de
sus continuas enfermedades. Luego rezaba las Ave Marías que tenía se-
339
ñaladas en conmutación del oficio divino y, una vez acabadas, entraba
338
Todavía en 1617 recordaba el Padre General, Mucio Vitelleschi, a toda la Compañía
este espectáculo, que tanta edificación causaba a los que lo contemplaban (Carta del 2-1-
1617).
339
La autorización para conmutar el rezo del oficio divino por otras oraciones u obras
piadosas se concedió a San Ignacio por el papa Paulo III el día 2-1-1539 por un vivae vocis
oráculo (Cf. MI, Script. 1,552-553).
142 RECUERDOS IGNACIANOS

en una capilla que había junto a su habitación a oír misa, los días que no
celebraba. Después de la misa continuaba en oración mental durante dos
horas; y para que nadie le estorbara, mandaba que todos los recados que
para él viniesen a la portería me los diesen a mí (que era ministro), en
lugar de a él. Algunos los llevaba yo mismo a la capilla, ya que eran de
importancia y de personas a quienes convenía que él les respondiera en-
seguida.
Recuerdo que cuantas veces entré en la capilla para esto, que fue-
ron muchas, le hallé con un rostro y semblante tan resplandeciente, que,
aunque llevaba la atención y la imaginación puestas únicamente en el re-
cado, quedaba impresionado y como fuera de mí; porque aquello no era
como lo que había visto muchas veces en personas devotas, cuando es-
tán en oración, sino que parecía claramente algo celestial y muy extraor-
dinario.
aunque continuamente parece
180. La devoción interna de Nuestro Padre se traslucía y veía de conti-
nuo en la gran paz, tranquilidad y compostura de su semblante externo.
Su gesto no delataba la más mínima señal de agitación o alteración inte-
rior, por cualquier clase de noticia que le dieran o hecho que ocurriera,
fuera éste alegre o triste, de orden espiritual o de orden temporal. Cuan-
do quería agasajar a alguien, le manifestaba una alegría tan grande, que
parecía meterlo dentro de su alma.
Tenía por naturaleza unos ojos tan alegres, que, según me contó el
Padre Laínez, queriendo un endemoniado de Padua identificarlo por al-
gunas señales exteriores y diciendo grandes alabanzas de él, empleó esta
paráfrasis: «Un españolito pequeño, algo cojo, que tiene los ojos alegres».
Y a pesar de ser esto así, los llevaba continuamente tan caídos, que más
bien parecían ojos de un hombre muerto. Y una de las cosas por las que
más reprendía a los Hermanos era por su mirada elevada. Tan sólo al su-
perior se le permitía mirar al rostro del subdito, cuando hablaba con él: en
todos los demás quería que, hablando con el superior o unos con otros, no
340
elevaran la mirada más arriba del pecho de la persona con quien estaban .
181. Caminando una vez con él por el cobertizo que va desde la huerta
a la iglesia, nos encontramos con un Hermano que se llamaba Juan Do-
341
mingo , novicio desde hacía pocos meses, romano de nacimiento, que
tenía y traía siempre los ojos muy vivos y despiertos; queriéndole amo-
nestar el Padre para ayudarle a corregirse, cayendo en la cuenta que aún
era débil, le dijo estas palabras con mucha delicadeza: «Juan Domingo,
¿por qué no hacéis que aparezca también exteriormente en vuestros ojos
la modestia que Nuestro Señor os ha impreso en vuestra alma?».
340
Cf. Reglas de la modestia: «Los ojos se tengan comúnmente bajos...» (nota 52).
341
En el catalogo del colegio de Macerata de 1562 se encuentra esta noticia, que parece
referirse a nuestro Juan Domingo: «El maestro Juan Domingo, romano, de 23 ó 24 años;
unos ocho años de Compañía; ha aprovechado mucho en letras... ha servido durante cuatro
años como maestro, parte en Roma, parte en Loreto, parte en este colegio...».
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 143

182. [d.i.] Una vez diciendo el 182. Aconsejándole una vez el


médico que no tomase melancolía, médico que no cayese en depre-
que le haría daño, dixo el Padre sión, que le haría daño, dijo des-
después: «yo he pensado en qué pués el Padre: «Yo he pensado en
cosa me podía dar malencolía, y qué cosa me podía dar malencolía,
no hallé cosa ninguna, sino si el y no hallé cosa ninguna, sino si el
papa deshiciese la Compañía del papa deshiciese la Compañía del
todo: y aun con esto, yo pienso todo: y aun con esto, yo pienso
que, si un 4° de hora me reco- que, si un cuarto de hora me reco-
gesse en oración, quedaría tan giese en oración, quedaría tan ale-
alegre y más que antes». gre y más que antes».
Esto me lo contó Nuestro Padre y sucedió poco después de mi lle-
gada a Roma.
si un quarto de hora me recogiese en oración
Buena prueba de esto es lo que antes conté que pasó cuando la
342
elección de Paulo IV .
183. [d.i.] Solía tener el Padre 183. Solía el Padre tener tantas
tantas lágrimas continuamente, lágrimas continuamente, que,
que, quando en la misa no lloraba cuando en la misa no lloraba tres
tres veces, teníase por desconsola- veces, se consideraba desconsola-
do. El médico le mandó que no do. El médico le mandó que no
llorase, y ansí lo tomó por obe- llorase, y él lo aceptó por obedien-
diencia. Y así tomándolo por obe- cia. Y por haberlo aceptado por
diencia, como suele estas cosas, obediencia, como suele hacer estas
tiene agora mucha más consola- cosas, ahora sin llorar tiene mucha
ción sin llorar, de lo que antes te- más consolación de la que antes
343
343
nía . Esto confesó el Padre al P. tema . Esto se lo confesó el Padre
Polanco, según me dixo el Dr. al Padre Polanco, según me dijo el
Olave. doctor Olave.
[d.i.] Qualquiera cosa que el Cualquier cosa del servicio
Padre haga de Dios, la hace con un de Dios que el Padre haga, la hace
admirable recogimiento y prompti- con admirable recogimiento y
tud; y parece claramente que no prontitud; y parece claro que no
sólo imagina tener a Dios delante, sólo imagina tener a Dios delante,
mas que lo vee con los ojos; y esto sino que lo ve con los ojos; y esto
se puede aun veer en el bendecir la puede verse incluso cuando bendi-
mesa. Y de aquí se piensa que nas- ce la mesa. Y se cree que de aquí
ce el grande daño que recibe el nace el gran daño que recibe su
cuerpo, quando oye o dice misa, si cuerpo cuando oye o dice misa, si
no está recio; y aunque lo esté, no está fuerte; y aunque lo esté,
342
Cf. núm. 93.
343
Sobre la devoción y lágrimas de San Ignacio, véase el núm. 3 de esta colección, La
intimidad del peregrino, 123-125, 211-213; Martin, Maurice-Marie, San Ignacio místico.
Una lectura del Diario Espiritual a partir del don de lágrimas: CIS, XXII, 2 (Roma 1991),
21-82.
144 RECUERDOS IGNACIANOS

muchas veces lo habernos visto en- muchas veces lo hemos visto caer
fermar el día que ha dicho misa. enfermo el día que ha dicho misa.
en el bendecir la mesa
184. Bendecía la mesa de pie, preparándose y recogiéndose siempre
primero un poco, como solía en todas las cosas de Dios. Durante la ben-
dición estaba con una devoción y reverencia tan especial, que muchas
veces nos dejaba admirados, y volvíamos los ojos hacia él cuantos nos
hallábamos presentes. La acción de gracias la daba de la misma manera,
pero no recuerdo si la hacía de pie o sentado.
Para la bendición usaba ésta fórmula:
[Anotación Marginal]: Aquí se inclui-
rá la bendición que vendrá de Roma.
«Dad la bendición. Dios. El Dios trino y uno, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, nos bendiga a nosotros y los alimentos que vamos a tomar.
Amén».
Y para la acción de gracias ésta otra:
[Anotación marginal]: Aquí se inclui-
rá la acción de gracias que he pedido
a Roma, pues la he olvidado ya.
«Alabanza a Dios, paz a los vivos, descanso a los difuntos. Padre
nuestro. Y no nos dejes caer en la tentación. Mas líbranos del mal. Amén.
Jesucristo nos dé su santa paz, su bendición y, después de la muerte, la
vida eterna. Amén. Dichosas las entrañas de la Virgen María, que lleva-
344
ron al Hijo del eterno Padre. Amén».
Y ya que, por razón de la bendición y acción de gracias se ofrece
la oportunidad, diré aquí lo que recuerdo sobre la mesa de Nuestro Padre
Ignacio.
185. Nuestro Padre Ignacio comía en una habitación contigua a su dor-
345
mitorio : comían con él los Padres con quienes consultaba los asuntos
de la Compañía, que eran, cuando yo estuve allí, los Padres Laínez, Sal-
merón y Bobadilla, cuando estaban en Roma; Nadal, Polanco, Madrid y
yo, que residíamos en la casa; Olave y Frusio, que muchas veces venían
de los colegios a casa, y Ribadeneira, a quien Nuestro Padre mandaba a
llamar algunas veces al colegio donde estaba. Además de éstos, cuando
algunos Padres o Hermanos marchaban de Roma o venían de nuevo a
ella, solían comer con él alguno de los últimos días en señal de caridad y

344
Esta antigua fórmula de bendición y acción de gracias se halla en varios códices del
Archivo Romano de la Compañía. En uno de ellos, el Instit. 223, anota el Padre Nadal: «Así
bendijo la mesa y dio gracias el Padre Ignacio mientras vivió».
345
Como aquí se dice, San Ignacio acostumbraba a comer, no en el refectorio común,
sino en una habitación aparte; lo mismo se recomendaba o permitía en las Constituciones
primitivas a los superiores de las casas mayores. La Congregación General III (1573) limitó
la costumbre a) Padre General, y la VII (1615-1616) la abolió completamente (Cf. MI, Const.
I, CCII-CCIU y 389).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 145

agasajo. Otras veces también comían con él algunos hombres de fuera,


personas de autoridad y virtud, y devotas de la Compañía, a quienes
Nuestro Padre les decía al invitarlas: «Quédese vuestra merced con nos,
346
si quiere hacer penitencia» .
186. Lo que se comía a la mesa era esto: en invierno, camero; y en vera-
no camparicha, es decir novilla, que está en Roma al precio del camero.
Y jamás se servía a la mesa otra clase de carne, como cabrito o aves de
pluma, aunque hubiera huéspedes. No se daba a nadie su ración por sepa-
rado, sino que toda la carne se ponía en una fuente en medio de la mesa,
y de allí echaba cada uno en el plato en que comía. No recuerdo si en la
comida había plato de entrada; a la cena durante el invierno se servían
como plato de entrada unas verdurillas cocidas o unas pequeñas salseras de
zanahorias; y durante el verano unas ensaladas de hierbas o un poco de
fruta del país. Y como plato final había ordinariamente queso o alguna de
las frutas que he dicho. Y así concluía la comida. Pero cuando el Padre
estaba enfermo, si comía carne, le daban un pollito; pero por falta de co-
cinero que supiera prepararlo, venía de ordinario desabrido y mal guisado.
187. Y recuerdo que una vez le hablé muy mal de un pollo que estaba
comiendo; sin embargo, el Padre acabó de comerlo impasible, sin res-
ponderme nada; pero, acabada la comida, me reprendió por lo que había
comentado, diciéndome que era falta de discreción afear al enfermo lo
que comía, pues de eso ningún provecho podía resultar, a no ser el im-
pedirle comer aquello de que tiene necesidad.
188. La cantidad que Nuestro Padre comía era muy escasa; y de modo
similar la ración de carne o pescado que correspondía a los comensales
de su mesa era también pequeña. Recuerdo a este propósito que, sirvién-
dosenos un día a la mesa cazón (pescado que en Roma es más nocivo que
en Portugal), dijo uno de nosotros al Padre Bobadilla que no comiera de
aquello, porque le iba a hacer daño; a lo que él, adelantándose, respon-
dió: «Un poco de veneno no hace daño».
189. Volvamos a Nuestro Padre Ignacio. Todos cuantos le trataban se
asombraban de la gran mortificación que mostraba en su manera de comer:
porque no ya ponderar o manifestar complacencia en lo que comía, ni
durante la comida ni después de ella, pero ni siquiera mostrar el más li-
gero indicio de gusto por las cosas, por exquisitas que fueran; tan sólo
después de quitar la mesa, si los compañeros se referían a la comida, de-
cía algunas veces esta simple expresión: «Yo entraba bien en ello». De la
misma manera, si lo que se servía a la mesa venía mal guisado, estaba
346
El diccionario de la lengua castellana de la Real Academia Española de 1734 (Tomo
IV, 116) dice, sobre el concepto «Hacer penitencia, posada o venta: Phrases cortesanas de
que se usa para invitar a alguno a comer». Con palabras semejantes, aunque quizá con otro
sentido, habla Cervantes: «Don Quijote pidió y rogó al Bachiller se quedase a hacer peni-
tencia con él. Tuvo el Bachiller el envite, quedóse, añadióse al ordinario un par de picho-
nes...» (Don Quijote, P. U, c. 3 hacia el fin). Y en el c. 50 hacia el fin: «Vuestra merced se
vendrá a hacer penitencia conmigo...».
146 RECUERDOS IGNACIANOS

salado o soso, incluso pudiendo ser perjudicial para su salud, ni aun así lo
afeaba o se quejaba con el menor gesto o palabra mientras duraba la co-
mida; pero, una vez quitada la mesa, imponía una penitencia a Juan Bau-
347
tista, que era el cocinero, para ejercitarle su gran virtud, como ya dije .
Y como su estómago no admitía alimento ácido, se le traía un poco
de vino dulce por orden del médico; y a pesar de que con frecuencia es-
taba muy ácido por la deficiente conservación, con todo el Padre lo be-
bía sin decir ni exteriorizar nada; y una vez acabada la comida, llamaba
al Hermano que se encargaba de esto y le avisaba diciéndole: «Hoy el
vino estaba un poco ácido».
Llegaba esto a tal punto, que de verdad parecía que en este terreno
había perdido el sentido del gusto. Y así, en todo el tiempo que estuve
en Roma no recuerdo que mandase nunca le prepararan algo especial para
comer, ni que dejara traslucir cómo le gustaría que estuviese guisado lo
que comía. Y el regalo que a veces le hacíamos era darle cuatro castañas
asadas, que por ser fruto de su tierra y haberse criado con ellas, daba la
impresión de que se alegraba.
Tenía otra costumbre: que, estando a la mesa, nunca decía a los
otros comensales que comieran, ni les ofrecía ningún alimento.
190. Aunque, como dije, comía poco, sin embargo nunca acababa de
comer antes que los demás comensales; y para eso tenía la costumbre de
coger un cacho pequeño de pan e ir desmenuzándolo y comiéndolo muy
despacio en trocitos tan diminutos (ayudándose a la vez de la conversa-
ción de la mesa), que a fin de cuentas venía a acabar a la vez que los
otros, dando la impresión de haber estado comiendo sin interrupción. Y
tanto era esto, que a veces, estando ya casi al fin de la comida, si llegaba
alguna persona de fuera, de las que él solía invitar a hacer penitencia, el
Padre la hacía sentar, y de esta manera, con sus pedacitos de pan, acom-
pañaba al que entonces comenzaba a comer, sin dejarlo hasta que el otro
terminaba.
191. Como él mismo guardaba mucha modestia en su modo de comer,
también quería que ninguno de la Compañía tuviera en este punto algo
de qué ser reprendido. Comía en su mesa un Padre de los más antiguos,
el cual, al beber, hacía cierto gesto poco edificante; recuerdo que una vez
348
me dijo Nuestro Padre: «Ahora vino aquí Poncio y me dijo que N. te-
nía este modo en el beber. Yo muchos días hace que lo noté; y parecién-
dome que no advertirían otros en ello, no le he avisado; mas ahora que
ya se lo notan otros, le avisaré». Y así lo hizo.
192. En la mesa Nuestro Padre, más que hablar él, oía la charla de los
otros. Y las conversaciones que se tenían no tocaban cosas de importan-
cia o que exigieran mucha reflexión; más bien los Padres le contaban los
347
Cf. núm. 106.
348
Poncio Cogordan, administrador o ayudante del administrador de la casa de Roma
desde 1550, después de la muerte de Pedro Codazzo, acaecida el día 7-XII-1549. Cf. núms.
193 y 216.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 147

sucesos de entonces, tanto de Italia como de otras partes, que pudieran


ayudar al buen gobierno de la Compañía, y algunas otras cosas piadosas
y recreativas, algunas de las cuales se refieren en este cuaderno.
Y en algunas de estas charlas familiares demostraba Nuestro Padre
que no era en absoluto tristón ni pesado, sino que tenía muy ordenadas
la alegría y afabilidad religiosa, no menos que la gravedad y prudencia
de que estaba dotado; y así, sin menoscabo alguno de estas virtudes,
aplaudía con gracejo lo que otros decían o hacían.
Como dije, la mesa era, aunque pobre, muy limpia en todo.
Una vez comimos algunos Padres de casa, sin estar Nuestro Padre
presente. No se sirvió aquella vez otra cosa que dos o tres huevos para
cada uno; y después de ellos, el Hermano que servía nos presentó en un
plato unos palillos de dientes mojados en vino y cubiertos con hojas de
salvia; y ante esto dijo uno de nosotros: «¿Ya trae palillos para mondar
los dientes, cuando aún no ha habido con qué ensuciarlos?». Esta ocu-
rrencia le gustó mucho a Nuestro Padre, cuando después se la contaron.
193. Pedía el capitán de La Goleta a Nuestro Padre un predicador para
aquella fortaleza. No había entonces en casa muchas posibilidades de
concederlo; con todo, creía el Padre Polanco que para ello bastaría el Pa-
dre Mendoza, que entonces estaba en Roma. Al proponérselo a Nuestro
Padre, no quiso él que fuera sin que lo oyésemos primero en casa y juz-
gásemos lo que nos parecía; y para esto lo mandó predicar en el refecto-
349
rio .
Por entonces era yo todavía un recién llegado a Roma y, aunque
comía con Nuestro Padre, me llevó el Padre Polanco al refectorio para
que oyera el sermón; y estando ambos juntos oyendo, el Padre Polanco,
que deseaba me agradase el predicador, no dejaba de darme con el codo
y preguntarme: «¿Qué le parece a Vuestra Reverencia? ¿Pasará para La
Goleta?». Yo, por no desconsolarlo diciendo lo que sentía, algunas ve-
ces me callé, hasta que tanto me preguntó, que le respondí: «Padre, pa-
sará si tuviere buena embarcación». Esta historieta se la contó después
el Padre Polanco a Nuestro Padre y se alegró mucho de oírla.
Comiendo una vez con Nuestro Padre el Padre Poncio, que era en-
tonces administrador de casa, vino a decir con gracia que un cardenal, con
quien había ido a comer, le dio de comer lampreas. Por naturaleza era él
un poco tacaño, y Nuestro Padre deseaba mortificar la raíz de aquella in-
clinación y perfeccionarlo en la caridad fraterna; y por esto le respondió de
este modo: «¿Y os parece bien que vos comáis lampreas y los Hermanos
ni siquiera tengan sardinas para comer? Pues iréis a buscar lampreas, para
que todos los Hermanos las coman». Empezó él a escatimar y a afligirse
por la falta de dinero; pero Nuestro Padre no se retractó de lo que le había
dicho hasta después de algunos días, durante los cuales le mantuvo en
aquella aflicción y mortificación; pero como sólo pretendía esto y no que
comiéramos lampreas, no quiso finalmente que se compraran.
349
Cf. núm 15.
148 RECUERDOS IGNACIANOS

quando oye o dice misa


194. Por esta causa no podía ya Nuestro Padre en este tiempo celebrar
misa más que los domingos y días de fiesta. Y por estar tan indispuesto
del estómago que, si se mudaba de camisa, solamente su frescor le cau-
saba tanto malestar, que no podía celebrar misa al día siguiente, cogió la
costumbre de mudársela siempre el sábado por la mañana o el viernes por
la noche. La tarde anterior al día en que había de celebrar la misa, man-
daba a buscar el misal y la leía en su habitación varias veces previendo
todos los detalles; y después la celebraba al estilo de Roma, que consiste
en que el sacerdote habla tan alto, que se le pueda oír bien en todo el
templo. Y así el Padre, aunque la celebraba en la capilla, la entonaba en
voz tan alta como si estuviera en la iglesia.
195. [d.i.] Quando el Padre ha- 195. Cuando el Padre habla de la
bla de la oración, siempre parece oración, parece que siempre presu-
que presupone las pasiones muy pone que las pasiones están muy
domadas y mortificadas, y desto dominadas y mortificadas, y es
hace toda la estima. Acuerdóme esto lo que él más estima. Me
una vez que, hablando de un buen acuerdo de una vez que, hablando
350
religioso que él conoce , y di- de un buen religioso que él cono-
350
ciendo yo que era de mucha ora- ce , al decir yo que era un hom-
ción, el Padre mudó y dixo: «Es bre de mucha oración, el Padre co-
hombre de mucha mortificación», rrigió y dijo: «Es hombre de
Y ansí parece que en el modo de mucha mortificación». Y así pare-
proceder del Padre se vee clara- ce que todo esto se ve claramente
mente todo esto. en el modo de proceder del Padre.

desto hace toda la estima


196. La primera vez que el Padre Nadal vino como visitador a España,
que fue el año 1553, le hablaron los nuestros en algunas partes sobre la
oración que se hacía en la Compañía, quejándose del poco tiempo que
dedicábamos a tan santo ejercicio, diciendo que no podríamos mantener-
nos, si no se aumentaba; y que era vergonzoso tener que responder a
quien nos lo preguntara, que no teníamos en todo el día más que una hora
de oración.
Con tales razones volvió el Padre a Roma un tanto inclinado al
351
mismo parecer ; y un día de Santa Cecilia, el 22 de noviembre de 1554,
dando cuenta a Nuestro Padre de los asuntos de España, le propuso a la
vez esta su queja, con alguna inclinación a que se consintiera [ampliar el
tiempo], al menos en aquella provincia. Estaba Nuestro Padre en la cama
y yo solo presente con ellos dos. A este punto le respondió con un rostro
y palabras de tanto disgusto y tan gran sentimiento, que a la verdad me
dejó admirado; y le dio una reprensión y penitencia tan fuerte, que me
quedé sobrecogido de la paciencia del Padre Nadal, a pesar de conocer
350
Luis de Montoya, OSA. Cf. núm. 198.
351
Nadal llegó a Roma el día 18-X-1554.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 149

muy bien su gran virtud; y por fin concluyó: «[A] un verdaderamente


mortificado bástale un cuarto de hora para se unir a Dios en oración». Y
no sé si entonces añadió sobre este mismo tema lo que le oímos decir
otras muchas veces: que de cien personas muy dadas a la oración, no-
venta serían ilusas. Y de esto me acuerdo muy claramente, aunque dudo
si decía noventa y nueve.
197. A propósito de ilusiones voy a contar aquí una cosa que impresio-
nó a muchos: en el año 1544 poco más o menos, se alzó en Italia una
352
mujer , natural de Bolonia, de gran espíritu y fama de santidad, que,
después de ejercitarse mucho en la contemplación y de haber experimen-
tado en sí fenómenos extraordinarios, se retiró a las montañas de Bolo-
nia para darse del todo a su perfección con el mayor aislamiento de la
gente; y en aquellos montes atraía y convertía a muchos salteadores, ho-
micidas y gente perdida que por allí anda, logrando su arrepentimiento y
llevándolos a la confesión y a los demás sacramentos, que les adminis-
traban unos sacerdotes de buena vida que para este fin moraban allí con
ella. Lo que sobre todo llenaba de estupor a Italia era que tenía en un
costado una llaga abierta, como la de San Francisco, de la que realmente
manaba sangre. E hizo tanto ruido esta maravilla, que de todas partes
acudía gente a verla; e incluso dos Padres de esta provincia de Portugal,
de regreso de Roma, se desviaron un poco de su camino para que am-
bos, o uno de ellos, pudiera verla; y cuando llegaron acá, que fue el año
1551, me contaron esto con tanta complacencia, que, aun siendo yo muy
reacio a dar crédito a espíritus de mujeres, quedé con buen concepto de
aquella; y creyendo que se trataba de algo muy importante, se lo conté a
la reina de tal modo, que ella cobró grandes deseos de tener más noticias
de sus cosas.
Cuando más tarde fui a Roma por primera vez, recayendo un día
353
la conversación con el Padre Ribadeneira sobre este tema , me contó
cómo en el tiempo en que esta mujer gozaba de mayor crédito, había ve-
nido a Roma cierto religioso, hombre ya de avanzada edad y de gran vir-
354
tud y oración, que había sido su confesor en Bolonia mucho tiempo ;
siendo muy amigo del Padre Ignacio y de la Compañía, le invitó el Pa-
dre a comer con él en nuestra casa; y estando a la mesa, empleó todo el
tiempo en contar maravillas de la santidad y virtudes de aquella mujer, y
especialmente de la llaga, de la que afirmaba haber visto y comprobado
cómo realmente manaba la sangre que se decía. Mas a todo esto Nuestro
Padre no le respondía más que con palabras vagas de aprobación a lo que
contaba.
352
En el núm 344 el Padre Goncalves da Cámara llama a esta mujer Jacome.
353
El testimonio del Padre Ribadeneira tenía especial valor, pues él mismo estuvo pre-
sente el día 23-V-1553 en el diálogo del que se habla a continuación.
354
Según el mismo Ribadeneira éste era fray Reginaldo, OP. Se trata sin duda de fray
Reginaldo Nerli, natural de Mantua, que fue maestro de estudios e inquisidor en Brescia y
Bolonia por los años 1552-1554. Según Cipriano Coberti fue insigne por su santidad, lo que
concuerda con el testimonio de Ribadeneira.
150 RECUERDOS IGNACIANOS

Después de marcharse el religioso, preguntó el Padre Ribadeneira


al Padre qué le parecía a Su Reverencia de aquella llaga y demás cosas
de aquella mujer; y el Padre no le respondió sino las mismas generalida-
des, diciendo por ejemplo: «Todo es bueno, todo es gracia de Dios», y
otras semejantes. Le insistió mucho para que le diera su parecer de modo
más detallado, hasta que el Padre acabó por decirle: «Nuestro Señor
puede y [ajcostumbra hacer sus gracias y mercedes de dentro en el inte-
rior: el demonio no puede hacer nada sino en lo de fuera, y a las veces le
permite Dios que haga cosas semejantes».
Así sucedió exactamente: porque cuando me contaba esto Ribade-
neira, ya la llaga y todas las otras cosas extraordinarias se habían con-
vertido en viento y en nada.
buen religioso
198. Era este el Padre fray Luis de Montoya, reformador y provincial de
355
la orden de San Agustín en este reino de Portugal , quien, yendo a Roma
a un capítulo general de su orden, trató bastante con Nuestro Padre e hizo
356
con él confesión general .
199. [d.i.] 2° El Padre tiene 199. 2.° El Padre tiene grandes
grandes artificios para conocer los habilidades para conocer los senti-
afectos y inclinaciones de cada mientos e inclinaciones de cada
uno, como es tocar cosas univer- uno, como es referirse a cosas ge-
sales, y esperar que el que habla nerales y esperar a que el interlo-
venga a echar lo que tiene en el cutor acabe por echar lo que tiene
ánima. Y en las pláticas es tan se- en el alma. Y en las conversacio-
ñor de sí y de la persona con quien nes se muestra tan dueño de sí, que
habla, que, aunque sea un Polan- aunque sea un Polanco, parece que
co, parece que está sobre él como sobresale como un hombre pru-
un hombre prudente con un niño. dente sobre un niño. Me acordaré
Los particulares desto me acorda- de los detalles de esto; porque
ré; porque, cierto, es cosa muy ciertamente es algo admirable
admirable considerar cómo el Pa- considerar cómo el Padre mira a la
dre mira en el rostro, aunque esto cara del interlocutor, aunque esto
muy pocas veces, cómo calla a sus lo hace muy pocas veces, cómo
tiempos, cómo en fin usa de tanta calla a su tiempo, en fin, cómo tie-

355
Nacido en Belmonte (Cuenca) en 1497, ingresó en la orden de San Agustín en 1514
en Salamanca, donde concluyó sus estudios en 1521. Al término de su mandato como
maestro de novicios y prior en Medina del Campo (1526-1535), pasó a Portugal como
visitador y reformador de la provincia lusitana de la orden, donde trabajó con ardor durante
34 años. En Coimbra se relacionó mucho con los jesuítas. Murió en Lisboa en 1569. Fue un
prolífico escritor ascético-místico.
356
Fray Luis de Montoya asistió al capítulo general de su orden celebrado en Bolonia
(no en Roma, como da a entender nuestro texto) en 1551. Con esta ocasión visitó en Roma
a San Ignacio. La noticia del Memorial, de haber hecho confesión general con San Ignacio,
se halla ratificada en la carta del propio fray Luis a su vuelta del viaje, escrita desde Coimbra
el día 8-II-1552 (Cf. Mixtae II, 672-673).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 151

prudencia y artificio divino, que ne tanta prudencia y divina habili-


las primeras veces que conversa dad, que en cuanto habla con uno
con uno, luego le conoce de pies a las primeras veces, enseguida le
cabeza. conoce de pies a cabeza.
[d.i.] Ordinariamente usa Ordinariamente se las arregla
esto: que todo lo que quiere sa- de tal manera, que se entera por
ber de otro, y puede cómodamen- tercera persona de todo lo que
te, lo sabe por tercera persona; y quiere y puede saber cómodamen-
así las amonestaciones que quiere te de otro; e igualmente las amo-
dar, lo hace también por tercero, nestaciones que quiere hacer, las
de modo que no corre peligro hace también por tercero, de modo
que el reprehendido le pierda el que no corre peligro de que el re-
357 357
amor . prendido le pierda el afecto .
luego le conoce
Buenos ejemplos de esto fueron (aparte de otros muchos que no
358
recuerdo) los Padres, de que antes hablé , que el Padre Ignacio conoció
enseguida como poco aptos para la Compañía, a pesar de gozar en su
provincia de tanta autoridad y crédito. Y no solamente conocía a las per-
sonas con quienes hablaba, sino que ellas mismas se daban perfecta
cuenta de que él las conocía y penetraba hasta el fondo.
200. Algún tiempo tuvo el Padre 200. Durante algún tiempo lo or-
por ordinario hacer cada día siete dinario era que el Padre hiciese
horas de oración. cada día siete horas de oración.
Algún tiempo
359
Nuestro Padre mismo me lo contó, cuando me narró toda su vida .
A 23 DEL MESMO Día 23 de Febrero
201. 1° Presupuesto que hay 201. 1.° Dado que hay tanta gen-
a
tanta gente a la 2. tabla, es bien te en el segundo turnó de comida,
que se lea también lición, y la es bueno que haya también lectura
misma que se leyó en la prima ta- y que sea la misma que se leyó en
bla; mas primero que se empiece el primer turno; pero antes de que
esto, dígase a todos que se hace se empiece a hacer esto, dígase a
por algún tiempo, mientra hay todos que se hace por algún tiem-
tanta gente. po, mientras haya tanta gente.
mas primero
No quería que luego diese la impresión de que esta costumbre se
había introducido irreflexivamente o dejado por inconstancia.
357
Cf. núms. 42,88,295-296. El fin que pretende el superior al buscar el afecto de los
subditos y su crédito ante ellos es «la unión de los ánimos» (Cf. Const. P. VIII, c. 1, 6 G
[666-667]).
358
Probable alusión a los dos Padres mencionados en el núm. 115.
359
Según la Autobiografía, núms. 23 y 26, esto sucedió en Manresa.
152 RECUERDOS IGNACIANOS

202. 2° El Padre, mudando yo 202. 2.° Como en una ocasión


un propósito sin premunición ni cambiase yo de tema de conversa-
pedir licencia, estuvo mucho ción sin previo aviso y sin pedir
tiempo sin responderme. Y esto se permiso, el Padre estuvo mucho
nota continuamente en él: que tiempo sin responderme. Y esto es
nunca muda propósito sin prefa- algo que se advierte continuamente
ción, ni los que le conversan sin en él: que nunca cambia de tema sin
pedirle licencia; porque es tan previo aviso, ni sus interlocutores lo
concertado en su hablar, que hacen sin pedirle permiso; porque
ninguna cosa dice acaso, sino es tan ordenado en su hablar, que
primero todo considerado: y con no dice nada a la buena de Dios,
esto todas sus palabras son como sino después de considerarlo todo
reglas, y todas son conformes bien. Y por esto todas sus palabras
unas a otras, aunque en diversos son como reglas, y están en con-
tiempos, y en diversos propósitos formidad unas con otras, aunque
dichas. hayan sido dichas en diversos
[d.i.] Es también cosa de tiempos y sobre diversos temas.
mirar con quánta paciencia oye También es cosa admirable
cosas inútiles a hombres de fue- la paciencia con que oye cosas in-
ra, y aun a los de casa pláticas útiles a hombres de fuera, y aun a
largas, que se podrían acortar, y los de casa charlas largas que po-
después cómo acude; de manera drían acortarse, y después cómo lo
que claramente se vee que había aprovecha; de manera que se ve
tenido el pensamiento apartado claramente que había tenido el
de aquello, referiendo la plática a pensamiento apartado de aquello,
alguna cosa espiritual, a la qual aplicando la conversación a alguna
parece que la estaba acomodan- cosa espiritual, a la que parece la
do; como si habla algún forastero estaba acomodando; como, por
de guerras, referirlo a las espiri- ejemplo, si algún forastero habla
tuales, etc. de guerras, él lo refiere a las gue-
rras espirituales, etc.
sin pedirle licencia
203. Así, por ejemplo, si estábamos hablando con él de cosas de Italia
y le queríamos preguntar alguna de España, teníamos que decir primero:
«¿Me da Vuestra Reverencia licencia?». O bien: «¿Le parece a Vuestra
Reverencia que le proponga una cosa de España que se me ocurre?». O
bien: «Temo que se me olvide», u otras palabras semejantes.

con quánta paciencia oye cosas


204. Con todo, había una cosa en el modo de hablar que no podía
aguantar, no solamente en los de casa, pero ni siquiera en los de fuera: y
era el hablar rotunda y autoritativamente, como quien promulga leyes y
decretos; por ejemplo: «es necesario que se haga tal o cual cosa; esto no
tiene otro remedio más que éste; la verdad es ésta»; y otros modos de
hablar semejantes. Y a los que empleaban tales expresiones los llamaba
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 153

Nuestro Padre «decretistas» y, como digo, las corregía; y le parecían tan


mal, que incluso se las reprendía a un embajador muy importante, amigo
de la Compañía y devoto nuestro en Roma; porque viniendo algunas ve-
ces a casa, hablaba de esta manera: «El papa debía hacer esto o aquello;
es necesario que tal cardenal haga lo otro; en esta huerta hace falta tal
cosa, o es preciso que la manden hacer», etc. Y por este motivo Nuestro
Padre le respondía también de la misma manera, aconsejándole o recor-
dándole cosas de su cargo; y nos decía después: «El, como es decretista,
sufrirá que le den también algunos decretos».
360
205. 3° Dice N.P. sobre el veci- 205. 3.° Sobre el vecino que
360
no que quiere hacer lite por la quiere ponernos pleito por la sola-
361 361
solana , que nunca será de pare- na , dice Nuestro Padre que su
cer que se haga lite, sino que le parecer nunca será que entremos
den lo que quisiere; porque, per- en pleitos, sino que se le dé lo que
diendo nosotros por amor de Dios quiera; porque, si perdemos alguna
alguna cosa, Dios nos la suplirá cosa por amor de Dios, El nos la
por otra parte. recompensará por otra parte.
Acuerdóme haberme dicho Me acuerdo que algunas ve-
el Padre algunas veces que nunca ees me dijo el Padre que nunca
había movido lite por cosa tem- había puesto pleito por cosas tém-
pora/: y así tuvo tantos años Mu- porales; y por eso ocupó Mucio
tio el cortil de la casa tanto núes- tantos años el «cortil» de la casa,
tro, y tanto necesario para tener tan legítimamente nuestro y tan
lumbre en el refltorio; y después, necesario para tener luz en el re-
vendiendo la casa el año pasado, fectorio; y después, cuando el año
sacó della las puertas y ventanas, pasado nos vendió la casa, sacó de
hasta las rejas de hierro y pie- ella las puertas y ventanas, y hasta
re
dras, etc. las J a s de hierro y piedras, etc.
Mutio el cortil
206. Mucio era un gentilhombre romano, vecino nuestro, sujeto de un
modo de ser muy violento. Usaba un patio, que llaman el «cortil», que,
por estar en un terreno nuestro, pertenecía sin duda ninguna a nuestras
casas. Pero él, intentando que, con el pretexto del «cortil», le comprára-
mos todas las casas, no sólo se lo reservaba como propio, sino que ade-
más nos impedía que abriéramos unas ventanillas en la pared del refec-
torio contigua al «cortil», sin las que no podíamos tener en el refectorio
suficiente luz. Y no contento con esto, soltó en dicho patio (no sé si para
crearnos mala vecindad) unos pavos que, con sus incesantes graznidos,
nos desasosegaban y nos trastornaban la cabeza, sobre todo a algunos que
teníamos los aposentos mirando hacia aquella parte, con ventanas muy
grandes que daban al mismo «cortil».
360
Se trata de Mucio Muti, del que se habla un poco más abajo en este número y en el
núm. 206. Este molesto vecino de los jesuitas causó no pequeñas molestias a la casa de la
Compañía, de las que queda amplia documentación.
361
Cf. nota 311.
154 RECUERDOS IGNACIANOS

Y a pesar de sus grandes deseos de vendernos las casas, con todo


no hacía más que quejarse por Roma, diciendo que no había peor gente
362
que los teatinos , que querían arrebatarle sus [casas, y] que nos iba a
hacer y acontecer y otras lindezas por el estilo. Por fin le compramos las
casas por mucho más de lo que valían, (...) cuando se salió de ellas se
llevó consigo las puertas, ventanas, cerrojos, y hasta las piedras labradas
que pudo arrancar.
Todo esto quiso Nuestro Padre que se sufriese con suma paciencia,
para evitar pleitos con él. Sin embargo, ya por este mismo tiempo se lle-
vaban adelante, con su aprobación y licencia, los pleitos que nos plan-
363
teaban sobre los bienes de muchos colegios .

A 24 DEL MISMO Día 24 de Febrero


207. 1 ° Acordarme he de lo que 207. l.° Tengo que acordarme de
364
me dixo Frusio 364
de Nuestro P.: lo que me dijo Frusio de Nues-
1° Que la gracia le parecía con- tro Padre: primero, que la gracia
natural. 2° Que las pasiones na- parecía en él connatural; segundo,
turales tenía ya tan habituadas a que tenía ya tan habituadas a la
la virtud, que ellas mismas de virtud las pasiones naturales, que
suyo no le servían para otra cosa, según se veía, éstas de suyo no le
según parecía, sino para cosas servían para otra cosa más que
buenas. Y cierto, en esta parte es para cosas buenas. Y en efecto, en
cosa mucho de alabar a Dios, por este punto hay que alabar mucho a
el imperio que le ha dado sobre Dios, por el dominio que le ha
toda su alma. dado sobre toda su alma.
208. 2 ° El Padre ha mandado 208. 2.° El Padre ha mandado
que se examinasen tres; y aunque examinar a tres; y aunque se incli-
más se inclinaba a que se exami- naba más a examinar a los tres
nasen todos tres juntos, dexábalo juntos, con todo lo dejaba a su de-
todavía a su devoción. voción.
Este examen era, según creo, el que se hace en la llamada primera
365
probación a los que entran en la Compañía .

362
Es el nombre que muchos, por error, daban entonces a los jesuítas. Polanco refutó
esta denominación errónea, aclarando las diferencias entre la Compañía y el Instituto de los
clérigos regulares fundado por San Cayetano de Thiene y el cardenal Juan Pedro Carafa
(Paulo IV), entonces obispo de Chieti (Theatinensis). De ahí vino la denominación del
propio Carafa, como el cardenal teatino (cf. núms. 93,325,246b); y del instituto por él y San
Cayetano fundado, como teatinos. Cf. núm. 291.
363
Esta diferencia de actitud parece tener su origen en la diferente configuración de la
pobreza de las casas profesas y de los colegios: mientras que las primeras vivían únicamen-
te de limosnas, los colegios eran fundaciones de bienhechores, con rentas estables, que era
necesario defender. Cf. núm. 246.
364
Cf. nota 77.
365
Cf. Examen C. I, 1 A [1-2]; Const. P. I, c. 1,5 D [145-146] y c. 4, D [196].
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 155

A 25 DEL MISMO Día 25 de Febrero


209. En el camino de las 7 igle- 209. Durante el camino a las sie-
366 366
sias nos ha contado Pedro Riba- te iglesias nos ha contado Pedro
deneira la profesión y elección de Ribadeneira la elección de Nuestro
N.P. con los demás. Fue hecha en Padre como general de la Compa-
el altar del sacramento en San ñía y su profesión junto con los
Pablo. Esta historia escribió N. P. demás. Fue hecha en el altar del
de su mano, y dármela ha el P. Santísimo de San Pablo. Esta na-
367
Polanco . rración la escribió Nuestro Padre
de su propia mano, y tiene que
367
dármela el Padre Polanco .
Esta historia
Aquí se incluirá esta historia, que mandaré a pedir al Padre Po-
lanco.
210. Acordarme he cómo el Pa- 210. Tengo que acordarme cómo
dre estuvo tres días sin comer, ha- el Padre estuvo tres días sin comer,
ciendo oración porque uno de la haciendo oración para que uno de
Compañía no faltase de hacer la Compañía no dejara de hacer la
368
profesión . 368
profesión .
369
211. El sábado pasado 369
pedió 211. El sábado p a s a d o pidió
uno licencia a nuestro Padre de uno permiso a Nuestro Padre para
traer a comer a casa un cierto invitar a comer en casa a cierto re-
religioso, muy amigo y familiar y ligioso, muy amigo y de confianza
sólito a venir; mas diciendo que y habituado a venir; pero por decir
le había dado al religioso alguna que había insinuado algo al reli-
señal antes de pedir la licencia, gioso antes de pedir permiso, el
el Padre le mandó hacer una dis- Padre le mandó tomar una disci-
ciplina con un psalmo, y le dio plina durante el rezo de un salmo y
un capelo; y después le llamó y le dio una reprensión; y después le
dixo que era contento que viniese llamó y le dijo que se alegraría de
el religioso, con tal que no su- que viniese el religioso, con tal de
piese de la disciplina. que no se enterara de la disciplina.

A 26 DEL MISMO Día 26 de Febrero


212. 1° El Padre hizo examinar 212. l.° El Padre mandó que el
370
hoy por el médico, con los que médico, en compañía de los encar-
370
tienen el cargo, los que habían de gados, examinase hoy a los que
3 6 6
Primera mención a esta forma de peregrinación, recordada frecuentemente en el
Memorial, especialmente en el núm. 237.
367
Es la publicada en FN 1,16-22. Ribadeneira pudo narrar este hecho con toda fideli-
dad, ya que había sido testigo del mismo.
368
Parece referirse al Padre Bobadilla (cf. nota 50), quien, por ciertas diferencias sur-
gidas, no hizo la profesión hasta setiembre u octubre de 1541.
369
O sea, el 23 de febrero.
370
Martes de carnaval, víspera del comienzo del ayuno cuaresmal.
156 RECUERDOS IGNACIANOS

ayunar, o habían de hacer qua- habían de ayunar o comer pescado


resma; y porque había dos días en cuaresma; y como llevaba dos
que andaba pidiendo esto, mandó días pidiéndolo, mandó que ni el
que el P. Polanco ni los demás Padre Polanco ni los demás co-
comiésemos hoy hasta que se lo miésemos hoy hasta que le diéra-
diésemos escrito; y trayéndolo mos por escrito el resultado; y lle-
antes de comer, estuvo el Padre vándoselo antes de comer, estuvo
después de comer más de dos ho- el Padre más de dos horas seguidas
ras continuas examinando cada después de comer examinando lo
uno lo que podía, de los dubios, que cada uno de los dudosos o que
o que no tenían edad, ansí del no tenían la edad podía hacer, tan-
colegio como los de la casa; y to de los del colegio como de los
quiere hacer lo mesmo en el co- de la casa; y quiere hacer lo mismo
legio tudesco. en el colegio germánico.
Inclinábase siempre más el El Padre se inclinaba siem-
Padre a la piedad, y ansí dicía pre más a la compasión, y decía
que era bueno; todavía a algunos que eso era bueno; aun así, a al-
por algunas particulares razones gunos, por razones especiales, le
a algunos le parecía bien dexa- parecía bien permitirles ayunar
llos ayunar toda la quaresma; a toda la cuaresma; a los niños les
los niños un día en la semana; a permitía un día a la semana; a los
los de 19 ó 20 años tres; los que de 19 ó 20 años, tres; a los que
trabajan, como muradores, etc., trabajan, como albañiles, etc.,
ninguno. ninguno.
El Padre, aunque el médico Aunque el médico manda
manda que coma siempre carne, que coma siempre carne, con todo
todavía dixo que miraría en ello, el Padre dijo que pensaría sobre
porque el año pasado solos tres ello, porque el año pasado la comía
días la comía. sólo tres días.
Mandó el Padre que se es- Mandó el Padre enviar a Si-
cribiese a Sicilia un buen capelo, cilia una buena carta de reprensión,
porque dexaron ayunar toda la porque dejaron ayunar a los niños
quaresma a los niños, ordinaria- toda la cuaresma; de ordinario
mente condenando mucho hace- condenaba mucho que se dejase
llo a todos los novicios por no- ayunar a todos los novicios por el
vicios. hecho de ser novicios.

hacer quaresma
«Hacer cuaresma» significa comer pescado en tiempo cuaresma.
213. Dixo el Padre hoy, y otras 213. Hoy dijo el Padre, y se lo he
veces se lo he oído, que al colegio oído otras veces, que al colegio
tudesco mas aína le sobraría ren- germánico más bien le sobraría
ta que le faltaría; y así, estando el renta que le faltaría; y por eso, ha-
cardenal de Augusta371
desanima- llándose desanimado el cardenal de
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 157

do, y no queriendo tomar esta em- 371


Augsburgo y no queriendo car-
presa, el Padre le mandó a decir gar con esta empresa, mandó a de-
que, quando él faltase, él solo la cirle el Padre que si él no la acep-
tomaría. taba, la llevaría él solo.
y así, estando
He aquí todavía otro ejemplo de la gran constancia de Nuestro Pa-
372
dre, de que ya hablé antes a propósito del mismo colegio germánico . Y
esto que decía de la provisión del colegio se verificó tan exactamente, que
373
ahora se mantienen, a costa de los convictores que hay en él , treinta
personas de la Compañía que moran en dicho colegio para su servicio.
214. 2° A un flaco in utroque 214. 2.° Preguntó el Padre por
homine el Padre le examinó de sus enfermedades corporales a uno
sus enfermedades corporales, y le que era débil interior y exterior-
hizo dar por escrito todo lo que mente, y mandó que le pusiera por
le podría hacer mal y le era ne- escrito todo lo que podría hacerle
cesario, y así mandó que se hi- mal o serle necesario, y ordenó
ciese. obrar en consecuencia.
215. [d.i] Es cosa admirable la 215. Es cosa admirable la compa-
compasión que el Padre tiene con sión que el Padre tiene con los en-
los enfermos; y así suele muchas fermos; y por eso, cuando se en-
veces, hallando a novicios que cuentra con novicios un tanto
eran algún tanto flacos o descolo- delgados o descoloridos, muchas
ridos, mandalles que duerman veces suele mandarles que duerman
más, o que tomen otros alivios de más o que alivien de otra manera
los trabajos; y en todas las cosas sus trabajos. Y en todas las cosas
videtur induisse viscera misericor- parece haberse revestido de entra-
374 374
diae . Y quanto al hacer dar por ñas de misericordia . Y suele el
escrito, suélelo hacer el Padre en Padre en todas las cosas mandar
todas las cosas, y después él mis- que se las den por escrito, y des-
mo lo lee y pondera. pués él mismo lo lee y pondera.
216. A ocho del presente fueron 216. El día ocho del presente mes
4 del colegio a las 7 iglesias, y fueron cuatro del colegio a visitar
llevaron de comer para el cami- las siete iglesias y llevaron de co-
no, por ser jornada de un día. En mer para el camino, por durar éste
el mismo día fueron tres viejos todo el día. En el mismo día fueron
de la casa, que no llevaban tres viejos de la casa, que no lle-
nada, y dixeron después al Padre vaban nada, y dijeron después al

371
Otón Truchsess von Waldburg (cf. nota 244), obispo de Augsburgo desde 1543 y
cardenal desde 1544, había prometido su ayuda para el colegio germánico, pero se desani-
mó cuando sobrevino la gran necesidad que siguió a la muerte de los papas Julio III y
Marcelo II (cf. núm. 17).
372
Cf. núms. 16-17.
373
Los convictores, o pensionistas, de que se habla en el núm. 17.
374
Cf. Col. 3, 12.
158 RECUERDOS IGNACIANOS

cómo habían encontrado a los Padre que habían encontrado a los


quatro del colegio; y a uno des- cuatro del colegio; y a uno de los
375
tos, que era micer Poncio , el tres que lo dijo al Padre, que era
375
qual lo dixo al Padre, le respon- micer Poncio , le respondió con
dió con grandes encarecimientos grandes muestras de gratitud por
de haberle dicho aquello, para habérselo dicho, para poder reme-
poderlo remediar; y ansí mandó diarlo; y por eso mandó imponer
dar penitencias a todos los que penitencias a todos los que habían
habían ido del colegio, y a los ido del colegio y a los ministros
ministros que lo habían consenti- que lo habían consentido; y mandó
do; y que se hiciese regla, ansí establecer una norma, tanto para el
en el colegio como en la casa, colegio como para la casa, de que
que ninguno, yendo a las iglesias ninguno, al ir a las iglesias o a las
o a las estaciones, llevase cosa estaciones, llevara nada de comer
de comer ni con que lo poder ni dinero con que poder comprarlo,
comprar, ni pidiese limosna en el ni pidiera limosna por el camino,
camino; mas que podrían bien sino que bien podrían recorrer al-
andar algunas antes de comer, y gunas iglesias antes de comer, ve-
venir a comer a casa, y después nir a comer a casa, y recorrer des-
andar las que restasen. pués las restantes.
La causa de poner esta or- El motivo para establecer
den es el escándalo que recibirían esta orden es el escándalo que re-
los que los viesen por el contrario; cibirían los que los vieran proceder
y así quiere nuestro P. que los que de esta manera; y en consecuencia
no tienen juergas para ir desta quiere que los que no tienen fuer-
manera, no vayan. zas para ir así, no vayan.
376 376
El rector del colegio se El rector del colegio se ex-
escusaba, diciendo que era nue- cusaba, diciendo que él era nuevo y
vo, y que había hallado aquella que, al llegar, se había encontrado
costumbre, que los que iban a las aquella costumbre de que los que
7 iglesias llevaban algo para co- iban a visitar las siete iglesias lle-
mer; mas el Padre no recibió vaban algo para comer; pero el Pa-
esta escusa, y dixo que el oficio dre no aceptó esta excusa y dijo que
del rector era, quando había al- era oficio del rector avisar al supe-
guna mala costumbre, avisar al rior, cuando había alguna mala
superior; porque uno al principio costumbre; porque sucede que uno
hace un poco, y después otro al principio pone una cosita, y des-
añade otro; y así, lo que al prin- pués otro añade otra, y así lo que al
cipio era tolerable se hace des- principio resultaba tolerable, se
pués intolerable. Al principio de hace intolerable después. Al prin-
la Compañía en Roma toleraba cipio de la Compañía en Roma el
el Padre esto; agora ya no le Padre toleraba esta costumbre, pero

375
El Padre Poncio Cogordan, que vivía en la casa profesa (cf. nota 348).
3 7 6
El Padre Sebastián Romei, que rigió el colegio romano en los años 1554-1568,
después del Padre Oliverio Manareo (cf. nota 232). Murió el 13-X-1574.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 159

parece, porque es la Compañía ahora ya no le parece bien, porque


muy conocida. la Compañía es muy conocida.
y ansí mandó
217. El modo que escogió para ejecutar estas penitencias fue el siguien-
te: Me mandó exclusivamente con este encargo desde casa, donde era
ministro, al colegio, con las instrucciones que había de guardar, escritas
en un papel, conforme a la cuales fueron al refectorio a decir su culpa,
tanto los cuatro que habían ido a recorrer las estaciones como el superin-
tendente, rector, ministro y viceministro; y además todos los responsables
de los oficios por cuyas manos pasaron los alimentos que llevaron fuera;
y cada uno llevaba en su mano el símbolo con que mejor expresaba su
culpa: así, por ejemplo, el refitolero llevaba el pan, el despensero el pes-
cado, otro las nueces, el ropero las servilletas, los superiores otros sím-
bolos de mayor penitencia que no recuerdo. Y después de que por su or-
den dieron una vuelta por el refectorio, recibieron todos juntos una
reprensión en la mesa pequeña. Esta penitencia es un ejemplo de las que
Nuestro Padre acostumbraba a imponer, que eran conforme a la culpa en
la medida de lo posible.
218. Recuerdo otra, que por guardar esta conformidad con la culpa,
agradó mucho al Padre. Predicó una vez en el refectorio un Padre: y en
el sermón dictó reglas al ministro y viceministro, para que desempeña-
ran bien sus oficios. Era hombre de conocida virtud y sencillez, y a la vez
tan inclinado a predicar, que, cuando escribía alguna carta a los superio-
res o a otras personas de la Compañía, ponía siempre como rúbrica:
«Deseoso de predicar».
Durante la comida en que predicó estaba yo comiendo con Nues-
tro Padre; acabada la comida y yendo yo a la cocina, me contaron las re-
glas que había dado y lo demás que había dicho. Al punto le mandé a
decir que me gustaría aprovecharme en mi oficio de ministro del sermón
que había echado; y puesto que no se lo había oído, que lo volviera a
echar en el segundo turno de comida, cosa que hizo él palabra por pala-
bra; y acabada esta segunda vez, se lo mandé volver a repetir una terce-
ra, e igualmente una cuarta y una quinta; lo que hizo él íntegramente sin
perder su entusiasmo y aduciendo las mismas autoridades, como si fuera
la primera vez, y eso que ya no quedaba en el refectorio otro oyente que
377
el Padre don Diego (de quien luego haré mención) , que lo oyó siempre
con mucha atención.
Cuando Nuestro Padre Ignacio se enteró del sermón, siempre que
le iban a decir que se comenzaba otra vez, demostraba recibir con ello
mucho gusto y satisfacción.
219. 3° Hoy veinte y seis, día de 219. 3.° Hoy, 26 de febrero,
carnestolendas, permitió el Padre martes de carnaval, permitió el Pa-

Diego de Eguía. Cf. núm. 221.


160 RECUERDOS IGNACIANOS

que hiciesen muchos juntos disci- dre a muchos juntos tomar disci-
plina en el tinelo por su devoción, plina por devoción en el tinelo, y
y lo querían hacer muchos más. El querían hacerlo muchos más. En
Padre suele ser en esto liberal. esto suele ser el Padre liberal.
220. Hoy se fué micer Andreas, 220. Hoy se fue, consolado y edi-
flamengo, consolado y edificado. ficado, el flamenco micer Andrés.
Este es el sacerdote flamenco del que dije antes que Nuestro Padre
quería que fuese peregrino hasta Loreto; se marchó expulsado, como aquí
378
se dice .
221. Hoy hizo un Padre discipli- 221. Hoy tomó un Padre discipli-
na de tres salmos en una cámara, na en una habitación durante el
estando en la otra tres con la rezo de tres salmos, mientras esta-
puerta abierta que le oían, y di- ban tres en otra con la puerta
cíanle a cada salmo. «Hablar cía- abierta oyéndole, que le decían a
ro y no equivocar en cosas escan- cada salmo. «Hablar claro y no
dolosas». Y la misma penitencia equivocar en cosas escandalosas».
hará otros dos días; y diósela el Y hará la misma penitencia otros
Padre, porque hablaba del con dos días: se la impuso el Padre,
tanto exceso de loor, que escan- porque hablaba de él con alabanzas
dalizaba a algunos que no enten- tan excesivas, que escandalizaba a
379
dían su simplicidad y buen celo , algunos que no conocían su sim-
379
plicidad y buen celo .
Hoy hizo un Padre
380
Era éste el Padre don Diego de Eguía, de quien ya traté antes , a
quien el Padre Fabro llamaba siempre «el santo don Diego». Para que se
entienda mejor la prudencia y candor de este buen viejo, voy a contar
aquí sobre él algunas cosas que todavía recuerdo. Solía decir muchas ve-
ces estas frases: «El que piensa de sí que vale para algo, vale para poco;
el que piensa de sí que vale para mucho, no vale para nada». La poca
confianza que ponía en sus méritos para salvarse y cuánta ponía en los
de la Compañía y orden religiosa en que estaba, la expresaba con esta
comparación: Si dais en pago una única moneda rota o falta de valor co-
rriente, nadie os la aceptará; pero cuando pagáis mil cruzados a un mer-
cader que vende al por mayor, aunque entre ellos haya uno falto del jus-
to valor, aún cuela. Así yo, tan sólo espero pasar gracias a los de la
Compañía.
Tenía especial don de Dios para consolar y retener en la Compa-
ñía a los tentados, aunque fuera acerca de la vocación; y era tan celoso
de esto, que no había nadie tentado en casa, a quien él no acudiese al
punto, sin dejarlo hasta verlo remediado; de modo que era señal de que
378
Cf. núms. 127-129. Ya se dijo en la nota 239 que no es exacto que marchara propia-
mente expulsado.
379
Cf. núm. 162.
380
Ibid.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 161

uno tenía alguna aflicción el ver que don Diego le buscaba y le trataba
mucho. Y cuando los tales le daban cuenta de sus cosas, por más desca-
minadas que fuesen, siempre les respondía: «Bueno va, bueno va eso».
Por ejemplo, si uno le decía: «Padre, de verdad que no puedo soportar
tanta sujeción y mortificación propia», le decía él con mucha eficacia y
buen juicio: «Bueno va por ahí, bueno va eso». «Padre, hoy me he deci-
dido a pedir licencia para marcharme de esta casa; este género de vida
no es para mí», al punto intervenía: «Bueno va eso». Y así en todo lo
demás, buscando siempre la victoria de la tentación y el gran beneficio
que de ella les podía resultar.
222. De este modo condujo y retuvo a muchos; y en especial recuerdo
de un doctor, muy culto y hombre importante, que, sufriendo mucho en
los comienzos de su vida en la Compañía a causa de indisposiciones y
por el trato extraordinario que había dado a su cuerpo en el mundo, sólo
con el trato continuo con el Padre don Diego permaneció en la Compa-
ñía y perseveró y murió en ella con edificación y buen ejemplo.
Con la gente de fuera nunca hablaba más que de Dios y de cosas
espirituales, fuera por caminos, posadas o por cualquier otra parte donde
se hallara, sin valerse de ninguna preparación humana.
223. El Padre Araoz me contó que, viniendo ambos en una ocasión de
381
Roma a España , después de convertir a un soldado que había hallado
en el camino, le dijo que se fuera luego a Roma a hacer los Ejercicios; y
como le respondiera que no tenía dinero para el viaje, le dio para este fin
no sé cuantos escudos. Y dudo si no hizo esto también otras veces; de lo
que sí me acuerdo muy bien es que mandó y trajo a muchos a Ejercicios.
224. 4° Sabiendo N.P. que, es- 244. 4.° Enterado Nuestro Padre
tando un hombre para morir, de que, estando un hombre a pun-
mandó pedir confesor a casa, y to de morir, mandó a pedir un
quando llegó el confesor hallóle ya confesor a casa, y cuando llegó el
muerto, por se haber un poco tar- confesor le encontró ya muerto,
dado, lo sentió el Padre mucho, y por haber tardado un poco, lo sin-
mandó que se hiciese consulta de tió mucho y mandó tener consulta
todos los sacerdotes para se poner de todos los sacerdotes para poner
remedio en esto en lo porvenir, de remedio en esto para el futuro, de
modo que en el mismo punto que modo que fuera inmediatamente el
llegase quien traxese símil recado, confesor, en cuanto llegase alguien
fuese luego el confesor. Y decía el con un aviso semejante. Y decía el
Padre que se consultase si forsan Padre que se consultase si sería
sería buen medio, que, en llegando quizá buen remedio el que, en
a la puerta tal petición, el portero cuanto llegara tal petición a la
tocase la campanilla en tal modo, portería, tocase el portero la cam-
que todos los confesores entendie- panilla de tal manera, que todos los
sen lo que era, y fuesen obligados confesores comprendieran de qué

381
Era en el año 1542.
162 RECUERDOS IGNACIANOS

a acudir a la puerta para ir luego se trataba y estuvieran obligados a


uno dellos. acudir a la portería, para ir ense-
guida uno de ellos.
225. [d.i.] Sobre el negocio de 225. Hablando el Padre los días
382
París , hablando el Padre los pasados, cuando se hablaba del
días pasados, quando se trataba 382
asunto de París , sobre lo mal que
dello, sobre quán mal le parecía le parecía escribir cosas mordien-
escribir cosas que mordiesen, dixo, tes, dijo que muchas veces le ha-
que muchas veces le habían escrito bían escrito a él cosas muy malas
a él grandes males de sí mismo, de sí mismo, aun después de estar
aun después que estaba en su ofi- en su cargo de general, y nunca
cio, y nunca quiso responder ni quiso responder ni devolver mal
tornar mal por mal, pudiéndolo por mal, pudiéndolo muy bien ha-
muy bien hacer, etiam in opere. cer, incluso por obra.

y nunca quiso
De esto todos conocen muchos ejemplos.
226. [d.i.] Hablando de los exer- 226. Hablando de los Ejercicios,
cicios dicía que de los que conocía decía que, de los que conocía en la
en la Compañía, el primer lugar Compañía, el que mejor los daba
en darlos tuvo el P. Fabro, el se- era el Padre Fabro, el segundo
gundo Salmerón, y después ponía Salmerón, y después ponía a Fran-
383
a Francisco de Villanueva y a 383
cisco de Villanueva y a Jeróni-
384
Jerónimo Doménech . Dicía tam- 384
mo Doménech . También decía
385
bién que Estrada daba bien los 385
que Estrada daba bien los Ejer-
de la primera semana. cicios de la primera semana.

382
Cf. núms. 130-132,149.
383
El Hermano Francisco de Villanueva -que con tal adjetivación alcanzó celebridad-
nació en Villanueva de la Serena (Cáceres) en 1509. Enviado a Roma por el párroco de El
Losar, conoció a los jesuítas y practicó los Ejercicios con el Padre Salmerón. Fue admitido
en la Compañía por San Ignacio en 1541, quien desde el primer momento supo descubrir los
tesoros de sensatez y voluntad constante de aquel hombre indocto. Fue el primer rector del
colegio de Alcalá de Henares, a cuya fundación dio comienzo en 1546. Colaboró también en
la fundación de los colegios de Córdoba y Cuenca. Murió en Alcalá el 6-V-1557.
384
Jerónimo Doménech, natural de Valencia, donde era canónigo, entró en la Compañía
en 1540 (cf. Fabri Mon., 441-442), después de haber intimado en Parma con Fabro y Laínez.
Ya desde entonces se destacó en el modo de dar Ejercicios (cf. FN I, 253)). Fue enviado a
estudiar a París, aunque ya era maestro en artes. El día 20-X-1555 hizo en Roma la profesión
solemne de cuatro votos. Fue muchos años provincial de Sicilia. Enviado después a Valen-
cia, su tierra, vivió allí en la casa profesa hasta su muerte, acaecida el 6-II-1593. Una de sus
grandes conquistas con los Ejercicios fue la de Nadal, a quien ganó para la Compañía cuando
se los dio en 1545.
385
Francisco Estrada nació en Dueñas (Patencia) en 1518. Fue admitido en la Compañía
por San Ignacio en 1538, dos años antes de ser confirmada la orden. Fue enviado a París en
1542 y profesó en 1551. Destacó como predicador en Lovaina y en las principales ciudades
de España. Fue provincial de Aragón en 1554-1558. Murió en Toledo el día 26-X-1584. Cf.
FN 1,244-251.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 163

[d.i.] De una cosa me acor­ Me acordaré de las muchas


daré, scilicet, guantas veces he veces que he notado cómo el Padre
notado cómo el Padre en todo su observaba exactamente todas las
modo de proceder observa todas reglas de los Ejercicios en todo su
reglas de los Exercicios exacta­ modo de proceder, de modo que
mente, de modo que parece prime­ parece que primero los ha plantado
ro los haber plantado en su ánima, en su alma, y que ha sacado aque­
y de los actos que tenía en ella, llas reglas de los actos que tenía en
sacadas aquellas reglas; y lo mis­ ella; y lo mismo se puede decir del
386 3 6
mo se puede decir de Jersón ; y Gersoncito * ; y así conversar con
así no parece otra cosa conversar el Padre no parece sino estar le­
con el Padre, sino leer a Juan Jer­ yendo a Juan Gersón, puesto en
són, puesto en execución. Y acor­ ejecución. Y tengo que acordarme
darme he de escribir muchos par­ de escribir muchos detalles, de los
ticulares, de los quales se puede que se puede extraer esta conclu­
sacar este universal. Lo mismo se sión general. Lo mismo se puede
puede decir de las Constituciones, decir de las Constituciones, sobre
máxime del capítulo en que pinta todo del capítulo en que se descri­
387 387
el general , en el qual parece ha­ be al general , en el que parece
berse pintado a sí mismo. haberse descrito a sí mismo.
227. [d.i.] El modo de hablar del 227. El modo de hablar del Padre
Padre es todo de cosas, con muy se centra totalmente en cosas, con
pocas palabras, y sin ninguna re­ muy pocas palabras, y sin ninguna
flexión sobre las cosas, sino con reflexión sobre las cosas, sino li­
símplice narración; y desta mane­ mitándose a su narración; y de esta
ra dexa a los que oyen que ellos manera deja a los que le oyen que
hagan la reflexión, y saquen las ellos hagan la reflexión y saquen
conclusiones de las premisas; y las conclusiones de las premisas; y
con esto persuade mirablemente, convence admirablemente, sin de­
sin mostrar ninguna inclinación a mostrar ninguna inclinación a una
una parte ni a otra, sino simple­ u otra parte, sino sencillamente con
mente narrando. Lo que pone de la narración. Su habilidad está en
artificio es, que los puntos esen­ que aborda todos los puntos esen­
ciales que pueden persuadir, todos ciales que pueden convencer y deja
los toca, y otros que no hacen al de lado los que no hacen al caso,
caso dexa, según parece necesario. según juzgue necesario. Y ha reci­
Y en el modo de conversar ha re- bido tantos dones de Dios en el
cebido tantos dones de Dios, que modo de conversar, que difícil­
difícilmente se pueden escrebir. mente se pueden escribir.

386
El Gersoncito o Imitación de Cristo. Cf. núms. 97-98.
387
Cf. Const. P. IX, c. 2 [723-735]. Lo mismo que Goncalves da Cámara, afirma
Ribadeneira: «Sin pensar en sí [San Ignacio], se dibujó allí al natural y se nos dejó como en
un retrato, perfectísimamente sacado» (cit. J.I. Tellechea, Ignacio de Loyola. Solo y a pie
[Salamanca 1990], 321).
164 RECUERDOS IGNACIANOS

388
228. [d.i.] Pera el negocio de 228. Para el asunto de Polonia ,
388 389
Polonia quería el cardenal Pu- el cardenal dal P o z z o , como
389
teo , como protector de aquel protector de aquel reino, quería dos
reino, dos de la Compañía, y no se de la Compañía, y no se contenta-
contentaba con solo Bobadilla. El ba sólo con Bobadilla. Fue a hablar
Padre le fué a hablar, y le contó el con él el Padre y le contó la histo-
discurso de todo lo que Bobadilla ria de todo lo que Bobadilla había
había hecho hasta agora en el hecho hasta ahora en servicio de la
servicio de la Iglesia, tocando los Iglesia, mencionando los puntos
puntos donde se podía conocer que por los que se podía concluir que
sería muy a propósito él solo bas- él solo sería de sobra suficiente
tante para esta impresa; y por otra para esta empresa; y por otra parte
parte contando todas las necesida- le habló de todas las necesidades
des de la Compañía. Y el cardenal de la Compañía. Y el cardenal dal
Puteo, aunque algo se hizo capaz, Pozzo, aunque algo captó, sin em-
todavía habló después al papa, di- bargo habló después con el papa,
ciéndole que mandase dar dos; diciéndole que ordenase le diera
mas el papa no quiso determinar dos; pero el papa no quiso decidir
nada, sino remitiólo a nuestro Pa- nada, sino que le remitió a Nuestro
dre; y entonces el Padre se deter- Padre; y entonces el Padre se deci-
minó de añadirle otro, y así le dió a añadir otro a Bobadilla, por
390
añadió el P. Baptista Viola , que lo que le añadió al Padre Bautista
390
está en Genova. Viola , que está en Genova.

negocio de Polonia
229. No recuerdo el objetivo que se pretendía con esta embajada; pero
391
de lo que sí me acuerdo es de que al fin no se llevó a efecto .
el discurso
He aquí un ejemplo del modo que Nuestro Padre tenía de contar
las cosas, cuando quería persuadir. Es posible que el cardenal se hubiera
dado menos cuenta de la situación si el Padre, dejando a un lado su sen-

388
El 13-1-1555 fue designado nuncio apostólico ante Segismundo Augusto, rey de
Polonia, el obispo de Verana, Luis Lippomano. Cinco meses más tarde Paulo IV confirmaba
dicha designación.
389
Santiago dal Pozzo (1497-1563), arzobispo de Barí, fue creado cardenal en 1551. Era
cardenal protector del reino de Polonia. Sobre los cardenales protectores de príncipes y na-
ciones, cf. LTK VIH, 814-815.
390
Juan Bautista Viola, nacido en Parma en 1517, se unió a los primeros jesuítas en
Roma en 1539. Trabajó sobre todo en Italia. En la época de que aquí se trata, era superin-
tendente del colegio de Genova y elaboraba un plan de reforma de la Iglesia (cf. Mixtae IV,
593-609).
3 9 1
Por enfermedad de Bobadilla, fue designado Salmerón para acompañar a
Lippomano, esta vez sin el compañero Viola. Salmerón partió de Roma el 26-VII-1555 y
llegó a Varsovia en octubre, desde donde marchó a Vilna, regresando a Roma a finales de
noviembre para informar al papa de la situación. Cf. núms. 406 y 409.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 165

cilla narración, hubiera acudido a encarecer y exagerar las cualidades de


Bobadilla.
de añadirle otro
Me parece que le añadió por compañero al Padre Bautista; porque
el hecho de que el papa se remitiese a él, indicaba tener alguna inclina-
392
ción a ello ; que si el papa no se hubiera inclinado en absoluto, se lo
hubiera negado al cardenal.
230. [d.i.] El año pasado escri- 230. El año pasado escribió Nues-
bió N.P. a España que hubiesen tro Padre a España para que se ob-
cartas del príncipe para el papa tuvieran cartas del príncipe para el
y algunos cardenales sobre el papa y para algunos cardenales en
393 393
colegio de Roma . Llegaron apoyo del colegio de romano ;
aquí en el verano; mas el Padre dichas cartas llegaron aquí en el
guardó la del papa hasta el día verano; pero el Padre guardó la del
que vino la nueva de la redución papa hasta el día que llegó la noti-
de Inglaterra, que fué en De- cia de la reconciliación de Inglate-
394 394
ciembre , y el mismo día, estan- rra, que ocurrió en diciembre , y
do el papa muy alegre y benévo- ese mismo día, estando el papa muy
lo al príncipe, le hizo dar la letra alegre y benévolo con el príncipe,
395 395
por Montesa , que sirve de em- le entregó la carta por Montesa ,
baxador, dándole este aviso; que que hace de embajador, dándole
luego como le hablase, emviase este encargo: que en cuanto le ha-
una cédula al Padre de todo lo blase, enviara un escrito al Padre
favorable que había hallado en con todo lo favorable que hallara en
el papa. Esta cédula envió el el papa. Este escrito lo envió el Pa-
Padre a todos los cardenales que dre a todos los cardenales que ha-
habían de hablar, para que no bían de hablar del tema con el papa,
tuviesen temor de hablalle, vien- para que no tuvieran miedo de ha-
do estaba bien afectado, como lo blarle, sabiendo que estaba en bue-
estaba; y ansí, pasándose en esto na disposición, como en realidad lo
muchos días, con grandes dili- estaba; y así se pasaron muchos
gencias que usó el Padre, a seis días, hasta que después de muchas
del presente Hebrero el papa se diligencias que hizo el Padre, el día
determinó en consistorio de dar seis del presente mes de febrero el
al colegio una reserva de dos mil papa determinó en consistorio dar
ducados de renta, y cada mes 50 al colegio una reserva de 2.000 du-

392
Lo confirma Polanco en carta del 20-11-1555 (Cf. MI, Epist. VJJJ, 454).
3 9 3
El príncipe (futuro Felipe II) se dirigió por carta el día 22-IV-1554 a algunos car-
denales, a su embajador en Roma, a San Ignacio y al mismo papa en apoyo del colegio ro-
mano. Su texto en Mixtae IV, 151-155.
394
La reconciliación de Inglaterra con la Iglesia católica se produjo el día 30-XI-1554,
aunque esta venturosa noticia no se conoció en Roma hasta el día 14-XII.
395
Fernando de Montesa, que sustituía en Roma a Juan Manrique de Lara, embajador
imperial, ocupado entonces con la guerra de Siena. El 16-XJJ-1554, inmediatamente después
de la audiencia con el papa, Montesa escribió brevemente a San Ignacio dándole cuenta de
la acogida favorable del papa.
166 RECUERDOS IGNACIANOS

sobre sus rentas, empezando lue- cados de renta, y 50 más cada mes
396
go agora . de sus propias rentas, empezando
396
ya desde ahora .
del príncipe
231. Se trataba del príncipe Felipe, que ahora es rey de Castilla y en-
tonces gobernaba España, por estar su padre el emperador en Flandes. Se
escribieron las cartas a algunos de nuestros Padres que acá tenían entra-
397
da con él .
Esta cédula envió
No estoy del todo seguro si Nuestro Padre usó aquí de otra dili-
gencia que le vi usar muchas veces en asuntos de este género; y era que,
cuando mandaba mostrar algún escrito como éste a los cardenales o a
otras personas importantes, hacía que llevaran tantas copias cuantos eran
los que interesaba que las vieran, y además de eso el original, que era el
primero que se les mostraba, para que leyéndolo viesen la autoridad que
tenía; y después le dejaba la copia, diciendo: «aquí queda la copia para
memoria y recuerdo de Vuestra Señoría».
232. [d.i.] Después a 15 del mis- 232. Después, el día 15 del mismo
mo, hablando los mismos carde- mes, hablando los mismos carde-
nales que sería bueno dar los 50 nales que estaría bien dar a la casa
escudos por mes de limosna a la de limosna los 50 escudos mensua-
casa por tener tanta necesidad, y les, por tener tanta necesidad, y no
que no fuese renta perpetua, para como renta perpetua, para que la
que la casa la pudiese aceptar, el casa la pudiera aceptar, dijo el
papa dixo: «Yo una vez quiero que papa: «Yo una vez quiero que sean
sean perpetuos. Mas para que la perpetuos. Mas para que la casa se
casa se pueda aprovechar ¿ellos, pueda aprovechar de ellos, se puede
se puede dar un medio, es a saber: dar un medio, es a saber: que la
que la bula se haga al protector de bula se haga al protector de la
la Compañía pro tempore existen- Compañía que haya en cada tiem-
te, y que él los pueda dar al cole- po, y que él los pueda dar al colegio
gio o a la casa, según le parecie- o a la casa, según le pareciere».
re». Sabido esto por N.P., hizo Cuando supo esto Nuestro Padre,
hacer consulta, en la qual se de- mandó reunir la consulta, en la cual,
terminaron ambos por N.P., en tenida en su presencia, Nuestro Pa-
cuya presencia se hizo: el primero, dre decidió dos cosas: lo primero,
que si el papa diera esto de limos- que si el papa daba esto de limosna,
na, en quanto fuera su voluntad, según fuera su voluntad, como ha-
como hacen los cardenales, fuera cen los cardenales, esto sería mejor
mejor para la Compañía. El 2°, para la Compañía; lo segundo, que

396
Al acaecer la muerte de Julio III y de su sucesor Marcelo II, estas mercedes no tu-
vieron efecto alguno.
39
' En especial a los Padres Antonio de Araoz y Francisco de Borja.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 167

que de aquel modo en ningún el modo propuesto por nada del


modo del mundo conviene, y por mundo conviene, y por tanto se
tanto se anexa al colegio in perpe- anexiona al colegio para siempre, y
tuum, y en ningún modo se acepta de ninguna manera se acepta para la
en la casa. casa.

al protector
Aunque el protector que entonces teníamos era el cardenal di Car-
398
pi , de gran virtud y especialmente devoto y amigo de la Compañía, con
todo Nuestro Padre decía muchas veces que la Compañía no necesitaba
399
ni debía tener otro protector más que el mismo papa .

A 27 DEL MISMO Día 27 de Febrero


233. 1 ° Quanto al modanés, 233. 1.° Sobre el aspirante de
compañero del ferrares, que Módena, compañero del de Ferrara,
quiere entrar en la Compañía, y que quiere entrar en la Compañía,
sabe bien latín y es buen escri- que sabe bien latín y es buen escri-
bano, mas tiene falta de oir y en biente, pero tiene defectos de audi-
la voz, N.P. ordena, que al ferra- ción y de voz, Nuestro Padre orde-
res se le propongan sus faltas, y na que se propongan al de Ferrara
después, haciendo del fiel, pón- los defectos de su compañero; y
gase todo en sus manos; y deter- después, haciéndole a él juez, pón-
minando él que se acepte, enton- gase todo en sus manos; si deter-
ces le pueden decir cómo no mina que se acepte, entonces se le
sería bueno para sacerdote, ni puede decir que no sería apto para
para servicios por ser muy flaco, sacerdote ni para servir, por ser
mas que podría ser bueno para muy débil, pero que podría ser apto
tener cargo de escrebir. 3° Pro- para el oficio de escribiente. Ter-
pone el Padre si sería bueno ha- cero, propone el Padre si estaría
blalle él mismo; mas en todo esto bien que él mismo le hablase; pero
se remite. se remite en todo esto a la consulta.
234. 2° Aunque se tomen dine- 234. 2° Comiéncese enseguida la
ros prestados o de compañías, se enfermería de casa y la de la fin-
400
comience luego la enfermería en ca , aunque haya que pedir dine-
400
casa, y la de la viña . Dice el ro prestado a alguien o a compa-
Padre a Polanco que nos echen a ñías. Dice el Padre a Polanco:
los dos en la cárcel. La causa de «Que nos echen a los dos en la
esta prisa es, por lo mucho que cárcel». El motivo de esta prisa es
ha crecido y crece la casa y el lo mucho que, en tan breve tiempo,

398
Cf. nota 44.
399
Después de la muerte del cardenal di Carpi (2-V-1564), el Padre general, Diego
Laínez, pidió al papa que la Compañía no tuviese protector; respondió el papa que él mismo
quería ser el protector de la Compañía. Desde entonces la Compañía no volvió a tener ya más
cardenales protectores.
4 0 0
Cf.núm. 161,3.°.
168 RECUERDOS IGNACIANOS

colegio en tan breve tiempo, y han crecido y crecen la casa y el


por los muchos enfermos que es colegio, y los muchos enfermos
probable que haya, sin haber que es probable haya, sin tener si­
adonde ponellos. Y el Padre con­ tio donde meterlos. Y el Padre
cluye esta plática con decir que concluye este razonamiento di­
Dios ayudará; que confiemos en ciendo que Dios nos ayudará, que
El. confiemos en él.
[d.i.] El Padre, en las em­ En las empresas que toma
presas que toma, muchas veces sobre sí, muchas veces parece que
parece que no usa de ninguna el Padre no tiene ninguna pruden­
prudencia humana, como fué en cia humana, como por ejemplo
hacer aquí este colegio sin tener cuando erigió aquí este colegio sin
ninguna renta para él, y otras co­ tener ninguna renta para él, y otras
sas símiles; mas parece que todo cosas semejantes, sino que parece
lo hace fundado en sola la con­ hacerlo todo fundado únicamente
fianza de Dios. Mas ansí como en en la confianza en Dios. Pero, así
el tomallas parece que va sobre la como, al emprenderlas, parece que
prudencia humana, así en el se- salta por encima de la prudencia
guillas y buscar los medios para humana, para proseguirlas y buscar
llevarlas adelante usa de toda los medios para llevarlas adelante
401
prudencia divina y humana . Pa­ se vale de toda prudencia divina y
rece que qualquiera cosa que em­ 401
humana . Parece que primero tra­
prende, que primo la negocia con ta con Dios cualquier cosa que
Dios; y como nosotros no vemos emprende; y como nosotros no ve­
que lo ha negociado con El, es- mos que lo ha tratado con El, nos
pantámonos de cómo lo emprende. asustamos de cómo puede empren­
Acordarme he de cómo se fundó el derlo. Tengo que acordarme cómo
colegio, etc. se fundó el colegio, etc.
se fundó el colegio
Esto puede verse en la fundación que se hizo del mismo colegio
402
romano .
235. 3 ° El sacerdote milanés, 235. 3.° Vayase con Dios a Lo­
que nunca ha estado quieto, y está reto el sacerdote milanés, que
por último remedio en exercicios nunca ha estado tranquilo y que,
(aunque el Padre había dicho que como último remedio, está ha­
no le aprovecharían), pues que no ciendo Ejercicios (aunque el Pa-

401
Esta misma actitud espiritual, en carta de San Ignacio a Borja de fecha 17-LX-1555
(Cf. MI, Espist. IX, 626-627). Esta sentencia ignaciana suele incluirse entre las más divul­
gadas del santo: «Haec sit prima agendorum regula: sic Deo fide, quasi rerum successus
omnis ab illa, nihil a te penderet; ita tamen iis operam omnem admove, quasi Deus nihil,
omnia tu solus sis facturas». Ribadeneira, que se refiere en diversas obras a dicha actitud
espiritual de San Ignacio, trata el tema en su Vita del santo casi con las mismas palabras del
Memorial (cf. L. V, c. 11).
402
Cf. núms. 230-232.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 169

hay remedio en él, vayase con dre había dicho que no le aprove­
Dios a Loreto. charían).
El sacerdote
Este es el que había venido del colegio de Genova, que se dejó ten­
403
tar contra el corrector, cuando me dio la reprensión que mencioné antes .
236. 4° Juan de Alba, que que­ 236. 4.° A Juan de Alba, que que­
404
ría ir a las estaciones cada día ría ir a las estaciones todos los
404

desta quaresma, el Padre le dio días de esta cuaresma, el Padre le


razones en contrario; porque si dio las razones en contra: que si
fuesen todos, no se podría servir la fuesen todos, no podrían hacerse
casa; ni tanpoco los otros religio­ los servicios de la casa; y que tam­
sos van a ellas. poco van a ellas los otros religiosos.
Juan de Alba
Era éste un joven albanés, Hermano coadjutor, que al principio ac­
tuaba con edificación y a quien Nuestro Padre le daba muestras de amor.
405
A su tiempo contaré lo que después le sucedió .
236b. [d.i.] Suele N.P. a qual- 236b. A cualquiera que pide una
quiera que pide una cosa, si se la cosa, suele Nuestro Padre aquie­
niega, satisfacelle con razones, de tarle con razones, si se la niega, de
modo que él mismo venga a cono­ modo que él mismo llegue a com­
cer que es bien negársela; y si se prender que está bien el negársela;
la concede, mostralle también las y si se la concede, suele exponerle
razones en contrario, para que co­ también las razones en contra, para
nozca la gracia. que reconozca la gracia concedida.
Este era el modo que tenía de actuar con los débiles, con quienes
406
solía usar de más circunspección, como ya se ha contado .
237. 5° El modo de ir a las es­ 237. 5.° El Padre remite a la
taciones, el Padre lo remite a la consulta el modo de ir a las esta­
consulta, tocando que sería bue­ ciones, indicando que sería bueno
no ir cada día tantos, de modo que cada día fuesen tantos, de
que cada semana fuesen todos; y modo que cada semana fuesen to­
así se determinó. A las 7 iglesias dos; y así se decidió. A las siete
podría ir quien nunca hubiese iglesias podría ir una vez quien
ido, si tuviese devoción, una vez. nunca hubiera ido, si tuviese devo­
ción en ir.

403
Cf. núms. 140-141.
4 0 4
Sobre las estaciones cf. núm. 237.
405
Sobre Juan de Alba cf. núms. 332, 341, 386, 388, 393,402.
406
Cf. núm. 102 y siguientes.
170 RECUERDOS IGNACIANOS

las estaciones
En el tiempo de cuaresma hay en Roma estación para cada día con
indulgencia plenaria en una determinada iglesia, repartiéndose todas las
407
iglesias por todos los días ; y la gente de la ciudad las recorre con suma
devoción; y para que los nuestros las pudieran visitar con facilidad, dic-
tó el Padre la norma que aquí digo.
A las siete iglesias
Estas siete iglesias no se visitan con tanta frecuencia, por distar
entre sí una distancia de quince millas, equivaliendo tres millas a una le-
408
gua nuestra .
237b. Nuestro Padre quería an- 237b. Nuestro Padre quería ir a
dar más estaciones, mas no osa más estaciones, pero no se atreve,
por amor de los otros. por caridad con los otros.
quería andar
Iba Nuestro Padre a recorrer las estaciones públicas de Roma
vestido con un traje basto, con medias mangas fuera y ceñido con su
cinturón, sin manteo por encima: y de esta guisa le acompañé yo algu-
nas veces.
238. 6° Los del colegio germáni- 238. 6.° Los del colegio germá-
co, que antes el Padre había de- meo, a quienes antes el Padre ha-
fendido no hablasen con los núes- bía prohibido de modo general ha-
tros in universum, porque había blar con los nuestros, porque había
dos o tres tudescos de los nuestros dos o tres alemanes de los nuestros
un poco tiernos, agora que no hay un poco inmaduros, ya pueden ha-
esta razón, antes ellos se ayudan, blar libremente, e incluso ir a la
pueden hablar libremente, et etiam finca cuando están allí los nues-
ir a la viña quando allá están los tros, puesto que ahora ya no existe
nuestros. aquel motivo, antes por el contra-
rio ellos reciben ayuda.

antes ellos se ayudan


Deseaba mucho Nuestro Padre que estos alemanes fueran de la
Compañía, y por esto intentaba que recibieran ayuda en todo de la con-
versación de los nuestros.
239. En el colegio tudesco se han 239. En el colegio germánico
movido ocho de los más aptos ocho de los mejores se han decidi-

407
El antiguo misal romano indicaba cada día los templos donde se celebraban las es-
taciones cuaresmales. Se empezaba el miércoles de ceniza con la estación de Santa Sabina,
aunque ya en las dominicas de septuagésima, sexagésima y quincuagésima se celebraban
estaciones en San Lorenzo, San Pablo y San Pedro.
4 0 8
Las siete iglesias son: San Pedro, San Pablo, San Sebastián, San Juan de Letrán,
Santa Cruz de Jerusalén, San Lorenzo en el Campo Verano y Santa María la Mayor.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 171
409 409
para la Compañía , y por la difi- do a entrar en la Compañía ; y
cultad que traía este negocio, la debido a la dificultad que entrañaba
cosa se ha consultado muchos este asunto, se ha consultado sobre
días, proponiendo los Padres mu- ello muchos días, proponiendo los
chos medios, sin que el Padre res- Padres muchos medios, sin que el
pondiese sino esta palabra: «Hay Padre respondiese otra cosa que
dificultad.» Y en este tiempo esto: «Hay dificultad». Y en este
acaesció moverse el papa para tiempo sucedió que el papa se de-
dotar el colegio, y tocar que, pues cidió a dotar al colegio [romano] y
la Compañía no quería tomar a proponer que, pues la Compañía
obispados, sería bueno hacer un no quería aceptar obispados, sería
colegio, junto al nuestro, de man- bueno hacer junto al nuestro otro
cebos gobernados por la Compa- colegio de jóvenes dirigidos por la
ñía para que tuviesen cargo de Compañía, para que luego se dedi-
ánimas. Y con esto el Padre se de- quen a la cura de almas. Por eso el
terminó de no recebir los germá- Padre se decidió a no recibir juntos
nicos juntos, sino uno de mes a a los alemanes, sino a uno cada
mes, por no hacer rumor; porque mes, para no hacer ruido; pues de
desta manera no lo sabría el papa esta manera no lo sabrían ni el papa
ni los cardenales. ni los cardenales.

Hay dificultad
La dificultad que Nuestro Padre encontraba era que pudiera pare-
cer al papa que la Compañía le frustraba el fin (pues él intentaba hacer
aquel colegio para que de él salieran alemanes, criados con la leche de la
Compañía, que pudieran servir a las iglesias particulares de Alemania,
como prioratos, vicarías, etc.); y que por nuestro propio interés preten-
díamos tener en él un seminario de nuestro colegio, pues recibíamos tan-
tos juntos.
hacer un colegio
Dio Nuestro Señor al papa Julio III al fin de su vida tanto conoci-
miento de la Compañía, que, además del colegio germánico, quería ha-
cer otro de todas las naciones, en que vivieran bajo la obediencia de los
nuestros personas que con esta educación pudieran posteriormente servir
bien a la Iglesia umversalmente; pero con su muerte esto no se llevó a
efecto.
240. [d.i.] Acordarme he de sa- 240. Tengo que acordarme de
ber distintamente de las persecu- conseguir información detallada
ciones, que me contó Frusio ha- sobre las persecuciones que me
ber tenido la Compañía. Pri- contó Frusio había padecido la
mero: De la de Mathía de las Compañía: primero, la de Matías el
4 0 9
Ocho fueron, en efecto, los colegiales del colegio germánico que entraron en la
Compañía en vida de San Ignacio: además de los tres ya nombrados (cf. núm. 85), Yodoco
Carcinaeus, Juan Zimmer, Dionisio Feyrabent (enviados a Ingolstadt en junio de 1556),
Jorge Bogatez y Juan Seidl.
172 RECUERDOS IGNACIANOS

410 410
Postas . 2° De quando decían de correos ; segundo, cuando de-
que revelábamos las confesio- cían que revelábamos las confesio-
411 411
nes . 3° De Laynez en Par- n e s ; tercero, lo de Laínez en
412 412
ma . 4° De Juan de Mercato Parma ; cuarto, lo de Juan de
413 413
contra el Padre . Mercato contra el Padre .
241. A veinte y dos del presente 241. El día 22 del presente mes
mandó el Padre que se pusiese mandó el Padre añadir una regla a
una regla en el oficio del minis- las del oficio del ministro, de que
tro, que donde hubiere dos le- donde haya dos camas, se coloque
chos, siempre esté una estera en siempre un biombo en medio, para
medio, que no se vea uno a otro; que no se vean uno a otro; y dio a
y dio a uno cuidado que lo visi- uno el cometido de visitar las ha-
tase; y si no fuese de allí a tres bitaciones y de imponer una peni-
días hecho en toda la casa, que tencia al ministro, si de allí a tres
diese una penitencia al ministro. días no se había hecho eso en toda
la casa.
A ULTIMO DE HEBRERO Día 28 de Febrero
242. 1° Porque el Padre vio los 242. 1.° Viendo el Padre la ropa
paños de casa puestos en un lu- de casa en un lugar donde había
gar, donde había defendido que prohibido tenderla, mandó al Padre
no se pusiesen, mandó al ministro ministro que la quitase él mismo
que los llevase él; y el lavandero, de allí y al lavandero, que tenía
cuyo era el oficio, le diese un ca- aquel cargo, que le diese una re-
414
pelo en tabla picola , explican- prensión en la mesa pequeña , 414

do la causa del capelo, porque el explicando el motivo de la misma,


ministro no le había dado a él es decir, porque el ministro no le
penitencia. había impuesto penitencia a él.
4 1 0
Matías Gerardo de San Casiano, maestre de los correos pontificios, se irritó contra
San Ignacio, por haber éste acogido en la casa de Santa Marta a una amante, llegando a
apedrear la casa de noche y a propalar obscenas calumnias contra el santo y los suyos. San
Ignacio acudió al papa y exigió un proceso canónico en forma, que, lógicamente, condenó
a Matías Gerardo. Restablecida la verdad, Ignacio intercedió para ahorrar el castigo al cul-
pable. Los autos de este proceso en MI, Script. 1,659-666.
411
Esta falsa acusación la propaló Juan de Mercato, del que se habla enseguida.
4 , 2
Cuando el año 1540 Laínez predicaba en Parma, fue perseguido por un fraile car-
melita, a quien había refutado sus falsas interpretaciones de San Pablo. El carmelita se
querelló ante el vicario, quien, después de oir a ambas partes, se puso de parte de Laínez.
También entonces encontraron oposición Laínez y Fabro por haber promovido en la ciudad
la comunión frecuente.
4 1 3
Juan de Torano, rector de la iglesia de San Juan de Mercato, a quien San Ignacio
confió la casa de los catecúmenos (judíos) bajo la protección del cardenal Cervini, cobró una
gran ojeriza contra el santo porque el vicario consultaba con éste los asuntos más delicados
de la casa; empezó a infamar por doquier a Ignacio y los suyos con graves acusaciones,
desde que eran herejes hasta que violaban el secreto de confesión. Después de averiguarse
los hechos, el calumniador fue condenado a cárcel perpetua, conmutada después por el
destierro de Roma.
4 1 4
La mesa pequeña (picola en italiano) era una mesita colocada en medio del
refectorio, donde comían aquellos a los que se les imponía esta penitencia.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 173

puestos en un lugar
La ropa de casa estaba tendida para secarse en un lugar en que
Nuestro Padre me había avisado que no se pusiera; y porque yo no había
hecho más que avisar al lavandera, sin imponerle penitencia por ello, or-
denó el Padre, cuando la vio allí, que el mismo lavandera me diera esta
reprensión.
243. Dos días de antes , y an- 243. Anteayer Polanco, que hace
415

teayer el Polanco, que tiene las las veces de Nuestro Padre, y el


veces de N.P., y el ministro con Padre ministro con otros sacerdo-
415
otros sacerdotes, tuvieron capelo tes, y dos días antes [el rector] ,
en tabla picola, ordenándolo el recibieron reprensión en la mesa
coco, porque yendo a comer con pequeña, por orden del cocinero,
los colegiales no le haber avisa- porque no le avisaron de haber ido
do. a comer con los colegiales.

ordenándolo el coco
Lo ordenó porque le encargó Nuestro Padre que él mismo nos hi-
ciese dar la reprensión e informase al corrector sobre el modo que había
de guardar y de lo que había de decir.
244. 2° El Padre mandó que se 244. 2° El Padre mandó que se
llevase de casa los Savonarolas llevaran de casa los libros de
que habían traído los novicios; no Savonarola que habían traído los
porque sea malo el autor, sino por novicios; no porque sea malo el
ser cosa en que se pone duda, se- autor, sino porque, según me dijo
416 416
gún me dixo Polanco . Polanco, hay cosas dudosas .
Savonarolas
Se trataba de unos libros de cosas epirituales, compuesto[s] por fray
[Jerónimo] Savonarola, que después prohibió Paulo IV. Y recuerdo que
417
se examinaron en nuestra casa y que parte de este trabajo me tocó a mí .
245. Quando el Padre en su 245. Al principio, cuando el Padre
principio estuvo en Alcalá, mu- estuvo en Alcalá, muchos le acon-
chos le persuadían, y aun su con- sejaban, e incluso su confesor, leer
fesor, que leyese el Encheridion el Enchiridion [militis christiani]
de Erasmo; mas oyendo decir que de Erasmo; pero él, oyendo decir

4 , 5
Expresión oscura; quizá omite alguna palabra el manuscrito: ¿el Rector?
416
San Ignacio ya había prohibido a sus subditos la lectura de las obras de Savonarola,
al menos desde el año 1550; incluso en 1553 mandó quemar los libros de Savonarola que se
hallaban en casa (Cf. Chron. UJ, 24). Tal actitud contraria a este autor la mantendrá hasta su
muerte.
4 , 7
El examen de las obras de Savonarola no se llevó a cabo en vida de San Ignacio, sino
en 1558-1559 en tiempo de Laínez, cuando Goncalves da Cámara fue por segunda vez a
Roma (cf. notas 84 y 117); en este examen participaron también otros religiosos, sobre todo
el dominico Ghislieri, futuro Pío V. Paulo IV no incluyó en el índice de libros prohibidos
todas las obras espirituales de Savonarola, sino algunas solamente.
174 RECUERDOS IGNACIANOS

había diferencias y dudas sobre el que existían discusiones y dudas


autor, nunca lo quiso leer, dicien- sobre el autor, no quiso leerlo
do que hartos libros había buenos nunca, porque decía que existían
4 8
de que no había duda ' . libros buenos de sobra sobre los
418

3° El dálmata, que pide ser que no había duda ninguna .


recebido, se reciba, y Joseph se 3.° Recíbase al dálmata que
reciba a prueba por un mes. pide ser recibido en la Compañía,
y a José recíbaselo a modo de
245b. A la regla de no ir a esta- prueba por un mes.
ción, sin pedir licencia el día de 245b. A la regla de no ir a una
antes, se añada que lo mismo se estación, sin pedir permiso el día
entienda en el ir a espacio. anterior, añádase que lo mismo ha
Acordarme he de la particu- de entenderse de no ir de paseo.
lar causa porque el Padre hizo Tengo que acordarme del
esta regla. motivo concreto por el que el Pa-
dre estableció esta regla.
de la particular causa
La causa fue porque quería Nuestro Padre que en nada procediéra-
mos a la ligera y sólo por nuestro apetito. Y así, quien un día antes pedía
licencia para ir a las estaciones o para hacer ejercicio físico, era claro que
419
se movía por la razón o por necesidad .

PRIMERO DE MARCO Día 1 de Marzo


246. 1° El Padre ordenó por re- 246. 1.° El Padre mandó por regla
gla, que, sin especial licencia, nin- que, sin permiso especial, nadie de
guno de la casa fuese a comer a la casa vaya a comer a ninguno de
ninguno de los colegios, para que los dos colegios, para que sus rec-
puedan más limpiamente los rec- tores puedan jurar con más verdad
tores dellos jurar que la casa no se que la casa no se ha aprovechado
ha aprovechado de ninguno de- 420
de ellos . Preguntando yo al Pa-
420
llos . Cosas prestadas por algún dre sobre los préstamos, me res-
tiempo, preguntándolo yo al Pa- pondió que podrían llevarse cosas
dre, dixo que se podrían tomar de prestadas de una casa a otra por
una parte a otra; mas que en la algún tiempo; pero que esto no se
regla no se ponga esto. ponga en la regla.
Acordarme he de quán ri- Tengo que acordarme de lo
guroso es el Padre en no dexar riguroso que es el Padre en no

418
Cf. núm. 98.
419
Este comentario se halla tachado en el manuscrito. En él se advierte el espíritu que
guía la octava regla «para ordenarse en el comer»: Exerc. [217].
420
Las Constituciones de la Compañía prohibían a las casas profesas recibir ayuda de
las rentas de los colegios. Cf. Examen c. 1,4 [5]; Const. P. IV, c. 2, 5 F [326 y 330]; P. IV,
c. 10,1 [419]; P. VI, c. 2, 3 D [557 y 559]; P. IX, c. 3,18 [763]; P. X, 4 y 5 [815-816]. Véa-
se también núm. 138.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 175

recebir cosa ninguna, que se dé a permitir que se reciba cosa ningu-


ningún particular; como lo fué en na de lo que se dé a algún particu-
421
los macapanes para Mario , que lar; como ocurrió con los mazapa-
421
omnino no se tomaron, y en el nes para M a r i o , que no se
ciervo que mandó el cardenal de aceptaron de ninguna manera, o
422
Monte Pulchano , que no se con el ciervo que mandó el carde-
422
tomó sino para la casa. nal de Monte Pulciano , que tan
sólo se aceptó si era para la casa.
[d.i.] Acordarme he del ri- Tengo que acordarme de lo
gor que usa en no dexar recebir riguroso que es en no permitir que
presentes, como fué con Don Cris- se reciban regalos, como ocurrió
423
423
tóval , siendo huésped, y man- con don Cristóbal , a pesar de ser
dándoselo su tío el cardenal de la huésped y enviárselo su tío el car-
424
424
Cueva . ítem, del presente que denal de la Cueva . Igualmente,
embió el colegio de Palermo para con el regalo que envió el colegio
nuestra casa, que el Padre se de- de Palermo para nuestra casa, que
terminó que lo recibiese el colegio el Padre decidió que lo recibiera el
y no la casa. colegio y no la casa.
el colegio de Palermo
Enviaron los nuestros de Palermo a nuestra casa de Roma un buen
regalo de frutas y productos de la tierra. No quiso el Padre que se reci-
biera y gastara, a no ser en el colegio; y porque no quería que las casas
se aprovecharan en nada de los colegios, si no fuese por vía de présta-
mo, como queda dicho.
247. 2° Dixo el Padre hoy: Ago- 247. 2° Hoy dijo el Padre: «Ago-
ra podremos decir a Polanco que ra podremos decir a Polanco que
tenga mayor esperanqa de la que tenga mayor esperanza de la que
425
tenía anteayer . 425
tenía anteayer» .
Hoy han venido letras al P. Y es que hoy han llegado
Polanco, cómo tenía en Florencia cartas al Padre Polanco, con la noti-
250 escudos a su requisición de cia de que tenía en Florencia 250
parte donde poco los esperaba escudos a su disposición, proceden-
por agora; y él con gran fe, por tes de donde menos podía esperar-
las palabras del Padre, era de los por ahora; y él con una gran fe,
parecer que se comenqase luego debido a las palabras del Padre, era
la casa para los enfermos en la del parecer que se iniciase cuanto
viña, y la enfermería aquí, ultra antes la construcción de la casa para
421
Mario Beringucci, novicio de Siena. Cf. núm. 65.
422
Juan Ricci de Monte Pulciano, creado cardenal por Julio UJ el día 20-XI-1551. Murió
eldía3-V-1574.
4 2 3
Cristóbal de Mendoza. Cf. núms. 15 y 193. Lo aquí narrado pudo suceder entre junio
y octubre de 1554, es decir entre su venida de España a Roma y su marcha hacia La Goleta,
a donde fue destinado.
424
Cf. núm. 15.
425
Cf. núm. 234.
176 RECUERDOS IGNACIANOS

la obra de la solana, y de la los enfermos en la finca y de la en-


iglesia, y del huerto, y de la viña, fermería aquí, además de la obra de
que ya se hacen; y ultra de ser en la solana, de la iglesia, de la huerta
Roma cerca de ciento y 60 de la y de la finca, que ya están en curso;
Compañía, y valiendo el pan a 7 y eso que hay en Roma 160 de la
426 427
ó 8 escudos el ruxo , y la bota Compañía, y el pan vale a 7 u 8 es-
426 421
del vino 15 ó 16; y los dineros cudos el ruggio , y el botte de
que hay agora en casa son 25 vino a 15 ó 16, habiendo ahora en
escudos para todo esto; y hay casa para todos estos gastos 25 es-
428 428
muchas deudas . cudos, con muchas deudas .
[d.i.] Acordarme he de mu- Tengo que acordarme de
chas otras veces que, estando en otras muchas veces que, estando en
semejantes aprietos, y teniendo similares apuros, con gran fe y
nuestro P. grande fe y alegría, alegría de Nuestro Padre, Dios nos
Dios ha socorrido; como del pani- ha socorrido; como lo del pañuelo
zuelo, que dio un hombre al com- que un hombre dio al compra-
429
prador , que traía 100 escudos, y 429
dor , que contenía 100 escudos,
el Padre los mandó tener algunos que el Padre mandó guardar algu-
días, dudando si eran escudos ver- nos días, porque dudaba si eran
430
daderos . Iten, de quando el P. 430
verdaderos . O como lo del Padre
Polanco, yendo para tomar dine- Polanco, que, al ir a sacar dinero a
ros a interese, halló uno en la ca- interés, encontró a un hombre en la
lle, que le ofreció una gran suma calle que le ofreció una gran canti-
dellos para que se los guardase, dad para que se lo guardase, etc.
etc. El P. Polanco en estas cosas En estas cosas del gasto el Padre
siempre se tiene atrás del despen- Polanco siempre se echa para atrás,
der, por ver la dificultad que hay; porque ve la dificultad que hay;
y con esto, como el Padre se de- pero cuando el Padre toma una de-
termina en que se haga una cosa, terminación de hacer una cosa, re-
cobra tanta fe, como si tuviese con cobra tanta fe, como si tuviera con
que lo hacer presente; y así suele qué realizarla; y entonces suele
decir: «el Padre lo ha dicho que se decir: «el Padre lo ha dicho que se
haga; Dios dará el con qué». haga; Dios dará el con qué».
248. [d.i.] Este Henero pasado, 248. Este enero pasado, el Padre
porque un Padre de los principa- dio una gran reprensión y mandó
les, que era procurador de la tomar disciplina durante el rezo de
431
casa , dixo fuera de casa, de un tres salmos a un Padre de los prin-
4 2 6
Medida equivalente a 294,46 litros.
427
Medida equivalente a 960 litros (16 barriles).
428
Cf. la parte final del núm. 263.
4 2 9
Juan de la Cruz, a decir de Ribadeneira «hermano lego y hombre sencillísimo y de-
voto» (Vita, L. V, c. 9). El caso aquí narrado sucedió, según Polanco, en 1549.
4 3 0
Ribadeneira afirma que eran verdaderos (Cf. FN II, 369).
431
Se trata probablemente de Polanco, a quien convienen mejor las palabras «un Padre
de los principales» y quien ejercía tal oficio, como vemos en los núms. 161 y 247; pudo su-
ceder también a Cogordan (cf. nota 348) cuando éste, en 1554, fue enviado a la Provenza;
por su parte el 6-111-1555 fue nombrado administrador de la casa el Padre Bautista Pezzana.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 177

enfermo, que decía con la fiebre cipales, que era administrador de la


desvarios, el Padre le dio un 431
casa , porque habló de un enfer-
grande capelo, y le hizo hacer dis- mo fuera de casa y dijo de él que
ciplina con tres salmos. desvariaba con la fiebre.
un enfermo
El enfermo era persona conocida; pero tal, que al poco tiempo lo
expulsó Nuestro Padre de la Compañía.
249. [d.i.] Nuestro Padre por 249. Nuestro Padre quiere, por
una parte quiere que los que es- una parte, que los que estén some-
tán a obediencia que no tengan tidos a la obediencia no tengan
ningún cuidado de sí en ninguna ningún cuidado de sí en nada, sino
cosa, sino todo lo dexen en el que todo lo dejen en manos del
superior; y el Padre tiene tanto superior; y él, por otra, tiene tanto
cuidado dellos, máxime del punto cuidado de ellos, sobre todo en lo
de la reputación y crédito, que que concierne a la reputación y es-
largamente se pueden ellos des- tima, que ellos pueden descuidarse
cuidar. Y este crédito no sólo lo totalmente. Y esta estima no sólo
procura el Padre con los de fue- la procura el Padre con los de fue-
ra, sino etiam con los de casa, ra, sino también con los de casa, de
de modo que siempre ha de decir modo que siempre tiene que hablar
bien de todos; y nunca descubre bien de todos; y nunca descubre un
vicio de ninguno, sino quando, defecto de nadie, a no ser cuando
para consultar alguna cosa, es es necesario, para consultar alguna
menester; y si uno basta para la cosa; y si para la consulta basta
consulta, nunca lo dirá a dos; y uno, nunca lo dirá a dos; y si bas-
si dos, nunca a tres. tan dos, nunca a tres.
Una cosa acerca desto se Sobre esto se puede resaltar
puede notar en el Padre: que, aun una cosa en el Padre: que, aun en
en estas consultas, lo que hace es estas consultas, lo que hace es li-
solamente contar la culpa símpli- mitarse a contar solamente la sim-
ce, sin condenar ni hablar de quán ple culpa, sin condenar ni hablar
malo es aquel. sobre lo malo que es el responsable.
250. [d.i.] En los capelos el Pa- 250. En las reprensiones se ve
dre claramente se vee que induit claramente que el Padre se reviste
personam, quam vult, aut ut iu- de la personalidad que quiere,
dex severam, aut ut pater benig- mostrándose severo como juez o
nam. benigno como padre.
Acordarme he de algunos Tengo que acordarme de al-
particulares, con el P. Polanco y gunos casos concretos, haciendo de
con el P. Nadal haciendo del se- severo con el Padre Polanco y con
vero; y con otros más flacos, más el Padre Nadal ; y actuando más
blandamente; y especialmente me blandamente con otros más débiles;
acordaré de quando llamó a mi- y me acordaré especialmente de
cer Andrea Frusio para darle un cuando llamó a micer Andrés Fru-
178 RECUERDOS IGNACIANOS

capelo; y estando antes en con- sio para darle una reprensión, que,
versación familiar y alegre, en- estando antes en una conversación
trado que fué Frusio, se puso con familiar y alegre, en cuanto entró
toda autoridad, etc.; y en la Frusio, adoptó una pose totalmente
muestra se mostró airado y autoritaria, etc. y aparentemente se
enoxado contra su culpa (la qual mostró airado y enojado con su
era no haber dado cuenta al li- culpa (que era no haber dado cuenta
432 432
cenciado Madrid del buen su- al licenciado Madrid del buen
ceso de un negocio del colegio resultado de un asunto del colegio
germánico, habiéndosela antes germánico, siendo así que antes sí
dado por comisión del Padre del se la había dado, por encargo del
trabajo en que estaba). Y así el Padre, del apuro en que se hallaba).
bendito Frusio siempre estuvo Y así el bendito Frusio estuvo todo
con la berreta en la mano; y a la el rato que duró la reprimenda con
fin se fué a buscar al licenciado, el bonete en la mano; y al fin fue a
y, hallándole adonde se hacía la buscar al licenciado y, cuando le
obra, se tendió por el suelo a be- encontró donde se hacía la obra, se
salle los pies, porque ésta había echó en el suelo para besarle los
sido una parte de la penitencia pies, porque ésta había sido una
(ultra de comer tantos días en su parte de la penitencia (además de
colegio en tabla picola, y otras comer tantos días en su colegio en
que no me acuerdo, etc.); con la la mesa pequeña y otras que no re-
qual el licenciado, por ser nuevo, cuerdo, etc.); el licenciado quedó
quedó muy espantado, y dixo que con aquello muy asombrado, por
nunca se había podido defender ser nuevo, y dijo que no había po-
del, que no le besase los pies, por dido impedir que le besara los pies
entre todas aquellas cosas de la entre todos aquellos materiales de
obra. la obra.

a micer Andrea Frusio


433
251. El Padre Frusio era rector del colegio germánico . Nuestro Padre
ordenó que los alemanes hablaran de ordinario italiano en el colegio y no
su idioma nativo, así para que se acomodaran en todo a las costumbres y
usos de la Iglesia Romana (a la que deseaba verlos sumamente aficiona-
dos), como para que los que estaban al frente de ellos entendieran sus
conversaciones. Ellos se amotinaron por esta medida, hasta el punto de
que, formando todos una pina, llegaron a decir que por eso se querían
salir del colegio. El rector vino al punto a dar cuenta de la situación a
Nuestro Padre, quien, después de la sobremesa, al tratar con los Padres y
proponer los medios que se habían de poner en práctica en este asunto,
lo confió en lo que después pudiera suceder al Padre Madrid, que estaba
presente; y le constituyó a este respecto [superior] del Padre Frusio, tan
antiguo y de tanta confianza y crédito ante Nuestro Padre, a pesar de ser

Cf. nota 59.


Cf. nota 77.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 179

el Padre Madrid novicio de pocos días (si bien hacía años que, estando
todavía fuera, era muy familiar en casa y una especie de consultor del
Padre Ignacio en las cosas de la Compañía).
Apaciguado de ahí a algunos días todo aquel alboroto, se descuidó
el Padre Frusio en venir a dar cuenta a Madrid de lo que había pasado y
del buen fin que había tenido todo. Y estando yo contándole el caso al
Padre, cuando supo esto, le mandó a llamar enseguida; y mientras él ve-
nía, se quedó riendo conmigo y dijo: «Vos, Padre ministro, ¿pensáis que
yo no sé dar reprensiones? Pues ahora lo veréis». Y como entrara en ese
mismo momento en la habitación el Padre Frusio, cambiando el sem-
blante, adoptó un ademán tan severo para darle la reprensión que aquí se
cuenta, que ciertamente quedé asombrado.

con la berreta
Quería Nuestro Padre - y así lo había ordenado- que los que habla-
ran con él, después de quitarse el bonete al comenzar la charla, se cu-
brieran luego y permanecieran cubiertos hasta la despedida. En cuanto a
él, no me acuerdo bien, pero me parece que no solía quitarse el bonete
cuando los de casa se descubrían al llegar junto a él. Sin embargo, con
todos los demás superiores, como son rector, ministro y viceministro,
mandaba que los subditos tuvieran tanto respeto, que no se cubriesen
hasta que ellos no se lo mandasen. Recuerdo que, cuando yo era minis-
tro, entrando una vez acompañado del viceministro, que era el Padre
Loarte, en la habitación del Padre Laínez, éste se levantó y estuvo des-
cubierto un buen rato, sin que yo me diera cuenta, hasta que le mandé
434
que se cubriera, porque le dijo el Padre Loarte : «Ya puede Vuestra
Reverencia pudrirse, que el Padre ministro no le ha de mandar que se
435
cubra, porque no le ve» .

en su colegio
Comía en la mesa pequeña en el mismo colegio germánico, donde
era rector, delante de los colegiales.
A 2 DE MARCO Día 2 de Marzo
436 436
252. 1 ° Lanciloto de 17, y 252. 1.° A Lancilotto , de 17
437 437
Juan francés de 19 años, que años, y al francés Juan , de 19,
piden ayunar toda la quaresma, que piden ayunar toda la cuaresma,
se les concede la primera sema- se les concede la primera semana,
na, con tanto que avisen cómo se con tal de que avisen cómo se en-
hallan; y de ahí adelante, ultra cuentran; y de ahí adelante, si se
de los 3 días, si se hallaren para encuentran con fuerzas para ayunar
4 3 4
Sobre el Padre Gaspar Loarte cf. núms. 294-296.
435
En el núm. 55 habla el Padre Goncalves da Cámara de su falta de vista. En el caso
presente podía tratarse de este defecto o simplemente de una inadvertencia.
436
Cf. núms. 75-76, 81 y 262.
437
No ha podido identificarse.
180 RECUERDOS 1GNACIANOS

ayunar, pidan licencia, diciendo- más de tres días, pidan permiso,


seles que N.P. querría que todos diciéndoles que Nuestro Padre
ayunasen, si fuese posible, mas querría que todos ayunaran, si fue-
no ultra de lo que pudiesen sus ra posible, pero no más de lo que
438 438
fuercas . permiten las fuerzas .
El Padre ha pocos años que, Hace pocos años el Padre
aunque estaba muy enfermo, ayu- ayunaba toda la cuaresma, aunque
naba toda la quaresma. estaba muy enfermo.
253. 2° Quanto en el pedir li- 253. 2° Al Padre le parece bien
mosna, al Padre le parece bien que se pida limosna por prueba, y
por probación, y también al prin- al principio de la Compañía tam-
cipio para se saber que éramos bién le parecía bien, para que se
pobres, mas no por mendicar; supiese que éramos pobres, pero
antes le parece que este modo de no simplemente por mendigar; al
sustentarse no es bueno para la contrario, cree que este modo de
Compañía; y hase introducido en sustentarse no es bueno para la
Roma por flaqueza y importuna- Compañía; y se ha introducido en
ción de los procuradores. Quitar- Roma por debilidad e insistencia
lo ha el Padre lo más presto que de los administradores. El Padre
pudiere; y quiere que cada mes tiene intención de quitarlo lo más
se lo acuerde. Entre tanto que pronto que pueda; y quiere que se
van, no vaya ninguno de los que lo recuerde cada mes. Y mientras
pueden tener peligro. Y esto me sigan yendo a mendigar, que no
dixo el Padre habrá quasi un vaya ninguno de los que puedan
mes. tener peligro. Esto me lo dijo el
Padre hará casi un mes.

que este modo


El modo era el que usan ordinariamente los frailes de San Francis-
co, íbamos con nuestro saco a cuestas por las calles de Roma, llamando
a las puertas y diciendo en cada una con voz tan alta que pudiera oirse
en toda una casa de tres o cuatro pisos: «Dadme una limosna, por amor
439
de Dios, para la Compañía de Jesús» . Recuerdo que algunas veces fui
yo de esta manera. El modo que el Padre aprobaba como propio nuestro
440
es el que ahora se usa en San Roque y en las demás casas de la Com-
pañía.

tener peligro
Me hizo esta advertencia con ocasión del joven de Siena, que,
441
como queda dicho, fue tentado yendo a pedir limosna .

438
Cf. núm. 212.
439
Existe una instrucción sobre este asunto del mes de noviembre de 1554 (MI, Epist.
XII, 656-657).
4 4 0
La casa profesa de Lisboa. Cf. núm. 45.
441
Cf. núms. 43-45.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 181

254. 3° Los exercicios son me- 254. 3.° Los Ejercicios son mejo-
jores para quien no está determi- res para quien no ha escogido aún
nado en el estado de vida, porque el estado de vida, porque entonces
entonces hay más variedad de hay más diversidad de mociones
espíritus; y también quando al- espirituales; y también para quien
guno se viene a tentar y está se encuentra tentado y atribulado,
atribulado, por la misma razón. por la misma razón. La costumbre
El modo que se tiene en España que hay en España de dar los Ejer-
de darlos al principio, in genere cicios al principio [del noviciado]
es bueno. en general es buena.
[d.i.] Acordarme he de lo Tengo que acordarme de lo
que el Padre me dixo un día, que que el Padre me dijo un día: que
ninguno querría que fuese al cole- no quería que nadie fuera al cole-
gio sin haber primero hecho los gio sin haber hecho primero los
exercicios, a lo menos los de la Ejercicios, al menos los de la pri-
primera semana, con los modos de mera semana, con los modos de
orar; y acordarme he también de orar; y tengo que acordarme tam-
preguntar al Padre del dar exerci- bién de preguntar al Padre lo que
cios, lo que le parece resoluta- piensa claramente sobre la manera
mente. de dar Ejercicios.
255. El Enero pasado, hablando 255. Hablando el Padre Nadal a
el P. Nadal a nuestro P. sobre el Nuestro Padre en enero pasado so-
hacer votos, el Padre dixo, que bre la emisión de los votos, el Pa-
nunca le había placido antes de dre dijo que nunca le había gusta-
los dos años inducir a los novicios do inducir a los novicios a que los
que los hiciesen. hicieran antes de los dos años.
256. A 22 del Noviembre pasa- 256. Hablando el Padre Nadal a
442
do , hablando el P. Nadal a Nuestro Padre el 22 de noviembre
442

nuestro P. de la hora y media de pasado sobre la hora y media de


oración, que había dexado en Es- oración, que había establecido en
paña, el Padre dixo, que nunca le España, dijo el Padre que nunca le
mudarían de bastar una hora a los harían cambiar la opinión de que a
estudiantes, presupuesta la morti- los estudiantes les basta una hora,
ficación y abnegación, la qual hace presupuesta la mortificación y ab-
que fácilmente en un quarto de negación, que logran que uno fá-
hora haga más oración, que otro cilmente haga más oración en un
no mortificado en dos horas; y que cuarto de hora, que otro no morti-
con esto, quando se viese uno muy ficado en dos horas; pero que
tribulado y con mayores necesida- cuando se vea a uno muy atribula-
des, se le podía conceder más ora- do y con mayor necesidad, puede
ción. concedérsele más oración.
Al otro día hablándome el Al día siguiente, hablándome
Padre de lo mismo, me dicía que el Padre de lo mismo y contándo-

442
Cf. núm. 196 (y 195).
182 RECUERDOS IGNACIANOS

ningún hierro le parecía poder me las prolongadas oraciones que


haber mayor en las cosas espiri- había hecho, me decía que, a su
tuales, que querer gobernar a los juicio, no podía haber mayor error
otros por sí mismo, hablándome de en las cosas espirituales, que que-
quán largas oraciones había teni- rer dirigir a los otros según uno
do: y después me añadió, que de mismo; y después me añadió, que
100 hombres que se diesen a lar- de 100 que se entreguen a largas
gas oraciones y largas penitencias, oraciones y penitencias, la mayor
los más dellos venían ordinaria- parte caerán ordinariamente en
mente a grandes inconvenientes; grandes inconvenientes; se refería
máxime, tocaba el Padre, de dure- sobre todo el Padre a la dureza de
za de entendimiento; y así el Pa- juicio; por eso el Padre ponía
dre, todo el fundamento ponía en como fundamento de todo la mor-
la mortificación y abnegación de tificación y abnegación de volun-
voluntad. Y quando habló al P. tad. Y cuando dijo al Padre Nadal
Nadal en que bastaba una hora de que bastaba una hora de oración a
oración a los colegiales, toda la los estudiantes, toda la fuerza la
fuerqa ponía en presuponer esta ponía en presuponer esta mortifi-
mortificación y abnegación. Y así cación y abnegación. Y por aquí se
se vee que el Padre hace gran ve que el Padre considera funda-
fundamento de todas las cosas de mentales todas las cosas propias de
la Compañía, como sería de la in- la Compañía, como la indiferencia
diferencia que se presupone, el que se presupone tener, el examen
examen después de las probacio- después de las pruebas que hay
nes por las quales se pasa, el tes- que pasar, el testimonio que se
timonio que ha de quedar dellos, y debe dejar tras de sí, y no la ora-
no de la oración, sino la que nasce ción, a no ser la que nace de todo
de aquí. Y con esto el Padre loa eso. Sin embargo el Padre alaba
mucho la oración, como yo he no- mucho la oración, como he obser-
tado en muchas veces, máxime vado yo mismo muchas veces, es-
aquella que se hace trayendo a pecialmente la que se hace tenien-
Dios siempre delante de los ojos. do a Dios siempre ante de los ojos.
256b. En aquella misma plática 256b. En aquella misma charla con
con Nadal, que instaba que se pa- Nadal, que insistía en que los no-
sasen los novicios a la Torre vicios se pasaran a la llamada torre
443 443
Rosa , como en casa de proba- roja , para vivir allí como en no-
ción, el Padre le dixo resoluta- viciado, el Padre dijo resueltamen-
mente que no le parecía por ago- te que eso no le parecía bien por
ra; después me dixo a mí el Padre, ahora; después me dijo a mí el Pa-
que por tiempo pensaba se haría dre, que pensaba que con el tiempo
casa de probación en Roma con se haría noviciado en Roma con
renta, contribuida de los colegios renta, con la aportación de los co-
de Italia y de Sicilia. legios de Italia y Sicilia.

Edificio contiguo a la casa profesa, que acababa de ser comprado. Cf. nota 311.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 183

Esta es la conversación que sostuvo Nuestro Padre con el Padre


444
Nadal, como dije antes . No la consigné aquí detalladamente, porque
dictaba estas cosas a un Hermano novicio, que me las escribía en un
cuaderno, y podría haberse entonces desedificado, si hubiese contado la
reprensión tal como sucedió, sobre todo siendo el Padre Nadal vicario
445
general de Nuestro Padre .
En aquella misma plática
Proponía el Padre Nadal a Nuestro Padre que, si le parecía a Su
Reverencia, los novicios, que estaban en casa mezclados con los antiguos,
se trasladaran a unas casas que teníamos un tanto retiradas, para que vi-
viesen en forma de noviciado; y el Padre le respondió con otra repren-
sión semejante a la que antes referí.
257. Acordarme he de quánto se 257. Tengo que acordarme de lo
prueban aquí en esta casa los no- mucho que se prueba a los novicios
vicios; porque cada uno muestra en esta casa, porque cada uno deja
lo que es según su natura: y de lo ver su manera natural de ser, y de lo
que muchas veces el P. Polanco que el Padre Polanco me ha dicho
me ha dicho sobre esto. muchas veces a propósito de esto.
según su natura
Los novicios dejaban ver su manera natural de ser y se les conocía
y mortificaba en ella, porque en este tiempo vivían con más libertad;
quiero decir, sin tantas leyes y ceremonias exteriores, con que ahora cada
uno puede encubrir su espontaneidad.
A 3 DEL MISMO Día 3 de Marzo
446
258. 1° A Job manda el Padre 258.1." El Padre manda que en-
446
que le entreguen la caxa de higos, treguen a Job la caja de higos,
para que pueda él della hacer lo para que pueda hacer de ella lo que
que quisiere, con tanto que guarde quiera, con tal de que guarde para
para sí y para el otro niño su her- sí y para el otro niño hermano
447
mano 447
tantos para cada día de suyo , tantos para cada día de la
toda la quaresma. cuaresma.
Antes que él entrase en la Hará poco más de dos me-
Compañía, habrá poco más de dos ses, antes de entrar en la Compa-
448 448
meses , él truxo estos higos al ñía , trajo él estos higos al Padre
Padre de presente, y el Padre le de regalo, y el Padre le dijo enton-
dixo entonces que los guardaría ces que los guardaría para cuando
para quando él entrase. Y es cosa él entrara. Y es algo digno de con-
4 4 4
Cf. núm. 196.
4 4 5
Pasaje especialmente importante para conocer el modo como se compuso el Me-
morial. Cf. lo dicho en la Presentación.
446
Job, de quien se habla en núms. 75 y 101.
447
Cincinnato. Cf. ibid.
448
Admitido en la Compañía el 29 de enero. Cf. núm. 75.
184 RECUERDOS IGNACIANOS

muy de notar cómo el Padre se siderarse cómo se acuerda el Padre


acuerda de lo que ha prometido, y de lo que ha prometido y cómo lo
cómo lo cumple; y la causa desto cumple; y el motivo de esto pare-
parece que es, ultra de la grande ce que está, aparte de la gran
constancia que tiene, porque nun- constancia que tiene, en que nunca
ca dice palabra sino sobre pensa- dice una palabra sin haberlo pen-
do y ofrecido a Dios. sado y ofrecido a Dios primero.
259. 2° En una de las gelosías, 259. 2.° En una de las celosías que
que se hicieron de nuevo, pueden se hicieron nuevas pueden estar
estar algunos novicios, con que se algunos novicios, con los que se
quiera tener un poco más de quiera tener un poco más de consi-
cuenta. deración.
con que se quiera tener un poco
No se prohibía a los novicios oír el sermón desde los lugares co-
munes de casa; pero porque en unas celosías que se hicieron en este
tiempo (desde las que se veía y oía más cómodamente) había poco más
sitio que para los antiguos (entre los que se invitaban también a algunas
personas de fuera), ordenó Nuestro Padre que, dado que no cabían todos
los novicios, por lo menos pudieran estar en una de ellas algunos con
quienes pareciese se debía tener mayor consideración.
260. [d.i.] Suele el Padre seguir 260. El Padre suele acomodarse
mucho en el govierno la orden de mucho en el gobierno al orden de la
la naturaleza, como es tener un naturaleza, por ejemplo mostrando
poco más de respecto con aque- un poco más de respeto a aquellos
llos que en el mundo lo tenían; y que en el mundo gozaban de él;
por otra parte, ninguna cuenta pero, por otra parte, no tiene nin-
hace destas cosas externas. guna estima de estas cosas externas.
tener un poco
Esto lo guardaba especialmente con personas cultas, ricas y nobles,
449
al principio de su entrada en la Compañía, como ya queda dicho ; a las
tales las trataba con tanta blandura y suavidad, que ellas mismas por su
cuenta se equiparaban y aun se rebajaban con relación a los demás y de-
seaban y pedían el desprecio y tratamiento humilde.
261. [d.i.] Uno de la Compañía 261. Hablando uno de la Compa-
hablando con otro de fuera, mas nía con otro de fuera, aunque de
muy familiar, le dixo algunas pa- mucha confianza, le dijo algunas
labras acerca de sus letras, de las palabras sobre su cultura, de las que
quales el otro se escandalizó, y se el otro se escandalizó y fué a que-
fué a quexar a otro de fuera, ami- jarse a otro de fuera, amigo de la
go de la Compañía. Este hierro no Compañía. No sintió menos el Pa-
sintió menos el Padre que aquel dre este fallo que el que cometió el

4 4 9
Cf. núm. 107.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 185

que hizo el de la Compañía, por de la Compañía, por haber dicho


haber dicho esto fuera de casa; y aquello fuera de casa; pero el Padre
todavía trabajó el Padre mucho trabajó mucho por remediar todo
por remediar todo esto. Al nuestro esto. Al nuestro le impuso la peni-
dio la penitencia que se da por las tencia que se impone por las inju-
injurias; al otro aplacó con esto, y rias; con esto aplacó al otro y con-
hizo que entrambos se pidiesen siguió que ambos se pidieran
perdón. Duró esta cosa muchos perdón. Este problema duró muchos
días, platicándola siempre el Pa- días, durante los cuales el Padre no
dre y buscando remedios para dejó de tratarlo y de buscar reme-
ella; y así se concluyó con mucha dios para él, hasta que se solucionó
edificación de todos. con mucha edificación de todos.
261b. [d.i.] Suele nuestro P*, quan- 261b. Cuando algunos están poco
do algunos no están tan unidos, re- unidos entre sí, suele Nuestro Padre
ferir al uno todo lo que ha oído del contar a uno cuanto del otro ha oído
otro que le pueda a él placer, y ca- que pueda agradarle, y callar lo ad-
llar lo contrario; y suele también verso; y también suele hacer cosas
hacer cosas aposta, en que esto se intencionadamente para que eso
venga a conocer. Y por la misma llegue a conocerse. Y por la misma
£
razón suele nuestro P muchas ve- razón suele muchas veces Nuestro
ces decir cosas aposta, para que las Padre decir cosas adrede, para que
refieran a aquellos, que él juzga que se las vayan a contar a aquellos a
convienen. quienes él juzga que conviene.

A 4 DEL MISMO Día 4 de Marzo


450 450
262. 1° Petronio y Lanciloto 262. 1.° Petronio y Lancilotto
pueden hacer los exercicios la pri- pueden hacer los Ejercicios de la
mera semana, para se confesar primera semana, para hacer confe-
generalmente. sión general.
2° Será bueno inducir a 2.° Será bueno inducir a
45 451
N. ', que quiera llevar los estudios N. a que ponga los cimientos de
de raíz. En esto el Padre no se re- sus estudios. En esto el Padre no se
mitirá. Sería bueno que el tiempo remitirá a la consulta. Sería bueno
que está aquí oyese una leción que el tiempo que esté aquí tenga
privada. una clase particular.
[d.i.] Suele nuestro P*- en En esto de los estudios Nues-
esta cosa de estudios ser muy tro Padre suele ser muy exacto, y
exacto, y querer que se lleven de querer que se lleven siempre muy
fundamento siempre, máxime que bien fundamentados, sobre todo que
452 452
sepan bien latín y artes , como se sepa bien latín y filosofía :
4 5 0
Cf. núms. 29, 81, 252, 268-269.
451
Probablemente Teutonio de Braganza, designado en el Memorial por la letra N. (cf.
nota 287).
452
Sobre la utilidad de formarse en los estudios humanísticos, tal como lo entendía San
Ignacio, escribió Polanco a Laínez una conocida instrucción el día 21-V-1547 (MI, Epist. I,
519-526).
186 RECUERDOS IGNACIANOS

453
hizo con Neyra y con Benedito , como hizo con Ribadeneira y Beni-
453
que, siendo ya predicadores de to , que, a pesar de ser ya predica-
muchos años, y siendo todos de dores desde hacía muchos años y a
parecer que podían ya estudiar pesar de ser todos del parecer que
teología, nunca quiso, sino que podían ya estudiar teología, él nun-
empegasen el curso de artes, ca lo quiso, sino que empezaran el
predicando en Roma continua- curso de filosofía, mientras uno de
mente uno dellos, y otro algunas ellos predicaba continuamente en
414 454
veces . Roma, y el otro algunas veces .
A 5 DEL MISMO Día 5 de Marzo
263. El Padre quiere que se 263. El Padre quiere que se haga
455
haga una enfermería luego , y 455
enseguida una enfermería , y que
que hable yo luego al maestro hable yo cuanto antes con el maes-
456
Domingo , y después persuada 456
tro Domingo , y después conven-
a Polanco, diciendo que hable al za a Polanco, diciéndole que hable
maestro; y no bastando esto, que con el maestro; y si esto no basta,
yo le pida licencia para hablar a que yo le pida permiso para hablar
S.R. y le hable en presencia de con Su Reverencia, haciéndolo en
Polanco. presencia de Polanco.
L
[d.i.] Suele nuestro P, Nuestro Padre no suele recu-
todo lo que puede hacer suave- rrir a la obediencia en todo lo que
mente sin obediencia, no meter puede hacer suavemente sin obe-
en ello obediencia; antes quando diencia; muy al contrario, le agra-
puede hacer que uno haga una da mucho más si puede conseguir
q
cosa sin que vea en su R incli- que uno haga una cosa, no porque
nación, sino movido de sí mismo, vea en Su Reverencia inclinación a
huelga mucho más; y quando lo ella, sino por propio impulso; y
hace por ver inclinación, sin que cuando uno hace algo porque ha
se lo mande, huelga más con esto visto inclinación a ello en Su Re-
que no de mandallo; y quando verencia, sin que se lo haya man-
con mandarlo sin que meta vir- dado, le agrada más esto que no
tud de obediencia, por la misma tener que mandarlo; y si tiene que
razón. mandarlo, por la misma razón pre-
[d.i.] Suele nuestro P de- í
fiere no hacerlo en virtud de obe-
cir muchas veces que quien no diencia.
tiene obediencia de entendimien- Nuestro Padre suele decir
to, aunque la tenga de voluntad, muchas veces que quien no tiene
no tiene más de un pie dentro de obediencia de juicio, aunque la
la religión. tenga de voluntad, no tiene más que
un pie dentro de la vida religiosa.
4 5 3
El Padre Benito Palmio (cf. nota 98).
4 5 4
Según Polanco (cf. Chron. III, 24), donde predicaban Ribadeneira y Palmio, en el
año 1553, era en Banchi (cf. núm. 51).
4 5 5
Cf. núms. 161, 234,247.
4 5 6
La identificación de este Domingo es incierta. ¿Se trata de Domingo de Verdino?.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 187

Es cosa de notar cómo el Hay que resaltar cómo hace


Padre hace exercitar la fe al P. ejercitar el Padre la fe al Padre
Polanco, y de cómo él la exercita. Polanco, y cómo éste la ejercita.
Ayer quiso saber el Padre lo que Ayer quiso saber el Padre
se debía en casa, y halló cerca de cuánto dinero se debía en casa, y ha
3000 escudos de deudas: débense comprobado que hay cerca de 3.000
a la casa quasi otros tantos, mas escudos de deuda; a la casa se de-
hay poca esperanza de cóbranos ben casi otros tantos, pero hay poca
tan presto. Anteayer recebimos dos esperanza de cobrarlos pronto.
novicios y mañana reciberemos Anteayer recibimos dos no-
otros. vicios y mañana recibiremos más.
Decíame el Padre hoy, que Me decía hoy el Padre que
estas cosas, en símiles necesidades [en?] estas cosas [y?] en necesida-
era menester ir contra vento. des similares era necesario ir con-
tra el viento.
A 6 DEL MISMO Día 6 de Marzo
457 457
264. 1° Quanto a la ida de N. 264. 1.° Parece bien que N .
a Genova parece bien; y díxome vaya a Genova ; y me explicó más
más el Padre la determinación que el Padre la decisión que había to-
había tenido; antes no la había mado: al principio no la había sen-
sentido tanto, antes hallaba alguna tido tanto, sino que encontraba al-
repugnancia; mas por estar Maes- guna repugnancia en ella; pero se
tro Polanco y yo tan determinados, dejaba guiar por estar el Maestro
se dexaba de guiar, máxime di- Polanco y yo tan decididos, sobre
ciéndole que para ninguna cosa todo porque le decíamos que no
era idóneo. era idóneo para cosa ninguna.
458 458
265. 2° El niño Bartholomeo 265. 2.° El pequeño Bartolomé
tenga cada día obligación de dar tenga la obligación diaria de
cierta cosa de coro, y haga peni- aprender algo de memoria y haga
tencia pública quando faltare, di- penitencia pública si falta a ella,
ciendo la causa, para que, no diciendo el motivo, para que, si no
siendo idóneo, se sepa en casa que es apto, se sepa en casa que no lo
no lo es, etc., y se pueda mandar a es, etc., y se pueda mandar a su
su casa; como se ha mandado a casa, como en efecto se ha manda-
29 del mismo. do el 29 de este mes.

como se ha mandado a 29 del mismo


Esto lo escribí en el cuaderno pequeño que traía conmigo el mis-
mo día seis, día en que Nuestro Padre lo mandó; pero como cuando lo
transcribía al otro cuaderno era ya después del 29 del mismo mes, por eso
457
Persona no identificada.
458
Bartolomé había sido criado de los hermanos Petronio, de los que ya se ha hablado
repetidas veces. Su envío a casa se menciona en una carta al Padre Mercuriano del 29 de
marzo.
188 RECUERDOS IGNACIANOS

459
añadí aquí estas palabras . El niño no pertenecía aún a la Compañía, y
sólo lo tenía Nuestro Padre en casa a ruegos de un cardenal, a fin de
educarlo en costumbres y sujeción religiosa.
266. 3° Porque don Diego con 266. 3.° El Padre no se confiesa ya
sus hervores decía del Padre co- más con don Diego, porque éste,
sas extraordinarias en alabar- impulsado por sus fervores, alababa
460
lo , el Padre no se confiesa más al Padre diciendo de él cosas ex-
460
con él, y hizo que tres examina- traordinarias ; y mandó que tres
sernos lo que había dicho; y las de nosotros examináramos lo que
proposiciones, con las interpre-^ había dicho; y ordenó que se guar-
taciones que él daba, hizo guar- darán por escrito las expresiones
dar en escrito. Hízole dar peni- que había empleado juntamente con
tencia, de la qual está dicho a las interpretaciones que daba de
461
los 26 del pasado . Y dixo el ellas. Mandó imponerle una peni-
Padre que todo esto había hecho tencia, de la que ya se ha hablado el
461
para poder dar razón, quando día 26 del mes pasado . Y dijo el
por ventura alguno de fuera lo Padre que había hecho todo esto,
supiese. Quanto a D. Diego, co- para poder responder, si por casua-
nocida es su santa simplicidad, lidad llegara a saberlo alguno de
El Padre se confesó hastagora fuera. Por lo que respecta a don
con él, porque es enemigo de Diego, es conocida su santa sim-
mudar confesores. plicidad. El Padre se había confe-
sado hasta ahora con él, porque es
enemigo de cambiar de confesor.
para poder dar razón
Tenía Nuestro Padre un cuidado muy especial en prever los males
futuros y en preparar con antelación los medios con que se les había de
462
hacer frente. Ejemplo de esto fue, como ya conté , el esfuerzo que puso
en obtener sentencia de inocencia para los de la Compañía, cuando fue-
ron acusados en Roma. Así mismo otros muchos que se hallarán en este
cuaderno.
267. [4.°] Haremos penitencia 267. [4.°] Haremos penitencia to-
todos los que fuimos a la consulta dos los que participamos en la
del modo de comprar de carne consulta sobre la manera de com-
para los enfermos esta quaresma: prar carne para los enfermos esta
y dixo el Padre que, si el macelaro cuaresma: y dijo el Padre que, si el
se escandalizase, no tomasen del carnicero se escandalizaba, no le

459
Interesante indicación para comprender el modo de redacción del Memorial. Cf. la
Presentación.
4 6 0
Cf.núms. 162,221.
461
Cf. núm. 221.
4 6 2
No ha podido encontrarse nada en el Memorial sobre la actitud de San Ignacio a
propósito de las persecuciones del año 1538, a las que aquí parece aludirse. O quizá se refiere
al núm. 240; o al núm. 314, que sí se refiere al año 1538, aunque esto viene después.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 189

un bocado de carne; que fuesen a cogieran ni un bocado de carne;


otros; mas que para esto fuese yo que se fuera a otros; pero que fuera
a hablarle. yo a hablarle sobre el particular.

mas que para esto fuese yo a hablarle


Me acuerdo muy bien de este caso, en que Nuestro Padre nos im-
puso penitencia a todos los consultores, porque la compra de la carne no
se había ordenado de modo que se hiciese sin ningún escándalo del car-
nicero. Tanto estimaba Nuestro Padre la edificación, que quiso que el
ministro en persona fuera a dar razón al mismo carnicero de que el mé-
dico mandaba que algunos enfermos de casa comieran carne aquella
cuaresma, para que desapareciese por completo el escándalo que se le
podía ocasionar con esta orden de comprársela.
463
268. 5° Los quatro Hermanos , 268. 5.° Al Padre no le parece mal
463
que dicen que cada día hacen los que los cuatro hermanos que, se-
veros a Dios, que los quieren ha- gún dicen, hacen los votos a Dios
cer mañana, el Padre no le pare- todos los días, los hagan mañana;
ce mal; mas que los tres no ha- pero que los tres pequeños no ha-
gan nada sin parecer del mayor. gan nada sin contar con el mayor.

[los tres no hagan nada sin parecer del mayor]


269. Nuestro Padre era en extremo cuidadoso de que se diera a cada uno
lo que se le debía. Y como Petronio era un adulto que tenía como a su
cargo a sus tres hermanos, jóvenes de poca edad, quiso que hasta en esto
se cumpliesen sus órdenes.
En cosas de mayor importancia usaba aún con más minuciosidad
de esta suavidad en el gobierno, que consiste en dar a cada uno lo que se
le debe por razón de su persona o de su oficio. Recuerdo que solía lla-
mar a un Padre, cuando le enviaba a tratar asuntos de gran trascendencia
con grandes personajes de Roma, y que le decía: «Venid acá; yo quiero
que vais a hacer tal negocio con el cardenal fulano, y quiéraos hacer ca-
paz del. Yo pretendo esto y esto, y para ello se me ofrecían estos y estos
medios». Y después de informarle plenamente y darle las instrucciones
necesarias, añadía: «Pero yo quiero que Vos allá uséis de los medios que
el Señor os enseñare que sean más convenientes, y os dexo en toda li-
bertad para que hagáis lo que mejor os pareciere». Así se condujo con-
migo algunas veces. Y cuando regresaba por la tarde, lo primero que me
preguntaba era: «¿Venís contento de vos?», dando por supuesto que ha-
bía tratado el asunto con libertad y que todo cuanto había hecho era cosa
mía.
Y aunque esta confianza que depositaba en los subditos era muy
general, sin embargo la observaba muy especialmente con los superiores
subordinados. En el año 1553 mandó Nuestro Padre como visitador a esta

463
Petronio y sus hermanos. Cf. núm. 29.
190 RECUERDOS IGNACIANOS

provincia [de Portugal] al Padre Doctor Miguel de Torres, que hacía poco
más de un año que había entrado en la Compañía; y con vistas a este
464
viaje, le mandó hacer la profesión ; y aunque había entonces negocios
difíciles e importantes, con todo no le impuso leyes ni reglas para la re-
solución y decisión de ninguno de ellos, que limitasen el poder o liber-
tad que quería usara en todas las cosas. Instrucciones amplias para todo
y consejos que se le ocurrían para valerse de ellos en tales o cuales cir-
cunstancias, eso sí; pero obligaciones para actuar de esta o de la otra
manera, en modo alguno. Previamente le dio una gran cantidad de pape-
465
les en blanco firmados por él , para que, conforme juzgaba que conve-
nía, escribiera en ellos patentes o cartas suyas para quienes quisiese y
como quisiese.
270. Igualmente quería Nuestro Padre que los provinciales tuvieran toda
la libertad posible en el gobierno de sus provincias y que ellos, a su vez,
no se la quitaran a los rectores y demás superiores locales con respecto a
sus subditos particulares. Esto puede verse bien con un pasaje de una
466
carta que escribió al Padre N . cuando era provincial de esta provincia
[de Portugal], y es el siguiente:
«Ni es oficio de prepósito provincial, ni general, tener cuenta tan
particular con los negocios; antes cuando tuviese para ellos toda la habi-
lidad posible, es mejor poner a otros en ellos, los cuales después podrán
referir lo que han hecho al provincial, y él se resolverá, entendiendo sus
pareceres, en lo que a él toca resolverse; y si es cosa que se pueda remitir
a otros, así el tratar como el resolver, será muy mejor remitirse, máxime
en negocios temporales, y aun en muchos espirituales; y yo para mí este
modo tengo, y experimento en él no solamente ayuda y alivio, pero aun
más quietud y seguridad en mi ánima. Así que, como vuestro oficio re-
quiere, tened amor y ocupad vuestra consideración en el bien universal
de vuestra provincia; y para la orden que se ha de dar en unas cosas y
otras, oíd a los que mejor pueden sentir de ellas a vuestro parecer.
Para la ejecución no os impliquéis, ni por vos os embaracéis en
ellas, antes, como motor universal, rodead y moved a los motores parti-
culares, y así haréis más cosas y mejor hechas y más propias de vuestro
oficio, que de otra manera; y cuando ellos en algo faltasen, es menor in-
conveniente que si vos faltáredes; y mejor os está a vos enderezar lo que
vuestros subditos faltasen, que no a ellos ni a vos enmendaros ellos en
lo que vos faltásedes, lo cual sería muy ordinario, entremetiéndoos en los
particulares más de lo justo. Denos a todos gracia Jesucristo, Dios y Se-
ñor nuestro, de conocer siempre su santísima voluntad y aquella entera-
mente cumplir. De Roma, 17 de diciembre, 1552».

4 6 4
Hizo la profesión en la Compañía el día 3-V-1552 en Medina del Campo. Se la re-
cibió San Francisco de Borja.
465
«Cuatro firmas de cartas y patentes en blanco, y que el Padre le otorga toda su au-
toridad...» (MI, Epist. IV, 144).
4 6 6
Carta dirigida al Padre Diego Mirón (MI, Epist. IV, 558-559).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 191

271. Y tan a la letra se cumplía esto en su tiempo, que recuerdo que,


467
siendo yo rector de Coimbra y aún novicio de la Compañía , escribí al-
468
gunas veces al Padre Maestro Simón , que era provincial, preguntándo-
le qué debería hacer en algunas cosas, y que él no quería responderme,
sino que desempeñase mi oficio como me pareciese. Y de tal manera me
dejaba los asuntos en mis manos, que me puse a buscar todas sus cartas,
que había escrito a los rectores de los colegios, e hice con ellas un mazo
y las leí y anoté con rayas para regirme por ellas, si se diera algún caso
sobre el que hubiese escrito.
De esta libertad que los superiores universales dejaban a los loca-
les nacía en primer lugar un gran deseo de conocer su parecer, voluntad
e inclinación en todo, para inclinarse a ello y ejecutarlo. Y tan grande era
este deseo, que recuerdo que en aquel tiempo en que el Padre Doctor
Torres vino a visitar esta provincia de Portugal, era frase común entre los
Padres antiguos (frase que agradó sobremanera al Padre Doctor) que en
la Compañía de Jesús no había más que un solo hombre, a saber, el su-
perior.
De la misma raíz nacía también un gran celo y fervor en la ejecu-
ción de las cosas; porque, como es natural, los hombres hacen con ma-
yor gusto aquellas cosas que tienen por más propias suyas. Y esto pare-
ce que es lo que sentía Nuestro Padre cuando, después que veníamos de
tratar los negocios que él nos había encomendado, preguntaba si venía-
mos contentos de nosotros mismos, como ya queda dicho.
Se fundaba también esta manera de proceder del Padre Ignacio en
que Dios Nuestro Señor colabora de modo particular con el superior in-
mediato e inferior en cada una de las cosas que pertenecen propia e in-
mediatamente a su oficio; por lo que pretender limitarlas o gobernar con
reglas universales, es privarle de su misma esencia de superior y, consi-
guientemente, impedir la cooperación de aquella especial gracia de Dios,
que, por aplicarse a un agente particular, tiene más eficacia para tales
asuntos que cualquier otra.
Y además, ¿cómo puede el general, que está tan lejos de la provin-
cia, acudir a tiempo a mil negocios particulares que en ella suceden? Y
aunque acuda, ¿cómo es posible que tenga información de muchos por-
menores que en ellos se dan, de los que ordinariamente depende la reso-
lución del asunto? ¿Cómo puede el provincial regirse por leyes y reglas
generales, siendo así que cada día suceden tantas y tan diferentes cir-
cunstancias, que cambian por completo la especie de los negocios?
272. Y ésta es la causa por la que Nuestro Padre Ignacio en las Consti-
tuciones se remite tan a menudo al parecer del superior; pues veía que
no se podía establecer un mandato universal en asuntos de orden moral.
Sin duda la experiencia ha demostrado que muchas cosas de importancia
467
Entró en la Compañía el 27-IV-1545; dos años más tarde era rector del colegio de
Coimbra. Novicio significa aquí joven, nuevo.
468
Simón Rodríguez.
192 RECUERDOS IGNACIANOS

no han llegado a realizarse por esperar respuesta de tan lejos; muchas se


han determinado al revés de lo que hubiera sido, si el superior universal
hubiera estado presente. En otras muchas es posible que haya escrúpu-
los, dudas e interpretaciones contra la obediencia ciega, por razón de la
diversidad de las cosas y por fuerza del precepto y regla universal. Pero
no es de extrañar que se sigan todos estos inconvenientes, porque para
todo buen gobierno es necesario que concurran poder y saber; y de esta
manera quedan estas dos condiciones completamente separadas, porque,
al superior universal, que tiene el poder, no le es posible tener el saber
particular y práctico que es necesario; y el superior inmediato, que tiene
el saber y palpa las cosas con la mano, no tiene poder para ejecutarlas
por sí.
Se siguen además otros inconvenientes que pueden no menos te-
merse de parte de las personas y cargos, como son: dar lugar a que haya
poca obediencia de entendimiento al superior universal. Porque muchas
veces sucederá que el provincial mande al rector cosas contra lo que éste
está viendo con sus propios ojos, sabiéndose especialmente lo difícil que
es vencer la inclinación natural que tienen los hombres a las cosas que
se les prohiben o restringen; o que haya tibieza y flojedad en ejecutar las
cosas, tanto por la repugnancia de la naturaleza, como porque en muchas
se tendrá a mano la escusa para no hacerlas, a saber, por no tener licen-
cia o encargo del provincial, etc.
Todo esto lo sopesó muy bien Nuestro Padre Ignacio, y por eso
tuvo siempre tanta cuenta de dejar a los superiores inmediatos toda la li-
bertad posible, sin perjuicio de que a sus tiempos, en algunos lugares y a
algunas personas concretas, se pusiesen a veces las limitaciones necesa-
rias; pero nunca con reglas universales, que impiden sobremanera la
subordinación que debe haber en la Compañía. Porque si al provincial se
le limita o restringe lo que corresponde a su cargo, entonces se entrome-
te en el del rector, y éste, por la misma razón, en el del ministro, e igual
los demás, quedando en gran parte perturbado el buen orden del gobier-
no que el Espíritu Santo inspiró a nuestro bendito Padre.
273. 6° Los tudescos, que son 273. 6.° De los alemanes que han
469 469
venidos , uno puede ser recebido, venido , uno puede ser recibido
aunque no quiere entrar sino a en la Compañía, aunque no quiere
probar; el otro sirva en el colegio entrar más que para probar; el otro,
nuestro; y el otro admítase en el que vaya a servir a nuestro colegio;
germánico. y el tercero admítase en el colegio
germánico.
aunque no quiere entrar sino a probar
Tenía Nuestro Padre tantas ganas de recibir alemanes en la Com-
pañía, que incluso a éste, que no se había decidido a quedarse en casa, lo
hizo admitir a modo de prueba.

No consta quiénes eran estos jóvenes alemanes. Cf. núm. 239.


MEMORIAL DEL P. CÁMARA 193

A 7, 8, 9,10 DEL MISMO Días 7, 8, 9, 10 de Marzo


274. A 7. Hoy se determinó en los 274. Día 7. Hoy en los Ejercicios
470
470
exercicios Lorenzo , sobrino del L o r e n z o , el sobrino del abad
471
abad Martinengo ', 47
para la Com- Martinengo , se decidió a entrar
pañía, y hizo votos; y también los en la Compañía e hizo los votos; y
hicieron aquí los 4 hermanos de también los hicieron aquí los cua-
472
Pésaro . 472
tro hermanos de Pésaro .

Lorenzo
Este es hoy el Padre Lorenzo Maggio, provincial de Austria, que
fue secretario de la tercera congregación, en la que tuvo dos o tres votos
para general.
275. 1° Todo lo que pide el abad 275. 1.° Todo lo que pide el abad
473
de Salas 473
se le concede, mas no de Salas se le concede, pero no
en las prédicas por obligación, por los sermones por obligación, para
no parecer que recebimos cosa que no parezca que recibimos algo
temporal por ninguna espiritual; temporal por cosas espirituales;
mas sin hacer pacto se darán mu- pero se le concederán muchos más
chas más prédicas. Las misas se sermones sin establecer pacto. Las
pueden prometer, porque las dirán misas se pueden prometer, porque
cléricos de fuera. las dirán clérigos de fuera.
474
276. 2 ° Rodrigo de Dueñas , 474
276. 2.° A Rodrigo de Dueñas
que pide 20 prédicas en un mo- el Padre no le concede los 20 ser-
nasterio de monjas cada año, el mones que pide para cada año en
Padre no se las concede, aunque el un monasterio de monjas, aunque
475
canónigo de Toledo 475
tantas veces el canónigo de Toledo ha insisti-
y con tantas razones ha instado. do tantas veces y con tantas razo-
La causa del Padre es, que puede nes. El motivo que aduce el Padre
acaecer no haber en Medina, en el es que puede suceder que en nues-

4 7 0
Lorenzo Magius (Maggio) nació el año 1531 en la diócesis de Brescia. Fue nom-
brado rector del colegio de Ñapóles en 1562 y al año siguiente del de Viena; de 1566 a 1578
fue provincial de Austria. Desempeñó el cargo de secretario de la m congregación general
de la Compañía (1573), en la que saldría elegido como general de la Orden el Padre Everardo
Mercuriano.
471
Cf.núm. 280.
472
Los cuatro hermanos Petronio (Petronio, Job, Lancilotto y Cincinnato). Cf. núm. 29.
4 7 3
Francisco Jiménez de Miranda, que había prometido la construcción y fundación del
colegio de Burgos, pero que fue retrasando su propósito de día en día.
474
Persona rica que comenzó el colegio de Medina. De él dice Ramón Carande, Carlos
Vy sus banqueros, I. Edic. abreviada, (Barcelona 1983), 333-334: «He aludido, poco antes,
al ingreso en el consejo de la hacienda [de Carlos V] de un hombre experimentado; así ocu-
rrió en un buen día del año 1553, allá por febrero. El nuevo consejero se llama Rodrigo de
Dueñas; es gran mercader y regidor de Medina del Campo, acreedor de la corona, como
banquero, y el más opulento quizá de los hombres de negocios de Castilla».- Sobre el tema
aludido en el Memorial, cf. la carta que le escribió San Ignacio el 18-111-1555 (MI, Epist.
VJJI, 566-568).
475
El canónigo Guernica, que apoyaba los planes de Rodrigo de Dueñas.
194 RECUERDOS IGNACIANOS

colegio nuestro, más de un predi- tro colegio de Medina no haya más


cador, el qual probablemente po- que un predicador, que probable-
dría hacer más fruto predicando mente podría hacer más fruto pre-
en otra iglesia del pueblo; y a la dicando en otra iglesia del pueblo;
fin el canónigo se ha rendido. y al fin el canónigo se ha rendido.

podría hacer más fruto


Nunca, por ningún respeto humano ni dificultad que se presentase,
dejaba Nuestro Padre de hacer aquello que entendía podría redundar en
mayor servicio de Dios o bien del prójimo. Muchas veces sucedía que
tenía en Roma a uno o dos Padres, excelentes operarios apostólicos, ocu-
pados en esto o en aquello, y de tal valor, que parecía a todos que sin
ellos no podría subsistir la casa o colegio de Roma; con todo y con eso,
si se le ofrecía que en otra parte fuera de la ciudad pudieran ayudar a las
almas más umversalmente y con mayor honra divina, al punto rompía con
todos los respetos particulares de la casa o del colegio y los mandaba a
aquello; y cuando le iban los superiores inmediatos u otros de casa a ex-
ponerle la gran falta que harían tales personas, les pespondía con mucha
suavidad: «¿Qué haríamos si hulano y hulano muriesen? Pues haced
cuenta que son muertos», etc.
Y no solamente en esto, sino en otras muchas cosas mostraba el
gran celo que Nuestro Señor le había dado del bien común. Muchas ve-
ces decía: «Cierto, si yo viese que uno, que es recibido en la Compañía
para coadjutor temporal, tiene talento para, estudiando, poder hacer fruto
en las ánimas, que yo haría mucho escrúpulo de no hecerle estudiar». Y
476
por esto hizo estudiar a algunos, como por ejemplo a Emerio , del que
Nuestro Padre mismo me contó que, habiendo sido recibido para lavan-
dera de la ropa, le hizo estudiar latín, después de haber servido algún
tiempo en este oficio, por tener el convencimiento de que tenía talento
para poder predicar; y así llegó a ser después- y es ahora todavía- uno
de los predicadores de Italia que ha hecho mucho fruto en esta nación; o
477
a Drusiano , quien, siendo igualmente Hermano coadjutor, es ahora
rector del colegio de [Módena], aunque no aseguro si a éste lo mandó
estudiar Nuestro Padre o el Padre Laínez.
277. 3° El sacerdote tudesco, que 277. 3.° Al sacerdote alemán, que
está en Viena, y así el otro que es está en Viena, y al otro que ya ha
ya venido a Roma, que ambos pi- venido a Roma, que piden ser re-
den ser recibidos en el colegio cibidos en el colegio germánico, el
germánico, el Padre no quiere re- Padre no quiere admitirlos, para

4 7 6
Emerio de Bonis (1531-1595), nacido en Guastalla en Lombardía e ingresado en la
Compañía en 1550; en 1563-1564 era predicador en el colegio de Perusa. Murió en Ñapóles
el 10-IV-1595.
4 7 7
Drusiano Franco (1531-1588), natural de Reggio en Lombardía, entró en la Com-
pañía en Roma en 1555; en 1573 era vicerrector del colegio de Módena. Murió en Genova
el 2-II-1588.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 195

cebillos en él, porque los otros tu- que los otros alemanes no hagan a
descos no hagan de alguno dellos alguno de ellos cabecilla, vista la
cabeqa, presupuesta la dificultad dificultad que hay para gobernarlos
478
que hay en gobernallos agora 478
ahora que no tienen a ninguno a
que no tienen ninguno de que pue- quien puedan hacer cabecilla.
dan hacer cabeqa. El Padre tiene mucho cuida-
[d.i.] Y en esta materia de do de preservar siempre la totali-
preservar siempre el cuerpo uni- dad del cuerpo, aunque sea con
versal aunque sea con descómodo daño de los particulares, y si hay
de los particulares, es el Padre alguno en nuestra casa que hace
muy solícito; y así suele, como al- algún daño a otro, suele expulsar-
guno hay que hace algún daño a lo enseguida, y a veces lo ha hecho
otro en casa nuestra, despedirlo incluso de noche.
con mucha priesa a las veces, y a En tales casos, y en otros,
las veces lo ha hecho de noche. suele decir muchas veces el Padre,
Suele muchas veces decir el cuando alguno no se porta bien en
Padre en casos símiles, y en otros, la Compañía, que no se atrevería a
donde alguno no se porta bien en la permanecer con él aquella noche
479
Compañía, no se atrevería estar debajo de un mismo techo .
debaxo de un techo con él aquella
479
noche .
278. El Padre resolutamente 278. El Padre quiere decidida-
quiere que, quando vienen a lla- mente que, cuando vienen a llamar
mar a uno para acodir a quien a uno para atender a los moribun-
muere, toque el portero o sacris- dos, el portero o el sacristán toquen
tán, como arriba está dicho , 480
y la campana, como antes queda di-
480
vengan todos los confesores, cho , y acudan todos los confeso-
etiam el ministro, etc. Esto deter- res, y también el ministro, etc. Esto
minó el Padre después de se ha- lo determinó el Padre después de
ber hecho la consulta, a la qual haber hecho la consulta, que opi-
parecía otra cosa; y desto manda naba de manera distinta; y manda
se haga regla. se haga una regla sobre esto.
A 11 DEL MISMO Día 11 de Marzo
279. 1° El Padre me ha dado ca- 279. 1.° El Padre me ha dado re-
pelos por ser descuidado; y ha prensiones por ser descuidado; y
mandado que, quando no estuviere ha mandado que, cuando no esté
en cámara, o en cocina, despensa en mi habitación o en la cocina,
y refitorio, que avise al portero despensa o refectorio, avise al por-
adonde estoy. tero dónde estoy.
Acordarme he de quántas Tengo que acordarme de las
veces por descuido me dio el Pa- veces que el Padre me dio repren-
478
Cuando San Ignacio ordenó a los colegiales del colegio germánico hablar italiano
entre ellos, se originó un gran alboroto. Cf. núm. 251.
479
Cf. núms. 350, 396.
4 8 0
Cf. núm. 224.
196 RECUERDOS IGNACIANOS

dre capelos, y especialmente des- siones por descuidos, y especial-


pués que soy ministro. mente desde que soy ministro de la
casa.

A 12 DEL MISMO Día 12 de Marzo


280. 1 ° El abad Martinengo 280. 1.° El abad Martinengo
quiere hacer los exercicios des- quiere hacer los Ejercicios, des-
pués que los ha hecho su sobrino pués de haberlos hecho su sobrino
481
481
Lorengo , al qual se los dio Vi- Lorenzo , a quien se los dio el
toria, instruido siempre del Pa- Padre Vitoria, instruido siempre
482
482
dre . Informarme he de Vitoria. por el Padre . Tengo que infor-
Acordarme he de la plática marme de Vitoria.
que con él tuvo el Padre, y Tengo que acordarme de la
quánta fuerga hizo que no tuviese conversación que el Padre tuvo
ningún criado consiguo, siendo con el abad y cuánta fuerza le hizo
la persona que es; y así se lo para que no tuviera consigo nin-
persuadió. gún criado, y eso siendo la persona
que es; y logró persuadirlo.

El abad Martinengo
El abad Martinengo era tío del Padre Lorenzo Maggio, persona
noble, natural de Brescia. Tenía de renta algunos miles de cruzados; ha-
483
bía estado ya en Alemania como nuncio del Sumo Pontífice y ahora era
presidente de los clérigos de cámara en la corte pontificia. Y quiso hacer
los Ejercicios en Roma. Y aunque era una persona tan ilustre, no consin-
tió Nuestro Padre que durante los Ejercicios le sirviera ningún criado
suyo, sino Lorenzo Maggio su sobrino, quien lo podía hacer como cual-
quier Hermano de la Compañía, por estar ya en este tiempo decidido a
484
entrar en ella .
Mandó Nuestro Padre que le diera yo los Ejercicios y que para ello
485
fuera cada día a San Juan y San Pablo , donde se había retirado, cosa
que hice, tratando previamente con el Padre muy pormenorizadamente
todos los puntos que le había de exponer y el modo como había de
guiarle; y con esta ocasión pregunté esos días al Padre y él me dijo mu-
chas cosas acerca de los Ejercicios, algunas de las cuales quedan consig-
486
nadas más adelante .

481
Cf. núm. 274.
482
Sobre el Padre Vitoria cf. núms. 13 y 15. Quizá en esta ocasión dictó San Ignacio al
Padre Vitoria el Directorio de los Ejercicios que lleva el nombre de este Padre. Cf. MI, Dir.,
88-105.
4 8 3
Jerónimo Martinengo fue nuncio del papa ante el rey Fernando desde 1550 hasta
1554.
484
Cf. núm. 274.
485
La iglesia de los santos Juan y Pablo in monte Celio había sido confiada a la direc-
ción de los jesuatos por el papa Nicolás V.
486
Cf. núms. 305, 311, 312, 313.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 197

A 13 DEL MISMO Día 13 de Marzo


487 487
281. 1° Un cardenal embió a 281. 1.° Un cardenal envió a
L
nuestro P a pedir que hiciese uno a pedir con gran insistencia a
venir uno a Roma con grande Nuestro Padre que mandara venir a
instancia, etc. El Padre le res- uno a Roma, etc. El Padre le res-
pondió buenas palabras, como pondió buenas palabras, como
suele, mas que no podría hacer acostumbra, pero le dijo que no
ninguna cosa sin el protector, que podría hacer nada sin el cardenal
había entendido en este negocio. protector de la Compañía, que ha-
El criado se fué muy contento. Y bía tomado cartas en este asunto.
el Padre dio esta respuesta, por- El criado se fue muy contento. Y
que tenía por probable poder ha- el Padre dio esta respuesta, porque
cer capaz al protector; y así no creía probable poder hacer com-
fué menester dalle razones; antes, prender el asunto al protector; pero
comenqando Polanco a querérse- no fué necesario darle razones,
las dar, él no quiso oírlas, di- sino que, comenzando Polanco a
ciendo que él haría capaz a querer dárselas, él no quiso oírlas,
Monte Pulchano, que era el car- diciendo que ya haría él compren-
denal sobredicho. der el asunto a Monte Pulciano,
que era el cardenal en cuestión.
£
281b. [d.i.] Suele nuestro P (y 281b. Cuando le piden una cosa,
ansí lo dixo platicando después en suele Nuestro Padre (y así lo dijo
este negocio), quando le piden al- él después, hablando sobre este
guna cosa, luego dar en el punto si tema) dar enseguida en el punto si
la ha de conceder o no; y si no lo ha de concederla o no; y si no ha
ha de conceder, prepararse en de concederla, prepararse, mientras
quanto el otro habla, para darle el otro habla, para darle tales pala-
tales palabras, y guiar la cosa de bras y enfocar el tema de tal modo,
manera, que el otro vaya satisfe- que el otro se vaya satisfecho. Uno
cho. Uno de los modos es remi- de los métodos de que se vale es
tiendo el negocio a otro: otro remitir el asunto a otra persona; y
modo es poniendo todas las difi- otro es exponer todas las dificulta-
cultades que hay en aquel negocio, des que hay en aquel asunto y
y cómo no lo puede hacer; y um- cómo no lo puede hacer; y en ge-
versalmente suele dar tan buenas neral, suele dar tan buenas palabras
palabras y mostrar tanto amor, y manifestar tanto amor, que todos
que todos los que despide con la a los que despide con la negativa
negativa van contentos; y todas las se van contentos; y cuanto dice va
cosas que dice van fundadas en fundado en razones, de modo que
razón, de modo que el otro se hace el otro lo comprende. Y por eso
capaz. Y ansí acaesce muchas ve- sucede muchas veces que viene
ces venir uno a pedir una cosa con uno a pedir algo con mucha insis-
mucha instancia para otro, y salir tencia para un tercero, y sale tan

Juan Ricci de Monte Pulciano, como consta de lo que sigue. Cf. nota 422.
198 RECUERDOS IGNACIANOS

tan persuadido del Padre, que no persuadido por el Padre, que no


solamente queda contento con la sólo queda contento con la negati-
negativa, mas se hace procurador va, sino que se convierte en su de-
contra el otro. fensor ante el otro.
282. 2° Dixo más el Padre: que 282. 2.° Y dijo todavía más el
en este negocio, aunque el protec- Padre: que en este asunto, aunque
tor no se hiciera capaz, y otros no lo comprendiera el cardenal
muchos cardenales instaran, nun- protector y aunque insistieran otros
ca le pudieran a él flectar. muchos cardenales, nunca logra-
rían doblegarle.
&
282b. [d.i.] Suele nuestro P ser 282b. Suele Nuestro Padre ser tan
tan constante en todas las cosas constante en todas las cosas que
que emprende, que hace espantar emprende, que asombra a todo el
a todos. Las causas que desto me mundo. A mi entender, las causas
ocurren, la primera es: porque de esto son: la primera, porque
considera mucho las cosas antes examina mucho las cosas antes de
a
que las determine. La 2. , porque decidir; la segunda, porque hace
hace sobre ello mucha oración, y mucha oración sobre ello y recibe
a
tiene lumbre de Dios. La 3. , luz de Dios; la tercera, porque no
porque ninguna cosa, que toque a hace nada que toque a personas
particulares, hace sin oír los pa- concretas sin oír los pareceres de
receres de aquellos que entienden quienes se ocupan del tema, pare-
en ello, los quales pide en las ceres que pide en casi todos los
más cosas, si no es en algunas, asuntos, a no ser en algunos, de los
en las quales tiene plena cogni- cuales tiene pleno conocimiento . 488

488
ción . En otros asuntos en que no
Suele también remitirse mu- tiene pleno conocimiento también
chas veces en otras en que no la suele remitirse muchas veces a
tiene, dando algunos universales. terceros, limitándose a expresar al-
gunas consideraciones generales.
[Anotación marginal]: Puntos univer-
sales. Por ejemplo: en esta materia
puede haber esta dificultad, se debe
considerar esto, etc.

si no es en algunas
283. Especialmente si se trataba de expulsar a alguien de la Compañía.
489
En este asunto procedía Nuestro Padre de este modo : oía las culpas de
quien le informaba, ya fuera por razón de su cargo, o bien de otra mane-
ra; y cuando se había informado muy bien y con toda certeza, después
de mucha oración y reflexión, si sentía en la presencia de Dios que con-
venía expulsar a la tal persona de la Compañía, entonces la mandaba ex-
488
Estos son, en efecto, según San Ignacio los elementos constitutivos de toda decisión.
Cf. por ejemplo Const. P. II, c. 3, 2-4 [220-222].
489
Sobre este tema cf. Parte II de la Constituciones.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 199

pulsar enseguida. Y no recuerdo que en tales casos particulares convoca-


ra Nuestro Padre consulta para proponer: «Fulano ha hecho esto y esto;
se pregunta si por ello se le debe expulsar de la Compañía»; a no ser en
algunos que, por tratarse de cosas públicas y entrañar dificultades espe-
ciales, quería Nuestro Padre que su causa se pusiera a juicio y que algu-
nos Padres designados para ello dictaran sentencia; tal fue el caso, entre
490
otros, de un alemán que, siendo estudiante de la Compañía en Viena de
Austria, vino a caer en tal ilusión, que decía haberle comunicado Nues-
tro Señor el espíritu de San Pablo, y aun siendo en todo lo demás muy
sensato y hábil, tan sólo partiendo de este pésimo principio, le arrastraba
el demonio a la más completa desobediencia; porque decía que la autori-
dad que tenía la Compañía, para que él tuviera que obedecerla, derivaba
del papa como sucesor de San Pedro; y puesto que San Pablo, cuyo espí-
ritu él poseía, no fue menor que San Pedro, no estaba él obligado a obe-
decer a la Compañía.
Este hombre acabó su curso en Viena con mucha tranquilidad, sin
dar nunca señal alguna de nada extraño, hasta que al fin salió con esto.
Su superior, una vez que vio que allí no le encontraba remedio, le envió a
Roma a Nuestro Padre, quien, por ser el asunto de esta característica,
mandó reunimos a seis profesos, que le oyésemos despacio y juzgásemos
su causa. Me acuerdo que nos juntamos todos y, empezando a pregun-
tarle, habló con mucha tranquilidad en muy buen latín y con todo el
aplomo del mundo, diciendo que en aquello no había más que indagar,
sino que Dios le había dado el espíritu de San Pablo, cosa que podía muy
bien hacer; y que él sabía cierto que lo poseía. Nada consiguieron las ra-
zones y argumentos que le pusimos, porque a todos daba esta misma
respuesta con mucha serenidad y modestia; en todas las demás materias
hablaba y argumentaba muy correctamente. Al ver esto Nuestro Padre, lo
491
expulsó inmediatamente apoyado en el parecer unánime de todos .

A 14 DEL MISMO Día 14 de Marzo


492 492
284. 1° A Fabio , que un poco 284. 1.° A Fabio , que dijo algo
habló a sus hermanos como pera a sus hermanos que puede inquie-
inquietallos, no consintiré más ha^ tarlos, no le consentiré que les ha-
blar a ellos, sin que se confiese ble más, sin que se confiese aquí
aquí en casa. en casa.
Este hombre era hermano de Petronio y de los otros tres jóvenes,
naturales de Pésaro, que, como arriba queda dicho, habían entrado en la
Compañía.

490
Parece tratarse de Nicolás Lotharingius (Lotaringo), quien, después de concluir sus
estudios en Viena, no quería recibir las sagradas órdenes, alegando una revelación que ha-
bía recibido de Dios. El rector de Viena, Nicolás Lanoy, lo envió a Roma, donde salió de la
Compañía el día 16-X-1554.
491
Cf. MI, Epist. VII, 669.
492
Cf. núm. 29.
200 RECUERDOS IGNACIANOS

285. 2° Uno fue hoy al Padre a 285. 2° Hoy fue uno a pedir per-
pedir licencia pera irse de la miso al Padre para salir de la
Compañía, dando por causa que Compañía, dando por excusa que
el Padre le había dicho que no el Padre le había dicho que no va-
era pera ella. El Padre respon- lía para ella. El Padre le respondió:
dió: «Yo me acuerdo que os dixe, «Yo me acuerdo que os dixe, que
que si no queríades obedecer, si no queríades obedecer, que no
que no érades para la Compa- érades para la Compañía; y agora
ñía; y agora os digo lo mismo, y os digo lo mismo, y ios a confesar
ios a confesar luego, y después luego, y después hablad con Po-
hablad con Polanco». Esto era a lanco». Esto sucedía al anoche-
493 493
una hora de noche , después, cer ; después, enterado el Padre
sabiendo el Padre, de Polanco, por Polanco que éste no le había
que no le había podido respon- podido responder por estar ocupa-
der por estar ocupado, mandó do, le ordenó al punto que hablase
luego que le hablase. Volvió Po- con él. Volvió Polanco diciendo
lanco diciendo que resolutamente que el otro estaba totalmente deci-
aquel se quería ir; ni habían dido a irse, sin que hubieran hecho
bastado razones. El Padre con- efecto ninguna clase de razones. El
sultó un poco el modo que quería Padre tuvo una pequeña consulta
tener, y ansí le hace llamar, aun- sobre cómo quería actuar, y en
que estaba ya acostado como to- consecuencia mandó llamarle,
dos los más de casa, y se puso aunque estaba ya acostado, como
en juicio contradictorio con él. Y la mayoría de la casa, y se puso a
porque el Padre había dicho que discutir con él. Yo pensé que la
tuviésemos paciencia, y porque él cosa iba a durar toda la noche,
estaba muy obstinado, yo pensé porque el Padre había dicho que
que la cosa durase toda la no- tuviésemos paciencia y porque el
che. Al fin el Padre le persuadió otro estaba muy obstinado. Al fin
que se confesase luego allí en su el Padre le convenció de que se
capilla; y así, levantándose el confesase inmediatamente allí en
confesor, estuvimos esperando en su capilla; se levantó el confesor y
quanto le confesaba, para el Pa- estuvimos esperando mientras se
dre tornar a contrastar con él, si confesaba, para que el Padre vol-
no venía reducido, de lo qual yo viera a discutir con él, si no venía
no tenía ninguna esperanqa; mas arrepentido, de lo que yo no tenía
él vino a hincarse de rodillas y ninguna esperanza; pero él vino a
pedir perdón. El Padre le pre- ponerse de rodillas y pedir perdón.
guntó qué penitencia quería ha- El Padre le preguntó qué peniten-
cer: «él dixo que la que quisiese cia quería hacer: él dijo que la que
su reverencia». La penitencia que quisiera Su Reverencia. «La peni-
será, que no seáis más tentado, tencia que será, que no seáis más
dixo el Padre (y ansí lo prometi- tentado -dijo el Padre (y así lo
mos todos en su nombre y él prometimos todos en su nombre y

Hacia las siete y media de la tarde.


MEMORIAL DEL P. CÁMARA 201

también): «yo haré penitencia él también)-; yo haré penitencia


por vos todas las veces que tu- por vos todas las veces que tuviere
viere mal de estómago». mal de estómago».
Acordarme he de la grande Tengo que acordarme de la
caridad que mostró el Padre en los gran caridad que el Padre demostró
particulares deste negocio. en todos los detalles de este caso.
494
286. 3° Luis , pues es tan nece- 286. 3.° Ya que es tan necesario
sario poner la botica, puede que- poner la botica, puede quedarse
494
dar, con tanto que le hablen a él, Luis , con tal de que hablen con él,
de modo que él lo pida y lo desee. de modo que él lo pida y lo desee.
El Padre es muy enemigo de El Padre detesta enorme-
que, hablándole una vez en una mente el que, después de hablarle
cosa, le hablen después por el una vez sobre algo, le hablen des-
contrario. pués en sentido contrario.
4° El Padre se determinó 4.° El Padre se decidió a
que yo diese los exercicios al que yo diera los Ejercicios al
abad Martinengo en S. Juan y abad Martinengo en San Juan y
495 495
Paulo . San Pablo .
A 15 DEL MISMO Día 15 de Marzo
287. 1 ° Acordarme he de lo que 287. 1.° Tengo que acordarme de
me contó el Padre de quando la lo que el Padre me contó de cuan-
Compañía andaba por confir- do se trataba de la confirmación de
marse, y el cardenal Ginuchi 496
la Compañía: que el cardenal Ghi-
496
contradicía, aun después de la nucci se oponía, aun después de
concesión del papa, y uno obis- la conformidad del papa, y un
497
po, flayre dominico , 497
revolvía obispo, fraile dominico , andaba
todo esto, el qual después fué revolviéndolo todo, el cual después
muy atribulado de muchas tribu- anduvo con muchas tribulaciones,
laciones, y aun dicen que agitado e incluso cuentan que con agita-
interiormente; y en fin, después ciones interiores; y cuando, por fin,
que el Padre hubo las bulas, se el Padre consiguió las bulas, fue a
fué a dar gracias al Ginuchi de darle las gracias a Ghinucci por un
un consejo que le había dado, el consejo que le había dado, preci-
qual daba por estorbar la cosa; samente con la intención de impe-
mas tomándolo el Padre, mutatis dir la cosa; pero el Padre lo aceptó
mutandis, alcanqó lo que quería. y, cambiando lo que había que
cambiar, alcanzó lo que quería.

494
Luis Quaresma, portugués, llegado a Roma con el japonés Bernardo a principios de
1555. Luis salió de la Compañía en setiembre del mismo año. Cf. nota 311.
4 9 5
Cf. núm. 280.
496
Después de que Paulo III aprobó en Tívoli de viva voz los cinco capítulos de la pri-
mera fórmula del Instituto de la Compañía el día 3-IX-1539, el cardenal Jerónimo Ghinucci,
prefecto de confección de Breves pontificios, se opuso enérgicamente a la publicación de la
Bula de confirmación de la Compañía. Ghinucci falleció el 3-VÜ-1541.
497
No sabemos a quien se refiere aquí Goncalves da Cámara.
202 RECUERDOS IGNACIANOS

288. 2° El Pz Polanco hizo de- 288. 2° El Padre Polanco mandó


498
cir al Padre por don Diego , a decir al Padre por medio de don
499
que Cincinato , que está para ir 498
Diego , que Cincinnato , que 499

presto al colegio, debría de ir tiene que ir pronto al colegio, de-


hoy, para dar lugar a un novicio bería marchar hoy mismo, para
que es venido. El Padre le mandó dejar sitio a un novicio que ha ve-
un buen capelo, diciendo quán nido. El Padre mandó darle una
poca consideración tenía en las buena reprensión, diciendo que te-
cosas; y que no se había de hacer nía muy poca reflexión sobre las
nada precipitadamente, según cosas; y que no tenía que hacer
venía la ocasión, sino que era nada precipitadamente, según se
menester pensar aquello muy bien presentaba la ocasión, sino que era
y platicallo. necesario pensarlo y discutirlo
muy bien.
según venía la ocasión
Como Nuestro Padre se regía por la razón en todas las cosas, de
ahí que fuera tan opuesto a hacer las cosas o por afecto humano o porque
se presentara la oportunidad de las ocasiones.
A 16 DEL MISMO Día 16 de Marzo
289. 1 ° Estando el Padre ha- 289. 1.° Estando el Padre char-
blando comigo, yo, pensando que lando conmigo, hablé yo de una
entendía el propósito, hablé dello, cosa creyendo que me entendía, y
y el Padre me reprehendió. Acor- el Padre me reprendió. Tengo que
darme he de quántas veces el Pa- acordarme de las muchas veces
dre me ha enseñado, con diversos que el Padre me ha enseñado, de
modos, de no hablar precipitada- mil modos, a no hablar precipita-
mente, sino que nunca debo de de- damente, y a no decir nada sin que
cir palabras sin que primero la[s] primero lo haya pensado.
haya pensado.
290. 2 ° Los tres muchachos de 290. 2° Vayan mañana a comer
500
Ferrara vayan mañana a comer al colegio los tres muchachos de
501 500 501
al colegio, porque el abad come Ferrara , porque el abad come
allá; y a los otros dos que quedan allí; y a los otros dos que quedan
se les puede decir que irán otro se les puede decir que irán otro
día, porque no se desconsuelen. día, para que no se desconsuelen.
Suele N.P. tener grande Suele Nuestro Padre tener
cuenta con no ofender a ninguno; gran cuidado de no ofender a na-
y este cuidado llega a todas las die; y este cuidado llega a todas las

458
Diego de Eguía.
499
Cincinnato Petronio. Cf. núm. 29.
500
El día 8-ÜI-1555 habían llegado de Ferrara a Roma cinco jóvenes para entrar en la
Compañía (Cf. MI, Epist. VIII, 509-510).
501
Probablemente el abad Jerónimo Martinengo. Cf. núms. 280, 286.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 203

cosas, hasta éstos que son novi- cosas, hasta a los novicios de la
a
cios de la 1. probación; y así se llamada primera probación; de
puede decir del Padre, que es el modo que se puede decir del Pa-
más cortés y comedido hombre, dre, que en lo natural es el hombre
quanto a lo natural aun de quán- más cortés y comedido de cuantos
tos, etc. [puedan encontrarse], etc.
ULTIMO DEL MISMO Día 31 de Marzo
291. 1° Hablando yo de los del 291. l.° Hablando yo de los del
colegio germánico, que se decla- colegio germánico, que se declara-
502 502
raban por teatinos , diciendo: ban teatinos , diciendo: «Yo soy
«yo soy teatino y tú no lo eres», teatino y tú no lo eres», el Padre
el Padre me dio un grande cape- me dio una gran reprensión, por-
lo, porque ellos no hablaban por que en realidad no hablaban de
teatino; diciendo que me tenía teatinos; y me dijo que había nota-
notado que exageraba mucho las do que exageraba mucho las cosas,
cosas; que era aquello malo para que eso era malo para relatar algo,
referir, porque perdía el crédito; porque perdía crédito; y que esto
y que esto no lo decía burlando; no lo decía en broma; que con eso
que con tanto me podía ir. podía irme.
Acordarme he de quán Tengo que acordarme de la
poca impresión esto hizo en mí; poca impresión que esto causó en
y la causa, según me parece, es mí; y el motivo, según me parece,
la misma que hace no sintir el es el mismo que me impide darme
mal de hablar de priesa. Toda- cuenta del defecto de hablar de
vía, discurriendo los males que prisa. Sin embargo, reflexionando
de aquí se siguen, parece que me sobre los males que de aquí se de-
viene deseo de me enmendar de- rivan, parece que me viene el de-
llo. seo de corregirme de ello.

de hablar de priesa
Nuestro Padre buscó muchos remedios y me dio muchos avisos,
303
para hacerme hablar despacio. Recuerdo que me confió a Juan Cors ,
a quien ordenó que me impusiera las penitencias que creyese oportuno;
él, además de otras penitencias, me hizo ir a decir la culpa y comer en
la mesa pequeña ocho días. Pero viendo el Padre Ignacio que ni por
esas me enmendaba, me llamó un día y me dijo que ya me había aplica-
do muchos remedios para que hablara despacio y que, pues ninguno
aprovechaba, debía de ser olvido; que para no olvidarme, le parecía
bien que trajera atados unos cascabeles en las orejas para que, con el
ruido que hicieran cuando yo hablase, me acordara de hacerlo despacio.
Esto no fue por entonces más que una amenaza, que, por ser proporcio-
nada la culpa, creo que me ayudó un poco; y tengo para mí que, si no

502
Cf. nota 362.
503
Sobre Juan Cors cf. núms. 316, 327, 337.
204 RECUERDOS IGNACIANOS

me hubiera venido poco después a Portugal, no hubiera escapado del


todo de los cascabeles.
ALGUNAS COSAS DESDE ALGUNAS COSAS DESDE EL
EL 16 HASTA LA FIN 16 DE MARZO HASTA EL
DEL MISMO FIN DEL MES
292. 1 ° El Padre me mandó de- 292. l.° El Padre me mandó decir
cir a Bobadilla que sería menes- a Bobadilla que sería necesario que
ter que estuviesen otros dos más otros dos más viviesen con él en su
en su cámara con él, la qual es habitación, que es muy chiquita, y
muy chiquita, y que le volviese que volviera con la respuesta que
con la respuesta de lo que él res- él daba; él respondió que estaba
pondía; y él respondió que era muy contento de ello.
muy contento.

en su cámara
Vivía el Padre Bobadilla en una habitación extremadamente pe-
queña y, en razón de sus indisposiciones y necesidad, hablaba de tener
otro aposento mayor. Se enteró Nuestro Padre y, para ejercitarle en su
obediencia y mortificación, le mandó a decir por mediación mía lo que
aquí cuento.
A 19 DEL MISMO Día 19 de Marzo
293. 1 ° Sabiendo el Padre que 293. 1.° Enterado el Padre de que
había floxedad en los confeso- había negligencia en los confeso-
504
res , me mandó le[s] diese por 504
res , me mandó darles por escrito
escrito la regla sobre ello, y la pu- la regla hecha sobre esto y su pro-
blicación della. mulgación.
[Anotación marginal]: Esto es, en
acudir a la portería cuando tocaban la
campana para algún enfermo en peli-
gro, como queda dicho.

294. 2 ° El Padre habló con 294. 2.° El Padre habló con Loar-
505
Loarte y quedó muy satisfecho 505
te y quedó muy satisfecho de él,
del; porque, dándole capelos muy porque, habiéndole dado repren-
grandes y para mucho humillalle y siones muy fuertes capaces de hu-
confundille, conoció en él su vir- millarle y herirle mucho, com-
tud; y díxome a mí que no le obli- prendió su virtud; y me dijo que no

504
Cf. núms. 224, 278.
505
El Padre Gaspar Loarte, del que se habla en los números siguientes y en otras partes
del Memorial. Nació en Medina del Campo en 1498. Discípulo de San Juan de Avila, in-
gresó en la Compañía en 1553. Como ministro de la casa profesa de Roma (cf. núm 323)
estuvo en estrecho contacto con San Ignacio. En 1555 fue nombrado rector del colegio de
Genova y en 1562 de Mesina. Volvió a España en 1576, muriendo dos años después en
Valencia. Sus escritos ascéticos alcanzaron gran difusión.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 205

gase a confesar italianos, pues di- le obligara a confesar a italianos,


cía que no los podía entender: y porque decía que no lograba en-
que había hombres que eran es- tenderlos; y que había unos que
crupulosos en una cosa, y otros en eran escrupulosos en una cosa y
otra, como yo no lo era en el ha- otros en otra, como yo no lo era en
blar de priesa. el hablar de prisa.
295. Decía Nuestro Padre muchas veces que la Compañía debía tener
siempre especial cuidado en mortificar a los nobles y cultos, porque si
estos fueran perfectos, harían gran servicio de Dios; y si no lo fueran,
harían mucho mal. Y esto, que lo decía muchas veces, se lo veía practi-
car algunas de manera muy eficaz.
Cuando el Padre Nadal, terminada su primera visita a España, re-
gresó a Roma el año 1554, llevó consigo al Padre Loarte, de nacionali-
dad española, sacerdote, buen predicador y doctor, que había enseñado
teología algunos años en España, uno de los discípulos más adictos del
Padre Avila, muy dado a la oración y a las cosas espirituales. Llegó a
Roma siendo yo ya ministro, me lo confió Nuestro Padre y me enco-
mendó que lo mortificara mucho, cosa que de ningún otro me dijo, a
pesar de haber entrado por lo menos un centenar largo durante el tiem-
po en que yo fui ministro. Y según el mismo Padre Ignacio me contó,
le dijo de mí muchas cosas buenas alabándome y encareciéndole lo
mucho que yo le podía ayudar en las cosas del espíritu: todo para que
él cobrara estima de mí y se aprovechara bien de las penitencias y
amonestaciones que le diese.
Le tomé a mi cargo y le traté con todo el rigor posible, ejercitán-
dole de ordinario por medio de personas de quienes más pudiese sentirse
afectado. Recuerdo en especial que nombramos entonces responsable de
los ejercicios de declamación a un novicio escrupuloso que expulsamos
al poco tiempo, que tenía de él especial cuidado y le mandaba declamar;
y una vez que había subido al pulpito, le hacía bajar de él y predicar de
rodillas, besar el suelo y los pies a los que estaban presentes, hablar aho-
ra de una manera, ahora de la otra, obligándolo muchas veces a desde-
cirse de lo que había dicho y usando tantas invenciones, que, sin saber
por dónde salir, le hacía llorar como a un niño; y preguntándole en una
ocasión si quería ir con él a recorrer las estaciones, respondió Loarte: «No
es menester, pues vos acá me dais cada día indulgencia plenaria».
Yo le hablaba a menudo de la propia mortificación, de la abnega-
ción de la voluntad, de la perfecta indiferencia y obediencia ciega que se
pretendía en la Compañía, acudiendo con él muchas veces a esta frase
que entonces era corriente: «Es menester venir al punto». Un día, estan-
do los dos tratando de esta materia, me preguntó qué quería decir aque-
llo. Yo se lo expliqué con esta comparación: Si uno se ata a una cuerda
y se cuelga de un clavo, de modo que quede aún con los pies en el suelo,
no se podrá juzgar si la cuerda es bastante resistente para sostenerlo; pero
si le quitan la tierra de debajo hasta que quede en el aire, entonces se
puede comprobar bien la resistencia de la cuerda: porque si ésta no se
206 RECUERDOS IGNACIANOS

rompe, señal es de que es resistente y que puede sostener bien cualquier


peso. De igual modo Nuestro Padre Ignacio y la Compañía, hasta que
uno, aunque esté ya bien atado, no haya quitado y cavado debajo de sí
toda la tierra en que asentaba los pies de la afición y en que podía de al-
gún modo apoyarse, no le consideran seguro del todo; pero si después de
hacer eso y de quedar en el vacío, la cuerda resiste, entonces juzga que
ese tal ha llegado «al punto» y es un hombre de quien se puede colgar
cualquier peso. Dije estas palabras con tal decisión y eficacia, que no
pudo oírlas sin lágrimas y exclamar: «¡Ay de mí, que tengo de ser ahor-
cado!».
Le absorbieron tanto estos ejercicios, que se quejaba de que, te-
niendo fuera muchas consolaciones en la oración, ninguna experimenta-
ba después de haber entrado en casa; y fue necesario que hablase expre-
samente con él Nuestro Padre de cosas espirituales, haciéndolo tan raras
veces, que me dijo después que hacía muchos años que no había habla-
do espiritualmente más que entonces con Loarte.
296. Vino asombrado del Padre Ignacio y sumamente consolado y ani-
mado para arrostrar los trabajos que traía entre manos; y al preguntarle yo
qué le parecía del Padre, respondió: «El Padre Ignacio es una fuente de
aceite»; y qué le parecía de mí, respondió: «Vuestra Reverencia es todo
vinagre».
Yo contaba detalladamente cada día a Nuestro Padre todo lo que
entre los dos pasaba, y todo lo hacía por mandato suyo; y recuerdo espe-
cialmente que, cuando le conté esta respuesta del aceite y del vinagre, le
hizo mucha gracia y la contaba él después a algunos Padres con mues-
tras de gran satisfacción.
En fin, tanto deseaba ejercitar a este doctor en todas las pruebas de
la Compañía, que como mandase hacer una peregrinación a los Padres
506
Polanco y don Diego de Guzmán , para que Nuestro Señor diera salud
al papa Marcelo, de quien esperaba mucho para la reforma de la Iglesia,
y solicitándole yo en esta ocasión una peregrinación a Loreto, fui al doc-
tor y le pregunté si quería peregrinar conmigo, que pediría licencia para
que fuéramos ambos. Respondió que conmigo sí. Pensando que no era
posible que el Padre me dejara ir (pues en este tiempo trataban los médi-
cos de mandarme a curar a los baños de Viterbo), volví otra vez al Padre;
y cuando le dije que Loarte quería ir conmigo a Loreto, si le parecía bien
a Su Reverencia, se alegró mucho de ello; y de esta manera hicimos am-
bos a dos aquel viaje, en el que el Padre Loarte sufrió mucho por no es-
507
tar acostumbrado a esto y ser de escasas fuerzas corporales . Poco des-
506
Igual que Loarte (cf. nota anterior), Diego de Guzmán fue discípulo de San Juan de
Avila y con Loarte entró en la Compañía. Recorrió muchas ciudades de Italia enseñando la
doctrina cristiana a los niños; regresó a España y murió en Sevilla el 8-V-1606. Cf. núms.
336-337, 340.
W 7
El 4-V-1555 escribía San Ignacio al vicario de Espoleto, Juan Oliva, rogándole que
ayudase a Polanco y a Loarte, que habían enfermado en el curso de la peregrinación a Loreto,
a fin de que pudieran regresar más fácilmente a Roma. Cf. núms. 336, 340.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 207

pues lo nombró Nuestro Padre rector del colegio de Genova, habiendo


508
sido primero durante algún tiempo viceministro en Roma .
A 20 DEL MISMO Día 20 de Marzo
509
297. 1° La persona N. , que a 297. 1.° Fulano , que se había
509

los quatorce se había tentado, se sentido tentado el día 14, volvió a


tornó a tentar y habló hoy a sentir la tentación y habló hoy con
N.P.; y después de mucha plática, Nuestro Padre; y después de una
pedía ir a Loreto. El Padre le larga conversación, pedía ir a Lo-
dixo: qué quería él de Loreto? si reto. El Padre le dijo que qué bus-
quería el mérito de la perigrina- caba él en Loreto; que si quería el
ción, que él quería ir allá por él mérito de la peregrinación, que él
(estaba el Padre ya de antes de- pensaba ir allá por él (ya desde an-
terminado de ir a Loreto esta tes estaba decidido el Padre a ir a
510
pascua ' ), y le quería dar todo Loreto esta pascua ) y darle todo
5 0

su mérito; y con esto lo contentó su mérito; y con esto lo contentó y


y quietó, y hizo con él que diese aquietó, y logró que le diera un es-
un escrito, en que nombrase los crito nombrando como jueces a los
que le pareciese por jueces, y que que le parecía bien, con el com-
estuviese por su sentencia. Esto promiso de atenerse a su sentencia.
se hizo; y después de dichas tres Así se hizo, y después de decir tres
misas, nos juntamos seis profesos, misas, nos juntamos seis profesos,
y todos dixeron que no era obli- y todos dijeron que no estaba obli-
gado a socorrer a sus hermanas gado a socorrer a sus hermanas y a
y madre, que es lo que a él le su madre, que era lo que a él le
engañaba; y ansí él quedó quieto engañaba; y de ese modo quedó
y consolado. Acordarme he de tranquilo y consolado. Tengo que
haber la copia de los pareceres acordarme de conseguir la copia de
de los PP. Frusio y Olave, que los pareceres de los Padres Frusio y
511
los dieron por escrito ". 5
Olave, que los dieron por escrito .
512
298. 2° Hulano en el huerto, 298. 2.° Hará siete u ocho días fu-
512 513
habrá 7 o ocho días, me llamó a lano nos llamó a Botello y a mí
513
mí y a Botello , diciendo gran- en la huerta, formulando grandes
des quexas del que me había ha- quejas del que me había hablado a
blado a mí de sus cien mil; y to- mí de sus 100.000 [dineros]; y to-
das las quexas eran, porque yo das las quejas se reducían a que yo
poderío pensar, que pensaba el podría pensar que dicho fulano
dicho hulano que N.P. querría pensaba que Nuestro Padre querría
quél los diese a Roma; y co- que él los diera a la casa de Roma;
508
Marchó de Roma el día 12-IX-1555.
509
Cf. núm. 285.
5 1 0
De la intención de San Ignacio de peregrinar a Loreto hablan frecuentemente las
cartas de este tiempo; no lo hizo por causa de la sede vacante.
511
Documentos desconocidos.
512
Es probable que se trate de Teutonio de Braganza.
5 1 3
El portugués Miguel Botello ingresó en la Compañía en 1544, siendo enviado a
Roma al año siguiente. Excelente orador, murió en 1576.
208 RECUERDOS IGNACIANOS

meneó a hacer grandes exagera- y comenzó a hacer grandes exage-


ciones, que nunca tal cosa había raciones, diciendo que nunca había
pensado, ni había tenido ninguna pensado tal cosa ni había tenido
ocasión para ello. ningún motivo para ello.
299. 3° Nuestro Padre supo 299. 3.° Nuestro Padre se enteró
cómo hulano algo tocaba de los de que fulano se refería de alguna
cien mil, y llamónos a muchos y manera a los 100.000 [dineros] y
hízonos una plática, y todos nos llamó a muchos y nos dirigió
dixeron que no había tal cosa, una exhortación; y todos le dijeron
sino el mismo hulano, que dixo que no había tal, sino que fue el
haberlo sospechado. Está escrito mismo fulano quien dijo haberlo
514
esto de Polanco a la larga . sospechado. Esto se halla escrito
514
detalladamente por Polanco .
300. 4.° El Padre, sabiendo el 300. 4.° El Padre, enterado de la
515
515
mal del papa Julio , hizo por él enfermedad del papa Julio , hizo
oración; mas dice que no podía oración por él; pero dice que no
entrar en devoción; y que después podía hallar devoción; y que des-
entró, con muchas razones que pués la halló, buscando y descu-
buscó y halló para ello, id est, briendo muchas razones para ello,
para le pedir vida, etc. a saber, para pedir que viviera, etc.
[d.i.] El Padre parece que Parece que el Padre se mue-
en toda cosa se mueve por razón, ve por la razón en todas las cosas
y siempre el afecto y la devoción y que el afecto y la devoción van
516
sigue ; y esta regla guarda en 516
siempre detrás ; y ésta es la regla
todas cosas y la da a otros: y dice que guarda en todas las cosas y la
que esta diferencia tienen los misma que da a otros; y dice que
hombres de los otros animales. Y ésta es la diferencia que tienen los
esta es la cosa más señalada, o hombres con los otros animales. Y
una de las más, del Padre. esto es lo más señalado, o una de
las cosas más señaladas del Padre.

21 Día 21 de Marzo
301. El Padre hace siempre cada 301. El Padre hace todos los días
día oración por el papa; y agora oración por el papa; y ahora que
que está enfermo, dos veces, y está enfermo, dos veces al día, y
siempre con lágrimas. siempre con lágrimas.
302. Hoy 23 es muerto el papa 302. Hoy, día 23, ha muerto el
Julio. El Padre manda que se diga papa Julio. El Padre manda que se
517 517
al abad , mas que no se le per- le diga al abad , pero que no se le
514
Este escrito de Polanco nos es desconocido.
515
La última enfermedad del papa Julio III se agravó el día 19 de marzo, y dos días
después se había perdido toda esperanza.
516
Cf. la hermosa doctrina ignaciana de la relación entre la razón y la consolación en su
carta del día 30-V-1556 al doctor Alfonso Ramírez de Vergara (MI, Epist. XI, 184-185).
517
Jerónimo Martinengo, que estaba haciendo los Ejercicios bajo la dirección del Padre
Goncalves da Cámara. Cf. núms. 280,286.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 209

suada nada. El abad se salió, y al aconseje nada. El abad salió de


Padre le desplugo; porque fuera Ejercicios, lo que disgustó al Pa-
mucho a honrra de Dios haber él dre, porque hubiera sido de mucha
dexado oficio y todo por perseve- gloria de Dios que hubiera dejado
rar en sus exercicios. el oficio y todo lo demás por per-
severar en sus Ejercicios.

El abad se salió
Se salió el abad Martinengo del recogimiento de sus Ejercicios para
cumplir ciertas cosas relacionadas con la muerte del papa Julio, a que
estaba obligado por razón de su cargo de presidente de los clérigos de
cámara. Esto le disgustó a Nuestro Padre, porque ya estaba decidido a
entrar en la Compañía, por lo que hubiera querido verle romper con su
cargo y que perseverase en los Ejercicios comenzados. Una vez que
cumplió con su obligación, volvió a ellos. Pero luego, al ser elegido
Marcelo, que era muy amigo suyo, y de él podía esperar que le haría
cardenal, se volvió a salir de Ejercicios. A este propósito recuerdo que,
bromeando después Nuestro Padre conmigo algunas veces, me decía:
«Padre, ¿qué es de vuestro abad?». Y yo le respondía: «Padre, dos papas
contra un abad, dos papas contra un abad, ¿cómo no le iban a vencer,
etc.?». Esta respuesta le hacía al Padre mucha gracia.
518 518
303. Los laicos , habiendo per- 303. Los Hermanos coadjutores
sonas de fuera, no vayan al huer- no vayan a la huerta habiendo per-
to, sino los edificativos, y vestidos, sonas de fuera, a no ser los que
etc.; y hágase regla dello. edifiquen y estén bien vestidos,
etc.; y establézcase regla de ello.
habiendo personas de fuera
Los nobles que venían a oír el sermón a nuestra casa se paseaban
por la huerta, que es paso obligado para la iglesia y está más elevada que
la planta baja de la casa. Nuestro Padre no quería que los Hermanos co-
adjutores, que a veces andaban por allí en calzas y jubón, saliesen en este
tiempo a la huerta, a no ser convenientemente vestidos.
304. Loarte fue a humillarse al 304. Loarte fue al refectorio a
refitorio, diciendo sus tentaciones humillarse, diciendo sus tentacio-
y besando los pies, etc., y esto por nes y besando los pies, etc., y esto
orden del Padre. por orden del Padre.
1° DE ABRIL Día 1 de Abril
305. 1° Hablando el Padre con- 305. 1.° Hablando el Padre con-
519 519
migo de los exercicios del abad , migo de los Ejercicios del abad ,
me dixo lo que se sigue: Primera- me dijo lo siguiente: primeramen-
5 . 8
La expresión laicos la traducimos por Hermanos coadjutores, pues ese es el sentido,
como se deduce del comentario de Goncalves da Cámara.
5 . 9
Cf. núm. 280.
210 RECUERDOS IGNACIANOS

mente, que agora ya no valía nada, le, y refiriéndose al rigor con que
hablando del rigor con que se da­ se daban los Ejercicios al princi­
ban los exercicios al principio; que pio, que ahora ya éste no valía
entonces ninguno los hacía que no nada; que entonces nadie los hacía
estuviese algunos días sin comer sin estar algunos días sin comer, a
(nemine tamen persuádeme); y que pesar de que nadie les convencía
agora esto no se atrevería a con- para hacerlo; y que ahora no se
sentillo más de un día [a] algún atrevería a consentir esto más de
subjecto recio, aunque de lo pasa­ un día a algún sujeto fuerte, aun­
do no tenía algún escrúpulo. Todos que no tenía ningún escrúpulo de
los primeros Padres hicieron los lo pasado. Todos los primeros Pa­
exercicios exactamente y aparta­ dres hicieron los Ejercicios con
dos; y el que menos abstinencia toda exactitud y en retiro; y el que
hizo, estuvo tres días sin comer ni menos abstinencia hizo, estuvo tres
beber ninguna cosa, excepto Si- días sin comer ni beber nada, ex­
320 520
mone , que, por no dexar sus es­ cepto Simón , que, por no dejar
tudios y no andar bien sano, no sus estudios y no andar muy sano,
dexó su casa, ni hizo ninguno des- no abandonó su casa, ni hizo nin­
tos estremos, sino que le daba el guno de estos excesos, sino que el
Padre las meditaciones, etc. Padre le daba las meditaciones, etc.
Fabro hizo los exercicios en Fabro hizo los Ejercicios en
el arabalde de S. laques, en una el arrabal de Santiago, en una casa
casa a mano esquierda, en tiempo a mano izquierda, en un tiempo en
que el río Secana se pasaba con que se atravesaba el río Sena con
carretas por estar helado. Y aun­ carretas, por estar helado. Y aun­
que el Padre tenía esta adverten­ que el Padre tenía la precaución de
cia de mirar en los labios si se pe­ mirar si se pegaban los labios,
gaban, para conocer si no comía para saber si el ejercitante no co­
el que se exercitaba, quando exa­ mía, cuando examinó a Fabro, ha­
minó a Fabro halló que ya había lló que ya hacía seis días comple­
seis días naturales que no comía tos que no comía nada y que
ninguna cosa, y que dormía en ca­ dormía en camisa sobre las barras
misa sobre las barras que le que le trajeron para hacer fuego,
traxeron para hacer fuego, el qual que nunca había encendido, y que
nunca había hecho, y que las me­ hacía las meditaciones sobre la
ditaciones hacíalas sobre la nieve nieve en un patio. Cuando el Padre
en un cortil. Como el Padre esto lo supo, le dijo: «Yo pienso cierto,
supo, le dixo: «Yo pienso cierto, que vos no habéis pecado en esto,
que vos no habéis pecado en esto, antes habéis merecido mucho: yo
antes habéis merecido mucho: yo volveré antes de una hora a vos, y
volveré antes de una hora a vos, y os diré lo que habéis de hacer». Y
os diréy lo que habéis de hacer». Y entonces el Padre se fue a una
ansí se fué el Padre a una iglesia iglesia cercana a hacer oración; y
cercana a hacer oración; y su de­ su deseo era que Fabro estuviera

Simón Rodríguez:
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 211

seo era que Fabro estuviese tanto sin comer tanto tiempo como lo
521
tiempo sin comer, quanto el mismo había estado el mismo Padre ,
521
Padre había estado , para lo qual para lo que le faltaba poco. Pero,
le faltaba poco. Mas, aunque esto aunque lo deseaba, después de he-
deseaba, no se atrevió el Padre a cha oración, no se atrevió el Padre
consentillo después de hecha ora- a permitirlo; y entonces volvió a
ción; y así se volvió a hacelle fue- encenderle fuego y a hacerle de
go y de comer. comer.
522
306. Maestro Francisco , ultra 522
306. El Maestro F r a n c i s c o ,
de su abstinencia grande, porque además de guardar gran abstinen-
era en la isla de París uno de los cia, se ató fuertemente todo el
mayores saltadores, se ató todo el cuerpo y las piernas con una
cuerpo y las piernas con una cuerda, por ser uno de los mejo-
cuerda reciamente; y ansí atado, res saltadores de la isla de París;
sin poderse mover, hacía las me- y atado así, sin poder moverse,
ditaciones. hacía las meditaciones.

se ató todo
Parece que le venían a la mente durante la meditación los saltos y
fiestas en que había tomado parte en la isla, como algo que naturalmente
le agradaba; y para vencerse en la raíz de esta pasión, ataba sus miem-
bros, atormentándolos con las ataduras, contrarias a la ligereza y habili-
dad de los saltos.
523 523
307. Pedro Codacio , a quien 307. Pedro Codazzo , a quien el
también el Padre dio los exerci- Padre dio los Ejercicios, estuvo
cios, estuvo tres días sin comer, tres días sin comer, aunque era un
aunque era grande comedor y re- gran comedor y un regalón y hom-
galado, y hombre que en el tiempo bre que, en tiempo del papa Cle-
de Clemente governaba a uno que mente, tenía bajo su autoridad a
governaba al mismo papa Cle- uno que gobernaba al mismo
524 524
mente . Este quedó bien dispues- papa . Salió de los Ejercicios con
to, y después, de ahí algún tiempo buena disposición hacía la Com-
se determinó para la Compañía. pañía, y después, de ahí a algún
tiempo, se decidió a entrar en ella.

521
Estuvo sin comer siete días completos. Cf. Autobiografía, núm. 25 (Núm. 2 de esta
colección, El Peregrino, pág. 44).
522
San Francisco Javier.
523
Pedro Codazzo, canónigo de Lodi, fue el primer italiano que se adhirió a la Compa-
ñía en 1539, cuando todavía no estaba canónicamente constituida. Consiguió del papa que
la iglesia de Santa María della Strada, que le había sido adjudicada, se diera a San Ignacio
y a sus compañeros (Bula del 24-VI-1541). Ayudó mucho materialmente a la naciente
Compañía, tanto que San Ignacio le consideraba como fundador de la casa profesa de Roma.
Murió el día 7-XU-1549.
524
Clemente VII (1523-1534). El Memorial parece referirse a Felipe Archinto, vicario
de Roma.
212 RECUERDOS IGNACIANOS

dispuesto
Quedó bien dispuesto, porque, aunque no entró inmediatamente en
la Compañía, sin embargo de allí le nació la determinación de entrar en
ella poco después.
A 2 DEL MISMO Día 2 de Abril
308. 1 ° El Padre no quería que 308. l.° El Padre no quería que
ninguno de la Compañía procura- ninguno de la Compañía intentara
se confesión de príncipe, ni tanpo- confesar a príncipes, ni tampoco
co se escusase. que se escusara de hacerlo.
2° Le parecería que el tal 2° Opinaba que tal confesor
confesor nunca en el tiempo de la nunca debía hablar al príncipe de
confesión hablase al príncipe en ninguna clase de negocios durante
ningunos negocios, aunque se po- la confesión, aunque podría infor-
dría enformar de los particulares marse de otras personas para re-
para dar recuerdos al príncipe a cordárselo al príncipe en el tiempo
sus tiempos convenientes; y así oportuno; y entonces dijo el Padre,
dixo el Padre, como otras veces como había dicho otras veces, que
había dicho, que no le había pare- no le había parecido bien el haber-
cido bien dexar de confesar el rey se dejado de confesar al rey de
525
de Portugal . Portugal . 525

3° El Padre mostró grande 3.° El Padre mostró gran de-


deseo que yo no fuese descuidado, seo de que yo no fuese descuidado,
diciendo: y cómo lo deseo! diciendo: «¡Y cómo lo deseo!».
A 3 DEL MISMO Día 3 de Abril
526
309. 1° Uno de la Compañía , 309. l.° A uno de la Compañía , 526

que ha tenido una revelación, se- que, según él pensaba, había tenido
gún que pensaba, y no le podien- una revelación, su superior local le
do reducir su prepósito local, le mandó a Roma al no poder disua-
mandó a Roma; la primera cosa dirlo; lo primero que dijo el Padre
que dixo el Padre fué, que se re- fue que se le recibiera como hués-
cébese como hósped, y no como ped, y no como miembro de la
hombre de la Compañía; y así, Compañía; y entonces, después de
después de dar por escrito su re- entregar por escrito su revelación y
velación, y ordenados los seis que de señalarse los seis que la había-
la habíamos de ver, hallamos mos de examinar, descubrimos que
que, estando en los exercicios, a la había tenido estando en Ejerci-
la fin dellos le había venido, an- cios, hacia el fin de los mismos, y
tes que se resolvese para la antes de que se decidiese a entrar en
525
San Ignacio había reprendido en 1552 al propio Goncalves da Cámara y al Padre
Diego Mirón por no haber querido confesar al rey de Portugal (cf. MI, Epist. IV, 365, 625).
526
Se trata del Padre Jerónimo Le Bas (Basius), que fue enviado a Roma por Broét en
compañía del Padre Juan Arnaldo. La revelación consistía en que el anticristo, que era hijo
de Solimán, rey de los turcos, vendría dentro de tres meses y arrasaría toda la tierra de los
cristianos, por lo que era inútil esforzarse en fundar colegios.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 213

Compañía, a la qual le deseaban la Compañía, en la cual le querían


527
por tener buenas partes . Y así por tener buenas cualidades . Y 527

se fué luego a servir en un hospi- entonces se fue enseguida a servir


tal 6 meses, después de los quales en un hospital durante seis meses,
se metió en la Compañía. Y man- después de los cuales entró en la
dóle el Padre que también firma- Compañía. El Padre le mandó tam-
se de su mano cómo quería estar bién firmar de su mano que quería
por la sentencia. Y así el Padre, atenerse a la sentencia. Y así el Pa-
después de las firmas de todos, dre, en la sentencia que se dictó,
en la sentencia que se dio, puso puso también, después de las firmas
también la suya con palabras que de todos, su propia sentencia con
significaban que, aun antes que palabras que daban a entender que,
huviese visto la sentencia, le ha- aun antes de haber visto la senten-
bía parecido haber sido aquel cia, le había parecido que aquello
mal espirito. Quiso Dios que con procedía de un mal espíritu. Quiso
esto se reduxo aquella pobre áni- Dios que con esto se rindiera aque-
ma, aunque todavía le quedan di- lla pobre alma, aunque todavía le
ficultades; porque quiere creer a quedan dificultades; porque quiere
la obediencia, y todavía no puede fiarse de la obediencia, pero aún no
quitar la aprensión que tiene de puede apartar de sí el convenci-
la revelación haber sido verdade- miento que tiene de que la revela-
ra. El Padre mandó que se le ción había sido verdadera. El Padre
diese la sentencia con toda la ce- mandó darle la sentencia con todas
rimonia, diciendo que el demonio las ceremonias, diciendo que con el
así se quiere [sic]. demonio hay que proceder así.
Uno de la Compañía
310. Era éste un sacerdote flamenco de lengua francesa. El punto prin-
cipal de su revelación eran calamidades de Francia. Quiso Nuestro Se-
ñor darle luz para que conociera su engaño. Una vez dictada la sentencia
que aquí digo, aunque al principio tuvo algunas dificultades, después,
sometido, Nuestro Padre le mandó entrar a vivir con los Hermanos, pues
hasta entonces había estado como huésped; porque Nuestro Padre mos-
tró siempre aversión a profecías que no fuesen aprobadas por la Iglesia.
Estuvo algunos meses en Roma haciendo los oficios bajos con
mucha obediencia y humildad. Recuerdo concretamente que fue el me-
jor despensero que tuvimos en mi tiempo. Y tan satisfecho quedó Nues-
tro Padre de su prueba, que poco después lo mandó a Francia como rec-
528
tor de un colegio , muriendo en este cargo con mucha edificación y
529 530
muestras de virtud ; y yo le vi después en su mismo colegio , con gran
527
Sobre la vocación del Padre Le Bas, cf. Chron. ID, 295.
528
Su envío al colegio de Billom se anuncia el 12-IX-1555 en cartas al Padre Broet y a
monseñor Guillermo du Prat, obispo de Clermont. Fue rector de este colegio desde 1557
hasta fines de 1560.
529
Llamado a Roma, para concluir sus estudios teológicos, murió allí en 1562 después de
una breve enfermedad. Polanco narró su edificante muerte en una carta a toda la Compañía.
330
Sin duda lo vio cuando, en 1559, fue enviado de Roma a Portugal para ser preceptor
del rey Sebastián (cf. Lainii Mon. IV, 434).
214 RECUERDOS IGNACIANOS

edificación de los de dentro y de los de fuera, siendo para mí un exce-


lente ejemplo de cuánto favorece Dios en la Compañía a los que practi-
can la verdadera obediencia de juicio. Porque, como yo era ministro y
sabía el idioma francés, Nuestro Padre me confió a mí todos los detalles
de este asunto; y visitaba muchas veces al día a este Padre, tratando con
él sobre esta materia, y parecía que tocaba con la mano lo violento que
le resultaba someter este asunto al juicio de otro. Y así hubo que gastar
en esta tarea algunos días, para persuadirle que debía y podía hacerlo con
buena conciencia.
311. 2° El Padre juzga que a 311. 2.° El Padre juzga que, a
personas, de quien se espera que personas de quienes se espera que
pueden venir a seguir la vía de pueden llegar a seguir el camino
perfección, aunque pidan los de la perfección, no se les den los
exercicios, no se le[s] den abier- Ejercicios abiertos, aunque los pi-
tos. dan.

abiertos
Llamo Ejercicios abiertos, cuando el que los recibe no está total-
mente recogido, sino que emplea tan sólo algún tiempo en las meditacio-
nes, saliendo también a atender sus ocupaciones.
312. 3° En los exercicios no se 312. 3.° En los Ejercicios no se ha
ha de dar nada por escrito. Iten, de dar nada por escrito. Tampoco se
no se ha de hablar en religión, sin ha de hablar sobre la vida religiosa,
que primero se hayan propuesto sin que primero se hayan propuesto
los preceptos y los consejos in ge- los preceptos y los consejos de un
nere, y se haya determinado a los modo general, y el ejercitante se
consejos. Y así dixo el Padre, sa- haya decidido por los consejos. Y
biendo hoy de uno que no obser- por eso dijo el Padre, cuando se en-
vaba esta regla, que no los sabía teró hoy de uno que no observaba
dar. esta regla, que no sabía darlos.
313. 4° Dixo el Padre que quería 313. 4.° Dijo el Padre que quería
hacer un Directorio de cómo se hacer un Directorio sobre cómo
habían de dar los exercicios, y que habían de darse los Ejercicios y
Polanco le preguntase las dudas a que Polanco le preguntara las du-
qualquiera hora, porque en cosas das a cualquier hora, porque, tra-
de los exercicios no le sería nece- tándose de los Ejercicios, no le se-
sario pensar mucho pera respon- ría necesario pensar mucho para
der a ellas. responder a ellas.
Nuestro Padre hizo pronto este Directorio, y yo traje una copia de
531
él a esta provincia [de Portugal] .

531
Polanco afirma que San Ignacio empezó, ciertamente, el Directorio de los Ejerci-
cios, pero no lo terminó; a lo que se refiere aquí el Memorial es muy probablemente a lo
publicado en MI, Dir., 70-78.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 215

A 4 DEL MISMO Día 4 de Abril


314. 1° El Padre ha puesto gran 314. l.° El Padre ha puesto gran
diligencia en librar a Mudarra de diligencia en librar a Mudarra de la
la inquisición, el qual ha sido el inquisición, el cual había sido el
mayor contraditor que tuvo la mayor opositor que tuvo la Com-
Compañía al principio, y está pañía al principio y se halla ahora
532 532
agora huido de Roma , con to- huido de Roma , con todos sus
dos sus beneficios, que eran mu- beneficios perdidos, que eran mu-
chos, perdidos, y con muchos mi- chos, y con muchos miles de du-
llares de ducados, que tenía, cados que tenía confiscados por la
confiscados por la inquisición. Lo inquisición. Lo mismo hizo el Pa-
mismo hizo el Padre con Miguel dre con Miguel «el navarro», que
533
Navarro, que también la había también le había perseguido ,
533
perseguido , hasta recebillo en hasta llegar a recibirlo en casa,
534 534
casa, etc. . etc. .
315. 2° El Padre gastó hoy bue- 315. 2.° El Padre gastó hoy buena
na parte del día en entender el parte del día en informarse del
modo que cada uno tenía en asol- modo que cada uno usaba en ab-
ver y dar penitencias, porque hasta solver e imponer penitencias, por-
en esto quiere que haya uniformi- que hasta en esto quiere que haya
dad. uniformidad en la Compañía.
316. 3.° Propusieron al Padre de 316. 3.° Propusieron al Padre ha-
hacer oración continua por la cer oración continua por la elección
535 535
elección , y no le pareció, por no del papa , y no le pareció bien, por
hacer ritos, ni tanpoco que todos no establecer costumbres; tampoco
yuntos dixesen las letanías; mas le pareció bien que rezaran todos
que las podían decir diez o doce juntos las letanías; pero que sí po-
de aquellos que quigá se olvida- dían rezarlas con dos sacerdotes 10
rían de hacer la oración tres ve- ó 12 de los que quizá se olvidarían

532
Francisco Mudarra se puso al frente de un grupo (Pedro de Castilla, el doctor Mateo
Pascual, cierto Barrera y Miguel de Landívar, criado en otro tiempo de San Francisco Javier)
para perseguir en 1538 a San Ignacio y a sus compañeros. De acusador pronto pasó a ser
acusado: la inquisición le condenó, siendo quemado en eñgie. San Ignacio intercedió por él
repetidas veces.
5 3 3
Como se dice en la nota anterior, este antiguo criado de Javier, navarro como él, se
sumó a las persecuciones de 1538 contra San Ignacio y los primeros jesuítas. Ya en París
había intentado asesinar a Ignacio. Posteriormente quiso afiliarse al grupo de los primeros
compañeros, tanto en Venecia como en Roma, pero fue rechazado por inepto. Entonces,
quizá por despecho, se convirtió en encarnizado calumniador del grupo. Después de ser in-
vestigado por el gobernador de Roma, fue desterrado. Cf. Autobiografía, núm. 98 (Núm. 2 de
esta colección, El Peregrino, pág. 99).
5 3 4
Detrás de la expresión «llegar a recibirlo en casa, etc.» se oculta la duda de si
Landívar fue recibido en la Compañía: Ribadeneira lo afirma (Cf. FN n, 332), mientras que
Simón Rodríguez lo niega (Cf. Rod. Epist., 504). La duda quizá haya de decantarse hacia la
parte negativa. Cf. FN U, 332, nota 22.
535
Preces que había que hacer para encomendar la elección papal después de la muerte
de Julio UI. Cf. núms. 300-302.
216 RECUERDOS IGNACIANOS

535bis
ees, como está mandado , con de hacer la oración tres veces, como
535bis
dos sacerdotes; y así, estando ya está mandado ; y por eso la otra
todos dormiendo, la mandó la otra noche, estando ya todos durmiendo,
noche el Padre hacer, por no se mandó el Padre hacerla, por no ha-
haber comengado aquel día. El berse comenzado aquel día. El mis-
mismo Padre dice las letanías mo Padre reza las letanías cada no-
536 536
cada noche con Joan Corso por che con Juan C o r s por esta
este efecto. intención.
317. 4° El que tenía la tentación, 317. 4° El que tenía la tentación,
537
de quien se ha hablado , 537
tornó de quien ya se ha hablado , vol-
otra vez a tentarse para irse a otra vió otra vez a sentirse tentado de
religión. El Padre le habló tanto, pasarse a otra orden religiosa. El
hasta que vino en esto: que esta Padre habló con él largamente,
cosa tornase a dexar en los mis- hasta que convino en esto: volver a
mos que había dexado lo primero, confiar este asunto a la decisión de
requiriéndoles que, si juzgasen los mismos a quienes había con-
convenirle la Compañía, todas las fiado lo primero, pidiéndoles que,
veces que él se tentase, le diesen si juzgaban que le convenía la
cada día una disciplina hasta que Compañía, le impusieran una dis-
se quietase; y si a S. Francisco le ciplina cada día, cuantas veces se
mandasen, diesen el mismo re- sintiera tentado, hasta que se tran-
cuerdo al guardián. Hizo se este quilizase; y si le mandaban a la
juicio, y quedó en la Compañía. Y orden de San Francisco, dieran la
el Padre había dexado su voto en misma recomendación al guardián.
los jueces. Se hizo este juicio y permaneció
en la Compañía. Y el Padre había
cedido su voto a los jueces.
318. 5° En la iglesia, aunque es 318. 5.° Aunque se está en sede
sede vacante, puede haber tapice- vacante, puede haber tapicería en
ría; mas nunca el Padre quiere la iglesia; pero el Padre nunca
que haya plata. quiere que haya plata.
Había duda, especialmente en este tiempo de sede vacante, porque,
estando entonces la tierra sin autoridad suprema, suele haber más robos
y libertades.
319. 6° Mandaron hoy una li- 319. 6.° Hoy mandaron una li-
mosna al colegio y no la quiso to- mosna al colegio, y no quiso acep-
mar. El Padre ha respondido que, tarla. El Padre ha respondido que
quando la persona que hiciese li- era lícito aceptar la limosna, si la
mosna, no tuviese hijos ni otro persona que la hace no tiene hijos

535ku
C f . n ú m . 327.
5 3 6
Juan Cors, ya mencionado en el núm. 291, Hermano coadjutor catalán, ayudante de
San Ignacio, que se ocupaba de la habitación del santo; lo mismo haría con sus dos suceso-
res. Murió en Roma en 1572. Cf. núms. 327,337.
537
Cf. núms. 285, 297.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 217

inte [res] en el colegio, lícito era ni otro interés en el colegio; pero


tomarla; mas que no sería de pa- que no sería de la opinión que se
recer que se tomasen limosnas pe- aceptasen limosnas pequeñas, por
queñas, por no perder este nom- no perder el buen nombre y man-
bre, y conservarse el crédito. tener el crédito.
320. 7." Quando una persona in- 320. 7.° Cuando una persona in-
teresada dexase un legado para el teresada deje un legado para el co-
colegio, puédelo tomar. legio, éste puede aceptarlo.
321. Acordarme he de cómo sa- 321. Tengo que acordarme de
biendo el Padre por el P. Nadal, cómo el Padre, informado por el
quando vino, la contradición de Padre Nadal, cuando vino, sobre la
538
los Exercicios en España , y oposición que había en España
cómo Araos había hecho emendar 538
contra los Ejercicios , y de cómo
los libros conforme al español, el Araoz había mandado corregir los
Padre lo sintió mucho, condenan- libros conforme al texto español, lo
do mucho a Araos por haberlo he- sintió mucho, condenando mucho
cho, pues los de latín habían sido a Araoz por haberlo hecho, pues
aprobados por el papa; y dixo que los Ejercicios en su texto latino
nunca los defendería, sino que la habían sido aprobados por el papa;

5 3 8
«La contradicción» padecida en España contra los Ejercicios adquirió toda su
virulencia en 1553, alentada sobre todo por Melchor Cano y el arzobispo de Toledo, cardenal
Juan Martínez Silíceo. Aunque los flancos atacados fueron varios, el Memorial alude aquí
tan sólo a uno de los puntos, que sin duda fue el más virulentamente disputado: el relativo a
la regla XTV «para el sentido verdadero que en la iglesia militante debemos tener». La ver-
sión latina de los Ejercicios, hecha por el Padre Frusio y aprobada por la Santa Sede en 1548,
traducía así dicha regla: «Etiamsi plañe compertum definitumque esset nemini contingere
salutem, nisi praedestinato...», cuando el texto castellano original rezaba: «Dado que sea
mucha verdad que ninguno se puede salvar sin ser predestinado...» [366].
Esa traducción pareció a algunos favorecer la sentencia del dominico Ambrosio
Catarino, de que también los no predestinados podían salvarse. Naturalmente que San Ig-
nacio nunca había pensado tal cosa -como se deduce claramente del texto castellano-, y el
Padre Frusio, al ser preguntado sobre el particular, respondió que al traducir esta regla nunca
le había pasado por la mente adherirse a la sentencia de Catarino (Cf. MI, Epist. VIH, 413).
Los ataques contra el texto latino (sin conocer probablemente el texto castellano) fueron
durísimos; baste citar el más representativo, que es sin duda el que figura en la «Censura»
que fray Tomás de Pedroche presentó en 1553 al arzobispo Martínez Silíceo; califica a la
regla XTV (en su versión latina) «non modo errónea, temeraria et scandalosa, verum etiam
haeretica» (Chron. UJ, 524; la «Censura» en su integridad en págs. 503-524).
Hay que reconocer que, desde el punto de vista formal, tenían razón los que veían en el
esset de la traducción de Frusio un apoyo a la sentencia de Catarino; de ahí que no tuviesen
fácil defensa los jesuítas. Ante la avalancha de críticas, y atemorizado de modo especial por
el doctor Cuesta, Araoz mandó por su propia cuenta cambiar el esset de Frusio por un sit, que
reflejaba más fielmente el sentido del original castellano. Enterado San Ignacio, lo llevó muy
a mal, como dice el presente número del Memorial, no porque hiciese suya la opinión de
Catarino, sino porque la traducción de Frusio (vulgata) había sido aprobada por la Santa
Sede y debía ser considerada como intocable. Por respeto a la voluntad de San Ignacio, las
primeras ediciones siguieron usando la forma verbal esset, pero ya en 1576 se cambió de-
finitivamente el esset por el sit, que es la lectura empleada en la edición oficial del Institutum
Societatis Iesu.
218 RECUERDOS IGNACIANOS

Iglesia los defendiese de los con- y dijo que nunca los defendería:
traditores. que fuera la Iglesia quien los de-
fendiera de sus opositores.
la contradición
322. En una regla de las que añadió Nuestro Padre a los Ejercicios puso
el Padre Frusio, al traducirlo del español al latín, una palabra que dio
ocasión a que creyesen en Castilla que Nuestro Padre seguía la opinión
539
de Catarino acerca de la predestinación ; y como esta opinión fue muy
mal recibida en España, también lo era aquella regla. El Padre Araoz,
para evitar esta calumnia y contradicción, enseñó el texto español e hizo
corregir conforme a él el latino, cosa que sintió mucho Nuestro Padre,
porque quería se otorgase gran autoridad a la sede apostólica y a las co-
sas por ella aprobadas.
540
Comía una vez con Nuestro Padre Pedro de Zarate , persona muy
devota, celoso de la honra de Dios, que andaba agenciando con mucho
interés ante el papa, el emperador y el rey de Castilla la erección de un
convento en el Santo Sepulcro de Jerusalén; y lo solicitaba con suma di-
ligencia; y recayendo la conversación sobre la columna a que Cristo
Nuestro Señor fue azotado, de la que una mitad se halla en Roma y la
otra en Jerusalén, dijo Pedro de Zarate que le parecía que esta columna
de Roma no era la mitad de la verdadera columna, porque él había visto
la que había en Jerusalén y era más delgada y de otra hechura que la de
Roma. Nuestro Padre le respondió lo siguiente con mucha ponderación:
«Por cierto que yo he visto a una y otra, y que no me atreveré a juzgar si
hay diferencia entre ellas; y si hubiese, antes tendría ésta de Roma por
verdadera, que la Iglesia tiene aprobada, que la otra de Jerusalén, que está
allá entre los turcos».
Tal era el modo de pensar de Nuestro Padre.
323. 8° Hoy dixo el Padre que 323. 8.° Hoy mandó el Padre que
Loarte fuese ministro y sotomi- Loarte fuera ministro y viceminis-
nistro hasta después de pascua, tro hasta después de pascua, hasta

539
Cf. nota anterior. Ambrosio Catarino (Lancellotto de' Politi) OP. (1484-1553) fue
uno de los primeros y más influyentes enemigos de Lutero en Italia (1520: Apología pro
veníate...; 1521: Excusatio disputationis...). También polemizó a partir de 1530 con
Cayetano, Domingo de Soto, etc. En 1546 fue nombrado obispo de Minori y en 1552 arzo-
bispo de Conza. En su opúsculo De praedestinatione sostenía que algunos nombres habían
sido predestinados «.ante praevisa merita», mientras que otros tan sólo «post praevisa
merita»; pero al reservar el término «predestinación» sólo a la primera categoría, parece
afirmar que muchos se salvan sin ser predestinados.
5 4 0
Pedro de Zarate, caballero de la orden del Santo Sepulcro, natural de Bermeo (Viz-
caya), muy amigo de San Ignacio y de la Compañía. Tuvo gran celo por las cosas del
próximo oriente y obtuvo en 1554 una bula del papa Julio HJ para poder fundar colegios de
la Compañía en Jerusalén, Chipre y Constantinopla; también quiso fundar un colegio de la
Compañía en la provincia de Cáceres. Laínez le hizo partícipe de los bienes espirituales de
la Compañía. Murió en 1563.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 219

para ir a Genova a tener el car- que entonces vaya a Genova a


541
541
go . ocupar el cargo [de rector] .
A 5 DEL MISMO Día 5 de Abril
324. 1 ° Hoy supe cómo el P. 324. 1.° Hoy supe que el Padre
Frusio, siendo coco, truxo mucho Frusio, cuando era cocinero, tuvo
tiempo la carne del hombro toda mucho tiempo el hombro comple-
desollada, sin nunca lo decir; y la tamente desollado, sin decirlo
causa era, el traer del agua y otras nunca; y el motivo era porque
542
cosas con Antonio Rión al hom- transportaba el agua y otras cosas
bro en un palo. al hombro con un palo junto con
542
Antonio Rión .
6 DÍA Día 6 de Abril
325. 1° De la afeción del Padre 325. 1.° Sobre la afición del Pa-
543
a la música y cómo teme theati- dre por la música y cómo teme 543

544
no por el cantar . al cardenal teatino por el canto . 544

326. 2° De lo que el Padre dixo 326. 2° Sobre lo que dijo el Padre


hoy de hacer oración, para que, hoy, de hacer oración para que, si
siendo igual servicio de Dios, no fuera igual servicio de Dios, no sa-
saliese papa quien muíase lo de la liera elegido papa quien cambiase
Compañía, por haber algunos pa- el instituto de la Compañía, dado
pables de que se teme la muta- que había algunos papables de los
545
rían . que se teme lo cambiarían . 545

546 546
327. 3° Joan Cors pide que to- 327. 3.° Juan Cors pide que to-
dos por esta intención lloren tres dos lloren tres veces al día en la
veces en la oración al día; y fal- oración por esta intención; y si
tando, no coman sino pan. faltan a esto, que no coman más
que pan.
Juan Cors, natural de Cataluña, era un Hermano de extraordinaria
sencillez y humildad, hasta el punto de que, hablando de otros, decía
Nuestro Padre algunas veces: «¡si ese nunca contradijese a ninguno, como
hace Juan Cors...!». Se ocupaba de cuidar la habitación del Padre, y para
eso vivía en otra contigua, donde estaba todo el día. Y para emplear bien
el tiempo que le sobraba de su oración y oficio divino, que también re-
zaba, aprendió a hacer escarpines y calzas de aguja, en que continuamente
se ocupaba.
541
Cf. núm. 296.
542
Cf. núm. 109.
543
Cf. núms. 177-178.
344
San Ignacio temía que Carafa (el cardenal «teatino»), elegido papa con el nombre de
Paulo rv, quisiera introducir el canto coral en la Compañía, como en efecto sucedió en 1558,
ya fallecido San Ignacio. Cf. notas 175 y 362.
545
No sabemos de qué otros cardenales papables (aparte de Carafa) se temía algún
cambio para el Instituto de la Compañía.
546
Cf. nota 536.
220 RECUERDOS IGNACIANOS

Recuerdo que una vez le dijo Nuestro Padre: «Dad una reprensión
547
por tal cosa a Martín , en cualquier sitio que lo encontréis, y que sea con
cólera». Preguntando después al propio Martín si se la había dado con
cólera, respondió que no. Llamó entonces el Padre a Juan Cors y le dijo:
«¿No os dije que dieseis a Martín una reprensión con cólera? ¿Por qué
no lo hicisteis así?». Respondió él: «Padre, yo no tengo ninguna cólera».
Le dijo el Padre: «¿Cómo que no tenéis cólera?». «La vomité toda al mar
-replicó é l - cuando vine de Barcelona». Agradó mucho al Padre esta
respuesta, conociendo su gran llaneza y sencillez.
328. El Padre llamó coran sa- 328. El Padre llamó a dos Padres
cristano dos Padres, y presupo- ante el sacristán y, presupuesta su
niendo la culpa, les dio terrible culpa, les dio una terrible repren-
capelo, y los echó, y dixo que lo sión y los echó fuera, diciendo que
dicía con dolor de su ánima. lo hacía con dolor de su alma.
y presuponiendo la
Aunque Nuestro Padre era muy propenso a imponer penitencias
ordinarias, como son comer en la mesa pequeña y otras semejantes, y no
esperaba a que precediese culpa para imponerlas, sin embargo (como ya
se dijo), para responder a uno o avisarle de la falta, solía siempre expli-
cársela primero al culpable haciéndole recapacitar, de modo que él por sí
mismo aceptase la penitencia. Por eso hice notar aquí la importancia que
otorgó a la falta de estos Padres, que consistió en no acudir con pronti-
tud a oír las confesiones, puesto que sin otra prevención les dio la re-
prensión, como aquí digo.
10 Día 10 de Abril
329. 1 ° Del modo de ayuntar 329. 1.° Sobre el modo de reunir
confesores sin escusa, y sobres- a los confesores sin excusa ningu-
tante, y flamencos, y Bobadilla. na, incluso al superintendente, a
los flamencos y a Bobadilla.
Del modo de ayuntar
Para que ningún Padre tuviera excusa para no ir a confesar en este
tiempo, que era semana santa, el Padre propuso este medio: que fuesen
primero los Padres Bobadilla y Olave, que era superintendente del cole-
gio, y los flamencos, que, por no entender el idioma vulgar, podían tener
más dificultad.
14 Día 14 de Abril
330. De los dos pera el papa 330. Sobre los dos para acompa-
quiere el Padre óptimos super ñar al papa, quiere el Padre a los
547
Martín de Zornoza, mencionado ya en el número 163, entró en la Compañía siendo
diácono, pero rechazó siempre la promoción al sacerdocio; prefirió el grado de coadjutor
temporal, en el cual se ocupó durante muchos años en los oficios más bajos y humildes.
Murió en Roma el 18-VIII-1566.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 221

omnes; mas hágase elección, no mejores de todos; pero hágase


para contentar al papa, mas para elección, no para contentar al papa,
contentar algunos de la Compa- sino para contentar a algunos de la
nía. Compañía.
De los dos
548
Nada más ser elegido Marcelo , habiendo ido Nuestro Padre a vi-
sitarle, le dijo el papa (aunque no se lo mandó) que le gustaría tener con-
sigo en el palacio a dos de la Compañía, con los que aconsejarse en los
asuntos de la reforma. Por lo demás, era costumbre muy frecuente en
Nuestro Padre procurar siempre no dar ocasión a ninguno de la Compa-
ñía para pensar que le tenía en menos estima. Por esta razón parece que
se decidió a no dar su voto a ninguno en particular cuando se reunieron
los primeros compañeros a elegir general; y su voto fue que elegía a aquel
549
que tuviera más votos, con exclusión de sí mismo . Y este modo de
emitir el voto fue muy digno de considerarse en el Padre, porque se sabe
de él, y yo se lo oí, que distinguía mucho a algunos de estos primeros de
la Compañía, y me nombró a algunos, de los que decía que fueron siem-
pre sus columnas.
Esta misma razón entendimos que tuvo entonces para no querer
escoger por sí mismo a los dos Padres que pedía el papa y que por eso
los sometió a elección.
Del mismo modo procedió cuando eligió como vicario general al
550
Padre Nadal y en otras cosas particulares, porque de ese modo se su-
primía la tentación de que uno u otro pudieran resentirse del Padre por
no haber sido escogidos; y a fin de cuentas venía a decidirse con suavi-
dad lo que el mismo Padre pensaba y quería; porque las cualidades que
él exigía en la persona que había de ser elegida no se hallaban más que
en los mismos que él había visto ser más idóneos.

75 Día 15 de Abril
331. 1° Hizo hoy junta; y acor- 331. 1.° Hoy hizo consulta; y ten-
darme he de haber la copia de los go que acordarme de conseguir la
artículos, que el Padre hizo pro- copia de los artículos que el Padre
poner. mandó proponer.

548
Marcelo II fue elegido el 9-IV-1555.
549
El voto autógrafo de San Ignacio para la elección del prepósito general de la Com-
pañía es uno de los textos más valiosos que conservamos del santo. Dice así: «Jhs. Exclu-
yendo a mí mismo, doy mi voz en el Señor nuestro para seer perlado a aquel que tema más
vozes para seerlo. He dado indeterminate boni consulendo. Si tamen a la Compañía le pa-
reciera otra cosa o juzgare que es mejor y a mayor gloria de Dios ntro. Señor, yo soy apa-
rejado para señalarlo. Echa en Roma 5 de abril de 1541. IÑIGO».
550
La elección del Padre Nadal para el cargo de vicario general se llevó a cabo el día 1-
XI-1554 con el voto de todos los sacerdotes de la Compañía presentes en Roma (Cf. MI,
Epist. Vin, 42-43).
222 RECUERDOS IGNACIANOS

551
Esta consulta se hizo sobre la misma elección . No me acuerdo de
estos puntos.
332. 2° El Padre hizo oración; y 332. 2.° El Padre hizo oración; y
aunque por sus últimas tentacio- aunque nadie, ni aun el Padre, te-
552
nes, dadas por escrito, todos, y nían esperanza de Juan de Alba
aun el Padre, no tenían esperanga debido a sus últimas tentaciones,
552
de Joan d'Alba , todavía el Pa- que entregó por escrito, con todo el
dre se determinó de ayudalle y da- Padre decidió ayudarle y darle los
lle los exercicios; y si él quedase Ejercicios; y si quedaba resignado,
resignado, condescender con él y pensaba condescender con él y
hacelle estudiar. mandarle a estudiar.
553
Este es el mismo Hermano coadjutor que, como ya se ha dicho ,
se había sentido tentado otras veces. Ya anoté las entrañas de misericor-
dia y amor de Nuestro Padre y que todavía suponía en el tentado verda-
dera sumisión, pues, de lo contrario, nunca hubiera condescendido en
nada.
333. El Padre hizo hacer con- 333. El Padre mandó hacer con-
sulta sobre los dos para el papa. sulta sobre los dos para acompañar
Acordarme he del modo con que al papa. Tengo que acordarme del
la hizo Bobadilla por orden del modo cómo la hizo Bobadilla por
Padre, y cómo al Padre le des- orden del Padre y cómo disgusta-
plugieron los que no respondían ron al Padre los que no respondie-
a los puntos. ron a los puntos propuestos.
El Padre Bobadilla, uno de los primeros compañeros de Nuestro
Padre Ignacio, es uno de los que, de toda la Compañía, ha trabajado mu-
cho en la Iglesia de Dios en diversas misiones, tanto con nuncios y lega-
dos pontificios, como yendo él mismo con el cargo de nuncio a regiones
muy remotas y sobre asuntos muy difíciles relativos a la reforma. Sin
embargo, porque por sus muchas indisposiciones no parecía que debía ser
554
uno de los que habían de elegirse para el papa , quiso Nuestro Padre que
presidiese él la consulta en que había que hacer la elección; y para eso
informó previamente de los puntos o cualidades que habían de tener los
elegidos. Así pues, la consulta no versaba sobre las cualidades que se re-
querían en ellos, sino que lo que el Padre Bobadilla propuso fue: «Quie-
re Nuestro Padre que los que han de estar con el papa tengan estas y es-
tas cualidades. Ordena que cada uno diga quién le parece que las reúne
todas, respondiendo separadamente a cada cosa; y que conforme a ello
debe hacerse la elección».

5
" Cf. núm. precedente sobre la elección de los dos Padres que Marcelo II quería tener
consigo en el sacro palacio. Los artículos o puntos de los que aquí se habla nos son desco-
nocidos.
552
Cf. núms. 236, 341, 386, etc.
553
Cf.núm. 236.
554
Cf. núms. 330,331.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 223

Algunos de los consultores no respondieron con el debido orden a


los puntos propuestos, cosa que desagradó mucho a Nuestro Padre.
16 Día 16 de Abril
334. El Padre, vistos los votos, le 334. Después de ver los votos, el
555
plugo tener Nadal . Padre quiso retener a Nadal . 555

18 Día 18 de Abril
335. El Padre mandó Polanco al 335. El Padre mandó a Polanco al
papa con la respuesta, diciendo papa con la respuesta, diciéndole
que las palabras de S.S. tomara que aceptara como mandato las
por precepto; y que, hecha consul­ palabras de Su Santidad; que des­
ta, fuera determinado por uno La- pués de haberse hecho consulta,
ynez, y en el 2° se offrecían 4 ó 5; había sido designado como número
que quando S.S. mandase, iría a uno Laínez y que para el segundo
darle respuesta, y ofrecérselos se proponían cuatro o cinco nom­
para que escógese. bres; que cuando Su Santidad
mandara, iría a darle respuesta y a
ofrecérselos para que escogiera.
22 Día 22 de Abril
336. 1° Hoy partió el P. Polanco 336. l.° El Padre Polanco y don
y don Diego en perigrinación a Diego salieron hoy en peregrina­
Loreto. ción a Loreto.
Quiso Nuestro Padre que algunos fueran en peregrinación a Loreto
para conseguir la salud del papa Marcelo, que cayó enfermo en este
tiempo. Los primeros que mandó fueron los Padres Polanco y don Diego
556 557
de Guzmán , y después fuimos el Padre Loarte y yo ; y ésta es la razón
por la que desde el día 23 de abril hasta el 22 de mayo no tengo nada
escrito en este cuaderno.
337. 2.° Antes que D. Diego par­ 337. 2° Antes de que don Diego
tiese le dio el Padre gran peniten­ partiera, el Padre le impuso una
cia de disciplina; mas después la gran penitencia de disciplina; pero
mudó en capelo, y su culpa por después se la cambió por una re­
558 558
Juan Philippo ; y la causa fue prensión a cargo de Juan Felipe
porque le instó en pedir la perigri­ y por decir su culpa; el motivo fue
nación; porque no se ha de hacer porque le insistió en pedir la pere­
más que representar y mostrar la grinación; porque no se ha de ha­
inclinación. cer más que representar y mostrar
la inclinación.
555
Esta expresión parece significar que San Ignacio quiso retener consigo al Padre
Nadal, aunque de hecho fue elegido con el Padre Laínez. Lógicamente nada se hizo en este
asunto al sobrevenir inmediatamente la muerte de Marcelo II.
S M
Cf. núm. 296.
Cf. núm. 296.
558
Juan Felipe Vito. Cf. nota 202.
224 RECUERDOS IGNACIANOS

En esta penitencia que Nuestro Padre mandó hacer a don Diego,


advertí que quería quedara como ejemplo, para que entendiésemos que
hasta en las cosas de suyo santas y buenas se había de tener y mostrar
completa indiferencia en la obediencia. Quería Nuestro Padre que en todo
lo tocante a la obediencia se guardara suma exactitud, y muy particular-
559
mente en que todos dejaran la letra comenzada . Y por esto, cuando
mandaba llamar a alguna persona de casa, que tenía ocupaciones ordina-
rias e importantes, como al Padre Polanco, etc., solía decir la mayoría de
las veces: «Decid a fulano que venga acá, si no está ahora ocupado; y si
está, que venga dentro de un poco». Pero cuando no mitigaba el recado
de esta manera, quería que se dejase todo.
Recuerdo una vez que me mandó llamar cuando estaba rezando
560
maitines; y como ya estaba a punto de acabarlos, respondí a Juan Cors ,
que me trajo el recado: «Decid al Padre que estoy acabando los maiti-
nes: si le parece a Su Reverencia que los acabe primero, o si los inte-
rrumpo». Pero, apenas se marchó el Hermano, temiendo lo que podría
suceder, le seguí enseguida los pasos; y llegando a la puerta, acababa el
Hermano de darle mi recado al Padre, a la vez que éste le respondía: «Id
al punto y dadle a Luis Goncalves una buena penitencia, por no venir en
cuanto le llamasteis». Acudí yo detrás diciendo: «Ya estoy aquí, Padre»,
a lo que él respondió alegremente: «En verdad anduvisteis muy acertado
en venir pronto».
23 Día 23 de Abril
338. 1° Hoy nos partimos Loarte 338. 1.° Hoy marchamos Loarte y
561
y yo . Acordarme he de la ora- 561
yo . Tengo que acordarme de la
ción y más modos que el Padre oración y de los demás medios que
tuvo antes de concederlo, y todo el Padre empleó antes de conce-
por el papa. derlo, y todo esto por el papa.

de la oración
Estaba yo en este tiempo muy indispuesto y ordenaban los médi-
cos que fuera a tomar los baños de Viterbo, por lo que tuvo el Padre duda
en concederme la peregrinación, hasta que se decidió en la oración a ha-
cerlo; contribuyó también mucho a ello el saber que el Padre Loarte de-
562
cía que, si yo iba a peregrinar, iría conmigo, como conté más arriba .
Tengo por cierto que, si no hubiera ido entonces a peregrinar y hu-
biera marchado (como habría tenido que hacerlo) a tomar de propósito
los baños, hubiera muerto en ellos; porque habiendo ido yo después a
Viterbo, el setiembre siguiente, por mandato del Padre a confesar a un
sobrino del cardenal de la Cueva, que estaba allí muy enfermo tomando
559
Para expresar la prontitud en la obediencia. Cf. Const. P. VI, c. 1, 1 [547].
560
Cf. núms. 291, 316,327.
561
Cf. núms. 296, 336.
562
Cf. 296. En realidad el Memorial habla de futuro, aunque el citado número es ante-
rior al texto presente.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 225

los baños, y aconsejándome el médico que tomase algunos, con sólo 4 ó


5 días que lo hice me puse muy malo y casi en peligro de muerte. Por
eso, cuando me acuerdo de esta oración que el Padre hizo cuando me
concedió la peregrinación, me queda el convencimiento de que por su
medio me concedió Nuestro Señor también entonces la vida.
563 563
339. 2.° El dotor Arce importu- 339. 2.° El doctor Arce impor-
t ó mucho al Padre que no fuesen tunó mucho al Padre que no fuesen
ningunos, y así se comutaron. más en peregrinación y por eso se
comutaron las peregrinaciones.
Quería Nuestro Padre enviar a otros muchos peregrinos; pero se
opuso el doctor Arce, gran amigo de la casa, por temer que con los calo-
res cayesen enfermos. Le pareció bien a Nuestro Padre y conmutó las
peregrinaciones por la estación y visita de la Scala Santa.
22 DE MAYO Día 22 de Mayo
340. 1 ° Llegamos a Roma Dom 340. 1.° Llegamos a Roma don
Diego y yo a los 16 del presente. Diego y yo el día 16 del presente
mes.
Cayó enfermo el Padre Polanco, que era compañero de don Diego,
564
durante el viaje hacia Loreto ; dejé con él al Padre Loarte, que también
iba delicado, y regresé a Roma con el Padre don Diego.
565 565
341. 2° Juan de Alba se asentó 341. 2° Juan de Alba se asentó
del todo con los exercicios, y el totalmente con los Ejercicios y el
66 566
Padre le quitó del {...f escrebir. Padre le quitó del (...) escribir.
Acordarme he que a todos parecía Tengo que acordarme de que a to-
imposible reducirse, et tamen vicit dos les parecía imposible que se
Patris constantia. sometiese, y sin embargo venció la
constancia del Padre.
Cuando este Hermano entró en casa, no sabía leer ni escribir. Fue
mientras trabajaba en la caballeriza cuidando una bestia, cuando apren-
dió a leer. Y leía muchas veces por Isaías, afirmando que lo entendía; por
aquí empezó poco a poco a tener tentaciones sobre su vocación, dicien-
do que quería estudiar, a pesar de haber sido recibido como coadjutor. Y
recuerdo que con esta ocasión estableció Nuestro Padre la regla común
de que ningún coadjutor aprendiera por sí ni se le enseñara a leer ni a es-
567
cribir sin permiso del superior .
563
Cf.nota 115.
564
Cf. nota 507.
565
Cf. núms. 236, 332, 386, etc.
566
Aunque ya con anterioridad han aparecido pequeñas lagunas en el manuscrito del
Memorial, desde aquí hasta el final éstas se multiplicarán y afectarán a veces a frases ente-
ras o parte de ellas, cosa que dificultará bastante la comprensión de algunos pasajes. La causa
de estas lagunas en la parte final de la obra se debe probablemente a que esta parte se
transcribió después de la muerte de Goncalves da Cámara, o cuando ya estaba gravemente
enfermo, por lo que el copista no pudo entender sus notas o consultarle. Lo indicaremos en
el texto con el signo (...).
567
Esta regla fue abolida por la Congregación general XXVII (1923).
226 RECUERDOS IGNACIANOS

342. [d.i.] Acordarme he de lo 342. Tengo que acordarme de lo


que me dixo Laínez, que la perso- que me dijo Laínez, que la perso-
na que (...) ya era bien perdida, na que (...) ya era bien perdida,
hablándome de la fortaleza que el hablándome de la fortaleza que el
Padre tenía en buscar medios, sin Padre tenía en buscar medios, sin
cansar, hasta ayudar una ánima, y cansarse, hasta ayudar a un alma,
nunca le oyó. pero [ésta?] nunca le oyó.
343. El sábado [18 - V] dicía el 343. El sábado [18 de mayo] de-
Padre, que si el papa reformase a cía el Padre que si el papa se re-
sí, y a su casa, y a los cardenales formaba a sí mismo, a su casa y a
en Roma, que no tenía más que los cardenales de Roma, no tenía
hacer, y que todo lo demás se ha- más que hacer, y que todo lo de-
568
ría luego . 568
más se haría inmediatamente .
344. [d.i.] Preguntado el Padre 344. Preguntado el Padre por Ja-
569
de Jacome , que echaba sangre coba , que echaba sangre por las
569

de las llagas, etc., dixo que el de- llagas, etc., dijo que el demonio
monio muchas veces daba cosas daba muchas veces esas cosas ex-
exteriores; que proprio era del teriores; que lo propio del Espíritu
espirito de Dios obrar interina- de Dios era obrar internamente. De
mente. Desta se supo ahora que la tal Jacoba acaba de saberse que
fué todo aire. todo se lo llevó el viento.
Esta es la mujer de Bolonia, cuya historia queda ya contada.
345. Los tudescos se quexaron a 345. Los alemanes se quejaron al
r 1 s% A m T -l

570
Augusta de la conversión , y el cardenal de Augsburgo de la
570 571

571
Padre les mandó confesar y co- presión que se les hacía y el Pa-
mulgar, y dar por escrito las dre les mandó confesar y comulgar
quexas. Algunos no querrían es- y entregar por escrito las quejas.
crebir. Mandó que hasta que es- Algunos no querían escribir. El
cribiesen no les diesen de cenar. mandó no darles de cenar hasta
que escribieran.
a Augusta
Se quejaron los alemanes del colegio germánico al cardenal de
Augsburgo que los nuestros los inducían a entrar en la Compañía. Para
572
poner esto en claro les mandó Nuestro Padre hacer estas diligencias .
568
Cf. núms. 94, 346b, 365.
569
Cf. núm. 197. Se trata probablemente de Jacoba Bartolini, fallecida en Bolonia el 23-
3
VU-1565. A ella se refiere Pablo Masini, Bologna perlustrata, 1666 , pág. 388 con datos
muy similares a los del Memorial. Cf. también H. Rahner, Ignace de Loyola et lesfemmes de
son temps I (París 1964), 47-48.
570
Otón Truchsess von Waldburg. Cf. nota 371.
571
El texto del Memorial habla de «conversión» en el sentido de presión para entrar en
la Compañía, como se deduce de lo que sigue. Cf. también núm. 19.
572
Es cierto que San Ignacio tenía grandes deseos de que ingresaran en la Compañía
alemanes, y en concreto alumnos del colegio germánico. Cf. núms. 238, 273. De hecho al-
gunos sujetos de gran valía solicitaron la admisión. Cf. núms. 85,239. Quizá en esta ocasión
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 227

346. [d.i.] Acordarme he que el 346. Tengo que acordarme de que


Padre ha mucho que dixo holgaba hace mucho dijo el Padre que que-
573
que los conversos no se descu- ría no se descubriera a los que
briesen. querían entrar en la Compañía . 573

El Padre mandó hoy allá El Padre mandó hoy allá a


Polanco a hablalles. Polanco para hablarles.
346b. [d.i.] Antes que se supiese 346b. Antes de saberse quién había574

del papa creato , el Padre dicía sido elegido papa , el Padre decía
574

que tenía esperanca que éste ha- que tenía esperanza de que éste
ría mucho bien por ser riguroso, haría mucho bien, por ser riguroso,
y que reformaría los cardenales, y que reformaría a los cardenales y
y hasta los (...) sabida la crea- hasta a los (...) sabida la elección,
ción, el Padre se recogió, y dixo el Padre se recogió en oración y
que había tenido grandísima ale- dijo que había tenido grandísima
gría, etc.; y acordarme he de l[o] alegría, etc.; y tengo que acordar-
que los tiempos pasados el Padre me de lo que decía el Padre los
dicía. tiempos pasados.
del papa creato
Se trata de Paulo IV, que era el cardenal teatino. Me acaba de con-
tar uno de los Padres, que vinieron este año de Roma, que allí se opina
que buena parte de lo que se ha hecho en la reforma de la Iglesia y de la
575
corte romana se debe a él . Ya se ha narrado detalladamente lo que
576
conmocionó a Nuestro Padre la noticia de esta elección .
347. El Padre manda tres reglas 347. El Padre manda tres reglas a
a los Tudescos. Una que, pues se los alemanes: una que, dado que se
577
quexan de Cornelio que les quejan de que Cornelio los pre- 577

mueve, que cada uno elija confesor siona, elija cada uno su confesor
firme. 2° Que sean obligados a fijo; segunda, que se les obligue a
578
manifestar quién los convierte , manifestar quién presiona , bajo 578

so pena, si no lo hacen, de no co- pena, si no lo hacen, de no comer


mer tres días sino pan (...) y una tres días más que pan (...) y una
sola vez de vino. 3° Que todos los sola vez de vino; tercera, que todos
gramáticos hablen italiano la hora los gramáticos hablen italiano du-
de recreación, y los demás siem- rante la hora de recreo, y los de-
579
pre . más siempre . 579

surgió el alboroto del que aquí se habla, dirigido contra el Padre Cornelio Wischaven (cf.
nota 162), más bien que contra San Ignacio. Cf. también núms. 347, 363.
573
Cf. nota 571.
574
Paulo IV fue elegido el día 23-V-1555.
575
Polanco, en una carta a toda la Compañía del día 16-IIJ-1559, narra muchas inicia-
tivas de Paulo IV en pro de la reforma de la Iglesia.
576
Cf. núm. 93.
577
Comelio Wischaven, confesor en el colegio germánico, ya mencionado en los núms.
82-83. Cf. también núm. 363.
578
Cf. núms. 345, 346.
579
Cf. núms. 251,363.
228 RECUERDOS IGNACIANOS

Cornelio
Es éste el confesor y maestro de novicios, de quien hablé más arri-
ba: confesaba a los alemanes y se quejaban de él.
3 DE JUNIO Día 3 de Junio
580 580
348. De don Juan tentado, y 348. Sobre don Juan , que andu-
con tantos medios reducido con vo tentado y luego se sometió con
lágrimas y votos, y después el Pa- tantos medios, entre lágrimas y
dre le obsolvió de aquellos y de votos, a quien después el Padre li-
todos, y le mandó al duque de beró de esos y de todos los demás,
581
Luna despidido. y a quien envió, expulsado de la
581
Compañía, al duque de Luna .
El Padre dixo que siempre El Padre dijo que ha de pro-
se ha de mirar al cuerpo que esté curarse siempre que el cuerpo de la
limpio, y para esto despidir con Compañía esté limpio, y para esto
facilidad; y así lo ha hecho en (...) se ha de expulsar con facilidad; y
agora del colegio por ligeras cau- así lo ha hecho en (...) [expulsa-
582
sas . dos] ahora del colegio por leves
582
motivos .
Ha dicho el Padre, que Ha dicho el Padre que si uno
siempre le place, al que está ten- se siente tentado de irse, antes de
tado para irse, antes que le hayan que haya que expulsarlo y se desee
de despidir y deseen [sic], nunca hacerlo, prefiere que nunca se le
embialle así, sino trabajar por re- expulse así, sino que se trabaje en
ducille y hacelle que quiera estar, reconciliarlo y en lograr que quiera
y después embialle con amor, continuar, y después despedirlo con
583
como hizo a Lazcano y agora a amor, como hizo con Lazcano y 583

D. Juan. ahora con D. Juan.


584
Juan Antonio , porque A Juan A n t o n i o 584
mandó
dixo que, se se fuese don Juan, se expulsarlo el Padre, porque dijo
iría él, el Padre le mandó despe- que, si se iba don Juan, se iría él
dir; mas porque él dicía, aun lo también; pero el Padre ha permiti-
dicho, praeter tentationem, et hoc do que se intercediera por él, por-
5 8 0
Se trata de Asdrúbal de Luna, primo hermano del duque de Bivona, Pedro de Luna.
Ingresó en la Compañía en 1550, y en 1554 se escapó del colegio de Monterrey (en Sicilia),
donde era preceptor, y se fue a casa de un pariente, abandonando el vestido religioso; arre-
pentido, regresó a casa, siendo enviado después a Roma a principios de 1555. Allí cambió
de nombre, tomando el de Juan. Su mala conducta en el colegio romano obligó a San Ignacio
a expulsarle de la Compañía, juntamente con otros ocho, algunos de los cuales nombrará
enseguida el Memorial. Asdrúbal llevaría después una vida miserable fuera de la Compañía,
siendo asesinado en Palermo el día 1-1-1582.
581
Es decir, al duque de Bivona, Pedro de Luna (cf. nota anterior).
582
Goncalves da Cámara corrige este juicio al fin del comentario del núm. 405, donde
habla de «cosas muy graves».
583
Cf.núm. 61.
5 8 4
El napolitano Juan Antonio di Mauro fue expulsado, con posibilidad de ser read-
mitido, en caso de comportarse bien. La causa de su expulsión en MI, Epist. IX, 322-323.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 229

erat verisimile, imo certum, el que lo que dijo no fue por tenta-
Padre ha permitido que hobiese ción (cosa al menos probable e in-
rogadores. cluso cierta).
Los despididos son: don Los expulsados son: don
Juan, Petro Pharaón, Jerónimo Juan, Pedro Faraone, el napolitano
585

neapolitano, Angelo . 585


Jerónimo y Ángel .
349. [d.i.] Dixo al P. Laynez la 349. Contó al Padre Laínez la
simplicidad del Padre con el pas- sencillez del Padre con el pastorci-
586
586
torcillo que se reía del , y des- 11o que se reía de él y después lo
pués en Roma con otro lo mismo, mismo con otro en Roma, con el
que el Padre se paró, y dixo a que el Padre se paró y dijo a
Araos que preguntaba porqué: Araoz, que preguntaba por qué lo
«Consuélome de ver este hermano hacía: «Consuélome de ver este
consolado». hermano consolado».

4 DE JUNIO Día 4 de Junio


350. El Padre mandó hacer una 350. El Padre mandó a Olave te-
plática a Olabe en el colegio, que ner una plática en el colegio sobre
quien jusgaba, pecaba mortalmen- el tema de que quien juzgaba, pe-
587
587
te , y que ningún pecado mortal caba mortalmente , y que no se
se consintiría en la Compañía, sa- consentiría ningún pecado mortal
bido fuera de confesión: y de la en la Compañía, sabido fuera de
perfeción que la Compañía re- confesión, y sobre la perfección
quiere. que la Compañía requiere.
351. Porque un perdido de los 351. Porque un perdido de los
588

echados 588
dixo burlando algunas expulsados dijo en broma algu-
bellaquerías de los otros, o que nas falsas bellaquerías de los otros,
sospechaba, siendo falsas, el Pa- o las que él sospechaba, mandó el
dre hizo hacer a once disciplina, y Padre tomar disciplina a once: a
parte dellos por haber creído so- parte de ellos solamente por haber
lamente, parte por haber creído y creído aquello, y a otra parte por
hablado unos con otros. Acordar- haberlo creído y haberlo comenta-
me he que el mismo Padre y Po- do unos con otros. Tengo que
lanco me han declarado la cosa acordarme de que el mismo Padre
toda, y de quánta (...) usó por pe- y Polanco me han aclarado todo
queñas culpas. este asunto y de cuánta [severidad]
usó el Padre por pequeñas culpas.

585
Don Juan o Asdrúbal (cf. nota 580), Pedro Faraone y Ángel Joannis eran sicilianos.
Sobre su expulsión cf. MI, Epist. IX, 239-240. Nada sabemos de Jerónimo.
586
Según Maffei esto sucedió a San Ignacio en el viaje de Venecia a Padua.
587
Ha de entenderse de quien juzga en materia grave y con las condiciones requeridas
para que sea pecado mortal. En el núm. 351 se aclara la razón de esta severa advertencia, a
la vez que se relacionan con ella las expulsiones de los escolares del colegio romano men-
cionadas en el núm. 348.
588
Cf. núms. 348, 350.
230 RECUERDOS IGNACIANOS

HASTA LOS DEZ DE JUNIO Hasta el día 10 de Junio


352. 1° Lo de Vincentio sicilia- 352. 1.° Lo del siciliano Vicen-
589
no , y del modo del Padre en el te y sobre el modo que tiene el
589

pagar. Padre de pagar.


No me acuerdo de este caso.
2° Lo de Marco (...) por 2° Lo de Marcos (...) por
travieso. travieso.
3° Lo de Vincentio de Rave- 3.° Lo de Vicente el de Ra-
na. vena.
Este Vicente era un italiano de muy buena apariencia externa, que,
590
fingiéndose un cardenal de los de Ravena , vino a solicitar la entrada en
la Compañía; y además de esto, pidió seis ducados al Padre Madrid para
ir a recobrar un hatillo de ropa de valor que decía tener depositado en
cierta parte de Roma. Nuestro Padre no quería que se le dieran y dijo al
Padre Madrid que, pues iba a ser de la Compañía, le hiciera rapar la bar-
ba, que la llevaba muy venerable (porque es de saber que en aquel tiem-
591
po Nuestro Padre y todos los demás se la rapaban ; y hasta me acuerdo
592
que me contó Martín que el mismo Padre Ignacio, cuando ordenó que
se la raparan todos, fue el primero que, sin llamar para ello al barbero,
593
cogió la navaja y comenzó con su propia mano a hacer este oficio ). No
quiso el buen «cardenal» acceder a ello y se las arregló de tal modo, que,
además de esto, engañó al Padre Madrid sacándole los seis cruzados. Y el
hato no eran más que unos trapos sin ningún valor.
353. [d.i.] La carta de Fabro 353. La carta de Fabro para Laí-
pera Laynez sobre los (...). nez sobre los (...).
Yo leí esta carta, en que trataba sobre los medios convenientes para la
594
conversión de los herejes. Merecía mucho la pena buscarla y conservarla .
595 595
354. I! El Padre no tuvo por 354. l.° Al Padre no le agradó el
bien de haber dado palabra de la haber dado palabra en el tema de la
589
Se trata probablemente de Vicente Fieschetto, sacerdote de la diócesis de Agrigento,
que decidió en 1555, en Loreto, entrar en la Compañía. Fue expulsado por su mal compor-
tamiento. Cf. núm. 369.
590
Los canónigos del cabildo catedral de Ravena gozaban del título cardenalicio.
591
En el transcurso de aquellos años hubo de repetirse la orden de que no se usara barba:
el día 5-X-1549 se intima a Nadal que no la permita (cf. MI, Epist. U, 546); el día 8-X-1552
se manda a Palmio que destierre la barba entre los suyos, no bruscamente, sino poco a poco
(Cf. MI, Epist. IV, 460).
592
Martín de Zornoza. Cf. núms. 163, 327.
593
San Ignacio llevó una corta barba hacia el fin de su vida, como aparece en los cua-
dros de Jacopino del Conté y Sánchez Coello.
594
Efectivamente es una hermosa carta, escrita desde Madrid el día 7-III-1546, en que
le da ocho hermosas «reglas para poderse haber quien dessea salvar almas con los herejes y
aprovechar a las suyas» (Fabri Mon. 399-402).
595
El ordinal 1.° puesto al principio de este número parece indicar un cambio de fecha
(cf. núm. 12), pero no queda precisado el día concreto. Por lo demás, hasta fin de junio la
indicación de los días es muy imprecisa (cf. nota 23).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 231

inquisición, y manda dilatar para inquisición, y manda dar largas


que no se haga, jusgando que no para que no se haga, porque cree
conviene a la Compañía. que no conviene a la Compañía.
El rey don Juan III ofreció a los nuestros en esta provincia [de
Portugal] el cargo de la inquisición del reino. Lo aceptaron aquí ensegui-
596
da los Padres y avisaron de ello a Nuestro Padre . Desagradó al Padre
que hubieran aceptado sin conocer previamente su voluntad y mandó de-
jar en suspenso la palabra que habían dado, hasta recibir recado de su
597
parte. Más adelante se verá lo demás que sucedió en este asunto .
355. [d.i.] Acordarme he de no- 355. Tengo que acordarme de
tar lo que tantas veces me dixo anotar lo que tantas veces me dijo
Laínez del Padre, que nunca Laínez del Padre, que nunca mur-
murmura; y lo que me dixo él mura, y lo que me dijo él mismo,
mismo, y los medios que busca y los medios que busca para dis-
pera escusar. culpar a los demás.
356. Fabro estuvo una vez con 356. Fabro tuvo una vez escrúpu-
escrúpulo si daría en París un du- lo en París sobre si daría un dublé
598 59
blé, si un liarte al barbero. o un liard * al barbero.
Esto demuestra bien cuánto estimaban los Padres la pobreza. Un
liará, en moneda francesa, vale algo más de dos reales en nuestra mone-
da; y un dublé algo menos; dudaba el Padre Fabro si incluso este precio
pagaría al barbero, a cuya tienda había ido a afeitarse, siendo así que el
precio más bajo que [paga] la gente pobre es un liard más un dublé.
s 599
357. l.° " De la manera que el 357. l.° Sobre la manera que el
Padre usa en el vedar la abstinen- Padre tiene de prohibir la absti-
cia, siempre dexando en el mis- nencia, dejándolo siempre a la dis-
mo, sino quando vee que hacen creción de cada uno, a no ser
excesos, o si es novicio; entonces cuando ve que se hacen excesos o
600
no dexa . se trata de un novicio: entonces no
600
deja elegir a uno .
dexando en el mismo
Quería Nuestro Padre, como ya dije, que nuestras obras fuesen, en
la medida de lo posible, libres, suaves y con propia luz divina. Por esto
no imponía norma fija en materia de abstinencia, sino que frenaba a los

596
Véase la carta del provincial Diego Mirón a San Ignacio, escrita desde Lisboa el día
4-V-1555, en la que le adjunta otra del 20-IV-1555 a San Francisco de Borja (Mixtae IV,
645,646-651).
597
Cf. núms. 368,381.
598
Resulta difícil convertir estas monedas a valores españoles, y mucho más a valores
actuales. Véase el valor que le da Goncalves da Cámara a continuación en moneda portu-
guesa.
599
De nuevo parece que comienza una nueva fecha. Cf. nota 595.
600
Cf. núms. 212,252.
232 RECUERDOS IGNACIANOS

que veía iban a hacer excesos por su mucho fervor y espoleaba a los flo-
601
jos y descuidados que, por ser novicios, no iban a aplicarse tanto .
358. [d.i.] El Padre nunca cree 358. El Padre nunca cree nada de
nada de lo que le dicen en mal de lo que le dicen en perjuicio de
otro, ni aun a Polanco; y así como otro, ni aun a Polanco; y así como
en muchas cosas pide le den por en muchas cosas pide le den por
escrito (...), me lo pide en este escrito (...), me lo pide en este
caso, para que el hombre más so- caso, para que el hombre diga con
segadamente y sin pasión diga lo más sosiego y sin pasión lo que
que sabe o ha oído. sabe o ha oído.
Esta credulidad, de que aquí hablo, es el vicio del cual dice San
Bernardo en el libro 2° del De consideratione: «Existe todavía otra de-
bilidad, de la que, si te sientes inmune, serías, entre todos los jueces que
conozco, el único que has tomado asiento en los tribunales y te has man-
tenido siempre libre de toda influencia, cosa singular, hasta por encima
602
de ti mismo, como dice el profeta . Me refiero a la excesiva credulidad.
Es como una raposilla astuta; no vi a ninguna persona importante que
acertara a precaverse de su habilidad. De aquí nacen esos arrebatos sin
motivo, esa rigurosidad en castigar a los inocentes y esos juicios precipi-
603
tados de reos ausentes» . Hasta aquí San Bernardo.
604
Ya se dijo en otro lugar que otra causa de la costumbre que tenía
Nuestro Padre de pedir por escrito la falta que se acusaba, era porque de-
cía que la lengua humana era naturalmente inclinada a decir el mal, etc.
359. [d.i.] Quando le dicen así 359. Cuando le dicen así algo
mal y le han ya dado el escrito, malo de otro y le han dado ya el
suele mostrárseles, y suele con- escrito, suele mostrárselo al aludi-
frontarlos y nunca dexa cosa fis- do y hacer careo con los dos, y
tulada sin descubrilla, si no es ad nunca deja algo infectado sin des-
tempus con algunos muy incura- cubrirlo, a no ser temporalmente
bles. con algunos muy incurables.
suele confrontarlos
Cuando el acusado negaba la falta que Nuestro Padre veía impu-
társele en el escrito, solía llamar al que le había acusado y establecer un
601
Al leer este comentario, no puede uno menos de acordarse del contenido de la fa-
mosa carta de San Ignacio a los estudiantes del colegio de Coimbra sobre la perfección del
7-V-1547, cuando Goncalves da Cámara era allí rector; su contenido puede quedar resumi-
do en aquella frase de tránsito de la primera a la segunda parte de la carta: «Lo que hasta aquí
he dicho para despertar a quien durmiese y correr más a quien se detuviese y parase en la vía,
no ha de ser para que se tome ocasión de dar en el extremo contrario del indiscreto fervor».
Se ve que el autor del Memorial no ha olvidado la lección de entonces, veinticinco años
después.
402
Cf. Tren. 3, 28.
603
Cf. Obras completas de San Bernardo. Tomo II, Tratados (2.°). BAC (Madrid 1984),
116-117.
6 0 4
No ha podido identificarse ningún sitio donde Goncalves da Cámara trate este
asunto. Temas cercanos, aunque no iguales, en los núms. 215 y sobre todo en 345.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 233

careo entre ellos, para que el acusado reconociese claramente su culpa. Y


a esto llamo yo «confrontar». Lo hacía así Nuestro Padre porque quería
que se procediera en todo con mucha claridad de todas las partes impli-
cadas.
360. [d.i.] Lo de micer Francisco, 360. Lo de micer Francisco,
quando dicía del (...) y quando cuando decía del (...) y cuando
hizo los exercicios, que dixo sus hizo los Ejercicios, que contó sus
tentaciones a Benedicto; y jusga- tentaciones a Benito; y opinaron
ron todos que bien las podía des- todos que bien podía habérselas
cubrir al Padre, y lo que más descubierto al Padre, y lo demás
pasó. que pasó.
Este micer Francisco era aquel de quien antes dije que Nuestro Pa-
605
dre le expulsó de la Compañía y el único que tenía tentación contra el
mismo Padre, descubriendo sus tentaciones a Benito Palmio, quien, du-
dando si podía dar cuenta de ellas al Padre por haberlas sabido en secre-
to, decidió que podía y debía; y haciéndolo así, Nuestro Padre lo tomó
todo por escrito, para que, puestas las cosas en claro, pudiera darse re-
medio a micer Francisco.
361. [d.i.] El Padre no mira a la 361. El Padre no mira a la cara
606 606
cara sino raro , y esto hace ob- sino raramente , y lo mismo hace
servar con rigor, como hizo a observar rigurosamente a los de-
607 607
Oliverio , y a Juan Demenico, más, como hizo con Oliverio ,
608 609 608
romano , y a Paulo mantuano . con Juan Domingo, el romano , y
609
con Pablo el de Mantua .
Ya se ha dicho qué regla quería Nuestro Padre que tuviésemos en
610
mirar a las personas con quien hablamos . Y deseaba que se guardase al
pie de la letra e imponía penitencia en esta materia, incluso al Padre Oli-
verio, que era persona de mucha modestia.
362. [d.i.] Quando mira a uno, si 362. Cuando mira a uno, a no ser
no es por benignidad en conversa- cuando lo hace por bondad en la
ción, parece que le traspasa el co- conversación, parece que le tras-
ragón, y que le vee tudo; y así a pasa el corazón y que lo ve total-
605
En el núm. 48 habló Goncalves da Cámara de la expulsión de Francisco Marín, a
quien parecen aplicarse los hechos aquí mencionados. Si esto sucedió en junio de 1555, se
confirmaría un fallo de memoria del autor, que dice allí que Marín salió de la Compañía a
finales de 1554.
606
Sobre la modestia exterior de San Ignacio, véase el núm. 180.
607
Oliverio Manareo (cf. nota 232) ha narrado personalmente la penitencia que le im-
puso San Ignacio por mirarle demasiado fijamente a los ojos.
608
Cf.núm. 181.
609
No conocemos el caso a que alude aquí el Memorial. Este Pablo de Mantua fue en-
viado a estudiar a Sicilia en 1554 juntamente con Juan Domingo, también nombrado. -A los
ejemplos de este núm. Goncalves da Cámara podría haber añadido lo que a él mismo le su-
cedió con San Ignacio, que le corrigió porque se le acercaba demasiado para verle el rostro.
Cf. Prólogo de la Autobiografía (N.° 2 de esta colección, El Peregrino, pág. 147).
6 1 0
Cf. núm. 180 y Reglas de la modestia en la nota 52.
234 RECUERDOS IGNACIANOS

las veces mira a la cara para veer mente; y por eso a veces mira a la
la mudanga del rostro. cara, para ver el cambio de sem-
blante.
De una sola vez me acuerdo que me miró de este modo; y en ver-
dad que me traspasó de parte a parte, como si me hubiera dado una gran
reprensión.
363. [d.i.] Al pentecostés pasa- 363. En el pasado pentecostés 611

6
do " todos los germánicos han es- todos los alemanes escogieron por
cogido de su voluntad a Corne- su propia voluntad como confesor
6 2
lio ' por confesor y se han a Cornelio y se confesaron con 612

confesado con él. él.


De antes desto ellos no po- Antes de esto no podían ni
dían, ni querían sofrir la regla querían soportar la regla de hablar
613
del italiano , ni querían sofrir italiano ni querían aceptar las
613

614
las penitencias, y micer Andrés ' penitencias; y micer Andrés tenía
6 4

tenía aquella regla por imposi- esta regla por imposible; y aunque
ble; y aunque habló al Padre que advirtió al Padre que no quedaría
ninguno quedaría, el Padre no se ninguno en el colegio, el Padre no
movió, antes dixo que agora era se conmovió; al contrario, dijo que
menester más oprimillos, porque ahora era necesario apretarles más;
ellos se levantaban con los car- porque se rebelaban apoyados en
denales que aquí tenían tudes- los cardenales alemanes que tenían
615
cos ; que aguora era menester aquí en Roma ; que ahora era ne- 615

aprentalles más, para que supie- cesario apretarles más, para que
sen, etc. Factum est sic. Están aprendieran, etc. Y así se hizo.
todos quietos, aun aquellos que Ahora están todos tranquilos, aun
por inquietos querían despedir. aquellos a los que, por inquietos,
querían expulsar.
Buenos ejemplos son éstos del éxito que Nuestro Señor daba a la
constancia y medios empleados por Nuestro Padre.
364. [d.i.] Acordarme he de la 364. Tengo que acordarme de la
constancia del Padre en cosa que constancia del Padre con cualquier
toma, y la causa, porque tudo vaa cosa que emprende; y el motivo es
sobrepensado y encomiendado a porque todo lo tiene requetepensa-
Dios. do y encomendado a Dios.
365. [d.i.] De Laínes, acerca del 365. De Laínez, acerca de que el
papa Marcelo haber dicho que por papa Marcelo había dicho que,
sus antecesores habían comengado porque sus predecesores habían
serviendo y sin provecho, que él comenzado preocupándose de los

611
El año 1555 la fiesta de Pentecostés cayó el 2 de junio.
612
Cf.núm. 347.
6 . 3
Cf.núms. 251, 347.
6 . 4
Andrés Frusio. Cf.núms. 250,251.
615
Cf.núm. 345.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 235

quería tentar otra vía, id est, re- demás y sin provecho, él quería in-
formarse a sí mismo, y después, tentar otro camino, a saber, refor-
etc. marse a sí mismo, y después, etc.
Resalté cómo el Sumo Pontífice dio por bueno para reformar la
616
Iglesia el medio que ya antes había propuesto y hallado Nuestro Padre .
366. [d.i.] Del modo que el Padre 366. Sobre el modo que el Padre
tiene en consultar, mandando que tiene de consultar: mandando que
debatan primero la materia sin debatan primero la materia sin de-
determinar, y después den escrito; cidir nada, y después den por es-
3 misas, etc. crito; tres misas, etc.
367. [d.i.] De lo que Laynes dixo, 367. Sobre lo que dijo Laínez,
que, quando murió el bachiller que, cuando murió el bachiller
617
Hozes en Padua , daba el Padre Hoces en Padua , daba el Padre 617

618
(...)• (•••). 618

368. [16 ó 17-VI] Que nuestra 368. [16 ó 17 de junio] [Dijo] que
vocación era ayudar las ánimas nuestra vocación consistía en ayu-
por vía de humildad, y así que dar a las almas por un camino de
no le parecía se tomase la inqui- humildad, y por eso no le parecía
sición; y a esto se inclinaba hoy bien que se aceptara el cargo de
en la congregación, en la qual inquisidores; y a esto se inclinaba
todos se han de ajuntar 3 días hoy en la consulta, para la que to-
sin determinar, y después dar su dos han de reunirse tres días sin
parecer por escrito . 619
determinar nada, y después entre-
619
gar su parecer por escrito .
620 620
369. Vincentio siciliano se fué a 369. El siciliano Vicente se fue
Ñapóles, y de allá escribe y habla a Ñapóles, y escribe desde allí ha-
mal de la (...). blando mal de la (...).
370. De cómo a la Compañía es 370. Sobre cómo es necesario que
necesario lea libros espirituales y la Compañía lea libros espirituales
aun (...), y preguntas a estos Pa- y aun (...), y preguntas a estos Pa-
dres cómo se han habido con ellos, dres sobre cómo se han sentido
616
Cf. núm. 343.
617
Diego de Hoces, natural de Málaga, fue ganado por San Ignacio en Venecia por
medio de los Ejercicios en 1537, uniéndose al grupo de los primeros compañeros. Después
trabajó apostólicamente en Treviso y Padua en compañía de Coduri. Murió en 1538 en la
última de esas ciudades. Todos los primeros compañeros resaltan sus virtudes y San Ignacio,
que al momento de su muerte estaba en Montecasino, vio entrar su alma en el cielo con gran
consuelo espiritual, como cuenta en el núm. 98 de la Autobiografía (Cf. N.° 2 de esta co-
lección, El Peregrino, págs. 98-99).
618
Laguna en el manuscrito de unas dos líneas.
619
Cf. núm. 354, donde se trata de este asunto de la inquisición portuguesa; para deli-
berar sobre lo que convenía hacer, San Ignacio formó un grupo de seis consultores. Cf. núms.
380-382. De una carta de Polanco a San Francisco de Borja del día 18-VI-1555, donde se
dice que el triduo de consultas estaba todavía en curso, se deduce que la fecha de este párrafo
del Memorial es el 16 ó 17 de junio (Cf. MI, Epist. IX, 215).
620
Cf. núm. 352.
236 RECUERDOS IGNACIANOS

si han sintido que se resfriasen en con ellos, si han sentido que se en-
la vocación. friaban en la vocación.

se resfriasen en la vocación
Nuestro Padre Ignacio se dispuso, para que Nuestro Señor hiciera
de él lo que hizo, con la lectura de las historias de los santos de otras ór-
denes religiosas. Y de esas mismas historias se ayudaban mucho los pri-
meros Padres de la Compañía, tanto para su propia edificación y deseo
de la perfección, como para instruir al prójimo. Y recuerdo que también
a los comienzos de esta provincia [de Portugal] crecían los Hermanos en
santa emulación por la lectura de estas mismas cosas, sin que por eso se
ocasionara a nadie la más mínima tentación en la vocación; muy al con-
trario, se pudo ver que, habiéndose ordenado más tarde en esta misma
provincia que no hubiera tanto de esta clase de lectura de santos y cosas
de otras órdenes religiosas, permitió Nuestro Señor que muy pronto, po-
cos meses después, salieran de la Compañía dos conocidas personas para
hacerse frailes, una de las cuales, después de ocasionar muchos disgus-
tos y turbación pública, se quedó por fin en su monasterio y aún persevera
en él.
[21-30 ? JUNIO] Días 21-30 (?) de Junio
371. Lázaro pidió licencia para ir 371. Lázaro pidió permiso para ir
perigrinar 3 ó 4 meses para se de peregrinación tres o cuatro me-
aprovechar. El Padre se la conce- ses para aprovecharse espiritual-
dió, y aun se quería, ir libre de los
mente. El Padre se la concedió, e
votos, mas él no quiso; y así se incluso si quería, ir liberado de
621
parte hoy . votos, pero él no quiso; y así mar-
621
cha hoy .
372. [d.i.] Nuestro Padre ha or- 372. Nuestro Padre ha ordenado
denado que a ninguno llamen Pa- que a nadie llamen Padre, a no ser
dre, sino a los superiores. a los superiores.
622
Esto mismo queda ya contado anteriormente .
373. [d.i.] El Padre nos dio cape- 373. El Padre nos dio una repren-
lo porque rezábamos por el huerto, sión, porque rezábamos por la
y amenazó, si más lo hacíamos, huerta, y amenazó, si seguíamos
diciendo que cantábamos. haciéndolo, diciendo que cantába-
mos.
No nos dio la reprensión por rezar en la huerta, sino porque pare-
cía que cantábamos como frailes.

621
Marchó antes del 22 de junio. Este Lázaro era un estudiante de la Compañía que
había solicitado peregrinar a Loreto; concluida la peregrinación, fue enviado a Florencia,
desde donde se le mandó regresar a Roma en el mes de setiembre. Desde entonces nada sa-
bemos de él.
622
Cf. núm. 142.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 237

374. [d.i.] Acordarme he de lo 374. Tengo que acordarme de lo


623
que el Padre dixo el (...) pasado , que dijo el Padre el [año?] pasado ,
623

estando comiendo Bobadilha, Sal- estando comiendo Bobadilla, Sal-


merón, Simón y los ordinarios, y merón, Simón y los otros comensa-
hallando que el mundo no quería les ordinarios; y hablando de que el
bien, id est, algunos, porque no mundo (es decir, algunos) no [nos]
crymos hipócritas, sic enim dice- quería bien, porque, como decían,
bant; dixo el Padre: «Cierto, yo nos hacemos hipócritas, dijo el Pa-
holgaría que fuésemos más hipó- dre: «Cierto, yo holgaría que fuése-
critas de lo que somos; que yo no mos más hipócritas de lo que somos;
sé en la Compañía ningún hipócri- que yo no sé en la Compañía ningún
ta, si no es Salmerón y Bobadilla». hipócrita, si no es Salmerón y Bo-
Y esto dicía el Padre porque quie- badilla». Y esto lo decía el Padre,
re que nuestra composición exte- porque quiere que nuestra compos-
rior sea muy modesta y muy com- tura exterior sea muy modesta y
puesta. Y acordarme he de guantas arreglada. Y tengo que acordarme
veces me lo ha notado, y lo que de las muchas veces que me lo ha
hizo a muchos para compone- avisado y de lo que hizo con muchos 624
624
lles . para hacerlos modestos .
los ordinarios
Los ordinarios éramos los Padres Nadal, Polanco, Madrid y yo.
625
Antes se ha relatado ya este caso .
375. [d.i.] De lo que conta Laínez 375. Sobre lo que cuenta Laínez
626
del Padre, en Barcelona se me- del Padre, que en Barcelona se
626

tió en el agua para ayudar a uno, metió en el agua para ayudar a


y hace (...). uno, y hace (...).
Cómo fué por símili causa Cómo fue de París a Ruán a
de París a Roán a pie sin comer. pie sin comer por una causa similar.
Este caso y el anterior se cuentan por extenso en la vida del Padre
627
Ignacio .
376. [d.i.] De Dom Diego, cómo 376. Sobre don Diego, que fue con
fué de París en medio invierno con Ferráo en pleno invierno de París
Ferrón hasta Navarra a buscar hasta Navarra a buscar a uno que
628 628
uno salido . había salido [de la Compañía] .
623
Parece que la palabra que falta es año, ya que entre los Padres que se mencionan a
continuación figura Simón Rodríguez, que, llamado a Roma por San Ignacio, abandonó la
ciudad el día 4-VI-1554; igualmente aparecen Bobadilla y Salmerón que habían sido lla-
mados a Roma para ayudar a Simón a someterse a la obediencia.
624
Cf. núm. 361. En la traducción se subsanan incorrecciones.
625
Cf. núm. 23.
6 2 6
Ribadeneira sitúa este acontecimiento en París y no en Barcelona (Cf. FN II, 356;
Vita L. V, c. 2, al principio).
627
Cf. Autobiografía, núm. 79 (N.° 2 de esta colección, El Peregrino, págs. 76-77); FN
II, 334, 556; Ribadeneira, Vita L. V, c. 2.
628
No conocemos este hecho por ninguna otra fuente. Debió de acontecer en 1540,
cuando Diego de Eguía fue enviado a París como superior de los escolares de la Compañía
que estudiaban en la Sorbona.
238 RECUERDOS IGNACIANOS

Anoté esto aquí para que se vea el celo que se tenía antiguamente
por las cosas de la Compañía.
629
377. Neira 629
dicía al Padre no 377. Ribadeneira dijo al Padre
haberle hablado anoche, porque que no había hablado con él ano-
vino el Padre tarde cansado, y no che, porque el Padre había venido
haber hablado al papa. El Padre tarde y cansado, sin haber hablado
le respondió: «Otras veces os he con el papa. El Padre le respondió:
notado; yo os enseñaré a hablar «Otras veces os he notado; yo os
contigo: ios con tanto». Después enseñaré a hablar conmigo: ios con
dixo el Padre: «Pensaba que yo tanto». Después dijo el Padre:
había de perder el pulso por no «Pensaba que yo había de perder el
haber hablado al papa». pulso por no haber hablado al
£
Nuestro P quiere ser de sus papa».
subditos muy reverenciado, y así Nuestro Padre quiere ser
quiere que lo sean todos los supe- muy reverenciado por sus subditos,
riores. y lo mismo quiere que lo sean to-
dos los superiores.

no haberle hablado
Con eso se excusaba de no haber hablado con el Padre sobre algún
asunto que le había encomendado.
ios con tanto
378. Tal era la fórmula de las reprensiones de Nuestro Padre, con la que
al fin despedía a uno.
Una vez me envió Nuestro Padre con un encargo de mucha im-
portancia; y regresando yo con la respuesta, entré como de costumbre
en su habitación para comunicársela; pero como me pareció que estaba
un tanto indispuesto y que no era entonces el tiempo oportuno, esperé
un rato, hasta ver si me hablaba del asunto; y como no me preguntó
nada, le dejé con otros con quienes estaba y me salí, con intención de
volver a darle la respuesta. Aquel mismo día por la tarde, estando yo
en la huerta, casi al fin del recreo, he aquí que se acerca a mí un Her-
mano coadjutor muy sencillo, de nombre Antonino, y me dice: «Dice
el Padre Ignacio que, puesto que Vuestra Reverencia no está dispuesto
a darle razón del recado a que le mandó, que me la dé a mí y me in-
forme bien de la respuesta, para que yo se la lleve». Así lo hice y
comprendí la gran simplicidad que Nuestro Padre quería se observase
en materia de obediencia.
379. [d.i.] El Padre siempre ha- 379. El Padre habla siempre con
bla con tanta consideración, que tanta consideración, que todas sus
todas sus palabras quedan sin mu- palabras se mantienen sin el menor
darse nada. cambio.

Ribadeneira lo narra también, sin señalarle fecha (FN II, 376-377).


MEMORIAL DEL P. CÁMARA 239
630
380. En lo de la inquisición me 380. Hoy me contó el Padre qué
contó hoy el Padre cómo se había había sentido en lo de la inquisi-
630
habido, id est, mal mucho al prin- ción : a saber, muy a disgusto al
cipio; después, haciendo oración principio; después, habiendo hecho
(...) hallar dubio, e inclinábase oración (...) hallaba duda, y se in-
por los trabajos y persecuciones, clinaba por los trabajos y persecu-
que dan a la Compañía en Espa- ciones que causan a la Compañía
ña; y así lo cometió a 6, y sinco en España; y por eso lo confió a
fueron en ello; el sexto, Laynez, no seis, de los que cinco lo aprobaron;
le parecía, mas se remetió, y así el al sexto, Laínez, no le parecía así,
Padre hizo escrebir. Acordarme he pero se remitió al parecer de los
de haber la copia de la carta y de otros, y entonces el Padre mandó
los pareceres. escribir. Tengo que acordarme de
hacerme con la copia de la carta y
de los pareceres.
381. Todas estas cosas y dudas interiores pasó Nuestro Padre sobre la
concesión al rey de Portugal de que los de la Compañía fueran inquisi-
dores en este reino; y como aquí digo, acabó por inclinarse a que aceptá-
ramos este cargo, por razón de algunas persecuciones que surgieron con-
tra la Compañía en Castilla, precisamente por medio o con pretexto de
la inquisición, persecuciones que parecía se apaciguarían del todo al ver
cómo la Compañía aceptaba la misma inquisición en Portugal.
a seis
382. Cinco de estos seis recuerdo que fuimos los Padres Laínez, Madrid,
631
Olave, Polanco y yo ; creo que el sexto fue el Padre Frusio, aunque dudo
632
si fue el Padre Nadal, pues no me acuerdo si estaba entonces en Roma .
La razón por la que no creía el Padre Laínez que debía aceptarse la in-
quisición era por la gran autoridad de que gozan los inquisidores en Es-
paña, de la que con razón decía que habían de huir los de la Compañía,
pues nuestro Instituto es ayudar a las almas con espíritu de humildad.
Sin embargo se avino al parecer de los demás, que fue se aceptase,
cosa que confirmó Nuestro Padre y así lo mandó escribir a esta provin-
cia de [Portugal], como ya conté antes. No tengo de momento la copia de
633
esta carta y de los pareceres. Cuando llegó de Roma este recado, el
asunto se había enfriado ya tanto aquí, sobre todo con la muerte del in-
630
Cf. núm. 368.
631
Según una carta de Polanco a San Francisco de Borja del día 18-VI-1555, los elegi-
dos eran: Laínez, Salmerón, Bobadilla, Olave, Madrid y Polanco (MI, Epist. LX, 215). Por
otra parte, una carta de San Ignacio al Padre Diego Mirón del día 20-VI-1555 informa que
los seis deputados debían recibir información del Padre Goncalves da Cámara (MI, Epist. Di,
226). Según esto, Goncalves da Cámara no era propiamente uno de los seis deputados para
dar el voto, sino un perito añadido a ellos para informarles, sin duda en razón de su conoci-
miento de la situación portuguesa.
632
Nadal se encontraba entonces en Viena.
633
Esta carta, citada en la nota 631, se conserva y está publicada en MI, Epist. DC, 226-
227.
240 RECUERDOS IGNACIANOS

fante don Luis, que lo deseaba viv lente, y con la enfermedad del car-
634
denal, que también lo apoyaba en e ), que no se pudo llevar a efecto .
383. [d.i.] El Padre me preguntó 383. El Padre me preguntó mi
de dos que han estado y quieren parecer sobre dos que han estado
tornar, mi parecer, y después dixo en la Compañía y quieren volver, y
que había sido más liberal que yo, después dijo que había sido más
635
que no quería recebillos . liberal que yo, que no quería reci-
635
birlos .
384. [d.i.] Todavía Torres coquo 384. El Padre consiente todavía
de Ñapóles, no despidido del que Torres, cocinero de Ñapóles,
636
todo , el Padre consiente que aún no expulsado del todo , vaya 636

vaya perigrinar hasta Florencia o de peregrinación hasta Florencia o


Perosa, y allí sirva en un hospital Perusa, y que sirva allí en un hos-
este verano, y después torne a su pital este verano, y que después
cocina, si trae buen testimonio. Y regrese a su cocina, si trae buen
esto hizo el Padre porque pareció testimonio. Y el Padre hizo esto
así a Salmerón y a 2. porque así pareció a Salmerón y a
otros dos.
385. [d.i.] Habrá diez o doce días 385. Hará diez o doce días que el
que el Padre dixo a Olabe que Padre dijo a Olave que, para tratar
637
pera tratar con N. gravemente, 637
seriamente con N. , sin que éste
sin que pueda decir que tiene pa- pueda decir que está apasionado,
sión, que nunca le dé ninguna ra- no le dé nunca ninguna razón de lo
zón de lo que le dixere, y que las que le diga, y que las penitencias
penitencias se las mande dar por se las mande imponer por medio
otro. de otro.
638 638
386. Joan d'Alba tornó a lo 386. Juan de Alba volvió a las
suyo últimamente y a decir a andadas últimamente y a decir a
otros coadjutores que no eran de otros Hermanos coadjutores que no
la Compañía sino los sacerdotes, eran de la Compañía más que los
etc. El Padre dexó su caso en sacerdotes, etc. El Padre confió su
Madrid y Polanco. Propúsele al- caso a Madrid y a Polanco. Le
gunos partidos, y así él tomó el propuse algunas alternativas, y él
irse absoluto de los votos, y hoy eligió irse liberado de los votos, y
639 639
se partió . hoy se marchó .

6 3 4
La razón por la que finalmente no se encomendó la inquisición lisboeta a la Com-
pañía fue por dificultades que, por justos motivos, opuso el cardenal infante Enrique de
Portugal; no parece que interviniera la muerte del infante Luis, acaecida el 27-XI-1555 (Cf.
Mixtae IV, 702).
635
La readmisión se halla prevista en las Constituciones: Cf. Const. P. II, c. 4 [231, ss.].
636
Por los días en que escribió esto Goncalves da Cámara, escribía también San Igna-
cio sobre Torres al rector de Ñapóles, Cristóbal de Mendoza (Cf. MI, Epist. IX, 257).
637
Teutonio de Braganza.
638
Cf. núms. 236, 332, 341, 388,402.
639
Después ingresó en los franciscanos.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 241
387. [d.i.] Joan Cocanaro de 387. Juan Cocanaro de Tívoli
Tívoli vaya adelante y haga tam- continúe los Ejercicios y haga
bién las elecciones, pues tanto también las elecciones, ya que in-
insta, como presupuesto que no siste tanto, como si no tuviese mu-
tubiese muger; y después de he- jer; y después de que se haya deci-
cha para la Compañía la resolu- dido a entrar en la Compañía,
ción, se le diga que le basta el dígasele que le basta el mérito de
640
mérito, etc. . 640
su elección, etc. .

Joan Cocanaro
Era éste un gentilhombre de Tívoli, casado, devotísimo de la Com-
641
pañía . Estaba haciendo los Ejercicios y se había puesto de acuerdo con
su mujer para que ella entrara en una orden religiosa y él quedara en la
Compañía; Nuestro Padre no quería recibirlo; pero para que no se des-
consolase, sin decirle nada, mandó que continuara con las elecciones y
demás partes de los Ejercicios, y que al final de ellos le consolaran del
modo que aquí digo.
388. [d.i.] Laynes sintió mucho la 388. Laínez sintió mucho la mar-
642
ida de Joan d'Alba y mostraba 642
cha de Juan de Alba y mostraba
(...), mas viendo la razón de lo (...), pero considerando la razón
exemplo de los otros coadjutores, del ejemplo para los otros Herma-
le pareció eficás. nos coadjutores, le pareció eficaz
la medida.
389. [d.i.] El Padre le desplugo 389. Al Padre le disgustó que hu-
que hobiesse laicos en casa con biera Hermanos coadjutores en
vestes longas, y manda por regla casa con vestidos largos, y manda
que no lleguen con un palmo, o por regla que no les lleguen al
643
quasi (...)y com Polanco las vea suelo por un palmo o casi (...) y 643

siempre, porque la variedad de los los vea siempre con Polanco, para
ministros no lo deshaga. que los cambios de ministros no lo
Luis ya (...). deshagan.
Luis ya (...).
390. Micer Lourenqo, Theodori- 390. Vayan al colegio a que los
644
co, Estéphano, Juan Antonio, examinen micer Lorenzo, Teo-
Georgio griego, vayan al colegio a dorico, Esteban, Juan Antonio y el
6 4 0
Es ésta una aplicación singular de la Anotación 18." de los Ejercicios; en otra situa-
ción San Ignacio hubiera aconsejado «no proceder adelante en materias de elección» [18].
641
De este amigo de la Compañía hablan dos cartas del Padre Andrés de Oviedo del año
1554.
642
Cf. núm. 386.
6 4 3
Tal determinación se halla en la Regla 6." del encargado de los vestidos:
«Coadiutores autem temporales sottanis dimidio palmo breuioribus, quam Sacerdotes, &
pallio sottanis breuiori vtantur» (Regulae Societatis Iesu, Romae, In Colegio eiusdem
Societatis, 1582, pág. 209).
644
Parece tratarse del examen previo a la admisión a los estudios. Cf. Examen C. VII, 1
A [121-122].
242 RECUERDOS IGNACIANOS

que los examinen ; 644


y primero griego Jorge; y vaya primero el
Maestro Polanco vaya a saber maestro Polanco para saber cómo
cómo puede apresentarse. Georgio puede [aposentárseles ?]. Jorge y
y Juan Antonio irán después. Juan Antonio irán después.
Micer Lourenco
645
Era éste Lorenzo Maggio, de quien ya se ha hecho mención .
391. [d.i.] Olabe dixo al Padre, 391. Olave dijo al Padre que el
de Matheo tudesco que era poco alemán Mateo era poco obediente,
obediente, y el Padre dixo que y el Padre dijo que cómo le daba
cómo le daba de comer; y Olabe: de comer; y Olave respondió: «No
«no se lo dan nada, sin hacer lo se lo dan nada, sin hacer lo que
que manda, disciplina, etc., mas manda, disciplina etc., mas con
con mucha dificultad, y criamos mucha dificultad, y criamos una
una víbora allí». El Padre le dio víbora allí». El Padre le dio una
un capelo porque tan tarde se lo reprensión porque se lo había di-
dicía, y dixo: «Yo os certifico, que cho tan tarde, y dijo: «Yo os certi-
yo haga inquisición, y que no sea fico que yo haga inquisición, y que
él solo el penitenciado». no sea él solo el penitenciado».
392. [d.i.] Acordarme he de 392. Tengo que acordarme cómo
cómo el Padre en las más de las el Padre en la mayoría de las cosas
cosas manda que se lo acuerden; manda que se las recuerden; pero
mas como es cosa que toca a como sea cosa que toca a algún
hermano alguno, él mismo se Hermano, él mismo se acuerda; y
acuerda; y también de la grande también tengo que acordarme de la
fineza en la obediencia que el gran delicadeza que quiere el Pa-
Padre quiere. dre en la obediencia.
393. Hoy se fue Joseph, al qual 393. Hoy se fue José, a quien tam-
646
Joan d Alba también predica- bién inficionaba Juan de Alba ; y
646
ba ; y no sólo a él, mas a otros no sólo a él, sino que también me-
que quedan, enseñaba su dotrina, tía sus ideas a otros que quedan en
id est, Marco, Matheo, Luis ,647
la Compañía, a saber, a Marcos, a
647
etc. Mateo, a Luis , etc.
394. El Padre dixo que buena(...) 394. El Padre dijo que buena [co-
era tener la casa en paz, y así es- sa] era tener la casa en paz, y por
taba determinado (...) no habiendo eso estaba decidido (...) no ha-
otros (...) con que se podiese sus- biendo otros (...) con que pudiera
tentar la nueva (...) que tanto ha sustentarse la nueva [botica ?] que
648 648
costado . tanto ha costado .

645
Cf. núms. 274, 280.
646
Cf. núm. 386.
647
Cf. nota 494.
6 4 8
Quizá se alude aquí a la nueva enfermería, cuyo boticario era el portugués Luis
Quaresma, de cuya expulsión de la Compañía estaba tratándose. Cf. núms. 286 y 393.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 243

2 DE JULIO Día 2 de Julio


395. Olabe examinó a N. de su 395. Olave examinó a N. sobre su
649
pobreza , y hallóle muy alieno 649
pobreza y le halló muy alejado
de buen camino; y el Padre hizo del buen camino; y el Padre mandó
escrebir a Olabe todas las pala- a Olave escribir todas las palabras
bras de una parte y otra, y que dichas por una y otra parte y leér-
las leyese a N. para dicir se ha- selas a N., para que éste dijera si
bía así pasado, y el dicho Olabe había transcurrido así el diálogo, y
las firmase. Lo último que Olabe que el Padre Olave las firmara. Lo
dixo fué, que, si fuese en su último que Olave dijo fue que, si
mano, le echaría de la Compa- estuviera en su mano, le echaría de
ñía. la Compañía.
A 3 DEL MISMO Día 3 de Julio
396. El Padre propuso a Laynes, 396. El Padre consultó a Laínez,
Salmerón, Madrid, si podía por un Salmerón y Madrid si podía expul-
pecado mortal sabido en confe- sar a uno de la Compañía por un
sión despedir a uno en la Compa- pecado mortal sabido en confesión;
ñía, y respondieron que [sí], si el y respondieron que sí, si el despi-
despedir no muestra pecado mor- do no indicaba pecado mortal de la
tal en la Compañía, pues hay mu- Compañía, pues hay muchas cosas
chas cosas que no lo son, por las que no lo son por las que se expul-
quales se despide; y el Padre mos- sa; y el Padre dio a entender pri-
tró primero haberlo [hecho] algu- mero que lo había hecho algunas
650
nas veces . 650
veces .

sabido en confesión despedir


La pregunta de Nuestro Padre era ésta: «Si cuando sabía por con-
fesión un pecado mortal de una persona de la Compañía, que, por otra
parte, tenía otras faltas insuficientes por sí solas para expulsarle, pero ta-
les que el mismo expulsado podría atribuir a ellas el despido, si en tal
caso podría el superior ayudarse del pecado sabido en confesión para por
él expulsarle». Y como aquí digo, antes de que los Padres le dieran la
respuesta, dio a entender que había hecho esto algunas veces. En todo
esto demostraba la gran pureza que quería en los miembros de la Com-
pañía y cuánto deseaba que se cumpliese aquella frase suya tan común:
649
Teutonio de Braganza, cuyas faltas de pobreza menciona también Polanco en carta
al Padre Diego Mirón (Cf. MI, Epist. IX, 570).
650
En 1547-1548 ya había propuesto San Ignacio la misma duda a Fray Gil Fosearan,
OP., maestro del Sacro Palacio, quien la había resuelto afirmativamente. La sentencia de que
era lícito al confesor, por motivos justos, usar fuera de la confesión las informaciones ad-
quiridas por la confesión (siempre que se pudiera hacer sin peligro de revelar la confesión),
la defendieron ya Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura, Alejandro de Ales y otros
doctores; a ello se opuso un decreto de Clemente VIII, de 26-V-1594, dirigido a los supe-
riores de los Regulares. Por lo que respecta a la Compañía, su Padre general, Claudio
Aquaviva, se le había adelantado en 1590, prohibiendo a los confesores jesuitas usar de ta-
les informaciones adquiridas por la confesión.
244 RECUERDOS IGNACIANOS

que no osaría estar una noche deba i de tejado con uno de la Compañía,
651
de quien supiese que estaba en pec¡ lo mortal .
397. Preguntó el Padre si en pe- 397. Preguntó el Padre si podía
cados mortales, no sabidos en consultar, tratándose de pecados
confesión, podía consultar; yfuéle mortales no sabidos en confesión;
dicho que sí, quando estubiese du- y se le dijo que sí, si estaba dudo-
bio, o quando viese que se seguiría so o si veía que, si no consultaba,
escándalo, se no consultase. se produciría escándalo.
A4 Día 4 de Julio
652 652
398. Amoldo en Venecia a 398. Amoldo dijo a otro en Ve-
otro dixo palabras; y por ser el necia palabras [inconvenientes]; y
totum continens de las escuelas y por ser el principal sostén de las
maestro en artes, etc., y quedaren escuelas y maestro de filosofía, etc.,
sen él las escuelas deshechas, y sin él quedarían las escuelas des-
intercedían algo al Padre; mas hechas, algunos intercedían algo al
no vino en más, sino que hiciese Padre por él; pero no aceptó otra
un grande golpe de penitencias, y cosa, sino que hiciera una buena
después fuese echado a perigri- dosis de penitencias y después fue-
nar 3 meses, y veniese acá; y a ra mandado a peregrinar durante
no las querer hacer, le echasen tres meses, y que viniera aquí a
de todo; y témese no las hará. Roma; y de no querer hacer las pe-
nitencias, acabaran de expulsarle; y
se teme que no las va a hacer.
653
399. Juan Philippo 653
truxo 190 - 399. Juan Felipe trajo a casa
a casa, que dio Silvestro Pisano 190 [escudos], que dio Silvestre
pera obras pías, señalando 40 Pisano para obras pías, señalando
pera casa, o todos, si todos nos 40 para casa, o todos si nos pare-
pareciese bien empleados, antes cían bien empleados todos, e incli-
mostrando más inclinación a que nándose más a que los aceptára-
todos los tomásemos. El Padre no mos todos. El Padre no quiso que
quiso que tomásemos ni en casa, ni aceptáramos nada, ni en casa, ni en
en colegio nuestro, ni en el Tudes- nuestro colegio, ni en el colegio
654
654
co, ni en Tívoli , etc.; y hoy se ha germánico, ni en Tívoli , etc.; y
empegado a destribuir. hoy ha empezado a distribuirse.
Nuestro Padre estaba muy lej s de toda especie de codicia.
400. [d.i.] Olabe dixo al Padre, 400. Olave dijo al Padre que si Su
que si su R. le daba licencia de Reverencia le daba permiso para
651
Cf. también en el núm. 350 cómo deseaba San Ignacio la pureza de alma de los hi-
jos de la Compañía.
632
Amoldo Conchus, de los alrededores de Lieja, entró en la Compañía en Roma en
febrero de 1549, adquiriendo después el grado en artes por la universidad de Lovaina. Al fin
hizo la peregrinación de que aquí habla el Memorial.
6 5 3
Juan Felipe Vito. Cf. nota 202.
454
En setiembre de 1549 se había fundado allí un colegio.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 245
comunicar lo de la remisión de li- comunicar a Polanco y a Madrid lo
ciones estos dos meses con Polan- de la remisión de las clases (el Pa-
co y Madrid (habíalo el Padre dre lo había tratado con Ribade-
tratado con Neyra, el qual parecía neira, el cual parecía [...]). El Pa-
(...). El Padre le respondió áspe- dre le respondió ásperamente que
ramente que no se moviese nada. no se alterase nada. Yo pienso que
Yo pienso que entiende en eso, etc. se ocupa de ello, etc.
Su Reverencia
Nunca en su presencia llamó nadie a Nuestro Padre «Paternidad»,
a no ser el mismo Padre Olave, quien a veces por descuido le llamaba
así; pero recuerdo que le imponía penitencias por esta causa. He dicho
«en su presencia», porque por carta algunos sí le llamaban «Paternidad».
Incluso al Padre Laínez recuerdo que le llamábamos «Reverencia» hasta
un año o más después de ser elegido general; y tan sólo desde el año 1561
para acá se introdujo la costumbre de decir «Paternidad».
401. [d.i.] Acordarme he de cómo 401. Tengo que acordarme de
el Padre guarda siempre con todos cómo guarda el Padre siempre la
su gravedad. gravedad con todos.
A 10 DE JULIO Día 10 de Julio
402. Juan d Alba pide ser recebi- 402. Juan de Alba pide ser recibi-
655
do , y el Padre hizo hacer con- 655
do en la Compañía , y el Padre
sulta con todos los laicos; y con- mandó que se consultara a todos
cluyendo la mayor parte que se los Hermanos coadjutores; y como
recebiese, se mandó decir al Pa- la mayor parte de ellos opinara que
dre; y él respondió que no conve- se recibiera, se mandó a decirlo al
nía, etc.; y a este efecto mandó Padre; y él respondió que no con-
hacer la consulta. venía, etc.; y para este fin mandó
hacer la consulta.
y a este efecto
Bien veía el Padre que todos los Hermanos coadjutores habrían de
ser de la opinión que se recibiese a Juan de Alba, sobre todo porque sa-
bían que Nuestro Padre le profesaba un amor especial; pero después, oí-
dos los pareceres de todos, tomó solemnemente esta resolución para que
se convencieran de que no tenía en cuenta más que lo que convenía para
la tranquilidad de la casa.
656 656
403. Francisco Ferrares y 403. El ferrares F r a n c i s c o y
657 657
Thomaso , que habían hablado T o m á s habían hablado de la
655
Juan de Alba había sido expulsado de la Compañía pocos días antes. Cf. núm. 386.
656
Un tal Francisco, de Ferrara, fue enviado en peregrinación a Loreto, como consta de
una carta del 18-V-1555 al Padre Oliverio Manareo, rector del colegio de aquella ciudad. A
mediados de junio ya había regresado a Roma.
657
Igualmente un tal Tomás, de Roma, fue enviado en peregrinación a Perusa, portan-
do una carta del 2-V-1555 para el rector, Everardo Mercuriano. Cumplida esta penitencia,
debía regresar a Roma.
246 RECUERDOS IGNACIANOS

en la confesión, sospechando que confesión, lanzando la sospecha de


se la habían revelado; y los de la que se la habían revelado; y los de
consulta, a quien el Padre reme- la consulta, a quien el Padre se re-
tió, concluyeron que no fuesen mitió, opinaron que no fueran ex-
echados; el Padre los echó, etc.; pulsados; pero el Padre los echó,
y agora dice, quando se habla de etc.; y ahora dice, cuando se habla
(...): «Vosotros a recebir, y yo a de (...): «Vosotros a recebir, y yo
echar». a echar».
658 658
404. Mariano novicio y Juan 404. El novicio M a r i a n o y el
659 659
Antonio napoli[tano] , de 4 años, napolitano Juan Antonio , ingre-
que eran inquietos y no les quería sado hace cuatro años, estaban in-
la consulta echar, el Padre pre- quietos, y los de la consulta no que-
guntó: «Si agora estuvieran fuera rían echarlos. El Padre les preguntó:
y les conociérades tam bien como «Si agora estuvieran fuera y les co-
les conocéis, recebiéradeslos?» nociérades tan bien como les cono-
Dixeron que no. Dixo el Padre: céis, ¿recebiéradeslos?». Dijeron
«Pues echadlos». Y así se han ido que no. Dijo el Padre: «Pues echad-
hoy. los». Y por eso se han ido hoy.
405. Hablando desto Laynes y 405. Hablando Laínez y Salmerón
Salmerón, y de Thomaso y Fran- sobre este caso, y también sobre
cisco también el Padre no quiso Tomás y Francisco, el Padre no
decirles las causas: unde patet, quiso decirles las causas de las ex-
que también los del colegio echa- pulsiones; de donde consta que
660
dos q Padre absconde, era por también los expulsados del cole-
660
pequeñas causas. g i o q[ue el?] Padre oculta, era
por pequeñas causas.
unde patet
Cuando el Padre mandó expulsar del colegio romano a aquellos de
que aquí hago mención, sin querer manifestar las causas por las que lo
hacía, pensé para mí que serían graves; pero cuando vi que tampoco des-
cubría a los Padres Salmerón y Laínez las causas por que había expulsado
a Tomás y Francisco, que yo (por ser ministro de casa) sabía que eran
leves, yo mismo encontré respuesta a mi argumento de que no tenía razón
para creer que serían graves las de los expulsados del colegio. Y esto es
lo que he querido decir aquí. Aunque después supe de cierto que algu-
661
nos de ellos fueron expulsados por cosas muy graves .
406. Salmerón, que quería llevar 406. Salmerón quería llevar a
la muía que truxo de Ñapóles has- Augsburgo la muía que trajo de
ta Augusta, y Laynes le parecía; Ñapóles, y a Laínez le parecía
658
Parece tratarse de un joven de Loreto que llegó a Roma en mayo de 1555 y fue de-
vuelto a su casa familiar en agosto.
659
Cf. nota 584.
6 6 0
Cf.núms. 348,351.
661
Como se dice en la nota 582, aquí se corrige lo dicho en el núm. 348.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 247

mas el Padre no quiso omnino, bien; pero el Padre no quiso de


sino pagándola a Ñapóles de los ninguna manera, a no ser que se la
dineros de la misión . 662
pagara a Ñapóles con dinero de la
662
legación .
407. Quiérense poner en cabeqa 407. Se quieren poner beneficios
de algunos tudescos beneficios, a nombre de algunos alemanes,
quel colegio tenga algo de comer, para que el colegio tenga algo de
y el Padre no quiso que fuese en comer, y el Padre no quiso se hi-
ninguno de los nuestros. ciera a nombre de ninguno de los
nuestros.
en cabeca
408. Se dice poner «en cabeza», cuando se aplica a una casa algún be-
neficio, para el que se señala una persona concreta de dicha casa.
409. Partió el P. Salmerón (...) 409. Marchó el Padre Salmerón
663 663
para Augusta y Polonia . (...) hacia Augsburgo y Polonia .
664
[Hacia Julio o Agosto] Hacia Julio o Agosto 664

665
410. A N. dio Olabe una disci- 410. Olave impuso una disciplina
65
plina, porque a Loarte había dicho a N.* , porque había dicho a Loar-
que le perseguían porque no dicía te que le perseguían porque no
666 666
mal de N. ; y él no quiso hacella. censuraba a N . ; y él no quiso
Mandóle encerrar en su camera hacerla. Mandó recluirlo en su ha-
667
(...) y el embaxador viene al bitación (...) y el embajador [de
667
Padre, y el Padre le dice que esté Portugal] vino a visitar al Padre,
por (...) hasta que su causa se jus- y éste le dijo que esté como [hués-
gue. ped en el colegio], hasta que se
haya juzgado su causa.
411. Hoy se hizo la consulta, y 411. Hoy se hizo la consulta, y
Laynes habló libremente de quán Laínez habló con libertad de lo
poco era para la Compañía Ñ., y poco que N. valía para la Compa-
668 668
los otros le han seguido . ñía, y los otros le han secundado .
6 6 1
Salmerón tenía que marchar para acompañar al legado pontificio Lippomano, pri-
mero a Augsburgo y luego a Polonia. Cf. núms. 228-229.
6 6 3
Cf. nota anterior. Salmerón partió de Roma el 27 de julio.
664
Los meses y días en que sucedieron las cosas que se narran en los núms. 410-412 nos
resultan inciertos.
665
Teutonio de Braganza, que moraba en el colegio romano, del que Olave era super-
intendente.
666
Simón Rodríguez. Polanco narra ampliamente toda esta historia en carta del 26 y 29-
Vm-1555 al Padre Diego Mirón (Cf. MI, Espist. IX, 503, 505). Véase también nota 287.
667
El embajador portugués, Alfonso de Lancastre (cf. nota 331), a quien Teutonio ha-
bía recurrido.
6 6 8
Para juzgar el caso de Teutonio, San Ignacio nombró a Laínez, Salmerón y
Bobadilla. La consulta de que se habla hubo de tener lugar no después del 27 de julio, día de
la marcha de Salmerón, en caso de que éste asistiera a ella; de hecho en Saint. Epist. 1,125 se
halla la sentencia de Salmerón, en la que él y los demás Padres consideran a Teutonio «ncp-
248 RECUERDOS IGNACIANOS

669
En este mes (.. .) pasaron 669
En este mes (...) pasaron
muchas cosas sobre este negocio. muchas cosas sobre este asunto.
[d.i.] Acordarme he de la Tengo que acordarme de la
constancia del Padre en no de- constancia del Padre en no expli-
clararse más. 2° De la constan- carse más; segundo, de la constan-
670
cia de hacelle confesar o per- 670
cia en hacerle confesar o perse-
severar en la (...) 3° Del modo y verar en la (...); tercero, del modo y
libertad con que mandó hablar al libertad de espíritu con que mandó
embaxador por Bobadilla, y des- primero a Bobadilla y después a
pués por Laynez. 4° De la burla Laínez a hablar con el embajador;
que hacía N. de todos, y máxime cuarto, de la burla que N. hacía de
de Laynez. todos, y sobre todo de Laínez.
[En un mes indeterminado] En un mes indeterminado
412. [d.i.] Supo el Padre que al- 412. Se enteró el Padre de que al-
gunos pensaban ser necesario te- gunos pensaban que para ir al co-
ner votos para ir al colegio, y que legio era necesario haber hecho
era peligro: a esta intención los votos, y que esto era un peligro:
hice (...) y mostró sintirlo mucho; con esta intención los hice (...) y
y mandó que luego fuesen algunos dio a entender que lo sentía mucho;
sin ellos; y el primero pienso fué y mandó que sin tardar fueran al-
67
Hermes de Tornay '. gunos sin ellos; y creo que el pri-
671
mero fue Hermes de Tournai .
que algunos
De cuando en cuando mandaba Nuestro Padre que dejaran algunos
novicios la casa y fueran a estudiar al colegio. Preguntaba el Padre Po-
lanco al maestro de novicios quiénes le parecía que debían ir, y él desig-
naba siempre a quienes habían hecho ya los votos de devoción; como
continuase esta costumbre sin saberlo Nuestro Padre, acabaron algunos
por creer que era orden del Padre que no fuera ninguno al colegio sin
haber hecho primero estos votos. Cuando se enteró de ello Nuestro Pa-
dre y comprendió el mal que de aquí se seguía, ordenó lo que digo.

18 OCTOBRE Día 18 de Octubre


413. El Padre dixo cómo (...) 413. El Padre dijo cómo (...) que
que si en hablar más que (...) se si en hablar más que (...) [fue?]se

to para la Compañía, si no cambia de comportamiento. Pero es posible que se celebrara otra


consulta sobre el tema después de la marcha de Salmerón (Cf. FN II, 388).
669
Habría que suplir la laguna: julio o agosto, porque el asunto de Teutonio no se cerró
hasta el 8-LX-1555, cuando marchó de Roma hacia Portugal.
670
De ello habla San Ignacio al Padre Mirón en la carta del día 26-Vffl-1555 (Cf. MI,
Epist. LX, 504).
611
Hermes [Vinghenius], que se había dedicado a la medicina, ingresó en la Compañía
en Roma el año 1555. Después de adquirir los grados de maestro (1557) y de doctor (1561),
fue enviado a enseñar teología a la universidad de Viena.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 249
tan vergongosa), tan desmesurada tan vergonzosa), tan desmesurada
y tan desediftcativa, que se hable y tan desedificante, que se hable
alto en esta casa; y a Olabe pen- alto en esta casa; y [de?] Olabe
sé que un mes no entrase en esta pensé que por un mes no entrara
casa en (...). Y acordarme he de en esta casa en (...)• Y tengo que
quánto exageró el crime, y man- acordarme de lo mucho que exa-
dó poner dos síndicos que diesen geró la falta y mandó poner dos
penitencias a todos, etiam vica- correctores que impusieran peni-
rios; y que ninguno se pare en tencia a todos, incluso a los vica-
corredor a hablar, si no fuese tan rios; y que ninguno se pare a ha-
baxo. blar en los corredores, a no ser en
672
voz muy baja .

1
SUPLEMENTO I
En la su divina bondad considerando (salvo meliori iudicio) la in-
gratitud ser cosa de las más dignas de ser abominada delante de nuestro
criador y señor, y delante de las criaturas capaces de la su divina y eter-
na gloria, entre todos los males y pecados imaginables, por ser ella des-
conocimiento de los bienes, gracias y dones recibidos, causa, principio y
orig[en] de todos los pecados y de todos los males; y por el contrario, el
conocimiento y gratitud de los bienes y dones recibidos quánto sea ama-
do y estimado, así en el cielo como en la tierra: pensé traeros a la me-
moria cómo, después que entramos en Roma, en muchas cosas entera-
mente y continuamente hemos sido favorecidos del papa, recibiendo
especiales gracias de Su Santidad; así mismo, cómo a toda la Compañía
nos consta y a vos entre todos más manifiestamente, por hallaros presen-
te, quánto todos somos obligados al rey, vuestro señor y nuestro en el
Señor nuestro.
Primero: por las muchas gracias espirituales que Dios nuestro
criador y señor le ha querido comunicar, queriéndole en todo alzar en su
mayor servicio y alabanza por la su acostumbrada gracia, mirándole con
infinito amor como criador a su creatura, pues, que siendo infinito y ha-
ciéndose finito, quis[o] morir por ella.

672
Téngase en cuenta que este párrafo se escribió el 18 de octubre, es decir cinco días
antes de la salida hacia España y Portugal de Goncalves da Cámara y Nadal con otros 18 (cf.
núm. 163). Por entonces fueron enviados de Roma a otras partes muchos jesuítas, hasta el
punto de que diga Polanco que en dos meses salieron de Roma unos 100 (Cf. MI, Epist. X,
166-167). Cf. núm. 247, donde se dice que por entonces había en Roma unos 160 jesuítas.
Esta masiva salida de personas pudo ser la ocasión que propiciara las faltas de silencio, que
tan severamente reprende San Ignacio.
1
Este primer Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 146 del Memo-
rial y reproduce gran parte de una carta de San Ignacio al Padre Simón Rodríguez escrita
desde Roma el día 18-111-1542 (Cf. MI, Epist. 1,192-196). Recordemos el argumento de la
misma: la obligación que tiene la Compañía de contribuir a apaciguar el conflicto entre el
papa Paulo JJJ y el rey Juan III de Portugal, por lo mucho que a ambos debe.
250 RECUERDOS IGNACIANOS

Segundo: quiénes somos o dónde salimos nosotros, para que Dios


nuestro señor haya así ordenado, que un príncipe tan señalado haya teni-
do tanta memoria de nosotros, que, movido de sí mismo immediate, o de
los suyos medíate, sin nosotros penitus pensarlo ni procurarlo, y antes que
la Compañía fuese confirmada por la sede apostólica, con tanta instancia
pidiese al papa algunos de nosotros para su servicio en el Señor nuestro;
y en tiempo que no poco sospechaban de nuestra doctrina, favorecernos
2
en tanta manera .
Tertio: después que vos allá llegastes (vos estaréis mejor al cabo
de todas las cosas, aunque a nosotros no se cubre nada), tratándoos con
tanta afección y amor, etiam con subsidios temporales, no en todos [los]
príncipes acostumbrados, ofreciéndose ex abundancia coráis por la mu-
cha afección que nos tiene, para fundar un colegio y edificar algunas ca-
sas para esta Compañía, tanto indignísima delante de nuestro criador y
señor en el cielo, y delante de tal príncipe en la tierra; y con esto más
adelante, recibiendo debajo de su sombra a quantos enviamos de acá para
los estudios de allá.
Todo esto os he querido traer a la memoria porque, vosotros allá y
nosotros acá, todos llevando un mismo fin de servir siempre en aumento
a nuestro criador y señor, siendo enteramente fieles y en todo gratísimos
a personas a que tanto debajo de la su divina y suma bondad debemos,
procuremos, con todas [las] fuerzas que de arriba nos fueren concedidas,
tomar nuestra parte de trabajos espirituales y corporales, de los muchos
que para [lo] contrario el enemigo de naturaleza] humana tomando, ha
3
procurado poner entre personas tales y de tanta importancia .
Y porque allá estaréis en la cuenta, como nosotros acá, de lo que
ha pasado o pasa, sólo resta, pues somos todos deudores y obligadísi-
mos, que vosotros allá, y nosotros acá, todos con mucha diligencia to-
mando nuestras espirituales armas, pues las temporales para siempre las
dejamos, instemos en hacer oración, continuando cada día, asimismo en
las nuestras misas teniendo especial memoria, rogando y suplicando a
Dios nuestro señor se quiera dignar de poner su mano y entera gracia en
cosa tan ardua y tan digna de ser mucho encomendada a la su infinita y
suma bondad. Y dado que, con su divina gracia, yo en todo me persuado
que el enemigo nuestro no alzará la cabeza sobre esta cosa, no poco daño
y turbación de muchas ánimas sería estar en estos términos, aunque por
muy pocos días fuese.

2
La Compañía fue aprobada de viva voz el 3-LX-1539 y confirmada el 27-DC-1540 por
la bula «Regimini militantis Ecclesiae»; pues bien, ya desde el verano de 1539 Juan HI em-
pezó a gestionar, por medio de su embajador, la consecución de algunos jesuitas (Cf. MI,
Epist. I, 737-739), de modo que ya en marzo de 1540 llegó a Portugal el Padre Simón
Rodríguez, y luego San Francisco Javier (Cf. FN I, 228 ss.).
3
Se alude al grave conflicto surgido entre Paulo III y Juan UI por la huida de Portugal
del obispo de Viseu, Miguel da Silva, y su promoción al cardenalato. Cf. nota 277 al Me-
morial.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 251
4
Así, hablando largo sobre esto mismo con el cardenal de Burgos ,
como en todas nuestras cosas nos sea muy especial señor y abogado en
el Señor nuestro, me dijo, en confirmación de lo que yo sentía, unas pa-
labras, las cuales no poca consolación espiritual causaron en mi ánima,
es a saber: «Un tal me ha hablado, diciendo: "Dícese o parece que el rey
de Portugal sale de la obediencia del papa"». El buen cardenal responde
con mucho ánimo, sin poderlo sufrir: «¿Quién dice eso? Aunque el papa
pisase con sus pies al rey de Portugal, no haría eso. ¿Pensáis vos que la
5
gente de allá es como la de acá, o aquel rey como el de Inglaterra , que ya
estaba medio fuera antes que se declarase? No penséis eso de príncipe tan
cristiano y de tan buena conciencia».
Aunque yo quisiera escribir una carta al rey, me detuve; parte por
ver a mí mismo cuan poco y cuan indigno me hallo para ello, parte en
veros allá presente, me parece que soy excusado; pues de vos es hacer
entera reverencia y hablar por todos nosotros, como por vos mismo. To-
men, si otra cosa vos pareciere, yo no querría ni deseo faltar, ni en la cosa
6
más pequeña, en el Señor nuestro .
[Después que por mandado del papa salieron maestro Fabro de Es-
7
paña, maestro Bobadilla de la legación del cardenal de Inglaterra y
8
maestro Jayo del obispado del cardenal Carpi para Alemania, de los dos
últimos tenemos letras, hechas a los quince de febrero, cómo había seis
días que llegaron buenos [a] Espira, y cómo empezaban [a] aparejarse
para entrar en el desierto. De maestro Fabro no tenemos letras, cómo sea
9
llegado a Alemania. De los nuncios de Hibernia , aunque entraron en la
mar, no tenemos nuevas que sean pasados o llegados allá.
Y porque por otras os he escrito largo de la Compañía dispersa, del
fruto espiritual que el Señor nuestro se digna hacer por ellos, no me res-
ta que decir. Quien sea siempre, por la su infinita y suma bondad, en
nuestra continua custodia, favor y ayuda.
De Roma, a los 18 de marzo de 1542.
Hoy son ocho días que el embajador del rey se partió para Portugal.
Vuestro en el Señor nuestro
YÑIGO]
4
Juan Alvarez de Toledo, OP., obispo de Burgos, fue creado cardenal el 20-XU-1538.
Como es sabido, fue uno de los tres censores pontificios para los Ejercicios, nombrado ex-
presamente en el Breve apostólico «Pastoralis officii cura», en que se aprueba el áureo li-
brito ignaciano. Murió en Roma el día 15-LX-1557.
5
Enrique VUI.
6
El conflicto se solucionó en 1545 con la concesión del obispado de Viseu al cardenal
Alejandro Farnesio.
7
Reginaldo Pole (1500-1558), arzobispo de Canterbury, creado cardenal el 22-XII-
1536. Entre las numerosas legaciones que desempeñó por orden de Paulo UI, una de ellas es
la relativa al patrimonio de Viterbo, a la que alude el presente pasaje. Cf. Modesto Salcedo,
o. c, 50-51.
8
Rodolfo Pío di Carpi. Cf. nota 44 al Memorial.
9
Los Padres Salmerón y Broet. Esta misión pontificia a Irlanda concluyó con escaso
éxito. Regresaron a Roma en el verano de 1542.
252 RECUERDOS IGNACIANOS

1
SUPLEMENTO II
La cosa es que, supuesto, como creo que vuestra merced antes de
su partida de acá entendió, que el rey de Romanos envió a su confesor el
2
obispo labacense , para que diese una carta suya al Padre Claudio Jayo
de nuestra Compañía, que en el concilio de Trento residía, el Padre se
juntó con el obispo en Venecia porque partiesen el camino, adonde se
vieron y hablaron en uno por dos o tres días; y abriendo maestro Clau-
dio la carta del rey, vio que no contenía otro más que pedirle con mucha
caridad e intención llena de amor quisiese aceptar el obispado de Trieste
3
que había vacado , y es en los confines de Venecia y Esclavonia, tierra
de muchas ánimas y de dos mil ducados de renta; empero el Padre, aun-
que el confesor del rey hacía cuanto podía por moverle a aceptar la tal
dignidad, persuadiéndose que era más servicio del Señor no recibirla, se
4
deliberó en hacerlo así, y escribiendo al rey , se excusó lo mejor que
pudo.
Pasados tres meses después de esto, entendiendo nos acá un día de
micer Bernardino Mafeo, secretario de Su Santidad, cómo de nuevo que-
rrían otra vez hacer obispo al dicho Padre, al otro día de mañana se fue
luego el Padre micer Ignacio a palacio y, hablando con el secretario, él
leyó una carta que el rey de Romanos escribía con gran eficacia al papa,
tocando en ella tres puntos principales: el primero era que, vacando la
sede de Trieste, él había hecho elección de maestro Claudio Jayo, porque,
siendo tan necesario un perfecto pastor a aquella tierra, que tan llena es-
taba de errores y vicios, no veía quién mejor lo fuese que él, en el cual
conocía mucha bondad y doctrina, por haberle conversado y oído muchos
sermones en Alemania, etc., alabándole muy intensamente. Lo segundo
era cómo, escribiendo él por su confesor al dicho Padre porque aceptase
el obispado, se había de ello excusado por humildad. El tercero que por
tanto Su Santidad le debía mandar en virtud de obediencia, pues la cosa
era tan justa y necesaria, que tomase el obispado, por el mucho fruto es-
piritual que se seguiría con su persona, siendo tan señalada en vida y
doctrina. Y amplificaba tanto estos tres puntos, que parecía la carta una
de las grandes suplicaciones que se suelen dar en signatura [apostólica].
Viendo esto el Padre Ignacio, se fue de aquí a casa de don Diego
Lasso, embajador del rey de los Romanos, el cual le mostró una carta del
rey su señor, y parte de ella escrita de su propia mano, en la cual con
suma instancia le encargaba que, trabajando con toda solicitud y diligen-
1
Este segundo Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 147 del Me-
morial y reproduce una parte de la carta de Bartolomé Ferráo, secretario entonces de San
Ignacio (cf. nota 233 al Memorial), a Miguel de Torres, escrita el 2-111-1547 (MI, Epist. I,
460-467). En ella narra Ferráo todas las acciones de San Ignacio para impedir que Claudio
Jayo (Jay) accediera al obispado de Trieste, como quería el rey de Romanos, Fernando I,
hermano de Carlos V.
2
Urbano Textor (Weber), obispo de Liubliana (Laybach), en Eslovenia, de 1543 a 1558.
3
Por muerte de Pedro Bonhom, acaecida el 4-VTI-1546.
4
Por carta del 25-LX-1546 (laii Espist., 318-319).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 253

cia, le mandase el despacho del obispado como él lo enviaba a suplicar


al papa; y diciendo el Padre al embajador que, cumpliendo buenamente
con el rey su señor, no llevase todavía la cosa al cabo, porque en ello no
se ofendiese tanto la Compañía, como se ofendía aceptando el tal obis-
pado: él le respondió, después de otras muchas palabras graciosas, que,
si maestro Claudio no quisiese aceptar el obispado y el papa no le des-
comulgase, que él se iría de Roma.
Viendo, pues, que el negocio iba tan de veras, y tornando a hablar
a micer Bernardino Mafeo, halló el Padre cómo tres cardenales de los que
entienden en negocios, habían visto la carta del rey para el papa, y tenían,
con santa y buena intención, determinado que se llevase otra vía en esto;
porque, aunque el sumo pontífice, a suplicación del embajador, hubiese
mandado que se hiciese un breve, en el cual mandaba al Padre Claudio
aceptase el obispado, decían los tres cardenales que, por excusar más ex-
cusaciones, sería mejor que Su Santidad le hiciese luego obispo, y des-
pués le enviase el sobredicho breve. Con esto decía el secretario que le
parecía que todos los cardenales nos serían contrarios; y que, si algunos
5
deberían de ser en nuestro favor, eran el cardenal de Inglaterra y el que
6
era maestro de sacro palacio , por cuanto estos dos habían también rehu-
sado obispados.
Mas hablando Nuestro Padre a uno de ellos y [a] algunos otros y
no hallando lo que deseaba, determinó irse a la fuente, y a hablar al papa,
porque la conciencia no le acusase de no haber puesto todos los medios
posibles en este negocio; y haciéndolo así, con mucha humildad dio lar-
ga cuenta a Su Santidad de todo, mostrando con muchas razones no con-
venir tal elección ni a la Compañía, ni al bien de las ánimas. La primera,
que hacía por la Compañía, era en esta forma: esta Compañía comenzó
con espíritu de bajeza y humildad, y con este espíritu es asaz manifiesto
cuánto nuestro Señor se ha dignado hasta ahora obrar por ella; por lo que,
dejando al presente su principio y devoción primera, procediendo con
espíritu a ella muy contrario, como es aceptar y subir en dignidades, claro
es que no podrá conservarse en su paz y buenas obras, sin que venga a
gran ruina de sí misma.
La segunda razón: como sean tan pocos los profesos de esta Com-
7
pañía , no hay que pensar sino que, aceptándose esta dignidad, puede ve-
nir por ello a gran destrucción; porque, tomándose el dicho obispado el
Padre Claudio, otro profeso haría lo mismo, y a éste otro le seguiría, et sic
de caeteris, hasta no quedar ninguno. Y confírmase lo dicho: porque de
siete años a esta parte, se han ofrecido cuatro obispados a cuatro de los
nuestros, de los cuales, si uno solo se admitiera, fácilmente le siguieran
los otros, quod Deus auferat.
5
Reginaldo Pole. Cf. Suplemento I.
6
Tomás Badia, OP., maestro del Sacro Palacio de 1529 a 1542, creado cardenal el 7-VI-
1542 y fallecido el 8-XH-1547.
7
En 1547, cuando se trataba este asunto, los profesos de la Compañía no eran más que
lOu 11.
254 RECUERDOS IGNACIANOS

La tercera, que hace por el bien de las ánimas: en esto se ofende-


ría mucho el bien de las ánimas y el provecho universal del prójimo;
porque a la postre maestro Claudio no podría ayudar [a] más ánimas que
las que tuviese en su obispado, aceptándole; mas no siendo así, podía por
muchas ciudades, provincias y reinos hacer gran fruto en el Señor; por-
que, si en una no se recibe la palabra de Dios, en otra es muy bien sem-
brada y da ciento por uno, como consta de las cosas que por los particu-
lares de esta Compañía son hechas, Domino cooperante, por las partes de
Italia, España, Alemania, Hungría, Portugal y sus Indias.
La cuarta: siendo así que la Compañía está por todas estas partes
tenida en gran crédito y veneración en el Señor nuestro, principalmente
por proceder con este espíritu de humildad y simplicidad y tan ajeno de
codicia, no hay duda sino que, tomando ahora dignidades, podría causar
en ello más escándalo, desedificación y murmuración por doquiera que
fuere conocida, de lo que es el provecho que se puede hacer en uno par-
ticular obispado.
La quinta: podríase causar otro daño notable a la Compañía, acep-
tando la dicha dignidad, y es que, siendo en ella al pie de 200 entre no-
vicios y estudiantes, que, dejadas todas las cosas seglares, se han delibe-
rado para entrar en ella con pobreza, castidad y obediencia, podría ser que
muchos de ellos, escandalizados porque tomábamos obispado mudando
nuestro principio, volverían atrás; otros tendrían ocasión de quedar o en-
trar en ella con aquel pensamiento o fluctuación, que a su tiempo tam-
bién podían ser obispos; y así la devoción de la Compañía se podría con-
vertir en separación y ambición.
De esta razón y de otras muchas hacía el Padre gran cuenta, estan-
do solo con Su Santidad en la primera audiencia, y en la cámara después
de comer; hasta que el papa, pensando él que todo lo tenía hecho, le res-
pondió con mucha caridad, loando sus razones y largos discursos, y ala-
bando [a] la Compañía; empero paró en una cosa, que él tenía fija y de-
terminada en su ánimo, es a saber, que lo que el rey había hecho en
proveer el obispado por maestro Claudio, había sido del Espíritu Santo,
alegando para ello autoridades, como: «cor regís in manu Domini est»*,
etc.; y que Su Santidad así lo sentía.
Finalmente, a cabo de muy largas pláticas, el Padre Ignacio dijo a
Su Santidad que, si este obispado se aceptaba, habría de ello tan grande
escándalo y murmuración, que no podrían los de la Compañía venir a
hablar a Su Santidad o a cardenales y otros señores, sin que el pueblo di-
jese que venían con ambición a buscar y pretender semejantes dignida-
9
des; y que este mismo escándalo había ya sentido el señor Juan de Vega
10
y Madama , y que por tanto habían de hablar en ello a Su Santidad.
8
Cf.Prov. 21, 1.
' Juan de Vega, embajador del emperador Carlos V y poco después virrey de Sicilia.
, 0
Margarita de Austria, hija del emperador Carlos V, esposa de Octavio Farnesio, nie-
to de Paulo III. Cf. H. Rahner, o. c. I, 147-148.
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 255

Entonces respondió el papa al Padre que fuese e hiciese oración


sobre el caso, y que él también miraría en ello; y así, después de le pedir
ciertas gracias, que Su Santidad le concedió, se fue de nuevo a buscar
todos los medios posibles para estorbar lo dicho, no hallando reposo al-
guno sin que primero hubiese alcanzado esto como deseaba; y luego ha-
11
blando al señor Juan de Vega, hizo con que el secretario del emperador
fuese por su vía del hablar y tratar el caso en nuestro favor con el papa;
empero, aunque hizo su embajada con el mayor calor que pudo, no hubo
otra respuesta de Su Santidad más favorable que la que dio a Nuestro
Padre, antes le halló más puesto en dar el obispado a maestro Claudio; y
12
viéndolo micer Ignacio, ayudándose de micer Pedro Codacio y de
cuantos podía, tomó por estaciones santas visitar y hablar a cuantos car-
denales pudiese, porque dentro de tres o cuatro días se esperaba el con-
sistorio, en el cual se había de proponer la cuestión.
Es increíble la diligencia que se hizo sobre esta materia; porque
acaecía a Su Reverencia no le bastando el trabajo del día entero, hablar
de noche a tres cardenales, morando uno de otro una buena milla, como
13 14
es del cardenal Gaddi , que vive en Montecitorio, al cardenal Salviati ,
que está en el burgo cabe palacio. Tanta fue su diligencia, Domino co-
operante, que la mitad de los cardenales eran de nuestra opinión y todos
en nuestro favor; porque, dejando éstos, los otros, que querrían que el
obispado se aceptase, movíanse a ello juzgando que los obispados se de-
bían dar a buenos y en doctrina suficientes, cuales ellos decían ser los
nuestros; y que por eso en ninguna manera los debíamos rehusar; y de
esta sentencia era una buena parte de ellos, aun los que más nos quieren
y aman en el Señor.
Ni ha quedado cardenal a quien no se hablase en esta materia por
nuestra parte, sino solos dos; al uno, porque le fue dado cargo de propo-
ner el obispado en consistorio, y así nada aprovechara; y al otro, porque,
habiendo al principio de su devoción renunciado otro obispado, le volvió
15
después a tomar .
Y así, viéndonos tan cercados de todas partes, y que el día siguiente
se hacía el consistorio, estando aún el papa con su parecer, tomó por re-
medio Nuestro Padre irse a Madama, y hízole escribir una póliza a Su
Santidad, en que le suplicaba hubiese por bien que no se tratase el caso
en el consistorio señalado, y que se esperase hasta que Su Excelencia y
el señor Juan de Vega escribiesen sobre ello al rey; y que entonces, no
desistiendo él y mandándolo Su Santidad, que la Compañía aceptaría el
obispado. Enviada la cédula en el mismo jueves, víspera del viernes en
11
Parece referirse a Pedro Marquina, amigo de la Compañía. Cf. núm. 74 del Memorial.
12
Administrador de la casa profesa de la Compañía de Roma. Cf. núm. 307 del Me-
morial.
13
Nicolás de Gaddi, cardenal desde 1527 hasta 1552.
14
Juan de Salviatis, cardenal desde 1517 hasta 1553.
15
Parece tratarse de Juan Pedro Carafa (futuro Paulo IV), quien renunció a su obispado
de Chieti en 1524 y lo tomó nuevamente en 1537.
256 RECUERDOS IGNACIANOS

que se tenía el consistorio, respondió el papa a Madama que le placía de


ello. Empero, no sabiendo esto el cardenal que había de proponer el ne-
gocio, le propuso al día siguiente, aunque no prosiguió por delante, sa-
liéndole al encuentro con buenas razones, que para ello traía, uno de los
de nuestra opinión. Luego el Padre Ignacio hizo escribir al señor Juan de
16
Vega, a Madama y al cardenal de Carpi , como protector nuestro, al rey,
y él mismo también lo hizo en nombre de toda la Compañía con tantas
razones y lamentaciones, que siempre hemos tenido buenas esperanzas
17
del suceso .
Asimismo dio recaudo, con que los nuestros que están en el conci-
18
lio , y maestro Bobadilla, do quiera que sea, escriban y hagan escribir en
Trento a los que pudieren, a su majestad sobre este caso; puesto que en
el concilio a solo un prelado pudieron hacer escribir, por haber también
allá diversos pareceres en la cosa.
Hechas todas estas diligencias por acá, todavía don Diego Lasso
instaba cuanto podía porque no hubiese demora en el cumplimiento de
la suplicación del rey su señor; y así hizo con que en el otro consistorio
siguiente, que vino ocho días después, volviese el cardenal señalado a
proponer su causa; mas por la gracia de Dios fue como de primero im-
pedido, declarando Su Santidad que quería cumplir la palabra dada a
Madama, y esperar la respuesta del rey, la cual ahora ha pocos días llegó,
mandando a su embajador que ni inste más, ni proceda adelante con el
negocio, juzgando ser así mejor. Por lo que se ordenó que aquí en casa
se dijesen misas y Te Deum laudamus in gratiarum actionem, por salir-
nos de tanta tribulación y pestilencia; que, cierto, todos creíamos ser
como [enmasca]rados y tiznados, si el tal obispado se recibiera. Sean in-
finitas e incesables gracias a Dios nuestro Señor por ello.

SUPLEMENTO UT
Breve respuesta a las cosas que se contienen en el decreto de la
venerable facultad de Teología de París contra el Instituto de nuestra
Compañía, en la que se responde, siguiendo su orden, a cada uno de los
artículos de dicho decreto.

16
Rodolfo Pío di Carpi. Cf. nota 44 al Memorial.
17
Esta carta de San Ignacio al rey Fernando I, de diciembre de 1546, en MI, Epist. I,
450-453.
18
Estaban entonces en Trento los Padres Laínez, Salmerón y Jayo.
1
Este tercer Suplemento se anuncia en la anotación marginal al núm. 149 del Memorial.
En realidad el manuscrito no reproduce más que unas cuantas líneas en latín, que traducimos,
y que son el comienzo de la Respuesta al decreto de la facultad de teología de la Sorbona
contra el Instituto de la Compañía de Jesús (Cf. dicho núm. 149 del Memorial). El texto de
esta Respuesta se halla íntegramente publicado en Cartas de San Ignacio de Loyola, V, 494-
512 (Cf. nota 285 al Memorial).
MEMORIAL DEL P. CÁMARA 257

Primer artículo del decreto


Esta nueva Compañía que reivindica para sí la insólita denomina-
ción del nombre de JESÚS.
No es tan insólita esta denominación: en Italia hay algunas congre-
gaciones que ostentan el mismo nombre; pues hay religiosos que se lla-
2 3
man Jesuatos ; existe también la orden militar de Cristo ; ni hay por qué
nadie tenga que ofenderse ya por esta denominación.

2
Los Clérigos Apostólicos de San Jerónimo, fundados en Siena en 1360 por Juan
Colombini, fueron llamados jesuatos por el hecho de que el fundador y sus discípulos em-
pezaban y concluían sus sermones con la frase «¡Viva Jesús, alabado sea Jesús!». Fueron
disueltos en 1668 por el papa Clemente LX. Cf. nota 485 al Memorial.
3
La Orden de Cristo, fundada en 1318 en Portugal por el rey Dionisio I (1279-1325) y
confirmada al año siguiente por una Bula de Juan XXII. Como las demás órdenes militares,
adoptaron la regla cisterciense. El punto de máxima expansión de la Orden de Cristo coin-
cide con la vida de San Ignacio.
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA

I. Fuentes de MHSI citadas en la Presentación y Notas


Chron. Polanco, Juan Alfonso de: Vita Ignatii Loiolae et rerum
Societatis lesu historia (=Chronicon). 6 vols. Matriti, 1894-
1898.
Compl. Polanci Complementa. Epistolae et commentaria P. loannis
Alphonsi de Polanco... 2 vols. Matriti, 1916-1917.
Fabri Mon. Fabri Monumenta. Beati Petri Fabri... Epistolae, Memo-
riale etProcessus... Matriti, 1914.
FD Fontes Documentales de S. Ignatio de Loyola. Romae,
1977.
FN Fontes Narrativi de S. Ignatio de Loyola... 4 vols. Romae,
1943-1965.
Iaii Epist. Epistolae PP. Paschasii Broéti, Claudii Iaii, loannis Codu-
rii et Simonis Rodericii... Matriti, 1903.
Lainii Mon. Lainii Monumenta. Epistolae et acta Patris Iacobi Lainii...
8 vols. Matriti, 1912-1917.
Mixtae Epistolae Mixtae ex variis Europae locis ab anno 1537 ad
1556 scriptae... 5 vols. Matriti, 1898-1901.
a
MI, Const. Monumenta Ignatiana. Ser. 3 . Sancti Ignatii de Loyola
Constitutiones Societatis lesu. 3 vols. Romae, 1934-1938.
(Nota: Sólo se citan así los documentos previos; para los
definitivos: Examen y Const. sin aludir a edición concreta,
según la manera usual de citar estos textos).
S
MI, Dir. Monumenta Ignatiana. Ser. 2 . Directoría Exercitiorum
(1540-1599). Romae, 1955.
(Nota: Los Ejercicios se citan por el núm. tradicional sin
aludir a edición concreta).
e
MI, Epist. Monumenta Ignatiana. Ser. l . Sancti Ignatii de Loyola...
Epistolae et Instructiones. 12 vols. Matriti. 1903-1911.
q
MI, Script. Monumenta Ignatiana. Ser. 4 . Scripta de S. Ignatio de Lo­
yola... 2 vols. Matriti, 1904-1918.
Nadal Epistolae P. Hieronymi Nadal... ab anno 1546 ad 1577...
4 vols. Matriti, 1898-1905.
260 RECUERDOS IGNACIANOS

Quadrim. Litterae Quadrimestres... 7 vols. Matriti-Romae, 1894-


1932.
Rod. Epist. Epistolae PP. Paschasii Broéti... et Simonis Rodericii...
Matriti, 1903.
Salm. Epist. Epistolae P. Alphonsi Salmeronis... 2 vols. Matriti, 1906-
1907.

II. Bibliografía
No es mi intención sobrecargar más este volumen con abundante
bibliografía; y ello por dos razones: primero, porque apenas la hay espe­
cífica sobre el Memorial, sino que las referencias a él (numerosas, por
otra parte) se engloban en los más variados estudios sobre puntos de la
espiritualidad o la actividad de San Ignacio; y segundo, porque al ser el
Memorial una obra de carácter misceláneo, y tocar por consiguiente infi­
nidad de temas, referirnos a todos ellos equivaldría prácticamente a
abarcar gran parte de la bibliografía ignaciana. De ahí que, más que Bi­
bliografía, lo que deseo es dar una breve orientación bibliográfica.

A) PUBUCACIONES ESPECÍFICAS SOBRE EL MEMORIAL:

1. Ediciones originales:
Memoriale P. Ludovici Gonsalvii de Cámara: Monumenta Ignatiana.
Series quarta. Scripta de Sancto Ignatio de Loyola, I (Matriti 1904),
153-336. (Sin Introducción. Edición imperfecta).
Memoriale seu Diarium Patris Ludovici González de Cámara: Fontes
Narrativi de S. Ignatio de Loyola, I (Romae 1943), 508-752 (Ex­
celente Introducción y Edición).
2. Ediciones en lenguas vulgares:
Goncalves da Cámara: Memorial 1555. Traduit et presenté par Roger
Tandonnet, S.J. (París 1966). (Con excelente y amplia Introduc­
ción).
Goncalves da Cámara: Memoriale. Erinnerungen an unseren Vater Ig-
natius. Übersetzt von Peter Knauer, S.J. (Frankfurt am Maim
1988). (Cortísima Introducción y Traducción muy literal).
Goncalves da Cámara: Memories of Loyola, man for all seasons. (Ex-
cerpts from the Memorial). Ed. por Aloysius Owen, S.J. (Jersey
City 1978).
González de la Cámara: Memorial de algunos dichos y hechos de San
Ignacio de Loyola. Ed. por Agustín Macía, S.J. (Madrid 1921).
(Con breve Introducción).
SIGLAS Y BIBLIOGRAFÍA 261

3. Estudios:
Grand-Mesnil, Marie-Noélle: Sur un portrait de saint Ignace. Le Memo-
rial de Goncalves da Cámara: CHRISTUS 15 (1968) 558-567
(Con ocasión de la publicación de Tandonnet).
Granero, Jesús M.: El «Memorial» de Cámara: MANRESA 39 (Madrid
1967) 75-78. (Con ocasión de la publicación de Tandonnet).
Granero, Jesús M.: El Memorial del P. Luis G. de Cámara: en «Espiri-
tualidad Ignaciana» (Madrid 1987) 337-373. (Resalta 12 temas del
Memorial).

B) BIOGRAFÍAS IGNACIANAS.
Desde la primera de Ribadeneira (latina y castellana), que usó am-
pliamente el Memorial (al menos el original castellano), hasta las mo-
dernas de Dalmases, García-Villoslada o Tellechea Idígoras, todas beben
ampliamente en la obra de Goncalves da Cámara, sobre todo para la
época romana de la vida del santo.

C) HISTORIAS DE LA COMPAÑÍA:
Será útil consultar, tanto las antiguas, como las más modernas, que
tratan bastantes puntos de los contenidos en el Memorial. Entre las anti-
guas, resalto en primer lugar la de Nicolás Orlandini (Amberes 1620) y
el De rebus Societatis lesu Commentarius de Oliverio Manareo (Floren-
cia 1886). Entre las modernas, las de Antonio Astráin, Bernhard Duhr,
Francisco Rodrigues y Pietro Tacchi Venturi, para los asuntos de España,
Alemania, Portugal e Italia, respectivamente, que son los más frecuentes
en el Memorial.

D) BIBLIOGRAFÍAS:
Para puntos más concretos, remito a las amplias secciones biblio-
gráficas del Archivum Historicum Societatis lesu o a los libros siguien-
tes:
Gilmont, J.-F. - Daman P.: Biblographie ignatienne (1894-1957) (Paris-
Louvain 1958).
Gilmont, J.-F.: Les écrits spirituels des premiers jésuites. Inventaire
commenté (Roma 1961).
Iparraguirre, Ignacio: Orientaciones Bibliográficas sobre San Ignacio de
2
Loyola (Roma 1965 ).
Polgár, László: Bibliographie sur l'histoire de la Compagnie de Jésus
(1901-1980). I, Toute la Compagnie (Roma 1981).
Ruiz Jurado, Manuel: Orientaciones Bibliográficas sobre San Ignacio de
Loyola. Volumen II (1965-1976) (Roma 1977).
ÍNDICES

Las cifras remiten a los números del Memorial. Sp remite a los


Suplementos.

I. PERSONAS

Adler, Jonás 152, 154 Bernardo: ver Oliverio


Agustín (santo) 198 Bernardo (japonés) 30, 36
Alba, Juan de 236, 332, 341, 386, Bernardo (santo) 358
388, 393, 402 Besalel 1-2
Alejandro, Trajano Petronio 35, Blyssem, Enrique 85
135 Bobadilla, Nicolás Alonso Pérez
Alonso (español) 144 de 23, 185, 188, 228-229,
Alvarez, Manuel 9 292, 329, 333, 374, 411, Sp
Alvarez de Toledo, Juan Sp I i, n.
Andrés: ver Frusio Bonis, Emerio de 276
Andrés: ver Orvieto. Bonn, Enrique de: ver Blyssem
Andrés (flamenco) 127-128, 220 Borja: ver Francisco
Ángel: ver Joannis Botello, Miguel 298
Antonino 378 Boukyau,Juan 52
Anzola, Juan Bautista de 106, 189 Braganza, Teutonio de 150-152,
Aragón, Juan de 142 160, 262, 298-299, 385,
Araoz, Antonio de 39-40, 118, 395,410-411
142, 223, 321-322, 349 Broet, Pascasio 118, 139, Sp I
Arce, Jerónimo de 57, 339 Burgos, cardenal de: ver Alvarez
Amoldo: ver Conchus de Toledo
Augsburgo, cardenal de: ver Truch-
sess Canisio: ver Pedro
Avila, Juan de (santo): ver Juan Carneiro, Melchor 52, 123
Carpi, Rodolfo Pío di 20, 67, 232,
Badia, Tomás Sp JJ Sp I,H
Bartolini, Jacoba 197, 344 Catarino, Ambrosio 322
Bartolomé 265 Cesare, Octavio 67, 70
Bosano, Jerónimo de: ver Otello Cincinnato 75, 101, 274, 288
Benito: ver Palmio Clemente VII 307
Beringucci, Mario 64-65, 246 Cocanaro, Juan 387
264 RECUERDOS IGNACIANOS

Codazzo, Pedro 307, Sp II Fructuoso, obispo de Dumio 60


Cogordan, Poncio 191, 193, 216 Frusio, Andrés 39-40, 74, 149,
Conchus, Amoldo 398 178, 185, 207, 240, 250-
Cornelio: ver Wischaven 251, 297, 322, 324, 363,
Cors, Juan 291, 316, 327, 337 382
Cristóbal (don): ver Mendoza
Croce, Lucio 67, 71 Gaddi, Nicolás Sp II
Cueva, Bartolomé de la 15, 246, Galigari, Pedro Francisco, obispo
338 de Pistoya 73-74
Gerson, Juan 97-98, 226
Diego (don): ver Eguía Chinucci, Jerónimo 287
Doménech, Jerónimo 226 Gómez, Blas 40
Domingo (maestro) 263 Gonzalo (don): ver Silveira
Drusiano: ver Franco Guernica, canónigo de Toledo 276
Dueñas, Rodrigo de 276 Guillermo (francés) 77, 144
Guzmán, Diego de 296, 336-337,
Eguía, Diego de 162, 166, 218, 340
221-223, 266, 288, 376
Emerio: ver Bonis Hermann: ver Thyraeus
Enrique VIH Sp I Hermes: ver Vinghenius
Enrique, cardenal infante de Por- Hoces, Diego de 367
tugal 382 Hoffaeus, Pablo 85
Erasmo (de Rotterdam) 98, 245
Esteban (alemán) 144, 390 Isaías (profeta) 341
Estrada, Francisco de 226
Eugenio III 358 Jacoba: ver Bartolini
Javier: ver Francisco
Fabio 29, 284 Jayo, Claudio 131, 147, Sp I, II
Fabro, Pedro (beato) 8, 28, 83, Jeremías (alemán) 144
118, 122, 138, 142, 162, Jeremías (profeta) 60
221, 226, 305, 353, 356, Jerónimo (napolitano) 348
SpI Jiménez de Miranda, Francisco
Faraone, Pedro 348 275
Felipe, príncipe de España 230-231 Joannis, Ángel 348
Fernández, Gonzalo 8 Job 75, 101,258, 274
Ferrao, Bartolomé 73, 117, 126, Jonás: ver Adler
147, 376, Sp II Jorge (griego) 390
Fieschetto, Vicente 352, 369 José 245, 393
Fonseca, Pedro da 65 Juan III, rey de Portugal 118-120,
Francisco (ferrares) 403, 405 146, 354, Sp I
Francisco de Asís (santo) 4, 5 1 , Juan: ver Boukyau
197, 253,317 Juan (don): ver Luna
Francisco de Borja (santo) 63 Juan (francés) 252
Francisco Javier (santo) 30, 138, Juan (preste): ver Preste Juan
142, 306 Juan (santo) 280, 286
Franco, Drusiano 276 Juan ('el simple') 4
ÍNDICES 265
Juan Antonio: ver Mauro Margarita de Austria Sp II
Juan de Avila (santo) 295 Mariano 404
Juan Bautista: ver Anzola Marignano, marqués de: ver Me-
Juan Domingo (romano) 181, 361 did
Juan Felipe: ver Vito Marín, Francisco 46, 48, 116, 360
Juan de Mercato: ver Torano Marino, Antonio 46, 49
Juan Tomás: ver Passitano Mario: ver Beringucci
Julio ni 16-17, 130, 133, 153, 239, Marquina, Pedro de 74, Sp II
300-302 Martín: ver Zornoza
Martinengo, Jerónimo 274, 280,
Laínez, Diego 22, 52, 58, 69-70, 286, 290, 302, 305
104, 138, 149, 153-154, Mateo (alemán) 391, 393
180, 185, 240, 2 5 1 , 276, Matías: ver San Casiano
335, 342, 349, 353, 355, Mauro, Juan Antonio di 348, 390,
365, 367, 375, 380, 382, 404
388, 396,400,405-406,411 Médici, Jacobo 70
Lancastre, Alfonso de 410 Médicis, Cosme I de 69-70, 74
Lancilotto 75-76, 8 1 , 252, 262, Mendoza, Cristóbal de 15, 193,
274 246
Landini, Silvestre 31 Mendoza, Juan de 40
Landívar, Miguel ('el navarro') Miguel 155
314 Miguel ('el navarro'): ver Landívar
Lasso, Diego Sp II Miona, Manuel 98
Lázaro 371 Mirón, Diego 270
Lazcano, Sebastián 61-62, 348 Moisés 1
Le Bas (Basius), Jerónimo 309-310 Monte Pulciano: ver Ricci
Loarte, Gaspar 251, 294-296, 304, Montesa, Fernando de 230
323,336, 338, 340,410 Montoya, Luis de 195, 198
Lorenzo (maestro): ver Tristano Morone, Juan Jerónimo 17, 153
Luis: ver Quaresma Mudarra, Francisco 314
Luis, infante de Portugal 382 Muti, Mucio 205-206
Luna, Asdrúbal de (también don
Juan) 348 N. passim: ver Braganza Teutonio
Luna, Pedro de 348 de y Rodríguez Simón
Lunel, Vicente 74 Nadal, Jerónimo 27, 37, 41, 43, 48,
51, 102, 111, 117, 152-154,
'Madama': ver Margarita de Aus- 163, 165, 185, 196, 250,
tria 255-256b, 295, 321, 330,
Madrid, Cristóbal de 27, 58, 185, 334, 374, 382
2 5 0 - 2 5 1 , 352, 374, 382, Nicolás 128-129
386, 396, 400 Núñez, Juan, patriarca de Etiopía
Maffei, Bernardino Sp II 52, 120-122, 168, 170
Maggio, Lorenzo 274, 280, 390 Núñez, Melchor 108, 121
Manareo, Oliverio 117, 125, 361
Marcelo II 17, 94, 130, 296, 302, Octavio (u Octaviano): ver Cesare
330, 336, 338, 365 Ochandiano, Iñigo de 40, 142
Marcos 352, 393 Odolías 1-2
266 RECUERDOS IGNACIANOS

Olave, Martín de 53, 103, 107, Ricasoli, Juan 67, 72


109, 149, 174, 183, 185, Ricci de Monte Pulciano, Juan
297, 329, 350, 382, 385, 246, 281
391, 395, 400, 410, 413 Rión, Antonio 109, 140, 324
Oliverio: ver Manareo Rodríguez (Roiz), Juan 39
Oliverio, Bernardo 31, 34 Rodríguez, Simón 7, 146, 151-152,
Orvieto, Andrés de 140 271,305,374,410, Sp I
Otello, Jerónimo 74, 95 Roiz (Rodríguez), Gaspar 69
Oviedo, Andrés de 52, 123 Romei, Sebastián 216
Roque (santo) 253
Pablo (de Mantua) 361
Pablo (santo) 283 Salas, abad de: ver Jiménez de
Palmio, Benito 49, 95, 103, 262, Miranda
360 Salmerón, Alfonso 23, 138, 185,
Passitano, Juan Tomás 52 226, 374, 384, 396, 405-
Paulo ffl 146, Sp I, n 406, 409, Sp I
Paulo IV 17-18, 93, 182, 244, 325, Salviati, Juan Sp II
346b, Sp II San Casiano, Matías Gerardo de
Pedro (santo) 283 ('el de correos') 240
Pedro Canisio (santo) 131 Sandoval, Juan de 74
Petronio 29, 75-76, 81, 262, 269, Santiago 46
284 Santiago (apóstol) 22
Polanco, Juan Alfonso de 15, 37, Savonarola, Jerónimo 244
46, 58, 63, 73-74, 102-103, Sebastián (santo) 8
109, 111, 116, 126, 149, Silva, Miguel da 41
154-155, 161, 183, 185, Silveira, Gonzalo de 40
193, 199, 209, 212, 234, Silvestre: ver Landini
243-244, 247, 250, 257, Silvestre (pisano) 399
263-264, 2 8 1 , 285, 288, Silvio, Pedro 50
296, 299, 313, 335-337, Simón: ver Rodríguez
340, 346, 3 5 1 , 358, 374, Soldevila, Antonio 46, 50
382, 386, 389-390,400,412
Pole, Reginaldo Sp I, II Tarquinio: ver Raynaldi
Poncio: ver Cogordan Teodorico 390
Potamio, obispo de Braga 60 Teutonio: ver Braganza
Pozzo, Santiago dal 228 Thyraeus, Hermann 85
Preste Juan 117-118, 122, 124, Toledo, Pedro de 74
148, 159 Tomás (romano) 403, 405
Torano, Juan de 240
Quaresma, Luis 286, 389, 393 Torres, Miguel de 7, 27, 73, 108,
147, 269, 271, Sp II
Raynaldi, Tarquinio 67-70, 163 Torres (napolitano) 384
Ribadeneira, Pedro de 11, 31-32, Tristano, Lorenzo (maestro) 106,
34,46,48-49, 52-53,67,71, 134
73, 92, 104, 174, 185, 197, Truchsess von Waldburg, Otón
209, 262, 377, 400 213, 345
ÍNDICES 267

Urí 1 Vitoria, Juan Alfonso de 13-15,


280
Vega, Juan de 74, Sp II
Vicente: ver Fieschetto Wischaven, Cornelio 82-83, 347,
Vicente (de Ravena) 352 363
Villanueva, Francisco de 226 Wolfgango (de Bohemia) 76
Vinghenius, Hermes 412
Viola, Juan Bautista 228-229 Zapata, Francisco 46, 51, 360
Viseu, cardenal de: ver Silva Zarate, Pedro de 322
Vito, Juan Felipe 116, 337, 399 Zornoza, Martín de 163, 327, 352
268 RECUERDOS IGNACIANOS

II. L U G A R E S

África 120 Etiopía 52, 118-119, 159


Alba: ver Alba, Juan de Evora 9, 146-147
Alcalá de Henares 98, 245
Alemania 16-18, 85, 239, 280, Sp Ferrara 233, 290, 403
I,H Flandes 34, 122, 125, 129, 231
Algarbe 98 Florencia 67, 69-70, 72-74, 247,
Alicante 164-165 384
Altieri (plaza de Roma) 55 Francia 117, 125, 130, 139, 163,
Andalucía 48 310, 356
Aragón 142
Augsburgo 153, 213, 406, 409 Galicia 60, 121
Austria 274, 283 Gandía 63
Genova 52, 76, 141, 163-164, 228,
Barcelona 111, 165, 327, 375 235, 264, 296, 323
Bosano 74 Goa 122
Boadilla del Camino: ver Bobadi- Goleta (La) 15, 193
lla, Nicolás Guarda 126
Bohemia 18, 76 Gubbio 117
Bolonia 73, 197, 344
Bonn 85 Holanda 47
Braga 60, 121 Hungría Sp II
Brescia 280
Burgos 73-74, Sp I Illescas 123
India 52, 87, 108, 120, 122, 142,
Castello Branco 117, 126 170, Sp II
Castilla 118, 163, 231, 322, 381 Inglaterra 230, Sp I, II
Cataluña 165, 327 Irlanda Sp I
Coimbra 8, 30, 40, 121-123, 271 Italia 17, 58, 157, 192, 197, 203,
256b, 276, Sp II, III
Dalmacia 245
Dumio 60 Japón 30

Eslavonia 155, Sp II Jerusalén 95, 111, 322


España 8, 67, 163, 196, 203, 223,
2 3 0 - 2 3 1 , 254, 256, 295, Lerici 164
321-322, 380, 382, Sp I, II Lisboa 120, Sp I; San Roque 45,
Espira Sp I 253; San Antonio 142
Liubliana (Laybach) Sp II
ÍNDICES 269

Loreto 117, 124-125, 128, 220, 30-31, 34-35, 39-40, 48-53,


235, 296-297, 336, 340 56-58, 62, 65, 68-70, 73-76,
Lovaina 83 83, 87, 90, 93-95, 98, 106,
108-110, 112, 115-116,
Madrid 8,40 118-119, 123, 126, 130,
Manresa 97, 111, 137 135, 139, 141-142, 146-147,
Mantua 361 149, 151-152, 157, 161,
Marsella 163-165 163-164, 170, 174, 176,
Medina del Campo 276 178, 182, 184-186, 188-189,
Módena 233, 276 193-194, 196-198, 204, 206,
Monomotapa 40 216, 223, 237, 237b, 246-
247, 253, 256-257, 262,
Ñapóles 40, 50, 67, 157, 369, 384, 266, 269-270, 276-277,
406 280-281, 283, 295-296, 298,
Navarra 376 309-310, 314, 322, 340,
343, 346, 349, 352, 382, Sp
Ochandiano 40, 142 I; Banchi 51; San Pablo ex-
Oporto 121 tra muros 209; Torre Roja
Orvieto 140 256b; San Juan y San Pablo
280, 286
Padua 72-73, 90, 180, 367 Ruán 375
Palermo 246
París 8, 49, 130, 139, 145-146,
149, 152, 173, 225, 306, Salamanca 121
356, 375-376, Sp III; Sor- Salas 275
bona 173; Santiago 305; Santiago de Compostela 121
Sena 305 Scala Santa 339
Parma 240 Sestri 164
Perusa 384 Sicilia 17, 67, 71, 95, 212, 266b
Pesaro 29, 75, 274, 284 Siena 44, 65, 253
Pisa 399
Pistoya 73 Tetuán 120
Polonia 228-229, 409 Tívoli 71, 387, 399
Portovénere 164 Toledo 51, 59, 123, 276
Portugal 7-8, 30, 34, 40, 52, 65, Tournai 412
69, 76, 87, 98, 108, 110, Trento Sp II
118-120, 148-149, 163, 188, Trieste Sp II
197-198, 269-271, 291, 308,
313, 354, 370, 381-382, Valencia 8, 142
410, Sp I, II Venecia 8, 90, 117, 398, Sp II
Praga 76 Viena 277, 283
Viseu 41
Ravena 352 Viterbo 296, 338
Roma 7-9, 10-11, 15-19, 23, 27, Vizcaya 62
270 RECUERDOS IGNACIANOS

III. MATERIAS

Abad 121, 274-275, 280, 286, 290, 236, 237b, 281b, 285, 332,
302,305 348, 402
Abadía 93, 121 Analfabeto 62, 341
Abnegación: ver Mortificación Animales: Caballo 52. Ver 341;
Abstinencia 140, 212, 267, 305- Muía 53-54, 406; Pulga 87;
306, 357 Gallina 93; Gato 101; Aves
Aceite 63, 83, 106, 296 de pluma 186; Cabrito 186;
Administrador 193, 248, 253 Carnero 186; Novilla 186;
Admisión en SJ. 51, 62, 121-122, Pollo 186-187; Cazón 188;
157-158, 2 3 3 , 245, 265, Lamprea 193; Sardina 193;
273; ver Readmisión Pavo 206; Ciervo 246; Ra-
Admonitor 125, 134, 159; ver Co- posa 358; Víbora 391
rrector Antiguos en SJ. 20, 22, 40, 46-47,
Afabilidad 88-89, 104 93, 100, 191, 256b, 259,
Aislamiento 29, 75, 84-85, 197, 271, 305, 330, 333, 370
305, 311; ver Reclusión Aptitud 62, 112, 117, 120, 128,
Ajenos a la casa 16, 40, 92, 158, 158, 199, 2 3 3 , 264-265,
174 (15),185, 190, 202, 204, 285, 330,411
2 1 1 , 222, 248-249, 259, Ardor y moderación 152
261,266, 303,310 Arrepentidas 20
Alabanza divina 207 Asistente (en SJ.) 49, 125
Alegría 25, 60, 87-88, 109, 119, Asunto de París 130-133, 139,
158, 170, 180, 182, 189, 145-146, 149,152, 225, Sp
193, 296, 346b III; ver Decreto
Alemanes: ver Colegio germánico Autentificación 168, 170
Alma 25, 50, 70, 89, 96,110-111, Autobiografía de S.Ignacio 110-
113, 150, 152, 178, 180- 111, 137,200, 375
181, 199, 207, 226, 270, Autoridad 153, 199, 250, 382
309, 328, 342, Sp I Avaricia 193, 399
Almas 60, 73, 137, 239, 276, 368, Ave María 174, 179
382, Sp I, II Ayuda a los prójimos 158, 368,
Amigos de la S J . 51, 57, 61, 93- 382
94, 185, 197, 204,211,232, Ayuno 36, 54, 95, 109, 210, 212,
261, 339, 387, Sp I 252, 305, 307, 327, 347
Amonestación 181, 199
Amor 86-87, 89, 104-106, 109, Bandolero 165, 197
113, 128, 150, 160, 205, Baño 296, 338
ÍNDICES 271

Barba 352 Celo 152, 162, 221, 271, 276, 322,


Barbero 352, 356 375-376, Sp II; ver Diligen-
Bendición de la mesa 183-184 cia
Beneficio 80, 314, 407-408 Cena 55, 90, 169, 186, 345
Benevolencia 91-95, 143, 225, Ceremonia 155, 257, 309
249, 355, 358 Cielo 179
Bonete 250-251 Circunspección 15, 202-203, 236b
Botica 286, 394 Clavicordio 178
Breviario 110, 179 Clérigo de Cámara 280, 302
Bula 139, 287 Coadjutor temporal (en SJ.) 106,
158, 236, 276, 303, 327,
Caballeriza 341 332, 337, 341, 378, 386,
Calumnia 206, 322 388-389, 402; Hermano,
Candor: ver Sencillez denominación a evitar 142;
Canto 174 (6, 12), 177-178, 325, ver Laico
373; ver Coro Cocina 40, 174 (5), 384
Capilla: Cocinero 106, 186, 189, 243, 324,
de la casa 93, 117, 128, 179, 194; 384
de S. Ignacio 175, 179, 285; ver Colegio 87, 93, 131, 138, 157,
Oratorio 206, 239, Sp I; de Amelia
Cárcel 234; ver Reclusión 76; de Coimbra 8, 30, 40,
Cardenal 15, 17, 20, 41, 48, 67-68, 122, 271; de Evora 9, 146-
71-72, 149, 153, 193, 204, 147; de Florencia 69; de
213, 228-232, 239, 246, Genova 52, 76, 141, 228,
265, 269,281-282, 287, 302, 235, 296, 323; Germánico
325, 338, 343, 345, 346b, 16-19, 76, 84-85, 176, 178,
363, 382, Sp I, II; ver Pro- 185, 212-213, 238-239, 246,
tector, Ravena 2 5 0 - 2 5 1 , 2 7 3 , 277, 2 9 1 ,
Careo 359 345-346, 347, 363, 399, 407
Carestía 144, 247 (?);de Lisboa (S. Antonio)
Carnaval 219 142; de Loreto 117, 124-
Carta: 7, 108, 118, 132-133, 145- 125; de Medina del Campo
146, 149, 170, 2 3 0 - 2 3 1 , 276; de Módena 276; de
247, 269, 2 7 1 , 353, 380, Ñapóles 50, 384, 406; de
382, 400 Sp I; edificante 87; Padua 72-73, 90; de Paler-
reservada 132, 145-146 mo 246; de París (Sorbona)
Casa (profesa) 9, 12, 16, 19, 21, 173; de Praga 76; Romano
23, 53-54, 57, 66, 106, 142, 49-50, 53-55, 64, 130, 133,
144, 161, 202, 204, 212, 135, 142-144, 172, 176,
216-217, 232, 246-247, 263, 185, 212, 230, 232, 234,
399, 402, 412-413 y passim 246, 273, 276, 290, 319,
Cascabel 291 348, 350-351, 390, 399,
Castaña 189 405, 407 (?), 412; de Tívoli
Castidad 56-60, Sp II 399; de Valencia 142; de
Catecúmeno 20 Venecia 90, 117, 398
Catequesis 13, 82 Columna de la flagelación 322
272 RECUERDOS IGNACIANOS

Columna de la S J . 330 366, 368, 380-384, 397,


Comensal 185, 190, 374 402-404,411
Comida: ver Mesa Contemplación 121, 197
Comisario (en SJ.) 170 Conversación 153, 192, 199, 202-
Comunicación con Dios 16, 175- 204, 221-222, 227, 238,
184 250-251, 256b, 280, 289,
Condescendencia 132, 332 297, 362, 379
Confesión 59, 64, 73, 124, 166, Convictores 13, 213
240, 284-285, 294, 308, Coro 137, 325
315, 328, 338, 345, 350, Corrector 24-25, 82, 113, 134, 159,
397, 411; por S. Ignacio de 235, 243, 359, 413; ver Ad­
sus culpas 78-79, 111; ge­ monitor
neral 81, 198, 262; de en­ Corte romana 94, 280, 343, 346b
fermos 224, 278, 293; de Cortesía de S. Ignacio 290
reyes o príncipes 308, Sp II; Costumbre 30, 118, 144, 155, 194,
secreto de 396, 403 201, 216, 251, 316; en la
Confesor 83, 120, 160, 224, 328- mesa 27, 187, 189-190
329, 347, 363; de S. Ignacio Crucifijo 106, 116(8)
98, 162, 166-167, 221, 245, Cuaderno 12, 31-32, 87, 265-266,
266 336
Confianza en Dios 234, 247, 263 Cuaresma 212, 236, 237, 252, 258,
Confirmación de la S J . 287 267
Congregación (en S J.) 40, 58, 274 Cuenta de conciencia 111
Conmoción de S. Ignacio 93 Cuerpo de la S J. 3, 277, 348
Conocimiento de los hombres 199, Cuerpo místico 3
362 Culpa 95, 140, 152-153, 217-218,
Consejo 159, 312 249, 283, 291, 328; ver Re­
Consideración de las cosas 26, prensión
202, 245b, 282b, 288-289, Curia romana: ver Corte
379
Consistorio 230, Sp II Declamación 295; ver Predicación
Consolación 25, 53, 96, 110-111, Decretista 204
140, 183, 220, 295-296, Decreto del concilio de Toledo 60
349; ver Devoción Decreto de la facultad de teología
Constancia 16, 20, 201, 213, 258, de París: ver Asunto
282b, 286, 341-342, 363- Defectos ajenos 91-93, 249, 358-
364,411 359
Constituciones de la S J . 98, 155- Defectos y virtud 152-153
156, 159, 161, 226, 272 Delicadeza 88, 103
Consulta 67, 70, 77, 89, 117, 127- Demonio 43, 96, 128, 139, 197,
129, 134, 142, 153, 155, 283, 309, 344, Sp I; ver En­
163, 169, 185, 224, 232- demoniado
233, 237, 239, 249, 2 5 1 , Denominaciones (en S J . ) 142,
262, 267, 278, 282b-283, 372, 400. Ver 107, 203
285, 297, 309-310, 317, Depresión 136, 182
3 3 1 , 333-335, 360, 363, Descanso de S. Ignacio 152
ÍNDICES 273

Despensero 310 Elección: de P. General de la S.J.


Devoción 97, 106, 136, 171, 175- 209, 330, 400; para el pala-
176, 179-180, 184, 208, cio apostólico 316, 330-331,
219, 237, 300, 322, Sp II 333; en los Ejercicios Espi-
Dieta («Reichstag») 153 rituales 387; ver Discerni-
Dignidades eclesiásticas 118, 120, miento
123, 161, 239, Sp II; ver Emulación 101, 370
Obispo Enchiridion militis christiani 98,
Diligencia 18-19, 67, 145-148 245
Directorio de los Ejercicios 313 Endemoniado 180
Discernimiento 264, 338, 380-381, Enfermedad 31, 35-37, 214, 292,
402 296, 300, 305, 333, 336,
Disciplina como penitencia im- 338, 382; de S. Ignacio 35,
puesta 59, 114, 211, 221, 111, 131, 145, 178, 183,
248, 337, 351; como peni- 186-187, 194, 196, 212,
tencia solicitada 95, 219 252, 285, 378; ver Salud
Discreción: ver Prudencia Enfermería 143, 161, 234, 247,
Disculpar a otro 92-93; ver Bene- 263, 394
volencia, Defectos ajenos Enfermero 31, 35, 57-58, 143
Disolución de la S J . 182
Enfermo, enfermar 30-33, 37-38,
Doctor 7, 27, 35, 37, 57, 63, 73-74,
39, 57-58, 109, 135, 137,
107-108, 115, 147, 149,
143-144, 161, 174, 183,
173-174, 183, 222, 269,
187, 214-215, 224, 234,
271, 295-296, 339
247-248, 252, 267, 278,
Dominio de las pasiones 26-27,
293, 301, 338-340; ver Sa-
189, 199, 207
lud, Médico
Dotación de los colegios 130, 133,
239 Ensalada 83, 186-187
Dulzura 46, 86, 89, 104-105, 181, Episcopado 123, 131, 147, 168,
212, 215, 250, 260, 263, 239, Sp II; ver Dignidades
269, 276, 330, 357 Ermitaño 155
Escándalo 107, 115, 162, 216, 220,
Edificación (ejemplaridad) 30, 50, 256b, 261, 267, 397, Sp II;
57, 106, 120-122, 134, 145, ver Edificación
157, 162, 172, 216, 220, Escribir (quejas, faltas, senten-
222, 236, 2 6 1 , 266-267, cias...) 212, 214, 215, 266,
303, 310, 337, 370, 388, 293, 297, 309, 312, 332,
413; ver Escándalo 345, 358-360, 366, 368,
Ejercicio corporal 109, 245b, 306 380,395
Ejercicios Espirituales 48, 81, 92, Escritura (Sagrada) 1, 13-14, 110,
127,138,223,235,274,286, 341
302,305-307,309,311,321- Escrúpulo 135, 272, 276, 294-295,
322, 332, 3 4 1 , 360, 387; 305, 356
modo de darlos 226, 254, Escudilla 63
262, 280, 311-313; impug- Español: nacionalidad 39, 49, 144,
nados en España 321-322 180; idioma, título 322
274 RECUERDOS IGNACJANOS

Espíritu malo: ver Demonio Gobierno de la S J . 5-6, 89,185,


Espíritu Santo y gobierno 272, 192, 260, 269-270, 272
SpII Gracia connatural 207
Espontaneidad 257 Gracia de estado 271
Estaciones penitenciales 116, 216- Gramática 63, 82, 114, 144
217, 236, 237-237b, 245b, Gratitud 57, 216, Sp I
295, 339, Sp II Gravedad 89, 401
Estómago 189, 194, 285 Guerra 163, 202
Estudios 262, 276, 332, 341, 412
Exactitud de S. Ignacio 145-148 Habilidad 24-25, 46, 50, 61, 78-79,
Exageración 162, 220, 291, 298, 86, 102-103, 107, 136, 161,
357 199, 230-231, 239, 261b,
Examen: de un predicador 13-15, 281-281b, 291
193; de conciencia 24, 113; Habitaciones 161, 174 (13), 206,
de primera probación 208; 220, 241, 279, 292; de S.
después de las pruebas 256; Ignacio 163, 179, 185, 251,
antes de los estudios 390 327, 378
Expresión del rostro de S.Ignacio Hábito religioso 70, 87, 136, 142,
54, 93, 175, 179, 196, 251, 148, 155, 174, 176; ver 155;
361-362 de S. Ignacio 6, 237b; de los
Expulsión de la S J . 45-51, 56, 58, novicios 38-40, 51; de los
61-62, 90, 115-116, 127- estudiantes 72; de los coad­
128, 157, 220, 248, 265, jutores 303, 389
277, 283, 295, 348, 351- Hereje 30, 153, 353
352, 360, 384, 386, 395- Higo 75, 258
396, 398, 403-405 Hijuela: ver Carta reservada
Extranjeros 109, 135 Hipocresía 23, 374
Homicida 156, 197
Falta 91, 114, 152-153, 358-359, Hospital 31, 50, 144, 309, 384
396, 413 Huerta 110-111, 181, 247, 298,
Fama de santidad 118, 126, 197. 303, 373, 378
Ver 344 Humildad 63, 106, 153, 310, 327,
Familiaridad con Dios 152, 175; 368, 382, Sp II
ver Devoción, Oración, Re­ Humor 192-193, 218, 296, 302,
curso 327
Familiaridad con nadie 89
Fiebre 248 Iglesia 30, 239, 310, 321-322, 333,
Filosofía 49, 262, 398 365; ver Reforma
Finca 87, 130, 134-135, 152, 171- Iglesia de la SJ. en Roma 95, 181,
174, 176, 234, 238, 247 247,303, 318
Fraile 253, 370, 373 Iglesia romana 118, 251; ver Re­
Fruto más universal 276, Sp II forma
Iglesias (siete) 209, 216, 237
General de la S J . 159, 170, 226, Ilusión 196-197, 256, 283, 309-
269-272, 274, 400; ver 310, 344; ver Demonio
Elección Ilustración espiritual 137, 282b
ÍNDICES 275
Imitación 4, 98, 101,370 Libertad: de devoción 171; de los
Imitación de Cristo 97-98, 226 novicios 257; de los inferio-
Impedimento de admisión 155-156 res 269-272, 357; de espíri-
Inclinaciones 103, 114-117, 193, tu 411
199, 263, 271-272, 337; ver Libro 62, 98, 146-147, 149, 244-
Indiferencia 245, 321-322, 370
Indiferencia 114-117, 120, 125, Licencia: ver Permiso
256, 295, 308, 337; Ver In- Limosna: 16-17, 124, 128, 232,
clinaciones 319-320, 399; pedir limosna
Indulgencia plenaria 237, 295 39, 43-45, 78, 80, 216, 253
Inquisición 314, 354, 368, 380-
382,391 Llaga 197, 344
Instituto de la S.J. 149, 326, 382,
SpIII Maestro de novicios 82-83, 127,
Instrucción: ver Regla 347, 412
Interpretación de la proposición Manera de actuar y hablar 5, 28,
ajena 92 42-43, 98, 102-103, 107,
Invitación 27, 185, 190,211 113, 161-163, 171, 199,
Invitado 190, 193, 197, 211, 246, 204, 227, 229, 234, 249,
290, 309, 410 260, 263, 269, 272, 281b,
Italiano (idioma) 144, 251, 294, 282b, 288-289, 291, 295,
347, 363 300, 357, 362, 379, Sp I, II
Manera natural de ser 114-115,
Juego 101, 173-174
257
Juicio propio 46, 48, 115-116, 158
Mantas a vender para los enfermos
Juicio sobre otros 298-299, 350-
31, 33
351
Mareo 165
Jurar 246
Mazapán 246
Lágrima 111, 183, 295, 301, 327, Médico 31, 35, 135, 143-144, 179,
348 182-183, 189, 212, 267,
Laico 142, 303, 389, 402; ver Co- 296, 338; ver Enfermo
adjutor Meditación 256, 306, 311
Latín 81, 106, 233, 262, 276, 283, Melancolía: ver Depresión
321-322 Memoria 63, 69,291; de S. Ignacio
Lavandero 242, 276 99-100, 168-169, 258, 392;
Lectura 97-98, 226, 244-245, 370; ver Olvido
en el refectorio 23, 201; de Memorial 9-10, 12, 256b, 265
la Biblia 110; ver Enchiri- Mesa: pequeña 109, 140, 217, 242,
dion, Imitación de Cristo 250-251, 291, 328; de S.
Legado pontificio 153, 333, 406; Ignacio 110, 139, 169, 185-
ver Nuncio 192, 374; segundo turno
Letanías 316 201
«Letra comenzada» 337 Ministro (en S.J.) 9, 37, 48, 50, 82-
Ley: ver Regla 83, 134-135, 143, 155,161,
Liberalidad en penitencias 37, 219 216-218, 241-243, 251, 272,
276 RECUERDOS IGNACIANOS

278-279, 295, 310, 323, Obediencia 3, 7, 30, 43, 46-55, 62,


389, 405 85, 109, 115-117, 120, 154,
Miopía de Goncalves da Cámara 158, 174, 249, 263, 272,
55,251 283, 285, 292, 295, 309-
Mirada de S. Ignacio 180, 183, 310, 337, 377-378, 391-392,
361-362 Sp 1,11; de S.Ignacio al mé­
Misa 95, 109-110, 117, 121, 275, dico 3 1 , 35, 183; al papa
297, 366, Sp I; de S.Ignacio 228-229, 321, 330, 333-335
179,183, 194 Obispo, obispado 60, 73, 119, 123,
Modestia 21-23, 140-141, 176, 147-148, 159, 161, 168,
180-181,191-192, 283, 361, 170, 239, Sp II; ver Digni­
374; ver Regla dades, Patriarca.
Moneda 221; julio 128; escudo Objetividad 99-100, 227-229
223, 232, 247, 263, 299, Obligación 265, 269, 275, 302
399; ducado 230, 314, 352, Oficio divino 177, 179, 327, 337
Sp II; cruzado 17, 221, 280, Oficios humildes 63, 310, 324
352; dublé 356; liard 356; Ojos: ver Mirada
real 356 Olvido 168, 279, 291, 400; ver
Mortificación 83, 106, 109-110, Memoria
115, 117, 189, 193, 195- Oración 113, 117, 121, 128, 160,
196, 221, 256, 292, 295-296 162-163, 171, 175-179,
Murmuración 89, 91, 93-95, 249, 182-184, 195-196, 200, 210,
250-251, 351, 355, 358-359, 254, 256, 282b, 283, 295,
369 300-301, 305, 316, 326-327,
Música 177-178, 325; ver Canto, 332, 338, 364, 380, Sp II;
Coro ver Comunicación, Con­
templación, Devoción.
Narración 99, 111, 229 Oratorio de S. Ignacio 106; ver
Naturalización 130 Capilla
Negligencia 189, 279, 293, 308, Orden religiosa 1-2, 155, 317, 370,
357 387
Nombres: ver Denominaciones
Norma: ver Regla Paciencia 196, 202, 206, 285
Noticia 87, 93 Padre (o Paternidad), denomina­
Noviciado 256b ción a evitar 142, 372, 400
a
Novicio (de 1- o 2 probación) 25, Papa y S.J. 16-18, 30, 71, 93-95,
38-40, 43-45, 46-47, 49, 67, 123, 130, 133, 146, 168,
72, 83, 101, 140-141, 144, 182, 204, 228-230, 232,
212, 215, 235, 244, 251, 239, 2 8 3 , 287, 300-302,
253-255, 256b-257, 259- 316, 3 2 1 , 325-327, 330,
260, 263, 2 7 1 , 288, 290, 333-336, 338, 346b, 365,
295, 357, 412, Sp II; maes­ 377, Sp I, II
tro de 82-83, 127, 347, 412; Parientes que inquietan: a los no­
ver Hábito, Probación vicios 44-45, 64-72, 80. Ver
Número de jesuitas 87 297; a Polanco 73-74
Nuncio 280, 333, Sp I; ver Legado Paseo 109, 245b; ver Ejercicio
ÍNDICES 277

Pasión 26-27, 195, 207, 306, 358, Portero 142, 224, 278-279
385 Pozo 174 (14)
Patriarca 52, 118-120, 122, 159, Precipitación 245b, 288-289, 291,
168, 170; ver Dignidades, 294
Obispo Predestinación 322
Paz 121, 146, 149, 157, 180, 261- Predicación 13-15, 51, 73, 95, 98,
261b, 394,402, Sp I 103, 176, 193, 218, 259,
Pecado 78-79, 95, 115, 116 (3,6), 262, 275-276, 295, 303, Sp
166, 277, 305, 350, 396- II
397, Sp I Préstamo 246
Pedagogía 101 ss.; ver Habilidad Príncipe 131-132, 230-231, 308,
Penitencia 37,50,52,54-55,58-59, SpI
82, 95, 106, 109, 113, 114, Probación: primera 29, 47, 75, 84-
136,140-141,160,174,185, 85, 144, 161,208,245,290;
189,211-212,216-218,221, segunda (noviciado) 255,
241-242, 248, 250-251, 256, 256b-260; ver Novicio; ter­
261,265-267,285,291,295, cera 73; diversas 253, 256,
315,328,337,351,361,363, 310
385,391,398,400,413 Procurador: ver Administrador
Pensionistas: ver Convictores Profecía 310
Peregrinación 126, 137, 197, 296, Profesión de los primeros jesuítas
336-339; como penitencia 209-210
58, 61, 95, 384, 398 Profeso 35, 159, 283, 297, Sp II
Perfección 1, 9 1 , 106, 112, 115, Protector: de una obra 20; de la
155, 158, 197, 295, 311, S.J. 20, 232, 281-282, Sp II;
350, 370 de un Reino 228
Permiso 109, 116 (10), 130, 174 Provincial 9, 270-272
(1,2,3,5,15), 202-203, 206, Prudencia 110, 137, 158, 187, 192,
211, 221, 245b, 246, 252, 199, 221, 234, 245b
263, 272, 285, 296, 338, Pruebas de Loarte 294-296
371,400 Pureza: ver Castidad
Persecución y oposición 131-132,
205-206, 2 2 5 , 240, 266, Razón 99, 162, 236b, 245b, 276,
287, 314, 321-322, 380-381; 281b, 283, 285, 288, 300,
ver Asunto de París 385
Perseverancia: ver Constancia Readmisión 90, 383, 402
Pescado 188, 193, 212 Reclusión 62, 410
Platos a vender para los enfermos Recogimiento 120, 128, 176, 183-
31-32 184, 302
Pleito 205-206 Rector 8, 125, 174 (1,10), 216,
Pobreza 90, 116 (11), 134-135, 251,271,310
137-138, 172, 192, 232, Recurso a Dios 162-163, 234, 258,
246-247,253, 319-320, 356, 282b, 364
395, 399, 406-408, Sp II Rechazo de peticiones 41-42, 236-
Portería 66, 161, 176, 179, 224, 236b, 275-276, 281-281b
293, Redención de cautivos 120
278 RECUERDOS IGNACIANOS

Refectorio 15, 23, 50, 95, 140, Rigor 46-59, 86, 93, 102, 104-106,
193, 205-206, 217-218, 279, 181, 246b, 250-251, 295,
304; ver Tinelo 305, 361-362, 400
Reflexión 201, 227, 288-289 Risa 24-26, 251,349
Reforma de la Iglesia 94-95, 296, Rito: ver Ceremonia, Costumbre
330, 333, 343, 346b, 365
Regalo 75, 246, 258 Sacerdote 50, 83, 115, 122, 129,
Reglas: de la modestia 21-23; del 141-142, 194, 197, 220,
ministro 37, 218, 241; de la 224, 233, 235, 243, 277,
obediencia 116; de la finca 295, 310, 316, 386
174; de las estaciones 216; Sacristán 278, 328
245b; de los Ejercicios 226; Salteador: ver Bandolero
de los paseos 245b; de co- Salud 30-31, 35, 39, 57, 84, 88,
mer en el Colegio 246; del 107, 131, 135, 145, 178,
idioma italiano 2 5 1 , 347, 189, 212, 252, 296, 336,
363; de confesión de enfer- 338; ver Enfermedad
mos 278, 293; de la huerta Santidad de S. Ignacio 3, 8, 150,
303; de los Hermanos Coad- 162
jutores 341, 389; de los ale- Secretario: de Goncalves da Cá-
manes 347; de la mirada 361 mara 39, 69, 157, 256b; de
Reglas generales a evitar 45, 271- S.Ignacio73, 116, 126, 147;
272, 357 de la Congregación General
Religiosos: franciscanos 51, 197, 274
253, 317; agustinos 198; Secreto 240, 360, 396-397, 403,
teatinos 206, 291; domini- 405
cos 287; jesuatos Sp III; Sede Apostólica 322, Sp I, II
Orden de Cristo Sp III Sede vacante 318
Remitirse a 237, 269, 272, 281b, Seducción persuasiva 27-28
282b, 317, 357, 380, 386 Semana Santa 329
Renta 9 3 , 137, 2 1 3 , 230, 232, Sencillez 158, 162, 218, 221, 266,
256b, 280 327, 349, 378
Reprensión 95, 102, 104, 106, 109, Sentencia 266, 283, 297, 309-310,
140-141, 196, 199, 204, 317
211-212,217, 235,242-243, Señoría 73
248, 250-251, 256b, 279, Severidad: ver Rigor
288, 291, 294-295, 327-328, Signatura Apostólica Sp II
337, 362, 373,377-378, 391 Silencio 413
Reputación de los inferiores 249, Simplicidad: ver Sencillez
358-359, 405; ver Benevo- Síndico: ver Admonitor, Corrector
lencia, Defectos ajenos Solana 205, 247
Reserva de S. Ignacio 89 Sonrisa: ver Risa
Resignación 115, 332; ver Indife- Sospecha 58, 299, 351,403
rencia Suavidad: ver Dulzura
Responsable 174 (10,11,12,16) Subdito 102-103, 114-115, 171,
Reverencia a los superiores 251, 180, 251, 269-270, 377. Ver
377 116
ÍNDICES 279

Sumisión 35, 48, 221, 265 Unión mutua 261b


Superintendente (en S.J.) 53, 174, Universidad 131, 145, 149
217, 329
Superior 9, 35, 37, 62-63, 89, 115- Vanagloria 111
116, 137, 139, 151, 159, Vestido: ver Hábito
165, 174 (16), 176, 180, Viajes a/de Roma de Goncalves
216-218, 249, 251, 269-272, da Cámara 7, 40, 58, 163-
276, 283, 309, 341, 372, 165
377, 396 Vicario General (en S.J.) 37, 256b,
330
Teatino (cardenal) 93, 325, 346b Viceministro (en S.J.) 143, 218,
Teatinos 206, 291 251, 296, 323
Témporas 54, 109 Vicio 59, 111,249, 358
Tentación contra la vocación 43, Vinagre 83, 296
46-47, 62, 78, 80, 128, 140- Viña: ver Finca
141, 150-151, 221-222, 235, Virtud 95, 98, 101, 106, 115, 120,
254, 285, 297, 304, 317, 150, 152-153, 157-158, 162,
332, 341-342, 348, 360, 370 178, 185, 189, 192, 196-
Teología 50, 72, 149, 262, 295 197, 207, 218, 232, 263,
Testimonio 131, 230-231, 256, 384 294, 310
Tinelo 219 Vocación a la S.J. 62, 84, 120-121,
Torre Roja 256b 158, 2 2 1 , 276, 341, 368,
Trato acomodado a la persona 5, 370, 382, Sp II
102-103, 107, 113, 227, Votación 330
260, 269, 357 Voto 36, 150-151, 160, 255, 268,
Travesura 56 274, 348, 371, 386, 412; de
devoción 128-129; renova-
Uniformidad 315 ción de 151, 160; en nom-
Unión con Dios: ver Comunica- bramiento episcopal 159,
ción 170
Tf™ a historiografía ignaciana tiene
contraída u n a gran d e u d a con
el jesuíta portugués Luis G o n -
j calves da C á m a r a . A su p l u m a
i«i iiir debemos, ante t o d o , la llamada
Autobiografía de San Ignacio, el d o c u m e n t o
biográfico-espiritual más i m p o r t a n t e y más
ampliamente difundido sobre el santo fun-
d a d o r de la C o m p a ñ í a de Jesús. A su p l u m a
debemos, igualmente, el texto que aquí pre-
sentamos, el llamado Memorial, que si no tie-
ne la importancia ni ha alcanzado la difusión
de la Autobiografía, resulta también impres-
cindible p a r a un a d e c u a d o y completo c o n o -
cimiento de la personalidad espiritual y hu-
m a n a de Ignacio de Loyola. Las característi-
cas de esta edición del Memorial la sitúan a
mitad de camino entre la edición crítica de
M H S I , reeditada en 1943 p o r los PP. Dioni-
sio Fernández Zapico y C á n d i d o Dalmases y
la, excesivamente esquemática, publicada en
Madrid, p o r el P. Agustín Macía en 1921.
C o n ello se pretende satisfacer t a n t o a los
que buscan un conocimiento relativamente
técnico del Memorial, c o m o a los que p o n e n
su p u n t o de gravedad en la lectura. A los pri-
meros van especialmente orientadas la pre-
sentación, las notas a pie de página y los índi-
ces; a los segundos el m é t o d o que se ha segui-
do en la presentación del texto.

colección

MANRESA

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